Discurso completo del Eid al-Adha 06-06-2025
Después de recitar el Tashahud, Taawuz y Surah Al-Fatihah, Su Santidad, el Jalifa V del Mesías (aba) dijo:
[árabe]
Dios Altísimo dice:
“A cada pueblo le hemos fijado ritos de sacrificio, para que mencionen el nombre de Al’lah sobre los cuadrúpedos del tipo de ganado que les hemos proporcionado. Así pues, vuestro Dios es el Dios Único; someteos todos a Él. Y dad la buena nueva a los humildes, cuyos corazones se llenan de sobrecogimiento cuando se menciona a Al’lah, y resisten pacientemente cuanto les acontece, cumplen la oración y emplean en limosnas de lo que les hemos proporcionado. Y entre los Signos Sagrados de Al’lah os hemos señalado los camellos del sacrificio. En ellos hay mucho de bien para vosotros. Mencionad pues el nombre de Al’lah sobre ellos cuando estén de pie alineados. Y cuando caigan muertos sobre sus costados, comed de ellos y alimentad al necesitado que está resignado y a quien os pide. Así los hemos sometido a vosotros, para que seáis agradecidos. No es su carne la que llega a Al’lah, como tampoco su sangre, sino que es vuestra piedad la que llega a Él. Así Él os los ha sometido, para que glorifiquéis a Al’lah por guiarnos. Anuncia, pues, la buena nueva a los que practican el bien”.
El tema [discutido en estos versículos] nos explica que el sacrificio no significa solamente hacer el sacrificio de otros, como se hace a través del sacrificio de animales en Eid al-Adha. Más bien, el sacrificio de animales se realiza para enseñarnos que se sacrifica algo menor en aras de algo mayor. Del mismo modo, también vosotros debéis estar dispuestos a ofrecer sacrificios por vuestro Creador, el Dueño de todas las cosas. Sólo entonces se podrá entender que habéis comprendido verdaderamente el significado del sacrificio. Entonces, debéis tener siempre presente que tenéis un solo Ser digno de ser adorado, un solo Dios, a Quien adoráis, y vuestra mirada debe permanecer siempre fija en Él. Además, debéis actuar conforme a los mandamientos que Dios Altísimo nos ha dado.
Dios Altísimo os ordena que actuéis según Su guía, y éste es el camino correcto, a través del cual podéis alcanzar los más altos estándares de sacrificio. Así como los animales se ofrecen en sacrificio por vosotros, poniendo sus cuellos ante vuestro cuchillos, también vosotros debéis inclinaros ante Dios Altísimo y estar listos para ofrecer todo tipo de sacrificio para cumplir Sus mandamientos. Sólo entonces podréis llegar a estar entre aquellos que alcanzan Su agrado.
De lo contrario, la carne que coméis –y que compartís con orgullo después de sacrificar animales– y la sangre que fluye cuando les cortáis el cuello, no os serán de ningún beneficio. Al’lah no tiene absolutamente ningún interés en esas cosas. Lo que Dios desea de vosotros es que sigáis el camino de la rectitud. Dios Altísimo quiere que Su temor y Su reverencia permanezcan en vuestros corazones y que os esforcéis constantemente por actuar según Sus mandamientos de una manera que ganéis Su complacencia. Así pues, éstos son los asuntos fundamentales que siempre debemos recordar: la adoración a Dios Altísimo, establecer Su Unicidad y sobresalir en nuestra fe.
Actualmente, en Pakistán, a la Comunidad Ahmadía se le impide ofrecer sacrificios [de animales]. De forma continuada, y desde hace muchos años, no se nos permite sacrificar [animales]. Sin embargo, Dios Altísimo afirma que el Taqwa [la rectitud] es su verdadera esencia. Incluso aunque no se nos permita ofrecer sacrificios, Dios Altísimo conoce nuestras intenciones. Él sabe con qué intención queríamos ofrecer el sacrificio. Si nuestra intención de ofrecer el sacrificio está de acuerdo con la rectitud y adhiriéndonos y teniendo en cuenta los mandamientos de Dios Altísimo, entonces, incluso sin ofrecer físicamente el sacrificio [de un animal], Dios Altísimo aceptará nuestros sacrificios.
Cuando otras personas realizan sacrificios sólo para mostrárselo a los demás, gastando cientos de miles de rupias comprando animales, para después anunciar que ofrecieron un sacrificio que valía cientos de miles, tales sacrificios están desprovistos de piedad. ¿Están estas personas siguiendo los mandamientos de Dios Altísimo? ¿Ha dado Dios Altísimo el mandamiento de que usurpen los derechos de otros? ¿Acaso Dios Altísimo dice que se deben perpetrar crueldades y con ello impedir que la gente establezca Su adoración? Dios Altísimo no ha dicho esto en ninguna parte. De hecho, Dios Altísimo afirma que cualquiera que proclame: “No hay nadie digno de ser adorado excepto Al’lah y Muhammad (sa) es Su Mensajero” es un musulmán, ha profesado la Kalimah, y debéis tratarlos con amor, misericordia y bondad. Sin embargo, para aquellos en Pakistán que actúan de esta manera contra los musulmanes ahmadíes, tales acciones hacen que se alejen de la rectitud ya que se realizan sin temor a Dios Altísimo. Es sencillamente un acto de crueldad, y esas personas seguramente serán castigadas por Dios Altísimo.
