La vida del Santo Profeta (sa)
Sermón del viernes 28-02-2025
Después de recitar el Tashahud, el Taawuz y la Surah al-Fatihah, el Jalifa V del Mesías (aba) dijo:
En relación a la vida del Santo Profeta (sa), estábamos hablando sobre su conducta durante la Batalla de Jaibar. Después de la Batalla de Jaibar, los judíos conspiraron para matar al Santo Profeta (sa) e intentaron servirle carne de cabra envenenada. Los detalles del incidente son los siguientes:
Cuando Jaibar fue conquistada, se hizo un pacto con los habitantes de Jaibar, como resultado del cual volvieron a disfrutar de la misericordia y de la compasión del Santo Profeta (sa) después de sufrir una gran derrota. No sólo los perdonó, sino que también les permitió quedarse en Jaibar. La gente estaba contenta [con esto].
Un día, Zainab bin Hariz, la esposa del líder del ejército judío de Jaibar, Salam bin Mishkam, sirvió carne de cabra asada al Santo Profeta (sa) y dijo: “Le he traído un regalo”. En otros lugares se menciona que ella no era la única involucrada en este plan, sino que otros individuos judíos también estaban involucrados. Siguiendo las instrucciones del Santo Profeta (sa), esta ofrenda fue aceptada y colocada frente a él. También estaban presentes algunos Compañeros, entre ellos Hazrat Bishr bin Baraa. El Santo Profeta (sa) dijo a los Compañeros: “¡Acercaos!”. Después de esto tomó un trozo de carne de la paleta y comió una pequeña porción. Los otros también tomaron algunos trozos. Entonces el Santo Profeta (sa) dijo: “¡Parad [de comerlo]! La carne de la paleta está envenenada”. Hazrat Bishr bin Baraa, que estaba presente en ese momento, comentó: “¡Por ese Ser, que le ha honrado y exaltado! Sentí algo en el bocado que comí. Sin embargo, la única razón por la que no lo escupí fue para no estropear la comida del Santo Profeta (sa). Cuando el Santo Profeta (sa) escupió su bocado, me preocupé más por él que por mí mismo, pero me alegré de que no lo hubiera ingerido”. Hazrat Bishr aún no se había levantado de su lugar cuando el color de su cuerpo comenzó a cambiar, y se puso tan enfermo que ni siquiera podía girar por su cuenta, tanto que después de aproximadamente un año, falleció. Algunos narraron que tan siquiera logró levantarse de su lugar y falleció. Éstas son las dos narraciones.
El Santo Profeta (sa) llamó a la mujer y le inquirió: “¿Mezclaste veneno en la carne de cabra?”. Ella respondió: “¿Quién le informó [de esto]?”. El Santo Profeta (sa) dijo: “La carne de la paleta que sostengo en mi mano me informó de ello”. Ella respondió: “Sí, mezclé veneno en ella”. El Santo Profeta (sa) dijo: “¿Quién te ordenó hacer eso?”. Ella respondió: “Usted sabe muy bien lo que hizo a mi pueblo. Pensé que si era un rey, entonces nos libraríamos de Usted, pero si era un profeta, se le informaría [de esto]”. El Santo Profeta (sa) perdonó a la mujer y no buscó venganza alguna contra ella.
En otra narración, se afirma que el Santo Profeta (sa) le dijo: “¿Quién te incitó a hacer eso?”. Ella respondió: “Mataste a mi padre, a mi tío paterno, a mi marido y a mi hermano”. Según otra narración, cuando Hazrat Bishr bin Baraa falleció, el Santo Profeta (sa) ordenó que mataran a la mujer, y fue asesinada. Este relato corresponde a otra narración.
Se narra en Sahih Muslim que esta mujer no fue asesinada. Hazrat Anas (ra) narra que una mujer judía le trajo carne de cabra envenenada al Santo Profeta (sa), y él comió un poco de ella. Luego, la mujer fue llevada ante el Santo Profeta (sa), y él le preguntó sobre ello. La mujer dijo: “Mi intención era matarle”. El Santo Profeta (sa) respondió: “No era posible que Al’lah te concediera el poder para hacerlo”. O bien, dijo: “No era posible que Dios Altísimo te diera poder sobre mí”. El narrador afirma que la gente preguntó: “¿Por qué no matar a esta mujer que mantuvo estas intenciones?”. El Santo Profeta (sa) dijo: “No”. El narrador continúa diciendo: “Todavía podía percibir su efecto en la garganta del Santo Profeta (sa)”.
