La vida del Santo Profeta (sa)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

La vida del Santo Profeta (sa)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Sermón del viernes. Traducción completa 19-04-2024

Después de recitar el Tashahud, el Taawuz y el Surah al-Fatihah, Su Santidad el Jalifa V del Mesías (aba) dijo:

Presentaré algunos incidentes adicionales en relación con la Batalla de Uhud, y mediante  los cuales uno puede comprender mejor el hermoso carácter del Santo Profeta (sa).

Hazrat Yabir bin Abdillah relata: “Cuando Hazrat Abdullah bin Amr falleció, todavía estaba endeudado. Busqué ayuda del Santo Profeta (sa) [diciendo]: ‘Por favor, explica [la situación] a los prestamistas para que reduzcan un poco su deuda’. Entonces, el Santo Profeta (sa) les expresó este deseo, pero se negaron a reducirlo, es decir, aquellos con quienes estaba en deuda. Después de esto, el Santo Profeta (sa) me dijo: ‘Ve y separa los distintos tipos de dátiles que posees’ (haz montones separados de cada uno de los distintos tipos de dátiles que posees). El Santo Profeta (sa) dijo: ‘Separa las fechas de Ajwah y también las fechas de Idhq bin Zaid y luego envíame un mensaje’. Por lo tanto, hice lo que me pidió y le envié un mensaje.’ El Santo Profeta (sa) vino y se sentó sobre o en medio de estos montones de dátiles. Después, dijo: “Mídelos y distribúyelos entre estas personas”. Yo los medí y los distribuí entre esas personas hasta que les di la cantidad que debían. Sin embargo, todavía me sobraban dátiles y era como si no hubieran disminuido en absoluto”.

El Santo Profeta (sa) oró por los mártires de Uhud, [diciendo]: “¡Oh Dios! Crea simpatizantes para los afligidos por los mártires de Uhud”.

Hazrat Musleh Maud (ra) ha mencionado detalles de esto. Se refirió a la madre anciana y débil de visión de Hazrat Mu’adh – que ya había sido mencionada anteriormente – y quien abandonó Medina por amor al Santo Profeta (sa). Como he dicho, los detalles ya fueron mencionados en el sermón anterior. Después de mencionar estos detalles, Hazrat Musleh Maud (ra) afirma: “Cuando el Santo Profeta (sa) detuvo su caballo y vio a la anciana, le expresó sus condolencias por el martirio de su hijo”. Hazrat Musleh Maud (ra) afirma: “Reflexiona sobre estos incidentes y observa cuán atento estuvo el Santo Profeta (sa) a la hora de mostrar simpatía hacia cualquiera que hubiera sufrido una aflicción. A continuación, el Santo Profeta (sa) le dijo a esta anciana: ‘Buenas nuevas para ti y transmite buenas nuevas a todas las hermanas cuyos familiares han sido martirizados durante la batalla, de que todos nuestros hombres martirizados hoy, Dios Altísimo los ha reunido  en el paraíso. Además, todos ellos han rezado a Dios Altísimo: “¡Oh Dios! Sé el Bienqueriente de aquellos que dejamos atrás”. Después de esto, el Santo Profeta (sa) personalmente también oró [diciendo:] “¡Oh Dios! Crea buenos deseos para los afligidos de los mártires de Uhud.’ De esto podemos ver la manera en que el Santo Profeta (sa) consoló y expresó su simpatía a los que quedaron atrás por los mártires de Uhud, incluso antes de entrar en Medina y aunque también él había sido herido personalmente. Los familiares más queridos del Santo Profeta (sa) habían sido martirizados y sus compañeros más queridos habían sido martirizados, pero él consolaba al pueblo de Medina con cada paso que daba. Lo que menos le preocupaba era su propio dolor. No podría haber nadie aparte del Santo Profeta (sa) que simpatizara con los demás en un momento de tanto dolor, sufrimiento y tribulación. En momentos así, la gente ni siquiera está dispuesta a hablar con los demás, y mucho menos a simpatizar con ellos”.

Luego encontramos mención de otra oración del Santo Profeta (sa) y que ofreció por la viuda de un mártir. Esa oración fue: “Rezo para que Dios Altísimo te conceda una persona aún mejor que tu esposo para cuidar de ti”.

Al explicar los detalles de esta declaración, Hazrat Musleh Maud (ra) escribe:

“La batalla de Uhud  verdaderamente puso a prueba la paciencia del Santo Profeta (sa). Hasta esta batalla, no se había cometido un ataque contra su vida en ninguna otra batalla. Y no fue sólo esto lo que lo hizo especialmente gravoso. (Tampoco fue solo porque) se le rompieron los dientes, por las heridas que sufrió o por el hecho de que cuando cayó inconsciente, el enemigo lo pisoteó a él y a sus compañeros a su paso de destrucción. (Más bien) fue porque era la primera vez en su vida que presenciaba tal  (secuencia de caos).

Pero incluso a través de todo esto, vemos la tremenda determinación y los elevados estándares morales que exhibió, expresando una gran empatía y compasión por su pueblo. Esta batalla revela las alturas sobre las que se situaba la moral del Profeta (sa) y los sacrificios incomparables que hicieron sus compañeros”.

