Los Compañeros (Sahaba) del Profeta Muhammad (sa)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

Los Compañeros (Sahaba) del Profeta Muhammad (sa)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Después de recitar Tashahhud,  Ta’wwuz, y el Surah Al- Fatihah, Hazrat Jalifatul Masih V (aba) afirma:

Hazrat Jabir bin Abdullah era un compañero del Santo del Santo Profeta (sa). Era hijo de Hazrat Abdullah bin ‘Amr bin Haram. Abdullah bin ‘Amr bin Haram era un compañero al que aludí en un sermón del viernes de hace unas semanas y respecto al cual el Santo Profeta (sa) dijo tras su martirio:

“Dios el Exaltado le preguntó cuál era su deseo. Dijo: Mi deseo es resucitar y regresar al mundo de nuevo para poder ser martirizado de nuevo por Tu causa.”

Por ser contrario a la práctica de Al-lah el Exaltado, Dios le dijo:

“Esto no es posible, pues no hacemos regresar a los muertos a la tierra. Dime si deseas algo más”.

En cualquier caso, esta narración destaca el grado de sacrificio y del trato excepcional por parte de Dios el Todopoderoso.

Hazrat Jabir bin Abdullah era hijo de un excelente compañero. Aceptó el bai´at en su infancia, con ocasión del Segundo Pacto de Al Aqabah. Respecto a Hazrat Abdullah bin Amr bin Haram, también mencioné que dijo a su hijo:

“Respecto a la deuda que tengo con los judíos, la pagas a través de la venta de la fruta del huerto después de mi martirio.”

De esta forma, pagó su deuda siguiendo sus instrucciones.

Por otra parte, en aquella época era habitual pedir préstamos garantizando su restitución a través de las cosechas de huertas y cultivos. Hazrat Jabir también solía pedir préstamos para poder cubrir sus gastos. Encontramos una narración respecto al modo en que se dirigió a un judío a la hora de restituir una deuda. Le dijo que el beneficio de la cosecha fue escaso o se esperaba poco beneficio debido a la escasa producción, y le pidió que le diera facilidades para su devolución, aceptando una parte en ese momento, y el resto durante los años venideros. Sin embargo, el judío se negó a darle ningún tipo de facilidad. Preocupado por la situación, Hazrat Jabir bin Abdullah, se dirigió al Santo Profeta (sa), o bien el Santo Profeta (sa) llegó a enterarse de ello. El Santo Profeta (sa) intentó persuadir al judío, pero este no cedió. En las narraciones se menciona el grado de benevolencia que el Santo Profeta (sa) mostró con su compañero respecto al pago de esta deuda, el modo en que pidió por él y la forma en que Dios el Todopoderoso derramó Sus mercedes sobre él.

Quiero mencionar aquí que ciertas personas son de la opinión que esta narración se refiere al pago de la deuda de Hazrat Abdullah bin ‘Amr, el padre de Hazrat Jabir, quien aconsejó a su hijo a restituir la deuda. En cualquier caso, en aquel momento la cosecha fue escasa y resultó difícil pagar tal deuda. Posteriormente, como he mencionado, el asunto llegó a oídos del Santo Profeta (sa). Sin embargo, la narración de Sahih Bujari indica que se trataba de un incidente que ocurrió posteriormente. Al margen de esto, esto refleja la benevolencia del Santo Profeta (sa) hacia su compañero y muestra el milagro de sus oraciones.

Hazrat Jabir bin Abdullah dijo:

“Había un judío en Medina que solía prestarme dinero hasta que mi huerto de palmeras producía la siguiente cosecha. Este terreno mío se encontraba en el camino al pozo de Roma.  En una ocasión transcurrió un año y hubo una escasa cosecha de fruta madura. Durante la estación de la cosecha, el judío acudió para cobrar la deuda. Ese año no había cosechado ninguna fruta.”

