CONDICIÓN X - Obediencia Perfecta
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
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Que él/ella establecerá un lazo de hermandad con este humilde siervo de Dios, prometiéndome obediencia en todo lo justo por la causa de Dios, y permanecerá fiel a él hasta el día de su muerte. Que él/ella se consagrará con devoción al cumplimiento de este vínculo, muy por encima del que pudiera existir en cualquier otra relación humana de este mundo que exija una obediencia devota.

[Del discurso del Viernes ofrecido en la Mezquita Fazl, en Londres, Reino Unido, el 19 de Septiembre de 2003, en el cual la décima condición del Bai’at se explicó en detalle.]

En esta condición, el Mesías Prometidoas recibe nuestro juramento de que al unirnos a su organización establecemos un lazo de hermandad con él. Cada musulmán es el hermano del otro musulmán. Pero la relación de afecto y hermandad que se está estableciendo aquí es mucho más que eso. No estáis estableciendo un simple vínculo entre iguales; sino que estáis reconociendo que es el mandato de Al-lah y de Su Mensajerosa aceptar al Mesías que fue Prometidoas. Por lo tanto, estáis creando este vínculo por la causa de Al-lah, Todopoderoso. Estáis realizando este contrato para preservar la religión de Al-lah, Todopoderoso, y para transmitir y difundir la religión del Islam a todos los rincones del mundo. Este vínculo sólo puede tener éxito y larga duración si os comprometéis a ser obedientes en todo lo justo, y a mantener este compromiso hasta la muerte. Debéis ser conscientes de que este vínculo no tiene un carácter inactivo, sino que debe fortalecerse día a día. Debe ser tan fuerte y debe estar a una altura tan elevada, que, en comparación, todas las demás relaciones, lazos y amistades muestren ser más débiles. El vínculo debe ser tan fuerte e incomparable, que todos los demás vínculos y relaciones parezcan carecer de sentido en comparación con él.

Luego dice que, en ocasiones, puede cruzar por la mente la idea de que, al igual que en las relaciones familiares la regla de dar y recibir: el compromiso, la aceptación, que las decisiones de uno sean aceptadas de vez en cuando, es también aplicable. Aquí, por el contrario, es preciso entender que se trata de un vínculo similar al existente entre un esclavo o un siervo. De hecho, debe ser aún mayor que este. Tenéis que ser obedientes sin quejaros. Nunca tendréis el derecho a decir que tal o cual cosa no se pueden hacer, o que en este momento no podéis realizar esta o aquella tarea. Cuando aceptáis el Bai’at y entráis en la organización de la Yama’at del Mesíasas Prometidoas, habéis entregado todo al Mesías Prometidoas. Tenéis que obedecer sus decisiones; tenéis que actuar conforme a sus enseñanzas. Dado que el sistema del Jilafat continúa tras él, tenéis que seguir las instrucciones y decisiones del Jalifa de la época. En esta situación no debéis pensar que el siervo o subordinado tiene que obedecer porque él es impotente y está obligado a servir. Los siervos a veces también se quejan. Siempre debéis tener en cuenta que, aunque vuestra condición es similar a la de un siervo, en realidad es mucho más elevada, puesto que se trata de un vínculo de hermandad y de reconocimiento de obediencia por la causa de Al-lah Todopoderoso, que viene acompañada de la promesa del sacrificio. La recompensa del el sacrificio sólo se recibe si el sacrificio se ofrece con placer. Esta condición es tal que cuanto más se piensa en ella, más profundo se sumerge uno en el amor al Mesías Prometidoas y más se encuentra uno a sí mismo vinculado con la organización de la Yama’at.

En el Noble Corán, Al-lah Todopoderoso dice:[1]

¡Oh Profeta! Cuando las mujeres creyentes se presenten ante ti, jurando lealtad en tus manos de que no asociarán nada a Al-lah, y que no robarán, no cometerán adulterio, no matarán a sus hijos, no presentarán una acusación escandalosa que hayan inventado deliberadamente ellas mismas, ni te desobedecerán en lo que es justo, acepta su compromiso y pide a Al-lah que les perdone. En verdad, Al-lah es el Sumo Indulgente, Misericordioso.

Este versículo enfatiza que compromiso del Bai’at debe ser aceptado de las mujeres, para que no realicen shirk, ni roben, ni cometan adulterio, ni maten a sus hijos (es decir, sean conscientes de la correcta crianza de sus hijos), ni acusen a nadie falsamente, ni desobedezcan aquello que es justo. Aquí, surge la cuestión de si ¿es posible que un Profeta, que es designado por Dios, pueda dar una orden que no sea justa? Y, si un Profeta puede hacerlo, entonces ¿puede un Jalifa también dar órdenes que no sean justas? En este sentido, debe quedar claro que un Profeta no puede dar este tipo de órdenes. Un Profeta sólo dirá lo que es correcto, no puede ser de otra manera. Es por ello por lo que en muchos lugares del Sagrado Corán se menciona que deben obedecerse las órdenes de Al-lah y de Su Profeta, y hay que llevarlas directamente a cabo. En ninguna parte se especifica que se deben obedecer sólo las órdenes justas. La pregunta que surge entonces es, ¿por qué hay dos tipos de instrucciones diferentes?

