Hombres de excelencia
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

Hombres de excelencia

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Sermón del viernes 27/01/2023

Después de recitar el Tashahud, el Ta’awwuz y la Surah Al-Fatihah, Su Santidad, Jalifa V del Mesías (aba) dijo:

Hoy continuaré mencionando algunos detalles más con respecto a los compañeros. Mencionaré en primer lugar a Hazrat Abu Lubabah bin Abd al-Mundhir (ra). Hay algunos episodios adicionales sobre él que voy a presentar. Ya se ha mencionado un relato detallado annteriormente. Alamah Ibn ‘Abd al-Barr escribe en su libro Al-Isti’ab,   en relación con el versículo coránico:

[árabe]

“Y hay otros que han confesado sus faltas. Mezclaron buenas obras con otras que son malas…”, Hazrat Abdul’lah bin Abbas (ra) dice que este versículo fue revelado con respecto Abu Lubabah y siete, ocho o nueve personas más. Estos hombres se quedaron atrás en la Batalla de Tabuk. Más tarde, se sintieron avergonzados, imploraron el perdón de Dios y se ataron a los pilares. Su buena obra fue arrepentirse, y su mal trabajo fue quedarse rezagados durante la Yihad.

Mujamma’bin Yaryah relata que Hazrat Jansa bint Jidam estaba casado con Hazrat Unais bin Qatadah el día que fue martirizado durante la Batalla de Uhud. Posteriormente, el padre de Hazrat Jansa bint Jidam la casó con un hombre de la tribu de Muzainah. Sin embargo, a ella no le gustaba. Hazrat Jansa acudió con el Santo Profeta (sa) y él anuló su Nikah [acuerdo de matrimonio]. Más adelante, Hazrat Jansa contrajo matrimonio con Hazrat Lubabah y de este [matrimonio] nació Hazrat Saib bin Abi Lubabah.

Abd al-Yabbar bin Ward relata que escuchó a Ibn Abi Mulaikah decir: “Abdul’lah bin Abi Yazid dijo que Hazrat Abu Lubabah pasó junto a nosotros. Estuvimos con él hasta que entró en su casa, y también entramos con él. Vimos a una persona vestida con ropa vieja y rota. Le escuché decir que había oído al Santo Profeta (sa) decir: “Quien no recita el Santo Corán de forma melodiosa no es de los nuestros”.Además, hay una mención de Hazrat Abu al-Dhayyah bin Thabit bin Numan. En una narración se menciona que Hazrat Abu al-Dhayyah partió para la Batalla de Badr junto al Santo Profeta (ra). Sin embargo, se hirió la pantorrilla al golpearse con el borde de una roca y tuvo que regresar por esa causa. Sin embargo, el Santo Profeta (sa) le guardó su parte [del botín de guerra] de Badr.

A continuación, citaré a Hazrat Ansa (ra) Maula [esclavo liberado de] el Santo Profeta (sa). Su denominación era Abu Masruh y algunos se refieren a él como Abu Misrah. Hazrat Ansa (ra) nació en Sarah, un lugar cerca de Yemen y Abisinia. Con respecto a su migración, se afirma que cuando emigró hacia Medina, permaneció con Hazrat Kulthum bin al-Hadm. Según algunas otras narraciones, se quedó con Hazrat Sad bin Jaithamah. El Imam Zuhri relata que el Santo Profeta (sa) solía permitir que la gente se reuniera con él después de la oración del Zuhur y Hazrat Ansa (ra) solía pedir permiso del Santo Profeta (sa) en su nombre. Su tarea consistía en entrar dentro e informar [al Santo Profeta (sa)] de los visitantes.

También cabe mencionar a Hazrat Marthad ibn Abi Marthad (ra). Imran bin Minah dice que cuando Hazrat Abu Marthad (ra) y su hijo, Hazrat Marthad ibn Abi Marthad (ra) emigraron a Medina, se hospedaron en la vivienda de Hazrat Kulthum bin al-Hadm (ra). Muhammad bin Umar dice que él [Hazrat Marthad bin Abi Marthad (ra)] también participó en la Batalla de Uhud y fue martirizado durante el incidente de Raji.

También se alude al Hazrat Marthad (ra), cuyo nombre era Unais bin Marthad al-Ghanawi (ra). También se le llama Anas en algunos lugares, pero se le denomina Anis con más frecuencia. Se hallaba junto al Santo Profeta (sa) durante la victoria de La Meca y en la Batalla de Hunain. Ibn Hajar (rh) afirma que el martirio de Hazrat Martha (ra) tuvo lugar en el cuarto año después de la Hégira.

La siguiente mención es la de Hazrat Abu Marthad, Kannaz bin al-Husain al-Ghanawi (ra). Su nombre real era Kannaz. El nombre de su padre era Husain bin Yarbu’. Hay desacuerdo en cuanto a su nombre. Según algunos, su nombre era Kannaz bin Husain, mientras que en opinión de otros su nombre era Husain bin Kannaz. Incluso se dice que su nombre era Aiman, pero era más conocido con el nombre de Kannaz bin Husain.

Hazrat Abu Marthad (ra) tenía la misma edad que Hazrat Hamzah (ra) y era su aliado. Era alto y tenía abundante cabello. Hazrat Abu Marthad (ra) y su hijo Hazrat Marthad (ra) tuvieron la oportunidad de participar en la Batalla de Badr. Su hijo  Hazrat Marthad (ra) fue martirizado durante el incidente de Raji. El nieto de Hazrat Abu Marthad (ra), Hazrat Unais bin Marthad (ra), también fue compañero del Santo Profeta (sa). Acompañó al Santo Profeta (sa) durante la victoria de La Meca y la Batalla de Hunain. Se menciona que en Rabial-Awwal en el segundo año de la Hégira, el Santo Profeta (sa) envió un contingente de caballería compuesto por 30 Muhayirin al oeste de Medina hacia la región de Is en Sif al-Bahr, bajo el mando de su tío Hazrat Hamzah bin Abd al-Muttalib (ra).

Hazrat Hamza (ra) y su ejército llegaron rápidamente al lugar y vieron que el jefe de La Meca, Abu Yahl, estaba esperando a los musulmanes con una caballería de 300. Ambos ejércitos comenzaron a colocarse en filas y se dispusieron al combate. Cuando la batalla estaba a punto de empezar, intervino el jefe de esa zona, Maydi bin Amr al-Yuhani, que mantenía buenos lazos con ambas partes, e impidió con éxito el conflicto, evitando por poco la batalla. Esta expedición se conoce como la expedición de Hamzah bin Abd al-Muttalib (ra). Hazrat Abu Marthad (ra) también formó parte de esta expedición. En algunas narraciones consta que el Santo Profeta (sa) ató la primera bandera del islam y se la dio a Hazrat Hamzah (ra), y durante la expedición, esta bandera de Hazrat Hamzah (ra) la llevó Hazrat Abu Marthad (ra).

