57. El Fundador Sin Necesidades (Al-Wājid)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
Capítulos
  1. Al’lah
  2. 1. El Clemente (Ar-Rahman)
  3. 2. El Misericordioso (Ar-Rahim)
  4. 3. El Dueño (Al-Malik)
  5. 4. El Santo (Al-Quddus)
  6. 5. La Fuente de Paz (As-Salām)
  7. 6. El Otorgador de Seguridad (Al-Mu’min)
  8. 7. El Protector (Al-Muhaymin)
  9. 8. El Poderoso (Al-Aziz)
  10. 9. El Subyugador (Al-Jabbār)
  11. 10. El Exaltado (Al-Mutakabbir)
  12. 11. El Creador (Al-Khaliq)
  13. 12. El Hacedor (Al-Bāri’)
  14. 13. El Formador (Al-Muṣawwir)
  15. 14. El Supremo (Al-Qahhār)
  16. 15. El Donador (Al-Wahhāb)
  17. 16. El Omnioyente (As-Sami’)
  18. 17. El Bondadoso (Al-Latif)
  19. 18. El Conocedor de Todo (Al-Khabir)
  20. 19. El Indulgente (Al-Halim)
  21. 20. El Perdonador (Al-Ghafūr)
  22. 21. El Omnisciente (Al-‘Alīm)
  23. 22. El que extiende (Al-Bāsiṭ)
  24. 23. El que da humildad (Al-Khāfiḍ)
  25. 24. El que concede el honor (Al-Mu’izz)
  26. 25. El Juez Sabio (Al-Hakam)
  27. 26. El Altísimo (Al-Aliyy)
  28. 27. El Justiciero (Al-Hasib)
  29. 28. El Controlador (Al-Qabid)
  30. 29. El humillador (Al-Mudhill)
  31. 30. El Omnividente (Al-Baṣīr)
  32. 31. El Guardián (Al-Ḥafīẓ)
  33. 32. El Poderoso (Al-Muqīt)
  34. 33. El Grande (Al-Aẓīm)
  35. 34. El Sumo Apreciador (Ash-Shakūr)
  36. 35. El Honrable (Al-Karim)
  37. 36. El Grande (Al-Kabir)
  38. 37. El que responde las oraciones (Al-Muyíb)
  39. 38. El Abundante (Al-Wāsi’)
  40. 39. El Señor de Honor (Al-Majīd)
  41. 40. El lleno de amor (Al-Wadud)
  42. 41. El Resucitador de Muertos (Al-Bais)
  43. 42. La Fuente de Verdad (Al-Haqq)
  44. 43. El Sabio (Al-Hakim)
  45. 44. El Guardián (Al-Wakil)
  46. 45. El Poderoso (Al-Qawiyy)
  47. 46. El Testigo (Ash-Shahīd)
  48. 47. El Fuerte (Al-Matīn)
  49. 48. El Digno de Alabanza (Al-Ḥamīd)
  50. 49. El Protector (Al-Waliyy)
  51. 50. El Calculador (Al-Muḥṣī)
  52. 51. El Originador (Al-Mubdi’)
  53. 52. El Restaurador (de la vida) (Al-Mu‘īd)
  54. 53. El que da Vida (Al-Muhyi)
  55. 54. El Tomador de Vida (Al-Mumīt)
  56. 55. El Viviente (Al-Hayy)
  57. 56. El que se basta por Sí Mismo (Al-Qayyūm)
  58. 57. El Fundador Sin Necesidades (Al-Wājid)
  59. 58. El Glorificado (Al-Mājid)
  60. 59. El Uno (Al-Wāḥid)
  61. 60. El Poseedor de Poder y Autoridad (Al-Qādir)