En realidad, no se trata de diferentes instrucciones. Ocurre que algunas personas cometen un error al tratar de entenderlas. Así pues, como he dicho antes, todas las decisiones provenientes de un Profeta son decisiones virtuosas. Un Profeta nunca puede dar una orden que esté en contra del decreto de Al-lah o de los mandamientos de la shari’ah. De hecho, Dios le nombra para que lleve a cabo esos mandamientos, por lo tanto, ¿cómo puede ir en contra de ellos? Para vosotros constituye una buena noticia saber que al aceptar al Profeta- el elegido por Dios- y al entrar en seno de su Yama’at, estáis salvaguardados, porque no se os puede dar ninguna orden injusta. Es más, cada orden que se os da, está favorecida por Dios.

Definición de Ma’ruf y Ghair Ma’ruf

A veces las personas se alejan de la organización, engañan aotros, y crean problemas en su círculo al quedar atrapados en la maraña de que sólo deben obediencia a las decisiones ma’ruf y los buenos preceptos. Deben entender que no deben ahondar en la definición de las decisiones ma’ruf y ghair ma’ruf por su propia cuenta y acuerdo. Hadrat Jalifatul Masih Ira explica este aspecto:

Hay un error más, que se encuentra en la comprensión de la “obediencia a las cosas buenas” y que consiste en no obedecer a las cuestiones que creamos que no son “buenas”. Esta palabra también se encuentra haciendo referencia al Santo Profetasa.[2]

¿Estas personas han elaborado también una lista de faltas del Santo Profetasa? Del mismo modo, Hazrat Sahib ha escrito “la obediencia en las cosas buenas” en sus condiciones de Bai’at. Hay una gran sabiduría en ello. No tengo dudas respecto a nadie de vosotros. Explico estas cosas para que nadie se deje engañar sutilmente. (Khutabat-e-Nur, p.420-421)

El Mesíasas Prometido, al exponer el tema de “les manda hacer el bien”, escribe:

Este Profeta os instruye en los asuntos que no se oponen ala sana razón. Y él os prohíbe lo que el sentido común también os prohíbe. Y hace que las cosas puras sean lícitas y e ilícito lo impuro. Y elimina la carga de las naciones bajo las cuales se hallaban enterradas. Y les libera de las cadenas que impedían erguir su cuello. Por lo tanto, aquellos que creanen él y lo fortalezcan al unirse a él, y le ayuden, y sigan la luz que ha sido hecha descender con él, escaparán de las dificultades de este mundo y del Más Allá. (Barahin-e-Ahmadiyyah, vol. 5, Ruhani Khaza’in, vol. 21, p. 420)

Por lo tanto, al igual que un Profeta no se desvía de los mandamientos de Al-lah Todopoderoso; el Jalifa, que es nombrado por Al-lah Todopoderoso a través de un grupo de creyentes, también perpetúa la misma enseñanza: los mismos mandamientos que Al-lah Todopoderoso nos ha hecho llegar a través del Santo Profetasa. En esta época, nos han sido explicados por el Mesíasas Prometido, de acuerdo con las profecías del Santo Profetasa. Así que ahora, este sistema de Jilafat se ha establecido en la Yama’at a través del Mesías Prometidoas de acuerdo con las profecías del Santo Profetasa, y durará, Insha’l-lah, hasta el fin del mundo. A través de él, las decisiones se han tomado de acuerdo con la Ley Divina y la sabiduría, y continuarán de esta manera, Insha’l-lah. Estas son las “buenas decisiones”. Si, en algún momento el Jalifa de la época adoptara alguna decisión, a causa de un error o malentendido, que conlleve el riesgo de causar algún perjuicio, entonces Al-lah Todopoderoso originará los medios necesarios que eviten las malas consecuencias.

En este sentido, Hadrat Musleh-e-Mau’udra afirma:

Es posible que el Jalifa electo cometa errores en temas personales. Pero en los asuntos de los del que depende el progreso físico y espiritual, incluso si cometiera un error, Dios Todopoderoso salvaguardaría a Su Yama’at y de alguna forma haría ser consciente al Jalifa de su propio error. En la terminología de los eruditos, se le denomina “menor santidad”. Significa que el Profeta posee una “mayor santidad”, mientras que los Jalifas tienen “menor santidad” y Dios Todopoderoso no permite que un error de mayores proporciones cause el desastre de la Yama’at. Sus decisiones pueden contener pequeños errores, pero al final, el resultado será la victoria del Islam y la derrota del enemigo. Por tanto, dado que los Jalifas poseen una “menor santidad”, su forma de actuar emanará de Al-lah. Siendo cierto que son ellos los que hablan, los que mueven sus lenguas y sus manos, y que son sus mentes las que trabajan activamente, sin embargo, detrás de todo ello, está la mano de Al-lah. Pueden cometer errores pequeños en detalles sutiles. A veces, los consejeros les aconsejan mal. Pero, obviando estos obstáculos en el camino, al final salen victoriosos. Cuando los lazos se entrecruzan, la cadena resultante es de buena calidad y no hay poder que sea capaz de destruirla. (Tafsir-e-Kabir, Hadrat Mirza Bashir Ud Din Mahmud Ahmadra, vol. 6, p. 376-377).

De esta exposición se deduce que “no es bueno” aquello que se supone que es una flagrante violación de las ordenanzas de Dios Todopoderoso y de la shariah. Hazrat Alira narró que el Santo Profetasa envió una expedición nombrando a uno de ellos como líder, para que el grupo le escuchara y le obedeciera. Este dirigente encendió un fuego, y a continuación ordenó a sus compañeros que saltaran sobre él. Algunos le desobedecieron diciendo “aceptamos convertirnos al islam para escapar del fuego”. Sin embargo, otros se hallaron dispuestos a saltar. Cuando el Santo Profetasa escuchó el relato, recalcó que “si hubieran saltado en el fuego, hubieran permanecido en él para siempre”. También dijo: “No es obligatorio obedecer si dicha obediencia implica una desobediencia a Al-lah. La obediencia es necesaria únicamente en las decisiones “buenas”. (Sunan Abi Dawud. Kital-ul-Yihad, Babun Fit-Ta’ati).

