Celebraciones islámicas: eid-ul fitar y eid-ul-azia.
El final del mes sagrado del Ramadán viene marcado por la celebración del “Eid-ul Fitar”, que se lleva a cabo justo el día después de haber terminado dicho mes de ayuno. En esta jubilosa fecha se agradecen las bendiciones del Ramadán y los fieles musulmanes asisten a la oración congregacional de Eid que se celebra por la mañana; luego pasan el resto del día intercambiando saludos cariñosos y regalos con familiares y amigos. Normalmante para dicha ocasión llevan ropa nueva, cocinan buena comida e invitan a vecinos y amigos a celebrarlo con ellos. La verdad es que el mes del ayuno inspira simpatía por los hambrientos y necesitados, y además alienta a los creyentes a donar generosamente a los pobres, por lo que en el Eid-ul Fitar se debe continuar ese espíritu de simpatía hacia los más desfavorecidos de la sociedad.
Por su parte, el “Eid-ul Azia” (o ‘Eid del Sacrificio’) se celebra diez semanas después del Eid-ul Fitar y marca la finalización de la Peregrinación o Hall a la Kaaba o Casa de Al’lah, que está situada en La Meca. Esta ceremonia del sacrificio conmemora el momento en el que Hazrat Abrahamas estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo Ismaelas por la causa de Dios. Como resultado de su valiente obediencia, al final Al’lah no permitió que Ismaelas fuera literalmente sacrificado y en su lugar Dios le pidió a su padre que sacrificara un animal. Por eso, es su obediencia hacia el Altísimo lo que celebran los musulmanes de todo el mundo y para conmemorarlo, aquellos que puedan permitírselo, sacrifican un animal y comparten su carne entre familiares, vecinos y gente pobre.
(“Pathways to Paradise”, una publicación de Lallna Imail’lah, Estados Unidos, p. 63).
Está escrito en el Santo Corán:
lanyyanā lal-lāha luhūmuhā wa lā dimā’uhā
wa lākinyyanālu hut-taqwā minkum
“No es su carne la que llega a Al’lah como tampoco su sangre,
sino que es vuestra piedad la que llega a Él.”, (22:38).
El Eid-ul Azia se celebra el décimo día del mes de Zul Hiya, por lo que los musulmanes que se reúnen en La Meca para el Hall ofrecen sus sacrificios con ocasión de este Eid siguiendo el ejemplo del profeta Abrahamas; y este sacrificio es repetido por los musulmanes de todo el mundo en un acto en que se congregan tanto hombres, mujeres y niños para ofrecer la oración de Eid, que se compone de dos “rakats” y normalmente se hace al aire libre y en las afueras de un pueblo o una ciudad, si es posible; y esto se aplica tanto para el Eid-ul Fitar como para el Eid-ul Azia.
Por la mañana temprano en el día de Eid y después de tomar un baño, los musulmanes, sean jóvenes o mayores, se arreglan poniéndose sus mejores prendas y perfume, ya que era costumbre del Santo Profetasa usar algún tipo de fragrancia en tales ocasiones. Al mismo tiempo, en ambos días de Eid los creyentes preparan comidas especiales en sus hogares.
Con motivo del Eid-ul Fitar en particular, debe pagarse el Fitrana y auna pequeña cantidad para el Fondo del Eid antes de la oración de Eid. A continuación se debe desayunar muy bien antes de proceder al “Idgah”, o lugar donde se ofrece dicha oración; y como era costumbre del Mensajero de Diossa, generalmente los musulmanes llegan al “Idgah” por una ruta y regresan por otra. Al mismo tiempo, con motivo del Eid-ul Azia en concreto, se espera que los fieles mantengan el ayuno hasta después de la oración de Eid, pues lo preferible para aquellos que ofrecen animales en sacrificio es que rompan su ayuno con la comida preparada con su carne.
La oraciones de ambos Eid se realizan antes del mediodía y siempre se ofrecen en congregación, y no se necesita hacer la llamada del azan o recitar el “iqamat” a la hora de llevarlas a cabo. Entonces, en el primer “rakat” de la oración de Eid, tras recitar el “Takbir-e-Tahrima” y el “Zana”, pero antes de recitar el “at-taawuz”, el imam levanta sus manos hasta los lóbulos de las orejas siete veces diciendo cada vez y en voz alta “Al’lahu Akbar” (Al’lah es el Más Grande), y luego deja caer los brazos a los lados hasta que tras el séptimo “takbir” los dobla de manera normal sobre el pecho y procede con la oración. La congregación sigue al imam en todos sus movimientos; o sea, también levanta sus manos hasta los lóbulos de las orejas diciendo “Al’lahu Akbar” pero en una voz inaudible y dejan sus brazos caídos al igual que el imam.
