El querido Muhammad Osman Chou (Chini Sahib)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
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El querido Muhammad Osman Chou (Chini Sahib)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Tras recitar el Tashahhud, Ta´awwuz y el Surah Al-Fatihah, Hazrat Jalifatul Masih V dijo:

Hace unos días falleció un miembro venerable e intelectual de la Comunidad, el respetable Osman Chini Sahib. Inna lil-lahe wa Inna il-laihi Ralliun (sin duda, todos pertenecemos a Él y a Él tenemos que retornar).

Al-lah el Todopoderoso, a través de Su decreto especial, le trajo a Pakistán desde una parte remota de China y le hizo aceptar el ahmadiat.  En las memorias que él mismo escribió arroja detallada luz sobre el modo en que estableció su relación con Al-lah el Todopoderoso, el modo en que fue guiado por Él hacia la aceptación del ahmadiat y sobre su adquisición de conocimiento religioso y la subsecuente consagración de su vida. Ahora no se dispone de tiempo para describir con detalle todo esto. No es posible narrar con detalle ni presentar en su totalidad estos incidentes, que ha narrado con minuciosidad a distinta gente, y algunas de las cosas que la gente me ha escrito sobre él, que también están escritas con gran detalle. Son incidentes que inspiran fe. Existe tanta información sobre sus circunstancias, su vida, sus servicios y su carácter que se podría compilar un libro. En mi opinión, Maylis Juddamul Ahmadía de Pakistán puede realizar esta tarea de un modo óptimo.

De todas formas, ahora hablaré brevemente de esta persona con rasgos de derviche, miembro venerado de la comunidad, consagrado, misionero, intelectual, que practicaba lo que predicaba y era walilul-lah (amigo de Al-lah) y un ejemplo para quienes han consagrado sus vidas, especialmente para los misioneros, y para todos los áhmadis en general. Más adelante hablaré brevemente sobre lo que distintas personas han escrito sobre su vida y carácter.

Aunque Osman Chini Sahib era conocido como Osman Chini, su nombre completo era Mohammed Osman Chung Sai Chou. Falleció el 13 de abril del 2018. Nació en el seno de una familia musulmana, el 13 de diciembre de 1925, en la provincia china de Anhui. Tras finalizar el bachillerato en 1946, finalizó el curso de estudios superiores en la Universidad de Nanchang antes de cursar la carrera de Política en la Universidad Central Nacional de Nanchang.

Como no tenía interés en política, consideró la idea de estudiar leyes, filosofía o estudios religiosos. Dijo que al principio tuvo la intención de estudiar en Turquía. Sin embargo, vino a Pakistán en 1949. Tras una investigación personal,  aceptó el baiat (promesa de iniciación) e ingresó en Yamia Ahmadía. En abril de 1957 aprobó el examen de Shahadatul Ayanib, un curso breve para misioneros. Consagró su vida el 16 de agosto de 1959 y su primera asignación fue en Enero de 1960.   En abril de 1961 volvió a matricularse en Yamia Ahmadía con el propósito de completar el curso de formación de misioneros, y 1964 se graduó obteniendo el título de Shahid.

Como consagrado tuvo la oportunidad de prestar servicios en Pakistán en Wakalate Tasnif y Tahrike Yadid, en Rabwah, y también trabajó como misionero en Karachi y Pakistán. También tuvo la oportunidad de rendir servicios en Singapur y Malasia en 1966. Permaneció en Singapur durante aproximadamente tres años y medio y vivió casi cuatro meses en Malasia. En 1970 regresó a Pakistán y trabajó como misionero en distintos lugares. También tuvo el honor de realizar la Umrah y el Hall en la Casa de Al-lah.

Tras la emigración de Hazrat Jalifatul Masih IV ra, se establecieron distintos departamentos en Londres. Al ampliarse el trabajo en general, especialmente el trabajo de traducción de literatura de la Comunidad, se estableció el departamento de chino. Poco después se le reclamó aquí (Inglaterra) donde tuvo la oportunidad de traducir literatura al chino. Entre ellos, merece la pena mencionar especialmente la traducción del Sagrado Corán. También escribió libros sobre las creencias y enseñanzas de la Comunidad. Deja tras sí a su esposa, un hijo y dos hijas.

En cuanto a la traducción del Santo Corán en chino, comenzó la traducción del Santo Corán en 1986 siguiendo las instrucciones de Hazrat Jalifatul Masih IV ra. En junio del mismo año fue llamado a Reino Unido desde Pakistán. Tras cuatro años de esfuerzos denodados, se completó la traducción. Chini Sahib escribe personalmente que la traducción del Sagrado Corán requiría mucho tiempo. Hazrat Jalifatul Masih IV ra dio instrucciones para que se publicara en ocasión del centenario [del establecimiento] del Ahmadíat. Dice: “Mi gran preocupación era que la tarea se completara a tiempo. Me dediqué a buscar gente que pudiera ayudarme en mejorar el estándar del idioma chino y ayudara en la revisión. Esta tarea era muy difícil tanto en Pakistán como en Inglaterra, pues quien era competente en el idioma chino desconocía los conceptos y la terminología islámica. El que era experto en religión no poseía un estándar adecuado en el idioma chino.  Era una tarea muy difícil.” Sin embargo, continúa diciendo: “Cuando se completó la traducción, viajé a China y Singapur bajo las instrucciones de Hazrat Jalifatul Masih IV ra y consulté con especialistas en el idioma chino para mejorarlo. Con la gracia de Al-lah el Todopoderoso, se preparó la traducción china del Santo Corán del más alto nivel.”

Él mismo escribe con gran humildad: “Esta tarea era imposible para mí. Solo fue posible por la Gracia de Al-lah el Todopoderoso.” Escribe, además: “Existían con anterioridad algunas traducciones del Santo Corán en chino a las que posteriormente se sumaron otras traducciones, que eran bastantes numerosas. Sin embargo, la traducción de la Comunidad Ahmadía posee cualidades únicas que no se pueden encontrar en otras traducciones y es una obra maestra por comprender argumentos de la literatura de la Comunidad. Tras su publicación, diversos lingüistas de China y otros países opinaron que la traducción era excelente y la recomendaron. La traducción de la Comunidad está ampliamente reconocida y posee mucha demanda. Hablando en general, algunos critican que se hayan incorporado las creencias de la Comunidad y que el comentario se ha escrito de acuerdo con nuestras creencias. No obstante, en su conjunto, todo el mundo considera que la traducción es excelente.

