4. La Adoración Islámica
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

El propósito de la creación del hombre de acuerdo con el Islam es la  adoración de Dios.

Al’lah dice en el Santo Corán:

wa mā jalaqtul yin-na wal insana il-la li ya‘budūn

“Y solo he creado a los yinn y a los hombres para que Me adoren”, (51:57).

La adoración, que en árabe sería “ibadah” y que se podría traducir como “humildad” y “sumisión”, es algo común en todas las religiones y la diferencia está solo en la manera y el estilo de la misma. Sin embargo, lo que es único y más llama la atención en el modo islámico de adoración es que contiene rasgos de las distintas formas de oración que se encuentran en otras religiones del mundo. Es decir, en cuanto a la manera de orar es fascinante notar que el Islam instruye a sus seguidores de una forma tan comprehensiva, que todas las posturas de adoración que se encuentran en otras religiones están simbólicamente representadas en el modo de oración musulmana. Así, la institución de la oración islámica es un sistema altamente desarrollado que cubre todas las necesidades humanas.

El Sagrado Corán declara que Dios no necesita en absoluto las alabanzas de los hombres, pues Él es tan grande en Su nobleza y tan sublime en Su carácter que las alabanzas de Sus criaturas no añaden nada a Su Magnanimidad y Majestad. Por lo tanto, la adoración en el Libro Sagrado está solo prescrita para el beneficio del propio adorador, ya que la adoración juega un papel importantísimo en el desarrollo del alma. En este sentido, de todas las influencias que ayudan en el avance y la modificación del alma humana, la oración es el factor más importante sin duda alguna. Por último, la adoración o culto religioso en el Islam es tanto individual como congregacional.

(“An elementary study of Islam”, Hazrat Mirza Tahir Ahmad, pp. 29-31).

Los cinco pilares del islam.

 El Islam tiene cinco deberes básicos que todo musulmán debe cumplir y son conocidos como los “Cinco Fundamentos del Islam” o los “Cinco Pilares del Islam”.

Los pilares del Islam son mencionados en el siguiente hadiz o dicho del Santo Profetasa:

buniyal islamu ‘alā jamsin shahādati ‘al-lā ilāha il-lAl’lahu wa

an-na Muhammadar rasūlul-lāhi wa iqāmis-salati, wa

‘ītā iz-zakati wa hallil baiti wa saumi ramadān

El Islam se basa en cinco pilares:

  1. El Kalima Shahada o declaración de la fe; es decir, dar testimonio de que “no hay dios sino Al’lah, o que no hay nadie digno de ser adorado excepto Al’lah; y que Muhammadsa es Su siervo y Su Mensajero”.
  2. La Salat o el cumplimiento de las cinco oraciones diarias.
  3. El Saum o ayuno durante el mes de Ramadán.
  4. El Hall o peregrinaje a la Casa de Dios (la Kaaba).
  5. El pago del Zakat.

(Bukhari, “Kitabul iman”, bab qaulun-nabisa, Buniyal islamu ala khamsin).

Los pilares del Islam mencionados deben ser profesados por todo el que desee convertirse en musulmán; y aunque el Islam se encuentre hoy día dividido en varios grupos –como el resto de las religiones-, en este punto no hay segundas opiniones. Se reconozcan a los distintos grupos por el nombre que sea, tanto sunnitas como chiitas, todos creen en estos cinco pilares fundamentales.

  1. El kalima shahada o la declaración de la fe

El primer y más importante pilar del Islam es llamado Kalima Shahada o la declaración de la fe islámica.

ash hadu al-lā ilāha il-lAl’lahu wahdahū lā sharīkal-lahū

wa ash hadu an-na Muhammadan ‘abduhū wa rasūluh

“Doy testimonio de que no hay nadie digno de ser adorado excepto Al’lah

                            y que Él es Único y no tiene copartícipe;   

y doy testimonio que Muhammad es Su Siervo y Su Mensajero”.

Así pues, la creencia en la Unicidad de Dios es el requerimiento básico del credo islámico. 

  1. La salat u oración

El segundo pilar es llamado Salat, que significa orar de la forma prescrita y es el medio más básico e importante con el que el hombre se comunica con Al’lah y se acerca a Él.

La salat u oración normalmente es llevada a cabo en un lugar dedicado a la adoración Divina llamado “mezquita”, aunque puede ser realizada en cualquier sitio. El único requisito para el lugar de oración escogido es que esté limpio. El Profetasa dijo:

wa yu‘ilat liyal ardu masyidan wa tahūran

“La tierra ha sido purificada para mí y ha sido convertida en una mezquita”.

(Sahih Muslim, “Kitabul masajid”; Bukhari, “Kitabul tayammum”).

La Mezquita 

Las mezquitas juegan un papel muy importante en la vida de la comunidad musulmana. Normalmente una mezquita suele ser un edificio muy simple donde los musulmanes se reúnen cinco veces al día para hacer las oraciones y para recordar a Dios. Por eso, se puede decir que la mezquita es una institución que está directamente relacionada con todos los aspectos de la vida diaria de un musulmán. La misma también sirve de campo de entrenamiento, donde se ponen en práctica los principios de obediencia y disciplina, y de igualdad y fraternidad de la humanidad. Las mezquitas se usan además para otras actividades religiosas e intelectuales. Aparte, sirven como escuelas y para anunciar matrimonios, como tribunales de justicia y como lugar de encuentro donde se hacen planes para el progreso social y económico de la comunidad.

En árabe la palabra usada para mezquita es “masyid”, que significa “lugar de adoración y postración” y los musulmanes creen que el primer lugar de adoración que se construyó en este mundo fue la Kaaba, que se halla en Makkah (La Meca, Arabia), y que es el lugar más sagrado del Islam, a la que vuelven su rostro millones de musulmanes de todo el mundo cinco veces al día durante sus oraciones, y al que cada uno de ellos se esfuerza por realizar la peregrinación al menos una vez en su vida. Por último, el lugar de culto en el Islam, sea congregacional o privado, ha de mantenerse meticulosamente limpio y se espera que todo el mundo se quite los zapatos antes de entrar en dicho lugar.

Visitar Una Mezquita

  1. La mezquita es un lugar de adoración, por lo que está prohibido hacer cualquier ruido en la misma que pueda molestar a los adoradores que están inmersos en sus súplicas.
  1. La mezquita debe ser usada solo para recuerdo y la adoración de Al’lah, y propósitos afines. Las actividades puramente mundanas no deben llevarse a cabo en dichos lugares.
  1. Cuando se entra en una mezquita se debe recitar:

bismil-lā his-salatu was-salāmu ‘alā rasulil-lāhi

Al-lahum-maghfirlī zunūbī waftahlī abwāba rahmātika

¡En el nombre de Dios!

 Que las bendiciones y la paz sean con el Profeta de Al’lah.

¡Oh mi Señor, perdona mis pecados y ábreme las puertas de Tu Misericordia!

(Sunan Ibn Majah, “Kitabul masajid”; Jami Tirmidhi, “Abwabus-salat”). 

Y cuando uno deja la mezquita, se debe recitar:

bismil-lā his-salatu was-salāmu ‘alā rasūlil-lāhi

Al’lahum-maghfirlī zunūbī waftahlī  abwāba fazlika

¡En el nombre de Dios!

Que las bendiciones y la paz sean con el Profeta de Al’lah.

¡Oh mi Señor, perdona mis pecados y abre las puertas de Tu Gracia!

(Musnad Ahmad, hadith Fatimah bin-nat Rasulullahsa, Ibn Majah, “Kitabul Masajid” & Tirmidhi “Kitabus-salat”).

  1. Ya que la oración musulmana implica postrarse, por ello es esencial que el suelo de la mezquita se mantenga absolutamente limpio. Así pues, está prohibido entrar con los zapatos puestos en la zona específica destinada para la oración.
  1. No se debe pasar delante de un adorador cuando está ocupado en la oración. No obstante, si no hay más remedio que pasar delante de un adorador, puede hacerse conservando una distancia suficiente con él para que no se distraiga.
  1. Una mezquita no es propiedad de un individuo, por lo que a nadie se le debe negar el acceso a ella cuando venga con el propósito de adorar al Único Dios Verdadero.
  1. Se debe entrar a la mezquita con una vestimenta limpia y decente.
  1. Un adorador no debe entrar corriendo a la mezquita, incluso si la oración en congregación está a punto de comenzar. Además, debe proceder con calma y unirse a la misma, aunque la oración ya haya comenzado, y recuperar después la parte que ha perdido.
  1. Como la mezquita está destinada a la adoración Divina y se evita que haya algún tipo de molestias, ningún animal debe entrar en la misma.

El servicio de la “salat” (la oración) es precedido por el “wuzu” (la ablución), el “azan” (la llamada a la oración) y el “iqamat”.

El Wuzu (La Ablución) 

La palabra “wuzu” o ablución significa lavarse algunas partes del cuerpo como preparatorio para la oración. Este es un pre-requisito que debe ser cumplido, de lo contrario, la oración no se considerará válida.

El Santo Corán dice:

yā ay-yuhal-lazina āmanū izā qumtum ilas-salati faghsilū wujūhakum wa aidiyakum ilal marāfiqi wamsahū bi ru’ūsikum wa arjulakum ilal ka‘b ain wa in kuntum junuban fat-tah-harū

 “¡Oh vosotros, los que creéis!

Cuando os dispongáis a hacer la oración,

lavaos la cara y las manos hasta los codos,

frotaos la cabeza con las manos mojadas

y lavaos los pies hasta los tobillos.

Y si estáis impuros, purificaos tomando un baño”, (5:7).

De acuerdo con Hazrat Uzman bin Affanra (el tercer Jalifa del Islam), la forma en la que el Santo Profetasa llevaba a cabo el wuzu era la siguiente:

  1. Se lavaba las manos hasta las muñecas tres veces.
  2. Se enjuagaba la boca con agua tres veces.
  3. Se limpiaba las fosas nasales tres veces, inhalando un poco de agua con las mismas y soplando la nariz si era necesario.
  4. Se lavaba la cara completa tres veces.
  5. Se lavaba el brazo derecho y luego el izquierdo, desde la muñeca hasta el codo, cada uno tres veces.
  6. Se pasaba las manos mojadas por la cabeza, con la punta de los dedos se limpiaba el lado interno de las orejas y el lado exterior con los dedos pulgares, lo cual se llama masah.
  7. Finalmente se lavaba los pies hasta los tobillos, empezando primero por el derecho.

(Sahih Bukhari, “Kitabul wuzum”, babal wuzu thalathan).

Antes de iniciar el wuzu se debe recitar:

bismil-lā hir-rahmā nir-rahīm

En el nombre de Al’lah, el Clementísimo, el Misericordiosísimo.

Después de llevar a cabo el wuzu, debe recitarse lo siguiente:

ash hadu al-lā ilāha il-lAl’lahu wahdahū lā sharikalahū

wa ash hadu an-na Muhammadan ‘abduhū wa rasūluh

Doy testimonio de que no hay nadie digno de ser adorado excepto Al’lah

y que Él es Único y no tiene copartícipe;

y doy testimonio de que Muhammad es Su Siervo y Su Mensajero.

(Sahih Muslim y Sahih Bukhari).

al-lā-hum-maj ‘alnī mi nat-taw-wābīna waj‘alnī minalmuta tah-hirīn

¡Oh Dios Mío! Haz que sea uno de los que buscan el perdón

y conviérteme en uno de los que han sido purificados.

(Kanistijara Ammal vol. 9, “Kitabut Tahhara”, bab adhkarul wuzu; y Tirmidhi “Abwabut Taharat”, bab ma yuqala badal wuzu).

Aunque como ya sabemos, se debe llevar a cabo la ablución antes de cada oración, también se hace necesaria después de pasar gases intestinales, de utilizar el aseo, de vomitar, si sangramos y tras  habernos quedado dormidos. Al adquirir el hábito del wuzu no solo cumplimos con un mandato religioso, sino que además nos ayuda a mantener nuestra higiene de forma habitual y en la auto-disciplina.

En caso de que uno se ponga calcetines después de la ablución,  durante las próximas veinticuatro horas (o setenta y dos horas si se encuentra de viaje), es suficiente pasar los dedos húmedos sobre ellos, como parte de la ablución, en lugar de tener que lavarse los pies cada vez; pero siempre y cuando no se hayan quitado los calcetines durante este tiempo.

El Mesías Prometido y Mahdias dice sobre el wuzu:

“Se menciona en la literatura islámica que el wuzu es una forma de purificar al hombre de sus pecados. Esto realmente significa que incluso los mandamientos menores de Dios tienen gran valor y que podemos alcanzar el perdón de nuestros pecados si actuamos según los mismos”.

(“Nurul Quran”, Ruhani Khazain, Hazrat Mirza Ghulam Ahmad, two parts, part II, vol. 9).

El Tayammum  (La Ablución Sin Agua) 

En caso de enfermedad o de no tener acceso al agua, hay una simple alternativa para la ablución llamada tayammum”.  O sea, si no hay disponibilidad de agua, la alternativa es buscar cualquier superficie limpia. Entonces, se ponen las manos sobre ella y después se pasan sobre la cara y los brazos, y esto se llama “tayammum”. En otras palabras, se debe palpar una superficie sólida o arenosa con las palmas abiertas de ambas manos, luego hacer un movimiento con las mismas, pasándolas primero sobre el rostro y a continuación sobre la parte posterior de cada mano, como si uno se las estuviera lavando.

Lo cierto es que esta es solo una ablución simbólica, para recordar que siempre que sea posible se debe llevar a cabo una adecuada ablución. El tayammum es solo válido para una oración y se debe renovar cada vez que vayamos a rezar de nuevo. Pero si hay posibilidad de obtener agua, es necesario realizar el wuzu.

El Sagrado Corán dice:

falam tayidū mā’an fa tayam-mamū saidan tay-yiban famsahū biwujūhikum wa aidīkum-minhu

“Y si no encontráis agua, recurrid a la arena limpia

y frotaos con ella la cara y las manos”, (5:7).

El Muecín 

El “muecín” es la persona que realiza el azan (la llamada a la oración) en los momentos fijados para rezar y lo hace poniéndose de pie con su rostro hacia la Kaaba y, con ambas manos levantadas y tocando los lóbulos de las orejas, pronuncia en voz alta las palabras prescritas para el mismo. Cualquier adorador puede realizar esta tarea, pero en algunas mezquitas se elige a una persona con una voz fuerte y melodiosa para dicho propósito. En definitiva, realizar el azan es un acto meritorio.

El Azan (La Llamada A La Oración)

 Al’lāhu Akbar, Al’lāhu Akbar, Al’lāhu Akbar, Al’lāhu Akbar

¡Al’lah es el Más Grande, Al’lah es el Más Grande!

¡Al’lah es el Más Grande, Al’lah es el Más Grande!

ash hadu al-lā ilāha il-lAl’lāh, ash hadu al-lā ilāha il-lAl’lāh

Atestiguo que no hay nadie digno de ser adorado excepto Al’lah.

Atestiguo que no hay nadie digno de ser adorado excepto Al’lah.

ash hadu an-na Muhammadar rasūlul-lāh

Doy testimonio que Muhammad es el Mensajero de Al’lah.

ash hadu an-na Muhammadar rasūlul-lāh

Doy testimonio que Muhammad es el Mensajero de Al’lah.

hay-ya ‘alas-salāt                 hay-ya ‘alas-salāt

Venid a la oración.                     Venid a la oración.

hay-ya ‘alal falāh               hay-ya ‘alal falāh

Venid a la prosperidad.         Venid a la prosperidad.

Al’lāhu Akbar                             Al’lāhu Akbar

¡Al’lah es el Más Grande!               ¡Al’lah es el Más Grande!

la ilāha il-lAl’lāh

No hay nadie digno de ser adorado excepto Al’lah.

En la llamada a la oración de la mañana, después de:

hay-ya ‘alal falāh     Venid a la prosperidad,

la siguiente frase se añade dos veces:

as-salatu jairum-mi nan-naum

La oración es mejor que el sueño.

(Sunan An-Nisai, “Kitabul adhan”, babul adhan fil safr, vol. 1, p. 74; Abu Daud).

Una vez pronunciado el azan, el muecín y los que han escuchado el mismo deben recitar la siguiente oración, tal y como prescribió el Profetasa:

‘an yābiribini ‘abdil-lāhra ‘an-na rasulAl’lahisa qāla man qāla hīna yasma ‘un-nidā’a Al’lahum-ma rab-ba hazi hid-da‘wa tit-tā am-mati was-salatil qā’imati āti muham-mada nil wasīlata wal fadīlata wab‘az hu maqāmam-mahmuda nil-lazī wa ‘at-tahū hal-lat lahū shafā ‘atī yaumal qiyāmati

Yabir bin Abdul’lahra narró que el Santo Profetasa dijo:

“Para aquellos que después de escuchar el azan recitan:

¡Oh Al’lah! El Señor de esta perfecta llamada

y de la oración en congregación que va a ser ofrecida,

haz que Muhammad sea el medio por el que lleguemos hasta Ti

y bendícelo con la máxima excelencia y superioridad,

y elévalo al rango más exaltado que le prometiste”,

 ciertamente, mi intercesión estará permitida para él en el Día de la Resurrección.

(Sahih Bukhari, “Kitabul adhan”, bab dua inan nida).

Hay un breve intervalo entre la llamada a la oración y la realización de la misma, que da a los adoradores tiempo para prepararse antes de su ofrecimiento e ir a la mezquita, ofrecer algunas oraciones voluntarias y pasar algún tiempo en el recuerdo de Dios. Luego, la oración es dirigida por alguien de la congregación, preferiblemente por el que posea el mejor conocimiento del Santo Corán. No hay sacerdocio ni nada parecido a ordenarse como tal, ni se reciben rangos religiosos en el Islam. Cada musulmán es, o debería ser, competente para dirigir una congregación a la hora de ofrecer la oración. En este sentido, se espera que todos conozcan lo más básico de la fe, sus doctrinas y sus enseñanzas. Por su parte, las mujeres pueden dirigir la oración solo para mujeres.

El Iqamat           

 Cuando el ofrecimiento de la oración está a punto de comenzar y el imam (la persona que dirige la oración) se coloca en su lugar, al frente de la congregación, el muecín repite el “iqamat”, es decir, la llamada a la oración es repetida en un tono de voz bajo, con la adición de las siguientes palabras:

qad qāmatis-salāh

La oración ya está lista.

Las frases del azan se repiten solo una vez y “qad qamatis-salāh” es recitado dos veces tras decir “hay-ya alal falāh”; y el conjunto de todo esto es conocido como iqamat.

(Musnad Ahmad bin Hanbal, pp. 2/87).

