Los Compañeros (Sahaba) del Profeta Muhammad (sa) - Hazrat 'Auf bin Harith (ra) & Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

Los Compañeros (Sahaba) del Profeta Muhammad (sa) – Hazrat ‘Auf bin Harith (ra) & Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Sermón del viernes, del 20.11.20, pronunciado en la Mezquita Mubarak de Islamabad (Tilford, Surrey), Reino Unido.

Después de recitar el Tashahud, el Ta’awwuz y el Sura al-Fātihah, Hazrat Jalifatul Masih V (aba) dijo:

El primer Compañero que mencionaré hoy es Hazrat ‘Auf bin Harith bin Rifaa (ra), del grupo de los Ansar. Según varios relatos, su nombre se ha registrado también como ‘Auf bin Afraa, ‘Auf bin Hariz y ‘Auz bin Afraa. Por cierto, Afraa era el nombre de su madre. Hazrat ‘Auf bin Harith bin Rifa’a Ansari (ra) pertenecía a los Ansar de la tribu de los Banu Nallar. Hazrat Mu’az (ra) y Hazrat Mu’awwiz (ra) eran hermanos de Hazrat ‘Auf (ra). Por su parte, Hazrat ‘Auf (ra) estaba entre los seis primeros hombres de entre los Ansar que llegaron a La Meca y hicieron el bai’at [juramento de iniciación]; además, participó en el bai’at en Aqaba. Después de aceptar el Islam, rompió los ídolos de Banu Malik bin Nallar, con la ayuda de Hazrat Asad bin Dhurarah (ra) y Hazrat ‘Ammarah bin Hazm (ra).

El día de la batalla de Badr, Hazrat ‘Auf bin’ Afraa (ra) le preguntó al Santo Profeta (sa), en medio de la misma: “¡oh Mensajero de Dios (sa)! ¿Qué acto de Su siervo deleita más Dios el Exaltado?”. El Santo Profeta (sa) respondió: “cuando Su siervo está involucrado en la batalla y lucha sin miedo, y sin su armadura”. En otras palabras, que cuando está en la batalla no debe tener miedo. Ante esto, Hazrat ‘Auf bin Afraa (ra) se quitó la armadura, salió  y comenzó a luchar hasta que fue martirizado. Ese día, Abu Yahl martirizó a ‘Auf bin Harith (ra) y a su hermano Hazrat Mu’awwaz (ra) durante la batalla de Badr.

Los nombres de las personas que atacaron a Abu Yahl durante la batalla de Badr se mencionan en el Hadiz y en los libros de historia, y entre ellos también se menciona a ‘Auf bin Afraa (ra). Esto ya se ha mencionado anteriormente. En Sunan Abi Daud se dice que su nombre era ‘Auf bin Hariz (ra) y normalmente se le conocía por estos dos nombres. Sin embargo, estuvo entre los que mataron a Abu Yahl, pero alcanzó el martirio durante la batalla de Badr.

El siguiente Compañero que mencionaré es Hazrat Abu Ayyub (ra), que también pertenecía a los Ansar. El nombre de Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) era Hazrat Jalid y su padre era Zaid bin Kulayb, y se le conoce tanto por su nombre como por su título. Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) pertenecía a la rama Banu Nallar de la tribu de Jazrall. Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) fue bendecido con la oportunidad de hacer bai’at con ocasión de la segunda promesa, en Aqaba, junto a otros setenta Compañeros (ra). La madre de Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) era Hind bint Sa’id, aunque según otra narración, se llamaba Zahra bint Sa’d. La esposa de Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) era Hazrat Umm-e-Hassan bint Zaid (ra), quien dio a luz a un hijo llamado ‘Abdur Rahman. El Santo Profeta (sa) formó un vínculo de hermandad entre Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) y Hazrat Mus’ab bin ‘Umair (ra). Más tarde, cuando el Santo Profeta (sa) emigró a Medina, se quedó con Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) hasta la construcción de  Masjid-e-Nabawi (La Mezquita del Profeta -sa-) y su casa.

En Sirat Jatam-un-Nabiyyin [La vida y el carácter del Sello de los Profetas (sa)], Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) menciona lo siguiente, en relación con la estancia del Santo Profeta (sa) en la casa de Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra):

“Cuando el Santo Profeta (sa) llegó al Banu Nallar, se volvió a plantear la cuestión de con quién se quedaría. Cada individuo de la tribu deseaba ser quien recibiera ese honor. De hecho, y por el amor que sentían por él, alguno incluso tomó las riendas del camello del Santo Profeta (sa). Al ver esto, el Santo Profeta (sa) dijo: “deja mi camello, porque en este momento está siendo inspirado Divinamente”.

 En otras palabras, se iba a sentar donde Dios lo deseara; y al decir esto, también el Santo Profeta (sa) soltó sus riendas. El camello avanzó con gracia y se sentó cuando llegó al lugar donde, más tarde, se construyeron Masjid-e-Nabawi y las viviendas del Santo Profeta (sa). En ese momento, se trataba de un terreno baldío, propiedad de dos niños de Medina. Sin embargo, el camello inmediatamente se puso de pie y comenzó a avanzar; aunque después de algunos pasos, volvió una vez más al lugar inicial de descanso y se sentó. El Santo profeta (sa) entonces declaró: “parece que la Voluntad de Al’lah desea que este sea nuestro lugar de residencia”.

 Después de esto, el Santo Profeta (sa) suplicó a Dios y desmontó de su camello. A continuación, el Santo Profeta (sa) preguntó de quién era el hogar más cercano a ese lugar. Abu Ayyub Ansari (ra) se adelantó corriendo y dijo: “¡oh Mensajero de Al’lah (sa)! Es el mío y esta es la entrada a mi casa. Sea Usted bienvenido”. El Santo Profeta (sa) dijo: “está bien, entonces ve y prepara un lugar para que me quede”.

 Abu Ayyub Ansari (ra) preparó inmediatamente su casa y regresó. Presto, el Santo Profeta (sa) entró con él. Como era una casa de dos plantas,  Abu Ayyub (ra) deseaba que el Santo Profeta (sa) se quedara en la planta superior. No obstante, para mayor facilidad de las personas que vendrían de visita, el Santo Profeta (sa) prefirió la planta de abajo y se instaló allí. Cuando llegó la noche,

Abu Ayyub (ra) y su esposa no pudieron dormir pensando que el Santo Profeta (sa) estaba debajo  y ellos estaban encima de él. Además, sucedió que durante la noche se rompió una vasija de agua en el techo. Con apremio, Abu Ayyub (ra) colocó rápidamente su manta sobre el agua para secarla, a fin de evitar que una sola gota de agua se filtrara al piso de abajo. Por la mañana, se presentó ante el Santo Profeta (sa) y le imploró (sa) que se quedara en el piso superior. Al principio, el Santo Profeta (sa) dudó, pero ante la insistencia de Abu Ayyub (ra), estuvo de acuerdo. El Santo Profeta (sa) permaneció en esta casa durante siete meses; o según Ibn Ishaq, permaneció hasta el mes de Safar del segundo año después de la Hégira. En otras palabras, el Santo Profeta (sa) permaneció en ese lugar hasta la construcción de Masjid-e- Nabawi y las habitaciones adyacentes para su uso. Abu Ayyub (ra) también solía ofrecer la comida al Santo Profeta (sa) y luego, lo que quedaba de ella, se lo tomaba él. Debido a su amor y sinceridad, comía de donde el Santo Profeta (sa) había tomado su comida. De la misma forma, otros Compañeros (ra) ofrecían comida al Santo Profeta (sa)”.

