El recuerdo de Dios al término de la oración
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

El recuerdo de Dios al término de la oración

 

 

Fa iza qadaitumus Salata fazkurul-lah.

Traducción:

“Y cuando hayáis finalizado la oración, recordad a Al-lah”

Esto también queda establecido por la práctica del Santo Profeta del Islam (p.b.D.). Hazrat Aisha, que Dios le tenga en su gloria, relata que al terminar la oración, el Santo Profeta (p.b.D.) permanecía sentado hasta que completaba la siguiente oración:

Al-lahumma antassalamu wa minkassalamu tabarakta yazal llalali walikram.

Traducción:

“Oh Señor nuestro, Tú eres (la encarnación de) la paz. Y la verdadera paz proviene de Ti. Bendito seas Tú, Señor de la Majestad y la Merced” (Sahih Muslim, Kitabul Masallid wa mawadius Salat, Bab Istihbabu-zikri badas-Salat).

Según los Libros de las Tradiciones, en ciertas ocasiones el Santo Profeta (p.b.D.) permanecía sentado en compañía de sus seguidores y levantaba las manos para implorar por aquellos que se lo requerían. Sin embargo, según se deduce de la narración de Hazrat Aisha ésta no constituía la práctica habitual del Santo Profeta (p.b.D.). Este gesto esporádico suyo, que ha quedado reflejado en algunas tradiciones, ha sido generalizado por error. Como resultado, algunas sectas del Islam lo han incorporado a la Sunnah, cuando en realidad, según el Hadiz mencionado arriba, ésta no era su práctica común. Según el punto de vista de la Comunidad Ahmadía del Islam, el acto de levantar las manos para rezar después de la terminación del Salat no formaba parte de la Sunnah del Santo Profeta (p.b.D.). Su práctica era permanecer sentado durante breves momentos recordando a Dios y recitando algunas oraciones, pero sin levantar las manos.

Aparte de la oración mencionada, el Santo Profeta (p.b.D.) también recitaba las siguientes oraciones al término de la oración:

La ilaha il-lal-lahu wahdahu la sharika lahu. Lahul mulku walahul hamdu wa huwa ala kul-li shayin Qadir.

Traducción:

Nadie es digno de ser adorado excepto Al-lah. El es único y no tiene compañero. La soberanía y la alabanza pertenecen sólo a Él y Él posee absoluta autoridad sobre todas las cosas.

Al-lah humma la maania lima aataita wala mutiya lima manaata wala yanfau zal lladdi minkal llad. (Sahihul Bujari, kitabus-salah, babuz’)

Traducción:

¡Oh Al-lah! Nadie puede privarnos de lo que Tú nos has concedido y nadie puede concedernos lo que Tú nos has despojado. Y ninguna persona de rango puede beneficiarse de su grandeza en comparación con Tu Grandeza.

Al-lahumma ainni ala zikrika wa shukrika wa husni ibadatika. (Sunnan Abu Daud).

Traducción:

Señor mío, ayúdame para que pueda glorificarte y darte las gracias adecuadamente, y para que pueda adorarte del mejor modo.

Traducción:

Tu Señor es Santo y libre de todo lo que Le imputan (los no creyentes), y Él es el Exaltado. Que las bendiciones de Dios sean sobre todos los Mensajeros. Toda alabanza corresponde ciertamente a Al-lah, el Sustentador de todos los mundos.

Ante la insistencia de algunos Compañeros, el Santo Profeta (p.b.D.) prescribió también las siguientes oraciones para la glorificación a Dios. En algunos sectores de la sociedad musulmana, éstas se han convertido en una práctica regular, pero hay que tener presente que no forman parte del precepto obligatorio, por lo que no es esencial su recitación tras las oraciones obligatorias en una mezquita.

  1. La recitación de Subhanal-lah: “Santo es Al-lah, libre de todo defecto”, treinta y tres veces.
  2. La recitación de Alhamdoli-lah: “Toda alabanza pertenece a Al-lah”, treinta y tres veces.
  3. La recitación de Al-lahu Akbar: “Dios es Grandísimo”, treinta y cuatro veces.

 

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