La siguiente mención es la de Hazrat Salit bin Qais bin Amr (ra). Hazrat Salit (ra) pertenecía a la tribu Jazrall, que formaba parte de los Ansar (residentes de Medina). Pertenecía a la rama de la tribu conocida como Banu Adiyy bin Najjar. El nombre de la madre de Hazrat Salit era Hazrat Zughaibah bint Zurarah (ra), hermana de Hazrat Asad bin Zurarah (ra). Consta en una narración que durante la Batalla de Badr, Hazrat Salit (ra) capturó a Walid bin Walid, hermano de Hazrat Khalid bin Walid (ra). Durante la victoria de La Meca, la bandera de la tribu Ansari, Banu Ma’zin, estaba en manos de Hazrat Salit bin Qais (ra). En la batalla de Hunain también llevaba la bandera Hazrat Salit bin Qais.

En el año 13 de la Hégira o, según algunos, al comienzo de año 14 de la Hégira, durante el jalifato de Hazrat Umar (ra), ocurrió el incidente de la Batalla de Yisr. Esta batalla se libró entre musulmanes y persas en el actual Irak. El comandante del ejército musulmán era Hazrat Abu Ubaidah bin Mas’ud Thaqafi (ra), razón por la cual esta batalla también se llama la Batalla de Yisr Abu Ubaid. Esta batalla se conoce también con otros nombres. Se la llama la Batalla de Marauhah (un lugar en la orilla occidental del río Éufrates) o  la Batalla de Quss al-Natif, un lugar en la orilla oriental del río Éufrates cerca de Kufah, donde murieron dos mil persas, aunque según otras narraciones, fueron matados seis mil persas.

En cuanto a los musulmanes, según algunas narraciones, fueron martirizados 1.800 musulmanes, mientras que según otras, fueron martirizados 4.000 musulmanes, entre los que se encontraban 70 ansares y 22 muyahidines. Hazrat Salit bin Qais (ra) también fue uno de estos mártires. Según otras personas, la última persona en ser martirizada en esta batalla fue Hazrat Salit bin Qais (ra).

Según algunos historiadores, su descendencia no continuó después de él, mientras que según otros, tuvo un hijo llamado Abdul’lah bin Salit, que ha relatado una narración de su padre. Otro relato afirma que Hazrat Salit (ra) tuvo una hija llamada Subaitah, y su madre fue Hazrat Sukhailah bint Simmah (ra). El autor de Usd al-Ghabah escribe que el linaje de Hazrat Salit (ra) no continuó después de sus hijos.

Abdullah bin Salit bin Qais dice que, según una narración de su padre Hazrat Salit bin Qais (ra), un Ansar (residente en Medina/hombre mayor de 40 años) era dueño de un jardín y dentro del mismo tenía algunos árboles que pertenecían a otro Ansar. Este último frecuentaba el jardín día y noche. El Santo Profeta (sa) le ordenó que le diera al hombre Ansari, dueño del jardín, los dátiles de los árboles que colindaban con el muro del jardín.

A continuación, se menciona a Hazrat Mujazzar bin Ziyad (ra). Musa bin Uqba relata que la gente pensaba que Abu Yusr había matado a Abu Bakhtari, mientras que otros afirmaban que quien lo hizo fue Mujazzar. Hazrat Mujazzar (ra) había matado a Suwaid bin Samit en la época de la ignorancia, y este asesinato provocó la batalla de Bu’ath. Más tarde, Hazrat Mujazzar (ra) y Hazrat Harith bin Suwaid (ra) aceptaron el islam, sin embargo, Hazrat Harith bin Suwaid (ra) continuó buscando la oportunidad para matar a Hazrat Mujazzar y vengar a su padre. Cuando los quraish volvieron para lanzar un ataque contra los musulmanes durante la batalla de Uhud, Hazrat Harith bin Suwaid (ra) se acercó a él por detrás y le cortó el cuello, martirizándolo.

A su regreso de la batalla de Hamra’ al-Asad, Gabriel (as) apareció ante el Santo Profeta (sa) y le informó que Harith bin Suwaid había matado, de forma engañosa, a Mujazzar bin Ziyad y ordenó al Santo Profeta (sa) que matara a Harith bin Suwaid como castigo por asesinar a Mujazzar bin Ziyad. El Santo Profeta (sa) se dirigió a él en un día  muy caluroso en Quba. Siguiendo las instrucciones del Santo Profeta (sa), Hazrat Uwaim bin Sa’idah (ra) cerró las puertas de la mezquita de Quba y mató a Harith bin Suwaid. Esta es una narración de Al-Tabaqat al-Kubra.

Después se menciona a Hazrat Rifa’ah bin Rafi’ Malik bin Ajlan (ra). En lo relativo a la aceptación del islam de Hazrat Rifa’ah bin Rafi’ (ra), Mu’adh bin Rifa’ah relató, según la narración de su padre: “Hazrat Rifa’ah bin Rafi’ y su primo materno Hazrat Mu’adh bin Afra’ salieron y llegaron a La Meca. Al descender de la montaña Thaniyyah vieron a una persona sentada debajo de un árbol”. Según el narrador, este incidente tuvo lugar antes de salir los seis hombres de los Ansar, es decir, ocurrió antes del Primer Juramento de Aqabah. Dice: “Cuando vieron a esta persona, se dieron cuenta de que era el Santo Profeta (sa) y dijeron que debían dirigirse hacia él y dejar sus bienes con él hasta haber completado el circuito de la Casa de Dios. Le saludaron, según la costumbre de la época de la ignorancia, pero él respondió según la costumbre islámica. Dijeron que habían oído que una persona había afirmado ser profeta en La Meca, pero no le habían reconocido. Le preguntaron quién era, y en respuesta, les dijo que desmontaran y se acercaran. Se apearon y le preguntaron dónde estaba la persona que afirmaba ser profeta y si todo lo que decía (es decir, lo que profesaba) coincidía con su reclamo. El Santo Profeta (sa) respondió: “Yo soy esa misma persona”. Entonces preguntaron por el islam y, el Santo Profeta (sa) les habló del Islam, y les preguntó: “¿Quién ha creado los cielos, la tierra y las montañas?”. Respondieron que los había creado Dios. El Santo Profeta (sa) preguntó: “¿Quién os ha creado?”. Ellos respondieron que Dios. El Santo Profeta (sa) preguntó: “¿Quién ha creado a estos ídolos que adoráis?” Respondieron que los habían creado ellos mismos. El Santo Profeta (sa) inquirió: “¿Quién es más digno de adoración, Aquel que lo ha creado todo o lo que ha sido creado? En tal caso, vosotros tenéis más derecho a ser adorados ya que habéis creado los ídolos”. Entonces dijo: “Os invito a adorar a Dios y a dar testimonio de que no hay ningún dios aparte de Él y de que yo soy Su Mensajero”. Invito a la reconciliación en las relaciones personales y a abandonar la enemistad a causa de la injusticia de la gente”. Dijeron: “¡Por Dios!, incluso aunque tu llamamiento fuera falso, son unas enseñanzas excelentes y unas bellas cuestiones”. Por favor, cuida de nuestros camellos hasta nuestro regreso cuando hayamos realizado el circuito a la Casa de Dios. Mu’adh bin Afra’ permaneció junto al Santo Profeta (sa)”.

