La excelencia personificada
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

La excelencia personificada

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Tras recitar el Tashahhud, Ta’awwuz y Surah Al-Fatihah, Hazrat Jalifatul Masih V (aba) dijo:

Hazrat Abdul-lah bin Yahsh (ra) es el primero de los sahabah [compañeros del Santo Profeta (sa)], del que hablaré hoy. Su madre, Umaimah bint Abdul Muttalib, fue una de las tías paternas del Santo Profeta (sa). Por lo tanto, él era primo del Santo Profeta (sa).

Había aceptado el islam antes de que el Santo Profeta (sa) entrara en Darul Arqam. Darul Arqam era un lugar o centro, y también la casa de Arqam bin Arqam, un nuevo converso musulmán. Los musulmanes solían reunirse allí. Estaba situado a las afueras de Meca. Era un centro para aprender sobre la fe, el culto, etc. Debido a su reputación, también era conocido con el nombre de Darus Salam [La Morada de la Paz]. Continuó como centro [para los musulmanes] en La Meca durante tres años. Ahí era donde solían rezar en silencio. Ahí también fue donde el Santo Profeta (sa) celebraba reuniones. Más tarde, cuando Hazrat Umar (ra) aceptó el islam, comenzaron a profesarlo [el islam] abiertamente. Se narra que Hazrat Umar (ra) fue la última persona en convertirse al islam en ese centro. De todos modos, Hazrat Abdul-lah bin Yahsh (ra) había aceptado el islam antes del establecimiento de este centro.

Se narra que su familia también fue sometida a la opresión a manos de los politeístas de Quraish. Emigró a Abisinia dos veces, junto con sus dos hermanos Hazrat Abu Ahmad y Ubaidul-lah y sus hermanas Hazrat Zainab bint Yahsh, Hazrat Umm Habibah y Hazrat Hamnah bint Yahsh. Su hermano, Ubaidul-lah, a su llegada a Abisinia, se había convertido al cristianismo y murió allí como cristiano. Mientras su esposa Umm Habibah bint Abu Sufyan todavía estaba en Abisinia, el Santo Profeta (sa) realizó su propio Nikah [anuncio de matrimonio] con ella.

Hazrat Abdul-lah bin Yahsh (ra), antes de su éxodo a Medina, llegó a La Meca y se llevó a todos los miembros de su clan Banu Ghanam de entre los Dudan, que se habían convertido al islam, a Medina. Se marcharon tal cantidad de parientes de La Meca que barrios enteros quedaron desiertos y muchas casas fueron cerradas. Hoy en día, los áhmadis en algunos lugares de Pakistán están pasando por las mismas circunstancias. Algunos pueblos han quedado desiertos. Ibn Ishaq afirma que cuando Banu Yahsh bin Rayab emigró de la Meca, Abu Sufyan bin Harb vendió su casa a Amr bin Alqamah. Cuando esta noticia llegó a Hazrat Abdul-lah bin Yahsh (ra) en Madinah, la relató al Santo Profeta (sa). Al escuchar esto, el Santo Profeta (sa) dijo:

“¡Oh Abdul-lah! ¿No estás contento con el hecho de que Dios te otorgue un palacio en el Paraíso en su lugar?”

Hazrat Abdul-lah bin Yahsh (ra) dijo:

“¡Sí, sí, Mensajero de Al-lah (sa)! Estoy contento.”

Sobre esto, dijo:

“Entonces, ese lugar es para ti.”

Quería decir que, por esas casas, ahora desocupadas, se te da un lugar en los Cielos como sustituto. Allí, los palacios estarán a su disposición.

El Santo Profeta (sa) envió a Hazrat Abdul-lah bin Yahsh (ra) en la expedición al Valle de Najlah, un testimonio que se relata en los libros de la siguiente manera:

Un día, el Santo Profeta (sa), después de haber realizado la oración de Ishaa (noche), le dijo a Hazrat Abdul-lah bin Yahsh (ra): “Ven armado por la mañana, ya que deseo enviarte a alguna parte.”

