Un estudio de todos estos movimientos, sin embargo, revela una característica común: que el Estado debe ejercer mucho más control sobre la riqueza nacional y las fuentes de producción de lo que lo ha hecho en el pasado. La experiencia ha demostrado que los viejos sistemas de imposición no permiten al Estado proporcionar un sistema adecuado de alivio y ayuda para los sectores más pobres de la comunidad. Es necesario, por lo tanto, idear nuevos medios por los cuales pueda llegar a ser posible lograr una distribución más equitativa de la riqueza nacional. Se nos puede preguntar qué ha hecho el Islam para lograr este objetivo.
Ya he mencionado la institución del Zakat. Pero cabe preguntarse si el Zakat por sí solo es suficiente, en la actualidad, para proporcionar alimentos, ropa, vivienda, asistencia médica, y alivio a todos los miembros de la comunidad. La única respuesta honestaaestapreguntaesque,enlaactualidad,elZakatensímismo resultaría insuficiente para este propósito. Las responsabilidades de un Estado civilizado han aumentado considerablemente en los últimos años. En el pasado, las principales funciones del Estado eran proveer los medios para la defensa del país, mantener la seguridad interna, establecer instituciones educativas, hospitales y medios de comunicación etc. y embarcarse en actividades benéficas cuya necesidad se manifestaba de vez en cuando. El alivio de la pobreza y el sufrimiento no era considerado como una de las funciones del Estado. Esto se relegó a la caridad privada y a la empresa. Pero la caridad privada y las empresas han fracasado a la hora de tomar las medidas adecuadas para este fin, por lo que la pobreza y el sufrimiento continúan multiplicándose. Ahora se está empezando a reconocer que es el deber del Estado tomar las medidas oportunas en relación con estos asuntos. El Islam ha establecido esta obligación sobre el Estado desde el principio. En estas circunstancias, es necesario explicar si la institución del Zakat puede satisfacer adecuadamente estas demandas, o, en caso contrario, que qué otra disposición tiene el Islam prevista para ello.
Este es un problema importante y tenemos que abordar seriamente este tema para ver su solución. Si no se hubiera afirmado que el Islam hace al Estado responsable de proveer las disposiciones necesarias a este respecto, no nos sentiríamos obligados a encontrar la solución de este problema en la propia enseñanza islámica. El problema podría considerarse como un nuevo problema social para el que se debe encontrar una nueva solución. Pero el problema es tan antiguo como la humanidad, y nosotros aducimos que el Islam es la única religión que ha estudiado como lograr la igualdad práctica entre los ricos y los pobres. Busca atraer tan cerca entre sí a los diversos sectores de la comunidad, que las diferencias de clase acaben por desaparecer, y todos los sectores en la práctica sean capaces de satisfacer sus necesidades en materia de alimentos, ropa, vivienda, salud y educación, de forma adecuada. En estas circunstancias, la solución del problema se debe encontrar dentro de las enseñanzas islámicas. Si el Zakat no realiza una adecuada provisión a este respecto, entonces deberíamos ser capaces de encontrar las disposiciones suplementarias en las enseñanzas islámicas.
El socialismo ha tratado de encontrar un remedio para la disparidad actual en la distribución de la riqueza a través de la participación de los trabajadores en los beneficios de la industria y de la empresa comercial; es decir, defiende que el trabajo debe ser recompensado, no por medio de salarios, sino por la distribución de un cierto porcentaje de los beneficios de cada industria y de cada empresa comercial entre los trabajadores. Pero este principio está destinado a encontrarse con diversas anomalías en la práctica. Algunas compañías pueden generar beneficios mucho mayores que otras, lo que significa que, para un trabajo similar, a los obreros que trabajan en una determinada empresa se les pagará mucho más que a los trabajadores empleados en otra. Esto está destinado a causar problemas. Como en este sistema el salario de un trabajador se determina, no por la cantidad y calidad del trabajo por él realizado, sino por otros factores, muchos de los cuales dependen de la pura casualidad, muy pronto las compañías más exitosas atraerán a los trabajadores más cualificados y más diligentes, y la gente se negará a trabajar en las empresas con menos éxito. Se puede proponer que bajo un sistema socialista se fije un nivel uniforme de salarios adecuados para todos los trabajadores, pero incluso eso no sería una solución, ya que la habilidad y la experiencia en una empresa permitirán que algunas compañías funcionen más rentablemente que otras, y en el caso de estas últimas, poco a poco el costo comenzará a comerse el capital. El problema sólo puede abordarse mediante ganancias competitivas basadas en la habilidad y en el trabajo, complementado por un sistema estatal de ayuda cuando sea necesario. Pero ninguno de los dos medios a los que acabo de hacer referencia funciona sobre esta base.
