La vida del Santo Profeta (sa)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
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La vida del Santo Profeta (sa)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Sermón del viernes 15-08-2025

Después de recitar el Tashahud, el Taawuz y la Surah al-Fatihah, Su Santidad, el Jalifa V del Mesías (aba) dijo:

En el sermón anterior, mencioné la destrucción de los tres ídolos principales. Se han registrado más detalles al respecto de la siguiente manera.

Hubo una expedición de Hazrat Sad bin Zaid Ashali, que fue enviada hacia Maná en el [mes de] Ramadán en el año 8 d.H. El 24 de Ramadán, el Santo Profeta (sa) envió a Hazrat Sad bin Zaid para destruir el ídolo Manat. El ídolo fue erigido cerca de Qudaid, en la orilla del Mar Rojo, en un lugar llamado Mushal’lal. Por esta razón también se la conoce como la Expedición de Mushal’lal.

Hazrat Sad bin Zaid Ashali partió junto con 20 jinetes. Cuando llegó a su destino, se encontró con un guardián. El guardián le preguntó a Hazrat Sad qué había venido a hacer. Respondió que había venido a destruir a Manat. El guardián dijo: “¿Tú y tal tarea?”. En otras palabras, es imposible que alguien como tú pueda hacer esto. Sin embargo, Hazrat Sad avanzó hacia el ídolo. El narrador luego afirma: “No estoy seguro de cuál es la realidad detrás de esto, ya que a veces exageran las cosas, pero afirma que en ese momento, una mujer desnuda, de tez oscura y cabello despeinado, salió de la habitación. Entonces el guardián le dijo a su ídolo: “¡Oh, Manat! Haz descender tu ira”. El narrador dice que Hazrat Sad bin Ashali mató al guardián. Si esta narración de su asesinato es correcta, entonces puede ser que el guardián intentó enfrentarlo y murió en la pelea. Matarlo sólo por su mala oración no está de acuerdo con las enseñanzas islámicas y parece no ser auténtico. También está en contradicción con la guía general del Santo Profeta (sa). En cualquier caso, Hazrat Sad y sus compañeros se volvieron contra el ídolo y lo destruyeron. Después de esto, fue ante el Santo Profeta (sa) junto con sus compañeros.

Ibn Hisham escribió que el Santo Profeta (sa) envió a Abu Sufyan bin Harb hacia Manat. También se dice que Hazrat Ali llevó a cabo esta tarea. Sin embargo, según Waqidi e Ibn Sad, Hazrat Sad bin Zaid lo destruyó. Si el resto de la narración también se atribuye a Waqidi, entonces es posible que él añadiera algunos detalles por su propia cuenta.

Luego está la expedición de Jalid bin Walid hacia Najlah. Tuvo lugar el 25 de Ramadán del año 8 d.H., o enero del año 629 d.C. El 25 de Ramadán, el Santo Profeta (sa) envió un contingente de 30 individuos bajo el liderazgo de Jalid bin Walid hacia Najlah, para derribar el conocido ídolo de los Quraish llamado Uzza. El valle de Najlah se encuentra a un día de viaje hacia el este de La Meca y está situado entre La Meca y Taif. Había una casa en Najlah, que estaba custodiada y cuidada por los Banu Shayban, quienes eran aliados de los Banu Hashim. Uzza era el ídolo más venerado de los Quraish. El imam Bayhaqi relata que esta casa constaba de tres árboles de acacia. Es decir, estaba rodeado de árboles de acacia, y la casa estaba en el medio. Ibn Ishaq dice que cuando el guardián de Uzza se enteró de la llegada de Hazrat Jalid, colgó una espada alrededor del ídolo, subió a una montaña y recitó estos versos, cuya traducción es:

“¡Oh Uzza! Ataca a Jalid de una manera tan feroz que no queda nada de él. Vístete con una armadura y prepárate. ¡Oh Uzza! Incluso si no matas a esta persona, Jalid, hazlo responsable del pecado que pronto cometerá o castígalo por ello”.

Tan pronto como Hazrat Jalid llegó a Najlah, cortó los árboles de acacia y demolió la casa en la que se guardaba el ídolo de Uzza. Luego regresó a La Meca y presentó su informe al Santo Profeta (sa). El Santo Profeta (sa) preguntó: “¿Viste algo especial allí?”. Hazrat Jalid (ra) respondió negativamente. El Santo Profeta (sa) dijo: “Entonces aún no has destruido a Uzza. Vuelve y erradícalo por completo”. Al oír esta orden, Hazrat Jalid (ra) inmediatamente se dispuso nuevamente a cumplirla.

Cuando los custodios vieron que Hazrat Jalid regresaba, subieron a la montaña. Comenzaron a decir: “¡Oh Uzza, destrúyelos!”. De aquella casa de ídolos salió una mujer de pelo despeinado y tez oscura (quizás también tenían mujeres allí). En ese momento, Hazrat Jalid (ra) recitó estos versos, los versos en árabe son:

[árabe]

“¡Oh Uzza! Te rechazo. Yo no declaro tu pureza. He visto que Al’lah te ha humillado”.

