La manifestación de los dos poderes de Al’lah: el Mesías Prometido y el Jalifato; y cómo Al’lah guía a la gente
SERMÓN DEL VIERNES, 26 de MAYO de 2023.
Pronunciado en la MEZQUITA MUBARAK de Islamabad (Tilford, Surrey), Reino Unido.
Después de recitar el Tashahud, el Taawwuz y el Surah Al-Fatihah,
Hazrat Mirza Masrur Ahmad, Jalifatul Masih V (atba), dijo:
Cuando Dios Altísimo informó al Mesías Prometido (as) de que el momento de su partida de este mundo se acercaba, se dirigió a su Comunidad diciendo:
“(Al’lah) manifiesta dos tipos de poder: primero, Él muestra la mano de Su poder en las manos de Sus propios profetas; y en segundo lugar, cuando con la muerte de un profeta surgen dificultades y problemas, y el enemigo se siente más fuerte y piensa que las cosas están en desorden y está convencido de que en ese momento la Yamat se extinguirá, e incluso algunos miembros de la Comunidad también se encuentran en un dilema y sus vidas se derrumban, y algunos desafortunados eligen caminos que conducen a la apostasía, es entonces cuando Dios, por segunda vez, muestra Su tremendo poder y apoya y cuida de la Yamat conmocionada. Así, quien permanece firme hasta el final es testigo de este milagro de Dios Altísimo.
Esto es lo que ocurrió en la época de Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra), cuando el fallecimiento del Santo Profeta Muhammad (sa) se consideró prematuro y muchos beduinos ignorantes se hicieron apóstatas. Los Compañeros (ra) del Santo Profeta (sa), también, afligidos por el dolor, enloquecieron. En ese momento, Al’lah erigió a Abu Bakr Siddiq (ra) y mostró, por segunda vez, la manifestación de Su Poder y salvó al Islam, justo cuando estaba a punto de caer, y cumplió la promesa que se detalla en el versículo:
[‘Y que ciertamente les dará a cambio seguridad y paz después de su temor’].
[Sagrado Corán, 24:56]; es decir, tras su el temor, Nosotros los restableceremos firmemente. [Pues bien], eso es lo que ocurrió también en la época de Moisés (as), cuando falleció de camino de Egipto a Canaán antes de llevar a los israelitas al destino previsto, de acuerdo con la promesa. A su muerte [la de Moisés (as)], los israelitas se sumieron en un profundo luto. Está escrito en la Torá que por el dolor ante esta muerte prematura y por la repentina partida de Moisés (as), los israelitas lloraron durante cuarenta días”.
A continuación afirma:
“Así pues, queridos amigos, puesto que es la ‘Sunnatul-lah’ [la práctica de Al’lah], desde tiempo inmemorial, que Dios Altísimo muestre dos manifestaciones para poner fin a las dos falsas alegrías de los adversarios, no es posible ahora que Dios renuncie a Su ‘Sunnah’ [práctica] de antaño. Por lo tanto, no os aflijáis por lo que os he dicho, ni que vuestros corazones se angustien, porque es esencial para vosotros presenciar también la segunda manifestación y su venida es muy buena para vosotros, ya que su continuidad durará para siempre y no terminará hasta el Día del Juicio; y esta segunda manifestación no puede venir a menos que yo me vaya. Pero cuando yo me marche, Al’lah os enviará esa segunda manifestación, que permanecerá siempre con vosotros tal y como Dios Altísimo lo ha prometido en ‘Brahin-e-Ahmadía’, [el libro ‘Las pruebas del Ahmadíat’]; y esta promesa no se refiere a mi persona. Más bien la promesa se refiere a vosotros, pues Al’lah [dirigiéndose a mí] dice: ‘Haré que esta Comunidad, que son tus seguidores, prevalezca sobre los demás hasta el Día del Juicio’. Por ello, es inevitable que veáis el día de mi partida, para que después de ese día, llegue el día de la promesa duradera. Nuestro Dios es Aquél que cumple Su promesa, es Fiel y es el Dios Veraz. Él os mostrará todo lo que ha prometido.
Aunque estos días son los últimos días de este mundo y hay muchos desastres que van a suceder, a pesar de todo es necesario que este mundo continúe existiendo hasta que todas esos hechos que Dios Altísimo ha predicho sucedan. Yo he venido de Al’lah como manifestación de la Providencia Divina y soy una personificación de Su poder; y tras mi partida, habrá otras personas que serán la manifestación del segundo poder [de Dios]”.
Luego escribe:
“Dios Altísimo desea atraer todos aquellos que viven en varios puntos de la Tierra, sea en Europa o Asia, y que tienen una naturaleza virtuosa, a la Unidad de Al’lah y unir Sus siervos bajo una única fe. Este es, en verdad, el propósito de Dios para el que he sido enviado al mundo. Por tanto, vosotros también debéis perseguir este fin, aunque con bondad, rectitud moral y fervientes súplicas”.
Así, cuando el Mesías Prometido (as) falleció, de acuerdo con Su promesa, Dios Altísimo reunió a la Yamat en manos de Hazrat Hakim Maulana Nur-ud-Din, Jalifatul Masih I (ra). Aunque algunas personas deseaban que la organización permaneciera en manos del “Anyuman” [Cuerpo Ejecutivo], Hazrat Jalifatul Masih I (ra) extinguió este desorden con una resolución de hierro.
Después del fallecimiento de Hazrat Jalifatul Masih I (ra), Al’lah nombró a Hazrat Mirza Bashir-ud-Din Mahmud Ahmad (ra) al rango de [Segundo] Jalifa. [Pero], incluso cuando se convirtió en Jalifa, algunas personas, que se consideraban muy intelectuales y sabias, empezaron a sembrar el desorden. [Por ejemplo], intentaron por todos los medios impedir la elección del Jalifa, si no para siempre, al menos para que se retrasara unos meses y así poder provocar una ruptura en la Comunidad. Sin embargo, de acuerdo con Su promesa, Dios reunió una vez más a la Yamat de los creyentes en manos de una sola persona y los opositores del Jalifato y los hipócritas fracasaron en sus intentos. Por la gracia de Dios Altísimo, su Jalifato duró casi 52 años. Durante su época se abrieron numerosas misiones y se sentaron las bases de la organización de la Comunidad.
