Jalifas guiados – Hazrat Abu Bakr (ra)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
Contenidos relacionados por temas

Jalifas guiados – Hazrat Abu Bakr (ra)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

SERMÓN DEL VIERNES, 23 de SEPTIEMBRE de 2022.

Pronunciado en la Mezquita Mubarak de Islamabad (Tilford, Surrey), en el Reino Unido.

Después de recitar el Tashahud, el Taawwuz y el Surah Al-Fatihah,

Hazrat Mirza Masrur Ahmad, Jalifatul Masih V (atba), pronunció lo siguiente:

He estado mencionando las cualidades de Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra) y hoy continuaré narrando más sobre ellas.

Hazrat Aisha (ra) relata que con respecto al versículo [del Sagrado Corán, 3:173]:

“En cuanto a los que respondieron a la llamada de Al’lah y del Mensajero,

después de que sufrieran una herida,

sepan que quienes de entre ellos hagan el bien y actúen piadosamente

tendrán una magnífica recompensa”.

Con respecto a este [versículo], Hazrat Aisha (ra) le dijo a Hazrat Urwah (ra):

“¡Oh hijo de mi hermana! Tu padre, Hazrat Zubair (ra) y [también] Hazrat Abu Bakr (ra) estaban entre esos individuos [que respondieron a la llamada del Mensajero (sa)], cuando el Santo Profeta Muhammad (sa) fue herido el día de Uhud y los idólatras habían huido, aunque el Santo Mensajero de Dios (sa) temió que regresaran. [Por eso], el Santo Profeta (sa) preguntó: ‘¿Quién irá tras ellos?’. Entonces, 70 hombres se presentaron para esa tarea”.

[Al escuchar esto], Hazrat Urwah (ra) confirmó:

“Hazrat Abu Bakr (ra) y Hazrat Zubair (ra) ciertamente estaban entre ellos”.

Cuando la Batalla de Uhud llegó a su fin, Abu Sufian estaba en un valle y prometió librar otra guerra en Badr durante los mismos días del año siguiente. El Profeta (sa) estuvo de acuerdo con esto, por lo que Abu Sufian inmediatamente tomó su ejército y partió hacia La Meca.

Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) ha mencionado los incidentes que siguieron a continuación de la siguiente manera:

“El Santo Profeta Muhammad (sa) envió inmediatamente un grupo de setenta Compañeros (ra) en persecución del ejército de los qureish, que incluía además a Hazrat Abu Bakr (ra) y Hazrat Zubair (ra). Esta es la narración de Bujari. [Ahora bien], la manera en que la mayoría de los historiadores describen este relato es que el Santo Profeta (sa) envió a Hazrat Ali (ra); o, a la luz de varias narraciones, a Hazrat Sad bin Abi Waqqas (ra), a seguir los pasos de los qureish y le dio instrucciones de traer noticias sobre si ese ejército qureish tenía la intención de atacar Medina. El Mensajero de Al’lah (sa) continuó diciéndole que si los qureish iban montados en sus camellos y llevaban sus caballos sin montar, entonces deberían quedarse tranquilos pues regresaban a La Meca y no tenían la intención de atacar Medina. Sin embargo, si estaban montados en sus caballos, entonces sabrían que su intención no era buena. [Por lo tanto], el Santo Profeta (sa) le instruyó estrictamente que si el ejército de los qureish se dirigía hacia Medina, debería ser informado de inmediato y en un estado de gran pasión proclamó: ‘En este momento, si los qureish atacan Medina, por Dios, lucharemos contra ellos y les daremos de su propia medicina’. Así, los hombres enviados por el Profeta (sa) se fueron y regresaron rápidamente con las buenas noticias de que el ejército de los qureish se dirigía hacia La Meca”.

 Hazrat Anas bin Malik (ra) relata que tras la muerte del Santo Profeta Muhammad (sa), Hazrat Abu Bakr (ra) le dijo a Hazrat Umar (ra):

“Ven con nosotros a ver a Umm-e-Ayman (ra) y hagámosle una visita de la misma forma que el Mensajero de Dios (sa) la hubiera visitado”.

Hazrat Anas (ra) continúa diciendo:

“Cuando llegamos hasta ella comenzó a llorar y ambos le preguntaron: ‘¿Por qué lloras? Todo lo que está con Al’lah es mejor para Su Mensajero (sa)’. Ante esto, ella contestó: ‘Sé que todo lo que está con Dios es mejor para Su Mensajero (sa). No obstante, lloro porque la revelación que descendió de los Cielos ahora ha llegado a su fin”.

Finalmente, Hazrat Anas (ra) dice que Umm-e-Ayman (ra) también los emocionó y comenzaron a llorar con ella.

[Por otra parte], el Santo Profeta (sa) expresó esto:

“¡Oh pueblo! Al’lah me ha enviado a vosotros, pero dijisteis: eres un mentiroso’. Sin embargo, Abu Bakr (ra) afirmó que ‘eres verdadero’ y demostró su simpatía hacia mí a través de [los sacrificios de] su vida y su riqueza”.

 En relación a este tema, Hazrat Musleh Maud, Jalifatul Masih II (ra), escribe:

“Fue solo Hazrat Abu Bakr (ra) en relación a quien el Santo Profeta (sa) dijo: ‘Todos vosotros me rechazasteis, pero fue Abu Bakr (ra) en quien no encontré ninguna debilidad”.

 Con motivo del “Tratado de Hudaibiyah”, cuando se estaba haciendo un acuerdo de paz entre el Santo Profeta Muhammad (sa) y los qureish, y además el Mensajero de Al’lah (sa) devolvió a Abu Yandal de acuerdo con las condiciones del acuerdo, los Compañeros (ra) se sintieron completamente abrumados.

Explicando esto, Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) relata que:

“Los musulmanes estaban presenciando esta escena y en la indignación religiosa, sus ojos se llenaron de rabia, pero por respeto permanecieron en silencio ante el Santo Profeta (sa). Al final, Hazrat Umar (ra) no pudo soportarlo más, [por lo que] se acercó al Profeta (sa) y le preguntó con voz temblorosa: ‘¿No eres tú el veraz Mensajero (sa) de Dios?’. El Santo Profeta Muhammad (sa) respondió: ‘Sí, ciertamente lo soy’. [Entonces], Hazrat Umar (ra) añadió: ‘¿No estamos en la verdad y nuestro enemigo en la falsedad?’. El Santo Profeta (sa) replicó: ‘Sí, de hecho es así’.

Por eso, al ver este estado de Hazrat Umar (ra), el Profeta (sa) dijo de manera concisa: ‘¡Mira hacia aquí, Umar! Yo soy el Mensajero de Al’lah (sa), entiendo la voluntad de Dios y no puedo actuar en contra de ella; y Él es quien será mi Ayudante’.

No obstante, la indignación en el estado de ánimo de Hazrat Umar (ra) iba de menos a más y empezó a decir: ‘¿No anunciaste que realizaríamos el ‘Tawaf’ [dar vueltas] alrededor de la Kaaba?’. [Ante esto], el Santo Profeta Muhammad (sa) precisó: ‘Sí, de hecho lo hice, pero ¿acaso también dije que ese ‘Tawaf’ definitivamente sería este año?’. Hazrat Umar (ra) respondió: ‘No, no lo hiciste’. [A continuación], el Santo Profeta (sa) añadió: ‘Entonces ten paciencia’. Si Dios quiere, ciertamente entrarás en La Meca y realizarás el ‘Tawaf’ de la Kaaba”.

