Los Compañeros (Sahaba) del Profeta Muhammad (sa)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

Los Compañeros (Sahaba) del Profeta Muhammad (sa)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Después de recitar el Tashahhud, Ta’awwuz y Surah Al-Fatiha, Hazrat Jalifat-ul-Masih V (aba) declaró:

De los relatos relacionados con los Compañeros del Santo Profeta (sa), hoy hablaré sobre Hazrat Mistah bin Usasah. Su nombre era Auf, pero era conocido por el título de Mistah. Su madre era Hazrat Umme Mistah Salma bin Sajar, hija de Raitah bint Sajar, la tía materna de Hazrat Abu Bakr (ra).  (Al-Isabatu Fi Tamyiz Al-Sahaba, Vol. 6, p. 74, Mistah bin Uthathah, Printed in Darul Kutub al-Ilmiyyah, Beirut, 1995) (Usdul Ghaba, Vol. 5, p. 150, Mistah bin Uthathah, Dar-ul-Kutb Ilmiyyah, Beirut, 2003) (Al-Isti’ab, Vol. 4, p. 1472, Mistah bin Uthathah, Dar-ul-Jeel, Beirut, 1992)

Hazrat Mistah bin Usasah emigró a La Meca junto con Hazrat Ubaidah bin Hariz y sus dos hermanos Hazrat Tufail bin Hariz y Hazrat Hussain bin Hariz. Antes de emprender el viaje, se acordó mutuamente que se reunirían en el valle de Naalleh. Sin embargo, Hazrat Mistah bin Usasah quedó retrasado porque fue mordido por una serpiente durante el viaje. Al día siguiente, cuando los que iban delante se enteraron del incidente de la mordedura de una serpiente, regresaron y lo acompañaron a Medina. Mientras estaban en Medina, se quedaron en la casa de Hazrat Abdur Rahman bin Salama. El Santo Profeta (sa) estableció un vínculo de hermandad entre Hazrat Mistah bin Usasah y Hazrat Zaid bin Muzayyan. Hazrat Mistah acompañó al Santo Profeta (sa) en todas las batallas, incluida la Batalla de Badr. (Al-Tabaqaat-ul-Kubra, Vol. 3, p. 37, Ubaidah bin Al-Harith, Dar-ul-Kutub al-Ilmiyyah, Beirut, 1990)(Al-Tabaqaat-ul-Kubra, Vol. 3, p. 37, Ubaidah bin Al-Harith, Dar-ul-Kutub al-Ilmiyyah, Beirut, 1990)

Ocho meses después de la migración, el Santo Profeta (sa) envió a Hazrat Ubaida bin Hariz con una caballería compuesta por sesenta o, según un informe, ochenta hombres. El Santo Profeta (sa) consiguió una bandera blanca para Hazrat Ubaida bin Hariz. Hizo una bandera que fue sostenida por Hazrat Mistah bin Usasa. El propósito de esta expedición era detener la caravana comercial de los Quraish. Abu Sufyan era el líder de la caravana de los Quraish. Según algunos relatos, esta caravana fue dirigida por Ikrima bin Abu Yahl y, sin embargo, según otros, fue Miqraz bin Hafs. Esta caravana estaba compuesta por 200 personas que transportaban mercancias. El grupo de los Compañeros se encontró con la caravana en el Valle de Raabiq, que también se conocía como Wuddaan. Esta caravana no solo era una caravana comercial, sino que también estaba cargada de armas. Además, las ganancias del comercio de esta caravana se utilizarían para librar una guerra contra los musulmanes. A partir de los hechos se ha demostrado que estaban completamente preparados para esto.

No obstante, cuando estas personas llegaron allí, no hubo más enfrentamientos entre las dos partes excepto un intercambio de flechas, ni se formaron líneas para el combate. Este incidente ha sido mencionado anteriormente al dar cuenta de otro compañero. El compañero, que disparó la primera flecha de los musulmanes fue Hazrat Saad bin Abi Waqqaas. Esta fue la primera flecha disparada en nombre del islam. En esa ocasión, Hazrat Miqdaad bin Aswad y Hazrat Uyainah bin Ghazwan (según Sirat Ibn Hisham y Tarij Tabari era Utbah bin Ghazwan) se liberaron del partido de los idólatras y se unieron a los musulmanes, ya que ellos dos habían aceptado el islam y desearon unirse a los musulmanes. Esta fue la segunda expedición en nombre del islam bajo el liderazgo de Hazrat Ubaida bin Hariz. Después del intercambio de flechas, ambas partes retrocedieron. (Este incidente ha sido mencionado en uno de los sermones anteriores). Los idólatras estaban tan sorprendidos con los musulmanes que asumieron que los musulmanes tenían a su disposición un gran ejército. Por lo tanto, volvieron con miedo y los musulmanes no los persiguieron más porque el objetivo no era iniciar la guerra. Más bien, fueron para detenerlos y para demostrarles que, si iban a hacer preparativos para luchar contra los musulmanes, entonces los musulmanes también estaban preparados.  (Al-Sira Al-Halbiyyah, vol. 3, pp. 215-216, Sirya Ubaidah bin al-Harith, Dar-ul-Kutub Al-Ilmiyyah, Beirut, 2002) (Sirat ibn Hisham, vol. 1, p. 592, Sirya Ubaidah bin al-Harith, Mustafaal-Babi, Egypt, 1955) (Tarikh Al-Tabari, Vol. 2, p. 12, Dar-ul-Kutub al-Ilmiyyah, Beirut, 1987)