En el segundo “rakat” hay cinco “takbirat”, es decir, el imam y los fieles levantan sus manos hasta sus orejas cinco veces diciendo “Al’lahu Akbar” y tras ello las dejan caer cada vez. Al final del segundo “rakat”, una vez recitado el “at-tash-shahud” y el “Durud” y algunas de las oraciones prescritras, el imam vuelve primero su rostro hacia la derecha diciendo “as-salamu alaikum wa rahmatul’lah” y luego a la izquierda recitando lo mismo para marcar el final de la oración. Una vez terminada la oración de Eid, que consiste en dos partes, el imam pronuncia un sermón al igual que ocurre en el “yuma” de cada viernes. En este sentido, hay que aclarar que el sermón de la oración del viernes precede a la oración misma, mientras que en el caso del Eid se da una vez hecha la oración.
Tras ofrecer los dos “rakats” de las oraciones de Eid-ul Azia y Eid-ul Fitar, el imam y la congregación recitan en voz alta las siguientes palabras de glorificación a Dios:
Al-lāhu akbar, al-lāhu akbar
lā ilāha il-lal-lāhu
wal-lāhu akbar al-lāhu akbar
wa lil-lāhil hamd
“Al’lah es el Más Grande, Al’lah es el Más Grande.
No hay nadie digno de adorar excepto Al’lah.
Al’lah es el Más Grande, Al’lah es el Más Grande
y toda alabanza Le pertenece”.
(“Kitabus-salat”, de Ibni Abi Shaibah).
De forma similar, desde el momento de la oración de fayar del noveno día del mes Zul Hiya hasta la oración de asar del décimo tercer día del mismo mes, se suelen recitar dichas palabras en voz alta después de cada oración obligatoria o farz. Además, era costumbre del Santo Profetasa recitarlas mientras se dirigía al “Idgah” y cuando regresaba del mismo.
(“Mustadrik Hakim”, vol. 1, p. 299, publicado en Beirut).
Ceremonias islámicas.
El matrimonio.
El matrimonio es una institución sagrada en el Islam y la unidad básica de la sociedad humana es la familia, cuya fundación se establece a través del mismo. Una de las consideraciones principales a tener en cuenta en la elección de un cónyuge se establece en uno de los versículos que el Profetasa siempre recitaba con ocasión de la celebración de una boda y es el siguiente:
yā ay-yuhal-lazīna āmanut-taqul-lāha
waltanzur nafsum-mā qad-damat li ghad
“¡Oh vosotros, los creyentes! Temed a Al’lah;
y que cada alma considere lo que prepara para el mañana”, (59:19).
Esto significa que la elección debe determinarse no solo en referencia a consideraciones obvias e inmediatas, sino también respecto a las consecuencias más duraderas que esa unión pueda tener tanto en esta vida como en el Más Allá.
Asimismo, el Mensajero de Diossa dijo dos cosas muy importantes:
in-namad-duniā matā‘un
wa laisa min matā’id-duniā shai’un afdalu minalmar’a tis-sālihati
“Ciertamente el mundo está lleno de provisiones,
pero ninguna de las provisiones mundanales es mejor que una mujer virtuosa”.
(Sunan Ibn-e-Majah, “Abwabun-nikah”).
tunkahul mar atu li arba’in li mālihā wa li hasabihā
wa li yamālihā wa li dīnihā fazfur bizātid-dīni taribat yadāka
“Cuando se busca a una mujer para contraer matrimonio,
se hace en base a cuatro cosas: su riqueza, su familia, su belleza y su fe.
Casaros pues con una en base a su fe,
pues así prosperaréis y Al’lah os bendecirá”.
(Sahih Bukhari, “Kitabun-nikah”).
Prohibiciones acerca del matrimonio.
Dios Altísimo ha establecido ciertas prohibiciones acerca del matrimonio y otros aspectos de las relaciones entre hombres y mujeres:
–Según el Sagrado Corán, a una persona musulmana no se le permite casarse con los siguientes parientes: madre, padre, hermana, hermano, tías, tíos, sobrinos y sobrinas, pero los primos están permitidos.
–Al mismo tiempo, hay otras relaciones de matrimonio prohibidas como por ejemplo: un hombre no puede casarse con su hijastra si ha cohabitado con su madre biológica y tampoco puede tener dos hermanas en matrimonio al mismo tiempo.
wa lā tankihū mā nakaha ābā’u kum-minan-nisā’i il-lā mā qad salaf,
in-nahū kāna fāhishatanwwa maqta wa sā’a sabīla, hurrimat ‘alaikum um-mahātukum wa banātukum wa ajawātukum wa ‘am-mātukum wa jālātukum wa banātul aji wa banātul ujti wa um-mahātukumul-lātī arda‘nakum wa ajawātu kum-min-narradā‘ati wa um-mahātu nisā’ikum wa rabā’ibukumul-lāti fī huyūrikum-mi nan-nisā’i kumul-lātī dajaltum bihin-na fa il-lam takūnū dajaltum bihin-na falā yunāha ‘alaikum wa halā ‘ilu abnā ‘ikumul-lazīna min aslābikum wa an tajma‘ū bainal ujtaini il-lā mā qad salaf in-nal-lāha kāna ghafūrar-rahīma
“Y no os caséis con las mujeres que vuestros padres han tenido por esposas,
salvo que se trate de un hecho consumado,
ya que es algo abominable y odioso, y un pésimo camino”, (4:23).
