67. El Gran Sostenedor (Ar-Razzaq)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
Capítulos
  1. Al’lah
  2. 1. El Clemente (Ar-Rahman)
  3. 2. El Misericordioso (Ar-Rahim)
  4. 3. El Dueño (Al-Malik)
  5. 4. El Santo (Al-Quddus)
  6. 5. La Fuente de Paz (As-Salām)
  7. 6. El Otorgador de Seguridad (Al-Mu’min)
  8. 7. El Protector (Al-Muhaymin)
  9. 8. El Poderoso (Al-Aziz)
  10. 9. El Subyugador (Al-Jabbār)
  11. 10. El Exaltado (Al-Mutakabbir)
  12. 11. El Creador (Al-Khaliq)
  13. 12. El Hacedor (Al-Bāri’)
  14. 13. El Formador (Al-Muṣawwir)
  15. 14. El Supremo (Al-Qahhār)
  16. 15. El Donador (Al-Wahhāb)
  17. 16. El Omnioyente (As-Sami’)
  18. 17. El Bondadoso (Al-Latif)
  19. 18. El Conocedor de Todo (Al-Khabir)
  20. 19. El Indulgente (Al-Halim)
  21. 20. El Perdonador (Al-Ghafūr)
  22. 21. El Omnisciente (Al-‘Alīm)
  23. 22. El que extiende (Al-Bāsiṭ)
  24. 23. El que da humildad (Al-Khāfiḍ)
  25. 24. El que concede el honor (Al-Mu’izz)
  26. 25. El Juez Sabio (Al-Hakam)
  27. 26. El Altísimo (Al-Aliyy)
  28. 27. El Justiciero (Al-Hasib)
  29. 28. El Controlador (Al-Qabid)
  30. 29. El humillador (Al-Mudhill)
  31. 30. El Omnividente (Al-Baṣīr)
  32. 31. El Guardián (Al-Ḥafīẓ)
  33. 32. El Poderoso (Al-Muqīt)
  34. 33. El Grande (Al-Aẓīm)
  35. 34. El Sumo Apreciador (Ash-Shakūr)
  36. 35. El Honrable (Al-Karim)
  37. 36. El Grande (Al-Kabir)
  38. 37. El que responde las oraciones (Al-Muyíb)
  39. 38. El Abundante (Al-Wāsi’)
  40. 39. El Señor de Honor (Al-Majīd)
  41. 40. El lleno de amor (Al-Wadud)
  42. 41. El Resucitador de Muertos (Al-Bais)
  43. 42. La Fuente de Verdad (Al-Haqq)
  44. 43. El Sabio (Al-Hakim)
  45. 44. El Guardián (Al-Wakil)
  46. 45. El Poderoso (Al-Qawiyy)
  47. 46. El Testigo (Ash-Shahīd)
  48. 47. El Fuerte (Al-Matīn)
  49. 48. El Digno de Alabanza (Al-Ḥamīd)
  50. 49. El Protector (Al-Waliyy)
  51. 50. El Calculador (Al-Muḥṣī)
  52. 51. El Originador (Al-Mubdi’)
  53. 52. El Restaurador (de la vida) (Al-Mu‘īd)
  54. 53. El que da Vida (Al-Muhyi)
  55. 54. El Tomador de Vida (Al-Mumīt)
  56. 55. El Viviente (Al-Hayy)
  57. 56. El que se basta por Sí Mismo (Al-Qayyūm)
  58. 57. El Fundador Sin Necesidades (Al-Wājid)
  59. 58. El Glorificado (Al-Mājid)
  60. 59. El Uno (Al-Wāḥid)
  61. 60. El Poseedor de Poder y Autoridad (Al-Qādir)