Durante la batalla de Jaibar, el Santo Profeta (sa) dio granos con un peso de 50 wasaq, [una unidad de peso] a Hazrat Mistah e Ibn Ilyas. En aquellos días, era costumbre dar del botín de la guerra. En Tabaqat-ul-Kubra, se ha registrado que falleció a la edad de 56 años, en el año 34 después de la Hégira [migración a Medina], durante el califato de Hazrat Usman (ra). También se registra que vivió hasta el califato de Hazrat Ali (ra) y que participó en la batalla de Siffin junto a Hazrat Ali y falleció el mismo año, 37º año después de Hégira. (Al-Tabaqaat-ul-Kubra, Vol. 3, p. 39, Mistah bin Uthathah, Dar-ul-Kutub al-Ilmiyyah, Beirut, 1990) (Al-Isabatu Fi Tamyiz Al-Sahaba, Vol. 6, p. 74, Mistah bin Uthathah, Dar-ul-Kutub al-Ilmiyyah, Beirut, 1995)

Hazrat Mistah es la misma persona que estaba bajo el cuidado de Hazrat Abu Bakr (ra), quien se encargó de su mantenimiento y gastos. Sin embargo, cuando se planteó la acusación contra Hazrat Aisha (ra), Hazrat Mistah también estuvo entre los que plantearon esta acusación. En ese momento, Hazrat Abu Bakr (ra) hizo un juramento de que ya no lo cuidaría ni lo apoyaría. Sobre esto, el siguiente versículo del Corán fue revelado: [árabe]

Es decir, “Y que aquellos de entre vosotros que poseen medios y riqueza no juren retirar su ayuda a los parientes y a los necesitados, así como a quienes han abandonado sus casas por la causa de Al-lah. ¡Que perdonen y se abstengan! ¿No deseáis que Al-lah os perdone? Pues Al-lah es el Sumo Indulgente, Misericordioso.”(Surah al-Nur: V.23)

Por lo tanto, este versículo fue revelado y como resultado de ello, Hazrat Abu Bakr (ra) una vez más se ocupó de él y lo apoyó. Además, cuando Al-lah el Exaltado reveló los versículos con respecto a la exoneración de Hazrat Aisha (ra), los que levantaron la acusación también fueron castigados. Según algunos relatos, Hazrat Mistah estaba entre las personas que presentaron esta acusación en contra de Hazrat Aisha (ra) y entre quienes el Santo Profeta (sa) dio instrucciones para que les dieran latigazos.  (Al-Isabatu Fi Tamyiz Al-Sahaba, Vol. 6, p. 74, Mistah bin Uthathah, Dar-ul-Kutub al-Ilmiyyah, Beirut, 1995)

En relación con esta alegación, el Mesías Prometido (as) establece lo siguiente:

“Este es ciertamente un evento histórico. De hecho, no solo es histórico, sino un incidente importante que contiene una lección para los musulmanes y, como tal, se ha mencionado con gran detalle. Además, Al-lah el Exaltado también ha revelado versículos en el Sagrado Corán en relación con esto.”

Con ésto, el Mesías Prometido (as) dice: “Al-lah el Todopoderoso ha incluido en Sus atributos que pospone Su advertencia de un castigo inminente como resultado del arrepentimiento, la búsqueda de perdón, las oraciones y la caridad. Del mismo modo, también ha enseñado al hombre estas mismas virtudes”.

Después de mencionar este incidente, el Mesías Prometido (as) ha mencionado la diferencia entre una advertencia y una promesa. El Mesías Prometido (as) luego declara: “Como se ha demostrado en el Sagrado Corán y el Ahadiz [dichos del Santo Profeta (sa)], algunos compañeros de mente ingenua también se unieron a los hipócritas quienes, cruelmente, presentaron esta absurda acusación en contra Hazrat Aisha (ra). La intención de esos compañeros no era crear desorden, sino que simplemente se unieron como resultado de su mentalidad ingenua. Uno de los compañeros solía comer dos comidas al día en la casa de Hazrat Abu Bakr (ra). Sobre este error suyo, Hazrat Abu Bakr (ra) prestó juramento y se comprometió como advertencia a que, como castigo por este acto inapropiado, nunca volvería a alimentarlo. Posteriormente, se reveló el versículo: [árabe].

“¡Que perdonen y se abstengan! ¿No deseáis que Al-lah os perdone? Pues Al-lah es el Sumo Indulgente, Misericordioso.” (Surah al-Nur: V.23)

Debido a ello, Hazrat Abu Bakr (ra) abandonó este compromiso y le ofreció comida como lo hacía habitualmente”.

