Los Compañeros (Sahaba) del Profeta Muhammad (sa)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
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Los Compañeros (Sahaba) del Profeta Muhammad (sa)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Después de recitar el Tashahhud, Ta’awwuz y Surah Al-Fatihah, Hazrat Jalifatul Masih V (aba) declaró:

El nombre del primero de los compañeros que mencionaré hoy, que participaron en la batalla de Badr, es Hazrat Tulaib Bin Umair (ra). Su título era Abu ‘Adi. El nombre de su madre era Arwah, que era la hija de Abdul Muttalib y, por lo tanto, la tía paterna del Santo Profeta (sa). Como he mencionado, su título era Abu ‘Adi y fue uno de los primeros conversos al islam. Aceptó el islam mientras el Santo Profeta (sa) estaba en Dar-e-Arqam. (Usdul Ghaba, Vol. 3, p. 93, Tulaib bin Umair, Dar-ul-Kutb Ilmiyyah, Beirut, 2003)

Abu Salama Bin Abdur Rahman relata que Hazrat Tulaib Bin ‘Umair (ra) aceptó el islam en Dar-e-Arqam. Después de esto, se dirigió a su madre y le informó que se había convertido en un seguidor del Santo Profeta Muhammad (sa) y que había creído en Al-lah como el Señor de todos los mundos. Su madre respondió: “Sus primos maternos merecen su ayuda y cooperación más que nadie”, es decir, se refería al Santo Profeta (sa) y le elogió por haber profesado su creencia en el Santo Profeta (sa). Luego dijo: “Por Dios, si las mujeres tuviéramos el mismo poder que los hombres, definitivamente también le hubiéramos seguido, apoyado y defendido”. Hazrat Tulaib respondió a su madre diciendo: “Si estos son tus sentimientos, ¿por qué no lo haces? ¿Por qué no aceptas el islam y sigues al Santo Profeta (sa)? Tu hermano Hamza ya ha aceptado el islam.” Ella respondió: “Déjame ver la reacción de mis hermanas. Entonces, me uniré a él también”. Hazrat Tulaib relata que: “Le dije: ‘Te imploro en el nombre de Al-lah, por favor ve al Santo Profeta (sa), salúdale, acéptalo y dale este testimonio de que no hay nadie es digno de adoración, excepto Al-lah y que Muhammad (sa) es el Mensajero de Al-lah.’ Sobre esto ella dijo: ‘También testifico que no hay nadie digno de adoración excepto Al-lah y Muhammad (sa) es el Mensajero de Al-lah.’” Después de eso, ella solía defender al Santo Profeta (sa) a través de su discurso y también solía instar a su hijo a ayudar y mostrar obediencia al Santo Profeta (sa). (Al-Mustadrak Ala Al-Sahihain, Vol. 3, p. 266, Kitab-ul-Marifat Al-Sahaba, Tulaib bin Umair, Hadith no. 5047, Dar-ul-Kutb Ilmiyyah, Beirut, 2002)

Se relata con respecto a Hazrat Tulaib (ra) que él fue la primera persona musulmana que infligió una herida en un mushrik [idólatra] porque insultó al Santo Profeta (sa). Los detalles de este incidente son los siguientes:

En una ocasión Auf Bin Sabrah Sahmi estaba insultando al Santo Profeta (sa), cuando Hazrat Tulaib (ra) tomó la mandíbula de un camello y le lastimó al golpearle con ella. Alguien se quejó a su madre, ‘Arwah, diciendo: “¿No has visto lo que tu hijo ha hecho?” Ella respondió: [árabe]

Es decir, “Tulaib simplemente ha ayudado a su primo materno. Le ha mostrado simpatía con su sangre y sus bienes”. Según algunos, el nombre de la persona a la que golpeó fue Abu Ihaab Bin ‘Azir Darmi. Según otros relatos, la persona a la que Hazrat Tulaib lesionó era Abu Lahab o Abu Yahl. Según una narración, cuando alguien se quejó a su madre con respecto a su ataque, ella respondió: “El mejor día en la vida de Tulaib es en el que defiende a su primo materno, es decir, el Santo Profeta (sa), que ha venido con la verdad de Dios el Todopoderoso”. ((Al-Asaba Fi Tameez Al-Sahaba, Vol. 3, p. 439, Tulaib bin Umair, Dar-ul-Kutb Al-Ilimiyya, Beirut, 1995) (Al-Mustadrak Al’a Al-Sahihain, Vol. 4, p. 57, Kitab-ul-Marifat Al-Sahaba, Arwah bint Abdul Muttalib, Hadith no. 6868, Dar-ul-Kutb Ilmiyyah, Beirut, 2002)

Hazrat Tulaib (ra) fue uno de los musulmanes que emigraron a Abisinia. Sin embargo, cuando el rumor llegó a Abisinia de que los Quraish habían aceptado el islam, algunos musulmanes regresaron a La Meca y Hazrat Tulaib (ra) estaba entre ellos.  (Sirat ibn Hisham, p. 169, Dar ibn Hazam, Beirut, 2009)

Como se mencionó anteriormente, según Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib, hay algunos historiadores, no todos, que creen que no fue mucho después de que los musulmanes emigraron a Abisinia que se extendió el rumor de que todos los Quraish habían entrado en el pliegue del islam y que la Meca se ha vuelto absolutamente pacífica [para los musulmanes]. Por lo tanto, algunas personas regresaron de inmediato, sin investigar el asunto. Sólo al regresar, se dieron cuenta de que las noticias eran falsas. Ya mencioné los detalles de esto en un sermón hace unas semanas. Sin embargo, cuando regresaron y se dieron cuenta de la verdadera realidad, algunos buscaron la protección de los jefes de La Meca y otros volvieron cuando se dieron cuenta de la verdad, ya que era una absoluta mentira. Ya he mencionado anteriormente la razón por la cual se difundió este rumor; por lo tanto, no es necesario volver a mencionarlo en esta ocasión.

