Discurso pronunciado por Jalifa del Islam en la ceremonia de la colocación de la primera piedra en Alemania.
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

Discurso pronunciado por Jalifa del Islam en la ceremonia de la colocación de la primera piedra en Alemania.

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Tras recitar el Tashahhud, Ta’awwuz y Bismillah, Hazrat Jalifatul Masih Vaba dijo:

Assalamo Alaikum Wa Rahmatul-lahe Wa Barakatohu (que la paz y las bendiciones de Dios sean con vosotros), a todos los invitados y miembros de la Comunidad Ahmadía.

Es una bendición e inmenso favor de Dios Todopoderoso que Él continúe ayudando a la Comunidad Musulmana Ahmadía de Alemania a construir mezquitas en diferentes partes. La construcción de una mezquita provee, por una parte, un lugar de adoración, y por otra, un medio de introducción de la Comunidad Musulmana Ahmadía. Sirve para disipar cualquier reticencia que la gente pueda albergar sobre la Comunidad.  De ahí que las mezquitas tengan un papel esencial en la introducción de la Comunidad Ahmadía. El Emir (Presidente Nacional) de la Comunidad Ahmadía de Alemania ha dicho que este lugar ha acogido a muchos inmigrantes y les ha mostrado amor y compasión en el proceso de su integración. Por su parte, los inmigrantes también han correspondido de la misma manera al entablar una estrecha relación con las personas locales; y, de hecho, se han integrado bien. La integración es esencial y debe darse por ambas partes. Si los ciudadanos locales rechazasen a los inmigrantes y no desearan familiarizarse con ellos, se abriría un gran vacío inevitable e a pesar de los intentos de estrechar vínculos. En este sentido agradezco a la población local que se haya preocupado y acogido a los inmigrantes, particularmente a los áhmadis los cuales, por su parte también deberían corresponder del mismo modo hacia los habitantes locales que les han dado la posibilidad de integrarse localmente. Por tanto, hemos de fomentar también esta relación con los habitantes de aquí, como si fueran nuestros amigos más queridos y cercanos. Debemos ayudarles a cumplir cualquiera de sus necesidades y requerimientos. El Presidente Nacional también ha hecho mención a la caridad, y aquí se ha entregado mucho en caridad. Cabe aclarar que no es ningún favor hacia la gente de la localidad, sino que el propósito de la Comunidad Musulmana Ahmadía es precisamente servir y ayudar a los demás siempre y cuando sea posible. El Mesías Prometido (la paz sea con él) dice en unos versos persas que su único propósito es, precisamente, servir a la humanidad. Por tanto, servir a la humanidad es una obligación de cada áhmadi y se requieren, en este campo, esfuerzos continuos. Al comienzo de este evento, algunos oradores expresaron sus puntos de vista y me gustaría decir algo en base a sus observaciones. Esta ciudad fue fundada en 1886, en la misma década en que el Fundador de la Comunidad Ahmadía Musulmana, Hazrat Mirza Ghulam Ahmad de Qadian (la paz sea con él), comenzó la tarea de servir al Islam. Escribió volúmenes enteros en defensa del Islam y aclaró sus verdaderas enseñanzas. Finalmente, en 1889 se estableció la Comunidad Musulmana Ahmadía. Así, la década de los 80 fue la misma en que se sentaron las bases de la Comunidad Ahmadía del Islam. Anunció que había sido enviado por Dios para exponer al mundo las verdaderas enseñanzas del islam y eliminar la corrupción y los malentendidos que habían penetrado en la religión. Su objetivo fue extender las verdaderas enseñanzas del Islam entre todas las personas. Al-lah el Todopoderoso reveló al Mesías Prometido: “Haré que tu mensaje llegue a todos los rincones del mundo.” En ese momento, en esa década y en esa ciudad donde se había establecido la Comunidad, ¿podría alguien imaginar que Ahmadíat y los verdaderos seguidores del Islam podrían llegar a una pequeña ciudad de Alemania (una ciudad que fue fundada en la misma época)? Hoy, habiendo transcurrido ya 130 años, esa gente no solo ha logrado llegar a esta ciudad, sino que también están construyendo una mezquita. Esta es una señal del cumplimientode la profecía que Al-lah Todopoderoso hizo al Mesías Prometido (la paz sea con él).

¿Cuál es el propósito de la construcción de una mezquita? El objetivo primordial de construir una mezquita es adorar a Al-lah el Todopoderoso; someterse y postrarse ante Dios, nuestro Creador. Al-lah es el Dios de todas las personas y no únicamente de los musulmanes. Él es también el Dios de los judíos, cristianos e hindúes. Por tanto, nuestro objetivo es informar al mundo que el propósito de la vida es adorar a Dios, Quien nos ha creado y nos provee de incontables cosas hermosas en este mundo.