Dijo:

“Le pedí que me lo aplazara otro año, pero se negó. Su intención era quedarse en posesión de todo el jardín. Cuando el Santo Profeta (sa) fue informado de este incidente, dijo a sus compañeros: ‘Venid y pidamos una prórroga a este judío en nombre de Jabir’”.

Continúa diciendo:

“El Santo Profeta (sa) entró en mi jardín acompañado por algunos compañeros y habló con el judío. Sin embargo, el judío (dirigiéndose al Santo Profeta (sa)) dijo: ‘¡Abu Qasim! No te concederé ninguna tregua.’ Viendo la conducta del judío, el Santo Profeta (sa) dio una vuelta alrededor de la palmera y habló de nuevo con el judío. Pero este se negó de nuevo.”

Dijo que, en aquel momento,

“Cogí algunos dátiles del jardín y se los presenté al Santo Profeta (sa). Los comió y dijo: ‘Jabir, ¿dónde está en este jardín el cobertizo o lugar donde descansas?’ Se lo indiqué y el Santo Profeta (sa) dijo: ‘extiende una esterilla para que pueda descansar un momento’. Así lo hice. El Santo Profeta (sa) se quedó dormido. Al despertar, le presenté de nuevo un puñado de dátiles. Comió algunos y, poniéndose de pie, volvió a hablar con el judío. Sin embargo, continuó negándose. El Santo Profeta (sa) volvió a pasear por el jardín y me dijo: ‘Jabir, cosecha los dátiles y paga la deuda que tienes con el judío’. Me dispuse, pues, a cosechar la fruta. Mientras tanto, el Santo Profeta (sa) permaneció de pie bajo las palmeras. Recolecté la fruta y pagué la totalidad de la deuda contraída con el judío, y además sobraron algunos dátiles. Le informé al Santo Profeta (sa) de las buenas noticias y me dijo: ‘Doy testimonio de que soy el Mensajero de Al-lah. Este milagro, este incidente extraordinario, ha sucedido porque Al-lah el Todopoderoso escucha mis plegarias y bendice mis esfuerzos.’”

Vemos, pues, en este incidente las bendiciones de la fruta como resultado de la benevolencia y la aceptación de las plegarias del Santo Profeta (sa). También podemos comprobar la ansiedad de los compañeros a la hora de pagar sus deudas. Este es el espíritu que debe constituir el rasgo distintivo de un verdadero creyente. En ocasiones, vemos en nuestra sociedad que a pesar de llamarnos musulmanes, no prestamos atención a ello y demoramos la entrega de nuestras deudas. A veces, pasan los años y se presentan demandan judiciales. Por lo tanto, debemos tener esto siempre presente y recordar las palabras del Mesías Prometido (as):

“Después de prometerme obediencia debéis adoptar y seguir los ejemplos de los compañeros pues solo entonces se logrará edificar una sociedad maravillosa que solo puede formarse siguiendo la venida del Mehdi y el Mesías”.

Existe otra narración de Hazrat Jabir en relación con la importancia del pago de las deudas. No obstante, mencionaré antes otro incidente. En algunas narraciones se menciona que cuando Hazrat Umar (ra) se enteró del pago de la deuda, también acudió a aquel lugar. El Santo Profeta (sa) dijo a Hazrat Umar (ra) que inquiriera a Hazrat Jabir sobre lo ocurrido. Hazrat Umar (ra) contestó:

“No es preciso preguntar. Cuando diste una vuelta alrededor del jardín, tuve la seguridad de que toda su deuda sería restituida, y cuando volviste a pasear por segunda vez, se reafirmó aún más esta convicción.”

Como ya he mencionado, Hazrat Jabir narra un incidente relacionado con la importancia del pago de las deudas. En una ocasión un compañero falleció teniendo una deuda de dos dinares y el Santo Profeta (sa) se negó a dirigir su oración fúnebre. Al ver esto, otro compañero asumió la responsabilidad del pago de esta deuda. Como resultado, el Santo Profeta (sa) dirigió la oración fúnebre. Al día siguiente, el Santo Profeta (sa) inquirió a la persona que asumió tal responsabilidad:

“¿Has pagado la responsabilidad de dos dinares, que habías asumido?”