Un profesor de China, Ling Song, ha escrito un libro respecto a las traducciones chinas del Santo Corán escritas en el siglo pasado, en el que también ha mencionado nuestra traducción, que ha comentado en quince páginas. El profesor describe con mucha claridad la distinción de nuestra traducción del Santo Corán. Por ejemplo, dice: “Por lo general, los eruditos, cuando traducen, no traducen ciertas palabras. De hecho, escriben las mismas palabras de árabe en lugar de traducirlas o las describen en notas a pie de página. Parece ser que no tienen claras estas partes. De lo contrario la traducción de Osman Sahib se distingue en que traduce incluso aquellos párrafos, y en las notas a pie de página aporta referencias de apoyo en base a la traducción realizada”.

Además, el profesor escribe: “Tras haber publicado mis comentarios sobre esta traducción, me reuní con Oman Sahib en repetidas ocasiones. Mi impresión es…” (esta es la impresión de un no áhmadi, un profesor intelectual, que se considera una autoridad sobre el islam) “… que [Chini Sahib] es un hombre simple, humilde, sincero y honesto, dedicado a cumplir sinceramente los mandamientos divinos.” Continúa diciendo: “Le invité a mi casa durante Ramadán. Osman Sahib respeta los ayunos y considera que el Sagrado Corán es el libro más importante de la ley religiosa”.

Más adelante escribe:

“Aunque algunas partes de su traducción y comentarios no concuerdan con las opiniones de los musulmanes chinos que pertenecen a la secta suní [del islam], ¿es posible negar el hecho de que esta persona cree en la unidad de Dios, ama al Santo Profeta (sa) y obedece los mandamientos Divinos?”

Los títulos en inglés de libros en chino redactados por Chini Sahib o bajo su supervisión son los siguientes: escribió ‘Mi vida y ascendencia’ en chino, ‘Introducción a la moralidad’ en chino. Son un total de siete libros los escritos por él. Además de estos, hay aproximadamente treinta y cinco libros traducidos por él o bajo su supervisión. Escribió: ‘Resumen de la Comunidad Musulmana Ahmadía’, que es una introducción a la Yama’at, ‘Resumen del islam’, que es una introducción al Islam, ‘Preguntas y respuestas fundamentales sobre el islam’, que comprende preguntas sobre el islam, el ‘Concepto Islámico de la Yihad y la Comunidad Musulmana Ahmadía’ en chino, ‘Contribución de la Comunidad Musulmana Ahmadía al Mundo’. También escribió sobre la necesidad del islam y la religión en la vida de una persona. Estos son sus logros académicos, que he mencionado brevemente.

En relación con su vida familiar, su esposa escribe:

“Cuando recibí la propuesta de matrimonio de Osman Sahib desde Pakistán, al principio mi padre no estaba de acuerdo debido a la diferencia de edad”.

Su esposa también es china y dice:

“Tenía veinte años en ese momento y Osman Sahib tenía casi cincuenta años. Mi padre no me informó acerca de esta propuesta durante varios meses. Cuando finalmente me lo dijo, colocó la carta delante de mí para que pudiera decidir por mí misma”.

Luego dice:

“Vi en un sueño que estoy parada en un gran campo en un país extranjero y con las manos completamente vacías. De repente, la idea de lo que me ocurrirá cruza mi mente. En ese momento, vi a una persona vestida de blanco a lo lejos y oí una voz que me decía que todas mis necesidades se cumplirían a través de esa persona”.

Ella agrega:

“Después de ver la carta [de la propuesta], vi a Osman Sahib en un sueño, vestido de blanco y parado a mi lado mientras yo estaba acostada. Cuando más tarde me mostraron una foto de Osman Sahib, me di cuenta de que era la misma persona que había visto en el sueño. Como resultado de esto, acepté la propuesta”.

“Estuvimos comprometidos durante cuatro años. El pasaporte no se expedía y las circunstancias eran muy difíciles allí. Debido a la coyuntura política y la Revolución Cultural, fue muy difícil para ella dejar [China].

Ella agrega:

“Osman Sahib vio en un sueño que cuando Mao Tse Tung falleciera, su esposa vendría”.

En ese momento, Mao Tse Tung, que era el presidente de [partido comunista de] China, no estaba enfermo y gozaba de buena salud, viviendo una vida cómoda. Sin embargo, en este sentido ella dijo:

“La espera parecía ser eterna, además de la incertidumbre”.

Chini Sahib decidió escribir una carta a Mao Tse Tung. Chini Sahib dice:

“Cuando iba a enviar la carta, recibí la noticia del deceso de Mao Tse Tung”.

Su esposa escribe:

“Unos días después de su fallecimiento, recibí mi pasaporte. Tomé mi pasaporte y fui a la casa de mi padre. Cuando llegué a casa, llovió mucho durante la noche. Antes de esto, hubo una gran hambruna. Llovió tan profusamente que, como resultado de la gran inundación, parte del suelo comenzó a erosionarse. Un vecino no áhmadi me dijo:

“Deberías haber venido hace tiempo, así la hambruna habría llegado a su fin mucho antes”.

Sin embargo, ella dice:

“Después de una semana, salí de China. No me llevé mucho conmigo. Tenía dos pares de prendas de ropa que me que había regalado el hermano menor de Osman Sahib, y aparte de esto, tenía unos cubitos de salsa de soja. Llegué a Karachi el 12 de agosto de 1978. Allí, Chaudhry Muhammad Mujtar Sahib dirigió nuestro Nikah [ceremonia de matrimonio] y fue designado personalmente como mi Wali [guardián]. El tercer día, tuvimos que ir a la embajada de China. Fuimos en tren, que tenía compartimentos separados para hombres y mujeres, y decidimos encontrarnos en la estación después de que todos se hubieran bajado del tren. Sin embargo, antes de esto [llegar a su destino], como era nueva y todos en mi compartimento se bajaron del tren, también yo lo hice creyendo que era la última parada. Cuando el tren comenzó a moverse nuevamente, me di cuenta [de que esta no era la última parada]. Sin embargo, en ese momento fue difícil subir al tren debido a la multitud de personas. Estaba extremadamente angustiada. Sin embargo, un oficial de la policía ferroviaria me vio y me llamó. Luego me envió a la embajada de China. Ella dice:

“Tenía un velo y llevaba un abrigo. La gente de la embajada no podía creer que yo fuera china, y se preguntaba cómo era posible que una mujer china pudiera usar burqa. Me dieron una revista china y me pidieron que la leyera. Luego llamaron a un taxi para mi traslado”.