Sin embargo, es esencial que entendamos que estos sacrificios tienen como objetivo inculcar la rectitud en nosotros, tal como lo ha explicado Dios Altísimo, para concedernos la cercanía a Dios Altísimo, y esto es lo que debemos esforzarnos por conseguir. Al obedecer los mandatos de Dios Altísimo, debemos mostrarle obediencia lo mejor que podamos. Si hacemos esto, incluso si no somos capaces de ofrecer el sacrificio [de un animal] en el Eid, Dios Altísimo, que conoce la condición de nuestros corazones y nuestras intenciones, aceptará nuestros sacrificios y nos concederá las bendiciones del Eid, y luego nos dará su debida recompensa, porque Dios Altísimo ya ha declarado:
“No es su carne ni su sangre la que llega a mí, sino vuestra piedad”.
Así pues, debemos actuar en consecuencia y debemos seguir los mandamientos que Dios Altísimo nos ha estipulado. Al darnos estas instrucciones, Dios Altísimo nos ha dicho claramente que el propósito de nuestra creación es adorarLe y servirLe. ¿Cuándo se logrará eso realmente? Cuando se cumplan tanto los derechos de Dios como los derechos hacia Su creación.
En cuanto a los derechos de Dios, lo más importante es que debemos establecer la oración. Se nos ha ordenado ofrecer cinco oraciones diarias. Por esto, Dios Altísimo dice que tratemos de ofrecer las cinco oraciones diarias de manera constante. Pero no basta con ofrecerlas de cualquier manera, sino que Dios Altísimo nos ordena ir a la mezquita y ofrecerlas en congregación.
Si hoy día, la situación es que hay dificultades de todo tipo en Pakistán, y en algunos lugares incluso se nos impide ofrecer oraciones o entrar a la mezquita, entonces podemos reunirnos en casas o en sitios donde no haya restricciones, y ofrecer nuestras oraciones. Cuando clamemos profusamente ante Dios Altísimo en nuestras oraciones, entonces seguramente seremos liberados del enemigo y obtendremos las bendiciones de Él.
Así pues, el aspecto más importante es que, durante los días de sacrificio, para cumplir verdaderamente con el espíritu del sacrificio que se nos exige, debemos presentarnos ante Dios cumpliendo plenamente los derechos de la adoración, temblar ante Su presencia tal como hace un animal de sacrificio, y con llanto sincero, suplicarLe en oración, esforzándonos por alcanzar Su gracia, anhelando incansablemente ante Él por esta causa. Sólo entonces Él escuchará nuestras oraciones, y si Dios quiere, Dios Altísimo también nos concederá la liberación de estos opresores.
Los musulmanes ahmadíes que viven en Pakistán deberían prestar especial atención a esto, porque el que sufre, puede clamar con más fervor en la oración. En cualquier caso, lo primero es que, para cumplir con los derechos debidos a Dios Altísimo, debemos prestar la debida atención a nuestras oraciones. Si ponemos nuestra atención hacia esto, entonces, si Dios quiere, seremos receptores de las bendiciones de Dios Altísimo. No debemos ofrecer nuestras oraciones simplemente para liberarnos de una obligación, sino que debemos orar cumpliendo con sus debidos derechos. Debemos orar en congregación, como ya he mencionado, y hacerlo de la manera adecuada y con esmero. Si hacemos esto, entonces, si Dios quiere, las bendiciones divinas serán tales que los obstáculos que los enemigos colocan en nuestro camino, serán barreras superficiales, no nos detendrán y se disiparán con el viento. Así que hoy, comprometámonos a elevar los estándares de nuestra adoración y a alcanzar los estándares que Dios Altísimo desea de nosotros.
