22. El que extiende (Al-Bāsiṭ)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
Capítulos
  1. 1. El Clemente (Ar-Rahman)
  2. 2. El Misericordioso (Ar-Rahim)
  3. 3. El Dueño (Al-Malik)
  4. 4. El Santo (Al-Quddus)
  5. 5. La Fuente de Paz (As-Salām)
  6. 6. El Otorgador de Seguridad (Al-Mu’min)
  7. 7. El Protector (Al-Muhaymin)
  8. 8. El Poderoso (Al-Aziz)
  9. 9. El Subyugador (Al-Jabbār)
  10. 10. El Exaltado (Al-Mutakabbir)
  11. 11. El Creador (Al-Khaliq)
  12. 12. El Hacedor (Al-Bāri’)
  13. 13. El Formador (Al-Muṣawwir)
  14. 14. El Supremo (Al-Qahhār)
  15. 15. El Donador (Al-Wahhāb)
  16. 16. El Omnioyente (As-Sami’)
  17. 17. El Bondadoso (Al-Latif)
  18. 18. El Conocedor de Todo (Al-Khabir)
  19. 19. El Indulgente (Al-Halim)
  20. 20. El Perdonador (Al-Ghafūr)
  21. 21. El Omnisciente (Al-‘Alīm)
  22. 22. El que extiende (Al-Bāsiṭ)
  23. 23. El que da humildad (Al-Khāfiḍ)
  24. 24. El que concede el honor (Al-Mu’izz)
  25. 25. El Juez Sabio (Al-Hakam)
  26. 26. El Altísimo (Al-Aliyy)
  27. 27. El Justiciero (Al-Hasib)
  28. 28. El Controlador (Al-Qabid)
  29. 29. El humillador (Al-Mudhill)
  30. 30. El Omnividente (Al-Baṣīr)
  31. 31. El Guardián (Al-Ḥafīẓ)
  32. 32. El Poderoso (Al-Muqīt)
  33. 33. El Grande (Al-Aẓīm)
  34. 34. El Sumo Apreciador (Ash-Shakūr)
  35. 35. El Honrable (Al-Karim)
  36. 36. El Grande (Al-Kabir)
  37. 37. El que responde las oraciones (Al-Muyíb)
  38. 38. El Abundante (Al-Wāsi’)
  39. 39. El Señor de Honor (Al-Majīd)
  40. 40. El lleno de amor (Al-Wadud)
  41. 41. El Resucitador de Muertos (Al-Bais)
  42. 42. La Fuente de Verdad (Al-Haqq)
  43. 43. El Sabio (Al-Hakim)
  44. 44. El Guardián (Al-Wakil)
  45. 45. El Poderoso (Al-Qawiyy)
  46. 46. El Testigo (Ash-Shahīd)
  47. 47. El Fuerte (Al-Matīn)
  48. 48. El Digno de Alabanza (Al-Ḥamīd)
  49. 49. El Protector (Al-Waliyy)
  50. 50. El Calculador (Al-Muḥṣī)
  51. 51. El Originador (Al-Mubdi’)
  52. 53. El que da Vida (Al-Muhyi)
  53. 52. El Restaurador (de la vida) (Al-Mu‘īd)
  54. 54. El Tomador de Vida (Al-Mumīt)
  55. 55. El Viviente (Al-Hayy)
  56. 56. El que se basta por Sí Mismo (Al-Qayyūm)
  57. 57. El Fundador Sin Necesidades (Al-Wājid)
  58. 58. El Glorificado (Al-Mājid)
  59. 59. El Uno (Al-Wāḥid)
  60. 60. El Poseedor de Poder y Autoridad (Al-Qādir)
  61. 61. El Omnipotente (Al-Muqtadir)
  62. 62. El Benevolente (Al-Barr)
  63. 63. El Señor de la Unidad (Al-Aḥad)
  64. 64. El Independiente y el Solicitado por Todos (Aṣ-Ṣamad)
  65. 65. El Proveedor [de Medios para el Progreso y Avance] (Al-Muqaddim)
  66. 66. El Posponedor (Al-Mu´ajir)
  67. 67. El Gran Sostenedor (Ar-Razzaq)
  68. 68. El Primero (Al-Awwal)
  69. 69. El Último (Al-Ājir)
  70. 85. El que prohíbe; El que retiene (Al-Māni)
  71. 86. La luz (Al-Nur)
  72. 87. El Guía (Al-Hadi)
  73. 88. El que inflige el castigo (Al-Darr)
  74. 89. El Benefactor (Al-Nafi)
  75. 99. El Señor (Al-Rabb)
  76. 98. El Dueño de la Gloria y el Honor (Dhū al-Jalāl wa al-Ikrām)
  77. 97. El Señor de la Majestad (Al-Jalīl)
  78. 96. El Vigilante (Al-Raqīb)
  79. 95. El Exaltador (Al-Rāfi‘)
  80. 100. El Sanador (Al-Shāfī)
  81. 101. El Señor del Trono (Dhū al-‘Arsh)
  82. 102. El Señor de la Majestad (Dhū al-Waqār)
  83. 103. El Suficiente (Al-Kāfī)
  84. 104. El Otorgador de Favores (Al-Mun‘im)
  85. 105. El Otorgador de Favores (Al-Mun‘im)
  86. 106. El Hacedor u Originador (Al-Fāṭir)
  87. 107. El que Manifiesta (Al-Mubīn)
  88. 108. El Cercano (Al-Qarīb)
  89. 109. El Poseedor de la generosidad (Dhū al-Taul)
  90. 110. El Hermoso (Al-Jamīl)
  91. 111. El Severo (Al-Shadīd)
  92. 112. El Eterno (Al-Abad)
  93. 113. El Completo y Perfecto (Al-Tāmm)
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اَللهُ يَبْسُطُ الرِّزْقَ لِمَنْ يَشَاءُ مِنْ عِبَادِهِ وَيَقْدِرُ لَهُ إِنَّ اللهَ بِكُلِّ شَيْءٍ عَلِيْمٌ

