La vida del Santo Profeta (sa): La expedición de Tabuk
Sermón del viernes 14-11-2025
Después de recitar el Tashahud, el Taawuz y la Surah al-Fatihah, Su Santidad, el Jalifa V del Mesías (aba) dijo:
Las expediciones del Santo Profeta (sa) y algunas reseñas de su vida durante estas expediciones fueron mencionadas en los sermones anteriores. En este sentido, hablábamos de detalles de la batalla de Tabuk. Más detalles al respecto son los siguientes.
Consta que en esta ocasión, una mujer expresó su ardiente celo y pasión [por participar en la batalla]. El relato es el siguiente: en las batallas, incluso las mujeres no se abstenían de ofrecer sacrificios de alguna forma u otra. También se mantuvieron a la vanguardia en [ofrecer] sacrificios financieros, por los cuales se despojaban de sus joyas y se las presentaban al Santo Profeta (sa).
También encontramos en los libros de historia un incidente de sacrificio de los propios sentimientos. Mencionando esto, Hazrat Musleh Maud (ra) escribe:
“Dado que el ejército se dirigía hacia Siria y aún tenían presentes las escenas de la batalla de Mutah, el pensamiento de cada musulmán de proteger la vida del Santo Profeta (sa) prevaleció sobre todos los demás pensamientos. Incluso las mujeres percibían este peligro y animaban a sus maridos e hijos a participar en la batalla. Esta sinceridad y celo se pueden medir por el siguiente relato: un compañero que había salido de casa para trabajar regresó cuando el Santo Profeta (sa) ya había partido de Medina junto con su ejército. Tras haber estado fuera [de casa] durante un tiempo, entró en su hogar con la idea de ver a su esposa y por ende, alegrarse. Vio a su esposa sentada en el patio y se acercó cariñosamente (para demostrarle su amor). Cuando se acercó a su esposa, ella lo apartó con ambas manos. Este compañero miró con asombro el rostro de su esposa y preguntó: “Después de tanto tiempo sin verte, ¿por qué me tratas así? La esposa respondió: ‘¿No te avergüenza que el Mensajero de Dios (sa) se dirija hacia ese lugar peligroso y tengas el atrevimiento de mostrar afecto a tu esposa? Primero ve y cumple con tus obligaciones, y después podremos pensar en estas cosas. El compañero salió inmediatamente de la casa, ensilló su montura y se reunió con el Santo Profeta (sa) después de un viaje de tres días”.
Hazrat Musleh Maud (ra) también relató este incidente en otra ocasión. El primer [extracto] se ha mencionado en la Introducción al Estudio del Sagrado Corán, y la segunda mención se hizo durante un discurso en el I’lltema de Judam-ul-Ahmadía. Hazrat Musleh Maud (ra) afirma:
“En cierta ocasión, el Santo Profeta (sa) envió a un compañero lejos de casa para realizar algún trabajo. Tras ello, tuvo lugar la batalla de Tabuk. Era una zona extremadamente peligrosa. En aquella época, el Imperio Romano era tan poderoso como lo son hoy Estados Unidos y Rusia. Sin embargo, el Santo Profeta (sa) tuvo que enfrentarse a un imperio tan poderoso con un ejército insignificante. En Medina había muy pocos musulmanes, y la gente de las zonas circundantes tampoco estaba unida. Sin embargo, incluso si estuvieran unidos, eran insignificantes en comparación con el César de Roma. Por ello, el Santo Profeta (sa) instruyó que todos debían unirse a la batalla. Cuando el ejército musulmán se hubo marchado, este compañero, a quien el Santo Profeta (sa) había enviado lejos de casa para realizar algún trabajo, regresó. Era un hombre joven, recién casado. Tras una larga separación, al entrar en su casa vio a su esposa sentada en el patio. Se dirigió directamente hacia ella y deseó abrazarla, pero en lugar de corresponder a su afecto, ella le golpeó el pecho con firmeza con ambas manos, lo empujó hacia atrás y dijo: “El Mensajero de Al’lah (sa) está en el campo de batalla, ¿y piensas sólo en mostrarle afecto a tu esposa?”. ¡Por Dios, hasta que Muhammad, el Mensajero de Al’lah (sa), regrese sano y salvo, ni siquiera te miraré a la cara!
Ese compañero abandonó inmediatamente la casa y viajó hasta alcanzar al ejército musulmán tras un viaje de tres días desde Medina. Solo regresó a casa una vez que el Santo Profeta (sa) mismo regresó a Medina junto con sus otros Compañeros.
Estas eran las personas que, en cada momento de peligro, arriesgaban sus vidas sin dudarlo. Nunca les sobrevino ninguna dificultad ni dolor que consideraran demasiado grande; al contrario, siempre que surgía una oportunidad para servir, ofrecían con alegría sus vidas”.
Así pues, en otros detalles mencionan que después de detenerse en quince -o, según algunas narraciones, diecinueve- localizaciones diferentes, el Santo Profeta (sa) y sus Compañeros llegaron al lugar de Tabuk. No se conservan los detalles específicos de los lugares donde el ejército se detuvo durante este viaje, pero posteriormente se construyeron mezquitas en esos sitios y se les dio el nombre de esos lugares. De esto, los historiadores dedujeron que el Santo Profeta (sa) probablemente se hospedó en esos lugares. Los nombres de estos lugares también están registrados en libros, que abarcan desde quince hasta veintidós ubicaciones.
En Sirat Ibn Ishaq e Ibn Hisham se mencionan diecisiete lugares donde se construyeron mezquitas. Estas son:
Zu Jushub, Faifa’, Zu al-Marwah, Ruqqa‘, Wadi al-Quraa, Sa’id, Hillr, Sadr Hawda, Zu al-Yifah, Shiqq Tara, al-Batra’, Ala’, Zat al-Jitmi, Ajdar, Zat al-Zirab, Zaniyyat Madran y Tabuk.
