XVI EXHORTACIONES FINALES
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
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La Conferencia Anual de 1911 se celebró del 26 al 29 de diciembre. Hazrat Jalifatul Masihra se dirigió a la Conferencia durante dos horas y media en la tarde del 27 de diciembre. Su discurso fue el siguiente:

¡Oh, vosotros, los que creéis! temed a Al’lah como debe ser temido; y no permitáis que os llegue la muerte si no estáis sometidos. Y aferraos fuertemente todos juntos, a la cuerda de Al’lah y no os dividáis; y recordad el favor de Al’lah que Él os concedió cuando erais enemigos y cómo Él unió vuestros corazones en el amor, para que con Su gracia os hicierais como hermanos; estabais al borde de un abismo de fuego y Él os salvó. Así os explica Al’lah Sus mandamientos, para que seáis guiados. Y que surja de entre vosotros un grupo de hombres que invite a la bondad, imponga la justicia y prohíba la maldad. Ellos serán los bienaventurados. Y no seáis como aquellos que se separaron y disputaron entre sí después de que les llegaran pruebas evidentes. Y sobre ellos caerá un gran castigo. (3: 103-106)”.

En el curso de su intervención, hizo hincapié en algunos puntos que pueden resumirse de la siguiente manera:

¿Cuál es vuestro deber para con Al’lah? Es adherirse a las verdaderas doctrinas; vuestra conducta debe conformarse a ellas y debéis ser justos. La rectitud protege contra el sufrimiento y otorga consuelo. Una persona justa está libre de todas las limitaciones. Es el amado de Dios a quien le provee de maneras inconcebibles. Sus oraciones son aceptadas, y se le otorga el triunfo sobre sus enemigos que acaban siendo arruinados. Las puertas del conocimiento divino se abren para una persona justa. Por lo tanto, mi primera advertencia es: sed justos, sed justos, sed justos por la causa de Al’lah. Sed verdaderamente obedientes a Al’lah, y que vuestro mayor propósito sea obedecerle a Él. Tal obediencia es una recompensa maravillosa. Abrahamas, el gran Patriarca, fue considerado digno de todas las bendiciones a causa de dicha obediencia, tal como se dice: Cuando su Señor le dijo “sométete”, él contestó: “Me he sometido al Señor de los mundos” (2: 132). Por lo tanto, si vosotros también deseáis ser favorecidos con las bendiciones celestiales, sed justos. La verdadera justicia brota en un verdadero musulmán; por lo tanto sed musulmanes, y permitid que la muerte os encuentre siendo musulmanes.

Luego unios todos juntos, y con vuestra fuerza combinada agarraos rápidamente a la cuerda de Al’lah, y no os dividáis. Os recito el versículo una vez más: Sujetaos fuertemente, todos juntos, a la cuerda de Al’lah, y no os dividáis. Aferraos a la cuerda de Al’lah, todos juntos, y no la soltéis. En el Islam la cuerda de Al’lah es el Sagrado Corán. Los arios, los brahmanes, los sanatanistas, los cristianos, los ateos y los paganos están tirando de esta cuerda con todas sus fuerzas, y desean alejarla forzosamente en su dirección. Por otro lado vosotros afirmáis estar aferrados a esta cuerda de Al’lah. No permitáis que esta afirmación quede vacía. Extended toda vuestra fuerza combinada con firmeza, y agarraos con fuerza, no sea que los opositores del Islam os aparten de ella. Mantenerse firmes significa que debéis hacer que el Corán sea vuestro código y guía. Todos los aspectos de vuestras vidas deben estar subordinados a él. Todos vuestros asuntos, cada movimiento y estado de calma deben ser regulados por este Libro Santo de Dios, que es curación y luz. Os transmito una vez más el mandato de Al’lah, escuchad con atención: manteneos firmes, todos juntos, unidos a la cuerda de Al’lah y no os dividáis.

¡Tened cuidado! No os dividáis. ¿Sabéis cuál será la consecuencia, si os dividís? Esta cuerda se deslizará de vuestras manos, y perderéis toda la fuerza, tal y como Al’lah, el Exaltado ha dicho: No disputéis mutuamente, no sea que flaqueéis y perdáis el poder (8:47). Seréis perjudicados, vuestra fuerza será consumida y vuestros enemigos triunfarán sobre vosotros.105

¡Escuchad! Soy el Jalifatul Masihra, y Dios me ha hecho Jalifa. No tenía ningún deseo de ser Jalifa, pero ahora que Dios me ha investido con este manto, me disgusta profundamente cualquier tipo de disensión. No quiero que os involucréis en los conflictos. Quiero eliminar todas las causas de desacuerdo. No podéis imaginar cómo me aflige la mera idea de la disensión en la comunidad. No sois conscientes de esta agonía: no tenéis ni idea de ello. Deseo, y todo depende de la gracia de Dios, no oír hablar de ningún conflicto o división entre vosotros, y poder testificar con mis propios ojos que vosotros sois la ilustración práctica de la orden Divina: Sosteneos firmemente, todos juntos, de la cuerda de Al’lah, y no os dividáis.

Repito, aquellos que están presentes que escuchen y lo comuniquen a los demás: evitad las disputas. Después de que yo muera tendréis muchas ocasiones para la discusión. Tal vez imagináis que me he convertido en Jalifa fácilmente, como Abu Bakrra. No tenéis idea de la realidad, ni podéis imaginar la carga de responsabilidad que ha sido depositada sobre mí, y la ansiedad que me ocasiona. Es por la gracia pura de Dios por la que he sido capaz de llevar esta carga. Ninguno de vosotros puede estimarla correctamente, y mucho menos llevarla.

¿Puede aquel que tiene que cuidar a cientos de miles de personas dormir cómodamente?

De pie en esta mezquita, con el Corán en la mano, llamo a Dios como testigo que en ningún momento he tenido el menor deseo de convertirme en un preceptor espiritual. Pero nadie conoce el plan de Dios. Hizo lo que Él quiso. Él os unió a mis manos, y Él mismo, y no ninguno de vosotros, me invistió con la túnica del Jilafat. Es mi deber honrarla y respetarla. No deseo de vosotros dinero ni cualquier otra cosa. No me importa si alguno de vosotros me saluda o no. Hasta el pasado abril solía hacer llegar las donaciones personales que me enviabais, a Maulwi Muhammad ‘Ali, pero alguien le engañó y dijo que estos regalos pertenecían al Anyuman, y él, como Secretario del Anyuman, era su custodio. Entonces dejé de enviarle este dinero, buscando el agrado de Dios, para ver qué hacían al respecto. Los que piensan así están equivocados y han sido culpables de una falta de respeto. Deben arrepentirse; repito, deben arrepentirse. Si no se arrepienten se encontrarán en una condición verdaderamente terrible.

