Las 23 claves para educar a tus hijos con éxito según el Islam
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

Las 23 claves para educar a tus hijos con éxito según el Islam

Director del Spanish Desk y editor de la revista Review of Religions en Español

Transcripción

La educación de los hijos es un aspecto fundamental y de gran preocupación para cualquier familia. En este vídeo presentamos 23 consejos que el islam ofrece para que los padres puedan tener éxito criando a sus hijos.

  1. La limpieza y la higiene en los niños es fundamental. Tendrá un gran impacto en su mente. Como consecuencia, el niño llegará a tener una mente limpia y se volverá inmune a los pecados que son causados por la suciedad. Las investigaciones médicas confirman que el niño comete su primer pecado porque está sucio. La suciedad irrita los conductos anales que el niño frota y manipula. Encuentra placer en el proceso y toma conciencia del sexo. Se le puede proteger contra la estimulación sexual en gran medida si se le mantiene limpio. Este entrenamiento debe comenzar el mismo día en que nace.
  1. El niño debe ser alimentado a horas fijas. Esto le dará el hábito del autocontrol y lo salvará de una serie de males. La falta de autocontrol provoca males como el robo, etc. Un niño así no aprende a resistir la tentación. Es un gran error no inculcar hábitos alimenticios regulares en el bebé y en los niños mayores. Los hábitos alimentarios regulares conducirán además a los siguientes buenos hábitos:
  • Puntualidad
  • Autocontrol
  • Buena salud
  • Cooperación. Reduce el riesgo de que los niños sean egocéntricos o egoístas porque habrán aprendido a comer con los demás.
  • Este niño no tendrá el mal hábito del despilfarro y la extravagancia. El niño que come a deshoras comerá menos y desperdiciará más. Pero si se le da de comer una cantidad y a unas horas fijas, aprovechará al máximo lo que recibe y se contentará con ello sin tendencia al despilfarro.
  • Desarrollará la fuerza interior para resistir la tentación. Si el niño quiere comer algo que está en la casa, frutos secos, zanahorias o azúcar, dile que espere hasta la hora de comer. Esto fortalecerá su autocontrol y le permitirá ejercer la moderación. Además, aprenderá el hábito de luchar contra la tentación más adelante en su vida.
  1. Hay que ayudar al niño a adquirir el hábito ir al baño a horas regulares. Esto es muy útil para su salud. Pero un beneficio mayor es que su cuerpo adquiere un sentido de puntualidad. Los intestinos se adaptarán a trabajar con regularidad. Por lo tanto, la regularidad intestinal es una necesidad para el niño. El niño que aprende a realizar sus funciones naturales con regularidad, adquiere fácilmente los hábitos de rezar y ayunar. Además, aprende a no retrasar sus otras responsabilidades. También ayuda a evitar el mal genio. La causa principal de estas rabietas es la irregularidad, sobre todo la irregularidad en los hábitos alimenticios. Por ejemplo, imagina que el niño está ocupado jugando. La madre lo llama para que venga a comer. No acude, y cuando lo hace, la comida está fría y la madre quiere calentársela. El niño tiene hambre y se pone nervioso esperando que llegue la comida. Es difícil soportar las punzadas del hambre. De ahí su arrebato de ira.
  1. La comida debe servirse según una cantidad prescrita. Esto enseñará al niño a contentarse y desalentará la glotonería. El niño debe recibir una comida variada. Debe tener carne, verduras y fruta, pues los hábitos alimenticios afectan el comportamiento y la variedad de alimentos es necesaria para la variedad de su comportamiento. Debe tener más verduras que carne, ya que la carne excita y en la infancia debe reducirse la excitación en la medida de lo posible.
  1. A medida que el niño crece, hay que pedirle que realice pequeñas tareas bajo la apariencia de un juego. Deben ser cosas sencillas como, por ejemplo: que traiga un utensilio, que sustituya o lleve un objeto y que haga otras pequeñas tareas. Pero también debe tener tiempo para jugar por su cuenta.
  1. Hay que dejar que el niño adquiera confianza en sí mismo de forma habitual. Por ejemplo, si quiere tener un objeto que acaba de ver, hay que decirle que lo tendrá en un momento determinado. Esconder el objeto no es la solución, porque imitará e intentará esconder las cosas, y esto promueve los vicios, como por ejemplo el hábito de robar.

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  1. No hay que mimar demasiado al niño. Demasiadas caricias o mimos conducen a muchos vicios. Cuando un niño así se encuentra expuesto ante la sociedad, espera que lo adulen. Esto da lugar a una serie de males morales.
  1. Los padres deben ser capaces de sacrificarse. Los alimentos que están prohibidos para un niño enfermo no deben traerse a casa y los padres no deben consumirlos. Hay que decirle al niño que se abstienen por él. El niño aprenderá así el hábito de la abnegación.
  1. Es necesario extremar la vigilancia cuando el niño padece una enfermedad crónica. Vicios como la cobardía, el egoísmo, el mal humor, la falta de control emocional, etc., se desarrollan en ocasiones como resultado de estas enfermedades. Incluso los adultos se vuelven irritables durante la enfermedad. Algunos piden a los demás que se sienten con ellos. Otros gritan a cualquiera que pase por delante. Durante las enfermedades, el paciente se permite un descanso completo y una comodidad total que poco a poco llega a considerar como un derecho y quiere descansar todo el tiempo.
  1. A los niños no hay que contarles cuentos de terror. Esto fomenta la cobardía. Cuando crezcan, no harán nada valiente. Si un niño muestra tendencia a la cobardía, hay que contarle historias de valor y hacerle jugar con niños valientes.
  2. No se debe permitir que un niño elija a sus propios amigos. Esta elección debe ser realizada por los padres. Deben elegir a los niños que se comportan bien como compañeros de sus hijos. Los padres también se beneficiarán de este acuerdo. Llegarán a conocer a los padres de otros niños a los que han elegido como compañeros para su hijo. Esto dará lugar a una especie de cooperación entre los padres. Además, cuando elijan compañeros de juego para su hijo, vigilarán su comportamiento.