Al’lamah Nawawi, en su comentario sobre Sahih Muslim, escribió que según una narración de Hazrat Yabir (ra), el Santo Profeta (sa) la hizo ejecutar. Además, según una narración de Hazrat Ibn Abbas (ra), el Santo Profeta (sa) entregó a la mujer a los herederos de Hazrat Bishr (ra), quienes la ejecutaron. Los eruditos del Hadiz también coinciden en que el Santo Profeta (sa) ordenó ejecutarla. Qadi Iyad reconcilia las narraciones conflictivas al afirmar que inicialmente, el Santo Profeta (sa) no ordenó ejecutarla. Sin embargo, cuando Hazrat Bishr (ra) falleció, el Santo Profeta (sa) la entregó a sus herederos, quienes la ejecutaron en represalia. Sin embargo, es más probable que la mujer fuera perdonada, como lo evidencia explícitamente el Hadiz en Sahih Muslim, y esta también fue la opinión de Hazrat Musleh Maud (ra).
Hazrat Musleh Maud (ra) afirma: “Una mujer judía preguntó a los Compañeros qué parte de la carne del animal prefería más el Santo Profeta (sa). Los Compañeros le informaron que le gustaba la carne de la paleta. Luego sacrificó una cabra, la asó sobre piedras calientes y mezcló veneno en la carne, particularmente en la paleta, ya que le habían dicho que el Santo Profeta (sa) prefería esa parte.
Después del atardecer, cuando el Santo Profeta (sa) había ofrecido la oración de la noche y regresaba a su campamento, vio a una mujer sentada cerca de su tienda. Él le preguntó: “Señora, ¿cuál es su propósito aquí?”. Ella respondió: “¡Oh Abu al-Qasim, le he traído un regalo!”. El Santo Profeta (sa) ordenó a uno de sus Compañeros que aceptara lo que ella había traído. Más tarde, cuando se sentó a comer, también le colocaron delante la carne asada. El Santo Profeta (sa) dio un mordisco, y un Compañero, Bashir bin al-Baraa bin al-Marur (ra), también dio un mordisco (parece que hay un error aquí en el nombre del Compañero; el nombre correcto debería ser Bishr en lugar de Bashir). Mientras tanto, otros Compañeros también estaban a punto de comer la carne cuando el Santo Profeta (sa) dijo: “No coman, porque esta paleta me ha informado que la carne está envenenada”. Esto no significa que recibió una revelación divina al respecto; más bien, es un modismo árabe que significa que al probarla, se dio cuenta de que la carne estaba envenenada.
De manera similar, el Sagrado Corán, al narrar un incidente de la época del Profeta Moisés (as), afirma respecto de un muro que “quería derrumbarse”, lo que significa que había llegado a una situación de un colapso inminente. Así, en este contexto, el significado no es que la paletilla habló, sino que al probar la carne, se dio cuenta del veneno. La siguiente afirmación aclara aún más este significado. Bishr (ra) dijo: “Juro por Dios que ha honrado al Santo Profeta (sa), que también sentí algo inusual al morderla. Quise escupirlo, pero pensé que si lo hacía, tal vez no le sentaría bien al Santo Profeta (sa) y podría arruinar su comida. Entonces, cuando Usted tragó su bocado, yo hice lo mismo y tragué el mío, aunque mi corazón susurraba que, como sospechaba que era veneno, deseaba que el Santo Profeta (sa) no lo tragara”.
Hazrat Musleh Maud (ra) escribe que lo tragó, pero en otras narraciones se afirma que el bocado fue sacado y no tragado. En cualquier caso, Hazrat Musleh Maud (ra) continúa: “Poco tiempo después, la condición de Hazrat Bishr (ra) empeoró. Algunas narraciones afirman que falleció allí en Jaibar, mientras que otras afirman que permaneció enfermo durante algún tiempo antes de fallecer.
Luego, el Santo Profeta (sa) le dio un poco de esa carne a un perro, que murió al consumirla. Luego llamó a la mujer y le preguntó: “¿Mezclaste veneno en esta cabra?”. Ella preguntó: “¿Quién le informó de esto?”. En ese momento, el Santo Profeta (sa) sostenía la paleta de carne en su mano. Respondió: “Esta paleta me ha informado”. La mujer entonces se dio cuenta de que el Santo Profeta (sa) había descubierto su secreto y confesó que efectivamente había envenenado la carne. El Santo Profeta (sa) le preguntó entonces: “¿Qué te impulsó a cometer un acto tan atroz?”. Ella respondió: “Su pueblo peleó contra mi pueblo, y mis parientes murieron en esa batalla. Entonces, pensé para mis adentros, que los envenenaré. Si él (el Santo Profeta [sa]) es un impostor mundanal, entonces nos libraremos de él. Pero si verdaderamente es un profeta, entonces Dios Altísimo lo salvará. Al oír esto, el Santo Profeta (sa) la perdonó y no le aplicó el castigo de muerte, aunque ese hubiera sido un castigo apropiado”. Ésta es la opinión de Hazrat Musleh Maud (ra).
También se dice que el Santo Profeta (sa) falleció debido a este veneno. ¿Es esto cierto? En Sahih al-Bujari, Hazrat Aisha (ra) narra que en su última enfermedad, el Santo Profeta (sa) decía: “¡Oh Aisha, siempre he sentido el dolor de la comida que comí en Jaibar, y ahora siento como si mis arterias estuvieran siendo cortadas debido a ese veneno!”.