De la misma manera, hoy celebramos el Eid en Europa y en muchos otros países, mientras que en algunos lugares se celebrará mañana. En Pakistán, será mañana. También ellos deberían prestar especial atención a este asunto. De hecho, en Pakistán, es posible que ni siquiera nos concedan permiso para ofrecer el Eid. Aquí, uno tiene libertad: ofrecemos el Eid abiertamente en muchos países. Pero en Pakistán, las autoridades están imponiendo restricciones, como ya lo han hecho en algunos lugares. Sin embargo, no debemos desanimarnos, es decir, la desesperación no debe arraigar en nuestros corazones sólo porque nos han impuesto estas restricciones. Ofreced el Eid en vuestras casas, pero comprométanse a cumplir con los derechos de Dios Altísimo y a elevar los estándares de nuestra adoración a un nivel que sean presentados ante Dios Altísimo con tal fervor y humildad que incluso los cimientos de Su Trono comiencen a moverse. ¡Que Dios Altísimo escuche nuestras plegarias, nuestras súplicas sinceras y nuestros gritos, y nos conceda bendiciones tan incomparables que nuestros enemigos queden reducidos a polvo! Si ofrecemos oraciones de esta manera, entonces seguramente seréis testigos de que estos obstáculos temporales puestos en nuestro camino, estas enemistades y hostilidades que confrontamos a cada paso, Dios Altísimo los eliminará.
Por lo tanto, para cumplir los requisitos de la oración, para honrar verdaderamente los requisitos de la adoración, debemos esforzarnos al máximo.
El Mesías Prometido (as) ha declarado al respecto:
“Hay dos aspectos en la adoración. Uno es que una persona tema a Dios Altísimo como realmente debe ser temido. El temor de Dios Altísimo conduce a uno a la fuente de la pureza, y su alma, conmovida, fluye hacia la Divinidad, y la verdadera esencia de la servidumbre se desarrolla en él”.
Por lo tanto, esta es la verdadera esencia, que la adoración de uno debe ser tal que nos conduzca a la fuente de la pureza a través del temor de Dios Altísimo, y nuestro alma debe derretirse, convirtiéndonos en aquellos que cumplen con el debido derecho de nuestra servidumbre a Dios, y cumpliendo con el debido derecho de oraciones y de la adoración.
A continuación, el Mesías Prometido (as) afirma:
“El segundo aspecto de la adoración es que uno debe amar a Dios y hacer plena justicia en su amor hacia Él. Por eso se dice:
Árabe
“Pero los creyentes son más fuertes en su amor por Al’lah. Todas las formas mundanas de amor deben ser consideradas perecederas y temporales, y el verdadero Amado debe ser considerado sólo Dios el Exaltado”.
Ahora bien; evalúen ustedes mismos hasta qué punto es esto cierto cuando uno se postra ante Dios Exaltado por amor sincero a Él, suplica fervientemente y desecha cualquier otro amor.
El Mesías Prometido (as) afirma:
“Estos son dos derechos que Dios Altísimo exige al hombre. Para cumplir con estos dos tipos de derechos – aunque cada forma de adoración tiene su propio color -, el islam ha propuesto dos formas específicas de adoración para este fin. El miedo y el amor son dos cosas que aparentemente parecen imposibles de combinar (parece muy difícil, parece extraño que el miedo y el amor coexistan como una sola entidad; esto parece bastante extraño)”.
El Mesías Prometido (as) afirma:
“Es prácticamente imposible que una persona ame a alguien a quien teme (¿cómo puede alguien amar a una persona a la que teme?). Pero el temor y el amor a Dios Altísimo, es de otra naturaleza. Cuanto más avanza una persona en el temor de Dios, más aumenta su amor; y cuanto más avanza en el amor de Dios, más prevalecerá el temor de Dios Altísimo, y posteriormente le inculcará rechazo hacia los vicios y las maldades y le conducirá hacia la pureza”.
Así pues, ésta es la verdadera esencia de tener temor de Dios. El temor a Dios Exaltado es tal que aleja de los males y los vicios. ¿Cuál será el resultado? Esto hará que aumente nuestro amor por Dios Altísimo. Cuando el amor de uno [por Dios] aumente, desarrollará temor dentro de él, cuando el temor se instaure dentro de uno, el amor también aumentará. Ambas cosas están interrelacionadas y son inseparables.
Así, el Mesías Prometido (as) afirma:
“Para cumplir ambos derechos, el islam ha prescrito la Salat (la oración), que se basa en el temor a Dios, y en la expresión del amor, se ha prescrito el Hach”. Hoy en día, la gente también realiza el Hach (peregrinación a la Meca). Mucha gente ha ido a hacer el Hach, ya que estos son los días del Hach. Estos días del Hach son días de expresión del amor. Hay dos aspectos de las enseñanzas del islam, sin embargo en algunos casos incluso se nos impide realizar el Hach. Sin embargo, algunos ahmadíes siguen yendo al Hach. Están aprovechando esta oportunidad para expresar su amor, mostrando este amor [por Dios]. Sin embargo, la Salat la ofrecemos en aras de la adoración, la ofrecemos para desarrollar el temor a Dios Exaltado en nuestros corazones, para que nuestro amor por Él aumente. Cuando ese amor alcanza su cima, entonces para la expresión de ese amor, Dios Altísimo ha prescrito hacer el Hach (Él ha prescrito el Hach para ello). Quienes posean los medios, que realicen el Hach”.