Después, al regresar, presentó este relato al Santo Profeta (sa), quien dijo:

[árabe]

“Sí, era Uzza, y ahora ha perdido la esperanza de volver a ser adorada en vuestras ciudades”.

Luego se menciona la expedición de Hazrat Amr bin al-Aas (ra) hacia Suwa’ -esto también tuvo lugar en Ramadán 8 d.H.-. Al mismo tiempo que la expedición para destruir el ídolo Uzza, el Santo Profeta (sa) envió a Hazrat Amr bin al-Aas (ra) para destruir el ídolo Suwa’. Estaba acompañado por algunas personas, aunque no se ha registrado su número.

Suwa’ estaba situada al oeste de Medina, a la orilla del mar en Ruhat, y era un ídolo de los Banu Huzail. Este lugar estaba a tres millas de La Meca. Este ídolo se parecía a una mujer y además de honrarlo, la gente giraba a su alrededor. Sus guardianes eran los Banu Lihyan, una rama de la tribu Huzail.

Algunos ídolos han sido mencionados por su nombre en el Sagrado Corán, entre los que se encuentra este ídolo. En la Sura Nuh se menciona:

[árabe]

“Y se dijeron el uno al otro: ‘No abandonéis en ningún caso vuestros dioses. Y no abandonéis a Wadd, ni a Suwa‘, ni a Yaguz, ni a Ya‘uq, ni a Nasr’”.

Hazrat Ibn Abbas (ra) relata que estos ídolos que estaban entre el pueblo de Noé (as) luego llegaron entre los árabes. El ídolo Wadd pertenecía a la tribu Kalb, que vivía en Dumat al-Yandal; Suwa’ pertenecía a la tribu Huzail; Yaguz era de la tribu Murad, y más tarde pasó a manos de los Banu Hudhaif, que vivían cerca de la ciudad de Saba; Ya‘uq pertenecía a la tribu Hamadan; y Nasr pertenecía a la tribu Himyar, que eran descendientes de Zi al-Qila‘.

De hecho, éstos eran los nombres de ciertos hombres justos de entre el pueblo de Noé (as). Cuando ellos fallecieron, Satanás sugirió a su pueblo que se erigieran ídolos en los lugares donde ellos solían sentarse, y que esos ídolos llevaran sus nombres. Así lo hicieron, y estos ídolos fueron venerados (aunque no se adoraba a estas personas). Pero cuando esta generación pereció y se perdió el conocimiento del asunto, la gente comenzó a adorar a estos ídolos, o elaboraron sus imágenes y comenzaron a adorarlas bajo sus nombres.

Cuando Hazrat Amr bin al-Aas (ra) llegó al lugar de Ruhat, donde estaba Suwa’, encontró allí a su custodio, a quien le dijo que había venido a destruir este ídolo siguiendo las instrucciones del Santo Profeta (sa). El guardián respondió: “Seguramente no podrás destruir el ídolo”. Cuando Hazrat Amr (ra) preguntó por qué, el custodio le respondió: “Seguramente serás detenido”. Hazrat Amr (ra) dijo: “¡Ay de ti! ¿Puede este ídolo escuchar y ver?”. Entonces Hazrat Amr (ra) avanzó y rompió el ídolo, y también ordenó a sus compañeros que destruyeran la cámara que había sido construida a su lado, y de esta forma lo destruyeron. Entonces, Hazrat Amr (ra) le preguntó al custodio cuales eran sus pensamientos ahora. Al ver que su deidad había sido destruida, dijo: “Obedezco a Al’lah y acepto el islam”.

Sobre este relato también da testimonio el hecho de que la historia del asesinato del guardián o de otra persona es dudosa.

La expedición de Hazrat Jalid bin Walid (ra) hacia Banu Yazimah también tuvo lugar en Shawwal del año 8 de la Hégira. Tras la conquista de La Meca, cuando Hazrat Jalid bin Walid (ra) regresó de demoler el ídolo de Uzza, el Santo Profeta (sa) lo envió hacia Banu Yazimah. Esta tribu era una rama de Banu Kinana, asentada en dirección a Yalamlam, cerca de La Meca. El Santo Profeta (sa) ordenó a Hazrat Jalid (ra) invitar a esta tribu al islam y también dijo que no se debía luchar contra ellos. Esta fue una directiva principal del Santo Profeta (sa) desde el principio, que siempre debe recordarse que no se debe emprender ninguna lucha.

Hazrat Jalid bin Walid (ra) partió acompañado por 350 hombres de entre los Muhayirin, los Ansar y los Banu Sulaim. Cuando Hazrat Jalid (ra) llegó allí, vio que la gente había tomado las armas, como si se prepararan para un ataque. Hazrat Jalid (ra) les dijo que depusieran las armas, pues la gente ya había aceptado el islam. Al oír las palabras de Jalid (ra), un hombre entre ellos llamado Halldam se puso de pie y se dirigió a su gente diciendo: “¡Oh Banu Yazimah! No depongais vuestras armas. Este es Jalid. Una vez que bajéis las armas, os enfrentaréis al arresto y a la muerte. Por eso, no voy a bajar las armas”. Ante esto, el resto de la gente intentó aconsejar a Halldam, diciendo: “¿Por qué insistes en derramar nuestra sangre? Baja las armas”. Continuaron aconsejándole hasta que le quitaron las armas.