En segundo lugar, el objetivo de construir una mezquita es servir a la creación de Al-lah el Todopoderoso. Estas son, en pocas palabras, las enseñanzas del Islam: primero, adorar a Dios y cumplir con los derechos y deberes hacia Él y, luego, servir y cumplir con los derechos y deberes hacia Su creación. Como ya he mencionado anteriormente (y también lo ha mencionado el Presidente Nacional de la Comunidad Ahmadía de Alemania), realizamos contribuciones caritativas en este lugar. Reitero, que no es ningún  favor hacia la población local, más bien es uno de sus derechos para cuyo cumplimiento nos esforzamos. Doy también las gracias  al alcalde de aquí y a los ciudadanos de la localidad. Es de entender que, quien carece de información, sostiene ciertas dudas y recelos. Aquí, como resultado de algunas reticencias, hubo cierta oposición. Sin embargo, la oposición disminuyó gradualmente o la mayoría de la gente ignoró la oposición. Se evaluó la buena integración de los áhmadis locales y sus buenas relaciones con la población local y, en base a eso, el ayuntamiento y los habitantes han permitido la construcción de la mezquita. De esta manera, cualquier incertidumbre que aún persista irá desapareciendo gradualmente, sobre todo, una vez que la mezquita se haya completado. Esta mezquita no causará ningún daño a la población local, sino que será, más bien, beneficiosa. Los áhmadis disponen ahora de un lugar desde donde alzarán lemas de amor y afecto. Desde esta mezquita resonará un mensaje de compasión, hermandad, armonía y pureza . Por consiguiente, expreso mi agradecimiento a todas las personas que han ayudado en la obtención del permiso para la construcción de esta mezquita. El Presidente Nacional ha recalcado que la gente de aquí no tendrá que preocuparse, pues esta mezquita no es muy grande y sus minaretes tampoco son muy elevados. Sin embargo, quien busca crear problemas no necesita para ello que las mezquitas sean grandes o pequeñas. Una persona dañina puede crear desorden incluso dentro de los confines de su propia habitación. Decir, pues, que la mezquita es pequeña, por tanto, no es un argumento válido. De haberse construido aquí una mezquita grande, se hubiera extendido aún más el amor y la compasión.

Por tanto, quisiera que las observaciones del Presidente Nacional no os inclinen a pensar que solamente se difunde amor y compasión en las mezquitas pequeñas, mientras que las mezquitas grandes acarrean desórdenes y conflictos. Cuanto más grandes sean las mezquitas construidas por la Comunidad Musulmana Ahmadía, mayor será el mensaje de amor y simpatía que emane de ella para todos. El alcalde también ha expresado su punto de vista y, sin duda, está en lo cierto al decir que la raza humana es parte de una sola humanidad y que el islam enseña lo mismo. También dijo con mucha franqueza, que es el derecho de todas las religiones. El islam imparte precisamente la misma enseñanza, que a todas las religiones y sus seguidores se les deben sus derechos. La religión es un asunto personal del corazón de cada persona. No se puede forzar a nadie a unirse a una determinada religión, ni tampoco se puede prohibir a nadie formar parte de tal religión. El Sagrado Corán sostiene en un mandamiento muy claro que no ha de haber coacción alguna en asuntos de fe. Al no existir la coacción,  si un musulmán tratara de dañar y herir a un no-musulmán, su acto sería totalmente erróneo y contrario a las enseñanzas del islam. De hecho, el Santo Corán sostiene que si un musulmán decide renunciar al islam después de haber creído, es libre de irse, pues, no hay ninguna coacción sobre él. Por tanto, el islam rehúsa al uso de fuerza y coacción en asuntos de religión sin excepción alguna. En este sentido, todos los seguidores de cualquier religión en este país son parte de una nación. Como ciudadanos alemanes – incluyendo a quienes proceden de otros lugares que han logrado la nacionalidad alemana –es vuestra obligación y deber hacia al país servir a vuestra nación y vuestro territorio local.

