Un Faro de Luz en Southall
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

Discurso de apertura del Jefe Mundial de la Comunidad Musulmana Ahmadía con motivo de la inauguración de la Mezquita Darus Salaam en Southall, Reino Unido.

El 23 de febrero de 2020, el Jefe Mundial de la Comunidad Musulmana Ahmadía, el Quinto Jalifa (Califa), Su Santidad Mirza Masrur Ahmadaba inauguró la Mezquita de Darus Salaam (Morada de la Paz) en Southall, Londres. A su llegada,  Su Santidad dio por inaugurada oficialmente la mezquita  descubriendo una placa conmemorativa antes de dirigir las oraciones del Mághrib e Ishá en esta nueva mezquita. Su Santidad también se dirigió a los miembros locales de la Comunidad Musulmana Ahmadía y los instó a poner de manifiesto las enseñanzas pacíficas y morales del islam en todos los aspectos de sus vidas.  Posteriormente,  se llevó a cabo una recepción especial  a la que asistieron 150 dignatarios e invitados, en la cercana Escuela Secundaria Villiers, para conmemorar la apertura de la mezquita. Antes del discurso de inauguración, el Presidente Regional de la Comunidad Musulmana Ahmadía y dos oradores invitados  subieron al escenario para felicitar a la Comunidad Musulmana Ahmadía por la apertura de la nueva mezquita. Los oradores invitados fueron el Miembro del Parlamento de Feltham y Heston, Seema Malhotra y el Miembro del Parlamento de Ealing Southall, Virendra Sharma. Se presenta a continuación la transcripción oficial del discurso de apertura pronunciado en esta ocasión por Su Santidad, Mirza Masrur Ahmadaba.

Después de recitar Taháyud, Taáwuz y Bismillah, Su Santidad Mirza Masrur Ahmadaba, Jefe Mundial de la Comunidad Musulmana Ahmadía, dijo:

“Distinguidos invitados:  Assalamo Alaikum Wa Rahmatullah Wa Barakatohu   (la paz y las bendiciones de Dios sean con todos ustedes).

Con la Gracia de Dios, la Comunidad Musulmana Ahmadía inaugura hoy su primera mezquita aquí en Southall.

Aunque nuestra Comunidad lleva establecida en Southall unos sesenta años,  no habíamos tenido  una mezquita adecuada, por lo que los musulmanes áhmadis locales han tenido que orar y celebrar sus eventos en una casa reconvertida, y que ha sido nuestro centro local durante muchos años.

Por todo ello,  hoy es un día de gran felicidad para nosotros y nuestros corazones están llenos  de gratitud  a Dios Todopoderoso por permitirnos construir esta mezquita.

Al mismo tiempo, extendemos nuestro sincero agradecimiento al consejo local, los funcionarios y los residentes.

Si bien Southall tiene una gran población del sur de Asia, el número de musulmanes que viven en esta área es de alrededor del 25% de la población local y, dentro de  la comunidad musulmana, la Comunidad Musulmana Ahmadía local es muy pequeña.

Por lo tanto, apreciamos y agradecemos profundamente el apoyo y la generosidad de la comunidad local.

Si echamos una mirada a la historia de Southall, en las décadas pasadas hubo períodos de tensiones  raciales y disturbios, pero, en líneas generales, la comunidad de Southall ha sido siempre un ejemplo positivo de sociedad multicultural sustentada por la cortesía y el respeto mutuo.

Es una comunidad en la que  personas de multitud de etnias, religiones y creencias conviven armoniosamente  de forma conjunta.

Por lo tanto, como he dicho, después de expresar gratitud a Dios Todopoderoso, nos corresponde a nosotros agradecer  también a los residentes locales y comunidades – ya sean sijs, hindúes, cristianos o de cualquier otra índole – por su buen talante y generosidad, y por fomentar una atmósfera de armonía y cooperación entre los diferentes grupos que aquí conviven.

Sin lugar a dudas, una enseñanza fundamental del islam es que debe haber cooperación y respeto entre las personas de todas las fes y creencias y el Fundador del islam, el Santo Profeta Muhammadsa,  supuso un ejemplo incomparable en este sentido.