Esta es la importancia del pago de las deudas y esta debe ser nuestra preocupación. Según otra narración de Hazrat Jabir, el Santo Profeta (sa) dijo que la riqueza o propiedad que deja el creyente la recibe su familia y parientes. Además, si deja alguna deuda y la propiedad y riqueza que deja detrás no es suficiente para pagarla, o deja tras sí hijos sin ningún medio de sustento, se proveerá de los medios para sus hijos y su deuda. En otras palabras, el gobierno y aquellos que ostentan autoridad asumirán esta responsabilidad. El islam hace mucho hincapié en la crianza de los huérfanos y en la provisión de sus medios de sustento. Por esto el Santo Profeta (sa) ha dicho que esta es la responsabilidad del gobierno.

Al parecer, estas dos narraciones se refieren a dos ocasiones distintas en las que, por un lado, el Santo Profeta (sa) se niega a ofrecer la oración de funeral de una persona que está endeudada de dos dinares y, por el otro, dice que se trata de su propia responsabilidad y la responsabilidad del gobierno. Parece ser que se trata de dos situaciones diferentes. El primer incidente indica la importancia de las deudas para aquellos que piden préstamos innecesariamente y se amonesta a los familiares y a sus allegados a asumir la responsabilidad de pagar las deudas si pueden hacerlo. En la segunda ocasión se declara al gobierno responsable de la crianza de los niños huérfanos y en el caso de que la propiedad del difunto no sea suficiente para cubrir el préstamo, el gobierno debe asumir la responsabilidad de tal pago. Esta es una lección para los gobiernos islámicos que ha enseñado el Santo Profeta (sa), a saber, el modo en que nuestros gobiernos musulmanes deben velar por nuestros ciudadanos. Por desventura, son precisamente los gobiernos musulmanes los que más usurpan los derechos de los ciudadanos.

También hay otro incidente relacionado con la benevolencia del Santo Profeta (sa) hacia Hazrat Jabir. El narrador dice:

“Me acerqué a Hazrat Jabir bin Abdullah y le dije que me relatara cualquier cosa que hubiera escuchado del Santo Profeta (sa). Hazrat Jabir dijo: ‘Durante cierto viaje, me encontraba en compañía del Santo Profeta (sa). (El narrador dijo que ignoraba si tal viaje estaba relacionado con una batalla o con la Umrah [forma de peregrinaje no obligatoria]). Sin embargo, al regresar a Medina, el Santo Profeta (sa) dijo que aquel que quisiera regresar con su familia pronto podía hacerlo”.

Hazrat Jabir dijo:

“Al oír esto, partimos inmediatamente. Me hallaba montado en uno de mis camellos, de color caqui. No tenía ningún defecto y la gente me seguía. Iba viajando montando en el camello cuando el camello se detuvo por completo y se negó a moverse a pesar de mis intentos. Al ver esto el Santo Profeta (sa), dijo: ‘Jabir, siéntate en el camello con firmeza’. Seguidamente, el Santo Profeta (sa) arreó al camello, haciendo que el camello trepara y comenzara a andar y correr con rapidez. El Santo Profeta (sa) dijo: ‘¿Quieres vender el camello?’ Le contesté: ‘Si. Deseo venderlo’. Cuando llegamos a Medina, el Santo Profeta (sa) entró en la mezquita con varios compañeros. Yo también le acompañé y até el camello en una esquina en el suelo de piedra enfrente de la mezquita. Le dije al Santo Profeta (sa): ‘Este es tu camello’. El Santo Profeta (sa) salió fuera y dio unas vueltas alrededor del camello. Entonces dijo: ‘Este camello es nuestro camello’. El Santo Profeta (sa) envió varias monedas de oro y dijo: ‘Entregádselas a Jabir’. Después dijo: ‘¿Has recibido todo el pago?’. Le contesté: ‘Sí. Lo he recibido’. El Santo Profeta (sa) dijo: ‘Este pago es tuyo’. Con mucho afecto, el Santo Profeta (sa) devolvió el camello y también efectuó su pago”.