Sobre esta premisa, se ha incluido en la moral islámica, – aquí nos ha aclarado una dicotomía el Mesías Prometido (as)-, que, si uno hace un juramento en forma de advertencia, es una buena cualidad moral abandonarlo. A modo de ejemplo, el Mesías Prometido (as) explica qué se entiende por una advertencia diciendo:

“Por ejemplo, si una persona hace un juramento en relación a su siervo diciendo que ciertamente le golpeará con un zapato cincuenta veces, es una tradición islámica perdonarlo, si se arrepiente y suplica. Esto es para que él pueda adoptar los atributos de Al-lah el Todopoderoso. Sin embargo, no se permite romper una promesa. Se le preguntará a uno sobre las promesas que rompió, pero no se cuestionará el abandono de una advertencia. Una promesa es un juramento, que se hace teniendo en cuenta todos los aspectos negativos y positivos, y es necesario que uno la cumpla. Si uno la rompe, será inquirido o será reo de una multa.” (Zamima Barahin-e-Ahmadiyya, Vol. 5, Ruhani Khazain, Vol. 21, p. 181) 

Según una narración en Sahih Bujari, mencionando los detalles del incidente de la falsa acusación, Hazrat Aisha (ra) narra lo siguiente – como esto también es importante, estoy mencionando los detalles-. Ella narra: “Era una costumbre del Santo Profeta (sa) que cuando él tenía la intención de embarcarse en un viaje, solía hacer un sorteo entre sus esposas, luego llevaba consigo a la ganadora. En una ocasión, antes de una batalla, él hizo un sorteo y me toco a mí.

Hazrat Aisha (ra) dice que su nombre salió elegido y por eso acompañó al Santo Profeta (sa).

“Esto sucedió en un momento en el que ya se habían revelado las medidas cautelares sobre Pardah [observar el velo]. Por lo tanto, durante este viaje, me senté en una litera (un asiento cubierto), y se colocaría en la parte posterior de un camello conmigo dentro y dondequiera que se detenía, se colocaba en el suelo “.

Mas adelante afirma:

Cuando el Santo Profeta (sa) regresó después de haber terminado su expedición, y nos dirigíamos cerca de la ciudad de Medina, una noche, el Santo Profeta (sa) ordenó la salida. Cuando la gente anunció la retirada, escuché este aviso, comencé a caminar, me adelanté al ejército para satisfacer mis necesidades fisiológicas, y regresé cuando termine (dado que tenía que satisfacer sus necesidades fisiológicas, se alejó a un lado). Cuando regresé a mi litera, toqué mi pecho y encontré que mi collar hecho de zafiro negro se había perdido. Volví a buscarlo y me retrasé un poco. Mientras tanto, aquellos que habían sido designados para preparar mi camello, vinieron para levantar mi litera y colocarla en la parte posterior del camello y, asumiendo que estaba en la litera, la levantaron y la pusieron en el camello.”

Hazrat Aisha (ra) afirma más adelante:

“En esa era, las mujeres eran ligeras en peso y no tenían exceso de grasa en sus cuerpos, dado que solían comer poca comida. Los ayudantes, por lo tanto, no sospecharon que yo no estaba ya en la litera, a pesar de pesar muy poco”.

Hazrat Aisha (ra) luego dice:

“La levantaron. Además, en ese momento, todavía era una chica joven. Ellos se pusieron en movimiento. En cualquier caso, cuando volví después de encontrar mi collar, para mi sorpresa, el ejército se había ido, y la llanura estaba vacía. Me sentí extremadamente preocupada, pero pensé que debía permanecer en mi lugar, porque cuando la gente se diera cuenta de que me habían dejado atrás, seguramente volverían. Por lo tanto, me senté en mi lugar y pronto me venció el sueño. Sucedió que Ṣafwan bin Mu’aṭṭal Solemi Zaqwan era un compañero cuyo deber era permanecer detrás del ejército (para controlar que la comitiva había salido, que los artículos caídos, etc., pudieran ser recogidos). Cuando llegó desde la retaguardia del ejército y llegó a mi lugar de descanso justo antes del amanecer, me encontró durmiendo allí sola. Como ya me había visto antes de la revelación de los mandamientos relevantes al Pardah, me reconoció de inmediato, y ante lo cual se puso nervioso y dijo:

“Sin duda, a Al-lah le pertenecemos y hacia Él regresamos”. Me desperté al escuchar el “inna lil-lah …”

Luego acercó el camello a mí y me monté. A continuación comenzó a andar, dirigiendo el camello a través de su cabestro.”

Hazrat Aisha (ra) afirma, además:

“Finalmente llegamos al mediodía al lugar donde el ejército musulmán había establecido el campamento para descansar. Este es el relato, debido al cual los que iban a ser arruinados, se arruinaron a sí mismos.”  En otras palabras, las personas comenzaron a realizar acusaciones contra Hazrat Aisha (ra) y comenzaron a emitir declaraciones equivocadas sobre ella.

Hazrat Aisha (ra) además afirma:

“La persona clave que fue responsable de difundir esta calumnia fue Abdul-lah bin Ubayy bin Salul.”

Después de esto, llegamos a Medina, y sucedió que tan pronto como llegamos, enfermé y esta enfermedad duró un mes. Durante este tiempo, las declaraciones falsas de los calumniadores se difundieron ampliamente y corrieron los rumores. Sin embargo, hasta entonces, no tenía absolutamente ninguna noción de esta calumnia. Sin embargo, una cosa que noté que me llevó a sospechar que algo no estaba bien era que, durante mi período de enfermedad, el Santo Profeta (sa) no me brindó el cariño y la amabilidad habituales a las que estaba acostumbrada (ella dice que durante su enfermedad, no recibió el mismo afecto del Santo Profeta (sa) que normalmente recibía) Cuando el Santo Profeta (sa) me visitaba durante mi enfermedad, entraba y decía: : “Assalamu Alaikum”, y luego preguntaba sobre mi salud a mis padres. Era completamente inconsciente de esta alegación.