Después de tirar sus armas, estas personas fueron tomadas cautivas, lo cual también se menciona en la narración, y a cada musulmán se le asignó uno o dos cautivos. Permanecieron arrestados durante toda la noche. Quizás fueron arrestados porque habían tomado las armas, y sus intenciones eran desconocidas.

Sin embargo, según una narración, cuando Hazrat Jalid (ra) llegó y los invitó al islam, en lugar de decir [en árabe] “Hemos aceptado el islam”, comenzaron a decir [en árabe] “Saba’na, Saba’na”, “Hemos abandonado nuestra fe; hemos abandonado nuestra fe”. Ante esto, Hazrat Jalid (ra) llegó a la conclusión errónea de que no eran musulmanes, por lo que ordenó su ejecución. Este es el razonamiento que se presenta como explicación.

Ibn Sa’d ha narrado que cuando Jalid llegó hasta ellos, preguntó a la gente: “¿Qué religión profesáis?”. Respondieron: “Somos musulmanes, rezamos, etc”. Hazrat Jalid (ra) preguntó: “Entonces, ¿por qué habéis tomado las armas?”. Dijeron: “Ha existido enemistad entre nosotros y cierta tribu árabe. Temíamos que fuéseis de esa misma tribu hostil, así que tomamos las armas”. Parece que, teniendo en cuenta esta situación, Jalid mostró cautela y surgieron dudas y recelos en su corazón con respecto a ellos.

Aunque se presente alguna justificación para ello, las narraciones indican que estos cautivos realizaban oraciones y parecían ser musulmanes. Sin embargo, es muy posible que entre estos cautivos hubiera algunos, como el propio Halldam y quienes estaban de acuerdo con él, que mostraron rebeldía, y Hazrat Jalid (ra) no estaba satisfecho con ellos. Además, la frase [en árabe] “Saba’na, Saba’na”,“Hemos abandonado nuestra fe, hemos abandonado nuestra fe”] había hecho que Hazrat Jalid (ra) se sintiera aún más inseguro. Por eso, en la última parte de la noche, emitió un edicto en el que establecía que matar a los prisioneros parecía ser la mejor opción. Al oír esto, algunos musulmanes acabaron matando a sus prisioneros, pero los Muhayirin y los Ansar, que llevaban más tiempo siendo musulmanes, no estaban de acuerdo con la opinión de Jalid y no mataron a sus prisioneros. El jefe de los Ansar, Hazrat Abu Usaid Sa’idi, acudió a Hazrat Jalid bin Walid para argumentarle que esas personas eran musulmanas y que no era correcto matarlas. Hazrat Abdul’lah bin Umar (ra) y Hazrat Salim Maula Abi Huzaifah (ra) también discreparon con la opinión de Hazrat Jalid e impidieron que sus propios amigos mataran a los que estaban bajo su custodia.

Uno de estos prisioneros liberados llegó a Medina e informó al Santo Profeta, quien a su vez preguntó: “¿Nadie se opuso a Jalid? ¿Nadie intentó detenerlo?”. Respondió que había un hombre de estatura media y tez clara y otro más alto. Ambos hablaron con Jalid, uno de ellos con un tono más severo que el otro. Hazrat Umar (ra) estaba presente en esta reunión. Informó al Santo Profeta (sa): “Su Santidad, uno de ellos era mi hijo Abdul’lah (refiriéndose a Hazrat Abdul’lah bin Umar), el alto, y el otro era Hazrat Salim Maula Abu Hudhaifah”.

Cuando el Santo Profeta (sa) se enteró de este acontecimiento terrible, se sintió profundamente afligido. Explicó que “nunca ordené a Jalid que los ejecutara. Solo le había indicado que los invitara al islam”. Entonces, el Mensajero de Dios (sa) levantó ambas manos y suplicó dos veces:

[árabe]

“¡Oh, Dios, me absuelvo de todo lo que Jalid haya hecho!”.

El Santo Profeta (sa) también expresó su descontento hacia Hazrat Jalid por precipitarse a tomar una decisión tan imprudente sin la debida consideración. Debería haber evaluado la situación con cuidado. El Santo Profeta (sa) envió entonces a Hazrat Ali a los Banu Yazimah para pagar la indemnización por la muerte de los asesinados e investigar a fondo el asunto.

Hazrat Ali (ra) fue allí y pagó la indemnización por la sangre de todos los que habían sido asesinados y les devolvió todas las riquezas que los musulmanes les habían quitado, hasta el cuenco de madera que utilizaba un perro para beber. Después de pagar el precio de la sangre a cada uno de ellos, Hazrat Ali tenía algo de dinero sobrante, por lo que preguntó a los miembros de la tribu Banu Yazimah si quedaba alguien que no hubiera recibido la remuneración, a lo que respondieron que no.

