La pandemia del coronavirus: nuestras responsabilidades y deberes
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

La pandemia del coronavirus: nuestras responsabilidades y deberes

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Pronunciado en la Mezquita Mubarak de Islamabad, Tilford, Surrey, U.K.

Después de recitar el Tashahhud, Ta‘awwuz y el Surah Al-Fatihah, Hazrat Jalifatul Masih V (aba) dijo:

La situación actual, debido a la pandemia de coronavirus, continúa preocupando a todos por igual, ya sean miembros de nuestra Comunidad u otros. La gente me escribe expresando sus preocupaciones. Están preocupados por las enfermedades de sus seres queridos y parientes cercanos, independientemente de la naturaleza de la enfermedad. Debido a esta situación, muchas personas están muy inquietas porque, incluso si alguien padece una enfermedad diferente, puedan verse afectadas por la pandemia al tener sus cuerpos ya de por sí debilitados. Algunos áhmadis también se han visto afectados por esta enfermedad.

En cualquier caso, una preocupación ha envuelto al mundo entero. Un misionero me ha escrito expresando su perplejidad ante la situación, diciendo que es difícil entender lo que está sucediendo. Tiene razón y es cierto que uno queda perplejo viendo lo que está sucediendo en el mundo. Sin embargo, Dios Altísimo dice lo siguiente en el Sagrado Corán, con respecto a las condiciones de la presente era:

[Árabe]

“Y el hombre dirá: ¿qué le ocurre?”.

Hace cien años, en febrero de 1920, Hazrat Musleh Maud (ra), mencionando las enfermedades infecciosas, las sequías y las tormentas, pronunció un breve discurso sobre este versículo y dijo que en el pasado se daban brotes de enfermedades infecciosas o calamidades de vez en cuando. No obstante, en la época presente las puertas de las calamidades se han abierto.

Yo también vengo diciendo durante los últimos años que, después del advenimiento del Mesías Prometido (as) y desde que amonestó especialmente al mundo sobre calamidades y aflicciones celestiales, la frecuencia de tormentas, terremotos y pandemias ha aumentado considerablemente en la tierra. En general, estas pandemias y calamidades conllevan la advertencia a la humanidad que se ha cumplir con los derechos hacia el Creador y hacia Su creación.

Por lo tanto, en estas circunstancias, nos corresponde someternos a Dios Altísimo más que antes y también atraer la atención del mundo hacia ello. Algunas enfermedades, infecciones y tormentas son de tal naturaleza que cuando acaecen, naturalmente impactan a cada individuo. Hazrat Musleh Maud (ra) afirma además que es correcto decir que algunas tribulaciones no tienen nada que ver con nosotros pero que dado que vivimos en este mundo, nos vemos afectados, en cierta medida, por fenómenos como enfermedades y sequías; es decir, también nos afectan, nos vemos implicados. De esta forma, las comunidades divinas no se encuentran completamente protegidas contra ellas. Hazrat Musleh Maud (ra) afirma que si fuera así, iría en contra de los designios de Dios Altísimo. Sin embargo, un creyente pasa por estas dificultades, sometiéndose ante Dios Altísimo como Su siervo agradecido. Por lo tanto, como he mencionado, debemos postrarnos especialmente mucho más ante Dios en estos días y buscar Su misericordia y gracia. Por consiguiente, cada áhmadi debe tratar de postrarse ante Dios Altísimo más que antes.

Algunos comentan que esta epidemia es una señal y no hay necesidad de tomar precauciones o tratamientos, o hacen comentarios que hieren los sentimientos de los demás. No sabemos si esta es una señal específica de Dios o no. No obstante, podemos decir ciertamente, como acabo de mencionar ahora y también hace algunos sermones, cuando me referí a la pandemia por primera vez, que esta es una señal de ámbito general. Desde el advenimiento del Mesías Prometido (as), ha habido un gran aumento de calamidades celestiales y terrenales. Así pues, si bien nos podemos referir a esta señal como un signo de ámbito general, vincular la pandemia actual a la plaga de la época del Mesías Prometido (as) y luego alegar que los áhmadis que han sido infectados o que han muerto a causa de la pandemia actual tenían, Dios no lo quiera, una fe débil, son declaraciones que nadie tiene derecho a realizar. La plaga que apareció en la época del Mesías Prometido (as) fue un signo específico y aunque el Santo Profeta (sa) ha declarado que quién fallece debido a estas pandemias se considera mártir, no obstante, Dios Altísimo había revelado de antemano al Mesías Prometido (as) que aquella plaga aparecería como una señal específica. El Mesías Prometido (as) lo anunció como una señal y también le dio a la Comunidad orientación al respecto. La plaga que se manifestó en la época del Mesías Prometido (as) tuvo un significado propio. Además, el Mesías Prometido (as) instruyó a la Comunidad y, de hecho, le dijo a Mufti Sahib que publicara un anuncio en los periódicos diciendo que rezaba profusamente para que los miembros de la Comunidad se salvaran de la plaga.

