Los Compañeros (Sahaba) del Profeta Muhammad (sa)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

Los Compañeros (Sahaba) del Profeta Muhammad (sa)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Después de recitar el Tashahhud, Ta’awwuz y Sura Al-Fatiha, Hazrat Jalifat-ul-Masih V (aba) declaró:

El nombre del sahabi [Compañero del Santo Profeta (sa)], que se mencionará hoy, es Hazrat Abu Huzaifah bin Utbah. Su nombre patronímico era Abu Huzaifah. Los nombres de Hushaim, Haashim, Qais, Hissal, Issal y Miqsam también se le atribuyen. Su madre era conocida por el nombre patronímico Umme Safwaan y su nombre era Fátima bint Safwan. Era alto y tenía un rostro hermoso. Había aceptado el islam antes de que el Santo Profeta (sa) fuera a Dare Arqam. Fue uno de los primeros en aceptar al Santo Profeta (sa). Al comentar sobre esto, Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib ha escrito que “Abu Huzaifah bin Utbah era de Banu Umaiyyah. Su padre, ‘Utbah bin Rabi’ah estaba entre los jefes de Quraish. Abu Huzaifah fue martirizado en la batalla de Yamama, que se libró contra Musailimah Kazzab durante el califato de Hazrat Abu Bakr (ra)”. Hazrat Abu Huzaifah participó en ambas migraciones a Abisinia, mientras que su esposa, Hazrat Sahlah bint Suhail también emigró con él.(Al-Tabaqaat-ul-Kubra, Vol. 3, pp. 61-62, Dar-ul-Kutub Al-Ilmiyyah, Beirut, 1990) (Al-Mustadrak Ala Al-Sahihain, Vol. 3, p. 248, Hadith 4993, Kitab Ma’rifat Al-Sahabara, Dar-ul-Kutub Al-Ilmiyyah, Beirut, 2002) (Imtaa’ul Asmaa’, Vol. 14, p. 335, Dar-ul-Kutub Al-Ilmiyyah, Beirut, 1999) (Sirat Khatamun-Nabiyyin, Hazrat Mirza Bashir Ahmadra, p. 124)(Al-Tabaqaat-ul-Kubra, Vol. 3, p. 62, Dar-ul-Kutub Al-Ilmiyyah, Beirut, 1990)

Ya he relatado la migración a Abisinia al tiempo que mencioné a otros Compañeros sobre cómo y por qué se llevó a cabo. Lo mencionaré aquí brevemente. Presentaré un resumen o algunas partes seleccionadas y resumidas de lo que Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib ha tomado de diferentes libros de la historia y de los Hadices [dichos del Santo Profeta (sa)].

Escribe: “Cuando el sufrimiento de los musulmanes llegó a su límite y los Quraish continuaron agravando la aflicción de los musulmanes, el Santo Profeta (sa) instruyó a los musulmanes a emigrar a Abisinia, y dijo: ‘El rey de Abisinia es justo y equitativo. Ninguno está sujeto a la opresión bajo su gobierno’. Durante esa época, se estableció una fuerte soberanía cristiana en Abisinia y el rey se llamaba Negus. Arabia tuvo relaciones comerciales con Abisinia. Durante ese tiempo (cuando emigraron), el nombre personal de Negus era As-Hamah, que era un rey justo, inteligente y poderoso. En cualquier caso, cuando el sufrimiento de los musulmanes alcanzaron la cúspide, el Santo Profeta (sa) instruyó que aquellos que pudieran, emigraran a Abisinia. Por lo tanto, siguiendo las instrucciones del Santo Profeta (sa), en el mes de Rayab 5 Nabawi, once hombres y cuatro mujeres emigraron a Abisinia. Los nombres más conocidos entre ellos eran los siguientes: Ḥazrat ‘Usman bin’ Affan y su esposa Ruqayyah, la hija del Santo Profeta (sa), ‘Abdur-Rahman bin’ Auf, Zubair bin Al-‘Awwaam, Abu Ḥuzaifah bin ‘ “Utbah (el relato de quien estoy narrando actualmente; también fue parte de este primer grupo), ‘Uzman bin Maz’un, Mus’ab bin’ Umair, Abu Salamah bin ‘Abdul-Asad y su esposa Umme Salamah”.

Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib escribe: “Es muy extraño que la mayoría de estos inmigrantes pioneros fueran aquellos que pertenecían a las poderosas tribus de Quraish, y los más débiles se aprecia que eran pocos. Esto ilustra dos cosas: en primer lugar, incluso aquellos que pertenecían a las poderosas tribus de Quraish no estaban a salvo de las crueldades de Quraish. En segundo lugar, las personas débiles, como los esclavos, etc., en ese momento se encontraban en un estado tan grave de debilidad y miseria que ni siquiera podían emigrar.

Viajando hacia el sur, cuando los inmigrantes llegaron a Sha’ibah, que era un puerto marítimo en Arabia en ese momento, por la Gracia de Al-lah el Todopoderoso encontraron un barco comercial que estaba listo para partir a Abisinia y, por lo tanto, todos ellos abordaron en él. Al llegar a Abisinia, los musulmanes encontraron una vida de gran paz y protección contra las crueldades de los Quraish después de muchas dificultades y oraciones. Sin embargo, como algunos historiadores han mencionado, no había pasado mucho tiempo desde que los inmigrantes habían partido hacia Abisinia, cuando llegó un rumor de que todos los Quraish habían aceptado el islam, y Meca era ahora un lugar de completa paz y seguridad. El resultado de esta noticia fue que la mayoría de los inmigrantes regresaron de inmediato sin ponderar la noticia”.

Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib ha arrojado algo de luz sobre este rumor sobre cómo y por qué se propagó. Habiendo consultado varios libros de historia, escribe:

“En realidad, aunque este era un rumor completamente falso y sin fundamento, que probablemente lo difundieron los quraishitas para atraer a los inmigrantes de Abisinia y ponerlos en dificultades. De hecho, en una investigación más detallada, este rumor [y la historia del regreso de los inmigrantes], en sí mismo, parecen ser infundado. No obstante, si se toma como cierto, el incidente mencionado en varios Hadices puede estar presente. Se menciona en Bujari, que una vez el Santo Profeta (sa) recitó versículos de Surah An-Nallam en el patio de la Ka’bah. En ese momento, muchos jefes de los infieles también estaban presentes, junto con los musulmanes. Cuando el Santo Profeta (sa) completó el capítulo, cayó en postración (al completar el Surah An-Nallam) y con él todos los musulmanes e infieles cayeron en postración también. La razón detrás de la postración de los incrédulos no se ha mencionado en el Hadiz, pero parece que aparentemente el Santo Profeta (sa) recitó los versículos de Al-lah de tal manera que tocó las cuerdas del corazón. Esos versículos fueron tales como los que ilustran particularmente la Unidad de Dios, Su poder y Majestad de una manera extremadamente elocuente y perspicaz, y se recordaron Sus favores. Luego, se advirtió a los Quraish de una manera muy majestuosa e imponente, que en caso de que no se abstuvieran de sus actos malvados, se encontrarían con el mismo fin que las naciones pasadas porque rechazaban a los Mensajeros de Dios. Luego, al final de estos versículos, se ordenó que vinieran y se postraran ante Al-lah. Después de la recitación de estos versículos, el Santo Profeta (sa) y todos los musulmanes cayeron en postración a la vez, y como resultado, estas palabras y esta visión tuvieron un efecto tan milagroso en los Quraish, que también cayeron en la postración sin remedio.”

Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib escribe:

“Esto no debería sorprender, ya que, en tales circunstancias, como se ha mencionado, el corazón del humano, a veces, fascinado, de forma natural, comete acciones que están en contra de sus principios y religión reales. Por lo tanto, a veces, hemos sido testigos de que, durante una aflicción grave y repentina, incluso un ateo clama: “¡Oh Dios! ¡Oh Dios! ‘O’ O Ram Ram! ‘Los Quraish ni siquiera eran ateos, y en realidad creían en el ser de Dios [aunque asociaban los ídolos con Él].”

Observamos esto incluso hoy cuando, al hablar con algunos ateos, se les pregunta si el nombre de Dios le vino a la mente o en la lengua, cuando se vieron afectados por alguna aflicción repentina, reconocen que este fue realmente el caso. Por lo tanto, esto se debió al efecto de la recitación de ese Sura, las palabras del Sura y la acción de los musulmanes de que los jefes de los incrédulos también se postraron junto con todos los demás.

[Él escribe, además,]: “Por lo tanto, después de la recitación de esta majestuosa palabra, llena de asombro, la comunidad de musulmanes se postró a la vez; tuvo un efecto tan milagroso, que los Quraish impotentes también cayeron en postración. Sin embargo, tal influencia suele ser temporal, y el hombre regresa rápidamente a su estado original. Como tal, lo mismo sucedió aquí, ya que cuando los Quraish se levantaron de la postración, siguieron siendo los mismos idólatras que eran antes.

En cualquier caso, esta ocurrencia es tal como está comprobada por un auténtico Hadiz; se encuentra en el Bujari. Por lo tanto, si la noticia del regreso de los emigrantes a Abisinia es de hecho cierta, parece que los Quraish (quienes siempre anhelaban el regreso de los emigrantes de Abisinia) probablemente utilizaron esta acción para difundir el rumor de que los Quraish de Meca se había convertido en musulmán, y que Meca ahora era completamente segura para los musulmanes. Cuando este rumor llegó a los emigrantes de Abisinia, estaban naturalmente encantados de escucharlo, y en el fervor de su deleite, rápidamente regresaron sin pensárselo. Cuando estuvieron cerca de Meca, se dieron cuenta de la realidad de la cuestión, sobre la cual algunos en secreto y otros bajo la protección de un jefe poderoso e influyente de Quraish, entraron en Meca, mientras que otros retrocedieron.

Por eso, si el rumor de que los Quraish se habían convertido en musulmanes era cierto, fue únicamente debido al incidente de la postración tras la recitación del Surah An-Nallam. ¡Pero sólo Al-lah lo sabe!

