¿Fue el Mesías Prometido (as) un agente del gobierno británico? Cómo distinguir los hechos de la ficción
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

¿Fue el Mesías Prometido (as) un agente del gobierno británico? Cómo distinguir los hechos de la ficción

Raziullah Noman, Canadá

La principal tarea de los Profetas y Mensajeros de Dios es transmitir el mensaje de Dios Altísimo a toda la humanidad. Reforman la sociedad y la hacen volver hacia la adoración de Dios. Ayudan a la gente a establecer una relación con Dios y la purifican mediante la oración. Con respecto a la tarea para la que fue enviado, Hazrat Mirza Ghulam Ahmad (as), el Mesías Prometido e Imam Mahdi, escribe:

“La tarea para la que Dios me ha designado es que elimine el malestar que aflige la relación entre Dios y Sus criaturas y restaure la relación de amor y sinceridad entre ellos. Mediante la proclamación de la verdad y poniendo fin a los conflictos religiosos, debo traer la paz y manifestar las verdades Divinas que se han ocultado a los ojos del mundo. Estoy llamado a demostrar la espiritualidad que yace enterrada bajo la oscuridad egoísta. Me corresponde demostrar con la práctica, y no sólo con palabras, los poderes Divinos que penetran en el ser humano y se manifiestan a través de la oración o la atención. Sobre todo, es mi tarea restablecer en los corazones de la gente la planta eterna de la pura y brillante Unidad de Dios que está libre de toda impureza del politeísmo, y que ahora ha desaparecido por completo. Todo esto se logrará, no a través de mi poder, sino a través del poder del Dios Altísimo, que es el Dios del cielo y de la tierra”. [1]

Acusaciones levantadas contra todos los profetas

Una de las falsas acusaciones que se levantan contra el Mesías Prometido y el Imam Mahdi (as), es que era, Dios no lo quiera, un agente de los británicos, y que fue elegido para perjudicar al islam. En primer lugar, también se levantaron acusaciones similares contra los otros profetas.

Dios afirma en el Sagrado Corán:

“No se te dice sino lo que se dijo a los Mensajeros que te precedieron. Tu Señor es en verdad el Señor del perdón; y es también el Señor del castigo doloroso.” [2]

Luego, con respecto al Profeta Shu’aib (as), Dios dice:

“Respondieron: “Oh Shu’aib, no entendemos mucho de lo que dices y en verdad, vemos que eres débil entre nosotros. Si no fuera por tu tribu, ciertamente te lapidaríamos. Pues tú no tienes poder sobre nosotros”. Dijo: “Oh pueblo mío, ¿acaso mi tribu es más poderosa para vosotros que Al-lah? Mas vosotros Le habéis dado vuestras espaldas y Le habéis olvidado. En verdad, mi Señor alcanza todo lo que hacéis.” [3]

Luego se levantó una acusación similar contra el Santo Profeta Muhammad (sa). Dios dice:

“Los incrédulos dicen: “No es más que una mentira inventada por él, y otros hombres le ayudaron en ella”. En verdad, han proferido una injusticia y una falsedad. Además dicen: “Son fábulas de los antiguos; él las ha escrito y le son dictadas mañana y tarde”.” [4]

La verdad es que Hazrat Mirza Ghulam Ahmad (as) no fue enviado por los británicos, sino que fue Dios Altísimo quien lo eligió. El Mesías Prometido (as) escribe:

“El mundo no me reconoce, pero Aquel que me ha enviado sí me conoce. Es un error por parte de aquellos -de hecho es su desgracia- que desean ver mi destrucción. Yo soy el árbol que ha sido plantado por el Señor Dios con Sus propias manos… ¡Oh, vosotros! Debéis comprender con certeza que me acompaña esa Mano que me permanecerá fiel hasta el final de los tiempos. Si vuestros hombres y vuestras mujeres, y vuestros jóvenes y vuestros ancianos, y vuestros insignificantes y vuestros notables, se empeñan en rezar por mi destrucción, hasta el punto de que vuestras narices se marchitan y se consumen debido a vuestras interminables postraciones, y vuestras manos se entumecen, incluso entonces Dios no aceptará ciertamente vuestras oraciones, y no se detendrá hasta cumplir Su decreto… Así pues, no corrompáis vuestras almas. Los rostros de los mentirosos se pueden discernir como algo totalmente diferente, y los semblantes de los veraces son bastante distinguibles. Dios no deja ningún asunto sin decidir… Al igual que Dios decidió en su momento entre los anteriores designados divinamente y los falsos pretendientes, del mismo modo decidirá sobre este asunto que nos ocupa. Hay épocas apropiadas para el advenimiento de los designados Divinamente, y hay épocas apropiadas para su partida: prestad atención en que ni he aparecido fuera de tiempo, ni mi salida será fuera de tiempo. No os enfrentéis a Dios. No está en vuestro ánimo el procurar mi ruina”. [5]

Un agente del gobierno británico

En cuanto a la acusación de que el Mesías Prometido (as) era un agente del gobierno británico, se basa en una completa falsedad. De hecho, cuando miramos la historia, los oponentes del Mesías Prometido (as) lo acusaban de ser un enemigo del gobierno británico; todo lo contrario de las alegaciones que los oponentes levantan hoy. Predicaban que era un traidor hacia el gobierno y que tenía planes de emprender la yihad de la espada contra ellos. Durante la década de 1890, el erudito de Ahle Hadiz llamado Muhammad Husain Batalvi se convirtió en un opositor activo del Mesías Prometido (as) y pasó su tiempo tratando de desorientar al gobierno británico con respecto al Mesías Prometido (as) y de inculcarle que Hazrat Mirza Ghulam Ahmad (as) era desleal al gobierno británico y un rebelde contra él.

