Jalifas guiados – Hazrat Abu Bakr (ra)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
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Jalifas guiados – Hazrat Abu Bakr (ra)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

SERMÓN DEL VIERNES, 29 de JULIO de 2022.

Pronunciado en la Mezquita Mubarak de Islamabad (Tilford, Surrey), Reino Unido.

Después de recitar el Tashahud, el Taawwuz y el Surah Al-Fatihah,

Hazrat Mirza Masrur Ahmad, Jalifatul Masih V (atba), pronunció estas palabras:

He estado mencionando relatos sobre las expediciones contra los rebeldes durante la época de Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra) y hoy hablaré sobre las restantes batallas que se libraron bajo el liderazgo de Hazrat Jalid bin Walid (ra); y para completar los relatos relativos a las batallas, es posible que el sermón de hoy viernes sea un poco más largo.

La Batalla de Hirah se libró en Rabi al-Awwal [el tercer mes del calendario islámico], a principios del año 12 d.H, cuando Hazrat Jalid bin Walid (ra) partió de Amgheshiyah y se dirigió hacia Hirah. En relación a esto, se dice que Hazrat Jalid bin Walid (ra) partió de Amgheshiyah y se dirigió hacia Hirah, que se encuentra cerca del Éufrates y se había convertido en un antiguo centro cristiano. Su gobernante en ese momento era persa y asumió que los ejércitos de Hazrat Jalid bin Walid (ra) ahora se dirigirían hacia él. Por eso, comenzó los preparativos para enfrentarse con él. También asumió que Hazrat Jalid bin Walid (ra) vendría a través del agua en barcos, así que le ordenó a su hijo que detuviera el flujo del río Éufrates para que las naves de Hazrat Jalid bin Walid (ra) se quedaran atrapadas en el pantanal. Él personalmente lo siguió y estableció campamentos para su ejército en las afueras de Hirah. Cuando Hazrat Jalid bin Walid (ra) partió de Amgheshiyah y el ejército subió a borde de los barcos, y partió junto con sus provisiones y el botín de guerra, el propio Hazrat Jalid bin Walid (ra) se puso bastante ansioso porque los barcos golpeaban el suelo debido a la falta de agua. Ante esto, los marineros dijeron: “Los persas han abierto los canales para impedir que el agua del Éufrates fluya en esta dirección y ahora el caudal fluye en otras direcciones. Hasta que no se cierren los canales, el agua no fluirá hacia nosotros”.

Al ver la situación, Hazrat Jalid bin Walid (ra) tomó inmediatamente un grupo de caballería con él y se dirigió hacia donde estaba el hijo del gobernador. En el camino, luchó contra el ejército [que estaba estacionado] en la orilla del río Atiq. Allí, Hazrat Jalid bin Walid (ra) les tendió una emboscada cuando no se habían dado ni cuenta de lo que estaba pasando y los mató a todos. Luego avanzó y vio que el hijo del gobernante de Hirah estaba supervisando la tarea de desviar el caudal del río. Hazrat Jalid bin Walid (ra) le tendió otra emboscada, lo mató a él y a su ejército, y comenzó a hacer que el agua fluyera rompiendo la presa. Luego permaneció de pie en ese lugar personalmente y supervisó esta tarea hasta que los barcos iniciaron su viaje de nuevo. Después de esto, Hazrat Jalid bin Walid (ra) reunió a todos sus comandantes y llegó a Jawarnaq, un fuerte cerca de Hirah. Sin embargo, cuando el gobernador se enteró del fallecimiento de Ardashir y además de que su propio hijo había muerto durante la batalla, cruzó el río Éufrates y huyó sin oponer resistencia. De todos modos, a pesar de la huida del gobernador, la gente de Hirah no se desanimó y se fortaleció. Había cuatro fortalezas,  por lo que se encerraron en cada una de estas fortalezas y comenzaron a prepararse para la batalla.

En este sentido, está registrado que Hazrat Jalid bin Walid (ra) rodeó las fortalezas de la siguiente manera: Zirar bin Azghar fue designado para rodear la fortaleza blanca, donde Iyas bin Qabisah al-Tai había buscado refugio; Zirar bin Jattab fue designado para rodear la fortaleza de Atsiyin, donde Adi bin Adi buscó refugio; Zirar bin Muqarrin fue designado para rodear la fortaleza de Bani Mazin, donde Ibn Akkal había buscado refugio; y Muzanna bin Hariza fue designado para rodear la fortaleza de Ibn Mukaila, donde Amr bin Abdil-Masih buscó refugio.

Entretanto, Hazrat Jalid bin Walid (ra) instruyó a sus comandantes para que primero extendieran una invitación hacia el Islam a esas personas: si aceptaban el Islam, entonces debía aceptar su conversión al mismo; no obstante, si se negaban, se les debía dar un respiro de un día. También les ordenó que no concedieran ninguna oportunidad a los oponentes [para que se aprovecharan y crearan problemas]. Más bien, debían luchar contra ellos y no impedir que los musulmanes combatieran contra el enemigo. Al final, eligieron pelear y comenzaron a arrojar piedras a los musulmanes. [A su vez], los musulmanes les dispararon flechas, los atacaron con todas sus fuerzas y conquistaron las fortalezas. Ante esto, los sacerdotes presentes exclamaron: “¡Oh pueblo de las fortalezas! Nadie sino tú nos matará”. Este fue un intento de motivarlos y alentarlos; y la gente en las fortalezas respondió: “¡Oh árabes! Hemos aceptado una de vuestras tres condiciones. Por lo tanto, deberíais parar ahora”.

Cuando vieron que los árabes, es decir, los musulmanes, ganaban terreno, expresaron su intención de abrir las fortalezas bajo ciertas condiciones. Los líderes de las mismas salieron y Hazrat Jalid bin Walid (ra) se reunió con la gente por separado en esas fortalezas y, reprendiéndolos por sus acciones, declaró: “¡Ay de vosotros! ¿Qué estabais pensando de vosotros mismos al tratar de hacernos frente? Si sois árabes, ¿por qué estabais dispuestos a luchar contra vuestra propia nación? Y si no sois árabes, ¿creísteis que podríais ganar contra un pueblo que no tiene igual en su justicia y equidad?”. [Después de esto,] los jefes acordaron pagar el “yizia” [impuesto para los habitantes no-musulmanes]. Lo cierto es que Hazrat Jalid bin Walid (ra) tenía la esperanza de que estos árabes de Irak ciertamente aceptarían el Islam ya que pertenecían a la misma nación, aunque se quedó bastante asombrado cuando insistieron en seguir siendo cristianos. A pesar de todo, Hazrat Jalid bin Walid (ra) escribió el acuerdo entre la gente de Hirah y los musulmanes, que era el siguiente: “En el nombre de Al’lah, el Clemente, el Misericordioso. Este es el pacto que Jalid ibn Walid ha hecho con Adi ibn Adi, Amr ibn Adi, Amr ibn Abdul Masih, Iyas ibn Qabisah, Hiri ibn Akkal. Estos son los jefes de Hirah, la gente de Hirah ha aceptado este pacto y también la condición de pagar 190.000 dirhams al año en compensación por su seguridad y protección (en otras palabras, el ‘yizia’ se recaudará para la protección de la población local). Este [‘yizia’] es obligatorio para todos los que tienen riquezas y posesiones materiales mundanas, incluso si son monjes o sacerdotes, excepto para aquellos que no poseen nada y se han desvinculado del mundo material; y este pacto protegerá a todas esas personas. Si los gobernantes no pueden protegerlos, no están obligados a pagar el ‘yizia’ (o sea, corresponde a los gobernantes protegerlos). Si el pueblo, a través de sus palabras o acciones, expresa sentimientos de rebelión, entonces este pacto se disolverá. Este tratado se está escribiendo el 12 de Rabi al-Awwal del año 12 d.H.”.

Este documento fue entregado al pueblo de Hirah, pero tras la muerte de Hazrat Abu Bakr (ra), la gente de Sawad se volvió apóstata e hizo caso omiso de este tratado. Dejaron de cumplir con el pacto y se unieron a otros en la incredulidad, después de lo cual los persas tomaron el control. Luego, durante el Jalifato de Hazrat Umar (ra) cuando Hazrat Muzanna (ra) conquistó Hirah una vez más, el pueblo citó el mismo pacto, pero Hazrat Muzanna (ra) no lo aceptó y agregó una cláusula adicional. Tras esto, cuando Hazrat Muzanna (ra) se enfrentó a problemas en algunas batallas, donde se vio obligado a retirarse, la gente [de Hirah] cayó en la incredulidad una vez más,  apoyaron a los rebeldes, rompieron el pacto y no cumplieron con sus condiciones. Con el tiempo, cuando Hazrat Sad (ra) conquistó Hirah una vez más, sus habitantes deseaban llegar a un acuerdo basado en el pacto anterior, aunque Hazrat Sad (ra) les pidió que presentaran los convenios que habían hecho en el pasado y no pudieron hacerlo. Debido a esto, Hazrat Sad (ra) restableció un impuesto para ellos, por lo que tras haber evaluado sus medios económicos, debían pagar 400.000 [dirhams], además de piedras preciosas.