  62. 61. El Omnipotente (Al-Muqtadir)
  63. 62. El Benevolente (Al-Barr)
  64. 63. El Señor de la Unidad (Al-Aḥad)
  65. 64. El Independiente y el Solicitado por Todos (Aṣ-Ṣamad)
  66. 65. El Proveedor [de Medios para el Progreso y Avance] (Al-Muqaddim)
  67. 66. El Posponedor (Al-Mu´ajir)
  68. 67. El Gran Sostenedor (Ar-Razzaq)
  69. 68. El Primero (Al-Awwal)
  70. 69. El Último (Al-Ājir)
  71. 70. El Manifesto (Aẓ-Ẓāhir)
  72. 71. El Oculto (Al-Bātin)
  73. 72. El Governador (Al-Wālī)
  74. 73. El Exaltado (Al-Muta‘ālī)
  75. 74. El Indulgente que acepta el arrepentimiento (At-Tawwāb)
  76. 75. El Señor de la Retribución (Al-Muntaqim)
  77. 76. El Perdonador de los Pecados (Al-Afuww)
  78. 77. El Justo (Al-Muqsiṭ)
  79. 78. El Señor de la Soberanía (Mālik-ul-Mulk)
  80. 79. El Compasivo (Ar-Ra‘ūf)
  81. 80. El Auto Suficiente (Al-Ghaniyy)
  82. 81. El que abre las puertas [al éxito]; El Juez (Al-Fattāḥ)
  83. 82. El Justo (Al-Adl)
  84. 83. El que reúne; El que congrega (Al-Jāmi)
  85. 84. El Proveedor de los medios de suficiencia; El que Enriquece (Al-Mughnī)
  86. 85. El que prohíbe; El que retiene (Al-Māni)
  87. 86. La luz (Al-Nur)
  88. 87. El Guía (Al-Hadi)
  89. 88. El que inflige el castigo (Al-Darr)
  90. 89. El Benefactor (Al-Nafi)
  91. 90. El Originador (Al-Badi)
  92. 91. El Eterno (Al-Baqi)
  93. 92. El Heredero (Al-Wārith)
  94. 93. El Guía al Camino de la Rectitud (Al-Rashīd)
  95. 94. El Paciente (Al-Sabur)
  96. 95. El Exaltador (Al-Rāfi‘)
  97. 96. El Vigilante (Al-Raqīb)
  98. 97. El Señor de la Majestad (Al-Jalīl)
  99. 98. El Dueño de la Gloria y el Honor (Dhū al-Jalāl wa al-Ikrām)
  100. 99. El Señor (Al-Rabb)
  101. 100. El Sanador (Al-Shāfī)
  102. 101. El Señor del Trono (Dhū al-‘Arsh)
  103. 102. El Señor de la Majestad (Dhū al-Waqār)
  104. 103. El Suficiente (Al-Kāfī)
  105. 104. El Otorgador de Favores (Al-Mun‘im)
  106. 105. El Otorgador de Favores (Al-Mun‘im)
  107. 106. El Hacedor u Originador (Al-Fāṭir)
  108. 107. El que Manifiesta (Al-Mubīn)
  109. 108. El Cercano (Al-Qarīb)
  110. 109. El Poseedor de la generosidad (Dhū al-Taul)
  111. 110. El Hermoso (Al-Jamīl)
  112. 111. El Severo (Al-Shadīd)
  113. 112. El Eterno (Al-Abad)
  114. 113. El Completo y Perfecto (Al-Tāmm)
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57. El Fundador Sin Necesidades (Al-Wājid)