De cualquier modo, aunque los emigrantes a Abisinia regresaron, la mayoría de ellos volvió a Abisinia. Además, dado que los Quraish continuaban causando sufrimiento, y sus tiranías aumentaban día tras día, otros musulmanes, siguiendo las instrucciones del Santo Profeta (sa) comenzaron a prepararse para emigrar en secreto. Empezaron a salir gradualmente, cuando encontraban la oportunidad de hacerlo. Esta cadena de emigración que se formó, hizo que al final el número de emigrantes a Abisinia alcanzó los cien, dieciocho de los cuales eran mujeres. Muy pocos musulmanes se quedaron en Meca junto al Santo Profeta (sa). Algunos historiadores han denominado a esta emigración como “la segunda emigración a Abisinia”. Hubo una primera emigración y después otro grupo de gente los siguió.(Sirat Khatamun-Nabiyyin, Hazrat Mirza Bashir Ahmadra, pp. 146-149)

Asimismo, cuando se concedió permiso para emigrar a Medina, Abu Huzaifah y Hazrat Saalim, que era su esclavo liberado, también lo hicieron. Ellos primero emigraron hacia Abisinia. También volvieron durante el mismo período. Su segunda emigración fue hacia Medina, donde ambos permanecieron en la casa de Hazrat Abbad bin Bishr. El Santo Profeta (sa) creó un lazo de hermandad entre Hazrat Abu Huzaifah y Hazrat Abbad bin Bishr. Hazrat Abu Huzaifah también participó en la expedición de Hazrat Abdul-lah bin Yahash. (Al-Tabaqaat-ul-Kubra, Vol. 3, p. 62, Dar-ul-Kutub Al-Ilmiyyah, Beirut, 1990) (Sirat Ibn Hisham, p. 286, Bab Sirya Abdullah bin Jahashra, Dar Ibn Hazam, Beirut, 2009)

Voy a presentar los detalles y el contexto de la expedición de Abdul-lah bin Yahash, tal como se menciona en Sirat Jataman Nabiyyin:

“Un jefe de Meca llamado Kurz bin Yabir bin Fihri, junto a una comitiva de Quraish, asaltó repentinamente un pasto de Medina, que se encontraba situado solo a tres millas de la ciudad y huyó con los camellos y aparejos que pertenecían a los musulmanes. Tan pronto como el Santo Profeta (sa) supo la noticia, nombró Amir [jefe de la expedición] a Zain bin Harizah (ra) durante su ausencia, y salió en su búsqueda junto a un grupo de Compañeros. Les persiguieron hasta llegar a Safwaan, una zona cercana a Badr, pero él logró escapar. Esta expedición se conoce como Ghazwah Badrall-Ula.

Escribe, además: “Esta incursión de Kurz bin Yabir no fue un mero acto de pillaje beduino (no fue el caso de que un beduino viniera a saquear y cometiera este robo por mera ignorancia), sino que fue llevado a cabo en nombre de los Quraish contra los musulmanes, con un motivo particular. De hecho, es muy probable que su intención fuese infligir daño al Santo Profeta (sa), pero al encontrar a los musulmanes en alerta, se decidió por el robo de los camellos y huir. Esto demuestra también que los Quraish de Meca habían planeado asaltar Medina con el fin de destruir completamente a los musulmanes.

El ataque repentino de Kurz bin Yabir había aterrorizado en buena medida a los musulmanes y, como los jefes de Meca amenazaban con atacar Medina y destruir completamente a los musulmanes, éstos se encontraban muy aprensivos. Al observar las continuas amenazas, el Santo Profeta (sa) decidió que los movimientos de los Quraish debían ser examinados de cerca (con el fin de descifrar sus planes e intenciones y para ello, debían ponerse en marcha medidas para observar sus actividades de cerca), para que toda la información necesaria respecto a ellos pudiera estar disponible a tiempo y así salvaguardar a Medina de todo tipo de ataques repentinos. Por tanto, para este propósito, el Santo Profeta (sa) reunió un grupo de ocho Muhayarin. Como un acto de sabiduría, el Santo Profeta (sa) seleccionó a hombres de las diversas tribus de los Quraish, para que fuera más fácil obtener los informes respecto a las conspiraciones ocultas de los Quraish.

El Santo Profeta (sa) nombró a su primo paterno, Abdul-lah bin Yahash (ra) como líder de este grupo. (Huzaifah bin Utbah también se encontraba presente en esta expedición). Con el fin de asegurarse de que la misión primordial de este grupo se mantuviera en secreto, incluso para las masas musulmanas, a esta expedición el Santo Profeta (sa) ni siquiera informó al líder de este grupo a donde era enviado o para qué propósito. Más bien, tras su partida, el Santo Profeta (sa) le entregó una carta sellada y dijo (explicando la dirección del viaje): “Esta carta contiene las instrucciones necesarias para ti. Cuando cubras una distancia de dos días de viaje desde Medina, abre la carta y actúa de acuerdo con las instrucciones estipuladas”. Como tal, Abdul-lah (ra) y sus Compañeros partieron siguiendo la orden de su maestro. Cuando habían viajado una distancia de dos días desde Medina, Abdul-lah (ra) abrió la carta con las instrucciones del Santo Profeta (sa). Estas eran las siguientes:

“Id al Valle de Najlah entre Meca y Taif y obtened información sobre los Quraish y regresar con noticias de allí.”

Además, dado que una misión secreta tan cerca de Meca era una tarea muy delicada, al final de la carta, el Santo Profeta (sa) había escrito que si después de conocer el objetivo de la misión, alguno de los Compañeros tenía dudas en acompañar al grupo y deseaba regresar, él les daba permiso para hacerlo.

