58. El Glorificado (Al-Mājid)

وَهُوَ الْغَفُوْرُ الْوَدُوْدُ ذُو الْعَرْشِ الْمَجِيْدُ
“El Señor del Trono, el Señor del Honor”[11]
Según el léxico árabe Lisan al-Arab, al-Mājid deriva de la raíz árabe مَجَدَ (ma-ja-da). اَلْمَجْدُ (al-Majd) significa gloria y honor. الْمَجِیْدُ es también un atributo de Dios el Altísimo y deriva de la misma raíz y es la forma superlativa de la palabra.
El atributo de الْمَجِیْدُ también aparece en el durud, es decir, en la invocación de las salutaciones al Santo Profeta (sa). Con respecto a la importancia de recitar el durud, Hazrat ‘Umar Bin al-Jattab (ra) dice:
“La súplica permanece suspendida entre el cielo y la tierra; hasta que alguien invoca bendiciones sobre el Santo Profeta (sa), ninguna parte de ella sube para ser presentada ante Dios el Altísimo.” [12]
Hazrat ‘Abdullah Bin Mas’ud (ra) relata que el Santo Profeta (sa) dijo:
“En el Día del Juicio Final, los más cercanos a mí serán aquellos que invoquen las bendiciones de Dios sobre mí con más frecuencia”[13].
Excelencia de invocar salutaciones sobre el Santo Profeta (sa)
El Mesías Prometido (as) ha enfatizado la importancia de enviar bendiciones sobre el Santo Profeta (sa); ‘A través de invocar bendiciones sobre el Santo Profeta (sa)… es mi experiencia personal que, la gracia divina en forma de luz maravillosa procede en la dirección del Santo Profeta (sa) y es absorbida en su pecho y luego emitiendo desde allí innumerables corrientes de ella llegan a todos los que las merecen de acuerdo a su capacidad. Ciertamente, ninguna gracia puede alcanzar a nadie sin la agencia del Santo Profeta (sa). Al invocar las bendiciones sobre el Santo Profeta (sa) se pone en movimiento su trono, del que emanan estas corrientes de luz. Quien desee obtener la gracia de Dios Todopoderoso debe invocar bendiciones sobre él con perseverancia, para que la gracia divina se ponga en movimiento[14].
[11] Sagrado Corán, 85:16.
[12] Sunan at-Tirmidhi, Kitab-ul-Witr, Babu ma ja’a fi Fadlis-Salati ‘Alan Nabiyyi.
[13] Ibíd.
[14] Al-Hakam, 28 de febrero de 1903, p. 7.