Basándose en este Hadiz, algunos comentaristas musulmanes y eruditos del Hadiz han deducido que el Santo Profeta (sa) falleció en última instancia debido a la carne envenenada que había consumido en Jaibar. Lo consideran una forma de martirio y se refieren a él como “el Mayor Mártir”. Sin embargo, no había necesidad de una afirmación tal con respecto al Santo Profeta (sa). Un profeta tiene intrínsecamente la condición de “Shahid” (mártir) y “Siddiq” (veraz). De hecho, si se examinan con más detenimiento, tales afirmaciones sólo brindan a los oponentes la oportunidad de ridiculizarle. Los judíos habían envenenado la carne específicamente para demostrar que si el Santo Profeta (sa) era un profeta verdadero, se salvaría. Como el Santo Profeta (sa) sobrevivió, concluyeron que era un verdadero profeta y, a sus ojos, esto era un milagro. Sin embargo, algunos simplones se apresuran a afirmar que murió a causa de ese tóxico. La realidad es que el Santo Profeta (sa) ciertamente no falleció debido a ese veneno. Su declaración no era más que una expresión de dolor. Es bien sabido que, a veces, una antigua lesión, herida o enfermedad puede reagudizarse en determinadas condiciones o en determinadas temporadas. Si analizamos más a fondo los detalles, se menciona que el Santo Profeta (sa) se llevó la carne envenenada a la boca pero no la tragó. Sin embargo, debido a que entró en su boca, se produjo una herida en la garganta o el paladar, que en ocasiones le causaba molestias al comer. Este fue el malestar al que se referiría durante su última enfermedad.
Existen relatos del matrimonio con Hazrat Safiyah durante la batalla de Jaibar. Según los detalles, cuando se conquistó el Fuerte Nizar, se tomaron muchos prisioneros. Entre estos prisioneros se encontraban Hazrat Safiyah, su prima y otras mujeres. Algunos textos mencionan el Fuerte Qamus en lugar del de Nizar. Según la narración de Hazrat Safiyah, el Santo Profeta (sa) había hecho prisioneros en el Fuerte Nizar antes de llegar a los fuertes de Katibah. Según la opinión de Kinana, el Fuerte Nizar era el más fortificado, razón por la cual habían trasladado allí a mujeres y niños.
Hazrat Safiyah era parte del botín del Santo Profeta (sa), y los detalles de su matrimonio con el Santo Profeta (sa) se narran de la siguiente manera:
Cuando los prisioneros estaban reunidos en Jaibar, Hazrat Dihyah vino y dijo: “¡Oh Mensajero de Dios, ¿puedo tener una mujer de entre las cautivas?!”. El Santo Profeta (sa) dijo: “Sí”. Eligió a Safiyah, hija de Huyay bin Ajtab. Ante esto, un hombre se acercó al Santo Profeta (sa) y le dijo: “¡Oh Profeta de Dios, has dado la hija de Huyay a Dihyah, que es la princesa de los Bani Quraizah y los Banu Nadir! Sólo es adecuada para ti y para nadie más”. El Santo Profeta (sa) dijo: “Traedme a los dos”. Cuando los trajeron y el Santo Profeta (sa) la vio, le dijo a Dihyah: “Toma a cualquier otra mujer de las cautivas en lugar de ella”. Hazrat Anas (ra) narró que el Santo Profeta (sa) liberó a Hazrat Safiyah.
Según una narración del Musnad Ahmad bin Hanbal, el Santo Profeta (sa) dijo a Hazrat Safiyah: “Te libero. Si lo deseas, cásate conmigo, o si lo prefieres, regresa a tu tribu. Eres libre de elegir”. Eligió la libertad y el matrimonio con el Santo Profeta (sa). Según otra narración, el Santo Profeta (sa) la invitó a aceptar el islam, cosa que ella hizo. Cuando el Santo Profeta (sa) le dijo a Dihyah que tomara otra mujer, una narración afirma que el Santo Profeta (sa) le dio a Dihyah la prima de Safiyah o la hermana de Kinanah bin Rabi’. Según algunas narraciones, el Santo Profeta (sa) dio a Dihyah siete esclavas o sirvientas y envió a Hazrat Safiyah a quedarse con Hazrat Umm Salamah.
Después de concluir todos los asuntos en Jaibar, el Santo Profeta (sa) partió con la intención de acampar a una distancia de seis millas para completar su matrimonio con Hazrat Safiyah (ra). Sin embargo, a petición de Hazrat Safiyah, el Santo Profeta (sa) continuó el viaje y acampó en Sahbaa, a unas doce millas de Jaibar. Hazrat Umm Sulaim preparó a la novia. Cuando el Santo Profeta (sa) preguntó a Hazrat Safiyah (ra) por qué le había impedido acampar en el primer lugar, su respuesta revela como el noble carácter y las cualidades morales del Santo Profeta (sa) habían purificado su corazón profundamente.
