10. Diferencias Entre Los Musulmanes Áhmadis y No-Áhmadis
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

10. Diferencias Entre Los Musulmanes Áhmadis y No-Áhmadis

Cada musulmán, independientemente del grupo al que pertenezca, cree en la Unidad de Dios y en el profetazgo de Muhammadsa, y que el Islam es la religión definitiva para la salvación de la humanidad. Todos los musulmanes creen que el Islam continuará cumpliendo todas las necesidades espirituales del hombre hasta el Día del Juicio y que la Ley Revelada a través del Santo Profetasa es inmutable y que el Corán es incorruptible e inalterable incluso hasta en un punto o una coma. Asimismo, los musulmanes, tengan la inclinación que sea, creen que las palabras del Profetasa tienen validez y autoridad hasta el fin de la humanidad y que es solo a través de un vínculo con el Santo Profeta Muhammadsa que la luz de la verdad eterna puede ser percibida. En definitiva, estos puntos básicos de credo son compartidos por todos los musulmanes, sin excepción.

No obstante, aun con todo esto en común, sigue existiendo una diferencia fundamental que distingue a la Comunidad Musulmana Ahmadía de los otros musulmanes y es respecto al tema del renacimiento del Islam, y todas las demás diferencias emanan de esta cuestión principal.

(“The philosophy of the revival of religion”, Hazrat Mirza Tahir Ahmad, Londres, p. 1).

El Mesías Prometido y Mahdias mantuvo muchas discrepancias doctrinales respecto a los puntos de vista de los musulmanes ortodoxos contemporáneos. En realidad, no estaba en desacuerdo con ellos en los principios fundamentales del Islam, ya que todas las diferencias se encontraban en los asuntos de interpretación y otros detalles. Hazrat Ahmadas trató de eliminar esas divergencias presentando la correcta interpretación de lo que se dice en el Sagrado Corán y en los Hadices.

Ahora presentaremos las diferencias más prominentes.

La muerte de jesucristosa.

Muchos musulmanes no-áhmadis creen que el propio Jesúsas nunca fue puesto en la cruz, sino que en su lugar Al’lah colocó a otra persona que se le parecía. De acuerdo a ellos, el Hijo de Maríaas fue elevado físicamente a los Cielos, donde aguarda su regreso a la tierra como su segunda venida.

Los musulmanes áhmadis creemos que Jesúsas fue puesto en la cruz, pero no murió en ella. Estaba inconsciente cuando fue bajado de la misma, porque permaneció clavado en la cruz solo algunas horas, por lo que estaba vivo cuando fue puesto en el sepulcro y también salió vivo de él al tercer día. Entonces se encontró con sus discípulos secretamente y les aseguró que estaba vivo. Así, Dios lo libró de la “muerte maldita” en la cruz.

Hazrat Ahmadas demostró mediante relatos bíblicos que Hazrat Isaas no murió en la cruz, sino que estaba vivo cuando fue bajado de la misma y revivido. En este sentido, el Mesías Prometido y Mahdias en su libro “Jesús en la India” (1889) afirma que el Hijo de Maríaas, después de haber sobrevivido a la cruz viajó a Afghanistán y a Cachemira, en busca de “las tribus perdidas de la Casa de Israel”. Finalmente, se instaló en Cachemira, donde falleció de muerte natural a la edad de 120 años y fue enterrado en la localidad de Sirinagar, por lo que cumplió su misión de predicar a “las tribus perdidas de Israel”. Los visitantes de Sirinagar todavía pueden ver la tumba de Jesúsas en la calle Jan Yar. Este sepulcro todavía se conoce como el de un profeta llamado Yusuf Asaf, es decir, la tumba de Hazrat Isa, el profeta Jesúsas. Después de su muerte, su alma se elevó hacia Dios como la de cualquier humano justo.

En el Santo Corán existe una promesa Divina con respecto a Jesucristoas:

yā ‘isa in-nī mutawafīka wa rāfi’uka ai layya

“¡Oh Jesús! Te haré morir de muerte natural y te exaltaré hasta Mí Mismo”, (3:56).

Esta promesa Divina significa que Al’lah no iba a permitir que Jesúsas sufriera una muerte maldita en la cruz, que fallecería de forma natural y elevaría su alma hacia Sí Mismo, al igual que hace con cualquier persona justa.

Los musulmanes áhmadis interpretan la profecía de la segunda venida de Jesucristoas de la misma forma que el propio Jesúsas interpretó la profecía de la segunda venida del profeta Elíasas. El Hijo de Maríaas no regresaría en persona, sino que otro hombre vendría en el espíritu y el carácter de Jesúsas, al igual que Juan el Bautistaas (Yahya, precursor de Jesucristoas) vino en el espíritu y el carácter del profeta Elíasas, quien según la Santa Biblia vendría por segunda vez antes de la llegada del Mesías (Jesúsas). Por eso, los áhmadis creen que la profecía de la segunda venida de Jesucristoas se ha cumplido con el advenimiento de Hazrat Mirza Ghulam Ahmadas, quien vino en el espíritu y el poder de Jesúsas, al igual que Juan el Bautistaas llegó en el espíritu y el poder del profeta Elíasas.

(“Basics of religious education”, Sheikh Abdul Hadi, p. 23).

