Reconocer y agradecer los favores de Dios
Resumen
Resumen del Sermón del Viernes pronunciado por el Líder Mundial de la Comunidad Musulmana Ahmadía desde la mezquita Baitur Rahman en Silver Spring, Maryland
Después de recitar el Tashahhud, el Ta’awwuz y la Surah al-Fatihah, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) dijo que es una gran bendición de Dios para aquellos que han venido a los Estados Unidos por permitirles establecerse en este país desarrollado.
Su Santidad (aba) dijo que en los últimos años, muchos ahmadíes de Pakistán se han establecido en los EE.UU. y continúan haciéndolo, debido a que las condiciones para los ahmadíes se han vuelto cada vez más difíciles en Pakistán. Los ahmadíes deben estar agradecidos a los gobiernos que les conceden refugio. Sin embargo, el mayor favor de Dios sobre nosotros es que nos ha permitido aceptar al Imam de la Era, y al más ardiente devoto del Santo Profeta (sa). Por lo tanto, si realmente deseamos estar agradecidos a Dios, nos corresponde obedecer Sus mandamientos, hacer justicia al adorarle y hacer justicia en el cumplimiento de los derechos debidos a Su creación.
Entendiendo las verdaderas enseñanzas del Islam tal y como las enseñó el Juez y Justo Árbitro
Su Santidad (aba) dijo que en esta época, el Mesías Prometido (as) es el verdadero guía que, como predijo el Santo Profeta (sa), debía guiarnos por el verdadero camino del Islam. Debemos reconocer que las verdaderas enseñanzas del Islam hoy en día sólo pueden ser comprendidas a través del Mesías Prometido (as), ya que Dios le otorgó la verdadera comprensión de los significados del Sagrado Corán. Él es el verdadero amante y ardiente devoto del Santo Profeta (sa) y fue en base a la práctica y las enseñanzas del Santo Profeta (sa) que quiso enseñar a su Comunidad. Por lo tanto, tendremos que vivir nuestras vidas de acuerdo con la manera enseñada por el Mesías Prometido (as). Debemos aceptarlo como juez y árbitro justo de esta época y debemos tener la firme convicción de que si uno desea recorrer el verdadero camino del Islam, entonces debe aceptar y seguir al Mesías Prometido (as).
Su Santidad (aba) dijo que el Mesías Prometido (as) enseñó que uno no debe limitarse a aceptar y prometer lealtad, sino que debe entender por qué lo ha hecho y las razones fundamentales que lo respaldan. La mera duda o conjetura no puede ser suficiente en la vida de uno, sino que hay que tener una convicción firme. Por lo tanto, uno debe considerar que después de haber aceptado al Mesías Prometido (as), si siente alguna aprensión en algo que él ha enseñado, entonces debe reflexionar sobre el estado de su fe. Si uno acepta que el Mesías Prometido (as) es el juez y árbitro justo de esta época, entonces debe resignarse a sus enseñanzas y considerarlas con respeto. El Santo Profeta (sa) aseguró que habría un Imam en los últimos días que sería el juez y árbitro justo. Cuando esto es así, qué duda cabe. De ahí que el Mesías Prometido (as) dijera que aquellos que lo aceptan y aún así plantean objeciones son más desafortunados que aquellos que simplemente no fueron capaces de reconocerlo, pues tales personas están ciegas a pesar de haber dado testimonio de él.
Su Santidad (aba) dijo que no sólo el Mesías Prometido (as), sino que el Santo Profeta (sa) también predijo que habría un sistema de sucesión después del Mesías (as) que permanecería hasta el final de los tiempos. Este sistema de sucesión no es otro que el Califato Ahmadía que sigue manteniendo las enseñanzas del juez y árbitro justo de esta era. Cada ahmadí promete lealtad y obediencia al Califato, por lo que le corresponde a cada ahmadí mantener este compromiso, para mantener su promesa de lealtad al Mesías Prometido (as).
Difusión de la luz de la verdad a través del Sagrado Corán
Su Santidad (aba) citó al Mesías Prometido (as), quien dijo que esta Comunidad se estableció para desvelar la verdad porque sin ella no se puede difundir la luz en el mundo. Dijo que deseaba que la luz del Islam se difundiera a través de pruebas prácticas. Por lo tanto, ordenó a los ahmadíes que no sólo leyeran el Sagrado Corán, sino que lo meditaran y lo comprendieran. Fue con este propósito que el Mesías Prometido (as) fue comisionado, ya que recibió una comprensión más profunda del Sagrado Corán. El Sagrado Corán no es un libro de cuentos, sino un código de conducta para la vida.
Su Santidad (aba) dijo que si, después de llegar a estos países desarrollados, olvidamos este código de conducta y no nos centramos en nuestra fe, entonces nuestras futuras generaciones seguirán desviándose de la fe. En lugar de estar agradecidos a Dios, estas personas estarían abandonando las bendiciones de Dios. Nuestro propósito fundamental debería ser establecer una conexión con Dios y leer, reflexionar y actuar según Su Libro. Sólo cuando hagamos esto seremos capaces de hacer justicia a nuestra promesa de lealtad.
Su Santidad (aba) dijo que aquellos que han emigrado aquí pueden haber escapado de la persecución mundana, sin embargo, si no recorren el camino de la fe y no tratan de entender el Sagrado Corán, entonces no pueden cosechar las bendiciones de Al’lah el Todopoderoso. Del mismo modo, los nuevos ahmadíes o los ahmadíes que se convirtieron hace algún tiempo deben recordar que el mero hecho de prometer lealtad no es suficiente. Su verdadero propósito sólo se cumplirá cuando adopten las enseñanzas del Islam, lo que no puede suceder hasta que lean y comprendan el Libro de Dios, el Sagrado Corán.
La fe debe ir acompañada de acciones
Su Santidad (aba) citó al Mesías Prometido (as), quien dijo que al aceptarlo, uno puede haberse acercado a un manantial que Dios creó para la vida eterna, sin embargo, aún debe beber de este manantial. Hay que suplicar a Dios que nos permita beber de este manantial, porque sin la ayuda de Dios, no podemos hacer nada. ¿Cómo se puede beber del manantial? Hay que cumplir con los dos derechos principales: los derechos que se le deben a Dios y los derechos que se le deben a Su creación. Si uno no sólo se acerca al manantial, sino que está capacitado para beber de él, entonces tiene la garantía de que su fe permanecerá siempre segura. Por esta razón, es vital comprender que no basta con prometer lealtad, sino que ésta debe ir acompañada de acciones. Sólo entonces se pueden alcanzar las bendiciones de Al’lah. Uno no debe limitarse a proclamar “doy testimonio de que no hay nadie digno de adoración excepto Al’lah”, sino que debe encarnarse también.
