La construcción de mezquitas y nuestras responsabilidades
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

La construcción de mezquitas y nuestras responsabilidades

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Resumen

Después de recitar el Tashahhud, el Ta`awwuz y la Surah al-Fatihah, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) recitó los siguientes versículos del Sagrado Corán

Diles: Mi Señor ha ordenado la justicia. Dirigid vuestros rostros a la dirección adecuada en cada lugar de adoración, llamadle, siendo sinceros ante Él en la religión. Pues Él os dio el ser y a Él volveréis. Él ha guiado a algunos y, en cuanto a otros el error ha sido su merecido. Han tomado como amigos a los malvados, excluyendo a Al-lah, y piensan que están correctamente guiados. ¡Oh, hijos de Adán! Cuidad de vuestras galas en cada momento y lugar de adoración, y comed y bebed, pero no superéis los límites; en verdad, Él no ama a quienes superan los límites. (Sagrado Corán 7:30-32)

Una nueva mezquita en Dallas, Texas

Su Santidad (aba) dijo que Al’lah el Todopoderoso ha concedido a la Yamat de Dallas la oportunidad de inaugurar su mezquita. Aunque ha estado en uso, hoy se inaugura formalmente. Anteriormente, había una sala que se utilizaba como mezquita, pero ahora se ha construido una estructura bella. Su Santidad (aba) rezó para que aquellos que han participado en la construcción de esta mezquita le hagan justicia; que hayan construido esta mezquita únicamente por la causa de Al’lah el Todopoderoso, mientras son de entre aquellos respecto a quienes el Santo Profeta (sa) dijo que aquellos que construyen una mezquita para alcanzar la complacencia de Dios serán premiados con un hogar en el Paraíso.

Su Santidad (aba) dijo que el objetivo de la construcción de una mezquita en nombre de Al’lah no se logra una vez que la estructura está completa, sino que sólo se puede alcanzar la complacencia de Al’lah cuando se obedecen Sus mandamientos, se le adora, se cumplen los derechos de Su creación, se da prioridad a su fe sobre el mundo y se cumple el compromiso de lealtad. Somos afortunados de haber aceptado al ardiente devoto y verdadero amante del Santo Profeta (sa). Haber prometido lealtad al Mesías Prometido (as) nos impone grandes responsabilidades. Prometer lealtad no es suficiente, sino que debemos adherirnos a lo que él enseñó. Por lo tanto, es imperativo que entendamos nuestras responsabilidades.

Su Santidad (aba) dijo que es nuestra responsabilidad poblar esta mezquita, vivir en armonía unos con otros y propagar la unidad y la hermandad en el mundo. Es nuestro deber difundir el mensaje del Islam en el mundo, centrarnos en nuestra reforma con las oraciones y centrarnos en la reforma de nuestras futuras generaciones. Haciendo estas cosas podremos hacer la debida justicia a esta mezquita.

Encarnar el Islam, por dentro y por fuera

Su Santidad (aba) dijo que una vez, el Mesías Prometido (as) dijo que si se desea introducir el Islam en una zona, se debe construir una mezquita. Aunque la aparente construcción y estructura de esta mezquita llama la atención y actúa como una forma de introducción, como lo ha hecho con los diversos vecinos que han venido a visitarla, sin embargo, es nuestra responsabilidad cuidar de los vecinos y estar atentos a ellos. Por lo tanto, cada ahmadí debe encarnar y ejemplificar el Islam. Debemos mostrar a los demás que los ahmadíes son quienes, a pesar de vivir en este mundo material, dan prioridad a su fe. Cuando la gente ve esto, se vuelve curiosa e inquisitiva, lo que abre las puertas al diálogo y la introducción.Las responsabilidades que conlleva la construcción de una mezquita

Su Santidad (aba) dijo que en los versículos que recitó, Al’lah señala las responsabilidades de los asociados a una mezquita. Lo primero que Al’lah ordena es establecer la justicia. En otro lugar, Al’lah afirma en el Sagrado Corán que no se debe actuar injustamente, ni siquiera con los enemigos. Por lo tanto, no hay lugar para causar daño a nadie, y los que acuden a la mezquita deben tener en cuenta los derechos de los demás y actuar con justicia. Si debemos actuar así con los demás, imaginad el grado de compasión con el que debemos tratarnos. Sin embargo, hay casos desafortunados en los que los hombres no tratan a sus esposas de manera apropiada y siempre las están regañando, lo que también tiene un impacto negativo en los niños. El trabajo de la Yamat o la adoración de tales personas no rinde ningún beneficio a los ojos de Dios. Su duplicidad no engaña a nadie excepto a ellos mismos. Aquellos que cumplen con los derechos debidos de una mezquita son personas que establecen la justicia dentro y fuera y cuyas palabras se ajustan a sus acciones. Por lo tanto, estas son las normas que deben cumplirse, de lo contrario, el mero hecho de acudir a la mezquita para acabar con la carga de la oración no supondrá beneficio alguno.

Su Santidad (aba) dijo que los verdaderos siervos que honran los derechos de una mezquita son aquellos que se adhieren a los mandamientos de Dios mientras mantienen el temor de Dios en sus corazones. Dios Todopoderoso afirma que si uno no se adhiere a Sus mandamientos y no se concentra en buscar el perdón y el arrepentimiento, entonces Satanás los vencerá. Hoy en día, en la sociedad mundana en la que vivimos, centrarse en estas cosas es de suma importancia. La caída del mundo musulmán ocurrió cuando los musulmanes hicieron de su justicia y adoración un mero espectáculo y no les hicieron justicia. Siempre han hecho mezquitas bellas, pero la razón por la que destruyen las mezquitas de los ahmadíes en Pakistán es para que nuestras mezquitas no se parezcan a las suyas. Sin embargo, en realidad, no han sido capaces de producir verdaderos siervos de Al’lah, porque sus mezquitas se llenaron sólo para el espectáculo.