Sin embargo, en este estado de emoción, Hazrat Umar (ra) no se quedó satisfecho, aunque  debido al gran respeto que infundía el Mensajero de Dios (sa), Hazrat Umar (ra) se fue y fue a ver a Hazrat Abu Bakr (ra); y [encontrándose] todavía en ese estado de emoción, volvió a hacer la misma pregunta y Hazrat Abu Bakar (ra) respondió de la misma manera que el Santo Profeta (sa). En este sentido, Hazrat Abu Bakr (ra) también le aconsejó: ‘¡Oh Umar (ra), mira aquí! ¡Contrólate y no permitas que tu agarre a la cuerda del Mensajero de Al’lah (sa) se afloje! Por Dios, este hombre, en cuya mano hemos puesto las nuestras, es sin duda alguna veraz’.

Hazrat Umar (ra) dijo eso en ese momento debido a su estado emocional, pero más tarde se sintió sumamente arrepentido. Además, para eliminar los efectos de esa debilidad y como forma de arrepentimiento, realizó muchos actos voluntarios como forma de expiación. En otras palabras, dio limosnas, ayunó, ofreció oraciones voluntarias e incluso liberó a numerosos esclavos para que dicha mancha de debilidad se limpiase”.

 Hazrat Musleh Maud, Jalifatul Masih II (ra), también ha mencionado este incidente y relata:

“Una vez, el Santo Profeta Muhammad (sa) se dirigió a los Compañeros (ra) y exclamó: ‘Os he dado muchos mandamientos y he observado que hay una sensación de falta de voluntad, incluso en algunos de los más sinceros de entre vosotros. Por el contrario, nunca he visto que ese sea el caso de Abu Bakr (ra)’.

En el incidente del ‘Tratado de Hudaibiyah’, una persona, que fue Hazrat Umar (ra), se sintió perturbado y en ese mismo estado, fue a Hazrat Abu Bakr (ra) y dijo: ‘¿No fue la promesa de Dios que podríamos realizar la Umrah?’. [Al oír esto], Hazrat Abu Bakr (ra) respondió: ‘Sí, Al’lah nos había prometido eso’. Hazrat Umar (ra) luego añadió: ‘¿No fue la promesa de Dios para nosotros que nos ayudaría y apoyaría?’. Hazrat Abu Bakr (ra) replicó: ‘Sí, lo fue’’. [A continuación] Hazrat Umar (ra) declaró: ‘En ese caso, ¿pudimos realizar la Umrah?’; a lo que Hazrat Abu Bakr (ra) respondió: ‘¡Oh Umar, Al’lah no dijo que seríamos capaces de realizar la Umrah en este mismo año!’. Hazrat Umar (ra) entonces declaró: ‘¿Se nos concedió ayuda y victoria?’; y Hazrat Abu Bakr (ra) puntualizó: ‘Dios y su Mensajero (sa) saben mejor lo que significa recibir ayuda y la victoria’.

De todas formas, estas respuestas no pudieron consolar a Hazrat Umar (ra) y, en ese estado de ansiedad, se dirigió al Santo Profeta (sa) y humildemente le expuso: ‘¡Oh Mensajero de Al’lah (sa)! ¿Acaso Dios no nos prometió que entraríamos en La Meca para realizar el Tawaf?’. El Santo Profeta Muhammad (sa) respondió afirmativamente. Hazrat Umar (ra) afirmó entonces: ‘¿No somos una Comunidad Divina a la que Al’lah le prometió ayuda y la victoria?’. El Santo Profeta (sa) respondió afirmativamente. Hazrat Umar (ra) entonces manifestó: ‘¡Oh Mensajero (sa)! ¿Pudimos realizar la Umrah?’. El Santo Profeta (sa) replicó: ‘¿Cuándo decretó Dios que realizaríamos la Umrah en este mismo año?’. [En fin], yo estaba convencido de que realizaríamos la Umrah este mismo año, aunque Al’lah no había especificado esto en Su promesa’.

A continuación, Hazrat Umar (ra) preguntó: ‘Entonces, ¿qué significa la promesa de recibir ayuda y la victoria?’. El Profeta (sa) replicó: ‘La ayuda de Dios seguramente llegará y la promesa que nos hizo se cumplirá pase lo que pase’. [En este sentido], la respuesta que dio Hazrat Abu Bakr (ra) fue la misma que ofreció el Santo Profeta Muhammad (sa)”.

Ambas narraciones difieren solo en que, en primera instancia, Hazrat Umar (ra) fue primero al Santo Profeta (sa) y después hacia Hazrat Abu Bakr (ra); mientras que Hazrat Musleh Maud (ra) ha mencionado el mismo incidente, aunque ha dicho que Hazrat Umar (ra) fue primero a Hazrat Abu Bakr (ra) y luego al Profeta (sa).

[Por otra parte], Hazrat Abu Hureirah (ra) narra:

“Había dos hombres que se calumniaban el uno al otro. Uno de ellos era musulmán y el otro judío. El musulmán dijo: ‘Juro por Aquel que ha concedido a Muhammad (sa) la superioridad sobre todos los mundos’. Por otro lado, el judío proclamó: ‘Juro por Aquel que concedió a Moisés (as) la superioridad sobre todos los mundos’. Al oír esto, el musulmán levantó la mano y abofeteó al judío en la cara. Entonces, el judío fue al Santo Profeta (sa) y le contó lo que había ocurrido entre el musulmán y él. El Profeta (sa) llamó al musulmán y le preguntó qué había sucedido. El hombre musulmán explicó todo y al escucharlo el Mensajero de Dios (sa) dijo: ‘No me deis la superioridad sobre Moisés (as)’.”

[Pues bien], en el comentario de este hadiz se afirma que el musulmán que abofeteó al judío fue Hazrat Abu Bakr (ra). Este hadiz ha sido narrado en Bujari.

[Por su parte], Hazrat Musleh Maud (ra) menciona este incidente de la siguiente manera:

“El Santo Profeta Muhammad (sa) se preocupó inmensamente por los sentimientos de los seguidores de otras religiones. Una vez, en presencia de Hazrat Abu Bakr (ra), un judío proclamó: ‘Juro por Moisés (as), a quien Dios le concedió superioridad sobre todos los Profetas’. Al escuchar esto, Hazrat Abu Bakr (sa) lo abofeteó y cuando el Santo Profeta (sa) se enteró de esto, amonestó a dicho hombre, que en realidad era Hazrat Abu Bakr (ra)”.

Hazrat Musleh Maud (ra) afirma además:

“Observad que, bajo un gobierno musulmán, un judío dio superioridad a Moisés (as) sobre el Santo Profeta Muhammad (sa) y habló de una manera que enfureció incluso a un hombre de corazón blando como Hazrat Abu Bakr (ra), lo que provocó que abofeteara al judío. No obstante, el Profeta (sa) amonestó a Hazrat Abu Bakr (ra) y declaró: ‘¿Por qué has hecho tal cosa? Él tiene derecho a tener cualquier creencia que quiera’.”

[En otras palabras], si esa era su creencia, se le permitía declararla.

[Por otro lado], mientras menciona el amor y la devoción de Hazrat Abu Bakr (ra) por el Santo Profeta (sa), Hazrat Musleh Maud, Jalifatul Masih II (ra), escribe:

“La relación de Hazrat Abu Bakr (ra) con el Santo Profeta Muhammad (sa) fue de puro amor. Cuando el Mensajero (sa) partió de La Meca hacia Medina, incluso en ese momento, este vínculo era de gran amor; y cuando llegó el momento de la muerte del Santo Profeta (sa), ese amor seguía siendo el mismo.

