Los Compañeros (Sahaba) del Profeta Muhammad (sa) - Hazrat Ali (ra)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
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Los Compañeros (Sahaba) del Profeta Muhammad (sa) – Hazrat Ali (ra)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Sermón del viernes del 27-11-20, pronunciado en la Mezquita Mubarak de Islamabad (Tilford, Surrey), Reino Unido

Después de recitar el Tashahud, el Ta’awwuz y el Surah Al-Fātihah, Hazrat Jalifatul Masih V (aba) dijo:

Hoy hablaré sobre los Julafa-e-Rashidin [Jalifas rectamente guiados] y comenzaré con Hazrat ‘Ali bin Abi Talib (ra). Su nombre completo era Hazrat ‘Ali bin Abi Talib bin ‘Abdil Muttalib bin Hashim. El padre de Hazrat ‘Ali era ‘Abd Manaf, conocido por el título de Abu Talib y el nombre de su madre era Fátimah bint Asad bin Hashim. Nació diez años antes de la proclama del Profeta Muhammad (sa).

En relación a la apariencia de Hazrat ‘Ali (ra), se menciona que era de mediana estatura, tenía ojos oscuros y complexión corpulenta, con hombros anchos. La madre de Hazrat ‘Ali (ra) le puso el nombre de su padre, Asad; pero Abu Talib no estaba en casa en el momento de su nacimiento. Cuando regresó, cambió el nombre de Asad por ‘Ali.

Hazrat ‘Ali (ra) tenía tres hermanos: Talib, ‘Aqil y Ya’far; y dos hermanas: Umm-e-Hani y Umm-e-Yumanah. Excepto Talib y Umm-e-Yumanah, todos aceptaron el Islam. Los títulos de Hazrat ‘Ali (ra) eran: Abul Hasan, Abu Sibtain y Abu Turab. En una narración de Sahih Bujari, Hazrat Suhail bin Sa’d relata que una vez el Santo Profeta (sa) fue a casa de Hazrat Fátimah (ra), pero no encontró allí a Hazrat ‘Ali (ra). Entonces, el Santo Profeta (sa) preguntó: “¿dónde está el hijo de tu tío paterno?”. Hazrat Fátimah (ra) respondió: “tuvimos una discusión; estaba molesto conmigo, se fue y no ha dormido la siesta en casa”. Al oír esto, el Santo Profeta (sa) pidió a alguien que lo buscara. Esta persona regresó y dijo: “¡oh Mensajero de Dios! Está durmiendo en la mezquita”. El Santo Profeta (sa) fue a la mezquita y encontró a Hazrat ‘Ali (ra) acostado allí. Tenía la espalda al descubierto y de alguna forma se había llenado de polvo. El Santo Profeta (sa) le limpió el polvo y dijo: “¡levántate, Abu Turab [padre del polvo]! ¡Levántate, oh Abu Turab!”. Desde ese momento, comenzó a ser llamado por el título de Abu Turab.

Sobre cómo quedó bajo la tutela del Santo Profeta (sa), Muyahid bin Yabr Abul Hayall relata:

Los quraish se enfrentaban a una gran dificultad, pero Dios Altísimo se aseguró de que esta dificultad fuera una bendición y una suerte para Hazrat ‘Ali. Hazrat Abu Talib tenía una familia numerosa. Por lo tanto, el Santo Profeta (sa) fue a ver a su tío paterno Hazrat Abbas, una de las personas más ricas de los Banu Hashim, y dijo: “¡oh Abbas! Tu hermano, Abu Talib, tiene una familia numerosa y eres consciente de las circunstancias que a las que se enfrenta la gente debido a la hambruna (había un brote de hambruna en ese momento). Ayúdale a reducir la carga con respecto a su familia”. El Santo Profeta (sa) le dijo a Hazrat Abbas (ra): “tomaré a uno de sus hijos y tú también deberías tomar otro. De esta manera, los cuidaremos para aliviar la carga de Abu Talib”. Hazrat Abbas (ra) estuvo de acuerdo con esto. Ambos fueron a Hazrat Abu Talib y dijeron: “deseamos reducir la carga de tu familia hasta el momento en que las circunstancias a las que se enfrenta nuestro pueblo mejoren”. Hazrat Abu Talib (ra) dijo: “podéis hacer lo que queráis, pero dejadme a Aqil”. Así, el Santo Profeta (sa) incluyó a Hazrat ‘Ali (ra) como parte de su familia y Hazrat Abbas (ra) tomó a Ya’far, y lo incluyó como parte de su familia. Hazrat ‘Ali (ra) permaneció con el Santo Profeta (sa) hasta que Dios Altísimo lo nombró Profeta (sa). Hazrat ‘Ali (ra) afirmó su fe en el Santo Profeta (sa), aceptó su mensaje y dio testimonio de su veracidad. Hazrat Ya’far (ra) se quedó con Hazrat Abbas (ra) hasta que él, es decir, Hazrat Ya’far (ra), aceptó el Islam. Después de esto, Hazrat Abbas (ra) lo liberó de su tutela, (esta narración fue tomada de “Tarij al-Tabari”).

Este mismo incidente, Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) lo ha presentado de la siguiente manera:

Abu Talib era un hombre muy respetable. Sin embargo, era muy pobre y a duras penas sobrevivía con lo que tenía. En efecto, como resultado de la sequía en La Meca durante esos días, Abu Talib era víctima de un gran sufrimiento. Cuando el Santo Profeta Muhammad (sa) notó la angustia de su tío paterno Abu Talib, se acercó a su tío Abbas y le propuso: “¡oh tío mío! Tu hermano Abu Talib vive con gran dificultad. ¿No valdría la pena que te llevaras a uno de sus hijos a tu casa y yo trajera a otro a la mía?”. Abbas estuvo de acuerdo, por lo que ambos fueron a Abu Talib y le presentaron la propuesta. Entre sus hijos, Abu Talib amaba mucho a Aqil, por lo que dijo: dejad a Aqil conmigo y si lo deseáis, podéis tomar a los demás bajo vuestro cuidado”. Así que Ya’far fue puesto bajo la tutela de ‘Abbas y ‘Ali (ra) fue tomado por el Santo Profeta Muhammad (sa). En ese momento, Hazrat ‘Ali (ra) tenía aproximadamente entre seis y siete años de edad, y desde ese día permaneció bajo la bendita tutela del Santo Profeta Muhammad (sa).

En relación con la aceptación del Islam por parte de Hazrat ‘Ali (ra), Ibn Ishaq relata que Hazrat ‘Ali bin Abi Talib (ra) fue al Santo Profeta (sa) un día después de que Hazrat Jadiyah (ra) aceptara el Islam y comenzó a ofrecer oraciones junto con el Santo Profeta (sa). El narrador afirma que al observar al Santo Profeta (sa) y a Hazrat Jadiyah (ra) ofrecer oraciones, Hazrat ‘Ali (ra) preguntó: “¡oh Muhammad (sa), ¿qué es esto que estáis haciendo?”. El Santo Profeta (sa) respondió: “esta es la religión de Al’lah que Él ha elegido y ha enviado a través de Sus Mensajeros. Por lo tanto, te invito a Dios y Su adoración, y a denunciar a Lat y Uzza [ídolos de La Meca]”. Al escuchar esto, Hazrat ‘Ali (ra) declaró: “nunca antes había oído hablar de ello hasta el día de hoy. Sin embargo, no puedo decir nada hasta que se lo haya mencionado a Abu Talib (su padre)”. No obstante, el Santo Profeta (sa) no deseaba que se revelara este asunto antes de su anuncio formal, es decir, de que era un Profeta de Dios, por lo que  el Santo Profeta (sa) declaró: “¡oh ‘Ali, incluso si no deseas aceptar el Islam, mantén este asunto en secreto!”. Esa misma noche, Al’lah inspiró el corazón de Hazrat ‘Ali (ra) para que aceptara el Islam, ya que a la mañana siguiente se presentó ante el Santo Profeta (sa) y le dijo: “¡oh Muhammad (sa), ¿qué es eso, hacia lo que me invitaste ayer?”. El Santo Profeta (sa) declaró: “te llamo a testificar que no hay nadie digno de adoración excepto Al’lah, Él es Uno y no tiene copartícipe; y para renunciar la creencia en Lat y Uzza, y expresar aversión a aquellos que son considerados copartícipes de Dios Altísimo”. Hazrat ‘Ali (ra) dio testimonio y aceptó el Islam. Tras ello, temiendo a Abu Talib, Hazrat ‘Ali (ra) visitaba discretamente al Santo Profeta (sa) y mantenía su aceptación del Islam oculta a los demás. Según otras narraciones, Hazrat ‘Ali (ra) ya se alojaba en la casa del Santo Profeta (sa), pero de esta manera es como se narra en Usdul Ghabha.