  62. 61. El Omnipotente (Al-Muqtadir)
  63. 62. El Benevolente (Al-Barr)
  64. 63. El Señor de la Unidad (Al-Aḥad)
  65. 64. El Independiente y el Solicitado por Todos (Aṣ-Ṣamad)
  66. 65. El Proveedor [de Medios para el Progreso y Avance] (Al-Muqaddim)
  67. 66. El Posponedor (Al-Mu´ajir)
  68. 67. El Gran Sostenedor (Ar-Razzaq)
  69. 68. El Primero (Al-Awwal)
  70. 69. El Último (Al-Ājir)
  71. 70. El Manifesto (Aẓ-Ẓāhir)
  72. 71. El Oculto (Al-Bātin)
  73. 72. El Governador (Al-Wālī)
  74. 73. El Exaltado (Al-Muta‘ālī)
  75. 74. El Indulgente que acepta el arrepentimiento (At-Tawwāb)
  76. 75. El Señor de la Retribución (Al-Muntaqim)
  77. 76. El Perdonador de los Pecados (Al-Afuww)
  78. 77. El Justo (Al-Muqsiṭ)
  79. 78. El Señor de la Soberanía (Mālik-ul-Mulk)
  80. 79. El Compasivo (Ar-Ra‘ūf)
  81. 80. El Auto Suficiente (Al-Ghaniyy)
  82. 81. El que abre las puertas [al éxito]; El Juez (Al-Fattāḥ)
  83. 82. El Justo (Al-Adl)
  84. 83. El que reúne; El que congrega (Al-Jāmi)
  85. 84. El Proveedor de los medios de suficiencia; El que Enriquece (Al-Mughnī)
  86. 85. El que prohíbe; El que retiene (Al-Māni)
  87. 86. La luz (Al-Nur)
  88. 87. El Guía (Al-Hadi)
  89. 88. El que inflige el castigo (Al-Darr)
  90. 89. El Benefactor (Al-Nafi)
  91. 90. El Originador (Al-Badi)
  92. 91. El Eterno (Al-Baqi)
  93. 92. El Heredero (Al-Wārith)
  94. 93. El Guía al Camino de la Rectitud (Al-Rashīd)
  95. 94. El Paciente (Al-Sabur)
  96. 95. El Exaltador (Al-Rāfi‘)
  97. 96. El Vigilante (Al-Raqīb)
  98. 97. El Señor de la Majestad (Al-Jalīl)
  99. 98. El Dueño de la Gloria y el Honor (Dhū al-Jalāl wa al-Ikrām)
  100. 99. El Señor (Al-Rabb)
  101. 100. El Sanador (Al-Shāfī)
  102. 101. El Señor del Trono (Dhū al-‘Arsh)
  103. 102. El Señor de la Majestad (Dhū al-Waqār)
  104. 103. El Suficiente (Al-Kāfī)
  105. 104. El Otorgador de Favores (Al-Mun‘im)
  106. 105. El Otorgador de Favores (Al-Mun‘im)
  107. 106. El Hacedor u Originador (Al-Fāṭir)
  108. 107. El que Manifiesta (Al-Mubīn)
  109. 108. El Cercano (Al-Qarīb)
  110. 109. El Poseedor de la generosidad (Dhū al-Taul)
  111. 110. El Hermoso (Al-Jamīl)
  112. 111. El Severo (Al-Shadīd)
  113. 112. El Eterno (Al-Abad)
  114. 113. El Completo y Perfecto (Al-Tāmm)
Contenidos relacionados por temas