Sin embargo, también dijo que el Sagrado Corán establece que, cuando las calamidades divinas caen sobre el mundo, envuelven tanto a los justos como a los malvados y los corruptos. Las personas serán juzgadas de acuerdo con sus actos. No se da el caso de que los piadosos no se vean afectados en absoluto; a ellos también les afecta. Como he mencionado, Hazrat Musleh Maud (ra) ha dejado claro que ésta es la ley de la naturaleza. Además, afirma que el diluvio de la época de Noé (as) afectó a todos; entre ellos había hombres, mujeres y niños que eran ajenos a las afirmaciones y creencias de Noé (as), pero que también se vieron envueltos por la calamidad. Dice además que el Santo Profeta (sa) y los Compañeros (ra) que participaron en la yihad, sus victorias y éxitos fueron un medio para establecer la veracidad del islam. Más tarde, durante la era de los Julafa-e-Rashidin (Sucesores rectamente guiados), la yihad se mantuvo de manera similar. Hubo algunas derrotas, pero en general los éxitos fueron mucho mayores. Nos explica que todo ello era para demostrar la veracidad del islam. Pero junto con los incrédulos, muchos musulmanes también perdieron la vida en estas batallas. Aunque esta yihad tuvo lugar como una señal de la veracidad del islam, no solo murieron incrédulos, sino que también murieron muchos musulmanes. Sin embargo, los musulmanes que murieron o fueron asesinados en la yihad fueron considerados mártires.

Afirma además que, de manera similar, el brote de la plaga actúa en calidad de signo de nuestra veracidad y es posible que algunos miembros de nuestra Comunidad también puedan ser martirizados por la plaga. El Mesías Prometido (as) afirma además que, en primer lugar, debemos cumplir con los derechos que corresponden a Dios Altísimo y limpiar nuestros corazones de las pasiones internas. Luego, debemos cumplir con los derechos de la Creación de Dios y desarrollar una creencia verdadera y sincera en Dios. Con la mayor humildad, debemos suplicar a Dios Altísimo. No debe pasar ni un día en el que no nos sometamos a Dios y lloremos en nuestras oraciones. Luego, el Mesías Prometido (as) dice que junto con esto también debemos utilizar los medios y recursos prácticos disponibles. En otras palabras, debemos adoptar plena y exhaustivamente todas las medidas de precaución.

El Mesías Prometido (as) afirma además que debemos mostrar nuestra mayor simpatía y compasión hacia aquellos individuos y sus familias que, debido al destino Divino, han sido afligidos por la plaga. Prestad ayuda a esas personas y no dejéis pasar ninguna oportunidad para encontrar una cura o tratamiento para ellas. Pero el Mesías Prometido (as) también aclara que ayudar a esas personas no significa que uno deba infectarse a través del contacto cercano con una persona ya infectada, contagiándose a través de su respiración o ropa. Ciertamente, debemos mostrar compasión, pero debemos tomar todas las medidas de precaución posibles y mantenernos protegidos de sus efectos contagiosos. Por lo tanto, se puede deducir de todo ello es que aquellos que están ayudando a otros, deben tomar las medidas de precaución necesarias; como por ejemplo hoy en día se dice que debemos usar mascarillas, entre otras precauciones.