Tras su muerte, comenzó la época del Tercer Jalifa y Hazrat Mirza Nasir Ahmad, Jalifatul Masih III (rh), fue nombrado Jalifa con la ayuda y el apoyo de Al’lah. De acuerdo con el decreto Divino, cuando falleció, Dios Altísimo nombró a Hazrat Mirza Tahir Ahmad (rh) como el Cuarto Sucesor del Mesías Prometido (as); y tras su muerte [es decir, la de Hazrat Jalifatul Masih IV (rh)], Dios me designó para este puesto [de Jalifatul Masih V (atba)]. A pesar de mis debilidades y defectos, Dios Altísimo, de acuerdo con Sus promesas Divinas otorgadas al Mesías Prometido (as), ha seguido concediendo el éxito a la Yamat.
Durante este tiempo, los adversarios han hecho todo lo posible por causar división, acabar con la Comunidad o infundir miedo. Los áhmadis han sido martirizados en diferentes países del mundo y se han hecho intentos de atraerles con bienes materiales. No obstante, Dios ha continuado fortaleciendo el vínculo de los áhmadis con el Jalifato, su fe y su convicción. Ya se trate de áhmadis residentes en Asia, Europa, América o África, la relación que cada uno de ellos tiene con el Jalifa solo puede deberse a Dios Altísimo, [pues] ningún individuo tiene la fuerza para crear esta relación única de amor y sinceridad que los miembros de la Yamat tienen con Jalifa y que el Jalifa de la época tiene con los miembros de la Comunidad, [ya que] compruebo esto en todos los países a los que viajo. No se trata solo de una proclamación verbal: de hecho, ahora el objetivo de las cámaras capta esas escenas. La MTA también muestra a menudo dichas escenas e incluso los opositores de la Yamat se ven obligados a admitir que el testimonio práctico del apoyo de Al’lah está con los áhmadis. Además, son miles las cartas que recibo cada mes, lo que demuestra que quienes las escriben tienen un gran vínculo de sinceridad y lealtad con la Comunidad y que es el Dios en persona Quien une a la gente a la institución de Jalifato e infunde amor y un vínculo en sus corazones por dicho Jalifato.
Ahora, presentaré como ejemplo algunas cartas que ilustran cómo Dios guía a la gente hacia la veracidad del Mesías Prometido (as) y cómo inculca en los corazones de las personas que la institución del Jalifato, que se estableció después del Mesías Prometido (as), conlleva el apoyo Divino.
El “mual-lim” [educador] de la región de Mwanza, en Tanzania, relata en su informe:
“Un día, después de la oración de ‘fayr’, fui con el misionero a reunirme con la gente. Cuando volvimos a la mezquita antes de la oración de ‘zohr’, vimos a una mujer que estaba de pie en las escaleras de la mezquita. Tras preguntar por ella, supimos que había venido a pedir oraciones. Tal vez pensó que nosotros hacemos lo que los musulmanes no-áhmadis tienen por costumbre, como conjuros e invocaciones, etc. (Estos son muy frecuentes entre los pueblos [no-áhmadis] de África). El misionero le habló sobre las enseñanzas de la Yamat y, al mismo tiempo, rezó por ella.
[Ante esto], la mujer dijo: ‘He tenido sueños en los que un hombre de barba larga y tez clara me explicaba la religión de la misma manera que el misionero me lo acaba de hacer’. Más tarde, se le introdujo la Yamat y se le mostraron las imágenes del Mesías Prometido (as) y de sus Jalifas, y manifestó que el rostro de la persona que vio en su sueño era muy parecido al del Mesías Prometido (as) o al del Segundo Jalifa (ra). Entonces, esta mujer hizo el ‘Baiat’ junto a sus tres hijos”.
El rostro del Segundo Jalifa (ra) se ha mostrado junto al del Mesías Prometido (as) también en esta época.
Hay una persona llamada Abdul’lah, que vive en una zona de la provincia Indonesia de Kalimantan Occidental, que juró lealtad junto a su mujer y a sus hijos, y [se nos ha dicho que]:
Tenía contacto con la Comunidad desde el 2019 y estaba influenciado por lo que el misionero le había enseñado, razón por la que visitaba regularmente la mezquita, y porque le parecía muy diferente de los demás clérigos. En cualquier caso, debido a su estrecha relación con el misionero, los clérigos y la gente de la zona empezaron a lanzar acusaciones contra él, lo expulsaron y le prohibieron entrar en su mezquita.
[El misionero explica que un día] le confesó:
“Vi en un sueño que me encontraba atrapado en un remolino y estaba a punto de ahogarme. Sin embargo, este hombre piadoso, que llevaba un ‘yubbah’ [larga prenda exterior] y un bastón en la mano, vino a salvarme”.
Entonces, nuestro misionero le mostró una imagen del Mesías Prometido (as) sosteniendo un bastón y exclamó temblando: “Es la misma persona que me salvó con su bastón del remolino”.
Del mismo modo, su hijo también vio un sueño -así que no fue solo el padre, sino que además su hijo vio otro sueño. [En el mismo] vio a varias personas que llevaban “yubbah”. Luego, junto con la imagen del Mesías Prometido (as), el misionero les mostró las fotos de los Jalifas y, asombrado, el hijo declaró que entre las personas que vio estaban el Tercer Jalifa (rh), el cuarto Jalifa (rh) y yo [o sea, Su Santidad, el Quinto Jalifa (aba)]. Y proclamó: “Estas mismas son todas las personas que vi”.
Dios Altísimo les mostró todo a la vez para indicar que el Jalifato establecido después del Mesías Prometido (as) era un sistema continuo; y, por así decirlo, esta familia prometió su lealtad tras ver estos sueños. Si uno tiene un verdadero anhelo, entonces Al’lah otorga Su guía de esta manera.
En la provincia del sur de Indonesia, hay un lugar llamado Baru, y el Amir (Presidente Nacional) nos informa de que:
Su misionero estaba dirigiendo la oración de “fayr” [la del amanecer] en la mezquita, durante la cual una persona se unió a la congregación y puso de manifiesto que había viajado hasta allí para encontrarse con los familiares de su esposa. Durante la conversación, mencionó que su pasado estuvo lleno de dificultades y que durante esa etapa de problemas, vio en un sueño a un hombre santo con barba blanca y turbante. En el sueño, el hombre santo, que llevaba el turbante, le dijo que si daba limosna en cada oración de “fayr” durante cuarenta días, sus dificultades desaparecerían. [Así pues], él hizo lo que se le indicó en el sueño y relata que, después de solo veinte días, sus problemas comenzaron a disiparse.