Después de la conquista de Hirah, Hazrat Jalid bin Walid (ra) realizó la Oración de la Victoria, que consta de ocho “rakats” [unidades de oración] y un “salam” [saludo de paz para concluir la oración]. Rezó los ocho “rakats” juntos, tras lo cual anunció: “Durante la Batalla de Mutah, usé y rompí nueve espadas. Nunca luché contra una nación como los persas y entre la gente de Persia; y nunca luché tan severamente contra un pueblo como la gente de Ulais”.

Se registra además que la gente envió regalos para Hazrat Jalid bin Walid (ra), pero él los envió a Hazrat Abu Bakr (ra) junto con las buenas nuevas de la victoria. Por su parte, Hazrat Abu Bakr (ra) mostró el nivel más alto de equidad y justicia y aceptó los obsequios solo como “yizia”. Luego le escribió a Hazrat Jalid bin Walid (ra) diciéndole: “Si has incluido estos obsequios en el ‘yizia’, nos los quedaremos. De lo contrario, deduce el valor de estos obsequios de la cantidad adeudada y recoge lo que quede de la suma (en otras palabras, no aceptó esos objetos de valor como obsequios, sino como yizia)”. En verdad, los musulmanes trataron a la gente de Hirah con muy buen corazón y al ser testigos de este trato amable, los terratenientes y los nobles de las áreas circundantes también acordaron pagar el “yizia” y se sometieron al dominio musulmán.

La conquista de Hirah resultó ser una hazaña militar importante, pues como resultado de esa campaña, los musulmanes aumentaron sus esperanzas de una conquista exitosa de Persia, porque la ciudad [de Hirah] era de gran importancia para Irak y el Imperio Persa, tanto geográfica como culturalmente; y en este contexto, el gran comandante del ejército musulmán hizo de esta ciudad su centro de mando y cuartel general desde donde los ejércitos musulmanes recibían órdenes de moverse a la ofensiva o a la defensiva, o referentes a su estructura militar y refuerzos. Además, Hirah se convirtió en el lugar central para la planificación y formulación de políticas de asuntos relacionados con el trato con los presos.  Es más, Hazrat Jalid bin Walid (ra) nombró gobernadores en diferentes regiones para recaudar el “yizia” y los impuestos; y líderes a lo largo de la frontera para protegerse contra el enemigo. Él mismo se quedó allí para mantener el sistema de paz y estabilidad. Al mismo tiempo, las noticias sobre Hazrat Jalid bin Walid (ra) se difundieron entre nobles y jefes por igual, y acudieron a él para negociar; incluso fue a presenciar que los musulmanes que recurrieron a las negociaciones salieran victoriosos. Finalmente, no quedaba nadie en la región de Sawad en Irak y sus alrededores que no hubiera entrado en negociaciones o hecho un pacto con los musulmanes.

Hazrat Jalid bin Walid (ra) permaneció en Hirah durante un año donde, antes de partir hacia Siria, realizó giras por las regiones superiores e inferiores del área, mientras los persas se ocupaban de nombrar y deponer nuevos reyes. En otras palabras, los persas no hicieron nada para combatir a los musulmanes; es decir, en Persia estaban ocupados en nombrar y deponer a su rey. Así, las circunstancias en Irak se volvieron favorables cuando el gobierno persa perdió el control sobre el territorio árabe entre Hirah y el río Tigris, lo que redujo el riesgo de un ataque por la retaguardia. Ante esto, Hazrat Jalid bin Walid (ra) decidió atacar Persia directamente. Mientras tanto, el gobierno persa se enfrentó a un gran tumulto por la muerte de Ardashir, su rey; y estaban divididos entre a quién elegir como su sucesor. Por su parte, Hazrat Jalid bin Walid (ra) se aprovechó de la situación y escribió una carta a los reyes, nobles y ricos.

A los reyes escribió:

“Esta carta es de Jalid bin Walid, a los reyes de Persia. Toda alabanza pertenece a Al’lah, quien ha derribado vuestro gobierno, ha hecho inútiles vuestros planes, ha sembrado discordia entre vosotros, os ha llevado de la fuerza a la debilidad, os ha arrebatado vuestras riquezas y ha reducido a polvo vuestro poder y respeto. Por tanto, cuando recibáis esta carta, aceptad el Islam y permaneceréis a salvo, y se os dará paz; o haced un pacto y aceptad pagar el ‘yizia’, (o sea, si no deseáis aceptar el Islam, entonces haced un pacto de paz y aceptad los términos del pago del ‘yizia’); si lo hacéis, dejaremos vuestra tierra y nos marcharemos en dirección opuesta. De lo contrario, por Al’lah, aparte de quien no hay nadie digno de adoración, traeré sobre vosotros un ejército de hombres que desean la muerte tan ardientemente como vosotros deseáis vivir; y que desean la otra vida tanto como vosotros deseáis la vida de este mundo”.

En su carta a los líderes y gobernadores de Persia, Hazrat Jalid bin Walid (ra) proclamó:

“Esta carta es de Jalid bin Walid, dirigida a los gobernadores y líderes de Persia. Aceptad el Islam y estaréis a salvo; o pagad el ‘yizia’ y nosotros asumiremos la responsabilidad de vuestra protección. Si no, entonces recordad [mis palabras], que os venceré con un pueblo que anhela la muerte tanto como vosotros anheláis el vino”.

El deseo de Hazrat Abu Bakr (ra) de conquistar Irak en virtud de la conquista de Hirah y ponerlo bajo el dominio islámico se cumplió parcialmente; y esto fue solo el comienzo de los ataques dirigidos hacia Persia. Por su parte, Hazrat Jalid (ra) cumplió con sus deberes de manera excelente y en un corto periodo de tiempo fue capaz de conquistar Hirah. En este sentido, su expedición a Irak comenzó en el mes de Muharram del año 12 d.H., en la Batalla de Kazimah; y en el mes de Rabi al-Awwal del mismo año, Hirah fue conquistada.

Después de esto, también se produjo la Batalla de Anbar, conocida además como “Zat al-Uyun”, que tuvo lugar en el año 12 d.H. Las tropas persas ya habían acampado en Anbar y Ain al-Tamr, que estaba muy cerca de Hirah. Anbar es también una ciudad cercana a Balj. Está escrito que se le llamo Anbar porque en árabe significa “una cabaña donde se almacenan las cosechas y provisiones”. Así, esta ciudad recibió el nombre de Anbar por su abundancia de comida y bebida. Luego, Ain al-Tamr es una ciudad cercana a Anbar, al oeste de Kufa. Pues bien, se hace constar que el ejército musulmán se encontraba en grave peligro debido a que las tropas persas ocupaban estas dos localidades. Entonces, si en estas circunstancias Hazrat Jalid bin Walid (ra) se hubiera quedado estacionado en Hirah y no hubiera salido a luchar contra el ejército persa, los musulmanes hubieran corrido el peligro de perder el control de esa zona, es decir, Hirah, y que habían conseguido después de muchas dificultades. Por este motivo, Hazrat Jalid bin Walid (ra) ordenó al ejército que se preparara para la batalla. Una vez que la situación estuvo bajo control en Hirah y sus alrededores y se estableció la paz, Hazrat Jalid bin Walid (ra) nombró a Hazrat Qaqa bin Amr al-Tamimi (ra) en su lugar y él mismo se dispuso a ayudar a Hazrat Iyad bin Ghanam (ra).

Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra) envió a Hazrat Iyad bin Ghanam (ra) para conquistar Irak desde el norte para después unirse a Hazrat Jalid bin Walid (ra). El comandante del ejército en Anbar era el jefe de Sabat, llamado Shirzad. En su época, fue una persona muy inteligente, respetada y bastante popular, tanto entre los árabes como los no-árabes. Sabat es además un lugar muy conocido en Madain [Ctesifonte]. Consta, sin embargo, que los habitantes de Anbar tomaron sus fuertes, cavaron trincheras justo fuera de los muros de la fortaleza y las llenaron de agua. Estas trincheras estaban muy cerca del muralla del fuerte, así que  todo musulmán que se acercaba [a las mismas] se veía obligado a retirarse debido a los arqueros enemigos posicionados en las murallas de la fortaleza. Entretanto, Hazrat Jalid bin Walid (ra) llegó allí con el destacamento de su ejército. Recorrió las trincheras para evaluar las defensas del fuerte y, con el discernimiento que Dios le otorgó, ideó un plan. A continuación, Hazrat Jalid bin Walid (ra) se dirigió a sus arqueros y eligió a 1.000 expertos de entre ellos, quienes tenían la mejor puntería y les dijo: “He observado que esta gente desconoce los principios de la guerra. Apuntad vuestras flechas a los ojos y disparad solo a sus ojos”. Por consiguiente, los arqueros apuntaron e hicieron lo que se les pidió. Como resultado, ese día se alcanzaron aproximadamente unos 1.000 ojos. Por este motivo, esta batalla también se llama “Zat al-Uyun” o la “Batalla de los Ojos”.