Hazrat Musleh Maud (ra) continuó:

“Hablo ahora del momento en que el Profeta (sa) regresaba de la batalla a Medina. Las mujeres de Medina, angustiadas al escuchar el falso rumor sobre la muerte del Profeta, al enterarse de su regreso a casa, corrieron hasta las afueras de Medina para darle la bienvenida. Entre estas mujeres también estaba la cuñada del Profeta (sa), Zainab bint Jahsh (ra), quien había perdido a tres de sus familiares cercanos en la batalla”.

Permítanme aclarar aquí que este incidente, tal como fue registrado en Anwar al-‘Ulum, o por quien lo escribió, o tal vez Hazrat Musleh Maud (ra) pudo haberlo dicho accidentalmente, parece ser un lapso en la memoria. Hazrat Zainab bint Yahsh era en realidad la bendita esposa del Santo Profeta (sa), no su cuñada. Su nombre era Hamnah bint Yahsh y era la esposa de Hazrat Mus’ab bin ‘Umair. En cualquier caso, dondequiera que se haya cometido este error, lo corregiré a medida que avance.

“Cuando el Santo Profeta (sa) la vio regresar, dijo: ‘Expresa tu dolor por tu pérdida’. Esta es una expresión idiomática árabe para transmitir que el destinatario ha perdido a un ser querido. Entonces, la mujer – cuyo nombre real era Hamnah bint Yahsh – respondió: ‘Oh Mensajero (sa) de Dios, ¿por quién debería sentirme agraviado?’ El Profeta (sa) respondió: ‘Tu tío materno, Hamzah, ha sido martirizado. ‘

Al escuchar esto, Hazrat Zainab (más bien, Hazrat Hamnah) dijo: [en árabe] ‘A Dios pertenecemos y a Él volveremos’. Que Dios eleve su posición en el paraíso, qué hermosa manera de morir”. Después de esto, el Profeta (sa) le dijo: “Hamnah, expresa dolor por otra pérdida”.

Hazrat Hamnah preguntó: ‘Oh Mensajero (sa) de Al’lah, ¿por quién me sentiré agraviado?’ El Profeta respondió: ‘Tu hermano, Abdul’lah bin Yahsh (ra), también ha sido martirizado, Hazrat Hamnah respondió: [Árabe] ‘A Dios pertenecemos y a Él volveremos. Toda alabanza pertenece a Dios. Mi hermano ha tenido una muerte realmente noble.

Después de esto, el Profeta (sa) le dijo: “Hamnah, expresa dolor por otra pérdida”.

Preguntó Hazrat Hamnah. ‘Oh Mensajero de Al’lah, ¿por quién debería sentirme agraviado?’ El Profeta (sa) respondió: ‘Tu marido también ha sido martirizado’. Al escuchar esto, a Hazrat Hamnah se le llenaron los ojos de lágrimas y expresó verbalmente su dolor por su profunda pérdida.

Al ver esto, el Santo Profeta (sa) observó: “Mira cuán profunda es la relación que existe entre marido y mujer. Cuando le informé a Hamnah sobre el fallecimiento de su tío materno, ella simplemente dijo: [en árabe] “A Dios pertenecemos y a Él volveremos”. Cuando le dije que su hermano había corrido la misma suerte, volvió a repetir: [en árabe] “A Dios  pertenecemos y a Él volveremos”. Pero cuando le dije que su marido había sido martirizado, dejó escapar un suspiro de angustia y expresó su profunda pérdida. No pudo contener las lágrimas y se preocupó”.

En momentos como este, una mujer se olvida momentáneamente de sus parientes más cercanos y consanguíneos, y  lo que recuerda es un marido amoroso. Luego, el Santo Profeta (sa) le preguntó a Hamnah por qué había dicho lo que dijo al enterarse del fallecimiento de su marido. Ella respondió: “Oh Mensajero (sa) de Dios, pensé en sus hijos y en ese momento me pregunté quién cuidaría de ellos”.

El Santo Profeta (sa) respondió: ‘Rezo para que Dios Altísimo te conceda alguien que pueda cuidar de ellos incluso mejor que tu marido’. Y  sucedió que, como resultado de esta oración, Hazrat Hamnah se casó con Hazrat Talhah (ra), y Muhammad bin Talhah nació de este matrimonio. Pero los historiadores han registrado que Hazrat Talhah no mostró el nivel de amor y afecto hacia su propio hijo Muhammad como lo hizo con los hijos de Hamnah que ella tuvo en su primer matrimonio. Y la gente solía observar que no había nadie que eclipsara el gran amor con el que Talhah había criado a sus hijos anteriores. Este fue el resultado de las oraciones del Santo Profeta Muhammad (sa)”.