Su Santidad (aba) dijo que tales condiciones estaban destinadas a surgir ya que habían sido predichas por el Santo Profeta (sa). Sin embargo, la era iluminada que ha seguido al advenimiento del Mesías Prometido (as) de dar prioridad a la fe sobre el mundo nos exige que examinemos detenidamente nuestras propias condiciones. No debemos dejar que nuestras mezquitas se conviertan en las mezquitas de otros, respecto a las cuales se narra que el Santo Profeta (sa) dijo que pronto no quedaría nada del Islam excepto su nombre, no quedaría nada del Corán excepto sus palabras, las mezquitas de la gente en ese momento parecerán llenas pero estarán vacías de guía y sus líderes serán la peor creación sobre la faz de la tierra. Los desórdenes surgirán de ellos y volverán a ellos. Esta es la condición exacta que estamos viendo en las mezquitas de esa gente. Esto debería ser una llamada de atención para todos nosotros. Su objetivo es simplemente derribar los minaretes de las mezquitas ahmadíes y creen que este es su servicio a la fe. Sin embargo, una mezquita debería animarnos a centrarnos en cómo podemos satisfacer los derechos de los demás.

Su Santidad (aba) dijo que, como seguidores del Mesías Prometido (as), si no cumplimos nuestro compromiso de lealtad y si no nos reformamos de acuerdo con las enseñanzas del Sagrado Corán, no estaremos entre los que iban a formar parte del renacimiento del Islam. Debemos dirigirnos a Dios y rezar por la salvación del mundo.

Su Santidad (aba) dijo que una vez un joven le preguntó cómo podemos combatir a la gente de este mundo que se burla de nosotros. Su Santidad (aba) respondió que debemos confiar en que la salvación del mundo está en nuestras manos y en que hemos aceptado al Mesías Prometido (as) que fue enviado para salvar al mundo y difundir las verdaderas enseñanzas del Santo Profeta (sa). La vida de la gente en este mundo y en el siguiente sólo puede salvarse aceptándolo. Cuando hagamos que el mundo sea consciente de esto, debemos asegurarnos de que nuestras palabras y acciones estén alineadas, nuestros estándares de adoración y el cumplimiento de los derechos debidos de los demás deben ser elevados.

El renacimiento del Islam y el reformador prometido (as)

Su Santidad (aba) dijo que deberíamos estar agradecidos por estar unidos a la persona que fue enviada para rectificar el estado caído del Islam. Los musulmanes desempeñaron un papel en la visión degradada que la gente tenía del Islam. Sin embargo, hoy en día, somos nosotros los que debemos establecer lazos de lealtad con Dios y debemos adherirnos a sus mandamientos con sinceridad. Somos nosotros los que debemos difundir el amor y erradicar el odio en el mundo. Debemos confiar plenamente en Dios, pues Él es quien tiene el poder de hacerlo todo. El Islam es la religión verdadera y completa en el mundo que prevalecerá y es por esta fe que debemos gastar todas nuestras facultades en convertirnos en verdaderos ayudantes del Mesías Prometido (as).

Su Santidad (aba) dijo que las promesas hechas por Dios al Mesías Prometido (as) están destinadas a cumplirse; depende de nosotros si participamos en su cumplimiento o no, de lo contrario Dios enviará a otros a través de los cuales se cumplirán estas promesas. Para ello, debemos trabajar en la eliminación de nuestras debilidades y defectos, como el orgullo, la arrogancia y otros que el Mesías Prometido (as) advirtió que debían ser desarraigados. Cada uno de nosotros debe analizarse a sí mismo y ver si estamos desempeñando nuestro papel en la misión del Mesías Prometido (as) eliminando nuestros defectos y esforzándonos por adoptar la virtud y elevar nuestros estándares de adoración.

Esforzarse hacia Dios y encontrar su amor

Su Santidad (aba) dijo que debemos buscar una gran cantidad de arrepentimiento y debemos moldear constantemente nuestras acciones de manera que atraigan la complacencia de Dios. El Mesías Prometido (as) dijo que para lograr tal acción, debemos adoptar la sinceridad y volvernos a Dios, ya que sólo Él puede concedernos la capacidad de hacerlo. Dios es extremadamente Bondadoso y constantemente pasa por alto nuestras faltas; es nuestra responsabilidad esforzarnos y considerar cómo podemos alcanzar Su complacencia y andar de acuerdo a Sus mandamientos.

Su Santidad (aba) dijo que debemos esforzarnos constantemente para salvaguardar nuestras oraciones y esto sólo puede ocurrir cuando establecemos el amor a Dios en nuestros corazones. Cuando este amor se establece puede provocar una gran revolución dentro de una persona. Los que se cansan después de rezar durante algún tiempo o dicen que sus oraciones no son aceptadas deberían reflexionar sobre esto. En lugar de rezar sólo en momentos de necesidad, uno debería establecer un amor y una conexión constantes con Dios y es entonces cuando Dios expresa Su amor. Cuando estos dos amores se encuentran, la gracia de Dios desciende de forma incomprensible.

El verdadero propósito de la vida

Su Santidad (aba) dijo que es con gran dolor que el Mesías Prometido (as) instó a su comunidad a no olvidar nunca el verdadero propósito de la vida, que es adorar a Dios. Si olvidamos nuestro verdadero propósito, entonces nuestra promesa de lealtad no tiene ningún valor ni beneficio y nuestras palabras son huecas. Cada ahmadi debería analizar cuántos minutos al día dedica a la adoración de Dios. ¿Podemos cumplir el propósito de nuestras vidas ofreciendo oraciones durante unos minutos y además sin ser conscientes de lo que estamos diciendo? Al’lah el Todopoderoso no le impide a uno los compromisos mundanos, más bien Dios espera que las personas alcancen los niveles más altos de éxito en cualquier cosa que hagan. Al mismo tiempo, Él también espera que, junto con nuestras responsabilidades mundanas, nunca olvidemos el propósito de nuestras vidas ni aflojemos en nuestras oraciones. No debe bastar con que hayamos construido una mezquita bella, sino que debemos centrarnos en poblar la mezquita con verdaderos fieles. Debemos esforzarnos por alcanzar los niveles más altos de rectitud y, cuando esto se logra, uno puede ser considerado un verdadero adorador. Esto también requiere pureza exterior e interior, por lo que el fiel debe realizar la ablución y asegurarse de llevar ropa limpia.