Del mismo modo, uno debe abstenerse de visitar las casas de otros e incluso como el gobierno lo ha prohibido, debemos abstenernos de hacerlo. Estos días en el Reino Unido y, a pesar de la prohibición del gobierno, hay quienes van a los parques, etc. Solo se permite ir a caminar y salir a tomar aire fresco, pero eso no significa que uno pueda ir a un parque a sentarse, hacer un picnic o reunirse con otros. Esto no es correcto y el gobierno está llamando la atención sobre ello una y otra vez. Hay quienes van en sus automóviles a esos lugares; mientras que el gobierno insta que si lo que quieren es solo tomar aire fresco y hacer ejercicio en el parque, entonces deben ir a pie desde sus viviendas, o incluso en bicicleta. No es correcto que vayan en automóvil a esos lugares. En ciertas áreas, las autoridades locales han anunciado ahora el cierre temporal de los estacionamientos y ya no se permite aparcar automóviles en estos parkings. Los áhmadis deben abstenerse de tales comportamientos.

Aquellos que ayudan a los demás, voluntarios de judamul ahmadía (jóvenes de la comunidad), y otros que también están ayudando, deben tomar todas las medidas posibles de precaución, comenzar sus tareas con oraciones y evitar cualquier tipo de negligencia. No deben arriesgarse innecesariamente. Eso solo sería ignorancia, no valentía, sólo torpeza. Por lo tanto, debemos asegurarnos de tener mucho cuidado.

El Mesías Prometido (as) declaró que -Dios no lo quiera- si alguien moría de esta enfermedad, sería considerado un mártir; y para esa persona no habría necesidad de realizar el ghusl [lavado del cuerpo], ni envolverlo en un sudario. En aquellos días, las personas alcanzadas por la plaga fueron tratadas como mártires. El gobierno de aquí ha otorgado ciertos permisos para poder realizar el ghusl [lavado del cuerpo] y envolver al difunto en un sudario. Pero en aquellos días, el Mesías prometido (as) declaró que en circunstancias muy difíciles no había necesidad de hacerlo. Luego, aconsejó en particular mantener los hogares limpios. El Mesías Prometido (as) dio instrucciones específicas a este respecto y dijo que, además de mantener limpias las casas, uno debía también mantener la ropa limpia; y que aparte de lavar regularmente su ropa, había que limpiar los desagües. Aquí el sistema de alcantarillado es subterráneo, pero en los países menos desarrollados las alcantarillas están al aire libre. Por lo tanto, es muy importante mantener limpias las mismas.

El Mesías Prometido (as) dijo específicamente que lo más importante de todo es que uno debe mantener su corazón limpio y reconciliarse con Dios Altísimo. Por lo tanto, en estas circunstancias, debido a la pandemia que nos afecta a todos – como he mencionado hay gente que me escribe en este sentido-, debemos prestar especial atención a esto y recordar que el camino de la oración siempre está abierto para nosotros. Debemos postrarnos ante Dios Altísimo con la convicción de que Él mantiene abierto el camino de la oración y escucha nuestras súplicas. Si uno se inclina ante Dios con sinceridad, estando siempre postrado ante Él, Dios responderá a sus oraciones de la manera que considere mejor. En general, deberíamos rezar por nosotros mismos, nuestros seres queridos, nuestros familiares, por la toda la Comunidad y por la humanidad en general.

Mucha gente en el mundo, entre los que puede haber áhmadis, no tiene medios de prevención o instalaciones médicas a su disposición, ni las provisiones adecuadas de comida y bebida. ¡Que Dios Altísimo muestre misericordia con todos ellos y también con nosotros! Nos estamos esforzando como Comunidad para procurarles alimentos, bebidas, etc. a todos y cada uno de los áhmadis, pero puede haber deficiencias. A pesar de estas insuficiencias en nuestros esfuerzos, no solo tratamos de proveer alimento y medicamentos a los hogares áhmadis, sino que, donde sea posible y necesario, extendemos nuestra ayuda de medicamentos, alimentos, etc. a personas no áhmadis y ofreceremos este servicio desinteresadamente, solamente por humanidad. Aun así, ciertos medios de comunicación repletos de prejuicios o de los así auto-proclamados ulemas [eruditos] nos critican diciendo que el servicio que prestamos los áhmadis o los suministros de comida y medicina que proporcionamos para ayudar a otros, se hacen con el fin de difundir nuestro mensaje y abrir nuevos caminos para hacer nuestro apostolado. Estas falsas acusaciones no nos afectan de ninguna manera, ya que Dios Altísimo conoce nuestras intenciones y nuestra verdadera pasión.