En una narración, se relata que Hazrat Uqbah bin Amir (ra) informó: “Partimos con el Mensajero de Al’lah (sa) durante la Expedición de Tabuk. Una noche, el Mensajero de Al’lah (sa) se quedó dormido (el viaje fue largo y el cansancio fue intenso.) Solo despertó cuando el sol ya estaba alto, a la altura de una lanza. El Santo Profeta (sa) dijo: “¡Oh Bilal! ¿Acaso no te dije que te mantuvieras despierto por nosotros (para esperar la oración del Fallr y despertarnos)?”. Hazrat Bilal respondió: “¡Oh Mensajero de Al’lah! El sueño me venció igual que le venció a Usted (la somnolencia se apoderó de mí igualmente)”.
El narrador afirma: “El Mensajero de Al’lah (sa) ordenó al ejército que reanudara su viaje. Después de recorrer cierta distancia, desmontó, ofreció las oraciones Sunnah y luego dirigió a los Compañeros en la oración. Después, el Santo Profeta (sa) continuó viajando todo el día y la noche hasta que, a la mañana siguiente, llegó a Tabuk. Aunque no esté escrito explícitamente, naturalmente, las oraciones se habrían ofrecido en sus respectivos momentos durante este período.
Al llegar a Tabuk, el Santo Profeta (sa) se dirigió a sus Compañeros. Alabó y glorificó a Al’lah y luego dijo:
“¡Oh gentes! La palabra más verdadera es el Libro de Al’lah, y el vínculo más fuerte es el de la rectitud. La mejor religión es la religión de Abraham, y la mejor guía es la guía de Muhammad (sa). Lo más sublime es el recuerdo de Al’lah. La mejor historia es este Corán. Las mejores acciones son las que se realizan con firme resolución. Lo peor de todo son las innovaciones. La mejor guía es la guía de los profetas. La forma más excelente de muerte es el martirio. Después de la guía, la mayor ceguera es la desorientación. Las mejores acciones son aquellas que benefician. La mejor guía es la que se sigue. La peor ceguera es la ceguera del corazón (no la de los ojos, sino la del corazón que se ciega cuando uno no comprende las palabras de Al’lah)”.
Luego, dijo:
“Es mejor tener la mano arriba que la mano abajo. Mejor es poco que sea suficiente que una abundancia que lleve a la pereza. La peor disculpa es la que se ofrece en el momento de la muerte. La peor vergüenza será la del Día de la Resurrección. Algunas personas llegan muy tarde a la oración del viernes, y otras sólo recuerdan a Al’lah de forma intermitente. Entre los mayores pecados está la lengua mentirosa. La mejor forma de riqueza es la riqueza del corazón (el Santo Profeta [sa] no aprobaba a quienes oran de forma intermitente o llegan tarde; dijo que es un hábito muy malo)”.
Continuó:
“Entre los pecados más graves está la lengua mentirosa. La verdadera riqueza reside en la riqueza del corazón. La mejor provisión es la justicia. La máxima expresión de sabiduría es el temor a Al’lah. La mejor palabra es aquella que infunde certeza en los corazones. La duda forma parte de la incredulidad. Lamentarse por los muertos es un acto de ignorancia. La traición es una chispa del fuego del Infierno. La poesía malvada está inspirada por el Diablo. El vino contiene todos los pecados. Las mujeres son una trampa de Satanás. La juventud contiene una pizca de locura. Las peores ganancias son las obtenidas mediante la usura. La peor comida es devorar las pertenencias de un huérfano. Bienaventurado aquel que aprende de los demás. Miserable aquel que es miserable desde el vientre de su madre. Cada uno de vosotros acabará ocupando cuatro codos de tierra (es decir, que toda persona debe morir y ser enterrada). Los asuntos dependen del Más Allá, y las acciones se juzgan por su final. Los peores narradores son los mentirosos. Todo lo que está por venir está cerca. Abusar de un creyente es una mala acción. Luchar contra un creyente es incredulidad. Difamar a un creyente es desobedecer a Dios. La santidad de su riqueza es como la santidad de su sangre. Quien jure falsamente por Dios, le estará negando. Quien le pida perdón, Él le perdonará. Quien perdone a su hermano, Dios le perdonará. Quien controle su ira, Dios lo recompensará. Quien sea paciente en la prueba, Dios le concederá su recompensa. A quien le guste ser famoso, Dios le dará fama. Quien sea paciente, Dios le recompensará doblemente. Y quien desobedezca a Dios, Dios le castigará”.
Luego continuó:
“¡Oh, Dios, perdónanos a mí y a mi comunidad! ¡Oh, Dios, perdónanos a mí y a mi comunidad! ¡Oh, Dios, perdónanos a mí y a mi comunidad!”. Lo repitió tres veces. Luego dijo: “Pido perdón a Dios para mí y para todos vosotros”.
Durante el viaje a Tabuk, también dio consejos a los Compañeros: en el viaje a Tabuk, el Santo Profeta (sa) aconsejó a sus Compañeros en numerosas ocasiones, ya fuera individualmente o en grupo, y aquí se mencionan algunos de esos consejos.
Hazrat Abu Sa’id Judri (ra) narra: “Durante el año en que ocurrió la expedición de Tabuk, el Santo Profeta (sa) se dirigió al pueblo mientras se apoyaba en su montura. Dijo: ‘¿Queréis que os hable de las mejores y las peores personas? Sin duda, la mejor persona entre la gente es aquella que, ya sea a lomos de su caballo o camello, o incluso a pie, lucha en el camino de Dios hasta que le llega la muerte. Y sin duda, la peor persona entre la gente es aquella persona pecadora que lee el Libro de Dios, pero no deja a un lado su ignorancia ni se vuelve hacia ninguna de sus palabras [para prestarles atención]’. Hoy vemos cuántas personas afirman leer el Sagrado Corán, pero no lo practican.
Se narra de Hazrat Ibn Abbas (ra): “El Santo Profeta (sa) se dirigió a los Compañeros durante Tabuk y dijo: ‘Entre la gente, ese hombre es incomparable que, montado en su caballo, lleva a cabo la Yihad en el camino de Dios Altísimo y permanece a salvo del mal de la gente. El segundo hombre, que es incomparable, es aquel que se distingue por su prosperidad y su gran riqueza, y es hospitalario y respetuoso con sus invitados, y les concede los derechos que les corresponden’“.