Sin embargo, los compañeros regresaron a medida que aumentaban las crueldades afectadas por los Quraish. Además, de acuerdo con las instrucciones del Santo Profeta (sa), otros musulmanes también estaban migrando gradualmente y en secreto. Se dice que la cantidad de personas que emigraron a Abisinia llegó a ciento uno, que incluía a dieciocho mujeres. Sólo unos pocos musulmanes se quedaron con el Santo Profeta (sa). La migración, una vez más, a Abisinia después de haber regresado inicialmente, así como la migración de otros musulmanes durante este período, se conoce por los historiadores como la segunda migración a Abisinia. (Sirat Khatamun-Nabiyyin, Hazrat Mirza Bashir Ahmadra, p. 147, 149)

Cuando Hazrat Tulaib (ra) emigró de La Meca a Medina, se quedó con Hazrat Abdul’lah bin Salama Aylani. El Santo Profeta (sa) formó un vínculo de hermandad entre Hazrat Tulaib (ra) y Hazrat Munzir bin ‘Amr (ra). Hazrat Tulaib (ra) participó en la batalla de Badr y se cuenta entre los compañeros prominentes del Santo Profeta (sa). Participó en la batalla de Aynadain, que tuvo lugar en año 13 dH [después de la Hégira] durante el mes de Jumadi-ul-Ula. Alcanzó el martirio en esta misma batalla a la edad de treinta y cinco años. Aynadain es un área ubicada en Siria, donde los musulmanes y la gente de Roma lucharon en el año 13 dH. Sin embargo, según algunas fuentes, fue martirizado durante la batalla de Yarmouk. (Al-Tabqaat-ul-Kubra li ibn Sa‘d, Vol. 3, p. 91, Tulaib bin Umair, Dar-ul-Kutb al-Ilimiyya, Beirut, 1990) (Usdul Ghaba, Vol. 3, p. 94, Tulaib bin Umair, Dar-ul-Kutb Ilmiyyah, Beirut, 2003) (Mujam-ul-Buldan, Vol. 1, p. 129, Ajnadain, Dar-ul-Kutb Ilmiyyah, Beirut).

El siguiente compañero a mencionar es Hazrat Salim Maula ibn Abi Huzaifa. Su título era Abu Abdul’lah y el nombre de su padre era Ma’qil. Como he mencionado, el nombre del padre de Hazrat Salim era Ma’qil. Vivía en un área llamada Istakhr, que está situada en Irán. Se cuenta entre los compañeros prominentes del Santo Profeta (sa) y también estuvo entre los Muhayirin [musulmanes, que emigraron de La Meca a Medina]. Emigró a Medina antes del Santo Profeta (sa). El Santo Profeta (sa) formó un vínculo de hermandad entre Hazrat Salim y Mu’adh bin Ma’is. Era el esclavo de Hazrat Thubaita bint Ya’aar, la esposa de Hazrat Abu Huzaifa. Ella lo liberó como un Sa’iba. Había una regla general para los esclavos en ese momento que, si un esclavo era liberado y fallecía, la persona que heredaba su riqueza era la que lo liberó. Se afirma que fue liberado como un Sa’iba. Un Sa’iba es un esclavo, que es liberado por su amo para agradar a Dios. Esto significa que la persona que lo libera ya no tiene ningún derecho sobre su riqueza después de su fallecimiento. Hazrat Abu Huzaifa tomó a Hazrat Salim como su hijo adoptivo. Por lo tanto, también fue conocido como Salim bin Abi Huzaifa. Hazrat Abu Huzaifa lo casó con su sobrina, Fatima bint Waleed.(Usdul Ghaba, Vol. 2, pp. 382-383, Salim Maula Abi Huzaifa, Dar-ul-Kutb Ilmiyyah, Beirut, 2003) (Al-Tabqaat-ul-Kubra li ibn Sa‘d, Vol. 3, p. 63, Salim Maula Abu Huzaifa, Dar-ul-Kutb al-Ilimiyya, Beirut, 1990) (Al-Mustadrak Al’a Al-Sahihain [translation], Vol. 4, p. 434 footnote, Ishtiaq. A. Mushtaq Printers, Lahore, 2012)

Se relata que cuando Dios el Todopoderoso reveló el siguiente versículo:

[Árabe] (Surah al-Ahzab, Ch.33: V.6)

La traducción de este versículo es la siguiente:

“Llamadles por los nombres de sus padres. Esto es más equitativo a la vista de Al‑lah. Pero si no conocéis a sus padres, ellos son vuestros hermanos en la fe y vuestros amigos. No se os puede achacar nada por cualquier error sin intención que cometáis en este asunto, salvo lo que vuestros corazones deliberadamente desearon. Pues Al‑lah es el Sumo Indulgente, Misericordioso.”

Después de la revelación de este versículo, Hazrat Salim (ra) fue conocido como ‘Maula Abu Huzaifa, es decir, el esclavo liberado de Abu Huzaifa. Inicialmente, cuando fue liberado, se le conocía como el hijo de Abu Huzaifa, pero más tarde, se le conocía como un sirviente o amigo liberado de Abu Huzaifa (ra).