Hazrat Ali les entregó la riqueza restante diciendo: “Les entrego esta última parte de la riqueza enviada por el Santo Profeta por precaución, por si acaso se hubiera producido algún daño del que ni ustedes ni el Mensajero de Dios fueran conscientes”.

Hazrat Ali (ra) regresó junto al Profeta (sa) y le presentó un informe con los detalles de su viaje, explicándole que incluso las pertenencias más insignificantes habían sido devueltas a las víctimas y que incluso las riquezas sobrantes les habían sido entregadas. El Santo Profeta (sa) se alegró mucho al oír esto y le dijo a Hazrat Ali: “Has hecho lo correcto y has actuado bien”.

Antes de este incidente, el Santo Profeta (sa) también había tenido un sueño que se menciona en la biografía de Ibn Hisham. El Santo Profeta (sa) explicó: “Vi en un sueño un alimento elaborado con “hais” (se elabora con dátiles, queso y mantequilla clarificada). Cuando le di un mordisco, estaba delicioso, pero cuando intenté tragarlo, un trozo se me atragantó en la garganta y Ali me lo sacó con la mano”.

Al interpretar este sueño, Hazrat Abu Bakr (ra) dijo: “¡Oh, Mensajero de Dios (sa)! Este [sueño] se refiere a una de las expediciones que enviará. Algunos aspectos le gustarán, mientras que otros merecerán su objección. A partir de entonces, nombrará a Ali (ra), quien facilitará el asunto”, es decir, él rectificará la situación. Posteriormente, este sueño se hizo realidad en los acontecimientos de aquella expedición.

Hazrat Syed Zainul Abidin Waliul’lah Shah Sahib, un renombrado anciano de la comunidad ahmadí y comentarista del Sahih Bujari, al analizar los detalles de este incidente y las narraciones relacionadas, escribe:

“Tanto en Al-Tabaqat, de Ibn Sad, como en Sirat Ibn Hisham, se menciona esta campaña que tuvo lugar tras la victoria de La Meca, en la que el Santo Profeta (sa), con el fin de evaluar la inclinación de diversas tribus hacia el islam, envió varios contingentes (no para obligarlas, sino para comprender su disposición). Entre ellas se encontraba el envío de Hazrat Jalid bin Walid (ra) a la tribu de Banu Yazimah con este objetivo”.

Tabaqat Ibn Sad lo ha explicado con las siguientes palabras:

[árabe]

“El Santo Profeta (sa) envió a Hazrat Jalid bin Walid (ra) en Shawwal, 8 D.H., junto con 350 Muhayirin y Ansar, a la tribu de Banu Yazimah, una subtribu de Banu Kinanah que residía cerca de Yalamlam, cerca de La Meca. Su propósito no era participar en ninguna lucha, sino invitarlos al islam. La tribu había mostrado signos de inclinarse hacia el islam. Esta expedición también se conoce como “Yawm al-Qumaisah”, donde el término Qumaisah hace referencia a un manantial que fluye. Era el nombre de un lugar en la zona desértica cercana a La Meca donde residía Banu Yazimah”.

Hazrat Abdul’lah bin Umar (ra), quien narra este incidente, estuvo presente durante esta expedición. Su narración es breve, pero Ibn Ishaq proporciona más detalles. Según su relato, solo una facción específica de los Banu Yazimah se negó a aceptar el islam, mientras que la mayoría de ellos habían abrazado con anterioridad. Aquellos que se negaron se armaron y entraron en combate, lo que obligó a Hazrat Jalid bin Walid (ra) a enfrentarse a ellos. Tras su derrota, muchos fueron hechos prisioneros. Algunos de ellos, al verse rodeados, comenzaron a pronunciar las palabras “Saba’na Saba’na” para expresar su aceptación del islam. El término “Saba’na” significa literalmente “nos hemos convertido en ‘sabis'” (es decir, hemos cambiado nuestra religión). Durante los primeros días en La Meca, los incrédulos se referían burlonamente al Santo Profeta (sa) como un ‘sabi’, un término utilizado para mostrar odio a alguien que había abandonado su fe [ancestral]. Sin embargo, estas personas que luchaban no profesaban el islam de forma clara ni sincera, sino que simplemente utilizaban la palabra “Saba’na” de manera ambigua, probablemente para evitar la muerte durante el conflicto. Sin embargo, no se les perdonó la vida.

Hazrat Abdul’lah bin Umar (ra) afirma que él mismo se abstuvo de matar a ningún prisionero bajo las órdenes de Hazrat Jalid bin Walid (ra) y que posteriormente informó al Santo Profeta (sa) de todo lo sucedido. Al escuchar el relato, el Santo Profeta (sa) levantó las manos y expresó su desaprobación y descontento por las acciones de Hazrat Jalid (ra).