Abdul-lah (ra) leyó en voz alta esta directriz a sus Compañeros quienes afirmaron unánimemente: “nos presentamos felizmente para este servicio”. Después, este grupo se dirigió hacia Najlah. Sad bin Abi Waqqas (ra) y Utbah bin Ghazwan (ra) perdieron sus camellos en el camino, y se separaron de sus Compañeros al buscar los camellos. A pesar de intentarlo, fueron incapaces de encontrarse. El grupo al final salió solo con seis personas. (Estos seis continuaron con la tarea asignada). Este pequeño grupo llegó a Najlah y se puso a trabajar en su misión (es decir, estudiar las intenciones de los incrédulos de Meca y saber si tenían algún plan para atacar Medina). Con la idea de ocultar su misión secreta, algunos se afeitaron la cabeza, para que los viajeros, etc. no se alarmaran y pensaran que habían venido a hacer el Umrah. Se afeitaron la cabeza para que la gente pensara que estaban viajando para realizar el “Umrah”. Él dice entonces; “No obstante, acabábamos de llegar allí cuando, de repente, nos encontramos con una pequeña caravana de los Quraish, que viajaba de Taif a Meca.” (Ellos se dieron cuenta de que era un grupo de musulmanes y decidieron luchar contra ellos).

Los musulmanes consultaron entre sí sobre lo que debían hacer. El Santo Profeta (sa) les había enviado con el propósito de obtener información en secreto pero, por otro lado, la guerra con los Quraish había empezado. Ambos oponentes se enfrentaron y naturalmente corrían el riesgo que ahora, dado que la gente de la caravana de los Quraish los había descubierto, su misión secreta ya no permanecería secreta por más tiempo. Otro dilema fue que algunos musulmanes pensaron que quizá era el último día de Rayab, es decir, un mes sagrado donde, según la antigua costumbre árabe, la lucha estaba prohibida. Otros pensaban que Rayab ya había pasado y el mes de Sha´ban había comenzado. En algunas narraciones se ha relatado que esta expedición se envió en Yamadiyul-Ajir, y hubo dudas si este día era Yamadi o Rayab. No obstante, por otro lado, el Valle de Najlah estaba situado justo a las afueras de Haram y era obvio que, si no se tomaba una decisión ese día, la caravana podría entrar en Haram al día siguiente, cuya santidad era inviolable. Por todo ello y teniendo en cuenta todos estos factores, estos seis musulmanes decidieron finalmente que la caravana debía ser atacada, y la gente de la caravana debía ser capturada o asesinada. Por lo tanto, atacaron en nombre de Al-lah, y, como resultado, un hombre de los incrédulos, cuyo nombre era Amr bin Al-Hadrami fue asesinado, y dos fueron capturados. Sin embargo, el cuarto individuo escapó, y los musulmanes fueron incapaces de capturarle.

De este modo, su decisión de capturarles o matarles no tuvo éxito. A partir de entonces, los musulmanes se apoderaron de los bienes de la caravana. Como un hombre que pertenecía a los Quraish había escapado y las noticias de este conflicto inevitablemente llegarían a Meca, Abdul-lah bin Yahash (ra) y sus Compañeros rápidamente regresaron a Medina con el botín”.

Los orientalistas a menudo plantean la acusación de que este grupo fue enviado con la intención de atacar la caravana, lo cual es absolutamente incorrecto. La verdad del asunto es que cuando el Santo Profeta (sa) descubrió que los Compañeros habían atacado la caravana, se disgustó en extremo. Como tal, se narra que cuando se presentaron ante el Santo Profeta (sa) y fue informado de todo, el Santo Profeta (sa) se disgustó muchísimo y dijo: “No os he dado permiso para luchar en el Mes Sagrado”.

Luego se afirma que se negó a aceptar el botín de guerra, diciendo: “No aceptaré nada de esto”. Sobre ello, Abdul-lah (ra) y sus Compañeros sintieron profundo remordimiento y vergüenza.

Ellos pensaron que, puesto que habían provocado el disgusto de Dios y Su Mensajero, habían conseguido su propia ruina” (se quedaron extremadamente preocupados).

Incluso los otros Compañeros les hicieron reproches, y dijeron:

“Hicisteis lo que no se os había sido ordenado, y luchasteis en el Mes Sagrado, aunque no habíais recibido ninguna orden de luchar en esta campaña”.

Por otro lado, los Quraish también alzaron una protesta clamorosa de que los musulmanes habían violado la santidad del Mes Sagrado. Como la persona que fue asesinada, ‘Amr bin Al-Ḥaḍrami, era un líder y también un compañero de ‘Utbah bin Rabi’ah, un jefe de Meca, este suceso enfureció enormemente a los Quraish. Comenzaron a prepararse para un ataque contra Medina todavía con mayor celo y alboroto”.

No obstante, debido a este incidente, hubo intensas discusiones entre los musulmanes y los incrédulos sobre el hecho de que los musulmanes habían lanzado un ataque en el Mes Sagrado. En el libro Sirat Jataman Nabiyyin, Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib escribe: “Finalmente, fue revelado el siguiente versículo del Corán, lo que proporcionó un medio de alivio para los musulmanes:

[árabe]

Te preguntan sobre el combate en el Mes Sagrado. Diles: “Combatir en él es un grave pecado, pero apartar por la fuerza a los hombres de la religión de Dios en el Mes Sagrado o más bien, mostrar incredulidad durante el Mes Sagrado y en la Mezquita Sagrada, es decir, violar su santidad, y luego obligar a salir a los musulmanes de Haram, que es algo que vosotros los idólatras, habitantes de Ḥaram sois culpables de hacer, ¡oh idólatras!, es un pecado mayor para Al-lah que luchar en el Mes Sagrado; y en verdad, perseguir en la tierra durante el Mes Sagrado es peor incluso que luchar, puesto que el objetivo es prevenir la persecución. ¡Oh vosotros, musulmanes! El estado de los incrédulos es tal que se han vuelto tan ciegos en cuanto a su enemistad hacia vosotros, que no dejaran de pelear contra vosotros en cualquier momento y en cualquier lugar, hasta que os alejen de vuestra fe, si encuentran el poder para hacerlo.(Surah al-Baqarah, Ch.2: V.218)

Además, la historia establece que los jefes de los Quraish difundieron su sangrienta propaganda incluso en los Meses Sagrados. De hecho, se volvieron aún más activos en sus malvados planes durante estos meses, aprovechando las reuniones y los viajes que se hacían en los Meses Sagrados. Además, con gran desvergüenza, para gratificarse con una falsa satisfacción, reorganizaban el orden de los Meses Sagrados, que eran conocidos como Nas’i “.