En cualquier caso, es una larga historia. Sea como fuere, ella llegó a su destino. Un hombre áhmadi le vio y guio al taxista adonde tenía que ir.  Al taxista también le sorprendió porque nunca había visto a una joven viajando de esta forma tan perdida.

Ella agrega:

“Este fue el comienzo de nuestra vida juntos”.

Acerca de Osman Sahib, ella escribe:

“Fue un buen marido, de hecho, él fue mi guía espiritual. Cuando fui a Pakistán, lo primero que me enseñó fue a ofrecer el Salat. Primero, dirigía la oración congregacional en la mezquita y luego regresaba a casa para dirigirme en las oraciones. Pasó horas enseñándome las palabras árabes del Salat. Me enseñaba [el salat] palabra por palabra y línea por línea. Me decía que repasara y tuviera un libro de oraciones conmigo, en caso de que se me olvidaran. Me enseñó el primer libro de árabe (Qaida) en el transcurso de seis meses. Cuando me enseñó el Sagrado Corán, también me enseñó su traducción para mantener vivo mi interés. Era un hombre paciente y explicaba las cosas con gran profundidad utilizando diferentes ejemplos. Cuidó muy bien a sus parientes. Llamaba a su madre desde China a Pakistán y se interesaba por ella”.

Dice que esos tiempos fueron difíciles y que, aunque solo podían permitirse una botella de leche al día, él se la ofrecía a su madre. Cada vez que se iba de viaje, se llevaba a su madre con él. Chini Sahib sirvió a su madre muy bien. Ella dice:

“Su vida fue definida por su devoción a su trabajo. Cuando estaba en buen estado de salud, trabajaba hasta tarde en su oficina y algunas veces trabajaba toda la noche hasta la mañana. En su casa, estaba más preocupado por educar a sus hijos de una manera justa. No tenía ningún interés en sus búsquedas mundanas individuales. Fue muy sencillo en su elección de comida y ropa”.

Su hija mayor, la Dra. Qurratul-Ain escribe:

“Me es difícil describir las cualidades de mi padre en palabras. Era amable, cariñoso, trabajador, incansable, humilde y una persona optimista. Animaba a todos sus hijos y más tarde a sus yernos a participar en todas las conversaciones.  Se interesó mucho por nuestra educación y preguntaba qué habían dicho los maestros sobre un tema en particular. Decía que el propósito de nuestras vidas era difundir el mensaje (del islam), especialmente al pueblo chino. Regularmente nos pedía que siguiéramos incrementando nuestra espiritualidad, conocimiento y buenas virtudes. Solía ​​decir que las personas deberían comenzar a creer en Dios simplemente observando nuestra conducta y personalidad, ya que los niños que creen en Dios son mejores que los que no creen en Él. También decía que debíamos ser constantes en cualquier trabajo que emprendiéramos. En nuestra infancia nunca nos regañó, siempre explicaba las cosas de una manera afectuosa. Solamente fue estricto en lo que respecta a la regularidad en Salat [oraciones]. Para inculcar este hábito dentro de nosotros, iba a la mezquita para las cinco oraciones diarias. Durante las vacaciones escolares, nos daba libros para leer y luego nos preguntaba sobre lo que habíamos aprendido”.

Ella dice:

“Una vez nos dio una copia vieja de ‘Kashti-e-Nuh’ [Arca de Noé] y dijo que debíamos leerlo ya que su lenguaje no era tan difícil como algunos de los otros libros de urdu [del Mesías Prometido]. Luego nos contó que este era el primer libro que él mismo había leído mientras estudiaba en Yamia Ahmadía”.

Le preocupaba (que sus hijas) observaran el pardah mientras estaban en la universidad. Les había ordenado que observaran pardah cuando estaban en la universidad, y si era esencial quitarse el velo, era solo durante la duración de las clases, pero entonces no deberían usar ningún maquillaje. Había pedido permiso a Hazrat Jalifatul Masih IV (ra) para que asistieran a la Universidad. Él otorgó permiso con la condición de que observaran pardah y si debían quitarse el velo, solo debían hacerlo durante la clase, y en ese caso no deben usar ningún tipo de maquillaje y luego debían ponérselo nuevamente inmediatamente después.

Su hija menor, Munazzah, escribe:

“Nos decía que intentáramos conseguir la luna, dado que si no la conseguís, al menos obtuviéramos las estrellas, es decir, que siempre deberíamos apuntar alto. Además de las cinco oraciones diarias en congregación, alentó a sus hijos a ofrecer las oraciones de Tahayyud [oraciones voluntarias antes del amanecer]. Nos despertaba para orar rociando agua sobre nosotros. Nos pedía que leyéramos los libros del Mesías Prometido (as) y los Julafah. Se sentaba con nosotros durante horas para responder a nuestras preguntas con paciencia y no se molestaba por asuntos de pequeña importancia.” Este es un ejemplo para todos los padres.

Luego dice:

“Siempre dijo que deberíamos usar nuestras facultades dadas por Al-lah el Todopoderoso y no malgastarlas. Dijo que hiciéramos lo que hiciéramos, deberíamos hacerlo con la intención de realizar un acto de adoración de Dios. Decía que la progresión espiritual era como una escalera. Puede haber algunos descansos a veces, pero pronto será seguido por un viaje ascendente.”