Luego, en el momento en que al Mensajero de Dios (sa) se le reveló [el capítulo 110, Sura An-Nasr]:

‘Cuando llega la ayuda de Al’lah y la victoria,

y ves a los hombres entrar en la religión de Al’lah en masa,

glorifica a tu Señor con Su alabanza y pide Su perdón.

En verdad, Él es Remisorio con compasión’,

[versículo] que transmitía indirectamente la noticia de su inminente fallecimiento, estaba dando un sermón y mencionó la revelación de estos versículos, por lo que declaró: Al’lah ha permitido que un siervo Suyo elija entre Su cercanía y compañía, o el éxito mundano. Así, yo he dado preferencia a la cercanía y compañía de Al’lah’.

Al escuchar estos versículos, los rostros de los Compañeros (ra) se iluminaron de alegría y todos glorificaron a Dios Altísimo y dijeron: ‘Toda la alabanza le pertenece a Al’lah porque tales días han llegado’. Sin embargo, mientras todos estaban llenos de gozo, Hazrat Abu Bakr (ra) gritó en voz alta y comenzando a llorar incontroladamente exclamó: ‘¡Oh Mensajero de Dios (sa), que nuestras madres y padres y esposas e hijos sean sacrificados por ti! Estamos dispuestos a sacrificar cualquier cosa y todo por ti’.

Al igual que [algunas veces] se sacrifica una cabra por un ser querido enfermo, Hazrat Abu Bakr (ra) se ofreció a sacrificarse junto con todos sus seres queridos por el Santo Profeta (sa) Muhammad. Entonces, al verle y oírle llorar, algunos Compañeros (ra) preguntaron: ¿Qué le ha pasado a este anciano? Al’lah le dio a un hombre la opción de elegir entre Su compañía o el éxito mundano, y prefirió la compañía de Al’lah. Así pues, ¿por qué está llorando?’.

En esos versículos se anunciaba la promesa de victorias para el Islam e incluso grandes Compañeros (ra) como Hazrat Umar (ra) expresaban su asombro. Incluso el Santo Profeta (sa) fue testigo de la aprobación de la gente y de la angustia de Hazrat Abu Bakr (ra). Para reconfortarlo, el Profeta (sa) dijo: ‘Abu Bakr (ra) es tan querido para mí que si fuera permisible hacer a alguien que no sea Dios Altísimo un ‘Jalil’ (compañero inmensamente cercano), entonces lo elegiría como mi ‘Jalil’. No obstante, incluso ahora, es mi amigo y compañero’.

El Santo Profeta (sa) añadió entonces: ‘Ordeno que a partir de hoy se cierren las ventanas que dan a la mezquita excepto la de Abu Bakr’. Esta es la manera en que el Profeta (sa) reconoció el amor de Hazrat Abu Bakr (ra). Este amor era perfecto y le permitió comprender que detrás de la buena nueva de la ayuda Divina y la victoria estaba la noticia del fallecimiento del Santo Profeta Muhammad (sa). Tras esto, Hazrat Abu Bakr (ra) se ofreció a sí mismo y a sus seres queridos como sacrificio en lugar del Mensajero de Al’lah (sa), para que ellos murieran pero no el Santo Profeta (sa). Es más, a la muerte del Mensajero de Dios (sa), Hazrat Abu Bakr (ra) demostró un excelente ejemplo de amor verdadero. Además, mientras estaba en la Cueva de Zaur, Hazrat Abu Bakr (ra) no expresó preocupación por la seguridad de su propia vida, sino que se preocupó por la del Santo Profeta Muhammad (sa). Por esta razón, Al’lah le concedió una seguridad y un consuelo especiales. Así pues, siempre que expresaba su preocupación, se debía a su amor por el Santo Profeta (sa)”.

En otra ocasión, Hazrat Musleh Maud, Jalifatul Masih II (ra), declaró:

“Está registrado en el Hadiz que una vez Hazrat Umar (ra) y Hazrat Abu Bakr (ra) tuvieron un desacuerdo que se prolongó por un tiempo. Hazrat Umar (ra) tenía un temperamento bastante fuerte, por lo que Hazrat Abu Bakr (ra) consideró que lo mejor era alejarse para evitar que el desacuerdo se intensificara innecesariamente. Cuando Hazrat Abu Bakr (ra) intentó marcharse, Hazrat Umar (ra) se adelantó y agarró su camisa para decirle que respondiera antes de irse. Cuando Hazrat Abu Bakr (ra) se apartó en un intento de irse, su camisa se rasgó. Hazrat Abu Bakr (ra) salió de allí y se dirigió a su casa, aunque Hazrat Umar (ra) sospechó que Hazrat Abu Bakr (ra) podría ir a quejarse de él al Santo Profeta (sa). Por tanto, lo siguió para relatar su versión de la historia, pero en el camino, Hazrat Umar (ra) perdió de vista a Hazrat Abu Bakr (ra). Entonces, Hazrat Umar (ra) pensó que iba a quejarse al Mensajero de Al’lah (sa), así que también fue directamente hacia el Mensajero de Dios (sa).

Al llegar, se dio cuenta de que Hazrat Abu Bakr (ra) no estaba allí, aunque como empezó sentir remordimiento dijo: ‘¡Oh Mensajero de Al’lah, he cometido el error de tratar a Abu Bakr (ra) de manera estricta! Hazrat Abu Bakr (ra) no tenía la culpa, de hecho yo era quien estaba equivocado’.

Cuando Hazrat Umar (ra) llegó a la presencia del Santo Profeta (sa), alguien había ido ya a informar a Hazrat Abu Bakr (ra) para decirle que Hazrat Umar (ra) estaba quejándose de él ante el Profeta (sa). [Por eso], se le ocurrió a Hazrat Abu Bakr (ra) que él también debía ir para expresar su inocencia, a fin de que la historia no se escuchara solo de una parte y él pudiera presentar su punto de vista. [En definitiva], cuando Hazrat Abu Bakr (ra) llegó a donde se encontraba el Santo Profeta Muhammad (sa), Hazrat Umar (ra) estaba diciendo: ‘¡Oh Mensajero de Al’lah (sa), cometí el error de discutir con Abu Bakr (ra) y le rasgué la camisa!’. Al escuchar esto, los signos de ira eran visibles en el semblante del Santo Profeta (sa), [por lo que] exclamó: ‘¡Oh gente! ¿Qué pasa con vosotros? Cuando el mundo entero me rechazó y vosotros también estabais en contra mía, fue solo Abu Bakr (ra) quien creyó en mí en aquel momento y me ayudó en todo’. Entonces dijo apenado: ‘¿No nos dejarás a mí y a Abu Bakr (ra) solos?’; y fue justo cuando pronunció esto que Hazrat Abu Bakr (ra) entró”.

Al mencionar los detalles posteriores de lo que hizo Hazrat Abu Bakr (ra) cuando entró, Hazrat Musleh Maud (ra) relata:

“Este es un ejemplo de amor verdadero. (Hazrat Musleh Maud -ra- hizo referencia a este incidente de Hazrat Abu Bakr -ra- que fue para explicar el verdadero amor que tenía por el  Profeta -sa-); pues en lugar de presentar una excusa y decir ‘¡Oh Mensajero de Al’lah (sa), no fue mi culpa sino que fue culpa de Umar (ra)!’; cuando vio que el Santo Profeta Muhammad (sa) estaba molesto, siendo un verdadero amante no podía soportar que el Profeta (sa) sintiera alguna molestia por su causa. Así pues, tan pronto como llegó, se puso de rodillas ante el Santo Profeta (sa) y declaró: ‘¡Oh Mensajero de Dios (sa), Umar (ra) no tuvo la culpa; más bien fui yo quien tuvo la culpa!’.