Una explicación más detallada de este Hadiz se encuentra en la narración de Hadrat Abu Sa’id Judrira que relata:

“El Santo Profetasa envió a Hadrat Alqamah Bin Muyazzizra a una batalla. Cuando llegó al punto de destino (o estaba a punto de llegar), un contingente de su ejército le pidió permiso para continuar fuera del grupo. El permiso les fue concedido y se eligió a Hadrat Abdul-lah Bin Hudhafahra Bin Qais al Sahmi como líder. Yo estaba con los que se fueron con él. En el camino hicimos un fuego para calentarnos y para cocinar. Abdul-lah Bin Hadhafahra que era bromista por naturaleza, dijo “¿acaso no es obligatorio que me obedezcáis en lo que os diga?”. Dijeron: “¡Por supuesto que sí!”. Abdul-lah Bin Hadhafahra dijo “Os ordeno que saltéis en el fuego”. Algunos de ellos se levantaron con esta intención, pero cuando Abdul-lah Bin Hudhafahra vio que en verdad iban a saltar, les impidió hacerlo. A la vuelta de la expedición, los compañeros informaron al Santo Profetasa del incidente y el Santo Profetasa dijo: “si alguno de vuestros líderes os ordena desobedecer a Dios Todopoderoso, no debéis tomar en consideración su instrucción” (Sunano Ibn-e-Mayah, Kitab-ul-Yihad, Babu La Ta’ata fi Ma’siyatillah).

Un hecho evidente de este Hadiz es que la decisión de desobedecer no fue de un solo individuo. Algunos se prepararon para saltar al fuego con tal de obedecer al líder, fueran cuales fuesen las circunstancias. Ellos escucharon y pensaron que había que obedecer al líder en cualquier situación, circunstancia o forma, a la luz de las enseñanzas islámicas. Sin embargo, algunos Compañerosra que poseían un mejor conocimiento de los mandamientos de Al-lah, y que se habían beneficiado más de la compañía del Santo Profetasa rechazaron la orden. No siguieron las instrucciones puesto que equivalían a un suicidio, ya que el suicidio está expresamente prohibido en el Islam. En segundo lugar, cuando Abdul-lah Bin Hudhafahra, el líder, vio con qué seriedad se tomaban algunos la orden, se preocupó y les impidió hacerlo ya que su pretensión era simplemente hacer una broma. Tras este incidente, el Santo Profetasa definió el principio de “justo” o “bondadoso” aclarando lo que era “bueno” y lo que era “no bueno”. Debe quedar claro que un Profeta o un Jalifa de la época nunca podría expresar ni en broma algo parecido. Es por esto por lo que Al-lah nos dice que si percibís una violación de un precepto claro por parte de un líder, tenéis que recurrir a Al-lah y a Su Profeta. En la época actual, el Jilafat de la rectitud ha sido establecido tras el fallecimiento del Mesías Prometidoas. Debéis, pues, volveros hacia el Jalifa. Su decisión será siempre “una buena decisión”, y estará basada en los mandamientos de Al-lah y del Profetasa. Así pues, como dije antes, tenéis la suerte de que estaréis siempre bajo el paraguas de “las buenas decisiones”.

Hoy día, se escuchan críticas del estilo que “un responsable que hacía un buen trabajo, fue remplazado de su cargo, y por tanto, el Jalifa actual o la organización de la Yama’at no tomaron una “buena decisión” (este tipo de críticas ya califican a los que deciden lo que es una “buena decisión”). Piensan estas personas que poseen el derecho a rebatir cualquier decisión cuándo y cómo lo deseen. Antes de nada, he de decir que nadie tiene el derecho a hablar en contra de la Yama’at en ningún lugar. He tratado este tema ya anteriormente, con profundidad. Vuestra obligación es obedecer. Pero, ¿cuál es el estándar de la obediencia? Dios Todopoderoso declara en el Sagrado Corán:

“Juran por Al-lah con sus juramentos más enérgicos que, si se lo ordenas, ciertamente marcharán. Diles: “No juréis; lo que se precisa es la obediencia real en lo que es recto. En verdad, Al-lah es perfectamente consciente de los que hacéis”. (24:54).

El tema de la obediencia se trata en el versículo anterior. Los creyentes dicen “oímos y aceptamos”. A causa de su piedad, se les otorga la cercanía a Al-lah y tienen éxito en sus proyectos. En este versículo, se nos inculca a adoptar la actitud de “oír y obedecer” en nuestra condición de verdaderos creyentes. No os dediquéis a jurar que vais a hacer esto o aquello. Hazrat Musleh Maoudra escribió en su comentario que los hipócritas hacen cientos de promesas. Sin embargo, el camino adecuado es practicar la obediencia. Dios Todopoderoso ordena que este tipo de personas adopten el buen camino que consiste en practicar la obediencia de acuerdo con sus posibilidades. Hay que ser obediente según las propias costumbres. El Profeta no os va a dar una orden que vaya en contra de la shariah ni del sentido común. Por ejemplo, el Mesías Prometidoas dice que una vez que me habéis aceptado, debéis acostumbraros a ofrecer las cinco oraciones diarias, a abandonar la falsedad, a renunciar a la arrogancia, a no usurpar los derechos de los demás, y a vivir unos y otros con amor y afecto. Todo ello entra dentro del precepto de “obedecerme en todo lo que es bueno”. Hay personas que no siguen en absoluto esta ordenanza, pero insisten en jurar que harán lo que se les ordene.

