Jalifato: La promesa, la bendición, la salvación
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

Jalifato: La promesa, la bendición, la salvación

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Sermón del viernes 30-05-2025

Después de recitar el Tashahud, el Taawuz y el Surah Al-Fatihah, Hazrat Jalifa V del Mesías (atba) recitó los versículos 184 al 186 de la Surah Al-Baqarah y entonces dijo:

[árabe]

Por la gracia de Dios Altísimo, han pasado 117 años desde que se estableció el sistema del Jalifato en la Comunidad Ahmadía. Este sistema fue establecido en 1908, de acuerdo con las promesas de Dios Altísimo y las profecías del Santo Profeta (sa). De forma que, es un gran favor de Dios Altísimo sobre la Comunidad Ahmadía que formemos parte de un sistema acerca del cual Dios Altísimo había profetizado, que después del advenimiento del Mesías y Mahdi, comenzaría una nueva era, que sería la era del renacimiento del islam. Entonces, dentro de este mismo sistema, también comenzaría la época del Jalifato, acerca de la cual el Santo Profeta (sa) había hecho profecías muy claras.

La profecía del Santo Profeta (sa), que se menciona en un Hadiz, es la siguiente:

“El profetazgo permanecerá entre vosotros mientras Dios quiera, luego llegará a su fin, entonces se establecerá el Jalifato sobre los preceptos del profetazgo. Luego, cuando Dios Altísimo quiera, también se llevará esta bendición. Entonces, según Su decreto, se establecerá una monarquía. Cuando este período termine, se establecerá una monarquía tiránica, hasta que Dios quiera. Entonces Dios pondrá fin a ella también. Entonces, se establecerá el Jalifato sobre los preceptos del profetazgo. Y dicho esto, permaneció en silencio”.

Así pues, esta fue la profecía del Santo Profeta (sa), según la cual, por la gracia de Dios Altísimo, después de la llegada del Mesías Prometido (as), comenzó una nueva época de renacimiento del islam, y después de su fallecimiento, también comenzó la época del Jalifato. En la traducción de los versículos que recité, Dios Altísimo dice:

“Y juran por Al’lah con sus juramentos más fuertes que, si tú se lo ordenas, ciertamente avanzarán. Di: ‘No juréis; lo que se exige es obediencia en lo que es recto’. Ciertamente, Dios está bien informado de lo que hacéis.

Di: ‘Obedeced a Al’lah y obedeced al Mensajero’. Pero si os apartáis, sobre él será su carga, y sobre vosotros vuestra carga. Y si le obedecéis, seréis rectamente guiados. Y el Mensajero no es responsable sino de la clara transmisión del Mensaje.

Dios ha prometido a quienes de vosotros crean y hagan el bien, que les hará sucesores en la tierra, como los hizo de entre quienes les precedieron; y que establecerá para ellos la religión que les ha escogido; y a cambio les dará seguridad y paz después de su temor. Me adorarán y no Me asociarán nada. Entonces, quienes sean ingratos después de esto, serán los rebeldes.

Y ofreced la oración, pagad el Zakat y obedeced al Mensajero, para que se os muestre misericordia”.

Así pues, queda claro a partir de estos versículos que Dios Altísimo ha prometido a los musulmanes que el sistema del Jalifato se establecerá entre ellos.

El período del Jalifato bien guiado duró 30 años. Ahora bien, la promesa de Dios Altísimo no fue sólo por treinta años, sino que fue una promesa completa, y el mismo Santo Profeta (sa) lo explicó, como he expuesto del Hadiz, que existió el Jalifato sobre el precepto del profetazgo, luego hubo una monarquía, luego hubo una monarquía tiránica, y luego se establecerá el Jalifato sobre los preceptos del profetazgo, y esto se establecería en el tiempo del Mesías Prometido (as).

Así pues, nosotros los ahmadíes debemos recordar siempre este tema: al aceptar al Mesías Prometido (as) hemos prometido actuar según los mandamientos de Dios Altísimo, y una condición de esta promesa es que permaneceremos siempre apegados al Jalifato. Dios Altísimo no sólo nos ha llamado la atención hacia ello, sino que también nos ha ordenado hacerlo. Respecto a esto, el Santo Profeta (sa) también dio instrucciones. Por consiguiente, mientras permanezcamos apegados al Jalifato, continuaremos siendo receptores de las bendiciones de Dios Altísimo. Pero para esto también hay condiciones, tal como Dios Altísimo ha establecido en los versículos igualmente. Es necesario entonces que cumplamos estos prerrequisitos.