Observad hasta qué punto era un verdadero amante. No podía soportar que su amado estuviera en angustia. Ver al Santo Profeta (sa) disgustado con Hazrat Umar (ra) no hizo feliz a Hazrat Abu Bakr (ra). Generalmente, cuando la gente ve que sus rivales son amonestados o reprendidos, son propensos a alegrarse. Sin embargo, este verdadero amante no podía soportar ver al Santo Profeta Muhammad (sa) en angustia, sea la razón que fuese. [Así pues] decidió que asumiría la culpa en lugar de ver el corazón de su amado sufriendo y por eso dijo con la mayor humildad: ‘¡Oh Mensajero de Al’lah (ra), Umar (ra) no tuvo la culpa, sino que fui yo quien la tuvo’.”

Aparte, Hazrat Musleh Maud, Jalifatul Masih II (ra), afirma:

“Si Hazrat Abu Bakr (ra) fue capaz de decir que él mismo era quien estaba equivocado a pesar de ser quien [realmente] fue agraviado, solo para poder aliviar el dolor en el corazón del Santo Profeta (sa), entonces ¿cómo podría cualquier creyente evitar hacer algo que agrada a Dios para ganarse Su complacencia? [Digo esto porque] la característica de un creyente es que se esfuerza por alcanzar la complacencia de Al’lah y evita hacer cualquier cosa que Le desagrade”.

Hazrat Musleh Maud (ra) citó este ejemplo con referencia a dicho tema.

[Por otra parte], Hazrat Musleh Maud (ra) escribe:

“Hazrat Umar (ra) trajo una copia de la Torá al Profeta (sa) y le comentó: ‘¡Oh Mensajero de Dios (ra)! Esta es la Torá’. Al oírlo, el Santo Profeta Muhammad (sa) se quedó callado. Hazrat Umar (ra) la abrió y comenzó a leerla. Ante esto, hubo una expresión de desagrado en el semblante del Santo Profeta (sa). [Entretanto], cuando Hazrat Abu Bakr (ra) vio esto, se molestó con Hazrat Umar (ra) y le dijo: -¿No ves que al Santo Profeta (sa) no le agrada esto?’. Al oírlo, Hazrat Umar (ra) miró hacia el Profeta (sa) y al ver también una expresión de desagrado en su rostro, se disculpó y pidió perdón al Mensajero de Al’lah (sa)”.   

Hazrat Musleh Maud (ra) relató este incidente en el comentario de un versículo del Sagrado Corán. [Ahora bien], el disgusto del Mensajero de Al’lah (sa) cuando Hazrat Umar (ra) leyó en voz alta una porción de la Torá se debió a que era contraria a las enseñanzas islámicas, no porque se estuviera leyendo la Torá. [Por cierto], si alguien está interesado en leer este comentario, puede remitirse al “Tafsir Kabir”, volumen 6, capítulo 24, tercer versículo, bajo el cual se pueden encontrar más detalles.

[Por otro lado], Hazrat Musleh Maud (ra) cuenta que:

“La manera en que los Compañeros (ra) siguieron al Santo Profeta Muhammad (sa) se exhibe a través de un incidente relacionado con Hazrat Abu Bakr (ra), pues tras el fallecimiento del Santo Profeta (sa), cuando varias tribus árabes se negaron a ofrecer el ‘Zakat’, Hazrat Abu Bakr (ra) se preparó para hacerles la guerra. Era un momento delicado, hasta el punto de que alguien como Hazrat Umar (ra) sugirió que se tratara con indulgencia a esas personas. No obstante, Hazrat Abu Bakr (ra) respondió: ‘¿Qué poder tiene el hijo de Abu Quhafah para abrogar algo que fue ordenado por el Santo Profeta Muhammad (sa)? Por Dios, si esta gente solía dar tan poco en ‘Zakat’ como la cuerda utilizada para atar sus camellos, entonces yo también lo tomaré y no descansaré hasta que ofrezcan el ‘Zakat’.”

Esto está registrado en Sahih Bujari.

[A continuación], Hazrat Abu Bakr (ra) dijo:

‘Si no me apoyáis en este asunto, no lo hagáis; yo me enfrentaré a ellos por mi cuenta’. Este fue el alto nivel al que siguieron al Santo Profeta (sa), incluso en las circunstancias más peligrosas. [Así], a pesar de que los Compañeros (ra) más veteranos le aconsejaron que no luchara, estaba dispuesto a enfrentarse a cualquier amenaza para cumplir una orden del Mensajero de Dios (sa). Del mismo modo, los Compañeros (ra) instaron a detener el despliegue del ejército de Hazrat Usama (ra), pero Hazrat Abu Bakr (ra) manifestó: ‘Incluso si el enemigo adquiere tanto poder que conquista Medina y los perros vagan por ahí arrastrando los cadáveres de las mujeres musulmanas, incluso así no detendría el ejército que había sido preparado para su despliegue por el Santo Profeta (sa)’.”

 [Cambiando de tema], Hazrat Yabir (ra) relata que el Santo Profeta Muhammad (sa) anunció:

“Si recibo riquezas de Bahrein entonces te daré tal y tal cantidad”, indicando con su mano. Sin embargo, la riqueza llegó después del fallecimiento del Santo Profeta (sa). [Así que] cuando llegó la riqueza de Bahrein, Hazrat Abu Bakr (ra) ordenó a un proclamador que hiciera un anuncio y proclamara: “Cualquiera que tuviera un préstamo con el Mensajero de Al’lah (sa) o una prenda debe venir a nosotros”. [Además, Hazrat Yabir (ra)] cuenta que al escuchar esto, también fue a ellos y dijo que el Profeta (sa) le había hecho tal o cual promesa y por eso Hazrat Abu Bakr (ra) le dio tres “labb” [puñados]. [En este sentido], Ali bin Madini dice que Sufian juntaba sus dos manos para mostrar cómo se daba tres veces en un “labb”.

[Por su parte], Hazrat Abu Said Judri (ra) narra que, cuando llegó la riqueza de Bahrein, escuchó al llamador de Hazrat Abu Bakr (ra) decir: “Todo aquel al que el Santo Profeta (sa) le haya prometido algo debe venir”. La gente acudía a Hazrat Abu Bakr (ra) y él les daba [de la riqueza]. Entonces, Hazrat Abu Bashir Mazani (ra) fue y declaró que el Santo Profeta Muhammad (sa) anunció [una vez]: “¡Oh Abu Bashir, siempre que recibamos algo, ven a nosotros!”. Ante esto, Hazrat Abu Bakr (ra) le dio dos o tres “labb” que resultaron ser 1.400 dirhams, (“labb” se refiere a las dos manos unidas y llenas).

Una vez, Hazrat Abu Bakr (ra) estaba en una profunda conversación con los Compañeros (ra) cuando le dijo a un trabajador que trajera agua. Al cabo de un rato, este trajo agua en una jarra de barro. Hazrat Abu Bakr (ra) la sostenía con las dos manos y justo acababa de acercarla a su boca para beber de ella cuando se dio cuenta de que la vasija estaba llena de miel y también contenía agua. [En ese instante], puso la jarra a un lado y no bebió de ella. A continuación se dirigió al trabajador y le preguntó qué había en el recipiente, y este respondió que había mezclado agua con miel, por lo que Hazrat Abu Bakr (ra) miró el recipiente con atención.

