La excelencia personificada: Amaar bin Yassir (ra) - 2ª parte
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
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La excelencia personificada: Amaar bin Yassir (ra) – 2ª parte

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Después de recitar el Tashahhud, Ta’wwuz, y Surah Al-Fatihah, Hazrat Jalifatul Masih V (aba) dijo:

En el sermón del viernes anterior, hablé sobre Hazrat Ammaar bin Yasir (ra). Hay algunas narraciones adicionales sobre él, que presentaré hoy.

Hazrat Hassan (ra) narra que Hazrat Amr bin al-Aas dijo:

“‘Espero que Al-lah no envíe a una persona, a quien el Mensajero de Al-lah (sa) amó hasta el día de su muerte, al infierno.’ La gente dijo: ‘Vemos que el Santo Profeta (sa) te quiere [a Hazrat Hassan] y te ha nombrado gobernador.’ Hazrat Amr bin al-Aas respondió: ‘Al-lah sabe mejor que nadie si el Santo Profeta (sa) me quiere, o si lo dijo para otorgar consuelo a mi corazón. Sin embargo, había una persona que vimos que era amado por él.’ La gente preguntó: ‘¿Quién era esa persona?’ Hazrat Amr bin al-Aas dijo: ‘Hazrat Ammaar bin Yasir fue la persona a quien el Santo Profeta (sa) siempre le mostró su afecto.’ Al escuchar esto, la gente dijo: ‘¿No fuisteis vosotros quienes lo matasteis durante la Batalla de Siffin?’ (Hazrat Amr bin al-Aas había prestado apoyo a Amir Muawiyah durante esa batalla). Entonces, Hazrat Amr bin al-Aas respondió: ‘¡Juro por Dios que fuimos nosotros quienes lo matamos!'”

Se menciona en otra narración que Hazrat Amr bin al-Aas declaró:

“Soy testigo de dos personas a quienes el Mensajero de Al-lah (sa) amó hasta el día de su fallecimiento. Fueron Hazrat Abdul-lah bin Masud y Hazrat Ammaar bin Yasir.”

Abu Bakr bin Muhammad bin Amr bin Hazm relató de su padre que:

“Cuando Hazrat Ammaar bin Yasir fue martirizado, Amr bin Hazm fue a ver a Hazrat Amr bin al-Aas y le dijo: ‘Ammaar ha sido martirizado y, sin embargo, escuché al Mensajero de Al-lah (sa) decir que ‘será martirizado por un grupo rebelde.’ Al oír esto, Hazrat Amr se intranquilizó y se puso de pie y fue a ver a Hazrat Muawiyah. Hazrat Muawiyah le preguntó si todo iba bien. Él respondió que Hazrat Ammaar bin Yasir había sido martirizado. Hazrat Muawiyah preguntó cuál era el problema de que Ammaar fuera martirizado. Hazrat Amr dijo: ‘He oído al Mensajero de Al-lah (sa) decir que será martirizado por un grupo rebelde.’ Muawiyah respondió: ‘¿Le hemos matado nosotros?’ Fueron Hazrat Ali y sus compañeros quienes causaron su muerte colocándolo frente a nuestras lanzas y espadas.’”

En cualquier caso, Hazrat Amr bin al-Aas (ra) era un hombre justo y por ello se preocupó. Pero Amir Muawiyah no le dio mucha importancia a este asunto. Los compañeros del Santo Profeta (sa), sin embargo, siempre se preocupaban cuando les llegaba una narración, o bien la escuchaban directamente, en la que el Santo Profeta (sa) advertía sobre un acontecimiento o daba alguna buena nueva.

Hazrat Aisha (ra) dijo respecto a Hazrat Ammaar que estaba repleto de la fe de pies a cabeza.

Hazrat Jabbab fue a ver a Hazrat Umar. Hazrat Umar le dijo: “¡Acércate! Nadie merece esta compañía más que tú, excepto Ammaar.” Entonces Hazrat Jabbab comenzó a mostrar las marcas de las heridas en su espalda, que habían sido infligidas por los idólatras. Hazrat Umar le concedió honores porque soportó muchas dificultades en el período inicial del islam y mencionó también que Hazrat Ammaar había soportado muchas dificultades.

Hay además una narración de Hazrat Ammaar sobre el martirio de Hazrat Ali, relacionada con una profecía hecha por el Santo Profeta (sa). Hazrat Ammaar bin Yasir narra:

“Una vez, durante la Batalla de Zaatul Ashirah, viajaba junto a Hazrat Ali. Cuando el Mensajero de Al-lah (sa) acampó en un determinado lugar, vimos a algunas personas del clan de Banu Mudlill, que trabajaban cerca de los manantiales de sus huertos. Hazrat Ali me dijo: ‘Acerquémonos a estas personas para ver cómo trabajan.’ Así que nos acercamos a ellos y observamos cómo trabajaban durante un rato. Entonces nos entró sueño. Hazrat Ali y yo nos retiramos a un huerto y nos tumbamos [para descansar] en el suelo. ¡Por Al-lah! Entonces el Mensajero de Al-lah (sa) nos despertó. Nos despertó con el pie porque estábamos completamente cubiertos de polvo. Ese día, el Santo Profeta (sa) le dijo a Hazrat Ali: ‘¡Oh Abu Turab [Padre del Polvo]!’ (debido al polvo que se podía ver sobre él, lo llamó Abu Turab). El Santo Profeta (sa) dijo: ‘¿Quieres que te informe acerca de dos de las personas más desafortunadas de esta gente?’ Dijimos: ‘Así es ¡Mensajero de Al-lah!’ Él dijo: ‘Uno es una persona de piel clara con la tez rojiza de la gente de Zamud, que dejó lisiado al camello [del profeta Saleh], y la segunda persona, ¡oh Ali!, es quien te golpeará la cabeza y te manchará la barba de sangre.’”

Abu Maylis declara:

“En una ocasión, Hazrat Ammaar bin Yasir nos dirigió en una oración muy breve. Alguien le preguntó la razón por la que lo hacía. Él respondió: ‘No me desvío ni siquiera en lo más mínimo de la oración del Santo Profeta (sa).'”

Hay otra narración de Abu Maylis en la que dice:

“Una vez Hazrat Ammaar bin Yasir nos dirigió en una oración muy breve que dejó a la gente asombrada. Hazrat Ammaar declaró: ‘¿Acaso no completé el Ruku y el Sayyud [inclinándome y postrándome en oración]?’ Respondieron: ‘Sí, ciertamente lo hiciste’. Hazrat Ammaar respondió: ‘En este salat, ofrecí la siguiente oración del Santo Profeta (sa):

[árabe]

“Oh Al-lah, eres consciente del conocimiento de lo oculto y de Tu poder que abarca toda la creación. Te imploro para que me mantengas vivo solo hasta el momento en que creas que mi vida es buena para mí, y me des muerte cuando sea lo mejor para mí. ¡Oh Al-lah! Busco Tu protección de lo oculto y de lo que es visible, y te ruego me concedas la fuerza para decir la verdad cuando esté tanto en estado de ira como deleite. Te suplico que me concedas la capacidad de adoptar el camino intermedio en tiempos de dificultad y abundancia. Te ruego que me concedas la maravillosa visión de presenciar Tu rostro y el afán y el deseo de conocerte. Busco Tu protección de cualquier aflicción y maldad que pueda llevar a alguien por el mal camino. ¡Oh Al-lah! Adornanos con la belleza de la fe y haz de nosotros una guía para los demás.”

También se menciona en una narración que Hazrat Ammaar bin Yasir recitaba Surah Ya-Sin en el púlpito los viernes. Hariz bin Sohail afirma:

“Una vez una persona habló mal de Hazrat Ammaar en presencia de Hazrat Umar (ra) y se quejó de él. Cuando Hazrat Ammaar se enteró de esto, levantó sus manos en oración y dijo: ‘¡Oh Al-lah! Si esta persona se ha inventado una mentira acerca de mí, entonces concédele abundancia en este mundo y hazle responsable en el más allá.'”

Abu Naufal bin Abi Aqrab declara:

“Hazrat Ammaar bin Yasir observaba el silencio al máximo y hablaba muy poco. Decía: ‘Busco refugio en Al-lah de toda maldad.’”

Jaizmah bin Abi Subrah relata que:

“Vine a Medina y supliqué a Al-lah el Todopoderoso para encontrar la compañía de una persona justa. Al-lah el Todopoderoso me ofreció la compañía de Hazrat Abu Huraira (ra). Hazrat Abu Huraira (ra) me preguntó: ‘¿A qué tribu perteneces?’. Le respondí: ‘Soy de la zona de Qufa. He venido a obtener conocimiento y bondad’. Hazrat Abu Huraira (ra) dijo: ‘¿No hay entre tu gente personas cuyas plegarias son aceptadas, como Hazrat Sa´ad bin Abi Waqas, quien llevaba el agua y los zapatos del Santo Profeta (sa), Hazrat Abdul-lah bin Masud, el confidente del Santo Profeta (sa), Hazrat Huzaifah bin Yaman y Hazrat Ammaar bin Yasir, sobre quienes el Santo Profeta (sa) dijo las siguientes benditas palabras: ‘Al-lah el Todopoderoso los ha salvado de Satán’, y Hazrat Salman, quien tenía conocimiento de los dos libros –El Nuevo Testamento y el Sagrado Corán?’ Dijo: ‘si tales personas están allí, ¿cómo es posible que no hayas obtenido beneficio de su compañía?'”

Muhammad bin Ali bin Hanfiya relata:

“Hazrat Ammaar bin Yasir vino a ver al Santo Profeta (sa). Por aquel entonces el Santo Profeta (sa) no se encontraba bien. El Profeta (sa) le dijo: ‘¿Te enseño una plegaria que Gabriel recitó para mí?’ Hazrat Ammaar respondió: ‘Sí, oh Profeta de Al-lah (sa).’ El Santo Profeta (sa) le enseñó la siguiente plegaria:

[Árabe]

Es decir: ‘Comienzo todas las oraciones en el nombre de Al-lah, Quien puede concederte recuperación completa de toda enfermedad que pueda causarte dificultad. Recítala y recocíjate.'”