Su Santidad (aba) dijo que el Islam impone una dieta equilibrada sin exceder los límites. Esto también le permite a uno adorar correctamente. También significa que el propósito de la creación del hombre no es simplemente comer, beber y dormir, ya que estas son las cualidades de los animales. Por extensión, esto significa que uno no debe simplemente perseguir los deseos y placeres mundanos, sino que debe reconocer su verdadero propósito en la vida. Un verdadero siervo de Dios también realiza trabajos mundanos, pero no hasta el punto de olvidarse por completo de su adoración y de sus deberes para con Dios. No sólo adoran, sino que lo hacen con cuidado, en lugar de apresurarse a terminar sus oraciones y seguir adelante. Si el trabajo mundano le impide adorar a Dios, entonces esto caería en la categoría de sobrepasar los límites, algo que desagrada a Dios.

El balance y el equilibrio en el Islam

Su Santidad (aba) dijo que Al’lah ha dado una enseñanza muy equilibrada de que podemos beneficiarnos del mundo, sin embargo, no debemos permitir que nos desvíe de nuestra adoración o nos distraiga de los derechos que le debemos a Dios. Cuando uno permanece atento a estas cosas, entonces Dios también les abre nuevos caminos en este mundo. Cuando uno presta la debida atención a su fe, entonces también se salvará de verse envuelto en el mundo, ya que su prioridad no será el mundo sino establecer y mantener un equilibrio. Por lo tanto, el verdadero propósito de una mezquita es poblarla de fieles y así se puede atraer la complacencia de Al’lah. Esto permite a la gente reformarse a sí misma y reformar también a las generaciones futuras. Es imperativo vincular a las futuras generaciones con la mezquita y ayudarles a comprender la importancia de la fe. Esta es la responsabilidad de ambos padres.

Su Santidad (aba) dijo que la construcción de una nueva mezquita también abre vías para la propagación del Islam. Por lo tanto, difundir el mensaje del Islam Ahmadíat es una responsabilidad que todo musulmán ahmadi debe cumplir. El Mesías Prometido (as) afirma que una mezquita debe establecerse con sinceridad y cuando esto se hace, se establecen los cimientos para el éxito de la Yamat. Por lo tanto, debemos elevar nuestros estándares de adoración y oración como resultado de lo cual seremos testigos de una revolución incluso en el mundo material de hoy. La belleza de una mezquita no está en su estructura sino en virtud de los fieles que rezan en ella.

Su Santidad (aba) rezó para que esta mezquita permanezca poblada por aquellos que hacen justicia a la adoración y que Al’lah acepte nuestras oraciones.

Resumen preparado por The Review of Religions

Pronunciado en la Mezquita “Bait-ul Ikram” de Allen (Texas), Estados Unidos.

Después de recitar el Tashahud, el Taawwuz y el Surah Al-Fatihah,

Hazrat Mirza Masrur Ahmad, Jalifatul Masih V (atba), recitó los versículos 30-31-32 del Surah Al-Araf:

La traducción de estos versículos es la siguiente:

“Diles: Mi Señor ha ordenado la justicia.

Dirigid vuestros rostros a la dirección adecuada en cada lugar de adoración

y llamadle siendo sinceros ante Él en la religión.

Pues Él os dio el ser y a Él volveréis.

Él ha guiado a algunos y, en cuanto a otros, el error ha sido su merecido.

Han tomado como amigos a los malvados, excluyendo a Al’lah,

y piensan que están correctamente guiados.

 

¡Oh hijos de Adán! Cuidad de vuestras galas en cada momento y lugar de adoración,

y comed y bebed, pero no superéis los límites;

en verdad, Él no ama a quienes superan los límites”, [7:30-32].

Hoy, Dios Altísimo os está concediendo la oportunidad de inaugurar vuestra mezquita. Aunque su construcción se completó hace un tiempo, sin embargo, su inauguración formal se lleva a cabo ahora. Inicialmente, se construyó aquí una [gran] sala para que sirviera como mezquita, pero ahora habéis podido construir [aquí] una mezquita propiamente dicha. En cualquier caso, se ha construido una mezquita muy bonita y espléndida, y también es bastante grande en cuanto a su capacidad.

[Ahora, mi plegaria es]: ¡Que Al’lah permita que todos aquellos que ayudaron en la construcción de esta mezquita le hagan verdadera justicia!  

Es nuestra oración a Dios que aquellos que han construido esta mezquita lo hayan hecho con la única intención de adorar a Al’lah y que se beneficien de las palabras del Santo Profeta Muhammad (sa) por las que afirmó que cualquiera que construya una mezquita con el fin de alcanzar la complacencia de Dios Altísimo, Él a su vez construirá una casa para ellos en el Paraíso. [En este sentido], el propósito de una mezquita que ha sido construida con el fin de obtener la complacencia de Dios no termina con la finalización de su construcción. De hecho, uno solo puede alcanzar la complacencia de Al’lah cuando se adhiere a Sus mandamientos, hace verdadera justicia a Su adoración, cumple los derechos de Su creación, da precedencia a su fe sobre todos los objetivos mundanos con la mayor sinceridad [posible] y hace verdadera justicia a su “Baiat” [‘juramento de alianza’].

Somos extremadamente afortunados de haber aceptado al Imam de esta época y al verdadero Sirviente del Santo Profeta (sa). [Por otro lado], debemos recordar constantemente que creer en el Mesías Prometido (as) y entrar en “Baiat” con él nos impone una gran responsabilidad. Después de haber entrado en el “Baiat” con el Mesías Prometido (as), nuestras responsabilidades no han terminado, [sino que] de hecho han aumentado más que antes; y es solo a través del cumplimiento de estas responsabilidades que podremos convertirnos en los destinatarios de las recompensas que Dios Altísimo prometió otorgar al Mesías Prometido (as). Por lo tanto, todos y cada uno de nosotros debemos comprender nuestras responsabilidades.

Mantener esta mezquita llena [de fieles adoradores] es nuestra responsabilidad, [al igual que] es nuestra responsabilidad vivir unos con otros con amor y afecto; [lo mismo que] es nuestra responsabilidad difundir el mensaje de tolerancia y hermandad en todo el mundo; [también] es nuestra responsabilidad transmitir el mensaje de las hermosas enseñanzas del Islam al mundo. [Además], es nuestra responsabilidad permanecer siempre enfocados hacia nuestra reforma a través de oraciones constantes; [y finalmente] es nuestra responsabilidad ser conscientes de la reforma de nuestras generaciones futuras, [pues] solo así podremos cumplir con los debidos derechos de la mezquita.

