107. El que Manifiesta (Al-Mubīn)

يَوۡمَئِذٖ يُوَفِّيهِمُ ٱللهُ دِينَهُمُ ٱلۡحَقَّ وَيَعۡلَمُونَ أَنَّ ٱلله هُوَ ٱلۡحَقُّ ٱلۡمُبِينُ
“En ese día, Al’lah les pagará lo que se merecen, y sabrán que sólo Al’lah es la Verdad Manifiesta.” [1]
Según los lexicones árabes Aqrab al-Mawārid y Lisān al-‘Arab, la expresión أَبَانَ الشَّیَٔ (Abāna al-Shai’) significa “hizo algo claro y manifiesto”. De manera similar, بَانَ الْحَقُّ (Bāna al-Ḥaqq) significa “la verdad se hizo evidente o conocida”. También puede significar cortar, separar o dividir algo.
En el versículo خَلَقَ ٱلۡإِنسَٰنَ عَلَّمَهُ ٱلۡبَيَانَ, se dice que Al’lah creó al ser humano y le enseñó el elocuente discurso, con el cual puede discernir y distinguirse de las demás criaturas.
En otra narración del Santo Profeta (sa), Hazrat Mu‘adh bin Jabal (ra) relata:
“Una mañana, el Mensajero de Al’lah (sa) se retrasó en venir a nosotros para la oración de Fallr hasta que estuvo a punto de salir el sol. El Mensajero de Al’lah (sa) salió apresuradamente y se pronunció la iqāmah [segunda llamada a la oración]. El Mensajero de Al’lah (sa) dirigió una oración relativamente breve y, tras concluirla, anunció: ‘Permaneced en vuestras filas tal como estáis’.
Luego, el Mensajero de Al’lah (sa) se volvió hacia nosotros y dijo: ‘Os informaré sobre lo que me ha mantenido alejado de vosotros esta mañana. Me desperté durante la noche, realicé la ablución y luego recé tanto como me fue decretado. Después, empecé a sentir sueño hasta que me dormí. En ese momento, vi a mi Señor, Bendito y Altísimo, en la forma más excelente.
Dios Altísimo me dijo: “¡Oh Muhammad!” Yo respondí: “Aquí estoy a Tu servicio, mi Señor.” Entonces, Al’lah el Todopoderoso me preguntó: “¿Sabes sobre qué están discutiendo los ángeles más elevados?” Yo respondí tres veces: “¡Oh mi Señor, no lo sé!”
Luego, el Mensajero de Al’lah (sa) dijo: “Vi a Al’lah el Altísimo, y Él colocó la palma de Su mano entre mis hombros. Sentí la frescura de Sus dedos en mi pecho, y entonces todo se volvió claro para mí y entendí.
Dios Altísimo preguntó de nuevo: ‘¿Sabes sobre qué están discutiendo los ángeles más elevados?’ Yo respondí: ‘Sobre los actos de expiación.’
Dios preguntó: ‘¿Cuáles son los actos de expiación?’ Yo respondí: ‘Caminar hacia la oración en congregación, permanecer sentado en la mezquita después de que la oración ha concluido, y realizar la ablución de manera excelente incluso en circunstancias difíciles.’
Dios Altísimo preguntó: ‘¿Y qué más?’ A lo que respondí: ‘Alimentar a los demás, hablar con amabilidad y ofrecer oraciones durante la noche mientras otros duermen.’
Después, Allah el Todopoderoso dijo: ‘¡Pídeme lo que desees!’ Yo respondí: ‘¡Oh Al’lah! Te pido la capacidad de hacer el bien, de abstenerme del mal, de amar a los pobres, y busco Tu perdón y misericordia. Y cuando decretes que la fitnah [desorden] se propague entre la gente, hazme morir antes de que aparezca. ¡Oh Al’lah! Te pido Tu amor, el amor de aquellos que Te aman y el amor de aquellas acciones que me acerquen a Tu amor.’”
El Mensajero de Al’lah (sa) luego afirmó: “Este es un sueño verdadero, y debéis recordarlo y enseñarlo a los demás también.” [2]
La Manifestación de Dios Altísimo
En relación con la manera en que Dios Altísimo le concedió Su apoyo y Se manifestó ante él, el Mesías Prometido (as) declara:
“Dios se me ha manifestado no solo a través de Sus palabras, sino también mediante Sus obras. Y ha mostrado —y seguirá mostrando— tales obras en mi favor que no se muestran en apoyo de nadie, a menos que sea el destinatario de la gracia especial de Dios.
Las personas me abandonaron, pero Dios me aceptó. ¿Quién puede competir conmigo en mostrar estos signos? He aparecido para que Dios se manifieste a través de mí. Él era un tesoro oculto, pero ahora, al enviarme, ha decidido silenciar a todos los ateos y a todas las personas sin fe que dicen que no hay Dios.
¡Oh, mis queridos! A vosotros que buscáis a Dios, os traigo la buena nueva de que el Dios Verdadero es Aquel que ha revelado el Sagrado Corán. Él es quien se ha manifestado ante mí y quien siempre está conmigo.” [3]
Referencias
- El Sagrado Corán, 24:26.
- Sunan al-Tirmidhi, Abwāb Faḍāʾil al-Qurʾān, Hadiz No. 3235.
- Hazrat Mirza Ghulam Ahmad (as), La Filosofía de la Revelación Divina (Reino Unido: Islam International Publications Ltd., 2018), 781-782.