Ahora, separo las donaciones que me hacen a nivel personal, y las distribuyo para ganar el placer de Al’lah. No dependo de vosotros para mis necesidades personales, ni para las necesidades de los miembros de mi familia, pues Dios nunca me ha hecho depender de nadie; Él me provee ampliamente de Sus tesoros ocultos. Además, todavía puedo ejercer la profesión que Él me ha enseñado. Recordad, y repito, que no necesito vuestro dinero, ni os lo pido. Si me enviáis algo, lo gasto para ganar el agrado de Al’lah, como considere necesario. Además, ¿qué podría haber suscitado en mí el deseo de convertirme en un preceptor espiritual? Dios hizo lo que quiso, y ni vosotros ni nadie puede hacer nada al respecto. Por lo tanto, educaos para respetar el plan de Dios; esa es la manera de ganar las bendiciones de Dios. Esto también constituye una cuerda de Al’lah, en la que ha unido vuestros elementos dispersos. Aferraos a ella firmemente.

Tened en cuenta que no tenéis autoridad para eliminar al Jalifa. Si percibís algo en mí que estimáis como una falta, hacédmelo saber respetuosamente. Es Dios quien nombra a un Jalifa; No es asunto de los hombres. Dios hizo a Adánas un Jalifa, y también a Davidas; Al’lah ha prometido a aquellos de vosotros que crean y hagan buenas obras, que en verdad les hará Sucesores en la tierra, tal como nombró Sucesores de entre quienes existieron antes que ellos. (24:56); Él os ha hecho a todos vosotros también Jalifas. Si he sido elegido Jalifa, es por obra de Dios de acuerdo con Su sabiduría y para vuestro beneficio. Nadie tiene poder para quitar a un Jalifa que ha sido designado por Dios.

Por lo tanto, ninguno de vosotros tiene la autoridad o el poder de destituirme. Si Dios desea quitarme, Él me hará morir. Es mejor que dejéis este asunto en las manos de Dios; pues no tenéis el poder de eliminarme. No estoy obligado a ninguno de vosotros. Miente quien dice que me ha hecho Jalifa. Me duele cuando oigo decir que ésta es la era de las constituciones y los parlamentos; que Irán, Portugal y Turquía han creado parlamentos todos ellos. Afirmo que quien considere este Movimiento como parlamentario y constitucional debe arrepentirse de su error. ¿Qué tipo de consuelo han conferido los parlamentos a Irán y a los demás? Muchos fueron destruidos bajo el dominio de Muhammad ‘Ali Shah, y sus sucesores están recibiendo ultimátums. ¿Han dormido los turcos en paz después de establecer un parlamento?

Os recuerdo una vez más que está claramente establecido en el Sagrado Corán que es Dios quien designa a los Jalifas. Cuando Él nombró a Adánas, dijo: “Estoy a punto de designar un vicario (Jalifa) en la tierra.” (2:31). Los ángeles plantearon objeciones, pero ¿qué beneficio obtuvieron de ellas? Leed el Corán y observad. Si ése fue el caso con los ángeles, y ellos tuvieron que confesar:

¡Santo eres! No sabemos nada, excepto lo que Tú nos has enseñado (2:33); Entonces, ¿quiénes sois vosotros para criticarme? Será mejor que os miréis en vuestros espejos. Recuerdo bien a alguien diciendo: Se ha establecido un parlamento en Irán; es la edad de las constituciones. Tales sentimientos son desleales e irrespetuosos. Aquellos que pensaban así fueron testigos de las consecuencias del constitucionalismo, por la ira de Dios, en el propio Irán. Repito que ahora deben arrepentirse.106

Me envían dinero y ropa para los huérfanos y los indigentes. El dinero lo mando a Maulwi Muhammad ‘Ali, siguiendo la directiva: No os acerquéis a los bienes del huérfano (6: 153). Entre la ropa, a veces se reciben artículos costosos. Le dije a mi esposa que vendiera esos artículos, y con esos ingresos obtuviera ropa de talla media para poder ayudar así a un número mayor de personas que lo necesiten. Mi esposa me preguntó si podía comprar algunos artículos ella misma. Le dije que no podía, pero que las mujeres que no estaban relacionadas con nosotros podían comprar esos artículos. Con frecuencia hay casos de matrimonios de gente muy pobre, y las novias tienen que ser provistas de algunas ropas y adornos. Luego hay dinero que me dicen que lo gaste a mi discreción, o de alguna manera, para que el beneficio espiritual lo reciba una persona fallecida. Recibo dinero también para caridad en general. Algunos son asignados por el donante específicamente para mi beneficio personal, y sé que esto se hace por el diseño especial de Dios.

No hablo de todo esto en mi defensa. Al’lah sabe bien que no le otorgo ningún valor a vuestra aprobación, desaprobación o rechazo hacia mí. Lo digo para que ninguno de vosotros se vuelva culpable de pecar al caer víctima de sospecha. No necesito vuestro dinero. Incluso en la vida del Mesías Prometidoas recibí ciertas cantidades de dinero y lo acepté. Os digo esto por la misma razón por la que os deseo el bien. No tengo el menor temor de ninguno de vosotros; sólo le temo a Dios. No penséis mal. Si estoy en un error, dejadme en mi error. A esta edad, si no he aprendido del Sagrado Corán, ¿qué me vais a enseñar? Mi condición es tal que si permanezco sentado, mis pies me empiezan a doler; me levanto para dirigirme a vosotros porque el Santo Profetasa entregó sus directivas de pie. Entonces escuchadme por el bien de Dios, mientras os comunico Su mandamiento, no el mío: Sujetad fuertemente, todos juntos, la cuerda de Al’lah, y no os dividáis.107

Hablando con un paciente el 11 de junio de 1912, Hazrat Jalifatul

Masihra dijo:

“En cada profesión se puede establecer un programa, excepto en la profesión de la medicina.

Un constructor puede comprometerse a completar una

estructura dentro de un período específico; un empleado

puede prometer preparar una declaración en un número de días; un sastre puede decir que entregará un traje un cierto día; pero un médico no puede decir que curará a un paciente en un cierto período de tiempo, aunque algunos médicos estúpidos hacen a veces tales declaraciones. Un buen médico no se atreve a hacer una declaración como esta. A veces obtengo medicamentos de China, pero soy tan cuidadoso que todavía no he probado en un paciente ninguno de los varios medicamentos que he obtenido después de un gran esfuerzo y a un alto costo, porque ningún médico me ha relatado todavía el resultado de su propia experiencia con ellos, ni el método de uso. Nunca prescribo hierbas medicinales o medicamentos que no sean fáciles de conseguir”.108

El Mesías Prometidoas prometió a Shaij Rahmatul’lahra de Lahore que pondría los cimientos de un edificio que estaba contemplando erigir en Lahore, pero el Mesías Prometidoas falleció antes de que surgiera la ocasión. En junio de 1912, Shaij Rahmatul’lahra le pidió a Hazrat Jalifatul Masihra llevar a cabo la promesa del Mesías Prometidoas, que él aceptó prestamente cumplir. Fue a Lahore el 15 de junio y realizó la ceremonia la misma tarde después de un breve discurso, durante el cual dijo:

“Mi maestro y mi benefactor había prometido a Shaij Sahib que él pondría la primera piedra de su edificio con su propia mano, pero fue el designio de Dios que su promesa fuera llevada a cabo por un siervo suyo. Shaij Sahib me escribió para que yo acudiera para ese propósito. No estoy bien, y sufro de dolor en algunos de mis miembros, pero estaba ansioso por cumplir la palabra de mi amado maestro.