También Hazrat Musleh Maud (ra)  relató este incidente de la siguiente manera:

“Cuando el Santo Profeta (sa) transmitió sus condolencias a Hazrat Hamnah bint Yahsh y luego dijo: ‘Mira cuán profunda es la relación de amor entre marido y mujer’, tenía la intención de transmitir que los hombres deben tratar a sus esposas con el debido amor y respeto”. Este es un principio general para todos los hombres, es decir, el de  tratar a sus esposas con bondad y no recurrir a abusar de ellas o lastimarlas por asuntos triviales. (Esos hombres) ponen la excusa de que se les permite golpear a sus esposas”. Incluso hoy estas cosas persisten. Las esposas deben ser tratadas con amor y respeto. (Hazrat Musleh Maud (ra)) afirma: “Cuando las esposas de estos hombres dejan a sus propios familiares (para vivir con sus maridos), la justicia exige que estas mujeres sean honradas en lugar de involucrarse en discusiones pérfidas sobre asuntos triviales y, por lo tanto, causar discordia.”

Al decir esto, por un lado, el Profeta (sa) consoló el corazón afligido de Hazrat Hamnah y, por el otro, ordenó a todos los hombres que trataran a sus esposas de una manera amable y amorosa. En cada declaración del Santo Profeta (sa), hay una lección. Si escuchamos atentamente y reflexionamos profundamente, queda claro que la declaración del Santo Profeta (sa) no era solo para la persona a quien había hablado. Más bien, fue una instrucción general para todos y cada uno de nosotros.

Luego, [con respecto a] este aspecto de la vida del Santo Profeta (sa), en cuanto a cuánta consideración tenía por los sentimientos de las personas, Hazrat Musleh Maud (ra) afirma:

“Cuando el Santo Profeta (sa) entró en Medina, porque se sentía debil debido a sus heridas, los compañeros lo apoyaron y lo ayudaron a bajar de su montura. Era la hora de la oración del Maghrib, así que ofreció la oración y luego se fue a casa. La noticia de los hombres que habían sido mártires en la batalla había llegado a sus familiares. Entonces, comenzaron a sollozar. Cuando el Santo Profeta (sa) escuchó los sollozos de estas mujeres, sintió una vez más el dolor de los musulmanes, y sus ojos empezaron a derramar lágrimas. Luego dijo: ‘[Árabe] Nuestro tío y hermano de leche también ha sido martirizado,( pero no hay nadie que llore por él’. Al oír esto, los compañeros, que deseaban validar los sentimientos y emociones del Santo Profeta (sa) -quien no quería que ni el más minúsculo sentimiento o la más pequeña emoción se escapara sin ser satisfecha- corrieron hacia sus casas, se dirigieron a sus esposas y les dijeron: ‘Ahora dejad de llorar por vuestros propios familiares. Ve a la casa del Santo Profeta (sa) y llora por Hamzah (ra)’.

Durante este tiempo, como el Santo Profeta (sa) estaba cansado al llegar [a Madinah], se fue a descansar. Hazrat Bilal (ra) hizo la llamada a la oración de Isha, pero al suponer que el Santo Profeta (sa) estaba cansado, no lo despertó de su sueño. Cuando había pasado un tercio de la noche, Hazrat Bilal (ra) le despertó para la oración de Isha[oración nocturna]. Cuando el Santo Profeta (sa) se despertó, en ese momento las mujeres seguían lamentándose por Hazrat Hamzah (ra) cerca de la casa del Santo Profeta (sa). El Santo Profeta (sa) preguntó: ‘¿Qué está pasando?’. Se le dijo: ‘Oh Profeta de Dios (sa), las mujeres de Medina están llorando por la muerte de Hazrat Hamzah (ra)’. Él respondió: ‘Que Dios Altísimo se apiade de las mujeres de Medina; han expresado empatía hacia mí’. Luego dijo: ‘Ya sabía desde antes que los Ansar [compañeros de Medina] me querían mucho’. Luego dijo: ‘Lamentarse así es desaconsejable a los ojos de Dios Altísimo’. Los compañeros dijeron: ‘Oh Profeta de Dios (sa), esta es la costumbre de nuestra nación, y si no lloramos de esta manera, nuestras emociones no pueden disiparse’. El Santo Profeta (sa) dijo: ‘No os prohíbo llorar, pero hay que decir a las mujeres que no deben darse bofetadas ni tirarse del pelo’. No deben tirarse de los pelos; no deben abofetearse la cara). Y no deben rasgarse sus propias vestiduras. Y si desean llorar de pena (porque es natural llorar de pena), que lloren. A partir de estos asuntos, somos testigos del carácter moral del Santo Profeta (sa), que a pesar de estar herido y dolorido, era extremadamente considerado con los sentimientos y emociones de la gente.”

Luego, Hazrat Musleh Maud (ra) relata este incidente de una manera [diferente], “Cuando el Santo Profeta (sa) vio que las mujeres de Medina se lamentaban y lloraban por sus difuntos, entonces teniendo en cuenta el pensamiento de que los Muhajirin [emigrantes] y los familiares de Hazrat Hamzha (ra) sentirían que no tienen a nadie aquí [en Medina]; por eso, teniendo en cuenta sus sentimientos, dijo: ‘no hay nadie para llorar por Hamzah’. Después, cuando las mujeres de Medina empezaron a llorar [la muerte de] Hazrat Hamzah (ra), entonces él lo prohibió, que no está permitido llorar de esta manera.