Es posible que esto se debiera a que este camello, de acuerdo con una narración, era utilizado para transportar agua y debido a que los tíos y familiares de Hazrat Jabir también lo usaban con este propósito. Es posible que se hubiera objetado por qué se vendía y la imposibilidad de transportar el agua sin él. Este era el afecto que Santo Profeta (sa) profesaba hacia sus compañeros y los hijos de los compañeros que ofrecieron grandes sacrificios.

Que Dios eleve el rango de estos compañeros. A menudo suelo relatar incidentes como estos.  Que Dios nos ayude a proseguir con sus virtudes y a reflejarlo en nuestras vidas.

Después de este breve sermón, me referiré ahora a dos individuos sinceros. El primero es el respetable Bilal Adalbi Sahib de Siria. Quedó herido gravemente en un accidente de circulación, que ocurrió hace algunos días y falleció el 17 de marzo de 2018 a la 1:30 de la madrugada. La causa de su muerte fue un fallo cardíaco. “Todos pertenecemos a Dios y a Él tenemos que retornar”.

Bilal Sahib nació en 1978. A los 17 años de edad, un hermano áhmadi le consiguió un puesto de trabajo en la empresa del doctor Musalim Mutrabi Sahib. Allí fue presentado a la Comunidad y a los áhmadis y poco después realizó el pacto del bai´at. El doctor dice:

“Desde 2010 hemos ofrecido oraciones en distintas viviendas de áhmadis en Siria. Este año, tras regresar de Qadian, comencé a ofrecer oraciones con el grupo que solía acudir a la vivienda de Bilal Sahib para las oraciones. Bilal Sahib me acogió con mucho entusiasmo debido al hecho de que aceptó el Ahmadíat a través mío. Aunque una de sus cualidades era la hospitalidad, se sentía especialmente agradecido hacia mi persona y solía decir: ‘He encontrado el camino hacia el Ahmadíat a través tuyo’. También era muy amable conmigo.”

El presidente local escribe respecto a él:

“Bilal Sahib poseía un comercio de ropa deportiva y ayudaba a los hermanos necesitados a través de ofrendas de ropas, hasta el extremo de comprarlas si su tienda no disponía de ellas. Era una persona muy respetable. No podía tolerar que ningún áhmadi careciera de ropa suficiente. Intentaba por todos los medios de cubrir las necesidades de cualquier persona que atravesara dificultades. Se preocupaba mucho de sus hijos y les matriculó en las mejores escuelas.”

También dice:

“Tras realizar las oraciones en su hogar dos días antes de su fallecimiento, el secretario de finanzas nos informó que Bilal sahib había realizado todos los pagos correspondientes al Wasiyat, Tahrike Yadid y Waqfe Yadid. En realidad, había adquirido un terreno, que también incluyó en su Wasiyat.  Pagaba su chanda con regularidad y guardaba los justificantes.  Prestaba servicio a los demás, se esforzaba en el cumplimiento de las oraciones y el culto y tenía una profunda conexión con el Jalifato. Él escuchaba todos los sermones.”

De hecho, el presidente local escribe:

“Cuando yo entregaba el resumen del sermón del viernes para la siguiente semana, lloraba cubriendo su rostro y siempre decía que parecía como si el Jalifa de la época estuviese hablando de mí o hablándome directamente.”

