Los Compañeros (Sahaba) del Profeta Muhammad (sa)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

Los Compañeros (Sahaba) del Profeta Muhammad (sa)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Tras la recitación del Tashahhud, Ta’wwuz, y Surah Al-Fatihah, Hazrat Jalifatul Masih V (aba) dijo:

Hazrat Asim bin Sabit era un Sahabi [Compañero] del Santo Profeta (sa). Su padre era Sabit bin Qais y el nombre de su madre era Shamus bint Abu Aamir. El Santo Profeta (sa) estableció un vínculo de hermandad entre él y Abdul-lah bin Yahash. En la Batalla de Uhud, cuando los incrédulos de La Meca atacaron de repente, causando  pánico entre los musulmanes, Hazrat Asim permaneció fijo en su lugar junto al Santo Profeta (sa). Prometió lealtad al Santo Profeta (sa) al morir. Estaba entre los arqueros designados por el Santo Profeta (sa). Pertenecía a la tribu Aus y participó en la Batalla de Badr.

El día de la Batalla de Badr, el Santo Profeta (sa) preguntó a los Compañeros cómo pelearían al enfrentarse al enemigo. Hazrat Asim respondió:

“¡Oh Mensajero de Al-lah (sa)! Cuando un pueblo esté al alcance de nuestras flechas, usaremos nuestras flechas. Cuando se acerque lo suficiente para que nuestras piedras puedan alcanzarlos, usaremos piedras.” Luego levantó tres piedras en una mano y dos en la otra mano. Luego dijo: “Cuando se acerquen lo suficiente como para atacar con nuestras lanzas, los combatiremos con lanzas. Cuando nuestras lanzas se rompan, lucharemos con nuestras espadas.”

Ante esto, el Santo Profeta (sa) dijo:

“Ciertamente, esta es la forma correcta de luchar en una batalla.”

Dijo además:

“Quien quiera pelear debería pelear de acuerdo con las instrucciones de Asim.”

En aquella época, en las guerras se peleaba solamente con espadas y lanzas, y este era el único método. También se usaban piedras. No era como hoy en día donde se matan con bombas incluso a personas y niños inocentes.  Un no-musulmán escribió un libro en el que menciona las guerras libradas por el Santo Profeta (sa) y dice;

“Hay acusaciones en contra de Muhammad [sa] que hizo guerras. Es posible que cientos o miles de personas hayan muerto durante las batallas que libró, pero vosotros que os consideráis “progresistas” y “defensores de la humanidad” asesinásteis a más de 70 millones de personas en una sola guerra [se refería a la Segunda Guerra Mundial], la mayoría de las cuales eran ciudadanos comunes.

Sin embargo, lamentablemente hoy los musulmanes buscan  ayuda de estas gentes y matan a otros musulmanes sin distinción alguna. En lugar de usar ese método, es decir, cuando el enemigo ataca a uno, cuando se acerca, se deben emplear diferentes formas de lucha, ellos mismos inician ataques y por consiguiente, matan personas inocentes.

Se menciona en otra narración que Hazrat Ali (ra) regresó con su espada el día de la Batalla de Uhud, que se había doblado debido a la intensa lucha. Hazrat Ali (ra) le dijo a Hazrat Fátima:

“Guarda esta espada encomiable. Ha sido extremadamente útil en el campo de batalla.”

El Mensajero de Al-lah (sa) escuchó lo que había dicho. Dijo entonces:

“Si hoy has demostrado la excelencia con la espada, Sahl Bin Hunaif, Abu Duyanah, Asim Bin Sabit y Haris Bin Sima también han demostrado una excelente habilidad con la espada.”

En una narración se menciona que el Santo Profeta (sa) otorgó un favor a uno de los prisioneros de Badr, Abu Uzza Amr bin Abdul-lah, que era poeta, al liberarlo. La razón de esto fue que dijo:

“Oh, Muhammad, tengo cinco hijas y soy su único guardián. Por lo tanto, por favor liberadme por ellas como un acto de caridad.”

Consecuentemente, el Santo Profeta (sa) lo liberó. Sobre esto, Abu Uzza dijo:

“Te prometo solemnemente que nunca pelearé contigo en el futuro, ni ayudaré a nadie en sus guerras contra ti.”

Al escuchar esto, el Santo Profeta (sa) lo liberó y envió de regreso sin recibir nada a cambio.

Cuando los Quraish estaban a punto de partir hacia Uhud, Safwan bin Umayyah le dijo:

“También deberías venir con nosotros.” Él le dijo: “He hecho la firme promesa a Muhammad de que nunca pelearé contra él y tampoco ayudaré en ninguna guerra contra él. Me ha concedido este favor a mí y a nadie más.”

