La vida del Santo Profeta (sa)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

La vida del Santo Profeta (sa)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Sermón del viernes 31-10-2025

Después de recitar el Tashahud, el Taawuz y la Surah al-Fatihah, Su Santidad, el Jalifa V del Mesías (aba) dijo:

Estamos mencionando la Batalla de Tabuk. El Santo Profeta (sa) emprendió el viaje para esta batalla.

Los libros de historia registran más detalles de la siguiente manera: después de la partida del ejército musulmán hacia Tabuk, el Santo Profeta (sa) estableció primero un campamento en Zu Jushab. Zu Jushab es un valle situado a una noche de viaje desde Medina, de camino a Siria. Hay muchos manantiales en este lugar. Desde aquí, el Santo Profeta (sa) comenzó a combinar las oraciones de Zuhr [del mediodía] y Asr [por la tarde]. Durante este viaje, el Santo Profeta (sa) juntó consecutivamente las oraciones de Zuhr y Asr y las oraciones de Maghrib [puesta de sol] e Isha [noche total]. No encontramos detalles completos de todos los lugares donde el Santo Profeta (sa) acampó. Sólo se han registrado los nombres de algunos de estos lugares, que se mencionarán más adelante, si Dios quiere, si surge la oportunidad.

Hazrat Muadh bin Yabal relata que en el momento de la Batalla de Tabuk, antes de que el Santo Profeta (sa) partiera, el sol comenzó a ponerse. De este modo, combinó las oraciones del Zuhr y del Asr. Si partía antes del ocaso, retrasaba la oración del Zuhr hasta detenerse para la oración del Asr. Hacía lo mismo para la oración del Maghrib. Si el sol se ponía antes de su partida, combinaba las oraciones del Maghrib e Isha. Y si se marchaba antes de la puesta de sol, retrasaba la oración del Maghrib hasta que se detuviera para la oración del Isha y luego combinaba ambas oraciones.

Se narra que durante este viaje, Hazrat Abdurrahman bin Auf tuvo el honor de ser imam. El incidente es el siguiente: Hazrat Mughirah bin Shubah relata que participó en la Batalla de Tabuk junto al Santo Profeta (sa). El Santo Profeta (sa) se retiró por la llamada de la naturaleza antes de la oración del Fallr. Me uní a él y llevé un recipiente con agua (es decir, fue hacia al Santo Profeta (sa) llevando [un recipiente de] agua). Cuando el Santo Profeta (sa) regresó, mientras yo estaba de pie a cierta distancia, comencé a verter agua del recipiente sobre sus manos. El Santo Profeta (sa) se lavó las manos tres veces (está describiendo el método de ablución; es decir, cómo el Santo Profeta (sa) realizaba la ablución durante un viaje). El Santo Profeta (sa) entonces lavó su bendito rostro. Después, el Santo Profeta (sa) comenzó a sacar sus brazos de su manto. Sin embargo, como las mangas de la capa eran ajustadas, metió las manos dentro de la capa, las sacó por debajo y las lavó hasta los codos. Tras esto, se secó las manos mojadas en los calcetines. En otras palabras, el Santo Profeta (sa) llevaba calcetines en ese momento, se limpió las manos mojadas sobre los calcetines y siguió adelante.

Mughirah relata: “Yo también caminé junto al Santo Profeta (sa), y nos unimos a la gente, que había puesto a Hazrat Abdurrahman bin Auf al frente y él los dirigía en la oración. El Santo Profeta (sa) pudo unirse a uno de los dos rakahs [unidades de oración]. Es decir, ya habían rezado un rakah y el Santo Profeta (sa) se unió a ellos para el segundo rakah. Cuando Hazrat Abdurrahman bin Auf concluyó la oración y el Santo Profeta (sa) se puso de pie para completar la suya, esto causó angustia entre los musulmanes, y comenzaron a glorificar abundantemente a Dios. Cuando el Santo Profeta (sa) terminó su oración, se volvió hacia la gente y dijo: “Hicísteis lo correcto” (en otras palabras, dijo que hicieron lo apropiado y los felicitó por haber ofrecido la oración a tiempo).

También se menciona el paso por las ruinas del pueblo de Zamud. Se narra de Hazrat Ibn Umar (ra) que cuando el Mensajero de Al’lah (sa) acampó en Hillr durante la expedición a Tabuk, instruyó a los compañeros no beber de su pozo ni dar de su agua a sus animales. Los compañeros dijeron: “Ya hemos amasado pan con esa agua y se lo hemos dado de beber a nuestros animales”. El Santo Profeta (sa) dijo: “Desechen la masa que han amasado y vacíen el agua que aún les queda”.

