Los Compañeros (Sahaba) del Profeta Muhammad (sa)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

Los Compañeros (Sahaba) del Profeta Muhammad (sa)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Después de recitar el Tashahhud, Ta’wwuz y Surah Al-Fatihah, Hazrat Jalifatul Masih V (aba) declaró:

Había un Compañero del Santo Profeta (sa), cuyo nombre era Hazrat Jalaad Bin Rafe Zurqi. Pertenecía a los Ansaar [habitantes de Medina] y se contaba entre los afortunados, que participaron en las Batallas de Badr y Uhud. Al-lah el Todopoderoso le concedió muchos hijos.

Se menciona una narración que Muaz bin Rafa’ah relata de su padre:

“Acompañé al Santo Profeta (sa), mientras cabalgaba junto con Hazrat Bin Rafe sobre un camello muy frágil y débil, y nos dirigíamos hacia Badr cuando llegamos a un lugar llamado Barid, que viene después de Rauhah. En ese lugar, nuestro camello no pudo más y se sentó. En esta situación yo oré: ‘¡Oh Al-lah, te hacemos el voto de que si nos ayudas a regresar a Medina, sacrificaremos este camello!’ Estábamos en ese estado cuando el Santo Profeta (sa) pasó cerca de nosotros y nos preguntó qué había ocurrido con nosotros dos. Le narramos todo el incidente. Entonces el Santo Profeta (sa) permaneció con nosotros. Realizó la ablución y luego mezcló su saliva con el agua restante. Luego, según su orden, abrimos la boca del camello. Vertió un poco de esa agua en la boca del camello y algo sobre su cuello, sus hombros, su joroba, su espalda y su cola. Entonces el Santo Profeta (sa) suplicó: ‘¡Oh Al-lah, haz posible que Rafe y Jalad puedan montar en él y llegar a su destino!’ Entonces el Santo Profeta (sa) se fue y nosotros también nos levantamos para partir. Nos volvimos a encontrar con el Santo Profeta (sa) en Mansaf, y nuestro camello estaba a la vanguardia de la caravana. Cuando el Mensajero de Al-lah (sa) nos vio, sonrió [debido a la oración del Santo Profeta (sa), la debilidad del camello había desaparecido por completo]. Continuamos viajando hasta llegar a Badr. Al regresar de Badr, cuando llegamos a Musala, el camello volvió a sentarse, y mi hermano lo sacrificó y distribuyó su carne, que dimos como sadqah [caridad]”.

Hicieron una promesa de que una vez que llegaran a cierto lugar, lo sacrificarán. De esta forma, actuaron según su promesa.

Se menciona a un Compañero [en la literatura], cuyo nombre era Hariza Bin Suraqah. Falleció en el 2 de Hillri en la Batalla de Badr. Su madre, Rubai’ah Bint Nazr era la tía paterna de Hazrat Anas Bin Malik. Aceptó el islam antes de la migración junto con su madre, mientras que su padre ya había fallecido. El Santo Profeta (sa) formó un pacto de hermandad entre él y Hazrat Saib Bin Usman Bin Maz’un. Ese pacto era un convenio entre los dos hermanos, que él hizo.

Abu Na’im relata que Hazrat Hariza Bin Suraqah solía tratar a su madre con gran amabilidad, tanto que el Santo Profeta (sa) dijo que, cuando entré en el Paraíso, vi a Hariza. Habban Bin Ariqah lo martirizó en el día de la Batalla de Badr. Disparó una flecha hacia él mientras estaba bebiendo agua de un estanque. La flecha le alcanzó en su cuello por lo que fue martirizado. Hazrat Anas (ra) relata que el Santo Profeta (sa) estaba caminando cuando el joven Ansari vino frente a él. El Profeta (sa) le preguntó: “¡Oh Hariza!, ¿en qué estado amaneciste?” Respondió: “Comencé la mañana teniendo completa fe en Al-lah el Todopoderoso.”