Hazrat Musleh Maud (ra) ha narrado este incidente. A veces, se mencionan ciertos detalles adicionales que no se han escuchado antes, por lo que por eso lo citaré según sus palabras. Aunque el relato es más o menos el mismo, Hazrat Musleh Ma’ud (ra) tiene su propio y único estilo al narrarlos. El escribe:

“Mientras el Santo Profeta (sa) estaba en Medina, todos anhelaban tener el honor de ser su anfitrión. A su llegada, cuando su camello pasaba por las calles, las familias se alineaban para recibir al Mensajero de Al’lah (sa) y con una sola voz decían: “¡oh Mensajero de Dios (sa)! Aquí estamos con nuestros hogares, nuestra propiedad y nuestras vidas para recibirle, y ofrecerle nuestra protección. Venga a vivir con nosotros”. Algunos mostraban un mayor celo, se adelantaban y tomaban las riendas del camello, e insistían en que el Profeta (sa) desmontara frente a sus puertas y entrara en sus casas; pero cortésmente, el Santo Profeta (sa) se negaba, diciendo: dejad mi camello en paz,  porque está bajo el mando de Dios y se detendrá donde Al’lah quiera que se detenga”.

Finalmente, se detuvo en un sitio que pertenecía a huérfanos de la tribu Banu Nallar. El Santo Profeta (sa) desmontó y dijo: “parece que aquí es donde Dios quiere que nos detengamos”. A continuación, el Santo Profeta (sa) preguntó a quién pertenecía ese terreno. El tutor de los huérfanos se acercó e informó al Santo Profeta (sa) y luego le ofreció el lugar para su uso. Pero el Santo Profeta (sa) respondió que no aceptaría la oferta a menos que se le permitiera pagar. Se fijó un precio y el Santo Profeta (sa) decidió construir allí la mezquita y algunas casas al lado de la misma. Después de esto, el Santo Profeta (sa) preguntó quién vivía más cerca de ese lugar. Abu Ayyub Ansari (ra) se adelantó y dijo que su casa era la más cercana, y que sus servicios estaban a disposición del Santo Profeta (sa). Entonces, le pidió que le preparara una habitación para él en su casa. Esta tenía dos pisos y ofreció que el Santo Profeta (sa) se quedara con el piso superior, pero el Santo Profeta (sa) prefirió quedarse en el piso inferior para la comodidad de sus visitantes”.

Hazrat Musleh Maud (ra) narra además:

“La devoción que la gente de Medina tenía por el Santo Profeta (sa) se manifestó nuevamente. Abu Ayyub (ra) aceptó dejar que el Santo Profeta (sa) tuviera el piso inferior, aunque él y su esposa no pudieron dormir toda la noche, pensando que el Santo Profeta (sa) estaba debajo de ellos; pues él y su esposa consideraron descortés hacerlo. (Esta fue una expresión de su profundo amor). Durante la noche, una tinaja de agua se rompió accidentalmente y el agua fluyó por el suelo. De inmediato, Abu Ayyub (ra), temiendo que un poco de agua goteara a la habitación ocupada por el Santo Profeta (sa), tomó su manta y con ella secó el agua antes de que pudiera gotear. Por la mañana se presentó ante el Santo Profeta (sa) y narró los eventos de la noche anterior. Al escuchar esto, el Santo Profeta (sa) acordó ocupar el piso superior.

Abu Ayyub (ra) preparaba a diario las comidas y se las presentaba al Santo Profeta (sa),  y tanto él como su familia comían lo que quedaba de las mismas. Después de unos días, los otros miembros de los Ansar insistieron en participar también en el servicio al Santo Profeta (sa). Así pues, hasta que el Santo Profeta (sa) se estableció en su propia casa e hizo sus propios arreglos, los musulmanes de Medina se turnaron para presentar sus servicios al Santo Profeta (sa)”.

Con esto, la referencia recogida de “Una introducción al estudio del Sagrado Corán” de Hazrat Musleh Mau’ud (ra) está completa, y ahora la siguiente es un hadiz narrado por el propio Hazrat Abu Ayyub (ra). Pues bien, Hazrat Abu Ayyub (ra) narra que el Santo Profeta (sa) llegó a su casa y se quedó en el piso inferior de la misma, mientras que Hazrat Abu Ayyub (ra) se mudó al piso superior de la casa. El narrador dice que una noche, Hazrat Abu Ayyub (ra) se despertó y dijo que estaban caminando por encima del Santo Profeta (sa), por lo que se movió a un lado y pasó toda la noche en un rincón. Más tarde, cuando le expresó esto al Santo Profeta (sa), respondió diciendo que era más fácil para él permanecer en el piso inferior. Hazrat Abu Ayyub (ra) dijo que no podía residir en el piso superior, mientras que el Santo Profeta (sa) estaba debajo de él. Por lo tanto, el Santo Profeta (sa) se trasladó al piso superior y Hazrat Abu Ayyub (ra) bajó al piso inferior de la casa.

Hazrat Abu Ayyub (ra) preparaba comida para el Santo Profeta (sa) y cuando se devolvía lo que quedaba de la comida, le preguntaba a la persona que la traía dónde los dedos del Santo Profeta (ra) habían tocado la comida y Hazrat Abu Ayyub (ra) ponía sus dedos en esos mismos lugares; lo que significa que comía en el lugar exacto donde el Santo Profeta (sa) ya había comido. Una vez preparó comida para el Santo Profeta (sa) que contenía un poco de ajo. Cuando le trajeron la comida, volvió a preguntar de dónde había comido el Santo Profeta (sa). Cuando le informaron que el Santo Profeta (sa) no había comido ese día, se preocupó y subió al piso de arriba donde estaba el Santo Profeta (sa), para preguntarle si el ajo era “harām” [prohibido]. El Santo Profeta (sa) respondió: “no, pero personalmente no me gusta”. Al escuchar esto, Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) dijo: “si a Usted no le gusta algo, a mí también me desagrada”; o quizá dijo: “si no le gusta algo, tampoco me gustará a mí”.

El narrador dice, como se registra en Sahih Muslim, que los Ángeles visitarían al Santo Profeta (sa), lo que significa que recibiría revelaciones, por lo que los Ángeles vendrían a él. Así pues, esta fue la razón por la que al Santo Profeta (sa) no le gustaba en ese momento nada que tuviera un olor desagradable. Sin embargo, no dijo que estaba prohibido.

Otra narración de Sahih Muslim se refiere a este mismo tema: Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) narra que “cuando se le presentaba comida al Santo Profeta (sa), él comía de ella y me enviaba lo que quedaba. Un día, devolvió la comida, de la que no había comido nada, porque contenía ajo. Le pregunté al Santo Profeta (sa) si esto era ‘harām’, a lo que respondió que ‘no’, pero no le gustaba debido a su olor. Ante esto, Hazrat Abu Ayyub (ra) dijo: también me desagrada lo que no le gusta a Usted”.

Hay otra narración de Musnad Ahmad bin Hanbal en la que este mismo incidente se ha registrado de la siguiente manera: Abu Ayyub Ansari (ra) narra que “el Santo Profeta (sa) se quedó en el piso inferior de nuestra casa, mientras yo residía en la planta superior. Una vez, un poco de agua se derramó en el piso superior, por lo que junto a Umm Ayyub comenzamos a secar el agua con un trozo de tela, por temor a que un poco de agua gotease sobre el Santo Profeta (sa). Luego, nerviosamente fui ante el Santo Profeta (sa) y le dije: ¡oh Mensajero de Al’lah (sa)! Sentimos que es inapropiado que vivamos encima de Usted. Le solicito que se traslade al piso superior’. Así pues habiendo aceptado y siguiendo las instrucciones del Santo Profeta (sa), sus pertenencias, que eran en realidad muy pocas cosas, se trasladaron a la planta de arriba. Entonces dije: ¡oh Mensajero de Al’lah (sa)! Cada vez que me enviaste algo de tu comida, encontraba las huellas de tus dedos y ponía mi mano en el mismo lugar. Pero hoy, cuando me devolviste la comida, no encontré las huellas de tus dedos. El Santo Profeta (sa) respondió: tienes razón. En realidad, contenía cebollas (aquí se han mencionado cebollas en lugar de ajo) y no quise comerla, debido a que hay un Ángel que viene a visitarme. No obstante, tú puedes comer de ella”.

Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) tuvo el honor de acompañar al Santo Profeta (sa) en las batallas de Badr, Uhud, Jandaq y todas las demás batallas. Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) relata que: “el día de Badr, los musulmanes se estaban organizando en filas, cuando algunas personas se adelantaron a la fila. El Santo Profeta (sa) los miró y dijo: ¡quedaos conmigo, quedaos conmigo! Lo que significa que debían permanecer detrás de él y no adelantarse a él.

Luego, hay una narración con respecto a la noche que siguió al matrimonio del Santo Profeta (sa) con Hazrat Safiya (ra). Aunque ya he mencionado esto antes, cuando hice una breve mención de él, no obstante lo mencionaré nuevamente. Por la noche, después del matrimonio del Santo Profeta (sa) con Hazrat Safiya (ra), Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) hizo guardia fuera de la tienda con su espada desenvainada y permaneció en guardia durante toda la noche, dando vueltas por los cuatro lados de la carpa. Por la mañana, cuando el Santo Profeta (sa) vio a Hazrat Abu Ayyub (ra) fuera de la tienda, le preguntó: “¡oh Abu Ayyub! ¿Qué ocurre?”. Él respondió diciendo: “¡oh Mensajero de Al’lah (sa), temía que esta mujer te hiciera daño, porque su padre, su esposo y la gente de su nación han sido asesinados, y ella se ha convertido recientemente en creyente; por tanto, monté guardia la toda la noche por tu seguridad”. Ante esto, el Santo Profeta (sa) oró por Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) diciendo: “¡oh Al’lah! Protege a Abu Ayyub, porque pasó toda la noche vigilante por el bien de mi protección”.

El Imam Suhaili afirma que como resultado de esta oración ofrecida por el Santo Profeta (sa), Dios Altísimo protegió a Hazrat Abu Ayyub (ra), hasta tal punto que los romanos solían vigilar su tumba y rezar junto a la misma para obtener agua, como resultado de lo cual llovía sobre ellos.

Hazrat Mahmud bin Rabi’ (ra) afirma que escuchó de Hazrat ‘Itban bin Malik Ansari (ra) -quien se cuenta entre los que estaban presentes junto al Santo Profeta (sa) en Badr- que “yo solía dirigir a mi tribu Banu Salim en la oración,  pero en el camino a la mezquita, había un pequeño arroyo que me resultaba difícil cruzar cuando llovía. Por ello fui al Santo Profeta (sa) y le dije: ‘mi vista se ha debilitado significativamente. Cuando llueve mucho, el pequeño arroyo que hay entre mi lugar de residencia y el resto de la gente se inunda, y me resulta difícil cruzarlo. Así pues, mi deseo es, ¡oh Mensajero de Al’lah (sa)!, que venga Usted a mi casa y ofrezca sus oraciones aquí, después de lo cual convertiré mi casa en una mezquita’. El Santo Profeta (sa) respondió diciendo que vendría. A la mañana siguiente, el Santo Profeta (sa) y Hazrat Abu Bakr (ra) vinieron a mi casa después del amanecer. Al llegar a la puerta, el Santo Profeta (sa) pidió permiso para entrar y les permití entrar. Cuando el Santo Profeta (sa) entró en la casa no se sentó, sino que preguntó: ‘¿en qué parte de la casa quieres que ofrezca las oraciones?’. (Como había pedido al Santo Profeta (sa) que viniera a ofrecer oraciones, preguntó dónde deseaba que ofreciera las oraciones). Entonces señalé un rincón de la casa donde deseaba que el Santo Profeta (sa) ofreciera sus oraciones. El Santo Profeta (sa) se levantó para rezar y dijo “Al’lahu Akbar”.  Nos pusimos de pie detrás de él formando una fila para las oraciones. El Santo Profeta (sa) dirigió dos rak’āts [unidades de oración] y luego dijo el salām. Cuando el Santo Profeta (sa) dijo salām nosotros también dijimos salām. A continuación le pedí al Santo Profeta (sa) que se quedara un poco más para comer ‘jazirah’ (un plato hecho con carne y harina o pan), que todavía se estaba preparando. Algunos otros residentes de la zona habían oído que el Santo Profeta (sa) estaba visitando mi casa, así que vinieron corriendo y finalmente mucha gente se reunió en mi casa. Uno de ellos dijo: ¿dónde está Malik? No lo veo. Otra persona respondió: es un hipócrita. Preguntó por el paradero de otro Compañero y otra persona respondió diciendo: es un hipócrita y no ama a Al’lah ni a Su Mensajero, por eso no vino. Al oír esto, el Santo Profeta dijo: no digas eso. ¿No ves que profesa el credo islámico de La Ilaha Il’l Al’lah [no hay nadie digno de ser adorado excepto Al’lah] con la esperanza de alcanzar el agrado de Dios? El que pronunció la declaración antes mencionada dijo a continuación: Dios y su Mensajero (sa) saben mejor. Y añadió: sin embargo, sólo vemos que se relaciona y se junta con los hipócritas. Sobre esto, el Santo Profeta (sa) declaró: el infierno ha sido prohibido a quien declara que no hay nadie digno de adoración excepto Al’lah, con la intención de buscar el agrado de Al’lah”.

Hazrat Mahmud bin Rabi’ (ra) narra: mencioné este dicho del Santo Profeta (sa) a algunas otras personas, incluso a Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra), un Compañero del Santo Profeta (sa). En ese momento Hazrat Abu Ayyub (ra) estaba participando en la batalla contra las fuerzas bizantinas, bajo el mando de Yazid bin Mu’awiyah, y murió durante esta batalla. Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) desestimó lo que había declarado diciendo: “por Dios, no puedo aceptar que el Santo Profeta (sa) haya declarado alguna vez lo que acabas de narrar”; es decir, la narración de que el Infierno estaría prohibido a quien simplemente declara “no hay nadie digno de adoración excepto Al’lah”.

A pesar de todo, sigue narrando: “me sentí muy perturbado por este asunto y me puse ansioso. Entonces, hice una promesa a Dios Altísimo de que si me permitía regresar a salvo de esta batalla, iría y preguntaría sobre este asunto a Hazrat ‘Itban bin Malik (ra), si todavía estaba vivo, cuando fuese a visitar la mezquita de su tribu. Así, regresé y entré en un estado de ‘ihram’ [estado sagrado en el que uno debe entrar para realizar la Umrah o el Hall]. Me fui y en el camino llegué a esa parte de Medina donde residían los Banu Salim. Busqué a Hazrat ‘Itban (ra), que se había vuelto muy frágil y su visión se había deteriorado. Estaba dirigiendo a su gente en la oración. Cuando dijo salām para indicar el final de la misma, le ofrecí el saludo de paz, me presenté ante él y le pregunté sobre el asunto. Narró exactamente el mismo incidente que me había mencionado anteriormente; es decir, que había oído decir al Santo Profeta (sa): el infierno estaría prohibido para el que declarara no hay nadie digno de ser adorado excepto Al’lah. No obstante, Hazrat Abu Ayyub (ra) no aceptó esta narración”.

Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) ha escrito su opinión sobre este asunto y ha citado todo el hadiz. Voy a leer la traducción, que arrojará más luz sobre este asunto. Escribe:

“Mahmud bin Rabi’ (ra) narra que he oído de ‘Itban bin Malik que el Profeta de Al’lah dijo que Dios Altísimo ha prohibido el fuego del infierno a todos aquellos que, con total sinceridad y solo para buscar el agrado de Dios, declaran que no hay nadie digno de adoración excepto Al’lah. Mahmud (ra) añadió: conté la narración anterior a algunas personas en una reunión en la que también estaba presente Abu Ayyub (ra). Abu Ayyub (ra) rechazó la narración y dijo: Por Dios, no puedo aceptar en absoluto que el Santo Profeta (sa) lo haya dicho”.

 Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) escribe además:

“En este hadiz, Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) se negó a aceptar una narración sobre la base de Dirayat, aunque parecía auténtica con referencia a Riwayat”, o sea, basada en los principios de los Hadices relacionados con la cadena de narradores. Así pues, Hazrat Abu Ayyub (ra) se negó a aceptar la narración basada en los principios que consideraba correctos.

Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) escribe además:

“Es muy posible que la argumentación y la racionalización de Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) sea incorrecta, pero este hadiz es una prueba del hecho de que los Compañeros (ra) del Santo Profeta (sa) no aceptaban ciegamente cada hadiz que les llegaba. Al contrario, sólo aceptaban los hadices después de una investigación exhaustiva, utilizando los principios de Riwayat y Dirayat”. En otras palabras, Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) demuestra con esto que los Compañeros (ra) no aceptaban ciegamente cualquier hadiz, sino que lo meditaban cuidadosamente y lo estudiaban.

Bajo el comentario de este hadiz de Sahih Bujari, Hazrat Syed Waliul’lah Shah Sahib ha escrito: “cuando Hazrat Abu Ayyub (ra) escuchó esta narración de Mahmud bin Rabi’, se negó a aceptarla. Algunos opinan que la razón por la que cuestionó esta narración fue porque creía que la simple declaración de que ‘no hay nadie digno de ser adorado excepto Al’lah’ no protegerá a alguien del fuego del infierno, a menos que además realice actos virtuosos junto a ello. Este es un principio islámico establecido…”

En efecto, esto es correcto, pero luego Shah Sahib escribe: “… sin embargo la cláusula aclara el significado de esta declaración de fe. Es decir, el que declara ‘no hay nadie digno de adoración excepto Al’lah’ con total sinceridad y buscando el agrado de Al’lah, el infierno ha sido prohibido para tal persona”.

Shah Sahib escribe además: “Hazrat Mahmud (ra) preguntó de nuevo, pensando que tal vez era incapaz de memorizar y recordar algunas de las palabras correctamente. Pero después de investigar, descubrió que todo lo que se mencionaba en esa narración era, en efecto, correcto”.

A continuación escribe:

“Es inapropiado emitir un juicio en relación con la fe de una persona o llamar a alguien hipócrita abiertamente ante los demás, (o sea, es erróneo llamar a alguien hipócrita o decirle que tiene una fe débil delante de la gente), porque en esta narración el Santo Profeta (sa) se disgustó por esta misma crítica de Ibn Dujshum, ya que el Santo Profeta (sa) se negó a que se anunciara públicamente, pues en lugar de conducir a la reforma, este tipo de crítica lleva a la maldad y a la discordia”.

Por otra parte, en otra narración se menciona que cuando estaban en Abwah, surgió un desacuerdo entre Hazrat ‘Abdul’lah bin Abbas (ra) y Hazrat Miswar bin Majramah (ra) con respecto al ghusal [lavarse o bañarse]. Hazrat ‘Abdul’lah bin Abbas (ra) declaró que un “muhrim” [uno que está en estado de Ihram] puede lavarse la cabeza, mientras que Hazrat Miswar (ra) declaró que un “muhrim” no puede lavársela. El narrador afirma: “Hazrat ‘Abdul’lah bin Abbas (ra) me envió a Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra). Noté que se bañaba entre dos postes de madera que tenían algo para cubrirse a su alrededor. Me acerqué a él y le ofrecí el saludo de paz. Preguntó quién era y le respondí: soy ‘Abdul’lah bin Hunain y Hazrat ‘Abdul’lah bin Abbas (ra) me ha enviado para preguntarte cómo el Santo Profeta (sa) se lavaba la cabeza cuando estaba en estado de Ihram, porque he escuchado que uno no se debe lavar la cabeza en estado de Ihram. Hazrat Abu Ayyub (ra) puso su mano en la cubierta de tela y la bajó lo suficiente para que yo pudiera ver su cabeza, o sea, bajó la tela que estaba utilizando para cubrirse, me mostró su cabeza e instruyó al que le estaba echando agua encima que la echara. Vertió agua sobre la cabeza de Hazrat Abu Ayyub (ra) y este pasó ambas manos sobre su cabeza, o sea, las movió desde el frente hasta la parte posterior de la cabeza y declaró: he visto al Santo Profeta (sa) hacer esto; es decir, lavarse la cabeza de manera que pasaba sus manos sobre la cabeza y luego volvía a pasarlas otra vez”.

Hazrat Said bin Musayyab (ra) narra:

“En una ocasión, Hazrat Abu Ayyub (ra) vio un trozo de paja o algo similar en la barba del Santo Profeta (sa) y se lo quitó. Luego le mostró al Santo Profeta (sa) lo que era. El Santo Profeta (sa) dijo: que Al’lah le quite a Abu Ayyub lo que le desagrada. En una narración diferente el Santo Profeta (sa) dijo:‘¡oh Abu Ayyub! Que todas tus dificultades sean eliminadas”.

Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) estuvo en la primera línea del ejército de Hazrat ‘Ali durante las batallas de Yamal, Siffin y Nahrawan. Se puede medir el nivel de confianza que Hazrat ‘Ali (ra) tenía en Hazrat Abu Ayyub (ra), por el hecho de que cuando Hazrat ‘Ali (ra) declaró a Kufa como la capital del imperio musulmán y se trasladó allí, nombró a Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) como gobernador de Medina y permaneció como gobernador de dicha ciudad hasta el año 40 DH, cuando el ejército sirio del Emir Mua’wiyah, bajo el mando de Yusr bin Abi Arta’, la invadió. Debido a esto, Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) dejó Medina para estar con Hazrat ‘Ali (ra) en Kufa.

Después del fallecimiento del Santo Profeta (sa), sus Compañeros (ra) recibían un sueldo mensual por parte del Jalifa. Inicialmente la paga de Hazrat Abu Ayyub era de 4.000 dinares, pero durante el Jilafat de Hazrat ‘Ali (ra) se aumentó a 20.000. Al principio se asignaron 8 trabajadores para cultivar la tierra que pertenecía a Hazrat Abu Ayyub (ra), pero Hazrat ‘Ali (ra) los aumentó a 40.