Una tradición del Profetasa explica el iqamat de esta forma:

‘anibni ‘umarara qāla kānal azānu ‘ala ‘ahdi rasūlil-lāhisa

maznā maznā wal iqāmatu wāhidatan ghaira ’an-nal mu’az-zina kāna izā qāla qad qāmatis-salatu qāla qad qāmatis-salatu marrataini

“Ibne Umarra dijo que en la época del Mensajero de Al’lahsa, las frases del azan se solían repetir dos veces y las del iqamat solo una vez.

No obstante, el muecín solía decir lo siguiente dos veces:

qad qāmatis-salāh

La oración ya está lista.

(Musnad Ahmad, pp. 2/87).

El Imam (El Que Dirige La Oración)

 Las tareas principales de un “imam” son dirigir las oraciones y las ceremonias religiosas, y dar el sermón los viernes. También debe realizar las oraciones fúnebres, las ceremonias de matrimonio, etc. El imam es además responsable de la educación religiosa de la comunidad, especialmente de los niños. El oficio de imam  conlleva un gran respeto y una alta responsabilidad. Finalmente, decir que es de suma importancia seguir al imam escrupulosamente cuando se están realizando las oraciones.

Las Oraciones Diarias

En todas las religiones la oración es considerada como el acto esencial en el que se basa la comunión del hombre con Dios. Por eso, Al’lah ha prescrito la oración como el segundo pilar de Su religión eterna, el Islam. Por consiguiente, de todas las obligaciones religiosas, el Islam ha puesto un gran énfasis en la institución de la oración (salat), puesto que se les ordena a todos los musulmanes que recen cinco veces al día; pero además de las cinco oraciones diarias obligatorias, hay otros tipos de oración que son opcionales.

La salat consiste en varias posturas que son: estar de pie, que se denomina “qiyam”; inclinarse hacia abajo, que se llama “ruku”; estar en postración, que se denomina “salldah”; y estar sentado sobre las piernas, que se llama “qadah”. Durante cada postura prescrita se deben recitar algunas frases y como las mismas están en árabe, se espera que cada musulmán memorice dichas palabras y aprenda su significado, para que el adorador sepa qué le está diciendo a Su Señor durante la oración.

Las oraciones de la manera prescrita son obligatorias para todos los musulmanes adultos de mente sana. En lo que a los niños se refiere, no es obligatorio para ellos hasta que lleguen a cierta edad; aunque se requiere un esfuerzo continuo y una persuasión cariñosa para lleguen a la etapa en que deben comenzar a ofrecer sus oraciones regularmente de la forma que el Islam nos enseña. Por tanto, una formación y una educación adecuadas son necesarias para los niños. Es por esta razón que Muhammadsa ha ordenado que, cuando los niños alcancen la edad de siete años, los padres deben exhortarlos a ser regulares en sus oraciones; y cuando lleguen a la edad de diez, deberán ser amonestados si no son regulares en el ofrecimiento de las mismas, al igual que un maestro amonesta a sus alumnos para que aprendan y progresen.

(Abu Daud, “Kitabus-salat”).

(“Salat: the Muslim prayer book”, Yamat UK, pp. 1-2).

La oración es considerada como un medio de establecer una comunión personal con el Dios Todopoderoso. Es más, de acuerdo con el Santo Profetasa, la oración es la forma más sublime de adoración Divina y enseña hermandad y obediencia.

El Libro Sagrado dice:

fa aqīmus-salata in-nas-salata kānat ‘alal mu’minīna kitā

bam-mauqūta

“Observad la oración de la forma prescrita;

ciertamente la oración se ordena a los creyentes

para que sea realizada a sus horas indicadas”, (4:104).

El Sagrado Corán también dice acerca de la oración:

wa aqimis salāh in-nas-salata tanhā ‘anil fahshā’i wal munkar

“Y observad la oración. En verdad, la oración preserva a la persona

de la indecencia y de la maldad manifiesta”, (29:46).

La adoración significa obediencia total a los mandamientos de Al’lah y la institución de la oración islámica está llena de lecciones profundas, lo cual no se puede encontrar como tal en otras religiones. No obstante, el Islam prescribe tanto la oración congregacional como la individual. Respecto a las oraciones en congregación, estas son normalmente ofrecidas en las mezquitas y se llevan a cabo de una manera bien organizada y significativa.

La importancia de ofrecer las oraciones congregacionales está expuesta en la siguiente tradición del Profetasa:

‘an ibni ‘umara ‘an-humā an-na rasulAl’lahisa qāla salatul

yamā ‘ati afdalu min salatil faz-zi bi sab‘ñw-wa ‘ishrīna darayatan

Hazrat Ibn Umarra cuenta que Muhammadsa dijo:

La oración rezada en congregación es veintisiete veces más beneficiosa

que la oración ofrecida individualmente”.

(Sahih Muslim, “Kitabus salat”, bab fi fadlil jama’ati; Sahih Bukhari, “Abwabus salat”, bab majaa fadlil jamaati).

Al igual que las oraciones en congregación, las que se realizan individualmente son también enfatizadas. Por un lado, en las oraciones congregacionales, la sociedad rinde tributo a Dios colectiva y abiertamente; y en las individuales, se hace énfasis en la privacidad y no debe hacerse ningún esfuerzo para que seamos vistos realizándolas. De manera similar, la oración voluntaria nocturna (o tahayud, que describimos más adelante) es llevada a cabo en completa privacidad. En este caso, los miembros de la misma casa tratan de encontrar sus propios rinconcitos para ello, e incluso el marido y la esposa intentan hacer dicha oración por separado, para que la comunión con Al’lah se convierta en un asunto profundamente personal e íntimo.

En cuanto a los contenidos de las oraciones, tanto si son ofrecidas individualmente como en congregación, son de dos tipos:

  1. El primero es la recitación formal de versículos del Santo Corán y otras oraciones y que se hace árabe, que es el idioma del propio Libro Sagrado. Se espera que todos los adoradores conozcan el significado de lo que se está recitando, pues de lo contrario se verán privados del inmenso beneficio que podrían obtener de su recitación, siempre llena de profundos significados.
  1. El segundo corresponde a las oraciones individuales en el lenguaje propio y en las que uno es libre de pedir a su antojo, tanto durante las oraciones individuales como las congregacionales. Algunas escuelas de jurisprudencia rechazan las plegarias hechas en el propio idioma durante la oración. Sin embargo, al mismo tiempo, aprecian la necesidad de realizar oraciones privadas y personales, por lo que sugieren orar en el idioma propio de cada uno, después de que la oración formal haya terminado y no durante su curso. Nosotros, los musulmanes áhmadis, nos inclinamos por la opción de orar a Dios en nuestra propia lengua tal y como uno desee durante el transcurso de la oración formal.

(“An elementary study of Islam”, Hazrat Mirza Tahir Ahmad, pp. 34-36).

En este sentido, Hazrat Mirza Ghulam Ahmadas ha aconsejado que se debe orar a Al’lah durante la oración en el lenguaje propio, pues orar en nuestra propia lengua conlleva humildad y fervor.

(“Malfuzat”, Hazrat Mirza Ghulam Ahmad, vol. 9, p. 55).

La oración islámica desempeña así un papel importante en la vida de un musulmán y en la educación espiritual y moral del individuo.

Tipos De Oraciones

 La oraciones, tal y como han sido prescritas, tienen tres partes: “farz”, “sunna” y “nawafil”. Las farz y sunna son oraciones obligatorias mientras que las nawafil son oraciones voluntarias.

Las Oraciones Obligatorias

 Las farz (las oraciones obligatorias) son ordenadas por Al’lah y deben ser ofrecidas en congregación detrás de un imam que lidere las mismas y preferiblemente en una mezquita.

Las sunna son las que eran ofrecidas regularmente por el Santo Profetasa, en adición a las oraciones farz, y ordenó a todos los musulmanes que las ofrecieran.

Las siguientes oraciones son consideradas como “wayib” (necesarias):

  1. Tres rakaats de witar.
  2. Dos rakaats de Eid-ul Fitar y dos rakaats de Eid-ul Azia.
  3. Dos rakaats ofrecidos mientras se lleva a cabo el tawaf de la

Kaaba, que consiste en girar siete veces alrededor de la misma

y en contra de las agujas del reloj.

Si una persona se pierde alguna de estas oraciones de forma intencional, se considera que ha cometido un pecado; aunque si alguien se pierde una oración wayib sin intención, por ejemplo si se olvida de ello por error, no se le pide que la ofrezca como una oración qadah, que significa ofrecer con posterioridad una oración que se ha perdido.

(“Salat: a Muslim prayer book”, Islam International Publications, London, p. 49).

Número de rakaats en cada oración obligatoria

Cada oración está compuesta de un número determinado de “rakaats”. Un “rakaat” está compuesto por una serie de posturas, que van desde ponerse de pie hasta postrarse.

El número de rakaats para las cinco oraciones diarias es el siguiente:

-Fayar: dos rakaats de sunna seguidos por dos rakaats farz.

 -Zohar: cuatro rakaats de sunna seguidos por cuatro rakaats farz y dos rakaats de sunna adicionales.

 -Asar: cuatro rakaats farz.

 -Maghrib: tres rakaats farz seguidos por dos rakaats de sunna.

 -Isha: cuatro rakaats farz seguidos por dos rakaats de sunna y tres rakaats de witar.

El viernes es el día sagrado para los musulmanes y realizan un servicio congregacional especial celebrado en el momento de la oración de zohar. Dicho servicio incluye la pronunciación de un sermón (jutba) por el imam. Esto es conocido como la oración de yuma, que describimos en detalle más adelante.

La hora de las oraciones

 Dios Altísimo dice en el Sagrado Corán:

aqimis-salata li dulū kish-shamsi ilā ghasa qil-laili wa qur’ānal fayar

“Observad la oración a diferentes horas entre la puesta del sol

y durante la oscuridad de la noche,

y recitad el Corán al amanecer”, (17:79).

Para cada una de las cinco oraciones obligatorias se  ha fijado un tiempo en relación con la posición del sol y es el siguiente:

Fayar: la hora de fayar u oración de la mañana empieza con el alba y termina antes del amanecer. Las oraciones opcionales no están recomendadas entre la oración fayar y la salida del sol.

Zohar: la hora de zohar u oración del medio día empieza después de que el sol ha cruzado el cenit y empezado a declinar, y termina cuando comienza la oración de asar.

Asar: la hora de asar u oración de media tarde es cuando el sol ha avanzado aún más en su declive y alcanza un punto casi a mitad de camino entre el comienzo de su descenso y la puesta del sol; y termina mucho antes de la puesta del sol, cuando la luz del sol ha palidecido. No obstante, aunque no está enteramente prohibido decir la oración asar a esa hora tan tarde del día, es preferible que se ofrezca antes de que la luz del día haya comenzado a desvanecerse mientras que el sol está todavía en buena medida sobre el horizonte.

Maghrib: la hora de la oración de maghrib empieza inmediatamente después de la puesta del sol y dura hasta el anochecer, pero la palabra “anochecer” es entendida de manera diferente por las distintas Escuelas de Juristas. De acuerdo con la Fiqah o Jurisprudencia Ahmadía, la palabra “anochecer” significa el momento en que el enrojecimiento en el horizonte occidental desaparece. Por tanto, la duración de la oración de maghrib es hasta antes de que se haga bastante de noche, siendo a veces de hasta una hora y media.

Isha: todas las Escuelas de Jurisprudencia están de acuerdo en que el momento para la oración de isha empieza cuando el anochecer finalmente ha desaparecido, dando paso a la oscuridad de la noche. De acuerdo con la mayoría, este periodo dura hasta la media noche pero algunos lo extienden más allá de la media noche, hasta que la persona se va a dormir.

En general, las oraciones deben realizarse a su debido tiempo y preferiblemente en congregación; es decir, se aconseja y se recomienda con ahínco que las oraciones se ofrezcan generalmente al comienzo de sus respectivos tiempos y que no se retrasen hasta que el tiempo de las mismas esté a punto de agotarse; aunque si es imposible ofrecer la oración de la tarde a su hora prescrita, se permite combinar tanto las oraciones de zohar y asar, así como las de maghrib e isha si es necesario.

 Las horas prohibidas para las oraciones

 Se debe tener en cuenta que en el momento de la salida del sol, el atardecer y cuando el sol está en su cenit, está prohibido ofrecer oraciones. De la misma forma, tras la oración de asar no se debe ofrecer ninguna oración opcional entre ese momento y la hora de la puesta del sol. Igualmente, tras la oración de fayar no debe ser ofrecida ninguna oración voluntaria entre ese momento y la salida del sol.

El ofrecimiento de las oraciones en los viajes

 Cuando alguien se encuentra de viaje, la realización de algunas de las oraciones obligatorias se acorta, lo cual se llama “qasar”, aunque las instrucciones al respecto son las siguientes:

  • Solo si la estancia es de hasta 14 días se considera como “estar de viaje”.
  • Si el destino es nuestra propiedad, la residencia de nuestros padres o suegros, La Meca o Medina, entonces se debe realizar la oración completa.
  • Si alguien se encuentra de camino hacia o desde cualquiera de los lugares mencionados anteriormente debe ofrecer las oraciones en modo qasar.
  • Si oramos en congregación y el imam ofrece las oraciones completas, se debe también seguir al imam, incluso si se está de viaje.
  • La oración de fayar nunca se acortada, incluso cuando se viaja. Así pues, se deben ofrecer dos rakaats de sunna y dos rakaats de farz.
  • La oración de maghrib se realiza normalmente, o sea, se hacen los tres rakaats de farz, pero la sunna no es necesaria.
  • Respecto a la oración del viernes o yuma, una persona que esté viajando tiene que rezar los cuatro rakaats de sunna que están prescritos para ser ofrecidos antes del comienzo del sermón del viernes; y estos deben ser realizados incluso si las oraciones de zohar y asar son combinadas; pero si el sermón del viernes ya ha comenzado, se solo deben ofrecer dos rakaats de sunna en vez de los cuatro rakaats de costumbre.

Si una persona está viajando por cualquier medio de transporte que le impida ponerse de pie para orar y no pueda bajarse del vehículo, puede ofrecer sus oraciones mientras está sentado y el pre-requisito de mirar hacia la qibla (ponerse en dirección hacia la Kaaba) no será obligatorio en esta situación. En ese caso, la persona debe mirar en la dirección hacia donde se dirige el vehículo, barco o avión, tren, etc., cuando está en movimiento, si le es posible.

Si los viajeros están ofreciendo su oración congregacional detrás de un imam que es un residente local, deben seguir al imam y ofrecer los cuatro rakaats farz de las oraciones de zohar, asar e isha, pues la regla que nos permite acortar algunas oraciones no se aplica en este caso. Pero si la persona que dirige la oración o imam es un viajero, entonces él acortará su oración en consecuencia y los viajeros en la congregación también terminarán su oración al mismo tiempo que el imam; mientras que aquellos que no se encuentren de viaje se levantarán cuando el imam haya recitado los saludos de paz para marcar el final de la oración y completar su oración, que son:

as-salāmu ‘aleikum wa rahmatul-lāh

¡La paz y la clemencia de Al’lah sean contigo!

(“Salat: the Muslim prayer book”, Islam International Publications, London, pp. 63-64).

Pre-requisitos y condiciones acerca del ofrecimiento de las oraciones

 Existen algunos pre-requisitos y condiciones acerca del ofrecimiento de las oraciones y son los siguientes:

  1. Tener la determinación y la intención; es decir, la intención de ofrecer una oración debe ser establecida antes del comienzo de la misma.
  1. La oración debe ser ofrecida dentro del tiempo asignado para esa oración en particular. Aunque debe recordarse que si una oración no se realiza a su debido tiempo por algunas razones convincentes, la misma puede ser ofrecida siempre que se recuerde, aunque no debe ser realizada en los momentos prohibidos.

iii. Se debe estar limpio de cuerpo y, si es posible, de mente y espíritu también. La limpieza aquí significa que:

  1. a) El cuerpo debe estar limpio de toda suciedad.
  1. b) Si se ha respondido a una llamada de la naturaleza y se ha estado en el baño, uno debe lavarse adecuadamente para que no quede ningún resto de suciedad y toda ella sea eliminada correctamente.
  1. c) Después de conyugar, tanto si la eyaculación ha tenido lugar como si no, o incluso si la eyaculación ha ocurrido de cualquier manera, por ejemplo durante el sueño, la limpieza significará no solo lavarse parcialmente, sino que será esencial tomar un baño completo.
  1. d) En el caso de las mujeres, es imprescindible tomar un baño después del sangrado menstrual y tras el sangrado que sigue al parto de un bebé.
  1. El lugar y la alfombra de la oración deben estar limpios y ordenados.
  1. El cuerpo debe estar debidamente cubierto durante la oración.
  1. Dirigirse hacia la qibla: todos los musulmanes deben mirar hacia la Kaaba mientras ofrecen sus oraciones. La “qibla” significa mirar hacia la Kaaba, que está situada en La Meca y es la primera Casa de Adoración del Dios Único construida sobre la tierra.

(“Salat: the Muslim prayer book”, Islam International Publications, London, U.K., pp. 7-8).

 vii. Mientras el imam recita el Sura Al-Fatiha durante la oración, los fieles también deben recitarlo, pero debe hacerse de tal manera que ninguno de los adoradores cercanos sean molestados. Por tanto, se debe tener cuidado durante toda la oración para no molestar a las demás personas que están rezando.

viii. Cuando el imam recita una porción del Santo Corán tras el Sura Al-Fatiha, los seguidores no deben recitarla a la vez sino solo escuchar su recitación.

(“Malfuzat”, Hazrat Mirza Ghulam Ahmad, vol. 9, p. 436).

De acuerdo con la mayoría de las Escuelas de Jurisprudencia, los hombres deben cubrir sus cabezas cuando ofrezcan la salat u oración, aunque los malikis y algunos otros no consideran esto necesario.

La Oración (Parte Árabe)

 An niyat (la determinación de la intención)

 Antes del inicio de la oración, se recita el iqamat o el aviso de que la oración está a punto de empezar. Luego, se colocan en filas detrás del imam y cada adorador debe determinar su intención en cuanto a qué tipo de oración (farz, sunna o nafal, etc.) va a realizar y cuántos rakaats va a llevar a cabo. No es necesario hacer “an niyat” diciendo ciertas palabras en voz alta, pues la sola mención en nuestra mente será suficiente. Después del “takbir-i-tahrima” se debe recitar la siguiente oración:

 way-yahtu wajhiya lil’lazī fataras-samāwāti wal arda

hanīfauw-wa mā anā minal mushrikīn

Me he vuelto con toda mi atención hacia el Ser Supremo,

Quien ha creado los cielos y la tierra,

y no soy uno de los que asocian copartícipes con Él.