Además, consiguió varios trabajos y otras labores. Más tarde, informó que solo tres meses antes, el hombre santo que vestía un turbante blanco y barba vino en su sueño una vez más y lo llevó a una montaña para coger fruta. Se le dijo que solo debería revelar este sueño a aquellos que exhiben rectitud [“taqwa”]. A continuación, el misionero le mostró fotografías de los Jalifas [de la Yamat Musulmana Ahmadía] y, asombrado, señaló hacia la imagen de su Santidad, el Jalifa IV del Mesías (rh), diciendo que él era la persona que había visto. Por consiguiente, esta persona aceptó el Ahmadíat.
Con respecto a una mujer residente en Mali, llamada Sarayi, el misionero local afirma que:
“Es sumamente sincera y cada vez que se entera de un evento para propagar el Islam en las aldeas cercanas, les pide a sus hijos que la lleven allí en bicicleta. Dice que antes de convertirse en áhmadi, solía escuchar dos voces en sus sueños: una voz era mi recitación del ‘Tashahud’ y ‘Surah Al-Fatihah’ que recito en mis sermones; y la segunda voz era del misionero local, Muaz, cuando está propagando el Islam”.
Entretanto, [la mujer] confiesa: “Yo me preguntaba inquietantemente a quién pertenecían estas voces”.
Hace poco, la Yamat ha iniciado un programa de radio y ella escuchó mi sermón y recitación en la radio, así como otros programas sobre la propagación del Islam.
Acto seguido, ella afirmó: “Estas son las mismas voces que solía escuchar”, lo cual la llevó a aceptar el Ahmadíat.
Asimismo, se ha recibido un informe de Camerún, donde un joven llamado Abdur Rehman Bela cuenta su historia de cómo se convirtió en áhmadi y describe que:
“Hace unos años, vi a dos santos en un sueño. Uno de ellos me preguntó a qué me dedico para ganarme el sustento y humildemente manifesté que brindo transporte a personas en mi motocicleta para ganarme la vida. Ante esto, el otro santo se dirigió a mí y me dijo: ‘Deja tu motocicleta y ven a ofrecer oraciones aquí’. Entonces, dirigí la oración y me desperté”.
Añade además:
“Unos días después, vi a un joven en el mercado distribuyendo folletos de la Comunidad [Musulmana] Ahmadía. Llegué a casa y leí el folleto cuidadosamente. En él vi la imagen de un hombre santo, el Mesías Prometido (as), y era el mismo hombre que había visto en mi sueño”.
Tras esto, se puso en contacto con la Yamat y se relacionó con un “mual-lim” [educador, misionero local]. También adquirió más literatura. Además, entre los libros, encontró la foto del segundo hombre que vio en su sueño y esa imagen era la mía.
Prosigue diciendo:
“El segundo hombre era el Jalifa actual. Había escuchado su nombre, pero tenía poco conocimiento sobre él. No obstante, quien me dijo que dirigiera la oración fue el actual Jalifa de la Comunidad. Fue a través de sus bendiciones y las bendiciones de esa oración que dirigí que, tras la muerte del jefe de nuestra aldea el año pasado y debido a que no tenía herederos, fui honrado y elegido para ser el próximo jefe de acuerdo con su voluntad. [Por lo que] siento que he obtenido este honor solo gracias a la Yamat”.
Existe otro relato de Guinea-Bissau y el misionero jefe de allí relata:
“En esta región, hay una mujer llamada Aisha Mariah, que tiene dos hijos que aceptaron el Ahmadíat. El hermano mayor de Aisha se opone severamente a la Comunidad. Al mismo tiempo, cuida, mantiene y alimenta a su familia. Llamó a su hermana y le advirtió que si sus hijos no renunciaban al Ahmadíat, él ya no los cuidaría y rompería sus lazos con ellos. Al oír esto, Aisha se preocupó mucho, llamó a sus hijos y les pidió que renunciaran al Ahmadíat, a lo que dijeron: ‘Dios es suficiente para nosotros. Nunca podríamos renunciar al Ahmadíat’. [Entonces], al escuchar esta respuesta de sus hijos, Aisha se preocupó aún más, [puesto que] no sabía qué hacer a continuación.
Dos días después, vio en un sueño que estaba muy preocupada y lloraba profusamente. Al mismo tiempo, un hombre vestido de blanco y con barba blanca la llamó y le preguntó por qué lloraba. Ella le contó toda la historia, ante lo cual él la consoló diciendo: ‘No te preocupes, tus hijos acabarán siendo superiores a los demás’; y tras escuchar esas palabras se despertó. Su corazón estaba tranquilo después de ese sueño”.
A primera hora de la mañana le contó el sueño al misionero, quien le mostró una foto mía y al verla dijo: “Esta es la misma persona que vino a mí en mi sueño y me tranquilizó”. Ahora, por la gracia de Al’lah, es una áhmadi muy sincera y está al frente de todas las actividades de “Lallna” [la organización auxiliar de mujeres áhmadis].
Hay también hay una narración de Kenia.
Nuestra Yamat también está establecida en Bahati, un municipio en la región de Nakuru. Esta es una zona mayoritariamente cristiana. Es un municipio relativamente pequeño, aunque tiene aproximadamente 550 iglesias, en comparación con un solo centro para áhmadis. Un día, un hombre musulmán vino a nuestro centro y se unió a la oración en congregación. Cuando concluyó la misma, declaró que su nombre era Muhammad Abdi y que pertenecía a la zona.
[A continuación], él manifestó:
“Hace unos días, descubrí que había un centro de oración aquí, así que vine”. Se le introdujo la Comunidad, ante lo cual declaró algunas cosas que revelaron que sus creencias eran opuestas a la Yamat. Un día, los misioneros locales se encontraron con él en el camino y le dijeron: “Incluso si tus puntos de vista difieren, como eres musulmán, aún puedes venir al centro para ofrecer oraciones. Si tienes algunas alegaciones o preguntas, puedes preguntar sin vacilar y te proporcionaremos respuestas”.