El Mesías Prometido (as) afirma:
“Todos los elementos del temor son plenamente visibles en los componentes de la Salat; el nivel de humildad y el reconocimiento de la servidumbre son claros dentro de la Salat, mientras que todos los elementos del amor se encuentran en el Hach. A veces, en un estado de amor intenso, las personas ya no sienten la necesidad de vestirse. El amor es también una especie de locura y la atención que uno presta normalmente a mantener su ropa limpia y ordenada, esto se desvanece en el amor” (la persona ya no está pendiente de su aspecto y su atuendo).
El Mesías Prometido (as) dio un ejemplo de una mujer que se enamoró de alguien y en ese profundo enamoramiento a veces se rasgaba las vestiduras. Este es un ejemplo de la gente mundana; sin embargo, vosotros en cambio debéis amar a Dios Altísimo más intensamente. Todos estos elementos del amor encuentran su expresión en el Hach. Para expresar el amor a Dios, uno se afeita la cabeza, se corre de un lado a otro, incluso se expresa el amor a través de un beso cuando se besa la piedra negra. Estos actos se han transmitido de forma simbólica a lo largo de los tiempos. Entonces, incluso en el acto del sacrificio, el Hach genera la expresión extrema del amor. Después, tenemos el mandato de ofrecer el sacrificio de un animal y también forma parte de la expresión de amor extremo.
El islam nos ha enseñado de forma exhaustiva la necesidad de cumplir todos estos derechos de la mejor manera. Necio es quien formula críticas debido únicamente a su propia incapacidad para discernir las cosas.
Así pues, el Hach se realiza para expresar amor, y para expresar amor se hacen sacrificios. Si tenemos en cuenta estas cosas, podremos dar expresión a nuestro amor. Y donde las obstrucciones se colocan en nuestro camino – Dios Altísimo conoce las condiciones de nuestros corazones, las emociones que poseemos y los estándares de nuestra adoración -, Él creará facilidades para nosotros en la dificultad. Si nuestros enemigos erigen barricadas para nuestra adoración, Dios Altísimo también nos recompensará por el culto que no pudimos observar. De hecho, Dios Altísimo provee en abundancia. Por lo tanto, si cumplimos con los derechos de la adoración, ofrecemos nuestras oraciones con concentración, damos expresión a nuestro amor por Dios Altísimo e inculcamos el temor a Dios en nuestros corazones, sólo por Dios para adquirir Su amor, entonces Dios Altísimo transformará este temor en amor. Entonces, debido a nuestros esfuerzos por acercarnos a Él, Él también eliminará estas dificultades y hará fracasar los esfuerzos de nuestros enemigos. Su objetivo es que los ahmadíes se alejen de su fe. En esto nunca tendrán éxito. El ahmadí firme es sólido pase lo que pase. El ahmadí cuyo corazón tenga verdadera fe nunca retrocederá a causa de sus crueldades y sus opresiones.
Así pues, debemos esforzarnos por elevar el nivel de nuestra adoración en estos días de sacrificio. Si en algunas regiones no se nos permite hacer sacrificios de animales o se nos impide reunirnos para el Eid, entonces siempre que sea posible, en el número que podamos congregarnos, debemos intentar suplicar profusamente ante Dios Altísimo para cumplir con los derechos de la adoración. En Pakistán viven muchas personas cuyos parientes cercanos viven fuera del país. Si no pueden llevar a cabo sacrificios de animales en Pakistán, pueden hacerlo a través de estos familiares organizando sacrificios fuera de Pakistán: en países africanos y naciones más pobres.
Así pues, los ahmadíes de Pakistán deben tener presente que debemos elevar el nivel de nuestra adoración hasta el punto de que exprese verdaderamente el amor a Dios y el temor a Dios. Cuando esto ocurra, sólo entonces se establecerán los más altos grados de sacrificio. Así, aunque se nos impida hacer sacrificios en un lugar, Dios Altísimo nos ha proporcionado otras formas de ofrecer sacrificios. Dios Altísimo nos ha dicho que cuidemos de los pobres. Este mandato no se limita sólo al que pide, o al que tiene hambre, o al que no tiene hambre. No es sólo una cuestión de comida, sino que se refiere también a satisfacer sus necesidades. Podemos hacer sacrificios por la propagación de la fe; podemos utilizar recursos para ayudar a los pobres, proporcionándoles alimentos y satisfaciendo sus derechos mediante sacrificios. Dentro de la Comunidad, ya hay vías establecidas para el sacrificio, a través de las cuales Dios Altísimo nos concede las mejores recompensas. Además, como ya he mencionado, muchas personas pueden organizar sacrificios fuera a través de sus familiares. Numerosas personas comparten sus experiencias sobre los diversos sacrificios que han hecho por la Comunidad, no sólo sacrificios de animales, sino también sacrificios económicos, detallando las donaciones que han hecho y las dificultades soportadas al hacer estos sacrificios, que Dios Altísimo aceptó. Dios Altísimo ha asociado el sacrificio de estos días con el Hach, pero también ha creado muchas otras oportunidades para el sacrificio. Si las restricciones nos obstaculizan en un lugar, debemos buscar otras vías en otros sitios.
