La vida del Santo Profeta (sa)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

La vida del Santo Profeta (sa)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Sermón del viernes 10-10-2025

Después de recitar el Tashahud, el Taawuz y la Surah al-Fatihah, Su Santidad, el Jalifa V del Mesías (aba) dijo:

Después de la Conquista de La Meca y tras el regreso del Santo Profeta (sa) a Medina, el Santo Profeta (sa) también emprendió otras expediciones que mencionaré.

Una de ellas es la Expedición de Qais bin Sad bin Ubadah. Esto ocurrió hacia Sudá en el octavo año después de la Hégira [migración del Santo Profeta (sa) de La Meca a Medina]. Después de que el Santo Profeta (sa) regresara a Medina desde Yiranah, envió delegaciones a varios lugares con el propósito de invitar a la gente hacia el islam. Como tal, Muhayir bin Abi Umayyah fue enviado a Sanaa, la capital de Yemen y Ziyad bin Labid fue enviado a Hadhramaut. Se preparó un contingente y se nombró a Qais bin Sad como su líder. El Santo Profeta (sa) envió a Qais bin Sad con 400 hombres para que invitaran a la tribu yemení de Sudá al islam.

Según otra narración, el Santo Profeta (sa) les ordenó luchar contra la tribu de Sudá. Si esta narración es correcta, aunque la primera narración parece ser más auténtica, entonces segguramente los musulmanes debían haber recibido noticias de que esta tribu tenía la intención de dañarles, por lo que el Santo Profeta (sa) tomó esta medida. Esto es, siempre que esta narración sea correcta y auténtica. Además está escrito que el Santo Profeta (sa) les ató una bandera blanca y también les dio un estandarte negro. Establecieron un campamento en el valle de Qaná. Qaná está situado entre Medina y Uhud, y es uno de los tres valles más conocidos de Medina.

Hazrat Qais era el hijo del líder de la tribu Jazrall, Hazrat Sad bin Ubadah. Hazrat Qais bin Sad fue considerado uno de los Compañeros más nobles. Con motivo de la Conquista de La Meca, cuando el Santo Profeta (sa) recuperó la bandera de Hazrat Sad bin Ubadah, se la dio a su hijo, Qais. Era un hombre de opiniones sólidas y un gran jinete. También era conocido por su generosidad. Hazrat Qais había establecido un campamento en Qaná, cuando un individuo de la tribu de Sudá, Ziyad bin Hariz, pasó por allí. Había aceptado recientemente el islam.  Cuando supo que este ejército estaba dispuesto a atacar a su tribu, seguro que no se sintió sorprendido. Seguramente debía saber que la gente de su tribu tenía la intención de dañar a los musulmanes y que estos se acercaban a ellos como respuesta. En cualquier caso, cuando vio que su tribu pronto iba a ser atacada, inmediatamente fue directo al Santo Profeta (sa) y le pidió: “Llame de vuelta al ejército que ha enviado. Le doy garantías en nombre de mi pueblo y le prometo que aceptarán el islam”. En otras palabras, garantizó que no atacarían a los musulmanes y que gradualmente comenzarían a aceptar el islam. El Santo Profeta (sa) aceptó su petición y llamó de vuelta al ejército. De esto también se desprende que no envió un contingente para conquistar la zona, ni para subyugar a un pueblo; más bien, lo hizo para transmitir el mensaje del islam y proteger a los musulmanes.

Hazrat Ziyad bin Hariz actuó de acuerdo con su promesa, la cumplió y la gente de su tribu gradualmente comenzó a aceptar el islam. Si la intención fuera únicamente convertir a la gente al islam por la fuerza, entonces no se les permitiría aceptar el islam gradualmente y después de comprender sus enseñanzas. Se les hubieran dicho: “O aceptáis el islam u os enfrentaréis a la espada”. Sin embargo, después de esto, cuando el Santo Profeta (sa) les transmitió el mensaje gradualmente, aceptaron el islam, porque atacar y obligar a las personas a convertirse en musulmanes es contrario a las enseñanzas del islam, así como al ejemplo y la práctica del Santo Profeta (sa).

Después de que aceptaran el islam, el Santo Profeta (sa) nombró a Hazrat Ziyad (ra) como su líder y le otorgó a su tribu una garantía escrita de protección. Esta carta de protección no habría sido necesaria si todos ellos ya se hubieran convertido al islam, lo que demuestra que algunos de ellos aún no habían aceptado el islam.