Hasta la conquista de Meca, continuaron tratando a los musulmanes de la misma manera, o mejor dicho, traspasaron todos los límites. De hecho, Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib escribe: “Más tarde cruzaron todos los límites cuando, durante la época del Tratado de Ḥudaibiyyah, a pesar de que existía un pacto y acuerdo firme, los incrédulos de Meca y sus aliados usaron las espadas contra una tribu aliada de los musulmanes, en el área del Ḥaram. Por lo tanto, era natural que los musulmanes encontraran el consuelo en esta respuesta revelada por Al-lah el Todopoderoso, y a la vez las intenciones de los Quraish también quedaron expuestas. Durante este tiempo, dos de sus hombres llegaron a Medina con el fin de liberar a sus dos cautivos (las dos personas capturadas por los musulmanes). Sin embargo, hasta ese momento, Sa’in bin Abi Waqqaṣ (ra) y ‘Utbah (ra) no habían regresado (sus camellos se habían perdido y no había rastro de ellos). De acuerdo a su relato, el Santo Profeta (sa) mucho temía que, si los Quraish los atrapaban, no los dejarían vivos. Y es por esta razón que el Santo Profeta (sa) se negó a liberar a los cautivos hasta que volvieran.

Cuando los incrédulos llegaron para liberar a sus cautivos, el Santo Profeta (sa) se negó a devolverlos hasta que ambos [es decir, Sa’n bn Abi Waqqas y Utbah] regresaran. Él dijo: “Cuando mis hombres lleguen a salvo a Medina, liberaré a los vuestros. Por lo tanto, cuando ambos llegaron a Medina, el Santo Profeta (sa) liberó los dos cautivos a cambio de un rescate. Sin embargo, de los dos cautivos, uno de ellos estaba tan profundamente impresionado por las altas cualidades morales del Santo Profeta (sa) y la verdad de las enseñanzas del islam durante su estancia en Medina, que incluso después de su liberación, se negó a regresar y se unió a los siervos del Santo Profeta (sa). Finalmente fue martirizado en Bi’r-e-Ma’unah. Su nombre era Ḥakam bin Kisaan (ra)”. Si hubieran sido convertidos al islam a través de la fuerza y ​​la opresión, entonces no habrían aceptado el islam de esta forma.(Sirat Khatamun-Nabiyyin, Hazrat Mirza Bashir Ahmadra, pp. 330-334)

Respecto a Abu Huzaifah (ra), también se dice que en el día de la Batalla de Badr, marchó a luchar contra su propio padre – su padre no era musulmán y había venido con los no creyentes-. Sin embargo, el Santo Profeta (sa) lo detuvo y dijo que otra persona debía luchar contra su padre en su lugar. Posteriormente, su padre, su primo y su sobrino fueron asesinados durante la Batalla de Badr. Pese a ello, Hazrat Huzaifah (ra) demostró una gran paciencia y, al mismo tiempo que se mostraba satisfecho con la voluntad de Al-lah el Todopoderoso, expresó su gratitud por la ayuda que le había otorgado el Santo Profeta (sa) al lograr la victoria en la Batalla de Badr.(Tathbit Dala’il Al-Nubuwwah Az Abdil Jabbar, Vol. 2, p. 585, Darul Arabiyyah, Beirut)

En relación con este incidente, hay otro relato narrado por Ibn Abbas. Él afirma:

“En el día de la batalla de Badr, el Santo Profeta (sa) dijo: ‘Quienquiera de vosotros que se enfrente a Abbas, no debe matarlo ya que ha venido a la batalla porque se ha visto obligado a hacerlo. Así que mantenedle prisionero, pero no le matéis”. Cuando esta noticia llegó a Hazrat Abu Huzaifah (ra), no dijo nada directamente ante el Santo Profeta (sa) pero sí le dijo a alguien que estaba con él: “¿Vamos a salvar a Abbas y, sin embargo, aguardamos a que maten a nuestros propios padres, hermanos y familiares? ¿Qué quiere decir esto? Si me enfrento a él [en la batalla], juro por Dios que seguramente le atacaré con mi espada”. Cuando el Santo Profeta (sa) escuchó esto, dijo a Hazrat Umar (ra): “¡Oh Abu Hafs! ¿Alguien atacará el rostro del tío del Mensajero de Al-lah (sa)?” Hazrat Umar afirma que esta fue la primera vez que el Santo Profeta (sa) le otorgó este nombre patronímico “Abu Hafs”. Hazrat Umar respondió: “¡Oh Mensajero de Al-lah! Por favor, permíteme cortarle la cabeza con mi espada. Juro por Dios que la persona que pronunció esto es un hipócrita”. Hazrat Abu Huzaifah solía decir: “El Profeta de Al-lah (sa) prohibió a Hazrat Umar hacerlo. Sin embargo, Hazrat Abu Huzaifah solía decir que “nunca me quedé en paz por lo que había dicho”. Con toda seguridad se dio cuenta de que ese comentario había estado mal. Dijo: “Siempre tendré miedo debido a las malas consecuencias de ello, a menos que logre el martirio”. Es decir, morir por el bien del islam aseguraría la protección contra las ramificaciones malvadas de su comentario. El narrador declara: “Por lo tanto, logró el martirio en la Batalla de Yamama”. Dijo algo estando exaltado, pero siguió temiendo por ello toda su vida hasta el día de su martirio.(Al-Mustadrak Ala Al-Sahihain, Vol. 3, pp. 247-248, Hadith 4988, Dar-ul-Kutub Al-Ilmiyyah, Beirut, 2002) 