En Pakistán existen tales restricciones, pero quienes viven en otras partes del mundo también deben expresar su amor por Dios Altísimo transmitiendo el mensaje de Su religión en sus círculos. Deben sacrificar su tiempo y dedicarse a la propagación. Si en un lugar se ponen obstáculos, en otros países donde no existen tales impedimentos, cada ahmadí debe participar activamente en la propagación de la fe, expresando el amor a Dios Altísimo como Él nos ha ordenado. Junto a esto, también debemos rezar sinceramente a Dios Altísimo, albergando Su temor por Él en nuestros corazones, buscando la capacidad de comprender y beneficiarnos de la verdadera esencia para expresar este amor y participar de Sus bendiciones.
Hoy, el mundo se encuentra al borde de la destrucción, y la devastación provocada por las guerras podría estallar en cualquier momento. Por lo tanto, se hace aún más necesario para nosotros aconsejar al mundo que su supervivencia radica en volver hacia Dios Altísimo. Este también es nuestro deber y un aspecto esencial del sacrificio que debemos reconocer. El sacrificio durante estos días no se limita al sacrificio de cabras o animales; también implica sacrificar nuestro tiempo, nuestra riqueza y esforzarnos al máximo allí donde Dios Altísimo nos ha brindado la oportunidad de propagar Su religión.
Otra forma de sacrificio es abstenerse de todo aquello que Dios Altísimo ha prohíbido. Por ejemplo, evitar las reuniones que corrompen la moral o corren el riesgo de corromperla. Esto incluye películas inapropiadas e innumerables programas en la televisión, internet y redes sociales, de los que debemos esforzarnos por abstenernos. Por desgracia, algunos de nuestros jóvenes, e incluso algunas personas mayores, se involucran en este tipo de actividades, lo que provoca quejas de sus familias. Pasan por alto lo que Dios Altísimo espera de nosotros, ensimismados en los placeres mundanos.
Si estos comportamientos persisten, no tenemos derecho a celebrar este Eid del Sacrificio, pues entonces lo estaríamos celebrando simplemente por un placer mundano. El Eid del Sacrificio se celebra para revivir el espíritu de sacrificio ejemplificado por Hazrat Ibrahim (as), Hazrat Hallirah (as) y Hazrat Ismael (as). Debemos tener esto particularmente en cuenta. Cuando tengamos esto presente, nuestros sacrificios se ofrecerán con su verdadero espíritu, aunque parezca un reto en medio de las distracciones mundanas contemporáneas. A veces, la codicia y las atracciones mundanas suelen arrastrar a los individuos hacia los deseos, haciéndolos crecer y aumentar. Sacrificar estos deseos y abstenerse de actos erróneos constituye un sacrificio, que es un sacrificio mayor que el sacrificio ritual de animales. Los ahmadíes de Pakistán o de cualquier otro lugar, que no puedan realizar esa forma tradicional de sacrificios, deben esforzarse por mejorar sus bondades y sacrificar sus deseos, pues Dios Altísimo recompensa esos sacrificios y los acepta.
Más allá de los derechos debidos a Dios, el siguiente aspecto importante -además de temerLe, amarLe y sacrificarse por Él- es el cumplimiento de los derechos de la humanidad. Abarcan numerosos deberes, incluidos los que se deben a padres, hermanos, cónyuges, suegros, hijos, vecinos, amigos y miembros de la comunidad. También están los derechos de las viudas, los ancianos, y el islam llega a estipular también los derechos de los enemigos. Actualmente, ciertos grupos están cegados de rencor, afirmando erróneamente que actúan en nombre del islam. No saben de las verdaderas enseñanzas del islam. Aunque se nos considere enemigos, el islam sigue exigiendo derechos para los enemigos. El islam también establece derechos para los esclavos, los sirvientes y los no musulmanes. Alegan que no somos musulmanes, pero hay derechos establecidos por Dios Altísimo incluso para los no musulmanes; ellos tampoco los cumplen, y sin embargo se consideran excelentes musulmanes. En Pakistán, nos consideran no musulmanes y usurpan todos nuestros derechos, a pesar de que Dios Altísimo afirma que las verdaderas enseñanzas del islam y las que se enseñan a través del ejemplo del Santo Profeta (sa), consisten en conceder a los no musulmanes los derechos que les corresponden.