“Al’lah amplía los medios de sustento de aquellos de Sus siervos que Le place, y se los recorta a quienes quiere. En verdad Al’lah tiene pleno conocimiento de todas las cosas.” [1].

El atributo الْبَاسِطُ – Al-Bāsiṭ – deriva de la raíz árabe بَسَطَ (ba-sa-ta), que significa expandir y agrandar algo. Según el léxico árabe Aqrab Al Mawarid, cuando se utiliza para el atributo de Dios, Al-Bāsiṭ significa Aquel que extiende los medios de subsistencia de Sus siervos. Con ocasión de la Batalla de Uhud, cuando los idólatras huyeron tras enfrentarse a la derrota, el Santo Profeta (Paz y Bendiciones sean con él) ordenó a los compañeros que se reunieran para que él pudiera alabar a Dios Todopoderoso. Posteriormente el Santo Profeta (Paz y Bendiciones sean con él) ofreció la siguiente oración, que hace referencia al atributo mencionado:

اللّٰهُمَّ لَكَ الْحَمْدُ كُلُّهُ اللّٰهُمَّ لَا قَابِضَ لِمَا بَسَطْتَ وَلَا بَاسِطَ لِمَا قَبَضْتَ وَلَا هَادِيَ لِمَا أَضْلَلْتَ وَلَا مُضِلَّ لِمَنْ هَدَيْتَ وَلَا مُعْطِيَ لِمَا مَنَعْتَ وَلَا مَانِعَ لِمَا أَعْطَيْتَ وَلَا مُقَرِّبَ لِمَا بَاعَدْتَ وَلَا مُبَاعِدَ لِمَا قَرَّبْتَ اللّٰهُمَّ ابْسُطْ عَلَيْنَا مِنْ بَرَكَاتِكَ وَرَحْمَتِكَ وَفَضْلِكَ وَرِزْقِكَ اللّٰهُمَّ إِنِّي أَسْأَلُكَ النَّعِيمَ الْمُقِيمَ الَّذِيْ لَا يَحُولُ وَلَا يَزُولُ اللّٰهُمَّ إِنِّي أَسْأَلُكَ النَّعِيمَ يَوْمَ الْعَيْلَةِ وَالْأَمْنَ يَوْمَ الْخَوْفِ اللّٰهُمَّ إِنِّي عَائِذٌ بِكَ مِنْ شَرِّ مَا أَعْطَيْتَنَا وَشَرِّ مَا مَنَعْتَ اللّٰهُمَّ حَبِّبْ إِلَيْنَا الْإِيمَانَ وَزَيِّنْهُ فِي قُلُوبِنَا وَكَرِّهْ إِلَيْنَا الْكُفْرَ وَالْفُسُوقَ وَالْعِصْيَانَ وَاجْعَلْنَا مِنْ الرَّاشِدِيْنَ اللّٰهُمَّ تَوَفَّنَا مُسْلِمِيْنَ وَأَحْيِنَا مُسْلِمِيْنَ وَأَلْحِقْنَا بِالصَّالِحِيْنَ غَيْرَ خَزَايَا وَلَا مَفْتُونِيْنَ اللّٰهُمَّ قَاتِلِ الْكَفَرَةَ الَّذِيْنَ يُكَذِّبُوْنَ رُسُلَكَ وَيَصُدُّوْنَ عَنْ سَبِيْلِكَ وَاجْعَلْ عَلَيْهِمْ رِجْزَكَ وَعَذَابَكَ

“¡Oh Al’lah! Toda alabanza Te pertenece. ¡Oh Al’lah! Nadie tiene el poder de retener lo que Tú concedes en abundancia, y nadie puede conceder nada a aquel a quien Tú retengas. Nadie puede guiar a quien Tú consideras extraviado y nadie tiene el poder de extraviar a quien Tú guías. Nadie puede conceder lo que Tú prohíbes, ni restringir lo que Tú concedes. Nadie