¡De nuevo insistiré que, en estos tiempos presten la atención debida a las oraciones, presten la atención debida a las oraciones, presten la atención debida a las oraciones! ¡Que Dios Altísimo proteja a la Comunidad en todos los aspectos, de manera individual y colectiva! ¡Que Dios nos permita a mí y a ustedes realizar estas súplicas para beneficiarnos de la aceptación de nuestras oraciones!

Quisiera dirigirme a los hombres de negocio áhmadis y es que no deben tratar de obtener un beneficio adicional durante estos días. En lugar de tratar de obtener ganancias extras, especialmente aquellos que comercian con alimentos y otros productos esenciales, deben venderlos a un precio con el menor beneficio posible. Estos son los días en que podemos servir a la humanidad y el Mesías Prometido (as) también nos aconsejó inculcar el sentido de la compasión dentro de nosotros. También estos son los días en que podemos cumplir con los derechos que se le deben a la humanidad [Haququl Ibaad] y también son los días para acercarnos a Dios Altísimo. ¡Que Dios permita a cada hombre de negocio que, en lugar de tratar de incrementar sus ganancias, muestre el sentido de la compasión al administrar su negocio en estas circunstancias!

Ahora hablaré sobre un trabajador y sirviente extremadamente leal de la Comunidad, el respetado Nasir Ahmad Said Sahib, quién debido al decreto divino, falleció el pasado 5 de abril [de 2020].

[Árabe]

¡En verdad pertenecemos a Al’lah y a Él volveremos!

Nasir Ahmad Said Sahib nació en 1951 en un pueblo de Daska, distrito de Sialkot. El nombre de su padre era Tall Din Sahib y era áhmadi de nacimiento. Completó sus estudios hasta el octavo grado en la escuela secundaria y no continuó ninguna educación adicional. Bajo Nazarat Amur-e-Aama, fue inscrito en Amla Hifazat-e-Jaas en 1973. En 1985, dos años después de que Hazrat Jalifatul Masih IV (rh) emigrara de Rabwah (creo que Hazrat Jalifatul Masih IV (rh) emigró en abril de 1984) … En fin, en 1985, fue transferido a Londres desde Rabwah donde continuó ofreciendo sus servicios. De acuerdo con el sistema administrativo oficial de la Comunidad, alcanzó la edad de jubilación en octubre de 2010, pero continuó prestando sus servicios. Por la gracia de Dios, tuvo la oportunidad de ofrecer sus servicios desde la época de Hazrat Jalifatul Masih III (rh) hasta mi Jalifato.

Nasir Said Sahib poseía muchas buenas cualidades: llevaba a cabo su deber con honestidad y dedicación; y tenía un verdadero vínculo de amor con el Jalifato Ahmadía.

Le sobreviven su esposa, Kulzum Begum Sahiba, su hijo Jalid Said Sahib y también sus nietos (es decir, los hijos de Jalid Said Sahib). Jalid Said Sahib es voluntario y sirve en Hifazat-e-Jaas [equipo de seguridad]. ¡Que Dios Altísimo le permita mostrar la misma lealtad que mostró su padre Nasir Said Sahib y le permita seguir sus pasos! ¡Que Dios también conceda paciencia y firmeza a la esposa de Nasir Said Sahib!

Un primo de Nasir Said Sahib, Mahmud Sahib de Rabwah, que estaba en el ejército y es de la misma edad que él, escribe: “Los padres de Nasir Said Sahib le aconsejaron que también se alistara en el ejército o buscara otro trabajo. Sin embargo, Nasir Said Sahib respondió que, puesto que tenía que trabajar, lo haría solamente para la Comunidad; o de lo contrario, se ocuparía de una pequeña parcela de tierra que tenía”. Como menciona, Nasir Sahib comenzó entonces a trabajar como empleado en la Comunidad. Su pariente escribe además: “Mostraba mucho amor y sinceridad a todos sus amigos y familiares y además ayudaba discretamente a muchas personas pobres y necesitadas”.

Uno de los miembros de Hifazat-e-Jaas en Rabwah, Shakur Sahib, escribe: “Tuve la oportunidad de prestar servicios junto a Nasir Said Sahib en Londres de 1990 a 1998 y siempre me pareció un siervo extremadamente leal y obediente del Jalifato. Trabajó con la mayor honestidad en todos sus deberes y siempre llegaba temprano para realizarlos. Si recibía información confidencial nunca la divulgaba a nadie, ni siquiera a sus colegas y siempre les aconsejaba que no divulgaran nunca asuntos confidenciales.