En esta ocasión, también se menciona la carta dirigida a Heraclio invitándole a convertirse al islam. Cuando el Santo Profeta (sa) llegó a Tabuk, Heraclio, es decir, el César del Imperio Romano (Heraclio era su nombre), se encontraba en Homs en ese momento. El Santo Profeta (sa) dijo: “Quien lleve mi carta a César, tendrá garantizado el Paraíso”. Un hombre preguntó: “¿Y si no acepta la carta?”. Dijo: “Aun así, ve y entrégalo”. Entonces aquel hombre tomó la carta del Santo Profeta (sa) y se la entregó a Heraclio. Heraclio lo leyó y dijo: “Vuelve junto a tu Profeta y dile que soy su seguidor, pero que no quiero abandonar mi reinado”. [Heraclio] también envió algunos dinares para que se los entregaran al Profeta (sa). El hombre regresó y se lo contó al Santo Profeta (sa), a lo que el Santo Profeta (sa) respondió: “Ha mentido” (no ha dicho la verdad), y el Santo Profeta (sa) distribuyó los dinares entre la gente.
Esta carta fue entregada a Heraclio por Hazrat Dihyah (ra) (este hecho es aparte de la otra carta que el Santo Profeta (sa) envió a través de Hazrat Dihyah (ra) a finales del año 6 d. H., que Heraclio recibió en Muharram, 7 d.H.).
El imam Ibn Hayar, basándose en las narraciones que aparecen en biografías y libros que detallan estas batallas, ha expresado la opinión de que cuando el Santo Profeta (sa) se encontraba en Tabuk, escribió cartas al César y a otros por segunda vez. La confirmación de su punto de vista también se establece a partir de estas cartas, que se publicaron en forma de libro en 1941. La recopilación de estas cartas, cuyo nombre es “Mallmu‘ah al-Waza’iq al-Siyasiyyah li al-‘Ahd al-Nabawi wa al-Jilafah al-Rashidah”. Su autor es el Dr. Hamidul’lah. En este sentido, se mencionan los documentos históricos y políticos desde la época del Santo Profeta (sa) hasta la era de los Jalifas rectamente guiados (ra). Este libro se publicó por primera vez en Egipto en 1941. No obstante, esta es una referencia de ese libro, y según él, se enviaron dos cartas al Emperador Romano.
En la primera carta, se afirmaba que no debía convertirse en un obstáculo para la aceptación del islam por parte de sus súbditos, ya que, de lo contrario, la carga de los pecados de sus súbditos recaería también sobre él. Esta carta fue enviada al César a finales del año 6 d. H. a través de Hazrat Dihyah Kalbi (ra), mientras que en la segunda carta se escribía: “Acepta el islam, de lo contrario, si te niegas, deberás pagar el Yizya”. El Santo Profeta (sa) también envió esta carta a través de Hazrat Dihyah (ra) a César en el momento de la batalla de Tabuk.
En la historia se mencionan tratados con el pueblo de Ailah. Se detalla al respecto que cuando el Santo Profeta (sa) llegó a Tabuk, los gobernantes cristianos de las zonas circundantes se asustaron, y Dios Todopoderoso les infundió tal temor que aquellos que poco antes tramaban conspiraciones contra los musulmanes, ahora se preocupaban por su supervivencia y comenzaron a ponerse al servicio del Santo Profeta (sa) y a pedir la paz.
El primero en presentarse fue el gobernante de Ailah. Ailah es una pequeña ciudad situada en la costa del mar Rojo, cerca de Siria. Es la última frontera de Hiyaz y se encuentra al comienzo de Siria. Durante la estancia en Tabuk, el gobernante de Ailah, Yuhanna bin Ruba, se presentó ante el Santo Profeta (sa). Con él vinieron los pueblos de Siria, Yemen, el Mar [Rojo], Yarzab y Azru, y también solicitaron tratados de paz. El Santo Profeta (sa) redactó un tratado de protección para ellos. El Santo Profeta (sa) escribió: “En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso. Este es un tratado de protección en nombre de Dios Altísimo y Su Profeta y Mensajero, Muhammad (sa) para Yuhanna bin Ruba y para los barcos que navegan por el mar y las caravanas que viajan por tierra del pueblo de Ailah. Se les concede seguridad completa por parte de Dios Altísimo y de Muhammad, el Mensajero de Dios (sa). De esta manera, también se garantizará la seguridad total al pueblo de Siria, al pueblo de Yemen y al pueblo del Mar [Rojo]. A quien cometa cualquier infracción, se le podrá confiscar su propiedad. Quien se apropie de los bienes de una persona así (es decir, de quien se rebele), lo hará de forma legítima. A nadie se le impedirá utilizar el agua de ningún manantial o pozo, ni se le impedirá transitar por ninguna ruta marítima o terrestre”.
Este tratado de protección para el pueblo de Ailah y para Yuhanna bin Ruba fue transcrito por Hazrat Yuhaim bin Salt (ra) y Hazrat Shurahbil bin Hasanah (ra) bajo las órdenes del Santo Profeta (sa). Yuhanna le regaló al Santo Profeta (sa) una mula blanca y una prenda de vestir para que se pusiera. El Santo Profeta (sa) lo vistió con una tela yemení y le ordenó que se quedara con Hazrat Bilal (ra).
A continuación, se firmó un tratado de paz con el pueblo de Maqna. Los habitantes de Maqna eran judíos, y este asentamiento estaba situado cerca de la costa del mar, cerca de Ailah. Ellos también se presentaron ante el Santo Profeta (sa). El Santo Profeta (sa) les concedió un pacto de seguridad por escrito que decía lo siguiente:
[Árabe]
“Están bajo la protección de Dios y de Muhammad (sa), y están obligados a pagar como Yizya una cuarta parte de su hilo hilado y tela tejida, y una cuarta parte de sus frutos”.
Del mismo modo, también se concedió un pacto de protección al pueblo de Yarba y Adhruh. Se trataba de dos ciudades del distrito de Balqa, en la región de Siria, situadas muy cerca una de otra, a solo tres millas de viaje, mientras que según otra narración, estaban separadas por menos de una milla. El Santo Profeta (sa) concedió al pueblo de Jarba y Adhruh un pacto escrito, que decía lo siguiente:
[Árabe]
“Esta es una carta de Muhammad, el Profeta de Dios (sa), al pueblo de Yarba y Adhruh. Están bajo la protección de Dios y bajo la protección de Muhammad (sa). Les corresponde pagar cien dinares [de oro puro] cada año en el mes de Rayab como Yizyah. Y Dios es su garantía”.