Hazrat Habib bin Abi Thabit narra:

“Hazrat Abu Ayyub (ra) vino una vez a Amir Mu’awiyah y se quejó de una deuda pendiente. Amir Mu’awiyah no se fijó en lo que le gustaba a Hazrat Abu Ayyub (ra), sino en lo que le disgustaba; o sea, pasó por alto lo que le satisfacía a Hazrat Abu Ayyub y en su lugar dirigió su atención a lo que le había disgustado. Sobre esto Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) afirmó que ‘he oído al Santo Profeta (sa) decir: más tarde, verás un cambio en las prioridades’; lo que significa que las prioridades cambiarían. Amir Mu’awiyah declaró: ¿qué te ordenó el Santo Profeta (sa) que hicieras en tales circunstancias? Hazrat Abu Ayyub (ra) respondió: El Santo Profeta (sa) nos instruyó demostrar paciencia; es decir, cuando las prioridades cambien y nuestras peticiones no son escuchadas, entonces debemos mostrar paciencia. Amir Mu’awiyah dijo: entonces debes tener paciencia. Si el Santo Profeta (sa) ha instruido mostrar paciencia, debes ser paciente. Hazrat Abu Ayyub (ra) a continuación declaró: ¡por Dios! Nunca te pediré nada en el futuro. Luego Hazrat Abu Ayyub (ra) se mudó a Basra y se quedó con Hazrat Ibn Abbas (ra), quien vació su casa para él y le dijo: con toda seguridad te daré la misma hospitalidad que diste al Santo Profeta (sa). Por eso Hazrat Ibn Abbas (ra) ordenó a su familia que se fuera y le dijo a Hazrat Abu Ayyub: todo lo que hay en la casa te pertenece. También le dio 40.000 dirhams y 20 sirvientes”. Por tanto, procuró otro lugar para sí mismo y no sólo le dio 40.000 dirhams, sino además 20 sirvientes.

Hazrat Musleh Mau’d (ra) ha declarado:

“La gente se ha equivocado mucho en la comprensión del versículo y deducen que siempre que se enfrentan a una dificultad en el camino de Al’lah, dicen de inmediato que es como arruinarse con sus propias manos. Afirman que, dado que el mismo Dios Altísimo ha declarado: “y no os arrojéis hacia vuestra propia destrucción”, por tanto no pueden participar en estos asuntos. Sin embargo, este versículo no significa que siempre que un musulmán se enfrenta a una prueba de Dios Altísimo, en la que su vida se vea amenazada, debe huir de ella y mostrar cobardía. En realidad, el significado de este versículo es que cuando hay una guerra contra el enemigo, uno debe estar dispuesto a gastar su riqueza en dicha causa. Así pues, si uno no gasta su riqueza, será como arruinarse con sus propias manos.

En el Hadiz se encuentra una narración en la que Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) dijo cuando fue a conquistar Constantinopla: “este versículo fue revelado sobre nosotros, los Ansar”. Luego afirmó: “al principio gastábamos nuestra riqueza en el camino de Dios Todopoderoso, pero después, cuando Dios Altísimo estableció Su religión y la honró otorgando la victoria a los musulmanes dijimos que sería mejor salvaguardar nuestra riqueza y guardarla. En ese momento, se reveló este versículo de que uno no debe contenerse a la hora de gastar en el camino de Dios Todopoderoso, porque si uno lo hace, será como lanzarse hacia la ruina. Por consiguiente, no debéis acumular riquezas, sino más bien gastar en el camino de Al’lah; de lo contrario, vuestras vidas serán en vano, el enemigo os vencerá y seréis completamente destruidos”.

Después de Hazrat ‘Ali (ra), cuando comenzó el gobierno de Amir Muawiyah, Uqbah bin Amir Juhani, fue nombrado gobernador de Siria. Durante el gobierno de Hazrat Uqbah, Hazrat Abu Ayyub (ra) tuvo dos veces la oportunidad de viajar a Siria. La primera vez fue con el propósito de registrar un hadiz, ya que supo que Hazrat Uqbah solía relatar un hadiz en particular. Por solo un hadiz, Hazrat Abu Ayyub (ra) soportó las dificultades de viajar en su edad avanzada. La segunda vez que viajó a Siria fue con la intención de participar en la batalla contra los bizantinos.

Siendo gobernador de Medina, Marwan vio que una persona tenía colocado su rostro sobre la tumba del Santo Profeta (sa). Ante esto, Marwan observó: “¿sabes lo que estás haciendo? Eso es idolatría porque te estás postrando ante una tumba”. Cuando Marwan se acercó, vio que era Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) y este respondió: “he venido a visitar al Santo Profeta (sa) y no a estas piedras”.

Abu ‘Abdur Rahman Hubli narra que viajaban por mar y ‘Abdul’lah bin Qais Fazari fue designado como su Amir y Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) también se encontraba con ellos. Cuando Hazrat Abu Ayyub Ansari pasó junto al individuo responsable de distribuir el botín de batalla, para aclarar el incidente mencionado anteriormente y lo que quiso hacer con ello, dijo que se había postrado debido a su profundo amor por el Santo Profeta (sa) y no ante las piedras. No estaba cometiendo ninguna idolatría, sino que más bien era una expresión de amor hacia él; e incluso mientras lo hacía, tenía la creencia en la Unidad de Dios y no había ninguna traza de idolatría.

Abu ‘Abdur Rahman Hubli narra que viajaban por mar y ‘Abdul’lah bin Qais Fazari fue designado como su Amir y Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) también estaba con ellos. Cuando Hazrat Abu Ayyub Ansari pasó junto a la persona responsable de distribuir el botín de la batalla y supervisaba a los prisioneros, notó que una mujer estaba llorando. Al preguntarle qué le había pasado, la gente le informó que la mujer y su hijo habían sido separados. El narrador de la tradición afirma que Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) cogió la mano del niño y la colocó en la mano de su madre. Posteriormente, la persona designada para distribuir el botín de guerra fue a ver a ‘Abdul’lah bin Qais y le informó sobre lo que acababa de suceder. ‘Abdul’lah bin Qais llamó a Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) y le preguntó por qué actuaba de ese modo. Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) respondió: “Escuché al Mensajero de Dios (sa) decir que el que hace que una madre y su hijo se distancien el uno del otro, Dios el Altísimo hará que esa persona se aleje de sus seres queridos en el Día del Juicio”.

Aquí hay una lección importante para aquellas personas que separan a los hijos de sus madres. El Islam muestra una gran compasión en estos asuntos y aquellos que lanzan acusaciones contra el Islam deben analizar sus propias acciones. Recientemente, apareció en las noticias que ciertos emigrantes que habían llegado a los Estados Unidos fueron separados unos de otros y los hijos fueron separados de sus madres. En algunos casos, después de un tiempo, los niños ni siquiera pudieron reconocer a sus madres. En cualquier caso, la enseñanza del Islam es tan detallada que incluso establece que un hijo no debe ser separado de su madre y no se le debe causar angustia por ello.

Hazrat Mursad bin ‘Abdil’lah (ra) narra:

“Cuando Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) vino con nosotros para participar en la yihad, en ese momento, Hazrat Uqbah bin Amir era el gobernador de Siria. Un día, ofreció las oraciones de maghrib un poco más tarde de la hora prescrita. Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) se acercó a él y le dijo: ¡oh Uqbah! ¿Qué tipo de oración es esta? Hazrat Uqbah (ra) respondió que se había distraído con algo. Hazrat Abu Ayyub respondió: juro por Dios, mi única intención al decir esto es para que la gente no crea que viste al Mensajero de Al’lah (sa) haciendo lo mismo. ¿Acaso no has escuchado al Mensajero de Dios (sa) decir: “mi Ummah permanecerá establecida en la virtud – o tal vez dijo que se establecerá en su Fitrah [disposición pura]-, mientras no se demore en ofrecer la oración de maghrib, hasta el punto de que las estrellas comiencen a brillar?”. Por lo tanto, uno debe ofrecer la oración de maghrib en la primera parte de su tiempo prescrito.