También se menciona la Expedición de Hazrat Uyainah bin Hisn al-Fazari (ra) hacia Banu Tamim. Esta expedición tuvo lugar en el mes de Muharram, 9 d.H, bajo el liderazgo de Hazrat Uyainah bin Hisn (ra).

El contexto es el siguiente: el Santo Profeta (sa) había enviado a Hazrat Bishr bin Sufyan (ra) a una rama de la tribu Juzaah, los Banu Kab, para la recolección de limosnas, es decir, los fondos del Zakat. Esta gente vivía entre la región de Suqya y la tierra de los Banu Tamim. Por orden de Hazrat Bishr bin Sufyan (ra), la riqueza de los Juzaah comenzó a ser reunida de todas las áreas y traída hasta él.

Los Banu Tamim, que aún no eran musulmanes, consideraron excesiva esta acumulación de esta riqueza y dijeron: “¿por qué se está apropiando injustamente nuestra propiedad?” y sacaron sus espadas. Los Banu Juzaah dijeron: “Hemos aceptado la fe del islam, y este es un mandamiento de nuestra religión; lo estamos cumpliendo voluntariamente. ¿Por qué os molesta?”. Pero los Banu Tamim respondieron: “¡Este Bishr bin Sufyan ni siquiera alcanzará sus camellos [vivo]!”

Al ver este estado de disputa y hostilidad, Hazrat Bishr bin Sufyan (ra) se retiró sin recoger nada y regresó. Esto ofendió profundamente a los Banu Juzaah por lo que estaban muy molestos. Atacaron a los Banu Tamim, los expulsaron y dijeron: “Si no hubiérais estado emparentados con nosotros por sangre, nunca habríais llegado vivos a vuestras ciudades. Seguramente, ahora confontaremos algún juicio por parte del Mensajero de Al’lah (sa) (es decir, debido a lo que dijeron y dejaron de pagar el Zakat), pero vosotros obstruisteis al representante del Santo Profeta (sa) y le impedisteis recolectar nuestras limosnas”.

Mientras tanto, Hazrat Bishr bin Sufyan (ra) llegó hasta el Santo Profeta (sa) y le informó de la situación. El Santo Profeta (sa) dijo: “¿Quién le dará una lección a esta tribu?”. Hazrat Uyainah bin Hisn inmediatamente se puso de pie y dijo: “Estoy listo”. El Santo Profeta (sa) lo envió con una unidad de caballería árabe de 50 hombres –ninguno de los cuales era de entre los Muhayirin o Ansar –hacia los Banu Tamim. Uyainah y sus compañeros viajaron de noche y se escondían durante el día hasta que llegaron al desierto donde estaban acampados los Banu Tamim, cuidando su ganado. Cuando los Banu Tamim vieron que se acercaba la fuerza, huyeron, dejándolo todo atrás. Once hombres, once mujeres y treinta niños fueron hechos prisioneros y llevados a Medina. Por orden del Santo Profeta (sa), los cautivos fueron mantenidos en la casa de Hazrat Ramlah bint Hariz (ra).

Más tarde, una delegación de 80 o 90 líderes de los Banu Tamim acudió ante el Santo Profeta (sa). Entre ellos se encontraban los elocuentes poetas y oradores de la tribu. Llegaron a la mezquita mientras la gente estaba esperando que el Santo Profeta (sa) dirigiera la oración del Zuhr. Los miembros de la delegación pensaron que quizás el Santo Profeta (sa) tardaba demasiado en salir, así que algunos de ellos se acercaron a su habitación y comenzaron a gritar: “¡Oh Muhammad (sa), salga fuera donde estamos nosotros!”.

Cuando el Santo Profeta (sa) salió, estas personas comenzaron a hablar con él. Luego, el Santo Profeta (sa) dirigió la oración del mediodía y, después de ofrecerla, se sentó en el patio de la mezquita. El líder de la delegación dijo: “Queremos competir con ustedes en poesía y prosa”, (es decir, pidieron competir con ellos en oratoria y poesía, para ver qué oradores y poetas de la nación eran superiores). Decían con orgullo que sus oradores eran excelentes y también lo eran sus poetas. El Santo Profeta (sa) respondió: “El propósito de mi advenimiento no es participar en concursos de oratoria y poesía” (es decir, no he sido enviado para jactarme de prosa y poesía). Mi propósito es atraer a la gente hacia Dios Altísimo. Sin embargo, ya que habéis venido con esa intención, entonces demostrad vuestra habilidad; si deseáis hacerlo, podéis hacerlo y responderemos a ello”.