Rifa’ah bin Rafi’ afirma: “Me dirigí, pues, a realizar el circuito en la Casa de Dios y saqué siete flechas, una de las cuales estaba destinada al Santo Profeta (sa) (según su costumbre, consultaban las flechas adivinatorias para convencerse). Entonces dirigí mi atención a la Casa de Dios y recé: “¡Oh Dios!, si aquello hacia lo que nos invita Mohammad [sa] es la verdad, entonces que su flecha salga siete veces seguidas”. Lo eché a suertes siete veces y las siete veces salió su flecha. Proclamé en voz alta [en árabe]: “No hay más dios que Al´lah, y Muhammad es Su Mensajero”. La gente empezó a reunirse a mi alrededor diciendo que él era un sabi [abandonó su religión]. En respuesta les dije: “Más bien, lo considero un creyente”. (Ese del que hablas es un loco y un sabi, pero yo le respondí diciendo que no lo era, y que lo consideraba un verdadero creyente). Después me dirigí a las colinas de La Meca. Cuando Mu’adh me vio, dijo:”‘Rifa’ah regresa con el rostro muy iluminado, algo que no tenía cuando se marchó (es decir, no estaba tan iluminado antes de recitar el credo islámico como lo está ahora)”. Me acerqué a ellos y acepté el islam. El Santo Profeta (sa) nos enseñó el Surah Yusuf y [árabe], antes de partir”.

Hazrat Rifa’ah bin Rafi’ (ra) relata: “Durante la Batalla de Badr, una flecha me alcanzó y, como consecuencia, perdí un ojo. El Santo Profeta (sa) aplicó su saliva en mi ojo y rezó por mí, y después ya no sentí ningún dolor.” Según otra narración, la flecha no alcanzó a Hazrat Rifa’ah bin Rafi’ (ra), sino a su padre Rafi’ bin Malik. Dios lo sabe mejor pero, en cualquier caso, el dolor desapareció.

Hazrat Rifa’ah bin Rafi’ (ra) narra: “En una ocasión, el Santo Profeta (sa) estaba sentado en la mezquita, y nos hallábamos en su compañía. En ese momento, un hombre que parecía un beduino se aproximó  al Santo Profeta (sa). El hombre se acercó y ofreció la oración de un modo despreocupado. Después, se dirigió al Santo Profeta (sa) y le ofreció saludos de paz. El Santo Profeta (sa) respondió: “La paz sea contigo también. Vuelve y ofrece de nuevo la oración porque no has rezado”. El hombre volvió a ofrecer la oración una vez más. Luego regresó y dio de nuevo saludos de paz al Santo Profeta (sa). El Santo Profeta (sa) respondió de nuevo: “La paz sea contigo también. Vuelve y ofrece la oración de nuevo porque no has rezado”. Esto sucedió en dos o tres ocasiones, y cada vez que se acercaba al Santo Profeta (sa) y le transmitía saludos de paz, el Santo Profeta (sa) respondía: “La paz sea contigo también. Vuelve y ofrece la oración porque no has rezado”. Los que estaban allí se preocuparon pues les resultaba oneroso saber que alguien que ofrece la oración de modo liviano y casual no ha ofrecido realmente la oración. (Había compañeros sentados allí sintieron un gran temor al enterarse de que una oración ofrecida a la ligera no era, en absoluto, una oración). Nosotros también deberíamos analizarnos en este sentido. Al final, el hombre le dijo: “¿Podrías demostrarme cómo rezar y enseñarme la manera? No soy más que un ser humano; lo intento, pero también flaqueo”. El Santo Profeta (sa) respondió afirmativamente y dijo: “Cuando tengas la intención de levantarte para la oración, haz primero la ablución como Dios te ha ordenado. A continuación, si recuerdas alguna parte del Corán, recítala, de lo contrario recita Alhamdolillah (toda alabanza es debida a Dios), Allahu Akbar (Dios es el Altísimo) y La ilaha illa Allah (no hay nadie digno de adoración excepto Dios). Después realiza el rakú (reverencia) atentamente y con serenidad. A continuación, ponte de pie completamente erguido y luego póstrate con gran atención. Después, siéntate de un modo atento y tranquilo.  Cuando hayas hecho esto, tu oración se habrá completado. Si es menos lo que haces, entonces habrás sustraído esa parte de tu oración”.

Hazrat Rifa’ah bin Rafi’ (ra) narra que en una ocasión, mientras estaba en compañía del Santo Profeta (sa), dijo: “La oración de un suplicante no se completa a menos que realice debidamente la ablución como Dios ha ordenado. Es preciso lavarse la cara y las manos hasta los codos. Se debe realizar la Masah sobre la cabeza (pasándose las manos por la cabeza) y lavarse los pies hasta los tobillos.” Hay otra narración de Hazrat Rifa’ah bin Rafi’ (ra) sobre este episodio. Narra [que el Santo Profeta (sa) dijo]: “Cuando te levantes y mires hacia la Qiblah, di Allahu Akbar (Dios es Altísimo) y recita la Sura Al-Fatihah. Después, recita del Corán todo lo que Dios desee de ti (recita todo lo que recuerdes o puedas recitar). Cuando te postres en rakú, coloca ambas palmas sobre las rodillas y mantén la espalda erguida”. [A continuación,] el Santo Profeta (sa) dijo: “Cuando te postres, hazlo con atención, y cuando te sientes, apóyate en tu muslo derecho.”

Seguidamente, hablaré de Hazrat Usaid bin Malik bin Rabi’ah (ra). Uthman bin Ubaidillah relata haber observado que Abu Usaid se teñía la barba de amarillo.  Ibn Ishaq relata que Abu Usaid bin Malik bin Rabi’ah participó en la batalla de Badr. Cuando perdió la visión debido a la vejez, dijo: “Si hoy estuviera en Badr y mi vista estuviera intacta, os mostraría el valle del que salían ángeles”. No tengo la menor duda al respecto”.

Abu Usaid bin Malik bin Rabi’ah Sa’di dice: “Nos hallábamos una vez en compañía del Santo Profeta (sa) cuando vino un hombre de Banu Salamah preguntando: “¡Oh Profeta (sa) de Dios!, ¿debo tratar a mis padres con bondad incluso después de haber fallecido?’. El Santo Profeta (sa) respondió: “Sí, puedes rezar por ellos e implorar el perdón por ellos; cumplir sus promesas después de su muerte; tratar a los familiares de ambos con amabilidad, mantener [a sus seres queridos] unidos y respetar a sus amigos.” Al hacerlo, sus almas también serán recompensadas y se les concederá el perdón”.

Malik bin Rabi’ah relata: “Oí al Santo Profeta (sa) decir: “¡Dios!, perdona a los que se afeitan la cabeza”. Al oír esto, alguien dijo: “¿Y qué ocurre con los que sólo se cortan el cabello? Tras repetir esto tres o cuatro veces, el Santo Profeta (sa) [hizo la misma oración] para los que se cortan el cabello. Ese día me había afeitado la cabeza y me sentí más feliz que si me hubieran regalado un camello rojo o abundancia de riquezas”.

Uzman bin Arqam relata que su padre dijo que el día de la Batalla de Badr, el Santo Profeta (sa) dijo: “Dejad el botín de guerra que hayáis obtenido.” Al oír esto, Hazrat Abu Usaid al-Sa’di dejó la espada de A’iz al-Murdaban. Seguidamente, Hazrat Arqam la cogió y dijo: “¡Profeta (sa) de Dios! dámela a mí. [la espada]”. El Santo Profeta (sa) le dio la espada.