Después de Hazrat Jadiyah (ra), Hazrat ‘Ali (ra) fue el primero en aceptar el Islam. En ese momento tenía 13 años, si bien otras narraciones mencionan que su edad era de 15, 16 ó incluso 18 años. Aquellos que han compilado biografías de esa época también han discutido extensamente si fue Hazrat Abu Bakr (ra), Hazrat ‘Ali (ra) o Hazrat Zaid (ra) el primero entre los hombres en aceptar el Islam. Algunos han llegado a un acuerdo sobre este asunto, afirmando que Hazrat ‘Ali (ra) fue el primero en aceptar el Islam entre los niños, Hazrat Abu Bakr (ra) el primero entre los mayores y Hazrat Zaid (ra) el primero entre los esclavos.

En relación a esto, Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) presenta su punto de vista y escribe:

“Existe una controversia entre los historiadores en referencia a quién fue el primer converso entre los hombres después de Hazrat Jadiyah (ra). Algunos nombran a Hazrat Abu Bakr, conocido también como ‘Abdul’lah bin Abi Qahafah (ra); mientras que otros dicen que fue Hazrat ‘Ali (ra), que en ese momento tenía sólo diez años. Otros afirman que el esclavo liberado del Santo Profeta (sa), Hazrat Zaid bin Harizah (ra), fue el primero en abrazar el Islam. No obstante, para nosotros este argumento no es válido. Hazrat ‘Ali (ra) y Zaid bin Harizah (ra) eran parte de las personas que compartían la casa del Santo Profeta (sa) y vivían con él como si fueran sus propios hijos. Por tanto, debían seguir todo lo que dijera el Santo Profeta (sa) y, de hecho, ni siquiera era necesaria una declaración verbal. Por consiguiente, no es necesario incluir sus nombres [o sea, si el Santo Profeta (sa) emitía una declaración o no, daba igual, ya que no necesitaban ninguna declaración verbal para aceptar el Islam]. En este sentido, Hazrat Abu Bakr (ra) es aceptado unánimemente como el primero y más importante en su aceptación del Islam”.

Hazrat Musleh Ma’ud (ra) relata que:

“El profeta Moisés (as) tuvo que suplicar a Dios Altísimo que se le concediera un ayudante, pero el Santo Profeta (sa) tiene un estatus tan elevado que se le concedió un ayudante sin tan siquiera tener que pedirlo”. Hazrat Musleh Ma’ud (ra) se refiere aquí a Hazrat Jadiyah (ra) y explica cómo se convirtió en una ayudante del Santo Profeta (sa).

Hazrat Musleh Ma’ud (ra) escribe además:

“El Santo Profeta (sa) tiene un estatus tan elevado, que se le concedió un ayudante sin tan siquiera tener que pedirlo; en otras palabras, era su esposa, a quien amaba profundamente, que fue la primera en aceptar el Islam. Todos son libres de adoptar cualquier religión y creencia que deseen y nadie puede obligar a nadie a creer en algo. Por tanto, era posible que cuando el Santo Profeta (sa) le informó que había recibido su primera revelación de Dios Altísimo, ella no lo hubiera apoyado y hubiera querido tomarse su tiempo para pensar en su decisión, pero éste no fue el caso. Sin ningún tipo de vacilación o duda, Hazrat Jadiyah (ra) apoyó inmediatamente su afirmación y la preocupación del Santo Profeta (sa) de que Jadiyah (ra) no lo aceptara fue eliminada. De hecho, se convirtió en la primera persona en profesar su fe en el Santo Profeta (sa).

En ese momento, Dios Todopoderoso desde el Trono Celestial estaba diciendo:

¡Oh Muhammad (sa)! Tienes un gran amor y afecto por Jadiyah y temías que tal vez Jadiyah te dejara, y te preocupaba si Jadiyah profesaría su fe en ti o no. Sin embargo, ¿no cumplimos con tu necesidad?”.

Luego, Hazrat Musleh Ma’ud (ra) continúa:

“Después de ello, cuando la conversación sobre las revelaciones Divinas tuvo lugar en la casa del Santo Profeta (sa), Zaid bin Harizah (ra), que era un esclavo liberado y vivía en su casa, se acercó y dijo: ¡oh Mensajero de Al’lah! Profeso mi fe en ti. Hazrat ‘Ali (ra), quien en ese momento tenía 11 años y era solo un niño, estaba junto a la puerta y escuchaba la conversación que estaba teniendo lugar entre el Santo Profeta (sa) y Hazrat Jadiyah (ra). Cuando escuchó que el Santo Profeta (sa) había recibido un mensaje de Dios, ‘Ali (ra), que era un niño inteligente y talentoso, que tenía la piedad arraigada en su naturaleza, cuya pasión por realizar acciones virtuosas se veía revitalizada de vez en cuando, aunque aún no había alcanzado su plena perfección; que tenía sentimientos muy fuertes, pero que aún estaban profundamente ocultos en su interior; cuya disposición había sido arraigada para aceptar la fe en Dios Altísimo, pero aún no había encontrado la oportunidad de hacerlo; cuando se dio cuenta de que ahora era el momento de que su pasión se manifestara verdaderamente y de nutrir sus emociones y sentimientos que estaban escondidos en su interior, cuando vio que Dios ahora lo estaba llamando hacia Él, el joven ‘Ali (ra), en su estado de ánimo, profunda ansiedad, nerviosa y tímidamente, se adelantó y afirmó: ¡oh Mensajero de Al’lah! Yo también afirmo la fe en lo que mi tía y Zaid también han aceptado”.

Está escrito en ‘Tarij al-Tabari’ que cada vez que llegaba el momento de la oración, el Santo Profeta (sa) iba hacia los valles de La Meca sin dejar que su tío, Abu Talib, cualquiera de sus otros tíos o cualquier otra persona de su gente, se enterase. Hazrat ‘Ali (ra) se unía a él y ambos ofrecían sus oraciones, y regresaban por la noche. Esta práctica continuó hasta que un día Abu Talib los vio rezar y dijo: “¡oh sobrino mío, ¿qué tipo de religión es esta que has adoptado?”. El Santo Profeta (sa) respondió: “¡oh tío mío! Esta es la religión de Al’lah y la de Sus ángeles, Mensajeros y la religión de nuestro padre Abraham (as)”; o quizás dijo algo en este sentido. El Santo Profeta (sa) además declaró: “Dios Altísimo me ha enviado a la humanidad con esta religión. ¡Oh tío mío, tienes el mayor derecho de que te exhorte y te invite a esta guía, y tendrás la máxima responsabilidad en lo que respecta al asunto relacionado con mi aceptación y apoyo”; o quizás dijo algo en este sentido. Ante esto, Abu Talib respondió: “¡oh sobrino mío, no tengo la fuerza para abandonar mi fe y la de mis antepasados, pero mientras que yo esté vivo, juro por Al’lah que no te sucederá nada que te desagrade!”.

Por su parte, Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) relata este incidente de la siguiente manera:

Una vez, el Santo Profeta (sa) y Hazrat ‘Ali (ra) estaban ofreciendo su salat (oración) en un valle de La Meca, cuando de repente pasó Abu Talib. Hasta entonces, Abu Talib desconocía por completo el Islam, por lo que se quedó allí y observó este espectáculo con gran asombro. Cuando el Santo Profeta (sa) completó su oración, le preguntó: “¿qué religión es esta que has adoptado?”. El Santo Profeta (sa) respondió: “¡tío mío, esta es la religión de Al’lah y la religión de Abraham”. Luego, el Santo Profeta (sa) presentó brevemente una invitación al Islam ante Abu Talib, aunque él la descartó diciendo: “no puedo abandonar la religión de mis antepasados”. A pesar de ello, también se dirigió a su hijo Hazrat ‘Ali (ra) y le dijo: “hijo mío, sin duda, apoya a Muhammad (sa), porque confío en que te llamará solo hacia la bondad”.