En este sentido, el Mesías Prometido (as) declaró en una ocasión:

“Deberíais construir una mezquita donde queréis introducir el Islam”.

A través de la construcción de esta mezquita, el Islam se introducirá en esta área desde una perspectiva externa [y de hecho] algunos vecinos vinieron y también expresaron sus sentimientos positivos. [Incluso] a pesar del aumento en el número de personas que asisten [a la mezquita] en estos días, el bullicio y el ruido, un vecino que vive justo al lado de la mezquita vino a visitarnos hace unos días y dijo: “Estamos felices de teneros como nuestros vecinos”. No obstante, siempre debemos ser conscientes de nuestros vecinos y no crear ruidos ni alborotos innecesarios aquí. [Así pues], hemos realizar todas nuestras tareas dentro de los límites legales. En cualquier caso, los vecinos y los que pasan por la carretera [que hay delante] serán introducidos [al Islam] a través de la mezquita; y además este medio de presentación abrirá caminos de “tabligh” [predicación]. Por eso, todos y cada uno de los áhmadis deben convertirse en un ejemplo de las enseñanzas del Islam, [a fin de que] el mundo pueda notar la clara distinción de que en esta sociedad materialista también hay personas que, mientras viven en el mundo y participan en sus asuntos materiales, [al mismo tiempo] dan prioridad a la fe sobre el mundo, tienen una relación con su Creador Todopoderoso y compasión por la humanidad, y prestan sus servicios a la raza humana. Cuando las personas mundanas observan esto, se vuelven curiosas y ello abre caminos para la propagación del Islam. Por tanto, cada áhmadi debe ahora presentar un modelo práctico de las enseñanzas del Islam [mucho] más que antes.

En los versículos que acabo de recitar, Dios Altísimo ha llamado la atención sobre varias responsabilidades de quienes se apegan a las mezquitas. En primer lugar, Al’lah ha dicho que se establezca la justicia. [Pues bien], en relación con el establecimiento de la justicia, Dios Altísimo afirma en otro lugar del Santo Corán [Surah Al-Maidah, 5:9]:

“… Y que la enemistad de un pueblo no os incite a obrar con injusticia”.

[En este contexto, cabe decir que] quien sostiene este estándar de establecer la justicia no puede pensar mal de otra persona. No solo no se trata de no causar daño a los demás, de hecho, esa persona buscará oportunidades para desempeñar un papel [positivo] a fin de beneficiar a los demás. [Así que], cuando una persona cumple con los debidos derechos de los demás de esta manera, ello ciertamente deja un impacto virtuoso en el entorno de uno; y este mismo impacto virtuoso abre caminos para el “tabligh” [predicación]. Por consiguiente, la primera guía en relación con la mezquita que Al’lah ha dado a los verdaderos creyentes que asisten a las mismas es crear medios para cumplir con los derechos que debemos a la humanidad y el aspecto más importante para lograr esto es establecer la justicia. Cuando Dios Altísimo nos instruye a actuar con justicia respecto a los no-musulmanes e incluso con los enemigos, ¿cuán grande debe ser el estándar de amor y afecto entre nuestra propia gente? Cuando se desarrolla tal condición, entonces Al’lah también mira a esas personas con amor y, al entrar tales personas en la mezquita para adorar a Dios Altísimo, Él acepta su adoración. Sin embargo, [por ejemplo], si una persona no trata bien a su esposa en casa, la insulta y la regaña constantemente; si sus hijos le tienen miedo y si sus acciones los alejan de la religión, entonces ni su servicio a la Yamat ni su adoración serán aceptables a la vista de Dios. Este doble estándar no engaña a nadie más que a la persona misma. En consecuencia, un verdadero creyente es aquel que establece la justicia tanto en el ámbito privado como en el público y hay armonía en sus acciones y palabras, tanto en el hogar como fuera de casa. Estas son precisamente las personas que cumplen con el debido derecho de acudir a una mezquita; y esto se debe al hecho de que sus corazones están imbuidos de temor de Dios.

Por lo tanto, es nuestro deber alcanzar este estándar; de lo contrario, no tiene importancia si nosotros simplemente construimos una mezquita y venimos aquí y ofrecemos nuestras oraciones apresuradamente como si fuera una carga. [Ciertamente], cuando uno alcanza este estándar, se vuelve como un niño inocente a los ojos de Al’lah y [estas personas] tendrán un buen final porque están cumpliendo los derechos de Dios Altísimo, así como los derechos de Sus siervos. Así, uno no debe enorgullecerse de que ofrece muchas oraciones, vaya a la mezquita cinco veces al día y preste servicios a la Comunidad, considerando que eso es suficiente. El Santo Profeta Muhammad (sa) ha declarado que quien no cumple con los derechos de los demás, no cumple con los derechos de Dios. Por ello, no debemos sembrar falsas esperanzas, pues el verdadero adorador que acude a la mezquita es aquel que, temiendo a Dios Altísimo, actúa bajo Sus mandamientos. [En otras palabras], Al’lah enfatiza una vez más y afirma que si uno no actúa según Sus mandamientos, ni pone empeño para avanzar por el camino recto siendo sincero con Él en la religión, ni se arrepiente ni busca el perdón, entonces satanás le vencerá. Por tanto, prestad una atención continua al arrepentimiento y a la búsqueda del perdón, mientras os sometéis a Dios Altísimo.

Hoy en día hay una necesidad imperiosa de prestar atención a esto, especialmente en este entorno mundanal. Solo entonces se puede alcanzar el éxito y solo entonces se puede llegar a ser como un niño inocente en presencia de Dios. [En realidad], fue debido al deterioro de los musulmanes lo que hizo que comenzara el declive del Islam. Todo se arruinó cuando hicieron de la justicia y de la adoración un mero espectáculo y no cumplieron con los derechos legítimos [de ambas]. Aunque siguieron construyendo hermosas mezquitas y siguen haciéndolo. Por cierto, hoy en día en Pakistán se intenta demoler las mezquitas de los áhmadis, simplemente porque no desean que las mezquitas de los áhmadis se parezcan a las suyas, ni que tengan minaretes o “mehrabs”; no obstante, no ha salido ningún adorador del Dios Clemente de entre ellos. Consideran digno de orgullo perseguir a los áhmadis y tienen la impresión de que se esfuerzan por llevarlos al buen camino. En cualquier caso, este declive aconteció también en el pasado, debido al hecho de que al acto de llenar a las mezquitas no se le dio la debida importancia. [Tanto es así que] en determinados lugares es muy raro encontrar verdaderos musulmanes. De todos modos, en general hubo un declive, aunque por así decirlo, todo esto estaba destinado a suceder y, además, el Santo Profeta (sa) nos avisó de que esto acontecería.