“Os están prohibidas vuestras madres, vuestras hijas, vuestras hermanas,
las hermanas de vuestros padres y las de vuestras madres; las hijas de un hermano, las hijas de una hermana y vuestras madres nodrizas que os hayan amamantado, vuestras hermanas de leche y las madres de vuestras esposas, vuestras ahijadas que son vuestras pupilas por ser hijas de las mujeres con las que hayáis cohabitado; aunque si no habéis cohabitado con ellas no cometéis pecado; y las esposas de vuestros hijos carnales; y os está prohibido contraer matrimonio a la vez con dos hermanas, salvo que se trate de un hecho consumado.
En verdad, Al’lah es el Sumo Indulgente, el Misericordioso”, (4:24).
–El matrimonio con alguien que sea idólatra está totalmente prohibido para ambos sexos, pues Dios dice en el Santo Corán:
wa lā tankihul mushrikāti hat-tā yu’min wala amatum-mu’minatun jairum-mim-mushrikatinwwa lau a’yabaktun wa lā tankihul
mushrikīna hat-tā yu’minū wala ‘abdum-mu’minun jairum-mim-mushri kinwwa lau a’yabakum
“Y no os caséis con mujeres idólatras mientras no crean;
incluso una esclava creyente es mejor que una idólatra,
aunque esta os agrade mucho.
Y no entreguéis en matrimonio vuestras mujeres creyentes a los idólatras
mientras estos no crean;
incluso un esclavo creyente es mejor que un idólatra, aunque este os agrade mucho”, (2:222).
–Los hombres pueden casarse con mujeres del “Pueblo del Libro”, (o sea, aquellas que siguen una Escritura Revelada), aunque no se considera como la opción preferible. En este sentido, el Mesías Prometido y Mahdias ha limitado la categoría de “Pueblo del Libro” a las mujeres judías y cristianas, y prohibido que las áhmadis se casen con hombres no-áhmadis. El razonamiento detrás de esto es muy sólido: a una mujer no se le permite casarse fuera de su fe porque cuando ella esté en la casa y el ambiente familiar de tal esposo, tanto ella como sus hijos estarán expuestos a la cultura y las prácticas no-musulmanas y no-áhmadis, lo cual hará muy difícil que ella pueda permanecer firme en su propia fe y dificultará la educación de sus hijos como musulmanes áhmadis. Por el contrario, un hombre musulmán áhmadi puede influir más fácilmente en su esposa y atraerla hacia el estilo de vida islámico.
–El Islam no permite la libre mezcla de niños y niñas en etapa de crecimiento. Tampoco aprueba el sexo fuera del matrimonio y los actos preliminares de amor físico fuera del mismo están prohibidos. Por tanto, el estilo de vida islámico no aprueba que las personas ya crecidas se mezclen sin más, pues permanecer sexualmente inactivo y casto antes del matrimonio es un mandato extremadamente importante del Corán. El adulterio, la fornicación y el tener relaciones secretas con el sexo opuesto es un pecado categóricamente condenado por el Islam en los términos más contundentes. Esta prohibición incluye las citas, las relaciones secretas y la libre convivencia; y como estos son considerados grandes pecados, en una sociedad islámica puramente establecida conllevarían severos castigos.
El Santo Corán afirma:
az-zāniyata waz-zāniya fajlidū kul-la wāhidim-minhumā mi’ata yaldatinwwa lā ta ’juzkum bihimā ra’fatun fi dīnil-lāhi in kuntum tu’minūna bil-lāhi walyaumil ājiri walyash-had ‘azābahumā
tā’ifatum-minal mu’minīn
“A la adúltera y al adúltero (o a la fornicadora y al fornicador),
castigadlos con cien azotes a cada uno;
y no dejéis que la compasión os conmueva al ejecutar la ley Divina,
si creéis en Al’lah y en el Último Día.
Y que una parte de los creyentes sea testigo de su castigo”, (24:3).
(“Pathways to Paradise”, Lallna Imail-lah, Estados Unidos, pp. 41, 44-45).
Así pues, el Islam deja claro con quién es permisible que un musulmán se case desde el punto de vista coránico.
El nikah.
El “nikah” es el anuncio del matrimonio y una sunna o práctica del Profetasa. Por tanto, una persona que, a pesar de tener la capacidad y los medios para hacer el nikah, no lo haga, desobedece las órdenes claras de Al’lah y del Mensajero de Diossa, quien ha ordenado enfáticamente a sus seguidores que lo hagan y ha dicho lo siguiente sobre el matrimonio:
wa ata zaw-wayun-nisā-’a
faman raghiba ‘an sun-natī falaisa min-nī
“Yo me he casado con mujeres;
así pues, quien no siga mi sunna no es uno de mis seguidores”.
