IX DISCÍPULO IDEAL
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
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Maulwi Nur-ud-Dinra había jurado su lealtad a Hazrat Mirza Ghulam Ahmadas, y creia en la veracidad de su declaración de ser un receptor de la revelación Divina, y ser el elegido para llevar a cabo el renacimiento del Islam. Cuando su estatus de Mesías Prometidoas y Mahdi fue enfatizado en las revelaciones que recibió, se levantó contra él una feroz tormenta de oposición, y algunos de los que le habían reverenciado como el mayor defensor del Islam desde hacía más de un milenio, ahora se volvieron contra Él y lo denunciaron como incrédulo, como no musulmán, y lo injuriaron en los términos más desagradables. Maulwi Nur-ud-Dinra se mantuvo firme como una roca en su apoyo, y se esforzó al máximo en defender su causa

-que sincera y apasionadamente creía que era el verdadero objetivo del Islam.-

Por su parte, el Mesías Prometidoas, como designaremos de ahora en adelante a Hazrat Mirza Ghulam Ahmadas, sentía gran estima por su primer discípulo y expresó su aprecio por él en términos expresivos.

Por ejemplo:

“Desde que he sido designado por Al’lah, el Exaltado, y he sido revivido por el Siempre Viviente, el que subsiste por Sí mismo, he estado ansioso por encontrar a ayudantes de la fe distinguidos, con un afán mayor que el de un sediento por agua. Supliqué día y noche: “Señor, estoy solo e indefenso, ¿quién será mi ayudante y mi asistente?” Cuando mis manos se levantaron repetidamente en súplica, y el ambiente se llenó de mi oración, Al’lah, el Exaltado, oyó mi súplica y la misericordia del Señor de los mundos fue estimulada en mi favor y Él me otorgó un amigo sincero y fiel que es el ojo de mis ayudantes y es la esencia de aquellos que son mis fieles amigos en la causa de la fe. Su nombre, al igual que sus brillantes cualidades, es Nur-ud-Din (luz de la fe). Su lugar de nacimiento es Bhera, y por descendencia es Quraishi, Hashami, y por lo tanto uno de los jefes del Islam. Él es de noble cuna. Mi alegría al encontrarme con él fue tal como si se me hubiera devuelto sano un miembro mío severamente dañado. Mi corazón estaba lleno de tal deleite como el que experimentó el Santo Profetasa en su encuentro con Hazrat Umarra. Cuando vino a mí y me encontró, y le miré, vi que él era un signo de las señales de mi Señor; y me di cuenta de que él era el resultado de mis constantes súplicas, y mi intuición me hizo saber que él era uno de los siervos elegidos de Al’lah. Observo que la sabiduría fluye de sus labios, y la luz celestial desciende sobre él. Cuando se dedica a explicar el noble libro de Al’lah, revela los orígenes de los misterios y hace brotar las fuentes de las sutilezas, y descubre maravillosos tesoros de sabiduría que hasta entonces habían sido ocultos. Investiga las partículas más minúsculas de la erudición, y al ahondar en las raíces de las verdades, las hace relucir como luces brillantes. Los sabios extienden sus cuellos en señal de afirmación de la eficacia milagrosa de sus discursos. Demuestra la verdad como una pepita de oro pulido, y desarraiga las objeciones de los opositores.”

“Toda alabanza se debe a Al’lah, el Exaltado, que me concedió este amigo en un momento en que yo estaba en gran necesidad de él. Ruego a Al’lah que bendiga su edad, su salud y su dignidad. Dios es testigo de que percibo una grandeza inusual en sus palabras y le considero como uno de los primeros en resolver los misterios del Sagrado Corán y penetrar en su significado e importancia. Le concibo como dos altas montañas, una de erudición y otra de sabiduría, que se hallan encaradas, y no sé cuál de ellas supera a la otra. Es uno de los jardines sublimes de la fe. Señor, envíale bendiciones del cielo, y salvaguárdale contra la maldad de sus enemigos, y síguele donde quiera que esté, y ten misericordia de él aquí y en el Más Allá, Oh Misericordioso, Amén.”

“Rindo humildes gracias a Al’lah, el Exaltado, que me ha concedido a un excelente amigo fiel, que es virtuoso y posee un conocimiento del más alto grado. Él es clarividente y agudamente perspicaz. Se esfuerza en la causa de Al’lah, y ha superado a sus contemporáneos en su amor devoto por Él.”