De la misma manera, hay diferentes iniciativas de los Jalifas que se promueven en momentos distintos relativas al crecimiento espiritual, como la construcción de mezquitas, dar una adecuada educación a los hijos, ser más tolerantes, tener más valor, invitar a la gente hacia Al-lah, o hacer mayores sacrificios económicos. Estas son las materias donde uno ha de obedecer. En otras palabras, caen en la clasificación de obediencia en “los buenos asuntos”. Un Profeta o un Jalifa no pedirán nunca algo que vaya en contra de las ordenanzas divinas, o del sentido común; nunca pedirán que uno se tire al fuego o que se hunda en un océano. Los Profetas y los Jalifas siempre nos guiarán de acuerdo con la shariah.

Un ejemplo superior de obediencia.

Encontramos un gran ejemplo de obediencia entre los musulmanes de la primera época, cuando Hadrat Umarra despojó del mando a Hadrat Jalid Bin al-Walidra y se lo dio a Hadrat Abu Ubaidahra en el transcurso de una batalla. Pensando que Jalid Bin al-Walid estaba desempeñando adecuadamente su autoridad, Hadrat Abu Ubaidah no tomó el cargo de inmediato. Cuando Jalid Bin al-Walid supo que esta orden provenía de Hazrat Umarra, se dirigió a Hadrat Abu Ubaidah y le dijo: “desde el momento en que esta instrucción proviene del Jalifa actual, tienes que ejecutarla sin más demora. No tengo ningún problema en servir bajo tus órdenes, y continuaré trabajando infatigablemente bajo tu mando, como lo hacía cuando era yo el que tenía el cargo”. Éste es el alto estándar de obediencia. Algún ignorante podría objetar que “no fue una buena decisión” de Hadrat Umarra, pero esta opinión es errónea. No sabemos las circunstancias que llevaron a Hadrat Umarra a tomar esta decisión. Él sabía mejor por qué lo hizo. No había nada aparente en esta decisión que contradijera el shariah. Tened en cuenta que Dios Todopoderoso apoyó el honor de esta decisión de Hadrat Umarra y se ganó la batalla. Se dieron momentos durante la batalla en los que cientos de soldados enemigos luchaban en contra de un solo soldado musulmán, y a pesar de ello, se ganó la contienda.

El Mesías Prometidoas también recibió la distinción de ser árbitro y juez al servicio de su Maestro, un servicio que desempeñó sin parangón. Sin embargo, en esta época, la proclamación de la obediencia y el amor hacia el Santo Profetasa y la proclamación de amor hacia Al-lah, sólo puede ser justificada por la verdadera obediencia al Mesías Prometidoas, tal como Dios Todopoderoso dice:

Diles: “Si amáis a Al-lah, seguidme. Entonces Al-lah os amará y os perdonará vuestros pecados. Y Al-lah es el Sumo Indulgente, el Misericordioso” (3:32).

Todos los logros del Mesías Prometidoas se deben a su condición de seguidor del Santo Profetasa Mohammadsa

El Mesías Prometidoas declara:

“He recibido la medida completa de las bendiciones que fueron otorgadas a los Profetas y a los honrados por Dios, sólo como resultado de la Gracia de Al-lah y no debido a algún mérito propio. Y no hubiera sido posible para mí conseguir estas bendiciones si no hubiese seguido los pasos de mi Maestro y Señor, honor de los Profetas y el mejor de entre ellos, el Santo Profetasa. Así pues, todo lo que conseguí, fue como consecuencia de seguir la senda del Santo Profetasa. Entiendo, en base a mi conocimiento verdadero y completo, que nadie puede llegar a Dios si no es siguiendo a este Profetasa, ni tampoco participar del conocimiento perfecto. Y he de explicaros qué es lo primero que se desarrolla en el corazón como resultado de un honesto y perfecto seguimiento de los pasos del Santo Profetasa: Debéis de saber que es la piedad del corazón. El amor por el mundo se evapora del corazón, y este busca un placer eterno e imperecedero. Entonces, como consecuencia de su piedad, adquiere un amor divino puro y perfecto. Y todas estas bendiciones se reciben en herencia por seguir los pasos del Santo Profetasa. Dios Todopoderoso afirma:

Diles: “Si amáis a Al-lah, seguidme. Entonces Al-lah os amará”. (Al-Imran 3, 32)

Ciertamente, un amor unilateral es algo falso y absurdo. Cuando una persona ama a Dios honestamente, entonces Dios también le ama. La aceptación de su persona se propa por el mundo. Miles de seres humanos sienten en su corazón un amor sincero hacia su persona; se le otorga una fuerza de atracción y se le dota de una luz que siempre le acompaña. Cuando una persona ama a Dios con un corazón sincero y Le adopta por encima del mundo entero, y nada queda dentro de él salvo la Majestad y la Dignidad de Al-lah; y, por el contrario, considera al resto de menor categoría que la de un gusano muerto; entonces, Al-lah que observa su corazón, desciende sobre él con una manifestación de envergadura. De la misma forma que un espejo pulido colocado frente al sol produce un reflejo perfecto del mismo, hasta el punto de que podemos decir, de forma figurada y metafórica, que el mismo sol que está en el cielo está también presente en el espejo, de igual manera, Al-lah desciende sobre dicho corazón y hace de él Su trono. Este es el propósito para el cual fue creado el ser humano. (Haqiqat-ul-Wahi, Ruhani Jazain, vol. 22, p. 64-65).