La hija de un jefe judío y esposa de otro líder judío -su padre había sido asesinado por los musulmanes tras la Batalla de la Trinchera, y su marido de dos meses había sido asesinado apenas unos días antes, y su tío y otros parientes cercanos también habían sido asesinados- describe su transformación: “Sentía un odio intenso por el Santo Profeta (sa) en mi corazón, pero cuando le conocí, me trató con tanto amor y compasión, disculpándose repetidamente conmigo diciendo: ‘¡Oh Safiyah! Tu padre trajo a todos los árabes contra nosotros, instigándonos con esto, con lo otro, etc., y finalmente, nos vimos obligados a venir a Jaibar para contrarrestar sus conspiraciones”. Hazrat Safiyah (ra) afirma que el Santo Profeta (sa) repitió ésto con tal frecuencia y afecto que su corazón quedó completamente limpio con respecto a él, y cuando se marchó de aquel primer encuentro, nadie era más querido para ella que el Santo Profeta (sa).
Durante el viaje de vuelta de Jaibar, el trato amable y excelente del Santo Profeta (sa) hacia ella fue tal que cuando estaban a punto de partir, dobló su capa para que ella se sentara en la montura, puso su rodilla en el suelo, y Hazrat Safiyah (ra) colocó su pie sobre ella y montó en el camello. Durante el viaje, cuando Hazrat Safiyah (ra) se quedaba dormida y su cabeza empezaba a golpear el carruaje, él le sostenía la cabeza con su mano bendita, diciendo: “¡Ten cuidado de no hacerte daño!”. Como Hazrat Safiyah (ra) se había unido a las puras y benditas esposas del Santo Profeta (ra), a su regreso de Jaibar, el Santo Profeta (sa) la sentó detrás de él en el camello y la cubrió con un manto para su privacidad, dejando claro que no era su sirvienta sino su esposa.
En cuanto a su respuesta a la pregunta [del Santo Profeta (sa)] sobre no acampar a seis millas (de Jaibar), explicó que fue la influencia del noble carácter del Santo Profeta (sa) lo que le hizo más querido para ella que cualquier otra persona en el mundo. Así, Hazrat Safiyah le dijo al Santo Profeta (sa): “Querías acampar muy cerca de Jaibar, pero temía que mi gente intentara hacerte daño, así que quería que te alejaras más de Jaibar antes de detenerte”.
Los Compañeros también eran conscientes de las conspiraciones judías y de sus peligrosas intenciones, y el intento de envenenar al Santo Profeta (sa) mediante una comida preparada por una mujer judía llamada Zainab había ocurrido pocos días antes, por lo que los devotos Compañeros no querían descuidarle en ningún momento.
Aquí se narra un incidente de Abu Ayyub, que hizo guardia durante la noche y realizó un gesto inocente y cariñoso durante este matrimonio. A la mañana siguiente, cuando el Santo Profeta (sa) salió de su tienda, vio a Hazrat Abu Ayyub Ansari vigilante fuera de su tienda con una espada en la mano. Cuando le preguntó al respecto, respondió: “¡Oh Mensajero de Dios! Estaba preocupado por esta mujer judía recién convertida (refiriéndose a Hazrat Safiyah) cuyo padre, marido y pueblo han sido asesinados, y que hace poco que ha abrazado el islam, por si pudiera hacerte daño. Por eso monté guardia toda la noche con mi espada”. En respuesta al amor inocente de Hazrat Abu Ayyub, el Santo Profeta (sa) rezó por él, diciendo: “¡Oh Al’lah, protege a Abu Ayyub como él pasó la noche protegiéndome a mí!”.
Su nombre era Jalid bin Zaid, el mismo Compañero que tuvo el honor de hospedar al Santo Profeta (sa) durante varios meses después de la migración a Medina. Murió durante una campaña en el año 50 d.H. y su tumba se encuentra en Estambul.
Al día siguiente, el Santo Profeta (sa) organizó una “walima” (cena nupcial). Este banquete también era muy digno y sencillo: consistía en dátiles, queso y un plato llamado “hais”, hecho con mantequilla clarificada, que se preparó para todos. Tras una estancia de tres días, partieron. La propia libertad de Hazrat Safiyah fue declarada como su dote.
También se menciona el sueño de Hazrat Safiyah (ra), y su veracidad es evidente en este matrimonio. Según las narraciones, el Santo Profeta (sa) una vez notó un moratón cerca del ojo de Hazrat Safiyah (ra) y le preguntó cómo se lo había hecho. Explicó: “Unos días antes de su llegada a Jaibar -o, según algunas narraciones, durante el asedio de Jaibar- había tenido un sueño en el que la luna venía de la dirección de Yazrib y caía en mi regazo. Cuando narré este sueño al abuelo de mi marido, me golpeó fuertemente en la cara, diciendo: “¿Estás soñando con casarte con el rey de Yazrib (refiriéndose a Muhammad [sa])?”