A continuación, hablaré de Hazrat Abdullah bin Abd al-Asad (ra). Según una narración, Muhammad bin Ummarah afirma que la primera persona que emigró hacia nosotros desde La Meca a Medina fue Hazrat Abu Salamah bin Abd al-Asad (ra). Llegó a Medina el 10 de Muharram, mientras que el Santo Profeta (sa) llegó a Medina el 12 de Rabi’ al-Awwal. Los primeros muhayirin (compañeros emigrantes) que llegaron se quedaron con Banu Amr bin Auf, y los últimos muhayirin que llegaron lo hicieron dos meses después.

Hazrat Umm Salamah (ra) afirma que cuando Hazrat Abu Salamah (ra) emigró a Medina, permaneció en Quba con Hazrat Mubashir bin Abd al-Mundhir (ra). El Santo Profeta (sa) estableció un vínculo de hermandad entre Hazrat Abu Salamah bin Abd al-Asad y Sa’d bin Jaithamah. Cuando alguien de la tribu Banu Tayy, que había viajado a Medina para reunirse con su sobrina, informó al Santo Profeta (sa) que el hijo de Khuwailid, Tulaihah y Salamah estaban yendo por su nación y con sus aliados y estaban incitándolos a luchar contra el Santo Profeta (sa), El Santo Profeta (sa) convocó a Abu Salamah, es decir, Abdullah bin Abd al-Asad y lo envió junto con 150 Muhayirins y Ansares para detener a los Banu Asad. El Santo Profeta (sa) les dio una bandera que había preparado y los envió como guía al informante que dio información sobre los Banu Asad. El Santo Profeta (sa) ordenó a Hazrat Abu Salamah: “Continúa avanzando hasta llegar a la zona de Banu Asad y, tras acampar allí, los atacas antes de que se enfrenten a ti con su ejército.” Siguiendo estas instrucciones, Hazrat Abu Salamah (ra) viajó rápidamente día y noche evitando los caminos más transitados para intentar aproximarse a los Banu Asad antes de que se percataran de sus movimientos. Finalmente, llegaron a un manantial de los Banu Asad y atacaron su recinto ganadero y capturaron a tres de sus pastores. Sin embargo, todos los demás huyeron para salvar sus vidas. Hazrat Abu Salamah (ra) dividió su ejército en tres batallones; mantuvo uno con él y asignó los otros dos a diferentes estaciones. Lograron capturar algunos camellos y ovejas, pero no consiguieron capturar a nadie más. Después, Hazrat Abu Salamah (ra) regresó a Medina. Esto se ha extraído de Sirat al-Halabiyyah.

Amr bin Salamah dice que Hazrat Abu Salamah participó en las batallas de Badr y Uhud y Abu Usamah Jushami le causó heridas durante la batalla de Uhud. Golpeó el brazo de Hazrat Abu Salamah con su lanza. Hazrat Abu Salamah (ra), curó su herida durante un mes, y aparentemente mejoró, llegando a  sanar hasta tal punto de que nadie podía reconocerla. En el mes 35 después de la migración, durante Muharram, el Santo Profeta (sa) envió una expedición a Qatan bin Bani Asad. Anizah dice que Qatan era una montaña entre Nayad y Jaibar al sur de la cual residían los Banu Asad bin Khuzaimah. En cualquier caso, regresaron después de pasar más de diez noches fuera de Medina y su herida volvió a abrirse y como resultado cayó enfermo y falleció el 3 de Yamadi al-Akhir del año 4.

Abu Qilabah narra que el Santo Profeta (sa) fue a visitar a Abu Salamah bin Abd al-Asad (ra) cuando se hallaba enfermo. Nada más llegar el Santo Profeta (sa), Abu Salamah falleció. El narrador dice que al ver esto, algunas mujeres dijeron algo, a lo que el Santo Profeta (sa) dijo: “Deteneos. No pidáis nada excepto aquello que sea bueno para vosotros porque los ángeles están presentes al lado del cuerpo del difunto”. O bien, dijo: “cerca de sus familiares”.  Ellos escuchan sus oraciones y dicen “Amin”. Por tanto, no pidáis nada que no sea bueno”. El llanto y los lamentos que prevalecen en nuestra [cultura] en nombre del luto no deberían ocurrir. Entonces, el Santo Profeta (sa) dijo: “Oh Dios, ensancha su tumba e ilumínala para él; aumenta su luz y perdona sus pecados. Oh Dios, eleva su rango entre los que son guiados. Que seas Tú quien cuide de los que ha dejado atrás. Concédenos el perdón a nosotros y a él, oh Señor de Todos los Mundos. Después dijo: “Cuando el alma se va, su vista permanece; ¿no veis sus ojos abiertos?”.

La siguiente mención es la de Hazrat Jalad bin Rafi’ al-Zurqi (ra), que pertenecía a los Ansar. Hazrat Khallad bin Rafi’ (ra) era de la rama Ajlan de la tribu Banu Khazraj de los Ansar. Su madre se llamaba Umm Malik bint Ubayy bin Malik. El hijo de Hazrat Khallad (ra) se llamaba Yahya y era hijo de Umm Rafi’ bint Uthman bin Khaldah. Todos sus hijos fallecieron muy jóvenes.

Ya se ha mencionado una narración sobre el modo de ofrecer la oración. El Santo Profeta (sa) dijo a alguien dos o tres veces que ofreciera su oración de nuevo. Está registrado en Sahih al-Bujari que, de acuerdo con una narración de Hazrat Abu Hurairah (ra), el Santo Profeta (sa) acudió a la mezquita cuando llegó una persona y ofreció la oración. Después saludó al Santo Profeta (sa) y él le devolvió el saludo y le dijo que regresara y ofreciera de nuevo la oración; después le dijo que volviera de nuevo y ofreciera otra vez la oración, y así repetidas veces, como se ha mencionado antes. Entonces el hombre dijo: “Por Aquel que te ha enviado con la verdad no puedo ofrecer la oración de mejor manera que esta, así que por favor enséñame.” El Santo Profeta (sa) dijo: “Cuando te pongas de pie para la oración di Allahu Akbar’ [Dios es Grandísimo] luego recita del Corán lo que sepas (es decir, después de recitar la Surah al-Fatihah recita lo que puedas del Corán) y luego inclínate hasta que quedes satisfecho. A continuación, levántate hasta que estés satisfecho estando de pie. Después prostérnate hasta que estés satisfecho con tu prosternación. Luego levántate y siéntate hasta que estés satisfecho. En resumen, ofrece toda la oración de esta manera. Allamah Ibn Hajr al-Asqalani dice que la persona con la que se produjo este incidente fue Hazrat Khallad bin Rafi’ (ra).