Entretanto, tras esa época de oscuridad, como resultado del período de luz que llegó con el advenimiento del Mesías Prometido (as) y debido a la promesa que hemos tenido el honor de hacer con este Ferviente Devoto del Santo Profeta Muhammad (sa) de que daremos prioridad a la fe sobre el mundo y viviremos de acuerdo con los mandamientos del Sagrado Corán, como he mencionado, debemos, en consecuencia, prestar mucha atención a nuestra condición [interna espiritual]; y hemos de salvaguardar nuestras mezquitas de las condiciones en las que se encuentran las de los otros [musulmanes].

En relación a esto, Hazrat Ali (ra) narra que el Santo Profeta (sa) declaró:

“Pronto llegará un tiempo en el que no quedará nada del Islam excepto su nombre, ni nada del Corán excepto sus letras; las mezquitas estarán llenas de gente de esa época, pero estarán desprovistas de guía; y sus eruditos serán las peores criaturas que vivan bajo el dosel del cielo; el desorden surgirá de ellos y a ellos volverá”.

Esto es exactamente lo que estamos presenciando hoy en la mayoría de las mezquitas musulmanas.

Así pues, lo que estamos viendo hoy en día debería ponernos en alerta. Ellos no tienen nada más que desorden y, como he dicho, sus únicos esfuerzos son demoler los minaretes de las mezquitas de nuestra Yamat -aunque ni siquiera las llaman mezquitas, sino lugares de culto- y demoler los “mehrabs”. Ese es su único servicio a la fe y tampoco tienen ninguna noción de justicia. En cualquier caso, esto es una lección para nosotros, en cuanto a cómo debemos cumplir con los derechos de las mezquitas y los derechos hacia las personas, si [verdaderamente] somos sinceros.

[Por su parte], el Mesías Prometido (as), al explicar el primero de estos versículos [que han sido recitados], afirma:

“El estado aparente y físico del Islam se ha debilitado; y el imperio islámico ya no tiene ni el mismo poder ni la misma grandeza. En cuanto a la fe, el ejemplo que se enseñó de parte de ‘los sinceros a Él en la obediencia’ no se encuentra en ninguna parte. También se ha producido un drástico debilitamiento interno en el estado del Islam y las fuerzas externas tratan de erradicarlo. En su opinión, los musulmanes son incluso inferiores a los perros y los cerdos. Su propósito e intención es únicamente destruir el Islam y acabar con los musulmanes. Ahora bien, es imposible combatir al enemigo sin el Libro de Dios, Su ayuda y signos manifiestos; [por lo que] es por esta misma razón que Dios Altísimo estableció esta Comunidad con Su Propia Mano”.

Por consiguiente, bajo estas condiciones, si nosotros, que hemos aceptado al Mesías Prometido (as), no nos reformamos haciendo justicia a nuestro compromiso de lealtad [“Baiat”]; y, si de acuerdo con las enseñanzas del Santo Corán, no analizamos constantemente nuestra propia condición, no podremos ser contados entre aquellos que hicieron justicia a su juramento de lealtad en la época del renacimiento del Islam. [En realidad], somos nosotros los que debemos restaurar, una vez más, la reputación del Islam.

La condición descrita por el Mesías Prometido (as) es ciertamente muy aterradora y, en la práctica, esto es exactamente lo que se está viendo. Debemos informar al mundo de que, aunque vean el Islam y a los musulmanes como algo despreciable y los consideren más insignificantes que [a ciertos] animales, deben recordar que la salvación del mundo [en sí] reside en actuar según las enseñanzas de estas mismas personas. En consecuencia, debemos emprender la tarea de guiar al mundo con plena confianza e inclinarnos ante Al’lah para buscar Sus bendiciones.

Algunos jóvenes ponen sobre la mesa [estas cuestiones] y uno de ellos me preguntó: “¿cómo podemos enfrentarnos a las personas que nos ridiculizan?”. Yo le respondí diciéndole que teniendo confianza y manteniéndose firme en la convicción de que hoy la salvación del mundo está en nuestras manos, porque hemos aceptado a ese Mesías Prometido y Ferviente Devoto del Santo Profeta Muhammad (sa), que fue enviado por Dios Altísimo para infundir vida [espiritual] al mundo y difundir las enseñanzas que trajo el Profeta (sa). Ahora bien, solo mediante nuestra asociación con él puede uno embellecer su vida en este mundo y en el siguiente.

[Al mismo tiempo], debemos decir a la gente mundana que no deben contentarse con los atractivos y éxitos de este mundo, pues la vida después de la muerte es eterna; y si uno llega allí con las manos vacías, tendrá que enfrentarse a la ira de Dios y Él sabe mejor cómo los tratará. De todas formas, asimismo hemos de tener siempre presente que cuando advertimos al mundo con tanto detalle, cada una de nuestras palabras y acciones debe estar en concordancia con esas mismas enseñanzas. Así, los estándares de nuestra adoración deben ser elevados y nuestro estándar de cumplimiento de los derechos hacia nuestros semejantes también debe ser sublime.

En cualquier caso, continuando su descripción del estado de los musulmanes y del Islam, el Mesías Prometido (as) continúa diciendo:

[Por un lado], hay una discrepancia entre lo que se considera actualmente el Islam; y [por otro], la moral se ha degradado (lo que significa que ya no existen altas morales). La sinceridad descrita en ‘los sinceros a Él en la obediencia’ se ha elevado a los Cielos. La lealtad, la sinceridad, el amor a Al’lah y la confianza en Dios se han perdido por completo. [Sin embargo], Al’lah ha decidido revivir estas fuerzas una vez más”.