Solo habían pasado unos instantes cuando  comenzaron a brotar lágrimas de los ojos de Hazrat Abu Bakr (ra) y se puso a llorar desconsoladamente. [Al poco], su llanto comenzó a hacerse aún más fuerte y un estado de intensa emoción le sobrecogió. La gente comenzó a consolarle y le preguntó: “¡Oh Jalifa del Mensajero (sa)! ¿Qué te ocurre? ¿Por qué lloras de ese modo? ¡Qué nuestros padres sean sacrificados por tu causa! ¿Por qué lloras así?”. A pesar de ello, Hazrat Abu Bakr (ra) no dejó de llorar y, por el contrario, al verle en este estado, toda la gente que se encontraba presente también comenzó a llorar. Una vez se desahogaron, la gente dejó de sollozar, aunque Hazrat Abu Bakr (ra) continuó haciéndolo. Cuando sus lágrimas cesaron, la personas le preguntaron: “¡Oh Jalifa del Mensajero de Dios (sa)! ¿Por qué llorabas? ¿Qué te ha hecho llorar tanto?”.

[Entonces], limpiándose las lágrimas con el borde de su manto y serenándose, respondió:

“Me encontraba junto al Santo Profeta (sa) durante los días de su enfermedad terminal y vi que él (sa) estaba alejando algo con su mano, pero no pude ver lo que era; y con su voz debilitada decía: ‘¡Aléjate de mí, aléjate de mí!’. Yo miraba a mi alrededor pero no conseguía ver nada, por lo que le dije: ‘¡Oh Mensajero de Al’lah (sa)! He visto que intentabas alejar algo de ti mismo, pero no pude ver nada a tu alrededor’. [A continuación], volviéndose hacia mí, el Santo Profeta (sa) contestó: ‘Era el mundo, que se presentaba ante mí con todo su atractivo y con todas sus comodidades. Entonces le dije que se alejara de mí’.”

(Esto se le mostró en una visión).

El Mensajero de Al’lah (sa) declaró además:

“Se alejó de mí [es decir, el mundo en la visión], pero dijo: ‘Puede que hayas logrado escapar de mí, pero todos los que vengan después de ti nunca podrán escapar de mí’.”

Abrumado por la ansiedad, Hazrat Abu Bakr (ra) sacudió la cabeza y, en tono preocupado, exclamó: “Siento temor de esta miel mezclada con agua, no vaya a ser que el mundo se haya apoderado de mí; y ha sido por esa razón que he llorado tanto”.

Este era el nivel de temor a Dios Altísimo que albergaba en su interior.

[Por otra parte], en la conquista de Irak, los musulmanes consiguieron una capa muy cara [del botín de guerra]. Después de pedir consejo al ejército, Hazrat Jalid bin Walid (ra) envió la capa como regalo a Hazrat Abu Bakr (ra) y le escribió para que la aceptara, ya que se la estaba enviando para él. No obstante, Hazrat Abu Bakr (ra) no quiso quedársela ni enviársela a ninguno de sus familiares. En cambio, se la regaló a Hazrat Imam Husain (ra).

Los relatos restantes se narrarán en el futuro, si Dios quiere.

Ahora me gustaría mencionar a dos personas fallecidas y, si Dios quiere, dirigiré sus oraciones fúnebres en ausencia:

La primera mención es la de Samiul’lah Siyal Sahib, que trabajaba como “Wakil-ul-Zaraat” [director de agricultura] en “Tehrik-e-Yadid” y ha fallecido a la edad de 91 años:

¡Ciertamente a Al’lah pertenecemos y hacia Él volveremos!

 Por la gracia de Dios Altísimo era “musi” (participante del sistema “Al-Wasiyat”) y su padre era Rehmatul’lah Siyal Sahib.

La familia de Samiul’lah Siyal Sahib aceptó el Ahmadíat a través de su padre, Rehmatul’lah Siyal Sahib e hizo el “Baiat” [juramento de alianza] en 1938, durante la época de Hazrat Jalifatul Masih II (ra). En ese momento, Samiul’lah Siyal Sahib tenía cuatro años. Tan pronto como su madre supo que su marido había hecho el “Baiat” se llevó a Samiul’lah Siyal Sahib con ella y dejó a su marido. Cuando este asunto fue llevado a la atención de Hazrat Jalifatul Masih II (ra), le comunicó a su padre que debía presentar una causa judicial para que se le concediera la custodia del niño. De este modo, la demanda fue presentada y se le concedió la custodia del niño, que creció bajo la protección de su padre, quien fue martirizado durante los disturbios en el este del Punyab. A partir de entonces, todos los miembros de su familia que no eran áhmadis trataron de convencerle para que regresara y se alejara de la Yamat, pero él no abandonó el Ahmadíat.

En 1949, Samiul’lah Siyal Sahib realizó su examen de ingreso en el instituto “Talim-ul-Islam”.  Posteriormente, se licenció en 1954 en el “Talim-ul-Islam College”; y, en 1956, hizo un máster en estadística en el “Government College” de Lahore. Tiene dos hijos: uno de ellos es médico en Canadá y el otro es Iftijarul’lah Siyal Sahib, que es una persona consagrada y ejerce como uno de los responsables del departamento en “Tehrik-e-Yadid” en Rabwah.

Siyal Sahib dedicó su vida a la Comunidad en 1949 y junto a otros consagrados se presentó a un examen y también a una entrevista, y el examen había sido preparado por el propio Hazrat Musleh Maud, [Jalifatul Masih II (ra)]. A continuación, siguiendo las instrucciones de Hazrat Musleh Maud (ra), Samiul’lah Siyal Sahib se matriculó en el “Talim-ul-Islam College” de Lahore para continuar con sus estudios, donde primero hizo un BSC y después un MSC en Estadística. Su puesto inicial fue en 1953 en las oficinas de la Yamat y continuó trabajando en varias de ellas. De 1960 a 1963, tuvo la oportunidad de servir en Sierra Leona. En 1983, Hazrat Jalifatul Masih IV (rh) le nombró “Wakil-ul-Zaraat” [director de agricultura] y “Sanaat-o Tiyarat” [responsable del departamento de Comercio e Industria].

De 1988 a 1999 ejerció como “Wakil-ul-Diwan” [director] y de 1999 a 2012 tuvo la oportunidad [de nuevo] de trabajar como “Wakil-ul-Zaraat” y “Sanaat-o Tiyarat”, y desde 2012 hasta su fallecimiento ejerció como “Wakil-ul-Zaraat”. El tiempo que ha estado sirviendo [a la Comunidad] se ha extendido durante 69 años. Además, fue miembro de muchos comités de “Sadr Anyuman” [Consejo Ejecutivo] y “Tehrik-e-Yadid” [“Nuevo Llamamiento Financiero”, una iniciativa lanzada bajo guía Divina el 23 noviembre de 1934 para la propagación del Islam, en respuesta a la gran ola de oposición a la Yamat]. También fue director de varias empresas y tuvo la oportunidad de ejercer como “mohtamim” [responsable] en varios departamentos de “Juddam-ul-Ahmadía” [organización de los jóvenes áhmadis hasta los 40 años] durante un periodo muy largo.

Su esposa, Amatul Hafiz Siyal Sahiba ha escrito:

“En nuestros 64 años de matrimonio, comprobé que era una persona extremadamente piadosa y compasiva. Siempre puso su confianza en Dios y fue una persona muy cariñosa. Constantemente daba preferencia a los demás sobre sí mismo en todo y daba prioridad a la instrucción del Jalifa sobre todas las cosas”.

Y continúa diciendo: “Cuando me casé, él me dijo desde el principio que era una persona consagrada y que la esposa de un consagrado también lo es”.

Además, relata: “Era muy cariñoso con los pobres y extremadamente hospitalario en casa”.