Al escuchar esto, Safwan le garantizó que si él era asesinado, él [es decir Safwan] adoptaría a sus hijas y si sobrevivía, le daría una montaña de riqueza, solamente para él y su familia. En otras palabras, Safwan lo estaba tentando a unirse a ellos en la batalla diciendo que si lo mataban, trataría a sus hijas como si fueran suyas, pero si sobrevivía, le daría abundancia de riquezas. Ante esto, Abu Uzza comenzó a reunir a otras tribus árabes e incitarlas a la guerra. No solo participó, sino que se fue a reunir gente de otras tribus para luchar contra los musulmanes. Luego fue a la batalla de Uhud junto a los Quraish y una vez más fue capturado durante la guerra. Nadie más entre los Quraish fue capturado junto a él. Por lo tanto, cuando fue capturado le preguntaron sobre el juramento que había hecho. Respondió: “¡Oh Muhammad (sa)! Me vi obligado a luchar ya que tengo hijas que cuidar. Por favor, sé amable conmigo”. Repitió la misma excusa diciendo que tenía que cuidar a sus hijas y que por tanto el Santo Profeta (sa) le mostrara bondad. Anteriormente se le había otorgado un favor y había sido liberado. Sin embargo, salió a pelear nuevamente. Ante esto, el Santo Profeta (sa) dijo: “¿Qué hay de la promesa que me hiciste? ¡Absolutamente no! Eso no volverá a pasar. ¡Por Dios! No se te permitirá deambular por la Meca diciendo que engañaste a Muhammad (sa) dos veces [Dios nos perdone].

Según otra narración, el Santo Profeta (sa) dijo que ciertamente, un creyente no debe tropezar con la misma piedra dos veces. Luego ordenó a Asim bin Zabit que lo matara. Asim dio un paso adelante y lo decapitó. Después de estas transgresiones y ruptura de promesas, cuando se castiga, los que critican el carácter del Santo Profeta (sa) continúan haciendo críticas, exponiendo que cometió crueldades [Dios nos perdone]. Estos días [Geert] Wilders, un político en Holanda, está excediendo todos los límites al atacar la personalidad del Santo Profeta (sa). Si fuera capaz de poner ejemplos al mundo del perdón antes mencionado, o incluso en su propio país, entonces sus alegaciones pueden justificarse hasta cierto punto. Sin embargo, nunca podrá mostrar tales ejemplos.

Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib ha mencionado el incidente de Rayi y Hazrat Asim en Sirat Jatam-un-Nabiyyin [La vida y el carácter del Sello de los profetas (sa)]. Escribe: “En el mes de Ṣafar 4 DH [después de la Hégira], el Santo Profeta (sa) reunió a un grupo de diez Compañeros, designó a Aṣim bin Zabit como su Emir [líder] y les ordenó dirigirse secretamente hacia La Meca y obtener información respecto a los Quraish, y luego informarle sobre sus planes e intenciones. Sin embargo, este grupo todavía no se había marchado, cuando algunas personas de las tribus de Aḍal y Qarah se presentaron ante el Santo Profeta (sa) y dijeron que muchas gentes de entre sus tribus se estaban inclinando hacia el islam y que el Santo Profeta (sa) debía enviar algunos hombres con ellos para convertirnos y educarnos. El Santo Profeta (sa) se sintió complacido al escuchar esta solicitud y el mismo grupo que se había reunido para la misión de reconocimiento fue enviado con ellos en su lugar. Sin embargo, en realidad, y como se descubrió más tarde, estas personas eran mentirosas y habían venido a Medina ante la incitación de los Banu Laḥyan, que buscaban venganza por la ejecución de su jefe, Sufyan bin Jalid, y que habían ideado un plan para que cuando los musulmanes salieran de Medina con este pretexto, fueran atacados. Por este servicio, Banu Laḥyan prometió a la gente de Aḍal y Qarah una considerable recompensa de muchos camellos. Cuando las personas traidoras de Adal y Qarah llegaron a Asfan y La Meca, secretamente enviaron el mensaje a los Banu Laḥyan de que los musulmanes les acompañaban y que debían venir también. Ante esto, 200 jóvenes de Banu Laḥyan, 100 de los cuales eran arqueros, se lanzaron en persecución de los musulmanes y les subyugaron en un lugar conocido como Rayi. ¿Pero cómo podrían 10 musulmanes competir contra 200 guerreros? Sin embargo, a los musulmanes no se les había enseñado a rendirse. Los compañeros inmediatamente subieron a una colina cercana y se prepararon para la batalla. Los incrédulos, los cuales no consideraron que el engaño era reprensible, les llamaron y les dijeron:

“Bajad de la montaña, os prometemos firmemente que no os mataremos”. Asim (ra) respondió: “No confiamos en absoluto en vuestros tratados y acuerdos. No bajaremos incluso con vuestra garantía.” Entonces, él levantó la cabeza hacia el cielo y dijo: “¡Oh Al-lah! Tú estás siendo testigo de nuestro estado. Transmite la situación de nuestra condición a Tú Mensajero.” Entonces, Asim (ra) y sus compañeros se levantaron y lucharon y finalmente fueron martirizados en la batalla.”