En consecuencia, entre el enemigo cundió el pánico y se decía que la gente de Anbar había perdido los ojos; pero a pesar de ello, el comandante de Anbar se mostró reacio a rendirse sin condiciones. Entonces, Hazrat Jalid bin Walid (ra) llevó a algunos de los camellos más débiles y heridos del ejército hasta el lugar donde las trincheras eran más estrechas, y a continuación los sacrificó y los colocó en las trincheras, por lo que creó un puente. Así, los musulmanes y los idólatras se enfrentaron en las mismas. No obstante, al ver esto, el enemigo se retiró a su fortaleza. Así, Shirzad, el comandante de Anbar, inició contactos con Hazrat Jalid bin Walid (ra) para su propia rendición y requirió que se le permitiera ir a su casa escoltado por un pequeño batallón sin carruaje ni provisiones, y Hazrat Jalid bin Walid (ra) aceptó dicha propuesta.

Es importante señalar aquí, especialmente en referencia a aquellos historiadores y biógrafos que acusan a Hazrat Jalid bin Walid (ra) de ser violento y bárbaro, y además le culpan de ir en plan matanza, que, a pesar de luchar en una dura batalla y de que el enemigo se negó a aceptar un tratado de paz, fue capaz de vencerlos. Después de todo esto, cuando [Shirzad] solicitó que se le permitiera salir de allí, se le dieron provisiones para un viaje de tres días sin ningún tipo de resistencia. Lo cual demuestra que la afirmación de que fue cruel no es más que una falsa alegación. En fin, cuando Shirzad huyó para salvar su vida y llegó a Bahman Yaduyah y le informó de lo sucedido, este reprendió a Shirzad, quien respondió: “Me encontraba entre un pueblo poco inteligente y que era proveniente de progenie árabe”. No se refería a los musulmanes, sino a los habitantes de Anbar, que pertenecían a tribus árabes y eran ignorantes. Además, Shirzad añadió: “Oí que los musulmanes nos atacaban sin tener en cuenta sus propias vidas y, siempre que un pueblo hace algo sin tener en cuenta su propia vida, está destinado a salir victorioso. Y así, cuando nuestro ejército se enfrentó al suyo, atacaron los ojos de miles de nuestros soldados en la fortaleza y en el campo de batalla. Esto me llevó a pensar que lo mejor era conseguir una tregua”.

Cuando Hazrat Jalid bin Walid (ra) y los musulmanes estuvieron satisfechos con la situación de Anbar y el miedo de la gente de esa ciudad se disipó y salieron [de sus casas], Hazrat Jalid bin Walid (ra) se dio cuenta de que sabían leer y escribir en árabe. Por eso, les preguntó quiénes eran, a lo que respondieron: “Somos un pueblo de entre los árabes y vinimos a vivir con los árabes que se habían establecido aquí antes que nosotros, en la época del árabe Bajt Nasar, cuando permitió que los árabes se establecieran y por ello se quedaron aquí”. Entonces, Hazrat Jalid bin Walid (ra) les preguntó quién les había enseñado a escribir, a lo que replicaron: “Nos enseñó a escribir la tribu árabe Banu Ayat”. Posteriormente, Hazrat Jalid bin Walid (ra) también estableció la paz con la gente de los alrededores de Anbar.

Igualmente se menciona la Batalla de Ain al-Tamr, que tuvo lugar en el año 12 d.H.

Tras la conquista de Anbar y una vez que esta quedó totalmente bajo el control de Hazrat Jalid bin Walid (ra), él se fijó en una zona cercana llamada Ain al-Tamr, situada en los confines del desierto de Irak y de Siria. Se necesitaron tres días para viajar de Anbar a Ain al-Tamr. El gobernador designado allí por los persas era Mehran bin Bahram, que estaba presente en dicho lugar con un gran ejército formado por no-árabes. Además del ejército persa, se encontraban allí algunas otras tribus árabes dirigidas por Aqqa bin Abi Aqqa. Así que, al oír hablar de Hazrat Jalid bin Walid (ra), Aqqa le comunicó a Mehran: “Los árabes saben cómo luchar mejor contra los propios árabes. Deja a Jalid para nosotros”. Pensó que ellos [los árabes] lucharían contra los propios árabes porque sabían cómo hacerlo. Ante esto, Mehran respondió: “Tienes razón, sois expertos en luchar contra los árabes, igual que nosotros somos expertos en luchar contra los persas”. De esta manera, engañó a Aqqa y aseguró su propia supervivencia y después exclamó: “Debes luchar contra ellos y, si necesitas nuestra ayuda, sin duda os ayudaremos”. Cuando Aqqa se dispuso a luchar contra Hazrat Jalid bin Walid (ra), el persa utilizó un lenguaje muy fuerte contra Aqqa y le dijo a Mehran: “¿Qué te ha hecho decirle eso?”; y replicó: “Déjame en paz. Solo deseaba lo mejor para usted y lo peor para los musulmanes. Ciertamente, ese hombre (en referencia a Hazrat Jalid bin Walid -ra-), que ha matado incluso a vuestros reyes, se dirige hacia vosotros. Es un poderoso guerrero que ha terminado con tu grandeza y majestad. Por lo tanto, solo he utilizado a Aqqa como escudo contra él. Si resulta victorioso contra Jalid, entonces este triunfo será tuyo; y si ocurre lo contrario, entonces, cuando te enfrentes a los musulmanes se habrán debilitado. Al final, lucharemos contra ellos siendo más fuertes y ellos estarán muy débiles”.

Al oír esto, aceptaron que lo que había hecho Mehran era lo mejor, por lo que el propio Mehran permaneció en Ain al-Tamr mientras que Aqqa acampó en el camino para combatir a Hazrat Jalid bin Walid (ra). Sin embargo, Aqqa justo acababa de empezar a organizar sus tropas cuando Hazrat Jalid bin Walid (ra) lo atacó y apresó; y, sin luchar, su ejército huyó derrotado y la mayoría fue capturada. Cuando esta noticia llegó a Mehran, tomó su ejército y huyó, y abandonaron su fortaleza. Pero al ver que los que habían sido derrotados llegaron a la fortaleza y se refugiaron en ella, Hazrat Jalid bin Walid (ra) la sitió y por eso le pidieron protección a Hazrat Jalid bin Walid (ra), aunque este se negó a dársela. Finalmente, aceptaron su decisión y depusieron las armas, tras lo cual los capturó y mató a Aqqa, junto a todos los que lucharon contra los musulmanes; y mantuvo a los que estaban dentro de la fortaleza como prisioneros, apoderándose de todo lo que había dentro de la fortaleza como botín de guerra.

Asimismo, dentro de su monasterio, encontró a 40 niños que los cristianos habían utilizado como rehenes. La mayoría de estos muchachos eran de ascendencia árabe y se les considera con gran prominencia en la historia del Islam, porque de su descendencia nacieron muchos grandes personajes que dejaron legados profundos e imborrables tanto en esa época como en la posteridad. [Por ejemplo], entre esos muchachos se encontraba Sirin, padre de Muhammad ibn Sirin, Nusair, padre de Musa ibn Nusair y Humran, el esclavo liberado de Hazrat Uzman (ra). Sirin era originario de Irak y fue encarcelado en los incidentes de Ain al-Tamr y hecho esclavo de Hazrat Anas bin Malik (ra). Fue un gran orador y obtuvo la libertad de Hazrat Anas (ra) por medio de un “mukatibat”, [o sea, tras llegar a un acuerdo financiero]. Su hijo se llamaba Muhammad ibn Sirin, un destacado “tabi’i” [alguien que ha conocido a un Compañero del Santo Profeta (sa)] y un imam en las ciencias del comentario del Sagrado Corán, los hadices, la jurisprudencia y la interpretación de los sueños. Aparte, Muhammad ibn Sirin era el hijo de la persona que fue encarcelada en esa batalla y que posteriormente fue liberada. También estaba Nusair, que era el padre de Musa ibn Nusair y se encontraba entre los prisioneros de Banu Umayyah, y que más tarde fue liberado por otra persona de los Banu Umayyah. Su fama se debe a su hijo Musa ibn Nusair, que llegó a ser muy conocido en el norte de África y además desempeñó un gran papel junto con Tariq bin Ziyad en el establecimiento del gobierno islámico en España. También Humran bin Aban se encontraba entre los prisioneros de Ain al-Tamr. Era judío y más tarde aceptó el Islam. Fue liberado por Hazrat Uzman (ra) y pudo permanecer cerca de él; y en el año 41 d.H. fue nombrado gobernador de Basora durante algún tiempo y después obtuvo reconocimiento por su cargo en el gobierno de Banu Umayyah.

Entretanto, Hazrat Jalid bin Walid (ra) transmitió la noticia de su victoria y llevó junto al “jums” (una quinta parte del botín) a Hazrat Abu Bakr (ra). Tras las conquistas de Abnar y Ain al-Tamr, Hazrat Jalid bin Walid (ra) confió el “jums” a Walid bin Uqbah y lo envió a Hazrat Abu Bakr (ra) llevando asimismo la noticia de su victoria. Al llegar a Medina, le informó de todos los acontecimientos que habían ocurrido y le dijo que, a pesar de sus instrucciones, Hazrat Jalid bin Walid (ra) abandonó Hirah y atacó Anbar y Ain al-Tamr, porque había pasado un año entero en Hirah. Hazrat Abu Bakr (ra) le había instruido para que esperara en Hirah, aunque tomó esa decisión pensando que era lo mejor de acuerdo a las circunstancias imperantes. Tampoco se sabía cuándo Hazrat Iyad (ra) dejaría Dumat al-Yandal para ir a ayudar a Hazrat Jalid bin Walid (ra) en Hirah. Ya había pasado bastante tiempo y Hazrat Iyad (ra) aún no había llegado allí. Hazrat Abu Bakr (ra) también se había cansado de la [aparente] desidia de Hazrat Iyad (ra) y sentía que estaba dificultando la confianza de los musulmanes. Si el enemigo hubiera seguido escuchando las noticias de las grandes hazañas que Hazrat Jalid bin Walid (ra) había logrado en Irak, seguramente se habrían aprovechado de la debilidad de Hazrat Iyad (ra) y habrían causado una gran situación embarazosa para los musulmanes.