Como resultado del amor y afecto del Mesías Prometidoas hacia el Santo Profetasa, Dios Todopoderoso hizo del corazón del Mesías Prometidoas un lugar para Su trono. Al-lah continuará descendiendo en el futuro sobre los corazones, según el rango de cada uno. Ahora bien, la declaración de amor hacia el Santo Profetasa, y la declaración de una perfecta obediencia, demostrará sólo ser verdadera cuando se establezca un lazo de amor y obediencia con su hijo espiritual.

Es por esta razón, por la que el Mesías Prometidoas dice: “estableced un lazo de amor y obediencia conmigo por encima de cualquier otra relación. Así es cómo seguiremos al Noble Profetasa y en consecuencia obtendremos el amor de Al-lah”; y no nos lo señala de una forma superficial. El Santo Profetasa nos dijo lo mismo cuando expresó que “si vivís en el tiempo del Mesías y Mahdi, debéis ir a él para transmitirle mi salam (saludo), incluso si tuvieseis que hacerlo arrastrándoos sobre vuestras rodillas”. ¿Cuál es la razón del enfático mensaje de que os esforcéis hasta este extremo para transmitirle su salam? ¿Qué sabiduría encierra? El Santo Profetasa nos está diciendo que el Mesías Prometidoas le es querido, y que él también es querido por el Mesías Prometidoas. Es una realidad conocida que podemos llegar a los que queremos a través de las personas que ellos quieren. Por ello afirma “que si queréis ser mis seguidores, seguid al Mesías Prometidoas, aceptadle como el Imam, y uníos a su Yama’at”.

En este contexto hay un Hadiz que dice:

“¡Prestad atención! No habrá Profeta o Mensajero entre Jesús, el hijo de María (el Mesías Prometidoas) y yo. Escuchad con atención, pues él será mi Jalifa entre mis seguidores después de mí. Ciertamente matará al Dayyal, romperá la cruz – significando que destruirá la doctrina cristiana- y abolirá el jizyah (impuesto personal) [en la época del Mesías Prometidoas, esta práctica sería abandonada al no haber guerras religiosas]. Recordad, que quién tenga el honor de encontrarse con él, ha de enviarle mi salam (saludo). (Al Mo’jam Al-Ausat Lit-Tabarani, Manismuhu Isa. Al-Mojam-us Saghir Lit-tabarani, Manismuhu Isa).

En lugar de reflexionar sobre este Hadiz y escuchar a los que lo han hecho ya previamente y han desvelado sus secretos, los eruditos de hoy interpretan literalmente su significado y confunden a las mentes sencillas de los musulmanes, creando un estrago inimaginable. Buscamos la protección de Al-lah frente a ellos. Él ya les está tratando como se merecen y así lo hará en el futuro, Insha’l-lah (Dios lo quiera). Queda claro en este Hadiz que el Mesías Prometidoas será un líder virtuoso, que nunca actuará en contra de la justicia, y que es un Imam que establecerá la igualdad en el mundo. Por lo tanto, teníamos que contactar con él, seguir sus mandamientos, y actuar según sus enseñanzas, porque su cometido sería enseñar la justicia y la equidad, y esto no es otra cosa que las enseñanzas coránicas.

La gente de esta época espera que el Mesías venga con mazas, y haga literalmente añicos la cruz. Es absurdo. Es evidente que el Mesías Prometidoas, siguiendo las enseñanzas de su maestro y patrón, convencería a los demás mediante los argumentos adecuados, y, a través de éstos erradicaría y pondría al descubierto la doctrina cristiana. Matar al Dayyal significa que el Mesías Prometidoas preservaría a la Ummah (la mancomunidad) del engaño del Dayyal. Más aún, puesto que no habría guerras religiosas, cesaría la práctica del impuesto individual. Se dio la orden de transmitir el salam (la salutación) al Mesías Prometidoas, aunque los ignorantes musulmanes en lugar de transmitirle esta salutación, se le oponen. ¡Que Al-lah les otorgue sentido común!

Hay otra tradición en la que se nos muestra el estatus del Mesías Prometidoas y la razón por la que es esencial establecer un lazo de obediencia con su persona.

Hadrat Abu Hurairahra narró que el Santo Profetasa dijo: “hasta que aparezca Jesús, el hijo de María, que es un Líder Justo y un Imam Equitativo, no llegará el final de los tiempos. (Cuando venga el Imam), romperá las cruces, matará a los cerdos, abolirá el jizyah y distribuirá tales tesoros que la gente no estará preparada para aceptarlos”. (Sunano Ibn-e-Mayyah, Kitabul-Fitnan, Babu Fitnatid-Dayyal wa Juruyi Maryama wa Juruyi Yayuya wa Mayuy”).