Según algunas narraciones, este sueño era muy antiguo y era su padre, Huyay, quien la había abofeteado. Sin embargo, la mayoría de los relatos históricos afirman que fue su marido quien la golpeó, lo que parece más probable.
El nombre original de Hazrat Safiyah era Zainab, pero antes de la división del botín de guerra, el Santo Profeta (sa) la eligió y la liberó. Según la costumbre de la época, todo lo que se seleccionaba para el líder del botín se llamaba Safiyah o as-Safa, y así, ella pasó a ser conocida como Safiyah. Hazrat Safiyah (ra) falleció en el año 50 d.H. durante la época del Amir Mu’awiyah (ra) y fue enterrada en el cementerio “Yannat al-Baqi”.
Los orientalistas también han criticado este matrimonio y, como es su costumbre, han formulado objeciones que sólo ponen de manifiesto su ignorancia y sus prejuicios. Por ejemplo, en la novena edición de la Encyclopaedia Britannica, en el apartado “Muhammadanism”, se afirma:
“El acto final de esta exitosa campaña fue el matrimonio de Muhammad (sa) con la hija del rey. Safiyah no mostró ningun desagrado a tal unión (escribe este orientalista) con el hombre responsable de las muertes de su padre, Huyay, y de su marido, Kinanah. En lugar de ello, aceptó de buen grado su nueva vida. En cambio, una respuesta más digna de admiración fue la de otra mujer judía, Zainab, que intentó envenenar al conquistador de su pueblo y fue ejecutada por sus crímenes. Aunque el intento fracasó, se dice que Muhammad (sa) siguió sintiendo sus efectos durante su enfermedad final”.
Es decir, escribe: (mientras critica a Hazrat Safiyah [ra]): “Su marido y su padre fueron asesinados, así que debería haber mostrado algún sentido del honor y haberse vengado”. Pero en lugar de eso, sin tener en cuenta sus propios intereses, se casó con Muhammad (sa)”. Por otro lado, alaba a la otra mujer judía que envenenó la carne, ya que demostró su sentido del honor al intentar asesinar al Santo Profeta (sa).
La hostilidad y los prejuicios de estos escritores contra el islam y el Santo Profeta (sa) no tienen límites. No se dan cuenta de la conclusión a la que puede llegar una persona razonable a raíz de sus escritos. El veneno de su prejuicio en sus escritos sale a la luz automáticamente. No actúan con justicia.
Los judíos de Jaibar lucharon ferozmente contra el Santo Profeta (sa) y fueron derrotados decisivamente. ¿Qué tratamiento deberían haber esperado después? Tanto en aquellos tiempos como en el llamado “mundo civilizado de hoy”, las reglas de la guerra dictan que estaba justificado que fueran ejecutados. Incluso según los criterios de su propia Biblia y las costumbres de la época, tal acción se habría considerado lícita.
Sin embargo, (estos críticos) no sólo no elogian al Santo Profeta (sa) por el perdón y la indulgencia sin igual que mostró tras capturar a estos opresores, sino que además lo ignoran deliberadamente. Los perdonó al aceptar su petición de paz permitiendo su exilio en lugar de ejecutarlos. Además, cuando los judíos pidieron permiso para permanecer en Jaibar y seguir cultivando a cambio de dar la mitad de sus productos a los musulmanes, el Santo Profeta (sa) accedió y estableció un tratado pacífico con ellos.
Sin embargo, antes de que se secara la tinta de este tratado, conspiraron para asesinarlo haciendo que una mujer envenenara su comida, y esta mujer confesó más tarde su crimen, como ya se ha mencionado. La gente “supuestamente civilizada y educada” alaba hoy a esta mujer embustera como “heroína nacional” mientras critica a otra mujer por aceptar la verdad tras ser testigo de la elevada moral del Santo Profeta (sa), y a pesar de ser libre -el Santo Profeta (sa) la liberó- eligió quedarse con él. En otras palabras, en este caso, se olvidan de las libertades personales y de todos los principios de justicia.
Similarmente, hay algunos otros críticos que han realizado alegaciones de manera muy despreciable. Por ejemplo, dicen que, cuando el Santo Profeta (sa) oyó que se alababa la belleza de Hazrat Safiyah (ra), se la arrebató a Hazrat Dihyah y se casó con ella él mismo, etcétera. Estas personas levantan tales acusaciones debido a su propia mentalidad depravada y debido a que no comprenden la verdadera vida y carácter del Santo Profeta (sa). Los corazones de estas personas están llenos de prejuicios. Si reflexionaran sobre ello con verdadera justicia y con un corazón puro, nunca se les pasaría por la cabeza semejante idea. Hay que estudiar la vida del Santo Profeta (sa) antes (de su profetazgo). El Sagrado Corán también nos llama bellamente la atención sobre ello de la siguiente manera:
[Árabe]
“En verdad, he vivido entre vosotros una vida entera antes de esto. ¿Es que no queréis comprender?”