Hazrat Anas (ra) relata que el Santo Profeta (sa) dijo:

“El Paraíso anhela la presencia de Hazrat Ali, Hazrat Ammaar, Hazrat Salmán y Hazrat Bilal (ra).”

Hazrat Huzaifah (ra) relata:

“Estábamos sentados junto al Santo Profeta (ra) cuando dijo: ‘No sé con certeza cuánto tiempo voy a permanecer entre vosotros. Por tanto, deberíais seguir a estas personas cuando me vaya.’ El Profeta (sa) señaló hacia Hazrat Abu Bakr (ra) y Hazrat ´Umar y dijo: ‘Adoptad el camino de Ammaar y atestiguad todo lo que Ibn-e-Masud os diga.'”

En relación a Hazrat Ammaar, la semana pasada mencioné que fue engañado por el grupo rebelde cuando Hazrat Usman (ra) lo mandó a investigar al gobernador de allí. Se encontró al grupo rebelde y no se pudo llevar a cabo dicha investigación. Comentando sobre esto, Hazrat Jalifatul Masih II (ra) dice que el caos creado contra Hazrat Usman y el Jalifato fue debido a que estas personas no estaban educadas adecuadamente y visitaban muy poco la sede principal. Tenían muy poco conocimiento del Sagrado Corán y la fe. Por esta razón, Hazrat Jalifatul Masih II (ra) enseñó a la Yama´at a aprender de esto y que debería servir como lección. Primero, uno debe obtener conocimiento del Sagrado Corán, mantener una relación con las sedes centrales y aprender sobre la fe y, de esta manera, si en el futuro hay algún desacuerdo en la Yama´at, serán capaces de protegerse a sí mismos. Por tanto, debemos tener esto en cuenta.

No es posible para todo el mundo visitar las oficinas centrales y no es posible establecer una relación personal con el Jalifato de esta manera. Sin embargo, en la época actual, aprender sobre la fe y el Sagrado Corán es posible para todo el mundo a través de MTA, que ha establecido Al-lah el Todopoderoso. Es una gran fuente de la que, si deseamos, podemos obtener el conocimiento religioso. Uno puede encontrar enseñanzas sobre el Sagrado Corán y Hadiz, los libros del Mesías Prometido (as) y sermones del viernes, todo en la MTA. Uno puede establecer de esta manera una relación con el Jalifato. También hay otros discursos que se transmiten en MTA. Por tanto, en relación a esto, si conectamos al menos nosotros mismos y a nuestros hijos a la MTA, esto puede servir como una buena formación. Al mismo tiempo, nos puede proteger contra todo tipo de mal y caos y convertirse en una fuente para aumentar el conocimiento. Por tanto, los miembros de la Yama´at deberían prestar atención sobre este asunto. Deberían establecer una relación a través de la MTA, que nos ha sido otorgado por Al-lah el Todopoderoso.

Hazrat Abu Lababa bin ´Abdul Munzir es otro compañero que voy a mencionar. Hay cierta discrepancia sobre su nombre. Algunos dicen que su nombre era Bashir. Ibn-e-Ishaaq afirma que su nombre era Rafaa, y según Al-laama Zamjashri, era Marwan. En cualquier caso, era de los Ansar y pertenecía a una tribu llamada Aus. Era uno de los doce jefes y participó en el Baiat-e-Uqbah. Durante la Batalla de Badr el Santo Profeta (sa) eligió a Hazrat Abdul-lah bin Maktum como Amir en su ausencia, pero cuando llegó a un sitio llamado Roha, que está a treinta seis millas de Medina, quizás por el hecho de que Abdul-lah era ciego, y anticipando la llegada de las tropas mequíes, el Santo Profeta (sa) pensó que se deberían fortalecer las alineaciones en Medina. De esta manera eligió a Abu Lababa bin Munzir como Amir de Medina y lo envió de vuelta. El Santo Profeta (sa) sugirió que Hazrat ´Abdul-lah bin Maktum fuese el Imam para las oraciones y que todas las tareas administrativas fuesen llevadas a cabo por Hazrat Abu Lababa. De cualquier manera, así es como regresó tras medio camino recorrido.

Ibn-e-Ishaaq dice que el Santo Profeta (sa) le dio una parte del botín de la guerra. Durante la Batalla de Badr el Santo Profeta (sa), Hazrat Ali (ra) y Hazrat Abu Lababa (ra) se turnaban para sentarse en el camello. Hazrat Ali (ra) y Hazrat Abu Lababa (ra) insistían en ir andando y que el Santo Profeta (sa) fuese en el camello, pero el Santo Profeta (sa) no aceptó y sonrió diciendo que ellos dos no eran más fuertes que él para ir andando, ni él menos necesitado que ellos a la hora de obtener recompensa.