Su hijo, Iftijarul-lah Siyal, escribe:

“Su lealtad y amor por la Comunidad le fueron inculcados desde su infancia. Durante los disturbios de 1947, cuando su padre fue martirizado, se quedó completamente solo. (Como se mencionó antes, únicamente su padre era áhmadi de entre toda su familia y su madre también los había abandonado). El resto de la familia le dijo que si dejaba el Ahmadíat se harían cargo de todos los gastos de sus necesidades mundanas y de su educación. Sin embargo, debido a su amor por el Ahmadíat y a su firme creencia en su veracidad, respondió: ‘Aunque me muriera de hambre, no dejaría el Ahmadíat’. A partir de entonces, se mantuvo firme en su fe. Tenía un ferviente deseo de que su descendencia también dedicara su vida al servicio de la fe. Por eso, cuando me consagré de por vida, se puso muy contento. En ese momento, se encontraba en Londres e informó personalmente a Hazrat Jalifatul Masih IV (rh) de esta noticia. Sobre esto, Hazrat Jalifatul Masih IV (rh) también expresó su felicidad y declaró que el verdadero ‘waqf’ [consagración de la vida] es cuando este espíritu continúa a través de la propia progenie. Luego, si se enfrentaba a cualquier dificultad religiosa o mundana, se postraba ante Al’lah y rezaba fervientemente para que la dificultad se resolviera”. 

Su hijo escribe además:

“Nunca en mi vida le vi faltar a ninguna oración de ‘tahayud’ [que es voluntaria y se realiza en la madrugada]. Ayudaba a los pobres de todas las formas posibles. Tras su fallecimiento, muchas personas se acercaron a mí y me comentaron en particular que siempre que necesitaban dinero acudían inmediatamente a Siyal Sahib y él siempre les ayudaba. A veces, si alguna vez había un asunto [relacionado con su] casa y al mismo tiempo aparecía una oportunidad de servir a la Yamat, él iba a cumplir con el trabajo de la Comunidad y dejaba el asunto del hogar en manos de Dios”.

A continuación dice:

“Constantemente me enseñó a amar la Yamat y a convertirme en un leal servidor del Jalifato. Creía mucho en todas las palabras pronunciadas por el Jalifa de la época. En relación a esto mencionaba que cuando se presentó ante Hazrat Jalifatul Masih II (ra) para dedicar su vida al servicio de la Comunidad, en ese momento Churchill se convirtió por segunda vez en el Primer Ministro [del Reino Unido], a la edad de 80 años. [Ante esto], Hazrat Jalifatul Masih II (ra) les dijo: ‘Si Churchill puede llegar a ser Primer Ministro a la edad de 80 años, entonces ¿por qué no puedes servir también a la Yamat hasta esa edad?’. Él decía que por estas palabras sabía que todas las personas que estaban presentes en ese grupo de consagrados ciertamente vivirían hasta la edad de 80 años por lo menos y que Dios Altísimo les concedería la oportunidad de servir hasta esa edad. Chaudhry Hamidul’lah Sahib fue su colega y también Musleh-ul-Din Sahib, y todos ellos vivieron más de 80 años”.

Su nuera relata:

“Mi padre falleció cuando yo era bastante joven, aunque recibí el amor de un padre por parte de mi suegro. En los 22 años [que llevo] de matrimonio, siempre he recibido cariño y amor como el de un padre. Era un verdadero devoto de la Comunidad y tenía un profundo amor por el Jalifato. Cuidaba de los pobres y era una persona muy hospitalaria y veraz. Constantemente estaba ocupado en el recuerdo de Dios Altísimo y Le expresaba su gratitud incluso por las cosas más pequeñas. También jugó un gran papel en la crianza de mis hijos y llamaba su atención hacia el aprendizaje de la traducción del Santo Corán y la lectura de los libros del Mesías Prometido (as), y más tarde también los examinaba en esto mismo. Cada vez que los niños se sentaban con su abuelo, él les narraba relatos de la historia de la Yamat y el amor y afecto de los Jalifas. Incluso si un niño pequeño entraba en la casa, no le dejaba salir hasta que le hubiese atendido [como Dios manda]”.

 

[Por su parte], Basil Sahib, quien se trabaja como “Naib Wakil-ul-Zaraat” [director adjunto de agricultura], escribe:

“Samiul’lah Siyal Sahib era una persona extremadamente compasiva. Tenía un inmenso amor y devoción por el Jalifato. También ayudaba económicamente a los trabajadores de la oficina. Siempre nos aconsejaba tener una conexión con el Jalifa de la época y al mismo tiempo nos decía que debíamos proteger cada pedacito del dinero de la Comunidad y les recordaba que el Mesías Prometido (as) había mencionado que no le preocupaba cómo la Yamat recibiría el dinero, sino que estaba preocupado por tener gente que lo cuidara como es debido”.

Y continúa diciendo:

“Cada vez que un consagrado de por vida, un trabajador de la Comunidad o cualquier áhmadi venía a encontrarse con él, siempre les decía que había grandes bendiciones en servir a la Yamat. Aquellos que sirven a la Comunidad, Al’lah les otorga en abundancia y continúa satisfaciendo sus necesidades. [En este sentido], daba su propio ejemplo y decía que no era nada y que Dios Altísimo le concedió en abundancia y todo esto se debía a su vida de consagración”.

 

[Por otro lado], Nasrin Hayy Sahiba dice:

“Era uno de los miembros más importantes de la familia. Mis padres siempre le mostraban un gran respeto. No tenía ninguna hija propia y cuando yo tenía alrededor de 7 u 8 años, él y mi tía me adoptaron y me quedé con ellos hasta mi boda. Ambos me criaron como a su propia hija y desde mi infancia cuidaron de mis necesidades. Me brindaron una educación excelente y me casaron con un misionero”.

Mahmud Tahir Sahib, quien se sirve como secretario de la “Fundación Fazl-e-Umar”, narra:

“Una vez me dijo que después de completar su licenciatura, estando ya en su puesto inicial lo enviaron a realizar una maestría siguiendo las instrucciones de Hazrat Musleh Maud (ra). En ese momento, alguien en la oficina expresó su preocupación a Hazrat Musleh Maud (ra) de que lo enviaba a estudiar para obtener una maestría, pero temía que tal vez pudiera dejar [su servicio a la Yamat] y encontrar un trabajo en otro lugar. Ante esto, Hazrat Musleh Maud (ra) declaró: ‘Los Siyals no pueden ser desleales’.”

 

Imran Babar Sahib, quien es “waqf-e-zindagi” [consagrado de por vida] y está a cargo del Departamento de Yaidad [propiedad] de Tehrik-e-Yadid, nos cuenta que:

“Tuve la oportunidad de trabajar con él durante 15 años. Tenía un gran control sobre sus emociones. Nunca titubeaba si tenía que hablar con un funcionario del gobierno. También tuve la oportunidad de viajar con él en el tren y siempre hacía ‘tabligh’ [predicación] durante el viaje, y lo hacía en voz alta para que todos, cerca y lejos, pudieran escucharlo”.

[Por su parte], Luqman Sahib, quien se trabaja como “Wakil-ul-Maal Awwal” [encargado del ‘Primer departamento de Finanzas’], dice:

“Él siempre respondía de inmediato a las instrucciones del Jalifa y también llamaba la atención de otros para que hicieran lo mismo. [Además], tan pronto como se anunciaba el nuevo año financiero de ‘Tehrik-e-Yadid’, iba inmediatamente a la oficina y hacía su contribución y ponía por escrito su promesa”.