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  1. Hay que asignar al niño trabajos responsables y adecuados a su edad. Esto ayudará a crear un sentido de la responsabilidad en el niño. Se cuenta que un padre tenía dos hijos. Le dio a uno de ellos una manzana y le pidió que la compartiera con su hermano. El padre le preguntó si sabía cómo dividir la manzana. El niño respondió que no. El padre le dijo: El que divide debe tomar la mitad más pequeña y darle a su hermano la mitad más grande. Ante esto, el niño dijo que en ese caso era mejor que su hermano dividiera la manzana. Esto demuestra que este chico ya había adquirido el hábito del egoísmo, pero sabía que, si la responsabilidad recaía sobre él, tendría que dar prioridad a su hermano. Juegos como el fútbol, etc., son un ejercicio útil para este propósito. Pero también en los deportes debemos estar siempre atentos para que el niño no adquiera malos hábitos. En caso de diferencia de opinión en los juegos, los padres suelen apoyar a su hijo y obligan al otro a aceptar lo que dice su hijo. Esto lleva al niño a ser obstinado y que siempre quiera salirse con la suya.
  1. Dile al niño que es agradable y bueno. Cuando se le dice a un niño que es malo, éste dibuja una imagen mental en la que se imagina que es malo y, de hecho, se convierte en malo. Por lo tanto, no hay que abusar de un niño. Muéstrale su error con cariño, te sorprenderás al ver que casi siempre se dan cuenta de su error y acaban admitiendo su equivocación.
  1. No se debe permitir que un niño se vuelva obstinado. Si persiste en su obstinación, hay que desviar su atención hacia otra cosa. Más tarde, hay que buscar la causa de su obstinación y eliminarla.
  1. Dirígete a un niño de forma educada y cortés, porque un niño es un gran imitador. Si te diriges a él de forma grosera, te devolverá el cumplido de la misma forma.
  1. No mientas a un niño ni seas malhumorado o arrogante con él. Sin duda, te imitará. Los padres son los que enseñan al niño a mentir. Por ejemplo, si la madre hace algo en presencia del niño, pero niega haberlo hecho cuando el padre le pregunta, o viceversa. Así el niño aprende a mentir. Desde luego, esto no significa que los padres deban hacerlo en ausencia del niño. Pero, especialmente en presencia de los niños deben intentar ser circunspectos, para salvar a la generación más joven de tales males.
  1. Protege al niño contra todos los intoxicantes. Los intoxicantes dañan los nervios del niño. En consecuencia, se convierte en un mentiroso. Un adicto también se convierte en un imitador ciego y deja de tener voluntad propia. La adicción a las drogas mata la iniciativa. De todos los males morales, la mentira es el peor. Debemos proteger a los niños de la mentira. La mentira tiene una variedad de causas, algunas de ellas difíciles de comprender. Dadas las causas, o algunas de ellas, un niño acabará cogiendo el hábito de mentir como algo natural. Un niño es muy imaginativo. Todo lo que oye, lo convierte en una especie de realidad. Para un niño toda imagen es real. Por eso, poco a poco adquiere este hábito. Hay que ayudar al niño a darse cuenta de la diferencia entre realidad y ficción. Los niños podrán evitar este hábito si le hacemos comprender la naturaleza y el significado de la imaginación.

La familia y la educación infantil

  1. Evita que los niños jueguen en la intimidad. No dejes que permanezcan desnudos.
  1. Enséñales a admitir sus errores, como una cuestión de costumbre. Para ello serán útiles los siguientes métodos:
  • No trates de ocultar tus propios errores ante el niño.
  • Se comprensivo cuando cometa un error. Que sienta que el error es una especie de pérdida que ha sufrido. De ahí que muestres tanta comprensión. También hazle sentir que un error concreto ha provocado una pérdida determinada.
  • Para evitar la repetición de un error, habla con el niño de manera que se dé cuenta de los problemas que su error ha ocasionado a los padres. Por ejemplo, que pague la pérdida que supuestamente ha causado su error. Esto le hará comprender que el resultado de dañar las cosas no es bueno. La doctrina de la expiación no es válida, pero el método es útil para la formación de un niño.
  • Si quieres reprender a un niño, no lo hagas ante los demás; hazlo en la intimidad.
  1. A un niño se le debe dar un poco de dinero. Esto le enseñará tres virtudes:
  • La caridad.
  • La moderación.
  • Ayudar a los parientes. Por ejemplo, si tiene tres monedas, que compre algo de comer con una moneda y que lo comparta con otros niños; con la segunda moneda, que compre un juguete y para la tercera se le debe pedir que la dé en caridad.
  1. También hay que dar a los niños la propiedad de algunos bienes comunes. Por ejemplo, hay que darles un juguete y decirles que es de todos, que todos deben jugar con él y que nadie debe intentar dañarlo. Esto les enseñará a salvaguardar la propiedad común.
  1. Hay que enseñar continuamente a los niños como deben comportarse. Hay que prestar la debida atención al ejercicio físico y a la resistencia del niño. Esto le ayudará en su educación moral y a su desarrollo.

Oración para no quedarse sin hijos

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