Su Santidad (aba) dijo que cada persona debe analizarse a sí misma y pensar que, cuando proclama el credo islámico, ¿da verdaderamente prioridad a Al’lah sobre todo lo demás? ¿Cumplen con los mandamientos de Dios? ¿Se dirigen a la oración cuando es el momento? Si no es así, entonces, aunque proclamen la unidad de Dios, hay una forma oculta de shirk (asociar socios a Dios) en sus acciones. La gente ha dado prioridad a su trabajo mundano, mientras que un verdadero creyente entiende que sólo puede alcanzar el verdadero éxito en su trabajo mundano a través de las bendiciones de Dios. El Mesías Prometido (as) dijo que si uno no alcanza esta comprensión, entonces no ha cumplido el verdadero propósito de su promesa de lealtad.
Su Santidad (aba) dijo que mantener una mentalidad mundana hace inútil la promesa de lealtad de una persona hacia él. Dijo que jurar lealtad a él requiere que uno traiga una especie de muerte sobre sí mismo, para que pueda nacer a una nueva vida. En otras palabras, después de jurar lealtad, uno debe entrar en una nueva vida espiritual. Si no es así, el juramento de lealtad no aporta ningún beneficio. Quien jura lealtad con verdadera sinceridad y se arrepiente con verdadera sinceridad, entonces Dios se apiada de ellos y los perdona y es como si se les concediera una nueva vida.
Un mundo que lleva a la destrucción y lo que hay que hacer para salvarse
Su Santidad (aba) dijo que debemos esforzarnos en nuestra adoración únicamente por la causa de Dios y que nuestras acciones deben ser para alcanzar la complacencia de Dios. El estado actual del mundo indica que se acercan nubes oscuras de destrucción. Ayer mismo, el presidente estadounidense dijo que si Rusia utilizara armas atómicas, ellos tomarían medidas de retaliación. Tal represalia conduciría ciertamente a la destrucción del mundo. Por lo tanto, los que viven en el mundo desarrollado no deben pensar que son inmunes y, en tales circunstancias, es responsabilidad de los ahmadíes rezar sinceramente a Dios por el resto del mundo. El Mesías Prometido (as) dijo que, por amor a sus siervos sinceros, Dios también salva a los demás. Por lo tanto, no hay que pensar que han garantizado su seguridad y un futuro brillante para sus hijos al emigrar aquí. No es así, de hecho, sólo Dios puede salvarnos, por lo que debemos inclinarnos ante Él y ordenar a nuestras futuras generaciones que hagan lo mismo. Sólo así podremos salvarnos nosotros y nuestras futuras generaciones.
Su Santidad (aba) dijo que el mundo no puede salvarnos. Sólo cuando encarnemos el credo islámico, Dios tendrá misericordia y nos salvará a nosotros y al resto del mundo. Debemos prestar atención antes de que el mundo se hunda en la destrucción futura.
Su Santidad (aba) presentó una cita del Mesías Prometido (as) que decía que cuando un barco se hunde, todo el mundo llora, pero esto es una reacción natural y no conlleva ningún beneficio. Sólo lo que se hace antes, en tiempos de paz, puede ser beneficioso. Tal es el caso de encontrar a Dios, en el sentido de que uno debe permanecer siempre alerta como si estuviera a punto de ser alcanzado por un rayo. Si uno toma acciones preventivas, entonces no será golpeado, sin embargo, después del hecho, los lamentos no serán de ningún beneficio. En la actualidad, hay indicaciones de destrucción en el mundo que pueden ser controladas por el momento, pero que también podrían salirse de control en cualquier momento. Por ello, debemos rezar sinceramente con un sentimiento de dolor por el mundo en nuestros corazones. Si no prestamos atención, es posible que este bello mundo se vuelva estéril.
Su Santidad (aba) citó además al Mesías Prometido (as), quien dijo que, al igual que uno es bondadoso con sus hijos, otra forma de bondad es rezar para que sean salvados de la calamidad. Quien reza nunca vuelve sin éxito. Por lo tanto, uno debe ser sincero en sus oraciones. El Mesías Prometido (as) dijo esto en una época en la que la peste era abundante, sin embargo, ahora que el mundo se dirige hacia un camino de destrucción, es cada vez más importante centrarse en las oraciones para salvar al mundo.
La necesidad de adoptar una moral elevada
Su Santidad (aba) dijo que el Mesías Prometido (as) también aconsejó a su comunidad que adoptara una moral elevada, ya que esto también es un mandamiento de Dios. Si uno no reflexiona sobre cómo ha pasado sus días, qué ha hecho bien y en qué se ha quedado corto, no puede mejorar. El uso de un lenguaje inmoral puede provocar desavenencias y enemistades, por lo que hay que tener siempre presente el lenguaje. Uno debe utilizar las facultades que Dios les ha dado para mostrar los niveles más altos y las normas de conducta moral.
Su Santidad (aba) dijo que el Mesías Prometido (as) dijo que uno también debe estar orgulloso de su fe. Si una persona es enemiga del Islam y maldice al Santo Profeta (sa), entonces debe haber aversión hacia ella. Sin embargo, si una persona es simplemente indolente, entonces se deben mantener buenas relaciones con ella. Esto significa que si una persona se opone y maldice abiertamente al Islam y al Santo Profeta (sa), entonces no es posible que un ahmadí lo soporte y en tales casos nuestro orgullo religioso debe tener efecto. Los ahmadíes de Pakistán han visto de primera mano incluso el lenguaje vulgar y grosero que se utiliza para el Mesías Prometido (as). Sin embargo, incluso en el caso de tales personas, nunca nos tomamos la justicia por nuestra mano.
Fomentar una atmósfera de armonía y hermandad mutuas
Su Santidad (aba) dijo que otra cualidad señalada por el Mesías Prometido (as) es la armonía y la hermandad mutuas. Dijo que esta Comunidad no florecerá hasta que todos desarrollen el amor mutuo. En lugar de tratar a los más débiles con desprecio y enemistad, hay que utilizar sus facultades y tratarlos con amor y afecto. Dijo que una comunidad se forma cuando se cubren las faltas de los demás y se cultiva un verdadero espíritu de hermandad. No debe haber discordia interna dentro de la comunidad. Los Compañeros también desarrollaron el amor mutuo y así se convirtieron en una comunidad. El Mesías Prometido (as) deseaba desarrollar un espíritu similar dentro de su comunidad. Por lo tanto, la alta moral exige que se preste la debida atención a los sentimientos de los demás.