Abu Wasil narra:

Una vez conocí a Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) y le estreché la mano. Al notar que mis uñas eran muy largas, dijo que el Santo Profeta (sa) afirmó una vez que ‘hay algunos entre ustedes que preguntan sobre asuntos celestiales, aunque sus uñas son tan largas como las garras de una paloma, donde la impureza y la inmundicia comienzan a acumularse en ellas’. En otras palabras, hacían preguntas muy intelectuales y, no obstante, sus uñas eran demasiado largas; y dado que la suciedad comienza a acumularse en las mismas, uno debe cortárselas regularmente.

Según Musnad Ahmad bin Hanbal, Hazrat Abu Ayyub (ra) tenía un estatus tan elevado que los Compañeros (ra) iban con él para encontrar soluciones a diversos asuntos. Hazrat Ibn Abbas, Ibn ‘Umar, Baraa bin Aazib, Anas bin Malik, Abu Umamah, Zaid bin Jalid Yuhani, Miqdam bin Mahdi, Karib, Yabir bin Sumrah, ‘Abdul’lah bin Yazid Khatmy, etc., que habían recibido directamente formación del Santo Profeta (sa), se beneficiaban del conocimiento de Hazrat Abu Ayyub (ra). Del mismo modo, entre los “tabieen” [los que habían conocido a los Compañeros (ra)], que incluían a personas importantes como Said bin Musayyab, Urwah bin Zubair, Salim bin ‘Abdil’lah, Atta bin Yassar, Atta bin Yazid Laithi, Abu Salama y ‘Abdur Rahman bin Abi Laila, etc.., todos sentían un gran respeto por Hazrat Abu Ayyub (ra).

Se ha narrado de Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) se fue para participar en la yihad, durante el gobierno del Amir Muawiyah, y afirma él mismo:

“Me puse gravemente enfermo y les dije a mis Compañeros que si fallecía, me llevaran hasta donde permanecían en fila para combatir al enemigo, y que me enterraran en la tierra debajo de ellos. Ahora compartiré con vosotros un hadiz que escuché del Mensajero (sa) de Dios,  pues si mi muerte no fuera inminente, nunca lo habría contado. Escuché al Mensajero de Al’lah (sa) decir: “quien muera en un estado en el que nunca cometió shirk [asociar partícipes con Dios], entrará en el Paraíso”.

En otra narración se afirma que, cuando su fallecimiento estaba cerca, Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) declaró:

“He ocultado algo que había escuchado del Mensajero de Dios (sa). El Mensajero de Al’lah (sa) declaró que si no cometieras pecado, Dios, el Más Exaltado, habría creado un pueblo que habría cometido pecado y Dios les concedería Su perdón”. En otras palabras, esta es la medida en que Dios Todopoderoso manifiesta Sus atributos de Misericordia y Perdón.

El narrador, Muhammad, relata que Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) participó en la batalla de Badr y nunca estuvo ausente de ninguna de las otras batallas en las que lucharon los musulmanes, excepto si estaba involucrado en otra batalla que estaba ocurriendo al mismo tiempo. Es decir, si había dos batallas a la vez, ciertamente estaría presente en una de ellas. Fue solo un año que no participó en ninguna batalla, porque el comandante que fue nombrado para el ejército era muy joven y ese año no participó en ninguna de ellas. Después de ese año, siempre expresó su pesar diciendo repetidamente: “no me concernía a mí quién fuera designado como mi superior; no me concernía a mí quién fue designado como mi superior; y otra vez, no me preocupaba quién era designado como mi superior; y repitió esto en tres ocasiones”.

Se narra que el joven que fue designado para tomar el mando del ejército fue ‘Abdul Malik bin Marwan. El narrador afirma además que Hazrat Abu Ayyub (ra) cayó enfermo y en ese momento Yazid bin Muawiyah era el comandante del ejército. Vino a visitar a Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) y preguntó si necesitaba algo. Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) le respondió: “mi único deseo es que si muero, llevadme a la tierra del enemigo, lo más lejos que os sea posible; y cuando ya no podáis más conmigo, enterradme allí y regresad”.

Al fallecer Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra), lo colocó en una montura y lo llevó lo más lejos que pudo dentro de la tierra del enemigo, lo enterró y regresó.

El narrador relata que Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) solía decir que Dios Altísimo declaró: “sigue adelante, ligero y pesado” y me encuentro ligero y pesado a la vez”.

Se menciona en la narración de un residente de La Meca que cuando Yazid bin Mu’awiyah fue a Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra), le dijo que transmitiera su salaam y se despidiera de la gente, y que lo llevaran tan lejos como pudieran. En consecuencia, Yazid informó a la gente de todo lo que Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) le había dicho. La gente aceptó esto y llevó su cuerpo lo más lejos posible.

Ya veis que incluso después de la muerte del Santo Profeta (sa), Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) continuó realizando la yihad hasta su muerte en Constantinopla. Se menciona en una narración que en el año 52 AH, Yazid bin Mu’awiyah luchó en la batalla de Constantinopla durante el gobierno de su padre Amir Mu’awiyah y en el mismo año Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) falleció. Yazid bin Mu’waiyah dirigió su oración fúnebre y su tumba está junto a una fortaleza en Constantinopla. El narrador afirma que supo que los romanos protegían su tumba y la cuidaban, y a través de él pedían tener agua durante los días de sequía.

Según una narración, durante el gobierno de Amir Mu’awiyah, Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) luchó en la batalla contra el gobierno bizantino, bajo el mando de Yazid. Falleció y fue enterrado cerca de la ciudad de Constantinopla, en el año 50 ó 51 después de la Hégira.

Según otra narración, Yazid ordenó a su caballería que corriera de un lado a otro sobre la tumba de Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) hasta que no quedara rastro de ella.

También se menciona que la noche en que Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) fue enterrado, a la mañana siguiente los romanos preguntaron a los musulmanes qué hicieron por la noche. Estos respondieron diciendo: “Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) estaba entre los venerados Compañeros del Santo Profeta (sa) y había aceptado el Islam antes que cualquiera de nosotros. Lo enterramos aquí como podéis ver. Por Dios, si su tumba es desenterrada, mientras tengamos autoridad, vuestra campana no sonará en las tierras árabes”.

Mujahid afirma que cada vez que una sequía les sobrevenía, removían la suciedad de la tumba de Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) y la lluvia comenzaba a caer. Esta narración ha sido registrada, pero Dios sabe mejor cuán precisa es. Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) falleció durante la batalla de Constantinopla en 50, 51 ó 52 AH, aunque la mayoría opina que fue en el 52 AH. La tumba de Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra) está en la ciudad de Estambul, Turquía. La tumba está en un lugar que está cerrado por una puerta de rejilla de metal. Mucha gente en Turquía la visita con el propósito de buscar consuelo y paz.

Ahora la mención de los Compañeros de Badr (ra) ha llegado a su fin y comenzaré a mencionar los relatos de los cuatro Julafa, si Dios quiere. Se han mencionado cosas brevemente sobre algunos de ellos, pero mencionaré sus relatos con todo detalle. Del mismo modo, al principio se mencionaron brevemente algunos Compañeros (ra), por lo que si se obtiene más información sobre ellos, también narraré eso y cuando se recopilen sus detalles, se podrán añadir, pero sólo hay unos pocos.

Ahora quiero mencionar algunos miembros fallecidos recientemente y además dirigiré sus oraciones fúnebres en ausencia después de la oración del viernes. El primero es ‘Abdul Hayy Mandal Sahib, un mu’alim [maestro] en la India. Falleció a la edad de 53 años, el 25 de septiembre de 2020, debido a un infarto.

“Ciertamente a Al’lah pertenecemos y a Él será el retorno”.