Los misioneros locales también rezaron para que Dios Altísimo abriera su corazón [le guiase]. Unos días después, Muhammad Abdi llegó a su casa. En ese momento, mi sermón se estaba siendo transmitido por la MTA, [la Muslim Television Ahmadiyya] y lo escuchó atentamente durante bastante tiempo. Cuando concluyó el sermón, proclamó: “Deseo tomar el juramento de lealtad”. El “mual-lim” se sorprendió, considerando que antes se oponía a la Comunidad y de repente había cambiado de opinión. [Finalmente], cuando juró lealtad, se le preguntó por qué lo hacía y respondió: “Durante la última parte de la pasada noche, me desperté y salí a mi patio. De repente, miré hacia el cielo y vi un objeto brillante que me inspiró temor y me impactó profundamente. Ahora, cuando vine aquí y vi el sermón del Jalifa, la imagen de anoche vino a mi mente. Por eso deseo jurar lealtad junto con toda mi familia y entrar en la Yamat”.
Observad cómo Dios no solo demostró la verdad del Ahmadíat a un oponente, sino que además estableció en su corazón una conexión con el Jalifato y esto no se puede lograr por medio del esfuerzo humano.
Hay una ciudad llamada Maroua en Camerún.
Allí, un maestro de escuela, llamado Sulaiman, dice que vio un programa en la MTA vía cable, en el que el Jalifa [de la Comunidad Musulmana] Ahmadía estaba respondiendo a las preguntas de los niños. Uno de ellos preguntó sobre la guerra entre Ucrania y Rusia, a lo que el Imam de la Yamat dio una respuesta muy buena y sencilla en la que también mencionó que envió cartas a los líderes de las naciones poderosas del mundo para advertirles, diciendo que si no se establecen la paz y la justicia, entonces ello podría acarrear circunstancias muy aterradoras.
Esta persona dice:
“Al escuchar esto, pensé en ponerme en contacto con alguien de la Comunidad. Un día, un sermón del Imam de la Yamat se estaba transmitiendo en un canal de televisión local en Maroua y había sido traducido al idioma local. Apareció en pantalla el número [de teléfono] del Presidente de la comunidad [local] y me puse en contacto con la Yamat. A partir de entonces, leí la literatura de la misma y un libro del Jalifa titulado ‘La crisis mundial’. Desde entonces, mi corazón se puso contento, tomé el juramento de lealtad y entré en el redil de la Comunidad”.
El misionero local dice que ahora se ha convertido en un miembro muy activo de la Comunidad.
Un misionero de Sierra Leona nos cuenta que:
Hay un hombre llamado Ibrahim, que no era exactamente un opositor de la Yamat, pero tampoco era áhmadi. [Un día], escuchó uno de mis sermones en la MTA y comenzó a decir abiertamente:
“Los clérigos que dan enseñanzas contra la Comunidad se basan en la falsedad. He escuchado al Imam de la Yamat dar referencias del Sagrado Corán, mencionar al Santo Profeta Muhammad (sa) y el Hadiz. Los áhmadis también tienen el mismo credo. Todo está de acuerdo con el Islam; entonces, ¿cómo puede ser falsa la Comunidad Musulmana Ahmadía?”.
A partir de entonces, aceptó el Ahmadíat y se empezó a ofrecer contribuciones financieras. Es un áhmadi muy sincero.
El Amir [Presidente Nacional] de Trinidad [y Tobago] informa que:
“El año pasado, una nueva conversa, llamada Sharida, aceptó el Ahmadíat junto con su esposo [y un día] invitó a dos de sus amigas no musulmanas y vecinos a su casa para ver los procedimientos del Yalsa [Salana] UK en la televisión. Quedaron muy impresionados con toda la organización del Yalsa y, en especial, con mis discursos, los cuales dijeron que les gustaron mucho. Concluyeron que la Yamat [Musulmana] Ahmadía es el verdadero Islam y si todas las sectas del mismo se volvieran como ellos, entonces dicha religión podría prevalecer en el mundo.
[Una de las invitadas] concluyó:
“Empecé a llorar al ver al Jalifa y me sentí como si estuviera sentado en su presencia”.
Su esposo había fallecido, sin embargo, tiempo después, ella dedicó su casa a la Comunidad y se la entregó a la Yamat, y actualmente esto sigue dándose.
Alguien local de Kirguistán, llamado Sultan Ata Janu, aceptó el Ahmadíat y narra:
“Mi esposa y mi hijo ya habían prometido su lealtad. En 2017 comencé a ofrecer la oración del viernes en la casa-misión de la Comunidad. Cuando mi esposa y yo conducíamos para la oración del viernes, un viaje de unos doce kilómetros, siempre escuchábamos una grabación del Jalifa y cada vez que escuchaba un sermón suyo, mis convicciones se volvían firmes. Por lo tanto, ese mismo año, el 2 de mayo, al final del mes sagrado de Ramadán, en el día de Eid, prometí mi lealtad”.
Este [informe] es del año pasado.
Y añade:
“Quería mencionar esto antes, pero por una u otra razón esto siempre se retrasaba. He escrito esto en breve, aunque todo lo que está sucediendo dentro de mi alma no se puede expresar con palabras. En cada oración, le pido a Al’lah que aumente mi conocimiento sobre el Islam y cada oración de los viernes abre algo nuevo para mí”.
Una mujer de Paraguay llamada Liza ha relatado que:
“Dios Altísimo ha decretado diferentes formas de guía para distintas personas. Mi viaje al Islam-Ahmadíat comenzó durante la pandemia del corona-virus. [Entonces], pensé que debería aprender un nuevo idioma durante mi tiempo libre y comencé a tomar clases de árabe en internet. Al aprender árabe, también conocí bastante sobre el Islam y empecé a estudiar sobre el mismo. Un día, cuando abrí mi cuenta de Facebook, vi una invitación para un programa, que se estaba llevando a cabo en una mezquita, llamado ‘Café, pastel e Islam’. Me registré y llegué el día señalado, que es cuando conocí al misionero [local] y su esposa. Antes tenía algunas dudas en mi mente y pensaba que quizá solo los árabes podían ir a la mezquita, pero cuando fui allí, todo lo que aprendí sobre el Islam era completamente nuevo para mí; y aprendí que el Islam enseña que no hay compulsión en asuntos de religión y que es una religión solo de paz y armonía.