Después de emigrar a la ciudad de Medina, el Profetasa del islam formó un pacto de paz, conocido como la “Carta de Medina”, con  otras comunidades religiosas y tribus que vivían allí. De acuerdo con los términos del tratado, se formó un gobierno administrativo y el Profetasa del islam fue elegido como jefe de estado. Durante su mandato, no escatimó esfuerzos para garantizar que los derechos de todos los pueblos y comunidades, sin importar si eran judíos, cristianos o tribales, y que seguían  sus propias costumbres, fueran mantenidos y protegidos.

El Fundador del islam (que la paz sea con él) siempre cumplió con los términos del pacto e instruyó a los musulmanes a hacer lo mismo.

Ni una sola vez abusó de su autoridad o violó los términos del acuerdo de modo alguno.

Tampoco manifestó ninguna forma de injusticia o discriminación hacia las otras comunidades o dio muestras de  cualquier forma de prejuicio o favoritismo hacia los musulmanes.

Trataba a los no musulmanes con compasión y era sensible a sus necesidades y tradiciones.

Incluso cuando las otras partes violaban los términos del acuerdo,  mostraba impecable moderación y tolerancia.

Solo cuando un individuo o grupo cruzaba todos los límites, el Profetasa del islam, en su calidad de jefe de estado, permitía alguna forma de sanción limitada y proporcionada.

Dichas sanciones se aplicaban de acuerdo con los términos del tratado y  solo con el fin  de garantizar la paz y el bienestar continuos de la sociedad.

Por lo tanto, a lo largo de su vida, el Santo Profetasa del islam dio un ejemplo eterno e atemporal de tolerancia y respeto por las creencias de los demás.

Además, el Sagrado Corán instruye repetidamente a los musulmanes a mostrar simpatía, compasión y amabilidad hacia los demás y satisfacer las necesidades de la humanidad.

En el capítulo 51, versículo 57 del Sagrado Corán, Dios Altísimo proclama que el propósito básico de la creación del hombre es adorar a Dios Altísimo, a través de la completa sumisión y obediencia a Él.

Sin embargo, también debe quedar claro que Dios Todopoderoso no requiere clichés ni alabanzas; más bien, las demandas de Su adoración solo se cumplen cuando una persona reconoce y comprende los atributos de Dios de tal forma que se esfuerce por personificarlo y de esta manera superarse en sí mismo.

Solo entonces puede una persona cumplir el noble propósito de su creación. Por ejemplo, el Sagrado Corán afirma que Dios Altísimo o es el ’Señor’ (Rabb), lo que significa que Él es el Proveedor y Sustentador de toda la humanidad, así como todas las demás formas de creación.

Él también es el ‘Gracioso’ y ‘Misericordioso,’ y Él es el ‘Perdonador’.

Hay otros muchos atributos de Dios, que los musulmanes no solamente tienen el deber de reconocer, sino también de inculcar en  sí mismos lo mejor que puedan. En consecuencia, solo si los musulmanes cumplen los derechos de los demás, solo si son amables, benevolentes, amables y compasivos, pueden cumplir los derechos de la adoración a Dios Altísimo.

De hecho, el Sagrado Corán ha declarado que las oraciones de aquellos que no cumplen los derechos de la humanidad nunca serán aceptadas por Dios Todopoderoso y, por el contrario, probarán los medios de su destrucción.

Por ejemplo, los musulmanes que no muestran amor y hacia los huérfanos u otras personas vulnerables, o que amenazan la paz de su sociedad descubrirán que sus oraciones y súplicas conducen a la ignominia y la desgracia, en lugar del éxito y la salvación.

En resumen, creemos que solo la  persona que es  cariñosa, considerada y respetuosa  con los demás es considerado  una verdadero devoto de Dios Todopoderoso.

Las oraciones de aquellas personas egoístas y que no desean satisfacer las necesidades de otros serán rechazadas por Dios Todopoderoso como gestos hipócritas y engañosos.

Por lo tanto, que quede claro que es el deber religioso de cada musulmán satisfacer las necesidades de la humanidad y tratar a cada persona, independientemente de su casta, credo o color, con tolerancia,  amor y afecto.

Ciertamente, servir a la humanidad es el sello distintivo de la Comunidad Musulmana Ahmadía.

Consideramos que es nuestra misión,  ya que este es el mandato de Dios Altísimo.

Sin lugar a dudas, brindar consuelo a los demás y aliviar el sufrimiento físico y mental de la humanidad es una parte integral de nuestra fe.