Según los relatos de Ibn Ishaq e Ibn Sad, entre los combatientes musulmanes se encontraban miembros de las tribus Banu Sulaym y Mudlill, que, al igual que Banu Yazimah, eran unas ramas de los Banu Kinanah. En combates anteriores, estas tribus habían infligido daños a Banu Yazimah. Por lo tanto, cuando los Banu Yazimah vieron a las tribus Banu Sulaym y Mudlill entre el ejército musulmán, se armaron en preparación para el combate. Hazrat Jalid (ra) intentó calmarlos, diciendo: “Esta gente ha adoptado el islam, ¿por qué entonces peleáis? Bajad las armas”. Como se mencionó anteriormente, un jefe tribal llamado Halldam aconsejó a su pueblo que no bajaran las armas, advirtiéndoles que, de lo contrario, serían capturados o asesinados. Algunos miembros de la tribu intentaron detenerlo y le preguntaron: “¿Por qué provocas un derramamiento de sangre, cuando la gente se ha hecho musulmana?”.

Según la narración de Ibn Hisham, se constata que entre las tribus de Banu Kinanah también existían antiguas venganzas de sangre, a causa de las cuales algunas personas lucharon, fueron asesinadas o tomadas cautivas. Parece ser que algunos de los combatientes de Banu Sulaym, basándose en el juicio de Hazrat Jalid bin Walid, ejecutaron a ciertos prisioneros como parte de una antigua represalia e interpretaron su expresión del islam como hipocresía. Sin embargo, los Muhayirin (emigrantes) y los Ansar (residentes de Medina) no aceptaron el veredicto de Jalid, y al escuchar la declaración anterior de aceptación del islam, liberaron a sus cautivos en lugar de matarlos. El veredicto del Santo Profeta (sa) sobre este asunto es bastante claro.

Esto se confirma además por una narración de Hazrat Abdul’lah bin Umar, de la que se desprende claramente que la orden de matar a los cautivos no fue una orden directa de Hazrat Jalid bin Walid, sino un dictamen con el que la mayoría de los compañeros no estaban de acuerdo. Si hubiera sido una orden, todos la habrían acatado y nadie habría discrepado. Sin embargo, al emitir este dictamente, Jalid erró debido a ciertos condicionantes. El Santo Profeta (sa) estaba profundamente apenado por el error de Jalid, y para reparar el daño, envió a Hazrat Ali, quien pagó una indemnización por cada niño asesinado, incluso compensando por los perros que habían sido matados. Esto está registrado en Sirat Ibn Hisham. Además del precio de sangre prescrito, también se pagaron sumas adicionales.

El imam Baqir también ha mencionado que la responsabilidad de compensar las pérdidas fue confiada a Hazrat Ali. Durante el enfrentamiento, Hazrat Jalid comenzó a matar y a arrestar a personas, lo que no significa que ejecutara a quienes entregaron sus armas. Entre las narraciones citadas por Ibn Sa’d sobre este tema hay una atribuida a Ibn Ishaq, que cita a Hazrat Ibn Abi Hadrad Aslami, quien formó parte de esa campaña. Según Ibn Sa’d, aunque algunos participaron en el combate, también se registra que cuando Hazrat Jalid vio a los Banu Yazimah armados, les preguntó:

[árabe]

“¿Por qué portáis armas?”. Respondieron: “Debido a nuestras antiguas enemistades con ciertas tribus árabes, temíamos que pudieras estar entre ellos, por lo que nos hemos armado”. Hazrat Jalid ordenó entonces que los tomaran prisioneros. Les ataron las manos y los repartieron entre los compañeros.

El imam Ibn Hayar, tras citar este incidente, escribió que los que lucharon se rindieron tras el combate. La versión del imam Bujari es breve, e incluso en las narraciones del Kitab al-Maghazi no hay una narración claramente conectada. Sin embargo, se entiende generalmente que la escaramuza durante esta expedición para propagar el islam estuvo motivada, al menos en parte, por las rencillas tribales que persistían desde la Era de la Ignorancia. Suponer que los cautivos fueron ejecutados simplemente por un desacuerdo sobre la palabra “Saba’na” [hemos adoptado una nueva fe] parece poco razonable, especialmente cuando los Muhayirin y los Ansar se opusieron abiertamente a la sentencia dictada.

Jattabi afirma que la declaración del Santo Profeta (sa)

[árabe]

اللَّهُمَّ إِنِّي أَبْرَأُ إِلَيْكَ مِمَّا صَنَعَ خَالِدٌ

[“¡Oh, Dios reniego de lo que ha hecho Jalid!”] afirma que desaprueba la precipitación de Jalid al juzgar y su falta de investigación sobre el significado de la palabra “Saba’na” Era responsabilidad de Hazrat Jalid determinar con precisión qué querían decir aquellos que pronunciaban “Saba’na”.