El siguiente es Hazrat Abbad bin Bishr (ra). Hazrat Abbad bin Bishr (ra) también tuvo la oportunidad de prestar un gran servicio durante la Batalla de la Acequia. Hazrat Umm Salamah (ra) relata: “Estaba junto al Santo Profeta (sa) durante la [batalla del] Foso y no me separé de él en ningún momento”. Él mismo supervisaba la zanja. Teníamos mucho frío, y veía cómo se levantaba y ofrecía tantas oraciones en su tienda como Dios lo quería. Luego salió y estuvo observando durante algún tiempo. Entonces le oí decir: “Estos son los jinetes de los incrédulos que están yendo alrededor de la zanja”. ¿Quién se ocupará de ellos? Después exclamó: ¡Abbad bin Bishr! Hazrat Abbad bin Bishr (ra) respondió: “Estoy presente”. El Santo Profeta (sa) preguntó: ‘¿Hay alguien más contigo?’ Él respondió: ‘Sí, algunos de mis compañeros están conmigo, estamos cerca de tu tienda’. El Santo Profeta (sa) dijo: “Ve con tus amigos y rodead el foso”. Hay algunos de entre los jinetes de los incrédulos a vuestro alrededor que esperan atacaros de repente cuando estéis desprevenidos’. Entonces, el Santo Profeta (sa) rezó: ‘Oh Dios, aleja de nosotros su maldad y concédenos Tu ayuda contra ellos y derrótalos. No hay nadie aparte de Ti que pueda derrotarlos'”.

Hazrat Abbad bin Bishr (ra) salió entonces con otros compañeros y vio que Abu Sufyan estaba con otros jinetes y cabalgaba por un camino muy estrecho próximo a la trinchera. Los musulmanes que se hallaban sentados cerca del borde de esa zona habían sido alertados por sus movimientos y comenzaron a arrojarles piedras y lanzarles flechas. [Hazrat Abbad bin Bishr (ra) relata], “Nosotros también nos unimos a ellos y les lanzamos flechas hasta que los idólatras se vieron obligados a marcharse y regresar a sus campamentos. Fui entonces a ver al Santo Profeta (sa) y lo encontré ocupado en la oración. Después, le informé de todo el incidente. Hazrat Umm Salamah (ra) relata: “Después de esto, el Santo Profeta (sa) se durmió y pude oír su respiración, y no se despertó hasta que Hazrat Bilal (ra) recitó el Azan para la oración de Fallar y se podía vislumbrar la luz en el horizonte. El Santo Profeta (sa) salió entonces y dirigió a los musulmanes en la oración.” Hazrat Umm Salamah (ra) relata además: “Que Dios conceda Su misericordia a Abbad bin Bishr porque, de todos los compañeros, fue el que permaneció más cerca de la tienda del Santo Profeta (sa) y siempre se mantuvo en guardia.”

Hazrat A’ishah (ra) relata que hay tres compañeros entre los Ansar que poseen una excelencia inigualable, a saber, Hazrat Usaid bin Hudair (ra), Hazrat Sa’d bin Mu’adh (ra) y Hazrat Abbad bin Bishr (ra). Con respecto al cambio de la Qiblah, existe una narración en la que también se menciona a Hazrat Abbad bin Bishr (ra). Hazrat Tuwailah (ra) relata: “Estábamos ofreciendo la oración de Zuhur o de Asar en Banu Harithah y no habíamos ofrecido más que dos Raka’ts [unidades] de oración mirando en dirección a Bait al-Maqdas cuando alguien vino y nos informó que la dirección de la Qiblah había cambiado hacia Masjid Haram [Ka’bah].” También dice: “Cambiamos de posición y los hombres se desplazaron a la zona de las mujeres y viceversa”. Según otra narración, quien hizo este anuncio fue Hazrat Abbad bin Bishr bin Qaidi (ra), que pertenecía a la tribu Banu Harizah. Sin embargo, según otra narración, esta persona se llamaba Abbad bin Bishr bin Wahsh, perteneciente a los Banu Abd al-Ash’al.

Con ocasión del Tratado de Hudaibiyah, cuando Suhail bin Amr, que representaba a los Quraish de La Meca, se dirigió al Santo Profeta (sa) para negociar, Hazrat Abbad bin Bishr (ra) se hallaba de pie junto al Santo Profeta (sa) vestido con armadura y también estaba a su lado otro compañero, Hazrat Salamah bin Aslam (ra). Durante la conversación, Suhail comenzó a hablar en voz alta. Hazrat Abbad bin Bishr (ra) le dijo que bajara la voz en presencia del Santo Profeta (sa).  Hazrat Abbad bin Bishr (ra) siempre se mantuvo al frente de cada batalla.

En una ocasión, Uyainah bin Hisn Fazari, junto con otros jinetes de la tribu Banu Ghatafan atacaron Ghabah, donde pastaban las camellas que el Santo Profeta (sa) guardaba para dar leche. Mataron a la persona que había sido designada para cuidarlos y se llevaron a su mujer y los camellos del Santo Profeta (sa). Cuando esta noticia llegó a Medina, los jinetes comenzaron a presentarse ante el Santo Profeta (sa). Según la narración, después de Hazrat Miqdad bin Aswad (ra), Hazrat Abbad bin Bishr (ra) fue la primera persona que se presentó ante el Santo Profeta (sa). Esta batalla se conoce como la Batalla de Qarad y sus detalles se mencionan en Sahih al-Bujari. Yazid bin Abi Ubaid relata que oyó a Hazrat Salamah bin Akwa decir: “Salí de Madinah en dirección a Ghabah antes del Azan de la oración de Fallr. Las camellas del Santo Profeta (sa) guardadas para dar leche pastaban en Dhi Qarad”. Además, afirma: “En el camino vi a uno de los hijos de Abd al-Rahman bin Auf, quien me dijo: ‘Se han llevado los camellos del Santo Profeta (sa)’. Le pregunté: “¿Quién se los ha llevado?” Me dijo que había sido la gente de Ghatafan. Al oír esto, exclamé en voz alta: ‘Ya Sabah’ tres veces y alerté a los que estaban en la zona de un terreno pedregoso de Medina. Entonces corrí hacia delante hasta encontrar a esos ladrones, que estaban a punto de dar de beber a los animales.  Fueron blanco de mis flechas pues yo era un arquero muy hábil. Mientras lo hacía, seguía recitando la siguiente copla que despierta la pasión por la batalla: ‘Soy el hijo de Akwa’; hoy es el día en que averiguaremos quién ha sido amamantado por la nodriza’. Continué recitando apasionadamente estas coplas hasta que recuperé todos esos camellos guardados para dar leche y también me apoderé de 30 prendas de vestir.” Además, relata: “Me hallaba en ese estado cuando llegó el Santo Profeta (sa) junto con el resto de la gente. Le dije: “¡Oh Profeta (sa) de Dios! No les permití beber agua y tienen sed. Enviemos nuestro ejército contra ellos’. Al oír esto, el Santo Profeta (sa) dijo: ‘Oh hijo de Akwa, ya los has vencido, así que muestra algo de indulgencia ahora'”. Hazrat Akwa relata: “Entonces regresamos y el Santo Profeta (sa) me hizo sentar detrás de él en su camello y entramos en Medina.”

