CAPÍTULO 2 LA SENTENCIA
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
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Pruebas circunstanciales

En cierta ocasión tuvo lugar una gran controversia entre un grupo de musulmanes y un grupo de cristianos, respecto

a la muerte “maldita” de Jesús en la Cruz y su resurrección. Los musulmanes consideraban la muerte “maldita” como un gran insulto a Jesús, uno de los grandes Mensajeros de Dios, y los cristianos la consideraban un don divino para la humanidad. Sucedió que los cristianos demandaron en un tribunal a los musulmanes, y la causa fue oída por dos jueces independientes del más alto nivel. Después de la audiencia, dictaron la sentencia siguiente.

Un cristiano (C) contra un musulmán (M). Causa: la muerte de Jesús y su resurrección.

He aquí un juicio en cuanto a un importante acontecimiento histórico. El demandante (C) inició este juicio el 8 de abril contra M, el cual negaba la muerte maldita de Jesús. Al oír los alegatos de las partes, se plantearon las siguientes preguntas para el juicio.

  1. ¿Murió Jesús en la Cruz?
  2. ¿Resucitó de entre los muertos?
  3. ¿Resucitó con un cuerpo astral o con un cuerpo de carne y hueso?

El juicio duró dos días, durante los cuales las partes interesadas defendieron sus opiniones. Después de haber oído a ambas partes, y examinados los pros y los contras, ofrecemos aquí nuestra sentencia imparcial. La prueba presentada por C para defender su posición consiste en cuatro documentos escritos, respecto a los cuales C afirma que han sido escritos por testigos oculares, a saber, los santos Mateo, Marcos, Lucas y Juan, ayudados por la inspiración del Dios Omnisciente. Sin embargo, al ser examinados, estos documentos no resultan legales. No llevan las firmas de los testigos, ni contienen prueba de haber sido escritos bajo la inspiración divina. No obstante, dado que son considerados como los documentos más antiguos relacionados con el litigio, no podemos ignorarlos totalmente. Veamos hasta qué punto nos ayudan a decidir sobre los temas antes citados.

LAS PREGUNTAS:

 Las tres cuestiones están tan íntimamente relacionadas que han de ser decididas al mismo tiempo. Las pruebas de C respecto a estas cuestiones son muy contradictorias. Los cuatro testigos difieren entre ellos no solo en cosas triviales sino también en cosas importantes. He aquí los puntos más importantes en que difieren:

  1. El traidor y sus cómplices.

Mateo y Marcos dicen que fue Judas (el que traicionó a Jesús) acompañado de una gran multitud de parte de los sa- cerdotes y ancianos del pueblo, quien acudió a Getsemaní. Pero Lucas dice que fueron los jefes de los sacerdotes, los

capitanes del templo y los ancianos los que acudieron a arrestar a Jesús30.

  1. ¿Cómo fue arrestado Jesús?

Mateo, Marcos y Lucas dicen que Judas dio a la multitud un signo diciendo: “A quien yo bese”, él es; arrestadlo. E inmediatamente acudió a Jesús y le dijo: “Salve, maestro”, y lo besó. Jesús le dijo: “Amigo ¿de dónde vienes? “Entonces ellos pusieron sus manos sobre Jesús y lo arrestaron31”.

Pero Juan narra de forma muy diferente este arresto. Según él, al llegar Judas con un grupo de hombres, Jesús, por su propia voluntad, se adelantó y les dijo: “¿A quién buscáis?” Ellos le respondieron: “A Jesús de Nazaret”. Jesús contestó: “Yo soy”. Y Judas estaba también con ellos. Una vez dicho esto, retrocedieron y cayeron al suelo. Jesús les repitió la pregunta y ellos volvieron a decirle su respuesta. Jesús dijo: “Os he dicho que yo soy. Si, por tanto, me buscáis, dejad a estos que se vayan”. Entonces Pedro cortó la oreja derecha del criado del sumo sacerdote. Entonces se apoderaron de Jesús y lo ataron32.

  1. El momento del ataque de Pedro.

Lucas y Juan dicen que la oreja del criado del sumo sacer- dote fue cortada antes del arresto de Jesús, pero Mateo y Marcos dicen que fue cortada después.

  1. El final de Judas.

Mateo dice que Judas se arrepintió, y devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y a los ancianos, quienes se negaron a aceptarlas, en cuyo momento las tiró en el templo, y fue, y se colgó. Los jefes de los sacerdotes y los ancianos se reunieron en consejo y compraron con la suma el campo del alfarero para enterrar a los extranjeros. Por tanto, el campo fue llamado “el campo de la sangre”33.