Según una narración del imam Baqir, el Santo Profeta (sa) convocó a Hazrat Ali y le dio las siguientes instrucciones: “Ve a ver a estas personas y borra los vestigios de la Era de la Ignorancia”. Hazrat Ali fue y pagó una indemnización por cada una de las víctimas. Esta narración demuestra claramente que la causa fundamental del conflicto era una enemistad y una venganza profundamente consolidadas. Cuando el Santo Profeta (sa) dijo: “Borra los restos del pasado” se dio cuenta de que los viejos rencores seguían en sus corazones y eran la verdadera causa de los asesinatos.

Cada vez que el Santo Profeta (sa) enviaba una expedición, siempre les daba instrucciones de no precipitarse en el combate. Debían actuar con deliberación y gentileza, y no luchar hasta haber invitado primero a la gente al islam, comunicando claramente los mandamientos y estableciendo pruebas concretas de la verdad del islam. También ordenó que no se lanzara ningún ataque en lugares donde se pudiera oír la llamada a la oración.

En el incidente descrito anteriormente, la tribu de Banu Yazimah había enviado un mensaje diciendo que habían aceptado el islam. Por lo tanto, la campaña se llevó a cabo explícitamente con el propósito de invitar el islam, no de participar en una batalla. Según Tabaqat Ibn Sa ‘d, cuando Hazrat Jalid bin Walid llegó a Banu Yazimah, preguntó: “¿Quiénes sois?”. Ellos respondieron: “Somos musulmanes. Ofrecemos oraciones, creemos que Muhammad (sa) es verdadero y hemos construido mezquitas en nuestros patios donde impartimos el Azán”. Hazrat Jalid preguntó: “Entonces, ¿por qué vais armados?”. Respondieron: “Debido a la enemistad con ciertas tribus árabes, temíamos que pudieras estar de su lado”. Tras tal aclaración, enfrentarse a ellos en batalla era injustificable. Parece que en las regiones cercanas a Yalamlam se reavivaron algunas viejas chispas de animosidad tribal, lo que llevó a una facción a entrar en combate. Más tarde, cuando esos mismos guerreros profesaron su islam diciendo “Saba’na”, no se les perdonó la vida. Como comandante del ejército, Hazrat Jalid bin Walid se convirtió en blanco de reproches.

Ibn Hisham también registra el conflicto y el distanciamiento entre Hazrat Jalid y Hazrat Abdur Rahman bin Auf que se produjo en esta ocasión. Hazrat Abdur Rahman le dijo:

[árabe]

“Has actuado con la conducta de la Era de la Ignorancia después de aceptar el islam”. Hazrat Jalid respondió:

[árabe]

“(Al decir esto), ¡solo estás vengando a tu padre!”. Hazrat Abdur Rahman replicó: “Eso es falso. Ya vengué al asesino de mi padre. Pero eres tú quien ha vengado a tu tío Fakihah bin Mughirah”. Esta discusión se intensificó hasta llegar a torcerse, y cuando el Santo Profeta (sa) se enteró de esta disputa, le dijo a Jalid: “No pienses mal de mis Compañeros (era un Compañero pionero)”. ¡Por Dios! Aunque gastaras en el camino de Dios una cantidad de oro equivalente al monte Uhud, no alcanzarías el rango de ninguno de mis Compañeros, cuyos corazones están llenos del recuerdo de Dios mañana y tarde”.

La narración de Ibn Ishaq en Sirat Ibn Hisham también menciona que Fakihah bin Mughira Majzumi, Auf bin Abdur Rahman Zuhri y Affan bin Abu al-Aas fueron a Yemen en una expedición comercial. A su regreso, llevaban consigo los bienes de un hombre de Yazimah que había fallecido en Yemen, con la intención de devolverlos a sus herederos. Un hombre de Banu Yazimah llamado Jalid bin Hisham se encontró con ellos por el camino. Cuando se enteró de la muerte del hombre, reclamó el derecho a la propiedad. Se negaron a entregarlo, lo que provocó una discusión y, finalmente, una pelea. En la batalla, tanto Auf bin Abdur Rahman como Faqih bin Mughirah fueron asesinados. Affan bin Abi al-Aas y su hijo Uzman escaparon y se llevaron las pertenencias de los asesinados. Abdur Rahman bin Auf, aprovechando la oportunidad, mató a Jalid bin Hisham para vengar la muerte de su padre.

Este incidente enfureció a los Quraish, que atacaron para vengar a sus muertos y recuperar sus propiedades a la tribu de los Banu Yazimah. Sin embargo, los Banu Yazimah respondieron diciendo: “El asesinato de vuestros hombres fue un caso individual. No tuvimos nada que ver con ello, ni estábamos al tanto. Estamos dispuestos a pagar una indemnización tanto por las vidas perdidas como por los daños económicos”. Los Quraish aceptaron sus disculpas y su propuesta de indemnización. Esta historia está narrada en Sirat Ibn Hisham.