El Santo Profeta (sa) dijo: “reflexiona cuidadosamente sobre lo que dices, ya que hay una realidad para cada palabra que se pronuncia.” Ese joven respondió: “¡Oh, Profeta de Al-lah (sa)! Mi corazón se ha vuelto reacio al mundo. Me quedo despierto toda la noche y me quedo sediento durante el día [en otras palabras, oro y guardo los ayunos] y parece que puedo observar el trono de mi Glorioso y Majestuoso Señor con mis ojos físicos. Puedo ver a los habitantes del paraíso, saludándose y puedo ver a los presos del infierno, causando estragos en él”. El Santo Profeta (sa) dijo: “Debes permanecer firme en esta [creencia]. Tu eres una persona, cuyo corazón Al-lah ha iluminado con fe.” Sobre esto, dijo, “¡Oh Profeta de Al-lah! Reza por mí para que sea martirizado.” Por lo tanto, el Santo Profeta (sa) oró por él y en el día de la Batalla de Badr, cuando los jinetes fueron llamados, él [Hariza], que Al-lah esté satisfecho con él, fue el primero en salir y también fue el primero en ser martirizado. Se narra que él fue el primer Ansari en ser martirizado en la batalla de Badr. Cuando la madre de Hariza, Hazrat Rubai’ah, recibió la noticia de su martirio, fue hacia el Santo Profeta (sa) y le dijo: “¿Es usted consciente de lo mucho que yo amaba a Hariza? Solía servirme grandemente. Si él está entre los habitantes del paraíso, lo soportaré con paciencia. Sin embargo, si este no es el caso, solo Dios sabe mejor lo que me sucederá.” El Santo Profeta (sa) dijo: “¡Oh madre de Hariza! No hay solo un paraíso más bien, hay varios paraísos y Hariza está en el paraíso más alto.” Sobre esto, ella dijo: “Seré ciertamente paciente”. Según otra narración, cuando el Santo Profeta (sa) dijo que Hariza está en el paraíso más alto, su madre regresó sonriendo y profiriendo palabras: “¡Oh, Hariza, qué logro más grande y maravilloso!”.

En la ocasión de la Batalla de Badr, Al-lah el Todopoderoso humilló a los incrédulos destruyendo a sus jefes. Además, concedió gran honor a los musulmanes, quienes participaron en la batalla de Badr. Además, con respecto a la gente de Badr, Al-lah el Todopoderoso dijo que podían hacer lo que quisieran, ya que se les ha otorgado el paraíso. Al-lah el Todopoderoso le dijo a la gente de Badr que podían hacer lo que quisieran, porque el paraíso se ha hecho obligatorio para ellos. Sin embargo, esto no significa que podían hacer todo lo que quisieran y que a pesar de cometer pecados, recibirían el paraíso. Más bien, significaba que ya no podrían actuar de una manera que fuera contraria a las enseñanzas de Al-lah el Todopoderoso y que Dios mismo los guiaría. Con respecto a Hazrat Hariza bin Suraqa (ra), que fue martirizado en el día de la Batalla de Badr, el Santo Profeta (sa) dijo que él está en el paraíso más alto.

Luego hay un compañero con el nombre de Hazrat Abbad bin Bishr, que falleció en la batalla de Yamama en el año 11 después de Hégira [migración a Medina]. El título de Hazrat Abbad bin Bishr fue Abu Bishr y Abu Rabi. Pertenecía a la tribu de Banu Abdul-Ash’al. Sólo tuvo una hija, que también falleció. En Medina, aceptó el islam a manos de Hazrat Mus’ab bin Umair, antes de Hazrat Sa’d bin Mu’adh y Hazrat Usaid bin ‘Uzair. En el momento de formar lazos de hermandad en Medina, el Santo Profeta (sa) formó un vínculo de hermandad entre él y Hazrat Abu Hudhaifa bin Uqba. Hazrat Abbad bin Bishr participó en las batallas de Badr, Uhud, Jandaq y todas las demás batallas junto al Santo Profeta (sa). Estaba entre esos compañeros, que fueron enviados por el Santo Profeta (sa) para ajusticiar a Ka’b bin Ashraf.

El incidente de la ejecución de Ka’b bin Ashraf ha sido escrito por Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib en “La Vida y El Carácter del Sello de los Profetas”, basándose en varias fuentes históricas. El incidente ocurrió de la siguiente manera. La Batalla de Badr había manifestado la profunda enemistad de los judíos de Medina. Es un infortunio que los judíos de Medina creyesen que los incrédulos iban a destruir a los musulmanes durante la Batalla de Badr. Sin embargo, la batalla favoreció a los musulmanes y éstos salieron victoriosos. Debido a esto, la profunda enemistad de los judíos se volvió evidente.

Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib escribe:

“Es un infortunio que incluso el exilio de Banu Qainuqa fue incapaz de atraer a los otros judíos hacia una reconciliación, y éstos continuaron aumentando sus fechorías y disturbios. De esta manera, el incidente de la ejecución de Ka´b bin Ashraf también es un eslabón de esta cadena. A pesar de que Ka´b era judío por religión, no lo era por descendencia; al contrario, era árabe. Su padre, Ashraf, era un hombre muy listo e ingenioso de la tribu de Banu Nibhan, quien vino a Medina y estableció relaciones con Banu Nadir y se convirtió en aliado de dicha tribu. Finalmente ganó tanto poder e influencia, que Abu Rafi´bin Abil-Huqaiq, jefe de Banu Nadir, le dio a su hija en matrimonio. Esta misma hija fue la que dio a luz a Ka´b, quien creció con un estatus incluso mayor que el de su padre. Hasta el punto que obtuvo tal influencia que todos los judíos de Arabia comenzaron a aceptarlo como su jefe. Además de ser un hombre fornido y atractivo, Ka´b también era un elocuente poeta y un hombre muy rico. A través de su dinero, siempre mantenía bajo su control a sabios y otras personas de gran influencia de su nación. Sin embargo, desde una perspectiva moral, era un hombre de una moral extremadamente enferma, y era un maestro en el arte de planes secretos y conspiraciones.

Cuando el Santo Profeta (sa) emigró a Medina, junto a otros judíos, Ka´b bin Ashraf también participó en el tratado que el Santo Profeta (sa) estableció junto a los judíos, en relación a una amistad mutua, paz y seguridad, y defensa colectiva. Sin embargo, en el fondo, el fuego de la maldad y enemistad comenzó a arder en el corazón de Ka´b, y comenzó a oponerse al islam y al fundador del islam mediante planes secretos y conspiraciones. Así, está registrado que cada año, Ka´b daba grandes suma de caridad a sabios judíos y líderes religiosos. Sin embargo, tras la emigración del Santo Profeta (sa), cuando estas personas vinieron a recoger sus subsidios anuales, en sus conversaciones con ellos, comenzó a mencionar al Santo Profeta (sa) y les preguntó que cuál era su opinión acerca del Santo Profeta (sa) según las escrituras sagradas. Éstos respondieron que aparentemente parecía que era el mismo Profeta que se les había prometido. Ka´b estaba tremendamente disgustado ante tal respuesta, y los envió de vuelta llamándolos grandes torpes, y no les dio su caridad habitual. Cuando los sabios judíos perdieron su pan y agua, tras un tiempo volvieron a Ka´b y le dijeron que habían malinterpretado las señales y lo habían contemplado de nuevo, descubriendo que en realidad Muhammad no era el Profeta que les había sido prometido. Esta respuesta sirvió el objetivo de Ka´b y, satisfecho con su respuesta, reinstauró su estipendio anual. En cualquier caso, esto era meramente una oposición religiosa, la cual, aunque se expresó de una manera desagradable, no podía ser objetable en absoluto y Ka´b no podía ser condenado simplemente por dicha razón”.

Este incidente es en relación con la ejecución de Ka´b, y a pesar de que uno puede oponerse debido a la religión o fe de una persona, sin embargo, Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib dice que la razón de su ejecución no era debido a una mera oposición.

“De hecho, tras esto, la oposición de Ka´b tomó una forma más peligrosa, y finalmente, tras la Batalla de Badr, comenzó a llevar a cabo una conducta extremadamente malvada y sediciosa, y creó circunstancias muy peligrosas para los musulmanes. En realidad, antes de la Batalla de Badr, Ka´b pensó que este fervor religioso era temporal, y con el tiempo toda esta gente se separaría y volvería hacia su religión ancestral. Sin embargo, en la Batalla de Badr, cuando los musulmanes consiguieron una magnífica victoria y los jefes de los Quraish fueron asesinados, entendió que esta nueva religión no moriría por sí misma. Así, tras Badr, decidió llevar a cabo sus mejores esfuerzos para abolir y destruir el islam. La primera vez que sintió su profundo rencor y celos fue cuando la noticia de la victoria de Badr llegó a Medina. Tras escuchar esta noticia, al principio Ka´b dijo que la noticia parecía falsa puesto que era imposible que Muhammad triunfase sobre el gran ejército de los Quraish, y que unos jefes tan renombrados de la Meca hubiesen muerto. Si tal noticia era cierta, entonces la muerte era mejor que tal vida. Cuando se confirmó la noticia y le aseguraron a Ka´b que la victoria en Badr le había dado un poderío inimaginable al islam, se llenó de enfado y rabia. Se preparó de inmediato y salió hacia la Meca. Al llegar allí, con el persuasivo poder de su discurso y lengua poética, avivó el fuego que se estaba encendiendo en los corazones de los Quraish. Creó en sus corazones una sed insaciable por la sangre de los musulmanes, y llenó sus corazones con sentimientos de venganza y enemistad. Entonces, cuando sus emociones estaban en su punto culminante por esta provocación, Ka´b los llevó al patio de la Ka´bah, y dándoles las cubiertas de la Ka´bah, les hizo jurar que no descansarían hasta eliminar al islam y al fundador del islam de la faz de la tierra [tomó este juramento de los incrédulos de Meca].