De esto se deduce que si, en realidad, el Santo Profeta (sa) pensaba que la gente debía lamentarse por Hazrat Hamzah (ra), entonces no lo prohibiría más tarde. Cuando expresó su tristeza por el hecho de que nadie llorara la muerte de Hazrat Hamzah (ra), en ese momento, sólo trató de consolar [a los demás]. Y cuando prohibió a las que lloraban, en ese momento, sólo buscó consolar [a los demás] porque impidió que esas mujeres lloraran, y junto a esto, dijo que le expresaron su empatía. Luego, también afirmó: ‘Ya sabía desde antes que los Ansar [compañeros de Medina] sentían una gran empatía por mí’. Y al decir esto, quiso que no se ofendieran por su prohibición de llorar. (Les impidió hacerlo pero también les dio las gracias.) Qué maravilloso y asombroso camino vemos que recorrió el Santo Profeta (sa) en un momento delicado, aunque en un momento así, cuando familiares cercanos y queridos son asesinados, y la persona misma es herida, y presiente el peligro en los días venideros, una persona [normal] no puede mostrar un ejemplo como el que mostró el Santo Profeta (sa).”

En los libros de historia se menciona a los compañeros cuyas espadas hicieron justicia durante la batalla de Uhud. Cuando el Santo Profeta (sa) entró en su propia casa, entregó su espada a su hija Hazrat Fatimah (ra) y le dijo: “[Árabe] Oh mi amada hija, lava la sangre de esta espada. Por Dios, hoy esta espada sí ha hecho justicia”. Entonces Hazrat Ali (ra) también dijo mientras entregaba su espada a Hazrat Fatimah (ra): “Lava también la sangre de esta espada.” En ese momento, estaban en su lengua las mismas palabras que había dicho el Santo Profeta (sa): “Juro por Dios que hoy esta espada lo ha hecho excelente”. Al oír esto, el Santo Profeta (sa) dijo: “[Árabe] Si hoy has mostrado excelencia durante la batalla, entonces junto a ti, Sahl bin Hunaif (ra) y Abu Dajanah (ra) mostraron excelente valentía.”

En otra narración se menciona que el Santo Profeta (sa) dijo: “Si tú mostraste excelencia en el manejo de la espada, entonces Sahl bin Hunaif (ra), Abu Dujanah (ra), Asim bin Thabit (ra), y Harith bin Simmah (ra) también mostraron excelente valentía”.

[Pues bien], Hazrat Musleh Maud (ra) afirma:

“Está registrado en la historia que cuando Hazrat Ali (ra) regresó de Uhud, le dio su espada a Hazrat Fatimah (ra) y le dijo: ‘Enjuaga esta hoja, pues hoy ha sido increíblemente útil’. El Santo Profeta (sa) estaba escuchando las palabras de Hazrat Ali (ra), a lo que dijo: ‘¡Oh Ali! No fue sólo tu espada la que fue de gran utilidad; más bien, muchas de las espadas de tus hermanos también mostraron maravillas’. Mientras nombraba a seis o siete compañeros, el Santo Profeta (sa) dijo: ‘Sus espadas no eran menos que las tuyas’. Así, el Santo Profeta (sa) no toleraba que su propio yerno dijera algo que desanimara a otros compañeros. De esto aprendemos que el Santo Profeta (sa) estaba atento incluso a los asuntos más insignificantes. La batalla de Uhud fue un acontecimiento importante que tuvo un impacto duradero, y muchos temían que, como resultado, el enemigo se hubiera envalentonado y el futuro fuera incierto. A pesar de este estado precario, durante el cual uno puede no prestar atención a asuntos tan pequeños, el Santo Profeta (sa) mostró compasión hacia todos y se convirtió en una fuente de aliento para todos.”

Los acontecimientos que rodearon la batalla de Uhud llegan aquí a su fin. Ahora hablaré de otra batalla conocida como la Batalla de Hamra’ al-Asad, que tuvo lugar en Shawwal 3 A.H. Esta batalla fue en realidad parte de la Batalla de Uhud y su [verdadera] conclusión; a la luz del resultado que se produjo en la Batalla de Hamra’ al-Asad, los musulmanes son considerados los verdaderos vencedores de la Batalla de Uhud. Hamra’ al-Asad se encuentra a ocho millas de Medina, a la izquierda de la ruta hacia Dhu al-Hulaifah.

En cuanto a la causa de la Batalla de Hamra’ al-Asad, consta que tras la conclusión de la Batalla de Uhud, el Santo Profeta (sa) regresó a Medina por la tarde. A pesar de estar gravemente herido, acudió a la mezquita apoyado por sus compañeros y ofreció la oración del maghrib [oración de la tarde]. Del mismo modo, también acudía a la mezquita para ofrecer la oración isha’ [oración nocturna]. Después de la oración del isha, el Santo Profeta (sa) regresó a su casa, pero descubrimos que estuvo despierto toda la noche porque existía el peligro de que Abu Sufyan trajera a su ejército para atacar Madinah. Por esta razón, Medina se encontraba en una especie de estado de emergencia, y había guardias fuera de la casa del Santo Profeta (sa) en todo momento. El Santo Profeta (sa) también se esforzó por averiguar las intenciones de Abu Sufyan y si se estaba preparando para atacar Madinah. Aunque al principio, hubo informes de que Abu Sufyan estaba regresando rápidamente a La Meca con su ejército, el Santo Profeta (sa) no se despreocupó de nada. Después de todo, la intuición del Santo Profeta (sa) se demostró cierta; aún no había pasado la noche y recibió noticias de que Abu Sufyan estaba totalmente preparado para atacar Medina con su ejército.