El islam ha establecido muchos otros derechos, como los de los huérfanos, los necesitados y muchos otros. Sin embargo, hoy en día muchos musulmanes de a pie ignoran o usurpan estos derechos. Si seguimos su ejemplo, no habrá distinción entre ellos y nosotros. Cada ahmadí debe esforzarse especialmente por cumplir estos derechos. En lugar de preocuparnos por las restricciones en Pakistán o en otros lugares que nos impiden ofrecer un sacrificio, u ofrecer nuestra adoración abiertamente obstaculizándonos para ir a nuestras mezquitas para la oración congregacional, si estamos cumpliendo con los derechos de la humanidad, entonces el acto de cumplir con estos derechos adquiere el matiz de adoración, y al hacerlo, tales actos nos hacen receptores de la recompensa de Dios Altísimo. Por tanto, debemos prestar atención, reflexionar sobre ello y esforzarnos por conseguirlo.
Del mismo modo, debemos elevar el nivel de nuestra lealtad. En cualquier lugar, nuestro nivel de lealtad a Dios Altísimo debe aumentar. Después, al tiempo que cumplimos con los derechos que nos debemos unos a otros, nuestra lealtad mutua también debe alcanzar nuevas cotas. Los creyentes son como hermanos, y cuando uno de ellos es herido, el otro también siente el dolor. Para cumplir con el pacto de iniciación, tendremos que elevar nuestra lealtad al Baiat.
En cuanto al cumplimiento de los derechos mutuos, hay un Hadiz en el que el Santo Profeta (sa) dijo que los creyentes deben tratarse unos a otros con misericordia y amor. “En términos de bondad y compasión, los encontrarás unidos como un solo cuerpo; cuando una parte está afligida por el dolor, todo el cuerpo siente la agonía, de tal manera que se pierde el sueño y el cuerpo es invadido por la fiebre”. Este es el nivel que el Santo Profeta (sa) exhortó especialmente a los creyentes, para el cumplimiento de los derechos mutuos y debemos tenerlo presente. Sólo actuando así podéis alcanzar ese estatus que conduce a la cercanía de Dios Altísimo. Sólo nosotros podemos auto-examinarnos: ¿hasta qué punto actuamos en consecuencia? No es sólo el acto de sacrificar una cabra lo que complace a Dios Altísimo, sino que Él se complace en el cumplimiento de varios tipos de derechos. De hecho, Él nos lo ha ordenado. Si nos esforzamos en este sentido, nos convertiremos en receptores de las bendiciones de Dios Altísimo.
Del mismo modo, en una narración, se relata de Hazrat Anas (ra) que el Santo Profeta (sa) dijo: “Ninguno de vosotros puede ser un verdadero creyente hasta que desee para su hermano lo que desea para sí mismo”. Ahora bien, esta tarea de desear el bien para los demás no puede realizarse sin sacrificio; sólo es posible cuando uno guarda en su interior el deseo sincero de alcanzar la complacencia de Dios Altísimo. Este espíritu se encontró entre los Ansar durante la época del Santo Profeta (sa), hasta el punto que sacrificaron todo por el bien de los Muhallirin. Este acto suyo fue tan querido por Dios Altísimo, que lo mencionó en el Sagrado Corán y aceptó su sacrificio hasta tal extremo que se convirtieron en un ejemplo para el mundo hasta el Día del Juicio.
Asimismo, una narración de Hazrat Abu Hurairah (ra) afirma que el Santo Profeta (sa) dijo: “No podéis entrar en el Paraíso hasta que tengáis fe, y no podéis tener fe hasta que os améis los unos a los otros”. Así, la fe se ha vinculado al amor mutuo. El Santo Profeta (sa) dijo: “¿Queréis que os diga una cosa que, si la hacéis, empezaréis a amaros los unos a los otros?”. Y es: “Difundid entre vosotros el saludo de la paz”. De ahí que el amor mutuo y el saludo de paz hayan sido convertidos por Dios Altísimo en un camino hacia el Paraíso. Es un medio para alcanzar ese Paraíso. Si comprendemos ésto, sólo entonces podremos convertirnos en verdaderos creyentes. Los que saludan a los demás con paz no pelearán con ellos. El saludo de paz es, en efecto, un mensaje de paz. Cuando se actúa en consecuencia, se crea una atmósfera de amor y afecto. Cuando llevamos esto a la práctica, podemos acercarnos más a Dios Altísimo.
Como ya he dicho, esto tampoco puede ocurrir sin sacrificio. Si nosotros, como ahmadíes, entendemos este aspecto, entonces no seremos de los que usurpan los derechos de los demás, sino que seremos de los que se sacrifican y cumplen con los derechos de los demás. Como resultado, no sólo nos convertiremos en herederos del Paraíso del Más Allá, sino que también estableceremos una sociedad paradisíaca en este mundo. Especialmente en los tiempos presentes, los ahmadíes deben esforzarse por dejar de lado todos los motivos de queja y esforzarse por crear una sociedad hermosa, para que ningún oponente consiga sembrar la discordia en nuestras filas.