 

Sheij Haris Sahib, que sirve en “Tehrik-e-Yadid”, relata:

“Cuando dediqué mi vida al servicio de la fe, me guio en cada paso del camino. Era muy sencillo y cariñoso. [Aparte], era un consagrado de por vida extremadamente valiente y valeroso; y siempre tenía mucho cuidado en salvaguardar el dinero de la Comunidad”.

Shah Sahib continúa escribiendo:

“En 2015, el ingeniero Yaved Sahib, presidente del Consejo de la Unión de Pakistán, vino de Islamabad para visitar especialmente Rabwah. Aparte de a varias figuras de renombre de la Comunidad, también fue presentado a Siyal Sahib. En esta breve reunión, Siyal Sahib no desperdició la oportunidad para [hacerle] ‘tabligh’ [predicarle] y lo hizo de una manera excelente”.

 

¡Que Dios Altísimo les conceda a todos Su misericordia y perdón!

¡Que Él también conceda la capacidad para que su hijo “waqf-e-zindagi” también cumpla con su “waqf”!

¡Que Al’lah permita que su descendencia permanezca apegada al Jalifa y a la Yamat, y conceda paz y consuelo a aquellos que deja atrás!

La siguiente mención es de la respetada Siddiqa Beghum Sahiba, esposa del difunto Ali Ahmad Sahib, quien sirvió como “mual’lim” [educador] para “Waqf-e-Yadid” [‘Nuevo Llamamiento’ para dedicarse al servicio de la religión, lanzado el 9 de julio de 1957, originariamente para la India y Pakistán y que luego se extendió a todo el mundo] y que ha fallecido a la edad de 85 años:

¡Ciertamente a Al’lah pertenecemos y hacia Él volveremos!

Su hijo es Abdul Hadi Tariq Sahib, quien es misionero y actualmente trabaja como maestro en la “Yamia Ahmadía” [universidad de formación de misioneros] de Ghana. Nació cerca de Qadián, [India]. Su padre falleció en 1944 cuando era muy joven. Hazrat Musleh Maud, [Jalifatul Masih II (ra)], se hizo cargo de su madre viuda, Nawab Bibi Sahiba y sus hijos, por lo que fueron llamados a Qadián y Hazrat Nawab Amatul Hafiz Beghum Sahiba (ra) les dio un lugar para quedarse en su casa. El misionero dice que su abuela materna tuvo la oportunidad de servir a Hazrat Nawab Amatul Hafiz Beghum Sahiba (ra) y afirma además que después de la partición de la India, Hazrat Musleh Maud (ra) envió a su abuela a Nasirabad, en Sindh, y ahí es donde crecieron.

La fallecida era nuera de un Compañero del Mesías Prometido (as), Hazrat Mia Al’lah Ditta Sahib (ra), la esposa de un consagrado y también la madre de un devoto de por vida. Ella vivía con su esposo, quien era un consagrado con el mismo espíritu de devoción de por vida y apoyó a su marido consagrado en todos aquellos momentos difíciles [a los que se enfrentaron]. Ella nunca hizo ningún tipo de demanda de nadie en toda su vida.

Poseía innumerables cualidades, entre las que se destacaban la humildad, la devoción a Dios, la sencillez, la hospitalidad, el carácter bondadoso, el contentamiento con lo que tenía, cubriendo las carencias de los demás, la paciencia y un gran nivel de constancia. En toda su vida, nunca se quejó de nadie. Jamás escuchó a personas que hablaron sobre los defectos de los demás y tampoco cometió ningún mal. Ella siempre trató a todos con amor y sinceridad.

Además de sus cinco oraciones diarias, ofrecía regularmente la oración de “tahayud”. Del mismo modo, recitaba regularmente el Sagrado Corán. [Al final], durante los últimos días de su vida, su salud se había deteriorado mucho, por lo que no podía rezar adecuadamente y oraba: “¡Oh mi Señor, concédeme suficiente salud y fuerza para que pueda adorarte como es debido!”.

Le sobreviven dos hijas y tres hijos. Como mencioné anteriormente, uno de sus hijos, Abdul Hadi Tariq Sahib, que es misionero de la Comunidad en Ghana y, debido a que estaba allí de servicio, no pudo asistir al funeral de su madre.

¡Que Dios Altísimo les conceda a todos paciencia y firmeza, y les permita continuar sus obras virtuosas; y que Él le conceda Su perdón y misericordia y eleve su rango [espiritual]!

Resumen

Después de recitar el Tashahhud, el Ta’awwuz y la Surah al-Fatihah, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) dijo que continuaría destacando aspectos de la vida de Hazrat Abu Bakr (ra).

El apoyo inquebrantable de Hazrat Abu Bakr (ra) al Santo Profeta (sa)

Su Santidad (aba) dijo que Hazrat A’ishah (ra) relata respecto al versículo:

En cuanto a los que respondieron a la llamada de Al-lah y del Mensajero después de que sufrieran una herida sepan que quienes de entre ellos hagan el bien y actúen piadosamente tendrán una magnífica recompensa; (El Sagrado Corán – 3:173)

Está registrado que, el día de Uhud cuando el enemigo se marchó, el Santo Profeta (sa) tuvo el sentimiento de que volverían y preguntó quién los seguiría. Hubo setenta personas que se presentaron ante el Santo Profeta (sa), entre las cuales estaba Hazrat Abu Bakr (ra).

Su Santidad (aba) dijo que después del fallecimiento del Santo Profeta (sa), Hazrat Abu Bakr (ra) sugirió a Hazrat Umar (ra) que deberían visitar a Hazrat Umm Aiman (ra), como solía hacer el Santo Profeta (sa). Cuando visitaron a Hazrat Umm Aiman (ra), ella comenzó a llorar, diciendo que ahora, la revelación de los cielos había cesado. Esto hizo que tanto Hazrat Abu Bakr (ra) como Hazrat Umar (ra) lloraran también.

Su Santidad (aba) dijo que el Santo Profeta (sa) diría que hubo un tiempo en que todos lo rechazaron, sin embargo en ese momento no encontró ninguna vacilación en el apoyo de Hazrat Abu Bakr (ra).

Hazrat Abu Bakr (ra) tranquiliza a los musulmanes después del Tratado de Hudaibiyah

Su Santidad (aba) dijo que mientras se estipulaban los términos del Tratado de Hudaibiyah, los Compañeros presentes estaban extremadamente emocionados y descontentos, sin embargo, controlaron sus emociones ante el Santo Profeta (sa). Finalmente, Hazrat Umar (ra) expresó su preocupación, preguntando al Santo Profeta (sa) que si él era el verdadero profeta entonces ¿por qué tenían que enfrentarse a tal humillación? El Santo Profeta (sa) dijo que siendo el Mensajero de Al’lah, entendía Sus deseos y no iría en contra de ellos. Entonces, Hazrat Umar (ra) preguntó, ¿no dijo el Santo Profeta (sa) que rodearían la Ka’bah? El Santo Profeta (sa) respondió que sí, sin embargo no dijo que esto ocurriría ese mismo año. Hazrat Umar (ra) aún no estaba satisfecho y fue a ver a Hazrat Abu Bakr (ra) y le expresó las mismas preocupaciones. Hazrat Abu Bakr (ra) le respondió diciendo que debía permanecer firme y no vacilar en su compromiso con el Santo Profeta (sa), pues la persona en cuya mano habían entregado la suya era ciertamente veraz. Fue entonces cuando Hazrat Umar (ra) se dio cuenta y se arrepintió de sus acciones, y ofreció varias oraciones y sacrificios voluntarios como expiación.