El Mesías Prometido y Mahdias investigó muchísimo y escribió sobre este tema con gran vigor, ofreciendo poderosos argumentos; y puso gran énfasis en la muerte natural de Jesúsas, en contra de la creencia musulmana ortodoxa sobre la ascensión y la vida física de Hazrat Isaas en el Cielo. También demostró la muerte natural de Jesúsas según el Sagrado Corán y el Hadiz.

Hazrat Ahmadas escribió:

“Recordad muy bien que nadie bajará jamás del Cielo. Todos nuestros oponentes que viven hoy en día morirán y ninguno de ellos verá a Jesúsas, hijo de María, descender del Cielo. Igualmente sus hijos morirán y ninguno de ellos verá a Jesúsas, Hijo de María, descender del Cielo; tampoco su tercera generación verá al Hijo de María bajar del Cielo. Entonces Dios causará una gran consternación en sus mentes y dirán que el período de la dominación de la cruz también ha terminado y que la forma de vivir ha cambiado completamente; aún así, el Hijo de María seguirá sin descender del Cielo. Por tanto, llenos de desaliento, los sabios de entre ellos abandonarán esta creencia y dentro de menos de tres siglos, aquellos que esperan la venida de Jesúsas, Hijo de María, sean musulmanes o cristianos, renunciarán por completo a esta concepción. A continuación, prevalecerá solamente una religión sobre el mundo entero y habrá un solo Líder religioso. Yo solo vine a sembrar la semilla que ha sido plantada por mi mano. Ahora crecerá y florecerá, y no habrá nadie que pueda detenerla”.

(“Tadhkiratush-Shahadatain”, Ruhani Khazain, Hazrat Mirza Ghulam Ahmad, vol. 20, p. 67).

 La segunda venida del mesías e imam mahdias.

Todos los musulmanes creen que un Reformador, un Mesías y un Mahdi aparecerán en los Últimos Días y restaurarán la religión del Islam a su gloria original. Respecto a esto, los  musulmanes no-áhmadis han adoptado la creencia de que Jesúsas no ha muerto aún y que ascendió corporalmente al cielo, por lo que regresará como el “Mesías” en los Últimos Días. Además, afirman que el “Mahdi” (que ellos creen que es una persona diferente y que surgirá de la Umma musulmana) propagará el Islam con “la espada” y hará la guerra contra todos aquellos que no crean.

Por su parte, los musulmanes áhmadis rechazan esta interpretación, pues creen que Jesúsas murió como cualquier otro ser humano. Así pues, la cuestión de su regreso no procede ni viene al caso, ya que interpretamos la segunda venida de Hazrat Isaas como un evento espiritual, similar a la segunda venida del profeta Elíasas, tal y como Jesúsas mismo lo explicó. En este sentido, de la misma forma que Juan el Bautistaas (Yahya) vino al mundo cumpliendo la profecía de la segunda venida de Elíasas, Hazrat Mirza Ghulam Ahmadas vino al mundo para cumplir la profecía de la segunda venida del Hijo de Maríaas. Los musulmanes áhmadis creen que el Mahdi y el Mesías son una y la misma persona, y que esa persona es Hazrat Mirza Ghulam Ahmad de Qadiánas, quien vino a sembrar las semillas del renacimiento del Islam y su “espada” fue su “pluma”, con la cual demostró la verdad y la superioridad del Islam.

El concepto de los musulmanes no-áhmadis sobre la llegada del mesías y el mahdi.

Los musulmanes no-áhmadis creen que Jesúsas, el Hijo de María, que el Corán declara categóricamente como profeta de los israelitas, descenderá físicamente y en persona de los cielos, e inmediatamente comenzará a atacar espada en mano a los enemigos del Islam. Su purga global tendrá tres grandes objetivos: el primero será la destrucción de la cruz, no figurativamente, sino de forma literal, pues se dedicará a destruir el símbolo de la fe cristiana con tal vigor, que no quedará ningún rastro de ella ni en la tierra, ni en las iglesias, ni en los hogares, ni colgando de los cuellos de la gente, etc.

Según su creencia, el segundo cometido será la aniquilación de toda clase de cerdos, tanto domésticos como salvajes. Por tanto, a los seguidores de la cruz no se les dejará cruz alguna para rezar ni cerdo para cenar. Así, el Mesías privará a los cristianos de los artículos que no solo sirven para su sustento espiritual, sino que también son la base de su alimento físico.

El tercero será matar al “Dayyal”, el Anticristo. Ahora bien, ¿quién es este “Anticristo”? Según las tradiciones, si son tomadas literalmente como algunos lo hacen, será un coloso de un solo ojo que vendrá montado en un asno de proporciones extraordinarias. Será tan alto que su cabeza estará por encima de las nubes. Todos los Profetas han advertido a sus seguidores contra la maldad de este Anticristo. Luego, mientras este se mantiene ocupado en devastar la tierra, el Mesías descenderá de los cielos, peleará contra dicho Anticristo en una batalla cerca de Damasco y lo matará. Entonces conquistará el mundo entero y habiendo hecho esto entregará su gobierno a los musulmanes.

Los muyaddidin (reformadores) que aparecieron en cada siglo de la umma.