No me di cuenta hasta que me recuperé de mi enfermedad y todavía estaba en un estado de debilidad, y no fue hasta que Umme Mistah y yo fuimos en dirección a Mina para hacer nuestras necesidades fisiológicas. En esos días solíamos salir en la noche, esto era antes de que pudiéramos construir aseos cerca de nuestras casas.”

En aquellos días, las personas salían de sus hogares para ir al baño y las mujeres iban por la tarde cuando anochecía.

Hazrat Aisha (ra) además afirma:

“En aquellos días, seguíamos las costumbres tradicionales de los árabes y nos internábamos en la jungla para hacer nuestras necesidades fisiológicas. Umme Mistah bint Abi Ruham y yo íbamos cuando de repente, se tropezó con su prenda exterior y exclamó: “¡Ay de Mistah!”. Dije: “¡Qué cosa tan horrible has pronunciado! ¿Dices algo desagradable sobre alguien que ha participado en la batalla de Badr?” A esto ella respondió: “¡Oh, joven inocente! ¿No has escuchado los rumores que se han difundido? ”Fue entonces cuando supe de la acusación que se estaba propagando sobre mí. Me había recuperado de mi enfermedad y todavía estaba en un estado de debilidad, pero después de escuchar esto mi enfermedad empeoró.

Cuando volví a casa, el Santo Profeta (sa) vino a visitarme como de costumbre y dijo: “Assalamu Alaikum, ¿cómo te sientes ahora?” Pedi permiso del Santo Profeta (sa) para ir a la casa de mis padres para saber qué es lo que decían de mí. El Santo Profeta (sa) me dio permiso, fui con ellos y le pregunté a mi madre sobre lo que la gente decía. Mi madre dijo: ‘¡Hija! No te preocupes por esto. ¡Por Dios, es común que cuando una persona tiene una bella esposa a quien quiere y también tiene otras esposas, la gente murmure en contra de ellas!” Dije espontáneamente: “¡Santo es Al-lah! ¿La gente está diciendo estas cosas acerca de mí?” Entonces comencé a llorar y mis lágrimas no se detuvieron. No dormí en toda la noche. Al amanecer todavía lloraba por la acusación tan grande que había sido dirigida contra mí.

Por la mañana cuando me levanté, el Santo Profeta (sa) llamó a Ali bin Abi Ṭalib (ra) y Usamah bin Zaid (ra) para buscar su consejo en relación a dejar a su esposa y cortar su relación con ella, porque no había recibido revelación desde hacía bastante tiempo (sobre si debería continuar con ella o no debido a la acusación realizada contra ella). Debido al amor del Santo Profeta (sa) por sus esposas, Usamah (ra) dijo, ‘¡Oh Mensajero de Al-lah! Aisha (ra) es tu esposa y por Dios, no conocemos otra cosa más que la bondad con respecto a Aisha. No hemos visto ningún tipo de falta en Aisha.”

Hazrat Aisha (ra) declara:

“Sin embargo, Ali bin Abi Talib (ra), que era de carácter precipitado, dijo: ‘¡Oh Mensajero de Al-lah! Al-lah el Exaltado no le ha puesto en dificultad, y hay muchas más mujeres, además de ella.’ Hazrat Ali (ra) luego dijo: ‘No obstante, pregunte a la sirvienta (Hazrat Aisha tenía una sirvienta), quizás ella sepa algo y pueda decirle la verdad.’

Sobre esto, el Santo Profeta (sa) llamó a Barirah y le preguntó: “¿Alguna vez has visto en Aisha (ra) algo que pueda considerarse sospechoso?” Barirah respondió: “Juro por el Dios que le ha enviado con la verdad, que nunca he visto nada malo en ella, excepto que, debido a su juventud, es un poco descuidada. A menudo sucede que deja la masa al descubierto, se queda profundamente dormida, y luego vienen las cabras y se la comen”.

Al citar este ejemplo demostró su inocencia de cualquier mal, si bien dijo que tenía la debilidad de ser vencida por el sueño.

“Ese mismo día, el Santo Profeta (sa) se dirigió a sus Compañeros y se quejó de Abdul-lah Bin Ubay Bin Salul por haber propagado esta acusación. El Santo Profeta (sa) dijo: ‘Lo dicho sobre mi esposa me ha causado gran tristeza. ¿Hay alguien entre vosotros que pueda hacerse cargo de semejante individuo? Por Dios, lo único que conozco de mi esposa es su piedad y bondad. Por otra parte, también considero que el hombre que ha sido mencionado a este respecto es piadoso (refiriéndose al incidente con Hazrat Aisha, la otra persona que fue acusada en este incidente). Él nunca ha venido a mi casa en mi ausencia.’”

Al escuchar estas palabras del Santo Profeta (sa), Saad bin Muaz se levantó y dijo: “Oh Mensajero de Al-lah! Por Dios que buscaré venganza contra el individuo que ha planteado tal alegación. Si esta persona es de nuestra tribu Aus, creemos que merece la muerte, por lo que le cortaremos la cabeza de inmediato. E incluso si él es uno de nuestros hermanos (es decir, de la tribu Jazrall), estamos preparados para hacer lo que ordene.”