Como este Hadiz también requiere una interpretación, no fue comprendido por las gentes de un intelecto ordinario, y ciñéndose a su interpretación literal, adoptaron una explicación disparatada y ridícula. Es obvio que “matar al cerdo” se refiere a eliminar a aquellas personas que poseen caracteres similares a los de los cerdos. Los defectos del cerdo comparados con otros animales son bien conocidos. Cuando los mismos defectos aparecen en los humanos, su limpieza se hace obviamente muy necesaria. Otro punto que no acaban de comprender (esta gente de basto intelecto) es el hecho de que daría y distribuiría la riqueza. Unos días atrás, algunos “eruditos” se reunieron en Pakistán, y utilizando un lenguaje extremadamente vulgar contra el Mesías Prometidoas y la Yama’at, declararon que el Mesías Prometidoas estaba aún por venir, que distribuiría la riqueza y que la gente no se la pediría. Sin embargo, arguyeron que los áhmadis (para ellos los “qadianis”) recaudan el chandah (los donativos) y que por lo tanto son unos impostores. Ninguna persona juiciosa es capaz de hacerles entender que los tesoros espirituales que el Mesías Prometidoas está distribuyendo, son los que ellos se niegan a aceptar. La raíz del problema está en que estos “eruditos” tienen los ojos puestos en este mundo, y no pueden trascender más allá. Este es su papel. Que sigan pues con sus ideas. Los áhmadis del Pakistán no tienen por qué mostrarse aprensivos. Frente a las inmundicias e ideas absurdas de estos “eruditos”, hemos de seguir adelante mostrando paciencia y fortaleza; no podemos competir con su suciedad e irracionalidad. Debo aclarar el siguiente punto: cuando un hombre guarda silencio, Al-lah habla por él, y cuando Al-lah habla, ya hemos visto los pedazos del enemigo descuartizados por doquier, y lo seguiremos viendo también en el futuro, Insha’l-lah (Dios lo quiera). Por lo tanto, los áhmadis han de mantener una relación leal con el Mesías Prometidoas y deben dar preponderancia a las oraciones. Continuad, pues, orando todo el tiempo.

Estas tradiciones también demuestran que el Mesías que iba a venir sería también el Imam. También sería el Hakam (la Autoridad). Sería el príncipe de la justicia y la igualdad. Debéis establecer un vínculo con él, y os incumbe obedecerle como el Hakam y el Imam. Estas enseñanzas son para vuestra mejora y para vuestra formación. Debéis actuar conforme a ellas para que os unáis a los que son queridos por el Santo Profetasa y han alcanzado la cercanía a Dios, Todopoderoso.

La sumisión en todas las circunstancias.

Voy a presentar algunas tradiciones que ilustran la importancia de la sumisión.

Hadrat Abu Hurairahra expone que el Santo Profetasa dijo: “Os incumbe escuchar y obedecer las directivas del dirigente de la época, tanto en momentos de austeridad como de prosperidad, felicidad o pena, desigualdad o favoritismo: en cualquier situación” (Sahih Muslim, Kital-ul-Imarah, Babu Wuyubi Ta’atil-Umara’i fi Masiyatin wa Tahrimuha fil-Masiyyah).

Hadrat Ibn-e-Abbasra expone que el Profetasa de Al-lah dijo: “Si alguien ve algo indeseable en su líder o gobernante, debe ejercer la paciencia, porque si alguien se aleja, siquiera levemente, de la Yama’at, morirá en la ignorancia” (Sahih Al Bujari, Kitabul-Fitan, Babu Qaulin-Nabiyyi Sa-Tarauna Ba’di Umuran).

Hazrat Arfajahra relata que “escuché decir al Santo Profetasa que si estáis unidos en un solo grupo y tenéis un líder, y alguien viene con la intención de romper vuestra unidad y crear divisiones entre vosotros, debéis aniquilarle; es decir, debéis cortar toda relación con él y no escucharle (ignorar por completo sus instrucciones). (Sahih Muslim, Kitab-Ul-Imarah, Babu Hukmi man Farraqa Amral-Muslimina wa huwa Muytami’un).

Relata Hadrat Ubadahra Bin As-Samit que hicimos el pacto con el Santo Profetasa de que escucharíamos y obedeceríamos tanto si nos gustara como si nos disgustara. Y que allá donde estuviésemos, no disputaríamos con la autoridad competente y permaneceríamos firmes a la verdad (sólo diríamos la verdad) y que no temeríamos el reproche de nadie en aspectos concernientes a Dios Todopoderoso. (Sahih Muslim, Kitab-ul-Imarah, Babu Wujubi Ta’atil-Umara’i).

Hadrat Ibn-e-Umarra constata que el Santo Profetasa dijo “aquel que dé la espalda a la obediencia a Al-lah, se encontrará con Dios Todopoderoso en el Día del Juicio en tal condición que no tendrá argumento ni excusa válidos. Y aquel que muera en la situación de no haber realizado el pacto de alianza con el Imam de la época, morirá una muerte de ignorancia y apostasía”. (Sahih Muslim, Kitab-ul-Imarah, Babu Wuyubi Mula-zimati Yamaa’til-Muslimina Inda Zuhuril-Fitan).

Por lo tanto, sois unos afortunados de aceptar al Imam de la época y haber establecido el pacto del Bai’at con él. Ahora, tenéis que obedecerle sólo por la causa de Al-lah. Tendréis que poner en práctica todos sus mandamientos. Si no, quedaréis fuera del círculo de la obediencia a Dios Todopoderoso. ¡Que Al-lah establezca a cada áhmadi en el estándar superior de la obediencia! Pero, ¿cómo establecer estos estándares? Sólo se pueden conseguir si actuamos según las enseñanzas del Mesías Prometidoas.

¿Quién entra en la Yama’at?

El Mesías Prometidoas dice:

“Sólo entra en mi Yama’at aquel que adopta mis enseñanzas como el código de su vida y actúa siguiéndolo según su capacidad. En cuanto a aquel que sólo inscribe su nombre pero no actúa según las enseñanzas, debe saber que Al-lah ha decretado que esta Yama’at sea una Yama’at especial, y todo aquel que no pertenezca en verdad a esta Yama’at, no será tenido en cuenta por el mero hecho de haberse inscrito. Llegará un momento en que él mismo se separará. Por lo tanto, en la medida que os sea posible, amoldad vuestros actos a las enseñanzas que se os han dado”.