Se han erigido y se están erigiendo varias estructuras nuevas alrededor de esta parcela, pero tenemos un interés especial en esta estructura propuesta, tanto a nivel personal como comunitario. El interés personal es que el difunto Hazrat Mirza Sahibas había prometido establecer sus cimientos, y un siervo suyo debe cumplir su promesa. El interés comunitario es que nuestra comunidad también tenga una participación en este edificio. Los miembros de la comunidad deben orar fervientemente para que el resultado final sea bueno, y los residentes de este edificio y los que lo administran, sean justos y amen la virtud.

He dicho que toda la comunidad tiene interés en este edificio. Espero que todos vosotros oréis fervientemente para que Al’lah se complazca en bendecirlo, y que los hijos de Shaij Sahibra, quien tanto nos quiere, puedan querernos como él. Ahora pondré un ladrillo con mis oraciones, y después Sahibzada Mirza Mahmud Ahmadra, Bashir Ahmadra, Sharif Ahmadra y Nawab Muhammad ‘Ali Janra pondrán un ladrillo con sus oraciones”.109

Tras la visita previa a Lahore de Hazrat Jalifatul Masihra, se

había construido una mezquita en los edificios áhmadis. Tan pronto como llegó a Lahore el 15 de junio, se dirigió a la mezquita, ofreció dos Rak’as de oración, y suplicó fervientemente y detenidamente por los responsables de construir la mezquita y por su progenie. Al día siguiente se dirigió a una gran reunión de los miembros de la comunidad. En el transcurso de su discurso, dijo:

“Dios Todopoderoso, de Su gracia, os ha reunido después del Santo Profetasa a través de nuestro Rey, el Mesías Prometidoas, y después de su muerte os puso a salvo en contra del cisma en mis manos. Apreciad debidamente esta bondad divina, y no entréis en discusiones inútiles y en especulaciones. No puedo imaginar qué beneficio moral o espiritual se obtienen de tales discusiones. Dios Todopoderoso hizo Jalifa a quien Él quiso, e hizo que os sometierais a él. Es una locura que algunos critiquen la acción de Dios. Os he dicho repetidamente y os lo he citado del Sagrado Corán que no es potestad de los hombres elegir un Jalifa, es Dios quien elige los Jalifas.

¿Quién convirtió a Adánas en Jalifa? Dios dijo: Estoy a punto de designar un vicario en la tierra (2:31). Los ángeles protestaron: ¿Vas a situar en ella a quien crea el desorden y derrama la sangre? Pero, ¿qué ganaron con su protesta? Podéis leer en el Sagrado Corán que al final tuvieron que someterse. Si alguien ve una falta en mi, aunque fuera un ángel, le diría: Es mejor que te sometas al Jilafat de Adánas. Si se negara por arrogancia, y asumiera el papel de Iblis, entonces debería recordar el beneficio que le hizo a Iblis su oposición a Adánas. Repito que si alguien de disposición angelical se opusiera a mi Jilafat, su delicada naturaleza lo persuadiría a someterse a Adánas, pero si es un Iblis [N. del T.: Iblīs, en el Islam, es la denominación del maligno, y significa “privado de toda bondad”], se apartará de esta exaltada compañía.

Davidas era otro Jalifa, tal y como se dice: Oh David, te hemos convertido en vicario en la tierra (38:27). Él también fue hecho Jalifa por Dios. Sus adversarios eran anarquistas, y algunos de ellos penetraron en su ciudadela, pero ¿quién podía triunfar oponiéndose a alguien a quien Dios había hecho Jalifa?

Entonces Dios Todopoderoso hizo Jalifas a Abu Bakrra y a Umarra, que Al’lah esté complacido con ambos. Los Rafadis siguen de luto por su Jilafat. Pero no ven que millones de personas hacen descender las bendiciones sobre Abu Bakrra y ‘Umarra. Llamo a Dios como testigo de que yo también he sido hecho Jalifa por Él. Esta mezquita ha complacido mi corazón. He suplicado sinceramente a favor de aquellos que, de alguna manera, han contribuido a su construcción, y estoy seguro de que mis súplicas han llegado al Trono. Tras llegar a esta ciudad y permanecer de pie en esta mezquita, que me ha gustado tanto, declaro que, al igual que Dios Todopoderoso hizo Jalifas a Adánas, Davidas, Abu Bakrra y ‘Umarra, de la misma manera es Él quien me hizo a mí Jalifa.

Si alguien dice que el Anyuman me ha hecho Jalifa, está profiriendo una mentira. Tales ideas conducen a la ruina: protegeos contra ellas. Escuchad con atención una vez más: ningún hombre o Anyuman me ha hecho Jalifa, ni considero que ningún Anyuman sea competente para hacer a nadie Jalifa. Ningún Anyuman me ha nombrado Jalifa, ni tampoco tendría ningún valor para mí que algún Anyuman lo hiciera. Ni siquiera provocaría mi desprecio un Anyuman que me repudiara. Nadie tiene el poder de privarme de esta túnica.

¿Quién tenía derecho a ser Jalifa, según ellos? Ahí está mi muy querido Mahmudra, que es el hijo de mi maestro y mi benefactor. Luego está su yerno Nawab Muhammad ‘Ali Janra, su suegro Mir Nasir Nawabra, y su esposa Ummul Mu’mininra. Éstos son los únicos que se pueden considerar merecedores del Jilafat. Sin embargo, es curioso ver como que aquellos que afirman que su derecho ha sido usurpado, no se den cuenta de que todos ellos me son obedientes y leales. No han presentado su merecimiento a estos críticos. Los descendientes y parientes cercanos de Hazrat Mirza Sahibas están todos entregados a mí. Os digo verdaderamente que ninguno de vosotros me obedece como lo hacen mis queridos Mahmudra, Bashirra y Sharifra, y también Mir Nasir Nawabra y Nawab Muhammad ‘Ali Janra. No afirmo esto para complacerles, sino que afirmo el hecho de que me aman por su deseo de ganar el agrado de Dios. He oído a Ummul Mu’minin afirmar una veintena de veces que ella se considera mi sierva. Miyan Mahmudra es un adulto, él os puede decir si me obedece sinceramente. Un crítico podría alegar que no me obedece con sinceridad, pero sé con certeza que me es verdaderamente obediente, más que cualquiera de vosotros. Todos los miembros de la familia de Hazrat Mirza Sahibas me obedecen como ‘Alira, Fatimara y ‘Abbasra obedecieron a Abu Bakrra o aún más. Cada uno de ellos me es tan fiel que no puedo Escuchad. Nunca había deseado convertirme en Jalifa. Antes de convertirme en un discípulo de Hazrat Mirza Sahibas, me vestía como me visto hoy. He sido honrado con la compañía de la persona más elevada y poderosa vestido de la misma manera. Después de convertirme en el discípulo de Hazrat Mirza Sahibas no cambié mi modo de vida. Después de su muerte Dios hizo lo que quiso. Nunca se me había pasado por la mente que yo sería Jalifa, pero Dios lo quiso en base a Su sabiduría, y me hizo su Imam y Jalifa, e hizo obedientes a mí a aquellos a quienes consideráis que tienen derecho al Jilafat. Por tanto, ¿quiénes sois vosotros para objetar? Si queréis buscar culpables, id y culpad a Dios, pero tened cuidado con el castigo de tal impertinencia y falta de respeto. No halago a nadie, no deseo ni siquiera ser saludado por nadie. No necesito vuestras ofrendas y vuestras provisiones. Que Dios me salve de considerar siquiera la idea de desearlas. Dios Todopoderoso me ha otorgado tesoros ocultos, de los cuales ningún hombre ni criatura tiene conocimiento alguno. Mi esposa e hijos no dependen de ninguno de vosotros. Dios provee para ellos. ¿Qué capacidad tenéis vosotros para proporcionar ayuda? Al’lah es Autosuficiente, y sois vosotros los necesitados. (47:39).