Tras crear este feroz ambiente en Meca, esta malvada persona se dirigió hacia otras tribus de Arabia, y viajando de tribu a tribu, incitó a la gente en contra de los musulmanes. Luego, regresó a Medina y mientras estaba componiendo un Tashbib (poesía evocativa), hizo referencia a las mujeres musulmanas de una manera indecente y obscena en sus provocativos versos. Viendo esto, no perdonó ni a las mujeres del hogar del Santo Profeta (sa) en sus lujuriosos versos, e hizo que éstos se publicaran por todo el país.

Finalmente, decidió tramar una conspiración para asesinar al Santo Profeta (sa). Bajo el complot de un banquete, invitó al Santo Profeta (sa) a su hogar, y junto a unos jóvenes judíos, planeó asesinar al Santo Profeta (sa). Sin embargo, con la Gracia de Dios, el Santo Profeta (sa) recibió información por adelantando de su plan, y este plan no tuvo éxito. A la luz del tratado que se estableció entre los habitantes de Medina tras su llegada, el Santo Profeta (sa) era el presidente ejecutivo y comandante jefe del estado democrático de Medina. Por tanto, cuando la condición llegó al límite, y se demostraron las acusaciones del incumplimiento del tratado, rebeldía, incitación a la guerra, sedición, uso de lenguaje abusivo y conspiraciones de asesinar al Santo Profeta (sa), dio el veredicto de que Ka´b bin Ashraf debería ser condenado a pena de muerte debido a sus acciones. El Santo Profeta (sa) por tanto, ordenó a algunos de sus Compañeros que lo ejecutara. Sin embargo debido a la sedición de Ka´b, y como el ambiente en Medina no era el más adecuado, si se hacía un anuncio formal antes de su ejecución, existía la posibilidad de que estallara una guerra civil en Medina, y eso conllevaría más masacres y matanzas. El Santo Profeta (sa) estaba dispuesto a ofrecer cualquier sacrificio posible y razonable para evitar la violencia internacional y el derramamiento de sangre.

Por ello, indicó que Ka´b no debía ser ejecutado en público, sino que algunas personas debían encontrar cautelosamente una oportunidad de acabar con él. El Santo Profeta (sa) asignó esta labor a su leal compañero Muhammad bin Maslamah (ra) e hizo hincapié en que cualquiera que fuera la estrategia diseñada, esta debía contar con el asesoramiento de Sa´d bin Muadh (ra), que era el jefe de la tribu de Aus. Muhammad bin Maslamah (ra) dijo: “¡Oh Mensajero de Al-lah! Para matarle sigilosamente tendríamos que buscar alguna excusa para sacarlo de su casa y ejecutarlo en un lugar seguro”. Teniendo en cuenta las graves consecuencias que podían haber surgido si se descartara una operación encubierta, el Santo Profeta lo permitió. Así, con el asesoramiento de Sa´d bin Muadh (ra), Muhammad bin Maslamah (ra) cogió a Abu Nailah (ra) y dos o tres compañeros y llegaron a la casa de Ka´b. Llamaron a Ka´b y dijeron: “Nuestro Jefe (Muhammad (sa)) nos exige caridad, pero nosotros estamos atravesando dificultades. ¿Serías tan amable de concedernos un préstamo? Al escuchar esto, Ka´b saltó de alegría y dijo: “¡Por Dios! Esto no es más que el principio – no está lejano el día en que os volváis contra él y le abandonéis”