¿Qué enseñanza es ésta? Dice:

“No digáis nada que origine el desorden, no hagáis el mal; mostrad paciencia cuando se os insulte, y no os enfrentéis con nadie. Si alguien os afronta, tratadle con bondad y gentileza. Mostrad el buen ejemplo de utilizar un lenguaje moderado. Obedeced de forma honesta cada uno de los mandamientos a fin de que Dios esté complacido con vosotros, y el enemigo se percate de que después de haber establecido el pacto, ya no sois quienes erais antes. Actuad como testigos honestos en los litigios. Todo el que entre en la Yama’at, debe adoptar la virtud de todo corazón y con todo su esfuerzo y determinación. Este mundo es un tránsito perecedero.” (Malfuzat, Nueva Ed., vol. 3, p. 620-621).

En este párrafo, se nos dice que no debemos decir nada que origine el desorden. Hay personas que tienen el hábito de crear rumores por puro capricho y eso comporta el riesgo de alterar la paz de su entorno. Las personas tienen distintos temperamentos. Si se dice algo desagradable en presencia del sujeto de dicho comentario, esta persona desarrollará naturalmente un resentimiento contra quién emitió el juicio. Hay una manera de arreglar esta situación, que consiste en dirigirse directamente a la persona que supuestamente emitió tal comentario, y preguntarle “ya escuchaste estos comentarios, ¿has dicho tú algo así?”. Esto permite clarificar el asunto y ayuda a reformar a quienes propan falsedades. En ocasiones, estos ofensores de la convivencia encarnizan a unas familias contra otras. Alejaos, pues, del engaño, y de los propadores del engaño. Y si fuera posible, tratad de reformar a estas gentes.

La maldad también se desarrolla a partir de las confrontaciones directas, las peleas y los insultos, que promueven la discordia. El Mesías Prometidoas nos dice que “si estáis unidos a mí, y decís que os habéis sometido a mí, entonces rechazad cualquier traza de engaño y maldad. Debéis tener paciencia y tolerancia hasta el punto de que si alguien abusa de vosotros, aun así debéis mostrar moderación”. La puerta de la salvación se abrirá para vosotros, si actuáis según esta enseñanza. Os uniréis a aquellos que han alcanzado la cercanía a Al-lah. No han de existir conflictos de ningún tipo. Incluso teniendo razón, deberéis mostrar humildad, como si no la tuvierais. Ignorando lo que la otra persona haya dicho, tratadla con amor, afecto y sinceridad. Vuestra lengua ha de ser tan pura, vuestro lenguaje tan dulce, y vuestras cualidades morales tan sobresalientes, que la gente se sienta atraída por vosotros. Cada cual debe percatarse de que sois áhmadis. No se espera menos de vosotros que altas cualidades morales. En resumen, vuestras altas cualidades atraerán a los demás y serán una fuente de persuasión.

Algunos dan falsos testimonios para conseguir beneficios personales en los litigios. Presentan falsamente su caso. El Mesías Prometidoas nos dice que nuestros intereses personales no deben un impedimento a la hora de presentar un testimonio verdadero. Hay personas en este país como en otros, que hacen declaraciones falsas para poder emigrar. Apartaos de estas cosas. Presentad vuestro caso basado en hechos veraces, y si es aceptado, podréis quedaros; y si no, debéis abandonar el país. A veces, los casos son rechazados, incluso siendo inventados. Vosotros debéis asiros a la verdad e Insha’l-lah el beneficio será vuestro. Incluso si vuestro caso no es aprobado, al menos no os habréis ganado el descontento de Al-lah.

Desarrollad la hermandad y el amor entre vosotros y una verdadera relación con Al-lah el Todopoderoso.

Al aconsejar sobre el amor y la hermandad mutuos, el Mesías Prometidoas dice:

“Desarrollad la hermandad y el amor entre vosotros y desterrad el vicio y las disensiones. Absteneos de cualquier insulto y de ridiculizar a nadie, porque estas cosas os separan de la verdad y os alejan de ella. Trataos con respeto. Que cada cual dé prioridad al confort de su hermano. Reconciliaos sinceramente con Al-lah y entrad bajo Su Obediencia. Dejad cualquier disputa, hostilidad y animosidad entre vosotros, porque ha llegado el tiempo en que debéis de absteneros de las mezquindades y de que os preocupéis de las metas importantes y grandiosas. (Malfuzat, Vol. I, p., 266-268).

Continúa diciendo:

Nuestra Yama’at ha de mantener una relación sincera con Dios Todopoderoso, y sus miembros han de agradecer que Dios Todopoderoso no les haya rechazado. Al contrario, les ha mostrado cientos de Signos de Su Poder para elevar su fe al nivel de la convicción. ¿Hay alguien de entre vosotros que pueda decir que no ha visto ningún signo? Declaro que no hay nadie que haya estado conmigo y no haya visto un signo de Al-lah con sus propios ojos.

Es precisamente esto lo que necesita nuestra Yama’at: que nuestra fe se eleve, que desarrolle una verdadera convicción y conocimiento de Al-lah, y que la pereza o la indiferencia no nos aleje de las obras piadosas. Si uno es perezoso hasta el punto de que le cuesta hacer la ablución, ¿cómo va a ofrecer el Tahayyud –la oración voluntaria de la madrugada? Si la fuerza para llevar a cabo las obras buenas y la pasión por exceder en la bondad no se desarrolla, es inútil establecer un lazo con nosotros”. (Malfuzat, Nueva Edición, Vol. 2. P. 710-711).