Por lo tanto, cuando el Santo Profeta (sa) completó la oración del Fayar (amanecer), encontró a Hazrat ‘Abdul-lah bin Yahsh esperando en su puerta con sus flechas, su arco, su lanza y su escudo. El Santo Profeta llamó a Hazrat Ubai bin Ka’b y le dio instrucciones para que escribiera una carta. Una vez escrita la carta, llamó a Hazrat ‘Abdul-lah bin Yahsh y mientras se la entregaba, el Santo Profeta (sa) le dijo que lo nombraba líder de la expedición (la delegación y expedición, que se había formado y enviado durante su liderazgo). De hecho, en los documentos históricos encontramos que, antes de esto, el Santo Profeta (sa) nombró a Hazrat ‘Ubaida bin Harith como el líder de esta expedición. Sin embargo, cuando regresó a casa antes de la partida para prepararse, sus hijos fueron al Santo Profeta (sa) y comenzaron a llorar. Ante esto, el Santo Profeta (sa) envió a Hazrat ‘Abdul-lah bin Yahsh en su lugar como líder. En el momento de su partida, el Santo Profeta (sa) le dio el título de Amir-ul-Mu’minin [jefe de los creyentes]. En Sirat-ul-Halbiya está escrito que Hazrat ‘Abdul-lah bin Yahsh fue el primer compañero afortunado que recibió el título de Amir-ul-Mu’minin [jefe de los creyentes] en la era islámica. En el comentario del versículo یسلونک عن الشہر الحرام قتال فیہ (Al-Baqarah: 218) [te preguntan sobre luchar en el Mes Sagrado], Hazrat Musleh-e-Mau’ud (ra) ha mencionado el incidente con estas palabras: que incluso después de que el Santo Profeta (sa) había emigrado de La Meca a Medina, la severidad de la enemistad de la gente de La Meca no disminuyó. De hecho, empezaron a amenazar al pueblo de Medina porque, “al haber dado refugio a nuestro pueblo, solo queda un camino, ya sea matarlos a todos o expulsarlos de Medina. De lo contrario, juramos atacar Medina, los mataremos a todos y capturamos a sus mujeres”. Pero no se limitaron a las meras amenazas. Por el contrario, comenzaron a hacer preparativos para atacar Medina. En aquellos días, el estado del Santo Profeta (sa) era tal que a veces permanecía despierto toda la noche. Del mismo modo, los compañeros dormían con sus armas alrededor, por si el enemigo les tendía una emboscada de repente en la oscuridad de la noche. En estas circunstancias, por un lado, el Santo Profeta (sa) comenzó a hacer pactos con las tribus que vivían cerca y en los alrededores de Medina para que apoyaran a los musulmanes si se daban tales circunstancias. Por otro lado, como resultado de los informes de que los Quraish estaban haciendo preparativos para un ataque, el Santo Profeta (sa) envió a Hazrat ‘Abdul-lah bin Yahsh a Najla con doce hombres en el segundo año de la Hégira. Le dio una carta y le indicó que la abriera después de dos días. Hazrat ‘Abdul-lah bin Yahsh la abrió después de dos días. Estaba escrito que debía quedarse en Najla, reunir información sobre las circunstancias de los Quraish e informar al respecto. Casualmente, en aquellos días, una pequeña delegación de los Quraish, que regresaba de algún negocio en Siria, pasó por allí. Hazrat ‘Abdul-lah bin Yahsh tomó una iniciativa personal y los atacó, como resultado de lo cual una persona de entre los no creyentes,’ Amr bin Al-Hazrami, fue asesinado, dos personas fueron tomadas prisioneras, y los musulmanes también se apoderaron del botín de guerra. Cuando regresaron a Medina e informaron al Santo Profeta (sa) de este incidente, él expresó gran desagrado, dijo que no había dado permiso para luchar y se negó a aceptar el botín de guerra. Ibn Yarir tomó la narración de Hazrat Ibn ‘Abbas y escribió que el error que Hazrat’ Abdul-lah bin Yahsh y sus compañeros cometieron fue creer que el [mes de] Rayab aún no había comenzado, cuando lo cierto era que el mes de Rayab sí había comenzado.  Creyeron que era el trigésimo de Yamadi-uth-Zani y que [el mes de] Rayab aún no había comenzado. Sin embargo, los idólatras comenzaron a protestar por el hecho de que ‘Amr bin Al-Hazrami hubiera sido asesinado por musulmanes y que los musulmanes ya no respetaban la santidad de los meses sagrados, en los que se habían prohibido todas las formas de guerra.