Muhammad bin Maslamah respondió: “en cualquier caso, hemos aceptado a Muhammad (sa) y ahora esperamos ver el resultado final de este movimiento, pero ¿nos darás o no el préstamo?” “Por supuesto” dijo Ka´b, “pero a cambio debéis darme alguna garantía”. Muhammad bin Maslamah preguntó qué es lo que quería. Este ser miserable respondió: “Dejad a vuestras mujeres como garantía”. Controlando su enfado, Muhammad dijo: “¿Cómo es posible que dejemos a nuestras mujeres como garantía a un hombre como tú?”. Él respondió: “entonces dejad a vuestros hijos”. Muhammad contestó: “Eso tampoco es posible, no soportaríamos el reproche de toda Arabia. No obstante, si eres suficientemente generoso, estamos dispuestos a dejar nuestras armas como garantía. Ka´b aceptó y Muhammad bin Maslamah (ra) y sus compañeros se marcharon con la promesa de regresar por la noche. Al anochecer, el grupo llegó a su casa con las armas, que ahora sí que podían transportar abiertamente. Cuando sacaron a Ka´b fuera de la casa, le llevaron a un lado durante el curso de la conversación. Después, mientras caminaba a cierta distancia, estos compañeros, que estaban preparados y armados, empuñaron sus espadas matándole de inmediato. Muhammad bin Maslamah (ra) y sus compañeros se marcharon de allí y rápidamente se presentaron ante el Santo Profeta (sa) y le transmitieron la noticia de su ejecución.

Cuando se supo la noticia de la ejecución de Ka´b, un temblor recorrió la ciudad y los judíos se enfurecieron profundamente. Al día siguiente, por la mañana, una delegación de judíos se presentó ante el Santo Profeta (sa) quejándose de que su líder Ka´b bin Ashraf había sido asesinado de ese modo. El Santo Profeta (sa) escuchó los comentarios y dijo: “¿conocéis también los crímenes que ha cometido Ka´b?” Después, el Santo Profeta (sa) les recordó todos los crímenes que cometió Ka´b, por ejemplo, violación de tratados, incitación a la guerra, sedición, empleo de lenguaje soez y conspiración para asesinato, etc. Esto les hizo callar, por temor. Después el Santo Profeta (sa) dijo: “Debéis al menos convivir en paz y armonía en el futuro y no sembrar la semilla de enemistad, violencia o desorden”.

De esta manera, con el acuerdo de los judíos se estableció un nuevo pacto y los judíos prometieron de nuevo convivir en paz y armonía con los musulmanes y abstenerse de los disturbios y el desorden.

Al escucharlos, el Santo Profeta (sa) no negó que los musulmanes no le hubieran ejecutado, sino que comenzó a enumerar sus crímenes, mencionando también las claras consecuencias [de tales crímenes], es decir, que merecía ser ejecutado por tales crímenes. Por su parte, los judíos también tuvieron que admitir que el Santo Profeta (sa) tenía razón. Esto fue lo que les indujo a realizar un pacto, para evitar que volvieran a repetirse tales incidentes y pudiera establecerse un ambiente pacífico en el futuro, con el fin de evitar que los judíos se vengaran de nuevo y los musulmanes volvieran a castigarlos. De haber considerado injusta esta ejecución, los judíos no hubieran permanecido en silencio, sino que habrían reclamado el precio de la sangre. El hecho de no haber realizado tales demandas, junto con su silencio, indica que su ejecución estaba justificada de acuerdo con las leyes de la época. El desorden que estaba propagando era incluso más grave que el asesinato, y este era sin duda el castigo que merecía tal criminal. Además, como he mencionado, fue castigado de acuerdo con las tradiciones y costumbres de la época, que permitían castigarlo de esta manera. Como se puede observar, su castigo era permisible, según la costumbre de la época, ya que lo admitieron incluso los judíos y, por tanto, no entra en cuestión la crítica. Si no hubiera estado permitido, los judíos hubieran planteado sin duda la necesidad de entablar un juicio y castigarlo en público. Por lo tanto, este hecho demuestra que su ejecución estaba totalmente justificada y que merecía el castigo. Sin embargo, debe aclararse que hoy en día los extremistas y los gobiernos interpretan mal tales incidentes y creen que está justificado matar [a la gente] de esta manera. En primer lugar, el desorden no se propaga del modo en que se hacía antes. Los que son ejecutados no pertenecen a los que propagan el desorden. En segundo lugar, en aquella ocasión, el único que fue castigado fue el criminal, no su familia u otro individuo. Cuando esta gente ejecuta [a otros], mata también a gente inocente, mujeres y niños, dejando mutilados a muchos otros. Esto ciertamente no es permisible según las leyes de la actualidad. Sin embargo, este tipo de castigo estaba vigente y era permisible en aquella época y fue prescrito por el gobierno.