Antes de explicar estos prerrequisitos, leeré la declaración del Mesías Prometido (as) respecto a la persistencia del Jalifato.

En su libro “El Testamento”, afirma:

“Así pues, Él (Dios Altísimo) manifiesta dos tipos de Poder. Primero, Él muestra la Mano de Su Poder en las manos de Sus profetas. En segundo lugar, cuando con la muerte de un profeta surgen dificultades y problemas, y el enemigo se siente más fuerte y piensa que el caos ya es evidente y está convencido de que ahora esta Yamaat (Comunidad) se extinguirá e incluso a los miembros de la Yamaat les sobreviene la duda y sus espaldas se quiebran, y algunos desafortunados eligen caminos que conducen a la apostasía, entonces es Dios muestra Su Poder Extraordinario por segunda vez y apoya y cuida a la Yamaat sacudida. Así, quien permanece paciente hasta el final es testigo de este milagro de Al’lah. Esto es lo que sucedió en el tiempo de Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra), cuando la muerte del Santo Profeta (sa) fue considerada prematura y muchos beduinos ignorantes adoptaron la apostasía (es decir, la gente analfabeta, aquellos de las aldeas, se volvieron apóstatas). También los Compañeros (ra) del Santo Profeta (sa), afligidos por el dolor, parecieron enloquecer. Entonces, Dios erigió a Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra) y mostró, por segunda vez, la manifestación de Su Poder y salvó al islam, justo cuando estaba a punto de caer, y cumplió la promesa que se detalla en el versículo:

[árabe]

Es decir, después del temor, los restableceremos firmemente. Eso es lo que ocurrió también en la época de Moisés (as), cuando falleció de camino de Egipto a Canaan antes de llevar a los israelitas al destino previsto, de acuerdo con la promesa. A su muerte [la de Moisés (as)], los israelitas se sumieron en un profundo luto.

El Mesías Prometido (as) dice:

“¡Estimados amigos! Puesto que es la ‘Sunnatul’lah’ [la práctica de Al’lah] desde tiempo inmemorial, que Dios Altísimo muestre dos manifestaciones para poner fin a dos falsas alegrías de los adversarios, no es posible ahora que Dios renuncie a Su ‘Sunnah’ [práctica] de antaño. Así que, no os aflijáis por lo que os he dicho, ni que vuestros corazones se angustien, porque es esencial para vosotros también ser testigo de la segunda Manifestación, y su venida es mejor para vosotros porque es eterna” (aquí, de acuerdo con este Hadiz, el Mesías Prometido (as) ha identificado una manifestación eterna. Afirma que “cuya continuidad no terminará hasta el Día del Juicio”). Y esa Segunda Manifestación no puede venir a menos que yo me marche. Pero cuando yo me vaya, Dios enviará esa segunda manifestación que permanecerá siempre con vosotros tal y como Dios lo ha prometido en ‘Brahin-e-Ahmadía’. Y esta promesa no se refiere a mi persona; más bien, la promesa es con referencia a vosotros, como Dios dijo: ‘Haré que esta Yamaat, que son tus seguidores, prevalezca sobre todo el mundo hasta el Día del Juicio’. Por ello es inevitable que veáis el día de mi partida, para que después de ese día, llegue el día de la promesa eterna. Nuestro Dios es Aquél que cumple Su promesa, es Fiel y es el Dios Veraz. Él os mostrará todo lo que ha prometido. Aunque estos días son los últimos días de este mundo y hay muchos desastres que van a suceder, a pesar de todo es necesario que este mundo continúe existiendo hasta que sucedan todos esos hechos que Dios ha profetizado.

Yo he venido de Dios como manifestación del Poder Divino y soy una personificación de Su poder; y después de mi partida, habrá otras personas que serán la manifestación del segundo Poder [de Dios]. Así pues, mientras esperáis la segunda Manifestación de Su Poder, manteneos todos juntos ocupados en orar. Y que una Comunidad de justos, todos ellos, en cada país se mantengan ocupados en oraciones para que la segunda Manifestación descienda del Cielo y les muestre que su Dios es un Dios Poderoso”.