En relación con la batalla de Tabuk, también se menciona una expedición concreta: la expedición de Hazrat Jalid bin Walid (ra), que se dirigió contra Ukaidir bin Abd al-Malik.
El Santo Profeta (sa) envió a Hazrat Jalid bin Walid (ra) durante su estancia en Tabuk, en Rayab 9 d.H., con un grupo de cuatrocientos veinte jinetes, hacia Ukaidir bin Abd al-Malik, que residía en Dumat al-Yandal. Dumat al-Yandal era una ciudad fortificada situada entre Siria y Medina, a unos quince o dieciséis días de viaje de Medina y a unos 400 kilómetros de Tabuk. Ukaidir pertenecía a la tribu de Banu Kindah y era el gobernante de esa región. Él era cristiano. El Santo Profeta (sa) le dijo a Hazrat Jalid (ra): “Lo verás por la noche, cuando salga a cazar vacas salvajes. Cuando lo veas en ese estado, captúralo” (Dios Altísimo le había mostrado al Santo Profeta (sa) esta visión de que Ukaidir sería visto en ese estado, y el Santo Profeta (sa) ordenó que, cuando llegara ese momento, fuera capturado). Además, añadió: “Dios Altísimo te concederá la victoria sobre Dumat al-Yandal. Cuando lo captures, no lo mates; tráemelo. Pero si se resiste y lucha, entonces puedes matarlo”.
Se ha escrito sobre la partida de Hazrat Jalid que se dirigió en esa dirección hasta que llegó tan cerca de la fortaleza que esta se hizo visible ante él. Era noche de luna llena. Ukaidir estaba en el tejado de su palacio con su esposa Ribab bint Naif al-Kindiyyah, cuando de repente una vaca salvaje se acercó y comenzó a golpear la puerta de la fortaleza con sus cuernos. La esposa de Ukaidir le dijo: “¿Alguna vez has visto algo así, que una vaca venga del desierto y golpee la puerta del palacio con sus cuernos?”. Ukaidir respondió: “¡Por Dios, nunca había visto nada igual!”. Ella dijo: “¿Quién podría dejarla escapar?”. Él dijo: “¡Nadie!”. Entonces el rey dijo: “Iré a cazarlo ahora mismo”. De esta forma, bajó y ordenó que ensillaran su caballo. Un grupo de su casa también salieron con él, entre ellos su hermano Hassan. Todos salieron juntos, persiguiendo sin dudar a la vaca salvaje. De repente, desde la dirección opuesta, apareció la caballería de Hazrat Jalid (ra). Los rodearon y los capturaron. Ukaidir fue tomado prisionero, pero Hassan se negó a ser capturado y opuso resistencia. Se produjo una escaramuza y él murió. Hassan, que fue asesinado, llevaba en la cabeza una túnica de una fina tela de seda entretejida con hilos de oro. Hazrat Jalid (ra) envió esta túnica al Santo Profeta (sa) como regalo, y luego partió, llevándose consigo a Ukaidir cautivo.
Se dan más detalles al respecto. Después de que Ukaidir fuera capturado y su hermano Hassan asesinado, Hazrat Jalid (ra) le dijo a Ukaidir: “¿No te concederé protección a cambio de que te presente ante el Santo Profeta (sa) y de que nos entregues Dumat al-Yandal?”. Ukaidir dijo: “Sí”. Así, Hazrat Jalid (ra) lo llevó consigo hasta que llegaron cerca de la fortaleza. Ukaidir llamó entonces a su familia para que abrieran la puerta.
Cuando intentaron abrirla, el hermano de Ukaidir, Muzat, se negó. Ukaidir le dijo a Hazrat Jalid (ra): “Ves, no abren la puerta porque han visto las cadenas con las que me has atado. Libérame, y juro por Dios Altísimo y por mi honor y confianza que te abriré la fortaleza, siempre y cuando hagas las paces conmigo en lo que respecta a mi familia”. Hazrat Jalid (ra) respondió: “Haré las paces contigo”. Ukaidir dijo: “Si lo deseas, te nombraré árbitro, o si lo prefieres, me nombraré árbitro a mí mismo”. Hazrat Jalid (ra) dijo: “Aceptaremos todo lo que nos ofrezcas”. Entonces Hazrat Jalid (ra) lo liberó. Ukaidir abrió la puerta de la fortaleza y su hermano Muzat también fue capturado. Se obtuvieron todos los puntos acordados en los términos de la paz.
En esta campaña, los musulmanes obtuvieron dos mil camellos, ochocientos esclavos, cuatrocientas cotas de malla y cuatrocientas lanzas.Una quinta parte del botín se reservó para Dios y Su Mensajero (sa), y el resto se distribuyó entre los soldados que habían participado en la expedición.
También se registra que Ukaidir y su hermano fueron posteriormente presentados ante el Santo Profeta (sa). Hazrat Yabir (ra) relata: “Cuando Hazrat Jalid (ra) trajo a Ukaidir, lo vi con una cruz de oro y una prenda de seda”. Cuando vio al Santo Profeta (sa), se postró ante él. El Santo Profeta (sa) dijo dos veces: “¡No, no, esta no es una postración permisible!”. A continuación, Ukaidir entregó algunos obsequios, entre ellos un paño decorado y varias mulas. El Santo Profeta (sa) hizo las paces con él mediante el pago del Yizyah.
