VII. El islam: el único camino
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
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Un observador casual, contemplando el estado problemático del mundo actual, bien podría comentar que han fracasado tanto el Islam como el cristianismo. Un análisis más detenido revelaría que el progreso del Islam se había detenido en el pasado porque se había adelantad mucho a su tiempo, mientras que el cristianismo no sólo ha dejado de avanzar, sino que va retrocediendo gradualmente debido a su incapacidad.

El concepto clave del Paulinismo es que la Ley es una maldición (Gálatas, 3:13), y esto condena al cristianismo a ser un simple credo, e lugar de ser una forma de vida. En todo el Nuevo Testamento, no hay una norma o precepto referente a la conducta social, económica política de las naciones. Se habla mucho hoy de la necesidad de mantener la “ética cristiana” en la vida pública, pero nadie sabe en que consiste tal ética (sería más honesto hablar de “la forma de vida británica”, conocida y respetada por la gente). ¿Acaso las comunidades han de guiarse por las supuestas palabras de Jesucristo: “No resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha, ofrécele también la otra…” (Mateo, 5:39); o bien: “Al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto” (Mateo, 5:40)? Ningún país cristiano ha pretendido guiarse por enseñanzas tan poco prácticas. Al contrario, ahora apoyan el principio islámico de luchar contra el mal y resistir ante las agresiones.

Habiendo descartado la Ley, el cristianismo se encuentra incapaz de proponer un programa definido en ningún tema. A lo largo de su historia, se ha mostrado vago e indeciso. Cualquier idea popular que esté de moda durante cierto período se califica inmediatamente de “cristiana”; y cuando ya no está en boga, deja de ser cristiana. En los tiempos en los que los hombres creían en la necesidad de suprimir por la fuerza las herejías dogmáticas, la Iglesia instituyó el Tribunal de la Inquisición, que condenó en conjunto a unas 30.000 personas a morir en la hoguera. Cuando el avance del liberalismo hizo que tales prácticas parecieran odiosas, la Iglesia empezó a predicar la “tolerancia”. Asimismo, y en otras épocas, la Iglesia fue defensora a ultranza de la supremacía europea, y del gobierno de la aristocracia. Cuando llegó a prevalecer un nuevo pensamiento político, la Iglesia empezó a defender, de manera hipócrita, la “igualdad”. ¡La Iglesia Reformada holandesa de África del Sur al menos se mostró fiel a las tradiciones cristianas al defender el dominio de los blancos!

En resumen, cualquier ideal que encuentra el éxito en Occidente se califica de producto de la civilización cristiana, y ésta es la razón por la que las Iglesias ofrecen tan poco a la humanidad; nunca han tenido, ni jamás tendrán, ningún programa estable y concreto, porque sus Escrituras mismas carecen de los elementos necesarios para elaborarlo.

El Islam, por el contrario, dispone de un código completo y perfecto para la orientación tanto del individuo como de la comunidad. Al derivarse del Santo Corán, la Palabra de Dios, y de los “Sunnah” del Santo Profeta Muhammad(sa), permanece inmutable ante los cambios, los caprichos y las modas de la humanidad. Y sin embargo, a pesar de esta aparente inflexibilidad, se adapta a todos los lugares, a todas las épocas; por esta razón, mientras algunas normas se establecen con una gran riqueza de detalles, en otros casos se indica únicamente el principio general. Se trata de atributos especiales del Islam; ninguna otra religión del mundo es capaz de producir una serie de leyes comparable a su Shariat.

En efecto, la fe musulmana se distingue de las demás en que sólo ella tiene una concepción perfecta de la naturaleza Divina de Dios; el cristianismo peca contra la Unicidad de Dios; el judaísmo contra la universalidad de Dios, y el budismo contra Su Personalidad. Sólo e Islam posee Escrituras incorruptas cuyo texto permanece intacto, en la misma forma en la que fue revelado. Sólo el credo y las prácticas de Islam han permanecido iguales, sin modificación, desde el principio. Sólo el Islam goza de tener un Fundador -el Santo Profeta Muhammad(sa)cuya vida es conocida por la historia en todos sus detalles, y no precisa del aura del mito ni la leyenda. Sólo el advenimiento del Islam fue profetizado en las Escrituras judías, cristianas, hindúes, budistas y parsis. Sólo el Islam reconoce la naturaleza apostólica de todos lo, profetas de Dios, y no trata a algunos de ellos como impostores. Sólo e Islam incorpora la última legislación para el bienestar espiritual, moral social, económico y político de las naciones. Sólo el Islam ofrece una fe viva, en la que la puerta de la revelación Divina y la comunión con Dios está siempre abierta. Sólo el Islam resaltó desde el principio la igualdad y la fraternidad del hombre. Sólo el Islam ve sus creencias confirmadas y sus preceptos vindicados por el progreso de la ciencia. Sólo el Islam pose un conocimiento exacto de la vida después de la muerte. Sólo el Islam rechaza los milagros que contradicen las leyes perfectas y divinas de la naturaleza. Sólo el Islam recibe su nombre en su Sagrada Escritura, y sólo en el Islam decreta Dios Su última victoria.

Que el escéptico estudie el Santo Corán a la luz de la ciencia moderna; que consulte a continuación las Escrituras de todas las naciones y compare sus enseñanzas. Solo en el islam encontrará la semilla de la victoria futura. No nos dejemos engañar por el retraso, la debilidad y la ignorancia de muchos musulmanes de hoy, extraviados por falsos dirigentes. La ciencia y la enseñanza se extienden con gran rapidez, y la mentalidad medieval no puede sobrevivir mucho tiempo.

El Islam ya está echando raíces en muevas tierras, y dentro de pocas generaciones todos los demás sistemas religiosos, filosóficos y políticos habrán fracasado, revelando su falsedad y su quiebra.

A principios de este siglo, Hazrat Ahmad advirtió que cuatro guerras importantes habrían de azotar al mundo antes de producirse la destrucción final del “Dayyal” (Anticristo). Ya han ocurrido dos, y nos esperan tiempos de tribulación y tristeza. Todavía no ha llegado la edad de oro del Islam y es ahora, cuando la tentación nos intenta extraviarnos por los caminos que llevan a la destrucción, cuando los hombres de valor, fe y buena voluntad, han de unirse al Islam y crear los cimientos del Nuevo Orden Mundial. Son ellos quienes habrán de iniciar esta gran empresa, y prepararse para el día en que se oirá la llamada a la oración dondequiera que viva el hombre, y el mundo se unirá bajo la bandera de un Dios, un libro, un profeta.

 ¡Concluimos diciendo que todas las alabanzas son para Dios, el Señor de los Mundos!

(S.a.)*: Sal-lal-lahu Alaihi wa sal-lam. [que la paz y bendiciones de Al-lah sean con él]

Mahdi*: Guía.

Dayyal: Literalmente “El que engaña”.

 Spanish translation of the booklet “Why Islam” published in 1953

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