(Muslim, “Kitabus salat”, babud dua fi salatil laili wa qiyamah).

 El comienzo

 La oración comienza con el “takbir-i-tahrima”; o sea, el imam levanta ambas manos y dice lo siguiente:

 Al’lāhu Akbar           ¡Al’lah es el Más Grande!

 Qiyam o quedarse de pie

 Una vez recitado el “takbir-i-tahrima” y la alabanza anterior, la siguiente glorificación, llamada zana, es recitada individualmente en silencio:

 subhāna kAl’lāhum-ma wa bi hamdika wa tabāra kasmuka

wa ta’āla yad-duka wa lā ilāha gheiroka

 ¡Santo eres Tú, oh Al’lah! Y toda alabanza Te pertenece;

y Bendito es Tu Nombre y exaltado es Tu alto rango;

y no hay nadie digno de ser adorado excepto Tú.

(Jami Tirmidhi, “Kitabus-salat”).

La anterior glorificación es seguida por el “at-taawuz”, lo cual se recita también en silencio:

 a‘ūzu bil-lāhi mi nash-shaitā nir-rayīm

 ¡Busco refugio en Al’lah de satanás, el condenado!

Tras el “at-taawuz”, la “tasmiya” es recitada por el imam, ya sea en silencio o en voz alta; pero la congregación la recita en silencio y consiste en lo siguiente:

 Bismil’lā hir rahmā nir-rahīm

 “En el nombre de Al’lah, el Clementísimo, el Misericordiosísimo”. (1:1).

Entonces, el imam recita el Sura Al-Fatiha en voz alta en las oraciones de fayar, maghrib e isha; y cuando el imam está haciendo eso, los otros fieles escuchan su recitación mientras ellos también recitan el Sura Al-Fatiha en silencio y versículo a versículo. En las oraciones de zohar y asar, el imam y los fieles recitan el Sura Al-Fatiha en silencio. Al final del Sura Al-Fatiha, los fieles dicen “amin”, que significa: ¡Dios Mío, acepta nuestras súplicas!

 alhamdu lil-lāhi rab-bil ‘ālamīn ar-rahmā nir-rahīm māliki yaumid-dīn iy-yāka na‘budu wa iy-yāka nasta‘īn ihdi nas-sirātal mustaqīm sirātal-lazīna an‘amta ‘alaihim ghairil  maghdūbi ‘alaihim wa lad-duā al-līn

 “Toda alabanza pertenece a Al’lah solo, Señor de todos los mundos;

el Clementísimo, el Misericordiosísimo,

el Dueño del Día del Juicio.

A Ti solo te adoramos y a Ti solo imploramos ayuda.

Guíanos por el camino recto,

el camino de aquellos a los que has concedido Tus bendiciones,

de los que no han incurrido en Tu enojo y de los que no se han extraviado”,

(1:2-7).

Después de eso, el imam recita un fragmento del Libro Sagrado, que al menos debe tener tres versículos o un capítulo corto. Por ejemplo el Sura Al-Ijlas:

 bismil-lā hir-rahmā nir-rahīm

 “En el nombre de Al’lah, el Clementísimo, el Misericordiosísimo”, (112:1).

 qul howAl’lāhu ahad Al’lāhus-samad lam yalid wa lam yū lad

wa lam ya kul-lahū kufuwan ahad

 “Di: ‘Él es Al’lah, el Único;

Al’lah, el Independiente e Implorado por Todos.

Él no engendra, ni es engendrado;

y no hay nadie que sea semejante a Él’”, (112:2-5).

Cuando el imam está recitando un fragmento del Sagrado Corán, los fieles deben escucharlo en silencio, pues Dios dice:

 wa izā quri’al qur’ānu fastami‘ ū lahū wa ansit ū la‘al-lakum turhamūn

 “Y cuando se recite el Corán, prestadle oído y guardad silencio,

a fin de que se os muestre misericordia”, (7:205).

El ruku o la inclinación en reverencia

Al finalizar la recitación, el imam pasa de la posición de estar de pie a la de inclinación en reverencia (ruku), diciendo “Al’lāhu Akbar” y los fieles lo siguen inclinándose de la misma forma. En esta postura de reverencia, el siguiente tasbih debe ser recitado de forma individual y silenciosa, tres veces o más, siempre que sea un número impar:

 subhāna rab-bi yal‘azīm              ¡Santo es mi Señor, el Más Alto!

(Jami Tirmidhi, “Abwabus salat”, bab ma yaa fit-tasbih firrakui was-sujud).

Posición de pie nuevamente

 A continuación el imam se pone otra vez de pie y deja caer sus brazos a cada lado; y cuando inicia ese movimiento, pronuncia el “tasmih” en voz alta, que es lo siguiente:

 sami‘al-lā huliman hamidah       ¡Dios escucha a quien Le alaba!

 En respuesta, la congregación sigue al imam y también cambia de postura, mientras recita lo siguiente, que es llamado “tahmid”:

 rab-bāna walakal hamd hamdan kaziran tai-yiban mubarakan fīh

¡Señor Nuestro, Tuya es la alabanza,

la alabanza que es generosa, pura y bendita!

(Sahih Bukhari, “Kitabus-salat”, bab fadl al-lahum-ma rab-bana lakal hamd).

Esta posición de permanecer de pie después del ruku es llamada “qauma” y finaliza con la recitación del tahmid. Entonces, el imam dice “Al’lāhu Akbar” en voz alta de nuevo y dirige a la congregación a la posición de prosternación llamada “salldah”. En esta postura, el siguiente tasbih debe ser recitado en silencio, tres veces como mínimo.

Primer salldah o prosternación

 subhana rab-bi yal a’lā              ¡Santo es mi Señor, el Más Alto!

 (Jami Tirmidhi, “Abwabus salat”, bab ma jaa fit-tashbih firrakui was-sujud).

 La recitación de versículos del Corán y la invocación del Durud Sharif (invocar bendiciones sobre el Santo Profetasa) durante el salldah están prohibidos.

Postura de sentado

El imam entonces dice el “Al’lāhu Akbar” de nuevo, en el que él y la congregación levantan sus cabezas y sus manos del suelo, y adoptan la postura de sentado llamada yilsa. En esta postura, hay que recitar en silencio la siguiente súplica:

 rab-bighfirlī warhamnī wahdinī wa ‘āfinī wayburnī warzuqnī warfa‘nī

 ¡Oh mi Señor, perdóname y ten misericordia de mí,

guíame y concédeme seguridad,

corrige mis defectos, provéeme y elévame!

(Sahih Muslim, “Kitabudh-dhikr wad-dua”, bab fadlut-tashil wad-dua; Sunnan Ibn-e- Majah, “As-salawat and Hakim”, vol. 1S, pp. 262- 271).

Segundo salldah o prosternación

Después de la posición de sentado o yilsa, el imam lidera a la congregación a la segunda prosternación, diciendo “Al’lāhu Akbar”, y nuevamente hay que recitar el siguiente tasbih tres veces o más, siempre que sean impares:

 subhana rab-bi yal a’lā             ¡Santo es mi Señor, el Más Alto!

 En cada rakaat hay siempre dos prosternaciones, por lo que al final de la segunda prosternación se ha completado un rakaat de oración.

Qadah, segunda postura de sentado (segundo y último rakaat)

 Tras decir “Al’lāhu Akbar” de nuevo, el imam lidera la congregación a la posición de estar de pie para comenzar el segundo rakaat, el cual se ofrece exactamente como el primero. En el segundo rakaat, después de la prosternación, el imam se sienta de la misma forma como se sentó en la posición llamada yilsa. Esta posición de sentado, al final del segundo rakaat, se llama “qadah”; y durante la misma se recita en silencio el “at-tasha-hud”, que es lo siguiente:

 at-ta hiy-yātu lil-lāhi was-salawātu wat-tay-yibātu as-salāmu ‘alaika  ay-yu han-nabiy-yu wa rahmatul-lāhi wa barakātuhū as-salāmu ‘alainā wa ‘alā ‘ibādil-lā his-sālihin ash hadu al-lā ilāha ilAl’lahu

wa ash hadu an-na muhammadan ‘abduhū wa rasūluh

 ¡Todas las alabanzas son realmente para Al’lah,

todas las oraciones y todas las cosas puras!

¡Que la paz sea sobre ti, oh Profeta,

la clemencia de Al’lah y Sus bendiciones!

¡Y paz sea sobre nosotros y sobre todos los justos servidores de Al’lah!

¡Atestiguo que no hay nadie digno de ser adorado excepto Al’lah

y doy testimonio que Muhammad es Su Siervo y Su Mensajero!

 (Sahih Bukhari, “Kitabus-salat”, bab at-tash-sha-hud fil akhirati).

 Debe notarse que mientras se recita at-tasha-hud, cuando el adorador llega a la frase “ash hadu al-lā ilāha il-lAl’lāhu”, debe levantar el dedo índice de su mano derecha y bajarlo tan pronto como la recite. Y tras pronunciar el at-tasha-hud, se recita en silencio la invocación de bendiciones sobre Muhammadsa, llamada Durud Sharif, y algunas otras oraciones.

Durud Sharif

 Al’lāhum-ma sal-li ‘alā muham-madin wa ‘alā āli muham-madin kamā sal-leita ‘alā ibrāhīma wa ‘alā āli ibrāhīma in-naka hamīd-dum-mayīd

 ¡Oh Al’lah, bendice a Muhammad y al pueblo de Muhammad,

como bendijiste a Abraham y al pueblo de Abraham!

¡Tú eres realmente el Único Digno de ser Alabado, el Exaltado!

 Al’lāhum-ma bārik ‘alā muham-ma din wa alā āli muham-madin kamā bārakta ‘alā ibrāhīma wa ‘alā āli ibrāhīma in-naka hamīd-dum-mayīd

 ¡Oh Al’lah, haz prosperar a Muhammad y a la gente de Muhammad,

como hiciste prosperar a Abraham y al pueblo de Abraham!

¡Tú eres realmente el Único Digno de ser Alabado, el Exaltado!

 (Sahih Bukhari, “Kitabul ahadithul Anbiya”).

 La invocación del durud es seguida por algunas oraciones como:

rab-banā ātinā fid-duniā hasanatan

wa fil ājirāti hasanatan wa qinā ‘azāban-nār

“Señor nuestro concédenos lo bueno de este mundo y lo bueno del Más Allá,

y protégenos del tormento del fuego”, (2:202).

(Sahih Bukhari, “Kitabud dawat”, bab qaulan Nabiyyusa: rab-bana atina fid-dunya hasanatan).

Después de recitar al menos esta oración, el imam vuelve su rostro hacia la derecha y dice lo siguiente:

 Saludos finales de paz

 as-salāmu ‘aleikum wa rahmatul-lāh

La paz y la clemencia de Dios sean contigo.

A continuación, el imam vuelve su rostro hacia la izquierda y repite exactamente lo mismo para marcar el final de la oración:

as-salāmu ‘aleikum wa rahmatul-lāh

La paz y la clemencia de Al’lah sean contigo.

 La oración de witar

La oración de witar consiste en llevar a cabo tres rakaats tras los dos rakaats de sunna de la oración obligatoria de la noche llamada isha. No obstante, si uno pretende levantarse para la oración voluntaria de tahayud, entonces la oración de witar se ha de ofrecer tras rezar la oración de tahayud.

  1. Por tanto, witar se realiza como cualquier otra oración, excepto que el último rakaat se termina con la siguiente plegaria, llamada “dua-i-qunut” en árabe:

Al’lāhum-ma in-nā nasta‘īnuka wa nastaghfiruka wa

nu’minubika wa natawakkalu ‘alaika wa nuzhnī ‘alaikal jaira wa nashkuruka wa lā nakfuruka wa najla‘u wa natruka many-yafjuruk Al’lāhum-ma iy-yāka na‘budu walaka  nusal-lī wa nasyudu wa ilaika nas‘ā wa nahfidu wa naryū rahmātaka wa nakhshā ‘azabakain-na ‘azābaka bil kuffāri mulhiq

¡Oh Al’lah! Imploramos tu ayuda y pedimos Tu perdón,

creemos en Ti y confiamos en Ti;

y Te alabamos de la mejor manera,

y Te somos agradecidos y no somos ingratos contigo;

y abandonamos y nos alejamos de quien Te desobedece.

¡Oh Al’lah! Solo Te servimos a Ti y solo a Ti oramos,

y solo ante Ti nos prostramos y nos apresuramos hacia Ti

y nos presentamos ante Ti;

y esperamos Tu misericordia y tememos Tu castigo,

porque ciertamente Tu castigo rodeará a los incrédulos.

(“Baihaqi”, vol. 2, p. 210; “Sharah al-sun-natul imam”, Najvi, vol 3, p. 131; “Tuhfatul fuqha”, babul salatul witr, pp. 372/1, publicado en Damasco).

  1. La oración de witar puede ser llevada a cabo de dos formas: haciendo los tres rakaats uno tras otro o dividida en dos rakaat, y en seguida se realiza el tercer y último rakaat. El Santo Profetasa y el Mesías Prometidoas solían ofrecer sus oraciones de witr en forma de dos rakaats seguidos por un rakaat.

iii. Cuando witar es ofrecida como dos rakaats seguidos por un rakaat, entonces en el tercer rakaat no se debe recitar la zana (Subhāna kal-la hum-ma…).

  1. La oración de witar puede ser realizada después de completar la sunna de la oración de isha, o puede hacerse tras las oraciones tahayud.
  1. Si witar ha sido ofrecida una vez terminada isha, entonces se puede simplemente ofrecer la oración de tahayud al final de la noche.

La oración del viernes (salatul yuma)

El viernes es un día especial para los musulmanes y en este sentido el Corán dice:

yā ay-yuhal-lazina āmanū izā nūdiya lis-salati miny-yaumil yumu‘ati fas‘au ilā zikril-lāhi wa zarul bai ‘zālikum jairul-lakum

in kuntum ta‘lamūn

“¡Oh vosotros, los creyentes!

Cuando se haga la llamada a la oración del viernes,

apresuraos al recuerdo de Dios y dejad todos los negocios.

Esto es lo mejor para vosotros, si lo supierais”, (62:10).

Los musulmanes deben ser particularmente cuidadosos con la oración obligatoria de los viernes, pues el Profetasa dijo también:

an salmānal fārisīra qāla qālan-nabiyusa lā yaghtasilu rayulun yaumul yumu ati wa yata tah-haru mastatā’a minat-tuhri wa

yudah-hinu min duhnihi ’au yamas-su min tībi baitihi zum-ma yajruyu falā yufarriqu bainaznaini zum-ma yusal-lī mā

kutiba lahū zum-ma yunsitu izā takal-lamal imamu il-la ghufira lahū mā bainahu wa bainal yumu atil ujra

Salman Farsira relata que el Santo Profetasa dijo:

“El que toma un baño el viernes, usa perfume, viene a la oración del viernes

y no se coloca entre dos personas que ya están sentadas,

ofrece la oración y escucha en silencio

una vez que el imam se levanta para dar el sermón,

tendrá sus pecados perdonados entre ese viernes y el siguiente”.

(Sahih Bukhari, “Kitabul jumuah”, bab la yufarriqu bainathnaini yaumal jumuati).

‘an yābirin ‘abdil-lāhira qāla qāla rasulul-lāhsa man tarakal

yumu ati zalāzan min ghairi durūratin taba Al’laha ‘alā qalbihī

Hazrat Yabir ibn Abdul-lahra narra que el Profetasa afirmó:

“Cualquiera que se pierda tres oraciones del viernes de manera consecutiva

y sin ninguna razón genuina,

Al’lah pondrá un sello en el corazón de esa persona”.

 (Sunun Ibn-e Majah, “Kitab iqamatus salati was-sunnati fiha”, bab fiman tarakal jumuata min ghairi udhrin).

El viernes es el día sagrado para la adoración musulmana y a la hora de la oración de zohar se realiza una oración especial en congregación. El imam da un sermón (jutba) y a continuación se ofrecen dos rakaats en congregación. Esto es conocido como la oración de yuma.

En este caso, la recitación de los versículos del Libro Sagrado se hace en voz alta y para este servicio hay dos azanes: el primero es similar al de zohar y el segundo se da justo antes de que el imam se ponga de pie para dar el sermón, que consiste en dos partes. En la primera, el imam se dirige a los musulmanes preferentemente en el idioma local y cuando finaliza el sermón, se agacha por un momento y luego se pone de pie, y recita la segunda parte en árabe, es decir, el “jutba zania”:

 alhamdulil-lāhi nahmaduhū wa nasta‘īnuhū wa nastaghfiruhū

wa nu’minubihī wa natawak-kalu ‘alaih wa na‘ūzubil-lāhi min shurūri anfusinā wa min say-yi āti a‘mālinā many-yahdi hil-lāhu falā mudil-la lahū wa many-yudlilhu falā hādiyalah wa nash hadu al-lā ilāha il-lAl’lahu wahdahu lā sharikalahu wa nash hadu an-na muham-madan ‘abduhū wa rasuluh ‘ibādAl’lah rahimakumul-lāh in-nAl’laha ya’maru bil‘adli wal ihsāni wa ‘ītā’i zilqurbā wa yanhā ‘anilfahshā’i walmunkari walbaghyi ya ’iuzukum la ‘al-lakum tazak-karun uzkurul-lāha yazkurkum wad‘ūhu yastayiblakum wala zikrul-lāhi akbar

Toda alabanza pertenece a Dios,

nosotros Le alabamos, imploramos Su ayuda y pedimos Su protección;

ponemos nuestra confianza solo en Él y buscamos la protección de Al’lah

contra la maldades y la malicia de nuestras almas,

y de los malos resultados de nuestras obras.

Quienquiera que sea guiado por Dios hacia el camino recto,

nadie puede descarriarlo;

y quienquiera que Al’lah declara descarriado,

nadie puede guiarle por el camino recto.

Y damos testimonio que nadie merece ser adorado excepto Al’lah,

Quien es Único y no tiene copartícipe;

y atestiguamos que Muhammad es Su Siervo y Su Mensajero.

¡Oh siervos de Al’lah, que Dios tenga misericordia de vosotros!

Ciertamente, Al’lah os ordena actuar con justicia,

beneficiaros abundantemente los unos a los otros y haced el bien al prójimo,

como uno hace con sus parientes y amigos;

y prohíbe la indecencia y la maldad manifiesta, y todo tipo de transgresión ilícita. Él os amonesta para que siempre tengáis esto en mente.

Recordad a Al’lah, pues Él también os recordará;

llamadlo y Él responderá a vuestra llamada.

Y en verdad, el recuerdo de Dios es la virtud más grande.

(Sunan Abu Daud, “Kitabus-salat”, baburrajal yakhtab ala qaus, pp. 156/1).