En la décima condición del Bai’at, el Mesías Prometidoas ha hecho un gran énfasis en la importancia de establecer un fuerte vínculo con él, de forma que no exista algo semejante en el mundo. La única razón de este énfasis es, en otras palabras, su verdadera simpatía hacia nosotros. Dado que el Islam sólo puede ser hallado mediante su aceptación, si queremos salvarnos del hundimiento, tendremos que subir en el arca del Mesías Prometidoas.

Dice:

“Venid corriendo hacia mí, porque el momento es tal, que el que lo haga, será como el que entra a bordo de un barco en el instante justo de la tormenta. Pero si no me aceptáis, os veo adentraros en la tormenta sin posibilidad de salvaros. Soy un verdadero intercesor, como sombra y reflejo del intercesor Exaltado, que no fue aceptado por las gentes ignorantes de su época, y que fue insultado hasta la saciedad: Hazrat Mohammad el Escogido, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean sobre él”. (Dafi-ul-Bala, Ruhani Jazain, Vol 18, p. 223).

Expresó así su condición de Mesías Prometidoas en concordancia con las profecías del Santo Profetasa.

Dos beneficios del Bai’at con el Mesías Prometidoas

Declara:

Así pues, hay dos beneficios para quien jure este Bai’at en mi mano. El primero es que le serán perdonados sus pecados, y accederá a la clemencia según la promesa de Al-lah. El segundo es que, al que se arrepiente en presencia del Apóstol, se le otorga la fuerza y se salva de los ataques de Satanás. Recordad que el mundo no debe ser vuestro objetivo cuando entréis en este Movimiento, sino que vuestra meta debe ser ganar el contento de Al-lah, porque este mundo es un tránsito por el que hay que pasar, y que concluirá de una manera o de otra.

“Una noche de dureza o una noche suntuosa; la noche pasará de todos modos”

Considerad a este mundo, a sus objetivos y a sus propósitos como algo marginal. No mezcléis estos objetivos con vuestra fe, porque este mundo está condenado a fenecer, mientras que la fe y sus recompensas son eternas (Malfuzat, Vol 6, p. 145).

El Mesías Prometidoas: La poderosa fortaleza protectora de nuestro tiempo.

El Mesías Prometidoas declara:

“¡Oh mis queridos, oh ramas frescas del árbol de mi ser, que disfrutáis de la Gracia de Dios Todopoderoso al haber aceptado el pacto del Bai’at conmigo! Habéis dedicado vuestras vidas, vuestra comodidad, y vuestras propiedades a esta causa. Soy consciente que os consideráis afortunados por llevar a cabo cualquier cosa que yo os imponga, hasta el máximo de vuestras capacidades. Pero no quiero imponeros nada por mí mismo como una obligación hacia vosotros, de forma que vuestros servicios sean la consecuencia de mis instrucciones, sino que deseo que ello nazca de vuestro propio deseo. ¿Quién es mi amigo y quién es mi amado? Sólo aquel que me reconoce. Sólo aquel que cree que he sido enviado y me acepta como son aceptados los que han sido enviados. El mundo no me puede aceptar porque no pertenezco al mundo, pero aquellos cuya naturaleza ha sido investida con una parte del otro mundo, me aceptan y me continuarán aceptando. Quién me da la espalda, se la da a Aquel que me ha enviado. El que establece una relación conmigo, la establece con Quién me ha enviado. Poseo una antorcha en mi mano. Quién se acerque, participará de su luz, pero aquel que por su mal pensamiento, huya, será arrojado a las tinieblas. Soy la fortaleza segura de esta época. Aquel que entre en la fortaleza, se hallará seguro contra los ladrones, los malhechores y las bestias. Quien decida apartarse de mi muralla, encontrará la muerte en cualquier dirección, y ni siquiera su cadáver será preservado. ¿Quién entrará en mi fortaleza? Sólo aquel que se aparte del vicio y adopte la bondad, abandone la ruindad y la corrupción, siga el sendero de la verdad, se libere de las cadenas de Satanás, y se convierta en un siervo obediente de Dios Todopoderoso. Todo aquel que pone en práctica estos hechos, está en mí, y yo estoy en él. Pero sólo tendrá el poder de conseguirlo aquel a quién Dios Todopoderoso le otorgue un alma pura. Él coloca Su Pié en el infierno interior de tal persona y lo transforma en una brisa, como si ningún fuego hubiera existido antes. Así, camina hacia adelante hasta que el espíritu de Dios Todopoderoso se instala en él, y a través de una manifestación especial, el Señor del Universo se establece en su corazón. Su antigua humanidad se consume, y se le otorga una humanidad nueva y pura. Al-lah Todopoderoso se transforma para él en un nuevo Al-lah; y establece una relación especial con él; y le proporciona en esta misma vida los aditamentos de una vida celestial. (Fat-he-Islam, Ruhani Jazain, Vol. 3., P. 34-35).

¡Que Dios Todopoderoso nos capacite para cumplir los pactos que hemos realizado con el Mesías Prometidoas de forma que permanezcamos firmemente enraizados en todas las condiciones de su Bai’at; y que, al actuar conforme sus enseñanzas, hagamos de nuestras vidas un paraíso, y seamos juzgados como merecedores de heredar el Cielo de la vida futura! ¡Que Dios Todopoderoso nos ayude! Amin (Así sea).

[1] (Al-Mumtahinah, 60:13)

[2] Al-Mumtahinah 60:13

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