El hecho de que su alegación tenga contradicciones es suficiente para demostrar la falsedad de la misma.

En cuanto a que Hazrat Mirza Ghulam Ahmad (as) elogiara al gobierno británico, lo hizo únicamente por la libertad religiosa que habían concedido a los musulmanes. Los musulmanes se enfrentaron a una severa persecución antes de que los británicos llegaran al poder. El Mesías Prometido (as) escribe:

“¿Por qué sus maulvis [clérigos] no les impiden estas horribles acciones que desacreditan al islam? No se pueden enumerar las comodidades que tienen los musulmanes bajo este gobierno británico. Muchos de los que vivieron bajo el gobierno sij están todavía con nosotros. Deberían presentarse y contar a los demás las circunstancias del islam y de los musulmanes en aquella época. El azán [llamada a la oración], que es un principio obligatorio del islam, se consideraba un crimen. Nadie que recitara el azán podía sobrevivir a las hachas y lanzas de los sijs. ¿Se equivocó Dios al liberar a los musulmanes de las transgresiones de los sijs y entregarlos al refugio del gobierno británico? Tan pronto como este gobierno tomó el poder, los musulmanes del Punyab recibieron, a todos los efectos prácticos, su fe de nuevo. Puesto que una buena acción exige una buena acción a cambio, no debemos renunciar a la bendición que Dios nos ha concedido en lugar del gobierno sij como respuesta a nuestras muchas lágrimas y oraciones”. [6]

Dios dice en el Sagrado Corán:

“¿Puede acaso recompensarse el favor por algo que no sea favor?” [7]

Por lo tanto, si los británicos hicieron tal favor a los musulmanes, merecían ser agradecidos y los musulmanes deberían haber sido enseñados a ser respetuosos con ellos. El Santo Profeta (sa) dijo una vez:

“Quien no agradece a la gente no es agradecido a Dios”. [8]

Hazrat Mirza Ghulam Ahmad (as) declaró:

“¡Ustedes que no están iluminados! Presten atención a lo que digo. Nunca he buscado gratificar al gobierno. El hecho es que el Sagrado Corán prohíbe la guerra religiosa contra un gobierno que permite libremente a los musulmanes realizar prácticas y tradiciones religiosas y no toma la espada contra nosotros para propagar su religión. Después de todo, el gobierno no libra una guerra religiosa contra nosotros”. [9]

Citas sacadas de contexto

Pasemos ahora a las alegaciones concretas que se han planteado. La primera alegación se basa en una cita de Kitabul Bariyyah. El Mesías Prometido (as) escribe:

“De mis escritos a lo largo de diecisiete años, se ha demostrado que soy fiel y devoto del gobierno británico, con el corazón y el alma. Soy hijo de un padre que también era amigo de este gobierno. Mi fe es obedecer al gobierno y amar al pueblo; estas son las condiciones establecidas para mis discípulos y seguidores que me juran lealtad”. [10]

Esta cita está sacada de contexto. El opositor, Muhammad Hussain Batalvi, intentaba convencer al gobierno de que Hazrat Mirza Ghulam Ahmad (as) era un enemigo suyo y planeaba gobernar Gran Bretaña. Este pasaje fue en respuesta a esa acusación, y el Mesías Prometido (as) explicó que él y sus seguidores no son enemigos del gobierno y que eso es exactamente lo que enseña el Corán, como afirma Dios:

“¡Oh vosotros, los que creéis! obedeced a Al-lah, a Su Mensajero y a los que tienen autoridad sobre vosotros. Y si disputáis respecto a cualquier asunto, sometedlo a Al-lah y al Mensajero, si sois creyentes en Al-lah y en el Último Día. Esto es al final lo mejor y más recomendable.” [11]

Vemos que el Santo Profeta Muhammad (sa) y sus Compañeros (ra) hicieron lo mismo. Por ejemplo, cuando el Santo Profeta (sa) y sus Compañeros (ra) estaban siendo perseguidos en La Meca, muchos emigraron a Abisinia, donde gobernaba el Rey Negus. Negus ayudó a los musulmanes de todas las maneras posibles y durante este tiempo difícil, los musulmanes no le desobedecieron. Tampoco fue la enseñanza del Profeta Muhammad (sa) el desobedecer el gobierno de ninguna nación.