إِنَّ ٱللَّهَ هُوَ ٱلرَّزَّاقُ إُوَ ٱلۡقُوَّةِ ٱلۡمَتِينُ

“En verdad Al’lah es el Gran Sostenedor, el Poderoso, el Fuerte”. [1]

En el diccionario árabe Aqrab al-Mawarid se afirma que ar-Rāziq y ar-Razzāq son atributos de Dios Altísimo porque sólo Él provee provisiones ocultas para toda la creación, y solo Él es Quien concede provisiones, tanto manifiestas como ocultas.

En una narración del Santo Profeta (sa), Dios Altísimo se dirige a Sus siervos y explica las formas en las que Él provee para ellos, afirmando:

“Oh siervos míos, he prohibido la injusticia para Mí y también la he prohibido para vosotros, por tanto, no cometáis injusticias unos contra otros. Oh, siervos míos, todos estáis extraviados salvo aquellos a quienes he guiado, así que buscad Mi guía y Yo os guiaré. Oh Mis siervos, todos vosotros tenéis hambre salvo aquellos a quienes Yo he alimentado, así que buscad en Mí vuestros medios de sustento y Yo os proveeré. Oh siervos míos, todos vosotros estáis desnudos salvo aquellos a quienes he vestido, así que buscad ropas de Mí y Yo os vestiré. Oh siervos Míos, pecáis de noche y de día, y Yo perdono todos los pecados, así que buscad Mi perdón y Yo os perdonaré. Oh siervos Míos, aunque queráis causarme daño no podréis hacerlo, de la misma manera, aunque queráis proporcionarme algún beneficio, sois incapaces de hacerlo. Oh, siervos Míos, incluso si todos los que os precedieron y todos los que vendrán después, y cada uno de los Yinn y los hombres llegaran a ser los más justos entre vosotros, no habrá diferencia para Mi soberanía. Oh, siervos Míos, incluso si todos los que os precedieron y todos los que vendrán después, y cada uno de los Yinn y los hombres se convirtieran en las personas más malvadas entre vosotros, no habrá diferencia para Mi soberanía. Oh, siervos míos, incluso si todos los que os precedieron y todos los que vendrán después, y cada uno de los Yinn y los hombres se reunieran en una llanura abierta y me pidieran algo, y Yo le concediera a cada uno de ellos todo lo que habían pedido, no disminuirá ni siquiera tanto como el agua extraída con una aguja cuando se sumerge en el océano. Oh siervos Míos, son sólo vuestras obras las que registro para vosotros y luego os retribuyo por ellas. Así que el que encuentre el bien, que alabe a Al’lah, y el que encuentre algo distinto de eso, que no culpe a nadie más que a sí mismo”. [2]

Dos Tipos de Disposiciones

Mientras profundiza en la filosofía del asunto, el Mesías Prometido (as) expone el verdadero propósito de las provisiones del mundo y la forma en que uno debe aprovecharlas. Él afirma:

“La cuestión es que las disposiciones son de dos tipos. Hay una forma que sirve como tribulación y la otra es a modo de unción. Las provisiones a modo de tribulación son aquellas que no tienen relación con Al’lah; de hecho, tal provisión va alejando al hombre de Dios hasta destruirlo por completo. Es a esto a lo que Dios Altísimo alude en el siguiente verso: لَا تُلۡهِكُمۡ أَمۡوَٰلُكُمۡ es decir, no dejes que tu riqueza te arruine. La provisión a modo de unción es la que se dedica a Dios. Dios se convierte en el Guardián de esas personas. Estos individuos consideran que todos sus bienes pertenecen a Dios y lo demuestran con sus acciones. Consideremos el estado de los Compañeros: cuando se enfrentaron a tiempos difíciles, sacrificaron en el camino de Dios Altísimo todo lo que poseían. Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra) fue el primero en vestirse con el manto de la pobreza. Pero ¿cómo le recompensó Dios por esto? Fue él quien se convirtió en el primer Jalifa. Por lo tanto, para ser bendecido con verdadero mérito, bondad y placer espiritual, sólo puede ser útil la riqueza que se gasta en el camino de Dios.” [3]

NOTAS FINALES

  1. El Sagrado Corán, [51:59].
  2. Sahih Muslim, Kitabul Birri wa al-Silati wa al-Adab, Bab Tahrim al-Zulm, Hadiz No. 6467.
  3. Hazrat Mirza Ghulam Ahmad (as), Malfuzat – Volumen 1 (Tilford, Surrey: Islam International Publications Ltd., 2018), 218.
Share via