De acuerdo con el mandamiento Dios Altísimo, hay un incidente en el que el Santo Profeta (sa) amonesta a sus parientes más cercanos y allegados. Hazrat Baraa bin Azib (ra) relata que cuando el siguiente versículo del Sagrado Corán fue revelado al Mensajero de Al’lah (sa): “Advierte a tus parientes más próximos,” [26:215], el Santo Profeta (sa) instruyó a Hazrat ‘Ali (ra) que preparara un “saa” de comida y una pierna de cabra; y según otra narración, era un “mud” en lugar de un “saa”. Hay cuatro “muds” en un “saa”, que es aproximadamente 2.5 “seir” ó 2.5 kg. Se afirma aquí que en Kufa e Irak, la medida de un “saa” es igual a 8 “muds”, que es aproximadamente 4.5 “seir”. Pero independientemente de si eran 2.5 ó 4 “seir”, el Santo Profeta (sa) instruyó que la comida se preparara en esta pequeña cantidad y además instruyó que se preparara un gran tazón de leche, y luego reuniese a la gente de Banu Abdil Muttalib.

Hazrat ‘Ali (ra) declara: hice exactamente lo que se me instruyó y aproximadamente 40 personas se reunieron (uno arriba, uno abajo). También estuvieron presentes los tíos del Santo Profeta (sa): Abu Talib, Hamzah, Abbas y Abu Lahab. Entonces presenté la gran bandeja de comida ante ellos. El Mensajero de Al’lah (sa) tomó un pequeño trozo de carne, lo partió con los dientes y los colocó en los bordes de la bandeja para bendecir la comida. El Mensajero de Al’lah (sa) los invitó a comer en el nombre de Al’lah y todos comieron hasta saciarse. Juro por Al’lah que la comida que les presenté era solo suficiente para una sola persona. A partir de entonces, el Santo Profeta (sa) me ordenó que les diera a todos algo de beber. Luego traje el cuenco de leche y todos bebieron hasta saciarse, y juro por Al’lah que la cantidad que presenté era solo suficiente para que bebiera una persona.

Cuando el Santo Profeta (sa) decidió dirigirse a todos los presentes en la reunión, Abu Lahab rápidamente intervino y dijo: ‘mirad cómo vuestros compañeros de tribu han lanzado un hechizo sobre todos vosotros’. Al oír eso, todos se dispersaron y el Mensajero de Al’lah (sa) no pudo dirigirse a ellos. Al día siguiente, el Mensajero de Al’lah (sa) dijo: “¡oh ‘Ali! Prepara la misma comida y bebida que preparaste ayer”. Hice exactamente eso, los reuní a todos y el Mensajero de Al’lah (sa) bendijo la comida en exactamente de la misma manera que lo hizo el día anterior. Entonces todos comieron y bebieron hasta saciarse. A partir de entonces, el Mensajero de Al’lah (sa) declaró: “¡oh Banu ‘Abdil Muttalib, no conozco a ningún joven de entre los árabes que haya transmitido un mensaje mejor que el que os traigo,  pues os transmito un mensaje sobre este mundo y el Más Allá. ¿Quién me ayudará en este sentido?”.

Hazrat ‘Ali (ra) afirma además: al escuchar esto, todos guardaron silencio, pero yo dije: ¡oh Mensajero de Al’lah, a pesar de que soy el más joven que todos los presentes aquí, yo seré su ayudante!

Con respecto a este incidente, Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) declara en la “Vida y el carácter del Sello de los Profetas (sa)”:

El Santo Profeta (sa) instruyó a Hazrat ‘Ali (ra) que hiciera los arreglos necesarios para una comida e invitara a los Banu ‘Abdil Muttalib para que les fuera entregado el mensaje de la verdad. Por lo tanto, Hazrat ‘Ali (ra) hizo arreglos para un banquete y el Santo Profeta (sa) invitó a todos sus parientes inmediatos, quienes en ese tiempo, más o menos, ascendió a 40 personas. Cuando terminaron de comer, el Santo Profeta (sa) intentó dar un discurso, pero el desdichado Abu Lahab dijo algo que hizo que toda la gente se dispersara. Tras esto, el Santo Profeta (sa) le dijo a Hazrat ‘Ali (ra): “hemos perdido esta oportunidad, pero organiza otra comida”.

 Así pues, el Santo Profeta (sa) reunió a sus familiares una vez más. Esta vez el Profeta (sa) se dirigió a ellos diciendo:

¡Mirad aquí, Banu Abdil Muttalib! Os he traído algo para vosotros que jamás ha sido presentado por ningún hombre a ninguna tribu. Os llamo hacia Dios. Si prestáis atención a mi llamada, os convertiréis en los herederos de todas las bondades de la religión y de este mundo. Ahora decidme, ¿quién de vosotros me ayudará en esta causa? Un silencio absoluto se apoderó de la reunión, pero, de repente, un niño debilucho y delgado de trece años se puso de pie con lágrimas en los ojos y dijo: aunque estoy entre los más débiles y los más jóvenes de todos, yo le apoyaré’. Esta era la voz de Hazrat ‘Ali (ra). Cuando el Santo Profeta (sa) escuchó estas palabras de Hazrat ‘Ali (ra), se volvió hacia sus familiares y les aconsejó: ¡ojalá se abra vuestro corazón! Escuchad la voz de este niño y creed. Cuando los participantes vieron lo ocurrido, en lugar de aprender una lección, se echaron a reír y Abu Lahab miró fijamente a su hermano mayor Abu Talib diciendo: ¡mira! ¡Muhammad (sa) te ordena que sigas a tu hijo! Entonces esta gente se fue burlándose de la debilidad del Islam y del Santo Profeta (sa).

Por su parte, al mencionar este incidente, Hazrat Musleh Ma’ud (ra) ha escrito que Hazrat ‘Ali (ra) tenía 11 años. Los niños deben escuchar esto en particular: cómo Hazrat ‘Ali (ra) se puso de pie para ayudar a la fe. Musleh Ma’ud dice:

Cuando el Santo Profeta (sa) recibió la revelación Divina, organizó una comida a la que fueron invitados todos los jefes prominentes de La Meca. Tras la comida, el Santo Profeta (sa) se puso de pie y dijo: “me gustaría hablar sobre mi afirmación de ser Profeta…”, pero todos se pusieron de pie y se marcharon rápidamente de la reunión. Al ver esto, Hazrat ‘Ali (ra) se acercó al Santo Profeta (sa) y le dijo: “¡oh hermano mío! ¿Qué has hecho? Eres consciente de que estas personas sólo se preocupan por las cosas mundanas. Deberías haberles hablado primero y luego presentarles la comida. Esos miserables huyeron en cuanto terminaron de comer, porque sólo les interesaba la comida. Si hubieras hablado con ellos primero y luego, aunque lo hubieras hecho durante dos horas, seguramente se habrían quedado sentados y después les habríamos dado la comida”.

Por tanto, el Santo Profeta (sa) los invitó de nuevo, pero esta vez les habló primero y tras ello les dio la comida. En este sentido, se puso de pie y dijo: “¡oh gente! Lo que os mencioné fueron las palabras de Dios. ¿Hay alguien de entre vosotros que me vaya a ayudar y asistir en esta tarea?”. Todos los adultos permanecieron sentados, pero Hazrat ‘Ali (ra) se levantó y dijo: “¡mi querido primo! Yo te ayudaré”. Pensando que como era un simple niño, el Santo Profeta (sa) se levantó de nuevo y dijo a los invitados: “¡oh gente! ¿Hay alguien entre vosotros que me vaya a ayudar?”. De nuevo todos los mayores se quedaron sentados, pero ese niño de 11 años se levantó y dijo: “¡mi querido primo! Estoy contigo y te ayudaré”. El Santo Profeta (sa) se dio cuenta entonces de que a los ojos de Dios, el único hombre valiente era este niño de 11 años y en cambio todos los ancianos se mostraron como niños, desprovistos de toda fuerza; y sólo este niño fue verdaderamente sabio. Así, Hazrat ‘Ali (ra) se unió a él y permaneció a su lado hasta el final; y fue el mismo ‘Ali (ra) que más tarde se convirtió en el cuarto Jalifa y fortaleció aún más los cimientos de la fe. De la misma manera, Dios Todopoderoso le bendijo con una progenie piadosa y doce imames nacieron de la misma, durante doce generaciones consecutivas.