Ella agrega:

“Siempre nos enseñó la humildad y la sencillez, dando preferencia a los demás por encima de nosotros mismos. Durante su tiempo como presidente de la Yama’at de Islamabad, en una ocasión se estaba instalando la calefacción central en todas las casas. Se aseguró de que su casa fuera la última en equiparse con ella.”

Su hijo, el Dr. Daud Sahib escribe:

“Una vez me dijo que cuando recibió un telegrama de China informándole de la triste desaparición de su padre y su hermano mayor, estaba a punto de realizar uno de sus exámenes de Yamia. Se mantuvo enfocado diciéndose a sí mismo que la triste noticia que acababa de recibir era una prueba de parte de Al-lah el Todopoderoso, del mismo modo que este examen de Yamia era una prueba, por lo que procedió a realizar el examen y no perdió el tiempo.”

Su hijo escribe, además:

“Tenía muchas ganas de predicar a los chinos. Cada vez que solíamos asistir a alguna función, él presentaba el Ahmadiat a la gente y distribuía literatura. Incluso cuando su enfermedad lo hacía incapaz de caminar y tenía que usar la silla de ruedas, insistía en tener algunos libros grandes en el compartimiento de su silla de ruedas, para poder distribuirlos a la gente.”

Su hijo dice:

“Cuando era joven y visitaba la oficina de mi padre, si alguna vez traté de usar una pluma o un lápiz de la oficina de mi padre, él no me permitió hacerlo. Le decía a mi madre: ‘cómprale un bolígrafo ya que necesita uno.’ Si alguna vez teníamos que hacer fotocopias, nos indicaría que trajéramos el papel de casa y que solo entonces usara la fotocopiadora.”

Más adelante dice:

“Solía ​​enseñarnos a aprender los atributos de Dios; y que debíamos memorizar todos los nombres de Dios que reflejan Sus atributos. Escribió un poema en idioma chino venerando los cien atributos de Dios. Solía ​​recitar este poema todas las noches. También hizo una competición entre nosotros los hermanos para ver quién memorizaba la mayoría de los atributos de Dios y le daría un premio por eso.”

Hace unos meses, quizás dos o tres meses atrás, vino a visitarme con su yerno y su familia. Su yerno escribe:

“Como no podía hablar, anotó tres puntos de lo que deseaba que le dijera. Decía: Ahora soy muy frágil e incapaz de levantarme por mi cuenta. Esta es la razón por la que estoy sentado en la silla de ruedas, me disculpo por ésto'”.

Sentía una gran reverencia por el Jilafat.

“También dijo que por favor orara para que pueda continuar predicando hasta mi último aliento. También pidió que le permitieran trabajar desde su casa ya que no podía ir a la oficina.”

Este fue su compromiso con su trabajo. No pensó que, como tiene que quedarse en casa, debería permanecer inactivo; su deseo era continuar trabajando desde casa.

Cuando fue a Hall, su yerno estaba con él. Dice:

“Osman Sahib escribió un poema en chino que expresa sus sentimientos de súplica. Sobre él dijo: ‘Estoy registrando estos sentimientos para que pueda beneficiarme de estos en el futuro’. En nuestro grupo para el Hall, había otras personas que preguntaron al respetado Osman Chini sahib, ¿qué estaba escribiendo? Les explicó brevemente: ‘Estoy orando por mis compatriotas chinos, para que Al-lah el Todopoderoso les conceda orientación hacia el verdadero islam’. Ante esto, la persona que hizo la pregunta quedó bastante asombrada de que este anciano y frágil caballero, que apenas puede caminar sin ningún apoyo y está preocupado por la guía de sus semejantes.”

Chini Sahib escribe en su biografía:

“En China, las enseñanzas del budismo, el confucianismo y el taoísmo se han amalgamado. Muchos chinos siguen las enseñanzas de las tres religiones al mismo tiempo. Sin embargo, en esta época han mezclado estas enseñanzas para inventar una nueva religión. En esta religión se le da un enfoque especial al estado moral de un individuo”.

Chini Sahib luego escribe:

“Cuando mi entrevista fue publicada en tres periódicos chinos, la Sociedad de Deísmo Dasta en Malasia (que es una religión nueva) también expresó su deseo de que escribiera un artículo sobre las enseñanzas morales del islam. De esta manera podrían publicar las enseñanzas morales del islam junto con las enseñanzas de otras religiones en su revista. Por lo tanto, Chini Sahib dice que escribió un artículo y, como respuesta, los editores le respondieron diciendo: ‘Usted ha escrito un artículo excepcional sobre las enseñanzas del islam. Estamos muy agradecidos por esto. Usted ha expresado las verdaderas enseñanzas del islam de una manera imparcial y ha argumentado sus puntos en profundidad de una manera definida. Esto refleja que ha adquirido un alto grado de conocimiento de las religiones. La gente en China no tiene una comprensión completa del islam. La razón de esto es que ha habido una predicación limitada del islam en el idioma chino, y ahora ha venido a Singapur para difundir el mensaje del islam.” (Esto fue cuando estuvo en Singapur como misionero)

Es inevitable que el islam se propague en estos países entre el pueblo chino y obtengan bendiciones de esto.

Agha Saiful-lah Sahib era su compañero de clase; o estaba en Yamia al mismo tiempo que Chini Sahib. Si, él era su compañero de clase. Él escribe:

“Chini Sahib era mi compañero de clase. Durante su juventud era piadoso, bondadoso y tenía una conducta virtuosa. Solía ​​ofrecer su Salat con extrema devoción y solía suplicar con inmensa angustia. Ofrecía ayunos voluntarios y solía ofrecer oraciones voluntarias. Se preocupaba por la alabanza y el recuerdo de Al-lah el Todopoderoso. Expresaba una gratitud extrema por ser bendecido con la aceptación del Ahmadiat, y siempre mostraba gran amor, dedicación y compromiso.”

Escribe:

“Es un testimonio verdadero de que cuando éramos estudiantes, a veces debido a estar lejos de casa, terminaba llorando. Solía ​​permanecer bastante preocupado por ver nuevamente a su madre y sus hermanos, por su bienestar y por el sistema del gobierno en China. A veces solía compartir su dolor. Solía ​​suplicar a Dios con extrema dedicación, dolor y angustia sinceras, implorando al Verdadero Creador para conseguir su objetivo”.