A continuación, la delegación presentó a su orador, Utarid bin Hayib, quien pronunció un discurso. El Santo Profeta (sa) le dijo a Hazrat Zabit bin Qais bin Shammas que respondiera, y pronunció un discurso tan poderoso en respuesta, que superó completamente el discurso del enemigo. En ese momento, Hazrat Hassan bin Zabit no estaba presente en la reunión, por lo que el Santo Profeta (sa) lo llamó. A continuación, el poeta de la delegación, Zibrqan bin Badr, recitó sus versos.  Entonces, el Santo Profeta (sa) pidió a Hazrat Hassan que recitara su propia poesía en respuesta, por lo que Hazrat Hassan compuso una respuesta improvisada.

Cuando Hazrat Hassan terminó, los miembros de la delegación se reunieron entre ellos, e Iqra bin Habis, que había venido con ellos, exclamó abiertamente ante sus compañeros: “Su orador ha superado al nuestro, y su poeta es mucho mejor que el nuestro. Nos han superado con diferencia”. Entonces, cuando terminaron, la delegación aceptó el islam. Según algunas narraciones, Hazrat Iqra bin Habis (ra) ya había aceptado el islam anteriormente y ahora había vuelto con esta delegación.

Después de que el pueblo de Banu Tamim aceptara el islam, el Santo Profeta (sa) les devolvió a sus cautivos y les otorgó muchos regalos. Según una narración, le dio a cada miembro de la delegación 500 dirhams. Uno de los miembros de la delegación, llamado Utarid bin Hallir, que ya ha sido mencionado anteriormente, le regaló una capa al Santo Profeta (sa) después de aceptar el islam. Esta capa le había sido regalada por Cosroes, el emperador persa. Se dice que la capa era de seda muy fina y estaba bordada con oro. Cuando los Compañeros vieron su belleza y exquisitez, quedaron muy impresionados y comenzaron a tocarla. Al ver su asombro, el Santo Profeta (sa) dijo: “¿Estáis tan asombrados por esta capa? Las capas de Sa’d en el Paraíso serán mucho más suaves y mejores que estas”.

Hazrat Mirza Bashir Ahmad (ra) también comentó este incidente de manera general. Escribió: “Después de algún tiempo, cuando se enviaron ciertas telas de seda fina como regalo al Santo Profeta (sa), algunos Compañeros expresaron su asombro por su suavidad y tersura, considerándolas extraordinarias”. El Santo Profeta (sa) dijo: “¿Os maravilláis de su suavidad? Por Dios, las capas de Sa’d en el Paraíso son mucho más suaves y mejores que estas”. Su afirmación era metafórica, indicando el nivel de comodidad que Sa’d había alcanzado en el Paraíso. En realidad, tal y como establecen el Corán y el Hadiz, las bendiciones del Cielo no pueden compararse con las de este mundo, ni pueden considerarse literalmente materiales. La verdad es que las palabras utilizadas en el Corán y el Hadiz solo sirven de metáforas y similitudes, que apuntan hacia la excelencia de las recompensas celestiales.

Luego está la Expedición de Qutbah bin Aamir, que tuvo lugar en el mes de Safr, en el noveno año después de la migración. Qutbah bin Aamir recibió el mando de 20 hombres y fue enviado por el Santo Profeta (sa) a la tribu Jasm. Según una narración, fueron enviados a las afueras de Tabalah, de camino a Yemen, siendo Tabalah una ciudad situada en la tierra de Tihamah. Entre aquí y La Meca hay ocho días de viaje (aproximadamente 251 kilómetros).

Según otra narración, fueron enviados a las afueras de Bisha con instrucciones de atacar al enemigo por sorpresa. Estaban causando agitación. En el camino, capturaron a un hombre y lo interrogaron, pero el hombre fingió que no podía hablar. Cuando llegaron cerca de la tribu del hombre, este empezó a gritar de repente para avisar a sus compañeros, y el hombre fue asesinado por su engaño.

Como el enemigo ya era consciente de su presencia, los musulmanes esperaron hasta que oscureció para atacar. Se libró una feroz batalla en la que ambos bandos sufrieron graves heridas, la tribu enemiga tuvo muchas bajas y Hazrat Qutbah acabó llevándose camellos, cabras y mujeres como botín de guerra hacia Medina. Después de contabilizar los Jums [una quinta parte del botín], cada uno recibió cuatro camellos o 40 cabras del botín. En cualquier caso, fue debido a los peligrosos planes de estas personas que los musulmanes tuvieron que actuar para detenerlos.