Sabemos por el Hadiz que el Mensajero de Diossa predijo que no habría profeta alguno entre él y Hazrat Isaas, y además que el “Jilafat-e Rashida” (que al final solo estuvo compuesto de “Cuatro Jalifas Rectamente Guiados”) llegaría también a su fin. No obstante, Dios Altísimo no dejaría al Islam totalmente huérfano de guía, ya que Al’lah, antes de la aparición del Mesías Prometido e Imam Mahdi, envió a “Muyaddidin” o Reformadores dentro de la Umma en el comienzo de cada siglo, los cuales estuvieron ceñidos a su época y territorio, a diferencia del Mesías Prometido y Mahdi que tendría carácter universal y sería profeta de Al’lah, y fiel seguidor de su Maestro: el Santo Profeta Muhammadsa, el Sello de los Profetas. 

  1. Siglo I: Hazrat Umar bin Abdul Azizra.
  2. Siglo II: Hazrat Imam Shafirh & Hazrat Imam Ahmad bin Hanbalrh.
  3. Siglo III: Hazrat Abu Sharahrh y Hazrat Abul Hasan Asharirh.
  4. Siglo IV: Hazrat Abu Abaidul’lah Neshapurirh y Hazrat Qadi Abu Bakar Bagilanirh.
  5. Siglo V: Hazrat Imam Al-Ghazalirh.
  6. Siglo VI: Hazrat Al-Sayed Abdul Qadir Jilanirh.
  7. Siglo VII: Hazrat Imam Ibn Taaimiyarh y Hazrat Jawayah Muinuddin Chashti Ajmerirh.
  8. Siglo VIII: Hazrat Hafiz Ibn Hayar Asqalanirh y Hazrat Salih bin Umarrh.
  9. Siglo IX: Hazrat Alama Yalaluddin Suyutirh.
  10. Siglo X: Hazrat Imam Muhammad Tahir Guyuratirh.
  11. Siglo XI: Hazrat Muyaddid Alif Zani Ahmad Sirhindirh.
  12. Siglo XII: Hazrat Shah Waliul’lah Muhaddaz Dehlvirh.
  13. Siglo XIII: Hazrat Sayed Ahmad Barelvirh.
  14. Siglo XIV: Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani,

“Muyaddid-e-Azam, Imam Ajiruz-zaman, Masih wa Mahdi”.

(el Gran Reformador, el Imam de los Últimos Días, el Mesías y el Mahdi).

(Revista “The Ahmadiyya Gazette”, Estados Unidos, noviembre-diciembre de 2007).

La correcta interpretación según los musulmanes áhmadis.

Aunque la Yamat Musulmana Ahmadía no rechaza de ninguna manera las profecías concernientes a la venida del Mesías y la aparición del Mahdi, enfatiza que darles un significado literal es el colmo de la ingenuidad y la ignorancia. Creemos que esto es el resultado de no captar plenamente el alto rango espiritual del Santo Profetasa, lo cual les ha llevado a cometer un error muy serio en la comprensión de su mensaje profundo y filosófico. Los hombres de sabiduría y discernimiento suelen usar parábolas y alegorías para esbozar temas de gran importancia, pero el ojo superficial no puede percibir su significado.

Los áhmadis creen que todos los temas relacionados con el Mesías, el Anticristo y su asno son alegóricos. Por consiguiente, el Mesías no iba a ser ese profeta de antaño que fue enviado para  los israelitas. Los musulmanes áhmadis creen que Jesucristoas falleció de muerte natural después de sobrevivir a la tortura de la cruz. De hecho, el Mesías de la profecía iba a ser una nueva persona que nacería entre los seguidores del Santo Profetasa; y debido a algunas características y cualidades que iba a compartir con Jesúsas, se le daría el título de “Mesías, Hijo de María”, de la misma manera que a un gran y excepcional dramaturgo se le puede llamar “Shakespeare”, en referencia el gran escritor inglés del siglo XVI William Shakespeare, considerado como el escritor más importante de todos los tiempos.

En este sentido, que el Mesías rompería la cruz es un símil, ya que no iría literalmente alrededor del mundo destruyendo cruces, sino que derrotaría la fe cristiana con fuertes razonamientos y argumentos poderosos. Por consiguiente, la destrucción de la cruz representaría la derrota ideológica del cristianismo. Finalmente, de forma similar, la palabra “cerdo” no se debe tomar literalmente, sino que denota sobre todo la inmundicia cultural de las naciones occidentales que convierte a los hombres en seres bestiales. La palabra “cerdo” además hace alusión a la clara anarquía sexual que se extiende a través de América y Europa, etc. y que se ha convertido en una devastación repugnante que tiene incluso a niños inocentes como sus víctimas. Ciertamente, los Hadices no cuentan que el Mesías saldría a cazar jabalíes y cerdos domesticados. Esta sería una imagen muy extraña de un profeta de Al’lah y más bien nos recuerda a Ayax, un héroe de la mitología griega, que despedazaba manadas de ganado y rebaños de ovejas bajo la loca creencia de que eran los jefes del ejército enemigo.

El Anticristo, al igual que el Mesías, la cruz y los cerdos son  símbolos que se refieren una nación poderosa que domina tanto la tierra como los cielos. En efecto, la cruz y los cerdos son símbolos que pertenecen a esta nación. Las Tradiciones dicen que el ojo derecho del Anticristo estará ciego, pero que su ojo izquierdo será grande y agudo, y que incluso penetraría en la profundidad de la tierra para descubrir sus secretos. Esta es una descripción simbólica del hecho de que, aunque esta nación estaría desprovista de luz espiritual, por el contrario su desarrollo material y sus logros científicos serían muy grandes.