Continúa diciendo Hazrat Musleh Maud ra:

“Al-lah el Exaltado afirma en este versículo que, aunque es muy despreciable luchar en estos meses y un pecado a los ojos de Al-lah el Altísimo, es aún más despreciable evitar que las personas caminen por el sendero de Al-lah el Altísimo, dejen de profesar la unidad de Dios el Exaltado, ignoren la santidad de la Mezquita de Al-Haram y expulsen a las personas de sus hogares sin ningún motivo, simplemente por el hecho de creer en el Único Dios. Habéis pensado en un aspecto. Sin embargo, no habéis reflexionado sobre la gravedad de vuestros propios pecados y las acciones desagradables que habéis cometido al rechazar a Dios y a Su Mensajero (sa), haciendo caso omiso de la santidad de la Mezquita de Al-Haram y expulsando a la gente de sus hogares. Cuando vosotros mismos sois culpables de estas acciones atroces, ¿cómo podéis plantear acusaciones contra los musulmanes? Ellos solamente han cometido un error involuntario. Sin embargo, vosotros hacéis todo esto con completo conocimiento e intencionalidad”.

Entrando en detalles sobre un Hadiz [dichos del Santo Profeta (sa)] de Bujari, Hazrat Sayyid Zain-ul Abidin Waliul-lah Shah Sahib ha mencionado el resultado positivo de la expedición de Abdul-lah bin Yahsh. Él ha escrito que los testimonios nos informan que esta expedición fue un completo éxito en relación al propósito por el que fue enviada. Gracias a la captura de prisioneros obtuvieron información concreta y precisa de los planes y desplazamientos de los Quraish de Meca. El incidente relacionado con la delegación de Hazrami fue algo al margen y anecdótico. La opinión de algunos historiadores, que han mencionado que algunos miembros de esta expedición pensaron en devolver las posesiones capturadas de los Muhayirin [musulmanes que emigraron de La Meca a Medina], es incorrecta. Más bien, el principal objetivo de esta expedición fue simplemente obtener, a través de esta delegación de Hazrami, información concreta y precisa del objetivo de la expedición bajo la dirección de Abu Sufyan bin Harb y los planes de guerra hechos por los Quraish de Meca. Esto fue precisamente lo que se les había transmitido en secreto y, por lo tanto, no dejaron que la oportunidad de capturar a esta pequeña delegación se desperdiciara. Es una idea descabellada creer que fueron enviados para obtener información sobre los planes de guerra realizados por los Quraish de Meca, si bien estimaron suficiente saquear a esta delegación y regresar al Santo Profeta (sa).

Hazrat Abdul-lah bin Yahsh era un compañero altamente respetado. Era también el primo paterno del Santo Profeta (sa). El Santo Profeta (sa) había designado a una persona digna y de confianza para esta expedición. Cuando el Santo Profeta (sa) se dio cuenta de los planes de guerra de los Quraish de Meca, comenzó también a hacer preparativos en el más absoluto secreto. Él escribe que a pesar de que en las narraciones relacionadas con la guerra encontramos que el Santo Profeta (sa) expresó su disgusto hacia Hazrat Abdul-lah bin Yahsh y sus compañeros, este disgusto fue oportuno y justificado ya que su expedición creó situaciones que podían haber sido causa de discordia. Sin embargo, a veces algunas acciones que aparentemente parecen ser errores se llevan a cabo de acuerdo con la voluntad Divina, y algunos incidentes insignificantes dan resultados magníficos.

Es muy posible que si la campaña dirigida por Abdul-lah bin Yahash no hubiera sido enviada, los acontecimientos no se habrían desarrollado como lo hicieron. La caravana liderada por Abu Sufyan que venía de Siria habría alcanzado la Meca sin interrupción y los Quraish habrían atacado a los musulmanes con todos los medios, lo que habría sido realmente difícil para los mal equipados compañeros del Santo Profeta (la paz sea con él). Sin embargo, el altercado causado por Abdul-lah bin Yahash enfureció a los arrogantes líderes Quraish, quienes reunieron apresuradamente un ejército de mil soldados y llegaron a Badar en un estado de cólera presuntuosa para salvar su convoy. Poco sabían ellos que sus muertes ya habían sido selladas. Por otro lado, era igualmente posible que si los compañeros hubieran sabido que se enfrentarían a un ejército totalmente equipado, algunos de ellos podrían haber mostrado alguna reticencia. Así que este acto de secretismo resultó ser una táctica de guerra, conocida como camuflaje en la terminología actual. Según la historia, el amor de Dios y de Su profeta había hecho a los compañeros ajenos a todos los deseos materiales. Su único deseo era sacrificar sus vidas por la causa de Al-lah. Sus deseos se cumplieron y nombres como ‘Almuyyada Fi lil-lah’ [el que perdió su oreja por la causa de Al-lah] conformaban el hecho distintivo.