Después de realizar su propia investigación, aceptó el Ahmadiat en 1999. Después de graduarse de Yami’atul Mubashirin en 2003, continuó sirviendo a la Comunidad con gran esfuerzo, sinceridad y pasión, hasta su fallecimiento. Así que en este sentido, su servicio duró más de 17 años. Era extremadamente sincero, obediente, regular en el ofrecimiento de sus oraciones y un mu’alim (maestro) que tenía un gran amor por la Yama’at. Le sobreviven su esposa, dos hijos y dos hijas. Que Dios Altísimo conceda el perdón y la misericordia al difunto y conceda consuelo a su esposa e hijos.

El siguiente funeral es de Sirajul Islam Sahib, un mu’alim de Murshadabad, en el distrito de Bengala. Falleció el 14 de octubre de 2020, a la edad de 60 años.

“Ciertamente a Al’lah pertenecemos y a Él será el retorno”.

En 2002, mu’alim Sahib pasó por 6 meses de entrenamiento en Yami’atul Mubashirin en Qadián y continuó sirviendo como mu’alim a tiempo parcial hasta 2020. Así que en este sentido, sirvió durante 18 años. Era extremadamente sincero, piadoso, obediente, regular en el ayuno y el ofrecimiento de sus oraciones; era un trabajador y mu’allim duro  que tenía mucho amor por la Comunidad. Le sobreviven su esposa y tres hijas. Las dos hijas mayores están casadas y la tercera sigue estudiando. Que Dios Todopoderoso conceda el perdón y la misericordia al difunto, y que además conceda paciencia y tolerancia a aquellos que deja atrás, y les permita mantener sus buenas acciones.

El tercer funeral es el de Shahid Ahmad Khan Pasha Sahib, nieto materno del Mesías Prometido (as), que es también el nieto paterno de Hazrat Nawab Hasan Khan Sahib. Era hijo de Hazrat Nawab Amatul Hafiz Begum Sahiba y Hazrat Nawab ‘Abdul’lah Khan Sahib. Falleció en el hospital el 26 de octubre a la edad de 85 años.

“Ciertamente a Al’lah pertenecemos y a Él será el retorno”.

Por la gracia de Dios, era musi. Shahid Ahmad Khan Pasha Sahib se casó dos veces. Su primer matrimonio fue en 1962 con Amatul Shakur Sahiba, que es la hija de Hazrat Jalifatul Masih III (rh). Su nikah fue dirigido por Maulana Yalalud-din Shams Sahib, debido a una enfermedad de Hazrat Musleh Maud (ra) en ese momento. Tiene cinco hijos del primer matrimonio: dos hijos y tres hijas. Su segundo matrimonio fue en 1977 con Samina Said Sahiba, hija de Said Sahib. Tiene un hijo suyo, que actualmente reside en los Estados Unidos. Aunque no desempeñaba ninguna función oficial, tuvo la bendita oportunidad de viajar con Hazrat Jalifatul Masih III (rh) en sus viajes al extranjero, donde tuvo la oportunidad de prestar sus servicios. Otra excelente cualidad, sobre la que escribió su esposa, es que se ocupaba mucho de los pobres y pagaba para las necesidades de los pobres. De hecho, incluso regaló una casa que había construido y siempre ayudaba regularmente a los pobres. Que Dios Altísimo le conceda el perdón y la misericordia, y permita a sus hijos seguir vinculados a la Comunidad y a Jilafat.

El próximo funeral es el de Syed Masu’d Ahmad Shah Sahib de Sheffield, Reino Unido, que falleció el 8 de septiembre debido a un infarto.

“Ciertamente a Al’lah pertenecemos y a Él será el retorno”.

La primera vez que el Ahmadiat fue presentado a su familia fue a través de su padre, Hazrat Syed Nazim Husain Sahib (ra) quien en 1902, tomó el juramento de lealtad de la mano del Mesías Prometido (as), habiendo viajado a Qadián a la edad de 20 años. Syed Masud Shah Sahib tomó residencia permanente en Sheffield, después de mudarse al Reino Unido. Después de que la Comunidad se estableciera en Sheffield, su casa se convirtió en el primer centro de oración y sirvió como Sadr (presidente) de la comunidad de allí hasta 1970. Desde 1997, hasta su último aliento, sirvió como secretario de ziafat (hospitalidad). Era bondadoso, hospitalario, noble, lleno de pasión por servir, compasivo con los pobres y un ser humano piadoso y sincero;  y tenía un amor ilimitado por el Jilafat.

Su hija, la Dra. Ayesha Sahiba dice: “siempre se esforzaba por que desarrolláramos un vínculo con la Comunidad y con el Jilafat en particular, y nos aconsejaba que nos reuniéramos con el Jalifa cada seis meses”.

Que Dios Todopoderoso conceda a su hija y a su esposa paciencia y tolerancia, que Dios también conceda el perdón y la misericordia al Shah Sahib, y que Dios Altísimo permita a su hija y a su esposa mantener y continuar sus buenas acciones.

Resumen

Después de recitar Tashahhud, Ta’awwuz y Surah Al-Fatiha, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) dijo que destacaría los incidentes de las vidas de los Compañeros del Santo Profeta (sa) que participaron en la batalla de Badr.

Hazrat ‘Auf bin Harith (ra)

Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) habló acerca de la vida de Hazrat ‘Auf bin Harith bin Rifa’ah Ansari, un compañero que participó en la Batalla de Badr.

Su Santidad (aba) dijo que su nombre también está registrado como ‘Auf bin ‘Afra, ya que el nombre de su madre era ‘Afra. Era el hermano de Mu’adh (ra) y Mu’awwidh (ra). Fue una de las seis primeras personas de Medina que fueron a La Meca y aceptaron el Islam en las manos benditas del Santo Profeta (sa).

Su Santidad relató un incidente de la batalla de Badr en el que Hazrat ‘Auf (ra) le preguntó al Santo Profeta (sa) qué sería lo más agradable para Al’lah. El Santo Profeta (sa) respondió que continuar luchando en la batalla mientras se quitaba la armadura. Así, Hazrat ‘Auf (ra) se quitó la armadura y continuó luchando, hasta que fue martirizado por Abu Yahl en el campo de batalla.

Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra)

Su Santidad (aba) dijo que el segundo Compañero Badri cuya vida destacaría es Hazrat Abu Ayyub Ansari (ra). Su verdadero nombre era Hazrat Khalid (ra) y el nombre de su padre era Zaid bin Kulaid. Era de la rama Banu Najjar de la tribu Khazraj. El nombre de su madre era Hind bint Sa’eed.

Su Santidad (aba) dijo que Hazrat Abu Ayyub fue bendecido al participar en el Segundo Juramento en Aqabah donde aceptó el Islam en las manos benditas del Santo Profeta (sa).

Primer anfitrión del Santo Profeta (sa) en Medina

Cuando el Santo Profeta (sa) emigró a Medina, se quedó en la casa de Hazrat Abu Ayyub (ra), hasta que se construyó la mezquita del Profeta y su residencia. Su Santidad (aba) relató el famoso incidente del Santo Profeta (sa) en Medina y cómo Dios guió a su camello en cuanto a dónde detenerse, y fue allí donde se construyó la mezquita. Cuando el Santo Profeta (sa) preguntó quién vivía más cerca de ese lugar, Hazrat Abu Ayyub (ra) informó al Santo Profeta (sa) que su hogar era el más próximo. Así el Santo Profeta (sa) se quedó allí.