Su Santidad (aba) dijo que estas son las altas costumbres que debemos adoptar para cosechar las bendiciones prometidas por Dios a la comunidad del Mesías Prometido (as). No importa nuestra raza, ya sea blanca, afroamericana, pakistaní, india o española, después de habernos unido a la Comunidad Musulmana Ahmadía todos somos de un mismo padre espiritual. Este fue el mismo mensaje que dio el Santo Profeta (sa) en su sermón de despedida. El Mesías Prometido (as) deseaba que su comunidad se convirtiera en un ejemplo para el mundo, pero para llegar a ser un ejemplo hay que esforzarse mucho. Nosotros también tendremos que esforzarnos mucho para aumentar el nivel de nuestro culto y de nuestra conducta moral. Estas cosas sólo pueden lograrse cuando uno adopta la rectitud.
Su Santidad (aba) dijo que, por lo tanto, si deseamos ser agradecidos con Dios, debemos analizarnos constantemente a nosotros mismos. Su Santidad (aba) rezó para que nos moldeemos según los deseos del Mesías Prometido (as), para que demos prioridad a nuestra fe sobre el mundo, para que desarrollemos el temor a Dios y para que seamos realmente aquellos que hacen justicia a “Doy testimonio de que no hay más Dios que Al’lah”. Que lleguemos a ser parte de aquellos en los últimos días para los que Dios dio buenas noticias al Santo Profeta (sa).
Su Santidad (aba) dijo que fue en este día hace 28 años, el 14 de octubre, cuando se inauguró esta mezquita (Baitur Rahman, Maryland, Estados Unidos). Los que viven en los alrededores de esta mezquita deberían analizarse a sí mismos y ver cuánto ha progresado su espiritualidad en los últimos 28 años y si han hecho justicia a esta mezquita. Su Santidad (aba) rezó para que Dios siga permitiendo a la gente hacer justicia a esta mezquita y mantenerla a salvo durante mucho tiempo.
Resumen preparado por The Review of Religions
SERMÓN DEL VIERNES, 14 de OCTUBRE de 2022.
Pronunciado en la Mezquita “Bait-ur Rahman” de Silver Spring, (Maryland, Washington), EE.UU.
Después de recitar el Tashahud, el Taawwuz y el Surah Al-Fatihah,
Hazrat Mirza Masrur Ahmad, Jalifatul Masih V (atba), pronunció lo siguiente:
Es un gran favor de Dios Altísimo sobre vosotros, la Comunidad Musulmana Ahmadía y los áhmadis que han venido a esta tierra, que Él os ha permitido llegar a este país desarrollado. Especialmente en los últimos años, [muchos] áhmadis han emigrado desde Pakistán y siguen llegando. Aquellos que han emigrado de Pakistán lo han hecho porque las condiciones allí para los [musulmanes] áhmadis son cada vez peores y debido a esto se les ha hecho difícil vivir allí. Por lo tanto, los áhmadis de aquí deberían estar agradecidos a los gobiernos que han permitido que ellos, a causa de la persecución que sufren, que vengan y vivan aquí. Sin embargo, el mayor favor que Al’lah nos ha otorgado a los áhmadis es que nos ha concedido la oportunidad de aceptar al Imam de la época, al verdadero Devoto del Santo Profeta Muhammad (sa). Así pues, no podemos expresar suficiente gratitud a Dios por eso. [En todo caso], para mostrar nuestra gratitud a Dios Altísimo, hemos de adherirnos a Sus mandamientos y cumplir con los derechos de Su adoración y Su creación. No obstante, esto solo es posible cuando cumplimos con los debidos derechos de nuestro “Baiat” con el Mesías Prometido (as); y esto se debe a que el Mesías Prometido (as) es en la actualidad el guía, quien según la profecía del Santo Profeta (sa), nos guiaría acerca de las verdaderas enseñanzas del Islam.
Por tanto, cada áhmadi debe tener en cuenta el hecho de que ahora, el único medio de adquirir las verdaderas enseñanzas del Islam es a través del Mesías Prometido (as) y la razón [de esto] es que el Mesías Prometido (as) es esa misma persona a quien, en esta era, se le otorgó la [correcta] percepción y conocimiento del Sagrado Corán y a quien Al’lah dio el verdadero conocimiento del Islam. [Es más], el Mesías Prometido (as) es esa persona que es el verdadero Devoto del Santo Profeta Muhammad (sa) y que desea educar moralmente a su Yamat de acuerdo con las enseñanzas y tradiciones del Profeta (sa). Por tanto, a fin de convertirnos en verdaderos musulmanes, ahora debemos volvernos hacia el Mesías Prometido (as) y llevar nuestras vidas de acuerdo con el camino que él ha prescrito. [Asimismo], hemos de fortalecer nuestra fe y tener absoluta convicción en el advenimiento del Mesías Prometido (as) y considerarlo como el “Juez” [‘Hakam’] y “Justo Árbitro” [‘Adl’]. [Por eso], debemos mantener la creencia de que una persona puede recorrer el camino de las verdaderas enseñanzas del Islam solo si sigue la senda prescrita por el Mesías Prometido (as).
En este sentido, aconsejando a aquellos que han realizado el juramento de iniciación [“Baiat”] con respecto a cómo pueden mantener una fe y convicción absolutas en él, el Mesías Prometido (as) dice:
“Una persona que proclama ser creyente debe elevar su creencia a un estado de convicción y profunda percepción”.
[Es decir], uno no solo debe creer, sino también desarrollar [una verdadera] convicción y visión profunda de por qué estamos haciendo la promesa de iniciación.
[El Mesías Prometido (as) declara además]:
“Uno no debe enredarse en conjeturas”.
[O sea], no debéis crear conjeturas en vuestros corazones acerca de por qué sucedió tal o cual cosa, pues esas preguntas no deberían surgir.
El Mesías Prometido (as) escribió:
“Recordad, las conjeturas no sirven de nada, pues Dios Altísimo dice Él Mismo en el Sagrado Corán, [Surah Yusuf, 53:28]:
‘Ciertamente, la conjetura no vale nada contra la verdad’.
[Así], solo la certeza puede permitir que un individuo tenga éxito y nada se puede lograr sin certeza absoluta. Si una persona comienza a hacer conjeturas sobre cada asunto, es posible que no pueda sobrevivir en el mundo ni por un momento”.
El Mesías Prometido (as) añade:
“[Por ejemplo], no podrá beber agua porque sospechará que está contaminada con veneno. Tampoco podrá comer alimentos del mercado, ya que sospechará que han sido contaminados con una sustancia que acabará con su vida. ¿Cómo podrá entonces ser capaz de sobrevivir? Será difícil para él vivir en tales condiciones. Este es un ejemplo general, aunque una persona también puede beneficiarse de esto en relación a asuntos espirituales”.