Sobre esto, Saad bin Ubadah, jefe de la tribu Jazrall, se puso de pie, y aunque era un hombre justo, en ese momento se sintió abrumado por el honor de su tribu y le dijo: “Has dicho una mentira. ¡Por Dios! No matarás a un hombre de nuestra tribu, ni tendrás el poder para hacerlo.” Después de eso empezaron a discutir unos con otros. Sobre esto, Usaid bin Uzair se puso de pie y se dirigió a Saad bin Ubadah diciendo: “Eres un mentiroso, ¡Por Dios! Y con toda seguridad mataremos al que ha hecho esta alegación”. Incluso dijo: “De hecho, eres un hipócrita, porque discutes como los hipócritas”. Este intercambio de comentarios indignados entre los Aus y Jazrall casi acaba en un altercado en el sentido de que, aunque no hubo combates, estuvieron muy cerca de se produjeran. Pero el Santo Profeta (sa) bajó del púlpito, amonestó a todos y acabó con la situación. Todos entonces se callaron y el Santo Profeta (sa) también se mantuvo en silencio”.

La narración de Bujari continúa. Es una narración bastante larga. Hazrat Aisha (ra) afirma además:

“Mi estado era el mismo de siempre, en el sentido de que mis lágrimas no se detenían, y tampoco podía dormir. Mis padres también estuvieron conmigo y permanecí así durante dos noches enteras y un día. Sentí como si mi hígado estallara en pedazos y me muriera. Estaba sentada junto a mis padres en ese mismo estado, llorando, cuando una mujer de los Ansaar pidió permiso y entró, y comenzó a llorar conmigo de una manera compasiva. En esto, el Mensajero de Al-lah (sa) llegó a la casa de Hazrat Abu Bakr (ra) y se sentó a mi lado. Este fue el primer día que se sentó conmigo después de la calumnia”.

Antes de esto, el Santo Profeta (sa) no se había sentado al lado de Hazrat Aisha (ra). Él preguntaba por su salud desde lejos y luego se iba, o preguntaba a través de la criada, o cuando ella había vuelto a casa, él iba allí y preguntaba por ella.

Hazrat Aisha (ra) además declara:

“Había transcurrido un mes, pero no se había revelado nada acerca de mi caso. Durante un mes entero desde la acusación, el Santo Profeta (sa) no vino ni se sentó a mi lado, pero ese día lo hizo, esperando que Al-lah el Todopoderoso Le revelara algo”.

Hazrat Aisha (ra) entonces dice:

El Santo Profeta (sa) recitó el Tashahud, alabó a Dios y luego se dirigió a mí, diciendo: “¡Oh Aisha! Me han informado de tal y tal cosa acerca de ti. Era la primera vez que el Santo Profeta sa habló del tema. Si eres inocente, confío en que Dios confirmará tu inocencia. Sin embargo, si has cometido un error, debes buscar el perdón de Dios e inclinarte ante Él, porque cuando una persona se inclina ante Dios confesando su pecado, Al-lah acepta su arrepentimiento y muestra misericordia hacia ella. Cuando el Santo Profeta (sa) había terminado su alocución, noté que mis lágrimas se habían secado completamente, y no había rastro de ellas. Entonces miré a mi padre (Hazrat Abu Bakr (ra)) y le pedí que respondiera en mi nombre, pero él dijo: “¡Por Dios! No sé qué decir en respuesta al Santo Profeta (sa)”. (Ella, por supuesto, quería que afirmara su inocencia). Luego me dirigí a mi madre para que respondiera en mi nombre, pero ella también dijo: ‘¡Por Dios! No sé qué decir en respuesta al Santo Profeta (sa)”.

Hazrat Aisha (ra) declara:

“En ese momento, yo era una jovencita y no sabía mucho del Corán, pero dije: ‘Por Dios, soy consciente de que le han llegado ciertas cosas que la gente ha rumoreado acerca de mí (es decir, que esta acusación se ha presentado en mi contra) y usted se ha visto afectado por estas declaraciones. De hecho usted las ha considerado verdaderas”.

Hazrat Aisha dice: “Mejor dicho, las ha considerado verdaderas. Por lo tanto, si defiendo mi inocencia, y Dios ciertamente sabe que soy inocente, dudará de mí de todos modos, ya que este rumor se ha propagado mucho, pero si me declaro culpable, a pesar de ser inocente, y Al-lah el Todopoderoso también es consciente de mi inocencia, me creerá.” Si ella lo admitía, entonces él podía pensar que había verdad en ello.

Luego dice: “Por Dios, no encuentro otro ejemplo salvo la situación que el padre de José (as), quien dijo: La paciencia es mejor para mí, y solo pido ayuda a Al-lah. Lo que dijo Hazrat Jacobo (as) a los hermanos de Hazrat José (as) es que solo busco la ayuda de Al-lah, en contra de lo que esta gente afirma”.