Según Ibn al-Azir, el importe de su Yizyah era de trescientos dinares. El Santo Profeta (sa) perdonó tanto a él como a su hermano por los delitos de sangre y los liberó. Ordenó que se redactara un acuerdo de seguridad por escrito en el que se recogieran los términos de la paz. El pacto decía lo siguiente: “¡En el nombre de Al’lah, el Clemente, el Misericordioso! Este es un documento de Muhammad, el Mensajero de Dios, para Ukaidir, emitido a través de Hazrat Jalid (ra). Ha renunciado a la idolatría y ha roto todos los lazos con el culto a los ídolos, y ha aceptado el islam (según esta carta, él también había aceptado el islam). Este decreto se aplica a los habitantes de Dumat al-Yandal y sus alrededores. Para nosotros serán las tierras áridas y sin cultivar, las extensiones desconocidas y sin reclamar, las armas, los camellos y las fortalezas (estas fueron las cosas que recibieron los musulmanes); y para vosotros serán los palmerales interiores de la ciudad, las tierras irrigadas con manantiales y las zonas habitadas. El ganado separado no se contará entre el botín. No se impedirá pastar a sus animales en dicho lugar. Debéis establecer la oración en su momento adecuado y pagar el Zakat completo. Este es el pacto de Dios con vosotros, y la veracidad y la fidelidad son obligatorias para vosotros. Dios y todos los musulmanes son testigos de ello”.
También se menciona la muerte de un Compañero y su entierro con motivo de Tabuk. Al ver esto, algunos Compañeros mayores expresaron el deseo de haber estado ellos mismos en el lugar del que estaba siendo enterrado. Hazrat Abdul’lah bin Masud (ra) relata: “Estuve con el Santo Profeta (sa) durante la batalla de Tabuk”. En una ocasión, en medio de la noche, me desperté y vi luz que emanaba de un fuego que se había encendido en un lado del ejército. Me acerqué para ver qué era. Cuando llegué, vi al Santo Profeta (sa), a Hazrat Abu Bakr (ra) y a Hazrat Umar (ra). También vi que Hazrat Abdul’lah Zu al-Biyadain Muzani había fallecido y que habían cavado su tumba. El Santo Profeta (sa) estaba de pie dentro de la tumba mientras Hazrat Abu Bakr (ra) y Hazrat Umar (ra) bajaban el cuerpo hacia él, y el Santo Profeta (sa) dijo: “Acérquenme a su hermano”. Así, ambos entregaron el cuerpo de Hazrat Abdul’lah Zu al-Biyadain al Santo Profeta (sa). El Santo Profeta (sa) colocó el cuerpo en la tumba con sus propias manos y luego rezó:
[Árabe]
“¡Oh, Dios! He pasado la tarde complacido con él; que Tú también estés satisfecho con él!”. Hazrat Abdul’lah bin Masud (ra) afirma: “En ese momento, deseé ser yo quien fuera bajado a esa tumba y recibiera tales oraciones”. Hazrat Abdul’lah Zu al-Biyadain pertenecía a la tribu Banu Muzainah. Era aún joven cuando falleció su padre, y no recibió nada en herencia. Su tío era rico y lo acogió bajo su tutela hasta que él mismo se hizo rico y ambos comenzaron un negocio juntos. Abdul’lah Zu al-Biyadain aceptó el islam después de la conquista de La Meca. Tras hacerlo, su tío le quitó todo, incluso su prenda inferior. Luego vino su madre y dividió su sábana en dos partes; Hazrat Abdul’lah (ra) usó una parte como prenda inferior y se cubrió con la otra. Después fue a Medina, se recostó en la mezquita y realizó la oración del alba con el Santo Profeta (sa).
Se dice que cuando el Santo Profeta (sa) terminaba la oración del alba, observaba atentamente a la gente para ver quiénes eran y si había alguien nuevo presente. El Santo Profeta (sa) miró a Hazrat Abdul’lah (sa) y, al no reconocerlo, le preguntó: “¿Quién eres?”. Hazrat Abdul’lah respondió mencionando su linaje. En una narración, se menciona que dijo: “Mi nombre es Abd al-Uzza”. Ante esto, el Santo Profeta (sa) dijo: “Eres Abdul’lah Zu al-Biyadain”, que significa “el de las dos sábanas”. Luego dijo: “Permanece cerca de mí”. Así, se unió a los invitados del Santo Profeta (sa), y le enseñó el Sagrado Corán hasta que memorizó una gran parte del mismo.
Cuando el Santo Profeta (sa) partió hacia Tabuk, Hazrat Abdul’lah (ra) suplicó: “¡Oh Mensajero de Dios (sa), ruega para que yo alcance el martirio!”. El Santo Profeta (sa) oró: “¡Oh Dios, que su sangre sea prohibida para los incrédulos!”. Él dijo: “¡Oh Mensajero de Dios (sa), esto no era lo que pretendía!”. El Santo Profeta (sa) dijo: “Si sales a realizar la Yihad por la causa de Dios y te aflige una fiebre que te causa la muerte, serás un mártir. Si tu montura te derriba y te rompes el cuello, serás un mártir. No te preocupes por la forma en que se alcanza el martirio”. Pocos días después de llegar a Tabuk, falleció a causa de una enfermedad.
También se menciona la oración fúnebre de Hazrat Muawiyah bin Muawiyah Muzani (ra) durante este viaje. Hazrat Anas bin Malik (ra) relata: “El Santo Profeta (sa) estaba en Tabuk cuando Gabriel vino y dijo: ‘¡Oh Mensajero de Allah (sa)! Muawiyah Muzani ha fallecido en Medina (Dios Altísimo informó al Santo Profeta (sa) a través de Gabriel). Ofrece su oración fúnebre’. Entonces, el Santo Profeta (sa) tuvo una visión en la que el lecho sobre el que yacía su cuerpo era elevado en el aire hasta quedar a la altura de sus ojos. Luego, el Santo Profeta (sa) ofreció su oración fúnebre, y filas de ángeles se presentaron ante él. El Santo Profeta (sa) preguntó a Gabriel cómo Muawiyah había alcanzado tal rango, y traído ante él de esta manera, y se le instruyó para que ofreciera su oración fúnebre. Gabriel respondió que era por su amor al capítulo del Sagrado Corán: “Di: Él es Al’lah, el Único…”. Ya fuera sentado, de pie, montado o caminando, siempre lo recitaba.