El Mesías Prometido (as) explica:
“Ahora, reflexionad sobre esto vosotros mismos y tomad una decisión en vuestros corazones: si después de haber prometido la iniciación en mis manos y haberme aceptado como el Mesías Prometido y el Juez y Justo Árbitro habéis sentido algún agravio en vuestros corazones con respecto a una decisión o acción mía, entonces debéis preocuparos por vuestra fe, porque una creencia llena de inquietudes y dudas no producirá buenos resultados. Sin embargo, si verdaderamente habéis atestiguado con vuestros corazones el hecho de que el Mesías Prometido (as) es de hecho el ‘Juez’ y ‘Árbitro Justo’, entonces debéis someteros -por así decirlo- a sus mandamientos y acciones, y respetar sus decisiones para que podáis ser considerados de entre aquellos que honran y respetan las enseñanzas puras del Santo Profeta (sa). El testimonio del Mensajero de Dios (sa) es suficiente y [os] aseguró que él sería vuestro Imam (Líder)”.
En otras palabras, el Mesías Prometido (as) que aparecería [en los Últimos Días] será vuestro Imam de entre vosotros y el “Juez” y “Justo Árbitro”.
[El Mesías Prometido (as) continúa diciendo]:
“Si no estáis contentos con esto, ¿cuándo lo estaréis? Este camino ciertamente no puede ser bendecido si, por un lado, uno afirma su creencia, pero al mismo tiempo tiene dudas en algunas partes de su corazón”.
En otras palabras, si exteriorizamos que hemos creído y al mismo tiempo desarrollamos dudas sobre ciertos asuntos.
El Mesías Prometido (as) comenta además:
“Aquellos que me han rechazado o que levantan acusaciones contra mí, en realidad no me han reconocido. Aunque el que me ha aceptado y luego pone objeciones es aún más desafortunado, ya que es ciego aunque pueda ver”.
Por consiguiente, este es el estándar de fe que debemos tener.
[Por otra parte], el Mesías Prometido (as) dio las buenas nuevas de que tras él se establecería un sistema de Jalifato. [En realidad], no solo el Mesías Prometido (as), sino que el Santo Profeta Muhammad (sa) también [nos] informó de que, junto con el advenimiento del Mesías y el Mahdi, el Jalifato se establecería hasta el final de los tiempos y el Jalifato Ahmadía sería esa institución que llevaría adelante la [puesta en] práctica [de las enseñanza] del Mesías Prometido (as). Esta es la institución que defenderá las instrucciones del “Juez” y “Justo Árbitro”. En su juramento [de alianza o “Baiat”], cada áhmadi promete lealtad y obediencia al Jalifato. En consecuencia, desde esta perspectiva, corresponde a cada áhmadi cumplir con su juramento de lealtad y obediencia al Jalifato; ya que, [de lo contrario], su juramento de lealtad no sirve de nada. [Así pues], cada áhmadi debe esforzarse constantemente por aumentar su fe y nivel de convicción.
De la misma manera, mientras atrae la atención de su Comunidad hacia la recitación cuidadosa del Santo Corán, el Mesías Prometido (as) afirma:
“Constantemente he advertido a quienes están asociados conmigo que Al’lah ha establecido esta Yamat para descubrir las verdades, porque sin esto la vida práctica de uno estará desprovista de cualquier luz espiritual”.
[Luego], el Mesías Prometido (as) escribe:
“Deseo que la belleza del Islam se exhiba delante del mundo entero a través de verdades prácticas y es para este mismo propósito que Dios me ha elegido. Por lo tanto, se debe leer mucho el Sagrado Corán, pero no como meras historias; por el contrario, consideradlo como si fuera una filosofía”.
Por tanto, todos deben analizarse a sí mismos; [y en este sentido], ¿nos hemos sumergido en esfuerzos mundanos hasta el punto de haber olvidado el propósito de nuestro juramento de lealtad?
El Mesías Prometido (as) declara:
“Dios Altísimo me envió para enseñar e implementar el conocimiento, la comprensión y los mandamientos del Santo Corán. Cualquiera que me haya jurado lealtad debe comprender este significado y reflexionar sobre el conocimiento y comprensión del Sagrado Corán”.
[Por eso], debéis esforzaros por comprender su significado y comentario, y esto no puede suceder hasta que nos esforcemos por comprender y leer los “Ruhani Jazain” [‘Los Tesoros Espirituales’] del Mesías Prometido (as); [es decir], hasta que no nos esforcemos por comprender y leer la literatura que él nos ha aportado.
[Así], el Mesías Prometido (as) manifiesta que:
“El Santo Corán no se compone de meras historias y fábulas, sino que es un código de vida y conducta que corresponde a todos los musulmanes áhmadis implementar”.
[Por consiguiente], si después de haber venido a estos países olvidamos nuestro propósito, nos vemos sumergidos en esfuerzos mundanos y no nos esforzamos en modelar el entorno de nuestros hogares de acuerdo con las enseñanzas del Corán, entonces nuestros hijos y progenie se distanciarán de la fe; y en lugar de mostrarnos agradecidos [hacia Al’lah], estaremos negando las bendiciones otorgadas por Dios. En consecuencia, hay una gran necesidad de pensar y reflexionar sobre esto, pues cada áhmadi, ya sea mayor o joven, los nacidos aquí o los que han emigrado, deben entender que nuestro objetivo principal es obtener la cercanía a Al’lah, hacer justicia a Su adoración, leer y comprender Su libro y luego actuar en consecuencia. Solo entonces podremos cumplir con nuestro juramento de lealtad [“Baiat”].
Aquellos que emigraron aquí escaparon de la oposición mundana. No obstante, si no actúan de acuerdo con la fe y no poseen la comprensión del Sagrado Corán, entonces no podrán beneficiarse de las bendiciones de Dios Altísimo. Del mismo modo, los nuevos áhmadis o aquellos de aquí que han sido áhmadis durante algún tiempo deben recordar también que el propósito de uno no se cumple simplemente jurando lealtad [o sea, solo haciendo el “Baiat” de palabra]. El propósito de uno solo puede cumplirse cuando adoptamos las enseñanzas islámicas, lo cual no sucederá hasta que leamos y entendamos el Libro de Dios.