Más tarde, tuvo lugar la Batalla de Dumat al-Yandal, en el año 12 d.H.

Dumat al-Yandal es una ciudad que se encuentra a una distancia de cinco noches de Damasco y quince noches de Medina, según los medios de transporte disponibles en aquella época. Era la ciudad siria más cercana a Medina. En este sentido, Hazrat Abu Bakr (ra) había enviado a Hazrat Iyad bin Ghanam (ra) a Dumat y el enemigo le hizo enfrentarse a grandes dificultades, por lo que no pudo unirse a Hazrat Jalid bin Walid (ra). Con posterioridad, cuando el propio Hazrat Jalid bin Walid (ra) envió a Walid bin Uqbah a Hazrat Abu Bakr (ra) con la noticia de su victoria en Ain al-Tamr, Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra) se preocupó por Hazrat Iyad (ra). Por eso envió a Walid bin Uqbah para ayudar a Hazrat Iyad (ra); y al alcanzar Walid bin Uqbah a Hazrat Iyad (ra), se encontró con que este estaba rodeando al enemigo, mientras que el enemigo también lo rodeaba a él y le bloqueaba el camino. En esta situación, Walid bin Uqbah dijo a Hazrat Iyad (ra): “A veces, cuando se lucha contra un gran ejército, la inteligencia resulta muy útil. Debes enviar un mensajero a Hazrat Jalid bin Walid (ra) y pedirle ayuda”. Así pues, Hazrat Iyad (ra) no tuvo más remedio que aceptar el consejo de Walid porque ya había pasado un año desde que llegó a Dumat al-Yandal y la victoria no estaba a la vista. Por tanto, Hazrat Iyad (ra) hizo eso mismo y cuando su mensajero llegó a Hazrat Jalid bin Walid (ra), la conquista de Ain al-Tamr ya se había producido. Por consiguiente, escribió una breve carta dirigida a Hazrat Iyad (ra) que entregó al mensajero y lo envió de vuelta inmediatamente con la esperanza de disminuir su preocupación. La carta decía: “Espera un poco, los caballos montados por los leones están en camino. Las espadas brillarán y filas tras filas del ejército llegarán”.

Está registrado en relación al propio viaje de Hazrat Jalid bin Walid (ra) a Dumat al-Yandal que tras la conquista de Ain al-Tamr nombró a Awaim bin Kahil Aslami como custodio y tomó el ejército que estaba con él en Ain al-Tamr, y partió hacia Dumat al-Yandal. El propio Hazrat Jalid bin Walid (ra) recorrió 300 kilómetros en menos de diez días. Pues bien, cuando los habitantes de Dumat se enteraron de la inminente llegada de Hazrat Jalid bin Walid (ra), pidieron ayuda a sus tribus aliadas, que unieron sus fuerzas con otras tribus y llegaron a Dumat al-Yandal, y su número era mucho mayor que el del ejército al que se enfrentó Hazrat Iyad (ra) cuando llegó allí un año antes. El contingente militar de Dumat-ul Yandal estaba formado por dos grandes facciones con dos líderes: uno era Ukaider bin Abd al-Malik y el otro Yudi bin Rabiah. Luego, al enterarse de la llegada de Hazrat Jalid bin Walid (ra), surgió una disputa entre los dos, pues Ukaider declaró: “Conozco muy bien a Jalid y no hay nadie más exitoso que él ni más inteligente en la batalla. Cualquier nación que se enfrente a Jalid, sea menor o mayor en número, sufre ciertamente la derrota. Debéis seguir mi consejo y hacer las paces con ellos”. No obstante, rechazaron esta idea, a lo que Ukaider dijo: “No puedo acompañaros en la lucha contra Jalid. Haced lo que queráis, yo no tomaré parte en ello”; y después de decir esto, se fue.

Hazrat Jalid bin Walid (ra) recibió noticias de esto y envió a Asim bin Amr para interceptarlo en el camino. Como no aceptaron hacer las paces, se marchó y se dirigió a su casa. Asim interceptó a Ukaider que exigió: “Llévame a tu líder, Jalid”; y cuando Ukaider se presentó ante Hazrat Jalid bin Walid (ra), este mandó que lo mataran y se apoderó de todas sus posesiones. El hecho es que habiéndolo hecho prisionero, ¿por qué lo mataron? Es decir, esta es la pregunta que surge: ¿por qué fue asesinado Ukaider tras ser encarcelado? En este caso, la razón mencionada es que durante la Batalla de Tabuk, el Santo Profeta Muhammad (sa) envió a Hazrat Jalid bin Walid (ra) a Ukaider. Hazrat Jalid bin Walid (ra) lo encarceló y lo llevó ante el Santo Profeta (sa), aunque como acto de bondad el Profeta (sa) lo liberó, pero también se comprometió a no volver a hacerlo. Sin embargo, rompió este pacto y se rebeló contra el gobierno de Medina.  Por eso, cuando Ukaider se enteró de la llegada de Hazrat Jalid bin Walid (ra) a Dumat al-Yandal, dejó a su gente y huyó. Como se mencionó anteriormente, mientras se dirigía a Dumat al-Yandal, Hazrat Jalid bin Walid (ra) se enteró de este acontecimiento y ordenó a Asim bin Amr que fuera a arrestarlo. Consiguió capturarlo y debido a su traición, Hazrat Jalid bin Walid (ra) ordenó que lo mataran y así fue. En consecuencia, Dios Altísimo lo destruyó debido a su traición y rebeldía. De todas formas, según algunas otras narraciones, se menciona que fue capturado y enviado a Medina, y fue liberado durante el Jalifato de Hazrat Umar (ra), tras lo cual se trasladó a Irak desde Medina. Allí se instaló en Ain al-Tamr, en Dumat, y permaneció en ese lugar hasta su fallecimiento. Estas son las dos narraciones [que discrepan entre sí].

Con respecto a la batalla con la gente de Dumat, se menciona además que Hazrat Jalid bin Walid (ra) avanzó y llegó a Dumat. Hazrat Jalid bin Walid (ra) rodeó a su gente, por lo que su ejército estaba en un lado y el de Hazrat Iyad (ra) en el otro. Como no había suficiente espacio en el interior del fuerte, los árabes cristianos que vinieron a ayudar a la gente de Dumat se colocaron alrededor del fuerte hacia el lado exterior. Cuando Hazrat Jalid bin Walid (ra) había ordenado tranquilamente las filas de su ejército, los jefes de Dumat salieron del fuerte y atacaron a Hazrat Jalid bin Walid (ra). Se produjo una feroz batalla entre los dos ejércitos y finalmente Hazrat Jalid bin Walid (ra) y Hazrat Iyad (ra) derrotaron a sus oponentes. Por su parte, Hazrat Jalid bin Walid (ra) capturó a un jefe llamado Yudi y Hazrat Aqra bin Habis (ra) capturó a otro jefe conocido como Wadiyah, que era el líder de la tribu Kalb. El resto de la gente se retiró y se encerró en el fuerte, aunque no había suficiente espacio dentro del fuerte [para todos]; y cuando el fuerte estuvo al completo, la gente de dentro cerró la puerta, a pesar de que todavía había muchos fuera. Como resultado, la gente se preocupó y corrió de un lado a otro en ese estado. Entretanto, Asim bin Amr dijo: “¡Oh Banu Tamim! Ayudad a los Banu Kalb con vuestros confederados, porque no tendréis la oportunidad de volver a ayudarlos de esta manera”. Al oír esto, los Banu Tamim acudieron en su ayuda y gracias a esta protección otorgada por Asim, los Banu Kalb se salvaron.

Hazrat Jalid bin Walid (ra) persiguió a los que se retiraron al fuerte y mató a tantos de ellos que el montón de cuerpos obstruyó la puerta del fuerte. Luego mató a Yudi y a los cautivos que estaban con él. Solo los cautivos de la tribu Banu Kalb sobrevivieron porque Asim y Aqra, así como los Banu Tamim, les concedieron protección. Después de esto, Hazrat Jalid bin Walid (ra) comenzó a dar vueltas alrededor de la puerta y solo descansó cuando la hubo derribado, como resultado de lo cual los musulmanes entraron en el fuerte, mataron a todos los combatientes y encarcelaron a los que eran jóvenes. Tras obtener la victoria, Hazrat Jalid bin Walid (ra) ordenó a Hazrat Aqra bin Habis (ra) que regresara a Anbar y él mismo se quedó en Dumat al-Yandal. La conquista de Dumat al-Yandal fortaleció enormemente a los musulmanes en el plano militar, ya que a lo largo de tres lados de Dumat al-Yandal pasaban varias rutas importantes, ya que en el sur estaba la Península Arábiga, Irak al este y Siria al noroeste. Naturalmente, esta ciudad era un lugar digno de tener en cuenta para el encuentro de Hazrat Abu Bakr (ra) y su ejército, que se dedicaba a luchar en Irak y estaba llegando a las fronteras de Siria. Por esta razón, Hazrat Iyad (ra) no avanzó desde Dumat al-Yandal y se mantuvo firme hasta la llegada de Hazrat Jalid bin Walid (ra). Si Dumat al-Yandal no hubiera sido capturada por los musulmanes, las fuerzas musulmanas en Irak habrían estado en grave peligro.