Según el comentario de Asma-e-Husna, la palabra Al-Wājid significa autosuficiente y deriva de la raíz árabe وُجْدٌ (wujdun), tal y como recoge el Sagrado Corán:

أَسْكِنُوهُنَّ مِنْ حَيْثُ سَكَنْتُمْ مِنْ وُجْدِكُمْ

“Alojadlas durante el período prescrito en las viviendas en las que habitáis, de acuerdo con lo mejor de vuestros medios…[7]

Según el primer volumen de Asma’ullāh al-Husna, el atributo al-Wājid no existe en su forma sustantiva en el Sagrado Corán ni en la Sunnah as-Sahihah[8].

Además, según Al-Mu’jam al-Wasit, al-Wājid es uno de los atributos de Dios y significa que Él es Autosuficiente y nunca está sujeto a ninguna forma de deficiencia.

Abu Dharr (ra) relata que el Mensajero (sa) de Dios dijo:

“Dios, el Altísimo dijo:

‘¡Oh siervos Míos! Todos vosotros estáis extraviados salvo a quien Yo guío, así que pedidme guía y Yo os guiaré. Todos vosotros sois pobres salvo a quien Yo enriquezco, así que pedidme y Yo os proveeré. Todos vosotros sois pecadores excepto aquellos a quienes he perdonado, así que quien de vosotros sepa que Yo soy el que puede perdonar, y busque Mi perdón, Yo le perdonaré. Si los que os preceden y los que os siguen, los vivos de vosotros y los muertos de vosotros, los frescos de vosotros y los secos de vosotros se parecieran todos a los más justos y piadosos de vosotros, no supondría ni el ala de una mosca de diferencia para Mi soberanía. Del mismo modo, si los que están antes de vosotros y los que están después de vosotros, los vivos entre vosotros y los muertos entre vosotros, los frescos entre vosotros y los secos entre vosotros se volvieran todos como los más miserables entre vosotros, no habría ni el ala de una mosca de diferencia para Mi soberanía. Y, si los que están antes de ti y los que están después de ti; los vivos de entre vosotros y los muertos de entre vosotros, los frescos de entre vosotros y los secos de entre vosotros se reunieran todos en un lugar y buscaran lo que sus corazones desearan y Yo les concediera todos sus deseos, eso no supondría ni un ápice de diferencia para Mi soberanía. Puede compararse con el ejemplo de quien pasa junto a un océano y sumerge una aguja en él y luego la saca. Esto se debe a que Yo soy el Más Generoso y Elevado. Hago lo que quiero. Sólo tengo que dar instrucciones para que a uno se le conceda algo, del mismo modo, sólo tengo que dar instrucciones para imponer un castigo. Y cuando me propongo algo, sólo le digo: “¡Sé!” y es’”[9].

Armonía en las Palabras y los Hechos de Uno

Al explicar la importancia de purificarse a uno mismo y de establecer la concordancia en las propias acciones y obras, el Mesías Prometido (as) explica que Dios Todopoderoso es Autosuficiente y no necesita a nadie. Escribe:

“El verdadero temor a Al’lah exige que una persona examine hasta qué punto sus palabras y acciones concuerdan entre sí. Una persona cuyas palabras y acciones no concuerdan entre sí debe saber que incurrirá en la ira de Al’lah. Si el corazón de una persona es impuro, nunca encontrará favor a los ojos de Dios por muy puras que sean sus palabras; de hecho, esto despierta la ira de Dios. Mi comunidad debe darse cuenta de que ha venido a mí para que yo siembre la semilla que la transforme en un árbol fructífero. Así pues, cada uno debe examinarse a sí mismo para conocer su estado interior y exterior. Si, Dios no lo quiera, los corazones de mis seguidores no están en armonía con sus palabras, no tendrán un final bendito. Al’lah el Exaltado no se preocupa por una comunidad con corazones huecos que hacen afirmaciones vacías, pues Él es Autosuficiente. La victoria en Badr ya había sido profetizada y había muchas razones para creer que los musulmanes triunfarían. Pero el Santo Profeta (sa) continuó llorando y rezando a su Señor. Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra) preguntó por la necesidad de una súplica tan ferviente cuando ya se había prometido la victoria. El Santo Profeta (sa) dijo:

‘Dios es Autosuficiente’.

Es decir, que tal vez había condiciones ocultas bajo la superficie de esta promesa divina”[10].

[7] Sagrado Corán, 65:7.

[8] Asma’ullah al-Husna, Vol. 1, Maktabah Shamila.

[9] Sunan at-Tirmidhi, Kitab ar-Riqaq wal War’i, Hadiz 2495.

[10] Hazrat Mirza Ghulam Ahmad (as), Malfuzat – Vol. 1 (Tilford, Surrey: Islam International Publications Ltd., 2018), 10.

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