Luego se menciona la Expedición de Dahaak bin Sufyan Kilabi, enviada hacia los Banu Qilab en el mes de Rabi’ul Awwal durante el noveno año después de la migración. El Santo Profeta (sa) envió a Hazrat Dahaak bin Sufyan Kilaabi hacia los miembros de la tribu de Dahaak, los Bani Kilaab, ubicados en Qurata. Qurata es el nombre de una rama de la tribu Banu Bakr que vivía a unos siete días de viaje de la bendita ciudad de Medina. Se reunieron con ellos en Dhu al-Yalawah, en Nayad. Les transmitieron el mensaje del islam, pero los miembros de la tribu rechazaron el mensaje. La situación se deterioró hasta que estalló la lucha. Los musulmanes derrotaron al pueblo de Qurata y regresaron con el botín.

También hubo un incidente inspirador que tuvo lugar durante esta expedición. Salama bin Qurt era un incrédulo y uno de los líderes enemigos, aunque su hijo Asyad bin Salama, que ya se había convertido al islam, luchaba en nombre de los creyentes en este ejército. Cuando el enemigo no pudo hacer frente a la fuerza del ataque musulmán y comenzó a retirarse, el padre de Hazrat Asyad, Salama, se encontraba entre ellos. Cuando Asyad persiguió a su padre, este saltó al agua con su caballo. Asyad siguió a su padre y una vez más lo invitó a convertirse al islam, con la esperanza de que, de alguna manera, se salvara del fuego del Infierno, pero su padre respondió insultándolo. Cuando el hijo vio que su padre no cambiaba de actitud, le cortó las tendones a su caballo, mientras otro hombre vino y mató a su padre.

Aunque hay otra narración que dice que cuando Asyad llegó a Medina y aceptó el islam, su anciano padre le escribió una carta que contenía poesía, en la que expresaba su consternación por tener que ver cómo su hijo le desobedecía en su vejez, y se burlaba de su aceptación del islam (del hijo). También escribió preguntando por qué Asyad había abandonado a su anciano padre y se había convertido al islam. Cuando Asyad vio esta carta, se presentó ante el Santo Profeta (sa) y le explicó toda la situación, y le pidió permiso para escribir una respuesta a su padre, a lo que el Santo Profeta (sa) le dio permiso para escribir una carta de invitación al islam, tras lo cual su padre aceptó el islam. Esta narración también existe.

Luego se menciona la Expedición de Hazrat Alqamah bin Muyazziz (ra) hacia Yeddah. Ibn Sa‘d escribe que esta expedición tuvo lugar en Rabi al-Zani, en el año 9 d.H., mientras que otras narraciones registran que ocurrió en Safar, 9 d.H.

Se informó al Santo Profeta (sa) de que algunos guerreros de Abisinia habían desembarcado en la costa de Yeddah. Según algunos informes, tenían la intención de llevar a cabo incursiones contra el pueblo de La Meca. Un libro registra que cruzaron el mar para causar daño a los musulmanes.

Yeddah es una ciudad situada en la costa al oeste de La Meca. Así sigue siendo hoy en día, siendo una de las principales ciudades del Hiyaz. La distancia entre La Meca y Yeddah es de aproximadamente 75 kilómetros, mientras que la distancia entre Medina y Yeddah es de unas 250 millas.

El Santo Profeta (sa) envió a Hazrat Alqamah (ra) con un contingente de 300 hombres. Cuando los que habían llegado desde Abisinia a la costa de Yeddah se enteraron de la llegada de Hazrat Alqamah, subieron a sus barcos y huyeron por mar. Hazrat Alqamah (ra) los persiguió hasta una isla.

Un incidente notable de esta expedición se registra de la siguiente manera: Hazrat Abu Sa‘id Judri (ra) relata: “El Santo Profeta (sa) nombró a Alqamah bin Muyazziz comandante de un determinado ejército, y yo formaba parte de ese contingente. Cuando llegamos a nuestro destino y, tras completar la misión, nos preparábamos para regresar rápidamente, un grupo solicitó permiso a su comandante para adelantarse. Les concedió permiso y nombró a  Abdul’lah bin Hudhafah Sahmi (ra)  como su líder. Este hombre tenía un temperamento bromista. Mientras viajaban, se detuvieron y encendieron una hoguera para calentarse.

Se narra en  Sunan Ibn Mayah  que Abdul’lah Sahmi (ra) les dijo: “¿No tengo yo derecho sobre vosotros a que me escuchéis y me obedezcáis?”. Ellos respondieron: “En efecto”. Dijo: “Entonces, ¿obedeceréis cualquier orden que os dé?”. Respondieron: “Sí”. Luego dijo: “Os ordeno que os arrojéis al fuego”. Algunos se levantaron, listos para saltar. Cuando vio que estaban a punto de hacerlo, dijo: “¡Deteneos, solo estaba bromeando con vosotros!”