En otra narración, se afirma que el Santo Profeta (sa) también instruyó que cualquier alimento [preparado con ese agua] debía desecharse. Hazrat Abu Zarr (ra) narró que el Santo Profeta (sa) dijo: “Quien haya amasado masa con esa agua (es decir, quien haya tomado agua de este lugar), que la deseche”.

En otra narración, el Mensajero de Al’lah (sa) dijo: “No beban de ese pozo, ni realicen la ablución con su agua. Más bien, dad de comer a vuestros camellos la masa que habéis amasado con esa agua, pero no la comáis vosotros mismos”.

Según otra narración, el Santo Profeta (sa) instruyó que se tomara agua del mismo pozo del que solía beber agua la camella de Hazrat Salih (as). Dio instrucciones de no beber de la que había prohibido. Dijo: “Tomad agua del pozo del que solía beber la camella de Hazrat Salih (as)”.

Según Ibn Hallar Asqalani, comentarista de Sahih al-Bujari, el Santo Profeta (sa) conoció la ubicación del pozo de la camella de Hazrat Salih (as) a través de la revelación.

En una narración se relata que cuando el Santo Profeta (sa) pasó por las viviendas de la gente de Hillr, dijo: “No entréis en las viviendas de aquellos que transgredieron a menos que lo hagáis llorando (uno debe pasar por tales lugares en estado de profundo temor y humildad, orando a Dios), pues estas fueron las ciudades sobre las que descendió el castigo divino, y no os aflija la misma calamidad que les sobrevino a ellos”. El Santo Profeta (sa) luego cubrió su bendito rostro con su manto mientras cabalgaba sobre su montura.

En otra narración, se menciona que se cubrió la cabeza y aceleró el paso hasta que hubo cruzado el valle.

La región conocida como Hillr se encuentra en la ruta de Medina a Tabuk. Fue aquí donde vivió la gente de Zamud  -la tribu de Hazrat Salih (as)-. La zona era conocida como Hillr, y hoy se llama Madain Salih. Al’lah había bendecido a este pueblo con abundantes dádivas: campos fértiles, manantiales que fluían, vastas tierras agrícolas y huertos de dátiles y otras frutas. Estaban dotados de una fuerza y una capacidad excepcionales. Estas personas tenían un gran potencial: eran trabajadoras y Al’lah las había bendecido enormemente con abundantes recursos naturales. Su habilidad era tal que esculpían sus hogares en las montañas.

La camella de Hazrat Salih (as) les fue enviada como una señal divina, pero la castraron. En consecuencia, Dios los destruyó con Su castigo. En el Sagrado Corán, a esta nación se la denomina Ashab al-Hillr, y también hay un capítulo del Corán llamado Sura al-Hillr.

Durante este viaje, también se relata que la camella del Santo Profeta (sa) desapareció. Los detalles son los siguientes: mientras el Mensajero de Al’lah (sa) viajaba hacia Tabuk, su camella, Qaswa, se perdió en el camino. Los compañeros del Santo Profeta (sa) partieron en su busca.

Hazrat Ummarah bin Hazm (ra), quien participó en el Baiat al-Aqabah y fue un Compañero Badri, también estuvo presente junto al Santo Profeta (sa). En la tienda de Hazrat Ummarah (ra) estaba Zaid bin Zalt, que pertenecía a la tribu judía de Banu Qainuqa; antes era judío, pero luego aceptó el islam, aunque era un musulmán que mostraba hipocresía y su fe no era completamente firme.

Su hipocresía también se manifestó en esta ocasión. Mientras Hazrat Ummarah (ra) estaba con el Santo Profeta (sa), Zaid dijo a la gente en la tienda: “¿Acaso Muhammad (sa) no afirma ser un Profeta y que les informa de las noticias de los cielos? Sin embargo, su estado es tal que ni siquiera sabe dónde ha ido su propia camella”. Zaid estaba diciendo todo esto en la tienda, y en ese preciso momento, el Santo Profeta (sa) le dijo a Hazrat Ummarah (ra), que estaba sentado junto a él: “Un hombre ha dicho que Muhammad (sa) le dice a la gente que es un Profeta y cree que les informa de las noticias de los cielos, pero no sabe dónde está su camella”. El Santo Profeta (sa) dijo: “¡Por Dios! No sé nada, excepto lo que Dios Altísimo me enseña (es decir, no poseo el conocimiento de lo oculto). Todo lo que Dios me diga, es todo lo que os transmito. En efecto, Dios Altísimo me ha informado acerca de la camella, que se encuentra en ese valle”, señalando hacia un valle concreto. Al escuchar las palabras de ese hipócrita, Dios Altísimo mostró inmediatamente su indignación e informó al Profeta (sa) a través de una visión que el camello se encontraba en un lugar específico. El Santo Profeta (sa) dijo: “Sus riendas se han enganchado en un árbol”. Así que id y tráemela. Entonces, los compañeros fueron y la trajeron de vuelta.