“Está tan completamente de acuerdo conmigo como el pulso está de acuerdo con el aliento.” 25

En una ocasión, la esposa de Maulwi ‘Abdul Karimra y la esposa

de Maulwi Nur-ud-Dinra discutieron sobre cual de sus maridos era el preferido por el Mesías Prometidora. Invitaron a su esposa, Hazrat Ummul Mu’mininra, a pronunciarse sobre la cuestión. Ella dijo que no había ninguna dificultad, la pregunta podría ser resuelta en un instante. Se acercó al Mesías Prometidoas y comenzó: -Tu compañero más querido..- -Le interrumpió y preguntó con tono agitado: -¿Hay algún problema con Maulwi Nur-ud-Din?-

Algún tiempo después de la muerte de Maulwi ‘Abdul Karimra, Maulwi Nur-ud-Dinra cayó enfermo. El Mesías Prometidoas le visitaba todos los días, y en una ocasión se preocupó personalmente en prepararle un medicamento. Hazrat Ummul Mu’mininra, percibiendo su ansiedad y tratando de consolarle comentó: Maulwi Burhanud-dinra ha fallecido, Maulwi ‘Abdul Karimra ha muerto; Que Al’lah, de Su misericordia, restablezca rápidamente la salud a Maulwi Sahibra; a lo cual el Mesías Prometidoas afirmó: “Él es el equivalente a mil ‘Abdul Karims”. 26

Un incidente anecdótico hizo que el Mesías Prometidoas se sintiera algo irritado y amonestó a sus compañeros en estos términos:

‘Algunos de vosotros habéis presenciado numerosas señales y, sin embargo, vuestra fe carece de la certeza absoluta. Pero hay otros que no han sentido ninguna necesidad de señales. Por ejemplo, Maulwi Nur-ud-Dinra creyó al instante, y siendo descendiente de Hazrat ‘Umarra, siguió el ejemplo de Hazrat Abu Bakrra.’ Al oír esto, Maulwi Nur-ud-Dinra se levantó y dijo: -Hazrat’ Umarra afirmó su fe en las palabras:- ‘Estamos satisfechos con Al’lah como nuestro Señor, y con Muhammad como Su Profetasa.’ Nunca he albergado ninguna duda acerca de tu declaración; y yo también afirmo: Estoy contento con Al’lah como mi Señor, y contigo como el Mesías y Mahdisa.- El Mesías Prometidoas estaba tan complacido que su rostro se iluminó y se abstuvo de continuar amonestando.”

Un oponente del Mesías Prometidoas escribió que Mirza Sahibas había creado una comunidad engañando a unos cuantos musulmanes; y que si hubiera logrado convertir a un cierto número de no musulmanes al Islam, entonces podría tomarse en consideración seriamente su afirmación. Cuando el Mesías Prometidoas se enteró, instruyó a Maulwi Nur-ud-Dinra que preparara una lista de los no musulmanes que habían aceptado el Islam a manos del Mesías Prometidoas. Al realizar este trabajo, Maulwi Sahibas inscribió su propio nombre y detalles en la primera entrada de la lista. Cuando un amigo mostró su sorpresa por ello, comentó: -Tuve el honor de aprender el verdadero Islam sólo a través del Mesías Prometidoas-.

Un miembro del Movimiento pidió al Mesías Prometidoas que sugiriera una pareja adecuada para su hija. Tras hacerlo, el padre tuvo dudas de si actuar o no conforme a la sugerencia. Cuando Maulwi Nur-ud-Dinra oyó esto, se indignó y exclamó: -Si Mirza Sahibas me dijera que le diera a Amatul Ha’ira (su hija) en matrimonio al hijo de la Nihali (la barrendera) no tendría ninguna duda en llevar a cabo su petición.-27

Un sabio mundano, sin cuestionar la sinceridad de su afirmación, podría pensar que esta devoción es el resultado de la locura en su fe ciega. Pero la fe de Maulwi Nur-ud-Dinra estaba arraigada en el cimiento firme de la convicción razonada (12:109) y, por tanto, se hallaba plenamente iluminada. Es característica de tal fe que los ungidos de Al’lah están investidos de una percepción supersensorial que les permite distinguir entre lo correcto y lo incorrecto en cada ocasión, y reconocer lo que es beneficioso y lo que es perjudicial. Por eso es totalmente cierto que si el Mesías Prometidoas le hubiera exigido algo equivalente a sumergirse en el océano o saltar sobre el fuego, lo habría cumplido sin vacilación, con la plena seguridad de que todo lo que se le había pedido hacer resultaría totalmente beneficioso. Esto está de acuerdo con la enseñanza del Sagrado Corán:

“…pues es posible que os disguste algo que os es bueno, y es posible que os guste algo que es malo para vosotros. Al’lah sabe todas las cosas y vosotros no (2: 217).”

“…pues si no os gustan, es posible que no os guste algo en lo que Dios ha puesto un gran bien (4:20).”

Merece la pena mencionar que, cuando creció Amatul Ha’i, la hija de Maulwi Nur-ud-Dinra, se casó con Hazrat Sahibzada Mirza Bashir-ud-Din Mahmud Ahmadra, el Hijo Prometido y segundo Sucesor del Mesías Prometidoas.