Luego se produjeron las Batallas de Husaid y Janafis.

Husaid es un pequeño valle entre Kufa y Siria, y Janafis era un área cercana a Anbar, yendo hacia Irak. Está escrito que Hazrat Jalid bin Walid (ra) permanecía estacionado en Dumat al-Yandal y, como era su costumbre, los no-árabes estaban conspirando contra él, o sea, contra Hazrat Jalid bin Walid (ra) y los musulmanes. Es más, por celo y queriendo vengarse por la muerte de Aqqah, los árabes hicieron planes con los no-árabes. Así, Zarmahr partió hacia Baghdad y junto a él Ruzbeh también salió para Anbar,  y ambos acordaron reunirse en Husaid y Janafis. Pero cuando el representante de Hazrat Jalid bin Walid (ra) en Hirah, Hazrat Qaqa bin Amr (ra), se enteró de este acontecimiento, instruyó a Abidi bin Fadaqi para que partiera hacia Husaid y además envió a Urwah bin Yat hacia Janafis. Entretanto, al regresar Hazrat Jalid bin Walid (ra) a Hirah desde Dumat, también se enteró de lo que estaba pasando. Él tenía la intención de atacar Madain [Ctesifonte], pero cuando llegó allí [Hirah] y se enteró de los últimos acontecimientos, envió a Hazrat Qaqa bin Amr (ra) y Abu Lailah a enfrentarse a Rubzeh y Zarmahr. Entonces, Hazrat Jalid bin Walid (ra) recibió una carta de Imru Al-Qais Al-Kalbi, quien era el gobernador de las tribus Qudaah y Kalb, que había sido designado por el Santo Profeta (sa) y aún durante el Jalifato de Hazrat Abu Bakr (ra) se mantuvo firme en el Islam. En la carta mencionó que Huzail bin Imran había reunido fuerzas en Museij y Rabiah bin Buyair hizo lo propio en Saniy y Bishr.

Impulsados por su rabia de buscar venganza por Aqqah, iban a unir fuerzas con Ruzbeh y Zarmahr. Aunque tan pronto como se enteró de esto, nombró a Hazrat Iyad bin Ghanam (ra) como su adjunto en Hirah y partió de allí. Es más, para llegar a Janafis, Hazrat Jalid bin Walid (ra) usó la misma ruta que tomaron Hazrat Qaqa (ra) y Abu Lailah. Al final, Hazrat Jalid bin Walid (ra) se reunió con ambos en Ain al-Tamr. Desde ahí nombró a Hazrat Qaqa (ra) como comandante del ejército y lo envió a Usaid, y además mandó a Abu Lailah a Janafis; y les ordenó a ambos que rodearan al enemigo y a los que estaban incitando al enemigo en un solo lugar; y si no estaban juntos en un solo lugar, entonces que lucharan contra ellos como tal y como les encontraran. Posteriormente, cuando Hazrat Qaqa (ra) vio que Zarmahr y Rubzeh estaban estacionados en un mismo lugar, se dirigió hacia Husaid. El líder del ejército de árabes y no-árabes era Ruzbeh, quien al descubrir que Hazrat Qaqa (ra) se dirigía hacia él, pidió ayuda a Zarmahr,  quien nombró a un representante en su lugar y él mismo partió para ayudar a Rubzeh. Ambos ejércitos se enfrentaron ferozmente y Al’lah ayudó a los musulmanes a matar a una gran parte de los [enemigos] no-árabes. Por su parte, Hazrat Qaqa (ra) mató a Zarmahr y Ruzbeh también fue asesinado. Los musulmanes adquirieron un gran botín de esta batalla. Al final, el ejército derrotado que huyó de Husaid se reunió en Janafis.

La Batalla de Janafis.

Con respecto a la Batalla de Janafis, está escrito que Abu Lailah se dirigió hacia allí con su ejército y además el contingente de refuerzos. El ejército derrotado en Husaid se unió al representante de Zarmahr. Al enterarse de la llegada de los musulmanes, dejó Janafis y corrió hacia Museij. El comandante en Museij era Huzail. Por su parte, Abu Lailah no tuvo ninguna dificultad en su conquista de Janafis y Hazrat Jalid bin Walid (ra) fue informado sobre todas estas victorias.

 

La Batalla de Museij.

Respecto a la Batalla de Museij, Hazrat Jalid bin Walid (ra) se enteró de que la gente de Husaid y Janafis habían huido. Hazrat Jalid bin Walid (ra) escribió cartas a Hazrat Qaqa (ra), Abu Lailah, Awad y Urwah en las que designó un momento de la noche para reunirse en Museij, lugar que estaba situado entre Joran y Qald. Joran era un área grande cerca de Damasco que comprendía muchos asentamientos y campos. Entretanto, Hazrat Jalid bin Walid (ra) partió de Ain al-Tamr hacia Museij y llegó la noche que habían acordado. A continuación, Hazrat Jalid bin Walid (ra) y sus comandantes atacaron Museij al unísono; es decir, Huzail y los que se habían refugiado con él fueron atacados por tres lados. Huzail logró escapar con un puñado de personas.

Durante esta batalla, dos musulmanes, que habían recibido la garantía de paz de Hazrat Abu Bakr (ra), fueron asesinados por el ejército islámico y cuando Hazrat Abu Bakr (ra) fue informado de su asesinato, pagó el dinero de sangre por ellos [compensación financiera por matar a alguien indebidamente]. Sin embargo, Hazrat Umar (ra) insistió en que Hazrat Jalid bin Walid (ra) debería ser castigado por esta acción y se inquietó muchísimo de por qué razón dos musulmanes habían sido asesinados, pero Hazrat Abu Bakr (ra) anunció: “Si tal situación surge para musulmanes que se refugian en tierras enemigas y toman refugio con el enemigo, entonces que algo así ocurra no es una asunto significante, ya que esto puede suceder fácilmente [en tales circunstancias]”. De todas formas, Hazrat Abu Bakr (ra) dejó un testamento en el que ordenaba cuidar de los niños de los musulmanes fallecidos.

Luego están los incidentes de Saniy y Zumeil, siendo este último el nombre de un lugar que además está registrado como Bishr y situado cerca de Saniy. Pues bien, Debido a su furia por vengarse de la muerte de Aqqah, quien murió en la Batalla de Ain al-Tamr, Rabiah bin Buyair se había reunido con su ejército en Saniy y Bishr. Por otra parte, habiendo obtenido la victoria en la Batalla de Museij, Hazrat Jalid bin Walid (ra) envió a Hazrat Qaqa (ra) y Abu Lailah delante de él y se decidió nuevamente que, en una noche en particular, todos ellos atacarían al unísono desde tres direcciones distintas, como lo hicieron en Museij. Posteriormente, Hazrat Jalid bin Walid (ra) partió de Museij y llegó a Zumeil, pasando por varios lugares en el camino. Hazrat Jalid bin Walid (ra) comenzó [el ataque] desde Saniy y sus dos comandantes se unieron a él. Los tres lanzaron un asalto nocturno desde tres direcciones contra Rabiah y aquellos que estaban ansiosos por luchar contra ellos. Con las espadas desenvainadas, los atacaron de tal manera que ni una sola persona pudo escapar para advertir a nadie. Sus mujeres fueron tomadas prisioneras y los “jums” [una quinta parte del botín reservado para Al’lah y Su Mensajero (sa)] fueron enviados a Hazrat Abu Bakr (ra) para el “Bait ul-Mal” [la tesorería]. El resto del botín de guerra se repartió entre el ejército musulmán.

Según el acuerdo, Huzail, quien fue derrotado en la Batalla de Museij y se había escapado, se unió al ejército de Rabiah bin Buyair, pero  una vez más huyó y buscó refugio con Zumail bin Atab, que estaba estacionado en Bishr con un formidable ejército. Incluso antes de que Atab pudiera enterarse de la derrota del ejército de Rabiah, Hazrat Jalid bin Walid (ra) le atacó también por los tres lados. En esta batalla murieron muchas personas y los musulmanes obtuvieron un importante botín de guerra. Hazrat Jalid bin Walid (ra) distribuyó el botín entre los musulmanes y envió el “jums” a Hazrat Abu Bakr (ra).

Hazrat Jalid bin Walid (ra) avanzó entonces hacia un lugar cercano a Bishr llamado Rauzab. El comandante de esa zona era Hilal bin Aqqah y cuando su ejército supo que Hazrat Jalid bin Walid (ra) avanzaba hacia ellos, dicho contingente lo abandonó. Por ello, Hilal se vio obligado a huir y los musulmanes ocuparon Rauzab sin ninguna dificultad.

También se menciona la Batalla de Firaz, que  era el nombre de un lugar entre Basora y Yamamah.