Además, dice:

“Incluso durante mi vejez, estas memorias son una fuente de orgullo para mi y lo cierto es que cualquier cosa que este humilde siervo de Dios suplicara durante los días de dificultad extrema, Al-lah el Todopoderoso aceptaba su súplica y compromiso; y le concedía todo gracias a las bendiciones del Ahmadiat. Estaba bendecido con inmensa misericordia. De hecho, otras personas también se beneficiaban de la aceptación de sus plegarias.”

Dice, además:

“En los días en que era estudiante, por la Gracia de Al-lah el Todopoderoso tuve la bendita oportunidad de disfrutar de la virtuosa compañía de Hazrat Ghulam Rasul Rayiki Sahib, Hazrat Maulvi Abdul Latif Bhawalpuri, Sahibzada Syed Abdul Hasan Sahib, y otros compañeros respetables; y tuve la oportunidad de rogarles que oraran para mí, y también he sido testigo del impacto de la aceptación de dichas plegarias”.

Agha Saiful-lah Sahib dice:

“Con la debida diligencia y observación, doy fe de que, en términos de devoción en actos de adoración, fervor en las súplicas, dedicación extrema, compromiso y aceptación de plegarias, pude ver el reflejo de estas veneradas personas en la persona de Chini Sahib”.

También escribe:

“He sido testigo de la aceptación de las plegarias de Chini Sahib en muchos de mis asuntos personales. Chini Sahib siempre me aconsejó con fervor, a mí y otras personas, sobre la oración y la súplica. Era un hombre muy sabio que poseía la percepción de un creyente. Era extremadamente comprometido a la hora de dar su opinión acerca de asuntos administrativos de la comunidad. Solía cumplir con el sistema de la comunidad de forma impecable y con extrema veneración, y siempre solía animar a sus amigos y conocidos a hacer lo mismo. Tenía un lazo de completa devoción espiritual con el Jalifato, y solía expresar su gratitud por sus bendiciones. Cuando alguien le pedía que orara por ellos, él siempre les preguntaba si habían pedido al Jalifa que orara por ellos o no.

El Dr. Rizwan Sahib, Presidente de la Yama´at de Islamabad [de aquí en UK] escribe:

“Su amor y devoción por las oraciones era tal que en los últimos años tardaba varios minutos en andar desde su casa a la mezquita, lo que requería apenas 2-3 minutos, y tenía que hacer paradas cada poco tiempo para tomar aliento. Pero a pesar de eso nunca lo vi combinando oraciones. Una vez, quedaba muy poco tiempo entre las oraciones de Maghrib e Isha. Le dije que en vez de volver a su casa, debería quedarse en la mezquita hasta la oración de Isha y combinarlas. Contestó diciendo:

“Andando, obtengo el beneficio de hacer ejercicio y también tendré la recompensa de andar desde mi casa a la mezquita, por lo que iré y volveré de nuevo””.

Rashid Bashiruddin Sahib, de Abu Dhabi dice: “Tanto áhmadis como no-áhmadis se beneficiaban de sus plegarias. Cuando era misionero en Karachi, mientras se construía la Drigh Road, hombres y mujeres no-áhmadis acudían a él para recibir consejo sobre sus asuntos personales, atestiguando que después de seguir los consejos de Chini Sahib y de pedir que orara para ellos, se resolvían sus problemas. En resumidas cuentas, el conocido sabio musulmán chino de Drigh Road, Karachi, era una persona generosa y cariñosa para todos, independientemente de cuál fuese su religión. Incluso tras mudarse a Inglaterra, fue recordado por los no-áhmadis y se habló sobre él durante un largo período.

Dice: “También fui testigo de cómo Chini Sahib cuidaba a su madre. En ocasiones su madre lo reprendía cuando estaba disconforme, pero él de inmediato le mostraba su amor y cuidaba de sus necesidades. Estaba tan absorto cuidando de su madre, que no se percataba de lo que ocurría a su alrededor o si alguien lo observaba. Su amor y afecto hacia su madre era extraordinario”.

Majianov Muhammad Sahib de la Yama´at de Tokmok, Kirguistán, escribe: “Conocí a Osmán Chou Sahib en 1994 en un viaje en avión. Al principio no me di cuenta de que era musulmán o un erudito de la Comunidad Ahmadía, pero cuando el avión estaba a punto de despegar, dijo Bismil-lah (en el nombre de Dios), y entonces supe que era musulmán. Al cabo de un rato le dije assalamo alaikum (saludo de paz) y me presenté. Comenzamos a hablar sobre diversos temas. Me preguntó si conocía la Comunidad Musulmana Ahmadía y le dije que no, que no la conocía. También me preguntó si había leído alguna traducción del Sagrado Corán al chino, y respondí afirmativamente. Luego me preguntó cuántas traducciones del Sagrado Corán a la lengua china conocía.

Le dije que a pesar de haber muchas, las había leído todas y seguía haciéndolo. El Sr. Osman Chini Sahib me preguntó si conocía a alguno de los traductores del Sagrado Corán a la lengua china y le respondí que los conocía a todos. Más tarde dijo: “Uno de los traductores se llama Osman Chou, ¿le conoces?”: “Sí, he oído hablar de él, pero aún no he leído su traducción, ni le he conocido”. Luego preguntó: “cómo conoces a Osman Chou?” Le dije que sólo sabía que era un gran erudito y que había traducido el Sagrado Corán al chino, pero no le había visto aún. Después le dijo: “Yo soy Osman Chou” ¡No podía creer que estuviera conociendo al Sr. Osman Chou Sahib! Me dio su contacto y yo le di los detalles del lugar donde me estaba alojando temporalmente. Después de uno o dos días, el Sr. Chini Sahib me llamó y me dijo que deseaba venir a verme. Nunca me hubiera imaginado que un erudito tan importante quisiera venir a verme a mi casa. Le recibí en mi casa y con él vinieron dos amigos paquistaníes.