(Sahih Bukhari, “Kitabun-nikah”, bab at-targhibu fin-nikah).
Al hacer el nikah uno desarrolla nuevas relaciones, evitan varios pecados y enfermedades peligrosas, y lleva una vida pacífica. Pero si no se cuenta con los recursos económicos para hacer el nikah o no puede encontrarse la pareja adecuada para el matrimonio, entonces a esa persona se le ordena realizar ayunos y pedir que la Gracia de Dios descienda sobre ella.
El sermón del nikah.
El siguiente es el sermón en árabe que el Santo Profetasa solía ofrecer cada vez que la solemnización de un matrimonio tenía lugar y puede ser seguido por la traducción del mismo en nuestro propio idioma. La ceremonia se completa con el consentimiento en público y la aceptación de dicho matrimonio por parte del novio, y la del wali, que es el padre o guardián de la novia.
alhamdu lil-lāhi nabmaduhū wa nasta ‘inuhū wa nastaghfiruhū wa nu’minubihī wa natawak-kalu ‘alaih wa na‘ūzubil-lāhi min shurūri anfusinā wa min say-yiāti a‘mālinā manyyahdi hil-lāhu falā mudil-la lahū wa manyyudlilhu falā hādiya lah wa nash hadu al-lā ilāha il-lal-lāhu wahdahū lā sharīkalahū wa nash hadu an-na muhammadan ‘abduhū wa rasūluh am-mā ba’du fa a‘ūzu bil-lāhi mi nash-shaitā nir-rayīm bismil-lā hir-ramā nir-rahīm
“Toda alabanza pertenece a Al’lah,
Le alabamos, imploramos Su ayuda
y Le pedimos que nos perdone.
Creemos en Él y ponemos nuestra confianza en Él;
y buscamos la protección de Al’lah contra los maldades
y malicias de nuestras almas, y contra los malos resultados de nuestras acciones.
A quien Al’lah guía por el camino recto, nadie puede desviarlo;
y a cualquiera que Él declare perdido, nadie puede guiarlo hacia el camino recto.
Damos testimonio de que nadie merece ser adorado excepto Al’lah,
Quien es Único y no tiene copartícipe.
Y damos testimonio que Muhammad es Su siervo y Su Mensajero.
Después de esto, busco refugio en Al’lah de satanás, el rechazado,
y comienzo en el nombre de Al’lah, el Clementísimo, el Misericordiosísimo”.
yā ay-yuhan-nāsut-taqū rab-baku mul-lazī jalaqa kum-min-nafsinw-wāhida tinwwa jalaqa minhā zauyahā wa baz-za minhumā riyālan kazīranwwa nisā’ wat-taqul-lā hal-lazī tasā ’alūna bihī wal arhām in-nal-lāha kāna ‘alaikum raqība
“¡Oh humanos! Temed a vuestro Señor, Quien os creó de un solo ser,
del cual creó a su pareja y de los dos hizo descender a muchos hombres y mujeres;
y temed a Al’lah, en cuyo nombre recurrís unos a otros;
y témedle particularmente respetando los lazos del parentesco.
En verdad, Al’lah os observa”, (4:2).
yā ay-yuhal-lazīna āmanut-taqul-lāha waltanzur nafsum-mā qad-damat lighad wat-taqul-lāh in-nal-lāha jabīrum bimā ta‘malūn
“¡Oh vosotros, los creyentes! Temed a Al’lah
y que cada alma considere lo que prepara para el mañana.
Temed a Al’lah, pues en verdad Al’lah conoce muy bien lo que hacéis”, (59:19).
yā ay-yuhal-lazīna āmanut-taqul-lāha wa qūlū qaulan sadīdany-yuslih lakum a‘mālakum wa yaghfirlakum zunū bakum wa manyyuti ‘il-lāha wa rasūlahū faqad fāza fauzan ‘azīma
“¡Oh vosotros los que creéis!
Temed a Al’lah y decid la palabra clara y correcta”, (33.71).
“Él reformará vuestra conducta y perdonará vuestros pecados.
Pues quien obedezca a Al’lah y a Su Mensajero,
ciertamente alcanzará el mayor de los éxitos”, (33:72).
(Musnadul Imamul Azam, “Kitabun-nikah”; Jami Tirmidhi; Sunan Ibn-e-Majah, “Kitabun-nikah”).
Algunos requerimientos que se deben cumplir antes del nikah.
- Tanto el hombre como la mujer cuyo nikah va a ser llevado a cabo, deben ser preguntados si aceptan casarse o no; y si alguno de los dos se niega a casarse con el otro, entonces el nikah no se puede realizar.
- En el caso de la mujer, sus parientes más cercanos, como su padre o hermanos, deben estar de acuerdo con el nikah, porque la Sharia ha hecho obligatorio que la mujer tenga un “wali” o guardián. Por consiguiente, en el Islam una mujer no puede casarse con alguien hasta que su wali no le dé permiso para hacerlo.