Deja un hijo de once años y una hija de doce. Su hermano mayor es Áhmadi y vive en Alemania, pero sus otros dos hermanos y una hermana no son Áhmadis y por esta razón se enfrentó a mucha oposición por parte de ellos. Sin embargo, Dios el Todopoderoso los influenció de tal manera que, en el momento de la oración fúnebre, el hermano dijo:

 “Vosotros, los Áhmadis, podéis ofrecer la oración fúnebre en el interior de nuestra mezquita,  sin restricción.”

Él [presidente local] afirma:

“Por lo tanto, por la gracia de Dios el Todopoderoso,  muchas personas ofrecieron su oración fúnebre detrás de nosotros.”

La segunda persona sobre la que hablaré es Salima Mir Sahiba, ex presidenta de Lallna Imaillah Karachi. Ella era la esposa de Abdul Qadir Dar Sahib. Falleció también el 17 de marzo de 2018 a la edad de 90 años. Su padre era un compañero [del Mesías Prometido(as)], Mir Ilahi Bakhsh Sahib de Sheikhupura, Gujrat. Él hizo el Bai’at en 1904. Su madre, Mariam Beghum Sahiba estudió en Madrsatul Khwateen, Qadian. Ella tenía una gran pasión por el estudio del Sagrado Corán. Salima Mir Sahiba se casó en 1946 y después de la división del subcontinente, se mudó a Karachi. En 1961 se mudaron a Irán, donde había pocos hogares Áhmadis, e hicieron arreglos para la oración del viernes y otras reuniones. Su esposo falleció en 1964, ella regresó a Karachi y se quedó con su hermano, Mir Imanullah Sahib. Mientras cuidaba a sus ocho hijos, ella también continuó y completó sus estudios hasta el nivel de bachiller. Paralelamente, comenzó a trabajar en la oficina de Lallna. Empezó respondiendo cartas y luego desempeñando diferentes funciones para las Lallnas en Karachi. En 1981, cuando se formó el Comité Muntizima, Hazrat Jalifatul Masih III (rh) la nombró presidenta del comité. Ella afirma:

“Cuando Hazrat Jalifatul Masih III (rh) anunció mi nombramiento como presidenta del comité, me quedé en un completo estado de shock en cuanto a la forma en la que podría cumplir con esta responsabilidad, Por un lado, estaba la obediencia al Imam, pero, por otra parte, era consciente de que no era digna de esto debido a mi falta de experiencia para emprender una tarea tan enorme. Comencé a rezar fervientemente a Dios el Todopoderoso. Sin embargo, empecé el trabajo, y rápidamente organicé las reuniones con Mall’lis Amila y comencé a visitar los Yama’ats locales. Les hablé a todos sobre la importancia de la obediencia y el apego al Nizam, el sistema administrativo de la Yama’at, adoptando la verdadera moral islámica, luchando contra los cambios dañinos y absteniéndose por completo de hacer acusaciones.”

Algunas personas tienen el hábito – especialmente las mujeres, pero incluso ahora los hombres son culpables de esto – de hacer acusaciones innecesarias contra el Nizam. Sin embargo, ella dijo que ningún tipo de acusación debe  hacerse en nuestro Mall’lis. También les recordó que debían permanecer profusamente comprometidos en la búsqueda del perdón. Ella también escribía cartas a Hazrat Jalifatul Masih III (rh). Ella afirma:

“La bendición de Dios el Todopoderoso fue tal que las Lallna de Karachi comenzaron a progresar.”

Ella comenzó su trabajo para Lallna en 1961 desde Irán y luego Pakistán. En 1986, cuando Lallna Karachi se volvió a unir al Lallna central, Hazrat Jalifatul Masih IV (rh) la nombró presidenta de Lallna de Karachi. Ella asumió la presidencia de Lallna Karachi desde 1986 a 1997. Durante su mandato, se realizó una labor considerable en lo que respecta a la publicación de libros, publicándose 60 libros y dos revistas. Se iniciaron las clases para Dai-illa’Allah, y la predicación. Sobre esto Hazrat Jalifatul Masih IV (rh) expresó su gran felicidad y afirmó:

“Con la gracia de Dios el Todopoderoso, estás haciendo un excelente trabajo y del corazón salen oraciones para ti. Que Dios te bendiga con una larga vida, salud y felicidad. Y que Él recompense en gran manera a aquellos que te ayudan en este mundo y el siguiente.”