Por lo tanto, debemos estar agradecidos de estar conectados con quien ha sido enviado por Dios Altísimo para ocuparse del estado lamentable del Islam. [De todas maneras], los musulmanes también tuvieron su parte de culpa en que los no-musulmanes y los anti-islámicos atacaran al Islam y consideraran esta respetable religión como miserable y deplorable. Si los musulmanes no se hubieran degenerado, el enemigo nunca se habría atrevido a atacar al Islam de esa manera. No obstante, hoy en día somos nosotros los que debemos establecer los estándares de lealtad a Dios Altísimo, tal y como afirmó el Mesías Prometido (as). Somos nosotros los que debemos adherirnos a los mandamientos de Dios con sinceridad y lealtad. Somos nosotros los que debemos difundir el amor en todas las direcciones y eliminar el odio. Somos nosotros los que debemos confiar plenamente en Al’lah, porque es Dios Altísimo Quien puede hacerlo todo.

Hoy en día, el Islam en la única religión verdadera que prevalecerá y para ello debemos sacar a relucir todas nuestras [mejores] capacidades a fin de convertirnos en los verdaderos ayudantes del Mesías Prometido (as). Ha sido decretado por Al’lah que las responsabilidades que Él confió al Mesías Prometido (as) y las promesas que Él le hizo se cumplirán, si Dios quiere. [Así pues], si nos convertimos en ayudantes de esta causa, entonces cosecharemos las bendiciones de Dios Altísimo. Si no progresamos, entonces Al’lah enviará a otros para que ayuden al Mesías Prometido (as); y, a pesar de todo, el trabajo se realizará. Por tanto, debemos tener en cuenta nuestro estado y esforzarnos por eliminar nuestras flaquezas y carencias allí donde las percibamos.

En cuanto a las debilidades que debemos erradicar, el Mesías Prometido (as) nos dice que:

“Esta es una época en la que la ostentación, la auto-admiración, la altanería (que es una forma de arrogancia), el pensar muy bien de uno mismo, la arrogancia, el orgullo y la presunción se han convertido en algo frecuente; mientras que los rasgos virtuosos como ‘ser sincero con Él en la obediencia’ se han desplazado a los cielos. Tener fe en Dios y el deseo de hacer el bien casi han desaparecido y ahora es el deseo de Al’lah sembrarlos de nuevo [en la Tierra]”. 

Por consiguiente, el Mesías Prometido (as) ha dicho que las virtudes se han desvanecido y que las malas acciones se han incrementado. Aunque, a pesar de todo, Dios Altísimo -Quien es el más Benevolente- no arruinará a Su gente y ahora ha decidido que las virtudes se fomenten y las malas acciones desaparezcan. [Por esta razón], cada uno de nosotros debe evaluar si estamos desempeñando nuestro papel para llevar a cabo la misión del Mesías Prometido (as). [Es decir], ¿estamos haciendo todo lo posible para deshacernos de las malas acciones? ¿Estamos haciendo todo lo posible por adoptar virtudes? ¿Nos esforzamos al máximo para alcanzar los verdaderos estándares de adoración? Incluso la capacidad de hacer el bien se obtiene por la gracia de Al’lah. [En definitiva], si no estamos haciendo todo lo posible para obtener la gracia de Dios, que se obtiene a través de aquella adoración que es únicamente para el beneplácito de Dios Altísimo y no solo para el cumplimiento de los propios deseos y comodidad, entonces todos nuestros esfuerzos serán vanos. [Es más], tanto eso como el deseo de lograr este objetivo no tendrá sentido. En consecuencia, debemos evaluarnos muy profundamente y buscar fervientemente el arrepentimiento. [Asimismo], tenemos que enmendar constantemente nuestras acciones para agradar a Al’lah.

En este sentido, el Mesías Prometido (as) escribe:

“La sinceridad es un requisito previo para [realizar] acciones virtuosas, ya que [Dios Altísimo] ha declarado que el rasgo de ‘ser sincero con Él en la obediencia’ se encuentra dentro de aquellos que son verdaderos santos”.

El Mesías Prometido (as) afirma además:

“Tened muy en cuenta que aquel que se vuelve únicamente hacia Al’lah, Él se vuelve suyo; y este es un principio importante que debe ser adoptado”.

[Algunas veces] nosotros mismos no cumplimos con los derechos que se le deben a Dios Altísimo y luego decimos que Dios no escucha nuestras oraciones. Algunas personas ciertamente albergan tales resentimientos. [Así pues], evaluaros a vosotros mismos y ved hasta qué punto habéis cumplido con los derechos debidos a Al’lah. [Por su parte], Dios Altísimo es muy Benevolente y a pesar de nuestros innumerables errores Él continúa premiándonos y proveyendo para nosotros. [Por eso], debemos ser conscientes de cómo cumpliremos con los derechos que se deben a Al’lah y el mayor derecho que se le debe a Al’lah es que se cumplan los derechos de Su adoración. [En ese sentido], hemos construido una mezquita y sus derechos deben cumplirse. Venid a esta mezquita únicamente por Dios y Su adoración.

[En otra ocasión], el Mesías Prometido (as), llamando nuestra atención hacia esto, ha declarado:

“Dios Altísimo afirma que: ‘He creado a los yinn [gente poderosa, personas que viven en lugares remotos y no vemos normalmente, etc.] y al hombre para que Me adoren’. De hecho, esta adoración y sumisión en Su umbral no es posible sin un amor profundo, un amor que no es unilateral sino que existe entre ambos: el Creador y la creación. Es como el relámpago que cae sobre un humano y lo deja moribundo; y el relámpago que, al mismo tiempo, quema y hace desaparecer todas las debilidades internas. Ambos se unen para crear un ser espiritual completo”.

Por lo tanto, debemos salvaguardar nuestras oraciones con atención y enfoque constantes; y esto solo se puede lograr cuando verdaderamente amamos a Al’lah, aunque debe ser un amor profundo e íntimo que no se parezca a ningún otro. A partir de entonces, el amor del hombre por Dios Altísimo y Su amor por la humanidad produce resultados revolucionarios. [Por otro lado], aquellos que se cansan después de orar un poco, o aquellos que desean aprender la filosofía de la oración y quieren construir una relación con Al’lah deben tener en cuenta estas cosas. [Asimismo], no vayáis a la puerta de Dios Altísimo solo cuando estéis [en situación de necesidad]; más bien construid un lazo de amor personal con Dios. A cambio, Al’lah también amará a esa persona. Para que esto suceda, es imperativo ser completamente obediente a los mandamientos de Dios Altísimo y Su Mensajero (sa). Es necesario amar al Profeta  de Dios (sa) y serle obediente en el espíritu de ese amor. A partir de entonces, Al´lah también manifiesta Su amor. Luego, cuando estas dos fuerzas del amor se unen, entonces, como ha declarado el Mesías Prometido (as), la gracia de Dios Altísimo, que está más allá de nuestra comprensión, se derrama sobre el hombre.