Los otros tres no dicen nada sobre este punto, pero en Los Hechos de los Apóstoles, que se suponen fueron escritos por Lucas, leemos que dijo Pedro: “Que el mismo Judas compró aquel campo con la recompensa de la iniquidad y, cayendo de cabeza se reventó por medio y se derramaron todas sus entrañas”

  1. El que llevó la Cruz.

Mateo y Marcos dicen: “Un hombre de Cirene, de nombre Simón, fue obligado a llevar su Cruz hasta un lugar llama- do Gólgota, esto es, el lugar de la calavera”35.

Juan cuenta que fue el mismo Jesús el que llevó la Cruz acudiendo al lugar llamado el lugar de la calavera36.

  1. La inscripción de Jesús. Además, estos cuatro testigos no están de acuerdo al citar la breve inscripción que, como ellos dicen, fue puesta sobre la cabeza de Jesús al ser cruci- ficado:

-Mateo: “Este es Jesús, el Rey de los judíos”. [27:37]

-Marcos: “El Rey de los judíos”. [15:26]

-Lucas: “Este es el Rey de los judíos”. [23:38]

-Juan: “Jesús de Nazaret, Rey de los judíos”. [19:19]

  1. Los otros dos crucificados.

Mateo y Marcos dicen que los ladrones que fueron crucifi- cados con Jesús se burlaron también de él. Pero Lucas dice que uno de ellos se burló de él, pero el otro lo recriminó diciéndole: “¿No tienes temor de Dios? Y le dijo a Jesús: “¡Señor! Acuérdate de mí cuando llegues a tu reino”; y Jesús le prometió que aquel mismo día estaría con él en el Paraíso37. Y Juan ni siquiera dice una palabra sobre esta importante conversación entre los crucificados.

  1. El momento de la crucifixión.

Marcos dice: “Era (la hora tercia) cuando lo crucifica- ron38”. Pero Juan dice que era alrededor de la (hora sexta) cuando Pilato entregó a Jesús a los judíos39. Mateo y Lucas solo mencionan que, a partir de la hora sexta, hubo una gran oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona.

  1. ¿Cómo entregó Jesús su espíritu?

Mateo: “Cuando Jesús hubo gritado otra vez con una fuerte voz, entregó el espíritu40.”

-Marcos: Él gritó con una fuerte voz y entregó su espíri- tu”41.

-Lucas: “Después de gritar con una voz fuerte, dijo: “Padre, en Tus manos encomiendo mi espíritu”; y habien- do dicho esto, entregó su espíritu”.42

-Juan: “Cuando Jesús había recibido ya el vinagre, dijo: “Todo está consumado”, inclinó su cabeza y entregó su espíritu”.43

  1. ¿Cuándo dijo el centurión que Jesús era un hombre justo e hijo de Dios?

Mateo: “El centurión y los que estaban con él, viendo el terremoto y las demás cosas sintieron un gran temor y dijeron: “En verdad, éste era el Hijo de Dios”.44

-Marcos: “El centurión, cuando vio que Jesús gritó así y entregó su espíritu, dijo: “En verdad, este hombre era el Hijo de Dios”.45

-Lucas: Glorificó a Dios diciendo: “Ciertamente este era un hombre justo”.46

  1. ¿Quién era José de Arimatea?

Mateo dice que era discípulo de Jesús.

-Marcos y Lucas dicen que era un consejero honorable que esperaba también el Reino de Dios.

-Juan dice que era discípulo de Jesús, pero en secreto por temor a los judíos.

  1. Sepultura del cuerpo.

El rico José de Arimatea acudió a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús, y Pilato, sin hacer una sola pregunta, como afirman Mateo y Juan, y después de preguntar al centurión sobre la muerte de Jesús, según dicen Marcos y Lucas, le permitió llevarse el cuerpo. Entonces, él solo lo envolvió en un sudario de lino, y lo colocó en una tumba nueva de su propiedad que había excavado en la roca, tal como dicen Mateo, Marcos y Lucas; y él y Nicodemo juntos, según dice Juan, lo pusieron en el sepulcro.

También difieren en cuanto a los acontecimientos relacionados con la resurrección de Jesús que siguió a la crucifixión.

  1. ¿Quién acudió primero al sepulcro, y cuándo?

Mateo dice que cuando comenzó a anochecer, al primer día de la semana, María Magdalena y la otra María vinieron a ver el sepulcro (28:1).