Tras la Batalla de Badr el Santo Profeta (sa) envió a Hazrat Zaid bin Harsa (ra) a la gente de Medina para hacerles llegar las buenas nuevas. Hazrat Zaid vino en el camello del Santo Profeta (sa). Cuando alcanzó la zona de oración gritó aún en el camello que los dos hijos de Rabi´a, Utbah y Shaybah, los hijos de Hayall, Abu Yahl y Abu Bajtari, Zam´ah bin al-Aswad y Umaiyyah bin Jalf habían sido aniquilados, y Suhail bin Amr y muchos otros, capturados. La gente de Medina no podía creer lo que Zaid bin Harsa estaba diciendo y pensaron que Zaid había huido tras haber sido derrotados, lo que enfureció a los musulmanes. Los hipócritas y los enemigos comenzaron a decir que estaba sintiendo pánico y por esa razón estaba diciendo todo eso. Un hombre de entre los hipócritas le dijo a Hazrat Usama bin Zaid que “tu maestro y todos aquellos que están con él, han sido aniquilados”. Un hombre le dijo a Hazrat Abu Lababah: “tus amigos [es decir, los compañeros] han sido destruidos hasta el punto que nunca serán capaces de unirse de nuevo, ahora que Muhammad (sa) y sus Compañeros más cercanos han sido aniquilados. Este camello le pertenece a él y lo reconocemos. Por su temor, Hazrat Zaid no tiene idea de lo que está diciendo”. Los enemigos dijeron además que “Hazrat Zaid no sabe ni él mismo lo que está diciendo y ha regresado huyendo de la derrota”. Hazrat Abu Lababah (ra) respondió que “Al-lah el Todopoderoso demostrará que tus palabras son erróneas”. Los judíos también estaban diciendo que “Hazrat Zaid ha regresado derrotado”. Hazrat Usama bin Zaid relata: “Le pregunté a mi padre en privado ‘¡oh padre! Lo que dices ¿es cierto?’. Hazrat Zaid contestó: “¡Oh hijo mío!, por Al-lah que todo lo que he dicho es verdad”. Hazrat Usama dice que “ante esto mi corazón se sintió convencido”.

Un incidente que pone de relieve la naturalidad y la lealtad de Hazrat Abu Lababah hacia el Santo Profetasa   ocurre en el 5 Hillri, cuando el Santo Profeta (sa), habiendo depuesto sus armas y terminado de bañarse, regresaba de la Batalla del Foso hacia a la ciudad. Al-lah el Todopoderoso le mostró entonces en una revelación que hasta que el veredicto de la traición y deslealtad de los Banu Quraidah no se promulgara, no debían deponer sus armas. El Santo Profeta (sa) anunció a sus compañeros que debían dirigirse hacia la fortaleza de los Banu Quraidah y realizar la oración de Asr allí. Al principio, los judíos mostraron una gran arrogancia y obstinación, pero sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, comenzaron a sentir los efectos del asedio y a sentirse desvalidos, porque los musulmanes les habían cercado. Al final, después de deliberar sobre cómo proceder, sugirieron que se debería llamar a un musulmán que tuviera una buena relación con ellos y que, gracias a su franqueza, pudieran averiguar las intenciones del Santo Profeta (sa) respecto a ellos. De este modo, ellos podrían tomar una decisión sobre el plan que debían seguir. Con este fin, enviaron un mensajero al Santo Profeta (sa) pidiéndole que enviara a Abu Lababah bin Munzir Ansari a su fuerte para recibir su consejo. El Santo Profeta (sa) le concedió permiso y él se dirigió hacia su fortaleza. Los jefes de Banu Quraidah habían planeado que, tan pronto como Abu Lababah entrara, todas las mujeres y los niños judíos irían llorando hacia él y tratarían de abrumarle con sus problemas y dificultades. Ante esto, Abu Lababah se sintió muy afectado y cuando los Banu Quraidah le preguntaron que “cómo les veía y que si quería que salieran de su fortaleza por un veredicto del Santo Profeta Muhammad (sa)”. Abu Lababah, ingenuamente, contesto que sí, que bajaran, pero también indicó deslizando su mano alrededor de su cuello, indicando que el Santo Profeta (sa) les asesinaría.

Hazrat Abu Lababa (ra) dice que cuando se dio cuenta de que esa indicación [cuando deslizó su mano al cuello] era un acto de deshonestidad hacia Dios y su Profeta (sa), y que había cometido un grave error, sus piernas flaquearon. Se dirigió hacia Masyid Nabwi. Hazrat Abu Lababa (ra) se ató a un pilar de la mezquita para castigarse a sí mismo. Juró que hasta que Al-lah el Todopoderoso no aceptase su arrepentimiento, permanecería atado a ese pilar. Hazrat Abu Lababa (ra) dijo que cuando el Santo Profeta (sa) supo lo ocurrido en la fortaleza de Banu Quraidah, dijo que le dejaran solo hasta que Al-lah el Todopoderoso decidiera Él mismo lo que era mejor para él. El Santo Profeta (sa) dijo: “Si Abu Lababa hubiera venido a mí, yo hubiera rogado por su indulgencia, pero como en vez de acudir a mí, se ha ido, dejadle”. Hazrat Abu Lababa (ra) dice que permaneció en este calvario durante quince días. Hazrat Abu Lababa (ra) comenta que vio un sueño, que solía recordar. Dice:

“En mi sueño vi que habíamos sitiado a los Banu Quraidah y estaba atrapado en una ciénaga maloliente. Estaba tratando de salir de allí, pero no podía. Era como si estuviera a punto de morir del hedor. Entonces vi un río caudaloso. Vi que me lavé en este río, hasta que me volví puro y limpio y comencé a oler bien. Hazrat Abu Lababa(ra) fue a Hazrat Abu Bakr (ra) para buscar la interpretación de este sueño. Hazrat Abu Bakr (ra) interpretó el sueño diciendo que se enfrentaría a una dificultad que le afligiría, pero después sus dificultades se disiparían. Hazrat Abu Lababa (ra) dice que mientras permanecía atado al pilar, solía recordar esta interpretación de Hazrat Abu Bakr (ra) y estaba muy esperanzado de que su arrepentimiento fuera aceptado.”

Hazrat Umme Salma (ra) relata que la noticia del perdón de Hazrar Abu Lababa (ra) fue revelada en su casa. El Santo Profeta (sa) recibió una revelación divina. Hazrat Umme Salma (ra) relata que a la hora del amanecer vio que el Santo Profeta (sa) estaba sonriendo. Le dije: “Que Dios el Exaltado le haga sonreír siempre, ¿qué le ha hecho reír?” El Santo Profeta (sa) dijo que el arrepentimiento de Abu Lababa(ra) había sido aceptado. Le pregunté: “¡Oh Profeta de Dios, ¿puedo decírselo?” El Santo Profeta (sa) dijo que sí, si así lo deseaba. Hazrat Umme Salma (ra) relata que grité desde la puerta del recinto (este incidente es anterior a la fecha en que se reveló el mandamiento del pardah): “¡Oh Abu Lababa!, alégrate, Al-lah te ha mostrado Sus Bendiciones y ha aceptado tu arrepentimiento.” Ante esto, la gente corrió a desatar a Hazrat Abu Lababa (ra), pero él se negó, dijo que solo el Santo Profeta (sa) le liberaría del pilar. Cuando el Santo Profeta (sa) llegó para ofrecer las oraciones de Fayar, desató a Abu Lababa (ra) con sus manos benditas. Harzat Abu Lababa (ra) dijo que renunciaba a la antigua casa donde terminó cometiendo ese pecado.

“He cometido un gran error y por eso, renuncio a mi casa y entrego todos mis bienes por Al-lah y Su profeta en caridad.” El Santo Profeta le aconsejó que entregara solo una tercera parte de ellos. Hazrat Abu Lababa (ra) lo hizo así y renunció a su antigua casa.

Mencionando esto en detalle, Hazrat Khalifatul Masih II además declara:

“Los Banu Quraidah habían violado su pacto con los musulmanes y esto es algo que no se puede obviar. El Profeta reunió sus exhaustas fuerzas y les dijo que aún no había descanso para ellos. Antes de que el sol se pusiera, debían alcanzar los fuertes de los Banu Quraidah. Después envió a Ali (ra) a los Banu Quraidah para preguntarles porque no habían cumplido lo pactado. Los Banu Quraidah no demostraron ningún remordimiento ni inclinación a pedir perdón. Por el contrario, insultaron a Hazrat Ali (ra) y a los otros delegados musulmanes y comenzaron a insultar vilmente al Santo Profeta (sa) y a las mujeres de su familia. Dijeron que Muhammad (sa) no les importaba, y que nunca habían tenido ningún pacto con él. Cuando Hazrat Ali (ra) volvió para informar sobre la respuesta de los judíos, encontró al Santo Profeta (sa) y a los compañeros avanzando hacia las fortalezas de los mismos. Los judíos habían estado insultando al Profeta (sa), a sus mujeres e hijas.

Temiendo que esto le doliera al Profeta (sa), Hazrat Ali(ra) sugirió que no había necesidad de que el Profeta (sa) participara ya que los musulmanes mismos podían tratar con los judíos, y le sugirió que volviera. El Profeta (sa) comprendió la situación y dijo: ‘¿No deseas que escuche sus insultos, Ali?’ ‘Ciertamente que no,’ dijo Hazrat Ali (ra). El Santo Profeta (sa) dijo: ‘¿Qué más da? El Profeta Moisés era uno de sus familiares y amigos, y sin embargo, le infligieron más sufrimiento que a mí.’ El Profeta prosiguió avanzando hacia las fortalezas de los judíos. Los judíos montaron sus defensas y comenzaron a luchar. Las mujeres también se unieron a ellos. Algunos musulmanes se hallaban sentados al pie de un muro. Al ver esto, una mujer judía arrojó una roca y mató a uno de ellos. El asedio continuó durante algunos días. Al final de este periodo, los judíos se sintieron incapaces de aguantar más tiempo.