¿Cómo vivió el Santo Profeta (sa) su vida durante sus años de juventud entre un pueblo en el que las reuniones de jóvenes bebiendo alcohol no sólo eran algo habitual, sino que se mencionaban con gran orgullo? Pasó toda su vida de joven casado con una noble y honorable viuda y hasta cerca de los 50 años, permaneció casado sólo con ella. Los jefes de los Quraish le ofrecieron las mujeres más hermosas, como demuestran los relatos históricos. Sin embargo, el Santo Profeta (sa) rechazó su oferta. Los años de juventud del Santo Profeta (sa) y su vida pasada son un claro testimonio del hecho de que no tenía remotamente ningún deseo de lujos y placeres matrimoniales, Dios nos libre. Los últimos matrimonios del Santo Profeta (sa) contenían una profunda sabiduría tras ellos: establecer la paz, la armonía y la confianza mutua entre tribus y naciones enfrentadas. Por ejemplo, su matrimonio con Yuwairiyah (ra), la hija de Hariz, el jefe de Banu Mustaliq, y con Umm Habibah (ra), la hija de Abu Sufyan de los Quraish. Del mismo modo, tras la conquista de Jaibar, en lugar de permitir que la esposa o hija del jefe de la tribu fuera tomada por una persona común como esclava y sometida a humillaciones, el Santo Profeta (sa), que no sólo era el rey del mundo espiritual sino también el Jefe del Estado de Medina, liberó a Hazrat Safiyyah (ra), honrándola así. A continuación, elevó aún más su estatus ofreciéndole la posibilidad de regresar con su familia si así lo deseaba. Le instó que podía volver con su familia. Al casarse con ella, le concedió la estimada posición de ser la “Madre de los Creyentes”, con lo que también elevó el respeto y el estatus de toda su tribu y su familia. Esto, a su vez, ayudó a establecer una atmósfera de paz y seguridad en la sociedad.
William Montgomery Watt, orientalista escocés, ha hecho duros comentarios contra el islam y el Santo Profeta (sa) en sus escritos. Uno de sus libros se titula “Muhammad en Medina”.
A pesar de albergar prejuicios con respecto a los matrimonios del Santo Profeta (sa), no pudo evitar escribir: “También puede haber habido motivos políticos en las uniones con Safiyah y Rayhana, ambas de origen judío (no menciona que se sintiera atraído por su belleza, sino que puede haber habido motivos políticos detrás de ellos). Si existe alguna base sólida en los relatos de sus matrimonios o propuestas de matrimonio con mujeres de la “lista adicional”, el motivo dominante fue presumiblemente político”. Al menos aceptó que no tenía malas intenciones.
En respuesta a una alegación similar sobre el matrimonio con Hazrat Safiyah (ra) por un famoso orientalista, Sir William Muir, Hazrat Jalifatul Masih I (ra) dice: “El señor Muir ha planteado esta alegación, pero no era consciente del hecho de que en toda Arabia, había una costumbre establecida de que las naciones conquistadas casaran a la esposa o hija del líder con la nación conquistadora, con el fin de establecer la paz en toda la tierra y establecer un vínculo de amor con ellos. Todos los ciudadanos y miembros de la familia real se alegraban al ver que ahora no hay motivos de preocupación. Tras la conquista de Jaibar, todas las tribus judías deseaban permanecer allí”.
Los historiadores y biógrafos musulmanes no han mostrado prudencia con respecto al matrimonio de Hazrat Safiyah y se han equivocado al seguir aceptando, sin ningún tipo de investigación y examen, aquellas narraciones que no tienen base sólida alguna. Por ejemplo, la narración que menciona que el Santo Profeta (sa) primero confió a Hazrat Safiyah a Hazrat Dihyah, pero después de oír hablar de su belleza, llamó a Hazrat Safiyyah y la eligió para él, se encuentra en casi todos los libros de historia y biografía. Una narración en este sentido se encuentra en Sahih al-Bujari en la que Hazrat Anas (ra) narra: “Cuando llegamos a Jaibar y Dios Altísimo nos concedió la victoria sobre la fortaleza, mencionaron al Santo Profeta (sa) la belleza de Safiyah bint Huyay bin Ajtab y que era una novia reciente cuyo marido había sido asesinado (es decir, que se había casado recientemente). Ante esto, el Santo Profeta (sa) la eligió para sí mismo”. Esta es la narración que utilizan las personas que tienen una mentalidad depravada para levantar acusaciones.
El renombrado biógrafo, Al’lamah Shibli Nu’mani, ha mencionado esta misma narración, afirmando: “En referencia a Hazrat Safiyah (ra), hay un incidente mencionado en algunos libros de Hadiz que el Santo Profeta (sa) inicialmente se la dio a Dihyah Kalbi. Luego, al oír que alguien comentaba sobre su belleza, pidió que se la devolvieran y, en su lugar, dio a Dihyah siete concubinas. Los opositores han utilizado esta narración de la forma más maliciosa.