Por último, los musulmanes áhmadis consideran que el asno del Anticristo es también un símbolo y que se usó para describir los medios de transporte de los días venideros. Todas las características que describen a este asno son, sin excepción alguna, identificables con los medios de transporte de combustión inventados ​​por Occiente. Considerad las características sobresalientes del asno, tal y como se describe en los hadices: comerá fuego y viajará sobre la tierra, el mar y el aire; su velocidad será tan grande que cubrirá un viaje de meses en el espacio de unas pocas horas; los pasajeros no viajarán en su espalda sino en su vientre, que estará iluminado; anunciará su salida y pedirá a los pasajeros que ocupen sus asientos. El cumplimiento de estas características, con tal maravillosa exactitud, es un glorioso testimonio de la verdad del Santo Profeta Muhammadsa.

(“The revival of religion”, Hazrat Mirza Tahir Ahmad, pp. 3-6).

El mesías y el mahdi son la misma persona.

A continuación presentamos algunas de las tradiciones del Profetasa en relación a la llegada del Mesías Prometido e Imam Mahdias, que claramente afirman que ambos serían la misma persona:

lal mahdiyyu il-lā ‘isabna maryama

“No hay Mahdi excepto Jesús, hijo de María”.

(Sunan Ibn-e-Majah, bab Shid-datuz Zaman).

yūshaku man ‘āsha minkum anyyalqā ‘isabna maryama imāman mahdiyyan wa hakaman ‘adlan yaksirus-salība wa yaqtulul jinzīra

“Es muy posible que aquel que viva de entre vosotros encuentre a Jesús,

el Hijo de María, que será el Imam Mahdi y un juez justo.

Él romperá la cruz y matará al cerdo”.

(Musnad Ahmad bin Hanbal, p. 156/2).

Al reflexionar sobre las tradiciones mencionadas, uno está obligado a llegar a la verdadera conclusión de que el Mahdi no es otro que el Mesías Prometido para los musulmanes. Así que pensar que el Mesías y el Mahdi son dos personas distintas es un error, como se desprende de los hadices mencionados.

Hazrat Mirza Ghulam Ahmadas fue llamado “Jesús, Hijo de María” debido a las muchas similitudes existentes entre la misión del Mesías Prometidoas y Hazrat Isaas (Jesús, hijo de María): ninguno de ellos era un profeta portador de la ley; Jesúsas, que apareció 1300 años después de Moisésas, vino a rejuvenecer el judaísmo, mientras que la misión de Hazrat Ahmadas era restablecer las verdaderas enseñanzas del Santo Profetasa y también apareció 1300 años después de Muhammadsa; ambos fueron rechazados por los eruditos de su fe y los dos manifestaron el “yamali”, es decir, los aspectos más amables de su religión. Finalmente, ya que vendría a extender la luz del Islam en el mundo cristiano se le llama “Mesías” o “Hijo de María”; y porque vendría a iluminar los corazones de los musulmanes con el Islam puro se le llama “Mahdi”.

El Santo Profetasa dijo:

kaifa tahliku um-matun anā aw-waluhā wa ‘isabnu maryama ājiru hā

“¿Cómo pueden ser destruidos mis seguidores,

cuando yo estoy en su comienzo y Jesús, Hijo de María, estará en su final?”.

(Musnad Ahmad bin Hanbal, “Kanzul Ummal”, vol. 7, p. 203).

Hazrat Ahmadas escribe:

  1. “Cuando el siglo XIII de la Hégira llegó a su fin y el comienzo del siglo XIV se acercó, fui informado por Dios Todopoderoso, a través de la revelación, que yo era el Muyaddid (Reformador) del siglo XIV”.

(“Kitabul Bariyyah”, Ruhani Khazain, Hazrat Mirza Ghulam Ahmad, vol. 13, p. 201).

  1. “Unos años más tarde, se me informó a través de la revelación Divina, que el Mesías que se había prometido a esta nación desde la primera época y que el último Mahdi (el Líder guiado) que estaba destinado a aparecer después del deterioro del Islam, que debía recibir guía directa de Al’lah y que iba a proporcionar una vez más el alimento espiritual, como había sido predeterminado, y sobre el que también las buenas nuevas habían sido dadas por el Santo Profetasa hace 1300 años, no es otro más que yo”.

(“Tadhkiratush-Shahadatain”, Ruhani Khazain, Hazrat Mirza Ghulam Ahmad, vol. 20, p. 1).

  1. “La santa y pura revelación de Dios me informó que yo he sido enviado por Él como el ‘Mesías Prometido’ y el ‘Mahdi Prometido’, y como ‘Juez’ para las diferencias internas y externas”.

(“Arbain”, Ruhani Khazain, Hazrat Mirza Ghulam Ahmad, vol. 17).

La interpretación del final del profetazgo de hazrat muhammad mustafása.