Hazrat Ummarah (ra) regresó a su tienda y dijo: “Juro por Dios que hoy ha ocurrido algo maravilloso”. El Santo Profeta (sa) nos acababa de informar acerca de un comentario de una persona, que Dios Altísimo le había puesto en aviso. Alguien en la tienda de Hazrat Ammarah (ra) dijo: “Por Dios, lo que acabas de mencionar que ha sido revelado al Santo Profeta (sa) era exactamente lo que Zaid había dicho antes de que tú llegaras”. El hombre estaba sentado [en la tienda]. Ante esto, Hazrat Ummarah (ra) agarró a Zaid por el cuello y dijo a sus compañeros: “¡Oh, siervos de Dios! Había una serpiente en mi tienda y yo no me había dado cuenta de que debí expulsarla!”. Luego se dirigió a Zaid y le dijo: “A partir de ahora, no tengo nada que ver contigo”. Algunas personas opinan que Zaid se arrepintió más tarde, mientras que otras creen que continuó con sus fechorías y murió en ese mismo estado. Se menciona en una narración que el compañero que buscó y trajo de vuelta la camella del lugar que el Santo Profeta (sa) había descrito fue Hazrat Hariz bin Jazamah (ra).

Durante este viaje, las provisiones (es decir, las raciones) también escasearon. Sobre esto se ha escrito, según lo narrado por Hazrat Abu Hurairah (ra), que durante la expedición de Tabuk, la gente estaba extremadamente hambrienta. Dijeron: “¡Oh, Profeta de Dios (sa)! Si nos lo permites, sacrificaremos nuestros camellos que transportan agua, los comeremos y utilizaremos su grasa”. El Santo Profeta (sa) dijo: “Hacedlo” (se encontraban en una situación desesperada debido al hambre). El narrador afirma que cuando Hazrat Umar (ra) se enteró de esto, se acercó y dijo: “¡Oh, Profeta de Dios (sa)! Si hace esto, disminuirá el número de animales de monta. Es mejor instruir a la gente para que traiga el resto de sus provisiones y luego orar por ellas para que sean bendecidas. Es muy posible que Dios Todopoderoso derrame sus bendiciones sobre ellas”. El Santo Profeta (sa) dijo: “Sí, esto es mejor”. El narrador dice que el Santo Profeta (sa) pidió una estera de cuero, la colocó en el suelo y luego pidió que le trajeran todas las provisiones restantes (es decir, toda la comida).

Algunos trajeron un puñado de mostaza, otros un puñado de dátiles y otros unos trozos de pan, etc., hasta que se reunió una pequeña cantidad de comida sobre la estera. El Santo Profeta (sa) rezó para que la comida fuera bendecida e instruyó a todos para que pusieran comida en sus cuencos. La gente siguió llenando sus cuencos hasta que no quedó ni un solo recipiente en todo el ejército que no contuviera comida. Todos comieron hasta saciarse, e incluso sobró algo de comida. El Profeta (sa) dijo entonces: “Doy testimonio de que no hay nadie digno de adoración excepto Dios y de que yo soy Su Profeta. En verdad, aquel que se encuentre con su Creador creyendo sin algún tipo de duda sobre estas dos cosas, no será privado del Paraíso”.

También se mencionan varios incidentes ocurridos durante esta expedición, uno de ellos detalla una pelea que se inició entre dos personas. Hazrat Ya’la bin Umayyah (ra) narra: “Acompañé al Santo Profeta (sa) durante la expedición a Tabuk. Un sirviente mío que me había acompañado peleó con otro hombre. Uno de ellos mordió la mano del otro”. El que fue mordido retiró la mano de la boca del otro con tanta fuerza que le arrancó los dos dientes frontales. El hombre había apretado la mano del otro con tanta fuerza entre los dientes que no podía sacarla, de modo que cuando finalmente lo consiguió, le arrancó los dos dientes frontales. En cualquier caso, los dos hombres se presentaron ante el Mensajero de Dios (sa). El hombre que perdió los dientes exigió que  se le indemnizara con dinero de sangre por la pérdida de sus dientes. El Santo Profeta lo negó y le hizo callar, calificando su exigencia de infundada. El Santo Profeta dijo: “¿Debería haber dejado su mano en tu boca para que también la masticaras?” (dando a entender como si estuviera en la boca de un camello para que lo masticara, por así decirlo). Por lo tanto, quería decir que el hombre solo sacó la mano con tanta fuerza para defenderse, por lo que en este caso no se aplica el pago de sangre. Por lo tanto, la sentencia sobre la indemnización por homicidio se dicta en función de cada situación individual y de los hechos que la conforman. El dinero de la sangre no se entrega sin antes examinar los hechos del caso.