Escribe además: “En el contexto de este incidente de Rayi, se relata una narración que cuando los Quraish recibieron noticias de que Aṣim bin Zabit también estaba entre los que habían sido martirizados en Rayi a manos de Banu Laḥyan, dado que Aṣim (ra) había matado a un caudillo principal de los Quraish, enviaron especialmente a algunos hombres hacia Rayi, y les ordenaron enfáticamente que regresaran con la cabeza de Aṣim (ra) u otra parte de su cuerpo, para que pudieran descansar y para que su sed de venganza pueda ser saciada. En otra narración también se menciona que la madre de la persona que fue asesinada por Asim, Sulafa bint Sa’d, había jurado que bebería vino del cráneo de la persona que mató a su hijo. Sin embargo, el poder de Dios fue tal, que cuando estas personas llegaron allí, he aquí, encontraron enjambres de avispas y abejas masculinas descansando sobre el cuerpo de Aṣim (ra) y no se movían en absoluto. Estas personas intentaron todo lo posible para quitar estas avispas y abejas, pero ningún intento fue exitoso. Finalmente, sin opción ninguna, regresaron frustrados y sin éxito. Poco después, tuvo lugar una tormenta de lluvia y se llevó el cuerpo de Aṣim (ra) a otro lugar. Está escrito que al aceptar el Islam, Aṣim (ra) juró que se abstendría completamente de cualquier cosa que fuera politeísta, en la medida en que ni siquiera tocaría a un idólatra. Cuando Ḥazrat Umar (ra) fue informado de su martirio y de este incidente en particular, dijo: “Observad cómo Al-lah guarda bellamente las emociones de sus amados siervos”. Él cumplió la promesa de Aṣim (ra) incluso después de su fallecimiento y le protegió del contacto de los idólatras.

Hazrat Asim (ra), también conocido como Hami-ud-Dabar, es decir, la persona que fue salvada por las avispas o las abejas. Incluso después de su muerte, Al-lah el Exaltado lo protegió a través de las avispas. Después del martirio de Hazrat Asim y sus compañeros, el Santo Profeta (sa) ofreció la oración de Qunut durante la oración del Fayar durante todo un mes, en la que maldijo a las tribus de Rihl, Zakwan y Banu Lahyan.

En otra tradición, se narra que cuando Hazrat Asim disparaba flechas hacia el enemigo repetía la siguiente copla.

(Árabe)

“Es decir, que la muerte es inevitable y los esfuerzos mundanos son inútiles, y todo lo que A-lah el Todopoderoso, haya decretado para el hombre seguramente sucederá y el hombre no tendrá más remedio que aceptarlo.”

Cuando Hazrat Asim se quedó sin flechas, comenzó a luchar con una lanza. Cuando la lanza también se rompió, sacó una espada y dio su vida en la batalla.

El segundo compañero que mencionaré es Hazrat Sahl Bin Hunaif Ansari. Hunaif era el nombre de su padre y el nombre de su madre era Hind binte Raafe. Tenía dos hermanos por parte de su madre, Abdul-lah y Nauman y sus hijos eran, Asad, Uzman y Sa’ad. Los niños permanecieron en Medina y Bagdad. El Santo Profeta (sa) formó un vínculo de hermandad entre él y Hazrat Ali. Él acompañó al Santo Profeta (sa) en todas las batallas, incluida la batalla de Badr. Hazrat Sahl Bin Hunaif tenía un alto estatus como Compañero del Santo Profeta (sa), pero no tenía una posición financiera sólida. Hazrat Ibn Uainah relata que escuchó a Zuhri decir que, del botín de guerra de Banu Nazir, el Santo Profeta (sa) no dio nada a ningún compañero Ansar excepto a Hazrat Sahl Bin Hunaif y Hazrat Abu Dayana ya que, ambos necesitaban apoyo financiero.

Ibn Ishaar afirma que después de la migración del Santo Profeta (sa) a Medina, Hazrat Ali permaneció en La Meca durante tres días y tres noches. Devolvió todas las posesiones a aquellas personas que las habían entregado al Santo Profeta (sa) para que las cuidara. Después, vino y se unió al Santo Profeta (sa) y se quedó en la casa de Qulzum bin Hidam. Durante el viaje, Hazrat Ali permaneció en Qubaa durante algunas noches. Relata:

“En Qubaa había una mujer musulmana que no tenía marido. Vi que cada noche un hombre venía a su casa y llamaba a su puerta. Entonces, la mujer salía y el hombre le daba algo y ella lo tomaba”. Afirma: “Comencé a sospechar al respecto y le dije: ‘¡Oh, mujer virtuosa! ¿Quién es la persona que viene y llama a tu puerta todas las noches, le atiendes a la puerta, y te da algo que desconozco? Eres una mujer musulmana que no tiene marido. Por lo tanto, salir de noche y hablar con un hombre extraño no es correcto”. Ella respondió: “La persona es Sahl bin Hunaif. Sabe que estoy sola y no tengo a nadie conmigo. Por lo tanto, cuando cae la noche destruye los ídolos de su pueblo de sus familiares y me los trae a mí para quemarlos”. Ibn Ishaar afirma que Hazrat Ali mencionó este incidente de Hazrat Sahl hasta su fallecimiento como ejemplo de cómo él [es decir, Hazrat Sahl] usó este método para erradicar la idolatría entre su gente.