Algunos detalles más a este respecto: hay un ejemplo bien conocido de cómo se escucharon las oraciones de Abdul-lah bin Yahsh antes de ser martirizado. Ishaq bin Saad bin Abi Waqas narra en relación a su padre que el día de la batalla de Uhud, Abdul-lah bin Yahsh pidió a su padre irse a un lugar apartado para rezar juntos. Primero Saad oró:

“¡Oh Al-lah, cuando me encuentre con el enemigo mañana, déjame enfrentarme a alguien que es feroz en el ataque y tenga gran valor! ¡Déjame pelear con él y déjame matarlo por Tu causa! ¡Déjame aprovechar sus armas!”

Sobre esto Hazrat Abdul-lah bin Yahsh dijo: Amén.

Después de esto Hazrat Abdul-lah bin Yahsh oró:

“¡Oh Al-lah!, cuando me encuentre con el enemigo mañana, déjame enfrentarme a alguien que es feroz en el ataque y tenga gran valor. Déjame pelear frente a él y deja que me venza y me mate y me corte las orejas y la nariz. Y cuando me presente frente a ti, Tú me preguntes: ‘Oh Abdul-lah, ¿por qué te han cortado la nariz y las orejas?’, y yo te responda: ‘¡Oh Al-lah!, fueron cortadas en Tu camino y en el camino de Tu Profeta, y Tú dirás: ‘Tú has dicho la verdad’”

Hazrat Saad dice que la oración de Abdul-lah bin Yahsh fue mejor que la mía, porque hacia el final del día vi que su nariz y orejas estaban colgando de un hilo, lo que significa que habían sido cortadas y colgadas juntas. Esta era una práctica cruel utilizada por los infieles. Incluso hoy, algunos musulmanes extremistas son complacientes con esta práctica, en nombre del islam.

Hazrat Muttalib bin Abdul-lah bin Hantaf narra que el Santo Profeta (sa), estaba cerca de un lugar llamado Shaijain, cerca de Medina en su camino hacia Uhud, donde hizo descanso por la noche. Hazrat Umme Salma trajo carne asada que él comió. Luego ella trajo Nabiz, el Santo Profeta (sa) lo bebió (creo que es algo similar a Harira). Alguien tomó la copa de Nabiz y bebió un poco, y luego Abdul-lah bin Yahsh tomó la copa y la terminó. Otro hombre pidió un sorbo, diciendo, “¿sabes dónde estarás mañana por la mañana?” Abdul-lah bin Yahsh dijo: “Sí lo sé, me gustaría ver a mi Señor en estado saciado [que haya comido y bebido bien], en lugar de sediento”. ¡Qué maravillosas maneras tenían los compañeros de amar a Al-lah y qué maravillosa preparación para encontrarse con Él!

Hazrat Abdul-lah bin Yahsh y Hazrat Hamza bin Abdul Muttalib fueron enterrados juntos en la misma tumba. Hazrat Hamza era el tío de Hazrat Abdul-lah bin Yahsh y en el momento de su martirio tenía poco más de 40 años. El Santo Profeta (sa) era el custodio de su herencia así que el Santo Profeta (sa) compró bienes en Jaibar y se los dio a su hijo.

Hazrat Abdul-lah bin Yahsh también fue reconocido como una autoridad con buenas opiniones y consejos. En el momento de la Batalla de Badr, Hazrat Abdul-lah bin Yahsh estaba entre aquellos Compañeros de quienes el Santo Profeta (sa) aceptó consejos.

Hazrat Musleh Mau’ud (ra) narra el incidente del Santo Profeta (sa) con respecto a la hermana de Hazrat Abdul-lah bin Yahsh mientras regresaban de la batalla de Uhud. Él afirma que esto ha sido registrado en la historia y parece que relata con sus propias palabras que en esta batalla (Uhud) somos testigos de cómo el Santo Profeta (sa) mostró gran coraje y una elevada moral, cómo fue compasivo con la gente y ganó sus corazones. De la situación de esta batalla, uno puede comenzar a entender la altura de su condición moral y apreciar los sacrificios inigualables de sus Compañeros. Hazrat Musleh Mau’ud (ra) escribe que he hablado del momento en el que el Santo Profeta (sa) regresaba a Medina una vez acabada la batalla. Cuando las mujeres de Medina oyeron la noticia del martirio de Abdul-lah bin Yahsh se inquietaron, pero cuando escucharon que el Santo Profeta (sa) regresaba, le esperaron a una corta distancia fuera de Medina para darle la bienvenida.