Naturalmente, cuando la narración original llega a tal extremo, imagínense hasta qué punto la habrán exagerado los adversarios. El hecho es que este incidente sobre Hazrat Safiyah ha sido narrado por Hazrat Anas, pero Hazrat Anas mismo ha narrado múltiples variaciones. Otra narración mencionada por Hazrat Anas es que cuando Hazrat Safiyah fue entregada a Dihyah, la gente se acercó al Santo Profeta (sa) y le dijo: “Ella es una mujer honorable y la hija de un jefe de Jaibar. No conviene que nadie más que Usted se la merece”.
Por lo tanto, en primer lugar, si hay una tradición auténtica, como esta narración de Bujari en la que se menciona su belleza y apariencia, entonces es muy posible que esto fuera mencionado por alguien que vino después e incluyó estas palabras por su propia cuenta. Lo cierto es que es posible que se hayan hecho algunas adiciones en las narraciones por personas que vinieron después del incidente inicial mencionado por un Compañero. Esto se debe a que un Compañero nunca puede decir nada acerca del honor del Santo Profeta (sa), aunque sea una insinuación en forma de crítica hacia su elevado carácter.
Es posible que junto a la belleza y apariencia de Hazrat Safiyyah, se mencionaran sus otras cualidades nobles y su estatus familiar. Y el narrador lo hizo a partir de las palabras que podía recordar. Sin embargo, un hecho fundamental que los biógrafos pasan por alto es que el rango y estatus extraordinarios del Santo Profeta (sa) implicaban que tales características y cualidades de otra persona solo podían tener un significado superficial o secundario. La razón fundamental de todos los matrimonios del Santo Profeta (sa) no es lo que se esgrime, sino fue el cumplimiento de una instrucción divina. Ningún movimiento o acción del Santo Profeta (sa) se produjo sin un mandato divino. Dios Altísimo mismo afirma en el Santo Corán:
[árabe]
“Di: ‘Mi oración, mi sacrificio, mi vida y mi muerte son todos para Al’lah, el Señor de todos los mundos’”.
¿Cómo podría tomar una decisión tan monumental por sí solo aquel que realiza todas sus acciones únicamente por la causa de Dios y cuyas acciones están guiadas por el Señor del Trono? Sin duda, todos los matrimonios del Santo Profeta (sa) se llevaron a cabo por orden divina, y sus resultados fueron, sin duda, bendecidos con una profunda sabiduría y propósito.
El Mesías Prometido (as) escribe en “Aina Kamalat-e-Islam”, uno de sus libros:
“No hay duda de que los Compañeros del Santo Profeta (sa) tenían la firme creencia de que cada acción y expresión del Santo Profeta (sa) estaba impregnada de revelación divina, ya fuera breve o detallada, sutil o clara, aparente o ambigua. Incluso aquellos asuntos de la vida privada del Santo Profeta (sa), incluyendo sus conversaciones con sus esposas, así como sus actividades diarias relacionadas con comer, beber, vestirse y otros asuntos domésticos, eran todos considerados de la misma manera y así registrados en los Hadices, ya que se entendía que cada acción y palabra del Santo Profeta (sa) estaba iluminada por la guía del Espíritu Santo.
Así, se narran en Abu Dawud, Imam Ahmad y otras fuentes, a través de varias cadenas de transmisión, informes de Abdul’lah ibn Umar, quien relata: “Solía escribir todo lo que escuchaba del Santo Profeta (sa) para memorizarlo. Sin embargo, algunas personas me aconsejaron que no lo hiciera, advirtiéndome de que el Santo Profeta (sa) era un ser humano que a veces hablaba en momentos de ira. Al oír esto, me abstuve de hacerlo y posteriormente mencioné este asunto al Santo Profeta (sa)’”.
El Mesías Prometido (as) afirma:
“El Santo Profeta (sa) afirmó: ‘Juro por aquel en cuya mano está mi alma, que todo lo que digo o hago proviene de Dios Altísimo’.
Ahora bien, si se argumenta que estos mismos libros de Hadices también mencionan casos en los que el Santo Profeta (sa) cometió un error de juicio, entonces ¿por qué ocurrió, a pesar de que no se dejaba que el Santo Profeta (sa) persistiera en esos errores?
El Mesías Prometido (as) afirma:
“La respuesta a ésto es que incluso esos errores de juicio no ocurrieron por estar desprovistos de la luz de la revelación divina, como tampoco estuvo jamás separado de Dios Altísimo ni siquiera por un momento. Estos errores de juicio, (por ejemplo, en algunas ocasiones en las que el Santo Profeta [sa] experimentó un lapso de memoria durante sus oraciones), sirvieron de hecho para sacar a la luz ciertos asuntos [en relación con la fe].
De manera similar, en ocasiones, estos errores de juicio ocurrieron con el propósito de que llevaran a la consumación de la religión y sacaran a la luz asuntos más finos e intrincados. Este lapso de memoria debido a la naturaleza humana no era como el experimentado por la gente común, sino que tomó la forma de un propósito divino, porque a través de la influencia especial de Dios Altísimo, que se manifestaba sobre el Santo Profeta (sa), lo dirigía de tal manera que mostraba una gran sabiduría divina subyacente.
