El baño
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

El islam siempre ha alentado y fomentado la utilización del baño. El islam hace hincapié no sólo en la limpieza del alma, sino también en la del cuerpo. En ciertos casos, sin embargo, éste constituye un requisito previo para la observación de cualquier oración regular. Se exponen a continuación las condiciones en que la ablución no se considera suficiente y se requiere el uso del baño:

En el caso de la mujer

a. Después de cada menstruación cuando el flujo de sangre se ha detenido por completo.

b. Después del parto, al término del flujo sanguíneo.

Nota: Durante estos períodos de flujo sanguíneo, las mujeres no han de realizar las oraciones prescritas.

En el caso de hombres y mujeres

a. Después de la eyaculación seminal o el orgasmo, ya sea producido por el coito o por cualquier otra causa. Lo mismo se aplica a las emisiones nocturnas durante el sueño.

b. Tras el contacto sexual entre el hombre y la mujer, por breve que sea, aunque no se hubiera producido eyaculación.

c. Después de la conversión al islam. Todo el que acepta el islam está obligado a tomar un baño para iniciar una nueva vida como musulmán.

Situaciones adicionales en las que el baño es esencial

Todos los recién nacidos deben ser bañados. También han de bañarse los cuerpos de los difuntos antes de la oración del Llanaza. Sin embargo, se exceptúan aquellos que han sido martirizados o matados durante una guerra, o asesinados de otro modo.

Aparte de las ocasiones en las que el baño se convierte en una necesidad, el Santo Profeta (p.b.D.) ha recomendado especialmente el baño cada viernes, durante las celebraciones de Eid y antes de la realización del Hall (Peregrinación a la Meca).

Sería interesante describir aquí el modo en el que el Santo Fundador del Islam (p.b.D.) acostumbraba a bañarse.

Comenzaba el baño con el Wuzu o la ablución, excluyendo el lavado de los pies, que hacía al final. Después derramaba agua al menos tres veces sobre la parte derecha de su cuerpo y después, tres veces sobre la izquierda. Se bañaba tan meticulosamente que cada poro de su cuerpo quedaba perfectamente limpio.

En todas estas condiciones en las que el baño resulta obligatorio no se permite realizar la oración, entrar en la mezquita o recitar el Santo Corán sin un baño previo. Quedan exceptuadas las mujeres durante el período en lo que respecta a la lectura del Santo Corán. Se les permite leer el Santo Corán siempre que no toquen el libro con las manos al descubierto.

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