Cuando regresaron y se informó de este incidente al Santo Profeta (sa), dijo:

[Árabe]

“Si alguno de vuestros líderes os ordena desobedecer a Dios, no le obedezcáis”.

En otra narración, el Santo Profeta (sa) dijo:

[Árabe]

“No hay obediencia si implica desobedecer a Dios; la obediencia solo existe en lo que es ‘maruf’ [de acuerdo con las enseñanzas de Al’lah]”

Otra narración afirma que cuando este incidente fue presentado ante el Santo Profeta (sa), se disgustó mucho y dijo:

[Árabe]

“Si hubieran entrado en él, nunca habrían salido de él hasta el Día de la Resurrección. La obediencia solo está en lo que es ‘maruf’”.

Hazrat Musleh Maud (ra) también citó este incidente, explicando que la obediencia no se aplica en asuntos que contradicen la Sharia. Dijo: “En una ocasión, el Santo Profeta (sa) nombró a un Compañero como comandante de una pequeña expedición. Durante el viaje, ese comandante dio una instrucción que algunos compañeros no siguieron, por lo que se enfadó y dijo: “El Mensajero de Dios (sa) me nombró vuestro líder, y también dijo que quien obedezca a mi comandante designado me obedece a mí, y quien le desobedezca me desobedece a mí”. Puesto que soy el representante del Mensajero de Dios(sa), ¿por qué me desobedecisteis?”. Los Compañeros respondieron: “Te obedeceremos”. El comandante dijo: “Muy bien, ahora veré si realmente obedecéis”. Ordenó que se encendiera un fuego y, cuando ardía dijo: “Arrojáos al fuego”. Algunos se dispusieron a hacerlo, pero otros los detuvieron, diciendo: “La obediencia es en materia de religión; esta gente no conoce la Sharia. Esta orden es contraria a la Sharia (Ley islámica), ya que está prohibido dar nuestras vidas saltando a este fuego”. Dios Altísimo ha prohibido el suicidio. Cuando el asunto se presentó ante el Santo Profeta (sa), aprobó a quienes se habían negado y dijo que saltar al fuego habría sido, efectivamente, ilegal.

Luego se menciona la Expedición de Hazrat Ali (ra) hacia los Fuls de la tribu Banu Tayy. Esto tuvo lugar en el mes de Rabi al-Zani, en el año 9 d.H.

Fuls era un ídolo situado en la región de Nalld, y la tribu de Tayy solía adorarlo, ofreciéndole sacrificios e incluso dedicándole armas. El Santo Profeta (sa) envió a Hazrat Ali (ra) con 150 hombres de entre los Ansar, junto con 100 camellos y 50 caballos, para derribar este ídolo, Fuls, de los Banu Tayy. Una característica distintiva de esta expedición fue que, aparte de Hazrat Ali (ra), todos los demás eran de los Ansar; ninguno de los Muhayirin les acompañó.

Banu Tayy era una famosa tribu árabe que residía cerca de Siria. Para esta expedición, el Santo Profeta (sa) le dio a Hazrat Ali (ra) un gran banderín negro y una bandera blanca más pequeña.

Hazrat Ali (ra) atacó al amanecer y destruyó el ídolo de Fuls. Se tomaron muchos cautivos y rebaños de ganado. Esta era la tribu del famoso y generoso jefe Hatim al-Tayy, y entre los cautivos se encontraba su hija Saffanah.

El hijo de Hatim,  Adi, que era el jefe tribal, huyó hacia Siria. Hazrat Abu Qatadah (ra) fue designado para custodiar a los cautivos, mientras que  Abdul’lah bin Atiq (ra)  se encargó del ganado.