Muhammad bin Ya’afar narra:

“Cuando Hazrat Abu Huzaifa (ra) y Hazrat Salim Maula Abi Huzaifa (ra) emigraron de la Meca a Medina, ambos se quedaron en la residencia de Hazrat Abaad bin Bishr (ra).” (Al-Tabqaat-ul-Kubra li ibn Sa‘d, Vol. 3, p. 62, Abu Huzaifa bin Utbah, Dar-ul-Kutb al-Ilimiyya, Beirut, 1990)

Hazrat ibn Umar (ra) narra que cuando los primeros muhayirin llegaron desde La Meca, residían en un lugar llamado ‘Usbah que estaba cerca Quba. Hazrat Salim (ra) los guiaba en las oraciones porque él era uno de los que mejor conocían el Corán. Mas’ud bin Hunaidah narra:

“Cuando residimos en Quba, en compañía del Mensajero de Al-lah (sa), vimos una mezquita en la que los compañeros ofrecían oraciones en dirección a Baitul Maqdas y Hazrat Salim Maulah Abu Huzaifa (ra) los guiaba en la oración. Hazrat Salim (ra) era un Qari del Sagrado Corán. Fue uno de los cuatro compañeros de los cuales el Santo Profeta (sa) había declarado que de ellos debería aprenderse el Corán.” (Al-Tabqaat-ul-Kubra li ibn Sa‘d, Vol. 3, p. 64, Salim Maula Abu Huzaifa, Dar-ul-Kutb al-Ilimiyya, Beirut, 1990), (Al-Tabqaat-ul-Kubra li ibn Sa‘d, Vol. 3, p. 64, Salim Maula Abu Huzaifa, Dar-ul-Kutb al-Ilimiyya, Beirut, 1990),

Hazrat Mirza Bashir Ahmad sahib (ra) escribe:

“Además, había muchos esclavos liberados que alcanzaron un elevado rango en su conocimiento y sabiduría. Tal como Salim bin Ma’qil, el esclavo liberado de Abu Huzaifa (ra), que fue considerado como uno de los eruditos más distinguidos de entre los compañeros. Además, Salim era también uno de los cuatro Compañeros quienes fueron nombrados por el Santo Profeta (sa) para enseñar el Sagrado Corán.” (Al-Tabqaat-ul-Kubra li ibn Sa‘d, Vol. 4, p. 233, Dar-ul-Kutb al-Ilimiyya, Beirut, 1990) (Usdul Ghaba, Vol. 2, p. 382, Salim Maula bin Abi Huzaifah, Dar-ul-Kutb Ilmiyyah, Beirut, 2003)

En relación con él, Hazrat Mirza Bashir Ahmad sahib (ra) escribe afirmando:

“Luego estaba Salim bin Ma’qil, que era un esclavo ordinario liberado por Abu Huzaifa bin ‘Utbah. Sin embargo, progresó en su conocimiento y sabiduría hasta el punto que fue de los cuatro compañeros que fueron nombrados entre los musulmanes por el Santo Profeta (sa) para enseñar el Sagrado Corán, que fueron considerados lo suficientemente dignos como para ser sus representantes en este asunto.”  (Sirat Khatamun-Nabiyyin, Hazrat Mirza Bashir Ahmadra, p. 399) (Sirat Khatamun-Nabiyyin, Hazrat Mirza Bashir Ahmadra, p. 403)

Según otra narración, el Mensajero de Al-lah (sa) afirmó:

“Aprended el Corán de estos cuatro compañeros”.

Hazrat ‘Abdul’lah bin Mas’ud (ra) fue uno, el segundo fue Hazrat Salim Maulah Abu Huzaifa (ra), tercero fue Hazrat Ubbay bin Ka’ab (ra), y El cuarto fue Hazrat Ma’az bin Yabal (ra). (Sahih Bukhari, Kitab Fazail-ul-Sahaab-ulNabi, Munaaqib Salim Maula Abi Huzaifah, Hadith no. 3758)

En una de las tradiciones se afirma que una vez Hazrat Aisha (ra) llegó un poco tarde para ver al Santo Profeta (sa). El Santo Profeta (sa) le preguntó por qué había llegado tarde, y ella respondió:

“Un Qari estaba recitando el Sagrado Corán con una belleza extraordinaria. Empecé a escuchar su recitación del Corán, y por eso he llegado tarde”.

El Santo Profeta (sa) se puso su capa y salió y vio que era Hazrat Salim (ra) quien estaba recitando el Sagrado Corán. Al ver esto, el Profeta (sa) proclamó:

“Agradezco a Dios el Todopoderoso, Quien le ha otorgado a mi gente un Qari [recitador] tan hermoso como tú”. (Usdul Ghaba, Vol. 2, p. 383, Salim Maula Abi Huzaifah, Dar-ul-Kutb Ilmiyyah, Beirut, 2003)

Con motivo de Uhud, cuando el Santo Profeta (sa) fue herido, fue Hazrat Salim (ra) quien tuvo el honor de lavar sus heridas. Qattaadah relata que el día de la batalla de Uhud, la bendita frente del Santo Profeta (sa) y los dientes entre los de delante y los dientes caninos sufrieron lesiones. Hazrat Salim Maula Abu Huzaifah estaba lavando las heridas del Santo Profeta (sa) mientras el Santo Profeta (sa) decía: “¿Cómo puede una nación que ha tratado de manera tan cruel a su Profeta lograr tener éxito alguna vez?”

En esta ocasión, se reveló el siguiente versículo:

(árabe) [Surah Al-e-Imran, Ch.3: V.129]

Lo que significa: “A ti nada te incumbe en el asunto: Él puede volverse hacia ellos con misericordia o castigarlos, porque son malvados.”

Hazrat Salim (ra) relata que el Santo Profeta (sa) dijo que:

“En el Día del Juicio, se convocará a un grupo particular de personas -esto es algo que vale la pena escuchar muy cuidadosamente- en el Día del Juicio, se llamará a un grupo particular de personas que tendrán tantas buenas obras como las montañas de Tihaamah. Tihaamah es una cordillera en una región de terreno irregular frente a la costa de la península árabe que comienza desde el Sinaí y se extiende hacia el lado suroeste de Arabia. Hay una cierta parte de esta cordillera que comienza desde el golfo del mar rojo. El Santo Profeta (sa) dijo que las buenas obras de estas personas serán iguales a la montaña Tihaama. Sin embargo, cuando estas buenas obras se presenten ante Dios, Él las rechazará y echará a estas personas en el fuego.” (Urdu Daira Ma’arif Islamiyyah, Vol. 6, p. 851, Tihamah, Danish Gah, Punjab, Lahore, 2005) (Marifat Al-Sahaba La Abi Naeem, Vol. 2, p. 483, Salim Maula Abi Huzaifa, Hadith no. 3456, Dar-ul-Kutb Al-Ilmiyyah, Beirut, Lebanon, 2002)

Al escuchar esto, Hazrat Salim (ra) dijo:

“Oh, Mensajero (sa) de Al-lah, ¡que mis padres sean sacrificados por ti! ¡Por favor especifica las características de tales personas para que podamos reconocerlas! Juro por ese Dios que te ha elevado como un profeta, que temo convertirme en una de estas personas.”