Todos los que están presentes deben escuchar atentamente, y transmitir a los que no están presentes, que la idea de que se ha privado del derecho al Jilafat a quienes tenían derecho a él, es un pensamiento de los Rafdis, y debe ser rechazado. Dios Todopoderoso ha nombrado como Jalifa, con Su propia mano, a quien Él consideraba que tenía derecho al Jilafat. El que se opone a él es falso y rebelde. Sed como los ángeles, someteos y obedeced; no seáis como Iblis. Vuestra contienda sobre el Jilafat tiene el sabor de Rafd. Vuestra queja debería ser planteada a Dios de cómo un morador de Bhera se convirtió en Jalifa. Luego están los que dicen: ¿Qué hace el Jalifa? Algunos dicen: sólo enseña a los niños. Otros dicen: es sólo un amante de los libros, y siempre está ocupado con los libros. Podréis encontrar mil defectos en mi, pero todas las faltas que encontréis se dirigirán contra Dios, que me hizo Jalifa. Estos criticones son como los Rafadis que siguen criticando a Abu Bakrra y a Umarra.

Otra pregunta sobre la cual diferís y disputáis es: ¿cuál es el estatus de nuestros oponentes? Escuchad atentamente: La Palabra de Dios ha expuesto los principios con respecto a la aceptación y el rechazo de un Profeta. Cada vez que ha aparecido un Profeta, no ha habido ninguna dificultad con respecto a la clasificación de los que creen en él y los que no creen. Casuística aparte, Dios Todopoderoso ha establecido claramente los principios de la incredulidad, la fe y la asociación de partícipes con Al’lah. Ha habido Profetas en el pasado. En cada caso había quienes creían, y quienes que no creían. ¿Habéis tenido alguna duda al respecto? ¿Habéis tenido algún problema clasificando a los que no creyeron?

Conocéis los principios de la creencia y la incredulidad. Hazrat Mirza Sahibas era un Mensajero de Dios. Si no se hubiera aplicado el término Profeta a sí mismo, habría sido culpable de rechazar el Hadiz narrado en la recopilación de Muslim donde se dice que el que iba a venir era un Profeta. La cuestión de si creer en él o rechazarle está clara. Si alguien que le rechaza dice ser musulmán, está tan cerca de vosotros como lo están los cristianos en comparación con los judíos. Por lo tanto, los musulmanes que rechazan a Hazrat Mirza Sahibas pueden ser más cercanos a nosotros que los demás. El que cree en Hazrat Mirza Sahibas y me rechaza, es como los Rafdis que rechazan a los compañeros del Santo Profetasa. El asunto está muy claro, pero los ociosos pierden su tiempo en contiendas inútiles.

Además, algunos de mis amigos dicen que los miembros de la comunidad de Lahore obstruyen el Jilafat. He estudiado el Sagrado Corán y el Hadiz con maestros, y creo sinceramente en ellos. Mi corazón está lleno de amor por el Corán y el Hadiz. Gasto miles de rupias en la compra de libros sobre biografía e historia relacionados con el Islam. Todo este estudio ha confirmado mi creencia de que nadie puede obstruir lo que Dios determina llevar a cabo. He mencionado que Adánas y Davidas eran Jalifas y he mencionado a Abu Bakrra y Umarra, que sucedieron a nuestro amo y señor como Jalifas. También os he dicho que como Abu Bakrra y Umarra eran Jalifas, de la misma manera Dios Todopoderoso me ha nombrado Jalifa después de Hazrat Mirza Sahibas. Pero, además de eso, Dios ha dicho: Entonces os convertimos en sucesores en la tierra (10:15). Vosotros también habéis sido nombrados Jalifas en la tierra, aunque este es un tipo diferente de Jilafat. Por tanto, sólo es Dios quien nombra a los Jalifas, y nadie tiene la capacidad de obstruirle.

Lahore no es mi hogar. Mi hogar es Bhera, y ahora es Qadian. Os digo que nadie en Lahore ha obstruido ni puede obstruir mi Jilafat. No penséis mal de nadie. Si habéis creído, sed agradecidos a Dios; tratad de ser firmes. A pesar de mi enfermedad, que me causa dolor al ponerme en pie, estoy aprovechando esta oportunidad para transmitiros la importancia del Jilafat, que no es un asunto casual que deba ser tomado a la ligera. No podéis obtener ningún beneficio de estas afirmaciones. Nadie os nombrará Jalifas, ni nadie puede convertirse en Jalifa mientras yo viva. Cuando yo muera, dará el paso al frente quien Dios quiera, y Dios mismo le exaltará. Me habéis jurado lealtad. No os imaginéis a vosotros mismos en el papel del Jalifa. Dios me ha hecho Jalifa y no puedo ser apartado por vuestra voluntad, ni tampoco nadie tiene el poder de apartarme. Si continuáis insistiendo, entonces recordad que tengo a un Jalid bin Walid que os castigará como traidores.

¡Escuchad! Mis oraciones llegan al Trono, y mi Señor cumple mis designios aun antes de Suplicarle. Combatirme es contender con Dios. Así que desistid y arrepentíos. Manteneos en paz por un corto plazo; luego aquel que me siga se ocupará de vosotros como Dios quiera.