El Santo Profeta (sa) envió a Hazrat Abbad bin Bishr para reunirse con Banu Slaim y Muzaina para recaudar dinero para caridad. Hazrat Abbad bin Bishr permaneció con ellos durante diez días. A su regreso se dirigió a Banu Mustaliq para recoger limosna y también permaneció allí durante diez días. Después regresó a Medina. También se encuentra en las narraciones que el Santo Profeta (sa) asignó a Hazrat Abbad bin Bishr como recolector del botín de la batalla de Hunain. El Santo Profeta (sa) le designó como su supervisor de seguridad durante la batalla de Tabuk. Era uno de los compañeros excelentes del Santo Profeta (sa). Hazrat Aisha relata que había tres personas entre los Ansar a quienes ningún otro ansari consiguió superar. Todos pertenecían a la tribu de Banu Abd-ul-Ash’al; y eran Hazrat Sa’d bin Mu’adh, Hazrat Usaid bin Uzair y Hazrat Abbad bin Bishr.

Hazrat Abbad Bin Bishr relata que el Santo Profeta Muhammad (sa) expresó lo siguiente refiriéndose a los Ansaar, “¡Oh Ansaar, sois mi Shiaar (es decir, la prenda interior que está en contacto con el cuerpo), mientras que la otra gente es Diaar (es decir, las prendas que están envueltas en la parte exterior)! El Santo Profeta Muhammad (sa) dijo, “Estoy satisfecho de que no sufriré ninguna dificultad por tu parte”. Hazrat Abbad Bin Bishr fue martirizado durante la batalla de Yamama a la edad de 45 años. Hazrat Aisha (ra) relata, “El Santo Profeta Muhammad (sa) estaba rezando la oración de Tahayyud en mi casa, cuando escuchó la voz de Abbad que estaba rezando en la Mezquita. El Santo Profeta Muhammad (sa) preguntó, “¡Oh Aisha! ¿Es esa la voz de Abbad?” Dije, “sí”. El Santo Profeta Muhammad (sa) dijo, “¡Oh Al-lah! ¡Muestra misericordia hacia Abbad!”.

Del mismo modo, Hazrat Anas relata,

“Dos compañeros del Santo Profeta Muhammad (sa) salieron de la casa del Santo Profeta Muhammad (sa) en la extrema oscuridad de la noche. Uno de ellos era Hazrat Abbad Bin Bishr mientras que el otro compañero, creo que era Ussaid Bin Uzair. Tenían algo en frente suya, algo como una linterna que iluminaba el camino. Cuando se separaron, cada uno de ellos tenía una linterna que iluminaba su visión en la oscuridad. Al final, llegaron hasta sus familias.”

También estuvo entre los compañeros que viajaron en el tiempo de Sulah Hudaibiya. Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib ha escrito los detalles de este relato.

El Santo Profeta Muhammad (sa) se fue de Medina un lunes por la mañana en el comienzo de Dhu Qa’dah 6 Hillri con un grupo de poco más de 1.400 compañeros. Durante este viaje, Hazrat Ummi Salmah (ra), la honorable esposa del Santo Profeta Muhammad (sa), caminó junto al Santo Profeta Muhammad (sa). Numailah bin’ Abdul’lah fue asignado como el Amir de Medina y Abdul’lah bin Ummi Maktum, quien era un hombre ciego, fue asignado como Imamus-Salat [el imam para dirigir la oración].

Cuando el Santo Profeta Muhammad (sa) llegó a Dhul-Hulifah, que está situada aproximadamente a 6 millas desde Medina a la Meca, ordenó parar a todos. Tras rezar la oración de Zuhr, ordenó que los camellos de sacrificio, que equivalían a 70 en número,  fueran marcados y que los compañeros asumieran el atuendo especial de los peregrinos, conocido como Irham. El Santo Profeta Muhammad (sa) también asumió el Irham. Luego, para asegurarse de que los Quraish no estuvieran tramando algo, el Santo Profeta Muhammad (sa) envió por adelantado a un mensajero llamado Busr Bin Sufyan de la tribu de Jaza’ah, que vivía cerca de la Meca, y avanzó lentamente hacia la Meca. Además, como precaución adicional, el Santo Profeta Muhammad (sa) nombró una caballería de 20 jinetes bajo el mando de Abbad bin Bishr, viajar por delante del grupo de musulmanes. Tras un viaje de varios días, cuando el Santo Profeta Muhammad (sa) se acercó a un sitio llamado Usfan, que está situado a aproximadamente dos días de la carretera de la Meca, el mensajero del Santo Profeta Muhammad (sa) le informó que los Quraish estaban furiosos y decididos a detenerlo hasta el punto de que, en la expresión de su ira y barbarie, se habían puesto pieles de guepardo y estaban empeñados en hacer la guerra, para detener a los musulmanes a cualquier coste. También se comprobó que los Quraish habían enviado una unidad de caballería de unos pocos jinetes valientes bajo el mando de Jalid bin Walid, que aún no se había convertido al islam,  y que esta caballería había llegado cerca de los musulmanes y que Ikrimah bin Abi Yahl también era parte de ella.