Entre ellas estaba su cuñada, Zainab bint Abi Yahsh, tres de cuyos parientes cercanos habían sido martirizados durante la batalla. Cuando el Santo Profeta (sa) la vio, le dijo que lamentara su pérdida. Esta es una expresión árabe que significa que te estoy informando de la muerte de tu pariente. Zainab bint Yahsh respondió:

“¡Oh, Mensajero de Al-lah! ¿Por quién debo afligirme?”

El Santo Profeta (sa) respondió:

“Tu tío Hamza ha sido martirizado”.

Al oír esto, Hazrat Zainab dijo “inna li-llahi wa inna ilaihi rayi’un” (¡Ciertamente a Al-lah pertenecemos y Él regresaremos!) y luego dijo:

“Que Al-lah eleve su rango. ¡Qué muerte tan maravillosa que tuvo!”

Entonces el Santo Profeta (sa) dijo:

“Ahora lamenta otra pérdida.”

Hazrat Zainab respondió:

“¡Oh, Mensajero de Al-lah! ¿Por quién debo afligirme?”

Él respondió:

“Tu hermano Abdul-lah bin Yahsh ha sido martirizado.”

Zainab dijo de nuevo “inna lil-lahi wa inna ilaihi rayi’un” y dijo:

“Alhamdulil-lah (todos los elogios pertenecen a Al-lah), ¡qué muerte tan maravillosa tuvo!”

El Santo Profeta (sa) dijo entonces:

“También tendrás que lamentar otra pérdida”.

Hazrat Zainab respondió:

“¡Oh, Mensajero de Al-lah! ¿Por quién debo afligirme?”

Él respondió:

“Tu marido también fue martirizado.”

Cuando oyó esto, cayeron lágrimas de los ojos de Hazrat Zainab, y respondió: “¡ay de mí!”

El Santo Profeta (sa) dijo entonces:

“Observad qué fuerte es el vínculo entre una mujer y su esposo. Cuando le informé a Zainab de la muerte de su tío ella dijo “inna lil-lahi wa inna ilaihi rayi’un”, cuando le informé de la muerte de su hermano, ella dijo nuevamente “inna lil-lahi wa inna ilaihi rayi’un”, pero cuando le informé de la muerte de su marido ella dejó escapar un suspiro y dijo ¡ay de mí! y no pudo contener sus lágrimas de dolor.”

El Santo Profeta (sa) dijo entonces que en tales circunstancias las mujeres olvidan a todos sus parientes cercanos y parientes consanguíneos y recuerdan a sus amados esposos. Luego le preguntó a Hazrat Zainab:

“¿Por qué dijiste que ¡ay de mí!?”

Ella respondió:

“¡Oh, Mensajero de Al-lah! Me acordé de mi hijo, y pensé que quién ahora se ocupará de él.”

A pesar de su afecto por su amado esposo y aunque siempre lo recuerda, expresó su preocupación por sus hijos. Esta es una lección para hombres y mujeres de hoy en día según la cual deberían convertirse en maridos afectuosos y las mujeres en madres que se preocupen por sus hijos. Además, para convertirse en tales maridos cariñosos deben cumplir con los derechos de sus esposas e hijos y hay muchas quejas al respecto hoy en día acerca de que estos derechos no se respetan.

¡Qué hermosa es la declaración del Santo Profeta (sa)! Él le dijo a Zainab:

“Le ruego a Al-lah el Todopoderoso que traiga a alguien que les cuide más que su esposo (en otras palabras, cuide de los niños).”

El resultado de esta oración fue que Zainab (ra) se casó con Hazrat Talha (ra) y tuvieron un hijo, Muhammad bin Talha. Sin embargo, la historia nos dice que Hazrat Talha (ra) no mostró tanto amor y compasión por Muhammad bin Talha como lo hizo con los hijos anteriores de Zainab (ra). La gente decía que nadie ama a sus hijos tanto como Talha (ra). Todo esto fue el resultado de las oraciones del Santo Profeta (sa).

El segundo Compañero es Hazrat Ka’b bin Zaid. Su nombre era K’ab bin Zaid bin Qais bin Malik y era de la tribu Banu Nayaar. Estuvo presente en la Batalla de Badr y fue martirizado en la Batalla de Jandaq. Se dice que fue alcanzado por la flecha de Umaya bin Rubiya bin Sajr. Era de los Compañeros de Bir Maona, donde todos los demás Compañeros fueron asesinados, pero él era el único superviviente. Bir Maona es donde el Santo Profeta (sa), por solicitud de una tribu, envió a 70 de sus compañeros, un gran grupo que eran Huffaz (habían memorizado todo el Corán) y eran Qaris (quienes recitan el Corán correctamente). Habían sido engañados y todos ellos fueron martirizados con la excepción de Hazrat Ka’b. Hazrat K’ab sobrevivió porque había subido a una montaña. Según algunas narraciones, los incrédulos lo atacaron y lo hirieron severamente. Pensando que estaba muerto, los incrédulos lo dejaron a pesar de que él estaba realmente vivo. Pronto regresó a Medina y, finalmente, su salud y su vida volvieron a la normalidad.