Hazrat Aisha (ra) relata:

“El Profeta de Al-lah (sa) ordenó que los cuerpos de los idólatras fuesen arrojados a un foso y se llevó a cabo según lo ordenado. El Santo Profeta (sa) estuvo al lado de ellos y dirigiéndose a ellos afirmó: “¡Oh pobladores del foso! ¿creéis que la promesa hecha por vuestro señor (es decir, los ídolos) es verdadera? Ciertamente, encuentro que la promesa de mi Señor es verdadera.” Si uno va a inferir a Al-lah el Todopoderoso en esto, entonces recibirá el castigo [para los incrédulos].

Es decir, el Santo Profeta (sa) quería significar que él había visto ser cierta la promesa que Al-lah el Todopoderoso le formuló, a saber, que castigaría a los incrédulos, y que no podrían vencerle.

Los Compañeros preguntaron: “¡Oh Mensajero de Al-lah! ¿Te estás dirigiendo a los que ya han fallecido?

 El Santo Profeta (sa) afirmó: “Ellos ciertamente se han dado cuenta de que la promesa de vuestro Señor con vosotros era verdadera.” Cuando estaban siendo arrojados al foso, según el mandato del Santo Profeta (sa), hubo signos de desaprobación en el rostro de Hazrat Abu Huzaifah porque su padre estaba entre ellos también. El Santo Profeta (sa) le preguntó: “¡Oh Abu Huzaifah! Por Dios, parece que no te haya gustado este trato hacia tu padre”.

Hazrat Abu Huzaifah respondió:

“¡Oh Mensajero de Al-lah (sa)! Juro por Dios que no tengo dudas sobre Al-lah y Su Mensajero (sa), pero mi padre era paciente, veraz y una persona de sabio juicio. Lo que él consideraba correcto, él creía firmemente en ello. Él no tenía malas intenciones, y deseaba que Al-lah lo guiara hacia el Islam antes de su fallecimiento. Cuando me di cuenta de esto ya no era posible y fui testigo de su fin, eso me entristeció”. Cuando el Santo Profeta (sa) escuchó esto, ofreció una oración compasiva en su favor. (Al-Mustadrak Ala Al-Sahihain, Vol. 3, p. 249, Hadith 4995, Dar-ul-Kutub Al-Ilmiyyah, Beirut, 2002) 

Hazrat Abu Huzaifah (ra) pudo participar en todas las batallas junto con el Santo Profeta

(sa), y fue martirizado a la edad de cincuenta y tres o cincuenta y cuatro en la batalla de Yamama durante el Califato de Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra).(Al-Tabaqaat-ul-Kubra, Vol. 3, p. 62, Dar-ul-Kutub Al-Ilmiyyah, Beirut, 1990)

Ahora mencionaré acerca de un antiguo sirviente y noble miembro de la Yama’at que falleció hace unos días. Su nombre es Profesor Sau’d Ahmad Jan Sahib Dehlvi. Falleció el día 21 de enero, según la voluntad de Dios. Ciertamente a Al-lah pertenecemos y hacia a Él regresamos. Su padre, Hazrat Muhammad Hassan Ahsaan Dehlvi fue Compañero del Mesías Prometido (as). Del mismo modo, su abuelo paterno, Hazrat Mahmud Hassan Jan Sahib, maestro en Patiala, fue también un Compañero del Mesías Prometido (as).

El Mesías Prometido (as) enumeró su nombre entre los nombres de sus 313 Compañeros en el número 301 que dice “Maulavi Mahmud Hassan Jan Sahib, un maestro que sirve en Patiala”. En su exquisito libro, Siraall-e-Munir, el Mesías Prometido (as) enumeró su nombre en la lista de los que ofrecieron Chanda por la hospitalidad y la comida para los invitados por escrito: “Maulavi Mahmud Hassan Jan Sahib, Patiala.”(Zameema Risala Anjam-e-Atham, Ruhani Khaza’in, Vol. 11, p. 328) (Siraj-e-Munir, Ruhani Khaza’in, Vol. 12, pp. 85-86)

El padre del Profesor Sau’d Jan Sahib, Hazrat Muhammad Hassan Sahib Ahsaan Dehlvi tuvo la oportunidad de viajar a Qadian cuando tenía aproximadamente 10 o 12 años y ser testigo de primera mano de la gran señal del Sermón Revelado.(Ne’i zindagi az Mas’ud Hasan Khan Dehlwi, p. 107, Lajna Imaillah Lahore, 2007)