También se menciona que, tras llegar a Tabuk, el Santo Profeta (sa) consultó a sus Compañeros sobre cómo avanzar. Los detalles indican que el Santo Profeta (sa) solicitó la consulta de sus Compañeros sobre cómo seguir adelante. Hazrat Umar (ra) dijo: “¡Oh Mensajero de Allah (sa)! Si se le ha ordenado avanzar, entonces ciertamente avance, y nosotros le acompañaremos!”. El Santo Profeta (sa) respondió: “Si Dios me hubiera ordenado avanzar, no estaría consultándoos”. Ante esto, Hazrat Umar (ra) dijo: “¡Oh Mensajero de Allah (sa), los bizantinos poseen vastos ejércitos, y ninguno de ellos es musulmán! Nos hemos acercado a ellos, y su presencia sola les ha infundido temor. Regresemos este año hasta que se aclare la situación o Dios Altísimo disponga alguna circunstancia favorable”. Tras escuchar esto, el Santo Profeta (sa) decidió partir de Tabuk después de permanecer allí veinte días. Según otra narración, el Santo Profeta (sa) permaneció en Tabuk menos de veinte días. Estas dos narraciones coinciden de la siguiente manera: en la narración que menciona veinte días, se incluyen los dos días de llegada a Tabuk y de preparación para la partida, mientras que la otra narración no los incluye.
El tiempo transcurrido entre la partida del Santo Profeta (sa) de Medina y su regreso a ella fue de dos meses o más. Según Ibn Saad, el Santo Profeta (sa) partió para esta expedición en Rayab del año 9 d.H. (antes de la Hegira) y regresó a Medina en Ramadán del año 9 d.H., y entre ambos meses se encuentra el mes de Shaban. Por lo tanto, el Santo Profeta (sa) permaneció fuera de Medina durante dos meses o más. Solo Dios lo sabe.
Hazrat Musleh Maud, Jalifatul Masih II (ra), también ha mencionado este incidente diciendo: “Cuando el Santo Profeta (sa) llegó a Tabuk, cerca de Siria, se detuvo y envió a sus hombres en distintas direcciones para informar sobre la situación. Los hombres regresaron e informaron unánimemente que no había concentraciones sirias en ninguna parte (a esto se refería Hazrat Umar (ra): nadie se presentaba al combate y las zonas circundantes estaban atemorizadas, por lo que no había necesidad de luchar). El Santo Profeta (sa) decidió regresar, pero permaneció allí unos días, durante los cuales firmó acuerdos con algunas tribus fronterizas. No hubo guerra ni combates. El viaje del Santo Profeta (sa) duró aproximadamente dos meses y medio.
Se darán más explicaciones y detalles sobre el viaje de regreso a Medina en el futuro, si Dios quiere.
Ya he pedido oraciones por Bangladesh; los clérigos de allí y quienes se oponen a la Comunidad están creando un gran desorden. Parece que también han planeado una manifestación para mañana. Oren especialmente por ellos. ¡Que Dios Altísimo proteja a todos los musulmanes ahmadíes y los libre de su maldad!
Asimismo, oren por los musulmanes ahmadíes en Pakistán. ¡Que Dios los proteja! En efecto, se necesitan más oraciones. Siempre que se reprime a los opositores de cualquier manera, incluso mediante medidas legales, los musulmanes ahmadíes terminan siendo el blanco de su frustración. Por lo tanto, los musulmanes ahmadíes deben dedicarse más a la oración y ser precavidos.
Del mismo modo, oren por los palestinos; a pesar de los acuerdos y del alto al fuego, siguen siendo masacrados. ¡Que Dios tenga misericordia!
Asimismo, oren por los musulmanes ahmadíes en África; en algunos lugares, los gobiernos los persiguen, en otros, los terroristas perpetran ataques y -a veces- los musulmanes ahmadíes también se ven afectados.
¡Que Dios establezca la paz y la seguridad en todo el mundo!
Después de las oraciones, dirigiré una oración fúnebre en cuerpo ausente. Es por Muhammad Husain Sahib, hijo de Muhammad Ismail Sahib de Rabwah, quien falleció hace unos días a la edad de ochenta años.
[Árabe – ¡Ciertamente a Al’lah pertenecemos y a Él volveremos!].
El difunto era Musi y había pagado su Hissa Yaidad en vida. Le sobreviven su esposa, tres hijas y cuatro hijos. Uno de sus hijos, Muhammad Imran Sahib, sirve como misionero en la Comunidad en Níger, África Occidental. Debido a su labor misionera, no pudo asistir al funeral de su padre. Otro hijo, Muhammad Luqman Sahib, también es una persona consagrada y sirve como misionero.
La Comunidad entró en su familia en 1956 a través del padre del difunto, Muhammad Ismail Sahib, y la familia se mudó a Rabwah dos años después. El fallecido era asiduo en la realización de ayunos y la oración. Recitaba el Corán con frecuencia, ofrecía el Tahayyud y era una persona piadosa, sincera y devota.
El misionero Sahib, Mohsin Tayyib, escribe:
“Tuve la oportunidad de servir en su vecindario durante cinco años. Una cualidad destacada que observé en él era su gran afán por el sacrificio financiero. Siempre que comenzaba un año nuevo, se esforzaba por asegurarse de que el primer recibo emitido para cualquier programa fuera el suyo. En ocasiones, hacía su contribución incluso antes del anuncio oficial. Del mismo modo, cuando se solicitaban contribuciones adicionales cerca del final del año fiscal, él, según sus posibilidades, ofrecía un sacrificio extra”.
¡Que Dios Altísimo le conceda Su perdón y misericordia! ¡Que Él conceda paciencia y fortaleza a la familia enlutada, especialmente a sus hijos que están lejos de casa! ¡Que Dios les conceda firmeza y les permita continuar con las buenas obras del difunto!
Resumen del sermón de viernes 14 de noviembre del 2025: ‘La expedición de Tabuk’.
Después de recitar el Tashahhud, el Ta‘awwuz y la sura al-Fatihah, Su Santidad Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) dijo que continuaría narrando incidentes que tuvieron lugar durante la expedición de Tabuk.