Mientras mencionaba a Hazrat ‘Ali (ra), Hazrat Musleh Ma’ud (ra) dijo en una ocasión:

Cuando Hazrat ‘Ali (ra) aceptó el Islam, era sólo un niño, pero profesó su creencia sabiendo muy bien que tendría que soportar muchas penurias y dificultades por el bien del Islam, (o sea, aunque era sólo un niño, profesó su creencia y entendió que tendría que hacer sacrificios), hasta el punto de que si fuera necesario, incluso tendría que sacrificar su vida por Dios Altísimo. Por los Hadices sabemos que en los primeros días de su ministerio, el Santo Profeta (sa) organizó una cena en la que los Banu ‘Abdil Muttalib fueron invitados. Se les informó sobre el mensaje de la Verdad durante esta reunión, en la que muchos de los parientes del Santo Profeta (sa) estuvieron presentes. Cuando todos habían comido, el Santo Profeta (sa) quiso dar un discurso, pero Abu Lahab hizo que todos se fueran y todos se marcharon sin escuchar lo que el Santo Profeta (sa) tenía que decir. El Santo Profeta (sa) se asombró de que esta gente ni siquiera escuchó su mensaje a pesar de comer la comida.

No obstante, el Santo Profeta (sa) no se desanimó por esto. De hecho, instruyó a Hazrat ‘Ali (ra) para que les preparara otra comida. Así pues, todos fueron invitados una vez más. Esta vez, cuando hubieron comido hasta saciarse, el Santo Profeta se levantó y dijo: “considerad cuánto os ha favorecido Dios Altísimo al enviar a Su Profeta entre vuestra gente. Os llamo hacia Al’lah y si prestáis atención a mis palabras, os convertiréis en los destinatarios tanto de las recompensas espirituales como de las mundanales. ¿Hay alguien entre vosotros que me quiera ayudar en esta tarea?”. Al oír estas palabras, un silencio ensordecedor descendió sobre la reunión, aunque de repente, un niño se levantó de un rincón y dijo: “a pesar de que soy el más débil y el más joven de todos los reunidos aquí, yo te ayudaré”. Este niño era Hazrat ‘Ali (ra), quien, en ese momento, anunció su apoyo a la fe.

Por otra parte, encontramos en las narraciones cómo Hazrat ‘Ali (ra) ofreció un sacrificio durante la emigración del Santo Profeta (sa). Se dice que cuando los mequíes acordaron unánimemente matar o capturar al Santo Profeta (sa), se reunieron alrededor de su casa. El Santo Profeta (sa) fue informado sobre este complot del enemigo a través de la revelación Divina. Dios Altísimo permitió al Santo Profeta (sa) emigrar a Medina y en consecuencia hizo los preparativos necesarios, e instruyó a Hazrat ‘Ali (ra) para que esa noche durmiera en su cama. Hazrat ‘Ali (ra) durmió en la misma sábana roja de hadrami [un tipo de tela] que el Santo Profeta (sa) usaba para dormir. Por la mañana, el grupo de idólatras que esperaba para emboscarle, entró en la casa del Santo Profeta (sa) y Hazrat ‘Ali (ra) se levantó de la cama. Cuando se acercaron a él, se dieron cuenta de quién era realmente y le preguntaron dónde estaba su amigo, es decir, le preguntaron sobre el paradero del Santo Profeta (sa). Hazrat ‘Ali (ra) dijo: “no sé dónde está, ¿acaso soy su guardián? Vosotros le ordenasteis que dejara La Meca e hizo lo que le habíais ordenado”. Entonces, los idólatras reprendieron a Hazrat ‘Ali (ra) y lo golpearon; lo llevaron a los alrededores de la Ka’abah y lo detuvieron por un tiempo, aunque luego lo liberaron.

En otra biografía del Santo Profeta (sa), se afirma que Hazrat ‘Ali (ra) permaneció en La Meca durante tres días, para devolver las posesiones y pertenencias que algunos mequíes habían dejado bajo la tutela del Santo Profeta (sa) para que fuesen guardadas. Luego emigró y se encontró al Santo Profeta (sa) cuando se alojaba con Umm Kulzum bin Hidam en Kuba.

En relación con el incidente antes mencionado, que tuvo lugar durante la época de la emigración, está escrito en “Vida y carácter del Sello de los Profetas (sa)”:

En la oscuridad de la noche, los crueles quraish de varias tribus habían asediado el hogar del Santo Profeta (sa) con sus sanguinarias intenciones. Esperaban a que llegase el amanecer o que el Santo Profeta (sa) saliera de su casa, para lanzar un asalto repentino y asesinarlo. Varios enseres pertenecientes a los incrédulos seguían estando con el Santo Profeta (sa), ya que a pesar de su extrema enemistad, muchas personas a menudo le confiaban sus pertenencias por su veracidad y ser digno de confianza. Por consiguiente, el Santo Profeta (sa) explicó los detalles de esas pertenencias a Hazrat ‘Ali (ra) y le instruyó que no saliera de La Meca hasta que las mismas fueran devueltas. Entonces le dijo: “acuéstate en mi cama y te aseguró que no te pasará nada”. Se acostó y el Santo Profeta (sa) lo cubrió con su manto de color rojo. Después de esto, el Santo Profeta (sa) invocó el nombre de Al’lah y dejó su casa. En ese momento, los asediadores estaban presentes frente la puerta del Santo Profeta (sa).

Sin embargo, como no previeron que el Santo Profeta (sa) saldría de su casa tan temprano en la noche, a esa hora, estaban en tal estado de desconocimiento, que el Santo Profeta (sa) se fue justo en medio de ellos, dejándolos en su ignorancia y no tuvieron ni idea de ello. A continuación, el Santo Profeta (sa) comenzó a caminar silenciosa, pero rápidamente, por las calles de La Meca; y no pasó mucho tiempo antes de que llegara a las afueras de la ciudad y se dirigiera hacia la cueva de Zaur. Todo el asunto había sido acordado con Hazrat Abu Bakr (ra), que también se reunió con el Santo Profeta (sa) en el camino. La cueva de Zaur, que es recordada como un lugar sagrado, debido a este acontecimiento, está situada al sur de La Meca.  En otras palabras, la cueva de Zaur está situada al otro lado de La Meca, a una distancia de unos cinco kilómetros, muy en la cima de una montaña salvaje y abandonada. El sendero hacia la misma es muy difícil de cruzar, pues no está en dirección a Medina, sino en la dirección opuesta. Al llegar allí, Hazrat Abu Bakr (ra) se metió primero y limpió la zona, y luego el Santo Profeta (sa) entró.

Por otra parte, los quraish que habían sitiado la casa del Santo Profeta (sa), se asomaban después de cortos intervalos, y al ver a Hazrat ‘Ali (ra), sin saber que estaba allí de hecho en el lugar del Santo Profeta (sa), se sentían contentos.  Pero a la mañana siguiente, descubrieron que su presa se les había escapado de las manos. Ante esto, corrieron frenéticamente aquí y allá, buscaron en las calles de La Meca y en las casas de los Compañeros (ra), pero no encontraron nada. En su furia, se apoderaron de Hazrat ‘Ali (ra) y lo golpearon un poco.