Hazrat Aisha (ra) declara:

“Cité este versículo y luego me volví al otro lado, y me senté en mi cama esperando que Al-lah el Todopoderoso revelara mi inocencia. (Ella sabía que era inocente y que Al-lah el Todopoderoso confirmaría su inocencia). Sin embargo, ¡por Dios!, nunca pensé que una revelación descendería respecto a mi persona. Yo sabía que Al-lah el Todopoderoso declararía mi inocencia, pero nunca pensé que se haría mediante una revelación. No me consideraba digna de que se enviara una revelación coránica para liberarme de los cargos, y que Al-lah el Todopoderoso proclamaría mi inocencia manifestándolo en el Sagrado Corán. Pero sí esperaba que tal vez al Mensajero de Al-lah se le mostraría una visión declarando mi inocencia”.

Hazrat Aisha (ra) dice además:

“Por Dios, que me había levantado del lugar donde me senté, cuando ni el Santo Profeta (sa), ni ningún otro miembro de la casa se habían marchado aún, él empezó a recibir una revelación, y le superó el arduo estado que experimentaba al recibir la relevación divina. Sudaba tanto que incluso en un frío día, se empapaba de sudor. Este estado desaparecía después de un tiempo. El Santo Profeta (sa) sonrió, y dijo mirándome. ‘¡Oh Aisha! Muestra gratitud hacia Al-lah, porque Él ha afirmado tu inocencia’. Al oír esto, mi madre dijo espontáneamente, ‘¡Oh Aisha! ¡Levántate! Y ve hacia el Mensajero de Al-lah.’ Sin embargo, yo dije que ni iría hacia el Mensajero de Al-lah, ni estaría agradecida a nadie más que a Al-lah el Todopoderoso. Al-lah el Todopoderoso había revelado que ‘En verdad, quienes lanzaron la mentira son un grupo de entre vosotros.’

Cuando mi inocencia fue afirmada por Al-lah el Todopoderoso mediante la revelación divina, Hazrat Abu Bakr (ra), quien debido a su parentesco, mostró regular apoyo a Mistah bin Usahah, juró que nunca más le daría su apoyo, ya que Mistah había participado en difamar a Aisha.

Sin embargo, los versículos de Surah An Nur fueron revelados poco después, con la siguiente traducción (he citado el versículo anteriormente):

‘Y que aquellos de entre vosotros que poseen medios y riqueza no juren retirar su ayuda a los parientes y a los necesitados, así como a quienes han abandonado sus casas por la causa de Al-lah. Que perdonen y se abstengan. ¿No deseáis que Al-lah os perdone? Pues Al-lah es el Sumo Indulgente, Misericordioso.’

Hazrat Abu Bakr (ra) declaró: ‘En efecto, por Dios, deseo que mis pecados se cubran y que Al-lah el Todopoderoso me perdone.’ Por lo tanto, reintegró la remuneración que Mistah solía recibir. Además, antes de mi absolución, el Santo Profeta (sa) inquirió la opinión que Hazrat Zainab bint Yahash tenía sobre mí después de lo que había visto. Ella respondió diciendo, ‘¡Oh Mensajero de Al-lah! Busco proteger mis ojos y oídos del mal, por lo tanto, considero que Aisha es una mujer piadosa y temerosa de Dios.’”

El tratar de proteger sus ojos y oídos significaba que no podía decir nada falso a cuenta de ellos, y por lo tanto, veía a Aisha como una mujer piadosa.

Hazrat Aisha (ra) dice además:

“Esto era a pesar del hecho de que entre todas las mujeres del Santo Profeta (sa), Zainab era la única que competía conmigo. Sin embargo, debido a su virtud, Al-lah el Exaltado la salvó de tomar parte en esta calumnia. Sin embargo, su hermana Hamna bint Yahash estaba del lado de aquellos quienes difundieron los rumores y pereció junto a ellos.(Sahih Bukhari, Kitab al-Shahadat, Bab Ta’dil al-Nisa…, Hadith 2661, Vol. 4, pp. 721-731, Nazarat Isha’at, Rabwah) (Sahih Bukhari, Kitab al-Maghazi, Bab Hadith al-Ifk, Hadith 4141, Vol. 8, p. 325, Nazarat Isha’at, Rabwah)

Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib ha narrado este incidente sobre Hazrat Aisha en Sirat Jatam-un-Nabiyyin [La Vida y el Carácter del Sello de los Profetas], el cual he mencionado de Bujari. El aspecto adicional que es mencionado es que ella narró: “Cuando un Compañero dijo [árabe] [Ciertamente, a Al-lah pertenecemos y a Él volveremos] miré e inmediatamente cubrí mi cara con un velo, ya que el mandamiento sobre el velo ya había sido revelado. Juro por Dios que él no me dirigió ni una palabra (él no dijo nada) y no escuché pronunciar ninguna otra palabra de su boca aparte de estas, (es decir, ciertamente, a Al-lah pertenecemos y a Él volveremos). Seguidamente, él trajo su camello hacia delante, le hizo arrodillarse cerca de mí y puso su pie en sus rodillas, para que no se levantara de repente. Subsecuentemente, monté el camello.” Hazrat Aisha (ra) mencionó que la revelación de Al-lah el Todopoderoso sobre ella era de gran importancia para ella. Hazrat Aisha (ra) dice “esta revelación fue de gran importancia para mí, porque no la esperaba.”  (Sirat Khatamun-Nabiyyin, Hazrat Mirza Bashir Ahmadra, p. 563)