Algunas de las cuestiones en las que diferís han sido ya tratadas por Hazrat Mirza Sahibas. El que va en contra de su declaración no es un áhmadi. En los asuntos sobre los cuales no ha expresado ninguna opinión, no tenéis la libertad de filosofar sin mi permiso. Así que sujetad vuestras plumas y vuestras lenguas en relación a tales asuntos hasta que el Jalifa los aborde, o hasta que su Jalifa aparezca. Por lo tanto, no os aventuréis a discutir sobre asuntos en los que nuestro Imam y Líder ha guardado silencio, pues de lo contrario vuestros escritos no tendrán ningún valor. No podéis refugiaros tras la excusa de que tenéis que recurrir a la pluma porque yo no tomo la mía. Leed mis libros: Nur-ud-Din, Tasdiq Brahin-e-Ahmadía, Fasalul Jitab, Abtal Aluhiyyat-e-Masih y os daréis cuenta de que sé bien cómo escribir. Me retiene solo la sabiduría Divina; Sí, ciertamente, es Dios quien me lo impide.

Os exhorto una vez más. Mostrad algún respeto por mi edad y por mi enfermedad. Luego considerad si vuestra discordia os acercará a Dios. Si no es así, prestad atención a lo que digo, y cultivad el amor del uno por el otro. Así pues, mostrad un comportamiento que me produzca la misma satisfacción que he sentido al ver esta mezquita en mi visita a la ciudad. Que Dios haga que, al volver, oiga que estáis unidos y os amáis unos a otros. Recurrid a la oración continuamente. También oraré por vosotros”.110 Hazrat Jalifatul Masih a menudo relataba el siguiente incidente como una ilustración típica de su método de razonamiento: Un Maulwi no-áhmadi me invitó a cenar. Cuando llegué descubrí que también había invitado a otro Maulwi no-áhmadi, que se sentó a mi lado. Me habló amistosamente de asuntos doctrinales. Él confesó que creía que Jesús había muerto de muerte natural, estimaba a Hazrat Mirza Sahibas como un personaje justo, y estaba de acuerdo con él en todas las cuestiones, y era como un discípulo suyo, pero quería preguntarme algo sobre un pequeño asunto. ¿Qué pensaba yo de alguien que no aceptaba su pretensión? Le dije: Hay una forma fácil de determinar esta cuestión. Tenemos a Moisésas y tenemos a Muhammadsa, el Mensajero de Al’lah y luego tenemos el Mesías de la dispensación mosaica, y el Mesías de la dispensación islámica. Tú sabes qué debes pensar de alguien que rechaza a Moisésas y sabes también qué debes pensar de alguien que niega a Muhammadsa, el Mensajero de Al’lah. Por lo tanto, tu opinión acerca de alguien que niega al Mesías Mosaicoas, puedes aplicarla a quien niega al Mesías Islámicoas. Al oír esto el anfitrión llamó a su hijo: “Que sirvan la cena rápidamente; no es fácil discutir con él”.111

El 25 de julio de 1912, Hazrat Jalifatul Masihra sentó las bases del nuevo edificio de la escuela secundaria Ta’limul Islam, y comentó lo siguiente:

“He leído en alguna parte que si cuarenta creyentes se unen para hacer una súplica, Dios, de Su gracia, acepta la súplica. En esta ocasión más de cuarenta de nosotros estamos reunidos aquí. Algunos de nosotros pueden haber cometido algún incumplimiento. Debéis arrepentiros y buscar perdón por ello. Así que oraremos juntos para que Al’lah, el Exaltado, se complazca en preparar en esta escuela a servidores de la fe virtuosos y rectamente guiados; para que Él se complazca en alejar de esta escuela a las personas con intenciones malvadas, capaces de conducir a otros por el mal camino; y si alguno de ellos ha de venir aquí que Él les permita que se arrepientan con sinceridad. El propósito de esta escuela es que formen eruditos piadosos y justos.112

Todos los presentes entonces se unieron a él en una oración silenciosa.

Un Maulwi no-áhmadi preguntó a Hazrat Jalifatul Masihra: ¿Era Mirza Sahibas un teólogo erudito? Su respuesta fue:

“No era muy erudito en el sentido escolástico. Su padre había nombrado a Gul ‘Ali Shah, un Shia Maulwi de Batala, como su tutor en su infancia. Pero Dios Todopoderoso le había concedido tal erudición, que los grandes teólogos de la India y de Arabia no han sido capaces de producir algo semejante a sus libros árabes. Tenía una gran fe en la oración, y en respuesta a sus oraciones Dios le había dado todo el conocimiento necesario”.113

Hazrat Jalifatul Masihra creía que lo mismo ocurriría con el hijo prometido de Hazrat Mirza Sahibas, Sahibzada Mirza Bashir-ud- Din Mahmud Ahmadra, quien relata lo siguiente de su aprendizaje con él:

“Aprendí el Sagrado Corán de Hazrat Jalifatul Masihra I en seis meses. Como tenía una garganta delicada, no me dejaba leer el texto. Lo leía y lo traducía, y yo sólo escuchaba. Posteriormente hacía un comentario oral sobre algunos puntos y lo completó en un mes. Asistí a sus clases públicas sobre el Sagrado Corán, pero esa fue toda la enseñanza personal que recibí de él. Luego me enseñó la compilación Bujari del Hadiz en tres meses. Hafiz Raushan ‘Alira estudiaba conmigo. Era muy inteligente y a menudo buscaba explicaciones. Hazrat Jalifatul Masihra proporcionaba las aclaraciones necesarias. En una o dos ocasiones también hice una pregunta y recibí su respuesta. En la tercera ocasión, cuando hice una pregunta, dijo: Miyan, la personalidad de Hafiz Sahib es como la de un Maulwi. Hace preguntas y yo le respondo; pero no voy a contestar a tus preguntas. Lo que yo sé, lo digo; no puedo decirte lo que no sé. Eres un siervo de Dios, y yo también. Eres un seguidor de Muhammadsa, el Mensajero de Al’lah y yo también. La defensa del Islam no es sólo mi función, sino también la tuya. Debes reflexionar y encontrar las respuestas. No me preguntes. Después no le hice más preguntas. Considero que esa fue la lección más valiosa que me enseñó”.114

¿Cómo puede el hombre evitar el pecado? Hazrat Jalifatul Masihra había buscado la respuesta a esta pregunta en muchos personajes eminentes. La respuesta de Maulana Muhammad Qasim Nanautwi era:

“El recuerdo de la muerte protege a una persona contra el pecado”.

El remedio sugerido por Shah ‘Abdul Ghani Muyaddadi era:

“Una persona que siempre mantiene a Dios en la vanguardia de su mente está protegida contra el pecado”.