La siguiente mención es de Hazrat Hatib bin Abi Balta’ah (ra). Falleció en el año 30 d.H. en Medina a la edad de 65 años. Hazrat Uzman (ra) dirigió su oración fúnebre. En relación con él, está escrito además que Hazrat Abu Bakr (ra) lo envió a Muqauqis, Egipto, y se estableció un tratado al que ambas partes se adhirieron hasta la conquista de Egipto por Hazrat Amr bin al-Aas (ra). Hazrat Hatib (ra) era muy apuesto y tenía algo de barba. Siempre iba con el cuello bajo, era algo bajo de estatura y sus dedos eran gruesos y fuertes. Ya’qub bin Utbah cuenta que, a su muerte, Hazrat Hatib bin Abu Balta’ah (ra) dejó 4.000 dinares y dirhams. Era comerciante de trigo, etc. y dejó toda su herencia en Medina.

Hazrat Yabir (ra) cuenta que una vez el sirviente de Hatib (ra) se dirigió al Santo Profeta (sa) con una queja sobre Hatib (ra). El sirviente dijo: “¡Oh Mensajero (sa) de Dios! Hatib irá al infierno con toda seguridad”. Al oír esto, el Santo Profeta (sa) dijo: “¡Has mentido! Ciertamente no entrará en el infierno pues ha participado en la Batalla de Badr y en el Tratado de Hudaibiyah”. Hazrat Sa’id bin Musayyib dice que Hazrat Umar (ra) pasó junto a Hazrat Hatib bin Abi Balta’ah (ra) mientras vendía pasas.

Hazrat Umar (ra) dijo: “O bien subes los precios o sales de nuestro mercado”. Además, escribe: “Hay una narración del Hazrat Imam Shafi’i (rh) mencionada Muhammad bin Qasim, que dice: ‘Hazrat Umar (ra) pasó una vez delante de Hazrat Hatib (ra), que tenía dos cestas llenas de pasas en el mercado principal. Hazrat Umar (ra) le preguntó por el precio, y él respondió: “Dos mudd [unidad de medida] por un dirham”. Hazrat Umar (ra) dijo: ‘Me han informado de una caravana que viene de Ta’if y que confía en tus precios. O bien aumentas el precio o bien te quedas en casa y vendes como te plazca. Cuando Hazrat Umar (ra) volvió a su hogar y deliberó sobre el asunto, decidió visitar a Hazrat Hatib (ra) en su casa y le dijo: “Lo que te he dicho antes no era una orden ni una decisión por mi parte. Lo he dicho en beneficio de los ciudadanos. Puedes vender donde quieras y al precio que quieras'”.

A este respecto, Hazrat Musleh Maud (ra) escribe: “Desde la época del Santo Profeta (sa), el gobierno islámico de Medina ha controlado los precios de los bienes. Así pues, en un Hadiz consta que Hazrat Umar (ra) paseaba por un mercado de Medina y vio que un hombre llamado Hatib bin Abi Balta’ah (ra) tenía dos sacos de uvas pasas. Hazrat Umar (ra) preguntó por su precio y él respondió “dos mudd por un Dirham”. Este precio era más barato que el precio medio del mercado. Por ello, Hazrat Umar (ra) le ordenó que los vendiera en su casa, ya que era muy barato y no podía vender a precios tan bajos en el mercado, ya que esto alteraría los precios del mercado y la gente empezaría a albergar malos pensamientos y dudas sobre los vendedores.”

Hazrat Musleh Maud (ra) escribe, además: “Los juristas islámicos han debatido mucho sobre este tema. Algunos han presentado narraciones donde consta que Hazrat Umar (ra) cambió de opinión sobre lo que creía anteriormente, pero sea cual fuere  el caso los eruditos han aceptado el punto de vista de Hazrat Umar como un principio que debe ser practicado y han escrito que es el deber del gobierno islámico fijar las tarifas de los mercados, de lo contrario se produciría un cambio en la moral y la integridad de la gente. Pero siempre hay que tener en cuenta que sólo se mencionan las mercancías que se llevan al mercado y se venden abiertamente. No se mencionan aquí los productos que no se llevan al mercado ni se venden individualmente. Por lo tanto, con respecto a los productos que se llevan al mercado y se venden, la clara orden islámica es que debe determinarse la tasa para evitar que los vendedores suban y bajen los precios. Además, los eruditos han escrito algunas narraciones y hadices que apoyan esto.” De lo contrario, la gente competiría entre sí y fijaría los precios de forma que perjudicaría a los demás. Por lo tanto, debe haber una tarifa fija.

En el año 5 d.H., de regreso de la batalla de Banu Mustaliq, el Santo Profeta (sa) pasó por Naqi, que era una vasta llanura con vegetación y muchos pozos de agua. El Santo Profeta (sa) preguntó por el nivel del agua en los pozos, y fue informado de que siempre que se alaban los pozos, el nivel del agua desciende y el agua escasea. Ante esto, el Santo Profeta (sa) ordenó a Hazrat Hatib bin Abi Balta’ah (ra) que cavara un pozo. También ordenó que Naqi se convirtiera en un pastizal y nombró a Hazrat Bilal bin Harith Muzani como supervisor. Hazrat Bilal (ra) preguntó: “¡Oh Mensajero de Dios! ¿Qué superficie debe destinarse a los pastos?”. El Santo Profeta (sa) respondió: “Al amanecer, elige a una persona con voz potente (el sonido de la persona viaja más lejos por la noche, por esta razón dijo “después de que el sol haya salido”) y haz que se sitúe en el monte llamado “Mukammal”, y marca la parte hasta donde llegue su sonido como pasto para los caballos y camellos de los musulmanes que serán empleados para la Yihad”, es decir, los camellos y caballos que los musulmanes utilicen para la Yihad pastarían allí. Hazrat Bilal (ra) preguntó al Santo Profeta (sa): “Mensajero de Dios, ¿qué aconsejas sobre los otros animales de pastoreo de los musulmanes?”, es decir, cuál era su orden con respecto a los otros animales de los musulmanes. El Santo Profeta (sa) respondió: “No entrarán aquí. Sólo pastarán los animales que se utilizarán en la Yihad. El resto pastará en sus propias áreas”. Hazrat Bilal (ra) preguntó: “Mensajero de Dios, ¿Qué opinas de los hombres y mujeres que no poseen más que unas pocas ovejas o cabras, pero son demasiado frágiles para llevarlas a cualquier lugar?”. El Santo Profeta (sa) respondió: “A ellos les está permitido”, es decir, está permitido que los animales de los pobres y débiles pasten allí.

Hay una narración que ya se ha mencionado anteriormente en la que un hombre de los Ansar tuvo una disputa con Hazrat Zubair (ra) sobre el arroyo de Harrah, que se utilizaba para regar las palmeras datileras. El compañero Ansari le dijo a Hazrat Zubair (ra) que dejara correr el agua [hacia su zona], pero Hazrat Zubair (ra) se negó a hacerlo. Ambos presentaron su disputa ante el Santo Profeta (sa). El Santo Profeta (sa) dijo: “Zubair, riega tus árboles y deja el resto del agua para tu vecino”. El compañero Ansari se disgustó con esta respuesta y dijo: “Mensajero de Dios (sa), has tomado esta decisión sólo porque es tu primo”.  Al oír esto, la expresión del bendito semblante del Santo Profeta (sa) cambió y le dijo a Hazrat Zubair (ra): “Controla el caudal de agua de forma que sólo riegue hasta el límite de tu linde.” Hazrat Zubair narra: “Por Dios, creo que en esta ocasión fue revelado el siguiente versículo: ‘…por tu Señor, no son creyentes hasta que te hagan juez en todo lo que está en disputa entre ellos…'” Esta es una narración de Sahih Al-Bujari. Los tafasir [comentarios del Corán] difieren en cuanto a la identidad del compañero Ansari. Tafsir Qurtubi menciona una narración de Makki y Nuhas que dice que el compañero Ansari era Hazrat Hatib bin Abi Balta’ah (ra).