Ahora bien, aquí el Mesías Prometido (as) también declaró que esperando la segunda Manifestación, los miembros deberían reunirse y continuar orando juntos, y que en cada país, un grupo de individuos justos debería reunirse para orar. En el momento en que el Mesías Prometido (as) hizo esta declaración, la Comunidad Ahmadía existía principalmente en la India, y sólo unas pocas personas residían en el extranjero. Sin embargo, de alguna manera, también hizo una profecía: que en el futuro, la Yamaat se extendería a todos los países, ya que ordenó que estas oraciones se hicieran en todas las tierras.

Hoy estamos presenciando esa era: la Comunidad Ahmadía se ha extendido por todo el mundo, y en todas partes vemos profundos lazos de lealtad, amor y apego al Jalifato, incluso entre aquellos que viven en tierras lejanas. Vimos esto bellamente demostrado en el momento de la elección del Jalifato Quinto, cuando la gente de todo el mundo se unió y prometió su lealtad a la institución del Jalifato.

Si Dios quiere, este Baiat [juramento de lealtad] continuará también en el futuro. La gente seguirá realizando el Baiat, y de acuerdo a esto, Dios Altísimo continuará otorgándonos Su Gracia, porque esta es una promesa divina. Es una profecía del Santo Profeta (sa). Y también es una buena nueva que nos da el Mesías Prometido (as) a través de la revelación divina de Dios Altísimo.

Así pues, debemos permanecer firmemente apegados al Jalifato y estar dispuestos a hacer todos los sacrificios para el establecimiento y apoyo del sistema del Jalifato. Si continuamos haciéndolo, permaneceremos conectados al Jalifato hasta el Día del Juicio, nuestras futuras generaciones también permanecerán apegadas a él y continuarán recibiendo sus innumerables bendiciones.

Algunas personas tienen la impresión de que quizá el Jalifato de la Comunidad Ahmadía algún día se convierta en una monarquía. Sin embargo, esto es completamente contrario a la promesa de Dios Altísimo, la profecía del Santo Profeta (sa) –como se menciona en el Hadiz que recité– y las declaraciones del Mesías Prometido (as). Todo esto indica claramente que el Jalifato de la Comunidad Musulmana Ahmadía, si Dios quiere, seguirá siendo siempre un Jalifato espiritual y su sistema continuará hasta el Día del Juicio. Nunca llegará un momento en que pueda decirse que la monarquía se ha instalado en el poder.

Algunas personas que siembran discordia empiezan a sugerir que se ha instaurado una monarquía dentro de la Comunidad Ahmadía, pero eso nunca podrá suceder. Ésta es la promesa de Dios Altísimo y, si Dios quiere, el Jalifato espiritual siempre permanecerá establecido.

Dios Altísimo ha dicho:

“Ciertamente Él establecerá el Jalifato entre vosotros tal como lo estableció entre quienes os precedieron”. Esto no se refiere a un Jalifato monárquico, sino a un Jalifato espiritual, que Dios mismo ha puesto como ejemplo.

Como muestran el Sagrado Corán y la historia de los profetas, existía un sistema de Jalifato establecido directamente por Dios. Además de eso, hay otro sistema que Dios estableció, que comenzó con la era de los Jalifas rectamente guiados – y ese sistema continúa hasta el día de hoy-.

En una ocasión, Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib también escribió un artículo sobre este tema. Expresó la idea de que tal vez podría llegar un momento en que surgiera un sistema monárquico. Cuando Hazrat Musleh Maud (ra) se enteró de esto, refutó y rechazó enérgicamente esta idea y declaró firmemente que la monarquía nunca entraría en la Comunidad Ahmadía mientras la espiritualidad y la rectitud permanecieran establecidas, si Dios quiere. Y, en efecto, perdurará.

Afirmó además que las promesas que Dios Altísimo ha hecho al Mesías Prometido (as) -como él mismo declaró- no se cumplirán a menos que este sistema de Jalifato espiritual permanezca intacto. Por lo tanto, nunca surgirá en la Comunidad Ahmadía un sistema que pueda dañar o debilitar la institución del Jalifato.

Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib comprendió plenamente el estatus del Jalifato y se dedicó a él profunda y fielmente. Por tal motivo, no podía sostener una opinión contraria. De hecho, decía:

“Si alguna vez mantengo una opinión sobre un asunto y el Jalifatul Masih decide otra cosa, nunca permito siquiera que entre en mi corazón el pensamiento de que tengo una opinión personal”. Esta es la verdadera lealtad, la lealtad perfecta.