‘an abī mūsāra ‘anin-nabiyyisa qāla lā nikaha il-lā bi waliyyin
“Abu Musara afirma que el Profetasa dijo:
‘Ningún matrimonio es legal sin el permiso del wali‘”.
(Sunan Ibn-e-Majah, “Kitabun nikah”, bab la nikaha illa waliyyi).
- El “haq meher” o la dote, que es el dinero que el esposo da o promete dar a su esposa, debe ser fijado de antemano, ya que si no se determina de esa forma el nikah no puede llevarse a cabo. Por su parte, la Sharia no ha puesto ningún límite para el haq meher, por lo que el hombre puede fijar cualquier cantidad razonable de acuerdo a sus circunstancias financieras; por último, el montante debe ser acordado por ambas partes.
Hazrat Jalifatul Masih IIra afirmó una vez que cuando alguien le preguntaba cuánto haq meher tenía que ofrecer, él sugería que la cantidad debía ser de seis meses a un año del salario del novio.
(Diario “Al-Fazal”, 12 de diciembre de 1940).
- El nikah debe ser anunciado en la presencia de tantas personas como sea posible y si se lleva a cabo en secreto es inválido a los ojos de Al’lah y desde el punto de vista de la Sharia. Además, el nikah se establece solo cuando se produce la propuesta de matrimonio y la aceptación de la misma; ambas deben hacerse en la misma reunión y han de ser ampliamente divulgadas.
Los requisitos del nikah como se indican en la fikah ahmadía.
- La “propuesta” y la “aceptación” significa que una de las partes propone matrimonio de acuerdo a los términos especificados y la otra parte lo acepta.
En el contrato matrimonial, la propuesta viene del lado de la mujer y la aceptación de la del hombre, aunque esto no es esencial, pues cualquiera de las partes puede en realidad hacer la propuesta y la aceptación se considerará válida.
Si una sola persona actúa como guardián y representante legal de ambas partes, puede anunciar tanto la propuesta como la aceptación.
No hay palabras específicas para anunciar la propuesta y la aceptación, solo que cualquiera que sean las palabras deben ser claras y precisas; aparte tienen que indicar claramente el acuerdo de ambas partes sobre el vínculo conyugal y no deben ser susceptibles de ninguna otra interpretación.
- La propuesta y la aceptación pueden hacerse en persona o a través de un representante; es decir, no es necesario que la mujer aparezca en persona, ya que su representante puede expresar su consentimiento. De hecho, esta es la forma preferida.
Si el novio no está presente en la reunión, su acuerdo puede ser expresado por su representante. Sin embargo, en tal caso se debe presentar documentación auténtica y fiable indicando su acuerdo; y también debe haber una prueba firme del nombramiento de su representante.
- El anuncio del nikah es un requerimiento esencial que ha de ser anunciado de una forma que cuanta más gente se entere mejor, porque el Santo Profetasa ha ordenado que el nikah se haga público.
Las palabras del hadiz son:
a‘linū hāzan-nikāha waj’alūhu fil masāyidi wadribū ‘alaihi bid-daffi
“Anunciad el nikah, llevadlo a cabo en las mezquitas
y tocad un tambor para que sea ampliamente conocido”.
(Jami Tirmidhi, “Kitabun nikah”, bab ilan-nun-nikah; Sunan Ibn-e-Majah, p. 136/1).
- Realizar un nikah en secreto es indeseable, incluso con la presencia de testigos.
El Profetasa afirmó acerca de esta práctica:
lā nikaha il-lā bi bay-yinatin lā nikaha il-lā bi shahūdin albaghāyal-lātī yankihna anfusa hun-na bi ghairi bayyinatin
“No hay nikah si no es ampliamente conocido y si los testigos no están presentes. Las mujeres que se casan sin satisfacer la regla de que su matrimonio sea conocido ampliamente, como condición requerida por la Sharia, son de carácter malvado”.
(Jami Tirmidhi, “Kitabun nikah”, bab la nikah illa bi bayyinatin p. 130/1; y artículo 7 del “Fiqah Ahmadía”, relativo a la realización de un nikah, revista “The Ahmadiyya Gazette”, junio de 2000, p. 18).
El nikah o ceremonia de matrimonio ha de ser realizado por una autoridad islámica legal, como por ejemplo un misionero o el presidente de una Yamat. El procedimiento de la propia ceremonia religiosa en sí es simple, pues una vez que los formularios del nikah hayan sido rellenados y firmados por las personas autorizadas, tal y como se indica en el mismo, y este es anunciado y atestiguado públicamente, el contrato es legal. Entonces, la persona que oficia el evento recita el sermón del nikah tal y como hacía el Mensajero de Diossa y pide el consentimiento de ambas partes. Al final, esto es seguido por una plegaria en silencio.