En cualquier caso, este era un incidente muy importante y se levantó una grave alegación hacia un miembro de la familia del Santo Profeta (sa). Una de las razones por las que Hazrat Aisha (ra) mantuvo un estatus exaltado es que el Santo Profeta (sa) dijo sobre ella: “recibo muchas de las revelaciones en casa de Aisha” y debido a la revelación de una parte del Surah An Nur que contiene detalladas instrucciones para los creyentes sobre sus reacciones hacia aquellos quienes la acusaron falsamente. Por lo tanto, hay diez u once versículos del Sagrado Corán que tratan sobre este tema. Aparte de lo que ya he mencionado de los Hadices, ahora me gustaría mencionar lo que Hazrat Musleh Maud (ra) dijo sobre el versículo que Hazrat Aisha (ra) mencionó. Aunque primero, compartiré este versículo con su comentario:

[Árabe]

En verdad, quienes lanzaron la mentira son un grupo de entre vosotros. No penséis que sea un mal para vosotros; no, es un bien. Cada uno de ellos tendrá su parte en lo que ha conseguido del pecado; y el que haya tomado la parte principal de él sufrirá un doloroso castigo.” (Surah al-Nur: V.12) 

Este versículo está seguido por otros que mencionan más detalles. Hazrat Musleh Maud (ra) escribe además:

“Cuando llegaron a Medina, Abdul-lah bin Ubayy bin Salul y sus asociados empezaron a difundir rumores de, que Dios no lo permita, Hazrat Aisha intencionalmente se quedó atrás y mantenía una relación con Sufwaan,” el compañero que la trajo después a camello a Medina. Escribe: “Este rumor se repitió tanto que algunos de los Compañeros (ra), juzgando malintencionadamente, empezaron a creer que esto era verdad. Uno de estos compañeros era Hassan bit Zabit, otro fue Mistah bin Usasah, y otra compañera llamada Hamna bint Yahash (ra), quien era la cuñada del Santo Profeta (sa). Hazrat Aisha (ra) se sorprendió tanto de que la hubieran dejado atrás, que enfermó después de volver a Medina. Desde que era joven, le enfermaba el miedo a ser abandonada en una selva. Esto es por lo que ella estaba pasando, y a la vez, los hipócritas continuaron difundiendo rumores, que finalmente llegaron hasta el Santo Profeta (sa). El Santo Profeta (sa) no le preguntó a Hazrat Aisha (ra) sobre las alegaciones formuladas por los hipócritas debido a su enfermedad. Al mismo tiempo, los rumores se difundían día tras día.

Hazrat Aisha (ra) afirma que:

“Me sorprendió mucho ver al Santo Profeta (sa) cuando volvió a casa. Su rostro era indiferente, y no me hablaba.” Ella dice: “Él se veía preocupado y le preguntaba a otros sobre mi condición y se iba.” Ella dice: “Le pedí permiso un día y fui a casa de mis padres.” Y éste fue el lugar donde el incidente tuvo lugar, cuando ella se alivió con otra mujer de su familia que fue a verla. La mujer mencionó el nombre de su hijo Mistah y dijo, ‘’Espero que se arruine”. Al oír esto, Hazrat Aisha (ra) preguntó: “¿Por qué dirías algo así?” La mujer respondió: “¿Por qué no diría cosas así? ¿No sabes lo que él ha estado diciendo?” Hazrat Musleh Maud (ra) dice: “Esta mujer estaba buscando una oportunidad para mencionar a Hazrat Aisha (ra) de las cosas que se estaban diciendo y por lo que ella estaba siendo acusada, ya que ella no lo sabía. Hazrat Aisha (ra) se angustió al escuchar esto. Ella volvió a casa y, como ya ha sido mencionado, no se había recuperado completamente, y además, su enfermedad aumentó al saber lo que se estaba diciendo sobre ella.”

No obstante, continúa narrando el incidente:

“El Santo Profeta (sa) llamó a Hazrat Umar (ra), a Hazrat Ali (ra) y a Usama bin Zaid (ra) para consultar con ellos qué hacer sobre este tema. Hazrat Umar (ra) y Usama bin Zaid (ra) dijeron: “Esta es una acusación falsa difundida por los hipócritas. De ninguna manera hay verdad en esto.” Sin embargo, Hazrat Ali (ra), quien era una persona algo precipitada declaró: “Tanto si es verdad como si no, ¿qué necesidad hay de seguir manteniendo relaciones con una mujer que ha sido acusada de tal reproche?” Al mismo tiempo, como ya se ha mencionado anteriormente, dijo: ” Podrías preguntarle a su criada. Si hubiera algo, ella lo sabría. “Por lo tanto, el Santo Profeta (sa) preguntó a Barirah, la criada de Hazrat Aisha (ra):” ¿Conoces algún defecto en Aisha? “Ella respondió:” Aparte de su hábito de quedarse dormida debido a su joven edad, no tiene ningún defecto”.

Narró el mismo suceso que se mencionó anteriormente, ella se dormía con rapidez, y se quedaba profundamente dormida. Después de escuchar esto, el Santo Profeta (sa) salió, reunió a los Compañeros y dijo: “¿Quién me protegerá de la persona que me ha causado este dolor?”. El Santo Profeta (sa) se refería a Abdul-lah bin Ubayy bin Salul, quien era quien le había causado este daño. Hazrat Sa’ad bin Ma’az, que era el jefe de la tribu Aus, se puso de pie y dijo: “¡Oh Mensajero de Al-lah (sa)! Estamos listos para matar a esa persona si se encuentra entre nosotros, y aunque se encontrase entre los Jazrall, también estamos listos para matarlo.