Hablamos durante 10 minutos, y después el Sr. Osman Chou Sahib me invitó a un restaurante. Le dije que mi obligación era invitarle a él, por ser un huésped. Sin embargo, me respondió diciendo que yo era un estudiante y que él era mayor, como un padre, y que por lo tanto él debía cuidarme a mí. Fuimos al restaurante, comimos y hablamos sobre diferentes temas. Así mismo, un día fui a verle al edificio del Banco Central donde estaba hospedado. Me preguntó sobre la muerte de Jesús, la finalidad del profetazgo, Gog y Magog, el Imam Mahdi, el Corán y los hadices. Le di las mismas contestaciones convencionales que dan los musulmanes sunnitas y el Sr. Osman Chou Sahib sonrió y dio las auténticas respuestas a estas preguntas. No tenía palabras con las que contestar y sus respuestas tuvieron un profundo efecto en mí. También me regaló la traducción del Santo Corán y algunos otros libros y me dijo que los leyera y escribiera mi impresión sobre ellos. Tras leer los libros mi forma de pensar cambió por completo. En ese momento desconocía lo que era el  Bai’at, así que tomé el juramento de lealtad posteriormente. “También escribe: “Siempre consideré un honor haber obtenido conocimiento sobre el advenimiento del Imam Mahdi y su verdadera Comunidad”.

Muchas personas han escrito anécdotas sobre la aceptación de sus oraciones. El Sr. Shad Sahib escribe: “En una ocasión viajábamos de Rabwah a Karachi en tren. Había aproximadamente 60 atfal (niños pequeños) con nosotros, ya que participábamos en un programa de Atfal. En el camino, oramos en congregación y los no-áhmadis se dieron cuenta de que éramos áhmadis. Los maulawis (clérigos religiosos) comenzaron a dar discursos en todos los vagones para que se tomara alguna acción contra nosotros. Estábamos muy preocupados. El Sr. Osman Chini Sahib también se encontraba entre nosotros. A diferentes personas se les asignaron responsabilidades para velar por nuestra seguridad, y el Sr. Chini Sahib dijo que a él también se le asignara algún trabajo. Le dije que su deber era sentarse en la litera y rezar. Los maulawis planeó pasar a la acción y atacarnos una vez que llegáramos a Multan. Sin embargo, pasamos Multan y los maulawis guardaban silencio. Cuando fuimos a averiguar lo que había pasado, vimos que se habían quedado dormido. Se suponía que debían bajarse en Multan, pero estaban tan profundamente dormido que no bajaron en la estación de Multan por no haberse despertado. Bajaron en la siguiente estación y gracias a eso nos salvamos.

Del mismo modo, el Dr. Adnan Zafar Sahib escribe: “Mi caso en el Ministerio del Interior no avanzaba en absoluto. Muchas veces pregunté sobre mi pasaporte, pero me dijeron que en el Reino Unido no tenían constancia de mi persona. Como tenía que dejar mi trabajo durante 3 o 4 meses para ir allí, al final estaba desesperado. Un día conocí a Chini Sahib en Islamabad. Después de ofrecer mis oraciones, se hallaba de camino a casa cuando le mencioné este problema mío con respecto a mi pasaporte. Levantó sus manos en oración. Sus súplicas fueron tan emotivas y lloró tanto en su oración que me asusté. Me preocupaba que orara tan intensamente por mí y por haberle molestado sin razón. Otras personas también se unieron en esta oración. Al día siguiente, cuando mi abogado llamó a la oficina central, nadie atendió a la llamada. Estuvo sonando durante mucho tiempo hasta que el director, que pasó por allí, vino y atendió la llamada. Al informarle de la situación, el director respondió que debería venir y reunirme con él en su oficina por la mañana. Al llegar a la oficina, informé la recepcionista que había venido a conocer al Sr. Richard (que era el director).

La recepcionista dijo:

“Él es un oficial de alto rango, ¿por qué se reuniría con usted? Díganos cuál es su situación. Dije: “No. Él mismo me ha llamado”, pero nadie estaba dispuesto a informar al director. Finalmente, alguien que estaba dispuesto a ayudar le informó. El Sr. Richard salió de su oficina y me acompañó a su habitación. Revisó todos los registros de su ordenador y después llamó a su secretaria y le dio una hoja diciendo que mi pasaporte debía ser emitido de inmediato. Después me acompañó fuera de su oficina. Todos los trabajadores que estaban viendo esto se preguntaron quién era ese extranjero importante por el cual este alto oficial salió de su oficina y le abrió la puerta. ¡Qué podría decir, en ese momento estaba emocionado al ver que como resultado de las tiernas oraciones de Osman Chini Sahib mi problema, que había quedado suspendido durante cuatro meses se resolvió en un día, y además, fue resuelto en manos de un alto oficial!

Hay innumerables otros incidentes, los cuales no se pueden mencionar debido a su gran volumen. Os leeré algunos de sus amigos cercanos. Sayyed Hussain Ahmad Sahib, un misionero, escribe:

“Solíamos tener reuniones semanales. Los misioneros no disponían de ningún vehículo, por lo que cogíamos el autobús y las reuniones continuaban hasta altas horas de la noche. Después de que terminara todo, volvíamos con un miembro del Amla que formaba parte de la reunión y esperábamos hasta que se fueran. Sin embargo, Osman Chini Sahib nunca esperaba y solía caminar de vuelta o si veía un autobús u otra persona en el camino, se unía a ellos. El área donde se hospedaba en la casa de la misión solo tenía un espacio pequeño. Un día nos invitó tras preguntarle donde se alojaba. Nos mostró su habitación y dijo “este es el salón para las mujeres y cuando vienen a rezar recojo todas mis pertenencias y después regreso, cuando han terminado. Aquí es donde duermo y como etc.” Se alojaba en una habitación pequeña con gran humildad y modestia.

