108. El Cercano (Al-Qarīb)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
Capítulos
  1. 1. El Clemente (Ar-Rahman)
  2. 2. El Misericordioso (Ar-Rahim)
  3. 3. El Dueño (Al-Malik)
  4. 4. El Santo (Al-Quddus)
  5. 5. La Fuente de Paz (As-Salām)
  6. 6. El Otorgador de Seguridad (Al-Mu’min)
  7. 7. El Protector (Al-Muhaymin)
  8. 8. El Poderoso (Al-Aziz)
  9. 9. El Subyugador (Al-Jabbār)
  10. 10. El Exaltado (Al-Mutakabbir)
  11. 11. El Creador (Al-Khaliq)
  12. 12. El Hacedor (Al-Bāri’)
  13. 13. El Formador (Al-Muṣawwir)
  14. 14. El Supremo (Al-Qahhār)
  15. 15. El Donador (Al-Wahhāb)
  16. 16. El Omnioyente (As-Sami’)
  17. 17. El Bondadoso (Al-Latif)
  18. 18. El Conocedor de Todo (Al-Khabir)
  19. 19. El Indulgente (Al-Halim)
  20. 20. El Perdonador (Al-Ghafūr)
  21. 21. El Omnisciente (Al-‘Alīm)
  22. 22. El que extiende (Al-Bāsiṭ)
  23. 23. El que da humildad (Al-Khāfiḍ)
  24. 24. El que concede el honor (Al-Mu’izz)
  25. 25. El Juez Sabio (Al-Hakam)
  26. 26. El Altísimo (Al-Aliyy)
  27. 27. El Justiciero (Al-Hasib)
  28. 28. El Controlador (Al-Qabid)
  29. 29. El humillador (Al-Mudhill)
  30. 30. El Omnividente (Al-Baṣīr)
  31. 31. El Guardián (Al-Ḥafīẓ)
  32. 32. El Poderoso (Al-Muqīt)
  33. 33. El Grande (Al-Aẓīm)
  34. 34. El Sumo Apreciador (Ash-Shakūr)
  35. 35. El Honrable (Al-Karim)
  36. 36. El Grande (Al-Kabir)
  37. 37. El que responde las oraciones (Al-Muyíb)
  38. 38. El Abundante (Al-Wāsi’)
  39. 39. El Señor de Honor (Al-Majīd)
  40. 40. El lleno de amor (Al-Wadud)
  41. 41. El Resucitador de Muertos (Al-Bais)
  42. 42. La Fuente de Verdad (Al-Haqq)
  43. 43. El Sabio (Al-Hakim)
  44. 44. El Guardián (Al-Wakil)
  45. 45. El Poderoso (Al-Qawiyy)
  46. 46. El Testigo (Ash-Shahīd)
  47. 47. El Fuerte (Al-Matīn)
  48. 48. El Digno de Alabanza (Al-Ḥamīd)
  49. 49. El Protector (Al-Waliyy)
  50. 50. El Calculador (Al-Muḥṣī)
  51. 51. El Originador (Al-Mubdi’)
  52. 53. El que da Vida (Al-Muhyi)
  53. 52. El Restaurador (de la vida) (Al-Mu‘īd)
  54. 54. El Tomador de Vida (Al-Mumīt)
  55. 55. El Viviente (Al-Hayy)
  56. 56. El que se basta por Sí Mismo (Al-Qayyūm)
  57. 57. El Fundador Sin Necesidades (Al-Wājid)
  58. 58. El Glorificado (Al-Mājid)
  59. 59. El Uno (Al-Wāḥid)
  60. 60. El Poseedor de Poder y Autoridad (Al-Qādir)
  61. 61. El Omnipotente (Al-Muqtadir)
  62. 62. El Benevolente (Al-Barr)
  63. 63. El Señor de la Unidad (Al-Aḥad)
  64. 64. El Independiente y el Solicitado por Todos (Aṣ-Ṣamad)
  65. 65. El Proveedor [de Medios para el Progreso y Avance] (Al-Muqaddim)
  66. 66. El Posponedor (Al-Mu´ajir)
  67. 67. El Gran Sostenedor (Ar-Razzaq)
  68. 68. El Primero (Al-Awwal)
  69. 69. El Último (Al-Ājir)
  70. 85. El que prohíbe; El que retiene (Al-Māni)
  71. 86. La luz (Al-Nur)
  72. 87. El Guía (Al-Hadi)
  73. 88. El que inflige el castigo (Al-Darr)
  74. 89. El Benefactor (Al-Nafi)
  75. 99. El Señor (Al-Rabb)
  76. 98. El Dueño de la Gloria y el Honor (Dhū al-Jalāl wa al-Ikrām)
  77. 97. El Señor de la Majestad (Al-Jalīl)
  78. 96. El Vigilante (Al-Raqīb)
  79. 95. El Exaltador (Al-Rāfi‘)
  80. 100. El Sanador (Al-Shāfī)
  81. 101. El Señor del Trono (Dhū al-‘Arsh)
  82. 102. El Señor de la Majestad (Dhū al-Waqār)
  83. 103. El Suficiente (Al-Kāfī)
  84. 104. El Otorgador de Favores (Al-Mun‘im)
  85. 105. El Otorgador de Favores (Al-Mun‘im)
  86. 106. El Hacedor u Originador (Al-Fāṭir)
  87. 107. El que Manifiesta (Al-Mubīn)
  88. 108. El Cercano (Al-Qarīb)
  89. 109. El Poseedor de la generosidad (Dhū al-Taul)
  90. 110. El Hermoso (Al-Jamīl)
  91. 111. El Severo (Al-Shadīd)
  92. 112. El Eterno (Al-Abad)
  93. 113. El Completo y Perfecto (Al-Tāmm)
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وَإِذَا سَأَلَكَ عِبَادِي عَنِّي فَإِنِّي قَرِيبٌۖ أُجِيبُ دَعۡوَةَ ٱلدَّاعِ إِذَا دَعَانِۖ فَلۡيَسۡتَجِيبُواْ لِي وَلۡيُؤۡمِنُواْ بِي لَعَلَّهُمۡ يَرۡشُدُونَ