Hay muchas anécdotas con respecto a su trabajo, y tanto Hazrat Jalifatul Masih IV (rh) como Hazrat Jalifatul Masih III (rh) admiraban mucho su labor. En una carta, Hazrat Jalifatul Masih IV (rh) escribió:

“He recibido tu informe de Lallna Karachi y tu mensaje de gran devoción. Admiro tu expresión de devoción y sinceridad desde el fondo de mi corazón. Estoy siempre rezando a Dios el Todopoderoso por tu éxito y que Él haga que esos días vuelvan con una gloria aún mayor,  cuyos recuerdos son muy queridos para mí”.

Salima Mir Sahiba enviudó a la edad de 36 años. Su hija dice que nunca la escuchó expresar ningún tipo de palabras ingratas e impacientes.  Ella permaneció siempre agradecida a Dios el Todopoderoso en todas las circunstancias. Siempre pensó positivamente y también quiso ver lo mismo en sus hijos. Su hija dice:

“Un día, mi esposo cayó enfermo, y su enfermedad fue terminal. Mi madre, es decir, Salima Mir Sahiba, estaba conmigo y lo primero que me dio fue una copia del libro del Mesías Prometido (as) Malfuzat. Luego ella dijo: ‘Después de que tu padre falleciera, he pasado mi vida con este Malfuzat y he dejado todo en manos de Dios. ’ Ella también decía que el amor de Dios debería ser superior a todas las demás relaciones de amor.”

Su hija dice:

“Cuando mi esposo estaba llegando a sus últimos momentos, los médicos me pidieron que firmara, pero no pude controlarme y empecé a llorar, y mientras lloraba mi voz se elevó. Mi madre también lo escuchó, ya que en ese momento yo estaba extremadamente angustiada.”

Salima Mir Sahiba también estaba sentada allí y cuando el esposo de su hija se acercaba a su muerte, la hija estaba extremadamente afligida. Ella dice:

“Cuando estaba a punto de irme del hospital, fui hacia mi madre (Salima Mir Sahiba) y en un tono muy fuerte me dijo: ‘Eres mi hija y mi hija no puede mostrar tanta impaciencia. ¿A qué ha venido ese llanto tan alto?’  Luego dijo que la paciencia que se muestra desde el primer momento es la verdadera paciencia porque todos muestran paciencia más adelante”.

Su hija además afirma:

“Ella me dijo entonces que mi esposo pertenece a Dios. Él es quien me lo ha dado y ahora se lo ha vuelto a llevar.”

Después de tener cuatro hijas dio a luz a su primer hijo, pero poco tiempo después falleció. Ella decía con gran paciencia que Dios se lo había confiado y ahora Él se lo había llevado de vuelta. Ella rezaba todo el tiempo. Sus hijos dijeron que ella siempre aconsejaba en Punjabi:

“No os separéis nunca del Jalifa y aferraos siempre al Jalifato.”

Ella prestaba mucha atención al cumplimiento del pardah, el velo. Donde quiera  que ella veía un defecto en términos de pardah, lo explicaba de una manera maravillosa para que otros no se ofendieran.

Una de sus hijas dice:

“Mi hermana menor recibió una propuesta de matrimonio. El hombre dijo que deseaba verla antes de iniciar las conversaciones. Dijimos a nuestra madre que cuando se la presentaran, en lugar de usar el Niqab (cobertura completa) nuestra hermana llevara un pañuelo en la cabeza. Nuestra madre respondió inmediatamente que esta propuesta era para su hija  (la que narra esto es su hija y habla de su hermana menor y de quién se lo propuso). Ella dice que mi madre respondió de inmediato que si esta propuesta iba a suceder entonces que fuese así. Pero no sucedería sin el Niqab”.