Lo que ocurrió fue que, durante su regreso de Uhud, los politeístas fueron objeto de burlas por parte de quienes se enteraron del resultado de la batalla. La gente decía: “No matasteis a Muhammad [sa], ni os apoderasteis de sus mujeres, ni regresasteis con ningún prisionero de guerra o botín”. ¿De qué victoria habláis?” Este ejército siguió escuchando estas burlas hasta que llegaron a Rauha, donde acamparon, un lugar situado a unos 74 kilómetros de Madinah o, según otros, a 55 kilómetros. Empezaron a discutir entre ellos que realmente no tenían prisioneros, ni botín, y eso les molestaba. Pensaron que debían dar media vuelta y atacar Medina.

Otro jefe del ejército, Safwan bin Umayyah, se opuso rotundamente, diciendo que ni siquiera debían considerar atacar Madinah porque se enfrentarían a una derrota total. Sin embargo, Abu Sufyan y la mayoría de sus otros conspiradores decidieron que debían atacar Madinah, de lo contrario no tendrían nada que mostrar en La Meca. Por un lado, estas discusiones tenían lugar en el ejército de Abu Sufyan, y por otro, Hazrat Bilal (ra) dio la llamada para la oración del fajr y esperó a que el Santo Profeta (sa) saliera. Al mismo tiempo, Hazrat Abdullah bin Amr bin Auf Muzni vino en busca del Santo Profeta (sa). Cuando el Santo Profeta (sa) salió, se levantó y le informó de que regresaba después de visitar a su familia cuando pasó junto a Abu Sufyan y su ejército. Les oyó decirse unos a otros: “No habéis conseguido nada. No infligiste ningún daño ni dolor a los musulmanes. Los dejasteis ir y no los destruisteis”. [Algunos] incrédulos dijeron: “Hay muchas personas importantes entre esos musulmanes que se reunirán contra vosotros. Thus, let us turn back and uproot those that remain.” Safwan bin Umayyah trató de disuadirlos y dijo: “¡Oh pueblo mío! No tomes este curso de acción, pues esa gente acaba de librar una guerra, y me temo que los que no pudieron participar entre ellos se reunirán valientemente contra ti. Volvamos, pues ya hemos vencido. Temo que si te vuelves hacia ellos, serás derrotado”. Al oír esto, el Santo Profeta (sa) dijo: “Safwan no es muy inteligente, sin embargo, lo que ha dicho en esta ocasión fue prudente”, refiriéndose a él desaconsejando a Abu Sufyan atacar Medina. Sin embargo, al mismo tiempo, el Santo Profeta (sa) dijo con gran fervor: “Juro por Aquel a Quien pertenece mi vida, que si atacan Medina, sus nombres ya han sido grabados en piedras que se erosionarán con la lluvia como ruinas antiguas.”

No obstante, si Dios quiere, daré más detalles al respecto en el futuro. La segunda cuestión -que planteo con frecuencia- es un llamamiento a la oración. Sigan rezando. Como se pensaba y se temía -y como todo el mundo sabe- Israel ha atacado directamente a Irán. Esto agravará aún más la situación actual. Que Dios Altísimo conceda sabiduría a estos líderes mundiales que pretenden avivar aún más las llamas de una guerra mundial. Que Él también conceda sabiduría y entendimiento a la Ummah musulmana y permita a los musulmanes unirse para que puedan defenderse y adoptar un sentido de la razón.

En este momento, también me gustaría mencionar a dos miembros fallecidos. El primero es Maulana Ghulam Ahmad Nasim, que fue misionero. Anteriormente fue profesor en Jamia Ahmadiyya Rabwah y hasta hace poco prestaba servicio en Estados Unidos. Falleció hace unos días a la edad de 93 años.

[árabe]

[“Ciertamente a Dios pertenecemos y a Él volveremos”].

Su padre se llamaba Salah Muhammad, que comenzó su búsqueda del Mahdi tras presenciar el signo de los eclipses solar y lunar. Dedicó muchas años a su búsqueda y en 1901 tuvo el honor de hacer el juramento de lealtad. Dado que residía en un sitio muy lejano, no pudo visitar  Qadian. Por la Gracia de Al’lah, Mir Salah Muhammad era Musi. Tuvo que suportar una seria oposición a causa de su aceptación de Ahmadiyyat.  El suyo era el único hogar Áhmadi en su pueblo.