Dios Altísimo  nos ha ordenado que limpiemos nuestros corazones de todas las formas de negatividad y mala voluntad hacia los demás y que siempre estemos listos para servir a la humanidad y satisfacer las necesidades de aquellos que sufren o sufren algún tipo de privación.

Es por eso que  nos consideramos afortunados de haber podido abrir y administrar muchos hospitales y escuelas en países desfavorecidos de África y otros lugares, y  que brindan servicios esenciales de salud y educación a la población local.

Además, también estamos emprendiendo distintos  proyectos caritativos y humanitarios.

Por ejemplo, proporcionamos  alimentos, agua limpia, saneamiento y otras necesidades a   personas que viven en algunas de las partes más remotas y desfavorecidas del mundo, independientemente de quiénes son o de sus creencias.

Por lo tanto,  cuando y dondequiera que construyamos una mezquita, servir a la humanidad y esforzarnos por aliviar el sufrimiento de otras personas va de la mano con nuestros deberes de adorar a Dios Todopoderoso.

De hecho, el símbolo de un verdadero musulmán es que,   tratando siempre  de ejemplificar los atributos de Dios,   se dedican a servir a sus comunidades y a fomentar un espíritu de amor y tolerancia en la sociedad.

Los verdaderos musulmanes nunca permitirán que ninguna forma de mala voluntad o malicia hacia otros entre en sus corazones o sea proyectada dentro de sus mezquitas; más bien, nuestros corazones y nuestras mezquitas siempre estarán llenos de amor y compasión por nuestros semejantes.

Además, no es suficiente simplemente abstenerse del odio o la antipatía hacia los demás; más bien, es deber de los musulmanes usar sus mezquitas de manera proactiva para forjar planes y programas para servir a la creación de Dios y hacer todo lo posible para satisfacer las necesidades de otros miembros de la sociedad.

Los musulmanes deben usar sus mezquitas para fomentar la paz y desarrollar un espíritu de amor y simpatía dentro de la sociedad, y esta es la razón por la cual los musulmanes áhmadis de todo el mundo tienen como lema:  ‘Amor para Todos, Odio para Nadie’.

Estas no son palabras vacías o una declaración diseñada para impresionar a los no musulmanes, sino   una manifestación de las enseñanzas islámicas y un verdadero reflejo del carácter noble y bendito  del Profetasa del islam.

Por ejemplo, los musulmanes han recibido instrucciones muy claras para cuidar y cumplir los derechos de sus vecinos en el Sagrado Corán.

Por lo tanto, ahora que esta mezquita se ha abierto, estoy completamente  seguro de que los musulmanes áhmadis que viven en esta zona, no solo buscarán cumplir los derechos de esta mezquita a través de la adoración a Dios Altísimo , sino también elevando sus estándares de amor, simpatía y afecto por los miembros de esta comunidad.

Ciertamente, espero y  deseo  que los miembros de esta sociedad lleguen a reconocer y dar testimonio del  hecho de que nuestras mezquitas no solo sirven como un medio para que los musulmanes áhmadis mejoren su estado espiritual y moral a través del culto a Dios, sino que también les inspiren  para servir a la humanidad y estar preparados para cualquier sacrificio posible a este respecto.

Espero y rezo para que,  Dios mediante, todos los musulmanes áhmadis que viven en esta zona cumplan con estos estándares.

Además, estoy seguro de que los miembros locales de la sociedad responderán a nuestro amor con amabilidad y aceptarán nuestra mano amiga, que se extenderá para siempre a todos ustedes.

En conclusión, espero y rezo para que la gente de esta comunidad siempre se concentre en defender estos valores humanos comunes  que nos unen a todos.

Rezo para que Southall siempre sea visto como un símbolo de paz y armonía y un ejemplo de una sociedad diversa en la que todas las personas convivan  con respeto mutuo y consideración por los sentimientos de los demás.

Que Dios Todopoderoso permita que esta área permanezca siempre como un lugar donde todos sean libres de practicar sus creencias o religión y donde cada miembro de la sociedad busque cumplir los derechos de sus conciudadanos y se esfuerce por la paz y la prosperidad de la sociedad.

Finalmente,  rezo con todo mi corazón para que esta mezquita sea ser un faro de luz para toda la comunidad y sirva como un símbolo de unidad, unión y paz: Amín.

Con estas palabras, deseo expresar una vez más mi sincero agradecimiento a todos ustedes por acompañarnos esta noche.

Muchas gracias.”

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