En el Sagrado Corán, Al’lah le ha otorgado el título de “Jatamun Nabiyin” al Santo Profetasa.

mā kāna muhammadun abā ahadim-mir-riyālikum wa lā kir-rasūlal-lāhi wa jātaman-nabiyīn wa kānAl’lahu bi kul’li shai’in ‘alīmā

“Muhammad no es el padre de ninguno de vuestros hombres,

sino que es el Mensajero de Al’lah y el Sello de los Profetas”, (33:41).

Los musulmanes no-áhmadis interpretan el versículo en el sentido de que no puede haber ningún profeta después de Muhammadsa, que la puerta de la revelación se ha cerrado para siempre y que Dios nunca hablara de nuevo directamente a Sus siervos.

Ahora bien, la palabra árabe “jatam” de este versículo tiene muchas connotaciones, pero la esencia del título “Jatamun Nabiyyin” es, sin lugar a dudas, “ser el mejor”, “el supremo”, “la última palabra”, “la autoridad final”, “el Sello de los Profetas”, “el que abarca a todos los Profetas y da testimonio de la verdad de todos ellos”, (“Léxicons of the Arabic Language”, F. W. Lane Aqrab al-Muwarid, al-Mufradat de Imam Raghib, Faz y Zurqani).

Por otro lado, los musulmanes áhmadis creemos que Dios se revela y habla con Sus criaturas, y que continuará haciéndolo hasta el fin de los días, puesto que ninguno de Sus Atributos jamás dejará de manifestarse. Por lo tanto, los áhmadis interpretan “Jatamun Nabiyin” (normalmente traducido como “el Sello de los Profetas”) como una marca de distinción que implica la perfección del profetazgo. Nosotros creemos que el profetazgo continuará, pero nunca habrá ningún nuevo profeta portador de ley después del Santo Profetasa o contrario al Sagrado Corán y el Islam. Cualquier profeta que venga tras él debe ser su seguidor y, por consiguiente, vendrá del redil del Islam. Esto es lo que profetizó el propio Muhammadsa cuando predijo la venida de Isa ibn Mariam (Jesús, Hijo de Maríaas) de entre sus seguidores, para rejuvenecer el Islam en los últimos días:

kaifa antum izā nazalabnu maryama fīkum wa imāmukum

minkum

“¡Oh musulmanes! ¿Cuál será vuestra condición cuando el Hijo de María descienda entre vosotros y sea vuestro Imam de entre vosotros mismos?”.

(Sahih Bukhari, “Kitabul Anbiya”, bab nuzul Isa).

Los áhmadis creen que esta profecía se ha cumplido en la persona de Hazrat Mirza Ghulam Ahmadas, quien proclamó ser el Mesías Prometido y Mahdias, mientras que los musulmanes no-áhmadis aún están esperando su cumplimiento. Al mismo tiempo, los musulmanes áhmadis creemos firmemente y de manera ferviente, sin ninguna ambigüedad o reserva, y con todo nuestro corazón y alma, que el Santo Profeta del Islamsa, Hazrat Muhammad Mustafa, es “Jatamun Nabiyin”. Él fue, es y siempre permanecerá como el Maestro Supremo, el Profeta más grande de todos los tiempos –pasado, presente y futuro- y su Sharia permanecerá inalterable como el código de guía y ley para la humanidad, hasta el Día del Juicio.

Los estudios del Santo Corán, el Hadiz y la historia de la religión muestran que existen tres tipos de Profetas:

  1. Primero, están aquellos que son encargados por Al’lah para introducir una nueva Sharia, un nuevo código de ley. Estos son llamados “profetas portadores de ley”. Este tipo de profetazgo se conoce como “Tashrii Nabuwat” o “profetazgo portador de ley”. Los ejemplos más evidentes son Moisésas y el Santo Profeta del Islamsa, quienes respectivamente trajeron la Torá y el Corán.
  1. Luego tenemos a los “profetas que son el reflejo de un profeta portador de ley anterior”. Estos no son independientes y derivan su origen Divino a través de la sumisión total, obedicencia y servidumbre a un profeta portador de la ley anterior a ellos. La relación de tal profeta con el profeta portador de ley es de siervo y amo, y no tiene una existencia independiente propia. Tal profetazgo se denomina “Zilli Nabuwat”, porque refleja simplemente el profetazgo de otro, como la luna refleja la luz del sol y no tiene ninguna luz propia o separada en sí misma. En este sentido, desde su aparición, es una distinción única del Santo Profetasa, que por el hecho de seguirlo, el manto del profetazgo puede ser alcanzado.
  1. Finalmente, tenemos “los profetas que no son portadores de ley y solo caminan sobre la Sharia previa de un profeta portador de ley anterior a ellos”. El ejemplo obvio es Hazrat Isaas (Jesucristo) y otros que vinieron en el cumplimiento de la ley mosaica, pero que de alguna forma eran independientes y no derivaron su profetazgo a través de un vínculo directo con el anterior profeta portador de ley.

Los musulmanes áhmadis creen en relación a “Jatm-e-Nabuwat” (la finalidad del profetazgo) que tras el advenimiento del Santo Profeta Muhammadsa, el único tipo de profetazgo que permanece vivo es aquel que sigue la ley representada por la “Sharia-e-Muhammadi” (la ley traía por el Profetasa), tal como está incorporada en el Sagrado Corán, sin el menor cambio en la misma; y toma su inspiración y legitimidad directamente del Santo Profetasa, con quien mantiene una relación de “amo y siervo”, y a quien permanece totalmente subordinado, y este es el caso de Mirza Ghulam Ahmadas.