El tercer compañero es Hazrat Saleh Shukraan. Su nombre era Saleh y su título era Shukraan y era conocido por esta denominación. Hazrat Saleh Shukraan era un esclavo Habshi (abisinio) de Hazrat Abdul-lah bin Auf. El Santo Profeta (sa) lo prefirió para que ayudara a servir y lo compró a Hazrat Abdul-lah. Otras narraciones dicen que Hazrat Abdur Rahman bin Auf lo entregó sin recompensa. Hazrat Saleh Shukraan participó en la Batalla de Badr. Debido a que no era libre y estaba en servidumbre, el Santo Profeta no le había asignado una parte de la recompensa. El Santo Profeta nombró a Hazrat Saleh Shukraan superintendente de los prisioneros. Los prisioneros que él supervisaba iban a darle una remuneración, por lo que Hazrat Shukraan recibió aún más del botín de guerra. Aunque no tenía una parte asignada del botín de guerra, sin embargo, debido a esta responsabilidad, recibió aún más botín de guerra que los demás. Después de la Batalla de Badr, el Santo Profeta (sa) lo liberó.

Hazrat Yafir bin Muhammad Sadiq (ra) dice que Hazrat Shukraan era de entre los Ahl Sufa, los que siempre estaban a las puertas del Santo Profeta (sa). Hazrat Shukraan tuvo el honor de participar en el Ghusl (ritual de lavado del cuerpo difunto en el islam) y en el entierro del Santo Profeta (sa). Hazrat Ibn Abbas (ra) dice que al Santo Profeta le dieron Ghusl con su ropa puesta. Hazrat Ali (ra), Hazrat Fazal bin Abbas (ra), Hazat Qusm bin Abbas y Hazrat Shukraan y Hazrat Owais bin Jouli entraron en el área de sepultura del Santo Profeta (sa). Hazrat Shukraan dice acerca de esto que juro por Dios que puse una prenda de terciopelo debajo de la tumba del Santo Profeta (sa). Según una tradición de Sahih Muslim, era una prenda de terciopelo rojo. Esta prenda fue utilizada por el Santo Profeta (sa), por lo que Hazrat Shukraan relata que no deseaba que nadie usara esta prenda después de que el Santo Profeta (sa) falleciera porque el Santo Profeta (sa) usaría esta prenda él mismo.

En la Batalla de Muraysi, Hazrat Shukraan fue nombrado supervisor de los prisioneros, así como de la riqueza, las armas, el ganado, etc., que se obtuvieron de los campamentos. Era muy capaz y fiable. Se menciona que Umar (ra) envió a Hazrat Abdur Rahman, hijo de Hazrat Shukraan, hacia Hazrat Abu Musa Ashari. Hazrat Umar (ra) escribió que te envío a un hombre piadoso, Abdur Rahman, hijo de Saleh Shukraan, quien fue un esclavo liberado del Santo Profeta (sa). Trátelo considerando el estado que el Santo Profeta (sa) le dio como si fuera su padre [al esclavo liberado]. Este era el estado que el islam otorgaba a los esclavos. El islam no solo otorgó libertad a los esclavos, sino que también les dio respeto y dignidad a sus hijos. Una narración menciona que Hazrat Shukraan tomó residencia en Medina y que también tenía un hogar en Basora. Falleció durante la era del Jalifato de Hazrat Umar (ra).

A continuación, se menciona a Hazrat Malik bin Duhsham. Era de la tribu Jizray y de la familia de Banu Ghanam Bin Auf. Él tenía una hija llamada Furaya. Los eruditos discuten si Hazrat Malik bin Dhuhshum tomó parte en el Bai’at de Uqba o no. Según Ibn Ishaaq y Musa bin Utba, él participó. De todos modos, la diferencia de opiniones entre los académicos continúa. Hazrat Malik participó en la Batalla de Badr, Uhud y Jandak y en todas las demás batallas después con el Santo Profeta (sa). Suhail bin Amr estaba entre los líderes mayores y respetados de los Quraish. Participó en la Batalla de Badr del lado de los idólatras. Hazrat Malik bin Dhuhshum lo encarceló.