Aquí es donde convergerían las rutas de Siria, Irak y Arabia. Esta batalla se libró entre los musulmanes y los bizantinos durante el mes de Zu Al-Qadah, en el año 12 d.H. en Firaz. Por esta razón, esta batalla fue conocida como la Batalla de Firaz. Al final, tras ocupar Rauzab, Hazrat Jalid bin Walid (ra) partió hacia Firaz, aunque durante esta campaña, Hazrat Jalid bin Walid (ra) se enfrentó a muchas batallas. Ni siquiera pudo ayunar durante el Ramadán. De todas formas, las noticias de los repentinos ataques de Hazrat Jalid bin Walid (ra) y de su derrota de varias tribus se habían extendido por todo Irak y todas las que habitaban en los desiertos se volvieron temerosas, ya que pensaron que, en aras de su seguridad, lo mejor era arrojar las armas y aceptar el gobierno de los musulmanes. Hazrat Jalid bin Walid (ra) y su ejército se dirigieron hacia el norte a lo largo del río Éufrates y allí donde se encontraran con algún asentamiento, firmaban un tratado de paz y aceptaban su dominio. Finalmente Hazrat Jalid bin Walid (ra) llegó a Firaz, que estaba en la frontera de Irak, Siria y Al-Yazira [en dicha región]. En realidad, Firaz era la zona más septentrional de Irak y Siria.

Si la fortuna hubiera favorecido a Hazrat Iyad bin Ghanam (ra) y este hubiera conquistado Daumat-ul Yandal, tal vez Hazrat Jalid bin Walid (ra) no hubiera llegado tan lejos. Esto se debe a que Hazrat Abu Bakr (ra) no quería conquistar toda la tierra de Irak y Siria, pues solo deseaba establecer la paz en las fronteras con ambos países; y que los persas y bizantinos no atacaran las tierras árabes desde esa dirección. No obstante, la voluntad de Dios fue que ambos imperios quedaran bajo el control de los musulmanes, por lo que estableció tales medios por los que Hazrat Jalid bin Walid (ra) viajó al extremo norte del país para poner a las tribus de Irak bajo la autoridad de los musulmanes y, de esta manera, abrió un camino para que atacaran Siria desde su parte norte. Por lo tanto, atacar a los bizantinos desde la frontera de Irán fue una acción tan milagrosa que ni siquiera Hazrat Abu Bakr (ra) podía haberse imaginado y esta extraordinaria hazaña fue llevada a cabo por un individuo [refiriéndose a Hazrat Jalid bin Walid -ra-] como no podría ser producido [de nuevo] por ninguna mujer árabe o no-árabe, tal y como fue mencionado en una ocasión por Hazrat Abu Bakr (ra).

Hazrat Jalid bin Walid (ra) permaneció en Firaz durante todo un mes y dio un ejemplo inigualable de fuerza, resolución y determinación, a pesar de que estaba rodeado por el enemigo desde las cuatro direcciones posibles. Al este estaban los persas sedientos de su sangre y los bizantinos al oeste, y opinaban que si las fuerzas de Hazrat Jalid bin Walid (ra) no eran destruidas de inmediato, sería difícil detenerlas. Solo el río Éufrates separaba a los bizantinos de los musulmanes, pero aparte de eso, a su alrededor habitaban las tribus beduinas, cuyos jefes prominentes habían sido asesinados por Hazrat Jalid bin Walid (ra) y, por tanto, sus corazones estaban encendidos con un implacable deseo de venganza. De todos modos, Hazrat Jalid bin Walid (ra) no fue ajeno a esta situación tan delicada y si hubiera querido, podría haber regresado a Hirah y reforzado sus fuerzas para luego partir de nuevo hacia los bizantinos. Sin embargo, Hazrat Jalid bin Walid (ra) no lo hizo, porque su naturaleza era tal que, al ver al enemigo, le era difícil contenerse; y efectivamente así fue, ya que esto formaba parte de su carácter. A sus ojos, tanto los persas como los beduinos carecían de valor. Nunca había prestado atención a su extraordinario ejército y tampoco estaba dispuesto a hacerlo en el futuro, por lo que se ocupó de preparar su propio contingente con mucha calma. Los bizantinos no se habían enfrentado antes a Hazrat Jalid bin Walid (ra) y no eran conscientes de la intensidad de su ataque.

Cuando las fuerzas islámicas se reunieron en Firaz y permanecieron acampadas durante todo un mes, los bizantinos se apasionaron y buscaron ayuda en los puestos militares persas cercanos. Los propios persas acudieron alegremente en ayuda de los bizantinos, ya que los musulmanes los habían humillado y destruido por completo su grandeza y su gloria, y destrozado su orgullo. Aparte de los persas, las tribus árabes de Taghlib, Iyad y Namir también extendieron plenamente su apoyo a los bizantinos, pues no habían olvidado el asesinato de sus jefes y dirigentes. Posteriormente, un ejército muy numeroso formado por bizantinos, persas y tribus árabes partió para luchar contra los musulmanes. Al llegar al río Éufrates, enviaron un mensaje a los musulmanes preguntándoles si iban a cruzar el río, o si debían hacerlo. Hazrat Jalid bin Walid (ra) respondió que, como habían venido a luchar, debían cruzar el puente. A continuación, el enemigo comenzó a cruzar el río. Mientras tanto, Hazrat Jalid bin Walid (ra) organizó las filas de su ejército y las preparó para luchar contra el enemigo. Cuando se acercó el momento de la batalla, el comandante en jefe de los bizantinos ordenó que su ejército se separara y se mantuviera con sus respectivas tribus para que se pudiera determinar quién había logrado las mayores hazañas; y así, todo el ejército se separó bajo sus respectivos jefes. Cuando comenzó la batalla, Hazrat Jalid bin Walid (ra) instruyó al suyo para que rodeara al enemigo desde todas las direcciones, lo reuniera en un solo lugar y lanzara repetidamente ataques para que el enemigo no tuviera la oportunidad de reunirse de nuevo. Por consiguiente, esto es precisamente lo que sucedió: las fuerzas islámicas rodearon a los bizantinos, los reunieron en un solo lugar y luego los atacaron con gran fuerza. Los bizantinos y sus aliados pensaron que enviando por separado a las tribus para atacar a los musulmanes podrían prolongar la batalla y cuando los musulmanes se cansaran y quedaran agotados, entonces lanzarían un poderoso asalto y los derrotarían por completo. No obstante, su idea fracasó y su plan se volvió en su contra; ya que cuando los musulmanes los reunieron en un solo lugar y comenzaron a atacarlos, no pudieron resistir y rápidamente sufrieron la derrota y huyeron del campo de batalla, aunque los musulmanes no iban a dejarlos escapar, por lo que los persiguieron y continuaron matándolos a larga distancia [mientras huían]. En este caso, todos los historiadores coinciden unánimemente en que 100.000 personas de entre los enemigos murieron en el campo de batalla o al ser perseguidos. Después de la victoria, Hazrat Jalid bin Walid (ra) permaneció en Firaz durante diez días y el 25 del mes Zu al-Qadah, del año 12 d.H., ordenó que su ejército regresara a Hirah.

Al expresar su opinión sobre esta batalla, un autor escribe:

“Fue la primera vez en la era de Hazrat Abu Bakr (ra) que los musulmanes lucharon contra los bizantinos y los persas, que eran ambas superpotencias, y también contra los ejércitos árabes que habitaban cerca de ellos. Pero, a pesar de ello, los musulmanes obtuvieron una victoria contundente y, sin lugar a dudas, este combate resultó ser verdaderamente histórica y decisiva. Aunque no tuvo tanto reconocimiento como las otras batallas, en cualquier caso, a través de este enfrentamiento se acabó con la fuerza interna de los incrédulos, independientemente de que pertenecieran al Imperio Persa, al Imperio Romano, a Arabia o a Irak. La batalla librada por Hazrat Jalid Saiful’lah [o sea, ‘La Espada de Dios’], en Irak, marcó la fase final [del dominio persa]. Después de la misma, la grandeza y la gloria de los persas fue completamente destruida; y tras esto, nunca más poseyeron el poderío militar que podía hacer temer a los musulmanes”.

 

Otro historiador ha mencionado la importancia de la batalla de Firaz como sigue:

“Tras la victoria de los musulmanes en el Ulais, el poderío de las fuerzas persas quedó completamente roto. Hazrat Jalid bin Walid (ra) siguió avanzando y logró la victoria en Amghaisha, Hirah, Anbar, Ain al-Tamr y Daumat-ul Jandal y finalmente llegó a Firaz, que era una ciudad situada cerca del río Éufrates y estaba muy cerca de la frontera con los bizantinos. Entonces, un ejército conjunto formado por bizantinos, persas y tribus cristianas se enfrentó aquí a los musulmanes, pero Hazrat Jalid bin Walid (ra) derrotó a este gran ejército de infieles. Seyedna Jalid bin Walid (ra), ’el Conquistador de Arabia’, conquistó Irak en solo un año y dos meses. Tenía un total de 10.000 soldados y los otros comandantes en jefe islámicos también tenían aproximadamente el mismo número de soldados a su cargo. Los extraordinarios logros de este pequeñísimo ejército no tienen parangón en la historia. Hazrat Jalid bin Walid (ra) participó en todas las batallas y nunca sufrió una sola derrota, por eso recibió el título de ’Saiful’lah’, o sea, la ‘Espada de Dios’, por parte del Santo Profeta Muhammad (sa) y realmente hizo justicia a dicho título. Además, hizo unos pactos tan excelentes en las tierras que conquistó, que los lugareños preferían el gobierno árabe frente al persa”.