Sobre esto, el Santo Profeta (sa) dijo que:

“Habrá personas que -esto es algo que realmente vale la pena escuchar con atención- que estas personas serán tales que mantendrán ayunos, ofrecerán las oraciones diarias y dormirán muy poco por la noche para ofrecer súplicas voluntarias. Sin embargo, cuando les presenten cosas prohibidas / ilegales, participarán de ellas.” (Sunan Ibn Majah, Kitab Al-Zuhd, Baab Zikr Al-Zanuub, Hadith no. 4245)

A veces, a pesar de todo esto (la adoración), estas personas serán víctimas de la codicia mundana, y no les importará lo que está permitido y lo que está prohibido. Y así, Dios rechazará sus buenas obras. Hazrat Tho’ban relata que el Santo Profeta (sa) dijo: “Tengo conocimiento de ciertos individuos entre mi gente que vendrán con buenas obras brillantes que serán (en montones) tan grandes como las montañas de Tihaamah, pero Dios el Todopoderoso las considerará inútiles y las dispersará en el viento”, esta es otra versión de la misma narración. Tho’ban imploró: “Oh, Mensajero de Al-lah, infórmanos de algunas de sus características distintivas; cuéntanos algo más en detalle, para que no nos encontremos entre ellos sin ni siquiera saberlo”.

El Santo Profeta (sa) respondió: “Son tus propios hermanos y tienen tu piel”, es decir, son tu propia gente y tienen tu color de piel.” También es probable que saquen tiempo de sus noches para adorar como vosotros sacáis tiempo para adorar. Pueden ser adoradores, pero son personas tales que, cuando se les presentan cosas que están prohibidas y consideradas ilegales por Dios, participan de ellas. No hacen distinción entre las cosas que Dios ha prohibido y las que no, y por ello el mundo materialista los domina.”

Por lo tanto, este es un momento para la reflexión constante y el temor continuo para un creyente y que Dios siempre permita a todos seguir evaluándose a sí mismos.

Los nombres de los hijos de Hazrat Abdul’lah bin Umar (ra) eran Salim, Waaqid y Abdul’lah. Los nombró como varios de los compañeros prominentes del Santo Profeta (sa). Uno de los hijos era Salim, que lleva el nombre del compañero, Salim Maula Abu Huzaifah (ra).

Sa’id bin Al Musaib relata que Hazrat Abdul’lah bin Umar (ra) le preguntó una vez: “¿Sabes por qué he puesto a mi hijo el nombre de Salim?” Sa’id respondió que no sabía. Él dijo: ” Le he llamado así a mi hijo en honor a Hazrat Salim Maula Abu Huzaifah (ra).” Luego le preguntó: “¿Sabes por qué he puesto a mi hijo el nombre de Waaqid?” Negando con la cabeza, Sa’id nuevamente dijo que no lo sabía. Dijo: “Le he llamado así por Hazrat Waaqid bin Abdul’lah Yarbu’iy (ra)”. Luego preguntó: “¿Sabes por qué he puesto como nombre a mi hijo, Abdul’lah?” Cuando expresó que no sabía, respondió: “Le he llamado Abdul’lah por Hazrat Abdul’lah bin Rawaha (ra)”. (Al-Tabqaat-ul-Kubra li ibn Sa‘d, Vol. 4, p. 119, Dar-ul-Kutb al-Ilimiyya, Beirut, 1990)

Por tanto, los Compañeros (ra) tenían una gran estima por los Compañeros mayores y prominentes y ponían sus nombres a sus hijos. Hazrat Abdul’lah bin Umar (ra) narra:

“Una vez, en una expedición militar con el Santo Profeta (sa), algunas personas se pusieron nerviosas (a medida que la batalla se intensificaba, algunas personas se volvieron un poco nerviosas)”.

Abdul’lah bin Umar (ra) dice:

“Salió con su arma y mientras se adelantaba, su mirada se dirigió hacia Hazrat Salim Maula Abi Huzaifah (ra), quien también había salido totalmente armado. Su digno rostro mostraba gran serenidad mientras caminaba delante de mí, sin la menor señal de angustia.”

Abdul’lah declara que decidió caminar justo detrás de ese hombre piadoso. Continuó marchando hasta que llegó a la presencia del Santo Profeta (sa) y se sentó justo a su lado.

El Santo Profeta (sa) estaba muy disgustado, salió y dijo:

“¡Oh, gente! ¿Qué miedo y angustia estáis mostrando? ¿Sois incapaces de mostrar la firmeza y resolución que estos dos creyentes han mostrado?”  (Al-Tarikh Al-Kabir, Vol. 6, p. 127, Baab-ul-Ain, Hadith no. 8538, Dar-ul-Kutb al-Ilimiyya, Beirut, 2001)

Es decir, todos deben mostrar una gran capacidad de resistencia, libre de cualquier tipo de ansiedad, al igual que Hazrat Salim (ra) y Hazrat Abdul’lah bin Umar (ra) que se habían comprometido a permanecer firmes incluso en los tiempos más difíciles.

Ibn Ishaaq menciona que, después de la conquista de La Meca, el Santo Profeta (sa) envió varias delegaciones a las afueras de la ciudad para atraer a las tribus dispersas hacia el islam. A estos grupos no se les ordenó luchar, sino solamente difundir el mensaje del islam. El Santo Profeta (sa) les había ordenado que no participaran en ninguna batalla. El Santo Profeta (sa) había enviado a Hazrat Jalid bin Walid (ra) a la tribu Banu Yazaimah con el propósito de propagar el islam. Sin embargo, al ver a Hazrat Jalid (ra), la gente de esa tribu levantó sus armas contra él. Cuando Hazrat Jalid (ra) vio su reacción, él respondió:

“Oh gente, los habitantes de La Meca han aceptado el islam, y no hay necesidad de levantar las armas nunca más”.