[En este contexto], el Mesías Prometido (as) expone [lo siguiente]:
“En verdad os aseguro que esta es una ceremonia [refiriéndose al “Baiat”] que Al’lah ha creado para los virtuosos. Bienaventurados son los que se benefician de esto. [Es más], aquellos de vosotros que se han asociado conmigo no deben enorgullecerse jamás y pensar que han logrado aquello que se propusieron, sea lo que fuese. Es cierto que habéis alcanzado más virtud que los que niegan y han enojado a Dios con sus severas oposiciones e insultos. También es cierto que habéis tomado precauciones para evitar la ira de Al’lah a través de vuestro pensamiento positivo, pero la verdad es que os habéis acercado a la fuente que Dios Altísimo ha creado para alcanzar la vida eterna. Sin embargo, aún queda agua por beber. Por lo tanto, debéis buscar la capacidad de saciaros a través de la gracia y benevolencia de Dios, porque sin Dios nada se puede hacer”.
Nada se puede lograr sin la gracia de Al’lah, razón por la que uno siempre debe buscar Su gracia.
El Mesías Prometido (as) afirma además:
“Ciertamente sé que cualquiera que beba de este manantial no se arruinará, porque esta agua da vida, protege contra la ruina y salvaguarda contra los ataques de satanás. ¿Cómo puede uno saciarse de esta fuente? Debéis cumplir con los dos derechos que Al’lah os ha asignado: los primeros son los derechos debidos a Dios y los segundos son los de Su creación. Sabed que vuestro Dios es Uno y que no tiene copartícipe, como declaráis a través del credo [islámico o ‘Shahadah’]:
‘Doy testimonio de que no hay más dios que Al’lah’, [‘Muhammad es el Mensajero de Al’lah’].
Esta es una declaración tan hermosa que si hubiera sido enseñada a los judíos, los cristianos, los politeístas y los idólatras, y realmente la hubieran entendido, nunca se hubieran enfrentado a la ruina. [Por tanto], por no tener este credo, se enfrentaron a la destrucción y a muchas dificultades, y sus almas sufrieron y se vieron arruinadas”.
Por consiguiente, observad la forma en que el Mesías Prometido (as) nos ha tranquilizado y garantizando que, si nos beneficiamos y bebemos del agua del manantial que hemos descubierto después de haberle aceptado y jurado lealtad, no solo en palabras, sino también a través de nuestras acciones, entonces nunca nos enfrentaremos a la ruina espiritual. Esto se debe a que fue el [propio] Mesías Prometido (as) quien vino a propagar aún más el mensaje del Santo Corán y los mandamientos de Al’lah.
El Mesías Prometido (as) menciona:
“Por lo tanto, recordad que prometer lealtad [hacer el ‘Baiat’ solo de palabra] no es suficiente, ya que Dios Altísimo lo que desea es acción; y quien actúa nunca se ve privado de la gracia de Dios ni se enfrentará a la ruina. [Para ello], uno puede desarrollar tal estado cuando hace suya la proclamación de:
lā ilāha il-lal-lāh
[‘No hay digno de ser adorado sino Al’lah’,
o ‘No hay dios excepto Al’lah’].
[Esto significa que] no debería haber nadie más amado por vosotros que Dios Altísimo y nada que deseéis más que Su complacencia. [En definitiva], debéis observar obediencia absoluta a los mandamientos de Al’lah”.
A partir de esto, cada uno de nosotros puede evaluar si al recitar el “Kalimah [Shahadah]” Dios es realmente más amado por nosotros que cualquier otra cosa y si alcanzar Su agrado sigue siendo nuestro verdadero objetivo. [Es decir], ¿estamos actuando en completa obediencia a los mandamientos de Dios Altísimo?
[Luego], si cuando llega la hora de hacer la oración no nos [sentimos] inclinados inmediatamente a ofrecerla y si no dejamos nuestras actividades mundanas y venimos inmediatamente para [hacer] la oración después de que Al’lah nos aconsejado [ya sobre ello], entonces, aunque recitemos el “Kalima [Shahadah]”, [eso significará que] hay una tendencia oculta de “shirk” [asociar copartícipes con Dios] en nuestros corazones; [puesto que] nuestros asuntos mundanos están al mismo nivel que Al’lah.
[Por el contrario], un creyente tiene tal convicción -y debería tenerla-, que [de verdad cree que]:
“Mis asuntos y trabajos mundanales solo serán bendecidos por la gracia de Dios Altísimo. ¿Cómo podría ser que mis asuntos mundanos lleguen a estar a la par con la llamada de Dios?”.
Si tal es el caso, entonces no hemos entendido la verdadera esencia del “Kalimah”, ya que podremos llevar a cabo una proclamación verbal, pero nuestras acciones no se ajustarán a la proclamación que hemos hecho. [En este sentido], es posible que hayamos llegado a la fuente de agua, pero no hemos extendido nuestras manos para beber de ella. Por tanto, el Mesías Prometido (as) declaró que si este es vuestro estado, entonces no habéis hecho justicia a vuestro juramento de lealtad [“Baiat”].
El “Kalimah Shahadah” no solo nos enseña y nos manda cumplir con los derechos de Al’lah, sino que también dirige nuestra atención hacia el cumplimiento de los derechos de Su creación, como Él Mismo nos ha instruido y ordenado; y cuando uno cumple con estos dos derechos, solo entonces se convierte en un verdadero creyente y solo a través de esto puede un verdadero musulmán áhmadi hacer justicia a su juramento de lealtad.
Asimismo, mientras aconseja a aquellos que le han jurado lealtad, el Mesías Prometido (as) dice:
“Si seguís estando absorbidos en el mundo, entonces no hay ningún beneficio en [que llevéis a cabo] vuestro arrepentimiento en mi mano. [Se refiere a cuando uno realiza el ‘Baiat’ de su mano]. Arrepentirse en mi mano es como aceptar la muerte a fin de nacer con una nueva vida”.
En otras palabras, debéis experimentar un renacimiento espiritual tras tomar el juramento de lealtad [“Baiat”]. Si uno no encuentra una nueva vida espiritual y persisten las mismas pasiones y deseos mundanos [dentro de nosotros], entonces, en este estado, una promesa de fidelidad no sirve de nada.
El Mesías Prometido (as) continúa diciendo:
“Si no prometéis lealtad con vuestro corazón, ello no dará ningún resultado. Al prometerme lealtad, Dios desea un testimonio de vuestro corazón. [Así pues], quienquiera que me acepte con un corazón sincero y se arrepienta verdaderamente de sus pecados, el Dios Misericordioso y que Todo lo Perdona seguramente perdonará sus pecados. [En ese caso], uno entra en un estado como si hubiera salido del vientre de su madre, después de lo cual los ángeles lo protegen”.
[O sea], uno se vuelve completamente inocente.