 

Por lo tanto, la última conquista en tierra árabe fue en Firaz. Hazrat Jalid bin Walid (ra) permaneció allí durante diez días y luego tomó la mitad de su ejército y partió hacia el frente de batalla en Siria.

Con respecto a la conquista de Irak, está escrito que la victoria allí fue una señal de gran éxito.

Los musulmanes infligieron allí continuas derrotas destructivas al ejército persa, que era superior a ellos tanto en número como en armas. En este sentido, se debe recordar que, en aquella época, el ejército persa era uno de los más formidables de su tiempo. Este fue un logro extraordinario en la era de Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra), que no tiene parangón en la historia. No hay duda de que el éxito en las batallas se debió a los esfuerzos de Hazrat Jalid bin Walid (ra), sus compañeros y comandantes en jefe; aunque no se puede negar el hecho de que estas victorias y éxitos se lograron bajo el mando de un grandísimo líder: Hazrat Abu Bakr (ra). La historia da testimonio de que, por muy superior y talentoso que sea un oficial del ejército, no puede mostrar esa confianza, unidad, lealtad y sinceridad a menos que esté influenciado por las cualidades personales y la elevada moral del líder del país. En todas las etapas, desde las batallas contra los incrédulos, los apóstatas y los rebeldes, hasta la conquista de Irak, la excelente organización y la firme resolución mostrada por Hazrat Abu Bakr (ra) inspiraron los corazones de la Ummah [nación] musulmana para ofrecer grandes sacrificios. Sus instrucciones y orientaciones no solo eran exhaustivas y estaban llenas de gran sabiduría, sino que su propio ejemplo personal era mucho más impresionante.

¿Qué otra prueba puede haber de la firmeza y determinación de un líder que, desde el principio hasta el final, no cambió ni una sola de sus instrucciones u orientaciones en aras de su propio honor o debido a la presión de cualquier otra persona? Y no solo eso, sino que no se puede encontrar un ejemplo como el que presentó Hazrat Abu Bakr (ra) en lo que respecta a pensar siempre bien de sus dignos subordinados y depositar su confianza en ellos para que siguieran cumpliendo con sus responsabilidades al más alto nivel, y para elevar su espíritu de sacrificio. ¿Puede un subordinado dejar una piedra sin remover para implementar en la práctica las instrucciones de un líder como Hazrat Abu Bakr (ra), que fue un ejemplo vivo de tener una inmensa pasión por mostrar lealtad y ofrecer sacrificios en aras de cumplir con las instrucciones y la guía de su líder y honrar su autoridad? La destreza militar de Seyedna Jalid bin Walid (ra) lo sitúa entre los grandes comandantes militares. Los principios árabes de la guerra que Seyedna Jalid bin Walid (ra) adoptó contra los oponentes, aunque más bien habría que decir que los principios que Seyedna Jalid bin Walid (ra) introdujo es una fase dorada en la historia militar. Para que las desafiantes estrategias de Seyedna Jalid bin Walid (ra) tuvieran éxito, las habilidades militares del ejército musulmán y sus continuos movimientos fueron un factor importante. En definitiva, a través de estos dos aspectos, Seyedna Jalid bin Walid (ra) fue capaz de llegar a los extremos de soportar las dificultades y esto solo fue posible porque nunca puso a ninguno de sus soldados en una dificultad que él mismo no pudiera soportar.

El primer Jalifa [Hazrat Abu Bakr (ra)] ocupa una posición única en la historia del Islam y Seyedna Jalid bin Walid (ra) es el más destacado entre los comandantes que conquistaron las tierras de fuera de Arabia; y fue un estrecho colaborador que ayudó a Hazrat Abu Bakr (ra) a cambiar el panorama religioso y político del mundo. Al igual que los musulmanes fueron capaces de conquistar toda la tierra de Irak como una tormenta furiosa bajo el liderazgo político y espiritual de Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra) y bajo el liderazgo militar de Seyedna Jalid bin Walid (ra), ahora también estaban a punto de hacerse con el otro imperio, que era el imperio romano de Oriente.

Todavía quedan algunos relatos de la vida de Hazrat Abu Bakr (ra) que, si Dios quiere, serán mencionados en el futuro. Como ya dije anteriormente, esto llevaría algo más de tiempo a fin de acabar con ello, pero con esto concluyen los relatos relacionados con las expediciones militares.

Si Dios quiere, el próximo viernes comenzará el Yalsa Salana (reunión anual) del Reino Unido.

¡Que Dios Altísimo lo bendiga en todos los aspectos!

¡Que todos los asistentes tengan un buen viaje!

Rezad por aquellos que van a desempeñar sus funciones para que Dios Altísimo les permita cumplir debidamente con sus responsabilidades. Esto se debe a que el Yalsa se celebra después de tres años a gran escala; pues aunque el Yalsa se celebró el año pasado, fue a una escala mucho menor. Así pues, el Yalsa vuelve a celebrarse a una escala mucho mayor, por lo que puede haber algunos retos.

¡Que Dios Altísimo elimine todas las dificultades que puedan surgir desde el punto de vista administrativo o cualquier otro desafío!

Resumen

Después de recitar el Tashahhud, el Ta`awwuz y la Surah al-Fatihah, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) dijo que continuaría relatando incidentes y expediciones de la vida de Hazrat Abu Bakr (ra).

Batalla de Heerah

Su Santidad (aba) dijo que tuvo lugar la Batalla de Heerah. Hazrat Khalid (ra) partió de Amgheshiyah hacia Heerah, una zona situada junto al río Éufrates, cuyo gobernador era un persa. Tenía la idea de que Hazrat Khalid (ra) vendría a Heerah después, y por eso ya había comenzado los preparativos. Por lo tanto, el gobernador dio instrucciones a su hijo para bloquear el agua del río y, así, obstaculizar a Hazrat Khalid (ra), que preveía que llegaría en barco. Cuando los barcos de Hazrat Khalid (ra) ya no pudieron avanzar, tomó un batallón de jinetes y se dirigió hacia el hijo del gobernador, luego al resto del ejército y después al gobernador. Todos fueron derrotados por Hazrat Khalid (ra). Luego supervisó que el Éufrates volviera a fluir.

Su Santidad (aba) dijo que al ver esto, la gente de Heerah se dirigió a cuatro fortalezas y se preparó para una nueva batalla. Hazrat Khalid (ra) designó a gente de su ejército para rodear cada una de esas fortalezas, con las instrucciones de invitarlos primero al Islam y si aceptaban entonces debían ser dejados en paz. Sin embargo, si se negaban, se les daría un día para que los musulmanes los combatieran. Los habitantes de Heerah hicieron llover piedras sobre los musulmanes y éstos les contraatacaron con flechas. Viendo que al final sufrirían una derrota, dijeron que aceptarían una de las condiciones, tras lo cual abrieron las puertas de sus fortalezas y se reunieron con Hazrat Khalid (ra), quien les reprendió sus costumbres. Entonces los jefes aceptaron pagar el Jizyah y se firmó un acuerdo entre ellos y los musulmanes. Sin embargo, después de la muerte de Hazrat Abu Bakr (ra), la gente de Heerah se volvió apóstata una vez más. Entonces Hazrat Musanna (ra) conquistó Heerah de nuevo durante la era de Hazrat Umar (ra) y más tarde de nuevo por Hazrat Sa’d (ra).

Su Santidad (aba) dijo que cuando Hazrat Khalid (ra) obtuvo la victoria en Heerah, la gente envió regalos para felicitarle por su victoria, pero él envió todos estos regalos a Hazrat Abu Bakr (ra) junto con las buenas noticias de su victoria. Hazrat Abu Bakr (ra) dijo que sólo aceptaría estos regalos como Jizyah, pues, eso era lo justo. Hazrat Khalid (ra) permaneció allí durante algún tiempo para asegurar el establecimiento de la paz. Al enterarse de su victoria, los jefes circundantes de Irak se presentaron por su cuenta para establecer tratados de paz con Hazrat Khalid (ra).

Su Santidad (aba) dijo que una vez que ya no había ninguna amenaza por parte de Irak y que habían quedado bajo el dominio islámico, Hazrat Khalid (ra) tenía la intención de atacar directamente a Irán. El gobierno persa estaba en desacuerdo tras el fallecimiento de Kisra, ya que luchaba por elegir al siguiente emperador. Hazrat Khalid (ra) les envió una carta diciéndoles que estaban en desacuerdo, pero que si aceptaban el Islam estarían en paz. O bien aceptaban el Islam o bien aceptaban el pago de la Jizyah para garantizar el establecimiento de la paz y su seguridad. Sin embargo, si se negaban, entonces traería consigo un ejército tan feroz que amaba la muerte tanto como ellos la vida.