Rashid Arshad Sahib trabajó con él durante mucho tiempo en el departamento de chino. Dice: “tuve la oportunidad de trabajar con él durante 33 años y tenía la cualidad de ser regular en las oraciones congregacionales y estar completamente absorto en la adoración. Era un ejemplo para todos nosotros. Aunque estuviera lloviendo, nevando o hubiera tormenta, iba regularmente a la mezquita. Incluso lo vimos en una condición muy frágil debido a la vejez. Como se mencionó anteriormente, cuando acudía de su casa de Islamabad a la mezquita, que estaba a solo unos minutos de distancia, solía recorrer esa distancia en 15 a 20 minutos y se detenía a tomar aliento. Pero al margen de lo que ocurriera, venía a la mezquita. Ofrecía regularmente la oración de Tahayyud. En una ocasión, cuando estábamos en China, viajamos una larga distancia y hablamos con los áhmadis por largo tiempo. Pensé que sería difícil que se despertara para la oración de Tahayyud. Sin embargo, por la mañana vi que Chini Sahib estaba ofreciendo la oración de Tahayyud y, aunque fuera breve, nunca rompía su rutina.

El mismo Chini Sahib escribió que al venir a Rabwah desde China presenció cómo los ancianos de Rabwah rezaban con gran fervor y pasión, ayunaban, realizando el I’tkaf (reclusión) e imploraban súplicas a Al-lah el Todopoderoso, quien escucha sus súplicas. Esto tuvo un profundo impacto en él y juró que también seguiría los pasos de estos ancianos. En ese momento recibía la orientación de Hazrat Jalifatul Masih II (ra), y también tenía la oportunidad de sentarse en compañía de grandes personalidades como Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) y Hazrat Mirza Sharif Ahmad Sahib(ra).
Solía beneficiarse de la compañía de Maulana Ghulam Rasul Rayeiki Sahib, Hazrat Mujtar Ahmad Sahib Shahjahanpuri, Hazrat Muhammad Ibrahim Sahib Baqapuri, Sayyid Waliul-lah Shah Sahib y otros. Al acompañar a estos nobles ancianos, Al-lah el Todopoderoso pulió aún más su carácter y también incrementó su relación con Dios.

Escribe, además: “Era extremadamente apasionado en los asuntos de tabligh. Por lo general, tenía un temperamento tranquilo y hablaba poco. Sin embargo, hemos visto (muchas veces) que cuando estaba ocupado en el Tabligh, poseía una fuerza y ​​pasión extraordinarias que le permitía hablar durante muchas horas. En muchas ocasiones, cuando hablaba por teléfono, no se preocupaba por el momento ni por el paso de las horas. Heredó la cualidad de ser hospitalario con los huéspedes. A menudo decía que su padre fue muy hospitalario. Su padre solía decir: “como no hay hotel en el pueblo, nuestra casa es el hotel”.  La esposa de Chini Sahib también lo apoyaba por completo en los asuntos de hospitalidad.

Del mismo modo, siempre se preocupaba por los sentimientos de los demás, independientemente de lo cansado que estuviera. En una ocasión, una reunión se prolongó durante mucho tiempo. Al sentarse en el automóvil, alguien pidió que visitara su casa ya que estaba cerca. Rashid Arshad Sahib dice: “Pensamos que declinaría, sin embargo, aceptó irse. Aquellos caballeros les habían preparado la cena. Se sentaron hasta muy tarde y llegó [a casa] aproximadamente a la 1 de la madrugada. No rechazó la petición de los hombres ni dijo que tenía que irse pronto.

Nasir Ahmad Badr Sahib, un misionero, escribe: “Cuando me enseñaron a aprender chino, contacté con  Chini Sahib. En China, tuve la oportunidad de predicar el mensaje del islam en varios lugares. Durante esos momentos me beneficié enormemente de la guía y dirección de Chini Sahib. Él me guiaba a través de cartas escritas”. Luego dice:” Tuve la oportunidad de hablar con miles de personas y dar a los chinos también los folletos y libros con el mensaje del Mesías Prometido(as).”

Además, dice: “Dondequiera que iba, Chini Sahib era muy respetado y entre los musulmanes de China, era considerado un eminente erudito”. Continúa diciendo,” La literatura que él ha escrito en lengua china nunca se permitirá que se le olvide. La tinta que fluyó de su pluma es un océano de riqueza en cuanto al trabajo que ha llevado a cabo en la traducción y escritura de libros en el idioma chino, que obtuvo de los libros Ruhani Jazain [tesoros espirituales] del Mesías Prometido (as) y que tras traducirlos, los hizo llegar a la gente. Su elocuencia y articulación del idioma chino tiene una atracción que posee un efecto cautivador “. Luego dice: “Entendí este hecho cuando fui a una Madrasa en China. Cuando la visité por primera vez, no prepararon nada especial ni mostraron interés en mi visita. (La Madrasa está situada en una zona poblada por musulmanes). Sin embargo, después de un tiempo breve, al visitarles de nuevo, todos los musulmanes, incluido el Imam, me recibieron con mucho amor y afecto. Pregunté a uno de los residentes que cuando visité por primera vez no me mostraron tanto amor y afecto como se está siendo exhibido en esta visita. Ante esto, los caballeros chinos locales dijeron: “Los libros chinos que diste a nuestro Maulvi Sahib [clérigo religioso], especialmente la traducción de escritos seleccionados del Mesías Prometido(as), son tan especiales, que son recitados en los sermones. Al escucharlos tuvieron un efecto increíble sobre nosotros. Nunca hemos escuchado escritos tan extraordinarios en nuestras vidas enteras. Por lo tanto, deseamos que nos traiga más libros como este.

Luego dice: “Tuve la oportunidad de visitar la aldea ancestral de Chini Sahib y me encontré con sus familiares y amigos. Todos ellos hablaban sobre Osman Chou Sahib con el máximo amor y el respeto. Cada uno de ellos expresaba una gran alegría al explicar su relación con Osman Chou Sahib. “Además afirma:

“Durante el resto de mi estancia, todos ellos se ocuparon de mí y se mostraron muy hospitalarios simplemente porque conocía a Osman Chou Sahib y porque yo era un representante de la Comunidad Ahmadía.” Además dice:” La traducción del Sagrado Corán por Osman Chou Sahib es muy comprensible y puede entenderse fácilmente por todos, pero al mismo tiempo articula la elocuencia del idioma chino. Por lo tanto, aunque estén disponibles en chino otras traducciones del Santo Corán, la traducción de Osman Chou Sahib es ampliamente aceptada China y se considera una autoridad. Me di cuenta de este hecho tras reunirme con un grupo de eruditos chinos [musulmanes], quienes, a pesar de mantener puntos de vista contrarios a la Yamaat, sin embargo, valoran excelentemente esta traducción, y la utilizan con devoción para entender el Sagrado Corán”.