Hazrat Sahl bin Hunaif fue uno de esos grandes Compañeros que permanecieron firmes durante la batalla de Uhud y se comprometieron a la promesa de la lealtad a manos del Santo Profeta (sa) al morir. Se puso frente al Santo Profeta (sa) como un escudo en un momento en que el severo ataque de los oponentes hizo que los musulmanes se dispersaran. Ese día él disparó flechas en nombre del Santo Profeta (sa). El Santo Profeta declaró:

(Árabe)

Traducción: “Darle flechas a Sahl, ya que es fácil para él disparar con ellas”.

Se narra que había un hombre llamado Ghazul, que era un lanzador experto y que podía lanzar una lanza más lejos que nadie. Durante el asedio de Banu Nazir, se preparó una carpa para el Santo Profeta (sa). Ghazul arrojó una lanza que llegó a la carpa. La posición de la carpa se cambió bajo las instrucciones del Santo Profeta (sa). Después, Hazrat Ali (ra) fue en busca de la persona mencionada. Mientras tanto, Ghazul junto con un pequeño grupo planeaban matar a uno de los jefes musulmanes. Hazrat Ali lo emboscó y mató al lanzador y le presentó su cabeza al Santo Profeta (sa). Huyeron los que estaban con él. El Santo Profeta (sa) envió una expedición de diez hombres bajo el liderazgo de Hazrat Ali (ra) para castigarlos. Los siguieron y los mataron porque habían planeado secretamente llevar a cabo varios asesinatos. Hazrat Abu Dayana y Hazrat Sahl bin Hunaif se encontraban entre el grupo que fueron enviados bajo el liderazgo de Hazrat Ali (ra). En aquellos días, no había un solo día que pasaran en paz. El enemigo estaba esperando para atacar en todo momento. Por lo tanto, tales enemigos debían ser castigados de la misma manera que fue muerta esta persona.

Después de la victoria en Jaibar, el Santo Profeta (sa) se dirigió hacia Wadi-ul-Quraa. Cuando el ejército del Santo Profeta (sa) llegó a Wadi-ul-Quraa, los judíos ya estaban preparados para la guerra. Recibieron al ejército musulmán con una ráfaga de flechas. Un siervo del Santo Profeta (sa) llamado Midam estaba quitando la silla del camello del Santo Profeta (sa) cuando una flecha lo golpeó, matándolo instantáneamente. El Santo Profeta (sa) inmediatamente dio instrucciones para formar filas para la batalla. Le otorgó la bandera a Hazrat Sa’ad Bin Abadah y le dio un estandarte a Hazrat Jabaab bin Munzir, el segundo a Hazrat Sahl Bin Hunaif y el tercero a Hazrat Abbad Bin Bishr. Mediante esta expedición, todo el área quedó bajo el dominio de los musulmanes y Dios otorgó la victoria a los musulmanes junto con una gran cantidad de botines de guerra.

El Santo Profeta (sa) permaneció allí durante cuatro días y distribuyó las ganancias entre los compañeros y dejó la tierra y los huertos a los judíos. A pesar de la victoria, dejó la tierra y los huertos a esas personas, pero designó a un recaudador. Este es un excelente ejemplo del tratamiento amable incluso con el enemigo, puesto que ellos se quedaron con la posesión de la tierra y los musulmanes solo recaudaron algunos impuestos de ella.

De acuerdo con las costumbres de esa época, si uno se apropiaba a la fuerza de las posesiones y la tierra, no había nada de malo en ello; sin embargo, el Santo Profeta (sa) demostró su virtud. Con respecto a esto Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib escribe en su libro ‘El Sello de los Profetas’  “Cuando la tierra de Siria fue conquistada y la población cristiana que vivía allí cayó bajo el Estado Islámico, sucedió un día que dos Compañeros del Santo Profeta (sa), Sahl bin Ḥunaif (ra) y Qais bin Sa’d (ra) estaban sentados en algún lugar de la ciudad de Qādsiyyah cuando un cortejo fúnebre cristiano pasó por allí. Al presenciarlo, ambos Compañeros se pusieron de pie en señal de reverencia. Otro musulmán que no había estado en compañía del Santo Profeta (sa) y no estaba al tanto de las cualidades morales que enseñaba el islam, se sorprendió y se dirigió a Sahl (ra) y Qais (ra) diciendo: “Este es el cortejo fúnebre de un Dhimmī [un no musulmán que vive en un estado islámico] cristiano.” A lo que respondieron: “¡Efectivamente! Somos conscientes de ello, pero la práctica del Santo Profeta (sa) era que se ponía de pie incluso para el cortejo fúnebre de un no musulmán, y decía, ¿no poseen también ellos un alma creada por Dios?”