Mayor Mahmud Sahib, Afsar [responsable] de Hifazat-e-Jaas, escribe:

“Nasir Said Sahib fue un trabajador muy sincero. Dedicó toda su vida al Jalifato Ahmadía. No tenía interés en el confort del mundo. Su único objetivo e intención era servir a la fe. Su deseo profundo era irse de este mundo estando al servicio al Jalifa y, de hecho, su deseo se ha visto cumplido. Fue ejemplar en la hospitalidad hacia los huéspedes. Mostraba respeto tanto por los jóvenes como por los mayores. También mostraba respeto hacia su superior y nunca se quejaba; siempre cumplía las instrucciones de forma respetuosa. Mayor Sahib escribe además que fue, en verdad, una persona consagrada ejemplar y que trabajó desinteresadamente toda su vida” y de hecho fue así: trabajó de forma desinteresada para la comunidad durante toda su vida.

Harun Sahib, un estudiante de Yamia Ahmadía Alemania, escribe:

“Muchas veces fui testigo de que si había disputa entre dos personas, él siempre trataba de reconciliar a las partes”. Y continúa: “Una vez le pregunté si alguna vez se había ido de vacaciones y respondió que el objetivo para un consagrado era servir al Jalifa y desempeñar las funciones. Estas eran todas las vacaciones que uno necesitaba y esa debía ser la única finalidad”.

Muchas personas me han escrito hablando sobre sus cualidades, como su hospitalidad, su naturaleza agradable, el amor y el afecto hacia los demás. Aunque no ocupó ningún cargo importante dentro de la Comunidad y desempeñó funciones en calidad de empleado, sin embargo, era una persona admirada y todo el que le conocía creaba un estrecho vínculo con él.

Nasir Ballwa Sahib de Alemania escribe: “Fue un hombre de excelentes cualidades. Pensaba en lo que era mejor para los demás y estaba siempre dispuesto a ayudar a cualquier persona cuando hiciera falta. Le complacía y satisfacía enormemente ayudar a los demás”.

Personas de diferentes países han escrito sobre él y sería imposible mencionar todo lo que han expresado.

Sayyed Owais Sahib, un jadim de EEUU, también ha escrito sobre él diciendo: “Siempre que venía de gira con Hazur a EEUU, saludaba a todos con mucha alegría y nunca mostraba signos de cansancio. Se reunía con todos los juddam de una forma muy cariñosa y les aconsejaba. Una de sus grandes cualidades era que siempre animaba a los jóvenes”.

El misionero Feroz Alam Sahib también ha escrito muchas de sus cualidades y ha dicho que Nasir Said Sahib era muy humilde y que cuidaba mucho a sus huéspedes, incluso a él mismo cuando vivía solo aquí. En cuanto a su fe, Feroz Sahib escribe: “Cuando Hazrat Jalifatul Masih IV (rh) estaba enfermo, le vi ofreciendo las oraciones de tahayyud (oración voluntaria de antes del alba) con gran fervor.

Hasanat Sahib, el ex-presidente de Mall’lis Judamul Ahmadía [la organización juvenil] de Alemania y consagrado, escribe: “Siempre me daba envidia ver la sinceridad con la que desempeñaba sus obligaciones y su lealtad hacia el Jalifa. Por un lado era un hombre muy sencillo, pero al mismo tiempo, tenía una profunda sabiduría”. Y continúa: “Como presidente del Mall’lis Judamul Ahmadía tuve la oportunidad de aprender muchas cosas de él en cuánto a cómo cumplir con las responsabilidades. Nunca mostró ningún signo de su avanzada edad y siempre se mantenía alerta y activo como los otros jóvenes”.

Hasanat Sahib continúa diciendo: “Nunca aceptaba que se le tratara de forma preferente por su avanzada edad. Le gustaba realizar sus deberes como los otros juddam y el resto del personal de seguridad. Mostraba mucho cariño y respeto por los jóvenes, y nos sentíamos avergonzados por su amable trato. También alentaba a todos los juddam que venían a realizar turnos”. Y menciona un punto importante: “Otras personas entrenan a los jóvenes hablando con ellos u organizando campamentos de formación, sin embargo él nos dió su entrenamiento a través de la seriedad en su trabajo, su responsabilidad, su sinceridad y sus oraciones. La formación que nos impartió fue a través de sus turnos desinteresados, su atención, sinceridad y sus oraciones”. Y dice finalmente: “Siempre que nos encontrábamos, me pedía que orara para que Al’lah le otorgara un buen final”.