Su Santidad (aba) dijo que, en esta ocasión, las mujeres también ofrecieron todos los sacrificios que pudieron. Ofrecieron sacrificios económicos entregando sus joyas al Santo Profeta (sa). Sin embargo, eso no fue todo. Todos los musulmanes estaban muy preocupados por proteger al Santo Profeta (sa) de cualquier tipo de daño, incluidas las mujeres. Por lo tanto, instaron a sus hombres a acompañar al Santo Profeta (sa) en esta batalla. Un compañero que había salido para realizar una tarea regresó a casa cuando el Santo Profeta (sa) estaba partiendo de Medina con su ejército. Este compañero regresaba a casa después de haber estado fuera durante algún tiempo y estaba ansioso por ver a su esposa. Al acercarse a su casa, vio a su esposa sentada en el patio. Cuando se acercó a ella para saludarla, ella lo empujó. Confuso, le preguntó por qué lo trataba así cuando se veían después de tanto tiempo. Ella respondió que cómo podía pensar en mostrarle afecto en un momento en que el Santo Profeta (sa) se enfrentaba a un grave peligro. Le dijo que primero debía cumplir con su deber y luego preocuparse por las muestras de afecto. Por lo tanto, el compañero montó inmediatamente su animal de montar y se unió al ejército musulmán.
Áreas visitadas en el camino a Tabuk
Su Santidad (aba) dijo que, según las narraciones, tras aproximadamente entre 15 y 22 paradas a lo largo del camino, el Santo Profeta (sa) llegó a Tabuk. Más tarde, se construyeron mezquitas en los distintos lugares donde el Santo Profeta (sa) se detuvo en su camino a Tabuk. Estos lugares incluyen Dhu Khushub, Faifa, Dhu al-Marwah, Ruqqah, Wadi al-Qurrah, Sa’id, Hijr, Sadr Haudah, Dhu al-Jifah, Shiqq Tarah, Al-Batrah, Ala, Dhat al-Khitmi, Akhdar, Dhat al-Zira, Thaniah al-Diran y Tabuk.
Su Santidad (aba) dijo que, según se registra, una vez, durante el camino, el Santo Profeta (sa) se quedó dormido por la noche y se despertó a la mañana siguiente, cuando el sol había comenzado a salir. El Santo Profeta (sa) le recordó a Bilal (ra) que le había dicho que lo despertara para la oración de la mañana. Bilal (ra) respondió que él también se había quedado dormido. El Santo Profeta (sa) ordenó entonces al ejército que se pusiera en marcha y, tras recorrer cierta distancia, se detuvo para ofrecer la oración de la mañana y luego continuó su viaje hasta llegar a Tabuk al día siguiente.
Consejos del Santo Profeta (sa) al llegar a Tabuk
Su Santidad (aba) dijo que al llegar a Tabuk, el Santo Profeta (sa) se dirigió a los musulmanes diciendo lo siguiente:
- El Libro de Dios era la mayor verdad y que la palabra justa era la más firme.
- Dijo que la mejor religión era la de Abraham (as), la mejor práctica era la de Muhammad (sa), la palabra más elevada era el recuerdo de Al’lah, y el Sagrado Corán era la mejor exhortación, y los mejores asuntos eran aquellos realizados con firme convicción, mientras que los peores eran las innovaciones.
- La mejor guía es la de los profetas, y la mejor muerte es el martirio.
- Las mejores acciones son las beneficiosas; la mejor guía es la que se sigue.
- La peor ceguera es la ceguera del corazón.
- Luego, el Santo Profeta (sa) dijo que la mano superior es mejor que la inferior, que una cantidad menor que basta es mejor que una cantidad mayor que lleva a la ignorancia, que el peor arrepentimiento es el que se hace justo antes de la muerte, y que la mayor vergüenza será en el Día del Juicio.
- El Santo Profeta (sa) dijo que algunas personas llegarían tarde a la oración del viernes y que otras serían escasas en el recuerdo de Al’lah.
- Dijo que entre los mayores pecados está la mentira, y que la mayor riqueza es la riqueza del corazón, la mayor provisión es la rectitud, y lo más inteligente es el temor a Al’lah.
- La mejor palabra es aquella que establece la certeza en los corazones; dudar es incredulidad, lamentarse es ignorancia, la deshonestidad es el fuego del infierno.
- La poesía desagradable proviene de Satanás y el alcohol era la bebida del pecado.
- El Santo Profeta (sa) continuó dando orientación a los musulmanes sobre otros asuntos diversos.
Su Santidad (aba) dijo que el Santo Profeta (sa) también ofreció orientación en varias ocasiones durante el viaje a Tabuk. En una ocasión, el Santo Profeta (sa) dijo que las mejores personas eran aquellas que montaban sus animales o partían a pie al servicio de Al’lah, mientras que las peores eran aquellas que recitaban el Libro de Dios pero no abandonaban su ignorancia y actuaban en consecuencia.
Cartas del Santo Profeta (sa) a los líderes y tratados de paz con diversas tribus
Su Santidad (aba) dijo que está registrado que, una vez que el Santo Profeta (sa) llegó a Tabuk, envió una carta al emperador romano Heraclio, que se encontraba en Homs. Cuando Heraclio leyó la carta, ordenó al mensajero que regresara e informara al Santo Profeta (sa) de que lo aceptaba; sin embargo, no podía abandonar su imperio e incluso envió algo de dinero. Cuando se informó al Santo Profeta (sa) de esta respuesta, dijo que Heraclio no había dicho la verdad. Se registra que se enviaron dos cartas a los Chosroses; una instándole a no impedir que su pueblo aceptara el Islam, y la segunda, enviada más tarde, invitándole a aceptar el Islam.
Su Santidad (aba) dijo que cuando el Santo Profeta (sa) llegó a Tabuk, los líderes de las zonas circundantes se llenaron de temor, y aquellos que antes conspiraban contra el Santo Profeta (sa) ahora temían por su propia supervivencia. Se presentaron ante el Santo Profeta (sa) para solicitar tratados de paz. Por ejemplo, el líder de Aila, una zona cercana a Tabuk, solicitó un tratado de paz al Santo Profeta (sa) y, en consecuencia, el Santo Profeta (sa) ordenó que se redactara un tratado para garantizar la seguridad del pueblo de Aila y las zonas circundantes. También se firmó un tratado de paz con el pueblo de Maknah, que era predominantemente judío. A continuación, se firmaron tratados con los Yarwah y los azruh, que se encontraban cerca de Tabuk, garantizando su seguridad y protección.