-Marcos dice: En la madrugada, al salir el sol (16:2).

-Lucas dice: Por la mañana, muy temprano (24:1).

-Juan relata: En la madrugada, cuando aún estaba oscuro (20:1).

Después, Mateo (28:1) y Marco (16:1) dicen que había dos Marías, y Lucas (24:10) dice que estaba María Magdalena y Joanna, y María, la madre de Jaime, y otra mujer.

Sin embargo, el relato de Juan es que María Magdalena vino sola (20:1).

  1. El terremoto y el ángel.

Mateo 28:2 nos dice: “Y he aquí que hubo un gran terremoto ya que el ángel del Señor bajó del cielo, llegó, e hizo rodar la piedra de la puerta, sentándose sobre ella”.

Los otros tres no dicen nada sobre este fenómeno natural del terremoto, ni de rodar la piedra y sentarse en ella. Según sus narraciones, no había nadie sentado en la piedra. Marcos (16:4–5) dice que cuando las dos

Marías acudieron encontraron que la piedra había sido ya apartada. Y entrando en el sepulcro vieron a un hombre joven sentado a la derecha, y se asustaron. Lucas (24:4) dice que había dos hombres, no sentados sino de pie. Y Juan (20:12) dice que había dos ángeles, ambos sentados en el sepulcro, uno a la cabecera y otro a los pies.

  1. ¿Quién llevó la noticia de la resurrección de Jesús? Mateo (28:6) dice: “El ángel que estaba sentado en la pie- dra informó a las dos Marías diciéndoles: “No está aquí;

ha resucitado”. Marcos (16:6) dice: “Los hombres sentados dentro del sepulcro les dijeron lo mismo”.

Lucas (24:4–6) dice: “Los dos hombres permanecieron de pie mientras las mujeres estaban dentro del sepulcro y se asombraron de no encontrar el cuerpo, y les dijeron: “No está aquí, sino que ha resucitado””.

Pero Juan (20:1–15) cuenta una historia totalmente diferente. Dice: “Cuando María Magdalena vio la piedra retirada del sepulcro corrió y llegó donde estaba Pedro y el otro discípulo a quien Jesús quería, y les dijo: ´Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto. Ellos corrieron al lugar y uno tras otro entraron al sepulcro y vieron las vendas en el suelo y el sudario que

cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. Habiendo visto esto, volvieron a casa. Pero María permaneció junto al sepulcro llorando, y, mientras lloraba, se inclinó hacia el sepulcro y vio a dos ángeles de blanco, sentados, quienes le preguntaron: “¡Mujer! ¿Por qué lloras?”. No había hecho más que contestar cuando se volvió y vio a Jesús de pie, y lo tomó primeramente por el hortelano, y solo lo conoció cuando le habló”.

  1. El mensaje de Jesús y quién lo entregó.

-Mateo (28:5-10) dice que el ángel sentado en la piedra les dijo a las dos Marías: “Id rápidamente y decid a los discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí que os precederá a Galilea, y allí lo veréis. Ya os lo he dicho”.

Cuando se encontraban de camino, Jesús se reunió tam- bién con ellas y les transmitió el mismo mensaje.

-Marcos (16:7) dice que el hombre sentado en el sepulcro les entregó el mismo mensaje.

-Lucas no menciona que los dos hombres dieran mensaje alguno a los discípulos.

-Juan (20:17), sin embargo, dice que el mismo Jesús pidió a María que dijera a sus hermanos: “Subo a mi padre y a vuestro padre, a mi Dios y a vuestro Dios”.

  1. ¿Transmitieron ellos el mensaje?

Mateo no dice nada sobre ello, pero del versículo 16, capítulo 28, se deduce que transmitieron el mensaje. Pero Marcos dice que se fueron rápidamente y huyeron temblando asustados, no diciendo nada a nadie porque estaban aterrorizados.

Lucas dice que las mujeres dijeron a los discípulos que Jesús había resucitado, y Juan dice que María les informó de lo que Jesús le había dicho.

  1. ¿Cómo recibieron la noticia?

-Mateo no dice nada al respecto.

-Marcos escribe: “Cuando oyeron que estaba vivo y que ella lo vio, no la creyeron”.

-Lucas dice: “Sus palabras les parecieron cuentos ociosos, y no les creyeron”.

-Juan no dice nada sobre este punto.

  1. ¿Dónde se reunió Jesús por primera vez con ellos?

Mateo dice (que en cuanto oyeron el mensaje): “Los once discípulos se fueron a Galilea, a una montaña, que Jesús les había indicado. Y cuando lo vieron, lo adoraron, pero algunos dudaron” (28:16–17).