Del mismo modo, también se produjeron otros incidentes durante esta expedición. Por ejemplo, Hazrat Humaid Sa’idi afirma que, de camino a Tabuk, cuando llegaron al valle de Quraa, había un palmeral de dátiles. El Santo Profeta (sa) pidió a sus compañeros que adivinaran cuántos dátiles debía haber en el jardín. Todos hicieron sus conjeturas, incluido el Santo Profeta (sa), quien estimó que debía ser aproximadamente 10 wasq (1,800 kilogramos) de cosecha. La propietaria del jardín era una señora que estaba de pie cerca de allí. El Santo Profeta le pidió que tomara nota del peso de la cosecha cuando la recolectara. El narrador relata: “De regreso de Tabuk, cuando pasamos por el jardín y le preguntamos a la mujer, ella dijo exactamente el número que el Mensajero de Dios (sa) había adivinado” (es decir, 10 Wasq).

Del mismo modo, el narrador relata que “cuando llegamos a Tabuk, el Santo Profeta (sa) nos aconsejó: “Manteneos alerta esta noche”. Habrá una fuerte tormenta, así que que nadie debe quedarse fuera. Quien tenga un camello, que lo ate. Si alguien tiene que salir fuera por necesidad, que no salga solo, sino acompañado de otra persona. Parece que, o bien el Santo Profeta (sa) podía saber que se avecinaba una tormenta, o bien quizá Dios Altísimo se lo había comunicado. Los compañeros registran que ‘esa noche, obedeciendo esta orden, atamos nuestros camellos y se desató una gran tormenta’. Un hombre acabó quedándose solo y el viento lo arrastró hasta las montañas de la tribu Tay.

Otra narración afirma que dos hombres de Banu Sa’idah desobedecieron estas instrucciones. Uno salió solo para responder a la llamada de la naturaleza, y otro marchó solo en busca de su camello. El que fue a la llamada de la naturaleza, se vio afectado por el “janaaq”, una enfermedad de la garganta. En cuanto al que había ido en busca de un camello perdido, un viento violento lo arrastró y lo llevó, arrojándolo entre las dos montañas de Tayy. Cuando se informó al Santo Profeta (sa) de esto, dijo: “¿No os prohibí salir solos sin compañía?”. El Santo Profeta (sa) rezó por aquellos que habían enfermado, y se recuperaron. El hombre que había sido arrastrado por el viento hasta las montañas de Tayy fue posteriormente devuelto a Medina por los propios miembros de esa tribu.

Otra narración relata que, tras la tormenta, cuando llegó la mañana, la gente descubrió que se había agotado su suministro de agua. Acudieron al Santo Profeta (sa) y le informaron de ello. El Santo Profeta (sa) rezó, y Dios Altísimo envió una nube que derramó lluvia abundantemente sobre ellos hasta que llenaron todas sus cantimploras y saciaron completamente su sed.

También hay otro incidente milagroso relacionado con la lluvia -gracias a las oraciones del Santo Profeta (sa)- que se registró durante la expedición de Tabuk.  Hazrat Ibn Abbas (ra) relata que una vez la gente le pidió a Hazrat Umar bin al-Jaṭṭab (ra) que les contara algo sobre la expedición a Tabuk. Dijo: “Partimos hacia Tabuk bajo un calor intenso. Acampamos en un lugar y la sed nos abrumó hasta tal punto que parecía que se nos iba a partir el cuello. La situación llegó a tal punto que un hombre salía en busca de agua y no regresaba; entonces pensábamos que había perecido. Algunos de nosotros sacrificamos nuestros camellos, extrayendo todo el agua que pudimos de los estómagos para beberla, y almacenamos las porciones restantes en su estómago (es decir, en el lugar asignado. Parece que lo que se entiende por estómago aquí son los contenedores).  Entonces, Hazrat Abu Bakr al-Ṣiddiq (ra) dijo: “¡Oh, Mensajero de Dios (sa)! Dios Altísimo ha bendecido su súplica; por favor, rece por nosotros”. El Santo Profeta (sa) preguntó: “¿Deseáis que rece por esto?”. Ellos respondieron: “Sí, así es”. Entonces, el Santo Profeta (sa) levantó ambas manos en oración. Antes de que las bajara, apareció una nube sobre ellos y comenzó a llover. Todos llenaron sus recipientes hasta el borde. Cuando más tarde inspeccionaron la zona, descubrieron que ni una sola gota de lluvia había caído fuera de los límites de su ejército.