Además, declara: “Durante mi visita a la región, me encontré con un Imam anciano. Al ver que tenía una copia de la traducción en mi mano, su rostro se iluminó”. Tenía una copia de la traducción de Chini Sahib en la mano. “Se entusiasmó al ver esta traducción y dijo con insistencia: ‘He estado buscando esta traducción durante mucho tiempo. ¿Podría darme un ejemplar? Le informé que en ese momento solo teníamos un ejemplar de la traducción, y que, si me facilitaba su dirección, le conseguiríamos una copia de Osman Chou Sahib. Se quedó pensativo, y luego dijo: “Si me permite tomar prestada esta copia por un breve periodo de tiempo, puedo fotocopiarla”. El libro tenía 1450 páginas, y viendo el deseo de este caballero de fotocopiar todo el texto, le regalamos el libro. Se llenó de alegría y nos dio repetidamente las gracias, como si le diéramos un tesoro inmenso”. Sin lugar a dudas es un tesoro, que hizo que fuera incapaz de controlar su emoción y alegría.

Del mismo modo, tenía vínculos con un gran número de personas. Todos los misioneros que han servido allí escribieron diciendo que, dondequiera que se dirigieran en China, Chini Sahib era muy apreciado. Zafrul-lah Sahib, que es un misionero actualmente destacado en Pakistán, también prestó allí servicios [en China]. Escribe: “En 2004, cuando Chini Sahib visitó Pakistán, en el camino de Islamabad a Rabwah, me llevó a Kal-lar Kahar. Aquí es donde acudía para su retiro espiritual durante el periodo en que fue estudiante en Yamia. Él me narró un suceso suyo en el cual su oración fue aceptada. Durante esta reclusión, visitó a una pareja que había estado casada durante diez años, y que, sin embargo, no conseguía tener hijos. Pidieron a Chini Sahib que hiciera oraciones a este respecto; y Chini Sahib rezó por ellos, y vio en un sueño que Chaudhry Zafrul-lah Khan Sahib se hallaba descansando en un Char Pai [cama tejida] en su patio. Él les relató este sueño y les dio las buenas noticias de que Al-lah el Todopoderoso les otorgaría un hijo. Así pues, poco tiempo después, Al-lah el Todopoderoso les concedió un hijo”.

También recuerdo el momento en que se dirigía a su retiro en Kal-lar Kahar. Fue durante la época de Hazrat Khalifatul Masih II (ra) y yo era bastante joven. En una ocasión, cuando visité el lugar, lo encontré sentado en una pequeña habitación, con una copia del Sagrado Corán en sus manos y recitando ciertas oraciones. Todos nosotros, jóvenes y mayores, le pedimos que rezara por nosotros. Él respondió con una sonrisa en el rostro. Siempre mostraba gentileza a todos.

El Dr. Nuri Sahib escribe: “Durante una revisión médica en 2004, (hace catorce o quince años) descubrimos que tenía una afección cardíaca que no se podía tratar”. Dice: “Estaba muy preocupado porque a excepción de la oración, y algunos pequeños remedios, no hay tratamiento para dicha enfermedad. Las posibilidades de supervivencia de estas personas se reducen drásticamente, y no sobreviven más que unos pocos años “. El Dr. Sahib escribe:” Sin embargo, con la Gracia de Al-lah, visité a Chini Sahib muchas veces, y a pesar de su enfermedad y signos de debilidad progresiva, nunca permitió que su enfermedad le impidiera cumplir con sus compromisos laborales y siempre estaba ocupado con su trabajo “.

Nunca dejó que su enfermedad le impidiera trabajar o le imposibilitara la oración. De hecho, alguien escribió: “En una ocasión había nevado mucho. Pensamos que siendo difícil caminar debido a la nieve, nadie podría acudir a la oración de Fayar, o al menos sería difícil que Chini Sahib llegara a la mezquita. Sin embargo, salimos para abrir la mezquita. En las afueras, vimos huellas en la nieve. Dentro de la mezquita encontramos a Chini Sahib que no solo había acudido a la mezquita, sino que además había llegado temprano y estaba realizando las oraciones de tahayyud [las oraciones voluntarias realizadas antes del amanecer]”

Ataul Muyibb Rashid Sahib ha escrito acerca de él, en un resumen acertado totalmente concorde con la realidad. Escribe: “Ha dejado atrás un gran vacío. Era un hombre de un carácter elevado”. A continuación, dice: “Estaba reflexionando sobre los atributos de Chini Sahib. Entre ellos destaca el hecho de que siempre se mantenía ocupado en la adoración y sus oraciones eran aceptadas. Era extremadamente puntual en la observancia de sus oraciones. A pesar de su enfermedad y su debilidad, siempre acudía a la mezquita. Era un hombre piadoso y santo que no pretendía dañar a nadie. Siempre buscaba lo mejor para todo el mundo, y solía dar consejos acertados a todo el mundo. Era un hombre sencillo y honesto. Era muy hospitalario y solía mostrar siempre una gran generosidad a sus invitados. Era extremadamente valiente. A pesar de su fragilidad, siempre se mostraba activo en el servicio de la fe. Solía llevar a cabo sus responsabilidades con todo su esfuerzo, sinceridad y pasión. Su deseo y dedicación por servir a la fe era muy evidente. Era un hombre humilde y un verdadero servidor del Jilafat-e-Ahmadiyya. Solía visitar a todo el mundo sin reserva alguna con una radiante sonrisa, así como otras incontables cualidades”. Todo lo que se menciona es completamente cierto.

¡Que Al-lah el Todopoderoso continúe elevando el estatus del respetable Osman Chini Sahib, y otorgue paciencia y constancia a su esposa y también se convierta en Su ayudante y guardián. Además, que Al-lah el Todopoderoso permita a sus hijos convertirse en los destinatarios de sus oraciones y virtudes, y les permita seguir sus pasos! Después de la oración, dirigiré su oración funeral in absentia, Insha’Al-lah [Si Dios quiere]

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