Una vez consumado el nikah, las parejas deben registrar legalmente su matrimonio y han de cumplir con cualquier otra cosa que sea requerida por la ley del país donde vaya a tener lugar. En algunos países la ley exige que las parejas que desean casarse lo hagan primero por lo legal y luego realicen su nikah. Incluso en otros países se requiere por ley que la persona que lleve a cabo el nikah esté legalmente capacitada para ello y, si esto ocurre, la solemnización de los rituales es suficiente para legalizar el matrimonio; pero si no se encuentra alguien legalmente capacitado para esto, la pareja debe hacer la ceremonia religiosa después de haber hecho primero la civil, que por lo general se realiza en una institución oficial y más tarde se da fe de ello en el registro civil. Por su parte, el guardián de la novia debe asegurarse de que estos pasos se sigan de manera correcta, para que los derechos de la esposa estén protegidos legal y civilmente.
El Walima.
Después de que el nikah se haya pronunciado y la boda celebrada, normalmente con una comida organizada por la familia de la esposa, el marido organiza entonces otra comida llamada “Walima”, lo cual es una sunna o práctica del Profetasa. En la misma se requiere que los pobres y los huérfanos sean también invitados; y en cuanto a las ceremonias de boda y otras expresiones joviales relacionadas se refiere, las familias ricas son firmemente advertidas de que cualquier celebración a la que los pobres no sean invitados será maldita ante los ojos de Dios. Así pues, si se sigue este mandamiento, entre los miembros más ricos y bien vestidos de la sociedad, se podrá encontrar a aquellos pobres que quizá no tendrán tal esplender pero estarán mezclados con los ricos.
La importancia de celebrar el Walima está clara según la siguiente tradición del Mensajero de Al’lahsa:
‘an abī hureirahra an-nahū kāna yaqūlu sharrut-ta‘āmi ta‘āmul walīmati yud‘ā lahal aghniyā’u wa yutrakul fuqarā’u wa man lam
yuyibid-da’wata faqad ‘asal-lāha wa rasūlahū
“Hazrat Abu Hureirara relata que el Santo Profetasa dijo:
‘El peor convite de bodas es aquel al que se invita a solo a los ricos
y se excluye a los pobres.
Aparte, quien rechaza una invitación desobedece a Al’lah y a Su Mensajero‘”.
(Sahih Muslim, “Kitahun-nikah”, babal amr bi ijabataddai ila dawah; Sahih Bujari).
El Divorcio.
El divorcio está permitido en el Islam, pero es considerado como uno de los actos más desagradables a la vista de Dios, dentro de todo lo que es considerado lícito.
Este es el hadiz del Santo Profetasa con respecto al divorcio:
abghadul halāli ilal-lāhi ’az-za wa yal-lat-talāqu
“El acto autorizado más desagradable ante los ojos de Dios es el divorcio”.
(Sunan Ibn-e-Majah, “Kitabut talaq”, bab had-dathana suwaidubnu Said).
En este sentido, el procedimiento de divorcio está diseñado para permitir todas las posibilidades de conciliación. Según la ley islámica, el divorcio debe ser pronunciado tres veces, con un intervalo de un mes entre cada pronunciamiento. Durante ese tiempo de espera, llamado “idat”, la esposa ha de permanecer en el hogar familiar a fin de motivar la reconciliación; aunque si ha cometido adulterio no tiene tal derecho. Luego, si el divorcio llega a ser definitivo, se le ordena al esposo que la despida en buenos términos. Por otra parte, el marido es responsable financieramente de su esposa solo por esos tres meses y tras dicho periodo todo se acaba entre ellos. Sin embargo, una vez consumado el divorcio, el padre será aún responsable de sus hijos hasta que llegen a la mayoría de edad.
El divorcio puede ser solicitado por el esposo o por la esposa. Entonces, si el marido requiere el divorcio se llama “talaq” y en ese caso no puede pedir la devolución de cualquier regalo importante que le hiciera a su esposa durante el matrimonio; y si la mujer desea el divorcio se le llama “jula” y en este caso debe devolver cualquier regalo sustancial recibido por su esposo. No obstante, si se llega al punto de que el marido no se divorcia y la mujer lo anhela, ella puede solicitar al tribunal su separación. Finalmente, tanto los hombres como las mujeres que optan por el divorco pueden casarse de nuevo una vez que sus procesos de separación hayan llegado a término.
Sobre este asunto, Hazrat Mesihe Maudas anunció:
“La ley del Islam no ha dejado la cuestión del divorcio totalmente en manos del esposo, sino que también ha autorizado a la mujer para poder obtenerlo a través del juzgado, y tal divorcio se conoce en la jurisprudencia islámica como ‘jula’. En caso de que un marido maltrate a su esposa, no sea capaz de cumplir con sus obligaciones para con ella, cambie de religión o a ella le sea difícil seguir viviendo con él por alguna incompatibilidad, tanto ella como su tutor pueden recurrir al juez para que se haga efectiva la disolución del matrimonio, en cuyo caso dicho juez debe pedir al esposo que demuestre las razones por las que el mismo no debe ser disuelto; y si considera que la queja de la esposa está justificada al final decretará la disolución del enlace.