Más tarde, el Mesías Prometido (as) menciona:

“El hombre ha sido creado naturalmente para [acercarse a] Dios, como se dice [en el Sagrado Corán]:

[‘Y solo he creado a los yinn y a los hombres para que Me adoren’, Surah Al-Zariyat, 51:57].

Al’lah ha infundido en la naturaleza del hombre una inclinación hacia Sí Mismo y lo ha creado para que se dedique a Él a través de los medios más ocultos. De esto aprendemos que el propósito fundamental por el cual Dios Altísimo nos ha creado es para que lo adoremos. Sin embargo, en cuanto a aquellos que se apartan de este propósito fundamental y natural suyo y viven como animales, y su único propósito en la vida es comer, beber y dormir, se alejaron de la gracia de Dios y Él ya no se preocupa por esas personas, pues Al’lah se interesa por la vida de una persona que cree en:

[‘Y solo he creado a los yinn y a los hombres para que Me adoren’] y luego transforma su vida”.

El Mesías Prometido (as) menciona que uno debe adherirse completamente a esto y hacer de la adoración su objetivo final y añade además [lo siguiente]:

“No se sabe cuándo llegará la muerte. [Así que] es inmensamente importante que entendáis que el mismo propósito por el cual Dios Altísimo os creó es para que podáis adorarlo y ser devotos de Él. [Por eso], el mundo no debe ser el centro de vuestras aspiraciones”.

El Mesías Prometido (as) también escribe:

“Yo reitero este punto en concreto una y otra vez porque, a mi juicio, la adoración es el único propósito para el cual ha sido creado el hombre y es esta misma instrucción respecto a la que el hombre es negligente. [A este respecto], yo no digo que debáis abandonar vuestros negocios mundanos, o dejar a vuestra esposa e hijos para retiraros a una jungla o a una montaña. El Islam no considera que esto sea permisible”.

[En otras palabras], uno debe participar en los asuntos mundanos y también cumplir con los derechos que se le deben a sus esposas e hijos, porque esto es parte de las enseñanzas del Islam.

El Mesías Prometido (as) nos explica:

“El Islam no permite el ascetismo, sino que desea hacer al hombre activo, diligente y capaz. Por eso os digo que debéis dedicaros a vuestros negocios con esfuerzo y trabajo. [A este respecto], se ha narrado en un hadiz que una persona que posea tierra pero no la usa para la agricultura será responsable a los ojos de Dios. Por tanto, si alguien entiende que esta instrucción significa que debe desapegarse de los asuntos del mundo, se equivoca. De ninguna manera. El hecho de esta cuestión es que debéis aseguraros de que el complacer a Al’lah sea nuestra intención a la hora de llevar a cabo el negocio que sea y no debéis ignorar Su voluntad de que no hemos de dar prioridad a nuestros propios motivos y emociones”.

 

Por consiguiente, uno ha de reflexionar y pensar cuidadosamente sobre esto.

El Mesías Prometido (as) declaró de una manera muy sentida y en la que llama la atención repetidamente sobre este punto, que uno nunca debe olvidar el objetivo de su vida, [porque] si después de haber afirmado entrar en el “Baiat” con él, luego olvidamos el propósito de nuestras vidas, entonces nuestro “Baiat” no nos aportará ningún beneficio y nuestras palabras no tendrán peso alguno. En consecuencia, todo áhmadi debería reflexionar sobre esto, [en el sentido de que] han de deliberar y reflexionar sobre esto y evaluar personalmente cuántos minutos dedican a la adoración de Dios Altísimo en todo el día. [Ahor bien], ¿puede uno cumplir el objetivo de su vida simplemente ofreciendo la “salat” [oración] durante unos minutos y con muy poca comprensión de lo que está recitando en ella? Al’lah no nos impide dedicarnos a nuestras actividades mundanas, ya que de hecho espera que un verdadero creyente alcance el nivel más alto en sus trabajos mundanos, negocios, comercio y labor agrícola. Pero junto a esto, Él afirma además que debido a estar comprometido con los esfuerzos mundanos, uno no debe desatender el propósito de sus vidas y tiene que salvaguardar sus oraciones.

Si habéis construido una mezquita, no debéis estar orgullosos de ello por su mera belleza física; pues, de hecho, su verdadera belleza se debe a los que verdaderamente adoran [a Dios] y uno debe ser consciente de este hecho. Hay que sobresalir en la rectitud y esforzarse por alcanzar sus altos niveles; y solo cuando uno consigue esto se puede considerar un verdadero adorador. [Ahora bien], en relación con los verdaderos adoradores, Dios Altísimo afirma que también se aseguran de mantenerse purificados, tanto interior como físicamente. Por lo tanto, hay una instrucción general para aquellos que observan la “salat” de que sus ropas deben estar limpias y deben realizar la ablución antes de cada oración, ya que la limpieza física de uno tiene un impacto en su estado interior. Aparte, uno se refresca al realizar la ablución y su atención permanece concentrada en la “salat” [oración].

Otro mandamiento, junto al mandamiento de la “salat”, es que se debe comer y beber sin exceder los límites. [Pues bien], una interpretación general de esto sería que tenemos que llevar una dieta equilibrada y que un creyente no ha de exceder los límites con respecto a la comida y la bebida; y al no exceder los límites uno es capaz de permanecer saludable y también ser capaz de llevar a cabo la adoración de forma adecuada. Otro significado es que el objetivo de la vida de un verdadero creyente no debe ser solo comer, beber y dormir, ya que Al’lah ha mencionado que hacer solo esto es un rasgo de los animales. Además, he citado el extracto del Mesías Prometido (as) que explicaba sobre ello que esa era la vida de los animales. [Pues bien], si profundizamos [aún más] en su significado, significa además que no hay que perseguir únicamente los esfuerzos y las aspiraciones mundanas; de hecho hay que reconocer el propósito de nuestra creación. [Por eso], un verdadero adorador se dedica a las actividades mundanas, pero no se permite estar tan absorto en ellas como para olvidarse por completo de que es el momento de la oración [cuando sea], o de que tiene que llevarla a cabo. De hecho, cuando es el momento de la oración, el pensamiento de uno debe ser que el tiempo de sus actividades mundanas ha terminado y ahora tiene que presentarse ante Dios y ha de ofrecer la oración mientras hace verdadera justicia a los derechos que se le deben a Dios Altísimo. No debe darse el caso de que uno ofrezca rápidamente la oración, pues de hecho debe ofrecerla de una manera excelente. [Luego], junto con la limpieza física y el adorno, uno debe adornar su corazón con el “taqwa” [la rectitud].