El Mesías Prometido (as) añade además:
“Incluso si un hombre piadoso vive en un pueblo, entonces a causa de ese hombre piadoso y [solo] por su causa, Al’lah protege a todo el pueblo de la destrucción. No obstante, cuando llega la devastación, cae sobre todos ellos. A pesar de todo, a través de alguna manera o medio, Dios todavía salva a Sus siervos, [ya que] es la práctica de Dios Altísimo que, incluso si queda una sola persona piadosa, otras también se salvan debido a dicha persona”.
Este principio fundamental siempre debe tenerse en cuenta, [es decir], que Al’lah escucha las oraciones de Sus siervos sinceros y acepta sus buenas obras. Por consiguiente, debemos esforzarnos en hacer nuestra adoración únicamente por causa de Dios y nuestras acciones deben obtener la complacencia de Dios Altísimo.
[Hoy día], es evidente por la condición actual del mundo que las nubes de una terrible destrucción se ciernen sobre nosotros. Ayer [mismo], el presidente estadounidense hizo una declaración de que si el presidente de Rusia hace uso de armas nucleares, entonces también habrá represalias del otro lado. La devastación que puede sobrevenir resultará en el fin del mundo. En consecuencia, aquellos que viven en estos países tras haber emigrado aquí no deberían tener la impresión de que están a salvo. Nadie está a salvo en ningún lado. Cuando los líderes de estas potencias mundiales pierden la cabeza, no tienen en cuenta ninguna consideración. Por lo tanto, en tales circunstancias, es deber de los áhmadis rezar y ofrecer su adoración únicamente por Al’lah. Como dice el Mesías Prometido (as), a causa de las personas piadosas, a causa de Sus siervos sinceros, Dios Altísimo salva a otros también. Esto es lo que derivamos del Sagrado Corán, la palabra de Al’lah.
[En definitiva], nadie debe tener la impresión de que, después de emigrar aquí, están a salvo y que el futuro de sus hijos está asegurado. De ninguna manera. Al contrario, estamos pasando por tiempos muy peligrosos; y si alguien puede salvarnos en estas circunstancias, es solo Dios Altísimo. Por tanto, inclinaos ante Él y enseñad a vuestros hijos a inclinarse ante Él también, para que puedan protegerse a sí mismos y a sus hijos. Este mundo no nos salvará, ni asegurará nuestro futuro y el de nuestros hijos. Más bien, si hacemos justicia a la proclamación de:
[‘No hay nadie digno de adoración excepto Al’lah y Muhammad (sa) es el Mensajero de Al’lah’],
entonces Dios Altísimo salvará al mundo gracias a nuestras humildes oraciones y buenas obras. [Por eso], en estos días, ofreced abundantes oraciones en este sentido, antes de que la situación del mundo empeore más allá de los límites.
El Mesías Prometido (as) proclama:
“La virtud es lo que tiene lugar de antemano. Si uno actúa más tarde, entonces no servirá de nada. Dios no acepta la virtud que simplemente brota de una reacción natural. [Por ejemplo], cuando un barco se hunde, todos lloran (o sea, si un barco está a punto de hundirse, todos comienzan a llorar, pero antes de eso, todos están sonrientes y felices). Sin embargo, como el llanto y las lágrimas son el resultado de exigencias naturales, por consiguiente, no pueden ser de ningún beneficio en ese momento; más bien solo serán beneficiosas antes de eso, cuando hay un estado de paz.
Sabed con certeza que este es el secreto para alcanzar a Al’lah, por el que uno permanece vigilante y atento de antemano. Deberíais permanecer tan cautelosos como si estuvierais a punto de ser alcanzados por un rayo cuando cae. (Si uno está alerta, se dará cuenta de la caída del rayo; y así, no importa cuántos rayos haya, no será alcanzado por ellos). No obstante, el rayo alcanzará y destruirá a quien lo vea y grite, ya que temen al relámpago y no a Dios”.
Por lo tanto, el Mesías Prometido (as) nos ha dado una advertencia muy clara: que hemos de desarrollar una [verdadera] relación con Dios Altísimo y debemos hacerlo ahora.
En este momento, las nubes de peligro han comenzado a formarse; o, en otras palabras, se pueden controlar si así se desea. Pero ellas también pueden extenderse en cualquier momento. En este sentido, es la fe, la relación con Al’lah y las oraciones de los áhmadis las que pueden salvar al mundo de la destrucción. [Así pues], suplicad mientras infundís compasión en vuestros corazones por el mundo. Explicad a aquellos dentro de vuestras esferas [de influencia] que si no dirigimos nuestra atención a los derechos de Dios y los derechos de la humanidad, entonces este hermoso mundo puede convertirse en uno lleno de desolación. En consecuencia, cada áhmadi debe esforzarse por cumplir con sus obligaciones teniendo esto en cuenta.
[Luego], mientras llama nuestra atención aún más sobre la oración, el Mesías Prometido (as) declara:
“Observad cómo preparáis vuestros campos con esfuerzo y [teniendo] la esperanza de [obtener] alguna ganancia. De la misma forma, los días de paz son para el trabajo duro. Si os acordáis de Al’lah ahora, probaréis los frutos de ello. Incluso si parece difícil asistir a las oraciones en conjunción con todas las ocupaciones mundanas”.
El Mesías Prometido (as) dijo muy claramente que con todas las tareas mundanas puede parecer muy difícil asistir a las oraciones [e incluso] más aún a la oración de “tahayud”.
El Mesías Prometido (as) también menciona:
“Sin embargo, si uno lo convierte en un hábito ahora, entonces no sufrirá más. Si suplicáis, entonces ese Dios Benévolo y Misericordioso os otorgará Sus favores. Vosotros hacéis vuestras obras (es decir, el trabajo mundano), mostráis misericordia hacia vosotros mismos y vuestros hogares, atendéis sus necesidades, y compasión a los niños; y así como les mostráis esta misericordia, también hay otro modo de hacerlo (en otras palabras, así como les muestras compasión en un sentido mundano, asimismo hay otro método para hacerlo). Y ¿cuál es ese método? Pues bien, suplicar por ellos en vuestras oraciones. Orad por ellos mientras os inclináis y os postráis para que Dios Altísimo evite esta prueba y los proteja del castigo. El que suplica no permanecerá privado [de esa bendición]. No es posible en absoluto que alguien que reza sea asesinado como los ignorantes impuros. Si este no fuera el caso, entonces Al’lah nunca sería reconocido. Él distingue entre Sus siervos veraces y los demás, [pues] uno es apresado, mientras que el otro es salvado. Por tanto, aseguraos de desarrollar completamente la verdadera sinceridad”.