Una de sus nietas tuvo un examen práctico de conducir en Londres y el instructor era un hombre. Así que Salima Sahiba se sentó con ella diciéndole que no le permitiría ir sola con un hombre. Otras se burlaron de ella, pero no hizo ningún caso.

Cada vez que alguien se ponía un velo cubriendo la cabeza o Niqab, ella siempre decía que hay un libro para Lallna en el que están todas las instrucciones de los Julafa (Califas), y cuyo nombre es: ‘Flores para quienes se cubren’. Entonces ella decía que si deseáis comprar una flor, entonces también debéis comprar un Aurni, una prenda que se usa para cubrirse. La flor es para la que se cubre.

Una hija, de hecho su nieta, dice que cuando estaba a punto de casarse,  su abuela le entregó el libro de Hazrat Nawab Mubaraka Begum Sahiba, subrayando el consejo en el capítulo sobre “El matrimonio de las hijas” y le dijo que lo leyera una y otra vez.

Ella dice que a su abuela no le gustaba que las mujeres solteras asistieran a ninguna función que durara hasta tarde por la noche. Durante nuestros días universitarios siempre que había una función en casa de mis amigas, ella también venía. Hoy en día muchas mujeres me escriben diciendo que ellas desean pasar la noche en casa de alguien. Esto es absolutamente incorrecto y nuestras mujeres jóvenes deben evitar hacerlo. Ella dice que si alguna vez dejábamos pasar la oración Fayar, nuestra abuela no nos hablaba en todo el día y ese era su mayor castigo para nosotros.

En una ocasión viajó a Chicago para una función. Una de las mujeres puso un poco de música y se puso de pie como si estuviera a punto de bailar. Ella fue por detrás,  la tomó  de la mano y dijo: “¡Apaga la música! ¿No sabes lo que se dice de las mujeres que bailan?”

Ella crió a una joven cristiana y le enseñó oraciones, varios códigos morales, y de hecho, decía que se había convertido en medio Áhmadi. Amtul Bari Nasir Sahiba dice:

“Dios el Todopoderoso permitió a la hermana Salima Mir Sahiba servir a Lallna Karachi durante mucho tiempo. Aunque ella ya no está en este mundo, aquellas que han sido entrenadas por ella y sirven a Lallna en varias partes del mundo, mantendrán vivo su nombre y su trabajo. Su nombre está asociado al ejemplo de trabajo bien hecho. Ella supervisaba en gran medida el trabajo y enseñaba cómo hacerlo. No le preocupaba recibir elogios, sino más bien instruir a los que trabajaban con ella. Ella alentó enormemente a su equipo cuando trabajaban para la publicación de los libros.

En la última parte de su vida viajó mucho al extranjero, y para que eso no afectara al trabajo de Yama’at, ella misma escribió a la sede y solicitó que se nombrara a otra presidenta. Luego celebró una reunión de forma excelente, y puso flores en torno a la recién nombrada presidenta, la señora Bhatti Sahiba. La sentó en la silla principal, pronunció un hermoso discurso con respecto a sus servicios y pidió a todos que le mostraran completa obediencia. Es por eso que ella se despidió de su responsabilidad de una manera muy digna”.

Ella escribe además, “fue una forma maravillosa de abandonar un cargo oficial”.

Esta es una lección para aquellos que a veces son apartados de un cargo en particular o sus nombres no son aprobados y posteriormente comienzan a criticar. Si uno recibe un cargo entonces Alhamdulillah, toda alabanza le pertenece a Dios, y si no, incluso entonces deben estar agradecidos a Dios el Todopoderoso y buscar otras formas de servir a la Yama’at. De todos modos, lo que no debería ocurrir es que  uno sirva a la Yama’at solamente si recibe un cargo.