En el caso concreto del matrimonio, la ley islámica exige el consentimiento no solo de la esposa, sino además de su tutor; es decir, su padre, hermano u otro pariente cercano, por lo que tampoco aprueba que la esposa se aleje de su marido por su propia voluntad. Por lo tanto, es obligatorio para ella recurrir al juez para tal fin, con la idea de no verse dañada como consecuencia de su falta de entendimiento”.
(“Chashma-e-Marifat”; Ruhani Khazain, Hazrat Mirza Ghulam Ahmad, vol. 23, pp. 276-291).
La poligamia.
Este es algo que genera muchos malentendidos sobre el Islam, incluso más que cualquier otro tema. Es cierto que se permite la poligamia, o sea, tener más de una esposa al mismo tiempo, hasta cuatro; pero no la promueve y al mismo tiempo aconseja a los musulmanes obedecer las leyes referentes al matrimonio del país en el que residen. En realidad, no fue solo una licencia para tener más de una mujer, sino que sobre todo se trataba de poner un límite al número de mujeres que muchos hombres solían tener en el pasado. Aparte, si alguien opta por casarse con más de una esposa, deberá impartir justicia entre ellas delante de Dios, Quien ha advertido del severo castigo por no hacerlo.
El Mesías Prometidoas escribió acerca del permiso de la poligamia en el Islam con las siguientes palabras:
“Algunos críticos objetan que la poligamia implica un exceso y que la monogamia es el sistema ideal, aunque esto equivale a una interferencia injustificada en los asuntos de otras personas. Es bien sabido que el Islam permite el matrimonio de hasta con cuatro mujeres al mismo tiempo, pero no es algo obligatorio. Todos los hombres y las mujeres son conscientes de ello; y es permisible para una mujer, en el momento de su matrimonio, obtener una garantía de que su marido no se casará con otra esposa durante la duración del mismo, en cuyo caso el marido estará obligado a cumplir con su promesa y sentirse contento con esa estipulación tal y como fue acordada, tras lo cual no le incumbe a nadie plantear objeción alguna.
Cualquier persona sensata puede entender que la pluralidad de esposas no es obligatoria en el Islam, solo es permisible. Si un marido desea, por alguna razón válida, aprovecharse de este permiso y su mujer no está contenta con ese paso, ella puede pedir el divorcio y no está obligada a aceptar la situación propuesta por el esposo. Por otra parte, si una mujer recibe una oferta de matrimonio de un hombre que ya está casado, es totalmente libre de rechazarla; pero si las dos mujeres están de acuerdo con la propuesta del marido, nadie más tiene derecho a intervenir en el tema.
Si Dios Altísimo permite la pluralidad de esposas en caso de una necesidad válida y las mujeres en cuestión están de acuerdo con la situación propuesta, nadie tiene ningún derecho a interferir. Esta es una cuestión de derechos humanos, que afecta tanto a la primera esposa como a la segunda. Por ende, si la primera no está de acuerdo y siente que sus derechos como tal serán puestos en peligro debido al segundo matrimonio de su esposo, ella puede buscar una salida a la situación exigiendo el divorcio; y si el marido no está dispuesto a cumplir con su exigencia de divorcio, su mujer puede llevarlo a cabo a través de un tribunal. Por su parte, si la segunda esposa no está dispuesta a hacer frente a la situación, no es necesario que la consienta.
Así pues, no es razonable objetar que no se puede mantener justicia en tal situación, porque en el Sagrado Corán Al’lah ha ordenado que un marido que tenga más de una esposa debe tratar igualmente a cada una de ellas y si teme no poder hacerlo, ha de conformarse con una sola:
fa in jiftum al-lā ta‘dilū fa wāhidatan
au mā malakat aimānukum zālika adnā al-lā ta‘ūlū
‘Pero si teméis no poder mantener la equidad,
casaos solo con una o con lo que posea vuestra diestra.
Este es el camino más seguro para que evitéis la injusticia’, (4:4).
Es mera ignorancia sugerir que se recurre a la poligamia por un deseo de indulgencia sexual. Yo mismo he conocido casos en los que una persona inclinada hacia tal indulgencia ha podido salvaguardarse contra ella y de llevar una mala conducta sexual recurriendo al bendito sistema de la poligamia; pues tal sistema ayuda a dichas personas a tener una vida virtuosa y piadosa. Pero cuando no se tiene, muchos son arrastrados por la feroz tormenta de la pasión hasta las puertas de mujeres de mala fama y se ven afectados por enfermedades venéreas y otras infecciones peligrosas, pues se entregan de forma abierta y encubierta a tales prácticas malvadas, ante las que nunca sucumben aquellos que están felizmente casados con dos, tres o cuatro esposas. Tales personas se contienen por un corto tiempo y luego se ven protegidos de repente contra el violento ataque de sus pasiones que a veces viene como el estallido de un dique por el cual vastas áreas son inundadas y arruinadas.