(“The exalted status of the Holy Prophet Muhammadsa as Khatamun Nabiyyin”, 1998, pp. 6-7).

Recordando su estatus de “Mesías Prometido” y el título Divinamente otorgado de “profeta”, Hazrat Ahmadas proclama:

“Este estatus y dicho título me han sido otorgados solo porque soy un verdadero seguidor y servidor del Santo Profetasa. Si yo no hubiera pertenecido a su Umma y  no hubiera sido su seguidor, incluso si mis servicios y mis talentos hubieran sido tan grandes y altos como todas las montañas de este mundo, no habría adquirido ni recibido el título y el honor de la comunicación directa con Dios. Esto es así porque ahora todas las puertas del profetazgo están cerradas excepto la puerta del profetazgo de Muhammadsa. Después de él no puede haber un profeta independiente con una nueva ley o código. Ahora el único tipo de profetazgo que sobrevive es aquel que no tiene otra Sharia distinta a la del Islam y que es otorgado a un verdadero seguidor y servidor del Santo Profeta del Islamsa”.

(“Tajaliyyat-e-Ilahiyya”, Ruhani Jazain, Hazrat Mirza Ghulam Ahmad, vol. 20, pp. 24-25).

Hazrat Mirza Ghulam Ahmadas también escribe:

“Llamo como testigos a la Gloria de Al’lah y a Su Majestad, que soy uno de los fieles, un musulmán, y creo en Dios Altísimo, en Sus Libros, en Sus Mensajeros, en Sus Ángeles y en la vida después de la muerte. Creo además que nuestro Profeta Muhammadsa, el Elegido de Dios, es el más eminente de todos los Profetas y el Sello de los Profetas”.

(“Hamamatul Bushra”, Ruhani Khazain, Hazrat Mirza Ghulam Ahmad, vol. 7, p. 8).

El impacto espiritual de “Jatamun Nabiyin” (el “Sello de los Profetas”) estaba en vigor incluso en la época en la que Hazrat Adánas pasaba por las primeras etapas de su creación.

El Santo Profetasa una vez afirmó:

kuntu maktūban ‘indal’lā hi jātaman-nabiyyīna wa an-na

ādama la munyadilun fī tīnihī

“A la vista de Al’lah, yo ya era ‘Jatamun Nabiyin’

desde la época en que Adán todavía estaba en sus etapas de desarrollo”.

(Musnad Ahmad, p. 127/4; Kanzul Ummal p. 112/6).

Hazrat Aishara, esposa del Santo Profetasa, ha aclarado el significado de “Jatamun Nabiyin”, pues afirmó:

qūlū in-nahū jātamul anbiyā’i

wa lā taqūlū lā nabiyaba ‘dahū

“Di que (el Profetasa) es ‘Jatamun Nabiyin’

pero no digas que no habrá ningún profeta después de él”.

(Comentario, “Durr-Manthur”, vol. 5, p. 204; Majma Baharul Anwar, vol. 4, p. 8).

La institución del jalifato.

Tras la muerte del Mensajero de Al’lahsa, los musulmanes no solo perdieron a su Profeta sino a su Líder espiritual, religioso y político. El Profeta del Islamsa no designó a ningún sucesor durante su propia vida y la joven comunidad musulmana no podía en absoluto sobrevivir sin uno. Por tanto, había que elegir un líder que no solo fuera aceptable para el pueblo sino que también estuviera en consonancia con los ideales y los objetivos del Santo Profetasa. Entonces, la elección de los musulmanes recayó en Hazrat Abu Bakarra, que fue elegido como el Primer Jalifa o Sucesor de Muhammadsa; y dicha elección o nombramiento de líderes en la comunidad musulmana se convirtió en una institución llamada “Jilafat” o Jalifato.

El periodo de los cuatro sucesores del Santo Profetasa, o sea,  Hazrat Abu Bakarra, Hazrat Umarra, Hazrat Uzmanra y Hazrat Alira, es conocido como el “Jilafat-e-Rashida” (el Jalifato Rectamente Guiado).

(“A book of religious knowledge”, Waheed Ahmad, p. 153).

La promesa del Jilafat-e-Rashida está vinculada a las siguientes cuatro condiciones que la Ummat-e-Muslima debe cumplir:

 

  1. Debe tener una fuerte creencia (iman) en la promesa de Al’lah respecto al establecimiento del Jilafat-e-Rashida.

 

  1. Tiene que actuar con rectitud, como es lo deseado por los súbditos del Jilafat-e-Rashida.
  1. Debe estar preparado para hacer todos los sacrificios necesarios para el establecimiento de la Unidad de Dios.
  1. Bajo cualquier circunstancia, ha de obedecer al Jalifa de la época, teniendo en cuenta el fin de la gente orgullosa, que siempre termina cayendo en la desobediencia y el pecado.