Hazrat Musleh Ma’ud (ra) ha escrito sobre este sacrificio de Hazrat ‘Ali (ra) de la siguiente manera:

Cuando el Santo Profeta (sa) se iba a marchar, instruyó a Hazrat ‘Ali (ra) para que se acostara sobre su camastro. En aquellos días no existía la costumbre de usar el “charpoy”, [somieres de tejidos tradicionales, usados en el subcontinente indio]; de hecho, incluso hoy en día no se usa comúnmente en La Meca. En algunas narraciones se menciona incorrectamente que el Santo Profeta (sa) le pidió que se acostara sobre su “charpoy”. Esto se refería al lugar donde normalmente dormían, ya que no había camas adecuadas como tales. En definitiva, por la noche, cuando el Santo Profeta (sa) pasó por delante de esas personas, algunos de ellos incluso lo vieron, pero pensaron que era otra persona que vino a encontrarse con Muhammad (sa) y que volvía a su casa. La razón de esto fue que el Santo Profeta (sa) salió de su casa de la manera más valiente, por lo que no tuvo el menor temor. Los enemigos pensaron que Muhammad (sa) nunca se atrevería a salir de su casa de una manera tan valiente y audaz. Por eso asumieron que sólo podía haber sido otra persona que habría venido a visitarlo. Más tarde, para asegurarse de que seguía allí, se asomaron por el hueco de la puerta y al ver que había una persona durmiendo en su lugar, pensaron que era el Santo Profeta Muhammad (sa). Así, vigilaron la casa toda la noche y cuando pensaron que era el momento adecuado, entraron en la misma. Tal vez, al ver a la persona acostada sospecharon que no se parecía a Muhammad (sa). Por eso, cuando le quitaron la capa de su cara (o quizás la cara estaba descubierta), se dieron cuenta de que el que estaba durmiendo era ‘Ali (ra) y no el Santo Profeta Muhammad (sa). Entonces descubrieron que el Santo Profeta Muhammad (sa) había partido a salvo y para ellos no quedaba nada más que soportar su derrota.

En otro lugar, Hazrat Musleh Ma’ud (ra) afirma:

“Dios Altísimo permitió a Hazrat ‘Ali (ra) hacer un gran sacrificio. La noche de la emigración, cuando el Santo Profeta (sa) salía de su casa, instruyó a Hazrat ‘Ali (ra) que se acostara en el lugar donde dormía, para que si los incrédulos miraban dentro, vieran que alguien dormía allí y así evitar que salieran a buscarlo. En ese momento, Hazrat ‘Ali (ra) no dijo: ‘¡oh Mensajero de Al’lah (sa)! La casa está rodeada por jóvenes cuidadosamente elegidos de los quraish con espadas en la mano. Si por la mañana descubren que te has ido, pueden matarme’; en cambio, Hazrat ‘Ali (ra) se acostó tranquilamente en el lugar del Santo Profeta (sa) sin ninguna vacilación y el Santo Profeta (sa) colocó su sábana sobre él. Por la mañana, cuando los quraish se dieron cuenta de que Hazrat ‘Ali (ra) era el que dormía en la casa en lugar del Santo Profeta (sa), se enfurecieron e incluso golpearon y pegaron a Hazrat ‘Ali (ra), pero ¿qué más podían  lograr haciendo esto? El decreto Divino se había cumplido y el Santo Profeta Muhammad (sa) había abandonado La Meca de forma segura. En ese momento, ¿cómo iba a saber Hazrat ‘Ali (ra) lo que iba a recibir a cambio de su fe firme? De hecho, Dios Todopoderoso sabía que a cambio de este sacrificio, no solo Él honraría a Hazrat ‘Ali (ra), sino también a su descendencia. Por tanto, la primera bendición que Dios Altísimo otorgó a Hazrat ‘Ali fue que tuvo el honor de convertirse en el yerno del Santo Profeta (sa). La segunda bendición fue que Dios Altísimo infundió en el corazón del Santo Profeta (sa) tanto amor por Hazrat ‘Ali (ra), que el Santo Profeta (sa) lo elogió en innumerables ocasiones”.

En definitiva, este es el mismo incidente que he presentado de diversas fuentes. En lo esencial, el incidente es el mismo, pero se ha explicado de diferentes formas, para que con explicaciones adicionales uno pueda aprender cosas nuevas; también, el presentarlo de una manera distinta hace que se arroje más luz desde un ángulo diferente. Además, he hecho esto porque ello destaca los variados aspectos de su personalidad o la de los Compañeros (ra), que en este caso es Hazrat ‘Ali (ra). Así, uno puede aprender de la relación que cada Compañero (ra) tuvo con el Santo Profeta (sa). Aunque puede parecer que se vuelve a repetir el mismo incidente, pero la forma en que se ha mencionado es distinta y por esta razón las he mencionado todas. Por eso este incidente se ha mencionado así en relación con Hazrat ‘Ali (ra). No obstante, hay más relatos suyos y los narraré en el futuro, si Dios quiere.

Ahora voy a hablar de algunas personas que han fallecido y además voy a dirigir sus oraciones fúnebres. El primero es un mártir, el Dr. Tahir Mahmud Sahib, hijo de Tariq Mahmud Sahib de Marh Balochan, del distrito de Nankana. La semana pasada, después de realizar las oraciones del viernes 20 de noviembre del 2020, los adversarios del Ahmadiat le dispararon y como resultado de ello fue martirizado.

¡Ciertamente pertenecemos a Dios y a Él regresaremos!

Según la información recibida, el Dr. Tariq Sahib, el pasado 20 de noviembre, fue junto a algunos de sus familiares a realizar las oraciones del viernes a la casa de su tío, el respetado Muhammad Hafiz Sahib, y se marcharon aproximadamente a las 2.30 de la tarde, después de realizar las oración de yumu’ah. Cuando salieron a la calle, un joven de 16 años llamado Mahd, armado con una pistola, disparó al Dr. Tahir Mahmud Sahib y como resultado fue martirizado.

¡Ciertamente pertenecemos a Dios y a Él regresaremos!

El Dr. Tahir Mahmud Sahib tenía 31 años. Su padre, Tariq Mahmud Sahib, de 55 años, que es el secretario de finanzas y ex-presidente local, resultó gravemente herido en este ataque pues recibió un balazo en la cabeza. Actualmente se encuentra en el hospital bajo tratamiento. Said Ahmad Maqsud Sahib, tío del Dr. Tahir Mahmud Sahib, de 60 años, presidente local de la comunidad local y Tayyeb Mahmud Sahib, de 26 años, de los Za’im Juddamul-Ahmadía, también resultaron heridos en el tiroteo y tuvieron que recibir tratamiento en el hospital por un corto tiempo. Ahora se han recuperado, pero el padre del mártir sufrió heridas graves. El agresor había disparado dos cartuchos de balas y estaba a punto de cargar el tercero cuando fue detenido. Por así decirlo, la enemistad de la gente de allí ha adoptado otra  forma de proceder. Se está incitando a los jóvenes a realizar ataques para que después en el juzgado puedan alegar que son menores y así las penas sean atenuadas o incluso perdonadas. Por lo tanto, están buscando nuevos caminos para sus crímenes: por un lado, afirman que no tienen ninguna queja contra nosotros y que no son crueles en absoluto, ni perpetran ningún tipo de injusticia contra los áhmadis; pero por otro lado, los martirios continúan y algunos funcionarios del gobierno están maliciosamente produciendo falsas querellas. ¡Qué Dios Altísimo haga que estas personas comprendan y, si no, qué Dios se encargue de ellos!

El Ahmadiat se introdujo en la familia del fallecido por medio de su abuelo paterno, Hakīm Muhammad Ibrahim Sahib, quien prometió lealtad junto a otros miembros de la familia cuando tenía solo 13 años, durante el Jalifato de Hazrat Musleh Ma’ud (ra). El fallecido obtuvo su FSC del Islamiyyah College de Lahore. Después, en 2013, completó su título de MBBS en Moscú, Rusia, y actualmente se estaba preparando para los exámenes PMC. Además trabajó durante algún tiempo en el Hospital Fazl-e-Umar.

El fallecido tenía unas cualidades excelentes y sentía un amor incondicional por Jalifa. Era extremadamente respetuoso con los responsables de la Comunidad y con los invitados. Siempre que la Comunidad le pedía que realizara una tarea, ofrecía inmediatamente sus servicios. También ejerció como qaid local de juddamul ahmadía. En varias ocasiones utilizó su propio automóvil para llevar al hospital a pacientes que no se encontraban bien. Siempre estuvo al frente a la hora de prestar sus servicios y tenía una gran relación con la gente fuera de la Comunidad. Muchos no áhmadis compasivos han expresado su pesar después de este incidente.