En cualquier caso, estos incidentes proporcionan un contexto y explican por qué existían rivalidades. Este es otro incidente que se ha registrado y que permite comprender por qué eran enemigos, lo que contextualiza el incidente que llevó a que Hazrat Jalid bin Walid (ra) fuera objeto de críticas y fue la razón por la que los compañeros se mostraron descontentos con la decisión de Hazrat Jalid (ra). En cualquier caso, no hay justificación posible para Hazrat Jalid (ra), ya que solo había sido enviado con el propósito de invitar a la gente al islam, para lo cual el uso de cualquier tipo de fuerza era inadmisible. La mayoría de sus compañeros le dieron buenos consejos, pero él no los aceptó, y los Banu Sulaim aprovecharon la oportunidad para matar a sus cautivos al amparo de la noche.

En una narración de Ibn Ishaq, una justificación que se ha recogido para Hazrat Jalid bin Walid (ra) es que, al ver la negativa de la gente a aceptar el islam, declaró la guerra contra ellos siguiendo el consejo de Hazrat Abdul’lah bin Huzafah Sahmi (ra). A este respecto, Ibn Ishaq afirma que algunos de los que consideran que Hazrat Jalid bin Walid (ra) está excusado por matar a esas personas afirman que fue Abdul’lah bin Huzafah Sahmi quien le dijo que el Santo Profeta (sa) le había ordenado matar a esas personas si se negaban a aceptar el islam. Esta justificación no es correcta, porque el líder era Jalid, no Abdul’lah bin Huzafah Sahmi. Independientemente de si este error se cometió a sabiendas o fue un error de juicio, el líder del ejército era responsable del error. Especialmente dado el hecho de que tras investigar, el Santo Profeta (sa) expresó su extremo descontento con Jalid y declaró su desaprobación, en cualquier caso debemos aceptar la decisión del Santo Profeta (sa). Este incidente no era insignificante, de manera que incluso después de la decisión del Santo Profeta (sa) busquemos justificaciones de si Jalid tenía razón o no en lo que hizo. El Santo Profeta (sa) dijo que lo que hizo estuvo mal y expresó su desaprobación; esto es suficiente para nosotros. En cualquier caso, si buscáramos justificaciones, ello contradeciría las enseñanzas fundamentales del islam respecto a la libertad de religión. El Santo Profeta (sa) sólo permitió luchar contra los combatientes y ordenó mostrar bondad al difundir el islam.

Tras la conquista de La Meca, el Santo Profeta (sa) encargó numerosas expediciones a las tribus de Arabia para predicar el mensaje del islam. Los líderes de estas expediciones recibieron instrucciones explícitas de evitar los combates. Los libros sobre expediciones e historia afirman claramente que estas delegaciones fueron enviadas únicamente para invitar a la gente al islam. Ya se han mencionado declaraciones de Sirat Ibn Hisham y Tabaqat Ibn Saad al respecto. Al’lamah Tabari también explicó esto con las siguientes palabras: “El Santo Profeta (sa) envió expediciones a los alrededores de La Meca para alejar a la gente de la idolatría e invitarla, en cambio, a la adoración de Al’lah, el Exaltado. Estas expediciones ciertamente no recibieron órdenes de combatir”.

Hoy en día, los clérigos extremistas usan estas cosas como justificación para matar y combatir. Sin embargo, las enseñanzas del Santo Profeta (sa) son muy claras al decir que, a menos que alguien ataque, no se le debe combatir, de lo contrario sería un crimen.

La narración del imam Bujari antes mencionada, atestigua que Hazrat Jalid bin Walid (ra) fue enviado a los Banu Yazimah para invitarlos al islam.

[árabe]:

“Y de acuerdo con las instrucciones, los invitó al islam”. La gente no pudo expresar adecuadamente su aceptación del islam y, debido a su ansiedad, simplemente dijeron: “Hemos cambiado de fe”. Esta afirmación no se aplicaba a toda la tribu, ya que la mayoría ya eran musulmanes. De hecho, solo las personas de cierto linaje pensaron que se tomaría venganza contra ellos, razón por la cual tomaron las armas y comenzaron a luchar. Al darse cuenta de su derrota en la batalla, expresaron su aceptación del islam diciendo “Saba’na”. La narración del imam Bujari es muy breve, y solo aceptó la narración que cumplía con sus criterios de autenticidad. Halldam aconsejó a su pueblo que no depusieran las armas, sino que lucharan. Esto también demuestra su aprensión debido al derramamiento de sangre previo. En la narración inicial de Ibn Ishaq, sus palabras han sido registradas de la siguiente manera: “¡Oh Banu Yazimah! Recordad que este es Jalid. Después de que depongáis las armas, seréis capturados, arrestados y luego ejecutados”. Algunos de su gente lo sujetaron y dijeron: “¿Deseas derramar sangre? La gente ya ha aceptado el islam y ha depuesto las armas. La guerra ha terminado y ahora hay paz”. La gente siguió intentando explicárselo y le quitaron las armas. Por orden de Hazrat Jalid (ra), todos los demás también depusieron sus armas. Esto quedó registrado en Sirat Ibn Hisham.