Además de la Comunidad Ahmadía, hay también otros musulmanes que han emigrado recientemente a este país. Les aconsejo a ellos también que entiendan que el Islam es una religión que enseña amor y afecto. Como ya he dicho, hay dos principios que conforman las bases de las enseñanzas del islam: primero, amar a Al-lah el Todopoderoso y cumplir con sus derechos y, segundo, amar a Su creación y cumplir con sus derechos. Mucha gente está emigrando a este país y, quizás, también a esta zona. En este país están entrando muchos refugiados—estén o no acomodándose en esta ciudad— y siguen llegando más en grandes números. Puesto que el gobierno y este país han permitido a los refugiados establecerse aquí, es deber de los refugiados responder a este gran gesto moral de la misma manera. El afecto debe de ser correspondido con afecto. Deben intentar hacer lo posible por integrarse en este país. Quizás ha sido el ex-alcalde, quien llegó tarde y ha dicho que, al haberse retirado ya de la política, declinó  en un principio. Hemos venido aquí por la humanidad, y el acto de servir a la humanidad está desligado, por completo, de la política. Cada persona tiene un punto de vista diferente. El ex-alcalde nos ha ayudado mucho y, según ha dicho el Presidente Nacional, durante su mandato logramos muchos progresos. Si he entendido bien, este mismo alcalde nos ayudó a buscar un terreno para la construcción de la mezquita. Debemos darle las gracias por ello. Como áhmadis, le aseguramos a él y a todos los habitantes locales que las mezquitas se construyen solamente para cumplir los mandamientos y ceremonias religiosas, como la adoración. La religión de una persona, el partido político al que pertenezca o el alcance de su participación en la política no tienen ninguna relevancia. De ahí que todo los áhmadis tengan la necesidad de comprometerse para que todas nuestras actividades se lleven a cabo al margen de la política. Aunque el ex-alcalde ya no esté en el puesto, seguimos apreciando y agradeciendo el favor que nos ha hecho. Obtuvimos el permiso para la construcción de esta mezquita durante su alcaldía. También agradecemos al presente alcalde que haya continuado la labor del ex-alcalde y nos haya concedido permiso para esta mezquita. Le vuelvo a reiterar nuestro agradecimiento. El alcalde ha recalcado que la obtención de un terreno en las afueras de la ciudad no era ningún asunto de preocupación. Sin embargo, a mí me parece una hermosa y lujosa zona verde, donde se erguirá un espléndido edificio desde el que resonaran mensajes de paz y armonía. Quienes salgan de esta mezquita propagarán compasión y afecto por todas partes. Todo cultivo y huerto beneficia a la gente. Las mezquitas son como el cultivo cuyas plantas crecerán, produciendo fruto de amor y afecto para el beneficio de la gente de los alrededores. Espero que, si Dios así lo desea, todos sean testigos de ello tras la construcción de esta mezquita. La distancia desde aquí a la ciudad no es considerable. Recuerdo haber leído en nuestra historia que cuando se adquirió el terreno para la mezquita Fazl (Londres), este se encontraba en una zona boscosa, bastante lejos de la ciudad. El Imam y misionero de entonces escribió a Hazrat Jalifatul Masih II (Segundo líder mundial de la Comunidad Musulmana Ahmadía) que había encontrado un terreno para la mezquita pero le preocupaba que, al estar situado bastante lejos de la ciudad, nadie vendría. Hazrat Jalifatul Masih II le contestó que no se preocupara pues la ciudad se acercaría por sí sola. Hoy somos testigos de que el lugar donde se encuentra construida la mezquita Fazl se ha convertido en una zona céntrica de Londres en todos los aspectos. Así, espero que, si Dios así lo desea, esta mezquita también se convierta, con el tiempo, en una parte central de la ciudad. Entre sus observaciones también destacó que, por lo general, la gente piensa que quienes creen en Al-lah solamente difunden desorden y conflictos. Es verdad que algunas personas egoístas difaman el nombre de Al-lah con sus actos. Como ya he mencionado, nadie puede monopolizar a Al-lah. El nombre de Al-lah no pertenece a nadie. En diferentes lenguas se denomina a Al-lah de distintas maneras, por ejemplo,  “Al-lah”, “Señor”, “Dios”, “Bhagvan”. De hecho, en el Sagrado Corán, ya en su primer versículo, se ha referido a Él como Señor de todos los mundos: se le ha llamado “Rabb”. Al-lah es el Rabb que provee y sostiene al mundo entero. Al-lah es el mismo Al-lah y Rabb para los judíos, cristianos, hindúes y musulmanes. De ahí que en el primer capítulo del Sagrado Corán se nos haya ordenado: “Toda alabanza pertenece a Al-lah solo, Señor (Rabb) de todos los mundos”. Él es el Rabb del mundo entero y de las personas de todas las religiones. Así pues, cuando el nombre de Al-lah surja de esta mezquita cuando la Comunidad Ahmadía pronuncie en voz alta “Al-lahu Akbar” (Al-lah es Grande), no penséis que lo hace  para proclamar una revolución o para matar a los seguidores de otras religiones. Siempre y cuando la Comunidad Ahmadía dice: “Al-lahu Akbar” significa que, cuando cumplimos con los derechos hacia Dios, debemos hacer un esfuerzo aún mayor que antes para cumplir con los derechos hacia la humanidad. Este es el resumen de nuestras enseñanzas; las enseñanzas del islam. Que Al-lah capacite a los áhmadis de aquí a cumplir con sus deberes tras la construcción de esta mezquita. Que sean capaces de cumplir con el propósito de esta mezquita para que los habitantes locales sean testigos de un considerable aumento en la expresión de amor y compasión ya mostrada por los áhmadis antes de conseguir el terreno para esta mezquita. Con esto, doy por terminado mi discurso. Ahora, procederemos a la colocación de la primera piedra ofreceremos allí una oración en silencio.

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