La expedición de Hazrat Jalid bin Walid (ra) hacia Uqaidar bin Abdil Malik
Su Santidad (aba) dijo que, en relación con la expedición de Tabuk, también se menciona una expedición de Hazrat Jalid bin Walid (ra) hacia Uqaidar bin Abdil Malik. El Santo Profeta (sa) envió a Hazrat Jalid (ra) en Rayab 9 DH con 420 hombres hacia Daumah al-Yandal, que era una fortaleza y ciudad entre Siria y Medina, a 400 kilómetros de Tabuk. Uqaidar era el líder de los Banu Qindah y era cristiano. Dios había informado al Santo Profeta (sa) de que estaría pastando sus animales por la noche, y que era entonces cuando los musulmanes debían capturarlo y llevarlo ante el Santo Profeta (sa). Por lo tanto, cuando Jalid bin Walid (ra) se acercó a la fortaleza, vio a Uqiadar fuera, tal y como había dicho el Santo Profeta (sa). El ejército musulmán se acercó y capturó a Uqaidar, mientras que el hermano de Uqaidar se defendió y finalmente fue asesinado. Hazrat Jalid (ra) ofreció a Uqaidar paz y protección llevándolo ante el Santo Profeta (sa), siempre y cuando garantizara la victoria musulmana sobre Daumah al-Yandal, a lo que Uqaidar accedió. Con la garantía de un tratado de paz, Uqiadar accedió a abrir las puertas de la fortaleza a Hazrat Jalid (ra). En esta expedición, los musulmanes obtuvieron 2,000 camellos, 800 cautivos, 400 cota de malla y 400 lanzas.
Su Santidad (aba) dijo que Uqaidar fue presentado ante el Santo Profeta (sa) mientras llevaba una cruz y ropa de seda. Al ver al Santo Profeta (sa), se inclinó ante él, pero el Santo Profeta (sa) le ordenó que no lo hiciera. Uqaidar fue liberado y el Santo Profeta (sa) estableció un tratado de paz con él, en el que también se mencionaba que Uqaidar había aceptado el Islam.
Su Santidad (aba) dijo que durante Tabuk, se registró que un compañero falleció y fue enterrado en Tabuk. Otros compañeros deseaban que ellos también pudieran ser enterrados en Tabuk de la misma manera que este compañero. Un compañero narra que vio al Santo Profeta (sa), Hazrat Abu Bakr (ra) y Hazrat Umar (ra) cavando la tumba de un compañero que había fallecido. El Santo Profeta (sa) había bajado a la tumba, mientras que Hazrat Abu Bakr (ra) y Hazrat Umar (ra) le pasaban el cuerpo del difunto.
Su Santidad (aba) dijo que mientras estaba en Tabuk, el ángel Gabriel se presentó ante el Santo Profeta (sa) y le informó que otro compañero, Mu’awiyyah Muzani (ra), había fallecido en Medina y le dijo que el Santo Profeta (sa) debía ofrecer su oración fúnebre. En una visión, se le mostró al Santo Profeta (sa) a Mu’awiyyah Muzani tendido en un catre que se elevaba, y vio filas de ángeles mientras ofrecía la oración fúnebre. El Santo Profeta (sa) preguntó cómo había alcanzado este compañero tal rango. Gabriel respondió que se debía a su amor por la sura al-Ikhlas, capítulo 112 del Sagrado Corán.
Su Santidad (aba) dijo que está registrado que cuando estaba en Tabuk, el Santo Profeta (sa) consultó con los compañeros sobre la posibilidad de avanzar más. Los compañeros respondieron que si Dios le había ordenado al Santo Profeta (sa) que avanzara, entonces ellos se unirían a él. El Santo Profeta (sa) dijo que si Dios le hubiera dado instrucciones, no les habría consultado al respecto. Hazrat Umar (ra) sugirió que los Romanos tenían vastos ejércitos y que la mera presencia del Santo Profeta (sa) en Tabuk los había asustado, y que debían regresar hasta el año siguiente y, mientras tanto, hacer nuevos planes. Se registra que el Santo Profeta (sa) accedió a regresar a Medina y partió después de permanecer en Tabuk durante 20 días. Se registra que el Santo Profeta (sa) pasó un total de dos meses fuera de Medina.
Su Santidad (aba) dijo que continuaría mencionando detalles del regreso del Santo Profeta (sa) a Medina en el futuro.
Oraciones por la paz en el mundo
Su Santidad (aba) volvió a pedir oraciones por los ahmadis de Bangladesh, donde los clérigos y los oponentes de Ahmadíat han estado creando problemas. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah proteja a todos los ahmadis contra la maldad de estos clérigos y oponentes.
Su Santidad (aba) también instó a rezar por los ahmadis de Pakistán; que Al’lah los proteja. Hay una gran necesidad de oraciones. Los ahmadis deben centrarse mucho en las oraciones.
Su Santidad (aba) también instó a rezar por los palestinos que están siendo asesinados a pesar de los acuerdos de alto el fuego. Que Al’lah tenga misericordia.
Su Santidad (aba) también instó a rezar por África, donde en algunos países los gobiernos están cometiendo injusticias, mientras que en otros los terroristas están causando daños que también afectan a los ahmadis.
Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah establezca la paz y la seguridad en todo el mundo.
Oración fúnebre
Su Santidad (aba) dijo que dirigiría la oración fúnebre en ausencia del siguiente miembro fallecido. Muhammad Hussain, hijo de Muhammad Ismail, de Rabwah, Pakistán. Le sobreviven su esposa, tres hijas y cuatro hijos. Uno de sus hijos, Muhammad Umran, es misionero en Níger y no pudo asistir al funeral de su padre debido a que se encontraba en el campo de servicio. Otro de sus hijos, Muhammad Luqman, también es un consagrado. Muhammad Hussain era muy regular en el ayuno y la oración y poseía muchas cualidades virtuosas. Estaba a la vanguardia en cuanto a sacrificios económicos. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah le concediera el perdón y la misericordia, elevara su rango y concediera paciencia a su familia, especialmente a su hijo, que no pudo asistir al funeral.