Mir Ghulam Ahmad Nasim escribió para dedicar su vida en 1947 cuando aún era estudiante Su solicitud fue aceptada y recibió instrucciones de seguir con sus estudios. En 1948 comenzó sus estudios en Madrassah Ahmadiyya en Nagar. Después de la separación (de India y Pakistan) aprobó el Maulvi Fazal en 1954 y posteriormente recibió el titulo de Shahid de Jamiatul Mubasharin. Comenzó a servir el Jemaat en 1957. En 1960, llegó a Sierra Leona y, como misionero, desempeñó el cargo de director del colegio Áhmadi allí durante tres años. Cuando regresó a Pakistan, le destinaron a Jamiah Ahmadiyya. Allí era el responsable de la biblioteca. Cuando faltaba un profesor, el solía sustituirle.   Durante este periodo consiguió el titulo de M.A. en arabe de la Universidad de Punjab.  In 1966 le destinaron a Guayana. Alli, trabajó durante poco más de cuatro años.  En 1970 volvió a la sede central en Pakistan. Desde 1970 hasta 1975 fue profesor en Jamiah Ahmadiyya donde trabajaba especialmente con los que habían venido del extranjero. Desde1975 hasta 1979 trabajó como misionero en Zambia. Luego de 1980 hasta 1997 trabajó como profesor de historia y Tasawwuf en jamiah Ahmadiyya.

En su expediente consta que sirvió a la comunidad en Sierra Leona, Guayana y Zambia durante 11 años. Una vez en un discurso el cuarto Califa hizo referencia a su mujer y sus sacrificios  Ella, Amatul Mannan Qamar, trabajaba durante un tiempo como directora del Colegio Fazl-e-Umar para chicas. Al’lah el Altísimo le dio cuatro hijos, y todos ellos, altamente cualificados, están prestando sus servicios al Jemaat.

Una de sus hijas es la Dra. Amatul Shakoor, esposa de Dr.Abdul Hafeez de los Estados Unidos. Ella también prestó sus servicios al Jemaat durante 11 años como parte del Progrma Nusrat Jehan.

También fue el autor de tres libros académicos. ‘Qamus al Ru-ya – la interpretación de los sueños según el valor numérico de las letras’, ‘La ciencia espiritual del misticismo’ Y el tercer libro es ‘Yaad-e-Ayyam’ un autobiografía.

Imaullah Kausar, máximo responsable de los misioneros en Australia escribe, “Solía enseñar a sus alumnos con humildad y comprensión y cuidar de ellos.” Dijo,”Una vez haciendo un recorrido por la Guayana Británica, pasé por tres o cuatro pueblos donde se había establecido nuestra comunidad; todos los residentes mayores le recordaban con cariño y guardaban fotos de él.  A través de él, Al’lah el Altisimo estableció una fuerte comunidad en la Guayana Británica.

Laiq Mushtaq, misionero en Suriname, escribe,”Durante su tiempo en la Guayana, Maulana Mir Ghulam Ahmad Naseem visitó Suriname tres veces entre 1967 y 1969, quedándose durante varias semanas en cada ocasión. Consiguió reactivar nuestra comunidad allí. En aquella época, por varias razones, muchos antiguos miembros de la comunidad se habían separado de la comunidad, quedando sólo algunos pocos ahmadis. Pero incluso ellos no se mantenían en contacto con la comunidad.  En estas circunstancias, llegó Maulauna Ghulam Ahmad Naseem a Suriname procedente de la Guayana y llevó a cabo el primer programa de actividades el día 15 de septiembre 1967 con una asistencia de seis personas que juraron lealtad por vida a la comunidad.  Fui en aquel tiempo, que un tal Maulvi Shah Ahmad Noorani vino a Suriname desde Pakistan, dando discursos de odio contra la comunidad. Maulana Naseem también organizó numerosas reuniones y respondió a sus acusaciones y también organizó tres programas de radio sobre el tema de la verdad del Mesías Prometido.

En mayo 1968 durante el curso de su segunda visita, puso la piedra de toque de una casa para los misioneros a lado de la mezquita, la cual se terminó después de varios años. Invitó al Abdur Raheem Jaggu, el líder de la comunidad Lahori, y el líder de la comunidad Sunni a participar en un debate. También publicó varios folletos sobre la verdad del mesías Prometido(as).

El día 21 de junio 1968, durante una sesión de preguntas y respuestas que se celebraba en la casa de uno de los miembros de la comunidad, algunos sinverguenzas lanzaron un ataque violento contra los miembros de la comunidad allí presentes.   Cuenta que, “Se colocó la mesa principal contra la puerta de una de las habitaciones.  Los que estaban sentados a ambos lados de Maulana Sahib, le empujaron dentro de esta habitación y cerraron la puerta desde fuera. Los asaltantes asestaron fuertes golpes a los miembros de la comunidad en algunos casos utilizando las sillas de madera como armas. Durante el suceso resultaron herridos no solo hombres sino también mujeres. Maulana Sahib gritaba desde la habitación donde estaba encerrado pidiendo a los demás que le dejaran salir para  poder hacer frente a los asaltantes.   Era un hombre valiente. Aquellos sinverguenzas robaron un maletín que pertenecía a Maulana Sahib y que contenía su pasaporte entre otras cosas.   Después de algunos días la policía consiguió recuperarlo.  Después de este incidente, hizo extensas negociaciones con la policía y oficiales del estado para garantizar la seguridad de los miembros de la comunidad.

Dió un discurso en el foro del Centro Cultural sobre el tema del islam y asuntos contemporáneos. Siempre animaba a los miembros de comunidad a mantenerse en contacto con la sede central. Como resultado de estos esfuerzos, una comunidad que había perdido su cohesión se recuperó. Por la Gracia de Al’lah, los misioneros que llegaron después de él, eran capaces de consolidar el progreso que el había hecho y la comunidad llegó a ser fuerte.