Cuando el Santo Profeta Muhammad (sa) escuchó esta noticia, ordenó a los compañeros a desviarse de la ruta de la Meca y proceder desde el este para evitar conflictos. Por lo tanto, los musulmanes comenzaron a avanzar por una ruta muy difícil y llena de obstáculos cerca de la costa.

Comenzaron a avanzar y fue aquí donde tuvo lugar el incidente del tratado de Hudaibiya. Así, Hazrat Abbad bin Bishr, pertenecía a la caballería que fue enviada para reunir información. Él era un compañero digno de confianza. El Santo Profeta Muhammad (sa) confiaba mucho en él. Está entre los compañeros que formaron parte en el juramento de lealtad que tuvo lugar en Hudaibiya que se conoce como Bait-e-Rizwan. Ahí, hay un incidente de la batalla de Zaatul Riqaa en el que el Santo Profeta Muhammad (sa) decidió residir en un lugar durante la noche. Él (sa) estaba en un valle estrecho y hacía un viento muy fuerte. Él (sa) preguntó a los compañeros: ¿Quién nos vigilará esta noche? Al escuchar esto, Hazrat Abbad bin Bishr y Hazrat Ammar bin Yassir se pusieron de pie y declararon: “Nosotros estaremos de guardia por ti esta noche.” Ambos se sentaron en la parte más alta del valle y Hazrat Abbad bin Bishr le dijo a Hazrat Ammar bin Yassir: “Puedo quedarme de guardia durante la primera mitad de la noche para que puedas dormir y descansar. Solo ven durante la segunda mitad de la noche y entonces me iré a descansar.” Por lo tanto, Hazrat Ammar bin Yassir se fue a dormir y Hazrat Abbad bin Bishr se levantó y comenzó a rezar. El Santo Profeta Muhammad (sa) había capturado a algunas mujeres de la ciudad llamada Nalld, debido a la injusticia que ellas habían cometido. El esposo de una de las mujeres no estaba presente cuando ellas habían sido capturadas. Ella habría estado con él si él hubiera estado allí. Cuando regresó a Nalld y descubrió que su esposa fue capturada como prisionera por los musulmanes, juró no descansar hasta herir al Santo Profeta Muhammad (sa) de cualquier manera posible o hasta derramar la sangre de sus (sa) Compañeros. Por eso, siguió a los musulmanes y llegó a un lugar cerca del mismo valle donde se encontraba el Santo Profeta Muhammad (sa). Cuando vio la sombra de Hazrat Abbad bin Bishr, declaró: “Este hombre es la guardia del enemigo.” Luego, colocó una flecha en su arco y la disparó, perforando el cuerpo de Hazrat Abbad bin Bishr. Hazrat Abbad bin Bishr estaba ocupando rezando en ese momento. Sacó la flecha y la tiró lejos y continuó rezando. Le alcanzó con otra flecha, pero Abbad la sacó y continuó rezando. Sin embargo, cuando golpeó a Abbad con una flecha por tercera vez, Abbad perdió mucha sangre. Hazrat Abbad completó sus oraciones y despertó a Hazrat Ammar bin Yassir. Cuando Hazrat Ammar bin Yassir vio la condición de Hazrat Abbad bin Bishr, preguntó: ¿Por qué no me has despertado antes? Hazrat Abbad respondió diciendo: “Estaba recitando el Surah Kahf en mi oración y no tenía ganas de interrumpirlo.” Tales eran los estándares de adoración de estas personas.

Hazrat Abu Sa’id Judhri relata:

“Escuché a Hazrat Abbad bin Bishr diciendo ‘¡Oh Abu Sa’id! Anoche vi en un sueño que los cielos del paraíso estaban abiertos para mí y se cerraron. Si Dios quiere, alcanzaré el martirio.’ Dije: ‘¡Por Dios! Has sido testigo de algo realmente bueno.’

