101. El Señor del Trono (Dhū al-‘Arsh)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
Capítulos
  1. 1. El Clemente (Ar-Rahman)
  2. 2. El Misericordioso (Ar-Rahim)
  3. 3. El Dueño (Al-Malik)
  4. 4. El Santo (Al-Quddus)
  5. 5. La Fuente de Paz (As-Salām)
  6. 6. El Otorgador de Seguridad (Al-Mu’min)
  7. 7. El Protector (Al-Muhaymin)
  8. 8. El Poderoso (Al-Aziz)
  9. 9. El Subyugador (Al-Jabbār)
  10. 10. El Exaltado (Al-Mutakabbir)
  11. 11. El Creador (Al-Khaliq)
  12. 12. El Hacedor (Al-Bāri’)
  13. 13. El Formador (Al-Muṣawwir)
  14. 14. El Supremo (Al-Qahhār)
  15. 15. El Donador (Al-Wahhāb)
  16. 16. El Omnioyente (As-Sami’)
  17. 17. El Bondadoso (Al-Latif)
  18. 18. El Conocedor de Todo (Al-Khabir)
  19. 19. El Indulgente (Al-Halim)
  20. 20. El Perdonador (Al-Ghafūr)
  21. 21. El Omnisciente (Al-‘Alīm)
  22. 22. El que extiende (Al-Bāsiṭ)
  23. 23. El que da humildad (Al-Khāfiḍ)
  24. 24. El que concede el honor (Al-Mu’izz)
  25. 25. El Juez Sabio (Al-Hakam)
  26. 26. El Altísimo (Al-Aliyy)
  27. 27. El Justiciero (Al-Hasib)
  28. 28. El Controlador (Al-Qabid)
  29. 29. El humillador (Al-Mudhill)
  30. 30. El Omnividente (Al-Baṣīr)
  31. 31. El Guardián (Al-Ḥafīẓ)
  32. 32. El Poderoso (Al-Muqīt)
  33. 33. El Grande (Al-Aẓīm)
  34. 34. El Sumo Apreciador (Ash-Shakūr)
  35. 35. El Honrable (Al-Karim)
  36. 36. El Grande (Al-Kabir)
  37. 37. El que responde las oraciones (Al-Muyíb)
  38. 38. El Abundante (Al-Wāsi’)
  39. 39. El Señor de Honor (Al-Majīd)
  40. 40. El lleno de amor (Al-Wadud)
  41. 41. El Resucitador de Muertos (Al-Bais)
  42. 42. La Fuente de Verdad (Al-Haqq)
  43. 43. El Sabio (Al-Hakim)
  44. 44. El Guardián (Al-Wakil)
  45. 45. El Poderoso (Al-Qawiyy)
  46. 46. El Testigo (Ash-Shahīd)
  47. 47. El Fuerte (Al-Matīn)
  48. 48. El Digno de Alabanza (Al-Ḥamīd)
  49. 49. El Protector (Al-Waliyy)
  50. 50. El Calculador (Al-Muḥṣī)
  51. 51. El Originador (Al-Mubdi’)
  52. 53. El que da Vida (Al-Muhyi)
  53. 52. El Restaurador (de la vida) (Al-Mu‘īd)
  54. 54. El Tomador de Vida (Al-Mumīt)
  55. 55. El Viviente (Al-Hayy)
  56. 56. El que se basta por Sí Mismo (Al-Qayyūm)
  57. 57. El Fundador Sin Necesidades (Al-Wājid)
  58. 58. El Glorificado (Al-Mājid)
  59. 59. El Uno (Al-Wāḥid)
  60. 60. El Poseedor de Poder y Autoridad (Al-Qādir)
  61. 61. El Omnipotente (Al-Muqtadir)
  62. 62. El Benevolente (Al-Barr)
  63. 63. El Señor de la Unidad (Al-Aḥad)
  64. 64. El Independiente y el Solicitado por Todos (Aṣ-Ṣamad)
  65. 65. El Proveedor [de Medios para el Progreso y Avance] (Al-Muqaddim)
  66. 66. El Posponedor (Al-Mu´ajir)
  67. 67. El Gran Sostenedor (Ar-Razzaq)
  68. 68. El Primero (Al-Awwal)
  69. 69. El Último (Al-Ājir)
  70. 85. El que prohíbe; El que retiene (Al-Māni)
  71. 86. La luz (Al-Nur)
  72. 87. El Guía (Al-Hadi)
  73. 88. El que inflige el castigo (Al-Darr)
  74. 89. El Benefactor (Al-Nafi)
  75. 99. El Señor (Al-Rabb)
  76. 98. El Dueño de la Gloria y el Honor (Dhū al-Jalāl wa al-Ikrām)
  77. 97. El Señor de la Majestad (Al-Jalīl)
  78. 96. El Vigilante (Al-Raqīb)
  79. 95. El Exaltador (Al-Rāfi‘)
  80. 100. El Sanador (Al-Shāfī)
  81. 101. El Señor del Trono (Dhū al-‘Arsh)
  82. 102. El Señor de la Majestad (Dhū al-Waqār)
  83. 103. El Suficiente (Al-Kāfī)
  84. 104. El Otorgador de Favores (Al-Mun‘im)
  85. 105. El Otorgador de Favores (Al-Mun‘im)
  86. 106. El Hacedor u Originador (Al-Fāṭir)
  87. 107. El que Manifiesta (Al-Mubīn)
  88. 108. El Cercano (Al-Qarīb)
  89. 109. El Poseedor de la generosidad (Dhū al-Taul)
  90. 110. El Hermoso (Al-Jamīl)
  91. 111. El Severo (Al-Shadīd)
  92. 112. El Eterno (Al-Abad)
  93. 113. El Completo y Perfecto (Al-Tāmm)
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101. El Señor del Trono (Dhū al-‘Arsh)