Las tradiciones mencionan que Amir bin Sad narra de su padre, Hazrat Saad bin Abi Waqas, que “el día de la Guerra de Badr, lancé una flecha a Suhail bin Amr, y debido a ello sus arterias se perforaron. Seguí los rastros de sangre y vi que Hazrat Malik bin Dhuhshum lo estaba sujetando por el pelo. Le dije que ese era mi prisionero puesto que lancé la flecha hacia él. Sin embargo, Hazrat Malik dijo que era su prisionero puesto que lo había capturado. Ambos llevaron a Suhail ante el Santo Profeta (sa), quien se lo llevó. Sin embargo, en Roha, Suhail escapó de Hazrat Malik bin Dhuhshum. Hazrat Malik llamó a gritos a la gente para buscarlo. El Santo Profeta (sa) dijo que quien lo encontrase lo matase (vino a luchar contra los musulmanes, y él era un prisionero que se había escapado, por lo que había amenaza de peligro nuevamente. En cualquier caso, esta orden era para un prisionero de guerra aunque su destino era salvarse). Suhail bin Amr fue finalmente encontrado por el propio Santo Profeta (sa). Cuando el Santo Profeta (sa) lo encontró no lo mató; pero si hubiese sido encontrado por cualquier otro Compañero, lo hubiese matado. Sin embargo, puesto que fue encontrado por el Santo Profeta (sa), éste no lo mató. Este es un bendito ejemplo, lo cual también sirve para aquellos que injustamente acusan al Santo Profeta (sa) de ser cruel y derramar sangre. A pesar de haber ordenado la pena de muerte, cuando se encontró cara a cara ante la persona en particular, no lo mató. Según una de las narraciones, el Santo Profeta (sa) encontró a Suhail entre árboles o arbustos. Ordenó que se le atara, por lo que sus manos fueron atadas al cuello; en otras palabras, fue hecho prisionero.

Hay un hadiz en Sahih Bujari, relatado por Hazrat Utbaan bin Malik, que estaba entre los Compañeros Ansari que lucharon en la Batalla de Badr; en el que narra que fue a ver al Santo Profeta (sa) y dijo:

“¡Oh Mensajero de Al-lah! Mi vista se ha debilitado de manera significativa. Normalmente dirijo las oraciones para mi gente. Cuando llueve mucho, el camino entre mi casa y la mezquita se inunda y no puedo dirigir las oraciones. Es mi deseo oh Mensajero de Al-lah que usted venga a mi casa y ofrezca sus oraciones allí, para que después pueda convertir mi casa en mezquita”.

El Santo Profeta (sa) contestó “Insha´lah [¡Que Dios así lo permita!] vendré”.

Continúa diciendo:

“Una mañana el Santo Profeta (sa) y Hazrat Abu Bakr (ra) vinieron a mi casa tras el alba. Al llegar a la puerta el Santo Profeta (sa) pidió permiso para entrar, a lo que les dejé entrar. Cuando el Santo Profeta (sa) entró en la casa no se sentó, sino que preguntó: ‘¿En qué parte de la casa prefiere que ofrezca la oración?’ Señalé hacia una esquina de la casa donde deseaba que él ofreciese la oración. El Santo Profeta (sa) se situó para la oración y dijo ‘Al-lahu Akbar’. Nos colocamos en filas para la oración. Ofreció dos rakats (unidades) de oración y el salaam [señal de la finalización de la oración]”.

Dice a continuación:

“Le ofrecí Jazirah (un plato preparado con carne y harina o pan), y por ello el Santo Profeta (sa) permaneció un rato más”.

Dice, además:

“Algunos otros habitantes de la zona se reunieron en la casa. Uno de ellos dijo:

“¿Dónde está Malik bin Dahsham?”

Alguien contestó:

“Es un hipócrita que no tiene amor por Al-lah ni Su Mensajero”.

Puesto que vivía cerca, a lo mejor lo dijo por no haber acudido a la casa. Ante esto el Santo Profeta (sa) dijo:

“No digas eso. ¿No veis que él práctica el lema islámico de La Ilaaha Ilal-lah con tal de obtener el amor de Dios?”

Quien dijo lo anteriormente mencionado dijo entonces:

“Dios y Su Mensajero saben mejor”.

Dijo también:

“Hemos dicho esto únicamente para llamar la atención de los hipócritas y por compasión hacia ellos”.