Sentido del honor por la condición del Santo Profeta (sa)

Su Santidad (aba) dijo que una vez, dos hombres,un musulmán y un judío, discutieron sobre el estatus de sus respectivos profetas y cuando el judío expresó su opinión sobre la superioridad de Moisés (as), el musulmán le abofeteó. El hombre judío fue a ver al Santo Profeta (sa) y le contó lo sucedido, ante lo cual el Santo Profeta (sa) convocó al hombre musulmán y le dijo que no le diera superioridad a Moisés (as). En el comentario de esta narración, consta que el hombre musulmán era Hazrat Abu Bakr (ra).

Una relación de tremendo amor

Su Santidad (aba) dijo que Hazrat Abu Bakr (ra) tenía una relación de gran amor con el Santo Profeta (sa). Cuando el siguiente capítulo del Sagrado Corán fue revelado:

Cuando llega la ayuda de Al-lah y la victoria, Y ves a los hombres entrar en la religión de Al‑lah en masa, Glorifica a tu Señor con Su alabanza y pide Su perdón. En verdad, El es Remisorio con compasión. (El Sagrado Coran – 110:2-4)

El Santo Profeta (sa) pronunció un sermón en el que informó a los musulmanes sobre este capítulo y dijo que se le había dado la opción de elegir entre la cercanía a Dios o el éxito mundano y él eligió la cercanía a Dios. Los musulmanes se alegraron al escuchar esto, sin embargo, Hazrat Abu Bakr (ra) gritó en agonía. Le dijo al Santo Profeta (sa) que sus padres, esposa e hijos y todo lo que tenía, fueran sacrificados por él. Algunos Compañeros se preguntaron por qué Hazrat Abu Bakr (ra) reaccionaba así ante la noticia que habían recibido. El Santo Profeta (sa) sintió el desconcierto de la gente y la reacción de Hazrat Abu Bakr (ra), sobre lo cual dijo que Hazrat Abu Bakr (ra) era tan querido para él, que si hubiera sido permisible hacer a alguien además de Al’lah un Jalil (amigo), él habría hecho a Hazrat Abu Bakr (ra) su Jalil, sin embargo seguía siendo su Compañero. Entonces el Santo Profeta (sa) dijo que cualquiera que tuviera ventanas que dieran al interior de la mezquita debería cerrarlas, excepto Hazrat Abu Bakr (ra). Esta fue la gran expresión de amor del Santo Profeta (sa). Fue por su amor al Santo Profeta (sa), que Hazrat Abu Bakr (ra) fue capaz de darse cuenta de que este capítulo estaba aludiendo a la inminente desaparición del Santo Profeta (sa).

La conciencia aguda de Hazrat Abu Bakr (ra)

Su Santidad (aba) dijo que una vez, Hazrat Umar (ra) llevó una copia de la Torá al Santo Profeta (sa) y comenzó a leerla. Al hacerlo, hubo una expresión de desagrado en el rostro del Santo Profeta (sa). Ante esto, Hazrat Abu Bakr (ra) le preguntó a Hazrat Umar (ra), que si no podía ver que esto era desagradable para el Santo Profeta (sa). Hazrat Umar (ra) se detuvo y se disculpó. Su Santidad (aba) aclaró que el disgusto expresado por el Santo Profeta (sa) no se debía a la simple lectura en voz alta de la Torá, sino al hecho de que Hazrat Umar (ra) estaba leyendo una porción específica que contradecía las enseñanzas del Islam y era esto lo que desagradaba al Santo Profeta (sa). Se puede leer más sobre este asunto específico en Al-Tafsīr Al-Kabīr (La Gran Exégesis) de Hazrat Mirza Bashiruddin Mahmud Ahmad (ra), en el volumen 6, bajo el capítulo 24 versículo 3.

Diligencia en la abstención de la mundanidad

Su Santidad (aba) dijo que una vez, Hazrat Abu Bakr (ra) estaba hablando con otros Compañeros cuando pidió a uno de sus trabajadores que le trajera agua. Cuando le trajeron el recipiente, estaba a punto de tomar un sorbo, cuando se dio cuenta de que había miel mezclada en el agua. Hazrat Abu Bakr (ra) dejó la vasija y comenzó a llorar tan profusamente que la gente que le rodeaba intentó consolarle, pero al verle en ese estado, ellos mismos comenzaron a llorar también. Finalmente, cuando le volvieron a preguntar por qué lloraba, respondió que durante la última enfermedad del Santo Profeta (sa), le vio decir “aléjate”. Hazrat Abu Bakr (ra) le preguntó qué era lo que estaba alejando de él. El Santo Profeta (sa) dijo que se le habían presentado los lujos de este mundo, que se estaba alejando de él. Hazrat Abu Bakr (ra) explicó con voz dolorosa, que la miel mezclada en el agua le hizo preguntarse si estaba siendo engullido por la mundanidad y el solo pensamiento de esto es lo que le hizo llorar tan profusamente.

Su Santidad (aba) dijo que seguiría narrando estos incidentes en futuros sermones.

Oraciones fúnebres

Su Santidad (aba) dijo que dirigiría las oraciones fúnebres en ausencia de los siguientes miembros fallecidos:

Samiul’lah Sial

Samiul’lah Sial, que había ejercido como Wakilul Zira’at en Tahrik-e-Yadid. Falleció a la edad de 89 años. Cuando su padre aceptó el Ahmadíat, él sólo tenía cuatro años. Al enterarse de su conversión, la madre de Samiul’lah Sial dejó a su marido y se lo llevó con ella. El Segundo Califa (ra) le aconsejó que iniciara un proceso para que le devolvieran a su hijo, en el que tuvo éxito. Dedicó su vida a servir a la Comunidad tras realizar una prueba que había sido formulada por el propio Segundo Califa (ra). Sirvió en Sierra Leona, después de lo cual fue nombrado para los cargos en diferentes capacidades. Era un individuo piadoso y humilde que daba prioridad a las instrucciones del Jilafat. También era muy hospitalario. Cuando su padre fue martirizado, la parte de la familia de su madre le instó a que abandonara el Ahmadíat para que le apoyaran, sin embargo, él se negó y se mantuvo firme en el Ahmadíat. Cada vez que se enfrentaba a una dificultad, se dirigía a Dios y buscaba su ayuda a través de profusas oraciones. Cuando se convirtió en un consagrado, iba a ser enviado a obtener su título de maestría. Alguien le dijo al Segundo Califa (ra) que tal vez, después de recibir su título, se dedicaría a alguna ocupación mundana. El Segundo Califa (ra) respondió que los siales no eran desleales. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah le conceda misericordia y perdón y mantenga a su progenie apegada al Jilafat y a la Comunidad y les conceda paciencia ante esta pérdida.

Siddiqa Begum

Siddiqa Begum ha fallecido recientemente. Su hijo Abdul Hadi Tariq es misionero y profesor en Yamia Ahmadía Ghana. Su padre falleció, tras lo cual el Segundo Califa (ra) se encargó de cuidar a la familia. Era la nuera de un Compañero del Mesías Prometido (as), la esposa de un consagrado y la madre de un consagrado. Poseía muchas cualidades virtuosas, como la humildad, el temor a Dios, la hospitalidad, la amabilidad y la tolerancia, entre otras. Era habitual en la realización de las cinco oraciones diarias, el tahajjud (oraciones voluntarias antes del amanecer) y la recitación del Sagrado Corán. Le sobreviven dos hijas y tres hijos. Uno de sus hijos, que es misionero, no pudo asistir al funeral de su madre por estar de servicio. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah permita a su progenie continuar con el legado de sus virtudes, y que le conceda misericordia y perdón y eleve su posición.

Resumen preparado por The Review of Religions

Share via