Un individuo llamado Yadham de entre ellos dijo en voz alta:

“Nunca voy a bajar mis armas. No tengo confianza en Jalid. Por Dios, después de que dejemos nuestras armas, nos harán prisioneros; y después del cautiverio, seremos decapitados”.

Algunos de los suyos lo agarraron y dijeron:

“¡Oh Yadham! ¿Deseas que nuestra sangre sea derramada? Ciertamente, han arrojado sus armas y la lucha ha cesado”.

Entonces ellos lo desarmaron y arrojaron las armas que tenían. Cuando renunciaron a sus armas, Hazrat Jalid mató a algunos de ellos y encarceló al resto; a cada uno de los miembros de la delegación se le asignó un prisionero. A la mañana siguiente, se les ordenó matar a cada prisionero bajo custodia.

Hazrat Salim, el esclavo liberado de Hazrat Huzaifah, dijo:

“¡Por ​​Dios! No mataré a ninguno de mis prisioneros, tampoco a ninguno de mis hombres.”

Ibn Hisham dice: “Uno de ellos salió de allí, fue al Santo Profeta (sa) y le explicó todo el incidente. El Santo Profeta (sa) preguntó: “¿Alguien mostró aversión a las acciones de Jalid?” (El Santo Profeta (sa) estaba disgustado por lo que había ocurrido y preguntó si alguien se había opuesto a ello). Respondió: “Sí, una persona que tenía una tez clara y de constitución media, expresó su desaprobación. Cuando Jalid le reprendió, se calló. Otro individuo, que era bastante alto, también expresó su descontento. En consecuencia, ambos discutieron sobre el asunto e intercambiaron palabras acaloradas”. Sobre esto, Hazrat Umar (ra) dijo:

“¡Oh Mensajero de Al-lah! Yo sé quiénes son estos dos hombres. Uno es mi hijo Abdul’lah, y el otro es Salim, el esclavo liberado de Abu Huzaifah”.

Ibn Ishaaq dice:

“El Santo Profeta (sa) llamó a Hazrat Ali (ra) y le dijo: ‘Ve y pregúntales sobre el asunto; que ocurrió y cuál era la razón.  Pon fin a este asunto que se asemeja a las acciones que se cometieron en el Yahiliyyah [período antes de la llegada del islam].’”

[El Santo Profeta (sa) dijo]:

“Ya que las acciones fueron completamente negligentes, hay que ponerle fin.”

Entonces, Hazrat Ali (ra) tomó las provisiones que le dio el Santo Profeta (sa). El Santo Profeta (sa) no solo envió a Hazrat Ali (ra), sino que envió también dinero y otras provisiones como indemnización por la pérdida de personas y riqueza. La razón por la que el Santo Profeta (sa) envió riqueza fue como indemnización por la pérdida que sufrieron. Una vez les entregó las provisiones, a Hazrat Ali (ra) todavía le quedaba algo de dinero. Preguntó a esas personas si había alguien que aún no hubiese recibido la indemnización. Ellos respondieron negativamente. Como el asunto había sido tratado con justicia, no quedaba nada para repartir. Hazrat Ali (ra) luego dijo: “Siguiendo las escrupulosas instrucciones emitidas por el Santo Profeta (sa), también se os entregará la riqueza restante, porque él sabe lo que vosotros no sabéis”. Así, Harzat Ali (ra) les entregó el dinero e informó al Santo Profeta (sa) sobre lo ocurrido. El Santo Profeta (sa) afirmó: “Ciertamente has cumplido con tu deber de la manera correcta”. El Santo Profeta (sa) entonces se volvió hacia la Qiblah, levantó ambas manos y recitó la siguiente oración tres veces:

[árabe]

“¡Oh mi señor! Quedo absuelto de las acciones cometidas por Jalid”.  (Sirat ibn Hisham, pp. 557-558, Dar ibn Hazam, Beirut, 2009), (Sahih Al-Bukhari, Kitab-ul-Maghazi, Hadith no. 4339)

Se cometió una gran injusticia. A pesar de que esta injusticia o error fue cometido por uno de su propia gente, el Santo Profeta (sa) no solo mostró su desagrado, sino que, para consolar a la parte inocente, ofreció una indemnización y otras provisiones e hizo todo lo posible para ofrecerles apoyo, a pesar de que eran enemigos. Hubo algunos que usaron la fuerza, pero el Santo Profeta (sa) no aprobó este acto. Este fue el estándar de justicia del Santo Profeta (sa).

Ibrahim bin Handalah narra sobre la autoridad de su padre que el día de la batalla de Yamammah, a Hazrat Salim, el esclavo liberado de Hazrat Huzaifah, se le dijo que sería el abanderado del ejército. Sin embargo, algunos temían por su vida, por lo que le dijeron que era mejor que entregara la bandera a otra persona. Hazrat Salim dijo: “En ese caso, mi conocimiento del Corán sería en vano”. Esto quería decir que, a pesar de tener una profunda comprensión del Sagrado Corán, no sería beneficioso si él no actuaba de acuerdo a aquellas enseñanzas; o que, a pesar de su conocimiento del Corán, si temiera por su vida y fracasara al actuar en relación a los importantes mandamientos del Corán, ese conocimiento sería fútil. No obstante, durante la batalla, cuando cortaron la mano derecha de Hazrat Salim, él sostuvo la bandera con su mano izquierda; y cuando le cortaron su mano izquierda, sujetó la bandera con su cuello, y recitó lo siguiente:

[árabe]

“Y Muhammad solo es un Mensajero, y junto con los muchos profetas que han pasado, han combatido muchas compañías de seguidores suyos.”