Esa noche, cuando salí de la mezquita, tenía una copia del Santo Corán en la mano. Después me mantuve en contacto constante con la esposa del misionero, a quien le hacía muchas preguntas y comencé a asistir a las clases semanales. Me puse la meta de memorizar y aprender toda la ‘Salat’ [oración]. Transcurrieron dos meses, durante los cuales pasé cada momento pensando en el Islam. Un día, cuando mi esposo vino a recogerme de la mezquita, en el camino de regreso le contaba lo que había aprendido en esa jornada. [Entonces], mi marido me preguntó: ‘¿Por qué no te conviertes en musulmana?’. Al escuchar esto, me quedé completamente en silencio y mis ojos se llenaron de lágrimas, porque en ese momento mi único deseo era convertirme en musulmana, aunque esa era una decisión muy importante para mí.
En cualquier caso, al poco tiempo decidí convertirme en musulmana áhmadi. Obtuve más información sobre la Yamat e investigué un poco mientras también hacía preguntas. Escuchaba regularmente los sermones del Jalifa, tras lo cual estaba segura de que me hallaba en el camino correcto, de que tenemos la orientación y un líder que se preocupa por nosotros, nos guía y ora por nosotros. Aunque todavía tengo mucho que aprender, mi corazón está en paz con la Comunidad [Musulmana] Ahmadía”.
A los pocos meses de que ella tomara el “Baiat” (juramento de lealtad), su esposo prometió lealtad y ahora son miembros muy sinceros y activos de la Yamat en Paraguay.
En Congo-Kinshasa, hay un pueblo o aldea pequeña cerca de Makau.
[Pues bien], allí hay un hombre llamado Ahmad Batatu que, junto con ocho miembros de su familia, prometió lealtad, tras lo cual comenzó a propagar el mensaje, lo que resultó en que sesenta y dos personas ingresaran en el redil de la Comunidad; y aclara que la principal razón por la que se unió a la Yamat [Musulmana] Ahmadía fue el Jalifa de la época y el Jalifato. El Amir dice que le está enseñando el Sagrado Corán a través de internet.
Él [mismo] ha dicho:
“Antes de entrar en el redil de la Comunidad, yo era musulmán sunnita, aunque durante esos años me preguntaba por qué los musulmanes sunnitas difundían odio. También me preguntaba por qué había tanta discordia entre ellos si eran sinceros, ¿por qué no tenían un solo imam al que pudieran seguir? Mientras sufría esta batalla interna, me apegué a los sermones del Jalifa en la MTA. Una voz dentro de mí decía que Hazrat Mirza Ghulam Ahmad (as) es veraz, pero había otra voz que decía: ¿por qué el resto de los musulmanes consideran a los áhmadis incrédulos? Eventualmente, conocí a un áhmadi de Tanzania y luego a otro de Francia. Luego me puse en contacto con el misionero de la zona, llamado Muzammil Sahib. Todos me dieron libros de la Yamat para leer y tras leerlos e investigar, prometí mi lealtad, [hizo el Baiat]”.
A partir de entonces, comenzó a propagar el mensaje en su área, lo que ayudó a que la Comunidad creciera.
El Amir de Congo-Kinshasa cuenta que la Señora Muani Tibu es de Awera, tiene 82 años y escribe:
“Yo era musulmana, aunque me hice cristiana a los 42 años, ya que mi hijo era pastor en una iglesia. Un día, oí en la radio la traducción al francés de un sermón del Jalifa, durante el cual llamé a la casa-misión y les informé que deseaba prometer lealtad al Imam de la época”.
[En consecuencia], le dejó claro a su hijo que, tras su fallecimiento, deseaba que la Yamat [Musulmana] Ahmadía dirigiera su funeral.
[Por otra parte], el misionero en jefe de Camerún informa de que:
“Un miembro, Umar Zubair Sahib, vino de Maroua para asistir al Yalsa Salana [Convención Anual] de 2022 y mencionó los detalles de su aceptación del Ahmadíat. Umar Sahib dijo que conoció la Comunidad a través de MTA África y que escuchaba el sermón de los viernes del Jalifa con gran interés.
[Él mismo] afirma:
‘Mi apego a la Yamat crecía después de cada sermón de los viernes y mis conocimientos también aumentaban. En el primer sermón de noviembre de 2021, el Jalifa mencionó incidentes de personas que se sacrificaron por ‘Tahrik-e-Yadid’. Al ver la cantidad de gente que se sacrificaba por el Islam, Dios me iluminó sobre el hecho de que esta Comunidad ha sido establecida por el Mismo Al’lah, (es decir, si la gente se sacrifica tanto por el Islam, entonces esta Yamat ha sido establecida por Dios Altísimo). Este punto me tranquilizó por completo y, tras jurar lealtad, entré en el redil de la Comunidad. A partir de ese momento, he estado contento y feliz’.”
El misionero de Waterloo, Sierra Leona, cuenta:
“El año pasado, Alfa Sahib fue invitado a escuchar el sermón de los viernes en la MTA y vino a ver el sermón junto con su familia, el cual le causó una buena impresión y toda su familia, compuesta por ocho personas, juró lealtad y se unió a la Comunidad. Por la gracia de Dios, sirve a la Yamat con gran sinceridad, pues allí se estaba renovando una mezquita y él pasaba la mayor parte del tiempo ayudando en dicha renovación, y trabajaba como uno de los obreros. [Al mismo tiempo], realizaban ayunos voluntarios e informaba a la gente de cuándo tenía que romper el ayuno”.
El Amir Sahib [Presidente Nacional] de Bangladesh escribe:
“El secretario de ‘tabligh’ [predicación] de la comunidad posee una imprenta y un hombre llamado Bilal trabajaba en ella. Cuando conoció la Yamat, empezó a venir a nuestra mezquita central, donde escuchaba el sermón de los viernes. Al cabo de un tiempo, Bilal juró lealtad, aunque su esposa no lo hizo. Llevaba siete años casado, pero no tenían hijos. [Por eso], le dijo a su mujer: ‘Escribamos al Jalifa para que rece y Al’lah nos bendiga con un hijo. La gente siempre escribe para esto, intentémoslo nosotros también’. Así pues, consiguió convencer a su esposa para que escribieran pidiendo oraciones y posteriormente envió la carta. Unos meses más tarde, [su esposa] se quedó encinta. Su mujer se dio cuenta de que fue gracias a las oraciones del Jalifa que Dios Altísimo los había bendecido. Por tanto, también juró lealtad”.
El Amir Sahib de Bélgica declara:
“Hay un hombre originario de Marruecos que vive en Bélgica desde hace mucho tiempo. Primero leyó sobre la Comunidad y luego juró lealtad.