El Mesías Prometidoas dijo:

“La súplica constante para suprimir la tendencia hacia el pecado (istighfar) es una salvaguardia contra el pecado.”115

Hazrat Jalifatul Masihra se percató de que compartir la compañía de la gente justa, y la súplica constante, eran también un remedio eficaz. En su propio caso, en una ocasión, recurrió a la estrategia de tener una copia del Sagrado Corán siempre a la vista, para que pudiera amonestarse a sí mismo: crees en ese Libro y, sin embargo, sientes la tentación de desobedecerlo. De esta manera se contenía hasta que la idea desaparecía de su mente. En su opinión este tipo de estrategias son útiles. Unas funcionan para algunos y otras funcionan para otros. Lo principal es persistir en el esfuerzo hasta alcanzar el éxito.116

La Conferencia Anual de 1912 se celebró del 25 al 27 de

diciembre. Durante su discurso en la Conferencia, Hazrat Jalifatul Masihra comentó:

“Cuando la relación de una persona con Dios continúa progresando, Dios ordena a Gabrielas que establezca una relación con él, y comienza a obtener beneficios a través de los ángeles. Esta experiencia se está volviendo escasa. No lo afirmo por amor propio, orgullo o arrogancia, sino sólo como un ejemplo de la generosidad divina; yo he visto a estos ángeles y me han ayudado de maneras inconcebibles. Me han pedido que comente cómo me han ayudado.117

Mencionó ejemplos del extraordinario éxito alcanzado por los compañeros del Santo Profetasa como ejemplo de los beneficios de mantener la compañía de los justos, y destacó las bendiciones de la obediencia y la sumisión a Al’lah. “Recordad vuestro deber para con Dios en todos los aspectos, en cada momento de vuestras vidas, para que la muerte, cuandoquiera que os alcance, os encuentre en un estado de completa sumisión a Él. Y aferraos fuertemente todos juntos, a la cuerda de Al’lah y no os dividáis (3: 103-104). Amonestó respecto a la promoción del amor y el afecto mutuos, el acuerdo y la unidad, e instó a eliminar la enemistad, la hostilidad y la división”.

Concluyó con:

“Cuando la gente mundana me dijo: Te hemos elegido como nuestro jefe, ¿cuál debería ser tu asignación mensual? Me volví a Dios y supliqué: Señor, Tú nunca me has hecho dependiente de nadie. ¿Acaso ahora, cuando me acerco a mi fin, me harás depender de Tus criaturas? Él ha sido muy amable conmigo, y me ha proporcionado sustento de maneras inconcebibles. Todo lo que os pido es: dad prioridad a vuestra fe sobre el mundo; evitad la codicia, el engaño y el mal.”118

El 27 de diciembre era un viernes. En el transcurso de su sermón, Hazrat Jalifatul Masihra comentó:

“Esta mezquita (Masyid Nur) lleva mi nombre, pero es pequeña. Debe ser ampliada, pero con el fin de la propagación de la virtud. Estableced una escuela en ella, para enseñar el Sagrado Corán. La Escuela Ta’limul Islam tiene un buen edificio, recibe una subvención del gobierno y está bien cuidada; pero nadie se preocupa por la Madrassa Ahmadía, que está descuidada. Os llamé la atención acerca de ello, y se creó una comisión, pero no hubo ningún resultado práctico posterior”.119

Hafiz Raushan ‘Alira, el alumno predilecto de Hazrat Jalifatul Masihra, declaró que este último había anotado en un cuaderno algunos de los beneficios que había obtenido por residir en Qadian. Uno de ellos era:

“Antes de mudarme a Qadian, había hecho todo lo posible para tener al menos a un amigo que me amara únicamente por el bien de Al’lah, y gasté miles de rupias en esta búsqueda, pero no lo conseguí. Cuando llegué a Qadian Dios Todopoderoso me otorgó toda una compañía de amigos que sació la sed de mi alma, y no me costó ni un centavo.

Otro beneficio que obtuve de la compañía de Hazrat Mirza Sahibas fue que el amor por el mundo murió por completo en mi corazón. Observad todos los aspectos de mi vida.

¿Hay alguna partícula de amor por el mundo en mí? Todo esto es el resultado de la gracia de la santa compañía de Hazrat Mirza Sahibas. Hay un dicho conocido: el amor del mundo es la fuente de toda delincuencia. Gracias a la compañía de Hazrat Mirza Sahib, he obtenido el beneficio asociado al propósito de todas las enseñanzas divinas, la fuente de la salvación y una vida celestial en este mismo mundo”.120

El Dr. Bhagwan Das Kushta, director de una escuela en

Saharanpur, se presentó ante Hazrat Jalifatul Masihra el 22 de marzo de 1913, y declaró su aceptación del Islam. Él aconsejó al converso en estos términos:

“No hay dios aparte de Al’lah” significa que es Al’lah quien crea y provee para todo lo que el hombre necesita. Nadie más debe ser adorado o tomado como Dios. Adorar a cualquier otra persona junto a Dios, o postrarse ante alguien, es shirk (asociar copartícipes con Dios). A la vez que el Islam exhorta a la Unidad de Dios, exige afirmar que Muhammadsa es Su siervo y Mensajero. Eso es porque en el pasado, cada vez que un justo aparecía en el mundo, algún tiempo después sus seguidores lo deificaban. Eso es lo que sucedió en el caso de Ram Chandraas y Krishnaas. Jesúsas también fue deificado y llamado hijo de Dios, aunque había dicho: ¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno sino Dios. Por lo tanto, el Santo Profetasa percibió que también podría llegar a ser deificado, y agregó que era un siervo y un mensajero de Al’lah a la afirmación: “No hay dios aparte de Al’lah”. El segundo aspecto del Islam es la compasión por las criaturas de Dios. El Zakat y la peregrinación inculcan la compasión por la gente, y la Salat y el ayuno inculcan la compasión por uno mismo. Hay una gran bendición en el ayuno. Entrena a una persona a abstenerse del uso ilegal de cualquier cosa; porque aquel que, durante el ayuno, renuncia a lo que es lícito creyendo en Muhammadsa, ciertamente se abstendrá de lo que se ha declarado ilícito. Por tanto, el propósito del credo es inculcar la Unidad de Dios, y que Muhammadsa es Su siervo y Mensajero, y que la Salat, el ayuno, el peregrinaje y el Zakat han sido instituidos para el beneficio tanto del individuo como de la sociedad en general. ¿Qué beneficio hay en rociar agua sobre una persona como una muestra de haber adoptado una fe? Jesús ha dicho que es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un hombre rico entrar en el reino de Dios”.121

Concluyó con una oración por el converso, y aprobó el nombre de ‘Abdul’lah para él.

En el otoño y el invierno de 1912-1913 Sahibzada Mirza Bashir- ud-Din Mahmud Ahmadra fue de visita a Egipto y El Hiyaz, durante la cual también realizó la peregrinación. Regresó a Qadian el 3 de febrero de 1913. En el verano de ese año decidió, con la aprobación de Hazrat Jalifatul Masih, iniciar la publicación de un semanario, al que este último puso de nombre Al-Fadal. El primer número fue publicado el 19 de junio de 1913. Posteriormente se convirtió en un diario, y ha sido durante más de medio siglo el órgano oficial del Movimiento Ahmadía.