Por lo tanto, esta es una forma de honrar a la humanidad y acabar con el odio entre las religiones.  Estos principios fueron establecidos por el Santo Profeta (sa) y luego adoptados por los compañeros.

Abu Wail narró que estaban en Siffin cuando Hazrat Sahl bin Hunaif se puso de pie y dijo: “¡Oh gente! Considerad que estáis en un error, porque estábamos con el Santo Profeta (sa) en el tiempo de Hudaibiya. Si hubiéramos sabido de las condiciones de la batalla, sin duda nos habríamos involucrado en ella. Hazrat Umar bin Jattab llegó entonces (hablando del incidente de Hudaibiya) y dijo: ‘Oh Profeta de Al-lah!, ¿No estamos nosotros en el camino correcto y los incrédulos en el error? ‘El Santo Profeta (sa) respondió: “¡Ciertamente!”, y luego dijo: “¿No están los que fueron martirizados de entre nosotros en el paraíso, y ellos en el fuego del infierno?”. ‘El Santo Profeta (sa) respondió: ‘Así es.’ Hazrat Umar dijo: ‘¿Por qué entonces nos vemos sujetos a tal humillación en lo que respecta a nuestra fe al participar en este tratado el día de Hudaibiya? ¿No deberíamos regresar hasta que Dios resuelva el asunto entre nosotros? ‘El Santo Profeta (sa) dijo: “¡Oh hijo de Jattab! Soy el Mensajero de Al-lah y Él nunca me hará perecer.”

Hazrat Umar (ra) luego fue a Hazrat Abu Bakr (ra) y le repitió lo que había dicho al Santo Profeta (sa). Hazrat Abu Bakr respondió: ‘Él es el mensajero de Dios, y Él nunca lo hará perecer.’ (Está mencionado en el Hadiz de Bujari).  Fue entonces cuando se reveló el Surah Al-Fath y el Santo Profeta (sa) recitó todo el Surah a Hazrat Umar. Hazrat Umar entonces dijo: ‘Oh Mensajero de Dios! ¿Es esta la victoria? ‘El Santo Profeta (sa) respondió:’ Sí.’”

Bajo el comentario de este Hadiz, Hazrat Syed Waliul-lah Shah Sahib escribe: “Siffin es un lugar ubicado entre Iraq y Siria, donde tuvo lugar el enfrentamiento entre Hazrat Ali y Hazrat Muaviyah. Cuando el ejército de Hazrat Muaviyah se dio cuenta de que estaban al borde de la derrota, sostuvieron el Sagrado Corán en lo alto y dijeron: ‘Dejad que el Sagrado Corán decida por ellos.’ Por lo tanto, tras la declaración de Hazrat Ali, la batalla llegó a su fin. Algunas personas se opusieron a la declaración de finalización de la batalla. Hazrat Sahl estaba al lado de Hazrat Ali y Hazrat Sahl bin Hunaif les dijo (en árabe) que no debían considerar sus opiniones como correctas porque antes de esto Hazrat Umar también había tenido un malentendido durante el pacto de Hudaibiya, si bien los acontecimientos que tuvieron lugar finalmente probaron la firmeza del Santo Profeta (sa), el cumplimiento de su tratado fue verdaderamente bendecido y se le protegió de los peligros.

Luego dijo que lo que algunos consideraban un signo de debilidad y humillación, Al-lah Ta’ala lo convirtió entonces en una fuente para establecer su fuerza y ​​honor. El Santo Profeta (sa) mantuvo el respeto por cada aspecto del tratado, independientemente de que fuera grande o pequeño. Aunque en este caso particular fueron traicionados y el resultado deseado no se logró, sin embargo, un creyente siempre debe pensar de manera positiva y debe hacer todos los intentos posibles para establecer un tratado por la causa de Al-lah el Todopoderoso – y de hecho, velar por todos los aspectos,  es el verdadero sello distintivo de un creyente. Una vez dicho esto, uno no debe permitir que le traicionen por segunda vez. En el ejemplo anterior [de Huadibiya], Al-lah el Todopoderoso había informado al Santo Profeta (sa) y fue a raíz de eso que Hazrat Sahl dijo que si la batalla acabaría como resultado de un tratado, entonces ellos también debían mostrarse a favor de ello, teniendo en mente el Tratado de Hudaibiya.”

Hazrat Sahl bin Hunaif relata:

“El Santo Profeta (sa) me dijo: ‘Eres mi enviado a la Meca. Id a ellos y trasmitid mis saludos. Diles que el Santo Profeta (sa) les instruye acerca de tres cosas. No jurar en nombre de sus antepasados ​​porque eso está prohibido y es un pecado. Cuando se sienten a hacer sus necesidades, no deben dar la espalda en dirección a la Qibla (deben mirar hacia el norte y hacia el sur). En tercer lugar, después de aliviarse, no deben usar huesos o estiércol para limpiar las impurezas.”