Jalid Ahmad Sahib, que trabaja en el departamento de lengua rusa, ha mencionado muchas cualidades de Nasir Said Sahib sobre las que otros también han escrito. Sin embargo, además de eso, escribe que Nasir Said Sahib no solo ayudaba discretamente a los necesitados, sino que también recordaba y alentaba a los miembros más acaudalados de la comunidad para que ayudaran a sus hermanos y hermanas pobres y necesitados.

Otra cualidad destacada de Nasir Said Sahib fue su gran hospitalidad hacia los huéspedes, sobre todo durante los días de yalsa. Siempre mostraba un profundo respeto hacia los huéspedes que venían para el yalsa e incluso invitaba a muchos de ellos a su casa, por la mañana, por la tarde, ya fueran del Markaz o sede central, o de cualquier otro país. Les recibía diariamente en su casa por la mañana y por la tarde, se sentaba con ellos de forma informal, y les presentaba también comida excelente. También regalaba a cada uno de los invitados una alfombra para la oración que se había usado en la mezquita

Por su parte, al mencionar las cualidades de Nasir Said Sahib, Athar Zubair Sahib de Alemania destaca su máxima lealtad con el Jalifa, su sinceridad y que siempre hablaba en un tono muy suave y afectuoso. Afirma que a menudo observó, que si uno de los miembros de su equipo llegaba tarde para reemplazarlo, estando de servicio, nunca pronunció una palabra de reproche. De hecho, expresaba su gratitud a Dios Altísimo por haberle concedido unos momentos adicionales para servir en su turno al Jalifa de la época. Estaba siempre dispuesto a desempeñar su responsabilidad, e incluso cuando se encontraba enfermo, no deseaba ser reemplazado antes de terminar su turno. De hecho, he escuchado que incluso durante su enfermedad final, preguntaba a menudo la hora a su hijo y al ser informado de la misma contestaba: “¿Eso significa que he perdido el turno de hoy?”. Es decir, incluso en un estado de extrema enfermedad, estaba preocupado por cumplir con su responsabilidad.

Hamza Rashid Sahib, que reside aquí, en el Reino Unido, afirma que Nasir Said Sahib era una persona extremadamente afectuosa, servicial y piadosa. Fue un ejemplo para los juddam o jóvenes de la Comunidad. Cumplía sus responsabilidades con gran empeño, esfuerzo y diligencia. Sentía un gran amor por el Jalifa y siempre recordaba a los juddam que debían cumplir su deber hacia Jalifa con gran amor y deberían priorizar este deber por encima de todos los demás asuntos.

Syed Taha Nur Sahib, un misionero de Indonesia, escribe: “Siempre que Nasir Said Sahib me veía, me hablaba sobre su viaje con Hazrat Jalifatul Masih IV (rh)” en el año 2.000 a Indonesia”. Y añade: “Cuando Nasir Said Sahib vino a nuestra mezquita, no había ningún sistema para lavar la ropa. Le dijimos que nos diera su ropa y que la llevaríamos fuera para lavarla. Sin embargo, tanto él como su colega nos dijeron que se lavarían la ropa ellos mismos, ya que estaban allí para servir y su condición no les permitía que otros lavaran la ropa por ellos. A pesar de seguir insistiendo, no nos la dieron”.

Ahora estos asuntos pueden parecer muy simples, pero reflejan el verdadero espíritu de una vida consagrada y de cómo una vida consagrada debe comportarse, y sirven también como un ejemplo para la generación más joven.

Adnan Zafar Sahib, que anteriormente sirvió como mohtamim para la región de Muqami en el Reino Unido, escribe: “Nasir Said Sahib nos recordaba particularmente sobre el cumplimiento respecto a nuestras obligaciones”. Y narra que además de las muchas otras cualidades que se han mencionado sobre él, como cuidar de sus colegas mientras estaban de servicio o proporcionarles comida y agua, menciona en particular que “me enseñó las normas de conducta hacia el Jalifato y cómo formar un fuerte vínculo con el Jalifato”. Escribe además: “Era una persona muy sabia y siempre me beneficiaba cuando le pedía consejo”.