Aunque el Mesías Prometido (as) declaró esto en aquella era, cuando la peste estaba muy extendida, es igual de importante hoy en día, como ya he mencionado, porque estamos siendo testigos de las señales de una devastación global, por lo que debemos especialmente someternos a Dios Altísimo, ya que esta es la única manera para nosotros y el mundo de ser salvados.
[Por otra parte], el Mesías Prometido (as) también dio instrucciones especiales a su Comunidad para que adoptara una alta moralidad, pues exhibir una alta moralidad es uno de los mandamientos de Dios.
[En este contexto], el Mesías Prometido (as) escribe:
“Reformar nuestra moral es una tarea increíblemente difícil. [Así pues], hasta que una persona no reflexione sobre su estado, no podrá reformarse”.
Uno debe analizarse a sí mismo, [en el sentido de] qué dice, cómo pasa todo el día, [etc.; o sea], debe analizar cómo pasa su vida, cómo vive cada día y reflexionar sobre qué buenas acciones realizó o de qué malas acciones fue culpable, qué virtudes puso en práctica y qué males cometió. [Por consiguiente], hasta que uno no reflexione sobre sus propias condiciones, no podrá reformarse a sí mismo.
El Mesías Prometido (as) sigue explicando que:
“Pronunciar blasfemias fomentará el odio. Por lo tanto, mantened siempre vuestra lengua bajo control”.
El Mesías Prometido (as) nos aconseja además:
“Observad que una persona nunca puede albergar odio hacia alguien que considera que es su benefactor. [Por otro lado], la persona que no se apiada de su propia alma y se pone en grave peligro al no utilizar adecuadamente sus facultades y no potenciar sus cualidades morales es una persona totalmente insensata”.
Es decir, la sabiduría dicta que uno debe cultivar las fuerzas y capacidades que Al’lah le ha concedido, de tal manera que cada acción sea una demostración de la más excelente moral; pues [incluso] si uno actúa inmoralmente respecto a asuntos pequeños y triviales, entonces se pone en gran peligro a sí mismo. También hay que recordar que, por un lado, el Islam hace hincapié en que, en los asuntos personales, uno debe demostrar paciencia, moderación, resolución y la más alta moral, así como abstenerse de peleas; y al mismo tiempo, asimismo insta a mostrar su sentido de honor y dignidad por su fe, mientras permanece dentro de los parámetros de la ley.
En este caso, al tiempo que llama nuestra atención sobre el sentido del honor por la propia fe, el Mesías Prometido (as) explica:
“Quien anuncie que ha abandonado el redil del Islam, pronuncie viles blasfemias y sea un peligroso opositor, su caso es diferente. Por ejemplo, los Compañeros (ra) [del Santo Profeta Muhammad (sa)] se enfrentaron a estas dificultades y tuvieron que escuchar el vilipendio del Islam por parte [incluso] de algunos de sus familiares. Pero a pesar de ser parientes cercanos y con los que tenían lazos familiares, los Compañeros (ra) dieron prioridad al Islam”.
El Mesías Prometido (as) sigue escribiendo que:
“Un individuo que sea un enemigo acérrimo del Islam y profiera viles insultos contra el Santo Profeta (sa), es digno de desprecio y de que rompamos todos los lazos con él. Pero si una persona es tal que es perezoso en sus asuntos, entonces uno debe pasar por alto su defecto, ya que se lo merece; y uno no debería poner tensión en la relación que se pretende establecer [con él]“.
[Lo cierto es que] si no se muestra hostilidad, entonces uno puede mantener un vínculo con él y debe mantener lazos cordiales con ellos; pero si una persona es un opositor acérrimo y, a pesar de explicárselo repetidamente no desiste de lanzar improperios contra el Islam y el Profeta (sa), entonces en tal caso uno debe mostrar su sentido de dignidad y honor por su fe. De este modo, todo áhmadi debe tener un sentido del honor y dignidad con respecto al Mesías Prometido (as). [En todo caso], si a pesar de explicárselo a una persona, esta sigue lanzando improperios contra el Mesías Prometido (as), entonces no podemos tenderle una mano de amistad a tal persona, ni el sentido del orgullo y el honor de un [musulmán] áhmadi debería permitírselo.
Mucha gente de entre vosotros ha emigrado hasta aquí desde Pakistán y tenéis experiencia de primera mano de lo vulgar que es el lenguaje utilizado contra el Mesías Prometido (as) por los así llamados “clérigos [musulmanes]”. Si se nos dijera que expresásemos nuestro amor por ellos o que dejemos de rezar para que su maldad vuelva sobre ellos, entonces nuestro orgullo y honor religioso no nos permitirá hacer eso. [Pues bien], el mismo principio se aplicará también en este caso, como explicó el Mesías Prometido (as). Al mismo tiempo, no hemos de tomarnos la justicia por nuestra mano contra esas personas, porque es una enseñanza del Islam que uno no debe tomarse la justicia por su mano.
Otra cualidad que el Mesías Prometido (as) ha mencionado que deben adoptar los áhmadis después de realizar el “Baiat” es inculcar [en nuestros corazones] el amor entre nosotros y un espíritu de hermandad.
Impartiendo guía sobre ello, el Mesías Prometido (as) afirma:
“Nuestra Yamat no puede florecer hasta que [sus miembros] no tengan verdadera compasión entre ellos. [En este sentido], debemos usar todas nuestras facultades para amar a los débiles”.
En otras palabras, sean cuales sean las habilidades y facultades que se nos han concedido, debemos utilizarlas y mostrar amor a los débiles, en lugar de mostrar odio o desprecio.
El Mesías Prometido (as) hace hincapié sobre esto diciendo:
“A menudo escucho que, cuando un individuo ve tropezar a otro, en lugar de mostrarle simpatía, ese individuo lo mira con aborrecimiento y disgusto”.
El Mesías Prometido (as) aclaró que esto es un error y expuso además que:
“Una comunidad solo puede formarse cuando las personas ocultan los defectos de los demás y se tratan como verdaderos hermanos”.
El Mesías Prometido (as) declaró de manera muy sincera que no es correcto que la Yamat tenga conflictos internos. [En este sentido], los Compañeros (ra) [del Santo Profeta (sa)] se inculcaron el verdadero amor y la hermandad entre ellos, y así se convirtieron en una Comunidad. [Por eso], el Mesías Prometido (as) también espera lo mismo de los miembros de su Yamat, a fin de que establezcan un vínculo de hermandad como lo hicieron los Compañeros (ra).
[Respecto a esto], el Mesías Prometido (as) manifiesta:
“Dios Altísimo ha establecido esta Comunidad de la misma manera (o sea, igual que la Comunidad que fue establecida por los Compañeros -ra-) y Él establecerá el mismo espíritu de hermandad aquí también. Tengo grandes esperanzas en Dios Altísimo”.