Hazrat Jalifatul Masihra sufrió de fiebre alta el 25 de junio. Al día siguiente, aunque aún estaba muy débil, dio su lección diaria del Sagrado Corán, y al final comentó:

“Cuando caigo enfermo, pienso que podría ser el final, y tuve esta vez la misma sensación. Realizé dos Rak’as de oración. En el primer raka’a, después del Fatihah, recité el Surah Duha (93), y en el segundo Rak’ah recité el Surah Inshirah (94). Después me dediqué a alabar a Al’lah y realizar Istighfar. Después hice una súplica que estoy seguro que se me ha concedido. La repito para que todos vosotros os unáis a ella. Es la siguiente: No hay ningún dios aparte de Al’lah, el Omnisciente, el Bienaventurado. No hay ningún dios aparte de Al’lah, Señor del Gran Trono. No hay dios aparte de Al’lah, Señor de los cielos y de la tierra, Señor del Noble Trono. Te suplico por las fuentes de Tu misericordia, y la determinación de Tu perdón; una porción generosa de todo bien, y la seguridad frente a todos. No dejes que ninguno de mis defectos quede sin perdonar, ni mis penas sin aliviar, ni ninguna de mis necesidades válidas incumplidas, ¡Oh Ser Misericordioso! Señor, nos sentimos muy presionados desde todas las direcciones, el Islam está siendo atacado severamente. Los musulmanes son apáticos, y tienen poco conocimiento de la fe, del Sagrado Corán, o del ejemplo del Santo Profetasa. El enemigo está avanzando. Señor, eleva a alguien que posea una personalidad magnética, que no sea perezosa, que tenga un gran valor, que sea perseverante, que recurra constantemente a la oración, que consiga Tu agrado, y tenga el conocimiento del Sagrado Corán y del verdadero Hadiz. Entonces concédele una comunidad cuyos miembros también posean todas esas cualidades. Señor, si tienen que enfrentarse a tribulaciones, hazles pacientes, y no les impongas cargas por encima de su capacidad (2: 287); y guíales como te he suplicado.

Siento que Al’lah concederá mi deseo. Suplicad también de la misma manera, para que os convirtáis en ayudantes en la causa de Al’lah”.122

Al día siguiente, al ser viernes, exhortó a la congregación en la

segunda parte de su sermón de la siguiente manera:

“No hay nada en lo que tenga que insistir más que en la oración. Sed constantes en la súplica. Os insisto para vuestro propio beneficio. No deseo nada de vosotros, ni siquiera que os levantéis para mostrar que me mostréis vuestro respeto. Si esperara algo de vosotros, sería culpable de una grosera ingratitud a Dios. ¿Acaso aquel que me ha concedido siempre Sus favores, más allá de mis expectativas, ahora en mi vejez me hará depender de vosotros durante mis pocos días restantes? … Sus recompensas continuas demandan que deba ser totalmente Suyo. Todas mis facultades son una recompensa de Él, todo el honor y respeto del que disfruto son también dones Suyos”.123

Es un hecho sorprendente que todas las advertencias de Hazrat Jalifatul Masihra instando al acuerdo y a la unidad entre los miembros del Movimiento, todas sus advertencias de las terribles consecuencias de la división y la disensión no tuvieran más que un efecto temporal, si es que lo hubo, entre los disidentes del núcleo duro. De hecho, sólo parecían reforzar su obstinación. Es cierto que la mayor parte de la comunidad, debidamente alertada y advertida, estaba protegida contra las astucias de la pequeña, aunque influyente e intransigente minoría; y eso fue un gran logro. Sin embargo, fue una lástima que no se pudiera evitar por completo la división.

El liderazgo de los disidentes se concentró en Lahore. Como la salud de Hazrat Jalifatul Masihra continuaba estacionaria, en el mejor de los casos, aunque luego comenzó a sufrir un declinamiento, el grupo disidente comenzó a prepararse activamente para hacer frente a la inevitable crisis. El primer paso que dieron, fue comenzar la publicación de un periódico en Lahore que denominaron Paigham- e-Sulh (Mensaje de Paz). El primer número fue publicado el 10 de julio de 1913. Hazrat Jalifatul Masihra se suscribió al mismo, pero más tarde se negó a seguir recibiéndolo, y se sintió tan indignado por su finalidad y linea editorial que lo llamó Paigham-e-Jang (Mensaje de guerra). De vez en cuando se publicaban manifestaciones de lealtad al Jalifatul Masihra, pero carecían de convicción. Se puso en marcha una campaña regular de difamación contra Sahibzada Mirza Bashir-ud-Din Mahmud Ahmadra. Temían que, a pesar de su juventud, él sería el elegido por la comunidad como sucesor de Hazrat Jalifatul Masihra, quien nunca ocultaba la alta estima que tenía por Sahibzadara. Las creencias y las doctrinas distintivas del Movimiento, conforme a lo expuesto por el Mesías Prometidoas, y repetidamente respaldadas por Hazrat Jalifatul Masihra, y hasta entonces suscritas por los principales disidentes, comenzaron a ser sistemáticamente distorsionadas y diluidas con vistas a ganar popularidad en la masa de los ortodoxos.

A pesar de su salud en declive, Hazrat Jalifatul Masihra completó

la lección de todo el Sagrado Corán durante el mes de Ramadán en agosto-septiembre de 1913.

El ataque principal por parte de los disidentes se produjo de forma encubierta, tras el delgado y cobarde velo del anonimato en octubre de 1913, en forma de dos folletos publicados, uno tras otro, en un corto intervalo, bajo los títulos Izharul Haq I e Izharul Haq II. Se trataba de unas publicaciones despreciables y vergonzosas llenas de acusaciones falsas y calumniosas contra Hazrat Jalifatul Masihra y miembros de la familia del Mesías Prometidoas, incluyendo a Hazrat Ummul Mu’minin. La prueba de que fueron inspirados por el liderazgo de los disidentes, a pesar de que lo negaran, queda de manifiesto en la declaración publicada en Paigham-e-Sulh del 16 de noviembre de 1913 por los editores, en las siguientes palabras:

“De lo que hemos visto de los folletos no puede haber la menor duda de que la mayoría de las declaraciones hechas en ellos son verdaderas … Si los Ansarul’lah de Lahore consideraran apropiado tomar cartas en el asunto, y consideraran oportuno escribir algo en contra nuestra a fin de generar confusión en relación a nuestro respaldo a las declaraciones contenidas en los folletos, serán responsables de cualquier réplica que tengamos que publicar”.124

Hazrat Jalifatul Masihra ordenó al Anyuman Ansarul’lah que preparara y publicara una respuesta a los folletos. Cuando le entregaron el manuscrito de la respuesta, lo examinó y comentó acerca del mismo: Paigham (Sulh) ha conseguido mil reprobaciones al enviarnos un mensaje de guerra mediante la publicación de su carta abierta, manifestando así su hipocresía. Maldito es aquel que busca despertar una calamidad latente.