De los botines de guerra, una quinta parte se reservó para el Santo Profeta (sa), y el resto se distribuyó entre los soldados. Sin embargo, la hija de Hatim, Safanah, no fue incluida en la división; fue llevada como prisionera a Medina.  Safanah, la hija de Hatim Tai, fue recluida junto con el resto de los prisioneros en una tienda situada a las puertas de la mezquita del Profeta. Safanah era una mujer valiente e inteligente. Cuando el Santo Profeta (sa) pasó junto a su tienda, ella se levantó por respeto hacia él y dijo: “Oh, Mensajero de Dios (sa), mi padre ha fallecido y mi hermano, que era mi tutor, ha huido”. Tráteme con amabilidad, Dios le recompensará. El Santo Profeta (sa) preguntó: “¿Quién es tu tutor?” Ella respondió que era Adi bin Hatim Tai. El Santo Profeta (sa) dijo: “¿La misma persona que ha huido de Dios y de Su Mensajero (sa)?”. Después de decir esto, el Santo Profeta (sa) se marchó. Al día siguiente, cuando el Santo Profeta (sa) pasó por el mismo lugar, Safanah dijo lo mismo que había dicho el día anterior, y el Santo Profeta (sa) también le dio la misma respuesta que el día anterior y se marchó, lo que entristeció a Safanah. Al tercer día, cuando el Santo Profeta (sa) pasó junto a su tienda, Hazrat Ali (ra) estaba con él, caminando detrás. Hazrat Ali (ra) hizo un gesto a Safanah para que se levantara y presentara su petición una vez más. Ella inmediatamente se puso de pie por respeto y presentó la misma petición ante el Santo Profeta (sa). El Santo Profeta (sa) aceptó su petición. Ahora eres libre, pero no te apresures en marcharte de aquí. Cuando encontremos a alguien de confianza, te enviaremos con él a tu hermano en Siria.

Según otra narración, ella le pidió al Santo Profeta (sa) que mostrara bondad liberándola, y así el Santo Profeta (sa) la liberó como un acto de bondad. Como resultado, se hizo musulmana. También hay una narración que menciona que ella se convirtió al islam antes de ser liberada, o inmediatamente después de ser liberada.

Unos días más tarde, algunas personas de los Banu Juzah llegaron a Medina con la intención de viajar a Siria. Safanah se enteró de ellos, por lo que le comunicó al Santo Profeta (sa) que confiaba en esas personas y le pidió permiso para ir a Siria con ellas. El Santo Profeta (sa) le concedió permiso y también le dio ropa, un animal para montar y provisiones para el viaje.

Partió de allí y llegó hasta su hermano Adi en Siria. Cuando llegó a Siria y se reunió con su hermano, se burló de él diciéndole que había huido con su mujer y sus hijos, pero que había abandonado a su hermana y su honor. Al oír esto, su hermano le pidió perdón y le expresó su vergüenza. Poco después, Adi le preguntó a su hermana: “Dime qué piensas de Muhammad (sa)”. Safanah, que se había convertido al islam tras observar el carácter moral del Santo Profeta (sa), dijo: “Por Dios, creo que deberías ir a verlo tan pronto como puedas”. Si realmente es un profeta, entonces quien acuda a él rápidamente encontrará el éxito. Si él es un rey, eso no afectará en absoluto a tu honor y dignidad. Adi dijo: “Es un buen consejo”. Luego se preparó rápidamente y se dirigió a Medina.

El Santo Profeta (sa) estaba sentado en la mezquita. Adi se presentó y el Santo Profeta (sa) lo llevó consigo a su casa. En el camino, una anciana detuvo al Santo Profeta (sa) para hablar con él o hacerle una pregunta. El Santo Profeta (sa) permaneció allí durante bastante tiempo para hablar con la anciana. Adi, observando todo esto, pensó para sí mismo que una persona que se detiene ante la petición de una anciana de esta manera no puede ser un rey. Al llegar a su casa, cuando el Santo Profeta (sa) le ofreció a Adi un cojín de cuero relleno de hojas de palmera datilera para que se sentara, Adi dijo que el Santo Profeta (sa) debía sentarse en él, pero el Santo Profeta (sa) respondió: “No, tú debes sentarte en él”, y luego se sentó en el suelo. Ante esto, Adi volvió a pensar para sí mismo: “Por Dios, este hombre no puede ser un rey”.

El Santo Profeta (sa) entabló una conversación con él, hablando sobre la religión de Adi y sobre algunos asuntos personales. Estos asuntos incluían cosas que nadie más que Adi conocía. Esto convenció a Adi de que él era sin duda un profeta, y dijo: “me he convencido de que realmente es un Mensajero de Dios, porque le han sido reveladas cosas que eran secretas”.