Abu Sa’id Juduri relata:

“En el momento de la batalla de Yamama, vi a Hazrat Abbad bin Bishr llamando a los Ansaar y diciendo: ‘romped la envoltura de vuestras espadas y separaos de los otros.’ Seleccionó a cuatrocientas personas de entre los Ansaar, quienes no tenían a nadie frente a ellos y los dirigieron Hazrat Abbad bin Bishr, Hazrat Abu Duyana y Hazrat Braa’bin Malik. Llegaron a Baabul Hadiqah y pelearon en una intensa batalla. Hazrat Abbad bin Bishr fue martirizado. Vi incontables marcas en su cara que habían sido infligidas por las espadas, y solo fui capaz de reconocerle por ciertos signos de su cuerpo.”

Había un compañero cuyo nombre era Hazrat Suwaad bin Ghazyah (ra) quien era un Ansari. Y era de la tribu de Banu Adi bin Nayar. Tomó partido en la batalla de Badr, Uhud, Jandaq y en las batallas que tuvieron lugar posteriormente. Apresaron a Jalid Bin Hasham Majzumi en la batalla de Badr. Se comenta que el Santo Profeta (sa) le envió como recaudador de impuestos en Jaibar. Volvió con unos dátiles excelentes, y el Santo Profeta (sa) le compró 3 kilos de sus dátiles a cambio de 3,5 kilos de dátiles normales.

Al Santo Profeta (sa) le gustaron los dátiles por lo que los compró por su valor real, dándole dátiles a cambio.

Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib escribe en su libro en relación a la batalla de Badr, y acerca de la bendita fortuna y el amor que Hazrat Sawaad sentía por el Santo Profeta (sa). Escribe, “Era viernes, el decimoséptimo día de Ramadán del segundo año después de la Hegira o el 14 de Marzo del año 623, acorde al calendario cristiano. Por la mañana, se ofreció el Salat y posteriormente estos creyentes de la Unidad Divina se postraron ante el Único Dios, en un campo abierto. Después de esto, el Santo Profeta (sa) dio un discurso acerca de la Yihad. Cuando la luz comenzó a divisarse, el Santo Profeta (sa) comenzó a preparar las filas musulmanas utilizando una flecha. Un compañero con el nombre de Sawaad (ra) estaba, de algún modo, de pie delante de esta flecha. El Santo Profeta (sa) usó esta flecha para indicarle que tenía que dar un paso atrás en la fila. Sucedió que, el trozo de madera de la flecha perteneciente al Santo Profeta (sa) tocó su pecho, ante lo cual protestó con intensidad, “¡Oh Mensajero de Al-lah! Dios te ha enviado con la verdad y la justicia [es un relato sorprendente. Salió de su fila, se estaban alineando las filas con la flecha, la madera de la flecha golpeó su pecho, y dijo sin tapujos que Dios te ha enviado con la verdad y la justicia], pero tú me has pinchado injustamente con tu flecha. “En nombre de Dios pido una retribución”. Los compañeros estaban perplejos sobre qué había invadido a Sawaad (ra). Sin embargo, el Santo Profeta (sa) dijo con extremado afecto, “De acuerdo Sawaad, puedes pincharme con la flecha a mí también”, de modo que el Santo Profeta (sa) levantó su prenda a la altura de su pecho. En su gran amor, Sawaad (ra) dio un paso adelante y besó el pecho del Santo Profeta (sa). El Santo Profeta (sa) sonrió y preguntó “¿Por qué has hecho esto?” Con una voz temblorosa respondió: “¡Oh mensajero de Al-lah! El enemigo está sobre nosotros. No hay forma de decir si viviré para volver o no. Es mi deseo, por tanto, tocar tu bendito cuerpo antes de mi martirio.”

El Santo Profeta (sa) en ese momento rezó por su protección.

Estos compañeros tenían maravillosas formas de expresar su amor y afecto por el Santo Profeta (sa). También se relata un incidente similar de Hazrat Okashah (ra), pero ese tuvo lugar mucho después, en los últimos momentos de su vida, y sin embargo este tuvo lugar mucho antes. Ellos constantemente intentaban encontrar una oportunidad, no solo de expresar su amor por el Santo Profeta (sa) sino también de beneficiarse de su cercanía a él.

¡Que Al-lah el Todopoderoso continúe elevando el rango de estas estrellas luminosas y nos permita conocer su verdadero amor por el profeta árabe, el Santo Profeta (sa)!

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