Cuando Hazrat Salim cayó, preguntó a los que estaban cerca de él sobre la suerte de Hazrat Huzaifah (ra). Le informaron que había sido martirizado. Entonces preguntó por otro individuo y le informaron que él también había sido martirizado. Hazrat Salim entonces pidió que le colocaran en medio de ambos. Cuando Hazrat Salim (ra) falleció, Hazrat Umar (ra) dio su herencia a Thubaita bint Ya´ar, que era quien había le había liberado. Sin embargo, él rechazó esta oferta y dijo que sólo lo había hecho por Dios el Todopoderoso. Posteriormente, Hazrat Umar (ra) entregó esa herencia al Baitul Maal [El Tesoro Nacional]. (Usdul Ghaba, Vol. 2, p. 384, Salim Maula Abu Huzaifah, Dar-ul-Kutb Ilmiyyah, Beirut, 2003)

Muhammad bin Thabit narra que durante la batalla de Yamama, cuando el ejército musulmán se había dispersado, Hazrat Salim declaró: “No podemos hacer esto al Santo Profeta (sa)”, es decir, huir. El mismo cavó una zanja y se quedó dentro de ella. Ese día, portaba la bandera de los Muhayirin [los que emigraron de Meca] y luchó valientemente hasta ser martirizado.

Hazrat Salim fue martirizado el 12 Hillri durante la Batalla de Yamama. Esta batalla tuvo lugar durante el Jalifato de Hazrat Abu Bakr (ra). Esta referencia se encuentra en Al-Tabaqaat-ul-Kubra.  (Al-Tabqaat-ul-Kubra li ibn Sa‘d, Vol. 3, Salim Maula Abi Huzaifah, pp. 64-65, Dar-ul-Kutb al-Ilimiyya, Beirut, 1990)

Hazrat Zaid bin Thabit dijo que cuando Hazrat Salim fue martirizado, la gente comentaba que se había perdido una cuarta parte del Corán. Esto significaba que uno de los cuatro eruditos, a quien el Santo Profeta (sa) había ordenado aprender el Corán, había fallecido. (Al-Mustadrak Al’a Al-Sahihain, Vol. 3, pp. 251-252, Kitab-ul-Marifat Al-Sahaba, Zikr Munaaqib Salim Maula Abi Huzaifah, Hadith no. 5004, Dar-ul-Kutb Ilmiyyah, Beirut, 2002)

El siguiente compañero es Hazrat Itbaan bin Malik. Pertenecía a los Banu Salim bin Auf, una rama de la tribu de Jazrall. El Santo Profeta (sa) estableció un vínculo de hermandad entre él y Hazrat Umar (ra). Hazrat Itbaan participó en las Batallas de Badr, Uhud y Jandaq. Comenzó a perder su visión durante la vida del Santo Profeta (sa) y falleció durante el reinado de Hazrat Muawiyah. (Al-Tabqaat-ul-Kubra li ibn Sa‘d, Vol. 3, pp. 415-416, Dar-ul-Kutb al-Ilimiyya, Beirut, 1990)

Cuando el Santo Profeta (sa) emigró a Medina, Hazrat Itbaan, junto a unos amigos fue a ver al Santo Profeta (sa) y le pidió que residiera con él en su casa. Sin embargo, el Santo Profeta (sa) dijo que soltara las riendas de su camello como había sido ordenado. Queriendo decir que se detendría donde Dios el Todopoderoso ordenase que lo hiciera. (Sirat ibn Hisham, pp. 228-229, Dar ibn Hazam, Beirut, 2009) (Sirat Khatamun-Nabiyyin, Hazrat Mirza Bashir Ahmadra, pp. 267-268)

Hazrat Umar (ra) relata:

“Un amigo de entre los ansar y yo nos instalamos en Banu Umayyah bin Zaid”. Este era el nombre de un pueblo cerca de Medina y estaba situado en un sitio elevado. “Nos turnábamos para visitar al Santo Profeta (sa). Un día iba él y al día siguiente lo hacía yo. Cuando regresaba le informaba sobre alguna nueva revelación del Santo Profeta (sa) y sobre otras noticias, y él hacía lo mismo cuando era su turno”. 

Hazrat Umar (ra) continúa diciendo:

“Un día, mi amigo Ansari fue, cuando era su turno, a ver al Santo Profeta (sa). Cuando regresó, llamó a mi puerta con fuerza y comenzó a preguntar por mí. Preocupado, salí fuera. Dijo: ‘ha ocurrido algo terrible.’”

Hazrat Umar (ra) dice:

“Al escuchar esto fui a ver a Hafsa y vi que estaba llorando. Le pregunté si el Santo Profeta (sa) se había divorciado de ella. Ella dijo que no lo sabía. Entonces fui con el Santo Profeta (sa) y le pregunté si se había divorciado de sus esposas. El Santo Profeta (sa) respondió negativamente. Al escuchar esto, exclamé: Allahu Akbar [Dios es Altísimo].” Sahih Al-Bukhari, Kitab-ul-Ilm, Baab Al-Tanawub fi Al-Ilm, Hadith no. 89)

En algunas narraciones, se encuentran más detalles sobre este incidente, que es un extenso relato. Durante un mes, el Santo Profeta (sa) se distanció no sólo de sus mujeres, sino también de sus compañeros. Debido a esto, se pensaba que tal vez se había divorciado de sus mujeres, El Santo Profeta (sa) estaba disgustado por alguna razón. Cualesquiera que fueran las razones, esta no era una de ellas.