La asistencia a la oración del viernes es obligatoria para los hombres musulmanes, mientras las mujeres deben asistir siempre que tengan la oportunidad de hacerlo, pero no es compulsivo para ellas.

  1. Antes de asistir a la oración de yuma, un musulmán tiene que seguir la sunna (el ejemplo) de Muhammadsa y tomar un baño completo, ponerse ropa limpia, usar perfume y evitar cualquier comida con un olor fuerte. Una vez concluida la oración de yuma, los musulmanes deben regresar a sus asuntos cotidianos.
  1. Cuando se llega a la mezquita o lugar donde se celebre el yuma y antes de que el sermón del viernes comience, hay que ofrecer cuatro rakaats de sunna, incluso si se combinan las oraciones de zohar y asar, o si la persona se encuentra de viaje.

iii. Si una persona se une a la oración cuando el sermón ya ha comenzado, entonces debe ofrecer solo dos rakaats de sunna en lugar de los cuatro rakaats obligatorios.

  1. Y si alguien se une a ella cuando el sermón ha terminado, entonces tiene que unirse a la congregación y ofrecer dos rakaats al final de la oración de yuma. Pero si la oración de asar va a ser combinada, en ese caso no es necesario ofrecer ninguna sunna.
  1. Hay dos azanes para la oración del viernes: el primero es el que normalmente se daría para la oración de zohar y el azan adicional fue introducido por Hazrat Uzmanra.
  1. Se requiere un mínimo de tres personas para llevar a cabo la oración del viernes (yuma). Sin embargo, si solamente hay dos personas, el Mesías Prometido y Mahdias ha dicho que es permisible ofrecer la oración yuma.

(“Malfuzat”, Hazrat Mirza Ghulam Ahmad, vol. 9, p. 214).

vii. Mientras el sermón está siendo pronunciado, hablar o incluso jugar con objetos pequeños, etc., ha sido desaprobado por el Profetasa.

an ausibni ausinra qāla qāla rasulul-lāhisa in-na min afdali ay-yāmikum yaumal yumu‘ati fa akzirū ‘alay-ya minas-salati fīhi

fa in-na salatakum m‘arūdatun ‘alay-ya

Aus ibn Ausra relata que el Santo Profetasa dijo:

“El mejor de vuestros días es el viernes;

por lo tanto, invocad frecuentemente bendiciones sobre mí en ese día,

porque vuestras invocaciones me son transmitidas”.

(Sunan Abu Dawud, “Kitabus-salat”, bab tafri “Abwabul jumuah”).

Las oraciones de Eid-ul Fitar e Eid-ul Azia

 Hay dos festivales de Eid al año: uno es llamado Eid-ul Fitar y el otro, que se produce unas diez semanas después, se llama Eid-ul Azia. El Eid-ul Fitar se celebra justo al final del mes del ayuno. En ese día, los musulmanes se regocijan por haber tenido la fuerza para cumplir su obligación de realizar el ayuno. Por su parte, el Eid-ul Azia se celebra el día 10 del mes de Zul Hiya, para conmemorar la obediencia de Hazrat Ibrahimas (Abraham) y de su hijo Hazrat Ishmailas (Ismael) hacia Al’lah.

Todos los musulmanes, hombres, mujeres y niños, se reúnen para realizar dos rakaats en congregación y al aire libre, en las  afueras de un pueblo o una villa, si es posible, tanto en ocasión de Eid-ul Fitar como Eid-ul Azia.

*(Para ver más detalles sobre dichas oraciones, véase la sección titulada “Celebraciones y ceremonias en el Islam”).

 Suyudus-sahv (prosternaciones de perdón)

Si una persona comete un error durante la oración que afecta a la validez de la misma, como por ejemplo si tiene dudas sobre si ha ofrecido el número correcto de rakaats, etc., las prosternaciones del perdón son necesarias y hay que realizarlas tras recitar el at-tashah-hud y el durud, y otras oraciones prescritas en el qadah final de la oración. Así, tras decir “Al’lahu Akbar”, se llevan a cabo dos postraciones, en las que se recita “Subhana Rabbi yal A’la”; entonces, el imam retoma la posición qadah y dice “as-salāmu aleikum wa rahmātul-lāh” volviendo su rostro hacia la derecha y luego hacia la izquierda, repitiendo el mismo saludo, para marcar el final de la oración.

Si el imam comete un error que puede ser condonado por las prosternaciones de perdón, en ese caso la congregación entera debe llevar a cabo esas postraciones de condonación. Pero si uno de los seguidores comete un error siguiendo al imam, no se le requiere realizar las postraciones del perdón. No obstante, si habiendo comenzado la oración surge alguna duda sobre cuántos rakaats aún nos quedan por realizar, entonces se debe seguir el camino seguro de la certeza. Por ejemplo, si la duda es si se han ofrecido tres o cuatro rakaats, se debe ofrecer el cuarto rakaat para estar seguros, aunque en efecto ya se haya ofrecido antes.

 (“Salat: the Muslim prayer book”, London, U.K., pp. 62-63).

Las Oraciones Voluntarias

Nawafil

Además de las oraciones obligatorias, los musulmanes pueden ofrecer oraciones voluntarias. Estos rakaats de oración adicionales, aparte de los rakaats farz y sunna, son llamados “nawafil” o nafal. Su importancia es que aquellos que ofrezcan voluntariamente oraciones nawafil recogen el beneficio de los favores de Al’lah.

Las oraciones nawafil son las siguientes:

  1. Ocho rakaats de tahayud antes de la oración de fayar.
  2. Dos rakaats después de los dos rakaats de sunna, al final de la oración de
  3. Cuatro rakaats antes de la parte farz de asar.
  4. Dos rakaats tras los dos rakaats de sunna en la oración de maghrib.
  5. Cuatro rakaats de ishraq, oración que se ofrece en dos fases: primero se ofrecen dos rakaats cuando el sol ha salido un poco, pero no lo suficiente para haber calentado el ambiente (aproximadamente hasta dos horas después del amanecer); y una vez esto último haya ocurrido, comienza la segunda fase, en la que se deben ofrecer entre cuatro y ocho rakaats. La primera fase se conoce como “salatul ishraq” y la segunda como “salatul duha” o “salatul aw-wabin”. No obstante, en algunas tradiciones, la oración nawafil de seis rakaats ofrecida entre maghrib e isha también es llamada “salatul aw-wabin”.
  6. Dos rakaats ofrecidos cuando se entra a la mezquita, llamados “tahiyatul masyid”.
  7. Dos rakaats realizados cuando se buscan las bendiciones de Dios Todopoderoso.
  8. Dos rakaats ofrecidos como una oración de agradecimiento hacia Al’lah.
  9. Y aún hay más…

Se pueden ofrecer tantas oraciones nawafil como se desee. Sin embargo, ningún nawafil se debe ofrecer durante los momentos prohibidos para las oraciones. Por ejemplo, no deben ofrecerse entre las oraciones de asar y maghrib.

(“Salat: the Muslim prayer book”, London, U.K., pp. 50-51).

La oración de tahayud

Cuando las oraciones nawafil se ofrecen en la última parte de la noche son llamadas tahayud”. Literalmente, “tahayud” significa renunciar al sueño. Así pues, las oraciones de tahayud se ofrecen durante la última parte de la noche, tras haber dormido al menos por un tiempo. Por eso, los musulmanes son alentados a adquirir el hábito de irse pronto a la cama y levantarse temprano. En sí, la oración de tahayud no es obligatoria, pero es una oración opcional en la que se hace un gran énfasis, porque el tahayud se menciona de manera específica en el Sagrado Corán como una oración muy beneficiosa para el desarrollo espiritual del hombre y un buen método para obtener cercanía a Dios.

En el Santo Corán se menciona lo siguiente:

wami nal-laili fa tahayad bihī nāfila tal-lak

“Y despiértate para recitarlo (el Corán) en la parte final de la noche,

como un servicio supererogatorio tuyo”, (17:80).

wa minal-laili fasjudu lahū wa sabīh hu lailan tawīlā

“Y durante la noche, póstrate ante de Él

y ensalza Su Gloria durante una larga parte de la noche”, (76:27).

El Profetasa ha dicho que después de las oraciones obligatorias, la oración de tahayud es la mejor oración:

‘an bilālinra an-na rasūlAl’lāhisa qāla ‘alaikum bi qiyāmil-laili fa in-nahū da’bus-sālihīna qablakum wa in-na qiyāmal-laili qurbatun ilAl’lahi

wa manhātun ‘anil-izmi wa takfīrun  lis-say-yi’āti wa mutridatun

lid-dā’i ‘anil-yasadi

Hazrat Bilalra relata que el Santo Profetasa dijo:

“Debéis ofrecer la oración tahayud regularmente,

pues esta fue la costumbre de las primeras personas santas

y es el camino para alcanzar la cercanía de Al’lah.

Además, este hábito (de ofrecer oraciones tahayud) protege del pecado,

repele la maldad y protege de aflicciones físicas”.

(Jami Tirmidhi, “Abwabud dawat”, bab man fatha lahu minkum babud dua).

Finalmente, nos queda decir que la sunna (o ejemplo práctico) de Muhammadsa fue ofrecer ocho rakaats como oración de tahayud.

El recuerdo de Al’lah tras finalizar la oración

Fue práctica del Santo Profeta del Islamsa siempre imbuirse en el recuerdo de Al’lah tras finalizar la oración. En este sentido, Hazrat Aishara relata que tras finalizar cada oración, el Profetasa permanecía sentado el tiempo suficiente para ofrecer las siguientes oraciones:

Al’lāhum-ma antas-salām wa minkas-salām

tabarakta yā zal yalāli wal ikrām

¡Oh Señor nuestro, Tú eres (la encarnación de) la paz

y la verdadera paz solo viene de Ti!

¡Bendito eres Tú, oh Señor de la Majestad y la Bondad!

(Sahih Muslim, “Kitabul masajid wa mawazi-us-salat”, bab istihbabudh-dhikr badis-salat).

Al’lāhum-ma a‘in-nī ‘alā zikrika wa shukrika wa husni ‘ibādatika

¡Oh Señor mío! Ayúdame para que pueda acordarme de Ti como es debido

y mostrarme agradecido hacia Ti,

y para que Te adore de la mejor manera posible.

(Sunan Abu Daud, “Kitabus-salat”, bab fil istighfar).

Al’lāhum-ma lā māni‘a limā a‘taita wa lā mu‘tīya limā mana‘ta wala yanfa‘u zaljad-di minkal yad-du

¡Oh Al’lah! Nadie puede impedir que nos llegue lo que has concedido

y nadie puede conceder lo que Tú retienes contigo.

Y ninguna  persona de gran estatus puede beneficiarse de su grandeza

en oposición a Tu Grandeza.

(Sahih Bukhari, “Kitabus-salat”, bab dhikr bad salat; “Hadiqatus-salihin”, p. 100).

Una tradición del Santo Profetasa establece lo siguiente acerca de realizar el recuerdo de Dios después de finalizada la oración:

‘an abi hurairatara ‘an rasulil-lāhisa qāla man sab-ba hal-laha fī

duburi kul-li salatin zalāzanw-wa zalāzīna wa hamidAl’laha zalāzanw-wa zalāzīna wa kab-barAl’laha zalāzanw-wa zalāzīna wa qāla tamāmal mi’ati la ilāha il-lAl’lahu wahdahu lā sharīkalahū, lahul mulku walahul hamd wa huwa ‘alā kul-li shai’in qadīr ghufirat zatāyāhu wa in kānat mizli zabadil  bahri

Hazrat Abu Hurairara narra que el Profetasa dijo: “Cualquiera que, después de la oración, diga SubhanAl’lah 33 veces, Alhamdulil-lah 33 veces y Al’lahu Akbar 33 veces más una vez más (34) tras la oración, para llegar a un total de cien, todos sus pecados, incluso si estos superan en cantidad a la espuma del mar (es decir, incluso si son muchísimos), serán perdonados”.

lā ilāha il-lAl’lāhu wahdahu lā sharīkalahū, lahul mulk wala hulhamd wa huwa ‘alā kul-li shai’in qadīr

No hay nadie digno de ser adorado excepto Al’lah.

Él es Único y no tiene copartícipe.

Suyo es el Reino, Suya es la Alabanza,

y Él tiene poder sobre todas las cosas.

(Sahih Muslim, “Kitabus-salat”, bab dhikr bad salat).

También se relata en los libros de Tradiciones o Hadices que, en algunas ocasiones, Muhammadsa solía sentarse entre sus seguidores y elevaba sus manos para orar por aquellos que le pedían que hiciera plegarias por ellos. No obstante, como es evidente según lo relatado por Hazrat Aishara, no era una práctica habitual del Profetasa levantar sus manos y ofrecer plegarias en silencio una vez finalizada su oración. Este gesto ocasional del Santo Profetasa, que ha sido recogido en algunas tradiciones, ha sido generalizado de forma errónea. El resultado ha sido que ciertos grupos dentro del Islam lo han adoptado como parte de su ejemplo práctico o sunna, cuando en efecto esta no fue una práctica habitual. Por tanto, la Comunidad Musulmana Ahmadía considera que levantar las manos para orar una vez terminada la oración no era la práctica común (sunna) de Muhammadsa, sino que en realidad era sentarse por un tiempo recordando a Dios y haciendo plegarias sin elevar sus manos.

(“Salat: the Muslim prayer book”, London, U.K., pp. 46-47).

Algunas Otras Oraciones

La oración de istijara

“Istijara”, que literalmente significa “pedir que Al’lah nos guíe sobre cuál es la mejor opción” ante la toma de una decisión importante y “buscar la bondad de Al’lah”, es una práctica basada en la sunna del Santo Profetasa de pedir la guía Divina cuando uno se enfrenta a decisiones muy importantes o situaciones confusas. El istijara consiste en ofrecer una oración de dos rakaats inmediatamente antes de irse a dormir junto con un dua o plegaria, en la cual uno presenta el problema ante Dios y le pide Su guía. En el primer rakaat, después del Sura Al-Fatiha, se recita el Sura Al-Kafirun (Sura 109 del Sagrado Corán); y en el segundo rakaat, tras el Sura  Al-Fatiha, se recita el Sura Ijlas (sura 112). Durante la postura de qadah, una vez recitado el at-tasha-hud y el durud, y quizá alguna oración más, entonces recita lo siguiente:

 Dua-i-Istijara

Al’lāhum-ma in-nī astajiruka bi ‘ilmika wa astaqdiruka bi qudratika wa as’āluka min fadlikal azīm fa in-naka taqdiru wa lā aqdiru wa ta‘lamu wa lā a‘lamu wa anta ‘al-lāmul ghuyubAl’lahum-ma in kunta ta‘lamu an-na hāzal amra jairul-lī fī dīnī wa ma‘āshī wa āqibati amrī faqdurhulī wa yas-sirhulī zum-ma bāriklī fīh wa in kunta ta ‘lamu an-na hāzal amra sharrul-lī fī dīnī wa  ma‘āshī wa ‘āqibata amrī fasrifhu ‘an-nī wasrifnī ‘anhu waqdur li yaljaira haizu kāna zum-ma  rad-dinī bih

¡Oh Al’lah! Yo busco el bien de Ti que está en Tu conocimiento

y busco poder de Tu Poder; y Te suplico por Tu infinita Gracia,

porque Tú tienes Poder y yo no tengo poder;

y Tú tienes conocimiento y yo no tengo conocimiento;

y Tú posees el mejor conocimiento de todo lo invisible.

¡Oh Al’lah! Si está dentro de Tu conocimiento que este asunto es para mi bien, tanto material como espiritualmente, y con respecto a mi fin último,

entonces haz que sea posible para mí y bendícelo para mí.

Pero si está dentro de Tu conocimiento que este asunto es dañino para mí,

tanto material como espiritualmente, y con respecto a mi fin último,

haz pues que se aleje de mí y haz que me aleje de él;

y elige para mí lo mejor, donde quiera que esté,

y luego bendíceme y haz que yo me sienta complacido con ello.

(Sahih Bukhari, “Kitabud dawat”, babud dua indal istikhara; y Jami Tirmidhi, “Kitabud dawat”; e Ibn-e Majah, “Kitab iqamatus-salat”).

 Tras hacer esto, la respuesta puede llegar de inmediato o tras un tiempo, en forma de un sueño, una señal o una certeza repentina.

 La oración de yanaza o para un funeral

Se recomienda la recitación del Sura Ya Sin (sura 36) cuando uno siente que se aproxima la hora de su muerte. La razón para esta elección es que los temas tratados dentro de este sura son de tal naturaleza, que alivian el sufrimiento de la persona en cuestión y le dan una especie de confort espiritual. Se debe recitar también, en voz baja pero audible, el Kalima Tayiba y el Kalima Shahada cerca de la persona en cuestión. Una vez que la persona muera, todos los presentes y todos los que lleguen a conocer más tarde su fallecimiento deben recitar:

in-nā lil-lāhi wa in-nā ileihi rāyi‘ūn

“¡Ciertamente a Dios pertenecemos y a Él será el retorno!”, (2:157).

Los ojos del difunto deben ser cerrados con la mano y un paño se debe poner alrededor de su barbilla y cabeza, de modo que su boca quede cerrada. En lugar de lamentarse más allá de lo normal, se debe permanecer tranquilo y paciente; y participar más tarde en los arreglos funerarios y el entierro.

La transición de este mundo al siguiente y cómo tratar a un difunto son asuntos serios en todas las culturas y religiones. En el Islam, la muerte es tratada con gran dignidad y a un musulmán fallecido se le da el máximo respeto y su cuerpo se trata de acuerdo con la sunna de Muhammadsa; o sea, al cuerpo se le da un baño ritual y se envuelve en tres sábanas blancas antes de ser puesto en un ataúd.

Ahora bien, el cuerpo debe ser lavado de la siguiente manera:

Se debe usar agua fresca o tibia para lavar el cuerpo tres veces. La práctica del Profetasa era poner algunas hojas de “beri” en el agua para lavar el cadáver y que es un tipo de arbusto. En primer lugar, se deben lavar las extremidades que normalmente se lavan durante el wuzu (ablución), aunque no se requiere que se vierta agua en la boca o en las fosas nasales para limpiarlas ni tampoco para lavar los pies. A continuación, se procede a lavar el cuerpo, primero el lado derecho y luego el izquierdo. Las partes privadas del cuerpo deben permanecer cubiertas por un trozo de tela. Sólo los hombres pueden lavar a los varones y solo las mujeres pueden lavar a las mujeres. Pero si fuese necesario, la esposa puede lavar a su difunto esposo y el marido puede hacer lo propio con su esposa fallecida. El cuerpo debe entonces ser envuelto en un sudario o sábana, que normalmente está hecha de tela blanca ordinaria.