Athar Ahmad Sahib, que sirve en Hifazat-e-Jas, escribe: “Cumplí con el deber de amumi (seguridad) durante 9 años, de 2011 a 2020 y después de eso me uní al equipo de Hifazat-e-Jaas. Una vez le pedí a Nasir Said Sahib, que tuvo la oportunidad de servir durante 48 años y que sirvió bajo tres Jalifas, si también me podía dar algún consejo para que yo pudiera tener la oportunidad de servir como él. Nasir Said Sahib respondió que en este deber uno tiene que mantener los ojos y los oídos abiertos, pero la boca cerrada. Y junto a esto, uno debe permanecer ocupado en las oraciones”.

Este es un consejo esencial para todo aquel que consagra su vida. De hecho, es esencial para cada encargado y funcionario que sirve a la Comunidad aplicar este consejo. De hecho, estas son palabras de gran sabiduría.

Escribe, además: “Se le conocía como “Lala Yi” y al haber trabajado junto con Lala Yi, aprendí que cuando uno recibe una instrucción de un superior, debe cumplirla de la manera exacta. Siempre cumplía la instrucción exactamente como se le decía y se aseguraba de que nosotros también la cumpliéramos de la misma manera y no intentaba ofrecer sus propias interpretaciones de la instrucción. Cumplía la instrucción exactamente como la recibía y se aseguraba de que nosotros también hiciéramos lo mismo. Si alguna vez le decíamos que otros responsables del turno de seguridad lo hacían de tal o cual manera, él respondía: ‘No soy consciente de lo que hacen, sin embargo yo voy a hacer exactamente lo que se me ha instruido’. Además, siempre rezaba para que Dios Altísimo lo mantuviera siempre en forma y activo, y lo preservara en este mismo estado cuando llegara su hora de partir de este mundo y no permitiera que tuviera que depender de los demás”.

En efecto, Dios Altísimo cumplió esta oración suya. ¡Que Dios conceda al difunto Su perdón y eleve su posición! ¡Que Dios Altísimo también bendiga a su esposa con una vida sana y le conceda paciencia y firmeza! Como mencioné antes, que Dios también permita a su hijo, de hecho a toda su progenie, permanecer unidos al Jalifato y a la Comunidad con lealtad.

Yo lo conocí personalmente desde que llegó a Rabwah para servir a la Comunidad y constato que todo lo que las distintas personas han mencionado es absolutamente cierto. Prestó su servicio desinteresadamente con absoluta obediencia. Su fallecimiento ha tenido lugar en circunstancias en las que no ha sido posible que hubiera mucha gente que se pudiera unir en el funeral.

Ya de antes tenía un problema de corazón y también se sometió a un tratamiento de angioplastia. Hace unos días cayó enfermo y fue llevado y admitido en el hospital, donde los médicos informaron que había sufrido un grave ataque al corazón. Más tarde, también informaron de que había contraído el coronavirus. Dios Altísimo sabe mejor si contrajo el virus de alguien antes de ser admitido en el hospital o tal vez lo contrajo en el hospital debido a las condiciones actuales. En cualquier caso, permaneció en el hospital durante unos días, donde recibió tratamiento, pero falleció mientras estaba en el mismo. Debido a las restricciones del gobierno actual, el cuerpo no se ha podido traer aquí y sólo se permitió a unos pocos parientes cercanos asistir al funeral. Además, las autoridades han estipulado la norma de que el duelo sólo puede tener lugar en la funeraria o en el lugar de entierro. Por lo tanto, debido a las condiciones actuales, dirigiré su funeral en ausencia más tarde en algún tiempo futuro, inshaal’lah (si Dios quiere).

Como he mencionado antes, innumerables personas han escrito sobre sus cualidades y, de hecho, todo lo que han escrito es cierto, ya que él poseía todas estas cualidades. Como he dicho, ha dejado este mundo prestando su servicio con la mayor lealtad posible. Observando su vida, parece que ha cumplido cada juramento que hizo ante Dios Altísimo. Por lo tanto, se cuenta entre los individuos a los que el Mesías Prometido (as) ha declarado mártires. ¡Que Dios Altísimo le conceda un lugar entre esas personas!

Finalmente, que Dios Altísimo conceda Su misericordia y perdón a todos los áhmadis que han fallecido debido a este virus. Dios conoce mejor la condición de cada individuo, pero recemos para que todos y cada uno de ellos reciban Su misericordia y perdón.

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