Él explica:
‘Desde mi infancia he pasado mucho tiempo con eruditos musulmanes, no obstante, los sermones del Jalifa no son solo el comentario del Santo Corán, sino que te acercan a Dios. Tras escuchar sus sermones, ahora disfruto ofreciendo la Salat [oración]. Al’lah también me ha mostrado sueños verdaderos. El Ahmadíat ha cambiado mi vida por completo’.
Cada vez que el caballero habla de esto le embarga la emoción, [-dice el Amir Sahib de Bélgica-]”.
El misionero de Kenema, Sierra Leona, narra:
“Más de quinientos no-áhmadis estaban presentes en una reunión. [Presto], una persona se levantó y proclamó: ‘Solo los áhmadis siguen las verdaderas enseñanzas del Islam. Los despreciamos porque siempre dicen la verdad. Si algo es de color blanco, dirán que es blanco. En nuestro caso, aunque algo sea negro, lo declararemos blanco. Esta es la razón por la que no hay unidad ni organización entre nosotros’.
Un imam de la zona también se levantó y dijo: ‘Si escucháis los sermones del Jalifa de los áhmadis, llegaréis a conocer las verdaderas enseñanzas del Islam. No he aceptado el Ahmadíat, aunque cada viernes escucho el sermón que pronuncia su Jalifa. Si todos lo escucháis, aprenderéis las verdaderas enseñanzas del Islam y no querréis que termine el sermón’.”
El misionero que presta servicio en la región de Mashaka [de África], informa que:
Fue al banco y, al terminar lo que tenía que hacer, sintió hambre, por lo que se fue a un hotel a comer. La MTA estaba puesta en la televisión y la gente escuchaba un sermón mío ya grabado. Preguntó a la dirección del hotel al respecto y le dijeron que veían a menudo este canal, y que aprendían muchas cosas buenas de él y de las que se beneficiaban enormemente. Además, expresaron que les gustaba ver este canal. Por consiguiente, Dios Altísimo también proporciona los medios para propagar el mensaje de la Yamat de esta manera y la importancia del Jalifato está siendo puesta de manifiesto a la gente.
El misionero de Mali, Umar Muaz Sahib, declara:
“Hay un miembro de la región de Guinea, Yala Sahib. Él mencionó que se había roto los huesos de las piernas debido a un accidente. A pesar de someterse a distintos tipos de tratamiento, incluidos remedios tradicionales del subcontinente y de ser revisado por médicos, sus huesos no sanaban. Él y sus familiares se habían desanimado mucho y pensaban que sus huesos nunca sanarían. [Entonces], confesó que un día vio en un sueño que Jalifatul Masih V (atba) había rezado por él y que en su sueño repetía las palabras ‘amén’ [que así sea] mientras rezaba. [Aparte], escribe que, al despertar del sueño, dijo ‘amén’ y se pasó las manos por las piernas. Relata que después de esto Dios le concedió Sus bendiciones y, aunque antes se había sentido desesperanzado por la recuperación de sus piernas, sin embargo, sus huesos empezaron a sanar gradualmente. Ahora, por la gracia de Al’lah, está completamente bien y nadie puede notar incluso que los huesos de sus piernas se habían roto”.
Así pues, Dios Altísimo proporciona los medios para fortalecer la relación de la gente con el Jalifato también de esta manera.
En cuanto al impacto sobre los demás, el Amir de Congo Kinshasa cuenta que:
Por la gracia de Dios, aparte de la emisora de radio de la Comunidad, hay otras veintitrés emisoras de radio FM en las que se emiten semanalmente los programas de “tabligh” [predicación] y “tarbiyat” [formación], así como mis sermones de los viernes. [Es más], el sermón de los viernes se emite en directo en dos cadenas de televisión locales de Bandundu y están recibiendo buenas críticas al respecto.
Una vez, conoció a un médico cristiano local que le confesó:
“Escucho el sermón de su imam y lo pronuncia de forma muy impactante. Le ruego que lo traduzca también al idioma local para que pueda beneficiarse de él el mayor número posible de personas”.
Por lo tanto, Al’lah está también proporcionando los medios de esta manera para transmitir el mensaje del Islam-Ahmadíat, e incluso los no-áhmadis están llamando la atención sobre el hecho de que las palabras del Jalifa de la época deben transmitirse a los demás. De este modo, la tierra se está preparando y llegará un momento en que los corazones de la gente se abrirán para aceptar el Ahmadíat como el verdadero Islam, si Dios quiere. Así, las continuas bendiciones del Jalifato que han sido prometidas por Dios Altísimo al Mesías Prometido (as) se están cumpliendo de formas tan asombrosas que uno ni siquiera puede imaginar.
Estos relatos de áhmadis y no-áhmadis y los signos de Al’lah a favor del Jalifato Ahmadía son, de hecho, prueba del apoyo de Dios y de la veracidad del Mesías Prometido (as), que vino en servidumbre del Santo Profeta (sa) para unir al mundo. Solo la Yamat Musulmana Ahmadía se esfuerza por contribuir al progreso del Islam y a su propagación en el mundo, bajo el sistema del Jalifato. Los progresos que estamos presenciando a pesar de las difíciles circunstancias son, en efecto, la prueba del testimonio práctico del apoyo que Dios Altísimo nos brinda. Si no lo es, ¿qué otra cosa es? No obstante, los que están [espiritualmente] ciegos no pueden ver esto. Si Al’lah quiere, el Ahmadíat y el Jalifato bajo el precepto del profetazgo, que fue profetizado por el Santo Profeta Muhammad (sa) y que comenzó con el advenimiento del Mesías Prometido (as), continuará hasta el Día del Juicio y el enemigo no podrá hacerle el más mínimo daño.
Por tanto, debemos esforzarnos por fortalecer aún más nuestra fe y permanecer unidos al Jalifato del Ahmadíat y estar dispuestos a ofrecer todo sacrificio para su establecimiento.
¡Que Dios nos permita hacer esto!
Resumen
Después de recitar el Tashahhud, Ta’awwuz y la Surah al-Fatihah, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) dijo que cuando Al’lah el Todopoderoso informó al Mesías Prometido (as) que su fallecimiento estaba cerca, el Mesías Prometido (as) informó a su Comunidad que Dios manifiesta Su poder de dos maneras; una de la mano de los profetas, y la segunda después del fallecimiento de los profetas cuando la gente piensa que el profeta ha flaqueado y su comunidad ha fracasado, y se burlan y bromean.