Quizás por su naturaleza amable, deseaban difundir el mensaje hasta los hipócritas y así éstos se acercarían al islam. Mostraban compasión y debido a esto se creó un malentendido entre [algunos] de los compañeros. El Santo Profeta (sa) dijo entonces:

“En verdad, Al-lah el Todopoderoso prohibirá al fuego tocar a aquel que declara La Ilaaha Ilal-lah, con la condición de que lo dice con el objetivo de obtener el agrado de Dios”.

Esta es la respuesta a los autodenominados eruditos que blanden en edicto de Kufr (incrédulo) y en relación a los áhmadis, cometen atrocidades. Son los edictos de estos autodenominados eruditos, los que han destruido la paz dentro de los países musulmanes. Hoy día en Pakistán hay una organización llamada Labbaik Ya Rasulal-lah. Elevan gran número de cánticos, pero el verdadero significado de Labbaik Ya Rasulal-lah sería actuar en base a este dicho del Santo Profeta (sa) y abstenerse de etiquetar a cualquiera que de fe de que La Ilaaha Ilal-lah de ser no musulmán. Al-lah el Todopoderoso ha prohibido el fuego (del Infierno) a cualquier persona que afirme esto, teniendo en consideración el Decreto de Dios. Estas personas que dicen que nosotros no pronunciamos esta declaración teniendo en consideración el Decreto de Dios en mente. ¿Acaso estas personas saben que se encuentra en nuestros corazones más que el Santo Profeta (sa)? ¡Que Al-lah el Todopoderoso proteja a estas personas de esta organización!

En otra narración se afirma que Hazrat Utban bin Malik le dijo al Santo Profeta (sa) que Hazrat Malik bin Dhuhshum es un hipócrita. En relación a esto el Santo Profeta (sa) dijo:

“¿Acaso él no profesa La Ilaaha Ilal-lah?”

Utban respondió:

“Ciertamente lo hace, sin embargo, no lo profesa de forma genuina”

El Santo Profeta (sa) entonces preguntó:

“¿Acaso no ofrece sus oraciones?”.

Él respondió,

“Ciertamente lo hace, pero no pueden ser consideradas como oraciones.”

Quizás en aquella época la gente era dura de naturaleza, del mismo modo que vemos en los ulemas de hoy día. El Santo Profeta (sa) entonces dijo:

“Es acerca de dicha gente, de quien Al-lah el Todopoderoso me ha prevenido de realizar cualquier tipo de juicio. Solo Al-lah el Todopoderoso sabe lo que hay oculto en los corazones.”

Al-lah el Todopoderoso detuvo al Santo Profeta (sa) de realizar cualquier tipo de juicio, y sin embargo, estos eruditos parece que tienen la licencia de cometer cualquier tipo de atrocidad en el nombre de Dios, especialmente los clérigos de Pakistán.

Hazrat Anas bin Malik (ra) relata que Hazrat Malik bin Dhuhshum fue calumniado en frente del Santo Profeta (sa) quien posteriormente dijo:

[árabe]

“No insultes ni mal intenciones a mis compañeros.”

En el camino de vuelta de la Batalla de Tabuk, el Santo Profeta (sa) paró cerca de Medina en un lugar llamado Zawawan. Durante su estancia el Santo Profeta (sa) fue informado acerca del Masyid Al-Zarar a través de una revelación. El Santo Profeta (sa) pidió que vinieran  Hazrat Malik bin Dhuhshum and Hazrat Ma’an bin Adi, y les ordenó que bajaran hacia la mezquita Al-Zarar. Hazrat Malik bin Dhuhshum y Hazrat Ma’an bin Adi acudieron a la tríbu de Banu Salam, la cual era la tribu de Hazrat Malik bin Dhuhshum. Hazrat Malik bin Dhuhshum dijo a Hazrat Ma’an que le esperara para traer algo con lo que pudiera encender una hoguera. Fue a su casa y trajo una rama de palmera seca con la cual encendió el fuego. Entonces fueron hacia Masyid Al-Zarar y acorde a las narraciones llegaron entre las oraciones de Maghrib e Ishaa.  Encendieron el fuego y la quemaron hasta los cimientos.

Por tanto, no debemos hacer afirmaciones acerca de los compañeros basándonos en feas sospechas. Se asumía que posiblemente se desvió del camino recto hasta el punto de que fue acusado de ser un hipócrita. Sin embargo, posteriormente, se convirtió en aquel que destruyó el centro de los hipócritas bajo las instrucciones de Al-lah el Todopoderoso.

¡Que Al-lah el Todopoderoso continúe elevando el estatus de los compañeros! ¡Que nos permita analizarnos a nosotros mismos, de si estamos o no actuando bajo las instrucciones de Al-lah el Todopoderoso!

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