En cualquier caso, también desde esta perspectiva, debemos tener plena fe en las promesas de Dios Altísimo: que la institución del Jalifato es, por la gracia de Dios, un sistema que ha sido establecido de acuerdo con Su voluntad, y que continuará funcionando de acuerdo con esa voluntad divina. Ninguna forma de monarquía mundana entrará jamás en él.

El Jalifa de la Época se levanta en la oscuridad de la noche para orar por los miembros de la Comunidad, ¿hay algún rey en el mundo que haga algo así?

Así que, si tenemos esto en cuenta y actuamos en consecuencia, sólo entonces podremos alcanzar el éxito. Dios Altísimo ha prometido que esta [bendición] será concedida a quienes obedezcan a Dios y a Su Mensajero. Por esta razón, si hay personas entre nosotros que siguen obedeciendo los mandamientos de Dios y de Su Mensajero, seguiremos recibiendo una parte de esta promesa divina. Esas personas seguirán beneficiándose de ella. Sin embargo, si hay algunos que no lo hacen, entonces tales individuos serán apartados, pero la promesa de Dios nunca fallará, si Dios quiere.

Dios Altísimo ha dicho:

[árabe]

“Y si le obedecéis, seréis rectamente guiados y seguiréis recibiendo guía”.

Y luego Dios dice:

[árabe]

“Dios ha prometido a aquellos de entre vosotros que crean y hagan buenas obras ..”.

La medida de la fe y de las acciones justas ya ha sido definida en el versículo anterior: “poned el yugo de la obediencia completa sobre vuestros cuellos”. Sólo entonces seréis contados entre los verdaderos creyentes, sólo entonces surgirá el deseo de realizar acciones justas, y sólo entonces existirá la motivación para progresar continuamente haciendo el bien. Cuando se alcance este nivel, entonces seguiremos beneficiándonos de la bendición del Jalifato.

Así, para asegurar la continuación del Jalifato y obtener bendiciones de él, Dios Altísimo ha instruido a aquellos asociados con este Jalifato a obedecer a Dios y a Su Mensajero y a adherirse estrictamente a sus mandamientos.

Entre los musulmanes, la historia demuestra -y el Hadiz del Santo Profeta (sa) lo atestigua- que el verdadero Jalifato, conocido como Jilafat-e-Rashida, permaneció establecido sólo mientras la gente soportó voluntariamente el yugo de la obediencia. Una vez que abandonaron la obediencia, también fueron privados del Jalifato. Por esta razón, siempre debe recordarse que unirse a la Comunidad Ahmadía y beneficiarse de ella requiere que cada ahmadí se vincule firmemente con el Jalifato, le ofrezca completa obediencia, implemente los mandatos del Jalifa de la Época y mantenga una relación de lealtad hacia él. Sólo entonces tal persona recibirá la guía y las bendiciones que Dios Altísimo ha designado para aquellos que son verdaderos creyentes y están conectados con el Jalifato.

Esta institución divina del Jalifato es un sistema a través del cual Dios Altísimo por Sí mismo transforma los corazones. Este apoyo divino ha sido evidente en todas las épocas del Jalifato. Cuando Hazrat Jalifatul Masih I, Hazrat Maulana Nuruddin Sahib (ra), asumió el manto del Jalifato, recibió un apoyo divino especial que hizo que la gente le jurara lealtad.

Del mismo modo, durante la época de Hazrat Jalifatul Masih II (ra), vimos que a pesar de las numerosas pruebas y tribulaciones, el apoyo divino siguió siendo evidente, cumpliendo las promesas del Mesías Prometido (as). En consecuencia, la Comunidad Ahmadía se unió bajo una sola bandera, mientras que los que se oponían al Jalifato o a su perpetuación, quedaron marginados y disminuyeron en importancia.

Luego hemos sido testigos durante la era del Tercer Jalifa de cómo todos se unieron en una sola mano. Entonces presenciamos la era del Cuarto Jalifa, cómo la gente se reunificó, ya que ninguna calamidad pudo dispersar a la Comunidad. Del mismo modo, en la era del Quinto Jalifa -como ya he mencionado en varias ocasiones- fuimos testigos de una unidad sin precedentes, un ejemplo único que no se ha visto en ningún otro lugar, donde personas de tierras distantes se unieron y mostraron tal lealtad y devoción, que no tiene parangón.