En su comentario de Bujari, Hazrat Sayyid Zainul Asbideen Waliullah Shah Sahib escribió el relato en el que Hazrat Umar (ra) iba un día a ver al Santo Profeta (sa) y al día siguiente lo hacía su amigo. Escribe:

“Si uno no tiene los recursos para obtener conocimiento, entonces uno puede turnarse con otra persona, como Hazrat Umar (ra) y Hazrat Itbaan bin Malik. Teniendo en cuenta esta narración, uno se puede hacer una idea de la pasión que sentían los compañeros, que dejaban su trabajo y viajaban tres o cuatro millas para pasar todo el día junto al Santo Profeta (sa)”. (Sahih Al-Bukhari, Kitab-ul-Ilm, Baab Al-Tanawub fi Al-Ilm, Hadith no. 89, Vol. 1, p. 165, Nizarat Ishaat, Rabwah)

Sin embargo, según Al’lama A´ini en su comentario de Bujari, Umdatul Qari escribió:

“Aunque se afirma que el vecino de Hazrat Umar era Itbaan in Malik, sin embargo, el hecho es que el vecino de Hazrat Umar era Aus bin Javali”. Sin embargo, Hazrat Umar menciona el nombre de Hazrat Itbaan en su relato. (Umdatul Qari, Vol. 20, p. 256, Kitab-ul-Nikah, Hadith no. 5191, Dar-ul-Kutb al-Ilimiyya, Beirut, 2001)

Según una narración, cuando Hazrat Itbaan bin Malik (ra) perdió la vista, pidió permiso al Santo Profeta (sa) para ser eximido de asistir a las oraciones en congregación en la mezquita. El Santo Profeta (sa) le preguntó si podía escuchar el Azan [la llamada a la oración], a lo que respondió afirmativamente. El Santo Profeta (sa) no le dio concedió ese permiso. Este es un hadiz muy conocido y se menciona a menudo. Sin embargo, hay más detalles sobre este relato. Según una narración de Sahih Bujari, el Santo Profeta (sa), más tarde, le concedió permiso para ofrecer sus oraciones en casa. Inicialmente no lo hizo, pero más tarde le permitió hacerlo. La narración de Bujari nos cuenta que Hazrat Itbaan bin Malik (ra) dirigía las oraciones para la gente de su tribu y era ciego. Le dijo al Santo Profeta (sa):

“¡Oh Mensajero (sa) de Al-lah! Cuando llueve, el valle se inunda y también oscurece. Soy un hombre ciego y por eso le ruego que venga amablemente a mi casa y así pueda yo designar esa zona como lugar de culto”.

Es difícil para mí ir [a la mezquita] por lo tanto he designado una zona en mi casa y le ruego que rece allí. El Santo Profeta (sa) visitó su casa y le preguntó dónde le gustaría que rezase. Hazrat Itbaan (ra) señaló una dirección particular y el Santo Profeta (sa) realizó su oración allí.  (Al-Tabqaat-ul-Kubra li ibn Sa‘d, Vol. 3, p. 415, Itbaan bin Malik, Dar-ul-Kutb al-Ilimiyya, Beirut, 1990) (Sahih Bukhari, Kitab-ul-Adhan, Hadith no. 667)

De este modo, y según otras narraciones, aunque se le dio permiso para ofrecer las oraciones en su casa, él continuaba dirigiendo las oraciones en congregación porque todos se juntaban en su casa. Debido a condiciones climáticas extremas, y a las dificultades para llegar a la mezquita, se le concedió permiso, pero con la condición de que la oración se ofreciera en congregación y sin pretextos. Hazrat Syed Waliullah Shah Sahib, en el libro Kitab-ul-Azan de Sahih Bujari, en el capítulo sobre el permiso para rezar en la propia casa debido a la lluvia u otras circunstancias, explica en el comentario:

“Imam Bujari menciona las circunstancias en las que uno puede ser eximido de ofrecer la oración en congregación. A pesar de que el Santo Profeta (sa), en la medida de lo posible, buscaba crear facilidad y consuelo en los preceptos religiosos, a pesar de esto, no le otorgó a Hazrat Itbaan (ra) el permiso para ofrecer la oración por su cuenta en su casa. Incluso cuando el Santo Profeta (sa) dio permiso, fue con la condición de que tendría que leerlo en congregación”.

Además, escribe:

“Hazrat Itbaan (ra) era ciego y un rio fluía cerca del camino que conducía a la mezquita, y según las narraciones, buscó el permiso del Santo Profeta (sa) para ofrecer su oración en casa. El Santo Profeta (sa) le concedió permiso, pero con la condición de que la ofreciera en congregación”.

Además, escribe:

“Si la oración obligatoria pudiera ofrecerse por sí misma, el Santo Profeta (sa) ciertamente habría permitido que Hazrat Itbaan (ra) lo hiciera, considerando su discapacidad”.

Por lo tanto, esto siempre debe tenerse en cuenta. Aquí en estos países, si la mezquita está a una cierta distancia y tampoco hay medios de transporte, entonces, como he dicho en muchas ocasiones, los áhmadis deben ofrecer sus hogares como centros de Salat donde los vecinos áhmadis locales puedan reunirse y ofrecer sus oraciones en congregación. Que Dios el Todopoderoso les permita a todos adherirse a estos mandatos.

Ahora dirigiré algunas oraciones fúnebres en ausencia y mencionaré brevemente sobre los fallecidos. El primero es el respetado Ghulam Mustafa Awan Sahib, quien falleció en Rabwah el 16 de marzo a la edad de 78 años: “A Al-lah pertenecemos y a Él retornaremos.”