Luego escribe:

“Ella se ocupaba de todos los asuntos de forma racional y silenciosa. Uno podía confiar en ella sobre algo personal, sin tener miedo a que fuese revelado. Ella mantenía las cosas en secreto”.

Amatul Bari Nasir Sahiba luego escribe que “logró guardar todos los secretos para ella misma y este fue uno de sus grandes atributos”.

Esto es algo que se encuentra cada vez menos hoy incluso entre los hombres.

Amatul Noor Sahiba de Karachi escribe:

“Salima Mir Sahiba era una persona cariñosa y una mujer desinteresada. Tenía un buen sentido del carácter y siempre se mantenía en un segundo plano, y en su lugar promovía las obras de los demás. Ella siempre se mantenía sonriente y era una persona alegre. Junto a un bonito semblante, Dios el Todopoderoso le otorgó un corazón hermoso y gentil”.

Ella escribe además:

“Cuando fui nombrada Sadr [Presidente local], dije que este área era enorme y no tenía ninguna experiencia, ni siquiera un medio de transporte. Ella me dijo: ‘No te preocupes. Mi hija vive cerca, así que cada vez que desees llevar a cabo visitas, simplemente infórmala y ella te enviará su automóvil. Alternativamente puedes informarme. Tú no tienes que preocuparte por nada.’ Ella era muy humilde y junto a ella trabajaba otro grupo de trabajadoras”.

Uno de los secretarios Ishaat de Karachi afirma:

“He tenido la oportunidad de trabajar con la Hermana Salima Mir Sahiba desde 1986. Siempre encontré que era alguien que cuidaba de los pobres y siempre tenía un temperamento equilibrado. En una ocasión, una apasionada trabajadora que se había distanciado de la Yama’at por una razón particular cayó gravemente enferma. Ella se enteró de que esta mujer tenía algunas reliquias preciosas de la Yama’at en su posesión. Con las oraciones y bajo las instrucciones de Hazrat Jalifatul Masih IV (ra) Salima Sahiba supervisó el proceso de contactar a la mujer con gran sabiduría. Sin embargo, antes de que pudieran obtener algunas de las reliquias, esa señora falleció. Salima Sahiba se puso en contacto con uno de los familiares de la mujer y le dijo: ‘Si encuentras algún objeto de esta descripción, entonces estaríamos dispuestos a pagar cualquier precio para adquirirlos’. Esto era porque eran objetos de  gran importancia histórica pertenecientes al Mesías Prometido (as). Más tarde, se encontró una gran caja de almacenamiento que contenía cartas escritas a mano del Mesías Prometido (as) y también algunas escrituras de Hazrat Jalifatul Masih I (ra). Contenida dentro había otra caja que tenía una gran importancia histórica, y que Salima Sahiba obtuvo con gran sabiduría de esa señora. Durante todo el proceso Salima Sahiba también se encargó de la atención médica de la mujer que se había distanciado de la Yama’at.

Cada persona que ha escrito sobre ella ha dicho las mismas cosas, es decir, una señora muy honorable que siempre demostró una gran resolución y paciencia. Ella fue un modelo excelente de cualidades morales con una fuerte conexión con el Jalifato,  y siempre animó a otros a establecer una conexión con el Jalifato. Llevaba a cabo obras virtuosas y aconsejaba a otros a hacer lo mismo. Aconsejaba a todos de la misma manera, aunque fueran colaboradores cercanos u otros. No se dio el caso de que ella solo aconsejaba a sus propios hijos. Ella siempre guió a sus hijas en todos los asuntos y tenía una firme creencia en Dios el Todopoderoso. Ella era alguien que siempre estaba contenta con la Voluntad de Dios el Todopoderoso. Que Al-lah el Todopoderoso eleve su estado y que Él habilite a sus hijos, es decir, a sus hijas, a seguir con sus actos virtuosos.

Dirigiré ambas oraciones funerarias después de la oración del viernes.

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