Por lo tanto, no consideramos que este error de juicio esté separado de la revelación divina. No se trataba de un asunto común, sino que, en ese momento, Dios Altísimo, habiendo tomado posesión de Su Profeta, manifiestaba una forma de luz espiritual bajo la apariencia de un lapso de memoria o en el contexto de un error de juicio con el propósito de un beneficio más amplio. Y al mismo tiempo, se manifestaba la revelación divina [para corregir el error], de la misma manera que un arroyo de agua se detiene temporalmente con un propósito particular, solo para permitir que fluya nuevamente. Por lo tanto, ninguna persona sabia afirmaría que el agua del arroyo se ha secado o se ha vaciado.
Lo mismo sucede con el error de juicio de un profeta. El Espíritu Santo nunca se aparta de un profeta, pero en algunas ocasiones, por algún propósito propio, Dios Altísimo toma posesión de la inteligencia y percepción de un profeta y en esta condición alguna palabra o acción procede de él por olvido o error; entonces el designio divino se hace evidente: el río de la revelación fluye entonces con fuerza y el error se borra como si nunca hubiera existido”.
El Mesías Prometido (as) da un ejemplo:
“Jesús (as) se acercó a una higuera para comer de su fruto y aunque estaba acompañado por el Espíritu Santo, éste no le advirtió que el árbol no daba fruto en ese momento. Sin embargo, la gente sabe que esto ocurre muy rara vez. Algo que ocurre rara vez es como si no ocurriera. En un millón de palabras y acciones de nuestro señor y maestro Muhammad, el elegido (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) se observa una clara manifestación de lo Divino y las luces brillantes del Espíritu Santo se ven en todos sus movimientos, sus quietudes, sus palabras y sus acciones. Entonces, ¿qué importancia tiene si lo humano de él se muestra en uno o dos asuntos? De hecho, era necesario que esto sucediera a veces para que se confirmara lo humano de su ser y la gente no se involucrara en la idolatría”.
Por lo tanto, siempre que aparezca cualquier narración sobre la vida y biografía del Santo Profeta (sa) en un Hadiz o relato histórico, debe ser examinada y evaluada a la luz del versículo coránico que he mencionado, que afirma que todo lo que el Santo Profeta (sa) hizo fue por la causa de Dios, y también debe evaluarse a la luz de los escritos del Mesías Prometido (as). No es apropiado acusar apresuradamente o aceptar ciegamente las opiniones de cada orientalista, asumiendo que no tenemos respuesta.
Esta es la verdadera manera de defender la santidad del Santo Profeta (sa), no simplemente lanzando consignas.
Si Dios quiere, el mes de Ramadán comenzará en dos días. ¡Que Dios Altísimo conceda a todos la capacidad de aprovechar al máximo este mes bendito, así como la capacidad de ayunar y ofrecer oraciones que sean aceptadas por Él! Por lo tanto, debemos rezar y hacer esfuerzos sinceros por esto.
También dirigiré una oración fúnebre de cuerpo ausente de Chaudhry Muhammad Anwar Riaz Sahib de Rabwah, quien era el hijo del difunto Chaudhry Muhammad Islam Sahib. Él ha fallecido recientemente.
[árabe]
¡Ciertamente a Al’lah pertenecemos y a Él volveremos!
El fallecido era un Musi, y su hijo, Nasir Mahmud Tahir, es el misionero encargado en Kenia. Debido a que se encontraba en el extranjero, no pudo estar presente en el funeral de su padre. Todos los hijos del fallecido, de una forma u otra, han sido bendecidos con la oportunidad de servir a la Comunidad.
Nasir Mahmud Sahib escribe que el Ahmadíat entró en su familia a través del abuelo del fallecido, Hazrat Chaudhry Ghulam Muhammad Jatt Sahib (ra), quien fue a Qadian y tomó el Bai’at (juramento de lealtad) en manos del Mesías Prometido (as). Fue uno de los primeros ahmadíes de su pueblo.
En 1996, el fallecido tuvo el honor de ser encarcelado durante aproximadamente un mes por su fe. Durante este tiempo, la policía lo maltrató, pero soportó todas estas dificultades solo por la causa de Dios, y con gran paciencia.
Honraba enormemente al Nizam-e-Yama’at [el sistema de la Comunidad] y la institución del Jalifato, y era muy regular en sus oraciones y contribuciones financieras. Pagó el “chanda” que debía por todas sus posesiones durante su vida. Siempre que recibía algún ingreso, lo primero que hacía era pagar su “chanda”. ¡Que Dios Altísimo le conceda Su perdón y Su misericordia, y que otorgue paciencia y fuerza a sus hijos, y a su hijo que está en el extranjero! ¡Qué Dios Altísimo también le conceda paciencia y fortaleza!