La verdad es que todo depende de la intención. En este sentido, aquellos que sienten que a través de un segundo matrimonio podrán vivir con rectitud o traer al mundo una progenie piadosa ciertamente deben recurrir a este bendito sistema. Según la sabiduría Divina, la mala conducta y las miradas malvadas son pecados tan enormes que destruyen todas nuestras buenas acciones y en esta misma vida nos hacen experimentar tormento físico. Por tanto, si una persona se casa con más de una mujer con la pura intención de mantenerse seguro en la ciudadela de la rectitud, no solo será permisible para él sino que tal hecho se convierte en una fuente de mérito espiritual”.
(“Chashma-e-Marifat”, Ruhani Khazain, Hazrat Mirza Ghulam Ahmad, vol. 23, pp. 245-248).
La aqiqa.
El Islam ordena que en el momento del nacimiento de un bebé hay que pronunciar el “azan” en su oído derecho y el “iqamat” en el izquierdo. Así pues, desde el principio, los recién nacidos son subconscientemente atraídos hacia la Verdad y la Belleza del Creador. Aparte, una persona piadosa debe darle al recién nacido el “ghutfi”, que es la primera dosis de alimento, normalmente compuesta de dátiles triturados o miel; y también ha de recibir un nombre musulmán.
En este sentido, Hazrat Ahmadas explicó de esta forma el significado de pronunciar el azan en el oído derecho del recién nacido:
“Las palabras que se pronuncian en los oídos del bebé en ese momento tienen un gran efecto sobre su moral, por lo que es una práctica muy buena”.
(Diario “Al-Badr”, 28- 3-1907).
El nacimiento de un niño o una niña se celebra mediante el sacrificio de un animal y la invitación de familiares, amigos y gente pobre a un banquete llamado “Aqiqa”, que es una ceremonia que se hace generalmente en el séptimo día del nacimiento del bebé, aunque se puede hacer 14 o 21 días después de su nacimiento. Algunos eruditos dicen que los padres pueden hacer la aqiqa hasta el momento en que el niño o niña se convierte en adulto. Del mismo modo, la persona puede hacer su propia aqiqa cuando sea adulta si no ha sido realizada con anterioridad. En todo caso, la costumbre es sacrificar dos corderos para el niño y uno solo para la niña. La principal razón para ello es que, debido a que el varón se enfrentará en su vida a bastantes más responsabilidades que la mujer por tener que proteger a su familia, aportar el sustento, etc., se trata de una forma de reconocer ese sacrifico extra que sin duda tiene que aportar, con la idea de que su vida será al menos el doble de sacrificada que la de una mujer. Al fin y al cabo, es un acto simbólico que intenta atraer las bendiciones de Dios sobre los recién nacidos.
Por último, la cabeza del bebé ha de afeitarse al séptimo día del nacimiento y se prefiere que la circuncisión en los niños se realice a los 7 días de haber nacido, pero si no se hace en la infancia debe llevarse a cabo antes de que el niño se convierta en adulto.
(“Dini syllabus” para la formación de Nou Mubain (en urdu), Nazarat Nashru Ishaat, Qadián, p. 38).
El amin.
Cuando un niño o una niña terminan de leer el Santo Corán por primera vez, sus padres lo festejan con una ceremonia llamada “amin”, en la que recitan una breve parte del Corán en presencia de sus familiares, amigos y otras personas presentes en dicha ocasión. Tras escuchar la recitación de una parte del Libro Sagrado, la audiencia se une para hacer una plegaria en silencio para ellos y se suelen repartir dulces, etc.
Algunas celebraciones de la yamat.
La Comunidad Musulmana Ahmadía en particular organiza muchas reuniones a nivel nacional, regional y local, y dos de ellas se conocen como “ijtema” y “yalsa”. Estas proporcionan una gran elevación moral y espiritual a sus participantes y ofrecen a los miembros la oportunidad de encontrar viejos amigos y hacer nuevas amistades.
Algunas fechas que tienen especial importancia son:
El día de “Siratun Nabi”: en el que se celebra y rememora la vida y el carácter ejemplar del Santo Profetasa. No se realiza en una fecha concreta e incluso a veces se celebra más de una vez al año.
El día de “Mesihe Maud”: se hace cada 23 de marzo para celebrar la venida del Mesías Prometido y Mahdias, tal y como fue predicho por el Mensajero de Diossa.
El día de “Musleh Maud”: este día es celebrado cada 20 de febrero y en él se conmemora el cumplimiento de la profecía de Hazrat Ahmadas concerniente a la promesa que Al’lah le hizo sobre el nacimiento de un hijo muy especial que sería conocido como “el Reformador Prometido”.
El día del “Jalifato”: se lleva a cabo cada 27 de mayo y se hace para celebrar la misericordia de Dios Altísimo al proveer las bendiciones del Jalifato a nuestra Comunidad.
El día de “los Fundadores de las religiones”: son actos en los que personas de otras religiones son invitadas para hablar sobre su respectiva religión y fundador, y la Yamat puede organizar tal evento en cualquier momento, pues no tiene una fecha en concreto.