Estos eran los compañeros que se iban a mencionar hoy. Quedan algunas narraciones, que se mencionarán más adelante, si Dios quiere.

Resumen

Después de recitar el Tashahhud, el Ta’awwuz y la Surah al-Fatihah, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) dijo que continuaría mencionando detalles sobre ciertos Compañeros.

Hazrat Abu Lubabah bin Abdil Mundhir (ra)

Su Santidad (aba) dijo que el primer Compañero que mencionaría era Hazrat Abu Lubabah bin Abdil Mundhir (ra). Aunque su vida ya ha sido mencionada, algunas narraciones más sobre él también han salido a la luz. Es narrado por Hazrat Abbas (ra) que el siguiente versículo fue revelado con respecto a Hazrat Lubabah (ra) y otros nueve:

Pero hay otros que han reconocido sus faltas. (El Sagrado Corán 9:102)

Estas personas se habían quedado atrás en la Batalla de Tabuk y más tarde se remordieron y se arrepintieron.

Su Santidad (aba) dijo que el marido de Hazrat Khansa (ra), Hazrat Unais (ra), fue martirizado durante la Batalla de Uhud. Su padre entonces la casó con alguien, pwro ella estaba en desacuerdo. Cuando acudió al Santo Profeta (sa) y le expuso el asunto, el Santo Profeta (sa) anuló su matrimonio y más tarde se casó con Hazrat Lubabah (ra). De este matrimonio nació Hazrat Sa’ib (ra).

Su Santidad (aba) dijo que una vez, Hazrat Lubabah (ra) estaba con algunos otros Compañeros cuando se encontraron con un hombre con la ropa rasgada que les dijo que había oído al Santo Profeta (sa) decir: “quien no recita el Sagrado Corán de una manera hermosa no es de los nuestros.”

Hazrat Abu al-Zayyah bin Thabit bin Nu’man (ra)

Su Santidad (aba) dijo que la siguiente mención es de Hazrat Abu al-Zayyah bin Thabit bin Nu’man (ra). Está registrado que partió con el Santo Profeta (sa) para la Batalla de Badr pero fue herido en el camino debido a lo cual no pudo continuar. Sin embargo el Santo Profeta (sa) guardó una parte del botín para él.

Hazrat Ansa Maula Rasulul’lah (ra)

Su Santidad (aba) dijo que la siguiente mención es de Hazrat Ansa Maula Rasulul’lah (ra). Nació en Sara, un lugar cerca de Abisinia y Yemen.

Su Santidad (aba) dijo que según el Imam Zuhri, el Santo Profeta (sa) permitía que la gente fuera a su encuentro después de Zuhr (oración de la tarde). Está registrado que Hazrat Ansa (ra) era quien pedía permiso al Santo Profeta (sa) para que la gente viniera a encontrarse con él.

Hazrat Marthad bin Abi Marthad (ra)

Su Santidad (aba) dijo que la siguiente mención es de Hazrat Marthad bin Abi Marthad (ra). Está registrado que él también participó en la Batalla de Uhud y fue martirizado en la expedición de Rayi. Uno de sus hijos, Unais (ra) también estuvo junto al Santo Profeta (sa) durante la Conquista de La Meca y la Batalla de Hunain.

Hazrat Abu Marthad Kannaz bin al-Husain al-Ghanawi (ra)

Su Santidad (aba) dijo que la siguiente mención es de Hazrat Abu Marthad Kannaz bin al-Husain al-Ghanawi (ra). Era más conocido por el nombre de Kannaz bin Husain. Tenía la misma edad que Hazrat Hamzah (ra). Era alto y tenía el pelo grueso. Tanto él como su hijo participaron en la batalla de Badr. Se dice que en el año 2 DH, el Santo Profeta (sa) envió un grupo de 30 Compañeros bajo el liderazgo de Hazrat Hamzah (ra) hacia Eez, en Seeful Bahr. Abu Yahl estaba allí esperando con su ejército y estaba a punto de comenzar una batalla, pero el jefe local Maydi al-Amr bin yuhni lo impidió. Esto se conoce como la expedición de Hamzah bin Abdul Muttalib y Hazrat Abu Marsad formaba parte de este enviado. Consta que el Santo Profeta (sa) otorgó una bandera a Hazrat Hamzah (ra), y Hazrat Marsad era quien portaba esta bandera.

Hazrat Salit bin Qais bin Amr (ra)

Su Santidad (aba) dijo que la siguiente mención es de Hazrat Salit bin Qais bin Amr (ra). Él era de los Banu Adi bin Nayjar, una rama de los Khazraj. Está registrado que Hazrat Salit (ra) capturó a Walid bin Walid, el hermano de Hazrat Khalid bin Walid (ra) en ocasión de la Batalla de Badr. El día de la conquista de La Meca, Hazrat Salit (ra) llevaba la bandera de los Banu Ma’azin. También llevó la misma bandera con ocasión de la Batalla de Hunain.

Su Santidad (aba) dijo que durante la era de Hazrat Umar (ra), tuvo lugar la Batalla de Yisr. Está registrado que 2000, o según algunas otras narraciones que 6000 persas murieron. Las narraciones muestran que 1800 o 4000 musulmanes fueron martirizados en esta batalla, y entre ellos estaba Hazrat Salit (ra). Según algunas narraciones, fue el último de los musulmanes en ser martirizado.

Hazrat Muyazzar bin Ziyad (ra)

Su Santidad (aba) dijo que la siguiente mención es de Hazrat Muyazzar bin Ziyad (ra). Está registrado que durante la Era de la Ignorancia, Hazrat Muyazzar (ra) mató a Suwaid bin Samit, lo que condujo a la Batalla de Bu’ath. Más tarde, Hazrat Muyazzar (ra) y Hazrat Harith bin Suwaid bin Samit (ra) aceptaron el Islam, sin embargo Hazrat Harith (ra) continuó buscando una oportunidad para vengarse de su padre. Durante la Batalla de Uhud, cuando los de La Meca se dieron la vuelta y atacaron a los musulmanes, Hazrat Harith (ra) encontró una oportunidad y mató a Hazrat Muyazzar (ra). El ángel Gabriel informó más tarde al Santo Profeta (sa) y le dijo que debía dictar la pena de muerte por este crimen. Según Al-Tabaqat al-Kubra el Santo Profeta (sa) emitió este veredicto en Quba.