También se menciona un milagro del manantial de Tabuk, que se desbordó. Hazrat Mu‘az bin Yabal (ra) relata: “Partimos con el Mensajero de Dios (sa) durante el año de la expedición a Tabuk. El Santo Profeta (sa) combinaba las oraciones, realizando el Ẓuhr con el Asr y el Maghrib con el Isha. Un día retrasó las oraciones, salió y combinó las oraciones Zuhr y Asr, tras lo cual regresó a su tienda, y más tarde salió de nuevo y combinó Maghrib e Isha. El Santo Profeta (sa) dijo: “Mañana, si Dios quiere, llegaréis al manantial de Tabuk. No llegaréis hasta que el sol esté alto, así que cuando lleguéis, no toquéis el agua hasta que yo llegue” (había un manantial allí, y él ordenó que nadie lo tocara hasta que él llegara).

El narrador continúa: “Cuando llegamos, dos hombres ya habían llegado antes que nosotros, y el agua solo goteaba lentamente”. El narrador continúa: “El Santo Profeta (sa) les preguntó: ¿Habéis tocado el agua?”. Respondieron: “. El Santo Profeta (sa) les amonestó tanto como Dios le ordenó. El narrador dice entonces: “la gente recogió entonces un poco de agua en sus manos hasta llenar un pequeño recipiente. Entonces, el Mensajero de Dios (sa) se lavó las manos y la cara con ella y volvió a verter el agua en el manantial. Al instante, el manantial comenzó a brotar con gran fuerza hasta que todos bebieron hasta saciarse”. Entonces el Santo Profeta (sa) dijo:  “¡Oh Muʻaz! Si vives lo suficiente, verás que este lugar se llenará de jardines”.

Muhammad bin Abd al-Baqi al-Zarqani, en su comentario sobre esta narración, escribe que se trataba de una profecía que se cumplió literalmente. La mención específica que hizo el Santo Profeta (sa) de Mu‘az (ra) fue en sí misma una predicción divina, ya que, por decreto de Dios, Hazrat Mu‘az se trasladó más tarde a esta misma región, Siria, donde finalmente falleció. Parece ser que el Santo Profeta (sa) había sido informado por revelación de que Hazrat Mu‘az vería efectivamente ese lugar, que se convertiría en un valle abundante en árboles y jardines.

Ibn Wadah, o Abu Abdul’lah Muhammad bin Wadah, que vivió entre los años 199 y 287 d. H. y fue un renombrado erudito de Andalucía, escribe: “He visto personalmente esa zona alrededor del manantial. El verdor y el florecimiento de sus árboles eran tales que parecía que este estado duraría hasta el Día de la Resurrección, tal y como había predicho el Santo Profeta (sa)”.

En “Atlas Sirat-e-Nabawi (sa)” se ofrecen más detalles sobre el manantial de Tabuk, que se describen de la siguiente manera: “El jefe de la Corte de la Sharia en Tabuk, Saleh, afirmó que este manantial había seguido fluyendo durante casi mil cuatrocientos años hasta hace solo dos años. Más tarde, cuando se excavaron pozos entubados en las zonas bajas (este incidente se remonta a cuando se instalaron), el agua de este manantial se desplazó hacia dichos pozos. y después de repartirse entre 25 pozos, este arroyo terminó secándose”. El jeque Saleh nos llevó entonces a uno de esos pozos, donde vimos una tubería de cuatro pulgadas por la que brotaba agua con fuerza sin necesidad de ninguna máquina. Nos dijeron que lo mismo ocurría con los demás pozos entubados. Es precisamente gracias a la bendición del milagro del Santo Profeta (sa) que hoy Tabuk tiene tal abundancia de agua que, aparte de Medina y Jaibar, no hemos visto tanta agua en ningún otro lugar. De hecho, la realidad es que Tabuk tiene incluso más agua que esas dos regiones. Aprovechando esta agua, ahora se cultivan huertos por toda la zona de Tabuk y, de acuerdo con la profecía del Santo Profeta (sa), la zona de Tabuk se ha llenado de huertos y sigue haciéndolo cada día más.