Que Al’lah el Altisimo eleve el rango espiritual del difunto y capacite a sus hijos y a otros descendentes para mantener vivas estas cualidades virtuosas.

A continuación, voy a hablar del Dr. Ehsanullah Zafar, antiguo Presidente Nacional de la Comunidad Ahmadiyya en America. Falleció recientemente a la edad de 81 años.

[árabe]

[“Ciertamente a Al’lah pertenecemos y a Él retornaremos.”]

Por la gracia de Dios Altísimo era “musi”. Asumió durante muchos años las responsabilidades de presidente local y  luego como vice-presidente nacional. Desde 2002 hasta 2016 tuvo la oportunidad de servir como presidente nacional de EEUU. Poseía muchas virtudes; era una persona cariñosa, tolerante y paciente. Deja dos hijas tras  de sí. Su mujer murió en un accidente hace unos años. Su hijo murió en el mismo accidente.   Soportó esta perdida con gran paciencia y jamás dejó escapar queja alguna.

Su hija la Dra Hana Maryam dice; “Mi padre era un hombre virtuoso y religioso. Era muy constante en las oraciones, la recitación del sagrado Corán y las contribuciones financieras y siempre hacia un gran esfuerzo por fortalecer su relación con Dios el Altisimo.  Tenía la costumbre durante el día, o bien si estaba solo o bien si estaba sentado con otros, de alzar las manos y rezar.   Nunca le importaba lo que otros pudieran pensar de esto. A pesar de tener que enfrentarse con dificultades durante toda su vida, siempre enseñaba a sus hijos estar agradecidos a Dios en todas las circunstancias.  Ella dice,”Mi padre demostró una sincera y total lealtad al Califato. Tenía grandes conocimientos de la historia y la política. Incluso durante su último ingreso en el hospital, leía el periódico, escuchaba el sermón del viernes y miraba algunas entrevistas sobre un tema histórico y me pedía verlas con él.

Nunca consideraba que sus conocimientos u opiniones fueran superiores a los conocimientos u opiniones de los demas, de hecho si tenía que enfrentarse con opiniones o ideas contrarias a las suyas, solía escuchar, reflexionar y ponerlas a prueba. Tenía profundos conocimientos del Sagrado Corán y su traducción. Dice: “Además de enseñarnos el significado de las palabras del Sagrado Corán, también nos enseñaba el impacto de sus enseñanzas en nuestras vidas.

Su amor por el Santo Profeta (sa) también era evidente en su vida personal. Del mismo modo, también estaba muy agradecido a Dios Altísimo”. Dice: “Un día, mientras comía, se puso a rezar y nos contó que, a veces, el Santo Profeta (sa) y sus compañeros tenían tan poco para comer que comían dátiles y pan mojados en vinagre. A pesar de tener tanto, seguimos deseando más. Debemos seguir contentos. Tenía una pasión especial por ayudar a los sin recursos. Tuvo la oportunidad de ir a La Meca en 1967, donde, por el camino, vio a una persona que no decía nada, pero sus ojos expresaban su necesidad de ayuda y su hambre”. Dice: “Mi padre le dio algo de dinero que tenía y, con la mirada, el hombre le dio las gracias y se fue hacia el puesto de comida”. Hace unos años trajo a casa tres alfombras turcas que había comprado. Al verlos, mi madre le dijo que eran muy caros y que ni siquiera los necesitábamos. Él respondió diciendo que era la única fuente de ingresos de la mujer a la que se los compraba y, al ver su pasión, deseaba ayudarla. Siempre veía lo bueno de los demás en lugar de sus debilidades. Siempre aconsejaba a sus hijos que nunca se preocuparan ante las dificultades, que siempre buscaran todo en Dios Altísimo y que se contentaran con lo que Dios les concediera.” Dice: “Solía darnos esta orientación a todos y lo hacía repetidamente”.

El Dr. Naseem Rehmatullah escribe lo siguiente sobre él: “Llevaba trabajando con el Dr. Ihsanullah Zaffar desde 1989. Era una persona extremadamente piadosa y recta. Tenía un amor muy profundo por el Jalifato”.

El Dr. Mubasher Mumtaz, de Estados Unidos, escribe: “Daba instrucciones a los miembros de Amla en un tono muy suave. Si no estaba de acuerdo con alguna sugerencia de alguien, la rechazaba dando las razones. No se trataba de que se limitara a imponerles sus instrucciones. Incluso cuando abordaba un asunto serio, no era estricto en su tono. Siempre que explicaba algo lo hacía de una manera que llegaba profundamente al corazón”.