En una ocasión, Maulwi Nur-ud-Dinra estaba ocupado orando, cuando oyó que el Mesías Prometidoas le llamaba. Inmediatamente interrumpió su Salat (Oración) y se dirigió hacia el Mesías Prometidoas.28 Los perfeccionistas que abogan por el estricto cumplimiento de los actos religiosos, podrían cuestionar si su acción era acertada o no, pero el Mesías Prometidoas aprobó un gesto similar por parte de otro discípulo, Maulwi Sayyid Sarwar Shah, un eminente teólogo, que en una ocasión llegó un poco tarde al servicio de la oración y al llegar a la mezquita durante el curso del servicio, tomó su lugar en el extremo derecho de la última fila de los adoradores. Al concluir el servicio, volvió a la postura de pie para continuar su oración, para compensar la parte del servicio que había perdido. El resto de la congregación esperó la salida del Mesías Prometidoas, antes de dispersarse. Para poder salir hacía su propia casa, el Mesías Prometidoas tenía que pasar por el lugar donde Sayyid Sarwar Shah todavía estaba ocupado en la oración, por lo que se detuvo. Cuando el devoto percibió que le estaba bloqueando el paso, terminó inmediatamente la oración para permitirle pasar, a lo cual un vecino le dijo en un susurro: -¿Por qué has interrumpido tu oración?- El Mesías Prometidoas escuchó el susurro y comentó: -Maulwi Sahibra ha hecho bien. Las virtudes alejan los males- (11:115).

Habitualmente, Maulwi Nur-ud-Dinra, cualquiera que fuese su ocupación, en el momento en que se daba cuenta de que el Mesías Prometidoas estaba presente, interrumpía su propia conversación, se ponía de pie, recogía sus zapatos, comenzaba a enrollar su turbante, y esperaba su llegada.

Durante una de las visitas del Mesías Prometidoas a Delhi, su suegro, Hazrat Mir Nasir Nawabra, que viajaba en el grupo, cayó enfermo, y decidió traer a Maulwi Nur-ud-Dinra de Qadian. Pidió que le enviaran un telegrama llamándole a Delhi. Quien redactó el telegrama simplemente escribió: “Venga inmediatamente”. Cuando Maulwi Sahibra recibió el telegrama, estaba en su clínica. Se levantó de inmediato, envió un mensaje apresurado a su esposa diciendo que había sido convocado a Delhi por Hazrat Sahibas, salió para Batala, cuando se percató de que se le había acabado el dinero. En la estación de Batala, un rico ciudadano hindú le pidió que fuera a casa con él y examinara a su esposa enferma. Dijo que tenía que abordar el siguiente tren para Amritsar, ya que se dirigía a Delhi, y no tenía tiempo de ir a la ciudad. El marido, ansioso, se ofreció a traer a su esposa a la estación de ferrocarril, y así lo hizo, y Maulwi Sahibra la examinó y escribió una receta para ella. El marido estaba tan complacido, que se alejó un momento y volvió con un billete para el viaje del tren a Delhi, y le hizo un regalo de una suma sustancial de dinero como honorarios. A la mañana siguiente se presentó ante su maestro en Delhi.29

La cuestión del nacimiento de Jesúsas sin padre había sido un tema parcialmente controvertido. Maulwi Nur-ud-Dinra sostenía la opinión de que Jesús tenía un padre. El Mesías Prometidoas, en su libro Mawahibur Rahman, anunció que era parte de su doctrina el hecho de que Jesús había nacido sin padre. Al leer esto Maulwi Sahibra descartó su punto de vista, y coincidió con la visión propuesta por el Mesías Prometidoas. Confesó con franqueza este cambio de opinión en su libro Nur-ud-Din.

También era de la opinión que el fuego mencionado en 21:70 era el fuego de la oposición; pero el Mesías Prometidoas comentó:

-No hay necesidad de recurrir a tal construcción. Yo también he sido llamado Abrahamas por Dios. Aquellos que son incapaces de comprender cómo se enfrió el fuego para Abrahamas están invitados a arrojarme al fuego y ver si salgo a salvo de él o no.- Así que Maulwi Sahibra, refutando la objeción de Dharampal, escribió en Nur-ud- Din: “Puedes echar a nuestro Líder al fuego, y verás que Al’lah, el Exaltado, le salvará del fuego igual que salvó a Abrahamas.” 30

Cuando el Mesías Prometidoas declaró ser un profeta reflejo del Santo Profetasa, alguien preguntó a Maulwi Nur-ud-Dinra: -¿Puede haber un Profeta después del Santo Profeta?- -No- Fue la respuesta.

-Entonces, ¿qué dirías de alguien que reclama ser un Profeta?-

-Vería si él es veraz y justo. Si lo es, consideraría su pretensión en base a sus méritos.-

Así era Nur-ud-Dinra, por eso el Mesías Prometidoas le usó como ejemplo en su verso en persa:

“¡Qué maravilloso sería si todos en la comunidad fueran un Nur-ud-Din;

Pues así sería si todos los corazones estuvieran llenos de la luz de la certeza en la fe.”

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