فَٱدۡعُواْ ٱللَّهَ مُخۡلِصِينَ لَهُ ٱلدِّينَ وَلَوۡ كَرِهَ ٱلۡكَٰفِرُونَ

رَفِيعُ ٱلدَّرَجَٰتِ ذُو ٱلۡعَرۡشِ يُلۡقِي ٱلرُّوحَ مِنۡ أَمۡرِهِۦ عَلَىٰ مَن يَشَآءُ مِنۡ عِبَادِهِۦ لِيُنذِرَ يَوۡمَ ٱلتَّلَاقِ

“Invocad pues a Al’lah, siendo sinceros con Él en la fe, aunque los incrédulos se aparten. El que Eleva en rangos, el Señor del Trono. Él hace que el espíritu descienda por Su orden a aquel de Sus siervos que Le place, para poder advertir sobre el Día de la Reunión.” [1]

الْعَرْش (al-‘Arsh) se deriva de la raíz عَرَشَ (‘A-ra-sha). En el Sagrado Corán, se ha utilizado con distintos significados. Según el léxico árabe Tāj al-‘Arūs, la expresión الْعَرْشُ مِنَ الْبَیْتِ (al-‘Arsh min al-Bait) significa “el techo o la cubierta de una casa”. Cuando al-‘Arsh se usa en referencia a Dios Altísimo, significa el “Trono de Allah”, el cual no tiene fin. Según el Imam Rāghib, con respecto al “Trono de Allah”, solo conocemos su nombre, pero la realidad de su existencia nos es desconocida. [2] De acuerdo con algunas opiniones, al-‘Arsh también podría referirse al cielo más elevado.

Este atributo se encuentra en los hadices. Cuando el Santo Profeta (sa) enfrentaba dificultades o pruebas, solía recitar la siguiente súplica:

لَا إِلٰهَ إِلَّا اللهُ الْعَظِيْم الْحَلِيْم، لا إلٰه إلَّا الله رَبُّ السَمَواتِ وَالْأرْضِ، وَرَبُّ الْعَرْشِ الْعَظِيْمِ

“No hay nadie digno de adoración excepto Al’lah, el Grande, el Indulgente; no hay dios sino Al’lah, el Señor de los cielos y la tierra y el Señor del Trono Poderoso.” [3]

Al’lah gobierna todo a través del medio de los ángeles  

Explicando cómo Dios Altísimo ejerce Su poder sobre toda la creación, el Mesías Prometido (as) afirma:

“Si observamos el sistema corporal, vemos que el ser humano oye mediante el aire y ve gracias a la luz del sol. ¿Por qué se han designado estos dos ‘mensajeros’ dentro del sistema corporal, cuando las leyes físicas y espirituales de Dios deberían ser consistentes entre sí? ¡Qué lástima! La sabiduría védica contradice las leyes de la naturaleza en cada situación. ¿Quién dice que Dios no está presente en todas partes? No solo es Omnipresente, sino también el Señor del Trono. Un ignorante no comprenderá este sutil y profundo concepto.

Es un punto digno de reflexión que, aunque todo en este mundo ocurre por mandato de Dios, Él ha establecido ciertos medios para ejecutar Su voluntad. Por ejemplo, un veneno que mata a un hombre y un antídoto que lo beneficia. ¿Podemos imaginar que estos dos afecten al cuerpo humano por sí solos? ¡No, en absoluto! Por el contrario, su efecto adverso o beneficioso ocurre por la voluntad de Dios. Así, ellos también representan un tipo de ángeles.”

“De hecho, cada partícula del universo que causa cambios en su entorno es un ángel de Dios. Y [nuestra creencia en] tauḥīd [la Unidad de Dios] no está completa hasta que reconozcamos que cada partícula es un ángel de Dios, porque si no aceptamos que todas las causas existentes en este mundo son ángeles de Dios, tendremos que admitir que todos los cambios en el cuerpo humano y en el universo ocurren por sí solos, sin el conocimiento, la intención y la aprobación de Dios Altísimo. Si esto fuera cierto, tendríamos que aceptar que Dios es inactivo y ajeno a Su creación.”

“Por lo tanto, este es el secreto detrás de la creencia en los ángeles: sin ella, el tauḥīd no puede sostenerse, y nos veríamos obligados a admitir que cada objeto y cada efecto están más allá de la voluntad de Dios.” [4]

Notas  

  1. El Sagrado Corán, 40:15-16.
  2. Mufradāt del Imam Rāghib.
  3. Ṣaḥīḥ al-Bukhārī, Kitāb al-Da‘wāt, Hadiz No. 6345.
  4. Hazrat Mirza Ghulam Ahmad (as), La Filosofía de la Revelación Divina (Farnham, Surrey: Islam International Publications Ltd., 2018), 399-400.
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