-Marcos dice: “Primero se apareció a María (16:9), des- pués se apareció en otra forma a dos de ellos, y después se apareció a los once cuando estaban sentados para comer y les recriminó su incredulidad y dureza de corazón, porque no creyeron a los que le habían visto después de resucita- do” (16:14).

-Lucas (24:33–36) contradice claramente a Mateo, ya

que dice que Jesús se reunió con sus once discípulos en Jerusalén al anochecer del mismo día en que resucitó.

-Juan corrobora a Lucas, diciendo que Jesús acudió inespe- radamente al lugar en el que sus discípulos estaban reuni- dos “por temor a los judíos”.47

De estos ejemplos, tomados de las declaraciones de los cuatro testigos del demandante, llegamos a la siguiente conclusión:
  • Estas declaraciones no pueden ser descritas como la palabra de Dios, ni pueden haber sido inspiradas por
  • Ninguna de las cuatro narraciones nos parece la exposición de un testigo ocular, ni siquiera una historia basada en fuentes Por ejemplo, uno dice que en el momento del arresto de Jesús estaban presentes los jefes de los sacerdotes y los ancianos, y el otro lo niega. Uno afirma que Jesús indicó una montaña de Galilea en la que se reuniría con ellos, y allí se reunieron. El otro dice que la reunión tuvo lugar en Jerusalén. Estas narraciones no pueden haber sido escritas por los discípulos, ya que ellos sabían dónde tuvo lugar la reunión, porque los dos dicen que los once discípulos estaban presentes en la reunión. De igual manera, unos afirman que Judas, el que traicionó a Jesús, hizo saber al grupo quién era Jesús besándole la mano, mientras que otro lo niega cuando dice que fue el mismo Jesús quien se dio a conocer a ellos.

En consecuencia, sus pruebas son contradictorias. Declaramos, pues, sin lugar a duda, que estas narraciones no son exposiciones de testigos oculares, sino que se basan en informaciones de otros, sin citar siquiera la fuente de la información. Su afirmación de que Jesús murió en la Cruz y que resucitó de los muertos no puede tomarse como auténtica, aunque supusiéramos que los autores fueran los discípulos de Jesús en el momento de su detención, ya que abandonaron a Jesús y huyeron. Pedro, el que lo siguió hasta el palacio de los jefes de los sacerdotes, es acusado por las cuatro narraciones de mentir voluntariamente tres veces. Según estas exposiciones, ninguno de los discípulos de Jesús estaba presente en el momento de su presunta muerte, ni en el momento en que ocurrió su presunta resurrección. No tenemos, pues, otra opción que la de afirmar que las pruebas son insuficientes para demostrar los puntos importantes, de los cuales, según afirma el demandante, depende la salvación del mundo.

Ahora presentamos brevemente los puntos principales de la declaración del demandado defendiendo a Jesús de la acusación de una muerte maldita y afirmando que estaba inconsciente cuando fue bajado de la Cruz48.

  1. La suspensión durante tres horas no era suficiente para causar la muerte. A veces el crucificado no moría hasta el tercer día. Pilato se extrañó de que Jesús hubiera muer- to tan pronto50. Su extrañeza se debía a su experiencia de que el tiempo transcurrido no era suficiente para causar- le la Tanto Pilato como José y el centurión, los tres eran simpatizantes de Jesús. Naturalmente deseaban salvarlo de la muerte.
  2. Los dos ladrones que permanecieron en la Cruz el mis- mo espacio de tiempo que Jesús se hallaban ambos vivos, y para matarlos hubieron de romperles las piernas, mien- tras que Jesús se libró de este suplicio.
  3. Cuando el soldado, con una lanza, le perforó el costado derecho, salió inmediatamente sangre y agua, como muestran los cuadros antiguos; lo cual es un signo segu- ro de vida y de circulación de la
  4. Después de ser bajado de la Cruz, su cuerpo no fue en- tregado a sus enemigos, sino a sus amigos.
  5. La prisa con la que sus amigos se apresuraron a conse- guir su cuerpo delata el deseo por su parte de salvar a quien aparentemente no habían aún dado por
  6. Las medidas tomadas por los judíos para colocar a una guardia en su sepulcro, pone en evidencia que no esta- ban seguros de su muerte. De haber estado seguros, no les habría importado que sus discípulos robasen el cuer- La razón dada: “no sea que sus discípulos acudan de noche y lo roben y digan al pueblo: Ha resucitado de entre los muertos”54 es ridícula porque podrían haber dicho que si resucitaba debería mostrarse al público, y de esta manera lo podrían arrestar de nuevo. La verdadera razón de su exigencia de que se colocara una guardia era que no estaban seguros de su muerte.
  7. Pilato no quería que Jesús fuera crucificado, y nada le habría agradado más que verlo En realidad, prestó su ayuda indirecta y secreta para salvar a Jesús. La visión de su esposa debió inducirlo a hacer todo lo que estaba a su alcance para librar Jesús de sus enemigos.
  8. Los soldados y el centurión que se abstuvieron de ase- gurarse de la muerte de Jesús quebrando sus piernas, así como los soldados que presuntamente se quedaron dor- midos durante su guardia, debieron haber sido, al igual que su gobernador, simpatizantes de Jesús.
  9. La tumba en la que se colocó a Jesús, excavada en la roca, era como una habitación en la que podían permanecer varios hombres sin asfixiarse. Pertenecía a un amigo de- voto que debió cuidarlo hasta devolverle la conciencia y la