Su Santidad (aba) dijo que Hazrat Abu Ayyub (ra) tenía una casa de dos plantas, y deseaba que el Santo Profeta (sa) residiera en la parte superior. Sin embargo el Santo Profeta (sa) decidió residir en la parte principal, para que fuera más fácil para los huéspedes visitarle. Sin embargo, por la noche, Hazrat Abu Ayyub (ra) y su esposa pasaron toda la noche preocupados, pues su amado maestro estaba durmiendo en la planta baja, mientras que ellos estaban durmiendo encima, en la planta superior. Esto se debió a su extremo nivel de respeto y amor hacia el Santo Profeta (sa). Además, algo de agua se derramó en la planta superior; y Hazrat Abu Ayyub (ra) temió que goteara al piso inferior, por lo que inmediatamente lo secó con su propia capa. Al día siguiente, cuando expresaron sus sentimientos, el Santo Profeta (sa) aceptó residir en la planta superior de la casa.

Su Santidad (aba) dijo que Hazrat Abu Ayyub (ra) participó en todas las batallas junto al Santo Profeta (sa). Hazrat Abu Ayyub (ra) relata que, el día de Badr, cuando se estaban organizando en filas, algunos de ellos se habían adelantado en la fila. A esto, el Santo Profeta (sa) instruyó a todos permanecer detrás de él.Fiabilidad de Hazrat Abu Ayyub (ra) con respecto a las narraciones

Su Santidad (aba) presentó una narración en la que dos compañeros tenían una diferencia de opinión sobre si el Santo Profeta (sa) solía lavarse la cabeza mientras estaba en estado de Ihram. Para resolver el asunto, uno de los dos fue a Hazrat Abu Ayyub (ra), y le preguntó si el Santo Profeta (sa) solía lavarse la cabeza mientras estaba en estado de Ihram. Hazrat Abu Ayyub (ra) respondió mostrándole cómo el Santo Profeta (sa) se ponía agua en el pelo y luego pasaba las manos por el pelo de delante hacia atrás.

Su Santidad (aba) dijo que Hazrat Abu Ayyub (ra) también participó en batallas junto a Hazrat Ali (ra) durante su Califato. Hazrat Ali (ra) confiaba mucho en Hazrat Abu Ayyub (ra); esto es evidente por el hecho de que cuando Hazrat Ali (ra) se trasladó a Kufa, nombró a Hazrat Abu Ayyub (ra) como gobernador de Medina.

Su Santidad (aba) dijo que después de la muerte de Hazrat Ali (ra), Hazrat Abu Ayyub (ra) viajó a Egipto dos veces. Una vez, viajó allí a pesar de su avanzada edad, porque escuchó que el gobernador de Medina, Hazrat Uqbah, narró una acontecimiento particular del Santo Profeta (sa) que deseaba escuchar de él. Así, viajó allí sólo para este propósito. La segunda vez que viajó allí fue para participar en la batalla contra los romanos.

La compasión de Hazrat Abu Ayyub (ra)

Su Santidad (aba) presentó otra narración en la que después de una batalla, Hazrat Abu Ayyub (ra) visitó a algunos prisioneros, donde vio a una mujer llorando. Preguntó por qué lloraba y supo que había sido separada de su hijo. Después de esto, localizó a su hijo y se lo devolvió. Luego habló con la persona encargada del botín y los prisioneros y le informó que había oído al Santo Profeta (sa) decir que quien separa a una madre de su hijo será separado de sus seres queridos en el más allá. Su Santidad (aba) comentó que hay una lección en esto para todos y, por otra parte, quienes levantan acusaciones contra el Islam deben reflexionar sobre su propio estado. Este es el nivel en el que el Islam se preocupa por la gente, sin embargo, recientemente han habido informes de EE.UU. sobre inmigrantes en los que los niños fueron separados de sus madres, hasta el punto de que si se reunían, algunos niños ya no podían reconocer a sus madres. Sin embargo, el Islam dice que las madres no deben ser separadas de sus hijos.

Atención a la higiene

Su Santidad (aba) narró un incidente en el que Hazrat Abu Ayyub (ra) conoció a alguien cuyas uñas eran muy largas. Al ver esto, le dijo a él y a quienes le rodeaban que aunque hagan preguntas de muy alto nivel sobre la fe y lo que el Santo Profeta (sa) solía hacer en ciertas situaciones, pero esto no significa que deban descuidar su higiene personal.

Su Santidad (aba) dijo que Hazrat Abu Ayyub (ra) nunca se abstuvo de participar en las batallas. Sin embargo, sólo hubo una batalla en la que no participó debido a que un hombre más joven fue nombrado comandante. Sin embargo, más tarde, Hazrat Abu Ayyub (ra) lamentó el hecho de haberse quedado atrás, diciendo, “¿por qué debería importarme quién ha sido nombrado comandante sobre mí?

La muerte de Hazrat Abu Ayyub (ra)

Su Santidad (aba) dijo que Hazrat Abu Ayyub (ra) falleció durante una batalla contra los romanos en la época de Hazrat Mu’awiyah. Fue enterrado en Roma cerca del palacio de Constantinopla.

Al final, Su Santidad (aba) dijo que daba por finalizadas las narraciones sobre los Compañeros de Badr. Dijo que ahora resaltaría los detalles de los Cuatro Califas que sucedieron al Santo Profeta (sa) en detalle. Su Santidad (aba) también declaró que en el futuro, si se descubriera más material sobre cualquiera de los compañeros que ha mencionado, entonces presentará esas narraciones en el futuro.

Oraciones fúnebres

Su Santidad (aba) dijo que dirigiría las oraciones fúnebres (en ausencia) de los siguientes miembros fallecidos:

Abdul Hayy Mandal Sahib, quien falleció el 25 de septiembre de 2020 debido a un ataque al corazón. Era un Mu’al’lim en la India. Aceptó el Islam Ahmadíat después de un estudio personal en 1999. Era regular en las oraciones y amaba a la Comunidad. Le sobreviven su esposa, dos hijos y dos hijas. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah Todopoderoso trate al difunto con perdón y misericordia y conceda a su familia paciencia.

Sirajul Islam Sahib, que falleció el 14 de octubre de 2020. Estaba sirviendo como Mu’al’lim en Bangladesh. Era muy sincero, regular en sus oraciones y amaba mucho a la Comunidad. Le sobreviven su esposa y tres hijas, dos de las cuales están casadas. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah Todopoderoso tratara a los difuntos con perdón y misericordia y concediera a su familia paciencia y les permitiera continuar el legado de sus actos virtuosos.

Shahid Ahmad Khan Pasha Sahib falleció el 24 de octubre de 2020. Era el nieto del Mesías Prometido (as). Se casó dos veces: la primera con la hija del Tercer Califa (rh), con quién tuvo cinco hijos. También tiene un hijo de su segundo matrimonio. Fue bendecido al acompañar al Tercer Califa (rh) en algunos de sus viajes. Era muy amable y servicial con los pobres y los necesitados. Su Santidad rezó para que Al’lah Todopoderoso tratara al difunto con perdón y misericordia y mantuviera a su progenie cerca de la Comunidad.

Syed Masood Ahmad Shah Sahib falleció el 8 de septiembre de 2020, en el Reino Unido. Residía en Sheffield, donde su casa fue el primer centro de rezo, y sirvió como presidente local durante un largo período. Era muy hospitalario, amable, servicial con los pobres, dedicado y amaba mucho a Jilafat. Inculcó este mismo amor a su hija. Le sobreviven su esposa y su hija. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah Todopoderoso tratara a los difuntos con perdón y misericordia, concediera a su familia paciencia y les permitiera continuar su legado de actos virtuosos.

Resumen preparado por The Review of Religions

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