Así, para alcanzar las bendiciones de Dios Altísimo, debemos alabarLe, cumplir con los derechos de Su adoración y esforzarnos por cumplir con los derechos de Su creación. Debemos fomentar el amor, el afecto y transmitirnos mutuamente el mensaje de la paz. Cuando lo hagamos, seguiremos siendo receptores de las bendiciones de Dios Altísimo. Este debe ser nuestro esfuerzo: que cada uno sea leal para alcanzar la gracia de Dios Altísimo. Si somos así, cumpliendo los derechos mientras nos adherimos a los mandamientos de Dios Altísimo, entonces seremos beneficiarios de Su gracia y misericordia, seremos destinatarios de Sus recompensas, y también seremos aquellos que establecen una sociedad hermosa: una sociedad en la que cada individuo está dispuesto a ofrecer sacrificios por otro. Cuando prevalece dicho sacrificio mutuo, son precisamente esas acciones las que llaman nuestra atención sobre el verdadero sacrificio.
Dios Altísimo ha declarado que hagamos sacrificios; no es la sangre que Le llega, sino la rectitud que reside en ellos. Por lo tanto, si se nos ha prohíbido sacrificar cabras, debemos alcanzar los estándares de rectitud que nos lleven al nivel más alto y nos permitan recibir las bendiciones de Dios Altísimo. Por lo tanto, debemos esforzarnos siempre por seguir el camino de la rectitud.
El Mesías Prometido (as) declaró respecto a la rectitud:
“Toda virtud es aceptada solo cuando está imbuida de rectitud; de lo contrario, no es aceptada”.
Además, afirma:
“La vida es como un bloque de hielo, aunque lo cubras con mil capas, seguirá derritiéndose (puedes cubrirlo tanto como sea posible, pero seguirá derritiéndose). Por lo tanto, de la vida no se puede esperar, dado que siempre está menguando. Si cultivamos la rectitud en nuestro interior, solo entonces podremos acercarnos a Dios Altísimo, y solo entonces nuestros sacrificios serán aceptados. Puede que ofrezcamos ofrendas y, sin embargo, se nos considere entre quienes no las hacen. Otros aparentemente pueden sacrificar animales, pero sus sacrificios no son aceptados por Dios Altísimo, pues carecen de rectitud”.
Por lo tanto, debemos recordar siempre que todas nuestras acciones deben ser por la causa de Dios Altísimo. Él ha dicho: “¡Anunciad la buena nueva a los humildes! Quienes se humillan son los que heredarán las bendiciones de Dios Altísimo. Quienes muestran humildad, teniendo presentes los mandamientos de Dios Altísimo, son a quienes Él ha dado buenas nuevas. Quienes establecen la oración serán los receptores de las bendiciones de Dios Altísimo. Quienes alimentan al hambriento son los que recibirán las bendiciones de Dios Altísimo. Quienes ofrezcan sacrificios por la fe también serán los que recibirán las bendiciones de Dios Altísimo. Quienes siguen el camino de la rectitud y actúan según los mandamientos de Dios Altísimo, serán los destinatarios de Sus bendiciones”.
Por lo tanto, debemos recordar siempre que si inculcamos estos valores en nosotros mismos, incluso sin ofrecer sacrificios [de animales], seremos aceptados ante Dios debido a nuestras intenciones sinceras. Por otro lado, quienes ofrecen sacrificios, debido a sus malas intenciones, sus sacrificios se volverán en su contra.
El Mesías Prometido (as) afirma en un pasaje:
“La comunidad formada por el Santo Profeta (sa) estaba compuesta por individuos que poseían almas puras. Cada uno había sacrificado su vida por la fe. Ninguno de ellos vivió una vida de hipocresía. Cada uno de ellos cumplió con los derechos de Dios y los derechos de Su creación.
“Por lo tanto, recordad que Dios desea elevar a esta Comunidad (es decir, la Comunidad Musulmana Ahmadía, los seguidores del Mesías Prometido [as]) en los mismos ejemplos, e imbuirla con el color de los Compañeros. Quien adopte un estilo de vida hipócrita será finalmente separado de esta Yamaat (Comunidad)”.
El Mesías Prometido (as) afirma además:
“No ignoréis este rango, ¡oh gente!, y no ignoréis el secreto que se esconde en los sacrificios. Haced de los sacrificios espejos a través de los cuales podáis contemplar esta realidad. No olvidéis estas advertencias ni seáis como aquellos quienes han olvidado a su Señor y su muerte. Este secreto oculto ha sido aludido en la Palabra de Dios, donde el Dios Veraz le dice a Su Mensajero:
“Di: Mi oración, mi sacrificio, mi vida y mi muerte son todos para Al’lah, el Señor del universo”.