Entonces, sus líderes enviaron un mensaje al Profeta (sa) pidiéndole que les enviara a Abu Lababa Ansari, que era amigo del jefe de los Aus, una tribu de los judíos. Querían consultarle sobre un posible acuerdo. El Profeta (sa) envió a los judíos a Abu Lababa, quien les preguntó si estaban dispuestos a deponer las armas y aceptar el acuerdo del Profeta (sa). Abu Lababa les dijo que así debían hacerlo. Pero al mismo tiempo pasó un dedo sobre su cuello, haciendo la señal de la muerte. El Profeta (sa) no había dicho nada sobre esto. Sin embargo, Abu Lababa, temiendo que el crimen de los judíos no merecería nada más que la muerte, hizo esta señal involuntariamente, la cual resultó ser funesta para los judíos. Estos últimos rechazaron el consejo de Abu Lababa y se negaron a aceptar las condiciones del Profeta. De haberlas aceptado, el máximo castigo que hubieran recibido hubiera sido la expulsión de Medina. Pero desafortunadamente, se negaron a aceptar la propuesta del Profeta (sa).

En lugar del castigo del Profeta, dijeron, aceptarían el castigo impuesto por el jefe de la tribu Aus, Saad bin Muaz. Estarían de acuerdo con cualquier castigo propuesto por él. También surgió una disputa entre los judíos. Algunos de ellos comenzaron a decir que su gente se había retractado de su acuerdo con los musulmanes. Por otro lado, la conducta de los musulmanes demostraba que eran verdaderos y honestos y que su religión también era verdadera. Los que pensaban de esta manera se unieron al islam.

Amr bin Saadi, uno de los jefes judíos, reprendió a su gente diciendo: ‘Habéis quebrantado vuestra fe y os habéis retractado de vuestra palabra. El único camino abierto para vosotros es uniros al islam o entregar el yizya.’ Dijeron: ‘No nos uniremos al islam ni entregaremos el yizya, pues morir es mejor que entregar el yizya.’ Amr contestó que en ese caso él estaba absuelto, y diciendo esto, abandonó la fortaleza. Lo vio Muhammad bin Muslama, comandante de una columna musulmana, quien le preguntó quién era. Al identificarlo le dijo que marchara en paz y oró en voz alta: [árabe] “Dios, otórgame el poder de distinguir los errores de los decentes.” Quería decir que este judío había mostrado arrepentimiento y se lamentaba de la conducta de su gente. Por tanto, era obligación moral de los musulmanes perdonar a hombres como él. Al dejarlo ir, había hecho algo bueno, y rezó para que Dios le diera la oportunidad de hacer tales buenas obras una y otra vez. Cuando el Profeta (sa) se enteró de lo que hizo Muhammad bin Muslama (ra), no le reprocho por dejarle ir al líder judío. En su lugar, aprobó lo que había hecho.

Esto también aclara la idea errónea de que el Santo Profeta (sa) era opresivo y ordenó el asesinato de una tribu judía. Ellos mismos fueron los arquitectos de su propia caída. En lugar de aceptar la decisión del Santo Profeta (sa), desearon que la decisión fuera aprobada por el líder de otra tribu, que había aceptado el Islam. No obstante, esta decisión se tomó tomando sus propias enseñanzas en cuenta [su propio libro Sagrado]. Por lo tanto, ninguna culpa recae en el Santo Profeta (sa), ni en ninguno de los Compañeros que cometieran alguna injusticia.

Al-lama ibn Sa’ad ha escrito que, según una narración, durante la Batalla de Qainqa  y en la batalla de Sawiq, Hazrat Abu Lababa (ra) tuvo el honor de servir como representante del Santo Profeta (sa) en Medina. Con motivo de la Victoria de la Meca, Hazrat Abu Lababa estaba en compañía del Santo Profeta (sa) como su jinete acompañante. Sostenía la bandera de Amar bin Auf de la tribu Ansar. Hazrat Abu Lababa acompañó al Santo Profeta (sa) en muchas batallas.  Hazrat Abu Lababa falleció durante la era del Jalifato de Hazrat Ali. También hay algunos que opinan que él falleció después del martirio de Hazrat Usman (ra). Otra estimación informa que vivió incluso después de 50 Hillri.

Said bin Musayyab relata de Hazrat Abu Lababa bin Abdul Munzir que el Santo Profeta (sa) rezó por la lluvia un viernes, diciendo:

“¡Oh, Dios, haz caer la lluvia sobre nosotros! ¡Oh Al-lah envía la lluvia sobre nosotros! ¡Oh Al-lah, haz caer la lluvia sobre nosotros!”

Abu Lababa se puso de pie y dijo:”¡Oh, Profeta de Al-lah (sa), los frutos han madurado en los huertos!”

El narrador afirma que no podían ver ninguna nube en el cielo en ese momento. El Santo Profeta (sa) rezó:

“¡Oh Al-ah! Envía lluvia en tanta abundancia que Abu Lababa tenga que detener el agua del pozo de llegar a su granero con sus propias ropas aun quedándose desnudo.” 

El narrador dice que después de la oración, la lluvia comenzó a caer. Las nubes emergieron y comenzó la lluvia y el Santo Profeta (sa) después dirigió la oración. El narrador afirma que los Ansar [habitantes de Medina] llegaron a Hazrat Abu Lababa y le dijeron:

“Oh Abu Lababa, por Dios que esta lluvia no terminará hasta que, de acuerdo con la declaración del Santo Profeta (sa), detengas el flujo del agua que está entrando en tu granero de grano con tu propia ropa aun quedándote desnudo.”