Hazrat Rifa’ah bin Rafi’ bin Malik bin Ayalan (ra)

Su Santidad (aba) dijo que la siguiente mención es de Hazrat Rifa’ah bin Rafi’ bin Malik bin Ayalan (ra). Está registrado que una vez, mientras viajaba a La Meca vio al Santo Profeta (sa) sentado bajo un árbol. Él y su primo decidieron dejar sus pertenencias a esta persona. Le saludaron según el saludo habitual en la Era de la Ignorancia, sin embargo él respondió con el saludo islámico. Al principio no le reconocieron y le preguntaron por el nuevo reclamante. El Santo Profeta (sa) les dijo que era el mismo reclamante del que habían oído hablar. Entonces le preguntaron por sus enseñanzas. El Santo Profeta (sa) les preguntó quién había creado los cielos, la tierra y las montañas, a lo que respondieron que había sido Dios. El Santo Profeta (sa) les preguntó entonces quién había creado los ídolos, a lo que respondieron que ellos. El Santo Profeta (sa) preguntó entonces si era más digno de adoración el Creador o lo creado. Hazrat Rifa’ah (ra) fue entonces a rodear la Ka’bah y rezó y pidió que se echara a suertes, y si el Santo Profeta (sa) era veraz, que su flecha saliera cada vez, y así fue, tras lo cual Hazrat Rifa’ah (ra) proclamó en voz alta su creencia recitando el Kalimah (credo islámico). Luego se dirigió al Santo Profeta (sa) y lo aceptó.

Su Santidad (aba) dijo que según una narración, durante la Batalla de Badr, Hazrat Rifa’ah (ra) fue herido en el ojo con una flecha. El Santo Profeta (sa) puso un poco de su saliva en el ojo de Hazrat Rifa’ah (ra) después de lo cual no sintió ninguna molestia. Según otras narraciones, esto ocurrió con su padre Hazrat Rafi’ (ra), sin embargo, en cualquier caso, el resultado fue el mismo.

Su Santidad (aba) dijo que una vez el Santo Profeta (sa) estaba sentado en la mezquita cuando un hombre de aspecto beduino vino y ofreció la oración. El Santo Profeta (sa) le dijo que volviera y ofreciera la oración de nuevo porque no lo había hecho correctamente a causa de ofrecer una oración ligera. Le dijo que volviera varias veces, y esto preocupó también a los Compañeros que estaban allí por miedo a que ellos también estuvieran ofreciendo la oración incorrectamente. Entonces le pidió al Santo Profeta (sa) que le enseñara a ofrecer la oración, y así lo hizo. Hazrat Rifa’ah (ra) ha narrado que el Santo Profeta (sa) dijo que la oración de una persona no está completa hasta que no realiza correctamente la ablución. También narró que el Santo Profeta (sa) dijo que cuando se está de pie y de cara a la Qiblah, decir Al’lahu Akbar (Al’lah es el más grande), recitar Surah al-Fatihah, recitar una porción del Corán como uno recuerda. En el ruku’ (inclinación), ambas manos deben estar sobre las rodillas y la espalda recta. Al hacer la saydah (postración), hay que hacerlo con cuidado. Al sentarse, hay que hacerlo sobre la pierna derecha.

Hazrat Usaid bin Malik bin Rabi’ah (ra)

Su Santidad (aba) dijo que la siguiente mención es de Hazrat Usaid bin Malik bin Rabi’ah (ra). Está registrado que participó en la Batalla de Badr. Más tarde perdió la visión, sin embargo solía decir que si aún tuviera su visión, mostraría de dónde salieron los ángeles el día de Badr.

Su Santidad (aba) dijo que Hazrat Usaid (ra) estaba con el Santo Profeta (sa) cuando alguien vino y le preguntó si uno debe seguir siendo amable con los padres después de su fallecimiento. El Santo Profeta (sa) respondió afirmativamente diciendo que uno debe rezar por ellos, buscar el perdón para ellos, cumplir sus juramentos, mantener buenos lazos con sus parientes y mantener sus amistades. De esta manera, seguirán siendo recompensados.

Hazrat Abdul’lah bin Abd al-Asad (ra)

Su Santidad (aba) dijo que la siguiente mención es de Hazrat Abdul’lah bin Abd al-Asad (ra). Según una narración, fue uno de los primeros en emigrar a Medina desde La Meca.

Su Santidad (aba) dijo que cuando el Santo Profeta (sa) informó que Tulaihah y Salamah estaban incitando a sus naciones a luchar contra el Santo Profeta (sa), el Santo Profeta (sa) envió a 150 musulmanes bajo el liderazgo de Hazrat Abdul’lah (ra) hacia Banu Salamah y le concedió una bandera. Le ordenó atacar antes de que los Banu Asad supieran de su llegada.

Su Santidad (aba) dijo que está registrado que Hazrat Abdul’lah (ra) participó en la Batalla de Badr y en la Batalla de Uhud. En última instancia, fue debido a una lesión sufrida en la batalla de Uhud que condujo a su muerte final.

Hazrat Khallad bin Rafi’ al-Zurqi (ra)

Su Santidad (aba) dijo que la siguiente mención es de Hazrat Khallad bin Rafi’ al-Zurqi (ra). Era de la rama Aylan de la tribu Khazraj. Todos sus hijos fallecieron a una edad temprana.

Su Santidad (aba) dijo que está registrado que la narración sobre una persona a la que el Santo Profeta (sa) enseñó a ofrecer la oración fue Hazrat Khallad (ra).

Hazrat Abbad bin Bishr (ra)

Su Santidad (aba) dijo que la siguiente mención es de Hazrat Abbad bin Bishr (ra). Está registrado que durante la Batalla de la Zanja, los incrédulos estaban dando vueltas, por lo que el Santo Profeta (sa) llamó a Hazrat Abbad (ra) y le ordenó a él y a algunos otros que inspeccionaran la zona alrededor de la Zanja, ya que había incrédulos que esperaban atacarles cuando menos se lo esperaban. Los musulmanes encontraron a los incrédulos y les lanzaron flechas hasta tal punto que los incrédulos se vieron obligados a huir. También consta que Hazrat Abbad (ra) siempre permanecía cerca de la tienda del Santo Profeta (sa) y la protegía.

Su Santidad (aba) dijo que Hazrat A’ishah (ra) solía decir que había tres Compañeros de entre los Ansar cuya superioridad era incomparable, y Hazrat Abbad (ra) era uno de ellos.

Su Santidad (aba) dijo que Hazrat Abbad (ra) estaba de pie junto al Santo Profeta (sa) durante la discusión del Tratado de Hudaibiyah, y cuando Suhail levantó la voz, Hazrat Abbad (ra) le dijo que bajara la voz en presencia del Santo Profeta (sa). Siempre estaba presente y dispuesto a proteger al Santo Profeta (sa).

Hazrat Jatib bin Abi Balta’ah (ra)

Su Santidad (aba) dijo que la siguiente mención es de Hazrat Hatib bin Abi Balta’ah (ra). Falleció en el año 30 DH y Hazrat Uthman (ra) dirigió su oración fúnebre. Está registrado que Hazrat Abu Bakr (ra) lo envió a Egipto con un tratado. Se dice que el día de su muerte, dejó 4000 dinares en Medina. Una vez, el esclavo de Hazrat Hatib (ra) se quejó de él al Santo Profeta (sa), diciendo que seguramente entraría en el Infierno. El Santo Profeta (sa) dijo que no podía ser así porque participó en la Batalla de Badr y estuvo presente en el Tratado de Hudaibiyah.

Su Santidad (aba) dijo que quedan algunos Compañeros por mencionar, lo que hará en el futuro.

Resumen preparado por The Review of Religions

Share via