El Profesor Saud Jan Sahib dedicó su vida a la Comunidad Ahmadía en 1945. Obtuvo honores de B.A. en persa de Aligarh. En 1955, mientras le mencionaba a él y a sus hermanos durante un sermón del viernes, Hazrat Musleh Maud (ra) afirmó:

“Creo que el Maestro Muhammad Hassan Ahsaan Sahib ha mostrado un modelo digno de elogio. Era un maestro ordinario y un hombre pobre. Pasaría hambre para educar a sus hijos. Al graduarse, dedicó cuatro de sus siete hijos al servicio de la Comunidad Ahmadía. Los cuatro están actualmente sirviendo a la fe y casi todos ellos están sirviendo con sinceridad, con el espíritu de una persona que ha consagrado su vida.” Continuó diciendo: “Si estos niños no fueran devotos de la vida de la Comunidad Ahmadía, entonces quizás habrían conservado el nombre de su padre vivo durante 20 años y habrían afirmado: “Nuestro padre era una persona excelente”. Sin embargo, cuando se publique este sermón mío del viernes, cientos de miles de ahmadíes recordarán el nombre de Muhammad Hassan Ahsaan y le alabarán. Dirán: “Mira qué decidido ahmadi; estaba a favor de enviar a sus hijos a hacer estudios superiores a pesar de que él mismo era pobre y luego los ofreció todos al servicio de la Comunidad Ahmadía, es decir, los consagró a todos. Además, esos niños demostraron ser piadosos al aceptar felizmente el sacrificio de su padre y apoyaron su decisión de consagrarlos por el bien de la Comunidad Ahmadía.”(Nai Zindagi az Mas‘ud Hasan Khan Dehlwi, p. 208, Lajna Imaillah Lahore, 2007)

Entre junio de 1946 y octubre de 1949, Sau’d Jan Sahib enseñó en la escuela secundaria Talimul Islam en Qadian. Desde octubre de 1949 pasó unos meses enseñando inglés en Yamia Ahmadía. En 1950, Hazrat Jalitaful Masih II (ra) le envió a Ghana en África Occidental para prestar servicios a su fe. Se desempeñó como primer subdirector de la escuela secundaria Ahmadía en Ghana. Por lo tanto, el 30 de abril de 1950 partió de Karachi y llegó a Kumasi el 30 de junio. Es decir, tardó dos meses, los meses de mayo y junio para completar su viaje. Hoy en día podemos llegar en cinco o seis horas. El 1 de julio comenzó a enseñar en la escuela secundaria Ahmadía de Kumasi.(Tarikh-e-Ahmadiyyat, Vol. 14, p. 286)(Nai Zindagi az Mas‘ud Hasan Khan Dehlwi , pp. 276-277, Lajna Imaillah Lahore, 2007)

Respecto a por qué su viaje tardó tanto tiempo, su sobrino, Irfan Jan Sahib, escribe:

“Después de su primer nombramiento, Sau’d Sahib partió de Rabwah a Ghana y solo llegó a Kumasi después de tres meses extremadamente difíciles y arduos (fueron aproximadamente dos meses). En esos días, uno tendría que abordar varios barcos para llegar a su destino. Ellos viajaban en barco, no en aviones. Por lo tanto, salió de Karachi para llegar a Aden. Compró un billete que costaba 160 rupias, que no venía con ninguna comida y de esta manera, llegó a Ghana desde Aden no solo por barco, sino por otros medios de transporte, como autobuses, camiones y aviones hasta Nigeria. Luego tuvo que vender su baúl y otras pertenencias para comprar un billete de avión de £55 a Nigeria y asegurar todos sus artículos personales en un paño. La misión en Nigeria le compró un billete de autobús a Ghana.”(Tarikh-e-Ahmadiyyat, Vol. 14, p. 286) 

Para llegar a Nigeria, vendió sus posesiones para recorrer parte de la distancia en avión. Luego tomó un autobús de Nigeria a Ghana. Su nombre está en la parte superior de la lista en Tarikh-e-Ahmadíat entre los ocho misioneros enviados a África Oriental, África Occidental y Holanda en 1950. Lo primero que se escribe es “Sau’d Jan Sahib partió de Lahore el 25 de Awan 1329 d.H. (después de la Hégira) a Ghana.” Regresó a Pakistán en 1958 según las instrucciones de Hazrat Musleh Maud (ra) y completó su maestría en historia en la Universidad de Punjab. Completó su maestría en historia después. Su padre, Muhammad Hasan Ahsaan Dehlvi Sahib falleció en agosto de 1955 mientras Saud Sahib estaba en Ghana. En 1961 fue reelegido para servir en Ghana, donde nuevamente se le permitió prestar grandes servicios a su fe hasta 1968.

Durante su gira por Europa, Hazrat Jalifatul Masih III (rh) aprobó una sesión que se iba a celebrar en Masyid Mubarak, Rabwah después de cada oración del Maghrib, en la que habría una conferencia de 15 minutos sobre temas relacionados con el entrenamiento moral. Este programa comenzó el 7 de julio y atrajo mucho interés ya que era una conferencia académica. Sau’d Sahib también estuvo entre los académicos que pronunciaron discursos en este programa. Con motivo del Yalsa Salana, se hicieron los arreglos para traducir los discursos y Sau’d Sahib tuvo el honor de traducir el discurso de Hazrat Jalifatul Masih III (rh) al inglés y fue bendecido con esta oportunidad hasta el último Yalsa en Rabwah.(Tarikh-e-Ahmadiyyat, Vol. 24, pp. 392-393)

Entre los estudiantes del profesor Sau’d Jan Sahib Dehlvi estaba Abdul Wahab Adam Sahib, B.K. Addo Sahib que también se quedó aquí. Después de regresar a Pakistán en 1968, el profesor Sau’d Jan Sahib Dehlvi fue el responsable de Hazrat Khalifatul Masih III (rh) de enseñar en el Talimul Islam College, que comenzó en 1969.