Hazrat Adi (ra) narra: “El Santo Profeta (sa) dijo: ¡’Oh, Adi! Acepta el islam y recibirás protección'”. Dije que ya profesaba una religión. El Santo Profeta (sa) dijo: “Conozco tu religión mejor que tú mismo”. Le pregunté cómo era posible que él supiera más sobre mi religión que yo. El Santo Profeta (sa) dijo: “Sí, sé más sobre tu religión que tú mismo”. Entonces, el Santo Profeta (sa) dijo: “¿No sigues la religión de Raqusi, que es una mezcla entre el cristianismo y el sabaísmo?”. Le dije que efectivamente así era. El Santo Profeta (sa) dijo: “¿No eres tú el líder de tu pueblo?”. Respondí afirmativamente. El Santo Profeta (sa) dijo: “Como líder, ¿no te quedas con una cuarta parte del botín?”. Dije que efectivamente había conservado esa cantidad. El Santo Profeta (sa) dijo: “Ni siquiera está permitido en tu religión que conserves esta cantidad”. Sentí remordimiento y vergüenza. Entonces, el Santo Profeta (sa) dijo: “¡Oh, Adi! Quizás la pobreza de los musulmanes te impide unirte a esta fe. Por Dios, pronto habrá una afluencia de tanta riqueza que no encontraréis personas que la reclamen. O quizás la gran cantidad de oponentes te lo impide (quizás la gran cantidad de oponentes del islam lo detenía a él). Por Dios, pronto oirás que una mujer viajará sola en su camello desde Hira y realizará la peregrinación a la Casa de Dios, la Kaaba, sin ningún temor. Quizás sea también este factor el que les impide abrazar la fe: que actualmente la autoridad y la soberanía residen en otros. Sin embargo, por Dios, no está lejos el día en que oirán que los palacios blancos de Babilonia se abren a los creyentes, y los tesoros de Cosroes se descubren ante ellos”. El Santo Profeta (sa) repitió esta [profecía] tres veces.

Adi relata que al presenciar el carácter noble del Santo Profeta (sa) y escuchar sus palabras, aceptó el islam. Hazrat Adi relató el incidente de su aceptación del islam y mencionó que fue testigo de que una mujer sola viajaba desde Hira y realizaba los circuitos [Tawaf] de la Casa de Dios sin ninguna compañía. Además, él mismo formó parte de la expedición que condujo a la conquista del imperio persa.

Tras aceptar el islam, Hazrat Adi honraba con esmero los mandamientos islámicos. Siempre permanecía en estado de ablución, era extremadamente diligente y se preocupaba por la observancia de la oración.

En cuanto a quienes plantean repetidamente la pregunta de si una mujer debe tener un mahram [tutor masculino] para viajar al Hall, esta estipulación era necesaria debido a las circunstancias de la época. He abordado esta cuestión en múltiples ocasiones. Sin embargo, esta misma narración respalda la idea de que es posible que una mujer viajara sola, ya que el propio Hazrat Adi testificó haber visto a una mujer viajar sola desde Hira para realizar la peregrinación, sin un mahram que la acompañara.

Poco después de la expedición liderada por Hazrat Ali (ra), una delegación de la tribu de Tay llegó ante el Santo Profeta (sa) y aceptó el islam.

Luego se menciona la Expedición de Ukashah bin Miḥṣan, que fue enviada a Yanab. Esto tuvo lugar en el mes de Rabi al-Zani, el noveno año después de la Hégira. Esta expedición tuvo lugar en la región norte de Medina, entre las tribus de Udhrah y Bali, que residían en sus alrededores. Algunas narraciones también se refieren a esta zona como “Yabbab”. No se proporcionan muchos detalles sobre esta expedición, aparte de la confirmación de que efectivamente ocurrió.

Ahora, daré algunos detalles introductorios sobre la Batalla de Tabuk. Esta campaña tuvo lugar en el mes de Rayab, en el noveno año después de la Hégira, correspondiente a septiembre del 630 d. C. Tras la Batalla de Taif, el Santo Profeta (sa) partió hacia Tabuk en Rayab, en el año 9 después de la Hégira. Esta fue la última batalla en la que participó durante su bendita vida.  Tabuk se encuentra aproximadamente a 685 kilómetros de Medina, y la campaña recibió su nombre del manantial de Tabuk, cerca del cual acampó el ejército.

Al acercarse a la zona, el Santo Profeta (sa) dijo a sus Compañeros:

[Árabe]

“Si Dios quiere, mañana llegaréis al manantial de Tabuk”.

El Sagrado Corán se refiere a la batalla de Tabuk como Saat al-Usr, la hora de la dificultad, y por eso esta campaña también se conoce como Ghazwat al-Usr, debido a las graves dificultades que soportaron los musulmanes. Estas incluían el calor extremo, la inmensidad del viaje, la escasez de monturas y una grave escasez de agua durante el viaje. También faltaban recursos económicos para preparar al ejército. Debido a estas inmensas pruebas, este ejército se llamó Yaish al-Usrah, que significa “Ejército de la dificultad”. Esta expedición también se conoce como Ghazwat al-Fadihah (“la Batalla del desenmascaramiento”), porque en árabe, Fadahat significa exponer o revelar, ya que muchos hipócritas fueron expuestos, lo que condujo a su mayor deshonra y humillación, y por eso recibió este nombre.