Así pues, reflexionad sobre cómo la palabra “sacrificio” se ha explicado mediante las palabras ‘vida’ y ‘muerte’, y a través de esto, ha sido iluminada la realidad del sacrificio. Cuando el estándar de adoración alcanza este nivel, se otorgan las recompensas del sacrificio.
Así pues, ¡oh gente de entendimiento!, reflexionad sobre esto. Quien comprende la esencia del sacrificio y lo ofrece con la sinceridad del corazón e intenciones puras, ciertamente se sacrifica a sí mismo, a sus hijos y a sus nietos. Para esta persona hay una gran recompensa, como la que hubo para Abraham (as) ante su Señor. A esta misma verdad se refirió nuestro Maestro Elegido, el Elegido de Dios, quien es el líder de los justos y el Sello de los Profetas, que después de Dios, él es el más veraz de todos.
En verdad, estos sacrificios son los peldaños sobre los que se llega a Dios. Borran los pecados y alejan las aflicciones. Estas son las enseñanzas que nos ha legado el Profeta de Dios (sa), quien es el mejor de toda la creación (la paz y las bendiciones de Dios sean con él). En estas benditas palabras, ha expuesto la sabiduría de los sacrificios de una manera tan articulada y completa que son como perlas.
Es una gran lástima que mucha gente no comprenda estos puntos ocultos y no actúe según esta exhortación. Para ellos, el Eid no significa más que bañarse, estrenar ropa y festejar al máximo. Sus familias, sirvientes e incluso esclavos se adornan y salen a la oración del Eid como nobles. Observaréis que su mayor alegría en ese día reside en la buena comida y la vestimenta delicada, para impresionar a los demás. No comprenden la esencia del sacrificio ni el propósito de la matanza de cabras y vacas”.
Así, permanecen absortos en festividades superficiales, en festines y espectáculos, pensando que solo esto constituye sacrificio. O tal como mencioné antes, sacrifican cabras [como ostentación]. Pero desconocen el verdadero propósito del sacrificio de cabras y vacas.
Estos son precisamente los asuntos que debemos esforzarnos por comprender. Quienes no han aceptado al Mesías Prometido (as) ofrecen sacrificios con esta mentalidad, pensando que al sacrificar animales cumplen el propósito del Eid. Sin embargo, el verdadero espíritu del Eid solo se realiza cuando uno sacrifica su ser interior, se reforma y cumple tanto con los derechos de Dios como con los de Su creación. Cuando logremos esto, solo entonces cumpliremos el verdadero objetivo por el cual Dios Altísimo nos ha ordenado celebrar el Eid del Sacrificio. De lo contrario, simplemente vestir ropa fina y comer comida deliciosa no logra ningún propósito verdadero.
Si tenemos esto en cuenta, nos convertiremos en quienes celebran el Eid en su verdadero sentido y alcanzaremos las bendiciones de Dios Altísimo. ¡Que Dios Altísimo permita que nuestro Eid no sea una mera exhibición, sino un Eid que cumpla con los derechos de Dios y de Su creación! ¡Que sigamos recibiendo Sus bendiciones!
Seguid orando para los hijos de los mártires, aquellos que ofrecieron sacrificios. ¡Que Dios Altísimo proteja a sus hijos y progenie, y les permita comprender la verdadera esencia de los sacrificios ofrecidos por sus seres queridos, no por un lucro mundano, sino únicamente por la fe! ¡Que nosotros también nos esforcemos por lograr lo mismo!
Asimismo, orad para quienes están encarcelados [debido al Ahmadíat], para que Dios Altísimo pronto les conceda la liberación. Además, como mencioné antes, especialmente en Pakistán, donde se han impuesto numerosas restricciones legales, orad para que Dios elimine estas dificultades y nos conceda la libertad de adorar abiertamente. ¡Que se eliminen todas las restricciones! ¡Que se nos conceda la oportunidad de ofrecer también los sacrificios físicos, incluyendo el sacrificio de animales, pero que también nos permita adquirir la verdadera comprensión y sabiduría para percibir el verdadero espíritu del sacrificio y hacerle justicia, para que podamos ir más allá del mero ritual de sacrificar animales! Cuando esto suceda, si Dios quiere, alcanzaremos esa posición elevada a la que Dios desea elevarnos, y por la cual hemos entrado en el Baiat (juramento de lealtad) del Mesías Prometido (as). ¡Que Dios Altísimo nos permita cumplir con su debido derecho y que verdaderamente alcancemos este objetivo y nos convirtamos en receptores de las bendiciones de Dios Altísimo!
Con esto, extiendo el Eid Mubarak a todos los que escuchan este sermón y a los presentes. ¡Que Dios Altísimo nos bendiga verdaderamente con este Eid, no con simples palabras, sino generando una transformación profunda en nosotros mismos, haciéndonos así merecedores de tales felicitaciones!
Ahora vamos a hacer “dua”.