Por la gracia de Dios el Todopoderoso, nació áhmadi y el Ahmadíat entró en su familia a través de su abuelo paterno, Diwan Baksh Sahib. El difunto era regular en sus cinco oraciones diarias y en ofrecer la oración de Tahayyud. Era una persona muy justa, compasiva, cariñosa, cortés y social, que vivía con sencillez. Era una persona que dependía profundamente de las súplicas y las oraciones. Era muy hospitalario, se preocupaba por los necesitados y los pobres y, con frecuencia, ayudaba a reconciliar y sanar las relaciones de los demás. Siempre daba prioridad a su fe sobre todas las cosas mundanas y era un individuo extremadamente devoto. Tenía un profundo vínculo de amor con la Nizam-e-Yama’at y la institución del Jilafat. Debido a su empleo, también pasó algún tiempo en Arabia Saudita y durante su estancia allí, tuvo la oportunidad de realizar el Hall nueve veces y realizar muchas Umras. También tuvo la oportunidad de trabajar en las obras de construcción de Jana Ka’aba y Masyid Nabwi. Por la gracia de Dios el Todopoderoso, era un Musi. Un día, cuando su salud empeoró repentinamente, su primer y principal pensamiento fue que todavía tenía que pagar su contribución [de Wasiat] por su propiedad. Por lo tanto, al recibir la cura del Dios el Todopoderoso, inmediatamente vendió parte de su propiedad y pagó la contribución que debía sobre su propiedad. Deja atrás a su esposa, su hijo, Ahmad Murtaza, quien actualmente reside en Alemania y cuatro hijas. Dos de sus yernos son misioneros, Muhammad Yaved Sahib, que actualmente trabaja, habiendo consagrado su vida, en Zambia, y Yamil Ahmad Tabassum Sahib, que actualmente se encuentra en Rusia. Las hijas del fallecido están casadas con misioneros, es decir, están con esposos consagrados en tierras extranjeras y no pudieron regresar con motivo de la muerte de su padre. Han tenido que soportar esta pérdida mientras están lejos de su tierra natal, por lo tanto, que Dios el Todopoderoso les conceda paciencia y fortaleza para soportar esta pérdida y eleve el rango del difunto.

El segundo funeral es el de la respetada Amtul Haye Sahiba, que es la esposa de Muhammad Nawaz Sahib de Kathgarhi. Falleció el 15 de marzo – A Al-lah pertenecemos y a Él retornaremos.

Ella procedía de un pueblo vecino de Qadián llamado Bagul. Tenía solo dos años cuando falleció su padre, y fue criada por el hermano mayor de su padre, Muhammad Ibrahim. La difunta nació siendo áhmadi, pues su familia aceptó el ahmadíat en el año 1903. Después de la independencia del Pakistán, emigró allí con la familia de su tío, y se estableció en Jaranwala. Más tarde, en 1981, se trasladó a Rabwah para la mejor educación de sus hijos, y permaneció en Rabwah hasta su fallecimiento. Era musi con la gracia de Dios, y Dios el Todopoderoso le otorgó seis hijos y cinco hijas. Una de sus hijas falleció a una edad temprana. Ella alentó a sus hijos a dedicar sus vidas a la Yama’at, y este espíritu ha continuado en su progenie. Su hijo mayor, Rana Faruq Ahmad Sahib, ejerce actualmente como misionero en Nizarat Dawat il-la Al-lah en Rabwah. Su hijo menor, Hafiz Mahmud Ahmad Tahir, trabaja como maestro en Yamia Ahmadía de Tanzania, y no ha podido regresar a Pakistán para el funeral de su madre. De manera similar, dos de sus nietos son misioneros, y uno de ellos está sirviendo en Ghana. Dos de sus nietos son Hafiz-e-Corán [han memorizado todo el Corán]. Muchas de sus nietas se hallan casadas con misioneros y consagrados. El hijo del difunto, Hafiz Mahmud dice:

“Nuestros padres dieron prioridad a la fe toda su vida, y siempre estuvieron dispuestos a hacer todos los sacrificios necesarios para mantenernos unidos a la Nizam-e-Yama’at y a la institución del Jilafat-e-Ahmadía; y también para ofrecer las cinco oraciones diarias.”

Ella tenía también una gran pasión por el Tabligh. Los hermanos de su madre no eran áhmadis y siempre hacía todo lo posible para predicarles. Como resultado de sus esfuerzos en el Tabligh, uno de los hermanos de su madre, Abdul Mujid Sahib, aceptó el ahmadíat, y mediante la gracia de Dios el Todopoderoso, su progenie también está sirviendo a la Yama’at. Mientras vivió en Shorkot, la situación era de una gran hostilidad contra los áhmadis durante los años 1953 y 1974. Sin embargo, soportó este período con gran coraje y valentía, y no mostró ningún tipo de temor”.

Además, escribe:

“Fue durante los disturbios de 1974, cuando la esposa de un jefe de la aldea vino a nuestra casa y le entregó un mensaje a su esposo en el que decía que un grupo de manifestantes se dirigía hacia la aldea para atacar a las casas de los áhmadis. Los hombres debían abandonar sus casas y esconderse en el campo, y las mujeres deberían acudir a la casa de ella. Nuestra madre respondió: ‘Nos quedaremos dentro de nuestra casa, incluso si se nos arrebata la vida.’ En esos días, un grupo de manifestantes acudió a nuestra casa. En ese momento, todos los hombres estaban fuera, y solo mis hermanas y mi madre se encontraban en casa. Ella agarró un hacha y comenzó a caminar por el patio de la casa. De repente, alguien desde fuera gritó para que se atacara la casa, y ella respondió desde dentro: ‘Si alguien salta por encima de la pared y entra, le cortaré la cabeza como hizo Hazrat Safia (ra), que en una ocasión agarró la cabeza de alguien y la arrojó fuera de su casa.’ Observando su fuerza y ​​coraje, los enemigos se marcharon de allí. En 1971, uno de sus hijos, que estaba sirviendo en el ejército, o como funcionario en aquel momento, fue capturado como prisionero de guerra. Pasó tres años como prisionero de guerra y ella soportó ese tiempo con gran paciencia. Al ser liberado, nuestro padre lo recogió y lo presentó ante Hazrat Jalifatul Masih III (rh).”

Dice, además:

“Nuestra madre sentía un gran amor por el Santo Profeta (sa) y siempre nos pedía que contáramos los relatos de la vida del Santo Profeta (sa) en el hogar. Incluso en sus últimos días, ella hablaba sobre el Santo Profeta (sa) y el Mesías Prometido (as) diciendo que venían a reunirse con ella”.

Que Dios el Todopoderoso eleve su rango y le conceda Su perdón. Que también haga posible que sus hijos y progenie continúen sus buenas acciones.

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