Hoy en día, observad que la Comunidad Ahmadía es la única que permanece unida y sigue un sistema. Por la pura gracia de Dios Altísimo, aquellos que están ligados al Jalifato y esta Comunidad reciben continuamente inmensas bendiciones de Dios Altísimo. De hecho, se perpetran innumerables atrocidades contra los ahmadíes, especialmente en Pakistán y algunos otros países, y sin embargo, por la gracia de Dios Altísimo, permanecen firmes en su fe, creyendo que estas penurias no pueden alejarlos de su fe. A cambio, las bendiciones que Dios Altísimo derrama sobre ellos y sus futuras generaciones son incomparables. Considerad que, a pesar de la persecución de 1974 en Pakistán, la Comunidad no dejó de progresar y extenderse por todo el mundo. Del mismo modo, la legislación de 1984 contra la Comunidad no impidió su crecimiento. Aunque el Jalifa tuvo que abandonar la sede de Rabwah (Pakistán), ello no supuso ningún obstáculo para el progreso de la Comunidad. De hecho, después de haber partido, fuimos testigos de la gracia de Dios Altísimo bajo una nueva luz, ya que la Comunidad floreció aún más espléndidamente bajo el Jalifato, y fue colmada de Sus bendiciones, inaugurando así una nueva era.

Durante la era del Cuarto Jalifa, volvimos a ser testigos de un progreso notable, y este crecimiento continúa hoy en día, a pesar de las crueldades sin precedentes por parte del enemigo. Especialmente después de 2010, cuando los opositores lanzaron ataques a gran escala contra nuestras mezquitas y martirizaron a muchos ahmadíes, ha habido asesinatos periódicos, a veces más y otras menos.

Durante la era del Quinto Jalifa, hemos sido testigos de numerosos martirios; sin embargo, Dios Altísimo no ha permitido que la fe de la gente flaquee. Por la gracia de Dios, los creyentes siguen fortaleciendo su fe. Los miembros no sólo se mantienen firmes en su fe, sino que además aumentan en ella. Ciertamente, hay algunos cuya fe es más débil, entre los que hay quienes se apartaron; sin embargo, la mayoría permanece firme, recibiendo también las bendiciones de Dios Altísimo por otras vías. Muchos han tenido la oportunidad de emigrar y han sido bendecidos material y espiritualmente por Dios Altísimo.

Globalmente, en otros países, la Comunidad Ahmadía sigue expandiéndose con rapidez. Con ello se cumple la promesa de Dios Altísimo sobre el Jalifato, ya que hoy en día hemos establecido sedes de la Comunidad en 213-214 países. Por la gracia de Dios Altísimo, un grupo sincero de seguidores se ha establecido. Sorprendentemente, incluso quienes viven en zonas remotas demuestran una notable lealtad al Jalifato. He narrado numerosos incidentes anteriormente, destacando cómo la gente de lugares lejanos, de pueblos de África, mantienen su conexión con el Jalifato. A pesar de soportar pérdidas, esas personas se mantienen firmes en su fe.

En Dori, Burkina Faso, fueron martirizados recientemente entre ocho o nueve ahmadíes, que ofrecieron sus vidas con una fe inquebrantable. Sus descendientes y progenie permanecen firmes en su fe, declarando esa misma fe en el Mesías Prometido (as) que la de sus mártires, que sacrificando ellos sus vidas, han hecho que su progenie esté dispuesta a hacer lo mismo y muestran su disposición a sacrificarlo todo por el Jalifato y el establecimiento de su sistema. Los afectuosos mensajes que me envían me asombran, revelando que incluso quienes viven en zonas remotas -a quienes a veces consideramos incultos- poseen un intenso vigor en la fe, de tal modo que sus palabras, su pasión, su afecto y su amor por el Jalifato son incomparables. De hecho, es la gracia de Dios Altísimo la que está cumpliendo Su promesa de que el Jalifato permanecerá para siempre, y para mantener este sistema eterno, Él está inculcando la fe en los corazones de la gente y aumentándola continuamente.

Durante mi visita a un país africano, un hombre discapacitado con los brazos gravemente dañados me saludó, me apretó la mano con una fuerza asombrosa que parecía como si tuviera la mano sujeta con una pinza, y me expresó un amor tan profundo que me dejó atónito. Era asombroso ver un amor tan profundo a pesar de nuestra falta de familiaridad; era puramente por su amor al Jalifato. La gente al verme lloraba profusamente. Nunca me habían visto antes, ni me conocían -no había familiaridad- y, sin embargo, lloraban mientras me abrazaban de una manera asombrosa. Es una maravilla cómo Dios Altísimo ha impregnado sus corazones de amor por el Jalifato. Prometían que estaban dispuestos a ofrecer cualquier sacrificio para garantizar la perpetuación del Jalifato, y no era sólo una promesa, sino que estaban dispuestos a demostrar su disposición.