Durante mucho tiempo esta familia ha tenido que sufrir una fuerte oposición. Ya en 1974, los oponentes incendiaron la tienda de su abuelo; y en 2006, su padre, Tariq Mahmud Sahib, fue blanco de un bárbaro ataque. Hace apenas unos días, un oponente del Ahmadiat escupió a su padre mientras pasaba por el mercado. A pesar de que fueron sistemáticamente el objetivo de esas personas, se mantuvieron firmes.

Sadaqat Ahmad Sahib, el misionero de San Petersburgo, Rusia, escribe: “pasó mucho tiempo en Rusia para realizar sus estudios en Kazán (Tartaristán) y regresó a Pakistán después de convertirse en un médico exitoso. Durante el tiempo que pasó aquí para realizar sus estudios, el Dr. Tahir Mahmud Sahib estuvo muy dedicado a la Comunidad. Fue constante en las oraciones del viernes y en dar los donativos. A pesar de que su residencia se encontraba bastante lejos de la misión, asistía y participaba con entusiasmo en los programas de la Comunidad. Era considerado uno de los más inteligentes entre su grupo de estudiantes de medicina. A pesar de que los estudios eran en inglés, también llegó a dominar el ruso debido a su esfuerzo personal y entusiasmo. Les había dicho a todos los que estaban en su residencia en Kazán que era áhmadi, por lo que también tuvo que soportar la persecución, porque allí había otros estudiantes paquistaníes que eran acérrimos oponentes de la Comunidad. A pesar de ello, cuando surgía la oportunidad, él les predicaba”.

Escribe además: “fui a Pakistán y me encontré con él. Me dijo que la persecución en Marh Balochan se había intensificado mucho y deseaba mudarse a Rabwah, e incluso se había construido una casa allí”.

Farid Abragemov es un áhmadi ruso de Kazán (Tartaristán). Dice que el Dr. Tahir Mahmud Sahib aprendió ruso muy rápidamente. Era muy alegre y piadoso, y luz irradiaba de su sonrisa.

El Dr. Tahir Mahmud Sahib deja a su padre, Tariq Mahmud Sahib, a su madre, Shamim Ajtar Sahiba, a su hermano, Qasim Mahmud Sahib, que vive en Alemania, y a su hermana, Faiza Mahmud Sahiba, esposa de Nasir Ahmad Sahib de Alemania. Estos fueron los que dejó atrás. ¡Qué Dios Altísimo eleve en su rango y le conceda un lugar elevado en el Paraíso! ¡Qué Él otorgue salud a los heridos y una completa recuperación! ¡Qué Él los proteja a todos de cualquier complicación en sus heridas! ¡Qué Él continúe derramando Sus bendiciones sobre todos los familiares y seres cercanos del Dr. Tahir Mahmud Sahib!

El próximo funeral es el de Yamalud-din Mahmud Sahib, que ejerció como secretario general nacional en Sierra Leona. Falleció el 3 de noviembre  de un ataque al corazón.

¡Verdaderamente a Dios pertenecemos y a Él regresaremos!

Ejerció como secretario general nacional durante los últimos 16 años. Con la gracia de Dios, era “musi”, (parte de la institución de Al-Wasiyat o el testamento).

El misionero encargado, Sa’id-ur-Rahman Sahib escribe: “entre todas las excelentes cualidades que tenía, una que destacaba es que se esforzó al máximo para salvar a todos los áhmadis del mundo del nacionalismo y para unirlos como una familia. Trabajó con gran inteligencia y sinceridad. Aproximadamente unas 2.000 personas asistieron a su funeral y entierro. En esta ocasión, asistieron dos ministros del gobierno, el Jefe del Estado Mayor del ejército de Sierra Leona, varios miembros del parlamento, jefes supremos y decenas de altos funcionarios del gobierno”.

El secretario de Nusrat Yahan, Mubarak Tahir Sahib escribe: “Yamalud-din Mahmud Sahib era una persona muy sincera y devota que servía a la Comunidad con todo su corazón. Tuvo el honor de ejercer como secretario general nacional durante mucho tiempo y además fue subdirector de la imprenta áhmadi en Sierra Leona”.

Yamalud-din Mahmud Sahib era de Ghana. El padre de Mahmud Sahib, Ibrahim Koyo Mahmud Sahib, fue enviado por Hazrat Maulana Nazir Ahmad Mubashir Sahib para servir en el área de educación en Sierra Leona. Mubarak Tahir Sahib escribe: “Yamalud-din Mahmud Sahib residió conmigo en Rokupr durante 13 años, (su padre lo envió allí para formarse) y se inclinó por la religión desde una edad temprana. Era habitual que ofreciera oraciones en congregación y estaba a la vanguardia en el ofrecimiento de servicios a la Comunidad. Llevaba a cabo las actividades de tabligh (predicación) con los juddam (jóvenes) de Rokupr”.

El encargado de la imprenta Raqim Press de Sierra Leona, Usmán Taleh Sahib, dice: “Yamalud-din Mahmud Sahib, antes que yo, sirvió durante mucho tiempo como encargado. Pasé 12 años trabajando con él. En ese tiempo, nunca expresó que yo era más joven y más inexperto que él de ninguna manera; más bien, siempre mostraba respeto y decía: eres un misionero y has sido designado por Jalifatul Masih. Ni una sola vez me desobedeció en ningún asunto. Ejemplificó la obediencia y la humildad hasta tal punto que, si alguna vez se le pedía que hiciera una tarea, la comenzaba de inmediato y agotaba todas las posibilidades en sus intentos de completarla”.

Dice además: “durante este tiempo, aprendí mucho de él. Siempre ofrecía la oración del tahayyud a diario y era muy particular en cuanto a ofrecer la salat (oración) en congregación. La manera en que rezaba era tan maravillosa que era digna de envidia,  pues siempre rezaba con gran fervor, humildad y concentración. Tenía un profundo amor por el Jilafat y escuchaba atentamente cada sermón de los viernes”.

Sigue diciendo: “según la cultura de Sierra Leona, Yamal Sahib dio a muchos niños un lugar para quedarse en su casa y les proporcionó una educación a su costa. Ahora, habiendo crecido, muchos de ellos están empleados en buenos trabajos y lo recuerdan con gran respeto y cariño”.

Navid Qamar Sahib, que es misionero, escribe: “Yamal Sahib estaba a la vanguardia de la participación en los diversos planes financieros de la Comunidad. También hacía contribuciones más que generosas para Tahrik-e-Yadid y Waqf-e-Yadid en nombre de sus padres y otros ancianos de su familia. Cada vez que visitaba el pueblo familiar de Rokupr, a pesar de estar ocupado, se aseguraba de llegar a la mezquita a tiempo para las oraciones. A menudo, utilizaba el tiempo entre las oraciones de magrib e isha para educar a la gente sobre las enseñanzas de la Comunidad. Solía explicar especialmente y de manera hermosa la importancia y las bendiciones de Jilafat-e-Ahmadía, y la necesidad de permanecer apegado al mismo”.

Escribe también: “Yamal Sahib tenía una relación cariñosa y afectuosa con todo el mundo. Al recibir la noticia de su fallecimiento, tanto los áhmadis como los no áhmadis derramaron lágrimas. Esta fue la razón por la que había tanta gente presente en su funeral, no sólo de los alrededores, sino que hubo gente que viajaron grandes distancias para estar presentes”.

El difunto tenía dos esposas. Se había separado de su primera esposa, sin embargo, todos sus hijos eran de ella, que incluyen dos hijas y dos hijos. Una de sus hijas está casada y vive en Australia. Aparte de ella, dos de sus hijos están estudiando en Ghana y uno en Sierra Leona. No tiene ningún hijo de su segunda esposa. Que Dios Altísimo trate al difunto con misericordia y perdón, eleve su posición en el Cielo y permita a sus hijos continuar con sus actos virtuosos.

El próximo funeral es el de Amatus Salaam Sahiba, esposa del difunto y respetado Chaudhary Salahud-din Sahib de Rabwah, quien previamente fue el nazim yaidad (secretario de propiedades de la comunidad local) y mashir-e-qanuni,(asesoría legal de la comunidad local). Falleció el 19 de octubre.