Batalla de Anbaar

Su Santidad (aba) dijo que luego tuvo lugar la Batalla de Anbaar o Dhat al-Uyun. El ejército persa había acampado cerca de Heerah en Anbaar y Ain al-Tamar que estaba cerca de Kufa. Estaba claro que si los musulmanes no tomaban ninguna medida, podrían perder la zona de Heerah que acababan de conquistar. Por lo tanto, Hazrat Khalid (ra) ordenó a su ejército que se preparara. Una vez que la paz fue restaurada en Heerah, Hazrat Khalid (ra) nombró a Hazrat Ka’ka en su lugar y partió para ayudar a Hazrat Ayaz bin Ghanam (ra) que había sido enviado por Hazrat Abu Bakr (ra) desde el sur para conquistar Irak con las instrucciones de reunirse con Hazrat Khalid (ra).Su Santidad (aba) dijo que la gente de Anbaar se refugió en su fortaleza y había cavado una trinchera en las afueras. Cuando Hazrat Khalid (ra) llegó, analizó la situación y luego ideó un plan. Nombró a mil arqueros, que golpearon con gran precisión al adversario, concretamente en los ojos. De ahí que también se conozca como la Batalla de Dhat al-Uyun (La Batalla de los Ojos). Entonces Hazrat Khalid (ra) formó un puente con camellos, llenando la trinchera. Al ver esto, el líder de Anbaar ofreció un tratado de paz con Hazrat Khalid (ra) y pidió un pasaje seguro a su propio destino deseado. Su Santidad (aba) comentó que esto es suficiente para acallar a los críticos de Hazrat Khalid (ra) que dicen que era injusto y que se empeñaba en luchar, mientras que aquí, a pesar de que el enemigo no aceptó las ofertas de paz, cuando finalmente fueron derrotados, él aún eligió establecer la paz.

Batalla de Ain al-Tamar

Su Santidad (aba) dijo que luego tuvo lugar la batalla de Ain al-Tamar. Después de ocuparse de los asuntos relacionados con Anbaar, Hazrat Khalid (ra) se dirigió hacia Ain al-Tamar, donde una gran fuerza del ejército persa había acampado bajo el liderazgo de Mehraan bin Bahzaam. También había allí varias tribus árabes y uno de los líderes era Akka. Le dijo a Mahraan que al ser árabes, sabían cómo luchar contra Hazrat Khalid (ra) y por lo tanto el asunto debía dejarse en sus manos. Mahraan había oído hablar de las grandes victorias de Hazrat Khalid (ra) y vio esto como una excusa, por lo que le dijo a Akka que ciertamente debería tomar el liderazgo en la lucha contra Hazrat Khalid (ra). Akka se puso en marcha pero Hazrat Khaid (ra) lo derrotó, al enterarse de ello Mahraan huyó mientras que los demás se refugiaron en una fortaleza. Todos fueron encarcelados por Hazrat Khalid (ra), quien también se apoderó de la armería que habían dejado.

Su Santidad (aba) dijo que Hazrat Khalid (ra) informó a Hazrat Abu Bakr (ra) de la victoria lograda por los musulmanes junto con la explicación de por qué había dejado Heerah después de un año de permanecer allí para combatir al enemigo en Anbaar y Ain al-Tamar.

Batalla de Daumatul Yandal

Su Santidad (aba) dijo que luego hubo la Batalla de Daumatul Yandal que estaba cerca de la ciudad siria llamada Medina. Hazrat Abu Bakr (ra) había enviado a Hazrat Ayaz a Daumah, sin embargo, tuvo muchas dificultades allí. Cuando Hazrat Walid bin Uqbah fue a Hazrat Abu Bakr (ra) con las noticias de la victoria en Anbaar y Ain al-Tamar, Hazrat Abu Bakr (ra) le ordenó que fuera a ayudar a Hazrat Ayaz en Daumatul Yandal. Al llegar, Hazrat Walid (ra) vio la difícil situación en la que se encontraba Hazrat Ayaz, y le aconsejó que buscara la ayuda de Hazrat Khalid (ra). Por lo tanto, después de su victoria en Ain al-Tamar, Hazrat Khalid (ra) tomó su ejército y partió hacia Daumatul Yandal. Cuando la gente se enteró de la llegada de Hazrat Khalid (ra), sus líderes se enemistaron. Uno de ellos, llamado Uqaidar, dijo que debían tratar de establecer la paz, mientras que otros insistían en luchar. Uqaidar se marchó entonces y más tarde fue capturado por los musulmanes. Cuando fue llevado ante Hazrat Khalid (ra) fue encarcelado y luego asesinado.

Su Santidad (aba) dijo que la explicación de por qué Uqaidar fue asesinado es que durante la batalla de Tabuk, el Santo Profeta (sa) envió a Hazrat Khalid (ra) hacia Uqaidar. En ese momento, Uqaidar buscó la paz y acordó un tratado, sin embargo, rompió las condiciones de ese tratado. Por lo tanto, fue debido a este incumplimiento que Hazrat Khalid (ra) tuvo más tarde la oportunidad de tomarle la palabra por sus maneras traicioneras.

Su Santidad (aba) dijo que cuando Hazrat Khalid (ra) llegó a Daumatul Jandal, se produjo una feroz batalla, sin embargo Hazrat Khalid (ra) y su ejército fueron finalmente victoriosos. Mucha gente se refugió en su fortaleza, pero Hazrat Khalid (ra) también se infiltró en ella y muchos fueron tomados como prisioneros. Esta victoria reforzó en gran medida la posición táctica de los musulmanes, ya que Daumatul Yandal se encontraba en el camino hacia tres lugares importantes: Irak, Irán y Siria.

Las batallas de Usaid y Khanafis

Su Santidad (aba) dijo que luego se produjo la Batalla de Usaid y Khanafis. Hazrat Khalid (ra) estaba en Daumatul Yandal cuando los árabes habían llegado a acuerdos con los extranjeros para vengar la muerte de Akka. De ahí que los ejércitos de Bagdad partieran con la intención de encontrarse en Usaid y Khanafis. Cuando Hazrat Khalid (ra) regresó a Heerah se enteró de estas actividades, envió a Hazrat Ka’ka y a Abu Laylah a combatir a los dos ejércitos y más tarde partió él mismo. Ordenó a Hazrat Ka’ka que fuera a Usaid y a Abu Laylah a Khanafis y les ordenó a ambos que reunieran a los dos ejércitos enemigos en un solo lugar, y si esto no era posible, que los atacaran. Los musulmanes resultaron finalmente victoriosos en la batalla de Usaid y los enemigos supervivientes huyeron a Khanafis. Sin embargo, los musulmanes también salieron victoriosos en Khanafis.

Batalla de Musayyakh

Su Santidad (aba) dijo que luego tuvo lugar la batalla de Musayyakh, situada cerca de Damasco. Hazrat Khalid (ra) y sus generales atacaron desde tres lados diferentes y finalmente resultaron victoriosos. Durante esta batalla, dos musulmanes fueron asesinados inadvertidamente por el ejército musulmán, y cuando Hazrat Abu Bakr (ra) se enteró de esto, ofreció su dinero de sangre. Aunque Hazrat Umar (ra) quería que Hazrat Khalid (ra) fuera castigado por esto, Hazrat Abu Bakr (ra) explicó que algo así era absolutamente posible cuando había musulmanes viviendo entre el enemigo. Hazrat Abu Bakr (ra) también se comprometió a garantizar la educación de sus hijos.

Las batallas de Sanni y Zumail

Su Santidad (aba) dijo que entonces se produjeron los incidentes de Sanni y Zumail. Rabia, que deseaba vengar la muerte de Akka acampó en Sanni. Hazrat Khalid (ra) se enteró de esto y decidió atacar de nuevo desde tres lados, lo que finalmente resultó en que los musulmanes salieran victoriosos. Después, los musulmanes se dirigieron a Ruzab, que fue conquistada sin ninguna dificultad.

Batalla de Firaz

Su Santidad (aba) dijo que luego se produjo la batalla de FIraz, que tuvo lugar entre los musulmanes y los romanos durante el Ramadán. Debido a ello Hazrat Khalid (ra) no pudo guardar los ayunos. Hazrat Khalid (ra) partió a lo largo del río Éufrates hacia el sur y, al pasar por varias zonas, los residentes acordaban tratados de paz. Entonces llegó a Firaz. Aunque este no había sido el plan inicial, fue Dios quien abrió los caminos para que el Islam obtuviera victorias tan amplias. De ahí que los musulmanes acabaran venciendo a los romanos en Firaz.

Su Santidad (aba) leyó las declaraciones de varios historiadores sobre las grandes victorias logradas por Hazrat Khalid (ra), todas las cuales fueron posibles gracias al liderazgo y la guía de Hazrat Abu Bakr (ra).

Su Santidad (aba) dijo que esto ponía fin a los relatos de las batallas durante la época de Hazrat Abu Bakr (ra) y que continuaría con los relatos de la vida de Hazrat Abu Bakr (ra) en futuros sermones.

Comienzo de la Yalsa Salana UK

Su Santidad (aba) dijo que el próximo viernes comienza la Yalsa Salana del Reino Unido y pidió a todos que rezaran para que esta Yalsa sea bendecida en todos los sentidos; que los asistentes tengan un viaje seguro y que los que cumplan con su deber tengan la capacidad de llevar a cabo sus responsabilidades de la mejor manera. Este año la Yalsa se celebra a gran escala después de tres años, por lo que pueden surgir algunas dificultades. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah elimine todas esas dificultades.

Resumen preparado por The Review of Religions

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