“Sin duda, mi fe y mi doctrina -lo que subrayo- es que el islam consta de dos partes. Una es la obediencia a Dios y la otra es la obediencia al gobierno que ha creado la paz y bajo cuya protección estamos a salvo de los opresores, es decir, el gobierno británico”. [12]

Una vez más, esta cita también está fuera de contexto. El contexto es que Muhammad Hussain Batalvi y sus seguidores creían que cuando el Mahdi viniera mataría a los incrédulos. Por ello, decidieron difundir la mentira de que el Mesías Prometido (as) también planea hacerlo. En respuesta a esto, el Mesías Prometido (as) explicó que los británicos no estaban haciendo la guerra y que les habían dado total libertad. Por lo tanto, no estaba en absoluto permitido levantar la espada contra un gobierno justo.

En la tercera cita contra la que se levantan alegaciones, el Mesías Prometido (as) declaró:

“La mayor parte de mi vida la he dedicado a apoyar y favorecer al gobierno británico. He escrito y publicado tantos libros contra la teoría de la Yihad y la necesidad de obedecer a los británicos que, si se juntaran todos estos tratados y libros, cubrirían cincuenta volúmenes”. [13]

Este pasaje también está sacado de contexto. Aquí el Mesías Prometido (as) está respondiendo a los oponentes que estaban difundiendo la mentira de que era un traidor del gobierno.

La vida del Mesías Prometido (as) es suficiente para demostrar la falsedad de la acusación. El Mesías (as) escribe:

“Ciertas personas ignorantes, como el editor de Al-Manar, alegan que sólo he declarado que la Yihad es ilegal porque vivo bajo el dominio de los británicos. Lo que estos insensatos no se dan cuenta es que si mi deseo hubiera sido complacer falsamente al gobierno, ¿por qué habría declarado una y otra vez que Jesús, hijo de María, sobrevivió a la crucifixión y murió de muerte natural en Srinagar, Cachemira, y que no era ni Dios ni el hijo de Dios? ¿No se apartarían de mí los británicos apasionados por su fe?”. [14]

El Mesías Prometido (as) lanzaba los más poderosos desafíos a los cristianos y siempre estaba ocupado en la defensa de la fe. De hecho, en una ocasión desafió a todos los cristianos a que si eran capaces de demostrar la superioridad de Jesús (as) sobre el Profeta Muhammad (sa) él estaría dispuesto a ser crucificado. Este era su amor por Dios y Su Mensajero (sa). No había nadie de ninguna otra fe que pudiera plantear alguna acusación a él (as) con respecto al islam.

La verdad es que incluso los eruditos musulmanes no árabes tenían creencias similares. La única diferencia era que ellos creían en un Mahdi y Mesías sanguinario que haría la guerra contra los incrédulos. Nosotros negamos todas esas tradiciones y no creemos en esas enseñanzas violentas.

Muhammad Hussain de Batala escribió:

“No está permitido que los súbditos musulmanes luchen, o ayuden con hombres y dinero a los que luchan, contra un gobierno, ya sea cristiano, o judío, o de alguna otra fe, bajo el cual los musulmanes cumplen con sus deberes y obligaciones religiosas libremente. Para los musulmanes de la India está prohibido oponerse o rebelarse contra el gobierno británico”. [15]

Hazrat Syed Barelvi afirmó:

“Nuestro verdadero propósito es la propagación de la Unidad de Dios y el renacimiento de la práctica de los Jefes de los Profetas, y eso lo llevamos a cabo sin obstáculos en este país. Entonces, ¿por qué habríamos de luchar contra el gobierno británico y derramar la sangre de ambos bandos en contra de los principios de nuestra religión?”. [16]

An Nadwah, que era un famoso periódico de la Nadwatul Ulama escribió:

“El verdadero propósito de este instituto de aprendizaje es producir teólogos de mente clara y es el deber de tales teólogos que deben estar familiarizados con las bendiciones del gobierno y deben propagar la lealtad al Gobierno en el país”. [17]

Hay muchas citas de este tipo que nos muestran que los eruditos de la época estaban de acuerdo en que no era permisible levantar la espada contra el gobierno británico. Se dieron cuenta de que eso iría en contra de las enseñanzas del islam.

Referencias

[1] Lecture Lahore, Ruhani Khazain, vol. 20, p. 188

[2]El Sagrado Corán 41:44

[3] El Sagrado Corán 11:92-93

[4] El Sagrado Corán 25:5-6

[5] Tohfa-e-Golarviyyah, Ruhani Jazain Vol. 17 pág 12-13

[6] El Gobierno Británico y la Yihad, Pág. 15-16

[7] El Sagrado Corán 55:61

[8] Sunan Abi Dawud Hadiz #4811

[9] El arca de Noé, Página 120

[10] Kitabul Bariyah, Ruhani Khazain Vol. 13, Pág. 10

[11] El Sagrado Corán 4:60

[12] Shahadatul Quran, Ruhani Khazain Vol. 6, Pág. 371

[13] Taryaqul Qulub, Pág. 15

[14] El arca de Noé, Pág. 119

[15] Ishaatus Sunnah, Vol. VI, No. 10

[16] Biografía de Hazrat Syed Ahmed, por Maulana Muhammad Jaafar Thanesar

[17] An-Nadwah, Vol. V, Julio 1908

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