“¡Ciertamente a Dios pertenecemos y a Él volveremos!

Su esposo, Chaudhary Salahud-din Sahib, era nieto de Compañeros del Mesías Prometido (as): Hazrat Chaudhary ‘Abdul’lah Jan Sahib (ra) y Hazrat Hamnah Bibi Sahiba (ra). Así pues, tanto su abuelo paterno como su abuela eran Compañeros del Mesías Prometido (as).

El hijo de Amatus Salaam Sahiba, Naim-ud-Din Sahib escribe: “una de las huellas eternas que mi madre dejó en mí fue la atención que dirigió hacia el ofrecimiento de oraciones, que fue la cosa sobre la que hacía más hincapié. En este sentido, ella fue estricta en asegurar esto y muy firme a la hora de tomar las medidas necesarias para ello. Nuestra casa prácticamente sirvió de albergue, ya que muchos parientes vivían con nosotros debido a sus estudios y se quedaban muchos años. Mi madre se aseguró de que todos los parientes fueran regulares en ofrecer sus oraciones bajo cualquier circunstancia. Enseñó a todos sus hijos la recitación del Sagrado Corán ella misma y nombró un tutor para los niños mayores. El otro rasgo que me dejó un impacto duradero fue el hecho de que siempre se esforzó por asegurar la comodidad y el bienestar de todos los que se quedaban en su casa. Si los trabajadores de la casa se tomaban un día libre, ella nunca dudaba en lavar la ropa de todos los niños, ya fuera la de los suyos o la de los demás que se quedaban en su casa. Ambas partes de la familia visitaban a menudo Rabwah, mientras que mi padre solía estar fuera de Rabwah debido a sus responsabilidades en la Comunidad. Mi madre siempre fue hospitalaria con todos los huéspedes y se ocupaba de todos los asuntos. Yo era el hijo mayor, por lo que también me entrenó para ser hospitalario y nunca quedarme corto a la hora de hacerlo”.

Además afirma: “nuestra bisabuela paterna, abuela paterna y abuela materna a menudo se quedaban con nosotros durante largos períodos de tiempo. Por la gracia de Dios, éramos seis hermanos y muchos otros niños de nuestra extensa familia se quedaban en nuestros hogares debido a sus estudios. Sin embargo, a pesar de todo esto, ayudaba a estas tres ancianas durante todo el año de manera excepcional. Con motivo de la Convención Anual (Yalsa Salana), sin exagerar, el número de invitados llegaba a 80 ó 90. Las tiendas de campaña se colocaban fuera de la casa para facilitar el alojamiento y la comida, mientras que las camas se organizaban desde el pueblo. Tanto mi padre como mi madre supervisaban todo esto juntos con gran amor, afecto y corazón abierto. Todos los parientes, sin excepción, han expresado lo cariñosa y hospitalaria que era”.

Uno de sus sobrinos escribe: “me quedé en su casa durante mis estudios; nunca nos dio la misma comida cocinada por la mañana para la cena, ni tampoco la comida cocinada por la tarde para el desayuno, sino que siempre hacía parathas frescos (pan plano sin levadura hecho con mantequilla o aceite) y proporcionaba yogur fresco para el desayuno”. Este era el grado en que cuidaba a los hijos de otros miembros de la familia que se quedaban con ellos debido a sus estudios y ello a pesar de tener muchos hijos propios. Aparte, ella mostró un amor y una obediencia ejemplar hacia los Jalifas. También escribe que ella les inculcó los mismos sentimientos a estos respetables y honorables huéspedes, de modo que el amor por ellos estaba completamente arraigado en sus propios hijos.

Su nuera, Nabila Naim Sahiba dice: “la difunta poseía muchas cualidades virtuosas y era constante en el ofrecimiento de sus oraciones; recitaba el Sagrado Corán y ofrecía la oración de tahayyud. Era muy paciente y agradecida; nunca se quejaba, ni siquiera en tiempos difíciles; y siempre se contentó con la voluntad de Dios Altísimo. Se ocupaba de los pobres y no podía soportar ver a nadie con dolor, por lo que siempre estaba dispuesta a ayudarles. Además estaba a la vanguardia de la obediencia y la lealtad a Jilafat. Que Dios Todopoderoso inculque estas mismas cualidades a sus hijos y a su progenie; y que le conceda el perdón y la misericordia, y eleve su posición en el Cielo.

El siguiente funeral es el de al respetada Mansura Bushra Sahiba, que fue la madre del Doctor Latif Qureshi Sahib. Falleció el 6 de octubre, a la edad de 97 años. Ella era de la progenie de los Compañeros del Mesías Prometido (as) y la nieta materna de Hazrat Munshi Fayaz Ali Kapurtahlwi Sahib (ra), y la nieta paterna de Hazrat Sheij ‘Abdur Rashīd Sahib (ra), [ambos eran Compañeros del Mesías Prometido (as)]. Cuando era joven, tuvo una relación muy estrecha con Hazrat Amman Yan (ra). Aunque la memoria de la difunta se había debilitado, nunca olvidó ofrecer sus oraciones. También escuchaba regularmente el sermón del viernes en la MTA. Era piadosa y fiel, y por la gracia de Dios Altísimo era musi. Como mencioné anteriormente, era la madre del Doctor Latif Qureshi Sahib, quien junto a su esposa, Shaukat Gohar Sahiba, fallecieron recientemente. Mientras estaban vivos, ambos la cuidaron,  pero ambos fallecieron durante su vida.

Su nieta, Ismat Mirza, escribe: “mi abuela era una verdadera creyente  y realmente amaba al Ahmadiat y el Jilafat. Nunca he visto a nadie que adorara más y además venerara tanto el Sagrado Corán como ella. Era tranquila y sencilla por naturaleza”.

Que Dios Altísimo trate a la difunta con perdón y misericordia, y que eleve su posición en el Cielo. Después de las oraciones del viernes, ofreceré las oraciones fúnebres de todos los miembros de la Yama’at fallecidos, si Dios quiere.

Resumen

Después de recitar Tashahud, Ta’awwuz y Surah al-Fatiha, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) dijo que tratará los incidentes de la vida de los Julafa-e-Rashidin [Califas correctamente guiados], empezando por Hazrat Ali (ra) bin Abi Talib bin Abdil Muttalib.

Hazrat Ali (ra)

Su Santidad (aba) dijo que el padre de Hazrat Ali (ra) se llamaba Abd Manaf, más conocido como Abu Talib, y que el nombre de su madre era Fatima bint Asad bint Hashim. Hazrat Ali (ra) nació diez años antes de la proclamación del Profeta Muhammad (sa) como profeta.

Su Santidad (aba) dijo que inicialmente, Hazrat Ali (ra) había sido llamado Asad por su madre, sin embargo su padre Abu Talib lo llamó más tarde Ali. Hazrat Ali (ra) tenía tres hermanos y dos hermanas. Hazrat Ali (ra) también era conocido por los títulos de Abul Hassan, Abus Sibtain y Abu Turab. Se le conocía como Abu Turab porque una vez, el Santo Profeta (sa) le vio durmiendo en el suelo de la mezquita y algo de suciedad había caído sobre su cuerpo. El Santo Profeta se acercó a él y le dijo: “Abu Turab, despierta”.

Su Santidad (aba) dijo que durante un estado de hambruna en La Meca, el Santo Profeta (sa) sugirió a su tío Abbas que, como su otro tío Abu Talib tenía muchos hijos y no era muy rico, y corrían tiempos difíciles debido a la hambruna, ambos debían adoptar un niño para facilitarle las cosas a Abu Talib. Así, los dos fueron a Abu Talib con esta idea, que él aaceptó; y Hazrat Ali (ra) quedó bajo la tutela del Santo Profeta (sa).