“Cuando mis siervos te pregunten por Mí, diles: ‘Estoy cerca. Respondo a la plegaria del que suplica cuando Me invoca. Por tanto, deben escucharme y creer en Mí, para que puedan seguir el camino recto.’” [1]

El atributo القَرِیْبُ (Al-Qarīb) se deriva de la raíz قَرُبَ – یَقْرُبُ (Qa-ru-ba, Yaqrubu), que significa “estar o volverse cercano a algo”. [2]

La expresión قَرَّبَ الْأَمِیْرُ فُلَانًا (Qarraba al-Amīru fulānan) significa “el gobernador o líder acercó a alguien”, pero implica que dicha persona fue honrada y que se le otorgó un rango especial para servir al líder. [3]

En una narración del Santo Profeta (sa), Hazrat Abu Musa al-Ash‘ari (ra) relata:

“Estábamos en compañía del Mensajero de Al’lah (sa). Siempre que entrábamos en un valle, exclamábamos en voz alta:

لَا إِلَهَ إِلَّا اللَّهُ (Lā ilāha illā-Allāh) ‘No hay nadie digno de adoración excepto Al’lah’

وَاللهُ أَكْبَرُ (Wa-Allāhu Akbar) ‘Y Al’lah es el Más Grande.’

Entonces, el Santo Profeta (sa) nos dijo: ‘¡Oh, gente! Controlaos a vosotros mismos [es decir, no elevéis vuestras voces], porque no estáis invocando a alguien que es sordo o ausente, sino a Aquel que está con vosotros. No hay duda de que Él es el Omnioyente y el Muy Cercano. Bendito sea Su nombre y exaltada sea Su majestad.'” [4]

Dios Está Más Cercano al Hombre Que Su Propia Vena Yugular

Explicando la naturaleza de la relación entre el ser humano y Dios, y los cambios que ocurren cuanto más se inclina uno hacia Él, el Mesías Prometido (as) afirma:

“En esta etapa, los torrentes de amor y devoción por Dios brotan de tal manera que morir por Su causa, soportar miles de tormentos por Su causa y sufrir humillaciones en Su camino se vuelven tan fáciles como romper una simple paja. Nos sentimos atraídos hacia Dios sin saber quién lo está atrayendo.

Una mano oculta lo transporta, y hacer la Voluntad de Dios se convierte en el propósito de su vida. En este punto, Dios aparece muy cercano, como Él mismo ha dicho:

نَحۡنُ أَقۡرَبُ إِلَيۡهِ مِنۡ حَبۡلِ ٱلۡوَرِيدِ

‘Estamos más cerca de él que su propia vena yugular.’

En este estado, los lazos mundanos de una persona se desprenden de ella, así como un fruto maduro cae automáticamente de la rama de un árbol. Su relación con Dios se profundiza, se aleja de todas las criaturas y es honrado con la palabra y la conversación divina.

Las puertas de acceso a esta etapa están tan abiertas hoy como lo estuvieron en cualquier otro tiempo, y la gracia divina sigue otorgando este favor a quienes lo buscan, tal como lo hizo antes.

Pero esto no se logra solo con palabras y esta puerta no se abre con charlas vanas o presunciones. Muchos buscan, pero pocos encuentran. ¿Por qué? Porque esta etapa requiere sinceridad verdadera y un sacrificio genuino. Las palabras por sí solas no significan nada en este contexto.

El primer requisito de este camino es pisar con fe el fuego del que otros huyen. No se necesitan alardes; lo que se requiere es un fervor práctico y una entrega sincera.” [5]

Notas:

    1. El Sagrado Corán, 2:187.
    2. Lisān al-‘Arab.
    3. Aqrab al-Mawārid.
    4. Sahih al-Bujari, Kitāb al-Jihād wa al-Sayr, Hadiz No. 2992.
    5. Hazrat Mirza Ghulam Ahmad (as), La Filosofía de las Enseñanzas del Islam (Tilford, Surrey: Islam International Publications Ltd., 2010), 130-131.
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