Existe una gran sabiduría sobre esto porque contienen varios tipos de bacterias que pueden causar riesgo de infección. Hoy en día, el tejido y el agua se usan comúnmente, pero en aquellos días se usaban piedras y huesos de la selva y el Santo Profeta (sa) prohibió esa práctica.

Como se acaba de mencionar en relación con Hazrat Ali, su espada hizo un trabajo espléndido, y el Santo Profeta (sa), en relación a Hazrat Asim bin Zabit y Hazrat Sahl bin Hunaif, también dijo que sus espadas habían hecho un trabajo espléndido.

Cuando se llevó a cabo el Ba’it de Hazrat Ali (ra), incluso entonces, Hazrat Sahl estaba con él. Cuando Hazrat Ali partió a Basra, nombró a Hazrat Sahl como su representante. Participó en la Batalla de Siffin junto a Hazrat Ali. Hazrat Ali también lo nombró gobernante de Irán, pero la gente no lo aceptó y entonces Hazrat Ali envió a Hazrat Ziad, quien sí les gustaba. Él estableció un tratado con ellos y también acordaron pagar el impuesto. No lo expulsaron [a Hazrat Sahl] porque [Dios nos perdone] estaba haciendo algo mal; más bien, cada uno tenía una personalidad y atributos distintos, y este es el motivo por el que Hazrat Ziad fue más hábil en el trato con la gente de Irán, capaz de firmar un tratado y también de obtener el impuesto.

Hazrat Sahl bin Hunaif falleció en Kufa en 38 DH [después de la Hégira], mientras regresaba de la batalla de Siffin. Hazrat Ali dirigió su oración fúnebre. Hazrat Hannash bin Muattar relata:

“Cuando Hazrat Sahl bin Hunaif falleció, Hazrat Ali salió a campo abierto para dirigir su oración fúnebre. Hazrat Ali recitó ‘Al-lahu Akbar’ [Dios es el más grande] seis veces, lo que algunas personas no aprobaron. Entonces fueron informados por él de que Hazrat Sahl era un Compañero que había participado en la Batalla de Badr. Cuando su cortejo fúnebre llegó a Yabana, Hazrat Qurza bin Kab, junto con algunos de sus compañeros, se reunieron con nosotros. Se presentaron ante Hazrat Ali y dijeron: “¡Oh, líder de los fieles! No pudimos ser parte de la oración fúnebre de Hazrat Sahl.” Ante esto Hazrat Ali les dio permiso para ofrecer su oración fúnebre, por lo que él ofreció la oración fúnebre de Hazrat Sahl bajo el imamat de Hazrat Qurza.” 

El tercer Compañero que mencionaré es Hazrat Yabbar bin Sajar. Él era el hijo de Sajar bin Ummaiya. Hazrat Yabbar, junto con 70 Ansar [habitantes de Medina] tomaron el Ba’it en Aqbah Zania. El Santo Profeta (sa) estableció un vínculo de hermandad entre él y Hazrat Miqdad bin Amr. En el momento de la Batalla de Badr tenía 32 años de edad y fue enviado a Jaibar y otros lugares para evaluar la producción de las palmeras de dátiles. Falleció en Medina en la época del Jilafat de Hazrat Usman en 30 dH. Tenía 62 años de edad en el momento de su fallecimiento. Hazrat Yabbar participó en la Batalla de Badr, Uhud, Jandaq y todas las demás batallas junto con el Santo Profeta (sa).

Hazrat Yabbar bin Sajar (ra) relata que mientras viajaba hacia la Meca, el Santo Profeta (sa) dijo: “¿Quién de nosotros irá primero a Asaaya y antes de que nosotros lleguemos allí, preparará el pozo cubriendo sus agujeros con tierra y llenándolo con abundante agua?” Abu Owais, un narrador, afirma que este era el lugar al que el Santo Profeta (sa) nos envió. El narrador cuenta que Hazrat Yabbar dijo: “Me puse de pie y me ofrecí a prestar este servicio. El Santo Profeta (sa) permitió irme y llegué a Asaaya y reparé el pozo y lo llené. Entonces me dominó el sueño y dormí un rato, hasta que fui despertado por una persona cuya camella se acercaba rápidamente al pozo y estaba intentando detenerla. Esta persona me dijo que fuera al pozo, entonces vi que esta persona era de hecho el Santo Profeta (sa). Yo respondí afirmativamente. Luego, el Santo Profeta (sa) sentó a su camella cerca del borde del agua. Luego me dijo que trajera un recipiente y que viniera con él. Yo fui con él con un recipiente. Más tarde, el Santo Profeta (sa) realizó la ablución y yo también realicé la ablución. El Santo El Profeta (sa) se puso de pie para orar y me puse a su izquierda. (Lo primero que hizo el Santo Profeta (sa) al llegar fue realizar la ablución y ofrecer oración). Cuando estuve a la izquierda del Santo Profeta (sa), me tomó de la mano y me puso a su lado derecho.” El Santo Profeta (sa) estaba ofreciendo la oración de Nawafil [oración voluntaria] y él también decidió ofrecer la oración junto al Santo Profeta (sa), sin embargo se puso a la izquierda y el Santo Profeta (sa) inmediatamente tomó su mano y lo colocó a su derecha. Cuando la oración se ofrece en congregación y solo hay dos personas en la congregación entonces la segunda persona se pone en el lado derecho del Imam [aquel que lidera la oración]. Luego dice: “Ofrecimos la oración y recién comenzamos, los otros también nos alcanzaron.”