El primer hombre que aceptó la religión del Santo Profeta (sa)

Su Santidad (aba) narró el incidente de la aceptación del Islam de Hazrat Ali (ra). Un día, Hazrat Ali (ra) vió al Santo Profeta (sa) y a Hazrat Khadijah (ra) ofreciendo oraciones. Al preguntar lo que hacían, el Santo Profeta (sa) le explicó y le invitó a creer en el Único y Verdadero Dios. Hazrat Ali (ra) quiso consultar primero a su padre Abu Talib. Sin embargo, el Santo Profeta (sa) no deseaba que esta noticia se difundiera antes de su proclamación formal de ser profeta. Por lo tanto, le pidió a Hazrat Ali (ra) que, aunque no aceptara este mensaje, no debía mencionarlo a nadie. Más tarde, esa misma noche, Dios puso la veracidad del Islam en el corazón de Hazrat Ali (ra) y, al día siguiente, decidió aceptar el Islam y jurar fidelidad al Santo Profeta (sa).

Su Santidad (aba) dijo que en el momento de su aceptación, Hazrat Ali (ra) tenía trece años, según unas narraciones, y 11 años, según otras. Según los historiadores, Hazrat Ali (ra) fue el primer niño en aceptar el Islam.

Su Santidad (aba) dijo que, una vez, Hazrat Ali (ra) ofrecía oraciones junto al Santo Profeta (sa) cuando Abu Talib pasó y les vio. Le preguntó al Santo Profeta (sa) qué estaban haciendo, a lo que el Santo Profeta (sa) le transmitió el mensaje del Islam y le invitó a aceptarlo. Abu Talib dijo que no podía abandonar la práctica de sus antepasados, pero luego miró a Hazrat Ali (ra) y dijo que debía permanecer con el Santo Profeta (sa) en su fe. Abu Talib también dijo que a pesar de no aceptar formalmente el Islam, se aseguraría de que ningún daño alcanzara al Santo Profeta (sa).

Una invitación a la familia del Santo Profeta (sa)

Su Santidad (aba) dijo que, una vez, de acuerdo con el mandato divino de advertir a su familia e invitarla al Islam, el Santo Profeta (sa) instruyó a Hazrat Ali (ra) para que invitara a la familia de Abdul Muttalib a una comida. Después de la comida, el Santo Profeta (sa) quiso dar un discurso, invitando a todos a la religión del Islam. Sin embargo, el traidor Abu Lahab dijo algo por lo que todos los presentes se dispersaron. Entonces el Santo Profeta (sa) pidió a Hazrat Ali (ra) que invitara a su familia de nuevo, y en esa ocasión, invitó a su familia a aceptar el Islam y al Único y Verdadero Dios. El Santo Profeta (sa) preguntó si le ayudarían en esta misión, todos permanecieron en silencio excepto Hazrat Ali (ra), de trece años, que habló y dijo que, aunque era el más joven y débil de entre los presentes, apoyaría al Santo Profeta (sa). Su Santidad (aba) dijo que los jóvenes debían tomar nota especialmente de este incidente.

Papel fundamental de Hazrat Ali (ra) durante la migración

Mientras mencionaba los sacrificios de Hazrat Ali (ra), Su Santidad (aba) dijo que, en medio de la creciente oposición de los mecanos, el Santo Profeta (sa) fue informado por Dios sobre sus planes de asesinarle. Entonces, recibió el mandato divino de emigrar de La Meca a Medina. Así, el Santo Profeta (sa) dejó su casa por la noche, mientras estaba acorralada por los mecanos. Dejó a Hazrat Ali (ra) en su casa, asegurándole que, por la gracia de Dios, nada le sucedería. El Santo Profeta (sa) instruyó a Hazrat Ali (ra) que se acostara en su cama; así, cuando los mecanos asaltaran, no sospecharían que se había ido. Así sucedió que los mecanos se acercaron y, en lugar del Santo Profeta (sa), encontraron a Hazrat Ali (ra). Fue capturado, golpeado y apresado. Fue liberado algún tiempo después.

Su Santidad (aba) dijo que continuaría destacando la vida de Hazrat Ali (ra) en el futuro.

Oraciones fúnebres

Su Santidad (aba) dijo que ofrecería la oración fúnebre (en ausencia) de los siguientes miembros fallecidos:

El Dr. Tahir Mahmood fue martirizado por los oponentes del Ahmadíat el 20 de noviembre del 2020. Él, junto con otros miembros de su familia, se había reunido en la casa de su tío para ofrecer las oraciones del viernes. Cuando se iba, un joven de 16 años con un arma le disparó. El Dr. Tahir Mahmood tenía 31 años en ese momento. Su padre recibió una bala en la cabeza y todavía está en el hospital. Su Santidad (aba) dijo que los oponentes de Ahmadíat están empleando nuevas tácticas; ahora consiguen que los niños cometan actos tan atroces que incluso si son capturados, se puede argumentar en el tribunal que era sólo un niño, y así solicitar un tratamiento suave. Su Santidad (aba) rezó para que estos oponentes puedan recobrar el sentido y cesar en sus caminos. Su Santidad (aba) dijo que el Dr. Tahir Mahmood poseía grandes virtudes; amaba mucho el Jilafat, y tenía mucho respeto por los titulares de los cargos y los ancianos. Sirvió como el Qaid (líder juvenil local) de su área. Era muy hospitalario y siempre estaba dispuesto a cumplir con cualquier deber que se le exigiera. Había muchas ocasiones en las que llevaba a las personas que requerían atención médica al hospital en su propio vehículo. Esta familia no es ajena a la oposición de los enemigos de Ahmadíat. La tienda de su abuelo fue quemada por los oponentes. Sólo unas semanas antes, mientras su padre pasaba por el mercado, alguien se acercó a él y le escupió. Estudió durante algún tiempo en Rusia, donde fue conocido como uno de los estudiantes más brillantes. Había otros pakistaníes allí también, sin embargo declaró abiertamente que era un Musulmán Ahmadí y que aprovecharía cualquier oportunidad para propagar el verdadero mensaje del Islam. Le sobreviven su padre, su madre, su hermano, su hermana y su esposa. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah elevara su posición en el cielo, concediera una rápida recuperación a los miembros de su familia que resultaron heridos en este ataque, y concediera a su familia la capacidad de permanecer paciente y firme.

Yamaluddin Mahmood falleció el 3 de noviembre del 2020. Desempeñó los deberes de Secretario General de la Yamat en Sierra Leona durante los últimos dieciséis años. Trabajó con gran pasión y dedicación. Hubo 2000 personas en su funeral, que incluyó a varios funcionarios del gobierno y militares. Rrspetaba a aquellos con los que trabajaba aunque fueran más jóvenes que él. Era regular en ofrecer sus oraciones y ofrecer las oraciones opcionales previas al amanecer. Se ocupó del cuidado y la educación de muchos niños. Siempre ordenaba a los demás que se aferraran a Jilafat. Tenía una relación muy cariñosa con todos los que conocía. Le sobreviven su esposa, dos hijos y dos hijas. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah le conceda al difunto una posición elevada en el cielo y permita a su progenie continuar con el legado de sus actos virtuosos.

Amatus Salam falleció el 19 de octubre del 2020. Era la esposa de Chaudhary Salahuddin Sahib de Rabwah. Era muy particular en ofrecer las cinco oraciones diarias e inculcó este hábito a sus hijos. Recibía muchos miembros de la familia en la casa que se quedaban allí con el propósito de estudiar. Se aseguraba de que todos los miembros de la familia ofrecieran las oraciones diarias. Se aseguró de que todos aprendieran a recitar el Sagrado Corán. Era extremadamente hospitalaria y se aseguraba de que los huéspedes fueran atendidos de la mejor manera posible. Durante los días de la Yalsa Salana (Convención Anual) a veces tenía ochenta a noventa invitados. Ella era una persona muy paciente y firme. Siempre se ocupaba de los pobres y los necesitados. Amaba mucho al Jilafat. Su Santidad rezó para que Al’lah la tratara con misericordia y perdón, elevara su posición en el cielo y permitiera a su progenie continuar el legado de sus actos virtuosos.

Mansoora Bushra falleció el 6 de noviembre del 2020. Era la madre del Dr. Latif Qureshi, que falleció recientemente. Era la nieta de los compañeros del Mesías Prometido (as). Era habitual en sus oraciones y escuchaba el sermón del viernes con regularidad. Ella amaba mucho a Jilafat. Su Santidad rezó para que Al’lah la tratara con misericordia y perdón y elevara su posición en el cielo.

Resumen preparado por The Review of Religions

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