El sudario para los hombres consiste en tres piezas de tela: una  para arriba, que ha de cubrir la parte superior del cuerpo; otra para abajo, que ha de cubrir la parte inferior; y finalmente otra más grande para cubrir todo el cuerpo, desde la cabeza a los pies. En el caso de la mujer, se usan dos piezas adicionales de tela: una para el pecho y la otra para la cabeza. Luego, una vez lavados los cuerpos, se permite ver la cara de la persona fallecida; aunque solo los hombres pueden ver la cara de un hombre fallecido y solo las mujeres pueden ver la cara de una mujer fallecida, pero los familiares cercanos, incluidos hombres y mujeres, pueden ver la cara de un hombre o una mujer fallecidos.

Si alguien que hay sido martirizado, no es necesario lavar su cuerpo ni envolverlo en un sudario. Debe ser enterrado con la misma ropa que llevaba en el momento de su muerte.

El Islam instruye que se debe organizar el entierro con la máxima simplicidad. Después de ser lavado y envuelto en un sudario, el cuerpo debe ser llevado a hombros al lugar donde la oración fúnebre se va a realizar. Esta se lleva a cabo al aire libre o en un lugar construido para este fin llamado “yanaza gah” o en una funeraria. Entonces, el imam dirige la oración de yanaza, ocupando una posición avanzada delante de la primera fila y en el centro, con el cuerpo del fallecido descansando frente a él. Los presentes en el funeral deben ubicarse en un número impar de filas detrás del imam. El lado derecho del cuerpo del fallecido debe estar ubicado hacia la Kaaba y no hay ruku o salldah en la oración yanaza.

(Salat: the Muslim prayer book”, London, U.K., pp. 72-73).

 Para esta oración solo hay cuatro takbirat y el imam pronuncia el primer takbir levantando ambas manos hasta los lóbulos de sus orejas y a continuación se recitan en silencio el zana, el at-taawuz, el tasmiya y luego el Sura AlFatiha:

 Zana

 subhāna kAl’lāhum-ma wa bi hamdika wa tabāra kasmuka

wa ta’āla yad-duka wa lā ilāha ghairuka

 ¡Santo eres Tú, oh Al’lah! Y toda alabanza Te pertenece;

y Bendito es Tu Nombre y exaltado es Tu alto rango;

y no hay nadie digno de ser adorado excepto Tú!

 At-taawuz

a‘ūzu bil-lāhi mi nash-shaitā nir-rayīm

 ¡Busco refugio en Al’lah de satanás, el condenado!

 Tasmiya

bismil-lā hir rahmā nir-rahīm

 En el nombre de Al’lah, el Clementísimo, el Misericordiosísimo.

 Sura Al-Fatiha

 alhamdu lil-lāhi rab-bil ‘ālamīn ar-rahmā nir-rahīm māliki

yaumid-dīn iy-yāka na‘budu wa iy-yāka nasta‘īn ihdi nas-sirātal

mustaqīm sirātal-lazīna an‘amta ‘alaihim ghairil maghdūbi

‘alaihim wa lad-duā al-līn

 “Toda alabanza pertenece a Al’lah solo, Señor de todos los mundos;

el Clementísimo, el Misericordiosísimo,

el Dueño del Día del Juicio.

A Ti solo Te adoramos y a Ti solo imploramos ayuda.

Guíanos por el camino recto,

el camino de aquellos a los que has concedido Tus bendiciones,

de los que no han incurrido en Tu enojo y de los que no se han extraviado”,

(1:1-7).

Tras el segundo takbir, se recita el durud sharif:

Al’lāhum-ma sal-li ‘alā Muhammadin wa ‘alā āli Muhammadin kamā sal-laita ‘alā ibrāhīma wa ‘alā āli ibrāhīma in-naka hamīd-dum-mayīd Al’lāhum-ma bārik ‘alā Muhammadin wa alā āli Muhammadin kamā bārakta ‘alā ibrāhīma wa ‘alā āli ibrāhīma in-naka hamīd-dum-mayīd

 “¡Oh Al’lah, bendice a Muhammad y al pueblo de Muhammad,

como bendijiste a Abraham y al pueblo de Abraham!

¡Tú eres realmente el Único Digno de ser Alabado, el Exaltado!

¡Oh Al’lah, haz prosperar a Muhammad y al pueblo de Muhammad,

como hiciste prosperar a Abraham y al pueblo de Abraham!

¡Tú eres realmente el Único Digno de ser Alabado, el Exaltado!

Dua-i-yanaza (la plegaria fúnebre)

 Después del tercer takbir, se recita el dua-i-yanaza:

 Al’lāhum-maghfir li hay-yinā wa may-yatinā wa shāhidinā wa ghā’ibinā wa saghirinā wa kabīrinā wa zakarinā wa unzānā Al’lāhum-ma man ahyaitahū min-nā fa-ahyihī ‘alal islam wa man

tawaf-faitahu min-nā fa tawaf-fahū ‘alal ‘īmān Al’lahum-ma lā tehrimnā ayrahu wa lā taftin-nā ba‘dahū

 ¡Oh Al’lah! Perdona a nuestros vivos y a nuestros difuntos;

y a los que estamos presentes y los que están ausentes;

y a nuestros jóvenes y a nuestros mayores;

y nuestros hombres y nuestras mujeres.

¡Oh Al’lah! Aquellos de nosotros a quienes mantienes con vida,

mantennos firmes en el Islam;

y aquellos de nosotros a los que causas la muerte, haznos morir en la fe.

¡Oh Al’lah! No nos despojes de los beneficios relacionados con el difunto

y no nos sometas a prueba después de él.

(Jami Tirmidhi, “Kitabul janaiz”, bab ma yaqulu fi salatal mayyat; y Abu Dawud, “Kitabul janaiz wa Kitabul Dua” Lil Tibrani, vol. 3S, p. 1351).

Si el fallecido es una mujer, se recita:

allrahā wa lā taftin-nā ba‘dahā

No nos sometas a prueba después de ella.

En lugar de:

allrahū wa lā taftin-nā ba‘dahū

No nos sometas a prueba después de él.

En el caso de un niño, se recita la siguiente dua-i-yanaza (oración fúnebre) después del tercer takbir, en lugar de la anterior dua-i-yanaza:

 Al’lāhum-mal‘alhu lanā salafaw-wa farataw-wall’alhu lanā

all-raw-wa zuyuraw-way‘alhu lanā shāfi‘aw-wa mushaf-fa‘a

¡Oh Al’lah! Hazlo nuestro precursor

y haz de él, para nosotros, una recompensa y un tesoro;

y haz que sea un intercesor para nosotros y acepta su súplica.

(Sahih Bukhari, “Kitabul janaiz”).

En el caso de una niña, la siguiente dua-i-yanaza (oración fúnebre) se recita después del tercer takbir:

 Al’lāhum-may‘alhā lanā salafaw-wa farataw-way‘alhā lanā

allraw-wa zuyuraw-way‘alhā lanā shāfi‘ataw-wa mushaf-fa‘atan

¡Oh Al’lah! Hazla nuestra precursora

y haz de ella, para nosotros, una recompensa y un tesoro;

y haz que sea una intercesora para nosotros y acepta su súplica.

(“Salat: the Muslim prayer book”, London, U.K., pp. 74-75; y Sahih Bukhari, “Kitabul janaiz”).

Una vez pronunciado el cuarto takbir, la oración yanaza se finaliza diciendo: “As-salamu aleikum wa rahmatul-lah”; es decir, “la paz y clemencia de Dios sea contigo”.

Tras esto, el cuerpo es enterrado normalmente en un cementerio que pertenezca a la Yamat Musulmana Ahmadía. En este sentido, la cremación no está permitida en el Islam.

Cuando se entra en el cementerio, se debe ofrecer la siguiente oración:

as-salāmu ‘alaikum  yā ahlad-di yāri minal mo‘minīna wal

muslimīn wa in-nā inshā ‘Al‘lāhu bikum la lāhiqūn antum lanā faratun wa nahnu lakum taba‘un as’ālul-lā ha lanā wa lakumul ‘āfiyata

¡Oh musulmanes que estáis enterrados en el cementerio,

la paz y las bendiciones de Dios sean con vosotros!

Si Dios quiere, seguramente nos encontraremos.

Nos habéis precedido y os seguiremos.

Le pido a Al’lah Todopoderoso paz para vosotros y para mí.

(Sahih Bukhari, “Kitabul janaiz”, narrado por Hazrat Aisha).

 La oración fúnebre (salat-ul yanaza) es una obligación colectiva (farz kifaya) de todos los musulmanes de la localidad de la persona fallecida, aunque si solo un número de ellos se une en la oración fúnebre, dicha obligación se considera llevada a cabo en nombre de todos. Pero si por casualidad nadie se uniera, todos en la localidad serán considerados pecadores ante Dios.

Si uno es un converso al Islam, sus parientes más cercanos quizá sean cristianos, o de alguna otra fe. Entonces, como su cuerpo legalmente les pertenecerá a ellos después de su muerte, esa persona debe aclarar de antemano sus deseos para el funeral y los arreglos del entierro. Sería aconsejable hacer un testamento para todos los funerales y los derechos de entierro y proporcionar a sus familiares y a la Comunidad Musulmana Ahmadía una copia. También se deben tener fondos asignados para estos propósitos. Además, sus familiares deben ser conscientes de que su patrimonio se dividirá de acuerdo con las leyes de la herencia islámica establecidas en el Libro Sagrado y para ello se requiere un testamento islámico jurídicamente vinculante.

(“Pathways to Paradise”, por Lallna Imaillah de Estados Unidos, p. 65).

Zikar-e-Ilahi (el recuerdo de Al’lah)

El Islam provee oraciones para cada necesidad y ocasión, y otra forma de oración es el recuerdo de Al’lah o Zikar-e-Ilahi a lo largo del día, pues ciertamente recordar a Al’lah y reflexionar sobre Sus Atributos nos acerca a Él.

En relación a zikar, Al’lah dice en el Sagrado Corán:

fa izā qadaitumus-salata fazkurul-lā ha qiyāmaw-wa

qu‘ūdaw-wa ‘alā yunūbikum

“Y cuando hayáis finalizado la oración, recordad a Dios,

ya estéis pie, sentados o tumbados sobre vuestros costados”, (4:104).

wazku risma rab-bika bukrataw-wa asīla

“Y recuerda el nombre de tu Señor, de día y de noche”, (76:26).

Además, en el Santo Corán se afirma:

yā ay-yuhal-lazina āmanuzku rul-lāha zikran kazīraw-wa

sab-bi hū hu bukrataw-wa asīla

“¡Oh vosotros, los que creéis! Acordaos con frecuencia de Al’lah;

y glorificadle de día y de noche”, (33:42-43).

wazkurul-lāha kazīral-la ‘al-lakum tuflihūn

“Y acordaos mucho de Dios para que triunféis”, (8:46).

al-lazīna āmanū wa tatma‘in-nu qulūbuhum bi zikril-lā alā bi

zikril-lā hi tatma’in-nul qulūb

“Quienes creen y cuyos corazones hallan sosiego en el recuerdo de Al’lah.

¡Ay! En el recuerdo de Dios es en lo que los corazones pueden hallar sosiego”, (13:29).

wala zikrul-lā hi akbar

“Y el recuerdo de Al’lah es en verdad la mayor virtud”, (29:46).

Una tradición del Santo Profetasa explica la importancia de Zikar-e-Ilahi:

‘an ‘abdil-lāhibni busrinra an-na rayulan qāla rasulAl‘lahisa in-na

sharā‘i al islami qad kazurat ‘alay-ya fa ajbirnī bi shai‘in ata

zab-batu bihī qāla yazālu lā lisā‘nika ratban min zikril-lā hi

Hazrat Abdul-lah ibn Busrinra narra que una persona dijo:

“¡Oh Profeta de Dios! En el Islam hay muchas leyes de Sharia.

Por favor, dime un aspecto sobre el que deba actuar específicamente”.

 Muhammadsa dijo: “Deberías siempre hacer Zikar-e-Ilahi (recordar a Al‘lah)”.

 (Jami Tirmidhi, “Abwabud dawat”, bab ma ja a fi fadlidh dhikri).

Otra tradición del Profetasa sobre el Zikar-e-Ilahi es la siguiente:

‘an abī hurairatara qāla qālan-nabiy-yu kalimatāni habībatāni ilar-rahmāni jafīfatāni ‘alal-lisāni zaqilatāni fil mīzāni subhānAl‘lahi

wabi hamdihī subhānal-lā hil ‘azīm

Abu Hurairara relata que el Santo Profetasa dijo:

“Hay dos expresiones que son muy queridas por Dios, el Clementísimo.

Son ligeras para la lengua (que significa fáciles de pronunciar),

pero son inmensamente profundas por su significado y son:

¡Exaltado es Al’lah con toda Su Alabanza!

¡Exaltado es Al’lah con toda Su Majestad!”.

(Sahih Bukhari, “Kitabul dawat”, bab fadlit tasbih).

Dua (súplica o plegaria en silencio)

“Dua”, que literalmente significa “llamada”,  es una súplica hecha en silencio, tanto individual como colectivamente, en la que el fiel expresa sus sentimientos personales y sus ruegos a Dios. De esta forma, un musulmán puede orar silenciosamente a Al’lah en cualquier momento. El concepto de dua (súplica) y la aceptación de la oración, particularmente si es una oración hecha en condiciones de angustia, son tan antiguos como la humanidad.

Cuando Hazrat Adánas “probó por error la fruta del árbol prohibido”, Dios Altísimo le enseñó las siguientes palabras de súplica:

rab-banā zalamnā anfusanā wa il-lam taghfirlanā wa tarhamnā

la nakūnan-na minal jāsirīn

“¡Señor Nuestro! Nos hemos hecho daño a nosotros mismos,

y si Tú no nos perdonas y no tienes misericordia de nosotros,

estaremos ciertamente entre los perdidos”, (7:24).

Cuando Hazrat Adánas recitó estas palabras de oración, Al’lah aceptó su plegaria y lo alivió de su angustia.

(“Addurrul Manthur”).

 Nuevamente, cuando el hijo desobediente de Hazrat Noéas iba a morir, su padre oró inocentemente por la seguridad de su hijo, pero Dios Todopoderoso le informó que su hijo no era de su familia (espiritual) y que sus acciones no eran bondadosas.

Al enterarse de esto, Noéas suplicó:

rab-bi in-nī a‘ūzubika an as‘ alaka mā laisa lī bihī ‘ilm wa il-lā

taghfirlī wa tarhamnī akum-minal jāsirīn

“Él dijo: ‘¡Señor mío, te ruego que me protejas para que no Te pregunte sobre aquello de lo que no tengo conocimiento; y si no me perdonas y no tienes misericordia de mí, estaré entre los perdedores!’”, (11:48).

 Después de realizar esta súplica, Al’lah le dio las buenas nuevas de paz y bendiciones.

Cuando Hazrat Jonásas fue tragado por un pez, mientras se encontraba en su estómago, suplicó a Dios con las siguientes palabras:

lā ilāha il-lā anta subhānaka in-nī kuntu minaz-zālimīn

“No hay Dios sino Tú, Santo Eres Tú.

He sido en verdad de los injustos”, (21:88).

Al’lah aceptó su súplica y le dio una nueva vida, y el pez lo arrojó fuera de su estómago.

Al’lah también aceptó la siguiente oración de Hazrat Joséas y lo salvó de los planes perversos de una mujer malvada:

rab-bisijnu a-hab-bu ilay-ya mim-mā yad’ūnani ilaihi wa il-lā

tasrif ‘an-nī kaida hun-na asbu ilaihin-na wa akum-minal yāhilin

“¡Oh Mi Señor! Prefiero la prisión a aquello a lo que me invitan;

pues si no apartas de mí sus engaños, me inclinaré ante ellas

y me contaré entre los ignorantes”, (12:34).

De manera similar, Dios aceptó la siguiente oración de Su siervo Hazrat Jobas y milagrosamente lo curó de su enfermedad.

an-nī mas-sani yad-durru wa anta arhamur-rāhimīn

“Me ha azotado la adversidad

y Tú eres el Más Misericordioso de entre todos los que muestran misericordia”, (21:84).

El Libro Sagrado menciona muchas oraciones de Hazrat Moisésas que fueron aceptadas por Al’lah, siendo la siguiente una de ellas:

anta waliy-yunā faghfirlanā warhamnā wa anta jairul ghāfirīn

“Tú eres nuestro Protector, perdónanos y ten misericordia de nosotros,

porque Tú eres el mejor de los que perdonan”, (7:156).

En referencia al Santo Profetasa, Dios ha dicho en el Corán:

wa mā arsalnāka il-lā rahmātal-lil ‘ālamīn

“Y no te hemos enviado sino como misericordia para todos los pueblos”, (21:108).

Algunas oraciones del Santo Corán

El mismo Al’lah le enseñó a Muhammadsa muchas oraciones que se mencionan en el Sagrado Corán y algunas de esas oraciones son las siguientes:

La oración para aumentar la sabiduría:

 rab-bi zidnī ‘ilma

“¡Oh Mi Señor! Aumenta en mí el conocimiento”, (20:115).

La plegaria para la misericordia y el perdón:

rab-bighgir warham wa anta jairur-rāhimīn

“¡Señor mío, perdona y ten misericordia,

pues Tú eres el mejor de quienes muestran misericordia!”, (23:119).

 La oración para tener una esposa e hijos virtuosos:

rab-bana hablana min azwayina wa zurriy-yatina qurrata

a’yuniw-waj’alna lil mut-taqina imama

“¡Señor nuestro! Concédenos de nuestras esposas e hijos el deleite de nuestros ojos,

y haz de cada uno de nosotros un modelo de rectitud”, (25:75).

 La plegaria para implorar la misericordia sobre nuestros padres:

 rab-birham-humā kamā rab-bayānī saghīra

“¡Señor mío, ten misericordia de ellos,

al igual que ellos me criaron en mi infancia!”, (17:25).

 La oración para un buen comienzo y un buen final:

rab-bi adjilnī mudjala sidqinw-wa ajrijnī mujraya

sidqinw-way’al-lī mil-la dunka sultānan-nasīra

“¡Oh Mi Señor! Haz que mi entrada sea una entrada buena

y mi salida una salida buena.

Y concédeme, de Ti Mismo, un poder auxiliador”, (17:81).