En cuanto al servicio de vigilancia durante la batalla de Tabuk, está escrito que el Santo Profeta (sa) nombró a Hazrat Abbad bin Bishr (ra) para dirigir el contingente de seguridad personal. Él, junto con sus compañeros, patrullaba alrededor del ejército. Un día, se presentó ante el Santo Profeta (sa) y le dijo: “¡Oh, Mensajero de Dios (sa)! Oímos cómo se glorifica a Dios detrás de nosotros por la mañana. ¿Ha designado a alguien más de entre nosotros para la patrulla?”. El Santo Profeta (sa) respondió: “Yo no lo hice, pero tal vez algunos musulmanes estén cumpliendo voluntariamente con este deber”. Ante esto, Hazrat Silqan bin Salamah (ra), a quien no se le había asignado esta tarea pero que, por su amor al Santo Profeta (sa), la estaba realizando por su cuenta, dijo: “¡Oh, Mensajero de Al’lah (sa)! Salgo con diez jinetes musulmanes y protejo a los que están de guardia”. Ante esto, el Santo Profeta (sa) rezó diciendo: “¡Que Dios Altísimo tenga misericordia de aquellos que protegen a los que están de servicio de guardia por amor a Dios! Por cada ser humano y animal que hayas protegido, recibirás una recompensa de un qirat” (un qirat equivale aproximadamente a dos gramos de oro).

Una narración afirma que durante el viaje a Tabuk, algunas personas se quedaban rezagadas después de cada parada. Los compañeros informaban al Santo Profeta (sa), diciendo: “¡Oh, Mensajero de Dios (sa)! Tal persona se ha quedado atrás hoy”. El Santo Profeta (sa) respondía: “Dejadle. Si hay algo bueno en él, Dios lo traerá de vuelta a vosotros. Y si hay algo aparte de bondad en él, Dios os librará de él”. Entonces alguien dijo: “¡Oh, Mensajero de Dios (sa)! Hazrat Abu Zarr (ra) se ha quedado atrás y su camello se ha debilitado”. El Santo Profeta (sa) dijo: “Dejadlo. Si hay algo bueno en él, Dios os lo devolverá, y si hay algo aparte de bondad en él, Dios os librará de él”. La situación de Hazrat Abu Zarr (ra) era tal que su camello le causaba problemas y se había debilitado. Cuando ya no pudo seguir avanzando, desmontó, cargó sus pertenencias a la espalda y comenzó a caminar a pie detrás del Santo Profeta (sa). Después de recorrer cierta distancia, el Santo Profeta (sa) se detuvo en un lugar para descansar. Uno de los compañeros vio algo y dijo: “¡Oh, Mensajero de Dios (sa)! Hay una persona caminando sola por el camino en esta dirección”. El Santo Profeta (sa) dijo:

[Árabe]

“¡Ojalá sea Abu Zarr!”.

Cuando la gente miró más de cerca, dijeron: “¡Oh, Mensajero de Al´lah (sa)! ¡Por Dios,es Abu Zarr!”. El Santo Profeta (sa) dijo entonces: “¡Que Dios tenga misericordia de Abu Zarr. Camina solo, morirá solo y resucitará solo!

Esta declaración del Santo Profeta (sa) sobre Abu Zarr (ra) estando solo se cumplió al pie de la letra durante el Jalifato de Hazrat Uzman (ra). Abu Zarr (ra) se había mudado de Medina con su familia para residir en Rabadhah, un lugar situado a tres días de viaje, aproximadamente a 96 millas de Medina. Vivía allí con su esposa, sus hijos y un sirviente. En aquel momento, no había ninguna otra población en esa zona. Cuando se acercó el momento de su fallecimiento, su esposa se angustió debido a que estaban sólos y no tenía  una sábana para el entierro, y comenzó a llorar. Hazrat Abu Zarr (ra) dijo: “No llores”. Luego continuó: “Una vez oí decir al Santo Profeta (sa) que uno de nosotros moriría en el desierto y que un grupo de creyentes participaría en su funeral”. Luego le dijo a su esposa: “Todos los que estaban presentes en ese momento cuando el Santo Profeta (sa) dijo esto, ya han fallecido, y nadie más ha fallecido solo en el desierto, así que solo puedo ser yo. No te preocupes. Cuando fallezca, báñame y coloca mi cuerpo junto al camino que lleva a Medina”. Ella hizo exactamente lo que él le había indicado. Poco después, Hazrat Abdul’lah bin Mas’ud (ra) pasó por allí con sus compañeros. Viajaban desde Irak con la intención de realizar la Umrah. Cuando supieron que el cuerpo era el de Hazrat Abu Zarr (ra), se les llenaron los ojos de lágrimas y lloraron diciendo: “El Santo Profeta (sa) dijo la verdad cuando afirmó que Abu Zarr camina solo y que morirá solo”. Luego dirigió a sus compañeros en la oración fúnebre y enterró allí a Hazrat Abu Zarr (ra). Después, les contó a sus amigos todo el incidente de Hazrat Abu Zarr (ra) en relación con la Batalla de Tabuk y explicó cómo se cumplió a la perfección la declaración del Santo Profeta (sa).