Mirza Ishan escribe: “Tuve la oportunidad de trabajar con Ihsanullah Zaffar durante mucho tiempo. Como Amir, observé cómo establecía una fuerte conexión entre los miembros de la Comunidad y el Jalifato. Tenía un carácter muy sencillo y era muy comprensivo y amante de la paz, y sentía gran compasión por los pobres. Estaba libre de cualquier tipo de pretenciosidad y artificialidad y también de cualquier forma de tacañería y avaricia. Siempre estaba dispuesto a gastar su riqueza en favor de la Comunidad y de los pobres. Siempre estaba ocupado estudiando los comentarios del Sagrado Corán y los libros del Mesías Prometido (as). Estaba libre de cualquier tipo de arrogancia, engreimiento y vanidad. Se ponía inquieto ante el más mínimo disgusto expresado por el Jalifa”

Yo también lo he comprobado. Si le escribía sobre algún asunto con la más mínima mención de esta naturaleza, siempre se mostraba muy ansioso e inmediatamente me pedía disculpas y trataba de poner las cosas en su sitio.

“Sentía un gran amor por los libros y tenía en su biblioteca personal libros tan singulares que uno se quedaría asombrado. Sentía un gran amor por el Sagrado Corán. En cualquier encuentro o reunión, reflexionaba sobre algún versículo del Sagrado Corán. Sus reuniones siempre atraían a la gente hacia él de forma cariñosa y relajada. Nunca se le organizó ningún protocolo oficial mientras fue Amir. Tenía un carácter muy sencillo”.

Zaheer Bajwah escribe: “Un amigo me contó que el Dr. Ihsanullah venía tranquilamente a la mezquita y, cuando no había nadie, empezaba a limpiar la mezquita y los baños. Cuando le preguntaron por qué lo hacía, respondió que así tendría la oportunidad de limpiar su alma. Era muy humilde”.

Escribe además: “El Dr. Sahib era ejemplar en su amor a Dios, el reconocimiento de la elevada condición del Santo Profeta (sa) y su amor por el Mesías Prometido (as) y sus Jalifas. Su amor por el Sagrado Corán no puede describirse con palabras. Cuando me sentaba con él en su coche, siempre tenía un CD del Sagrado Corán sonando y la MTA siempre estaba conectada en su casa. Siempre que venía a Bait-ul-Rahman tocaba la MTA o la recitación del Corán. Su casa estaba llena de ejemplares del Sagrado Corán y sus comentarios. Había innumerables libros en las estanterías de casi todas las habitaciones. No sólo las exhibía, sino que las leía con regularidad.

Mientras estudiaba en Rabwah, el deseo de la madre del Dr. Sahib era que se reuniera diariamente con Hazrat Mirza Bashir Ahmad (ra) y Hazrat Maulana Ghulam Rasool Rajeki y les pidiera oraciones. El Dr. Sahib diría: ‘Me esforcé al máximo para hacerlo, y estos dos ancianos han desempeñado un gran papel en el éxito de mi educación y mi formación moral’.

Quería a todo el mundo, pero el amor especial que sentí por los miembros áhmadis pobres no se puede expresar con palabras. Nunca podía pensar mal de nadie, pero si un áhmadi acomodado no se presentaba para ofrecer un sacrificio [económico] por la Comunidad, entonces sentía un dolor en el corazón, que a veces expresaba. Su ardiente deseo era que todos los áhmadis reconocieran la verdadera estatus del Mesías Prometido (as). Deseaba que la gente comprendiera la verdadera estatus del Mesías Prometido (as) y actuara en consecuencia para luego propagarla a los demás. Para ello se le ocurrían formas nuevas y diferentes (y a veces también me escribía a mí). Prestó gran atención a la construcción de mezquitas, y durante su mandato se construyeron muchas. Creía firmemente en la oración. Una vez, durante una reunión de Amla, alguien dijo algo que subestimaba la grandeza de la oración, y nunca le había visto expresar tanta ira en la reunión de Amla como en aquella ocasión”.

Llevaba una vida muy sencilla. Si deseaba algo, era construir mezquitas. Escuchaba todo lo que le decían, pero si alguien le decía que no construyera una mezquita, le desagradaba enormemente. Hasta que su salud se lo permitió, cada jueves limpiaba todo el Bait al-Nasr. Dios el Altísimo le concedió la oportunidad de participar en sacrificios económicos. Mirza Maghfur Ahmad, actual Presidente Nacional de EE.UU., escribe: “”Dios Altísimo concedió al Dr. Ihsanullah Zafar la oportunidad de servir durante mucho tiempo como Vicepresidente Nacional, y más tarde como Presidente Nacional de EE.UU.”. Durante su mandato como Presidente Nacional, visité Estados Unidos en tres ocasiones; las organizó de manera excelente. Escribe: “Durante muchos años, su movilidad se vio limitada, pero gestionó felizmente sus responsabilidades como Presidente Nacional con diligencia. Cuando hablaba, solía hacer referencia a fragmentos del Mesías Prometido (as). Cuando hablaba de un tema, citaba los libros del Mesías Prometido (as), lo que ponía de relieve su especial vínculo con él. El Presidente Nacional de EE.UU. me ha escrito además afirmando que transmitirá inmediatamente a los miembros de la Comunidad todas las directrices que yo haya dado. No obstante, como ya he mencionado, también he visto que su obediencia al Jalifato fue ejemplar. Él renunciaba a su opinión personal y lo hacía con gusto.

¡Que Dios Altísimo le conceda Su Perdón y Misericordia, y eleve su rango espiritual! Que Dios Altísimo proteja a sus hijos y les permita continuar sus actos virtuosos.

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