Dios Todopoderoso dice en el Santo Corán acerca de la aceptación de las oraciones:

wa izā sa-alaka ‘ibādī ‘an-nī fa in-nī qarīb ’uyību da‘watad-dā’i

izā da‘ān

“Y cuando Mis siervos te pregunten acerca de Mí, diles:

‘Estoy cerca. Respondo la plegaria del que Me suplica cuando Me invoca’”, (2:187).

ud’ū rab-bakum tadarru ‘anw-wa jufiatan

“Invocad a vuestro Señor con humildad y en secreto”, (7:56).

wazkur-rab-baka fi nafsika tadarru’anw-wa jīfatanw-wa dūnal yahri minal quali bil ghuduw-wi wal āsāli walā takum-minal ghāfilīn

“Y recuerda a tu Señor en tu mente con humildad y temor, y en voz baja,

durante las mañanas y por las tardes, y no seas de los negligentes”, (7:206).

Hadices del Santo Profetasa acerca del dua

‘an salmānal fārisiyyira ‘anin-nabiyyisa qāla in-nAl’laha hay-yun karīmun yastahyī izā rafa‘arrajulu ileihi yadaihi any-yarud-da humā sifran jā’ibataini

Hazrat Salmán Farisīra narra que el Profetasa afirmó:

“Dios Todopoderoso es muy Tímido, Noble y Generoso.

Cuando alguien levanta sus manos (en súplica) hacia Al’lah,

Él siente pena de dejar a la persona con las manos vacías

y sin lograr su objetivo”.

 Esto quiere decir que Dios Altísimo no rechaza la oración hecha con sinceridad de corazón, sino que la acepta.

(Jami Tirmidhi, “Kitabud-dawat”).

Otra tradición de Muhammadsa sobre el dua afirma:

‘an mālikibni yasārinra qāla qāla rasūlul-lahi izā sa altumul-lāha fas’alūhu bi butūni a-kuffikum wa lā tas’alūhu bi zuhūrihā wa fī rivāyatibni ‘ab-bāsin qāla salul-lāha bi butūni a-kuffikum wa lā tas alūhu bi zuhūrihā fa izhā faraghtum famsahu bihā wuyūhakum

Hazrat Malik bin Yasar narra que el Santo Profetasa dijo:

“Cuando Le pidáis a Al’lah levantad las manos

abriendo las palmas de las manos hacia vosotros y no las volváis hacia atrás;

y cuando terminéis de orar, pasad las dos manos sobre vuestro rostro”.

(Sunan Abu Dawud, “Kitabus-salat”, babud-dua).

Es un atributo de Dios escuchar a quien lo llame, pues Él acepta las oraciones de Sus siervos. Este atributo Divino, al igual que los otros, siempre ha estado presente; y aunque las manifestaciones de dicho atributo son los medios más poderosos y eficaces para fortalecer la relación entre el Creador y Sus siervos, es una pena que hoy en día solo exista en la mayoría de los musulmanes una creencia formal en este atributo de Al’lah.

El Libro Sagrado afirma que este atributo es una prueba de la existencia misma de Dios:

am-many-yuyībul mudtarra izā da‘āhu wa yakshifus-sū-’a

“¡Oh! ¿Quién responde a la persona afligida cuando Le invoca?

Y ¿Quién os libra del mal?”, (27:63).

¿Cómo se puede negar la existencia de Al’lah, cuando alguien se vuelve hacia Él ansiosamente y clama por Su misericordia, y entonces Él se apiada de su desesperación y desamparo, y elimina su problema? Dios no establece primero la condición de creer y hacer buenas obras con la llamada de una persona en dificultades, porque cuando una persona está verdaderamente angustiada y se inclina hacia el Ser Todopoderoso con total humildad y busca Su misericordia con un corazón compungido, en ese momento Él ciertamente muestra misericordia y escucha la llamada de tal persona. En dicha situación, Él no considera la insolencia y la rebelión cotidianas de esa persona. De hecho, para Sus obedientes y humildes siervos, que mantienen una relación real con Dios, buscan Su placer y consideran todo lo demás insignificante en comparación con Su complacencia, Su trato es muy amable, puesto que se establece una relación realmente única entre Él y tales personas. Aunque el mundo ve las señales y los resultados de esa relación, es solo verdaderamente comprendida por esas mismas personas. Para el resto de la gente quizá no tengan ningún significado aparente, pero a los ojos de Al’lah ellos son los elegidos.

Dios, el Exaltado, tiene una manera diferente y peculiar de tratar a cada persona y lo hace con afecto, compasión, y amor. El Profetasa dijo que algunas personas parecen estar desaliñadas y en apuros, sin embargo, confiando en Al’lah implícitamente, a veces dicen que tal cosa o la otra sucederá de cierta manera; y es que Dios Altísimo les guarda tal consideración, que efectivamente Él hace que eso ocurra.

El atributo de Al’lah por el que acepta las plegarias es una de las buenas nuevas más reconfortantes para la humanidad, pues crea una sensación de alegría y satisfacción, y también de valor. Cuando un creyente atraviesa un momento extremadamente difícil o se enfrenta a un gran temor o peligro, en verdad encuentra consuelo en la creencia de que su Señor está siempre con él y cada vez que le suplica Él escuchará su llamada, y que Él realmente escucha las oraciones, puesto que esta creencia alivia todo su temor.

Este preciso mensaje ha sido dado a toda la humanidad en el Sagrado Corán de forma explícita:

wa izā sa-alaka ‘ibādī ‘an-nī fa in-nī qarīb uyību d‘awatad-dā

‘i izā da‘ān

“Y cuando Mis siervos te pregunten acerca de Mí, diles:

‘Estoy cerca. Respondo la plegaria del que Me suplica cuando Me invoca’”, (2:187).

¿Qué podría ser más satisfactorio y reconfortante que esto, que el Ser Todopoderoso, en Cuyo Poder está todo y nada está fuera de los confines de Su Poder, ni nada está más allá de Él, nos diga claramente que no seamos presa de la ansiedad, que Él está siempre cerca de nosotros y que Él nos dará todo lo que pedimos, y que Él puede cambiar todo dolor por felicidad? Nadie puede abarcar Su Gracia y Sus Bendiciones.

En todo caso, nuestra visión es muy limitada, ya que a veces no somos conscientes de lo que es mejor para nosotros y es posible que otras veces oremos por algo que en realidad es perjudicial para nosotros mismos, y que puede obstaculizar nuestro progreso. En este contexto, aceptar tal oración estaría en contra del atributo de Misericordia (Rahimiat) de Dios. Ciertamente no somos conscientes, pero Él sí sabe lo que es perjudicial para nosotros. No obstante, en ciertos momentos de la vida tenemos que pasar por dificultades por nuestro propio bien. En este sentido, cuando Al’lah escucha a Sus siervos, a veces Él también hace que el hombre Le escuche; pero es un hecho que una súplica sincera nunca se será en vano, porque si no se acepta en su forma originaria, Dios siempre nos recompensará por ella de alguna manera.

Es una lástima que los musulmanes de esta época se hayan alejado de este atributo de Al’lah y prácticamente lo hayan rechazado. ¡Qué gran favor han perdido! Algunos han dicho abiertamente que la oración es meramente un medio para satisfacerse a sí mismo y que no tiene ninguna influencia externa. Por su parte, el Mesías Prometido y Mahdias rechazó contundentemente esta idea y escribió en muchas ocasiones, invitando a las personas que no creían en el efecto de la oración a visitarlo para ver las señales de aceptación de la misma. Respecto a esto declaró:

¡Oh tú, que cuestionas los efectos de las oraciones!

¡Ven conmigo! Te daré su prueba como el sol brillante.

¡No rechaces los secretos del Poder de Al’lah!

Seamos concisos; ven conmigo

y sé testigo tú mismo de la aceptación de la oración.

(“Letter to a dear one”, Muhammad Zafrulla Khanra, pp. 25-27).

En relación a la aceptación del dua (plegaria) Hazrat Mirza Ghulam Ahmadas escribió:

“Cuando las bendiciones de Dios están cerca, Él provee los pre-requisitos para la aceptación de la oración, el corazón se agita, se calienta y empieza a brillar; pero cuando el momento no es oportuno para la aceptación de la oración, el corazón carece de esa tranquilidad que experimenta al volverse hacia Al’lah. Por mucho que uno mismo se esfuerce, a veces el corazón no responde a nuestra voluntad. Esto así porque a veces Dios ejerce Su decreto para que se haga Su Voluntad y otras veces Él concede la oración a Su siervo.

 Por eso, mientras yo no percibo las señales de la Voluntad de Al’lah, no tengo mucha esperanza en la aceptación de una oración. En tales ocasiones, me someto a la Voluntad de mi Señor incluso con mayor placer que el que obtengo de la aceptación de la oración. De hecho, sé que las bendiciones y los frutos de la sumisión a la Voluntad de Dios son mucho mayores”.

(“Malfuzat”, Hazrat Mirza Ghulam Ahmad, vol. 1, p. 460).  

  1. El saum o ayuno

 El tercer pilar del Islam es llamado “Saum”, que significa guardar el ayuno durante el mes de Ramadán. Al ayunar, un musulmán puede purificarse espiritualmente, elevar su alma y acercarse a Dios. El ayuno consiste en abstenerse de comer, beber, fumar y tener relaciones conyugales desde el amanecer hasta la puesta de sol. En realidad, fue en este mes cuando comenzó precisamente la revelación del Corán al Profetasa.

El Libro Sagrado permite la exención del ayuno a los ancianos, a los enfermos crónicos y a los niños. No obstante, se les pide que alimenten o paguen para alimentar a los pobres durante todo el mes, a fin de compensar los ayunos del Ramadán que no pudieron guardar. Por otra parte, se permite la exención temporal a los que están de viaje, a los enfermos y a las mujeres embarazadas que estén dando el pecho a sus hijos o que tengan su ciclo menstrual; y se espera que realicen los ayunos perdidos con posterioridad, pero siempre antes del comienzo del siguiente mes de Ramadán.

El ayuno es otra forma de adoración que se encuentra universalmente en las religiones del mundo. Aunque hay grandes diferencias con respecto al modo de ayunar y las condiciones aplicadas al mismo, la idea central del ayuno está presente en todas partes. Sin embargo, el ayuno en el Islam es una institución altamente desarrollada y hay dos tipos de mandamientos al respecto: uno se refiere al ayuno obligatorio y el otro al voluntario.

El ayuno obligatorio se divide además en dos categorías:

  • Hay un mes completo cada año, el Ramadán, en el que el ayuno se prescribe para los musulmanes de todo el mundo. Como se trata de un mes lunar, por eso cambia de fecha alrededor del año en relación con los meses solares; comienza en todos los lugares con los primeros destellos del amanecer, y finaliza con la puesta del sol. Durante este periodo, se espera que las personas se abstengan por completo de todo alimento y bebida, y de las relaciones conyugales. Además, una gran parte de la noche se dedica a ejercicios espirituales tales como la oración de tahayud y la recitación del Santo Corán, lo que constituye la esencia misma del ayuno. También, durante el mes de ayuno, los musulmanes están obligados a redoblar sus esfuerzos en cuanto a dar limosna y cuidar de los indigentes.

2) Otro ayuno obligatorio está más relacionado con buscar que Dios perdone nuestros pecados. Esto incluye la realización de los ayunos obligatorios que no hemos hecho en su momento.

El ayuno voluntario: se hace tanto hincapié en el mismo, que se convierte en una parte del estilo de vida del musulmán justo. Como se espera que las oraciones ofrecidas durante el ayuno sean más productivas, algunas personas mantienen ayunos extra para evitar problemas y algunos lo hacen solo para ganar favores especiales de Al’lah, etc.

La institución del ayuno es extremadamente importante porque mejora y cultiva al creyente en casi todos los ámbitos de su vida espiritual, aparte de que le beneficia en su aspecto físico y de salud. Entre otras cosas, aprende a través de su experiencia personal acerca de lo que significa el hambre, la pobreza, la soledad y las incomodidades de los sectores menos afortunados de la sociedad. En definitiva, la abstinencia de esas prácticas durante el mes de Ramadán, aunque son permisibles en la vida cotidiana, juega un papel constructivo en el refinamiento del carácter humano.

(“An elementary study of Islam”, Hazrat Mirza Tahir Ahmad, pp. 39-42).

El Sagrado Corán dice:

yā ay-yuhal-lazīna āmanū  kutiba ‘alaikumus-siyāmu kamā

kutiba ‘alal-lazīna min qab likum la‘al-lakum tat-taqūn

“¡Oh creyentes! Se os prescribe el ayuno,

como fue prescrito a los que os precedieron,

para que seáis justos”, (2:184).

Una persona que desea ayunar debe tener la verdadera intención de hacerlo, pero no es necesario decir ciertas palabras específicas para tener la intención de ayunar.

El Santo Profetasa dijo al respecto:

man lam yayma‘is-saumi qablal fayari falā siyāma lahū

Si una persona no tiene la intención de ayunar antes de la mañana y ayuna, entonces su ayuno no será un ayuno.

(Jami TirmIdhi, “Kitabul saum”, babul asyam, pp. 9-10).

Por consiguiente, no hay una súplica específica mencionada en los Hadices (los dichos de Muhammadsa) para hacer la intención de ayunar, aunque normalmente la persona que desea ayunar suplica lo siguiente:

wa bi saumi ghadin-nawaitu min shahri ramadān

Pretendo ayunar este día, en el mes del Ramadán.

Al final del ayuno se recita:

Al’lahum-ma laka sumtu wa ‘alā rizkika aftartu

¡Al’lah, por Tu causa he observado el ayuno

y lo termino con lo que Tú nos has provisto!

(Sunan Abu Dawud, “Kitabus-siyyam”, babal qaul indal aftar).

La persona que está observando el ayuno debe abstenerse, durante todo el mes, de comer, beber y de tener relaciones sexuales entre las primeras luces del amanecer y la puesta del sol. El ayuno es obligatorio para cada adulto, con algunas excepciones, pues quedan exentos los enfermos, los que viajan, las mujeres con hijos pequeños o que estén amamantando a uno de ellos, los ancianos y los que encuentran complicada la dureza del ayuno por causa de su edad o cierta enfermedad. Cuando la razón de la exención es solo temporal, como por ejemplo una enfermedad de la que se recupera el enfermo, el mismo número de días de ayuno que se pierden debe ser compensado en cualquier momento durante los sucesivos once meses.

Dios Todopoderoso dice en el Libro Sagrado:

faman kāna minkum-marīdan au ‘alā safarin fa ‘id-da tum-min  ay-yāmin ujar

“Pero aquel de entre vosotros que esté enfermo o de viaje,

ayunará el mismo número de días con posterioridad”, (2:185).

Si la causa de la exención continúa durante un largo periodo de tiempo o se vuelve permanente, como en el caso de la vejez o de una enfermedad crónica, la exención es absoluta; pero la persona en cuestión, si puede permitírselo, debe pagar una expiación llamada “fidia”, es decir, debe proveer alimento a una persona pobre durante el mes del Ramadán o donar el dinero.

El Santo Corán dice:

wa ‘alal-lazīna yutīqūnahū fidiatun ta‘āmu miskīn

“Y para los que solo pueden ayunar con gran dificultad hay una expiación: alimentar a un pobre”, (2:185).

Hazrat Ahmadas dice acerca del fidia:

“Una vez que pensé por qué Al’lah ha prescrito el fidia, se me dio el conocimiento de que permite que uno pueda ayunar. Solo Dios da la fuerza y ​​la capacidad para hacer cualquier cosa, y uno debe suplicar solo a Él para cada necesidad. Él es Omnipotente, por lo que puede dar la fuerza para ayunar incluso a una persona que sufre de tuberculosis. Así, es apropiado que si una persona ve que está siendo privada del ayuno, entonces tal persona debe suplicar: ¡Oh Al’lah! Este es Tu mes bendito y no podré beneficiarme de sus bendiciones, y no sé si estaré vivo el próximo año o si podré hacer los ayunos que soy incapaz de completar ahora. Si esa persona busca el poder y la fuerza de Dios, estoy seguro de que Al’lah le otorgará la fuerza necesaria a esa alma”.

(“Malfuzat”, Hazrat Mirza Ghulam Ahmad, vol. 4, p. 288).

Tipos De Ayuno

El Sagrado Corán y el Hadiz mencionan diferentes tipos de ayuno que pueden ser divididos en dos clases:

  • Ayunos obligatorios.
  • Ayunos voluntarios.

Ayunos Obligatorios

  • Los ayunos prescritos en el mes de Ramadán.
  • Los ayunos no realizados en dicho mes y que deben ser completados posteriormente.
  • Un ayuno para expiar algo indeseable como el “zihar”; es decir, pronunciar algo que tiene el efecto de un divorcio, como decir a la esposa: “tú eres como una madre para mí”.
  • Un ayuno para expiar un asesinato involuntario.
  • Sesenta ayunos consecutivos como castigo por romper intencionadamente un ayuno prescrito sin una buena razón.
  • Un ayuno de expiación por romper un juramento.
  • Un ayuno para honrar una promesa voluntaria de ayuno.
  • Un ayuno asociado con el “hall-i-tammatta” y “hall-i-qiran”,

(ver la sección del Hall).

  • Los ayunos como castigo por cazar en el estado de ihram,

(ver la sección del Hall).

  • Los ayunos como penitencia por afeitarse la cabeza en el estado de ihram, (ver la sección del Hall).

 Ayunos Voluntarios

  • Seis ayunos en el mes de Shawal, que pueden empezar en el segundo día de Shawal, por ejemplo, el día después de Eid-ul Fitar.
  • Un ayuno en el día de “Ashura”; es decir, en el décimo día del mes de Muharram.
  • El ayuno realizado por el profeta Davidas; o sea, ayunar en días alternativos.
  • Un ayuno en el día de “Arafa”, que es el noveno día de mes Zul Hiya.
  • El ayuno en los días 13, 14 y 15 de cada mes lunar del calendario islámico.
  • Ayunar en cualquier otro momento aparte de los días prohibidos.

Días En Los Que Está Prohibido Ayunar

El ayuno está prohibido en los siguientes días y ocasiones:

-En Eid-ul Fitar o primer día de Shawal.

-En Eid-ul Azia o décimo día de Zul Hiya.

-En los días de tashriq: 11, 12 y 13 de Zul Hiya.

-Ayunar cada día del año o 365 días consecutivamente.

-Ayunar en los días “Nerose” y “Mehrgan”, como algunos descendientes del antiguo imperio persa.

(“Fiqh Ahmadiyya”, Ibadat, p. 272, “Fasting in Islam”; y la revista “The Ahmadiyya Gazette”, Diciembre, 1998, pp. 13-21).

La Oración De Taravih

La oración de “taravih” es una oración congregacional especial llevada a cabo a diario en la mezquita y que se realiza después de la oración isha durante el mes de Ramadán. Básicamente comprende ocho rakaats, ofrecidos en unidades de dos rakaats cada una. Esta oración es preferiblemente dirigida por un “hafiz”, que es una persona que ha aprendido de memoria todo el Santo Corán. Dicha persona recitará el Libro Sagrado en una secuencia apropiada durante la oración taravih y finalizará la recitación del mismo durante el mes del Ramadán. Si no hay disponible un hafiz, cualquier musulmán piadoso que haya memorizado varios suras del Corán puede liderar la oración taravih, que de ninguna forma es una alternativa a la oración de tahayud.