Por lo tanto, Hazrat Abu Lababa se levantó para detener el flujo de agua con su ropa y luego la lluvia se detuvo.

Hazrat Abu Lababa apareció ante el Santo Profeta (sa) con su nieto, Abdul Rehman bin Zaid, que era el sobrino de Hazrat Umar, y le cubrió con la corteza de una palmera datilera. El Santo Profeta (sa) preguntó: “Oh, Abu Lababa, ¿qué traes?”Hazrat Abu Lababa respondió: “Oh Profeta de Dios (sa), este es mi nieto y nunca he visto a un recién nacido tan débil.” El Santo Profeta (sa) levantó al niño y puso su mano sobre su cabeza y rezó. Debido a las bendiciones de esta oración, cuando creció, Abdul Rehman bin Zaid fue el más alto entre todos cuando se ponían en línea para rezar. Hazrat Umar (ra) lo casó con su hija, Fátima, quien nació de Hazrat Umme Kulsum. Hazrat Umme Kulsum era la hija de Hazrat Ali (ra) y Hazrat Fatimah. Hazrat Anas bin Malik afirma que de entre los Compañeros del Santo Profeta (sa), había dos Compañeros que vivían más lejos: Hazrat Abu Lababa bin Abdul Munzir, cuya casa estaba en Kabaa y Hazrat Abu Abas bin Yabar, que vivía con la tribu de Banu Harza. Ambos vendrían a ofrecer sus oraciones con el Santo Profeta (sa).

Esta era la condición de los Compañeros (ra). ¡Que Al-lah el Todopoderoso continúe elevando su estado!

Después de la oración del viernes, dirigiré dos oraciones fúnebres; uno está presente y el otro será in absentia.

La oración fúnebre in absentia es del respetado mártir Qazi Shaban Ahmad Khan Sahib de Sawaba Garden, Lahore. Qazi Shaban Ahmad Khan Sahib, hijo de Qazi Muhammad Salman Sahib. Fue martirizado el 25 de junio de 2018 a la edad de 47 años cuando los opositores [del ahmadíat] entraron en su casa y le dispararon [ciertamente a Al-lah pertenecemos y a Él hemos de regresar]

Según los informes detallados, la noche del 25 de Junio dos hombres enmascarados entraron en la casa mientras Qazi Sahib y su esposa estaban en una habitación y sus hijas estaban en la otra habitación. La esposa de Qazi Sahib en ese momento estaba en el baño y cuando salió vio a dos hombres enmascarados. Uno de los hombres levantó la pistola hacia su cabeza y la llevó a otra habitación donde estaban sus hijas. El otro hombre permaneció en la habitación de Qazi Sahib y disparó tres veces en el abdomen de Qazi Sahib y falleció en el acto. Ciertamente a Al-lah pertenecemos y a Él regresaremos.

El fallecido aceptó el ahmadíat junto con su familia en 2001 a través de un amigo, Muhammad Iqbal Sahib. Qazi Sahib originalmente vivía en Muzaffarabad, Cachemira. Se mudó a la Colonia Nashter, Sawaba Garden en Lahore. También vivió en Township, Lahore por un corto período de tiempo antes de eso. Qazi Shaban Sahib dirigía una escuela para niños con discapacidades y vivía en el último piso de la escuela. Recientemente hubo trabajos de construcción en los pisos inferiores del edificio de la escuela y los andamios estaban siendo erigidos. Estos dos hombres entraron y se escondieron allí aprovechando los andamios. Luego esperaron la oportunidad de atacar.

El mártir fallecido poseía innumerables cualidades. Después de realizar el Bai’at, se volvió en un individuo extremadamente devoto y piadoso. Sentía un gran amor y apego por el Jalifato. El mártir fallecido había configurado una antena parabólica para ver la MTA y para que él y su familia pudiera permanecer unidos al Jalifato a través de ella.

Solía sobresalir en sus Chandas y otros sacrificios financieros. Sirvió como Secretario de audio y vídeo en el amla local [comité ejecutivo] de su presidente. Arreglaba las antenas parabólicas para los vecinos sin recibir ningún pago. Qazi Sahib estaba casado con su prima y ambos junto con sus hijos eran los únicos áhmadis en su familia. Como resultado de que se conviertan en áhmadis, su familia comenzó a oponerse a ellos. Unos meses antes, el cuñado de Qazi Sahib llegó a su casa y dijo que había descubierto que todos se habían convertido en Mirzai. Luego descubrió la antena parabólica e intentó romperla. Qazi Sahib lo detuvo y tuvieron un acalorado intercambio de palabras.

Sin embargo, el cuñado del difunto le dijo a su hermana que su Nikah [ceremonia de matrimonio islámico] se había anulado porque su esposo se había convertido en Mirzai [áhmadi] y, por lo tanto ella debía volver con él. La esposa del difunto Qazi Sahib le dijo a su hermano:

“También me he convertido en una áhmadi y musulmana. Considero que Qazi Sahib es musulmán, por lo tanto, no iré a ningún lado contigo.”