El día de la Batalla de Badr, el Santo Profeta (sa) ofreció la oración:

[Texto árabe]

“¡Oh Al-lah! Sé suficiente para mí contra Naufal bin Jwailid.”

Él era un líder de entre los idólatras de La Meca.

Hazrat Yabbar bin Sajar lo capturó y Hazrat Ali lo mató. El Santo Profeta (sa) más tarde preguntó si alguien tenía alguna noticia sobre Naufal y Hazrat Ali respondió que lo había matado. Ante esto, el Santo Profeta (sa) oró: “Toda alabanza se debe a Al-lah, quien aceptó mi oración”. Era un oponente extremadamente cruel, por lo tanto, el Santo Profeta (sa) oró a Al-lah el Todopoderoso para que fuera suficiente contra él. Al-lah el Todopoderoso luego hizo las provisiones para su muerte.

Se menciona en otra narración que cuando el Santo Profeta (sa) emigró a Medina, todas las personas deseaban que [el Santo Profeta sa] se quedara en sus casas. Hay muchas narraciones al respecto, pero el Santo Profeta (sa) dijo “dondequiera que mi camello se pare, me quedaré en esa casa”. Mientras la camella pasaba por las calles, todos suplicaban al Santo Profeta (sa) que permaneciera con ellos, pero él les dijo que despejaran el camino para la camella, es decir, se pararía allí donde Dios quiera. Por lo tanto, siguió caminando hasta que llegó a la zona donde ahora está la puerta de Masyid Nabwi y se sentó. Cuando la camella se sentó, el Santo Profeta (sa) recibió una revelación. Todavía estaba montado en la camella cuando se puso de pie y caminó ligeramente hacia adelante. El Santo Profeta (sa) había soltado las riendas, entonces la camella regresó al lugar original en el que estaba antes y bajó su cuello al suelo. Fue entonces cuando Hazrat Yabbar bin Sajar trató de alzar el cuello con la esperanza de que se sentara en los cuartos de Banu Salma, pero no se levantó y el Santo Profeta (sa) descendió diciendo: “Dios mediante, me quedaré aquí”. y luego recitó el verso:

(árabe)

‘Y di: “Señor mío, hazme desembarcar con un desembarque bendito, pues Tú eres el Mejor de quienes escoltan a los hombres a su destino'(Al-Mu”minun 30). El Santo Profeta (sa) dijo entonces: “¿De quién es la casa más cercana?” Abu Ayub Ansari respondió: “Esta es mi casa y esta es la puerta y hemos colocado la montura de su camella dentro”. El Santo Profeta (sa) dijo “entremos y preparemos el lugar de descanso”. Por lo tanto, fue y preparó su lugar para descansar.

Shaash bin Qais era un anciano que tenía mucha malicia y odio en su corazón por los musulmanes. Una vez pasó por un grupo de musulmanes que estaban sentados hablando unos a otros. Cuando fue testigo de su vínculo mutuo de amor y unidad y la paz entre ellos y en su forma de sentarse y charlar entre sí de una manera afectuosa y alegre [que él también alcanzó posteriormente a través de su aceptación del Islam después de su enemistad en el tiempo del Yahiliyyat (días de la ignorancia), en otras palabras, anteriormente mantenía enemistad por la gente, pero a través del Islam él también logró esta comprensión mutua, amor y afecto] enfureció. Esto es porque cuando aceptaron el Islam, Al-lah el Todopoderoso unió sus corazones. Shaash bin Qais dice que los líderes de Banu Qayla se sientan en este lugar y no podemos lograr un acuerdo mientras que todos los líderes sigan juntos. ¿Cómo puede ser que esta enemistad se haya transformado en amistad, más bien en amor y afecto? Dio instrucciones a un judío que lo acompañaba para que fuera y se sentara con ellos, para recordarles la Batalla de Bu’as y su estado anterior a ella. Además, le dijo que les recitara los cantos que solían cantar unos contra otros cuando eran dos tribus separadas. Por lo tanto, esto es lo que hizo y una tribu leyó algunas de las coplas que usaban contra la otra. Al escuchar estas coplas se reavivó un fuego en sus corazones recordándoles los días de ignorancia. En ese momento, la otra tribu respondió diciendo que esto es lo que nuestro poeta solía recitar, ya que él también recitó algo de poesía en los días de la ignorancia. Por lo tanto, mientras que estaban sentados todos hablando unos a otros con amor y afecto, este acto malintencionado hizo que comenzaran a hablar desagradablemente unos a otros y, al jactarse comenzaron a discutir. Llegó a un punto donde dos de ellos, Hazrat Aus bin Qaizi y Hazrat Yabbar bin Sajr se irritaron y uno de ellos incluso le dijo al otro que si quería empezarían a pelear. Llegó al extremo que ambas partes, en su enojo, eligieron el lugar para comenzar una batalla y comenzaron a anunciarlo como en los días de la ignorancia.