Otro dispositivo defendido por el socialismo es el control estatal de todas las industrias básicas y empresas como ferrocarriles, minería, energía eléctrica, etc. Pero esto también está abierto a varias objeciones. En cualquier caso, es probable que las medidas descritas varíen de un país a otro, y que el sistema carezca del elemento de universalidad. Algunos países podrán tener éxito en la eliminación de la miseria y la pobreza bajo este sistema, y otros países pueden seguir sufriéndolas.
Cada Estado seguirá siendo sólo responsable de los pobres de su propio territorio. Una vez más, este sistema también tiende a desalentar el talento individual; lo cual, como he intentado explicar, conduce a la decadencia intelectual.
No conozco los detalles del plan que el nacionalsocialismo puede haber propuesto o adoptado para este fin. Sí sé que en Alemania se ha concedido un gran estímulo estatal a los capitalistas y empresarios que contribuyen generosamente a los servicios sociales. Sin embargo, no tengo conocimiento de hasta qué punto el Estado se hace responsable de los individuos, o si, a través de estos medios voluntarios, se hacen llegar recursos adecuados al Estado. En cualquier caso, el plan deja al Estado muy a merced de los principales capitalistas y empresarios.
El sistema bolchevique consiste en que todas las industrias y empresas comerciales importantes deben ser dirigidas por el Estado, y que toda la riqueza excedente derivada de la agricultura u otra ocupación debe ser absorbida por el Estado. Ya he detallado las principales objeciones a este sistema. En pocas palabras, acaba con la iniciativa individual, y está destinado a acabar en el absolutismo. La Revolución Francesa trató de establecer un gobierno popular, pero sólo logró generar a un tirano como Napoleón. Por el contrario, en Rusia el régimen zarista originó el bolchevismo que parece estar actualmente ganando fuerza, pero en poco tiempo dará lugar a un nuevo dictador o gobernante absolutista. Además, ha engendrado una considerable cantidad de amargura en las clases sociales, al perseguir a las clases acaudaladas e intelectuales de la comunidad. El Islam nos plantea un ideal muy diferente. En primer lugar, señala que el confort y la felicidad no tienen el mismo significado que se les ha dado en Europa y América. En estos continentes, se entiende que la comodidad y la felicidad implican una vida llena de lujo y ostentación. El objetivo de los diferentes movimientos igualitarios es conseguir esto para todos. Por el contrario, el Islam busca lograr la igualdad prohibiendo el lujo y la complacencia, incluso en el caso de los ricos. Es cierto que el objetivo que se pretende es la felicidad universal, pero el Islam, al mismo tiempo que alienta la búsqueda de la felicidad, también desea elevar el estándar moral, de modo que una diferencia notable entre los objetivos buscados por estos movimientos y los que apunta el Islam, es que, mientras que estos movimientos buscan extender la felicidad a través del lujo y la complacencia, el Islam desea lograr la igualdad persuadiendo a todos a adoptar modos de vida sencillos. Es por eso que el vino, el baile, etc., están prohibidos en el Islam. En Europa, cuando las clases pobres se quejan de sus dificultades, señalan que mientras que sólo pueden beber un vaso o dos de cerveza al día, los ricos son capaces de beber tanto vino como les apetezca tomar. Este agravio es aceptado como justo y entonces los gobiernos proclaman que ¡tomarán medidas para permitir que los pobres de sus países beban más vino y cerveza! En contra de esto, el Islam diría: “Vuestra queja es justa, pero el remedio es que ni a los ricos ni a los pobres se les permitirá beber vino o cerveza, porque este hábito es perjudicial tanto para el cuerpo como para el alma”. De igual manera, los pobres se quejan de que los ricos tienen muchas facilidades para acudir a bailes y fiestas, mientras que los pobres se ven privados de este placer. La respuesta de los que están en el poder es que también deben proporcionarse salones de baile para los pobres, y que los ricos deben contribuir a este propósito. El Islam diría que el baile conduce al deterioro moral, y que la igualdad se consigue, no dando facilidades para bailar a los pobres, sino prohibiendo el baile por completo, para que los estándares morales de la comunidad no se deterioren y progrese la verdadera cultura y la civilización.