Cómo Dios Todopoderoso Manifiesta Su Poder Tras la Muerte de los Profetas
Su Santidad (aba) continuó citando al Mesías Prometido (as) quien dijo que los oponentes del Islam se regocijaron con la muerte del Santo Profeta (sa) mientras que los Compañeros estaban en gran angustia y dolor. Sin embargo, Dios manifestó Su poder al comisionar a Hazrat Abu Bakr (ra) y la fuerza del Islam se solidificó. De esta manera, Dios cumplió Su promesa de, ‘y Él establecerá para ellos su fe que Él eligió para ellos y Él cambiará su estado de temor en paz.’
Su Santidad (aba) continuó citando al Mesías Prometido (as) quien dijo que lo mismo sucedió en la época de Moisés (as). Cuando Moisés (as) falleció entre Egipto y Canaán, antes de que pudiera ayudar a los israelitas a llegar a su destino, hubo un gran dolor entre los israelitas. La Torá describe que lloraron durante cuarenta días consecutivos. Sin embargo, siempre ha sido práctica de Dios mostrar dos manifestaciones de Su poder para destruir la falsa alegría de los adversarios. Si esto fue así, entonces el Mesías Prometido (as) dijo que lo mismo sucedería después de su fallecimiento, y que habría una segunda manifestación después de él que duraría hasta el fin de los días. Dios garantizó al Mesías Prometido (as) que su Comunidad prevalecería hasta el Día del Juicio Final. Aunque estemos en los últimos días y los signos del fin del mundo sigan manifestándose, Dios no permitirá que el mundo sea destruido hasta que esta promesa Suya se cumpla.
La promesa de una segunda manifestación de poder después del Mesías Prometido (as)
Su Santidad (aba) continuó citando al Mesías Prometido (as) quien dijo que él era una manifestación del poder de Dios, y que después de él habría otros que serían la segunda manifestación del poder de Dios. Esto era para que el mundo entero pudiera recibir el mensaje de la unidad de Dios y unirse. Su Santidad (aba) dijo que fue así que después del fallecimiento del Mesías Prometido (as) que Dios comisionó al Primer Califa, Hazrat Hakim Maulwi Nooruddin (ra). Algunos opinaban que después del Mesías Prometido (as) el Anjuman debía ser su sucesor, sin embargo el Primer Califa (ra) puso fin decisivamente a esta rebelión. Después de él, Dios comisionó al Segundo Califa, Hazrat Mirza Bashiruddin Mahmud Ahmad (ra). Hubo quienes se creyeron más eruditos que él e intentaron levantar la rebelión. De hecho, incluso intentaron retrasar la elección del Califa. Sin embargo, Dios se encargó de que todos sus esfuerzos se vieran completamente frustrados y el Califato perduró más fuerte que nunca, prolongándose su era califal durante más de 50 años. Luego, a su fallecimiento, Dios comisionó al Tercer Califa, Hazrat Mirza Nasir Ahmad (rh). Luego, de acuerdo con la voluntad de Dios, cuando el Tercer Califa (r) falleció, Dios comisionó a Hazrat Mirza Tahir Ahmad (r) como el Cuarto Sucesor del Mesías Prometido (as). Después del fallecimiento del Cuarto Califa (rh), Dios comisionó a Su Santidad, Hazrat Mirza Masroor Ahmad (ra) al rango de Califa.
El vínculo de amor entre el Califa y su Comunidad
Su Santidad (aba) dijo que Dios cumplió la promesa que hizo al Mesías Prometido (as) y continuó guiando a su Comunidad por los caminos del éxito. Su Santidad (aba) dijo que en esta era de su Califato, los opositores han tratado de crear discordia y han intentado acabar con la Comunidad. Los ahmadíes han sido martirizados en diferentes países del mundo o les han dado el atractivo de las cosas mundanas. Sin embargo, Dios ha seguido aumentando a los ahmadíes en su fe, certeza y relación con el Califato. Ya sea en Asia, Europa, América o África, la relación de cada persona con el Califato ha sido establecida por Dios. No hay nadie más que Dios que pueda crear tal amor en los corazones de la gente. Su Santidad (aba) dijo que dondequiera que va, en el mundo, ve este amor en la gente. De hecho, estas cosas no son sólo afirmaciones, sino que estos testimonios han sido preservados por los objetivos de la cámara.
Su Santidad (aba) dijo que recibe miles de cartas al mes que muestran cómo Dios unió a la gente a la Comunidad y Él mismo establece un vínculo de amor entre ellos y el Califato. Su Santidad (aba) dijo que expresaría algunos ejemplos de tales cartas.
Ejemplos maravillosos de cómo Dios atrae a la gente hacia Ahmadíat
Su Santidad (aba) dijo que en Tanzania, una mujer vino a la mezquita pidiendo oraciones. Dijo que había tenido sueños en los que veía a un hombre de barba larga y complexión blanca. Cuando conoció a la Comunidad y las enseñanzas del Mesías Prometido (as), se dio cuenta de que la persona que había estado viendo en sus sueños era el Mesías Prometido (as) o el Segundo Califa (ra). Al darse cuenta, aceptó el Ahmadíat junto con su familia.
Su Santidad (aba) dijo que en Indonesia, una persona llegó a la mezquita para aceptar el Ahmadíat. Explicó que vivía una vida difícil. Durante un momento de dificultad, vio que se encontraba con un anciano que llevaba un turbante blanco. Este anciano le dijo en sueños que ofreciera limosna durante cuarenta días. Así lo hizo y, al vigésimo día, su dificultad desapareció. Al cabo de unos tres meses, volvió a ver al mismo anciano, que le llevó a una montaña a comer fruta. En el sueño, el anciano le dijo que sólo contara este sueño a los piadosos. Al ver una imagen de los Califas, señaló al Cuarto Califa (rh), dijo que era el mismo anciano con turbante blanco que vio en su sueño, y aceptó el Ahmadíat.
Su Santidad (aba) contó que, en Camerún, un joven vio en sueños a dos ancianos. Uno de ellos le preguntó a qué se dedicaba, a lo que respondió que llevaba a la gente en su motocicleta y que así se ganaba la vida. El otro le dijo que dejara la moto y viniera aquí a rezar. Unos días después, vio a alguien que repartía panfletos en el mercado. Tomó el folleto y, al leerlo, vio al Mesías Prometido (as) y se dio cuenta de que era uno de los ancianos que había visto en el sueño. Después, tras investigar más y ver las imágenes de los Califas, se dio cuenta de que el otro anciano era Su Santidad (aba), quien le dijo que rezara. Aceptó el Ahmadíat e incluso se convirtió en el Imam de su pueblo, lo que según él se debe a las bendiciones del Ahmadíat.