Hay un incidente relacionado con como Hazrat Wazilah (ra) bin Asqa se unió al ejército musulmán. Unos días antes de la Batalla de Tabuk, había llegado a Medina y se había convertido al islam. Todavía residía en Medina cuando el Santo Profeta (sa) anunció los preparativos para la expedición a Tabuk.

Hazrat Wazilah bin Asqa relata: “Con motivo de la Batalla de Tabuk, el Santo Profeta (sa) hizo un anuncio [para que los creyentes salieran a la batalla]. Regresé a casa y, al llegar, descubrí que los compañeros del Santo Profeta (sa) ya se habían marchado. Entonces comencé a gritar por las calles de Medina: “¿hay alguien que permita que un hombre viaje con él y, a cambio, reciba su parte del botín de guerra?”. Un anciano Ansari respondió: “Muy bien, aceptamos tu parte y te permitiremos viajar con nosotros. También te proporcionaremos comida y bebida”. Respondí: “Acepto esta condición, pues yo soy el que quiere viajar”. El anciano dijo entonces: “Partamos, confiando en las bendiciones de Dios”.

Hazrat Wazilah dice: “Así partí con un excelente compañero y Dios Altísimo nos concedió el botín de la victoria. Como parte de mi botín recibí algunas camellas veloces. Las conduje hacia mi compañero. Salió, montó su camello y dijo: ‘Arréalas mientras estén de espaldas a mí’. Luego dijo: ‘Ahora arréalas hacia mí’. Tras mirarlas, dijo: ‘En verdad, tus camellas son de excelente calidad’. Le dije: ‘Son tuyas, pues esta era nuestra condición acordada’. Respondió: ‘¡Oh, sobrino mío! Esta parte te corresponde a tí; puedes quedártela. Mi intención nunca fue reclamar tu parte’ (de esta manera, pudo unirse a la batalla)“.

De igual forma, está el incidente de como Hazrat Abu Jaizamah (ra) se unió al ejército. Entre quienes inicialmente no se unieron a la expedición del Santo Profeta (sa) a Tabuk se encontraba Hazrat Abu Jaizamah. Parece que no estaba en Medina cuando el Santo Profeta (sa) partió.

Pocos días después de la partida del Santo Profeta (sa) hacia Tabuk, en un día de calor extremo, Abu Jaizamah regresó a su hogar en Medina. Vio que sus dos esposas habían rociado agua sobre sus cobertizos en el jardín, le habían preparado agua fresca y le habían dispuesto comida. Estando de pie a la entrada del albergue, contempló las comodidades que le habían preparado sus mujeres y expresó: “¡El Mensajero de Dios (sa) está ahí fuera bajo el sol abrasador, soportando el viento ardiente y el intenso calor del viaje, mientras que Abu Jaizamah disfruta de la fresca sombra, la buena comida, sus hermosas esposas y la comodidad de sus pertenencias ! Esto es una injusticia”.

Luego declaró: “¡Por Dios! No entraré en la casa de ninguna de vosotras hasta que me encuentre con el Mensajero de Dios (sa). Así pues, preparad mis provisiones para el viaje”. Así pues ambas hicieron los preparativos para su viaje. Entonces Abu Jaizamah montó su camello y partió para reunirse con el Santo Profeta (sa).

Durante el intenso calor del mediodía, el Santo Profeta (sa) vio aparecer a un jinete solitario a lo lejos. Según la narración de Ibn Hisham, el Santo Profeta (sa) ya había llegado a Tabuk en ese momento. Al divisar al jinete, el Santo Profeta (sa) exclamó:

[Árabe]

¡Ojalá sea Abu Jaizamah!

Cuando el jinete se acercó, los compañeros dijeron: “¡Oh Mensajero (sa) de Dios, por Dios, es Abu Jaizamah al-Ansari!”. Desmontó de su camello, se presentó ante el Santo Profeta (sa) y lo saludó. El Santo Profeta (sa) preguntó: “¡Oh Abu Jaizamah! ¿Qué te retuvo?”. Entonces relató todo lo sucedido. Al oír esto, el Santo Profeta (sa) oró por él.