Esta declaración demuestra que las aprensiones de Halldam no eran infundadas. Parece que los compañeros vivieron entre la tribu durante algún tiempo para enseñar la religión del islam a los nuevos musulmanes, como se desprende de las palabras de la narración [árabe: “Hasta que, cierto día, Jalid instruyó”] y durante su estancia, surgieron circunstancias desfavorables debido a las cuales se produjo una batalla con algunos miembros de la tribu y, al ser derrotados, fueron arrestados. Cuando los prisioneros fueron entregados a los soldados, es probable que algunos encontraran la oportunidad de actuar según viejos rencores y los mataran.

A este respecto, Ibn Hisham escribió, bajo la autoridad de Ibrahim bin Yafar Mahmudi, en referencia al sueño que tuvo el Santo Profeta (sa) y la interpretación de Hazrat Abu Bakr (ra) que mencioné anteriormente, que [en el sueño] el Santo Profeta (sa) tomó algunos bocados de un plato hecho de dátiles, cereales y mantequilla clarificada que estaban deliciosos, pero comenzó a atragantarse con uno de los últimos bocados. Hazrat Ali (ra) colocó su mano en la boca del Santo Profeta (sa) y lo retiró. Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra) interpretó esto como una referencia a una delegación de predicadores y sugirió que se enviara a Hazrat Ali (ra) para corregir el error de Jalid.

Este sueño también indica que este incidente se refería a una porción limitada de Banu Yazimah y se refería prisioneros específicos. No es que todos los prisioneros fueran asesinados simplemente por decir “Saba’na”. De hecho, estas personas no habían aceptado el islam y el miedo y la desesperación por las represalias previas eran tan dominantes en sus mentes que comenzaron a luchar para protegerse ellos mismos. Algunas personas de Sulaym bin Mansur y Mudlall bin Mura, que formaban parte del ejército de Hazrat Jalid (ra), temieron que se tomara venganza contra ellos, por lo que solo la gente de la tribu de Sulaym mató a sus prisioneros por la noche y se vengó. Nadie de los Muhayirin ni de los Ansar mató a sus prisioneros; de hecho, actuaron según las instrucciones y el excelente ejemplo del Santo Profeta (sa) y los liberaron.

Esta explicación de Bujari fue escrita por Hazrat Waliul’lah Shah Sahib (rh), quien además escribe en una nota muy erudita: “Queda meridianamente claro que Hazrat Jalid bin Walid (ra) no tenía malas intenciones. Cometió un error de juicio y decidió de forma precipitada. Los acontecimientos que ocurrieron con posterioridad fueron responsabilidad suya como líder del ejército. Debido a esto, el Santo Profeta (sa) se disgustó con Hazrat Jalid (ra) y expresó su desaprobación ante Dios. Cuando el Santo Profeta (sa) investigó todo el asunto, estableció que estos asesinatos fueron resultado de un malentendido. Por lo tanto, en lugar de ordenar una retribución justa, el Santo Profeta (sa) decidió que se debía pagar el dinero de sangre. Después de que Hazrat Jalid bin Walid (ra) presentara sus súplicas y disculpas, el Santo Profeta (sa) no sólo lo perdonó …” (es erróneo decir que el Santo Profeta [sa] lo castigó, oró en su contra o se enojó con él. Shah Sahib escribe que el Santo Profeta (sa) no solo lo perdonó) “… sino que tan solo unos días después fue nombrado comandante de la unidad de vanguardia y caballería en preparación para la Batalla de Hunain”. Si el Santo Profeta (sa) hubiera estado tan disgustado con él, no lo habría nombrado comandante de un batallón. Sin embargo, el Santo Profeta (sa) sí lo nombró comandante.

Además, se mencionan brevemente dos expediciones más. La expedición de Yalamlam: el Santo Profeta (sa) envió esta expedición de 200 hombres bajo el liderazgo de Hazrat Hisham bin Aas (ra) a Yalamlam, hacia el sureste de La Meca, ubicada entre La Meca y Taif, en un viaje de dos noches.

La expedición de Uranah: este es un valle frente a Arafat. Se registra que el Santo Profeta (sa) nombró a Hazrat Jalid bin Said bin Aas (ra) comandante de un ejército de 300 hombres y los envió a Uranah. Estas expediciones han sido mencionadas por Muhammad bin Umar Waqidi, y ningún otro historiador de renombre las ha mencionado, por lo que debe considerarse si esto es siquiera exacto o no, ya que tampoco se mencionan más detalles. Sin embargo, un historiador escribió: “Según nuestro conocimiento, ningún historiador ha escrito sobre las acciones de esta compañía militar, dirigida por Jalid bin Said bin Aas, hacia Uranah. Sin embargo, no hay duda de que fue enviada  a la tribu Huzail, que residía en Uranah”.

En cualquier caso, esto demuestra claramente, a partir de la vida del Santo Profeta (sa), que nunca actuó con dureza. En cuanto a la falsa acusación de los opositores del islam de que el Santo Profeta (sa) ordenó matanzas en batalla; el Santo Profeta (sa) de hecho expresó su descontento incluso cuando algo así se hizo, incluso por error.

Las demás batallas y expediciones de la vida del Santo Profeta (sa) se mencionarán en el futuro, si Dios quiere.

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