La esposa de Qazi Sahib dijo que el fallecido recibía amenazas regularmente, como resultado de lo cual estaba preocupado y durante unos días [antes del incidente] estaba muy callado. Tampoco solía salir de casa tanto como antes. El fallecido Qazi Sahib le había dicho a su esposa que si algo le sucediera a él, ella debía contactar con el presidente local del área. Por lo tanto, después del incidente del martirio ella actuó de esta misma manera e informó a los trabajadores de la Yama’at. Ella mostró gran firmeza y a pesar de que vinieron muchos parientes no áhmadis, ella les dijo que los áhmadis dirigirían las oraciones fúnebres y el entierro. Después de su fallecimiento, algunos de los familiares de Qazi Sahib llegaron a la Mezquita Baitun Nur, pero no ofrecieron las oraciones fúnebres. La esposa y los hijos de Qazi Sahib también fueron al cementerio.

El mártir fallecido deja atrás a su esposa, Shahnaz Shabaan Sahiba, que tiene 40 años, y sus hijas: Kiran que tiene 19 años, Sidrah Shabaan que tiene 18 años y Malaekah que tiene 11 años. Las tres hijas sufren de polio y como resultado tienen ciertas discapacidades. ¡Que Al-lah el Todopoderoso se convierta en su Guardián y elimine todas sus aprehensiones! ¡Que Él continúe elevando el estado de Qazi Sahib!

El segundo funeral, que está aquí de cuerpo presente, es el de la Sra. Amatul Haye Begum Sahiba, hija de Seth Muhammad Ghaus Sahib. Falleció el 23 de junio de 2018 y tenía más de 100 años. A Al-lah pertenecemos y a Él volveremos. Su padre Seth Muhammad Ghaus Sahib tuvo dos distinciones. La primera, que a pesar de no ser compañero del Mesías Prometido (as), Hazrat Jalifatul Masih II (ra) le concedió el permiso para que fuera enterrado en el Bahishti Maqbarah de Qadian, el recinto donde están sepultados los otros Compañeros.

La segunda distinción es, tal como recoge el libro Ashaab-e-Ahmad, que: “Seth Muhammad Ghaus fue muy afortunado ya que es la primera persona en 42 años cuya oración fúnebre se ofreció en la misma localidad y zona donde se colocó el cuerpo bendito del Mesías Prometido (as).” En aquel instante Hazrat Sheikh Yaqub Ali Irfani Sahib (ra) se puso de pie sobre un taburete o silla, y dio testimonio de este hecho en voz alta.

Durante la ceremonia de Nikah de Amatul Haye Sahiba – a pesar de estar presente su padre- Hazrat Jalifatul Masih II (ra) actuó como su Wali [tutor legal islámico] por deseo de su padre, y también pronunció el Nikah. Durante el Nikah, dijo: “En este momento anunciaré la unión matrimonial de la hija menor de Seth Sahib, con Muhammad Yunus Sahib, un pariente cercano, (quizás su sobrino) del Dr. Muhammad Abdul-lah Khan Sahib. En este matrimonio Seth Sahib ha dado prioridad a la sinceridad. Le escribí diciendo que, debido a la diferencia cultural, debería buscar un pretendiente en Hyderabad. Sin embargo, era su deseo buscar una propuesta en Qadian o en el Punyab, pues, de esta forma, tendría la oportunidad de visitar Qadian. Muhammad Yunus Sahib es del distrito de Karnal, que, aunque está cerca de Delhi, sin embargo, está más cerca de Qadian que de Hyderabad. Seth Sahib pertenece a una familia noble. Las mujeres de su familia y la mujer de mi familia, y las niñas y niños de ambas familias se relacionan como si todos formáramos parte de la misma familia. No hay formalidades entre nuestras familias, y en sus bodas y tribulaciones, es como si la alegría o la tristeza hubiera recaído sobre mi propia familia. El matrimonio de su hija ha sido acordado con una dote de 1.000 rupias, con Muhammad Yunus Sahib, que es hijo de Abdul Aziz Sahib de Ladvah, distrito de Karnal.” Hazrat Jalifatul Masih II (ra) dice:” Seth Sahib me ha pedido que fuera el Wali de la prometida “.

Amatul Haye Sahiba cumplía regularmente con las oraciones y también con los ayunos. Ofrecía sus oraciones y tenía una relación sincera con el Jilafat. Acudía a visitarme frecuentemente, a pesar de su salud, y siempre mostraba un alto nivel de fidelidad. Era una mujer piadosa y justa, y también Musia [formaba parte del plan de Al-Wasiyyat]. Deja 2 hijas y 2 hijos, así como varios nietos. Era la madre de Muhammad Idris Sahib de Alemania. Uno de sus nietos, Musawer Sahib, vive aquí y trabaja en Juddamul Ahmadiyya.

¡Que Al-lah el Todopoderoso eleve su estatus, y permita a su progenie establecer una relación sincera y honesta con el Jilafat!

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