El Mesías Prometido (as) continúa diciendo:
“Quejarse los unos de los otros, herir los sentimientos de los demás, hablar con dureza y mirar con desprecio a los débiles y humildes es un pecado grave”.
Por tanto, ser considerado con las emociones de los demás forma parte de una alta moral y cuando adoptemos estas virtudes seremos capaces de cumplir las expectativas del Mesías Prometido (as), y solo entonces podremos convertirnos en los receptores de las recompensas que Dios Altísimo ha prometido conceder a la Yamat del Mesías Prometido (as) y cosechar las bendiciones de Al’lah.
En la época del Mesías Prometido (as), personas pertenecientes a diferentes tribus y comunidades de la India entraban en el redil de la Comunidad. Ahora, de acuerdo con las promesas concedidas al Mesías Prometido (as), personas de diferentes naciones, tribus, razas y etnias han entrado y siguen entrando en la Yamat desde todo el mundo. Por consiguiente, es un gran favor de Dios sobre la gente de diferentes naciones, razas y etnias el haberles permitido entrar en la Comunidad del Santo Profeta Muhammad (sa) y en la Yamat de su Verdadero Siervo (as) y unirse como un solo pueblo.
[En concreto], el Mesías Prometido (as) ha llamado la atención sobre el hecho de que los miembros [de la Comunidad] deben llegar a ser como hermanos entre sí. [Por eso], el Mesías Prometido (as) afirmó que, aunque tengamos diferentes padres, compartimos un padre espiritual y somos las ramas de un único árbol. En consecuencia, independientemente de nuestra raza, ya sea uno blanco, afro-americano, pakistaní, indio o español, [etc.], al entrar en la Yamat Musulmana Ahmadía nos hemos convertido en la progenie de un solo padre espiritual y nadie tiene ninguna superioridad sobre otro debido a su raza, etnia o color, pues tenemos el mismo padre espiritual. Este fue el mismo mensaje anunciado por el Santo Profeta (sa) en su último sermón [“El sermón de la despedida”]. Por lo tanto, si somos conscientes de esto y trabajamos como uno solo y somos considerados con los sentimientos de los demás, Dios Altísimo seguirá concediéndonos el éxito.
[Así], el Mesías Prometido (as) declara:
“Dios Altísimo quiere hacer de nuestra Comunidad un modelo para los demás”.
No obstante, ¿acaso puede uno servir de ejemplo a los demás con meras palabras superficiales y sin ninguna conducta práctica? [Pues bien], a fin de convertirse en un ejemplo para los demás, hay que poner un gran empeño y hacer grandes esfuerzos; y nosotros también debemos hacer lo mismo, elevando nuestros estándares de adoración, reformando nuestras condiciones morales y subiendo los niveles de nuestro amor mutuo y fraternidad. [Por eso], debemos evaluar si estamos sirviendo de ejemplo a los demás en este sentido.
El [propio] Mesías Prometido (as), al tiempo que llama la atención sobre la necesidad de elevar nuestro nivel de exigencia, nos explica:
“Al’lah ama a los justos. Sed conscientes de la grandeza de Dios Altísimo y permaneced temerosos de Él. (En otras palabras, inculcad el temor a Dios en vuestros corazones) y recordad que todos sois creación de Al’lah. No cometáis ninguna injusticia contra nadie, ni tratéis con dureza ni despreciéis a nadie”.
El Mesías Prometido (as) dice además:
“Incluso si una persona de la Yamat es impura, manchará a toda la Comunidad. El nivel más elevado de compasión y moral solo puede desarrollarse cuando se inculca la rectitud [el ‘taqwa’] en el corazón”.
[Luego], al aconsejar a la Yamat en relación a la rectitud, el Mesías Prometido (as) manifiesta:
“A mi Comunidad le corresponde especialmente adoptar la rectitud, sobre todo porque se asocian con tal persona [que es el Mesías Prometido y Mahdi (as)] y le juran lealtad a quien dice haber sido Divinamente enviado. De este modo, se librarán de cualquiera de las diversas formas de malicia, rencor, asociación de copartícipes con Dios y apego mundano que puedan acosarles”.
El Mesías Prometido (as) añade:
“Y así, que mi Yamat se aflija, más que nada”…
[En otras palabras], uno se aflige por muchas cosas en el mundo, pero el Mesías Prometido (as) escribe:
“Que mi Comunidad sufra] más que nada para ver si poseen la rectitud o no”.
Por tanto, si queremos cumplir con los derechos debidos de nuestro “Baiat” y si queremos ser verdaderamente agradecidos por los favores de Dios Altísimo, entonces necesitamos evaluar constantemente nuestras condiciones [internas].
¡Que Al’lah nos conceda la capacidad de vivir nuestras vidas de acuerdo con las expectativas del Mesías Prometido (as) y que siempre demos preferencia a nuestra fe sobre el mundo!
¡Que el temor [y amor, “taqwa”] a Dios se inculque en nuestros corazones y que realmente cumplamos con los debidos derechos de la declaración de:
lā ilāha il-lal-lāh
[‘No hay digno de ser adorado sino Al’lah’,
o ‘No hay dios excepto Al’lah’].
¡Que nos unamos a la Yamat de los “ajerin” [los que iban a venir en los Últimos Días], cuyas buenas nuevas fueron dadas al Santo Profeta Muhammad (sa) por Al’lah!
¡Que Dios Altísimo nos conceda la capacidad de hacer esto! [¡Amén, que así sea!].
[Finalmente, me gustaría decir que] mientras venía hasta aquí, el Sr. Amir Sahib [de los Estados Unidos, Sahibzada Mirza Maghfur] me dijo que hace 28 años, en este mismo día, el 14 de octubre [de 1994], se inauguró esta mezquita. [En consecuencia, ya] han pasado 28 años desde la inauguración de esta mezquita. Los áhmadis que viven en esta zona, tanto los que llevan mucho tiempo residiendo aquí como los que acaban de llegar, deberían reflexionar sobre cuánto han progresado en su espiritualidad; y hasta qué punto han intentado cumplir con los debidos derechos de esta mezquita.
¡Que Dios Altísimo permita que esta mezquita siga sirviendo a la gente que viene aquí durante siglos y que Al’lah la proteja de todo tipo de aflicciones mundanas!
De todas maneras, solo podemos hacer verdadera justicia a las mezquitas cuando las mantengamos pobladas, a la vez que tratamos de cumplir con sus debidos derechos!
¡Que Al’lah nos conceda la capacidad de hacer esto! [¡Amén!].