puede alejar a quien Tú acercas y nadie puede acercar a quien Tú alejas. ¡Oh Al’lah! Concédenos Tu misericordia, bendiciones, gracia y danos provisiones en abundancia. ¡Oh Al’lah! Busco las bendiciones eternas, que no cambian con el tiempo ni se echan a perder. ¡Oh Al’lah! Imploro Tu recompensa en los días de penuria y busco la paz en mi estado de temor. Oh Al’lah, protégeme de los males de lo que Tú nos has concedido o reténlos de nosotros. ¡Oh Al’lah! Infunde el amor a la fe en nuestros corazones e incrusta su belleza en nosotros, haznos reacios a la incredulidad, el desorden y la desobediencia; y cuéntanos entre los que han sido guiados. ¡Oh Al’lah! Mantennos sumisos a Ti mientras estemos vivos y haz que muramos en el mismo estado. Concédenos la compañía de los justos, no sea que caigamos presa de algún mal y perezcamos. ¡Oh Al’lah! Destruye a los incrédulos que rechazan a Tus profetas e impiden que otros sigan Tu camino. Haz descender Tu castigo sobre ellos”[2].

Perseverar en la oración

El Mesías Prometido (Paz sea con él) explicó: “Hay muchas personas que rezan y se desaniman, exclamando que sus oraciones no han sido escuchadas. Sin embargo, nuestro consejo para ellos es que continúen en su empeño, porque al final alcanzarán su objetivo, y llegará un día en que su corazón y su lengua serán uno. Entonces se desarrollarán en ellos la humildad y el fervor, que es un requisito previo de la oración. La persona que se despierta para rezar por la noche, independientemente de su falta de atención e impaciencia, pero si suplica: “¡Oh mi Señor! Mi corazón está bajo Tu divino control, purifícalo”, entonces en el momento de dificultad en que busque que se le conceda alivio a su penuria, Dios Todopoderoso le concederá prosperidad. Esta es, en efecto, la hora de la aceptación de la oración. El suplicante será entonces testigo por sí mismo de que el alma se derrite y cae en el umbral del Todopoderoso como agua que fluye, como si fuera una gota que cae desde arriba”[3].

[1] El Sagrado Corán, 29:63.

[2] Musnad Ahmad bin Hanbal, Vol. 24, pág. 246.

[3] Hazrat Mirza Ghulam Ahmad (Paz sea con él), Malfuzat Vol 6 (Islam International Publications, 1984),94.

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