Itikaf O Retiro En La Mezquita

Respecto a los últimos diez días del Ramadán, aquellos que pueden permitirse dedicar todo su tiempo al recuerdo de Dios se dirigen a la mezquita y permanecen en ella hasta que la luna del mes de Shawal aparezca, es decir, hasta el día anterior al Eid-ul Fitar. Este tipo de adoración se llama “itikaf” o retiro. Tales personas se quedan todo el tiempo en la mezquita ofreciendo las cinco oraciones obligatorias en congregación y otras voluntarias, estudiando el Sagrado Corán y recordando a Al’lah. También duermen allí y durante su estancia en la mezquita, la comida y otras necesidades son generalmente proporcionadas por las familias de estos “mutakifins”, porque no pueden salir de la mezquita excepto por algún verdadero propósito piadoso y por necesidades físicas básicas.

Hazrat Aishara afirma que el Santo Profetasa siempre mantuvo la costumbre, hasta su muerte, de practicar el itikaf durante los últimos diez días del mes de Ramadán. Tras su muerte, sus esposas continuaron practicando esta sunna de Muhammadsa. Aunque en realidad, no hay un periodo fijo para practicar el itikaf,  pues depende de la persona que quiere hacerlo fijar su duración. Sin embargo, en base en la sunna del Profetasa, se establece que la duración mínima para el itikaf  es de diez días:

kānan-nabiyusa  ya’takifu fi kul-li ramadana ‘ashrata ay-yāmin

flam-mā kānal amul-lazī quibida fīhi i’takifa ‘ishrīna yauman

“El Santo Profetasa solía recluirse para el itikaf durante diez días en cada Ramadán. No obstante, el año en el que murió se recluyó por veinte días”.

(Sahih Bukhari, “Kitabul itikaf”, babul itikaf fil ashril ausati min ramadan).

Como se afirma en la tradición anterior, normalmente Muhammadsa solía ofrecer el itikaf  durante diez días, pero solo es posible ofrecer el itikaf  por diez días si se inicia en el día 20 del Ramadán. Así pues,  debe iniciarse desde la oración fayar del día 20 del Ramadán. Por su parte, el Profetasa, después de dicha oración, solía trasladarse a su lugar de itikaf y que era preparado para este propósito.

El lugar más adecuado para el itikaf es una mezquita donde las oraciones son ofrecidas en congregación. Hazrat Musleh Maudra (el segundo Jalifa del Ahmadíat) ha afirmado que si existe alguna clase de restricción, las personas pueden quedarse para el itikaf en otro lugar que no sea una mezquita. No obstante, la recompensa será inferior a la que se recibe ofreciendo el itikaf en una mezquita.

(Diario “Al-Fazl”, 6 de marzo, 1962).

La habilidad de poder ayunar es un requerimiento básico para hacer el itikaf. En este sentido hay una tradición de Muhammadsa:

lā itikafa il-lā bisaum

No hay itikaf sin ayuno.

(Sunan Abu Daud, “Kitabal itikaf”, bab al-mutakif ya udul marid, p. 335).

No es permisible para un mutakif abandonar la mezquita, excepto para suplir sus necesidades humanas básicas como las llamadas de la naturaleza, hacer wuzu, tomar un baño o para ofrecer la oración de yuma en la mezquita principal.

El Santo Profetasa ha afirmado acerca de Lailatul Qadar e itikaf:

qīla lī an-naha fil ‘ashril awājiri faman a-hab-ba minkum an

ya‘atakifa fal ya‘atakifa, fa‘atakafan-nāsu ma‘ahū

El Profetasa afirmó que le fue revelado por Dios Altísimo que Lailatul Qadar se da en los últimos diez días del mes del Ramadán. Por tanto, el que desee ofrecer itikaf debe hacerlo en los últimos diez días del mes de Ramadán.

(Sahih Muslim, bab “Fazl lailatul qadr”, p. 494/1).

Lailatul Qadar (La Noche Del Decreto)

“Lailatul Qadar” o “la noche del poder, del destino o del decreto”, es una de las últimas diez noches del Ramadán. Por esta razón, los últimos diez días de dicho mes son particularmente considerados como sagrados.

En el Sura Al-Qadar, la Noche del Decreto se describe como:

lailatul qadri jairum-min alfi shahar

“La Noche del Decreto es mejor que mil meses”, (97:4).

El Profetasa afirmó sobre Lailatul Qadar:

‘anibn amarara an-na riyālan min ashābin-nabiyisa urū lailtul

qadri fil manāmi fissb‘ il awājiri faqāla rasūlul-lāhisa arā

ru’yākum qad tawata-at fis-sab’il awākh iri faman kāna

mutaharri bahā falyata harra hā fis-sab‘ īl awājiri

Hazrat ibni Umarra relata que a algunos Compañeros del Santo Profetasa se les mostró Lailatul Qadar durante los últimos siete días del Ramadán. Ante esto, el Profetasa dijo: “Veo que sus sueños están de acuerdo con los últimos siete días del Ramadán. Por lo tanto, cualquiera que busque Lailatul Qadar, debe hacerlo en los últimos siete días del Ramadán”.

 (Sahih Bujari, “Kitabus Saum”, babal tamsu lailatul qadr fissabal-awajir).

La siguiente tradición de Muhammadsa afirma que la oración que se debe ofrecer a Al’lah durante Lailatul Qadar es esta:

‘an ‘a’ishatara qālat yā rasulAl’lāhisa ara-aita in ‘alimtu ay-ya

lailatin lailatul qadri mā aqulu fīhā qāla qaulī Al’lāhum-ma

in-naka ‘afuw-wun tuhib-bul ‘afwa fa‘fu ‘an-nī

Hazrat Aishara relata que le preguntó al Santo Profetasa:

¡Oh Profeta de Al’lah! Si me doy cuenta que estoy experimentando

Lailatul Qadar (la Noche del Decreto), ¿qué debería orar?”.

El Profetasa respondió que debía orar lo siguiente:

Al’lāhum-ma in-naka ‘afuw-wun tu hib-bul ‘afwa fa‘fu ‘an-nī

¡Oh Al’lah, Tú eres el Gran Perdonador,

Tú amas a aquellos que perdonan a otros, por eso busco Tu perdón!”.

(Jami Tirmidhi, “Kitabud Dawat”).

  1. E hall o la peregrinación

El cuarto pilar para un musulmán es llamado “Hall”, o sea, realizar la peregrinación a “Jana Kaaba” (Baitul-lah, la Casa de Dios) situada en Makkah (La Meca), ciudad de la península arábiga, al menos una vez en la vida, siempre y cuando la persona tenga la capacidad y los medios para hacerlo, y haya libre pasaje para acceder allí. La ceremonia del Hall consta de una serie de ritos religiosos que se extienden durante varios días y que se realizan en Jana Kaaba y en otros sitios sagrados especiales cercanos a ella. Por otra parte, los musulmanes creen que la Kaaba fue el primer edificio construido para la adoración del Único Dios y que posteriormente fue reconstruida por el profeta Abrahamas y su hijo Ismaelas, y finalmente por Muhammadsa, el Mensajero de Al’lah.

El Hall sirve como un poderoso recordatorio de la Unicidad de Dios y enfatiza la hermandad y la igualdad de los seres humanos, así como la importancia de la disposición del hombre a sacrificarse por la causa de su Creador. Además, como en el mes de Ramadán, el tiempo destinado a la peregrinación, que es diez semanas tras la celebración del final del ayuno o Eid-ul Fitar, es fijado de acuerdo al calendario lunar y rota a lo largo de los años. Por tanto, el peregrinaje caerá paulatinamente en todas las estaciones del año.

Dios Todopoderoso dice en el Sagrado Corán:

wa lil-lāhi ‘alan-nāsi hiy-yulbaiti manistatā ‘a ilaihi sabīla

“Y la peregrinación a la Casa (de Al’lah) es un deber que los hombres –quienes sean capaces de encontrar el camino hacia ella- deben a Al’lah”, (3:98).

 Se puede encontrar la institución de la peregrinación en todas las religiones del mundo, aunque los sitios de peregrinación están dispersos en diferentes lugares en uno o más países. No existe un solo lugar central que todos los seguidores de una religión deban visitar al menos una vez en la vida. No obstante, para el Islam, Makkah (La Meca) es ese lugar, donde se espera que los musulmanes de todo el mundo se reúnan y pasen unos diez días enteramente dedicados al recuerdo de Dios. De hecho, vienen peregrinos de todos los países y naciones, de todas las razas y edades; y tanto hombres como mujeres y niños se reúnen una vez al año para el Hall, llegando a ser millones.

(“An elementary study of Islam”, Hazrat Mirza Tahir Ahmad, p. 37).

 Los Requisitos Del Hall

  1. El Hall es obligatorio para todo musulmán cuando cumpla las siguientes condiciones, o sea que:
  • La persona sea adulta y esté sana.
  • Puede pagar los costes del viaje al Hall y los gastos básicos de la familia que deja atrás.
  • Haya paz en el camino al Hall.
  • Exista un modo seguro para viajar allí.

Si alguno de los requisitos mencionados no puede cumplirse, entonces el Hall no es obligatorio.

  1. Se requiere llevar a cabo el Hall al menos una vez en la vida, si las condiciones económicas y de otra índole son favorables.
  1. Si una persona no puede llevar a cabo el Hall por enfermedad pero tiene un gran deseo de hacer la peregrinación, dicha persona puede pedirle a alguien que la lleve a cabo en su nombre y esto se conoce como “Hall-i-Badal”.
  1. El Hall solo puede hacerse en su tiempo prescrito, mientras que la Umra puede ser hecha en cualquier momento del año.
  1. Si el Hall cae en los meses de Shawal, Istijara-Qada e Istijara Hiya, los peregrinos deben usar el “ihram”. Esto significa que no llevan ninguna prenda cosida, más bien se visten con dos tejidos sueltos de color blanco llamados ihram. Por su parte, las mujeres se visten con prendas sencillas y no es necesario que cubran sus rostros.
  1. Entre los actos a realizar en el Hall están: el circuito de Baitul-lah, es decir, dar vueltas alrededor de la Kaaba de forma contraria a las agujas del reloj; una caminata rápida entre Safa y Marwa (dos colinas cercanas); una oración en Maqam Ibrahim, que es el lugar donde se sitúa una piedra relacionada con la reconstrucción de la Kaaba por parte de Abrahamas y su hijo Ismaelas; el Rami-ul-yumar (la lapidación de satanás) y permanecer en el campo de Arafat en el noveno día del mes Zul Hiya.

(“Dini syllabus” para el entrenamiento de Nou Mubain, Nazarat nashru ishaat, Qadián, pp. 36-37).

La institución del peregrinaje se remonta en el pasado hasta el tiempo del profeta Abrahamas. El Santo Corán la describe como un precepto antiguo, que se inició en tiempos inmemorables, cuando la primera Casa de Dios fue construida en Makkah (La Meca), la cual era reconocida en la antigüedad como “Bakkah”; también es llamada “Baitul Atiq”, o la “Casa más Antigua”.

En el Santo Corán se menciona la Kaaba de la siguiente manera:

in-na aw-wala baitinw-wudi‘a lin-nāsi lal-lazī bi bak-kata

mubārakanw-wa hudal-lil ‘ālamin fīhi āyātum

bay-yinātum-maqāmu ibrāhīma wa man dajala hū kāna āmina

“En verdad, la primera Casa fundada para la humanidad es la de Bacca (Makkah), abundante en bendiciones y guía para todos los pueblos.

En ella hay Signos evidentes; es el lugar de Abraham;

y quien entre en ella, obtendrá paz”, (3:97-98).

Hazrat Abrahamas la levantó de las ruinas que descubrió bajo la guía Divina y fue encargado por Al’lah para su reconstrucción con la ayuda de su hijo Ismaelas. Es el mismo lugar donde él dejó a su esposa Hagar y a su hijo Ismaelas, cuando era pequeño, lo cual también ocurrió bajo el mandato Divino. Así pues, el trabajo de reconstruir la Casa de Al’lah tuvo que esperar hasta que Ismaelas llegara a una edad en la que pudiera ayudar. Entonces, trabajaron juntos para su reconstrucción y para restaurar la institución del peregrinaje.

En el Libro Sagrado Dios Altísimo dice acerca de la Kaaba:

wa iz ja‘alnalbaita mazābatal-lin-nāsi wa amna wat-tajizū

mim-maqāmi ibrāhīma musal-la wa ‘ahidnā ilā ibrāhīma wa ismā ‘ila an tah-hirā baitiya littā ’ifīna wal ‘ākifīna warruk-ka ‘īs-suyūd

“Y acordaos cuando hicimos de la Casa un lugar de reunión para la humanidad

y un lugar de seguridad; y ocupad el sitio de Abraham como lugar de oración.

Y dimos una orden a Abraham y a Ismael, diciendo:

Purificad Mi Casa para los que hacen el circuito

y para los que permanecen en ella por devoción

y para los que se inclinan y se postran en oración”, (2:126).

Las Obligaciones Del Hall

Muchos ritos llevados a cabo durante el peregrinaje están arraigados en los primeros días de la reconstrucción de la Casa de Al’lah y algunos incluso van más allá. Por ejemplo, el recorrido entre Safa y Marwa, dos pequeñas colinas cerca de la Casa de Dios, se lleva a cabo en memoria de la búsqueda por parte de Hagar de alguna señal de presencia humana que pudiera ayudarla a ella y a su hijo pequeño en aquellas terribles horas de necesidad. En este sentido, se describe que el niño llegó a estar extremadamente intranquilo por la agonía de la sed y comenzó a golpear la tierra con sus talones por la desesperación. Entonces, de allí mismo brotó una fuente en forma de pozo y que pasó a llamarse Zam Zam, que aparentemente ya se ha secado. El agua del pozo se considera bendita, por lo que la autoridad local se encarga de rellenarlo. Por consiguiente, la mayoría de los peregrinos que realizan el Hall tratan de obtener un poco de agua de allí como medio de obtener bendiciones y aparte suelen llevarse alguna consigo para sus familiares y amigos.

(“An elementary study of Islam”, Hazrat Mirza Tahir Ahmad, p. 38).

Así pues, ya que el pozo Zam Zam se ha secado, en la actualidad se vierte agua en el mismo y se distribuye entre aquellos que van a Makkah (La Meca) para el Hall o la Umra como agua Zam Zam o agua bendita; pero alguna gente cree que en realidad el flujo de agua continúa aunque ha disminuido y que todavía fluye cierta cantidad de dicha agua original.

Los siguientes son algunos ritos del Hall:

  1. Colocarse el ihram: los hombres no llevan prendas normales, más bien se visten con dos sábanas sueltas que se llaman ihram; y las mujeres se visten ropa sencilla y no están obligadas a cubrirse la cara.
  2. Dar vueltas a Jana Kaaba siete veces, en sentido contrario a las agujas del reloj.
  3. Una rápida caminata entre Safa y Marwa, que están cerca de la Kaaba.
  4. Visitar y quedarse en Mina, Arafat y Muzdalifa.
  5. Arrojar piedrecitas en tres lugares fijos de Mina.
  6. Afeitarse o cortarse el cabello: el afeitado de la cabeza es una característica importante que se entiende universalmente como un símbolo de la dedicación a Dios entre los monjes, los sacerdotes y los seguidores del dios hindú Vishnu, etc. Por su parte, las mujeres están exentas de afeitarse, pero tienen que cortar un poco de su pelo como gesto simbólico.
  7. Al final del Hall, todo peregrino que pueda costearlo, sacrifica un animal (oveja, cabra, vaca o camello) o se une a otros para hacer el sacrificio.

Ihram

El “ihram” es la vestimenta usada por los peregrinos que practican el Hall o la Umra; o sea, una persona que pretenda llevar a cabo el Hall debe abandonar su vestimenta normal y ponerse el ihram cuando él o ella llegue a uno de los lugares prescritos, a cierta distancia de la ciudad de Makkah (La Meca). El ihram consiste en dos sábanas blancas descosidas como prenda de vestir: una se envuelve alrededor de la cintura para cubrir el abdomen inferior, mientras que la segunda sábana se pone sobre el hombro izquierdo de modo que el hombro derecho y la cabeza permanezcan desnudos. Por su parte, las mujeres se visten con ropa sencilla y no se les exige que se cubran el rostro.

El Servicio Del Hall

El Hall es llevado a cabo cada año durante el periodo entre el 8 y el 13 de Zul Hiya, el mes duodécimo del calendario islámico. Cuando la época de la peregrinación llega, musulmanes de todo el mundo viajan a la Kaaba, que se encuentra en el patio de la gran mezquita de Makkah (La Meca), en Arabia, vestidos con el ihram, que elimina toda marca y distinción de riqueza, rango, oficio, familia, nación o lugar. Todo el mundo está al mismo nivel y es por esto que durante la peregrinación la hermandad y la igualdad de los musulmanes se hacen particularmente evidentes. No hay ningún privilegio y todos tienen que pasar por los mismos rituales. Vestidos con el ihram, todos los peregrinos ofrecen dos rakaats como oraciones voluntarias y se ocupan constantemente del recuerdo de Al’lah. La vestidura simple que viste significa que el peregrino ha respondido a la llamada de Dios, de la misma forma que también responderá a la última llamada, cuando le llegue la hora de partir de esta vida. Toda vanidad se purga y tanto rey como súbdito, amo y siervo, blanco y negro, amarillo y marrón, se acercan desde todas las direcciones a la Casa Sagrada repitiendo el talbiyah:

lab-baik Al’lāhum-ma lab-baik lab-baika lā sharīka laka lab-baik

¡Aquí estoy, oh Al’lah, aquí estoy!

¡Aquí estoy, eres Uno y no tienes copartícipe, aquí estoy!

in-nal hamda wan-ni‘mata laka walmulka laka lā sharīka laka

En verdad, todas las Alabanzas y Bondades Te pertenecen, y Tuyo es el Reino. Eres Uno y no tienes copartícipe.

(Sahih Bujari, “Kitabul libas”, babut talyidi).

Después de ponerse el ihram, debe repetirse de manera frecuente el talbiyah, junto a otras oraciones y además deben invocarse bendiciones sobre Santo Profetasa. Cuando uno alcance las proximidades de Makkah y Baitul-lah (la Casa de Dios) sea visible, en ese momento, mientras se recita el talbiyah y el takbir, se debe orar de manera ferviente y con humildad por nuestros objetivos piadosos, pues es un momento especial para la aceptación de las oraciones por parte de Al’lah.