¿Cuáles fueron las causas, los factores y el contexto de la Batalla de Tabuk? Los habitantes de Medina se encontraban constantemente bajo la amenaza de invasión de fuerzas extranjeras, en particular de los Banu Ghassan, quienes contaban con el apoyo de los romanos. También habían informes que indicaban que tanto los romanos como los gasánidas se preparaban para la guerra. Respecto al temor de un ataque gasánida, el propio Hazrat Umar (ra) relata: “Siempre temíamos un asalto de los gasánidas. Parecía que podían lanzar un ataque en cualquier momento”.

La causa inmediata de la Batalla de Tabuk, como se menciona en una narración, fue que un grupo de comerciantes que habían llegado a Medina desde Siria con aceite de oliva informaron a los musulmanes que los romanos habían reunido un ejército masivo en Siria y que Heraclio había proporcionado a estos soldados y a sus aliados provisiones para un año completo. A ellos se unieron las tribus de Lajm, Yuzam, Amilah, Ghassan y otros clanes cristianos, y su vanguardia había avanzado hasta Balqa. Balqa era una región de Siria situada entre Damasco y Wadi al-Qura.

Otra razón mencionada en ciertas narraciones es que los árabes cristianos escribieron a Heraclio diciéndole que el hombre que afirmaba ser profeta, Muhammad (sa), había fallecido (Dios no lo quiera), que sus seguidores sufrían hambruna y que su ganado había perecido. Escribieron que este era el momento más oportuno para atacarlos y establecer el dominio del cristianismo. Al oír esto, Heraclio envió a su general con un ejército de 40.000 soldados. El nombre de este general era Qubaz o Zannad. Cuando el Santo Profeta (sa) recibió noticias sobre este ejército, ordenó la preparación de su propio ejército.

La causa subyacente parece haber sido que, tras la conquista de La Meca y la derrota decisiva de la poderosa tribu de Hawazin en la batalla de Hunain, los musulmanes habían ganado influencia sobre todas las tribus que rodeaban Arabia. Al presenciar esto, judíos, cristianos e hipócritas conspiraron juntos una vez más. Tras ver fracasar todos sus esfuerzos anteriores, decidieron buscar ayuda de la entonces superpotencia, sl César de Roma, y así idearon un plan peligroso. Por un lado, establecieron contacto con el emperador romano y lo persuadieron de enviar su ejército para aniquilar a los musulmanes. Por otro lado, los hipócritas de Medina comenzaron a difundir rumores de que el emperador romano se preparaba para enviar sus fuerzas a Medina con el objetivo de destruir por completo a Muhammad (sa) y a todos los musulmanes. De esta manera, los hipócritas y otros opositores deseaban que el propio Santo Profeta (sa) marchara hacia Siria para enfrentarse a los romanos, y en cualquier caso, ya fuera por las dificultades del viaje o en la batalla contra los romanos, su muerte sería inevitable (Dios no lo quiera).

En cualquier caso, este era su deseo. Los detalles de este incidente, que son extensos, se mencionarán más adelante, si Dios quiere.

Hoy, en la Mezquita Mahdi de Gol Bazar Rabwah, terroristas lanzaron un ataque, y cinco o seis de nuestros miembros han resultado heridos. Dos de ellos se encuentran en estado grave y están siendo sometidos a operación quirúrgicas. ¡Dios quiera que su situación haya mejorado y conceda Su gracia a los demás heridos! Quienes resultaron gravemente heridos recibieron disparos en el abdomen. Nuestro agente de seguridad también disparó y mató a uno de los terroristas, mientras que el otro huyó del lugar. Esto es según los últimos informes; más detalles se darán próximamente.

¡Que Dios Altísimo detenga pronto a los terroristas, a quienes violan la ley y a los opositores de la Comunidad! El gobierno del Punjab y el Ministro Principal afirman haber controlado el 100% de la delincuencia en el Punjab y que no quedan más criminales. Sin embargo, los ataques diarios contra los ahmadíes, martirizándolos, hiriéndolos e incendiando sus propiedades, no lo consideran delito. ¡Que Dios Altísimo conceda sabiduría a estos gobiernos y manifieste rápidamente su señal en apoyo a la Comunidad!

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