Hazrat Jalifatul Masih IV (rh) lo nombró profesor de inglés durante un año en Yamia Ahmadía. Mientras trabajaba como profesor en Yamia Ahmadía, seguía enseñando en Talimul Islam College. Su trabajo en Yamia Ahmadía comenzó el 2 de marzo de 1987 y sirvió por un año.

Con respecto al profesor Sau’d Jan Sahib Dehlvi, su hermano mayor Masud Jan Dehlvi Sahib, que era el ex editor del periódico Al-Fazl y falleció hace unos años, solía decir: “Mi hermano, Sau’d Ahmad, es una biblioteca móvil”. Él tenía un vasto conocimiento y era altamente educado.

Su hija Rashida Sahiba escribe: “Mi padre era un hombre extremadamente humilde y un erudito. Era muy devoto y regular en su adoración y en sus oraciones de Tahayyud. Cuidaba mucho de los huéspedes”. Lo que ella ha escrito es absolutamente correcto.

Su sobrino, Nafis Ahmad Atiq Sahib, quien es un misionero, escribe: “Él [Sau’d Sahib] era un individuo increíblemente humilde y piadoso que tenía una gran confianza en Al-lah el Todopoderoso. Era un ser humano muy virtuoso y modesto. Su devoción y pasión por el servicio a la fe son un ejemplo para todos los que han consagrado sus vidas”. También escribe: “En una ocasión me dijo que la ropa y otros artículos deberían usarse de acuerdo con las necesidades de cada uno. No le corresponde a un devoto seguir la moda y el lujo. La modestia fue una de sus cualidades sobresalientes”.

I.K. Ilyasi Sahib, alumno ghanés de Sau’d Sahib, escribe: “Entre 1950 y 1955, Sau’d Sahib fue el primer asistente del director, y subdirector de la Escuela Secundaria Talimul Islam de Kumasi, siendo anteriormente, S.P. Ahmad Sahib el Director. Sau’d Sahib fue un maestro que trabajó muy duro, y un excelente profesor del idioma inglés, historia del inglés e historia europea, y yo fui uno de sus alumnos”. Luego escribe: “En lo que respecta a la gramática inglesa, especialmente el análisis de oraciones, no he visto a nadie como él. Jugó un papel fundamental en la mejora de mis habilidades lingüísticas”.

Mubasshir Ayyaz Sahib, actual director de la Sección Senior de Yamia Ahmadía en Rabwah, escribe: “El Profesor Sau’d Jan Sahib era un hombre muy humilde y respetado, y un erudito. Yo también era estudiante cuando él enseñaba en Yamia Ahmadía, y hasta su último año, siempre comenzaba sus clases con puntualidad. Él impartía la docencia hasta el final del periodo lectivo, y si alguna vez los estudiantes trataban de conversar con él en lugar de estudiar, en lugar de reprenderlos con severidad o regañarlos, Sau’d Sahib lo pasaba por alto de la manera más educada, y continuaba con la clase”. Además, escribe: “Me percaté de que sentía un gran respeto por los estudiantes que habían dedicado su vida a la fe, y que, si alguna vez tenía que ser estricto y reprender a alguien, siempre lo hacía teniendo en cuenta su dignidad y autoestima”. Luego, Mubasshir Sahib escribe: “Cuando recientemente se inició la MTA y se comenzaron a grabar una serie de programas, Sau’d Jan Sahib se encargó de organizar los programas sobre el tema de Siratun Nabi. A pesar de su vejez, preparaba todo el programa con gran esfuerzo, y nos asignaba preguntas, que había escrito a mano con anticipación.

Además, escribe:

“A veces, había una cierta tensión en el entorno mientras se preparaba el programa, pues cada persona insistía en hacerlo a su manera. Sin embargo, tenía un carácter tan amable y lleno de humildad, que su rostro nunca expresaba enfado alguno”. De hecho, si alguna vez alguien le decía algo en tono áspero, aparentaba no haberlo escuchado, sonreía levemente y continuaba con la grabación del programa desde el punto en el que se había detenido”.

Tras el fallecimiento del profesor Sau’d Jan Sahib, su vecino, Fazl Ilahi Malik Sahib expresó sus sentimientos de una manera muy emotiva, y dijo que es muy raro encontrar a vecinos así. Tenía una naturaleza muy sencilla y era una persona muy culta. Deja atrás una hija y dos hijos. Uno de sus hijos, Saad Sau’d Sahib, es el presidente local de una Yama’at en el Reino Unido.

¡Que Al-lah el Todopoderoso eleve el rango espiritual del difunto! Como mencioné anteriormente, sus cualidades y atributos eran en realidad mucho mayores que lo que se ha mencionado. Tenía un amor extraordinario por el Jilafat, y mostraba una gran obediencia. ¡Que Al-lah el Todopoderoso también permita que sus hijos y su futura progenie permanezcan siempre unidos al Jilafat y a la Yama’at! ¡Que continúe elevando su rango! Después de las oraciones de los viernes, dirigiré su oración fúnebre in absentia.

Share via