(“Nilul autar”, bab rafa yadain, p. 36-37).

Cuando se llega a la Kaaba (que literalmente significa “cubo”), la persona debe llevar a cabo siete circuitos (tawaf) caminando con rapidez alrededor de la misma, en dirección contraria a las agujas del reloj y comenzando desde la Roca Negra (Hayre Aswad), que es una piedra incrustada en una de las esquinas del edificio. Después de los circuitos, se deben ofrecer dos rakaats como oración voluntaria lo más cerca posible del lugar de Abrahamas (Maqam Ibrahim). Luego se realiza la caminata rápida entre las dos colinas llamadas Safa y Marwa.

Dios Altísimo dice en el Sagrado Corán:

wat-tajizū mim-maqāmi ibrāhīma musal-la

“Y ocupad el sitio de Abraham como lugar de oración”, (2:126).

En el octavo día del mes de Hall (Zul Hiya), los peregrinos dejan La Meca y se dirigen a Mina, una pequeña población cercana, donde pasan un día y una noche, y ofrecen allí las cinco oraciones diarias. Al día siguiente, tras la oración de fayar, se dirigen a la llanura de Arafat, donde acampan. Llegan allí después del mediodía, ofrecen las oraciones de zohar y asar juntas, y se dedican al recuerdo de Dios hasta la puesta del sol. A continuación, desde Arafat se dirigen a Muzdalifa, donde las oraciones de maghrib e isha son combinadas, y la noche se pasa en alabanza a Al’lah y meditación.

A la mañana siguiente, tras la oración de fayar y suplicar en “Mashar al-Haram”, regresan de nuevo a Mina. Una vez allí, “Yamratul Aqba”, uno de los pilares que representa a satanás, es golpeado siete veces, arrojando piedrecitas contra el mismo; y con cada una de ellas se dice en voz alta: “Al’lāhu Akbar” (Al’lah es el Más Grande). Esos pilares se han erigido en el sitio donde Abrahamas fue tentado por satanás en contra de ofrecer a Ismaelas como sacrificio, cuando intentaba cumplir el sueño que recibió de Dios al respecto. A continuación, se sacrifica simbólicamente un animal. En esta etapa, es deseable tener un corte de pelo o el afeitado de la cabeza después del sacrificio, y proceder a La Meca para llevar a cabo los circuitos de la Kaaba de nuevo, y entonces regresar a Mina, donde siete piedrecitas son arrojadas a cada uno de los tres pilares (Yamratul Ula, Yamratul Wasta y Yamratul Aqba), uno por uno, empezando por Yamratul Aqba. Lo mismo puede repetirse los días 11, 12 y 13 de Zul Hiya. Tras arrojar las piedrecitas, si se pretende ofrecer el sacrificio de un animal, debe acudir al matadero y sacrificar al animal (oveja, cabra, vaca o camello). Si uno no pretende realizar un sacrificio animal, puede quitarse el ihram una vez se corte o afeite el pelo. Las mujeres pueden quitarse el ihram tras cortarse un poco de cabello con unas tijeras, pero no está permitido que una mujer se corte completamente el cabello o se afeite la cabeza. Finalmente, en el decimotercer día de Zul Hiya, los peregrinos dejan Mina y vuelven a La Meca para realizar los circuitos de despedida, y así completar la ceremonia del Hall.

La Umra

Mientras que para llevar a cabo el Hall existen días prescritos, la “Umra”, a veces llamada “la peregrinación menor”, puede ser llevada a cabo en cualquier época del año. Así pues, la Umra es una peregrinación corta, que esencialmente comprende la realización de siete circuitos a la Kaaba y siete vueltas a las colinas sagradas de Safa y Marwa mientras se viste el ihram, y también hay algunas oraciones prescritas para ser recitadas durante la Umra.

En relación a Safa y Marwa, Dios dice en el Santo Corán:

in-nas-safā wal marwata min sha‘ā’iril-lāhi faman hay-yal baita

awi‘tamara falā yunāha ‘alaihi any-yat-taw-wafa bihima

“Ciertamente, Al-Safa y Al-Marwa están entre los Signos de Al’lah.

Por tanto, no hay pecado, para quien va en peregrinación a la Casa (de Al’lah) o realiza la Umra, en dar vueltas alrededor de ambas”, (2:159).

 Tipos De Hall

Hay tres tipos de Hall:

  • Hall-i-Mufrid.
  • Hall-i-Tamattua.
  • Hall-i-Qiran.

Hall-i-Mufrid

 El procedimiento para realizar Hall-i-Mufrid es el mismo que se ha descrito anteriormente.

Hall-i-Tamattua

 Con relación a Hall-i-Tamattua, Dios Todopoderoso dice en el Libro Sagrado:

faman tamat-ta‘a bil ‘umrati ilal halli famastaisara minalhadyi

famal-lam yayid fasiyāmu zalāzati ay-yāmin fil halli wa

sab‘atin izā raya‘tum tilka ‘asharatun kāmilah zālika li mal-lam yakun ahluhū hādiril masyidil harām

“Pero cuando estéis a salvo, quien se acoja a la Umra junto con el Hall,

debe realizar cualquier ofrenda que pueda obtener fácilmente. Sin embargo, aquel de vosotros que no pueda encontrar una ofrenda debe ayunar tres días durante la Peregrinación y siete cuando regrese a casa; esto hace diez días completos. Esto es para aquél cuya familia no habite cerca de la Sagrada Mezquita”, (2:197).

En el Hall-i-Tamattua, primero la persona se viste con el ihram durante los meses de Hall y tras llegar a La Meca realiza la Umra. Después de esto, la persona se quita el ihram y ya sea en el día 8 de Zul Hiya o antes, regresa al estado de ihram para el Hall. Entonces lleva a cabo los ritos del Hall como se han descrito anteriormente. Así pues, realizar primero la Umra y luego el Hall con un nuevo ihram es llamado Hall-i-Tamattua. La palabra “tamattua” significa obtener beneficios, por lo que en el Hall-i-Tamattua un peregrino obtiene el beneficio de ofrecer tanto la Umra como el Hall durante su viaje para la peregrinación.

Por su parte, para una persona que realice el Hall-i-Mufrid, no es necesario sacrificar un animal en el décimo día de Zul Hiya; pero si una persona realiza el Hall-i-Tamattua debe sacrificar un animal; aunque si alguien no puede hacer dicho sacrificio, en ese caso debe realizar diez ayunos de la siguiente manera: se deben realizar tres ayunos durante el Hall (o sea, los días 7, 8 y 9 de Zul Hiya) y los siete ayunos restantes deben completarse al llegar a casa.

Hall-i-Qiran

 En el Hall-i-Qiran la persona se pone el ihram justo al comienzo, cuando la intención es realizar ambos Umra y Hall, y dice el siguiente talbiyah:

Al’lāhum-ma in-nī urīdul halla wal ‘umrata fa yassir humālī

zum-ma bāriklī fīhimā

Mi Señor, tengo la intención de realizar el Hall y la Umra.

Haz que estos dos eventos sean fáciles y benditos para mí.

(“Hidaya”, babul Quran, pp. 221-1).

Una persona que realiza el Hall-i-Qiran debe ofrecer un sacrificio como en el Hall-i-Tamattua, pero si no le es posible ofrecerlo, entonces debe realizar diez ayunos como se ha mencionado anteriormente.

Indiscrecciones Durante El Hall Y sus compensaciones.

Se prohíbe a un peregrino cortarse el pelo o las uñas, cubrirse la cabeza o ponerse calcetines, usar perfume, cazar un animal o sacrificarlo, entablar una charla frívola, reñir o pelear, y comportarse de manera indigna.

  1. Si alguien en estado de ihram, debido a alguna razón, usa prendas cosidas o afeita su cabeza por tener alguna infección, entonces debe pagar el fidia (expiación) como reparación por su indiscreción. No obstante, si alguien no tiene prendas sin costuras, puede usar prendas cosidas, aunque también debe pagar fidia en este caso.

(Hidaya, “Kitabul Hall”, p. 199-1).

  1. Si alguien en estado de ihram caza un animal, como expiación debe sacrificar un animal equivalente al que cazó; por ejemplo, si cazó un venado, debe sacrificar una cabra o una oveja en el matadero de Mina. Si caza un avestruz debe sacrificar un camello. Pero si no puede permitirse el sacrificio de un animal, entonces debe proporcionar alimentos a seis personas pobres; y si aún no puede hacer esto, entonces debe realizar tres ayunos.

(“Fiqah Ahmadiyya”, Ibadat, p. 337).

Eid-ul azia.

El “Eid-ul Azia” marca la finalización de la peregrinación para los musulmanes de muchísimas naciones en el mundo, en el décimo mes islámico Istijara Hall. En este sentido, para terminar satisfactoriamente la peregrinación, es obligatorio llevar a cabo el sacrificio de un animal. Como la oración y el ayuno, la realización de la peregrinación es una forma de adoración para el beneficio espiritual, social y económico  de los musulmanes.

El peregrinaje hace que las personas se acostumbren a dejar su hogar por la causa de Al’lah y a separarse de sus familiares y amigos. Sirve además como un símbolo de respeto a los lugares sagrados de Dios frecuentados por el Profeta del Islamsa. Cuando visita esos lugares sagrados, el peregrino experimenta una verdadera elevación espiritual. Finalmente, el vínculo universal de la hermandad islámica se refuerza cuando los peregrinos de todas las nacionalidades se reúnen en un espíritu de unidad y armonía.

El peregrino ofrece el sacrificio de un animal al final del Hall, lo cual es realizado también por musulmanes en todo el mundo. Eso se hace para recordar la disposición de Abrahamas para sacrificar a su hijo Ismaelas (no a Isaacas, como está escrito en la Biblia), quien, en efecto, se resignó a ser sacrificado bajo la creencia de que esa era la Voluntad de Al’lah.

El Sagrado Corán dice:

falam-mā balagha ma’ahus-sa’ya qāla yā bunay-ya in-nī arā

filmanāmi an-nī azbahuka fanzur mā zā tarā qāla yā

abatif’al mā tu’maru satayIdunī inshā Al’lahu minas-sābirīn

“Y cuando estaba demasiado mayor para trabajar con él, le dijo:

‘¡Oh querido hijo, he visto en un sueño que te ofrezco en sacrificio.

Mira pues qué piensas de ello!’.

Él respondió: ‘¡Oh padre mío, haz lo que se te ordena,

me encontrarás, si Dios quiere, entre los que muestran paciencia!’.

Y cuando ambos se sometieron a la Voluntad de Al’lah

y se postró en el suelo cabeza abajo, lo llamamos:

‘¡Oh Abraham, ciertamente has cumplido el sueño!’.

Así recompensamos en verdad a los que hacen el bien”, (37:103-106).

El Santo Corán sucintamente describe el significado del sacrificio animal:

lañy-yanā lAl’lāha luhumuhā wa lā dimā ‘uhā wa lākiny-yanālu

hut-taqwā minkum

“No es su carne la que alcanza a Al’lah, como tampoco su sangre,

sino que es vuestra rectitud la que llega hasta Él”, (22:38).

El acto del sacrificio es un acto simbólico que recuerda a la persona que lo ofrece, que así como el animal es inferior a él, también él es inferior a Dios y debe, por lo tanto, estar listo para sacrificarse, junto con todos sus intereses personales e inclinaciones, por la causa de Al’lah cuando se le requiera. En este sentido, alcanzar la rectitud debe ser el objetivo de cada musulmán.

El Libro Sagrado afirma:

in-na akramakum ‘indal-lālhi atqākum

“En verdad, el más honorable entre vosotros, a la vista de Al’lah,

es el más justo de vosotros”, (49:14).

qad aflaha man tazak-kā wa zakarasma rab-bihī fasal-lā

“En verdad, quien realmente prospera es quien se purifica

y recuerda el nombre de su Señor y ofrece oraciones”, (87:15-16).

lil-lazīna ashanū minhum wat-taqau allrun ‘azīm

“…Sepan que quienes de entre ellos hagan el bien y actúen con rectitud

tendrán una magnífica recompensa”, (3:173).

El acto del sacrificio no es de ninguna manera una expiación de los pecados de la persona que hace dicho sacrificio. El Islam enfatiza que ninguna criatura o persona puede expiar los pecados de ningún otro y, por ende, rechaza la doctrina cristiana de la expiación, que declara que Jesúsas expió los pecados de la humanidad derramando su sangre en la cruz; que por cierto, según la Tora, es una “muerte maldita”.

Por consiguiente, el Eid-ul Azia es una ocasión en la que los musulmanes de todo el mundo son alentados a realizar todo tipo de sacrificios para la elevación espiritual, moral, social y económica de la humanidad, y especialmente de sí mismos. Si hacen de ello una causa común y se esfuerzan en manifestar en sus personas los atributos de Dios, de acuerdo con las enseñanzas y la guía del Sagrado Corán y las enseñanzas de Muhammadsa, entonces sin duda que el propósito del Eid-ul Azia habrá dado su fruto. 

  1. El zakat

El quinto y último pilar del Islam es llamado “Zakat”, que es una clase de tributo que los musulmanes más acomodados pagan anualmente en efectivo o en especie, y es utilizado para las buenas causas mencionadas en el Santo Corán. El zakat se da con el propósito de purificar la riqueza y se usa para la manutención de los pobres, los indigentes, los viajeros necesitados; para los que sirven en el camino del Islam, aquellos que luchan en el nombre de Al’lah; para que los esclavos compren su libertad y para otras buenas causas. El zakat puede ser recaudado respecto a productos de la tierra, ganado y activos líquidos como por ejemplo oro, plata y ahorros que tengamos en el banco sin tocar por más de un año.

 El zakat es un tipo de adoración prescrita a fin de llevar un orden económico equitativo a la sociedad. La palabra árabe “zakat” literalmente significa “purificar algo”. En este contexto, el pago obligatorio de una porción fija de la riqueza significaría que el resto de la misma, una vez deducida la parte del zakat, se ha hecho pura y legal para los creyentes.

El Libro Sagrado ordena:

wa aqīmus-salata wa ātuz-zakata wa atī ‘ur-rasūla

la ‘al-lakum turhamūn

“Y observad la oración y dad el zakat, y obedeced al Mensajero,

para que se os muestre misericordia”, (24:57).

El Sagrado Corán también dice acerca del zakat:

wa mā ātaitum-min zakatin turīdūna wallah Al’lahi fa ulā ’ika

humul mud‘ifūn

“Sin embargo, todo lo que dais en zakat buscando el favor de Al’lah,

sabed que a estos es a quienes se aumentará muchas veces su riqueza”, (30:40).

Además de satisfacer las demandas del Estado, esta colecta está destinada a aliviar las necesidades de los pobres. Se recauda de aquellos musulmanes que poseen una cierta cantidad de dinero o bienes, y se gasta en los pobres, los necesitados, los huérfanos, las viudas y los viajeros, etc. Normalmente se cobra un 2,5% sobre los activos disponibles, por encima de ciertos umbrales específicos, y que han permanecido en las manos de los propietarios más de un año sin haberse utilizado. Uno de los muchos beneficios del zakat es que, debido al temor de que cualquier capital que permanezca sin usar se verá gradualmente mermado a través del pago del zakat, cualquier persona con exceso de ahorros tendría que emplearlos en obtener ganancias para compensar el efecto del zakat.

El Santo Corán dice que en la riqueza de los que más poseen, una vez hayan cubierto sus necesidades básicas, también hay una porción para aquellos que son incapaces de satisfacer sus necesidades básicas y están considerados como menos agraciados en la sociedad.

wa fi amwālihim haq-qul-lis-sā’ili walmahrūm

“Y en su riqueza hay una parte que corresponde al mendigo y al necesitado”, (51:20).

wal-lazīna fi amwālihim haq-qum-ma’lumul-lis-sā’ili walmahrūm

“Y aquellos en cuyos bienes hay una parte determinada,

para el mendigo y para el pobre que no pide”, (70:25-26).

Esto establece claramente que toda persona tiene derecho a ver cubiertas ciertas necesidades básicas de la vida y que deben ser proporcionadas en todos los países y sociedades; y los responsables de cumplir con esta obligación son los que aún poseen riqueza una vez hayan cubierto sus necesidades básicas, dejando al Estado decidir sobre el modus operandi, para asegurar que el sistema sea justo y equitativo, y que cumpla adecuadamente su propósito básico.

El zakat difiere no tiene que ver con las contribuciones dentro de nuestra Yamat llamadas “chanda”. El pago del chanda no exonera a una persona de su obligación de pagar el zakat sobre los activos disponibles que existan por encima de los umbrales específicos y que hayan permanecido inmóviles en sus manos por más de un año.

Una tradición del Profetasa acerca del zakat dice lo siguiente:

‘anil hasanira qāla qāla rasūlul-lāhisa has-sinū amwālakum biz-zakati

wa dāwū mardākum bis-sadaqāti wastaqbalū amwāyal balā’i bid-du‘ā’i wat-tadar-ru’i

Hasanra relata que el Santo Profetasa dijo:

Fortificad vuestra propiedad pagando el zakat,

curad al enfermo dando limosna

y defenderos contra las idas y venidas de calamidades

a través de invocaciones y humildes súplicas (hacia Dios)”.

(“Murasil”, Abu Daud).

La siguiente es una tradición de Muhammadsa acerca del pago del zakat:

‘an ‘amribni shu’aibin ‘an abīhi ‘an yad-dihīra an-namra-atan

atatin-nabiyyasa wa ma’ahabnatun lahā wa fi yadibnatihā

maskatāni ghalīzatāni min dhahabin faqāla ā tu’tīna zakata

hāzā qālat lā qāla ā yasur-ruk-ki añy-yusaw-wirakil-lāhu

bihimā yaumal qiyāmati sawāraini min nārin, qāla: fajala’at humā ailan-nabiyasa wa qālat humā lil-lāhi wa lirasulihīsa

Hazrat Amar bin Shuaibra relata que su abuelo le contó que una mujer y su hija fueron a ver juntas al Santo Profetasa. La hija estaba usando unos pesados brazaletes de oro. El Profetasa le preguntó si había pagado el zakat por esos brazaletes. Ella le contestó que no lo había hecho. Muhammadsa entonces dijo: “¡Oh mujer! ¿Quieres que Al’lah te haga llevar brazaletes de fuego el Día del Juicio?”. Al escuchar esto, la mujer quitó los brazaletes de las muñecas de su hija y se los presentó al Santo Profetasa y exclamó:

“Le doy esto a Dios, el Señor del Honor y la Gloria, y a Su Mensajero”. 

(Sunan Abu Daud, “Kitabuz-zakat”, babalkanz ma huwa wa zakatal hali).

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