El domingo, el día siguiente al sábado, los judíos ya se sentían libres para visitar el lugar. Pero en la madru- gada, cuando aún estaba oscuro, Jesús no estaba ya allí. La piedra había sido rodada y el cuerpo no estaba en el sepulcro. Poco después fue visto por María la cual, al principio, lo tomó por el jardinero.55 Probablemente se disfrazó con la ropa del jardinero para que no fuese re- conocido por los judíos, que lo hubieran vuelto a arres- tar y crucificar de nuevo.

  1. Envió a sus discípulos un mensaje para que se dirigieran a las provincias distantes de Galilea, diciéndoles que

les precedería y allí los vería. Abandonó Jerusalén a toda prisa, ya que sabía que los judíos descubrirían muy pronto que había abandonado la tumba y empezarían a buscarlo.

  1. Tomó todas las precauciones para evitar un nuevo arresto por los judíos. Solo se reunió con sus discípulos, no de forma abierta, sino en secreto, o fuera de lugares Ni siquiera entonces permaneció mucho tiempo con ellos; no hizo ninguna aparición pública, y padeció hambre y sed. Cuando se reunió con sus dis- cípulos preguntó si podían darle algo de comer, y comió en su presencia. A los discípulos, que lo consideraban un espíritu, les dijo: “He aquí mis manos y mis pies, soy yo mismo, tocadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo.”

A Tomás, que dudaba que los otros discípulos lo hubie- ran visto, le pidió que pusiera sus dedos en las heridas dejadas por los clavos60.

El “ungüento de Jesús” o “ungüento de los Apóstoles” fue preparado para Jesús por sus discípulos para curarle las heridas.

Todos estos factores demuestran claramente que salió del sepulcro con su cuerpo físico herido. Después de comparar estas pruebas con las ofrecidas por C, encontramos que la posición de M es más razonable y merece ser aceptada. Como resultado de nuestros hallazgos declaramos que el demandante C, al no haber presentado una prueba segura y convincente, ha fracasado en la defensa de su causa. En consecuencia, decidimos que no hay prueba alguna de la muerte de Jesús en la Cruz. Por lo tanto, no pudo haber resucitado de entre los muertos. Una persona razonable puede leer entre las líneas de las declaraciones contradictorias de los cuatro testigos del demandante, que Jesús, al ser descendido de la Cruz, no estaba muerto, sino que se había desmayado. Más tarde se recuperó y salió del sepulcro con su cuerpo humano. El demandante Cno ha conseguido responder a la pregunta de si Jesús salió con un cuerpo espiritual ¿dónde quedó su cuerpo mortal?

Tampoco ha podido responder a la pregunta de que si Jesús no fue ayudado por sus amigos ¿de quién obtuvo la ropa con la que se apareció a María Magdalena cuando lo tomó por el jardinero? Tenía algunas prendas. ¿De dónde procedían? Sus propias vestiduras habían sido echadas a suerte por los soldados, y las vendas y el sudario estaban en la tumba. Además, los dos testigos oculares ( José de Arimatea y Nicodemo) que se llevaron el cuerpo y lo colocaron en la tumba, y vieron lo que sucedió después, no han sido citados por el demandante para ser interrogados y los cuatro documentos escritos no contienen dato alguno de que ambos creyeran que Jesús hubiera resucitado de entre los muertos.

No tenemos pues otra opción sino la de rechazar su causa, lo que hacemos por la presente.

(Firmado): X. Y.                           (Firmado) A.Z.

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