Al’lah afirma entonces que ciertamente nos está permitido comer y beber, y que todo lo puro y saludable ha sido creado para la humanidad y es permisible para ella. También está permitido que uno se dedique a sus negocios y esfuerzos mundanos, aunque si esto le impide a uno adorar a Dios o le hace a uno ser descuidado respecto a ir a la mezquita, entonces esto significa que uno ha sobrepasado sus límites y a Dios Altísimo le desagrada quien sobrepasa los límites. La gente dice [a veces] que por qué se han prescrito cinco oraciones, ya que es muy difícil hacerlas en los tiempos que corren; y dicen que es difícil para uno sacar tiempo de las actividades diarias a fin de rezar las cinco veces. No obstante, Al’lah afirma que esto no es difícil. De hecho, uno ha sobrepasado los límites si solo se preocupa por sus esfuerzos mundanos y se ha vuelto negligente respecto a Dios; y cuando uno sobrepasa sus límites, entonces gradualmente se aleja de Al’lah. [Finalmente], si Él se disgusta con alguien, entonces está completamente perdido. Aunque tal persona puede afirmar que es musulmán o que es un áhmadi y que ha hecho el “Baiat” con el Imam de la época de acuerdo con la instrucción del Santo Profeta (sa), sin embargo sus acciones le están haciendo incurrir en el desagrado de Dios Altísimo. Por tanto, Al’lah ha dado una enseñanza muy equilibrada en la que uno puede conseguir cosas materiales, aunque debe ser consciente además de su fe y no ha de sobrepasar los límites. [En concreto], un verdadero creyente es aquel que siempre da preferencia a su fe sobre las cosas mundanas y cuando uno da prioridad a su fe por encima de las cosas mundanas, Dios abre todo tipo de nuevas vías para conceder provisiones a dicha persona y le otorga bendiciones en su trabajo. Así, quien se adhiere y vive de acuerdo a los mandamientos de Al’lah y se esfuerza por alcanzar altos niveles en su adoración, entonces, por la gracia de Dios Altísimo, sus necesidades mundanas también son satisfechas.

[Por el contrario], si la codicia de las aspiraciones mundanas sigue aumentando y lo hacen sin parar, serán como un fuego que nunca se extingue. [Por consiguiente], si uno se mantiene firme en su fe, entonces el impulso de alcanzar los deseos mundanos ya no permanecerá [dentro de uno]; de lo contrario, esto es como un fuego que nunca puede ser extinguido y uno se sumerge completamente en él; y a tal persona no se le concede nada en el Más Allá, que es la verdadera vida.

El Santo Profeta Muhammad (sa) afirma que solo mantienen pobladas las mezquitas quienes creen en Dios y en el Último Día. En consecuencia, debemos convertirnos en uno de esos creyentes que mantienen las mezquitas llenas y la característica de tales personas es que después de observar su oración permanecen en espera de la siguiente. Por lo tanto, el propósito de construir una mezquita es mantenerla siempre llena y así es como se puede hacer.

Tras haber construido esta mezquita, es responsabilidad de los miembros locales mantenerla poblada y esta es la manera de alcanzar las bendiciones de Al’lah, y también de reformarse a sí mismos y permitir que su progenie permanezca unida a Dios Altísimo. De lo contrario, las atracciones y seducciones mundanas de esta época harán que nuestros hijos se alejen de la fe. [Por ello], es importante vincularlos a la mezquita e inculcarles el significado de la fe desde su infancia, lo cual es un deber tanto de la madre como del padre. Además, como he mencionado antes, tened en cuenta que ahora, con la construcción e inauguración de la mezquita, más personas conocerán la Yamat, esta mezquita y el Islam. [Al mismo tiempo], se abrirán nuevas vías de “tabligh” [predicación] y se establecerán más contactos. Por tanto, es el deber de cada áhmadi aprovechar esto y difundir el mensaje del Islam y el Ahmadíat.

En este sentido, el Mesías Prometido (as) explica que:

“En la actualidad, nuestra Comunidad tiene una gran necesidad de mezquitas, ya que son las casas de Dios. [Así pues], en cualquier pueblo o ciudad donde se establezca nuestra mezquita, se puede suponer que allí se han puesto los cimientos del éxito de la Yamat”.

El Mesías Prometido (as) dice además:

“No obstante, la condición es que al establecer la mezquita, las intenciones deben ser sinceras y debe establecerse únicamente por la causa de Al’lah”.

Por eso, como el Mesías Prometido (as) ha declarado, con el establecimiento de una mezquita se han establecido las bases del éxito de la Comunidad. [Entretanto], si los áhmadis de aquí se esfuerzan con sinceridad y elevan los estándares de su adoración, si Dios quiere, entonces uno puede asumir que Al’lah sentará las bases del éxito de la Yamat aquí también. Por consiguiente, continuad elevando los niveles de vuestra adoración y sinceridad; y aseguraos de que la sinceridad, la importancia de la oración y la adoración sean transmitidas a vuestro progenitores; [ya que] a través de esto podremos ver una transformación, incluso en las personas que están enfrascadas en actividades mundanas.

El Mesías Prometido (as) [finalmente[ declara que:

“La verdadera belleza de una mezquita no está en su construcción; de hecho, depende de los fieles que rezan en ella con sinceridad”.

¡Que Dios Altísimo permita que todos se conviertan en aquellos que ofrecen oraciones con sinceridad y llenen esta mezquita!

¡Que Al’lah acepte nuestras oraciones y adoración!

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