88. El que inflige el castigo (Al-Darr)

وَإِن يَمۡسَسۡكَ ٱللَّهُ بِضُرٍّ فَلَا كَاشِفَ لَهُۥٓ إِلَّا هُوَۖ وَإِن يَمۡسَسۡكَ بِخَيۡرٍ فَهُوَ عَلَىٰ كُلِّ شَيۡءٍ قَدِيرٞ
“Si Al’lah te toca con un mal, nadie podrá librarte sino Él; pero si te bendice con la buena suerte es porque Él tiene poder para hacer todo lo que desea.” [1]
El atributo الضَّارُّ (Al-Dārr) proviene de la raíz árabe ضَرَّ – يَضُرُّ (ḍarra – yaḍurru), que significa causar daño. Con una leve diferencia en la vocalización, الضَّرُّ (al-ḍarru) suele referirse a pérdidas financieras o materiales, mientras que الضُّرُّ (al-ḍurru) se relaciona con cualquier perjuicio de carácter personal o físico. [2]
Abu Sirmah relata un hadiz en el que el Santo Profeta (sa) dijo:
“Al’lah castigará a quien cause daño a otros; y quien provoque dificultades a los demás, Al’lah le impondrá dificultades a él.” [3]
Pruebas para los creyentes en esta vida
Es decreto divino que todas las personas enfrenten pruebas en esta vida. Al explicar este fenómeno, el Mesías Prometido (as) declara:
“Es decir, ciertamente os pondremos a prueba con algo de miedo y hambre, y con pérdida de riquezas, de vidas y de los frutos de vuestro trabajo, así como con la pérdida de descendencia; es decir, sufriréis todo esto por decreto divino o a manos de vuestros enemigos. Luego, da buenas nuevas a los pacientes, quienes, cuando les sobreviene una desgracia, no se desaniman, sino que dicen: ‘Ciertamente, de Al’lah somos y a Él hemos de volver’. Sobre estos recaen las bendiciones de su Señor y Su misericordia, y ellos son los que están rectamente guiados.
Estos versículos indican que no hay virtud en el conocimiento que se limita a la mente y al corazón. El conocimiento verdadero es aquel que surge de la mente, regula y entrena todos los miembros del cuerpo, y se manifiesta en la práctica de todo lo almacenado en la memoria. Así, el conocimiento se fortalece y se consolida cuando, mediante la experiencia práctica, deja su huella en todo el cuerpo. Ningún tipo de conocimiento, por más básico que sea, alcanza su máximo grado sin ser puesto en práctica.” [4]
Notas:
[1] El Sagrado Corán, 6:18.
[2] Lughat al-Qur’ān.
[3] Sunan Ibn Mājah, Kitāb al-Aḥkām, Hadiz Nº 2342.
[4] Hazrat Mirza Ghulam Ahmad (as), La Filosofía de las Enseñanzas del Islam (Tilford, Surrey: Islam International Publications Ltd., 2017), pp. 202-203.