La historia del Islam muestra claramente que mientras la Ummat-e-Muslima continuó cuidando de las cuatro responsabilidades anteriores, Al’lah siguió proporcionándole las bendiciones del Jalifato. Pero cuando la Ummat-e-Muslima dejó de cumplir los requisitos del Jalifato ya mencionados, la obediencia y la rectitud desaparecieron, y comenzaron a pelearse entre sí. Así, Dios Todopoderoso les arrebató las bendiciones del Jalifato a los musulmanes y comenzó un largo periodo de liderazgo injusto y cruel. Sin embargo en esta era, por la Gracia de Al’lah, una vez más, a través del Mesías Prometido y Mahdias, el hijo espiritual del Santo Profetasa, se ha establecido una Comunidad que cumple las cuatro condiciones del Jilafat-e-Rashida. Por lo que, una vez más, tras la muerte del Mesías Prometidoas, la institución del Jalifato comenzó en la Yamat Musulmana Ahmadía, siguiendo la tradición del Jilafat-e-Rashida y es la continuación del mismo, que comenzó hace unos 1400 años una vez falleció el Santo Profeta del Islamsa.

Hazrat Ahmadas dijo en relación al Jilafat-e-Ahmadía, la segunda manifestación del Poder de Dios:

“Vine de Al’lah como una Manifestación de Su Poder y después de que me haya ido habrá otras personas que serán la manifestación del segundo Poder de Dios”.

(“Al- Wasiyyat”, p. 8, Ruhani Khazain, Hazrat Mirza Ghulam Ahmad, vol. 20, pp. 304-305).

El Jalifato Ahmadía es la segunda manifestación del Poder de Dios y Al’lah ha asegurado a los musulmanes áhmadis que este Jalifato perdurará hasta el final de los tiempos. El mismo proporciona unidad, seguridad y progreso para la Comunidad Musulmana Ahmadía. Ningún otro grupo en el Islam tiene un liderazgo tan fuerte, ni goza de tal unidad y devoción entre sus seguidores.

El concepto de yihad.

Los musulmanes no-áhmadis a menudo objetan que el Mesías Prometidoas prohibió la “yihad” para complacer al gobierno británico y que escribió muchos libros para abrogar la yihad, pero esta acusación es totalmente falsa. La yihad es una parte del Islam y él solamente rechazó el concepto de yihad que tenían en ese momento muchos ulemas (eruditos religiosos) y grupos del Islam, en el sentido de que solo hacían hincapié en la parte de la yihad que se llama “yihad de la espada”. Esto fue así solo porque las condiciones para tal yihad no estaban presentes en esa época. Él no abolió para siempre el concepto de yihad como lucha si se dan las circunstacias adecuadas, sino que únicamente señaló que las condiciones para ello no estaban presentes en ese tiempo.

(“The Promised Messiah and Mahdias”, Dr. Aziz Ahmad Chaudhry, p. 158).

Hazrat Mirza Ghulam Ahmadas escribe:

“Sin duda las condiciones para la yihad no existen en este país (India) en estos días. Por tanto, los musulmanes de aquí tienen prohibido hoy luchar en nombre de la religión y matar a aquellos que rechazan la ley islámica. Dios Altísimo claramente ha prohibido la yihad por la espada en tiempos de paz y seguridad”.

(“Tohfah Golarhviyyah”, Ruhani Khazain, Hazrat Mirza Ghulam Ahmad, vol. 17, p. 82).

“La filosofía y la verdadera naturaleza de la yihad son una cuestión tanto compleja como sutil y se han cometido graves errores tanto en nuestra época como en la edad madura del Islam, porque la gente no pudo entender bien este tema. Ahora, con gran vergüenza, me veo obligado a admitir que estos peligrosos errores han expuesto la santa religión del Islam, que es un espejo de las leyes de la naturaleza y una manifestación de la Gloria de Al’lah, a la crítica de los opositores”.

(“The British Government and Yihad”, Ruhani Khazain, Hazrat Mirza Ghulam Ahmad, vol. 17, p. 1).

De acuerdo con el Sagrado Corán, la yihad (entendida solo como “guerra santa” por algunos, aunque su significado real es “esfuerzo”) es realmente un santo esfuerzo, con la ayuda del Corán, para traer una revolución espiritual al mundo.

wa yāhid hum bihī yihādan kabīrā

“Y esfuérzate contra ellos, utilizándolo (el Corán), haciendo un gran esfuerzo”, (25:53).

La palabra “yihad” se deriva del verbo “yahada” que significa “esforzarse”. En el periodo inicial del Islam, la yihad, en términos legales, fue definida como “la lucha contra los incrédulos”. Algunos eruditos han considerado esto como la “yihad más pequeña” y se decía que la “yihad mayor” era la lucha contra nuestro ego, es decir, contra nuestras malas inclinaciones.

Otras distinciones también se hicieron en el mismo sentido y pueden resumirse de la siguiente manera según Tayyba Seema Ahmad:

“La ‘yihad del corazón’ se refiere a la lucha contra los propios deseos malvados, mientras que la ‘yihad de la lengua’ es la prohibición del mal y la ordenación del bien. Además, hay una ‘yihad de la mano’, que implica llevar a cabo y tomar medidas disciplinarias para prevenir acciones pecaminosas; y finalmente está la ‘yihad de la espada’, que se refiere a luchar contra los incrédulos en defensa propia por causa de la fe.