Esta noticia llegó al Santo Profeta (sa), que fue a las tribus de Aus y Jazray, acompañado por los compañeros Muhayirin. El Santo Profeta (sa) dijo: “Oh grupo de musulmanes, temed a Al-lah, temed a Al-lah, todos vosotros ¿hacéis afirmaciones como en el tiempo de la ignorancia mientras yo estoy entre vosotros, mientras que Al-lah el Todopoderoso os ha guiado al Islam, os honró por ello, puso fin a vuestros días de ignorancia, os salvó de la incredulidad y estableció el amor entre vosotros? ¿Acaso vais a volver a la incredulidad una vez más como en el pasado? Los compañeros se dieron cuenta de que se trataba de un acto satánico y una trama para enfrentarlos unos a otros. Por lo tanto, dejaron sus armas, comenzaron a llorar y la gente de las tribus de Aus y Jazray comenzaron a abrazarse entre sí. Luego se sometieron al Santo Profeta (sa) prometiéndole obediencia una vez más. Al-lah el Todopoderoso apagó el fuego encendido por su enemigo Shash bin Qais. El versículo fue revelado:

(árabe)

Diles: “¡Oh, Pueblo del Libro! ¿por qué negáis los Signos de Al-lah, si Al-lah es testigo de lo que hacéis?” (3:99)

Diles: “¡Oh, Pueblo del Libro! ¿por qué desviáis a los creyentes del camino de Al-lah, intentando hacerlo tortuoso, si sois sus testigos? Pero Al-lah no está desatento a lo que hacéis.” (3:100)

Para Hazrat Aus bin Qaizi y Hazrat Yabbar bin Sajar y sus compañeros que mostraron un comportamiento similar al de los días de la ignorancia porque se habían dejado influenciar por el engaño de Shaash, el siguiente mandamiento fue revelado:

(árabe)

¡Oh, vosotros, los que creéis! Si obedecéis a cualquier grupo de los que recibieron el Libro, os convertirán de nuevo en incrédulos después de haber sido creyentes. ¿Cómo podéis renegar si os han recitado los Signos de Al-lah y su Mensajero está presente entre vosotros? Mas quien se aferre fuertemente a Al-lah es en verdad conducido por el camino recto. (3:101-102)

Esta era la naturaleza de los Compañeros. Hubo un momento en que fueron engañados por la influencia satánica; sin embargo, se arrepintieron inmediatamente después de que el Santo Profeta (sa) les hiciera percatarse de que se estaban comportando de la misma manera que lo hacían en sus días de ignorancia, por lo que avanzaron hacia la reconciliación. De hecho, mostraron sus sentimientos mutuos de amor y fraternidad. Su conducta sirve como ejemplo para las personas de hoy día que litigan a causa de un falso sentido del honor y del ego, por cuestiones menores.

Si los que estaban sedientos de la sangre del otro, y los que luchaban contra uno y otro llegaron a hacerse hermanos, ¿cómo es posible que los que ahora recitan el mismo kalimah y los que nacieron en una Yama’at no sean capaces de suprimir sus egos? Hay muchos problemas que surgen a causa de estos falsos egos que provocan que se tensen las relaciones.

A veces, estos problemas duran meses o incluso años. Algunos jóvenes escriben: “Aunque nuestras relaciones familiares fueron tensas, la nueva generación tiene el deseo de restablecer estas relaciones, pero tal cosa no llega a suceder debido a la actitud de nuestros mayores”.

Estas personas deben tener en cuenta que la enseñanza de Al-lah Todopoderoso inculca el amor, el afecto, y la unidad, y Él nos ha convertido en una nación. Deberíamos vivir juntos como un pueblo, y no deberíamos volcarnos en nuestros falsos egos. ¡Que Al-lah el Todopoderoso guíe a todos!

También se narra: “Después de que Hazrat Umar (ra) expulsara a los judíos de Jaibar, llevó consigo a los Ansar y los Muhayirin. También estaban con él Hazrat Yabar bin Sajar y Hazrat Yazid bin Zabit. Ambos visitaron Jaibar para evaluar los beneficios de su tierra, y acordaron distribuir dichos beneficios proporcionalmente a todos. En el Valle de Quraa, donde Hazrat Umar (ra) distribuyó sus partes a varios Compañeros, también otorgó una parte a Hazrat Yabar bin Sajr (ra).

Esta era la naturaleza de algunos de los Compañeros. ¡Que Al-lah el Todopoderoso exalte su estado continuamente!

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