Su Santidad (aba) dijo que en Kenia hay una pequeña ciudad predominantemente cristiana, con 520 iglesias y un único centro de la Comunidad Ahmadía. Un día, un hombre vino al centro de oración Ahmadía y obtuvo más información sobre la Comunidad. Se dio cuenta de que esta Comunidad tenía puntos de vista diferentes a los suyos, sin embargo, se le ofreció acudir a la mezquita siempre que lo deseara. Un día, mientras estaba de visita, pusieron la MTA en la televisión y estaba emitiéndose un sermón de Su Santidad (aba). Al escucharlo, dijo que deseaba aceptar el Ahmadíat. Cuando se le preguntó qué le había hecho cambiar de opinión, dijo que el día anterior, cuando se despertó y salió a la calle, miró hacia arriba y vio una luz brillante. Dijo que al ver el sermón de Su Santidad (aba), lo que vio se cumplió y por eso aceptó el Ahamdíat junto con su familia. Así, el corazón de un opositor cambió.
Su Santidad (aba) dijo que una mujer de Paraguay cuenta que su viaje al Islam comenzó durante la pandemia de Covid. Decidió que debía empezar a aprender un nuevo idioma, así que empezó a tomar clases de árabe en línea. A través de estas clases, aprendió sobre el Islam y empezó a investigar más por su cuenta. Un día vio en FaceBook un anuncio sobre un evento llamado “Café, Pastel e Islam”. Se inscribió y acudió al evento, donde conoció al misionero y a su esposa. Al principio, tuvo algunas dudas y pensó que solo los árabes podían entrar en una mezquita, pero aprendió mucho y se enteró de que el islam enseña que no hay coacción en la religión y que el islam es una religión de paz. Siguió en contacto con la esposa del misionero, le hacía preguntas a menudo e incluso asistía a las clases semanales. También se esforzaba por aprender todo el Salat (oración formal). Un día, mientras le contaba a su marido todo lo que había aprendido, él le sugirió que se hiciera musulmana. Ella estudió un poco más, hizo preguntas y escuchó los sermones del Califa y como resultado, después de algún tiempo, aceptó el Ahmadíat. Su marido también aceptó el Ahmadíat unos meses después.
Su Santidad (aba) dijo que en Sierra Leona, un hombre fue invitado a escuchar el sermón pronunciado por Su Santidad (aba). Vino con su familia para escuchar el sermón. Al escucharlo, quedó tan impactado que aceptó el Ahmadíat. Ahora, se ha convertido en un miembro activo de la Comunidad, ayudando en todas las renovaciones de la mezquita y realizando a menudo ayunos voluntarios, entre otras cosas.
Su Santidad (aba) dijo que en Bangladesh, un joven conoció la Comunidad Ahmadía y visitaba la mezquita para escuchar los sermones de Su Santidad (aba). Esto influyó en él hasta el punto de que aceptó el Ahmadíat, sin embargo, su esposa aún no había aceptado el Ahmadíat. La pareja aún no tenía hijos, por lo que el hombre sugirió a su esposa que escribiera una carta al Califa solicitando oraciones. Fue después de hacerlo cuando se quedó embarazada. Ella se sintió conmovida y pensó que esta bendición les había sido concedida gracias a las oraciones del Califa, por lo que también aceptó el Ahmadíat.
Su Santidad (aba) contó que en Mali hubo un hombre que sufrió un accidente en el que se rompió las piernas. A pesar de muchos intentos y diferentes métodos, sus piernas no sanaban. Un día, vio en sueños a Su Santidad, el Quinto Califa (aba), que continuamente rezaba por él y en el sueño él respondía diciendo Ameen. Cuando despertó, dijo Ameen y se pasó las manos por las piernas. Fue entonces cuando sus piernas empezaron a curarse lentamente y ahora nadie puede decir que las tenía rotas. Su Santidad (aba) dijo que así es como Dios establece lazos entre la gente y el Califa (aba).
Su Santidad (aba) dijo que incluso los no musulmanes se ven afectados por el Califato. En Congo-Kinshasa, la Comunidad tiene una emisora de radio en la que se retransmiten los sermones de Su Santidad (aba). Un día, llegó a la Comunidad un médico que dijo que escuchaba regularmente los sermones y pidió que se tradujeran a la lengua local para que cada vez más gente pudiera escucharlos. Por lo tanto, las bendiciones asociadas con el Califato son tan poderosas que incluso los no-Ahmadíes animan a que el mensaje del Califa se difunda a tanta gente como sea posible. Su Santidad (aba) dijo que un día ellos también reconocerán y aceptarán la verdad del Ahmadíat.
(Estos son sólo algunos ejemplos de los diversos incidentes presentados por Su Santidad (aba)).
Nada puede impedir el progreso del Ahmadíat bajo la guía del Califato
Su Santidad (aba) dijo que la promesa que Dios hizo al Mesías Prometido (as) sobre las bendiciones que acompañarían al Califato se está cumpliendo de formas magníficas y misteriosas que no pueden ser comprendidas por la mente humana. Si estos incidentes, los signos enviados por Dios, la ayuda que acompaña al Califato Ahmadía y el Mesías Prometido (as) que vino en servidumbre del Santo Profeta (sa) para unir al mundo no son todas pruebas de veracidad, entonces ¿qué lo es? La Comunidad Musulmana Ahmadía es la única que, bajo el Califato, está trabajando para promover el éxito y la difusión del Islam. El éxito del que está siendo testigo esta Comunidad es una prueba clara de la ayuda de Dios. Sin embargo, aquellos que eligen permanecer ciegos no pueden y nunca verán. Si Dios quiere, de acuerdo con la promesa de Dios, la sucesión sobre los preceptos de la profecía que comenzó con el Mesías Prometido (as) continuará hasta el final de los tiempos. No hay enemigo que pueda impedirlo.
Su Santidad (aba) dijo que debemos esforzarnos constantemente por rejuvenecer nuestra fe, mantenernos unidos al Califato Ahmadía, y nunca rehuir ofrecer sacrificios para asegurar su continuidad. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah el Todopoderoso nos permita hacerlo.
Resumen preparado por The Review of Religions