La respuesta fue presentada en dos folletos: Jilafat Ahmadía, publicado el 23 de noviembre, e Izhar-e-Haqiqat publicado el 28 de noviembre de 1913. Resultó sumamente eficaz, refutando por completo las acusaciones escandalosas, difamatorias y falaces recogidas en los folletos ofensivos, y salvaguardando plenamente a la comunidad contra el daño que los folletos pretendían crear.

Cuando Hazrat Jalifatul Masihra se encontraba gravemente enfermo tras su caída de la yegua, vio en un sueño que alguien le había puesto una rupia en su bolsillo. Él interpretó esto como que tendría un hijo. El sueño se cumplió el 18 de noviembre de 1913, cuando fue bendecido con un quinto hijo a quien llamó ‘Abdul’lah.

La Conferencia Anual de 1913 se celebró del 25 al 27 de diciembre. La asistencia fue mucho mayor que en cualquier Conferencia anterior. Hazrat Jalifatul Masihra, en el curso de su discurso, comentó:

“El cumplimiento de los pactos es una obligación vinculante. Llamo vuestra atención a uno de vuestros pactos, para que podáis reflexionar hasta dónde lo estáis cumpliendo. Se trata del pacto de obediencia que habéis hecho conmigo. Y, sin embargo, hay algunos miserables entre vosotros que dicen: ¿Quién es el Jalifa? Es un viejo senil. Observad, escuchad y recordad que Al’lah, el Glorioso, me ha hecho Jalifa, y no dependo de ninguno de vosotros para nada. He orado para que me proteja de las consecuencias de la edad avanzada, y El me ha protegido. Me ha otorgado la comprensión de Su Palabra. Vuestra crítica a mí no es aprobada por Dios. Él es celoso y está de mi parte. Arrepentíos de vuestro pensamiento errado. Él ha salvaguardado todas mis facultades. Toda alabanza sea para Él por todas Sus bondades”.

No tenéis la potestad de difundir rumores sobre asuntos relacionados con la seguridad o el peligro. Debéis transmitir este tipo de cosas a vuestro Emir o Presidente, para que él tome las medidas que considere apropiadas. Aquellos que publicaron los dos folletos de Izharul Haq y la carta abierta dirigida a Ansarul’lah, e iniciaron un debate sobre el Jilafat, no tenían ninguna pertinencia para hacerlo. La carta abierta provocó una herida en mi corazón. ¡En ese momento, alguien me envió una tarjeta impresa y me pidió permiso para publicarla! Le dije que ya había actuado en contra del Corán. Pidió permiso para hacer lo que ya había hecho. Tales personas contravienen las instrucciones del Corán, y buscan dividir a un pueblo que Dios tenía, de Su gracia, unido a manos de una sola persona. ¡Cuidado con ellos!. Entonces alguien afirmó que yo había caído de una yegua, y que esto significaba mi caída del Jilafat, y que esto se debía a mi falta de firmeza. Es una interpretación grosera errónea de la visión de el Mesías Prometidoas. Dios me ha instruido en las respuestas a todo esto. Evitad a estas personas, y desechad el pensamiento erróneo.125

Después de la Conferencia, escribió la siguiente nota:

“Al’lah, el Glorioso, ha dicho en el Sagrado Corán: si sois agradecidos, en verdad os concederé más favores” (14: 8). La gratitud por las recompensas divinas se convierte en una fuente de recompensas adicionales. Por lo tanto, en apreciación de las recompensas divinas, expreso mi gratitud a Dios, porque Él ha sido muy benevolente con nosotros.

Durante el año en curso algunas personas insensatas trataron de crear disturbios en la comunidad, y con ese fin en la mente, publicaron y difundieron ampliamente los folletos denominados Izharul Haq, en el que también me convirtieron en el blanco de críticas muy adversas. El propósito del autor de los folletos era fomentar la discordia en la comunidad. Pero Dios, de Su gracia, nos salvó a la comunidad y a mí de su maldad. Su ayuda y Su apoyo se manifestaron de tal manera, que todos los planes de los malhechores quedaron completamente frustrados y la comunidad acabó siendo protegida contra todo daño. Esto se demostró con motivo de la Conferencia Anual. Fue una manifestación especial de la ayuda y el apoyo de Dios Todopoderoso, pues, a pesar de varios factores adversos y de la publicación de los inquietantes folletos nombrados Izharul Haq, la asistencia a la Conferencia fue superior a la de años anteriores. Los rostros de los participantes exhibieron tal amor y devoción, que dieron testimonio elocuente de que la Comunidad Ahmadía está completamente protegida contra toda influencia maligna. Además, las diferentes comunidades locales dieron tal ejemplo de sacrificio que demuestra que la gracia especial de Dios con nosotros. Durante el año en curso la comunidad realizó contribuciones constantes y, sin embargo, el Sadr Anyuman estaba en déficit. Las comunidades locales, con alegría y de buen grado, asumieron la responsabilidad de cubrir el déficit, y una gran cantidad fue aportada en efectivo. En total, la cantidad prometida y pagada en efectivo fue tres veces el total del año pasado, lo que, a la vista de una comunidad tan pequeña, solo es debido a la gracia especial de Dios.

La Conferencia también constituyó una refutación efectiva de las tergiversaciones de aquellos que trataron de interpretar mi caída de la yegua como una indicación de mi destitución del cargo y de la dignidad del Jalifa. Cuando la agitación contra el Jilafat había comenzado, Dios me mostró en un sueño que estaba montando a caballo a través de un campo seco y estéril. Le pedí al caballo que avanzara y empezó a correr tan rápido que me fue difícil controlarlo; pero, por la gracia de Dios permanecí firmemente asentado en su lomo. Después de atravesar una larga distancia, el caballo entró en un valle verde en el que aparecieron por todas partes plantaciones espesas de dos pies de alto. El caballo continuó cabalgando rápido, y cuando llegó al centro del valle me desperté. A partir de este sueño entendí que se demostraría que son falsos aquellos que afirmaban que yo sería destituido del Jilafat, y que Dios no sólo me mantendría, sino que me concedería el éxito. Es una recompensa de Dios que Él haya cumplido también este sueño mío. La Conferencia Anual de este año ha demostrado que fue un sueño verdadero. A pesar de la oposición y la publicación de folletos anónimos, Él nos ha manifestado Su apoyo continuo, ha aumentado diariamente el amor y la devoción en los corazones de los miembros de la comunidad, ha atraído sus corazones hacia mí, les ha inspirado el espíritu de obediencia, y les ha protegido contra las artimañas de los malignos”.126

El 2 de febrero de 1914, Hazrat Jalifatul Masihra emitió la siguiente directiva:

“Recordad, no se hará ninguna provisión para mis hijos de ningún fondo de caridad, limosna, o Zakat; o de ningún otro fondo para la ayuda de los huérfanos o indigentes. Dios les proveerá. Cualquiera que escriba mi biografía debe mencionar esta directiva mía y debe evitar cualquier contravención de la misma. No tengo dinero. Todas mis deudas han sido pagadas. No le debo nada a nadie. Nadie debería reclamar nada a mis hijos”.127

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