Hazrat Musleh Maud, Jalifatul Masih II (ra), también ha mencionado este incidente diciendo:

“En la historia se registra que, cuando el Santo Profeta (sa) partió hacia Tabuk, algunos compañeros se quedaron atrás. Entre ellos estaba Abu Jaizamah. Era un hombre muy piadoso y nunca tuvo la intención de quedarse atrás. Sin embargo, cuando se dio la orden de partir, se encontraba fuera de casa. Cuando regresó, encontró a su esposa esperándolo, como si deseara conversar sobre algo. Sin prestar atención a la intención de su esposa, le preguntó: “¿Ha partido el Santo Profeta (sa)?”. Su esposa dijo: ‘Al menos siéntate un momento’. Respondió: ‘¿Puede ser que el Mensajero de Dios haya partido para la batalla y yo me quede aquí cómodamente? Abu Jaizamah no puede hacer algo así’. Partió de inmediato tras preparar su caballo y se puso de camino”.

Hazrat Musleh Maud (ra) menciona aquí un caballo; sin embargo, en narraciones anteriores, algunas mencionan un camello, tal vez “caballo” se escribió erróneamente. No obstante, quizás existan dos tipos de narraciones.

“En cualquier caso, montó y partió. Partió por la ruta que había seguido el Santo Profeta (sa). Tras un viaje arduo y agotador que duró varios días, alcanzó al Santo Profeta (sa). Cuando se acercó al ejército y los compañeros vieron polvo levantarse a lo lejos, comenzaron a preguntarse quién podría estar acercándose. En ese momento, el Santo Profeta (sa) dijo:

[Árabe]

‘¡Que sea Abu Jaizamah!’. Esta declaración no significa en absoluto que la persona que venía era otra, pero que se convirtiera en Abu Jaizamah. Esta declaración solo significa que “mi deseo es que la persona sea Abu Jaizamah”.

Al explicar el significado de “Kun [ser]”, Hazrat Musleh Maud (ra) escribió en otro lugar (la primera referencia era de un versículo de Tafsir-e-Kabir, y esta referencia también es del Tafsir) el significado de “Kun” diciendo:

“Debe tenerse en cuenta que la palabra “Kun” en árabe puede usarse como una orden a alguien, y también simplemente para expresar un deseo”. Así pues, cuando el Santo Profeta (sa) partió hacia Siria con un ejército, había un compañero llamado Abu Jaizamah; el Santo Profeta (sa) confiaba plenamente en él y le tenía un gran cariño. Pensaba que jamás descuidaría sus deberes. Sin embargo, cuando hubo dejado atrás la ciudad y miraba a sus compañeros del ejército, no vio a Abu Jaizamah por ninguna parte y se sintió profundamente decepcionado, pensando que tenía grandes expectativas puestas en él, pero que se había quedado atrás en esta Yihad. Cuando el Santo Profeta (sa) se puso en camino, alguien le dijo: ‘Su Santidad, alguien se acerca por detrás’. El Santo Profeta (sa) miró en esa dirección y dijo:

[Árabe]:

‘¡Que sea Abu Jaizamah!’

Cuando se disipó la polvareda y él se acercó, la gente vio que, en efecto, era Abu Jaizamah. Tras esto, alabó a Dios Altísimo por haberle concedido su deseo con tanta rapidez. El significado de:

[Árabe:]

‘¡Que sea Abu Jaizamah!’ no era que otra persona se acercara y que, al decir el Santo Profeta ‘¡que sea Abu Jaizamah!’ (se convirtiera en él). El significado era: ‘Que Dios quiera que la persona que se acerca sea Abu Jaizamah’. Este es un modismo árabe mediante el cual a veces se expresa un deseo a través de la palabra “Kun”‘.

No he recitado el versículo sobre el cual Hazrat Musleh Maud (ra) explicó este comentario; sin embargo, es una explicación de la palabra “Kun”. El resto se mencionará en el futuro, si Dios quiere.

Orad por los heridos del ataque a la mezquita de Rabwah. ¡Que Dios Altísimo proteja a los que sufrieron heridas graves y les conceda una pronta recuperación! ¡Que Dios frustre toda estratagema de los opositores en Pakistán! Hoy se celebra una manifestación en Rabwah en nombre del “Jatm-e-Nabuwat”, donde los clérigos están profiriendo obscenidades y blasfemias, o ya lo habrán hecho, ya que su manifestación habrá concluido a estas horas. ¡Que Dios Altísimo nos proteja de sus maldades!

Del mismo modo, oren por los ahmadíes de Bangladesh. Parece que los oponentes también tienen intenciones muy malvadas allí. ¡Que Dios el Altísimo proteja a todos los ahmadíes allí!

Orad también por los palestinos. ¡Que Dios Altísimo tenga misericordia de ellos y los libere de los opresores! El supuesto alto al fuego es solo de nombre. Los incidentes de los dos días anteriores demuestran que este alto al fuego fue meramente nominal. ¡Que Dios Altísimo proteja a este pueblo oprimido de las crueldades y que haga rendir cuentas a los opresores!

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