Al igual que con la antigua literatura sobre la yihad, los escritos recientes sobre la misma dedican más espacio a la ‘yihad pequeña’, aunque mencionan el hecho de que el término ‘yihad’ tiene una connotación mayor que la de luchar. En la literatura contemporánea sobre la yihad, el tema de la ‘yihad mayor’ se entiende como la lucha contra el ‘yo inferior’ (yihad as-shaitan) y comprende cualquier tipo de lucha contra nuestras propias debilidades frente a todas las tentaciones malignas y el esfuerzo por mejorar el ‘yo interior’. Se dice que el término ‘yihad mayor’ se originó de un dicho del Santo Profetasa, que al regresar de una batalla, se dice que afirmó:

raja‘nā minal yihādil asghari ilal yihādil akbari

Estamos retornando de una ‘yihad menor’ (lucha contra el enemigo)

a una ‘yihad mayor’ (lucha interior).

(Kanzul Ummal aljuz al-rabia).

En este sentido, cuando uno de sus Compañerosra le preguntó qué constituye la ‘yihad mayor’, el respondió: ‘La yihad contra uno mismo’.

 Otra faceta de la yihad que aparece en la literatura reciente es la que ordena a los musulmanes esforzarse por el beneficio de la sociedad y, al mismo tiempo, participar activamente en la erradicación de todas las formas de corrupción y decadencia; o sea, el intelecto debe ser empleado individualmente o en grupo con el objetivo de realzar los valores islámicos en la sociedad moderna. Esto conduce a otra connotación de la yihad, a saber, la ‘yihad educativa’ (yihad al-tarbiyat). Esta forma de yihad se caracteriza por la argumentación y la demostración, y se la conoce a menudo como la ‘yihad de la lengua’ o la ‘yihad de la pluma’. Esta forma de yihad tiene su origen en el siguiente versículo coránico:

ud‘u ilā sabīli rab-bika bilhikmati wal mau‘izatil hasanati wa

yādil hum bil’latī hiya ahsan

‘Llama al camino de tu Señor con sabiduría y una bella exhortación,

y discute con ellos de la mejor manera posible’, (16:126).

La ‘yihad de la pluma’ es considerada por el Mesías Prometidoas como la forma de yihad más importante en los tiempos modernos”.

(“A study of Hazrat Mirza Ghulam Ahmad’s exposition of Jihad”, Tayyba Seema Ahmad, pp. 18-19).

En varios de sus textos, el Mesías Prometido y Mahdias usa el Sagrado Corán y aquellos hadices que considera auténticos para iluminar la que él consideraba como la naturaleza real de la yihad. En este sentido, sostiene que, a través de los siglos, el concepto de yihad se ha ido malentendiendo de forma gradual, pues incluso rechaza los escritos de los eruditos clásicos que defienden que matar a los infieles bajo la bandera de la yihad es legal, que el Islam enseña la conversión por la fuerza, o que la pena por apostasía es la muerte. Tales violaciones manifiestas de los derechos humanos son rechazadas por Hazrat Ahmadas, quien considera esas prácticas como algo totalmente en contra del Islam. Al mismo tiempo, enfocó su misión de “Mesías y Mahdi” con el fin de revivir aquellas verdaderas enseñanzas del Islam que se habían perdido y de las cuales la yihad forma parte.

(“A study of Hazrat Mirza Ghulam Ahmad’s exposition of Jihad”, Tayyba Seema Ahmad, p. 28).

En resumen, se puede decir que existen tres tipos básicos de yihad:

  1. La “gran yihad” o “yihad kabir”, que es la que se libra contra satanás y las enseñanzas y planes satánicos; y que también consiste en los esfuerzos que se deben realizar para transmitir el mensaje de Al’lah y predicar la Palabra de Dios.
  1. La yihad mayor” o “yihad akbar”, ques es la que hay que librar contra uno mismo.
  1. Y la “yihad menor” o “yihad asghar”, que se libra contra el enemigo de la libertad de consciencia.

En su libro, “Masih Hindustan Mein” (‘Jesús en la India’), el Mesías Prometido y Mahdias escribió que solo existen tres instancias en las que el Islam permite el uso legítimo de la fuerza: la primera, en defensa propia; la segunda, como una forma de retribución, por ejemplo cuando se usa la pena de muerte contra alguien que ha cometido un asesinato; y la tercera, para establecer la libertad de los musulmanes que son matados solamente a casusa de sus creencias religiosas y su fe.

 (“A study of Hazrat Mirza Ghulam Ahmad’s exposition of Jihad”, Tayyba Seema Ahmad, p. 32; “Jesus in India”, p. 12).

Hazrat Mesihe Maudas dijo lo siguiente en respuesta a un monje cristiano que culpó al Islam de ser una religión de violencia y de “yihad con la espada”:

“Debemos saber que el Santo Corán no manda luchar sin una razón, pues solo ordena combatir a aquellos que impiden que la gente de Dios acepte la fe, que siga los mandamientos de Al’lah y realice la adoración Divina. El Corán ordena defenderse de los que luchan contra los musulmanes sin una razón legítima, de los que sacan a los fieles de sus hogares y países, de los que convierten a las personas mediante el uso de la fuerza y de los que quieren destruir la religión del Islam e impiden que la gente la acepte. La ira de Dios cae sobre ese tipo de personas y es obligatorio para los fieles luchar contra ellos si no desisten”.

(“Nurul Haq”, Ruhani Khazain, Hazrat Mirza Ghulam Ahmad, vol. 8, p. 63).

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