Hazrat Musleh Maud (ra) dice: “Satanás busca constantemente oportunidades para hacer daño, y tampoco dejó pasar esta ocasión. La tribu Jazrall ignoraba cuánta pena le causaba todo esto al Santo Profeta (sa), por lo que cuando Saad bin Muaz habló, las demás tribus se indignaron. Saad bin Ubadah se puso de pie y le dijo a Saad bin Muaz: “Nunca matarías a uno de nuestros miembros. No tienes valor para hacerlo “. Durante este intercambio de palabras, otro Compañero se puso de pie y dijo:” Lo mataremos y veremos quién intenta protegerlo “. Hazrat Musleh Maud (ra) escribe: “Esta confrontación no se limitó a meras palabras, sino que se extendió, hasta el punto de que los miembros de las tribus Aus y Jazrall desenvainaron sus espadas y estuvieron a punto de luchar entre sí. El Santo Profeta (sa) pudo calmarlos con gran dificultad. La tribu de Aus dijo que mataría a todo el que hubiera ofendido al Santo Profeta (sa), mientras que la tribu Jazrall afirmaba que esto no era una afirmación sincera, ya que la tribu Aus era consciente de que la persona en cuestión era de la tribu de los Jazrall, y esta era la única razón por la que hacían tal aserción. No obstante, está bien documentado que el Santo Profeta (sa) sentía afecto por ambas tribus, aunque Satanás causó la desavenencia y la discordia entre las dos.

Hazrat Musleh Maud (ra) escribe que cualquiera puede entender fácilmente cuán delicada era la situación en ese momento. Por un lado, el Santo Profeta (sa) estaba afectado por una gran aflicción, y, por el otro, la situación entre los musulmanes había llegado a tal punto que se blandían las espadas. Por lo tanto, fue Satanás quien causó tal desconcierto, incluso entre personas de naturaleza piadosa. Hazrat Musleh Maud (ra) relata a continuación el incidente tal como fue referido por Hazrat Aisha (ra) cuando se le preguntó sobre el hecho. En su respuesta, dijo: “Si acepto [lo que afirman] mentiré, y si declaro mi inocencia, la gente no me creerá. Por lo tanto, en este punto solo repetiré lo que dijo Jacob, el padre de José: [Árabe], es decir, que la extremada paciencia es lo mejor para mí. Y solo ha de buscarse la ayuda de Al-lah. (Surah Yusuf: V.19)

Hazrat Aisha dice a continuación:

“Me levanté y me fui a la cama. Poco después se revelaron estos versículos (que recité anteriormente) … “En verdad, los que forjaron la mentira son un grupo de vosotros. No pienses que es malo para ti; no, al contrario, es bueno para ti”. Porque a través de ello, pronto saldrá a la luz el castigo que corresponde a las personas que inventaron las acusaciones, y también se te ha otorgado una enseñanza sabia. Ciertamente, cada uno de ellos tendrá su parte de lo que ha ganado del pecado; y el que de ellos obtuvo la parte principal tendrá un castigo severo “. (Tafsir-e-Kabir, Vol. 6, pp. 269-271)(Khutbaat-e-Mahmudra, Vol. 18, pp. 279-280)(Sunan Abi Daud, Kitab-ul-Hudud, Bab Hadd-ul-Qazif, Hadith 4474-4475)

Después de esta revelación, el semblante del Santo Profeta (sa) se volvió radiante. Hazrat Aisha (ra) dice que su madre le dijo que se pusiera de pie y le diera las gracias al Santo Profeta (sa); pero ella contestó que solo se lo agradecía a Al-lah el Todopoderoso. (Tafsir al-Qurtubi, Vol. 15, p. 169, Surah Nur, Mu’assisa al-Risala, Beirut, 2006)

Sin embargo, como he mencionado antes, Hazrat Musleh Maud (ra) también ha explicado esto en uno de sus sermones: “Como consecuencia de las acusaciones realizadas contra Hazrat Aisha (ra), tres personas recibieron latigazos. Uno era Hassan bin Zabit, que era un poeta laureado por el Santo Profeta (sa), el otro era Mistah, que era primo de Hazrat Abu Bakr (ra) por parte de su tía. Era tan pobre que vivía y comía en la casa de Hazrat Abu Bakr (ra), y Hazrat Abu Bakr (ra) le proporcionaba la vestimenta. La tercera persona era una mujer; los tres recibieron castigos, que también se mencionan en Sunan Abi Daud. Según algunas narraciones, recibieron su castigo; mientras que otros opinan que no recibieron castigo alguno. No obstante, al margen de si recibió o no un castigo, Al-lah el Todopoderoso perdonó a Hazrat Mistah. Recibió el castigo pertinente en este mundo, pero tal como he mencionado antes, participó en expediciones posteriores. Era un compañero de Badr y, por tanto, Hazrat Mistah mantuvo un estatus elevado. Al-lah el Todopoderoso le aseguró un final piadoso, y protegió su excelsa categoría. ¡Que Al-lah el Todopoderoso continúe ensalzándole en rango!

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