Cada año, numerosas personas -desde niños y mujeres hasta jóvenes y ancianos- escriben cartas en las que expresan un intenso afecto. Al observar su profundo amor por el Jalifato, uno se asombra de cómo Dios Altísimo ha inculcado en sus corazones un profundo amor por el Jalifato, la Comunidad y el Mesías Prometido (as), y lo devotamente preocupados que están por el progreso del islam. Estas son las cosas que Dios Altísimo ha proporcionado a través del Jalifato Ahmadía. Dios Altísimo nos asegura que permaneciendo firmes en la virtud y manteniendo acciones rectas, nos permitirá beneficiarnos continuamente de este bendito sistema.

En los mismos versículos, Dios Altísimo dice que un distintivo de quienes progresan en su fe es que no cometen “shirk” [asociación de socios con Dios]. Por esta razón, también es importante que nos protejamos siempre contra toda forma de “shirk”. Recientemente pronuncié un discurso ante el “Shura” (Consejo Consultivo) del Reino Unido en el que traté este tema con referencia a Hazrat Musleh Maud (ra); si tenemos ego u orgullo, ya sea como ostentador de un cargo o como cualquier otra persona -esto no va dirigido sólo a los que tienen cargos, más bien va dirigido a todos los ahmadíes- entonces el “shirk” se ha instaurado en ellos.

Si deseamos beneficiarnos verdaderamente de las bendiciones del Jalifato y si deseamos realmente convertirnos en los receptores de las bendiciones de Dios Altísimo, entonces debemos salvarnos de todas las formas de “shirk”, ego y orgullo y purificarnos de estas cosas. Los trabajadores de la Comunidad sólo pueden ser beneficiosos y útiles para la Yamaat cuando sus egos sean eliminados, cuando su orgullo sea eliminado, y trabajen únicamente para Al’lah y para alcanzar la complacencia de Dios.

Entonces, Dios Altísimo dice que estas personas son las que establecen sus oraciones y ofrecen Zakat (limosna). Luego, dice que son totalmente obedientes a Dios Altísimo y a Su Mensajero (sa). Esa es la gente con la que Dios Altísimo tendrá misericordia. Entonces, para alcanzar las bendiciones de la generosidad del Jalifato que Dios Altísimo ha otorgado a través del Mesías Prometido (as), cada ahmadí debe recordar el mandamiento de Dios Altísimo de que esta promesa de continuar la bendita institución del Jalifato o de alcanzar las bendiciones del Jalifato es para aquellos que muestran completa obediencia. Deben mantener siempre la adoración a Dios Altísimo en primer lugar, porque sólo son completamente obedientes a Dios aquellos que siempre recuerdan a Dios Altísimo y Le adoran. Como sabemos, cuando se trata de adoración, Dios Altísimo nos ha ordenado una y otra vez que establezcamos nuestro “Salat”. Establecer la “Salat” (oración) es extremadamente importante; todo ahmadí que se considere vinculado al Jalifato, aquel que desee vincularse al Jalifato o aquel que desee cosechar las bendiciones del Jalifato debe tener en cuenta que debe prestar la máxima atención al establecimiento de la “Salat” (oración).

En una ocasión, al explicar el significado de establecer la “Salat”, Hazrat Musleh Maud (ra) ha afirmado excelentemente que la mejor faceta de la “Salat” es la oración del viernes, durante la cual el imam pronuncia un sermón e imparte consejos. Considerando la condición del mundo, el Jalifa de la Época imparte consejos a varias naciones del mundo según las diversas necesidades que surgen y se desarrollan de vez en cuando, lo que desarrolla la unidad y acuerdo entre la gente. La atención de todos está puesta en el Jalifa de la Época.

Hoy vemos que esto ocurre de forma práctica. Ahora, a través de la MTA, percibimos cómo Dios Altísimo ha establecido un sistema por el cual el sermón que pronuncia el Jalifa de la Época se retransmite a todos los países del mundo, y se escucha y ve en todas las regiones, ciudades y pueblos. No es que el mensaje del Jalifa de la Época se limite a los que están sentados ante él, de hecho recibo muchas cartas de países de África, Turquía y Rusia diciendo que parece como si las cosas que digo estuvieran exactamente de acuerdo con sus circunstancias y al oírlas su atención se ha dirigido hacia su propia reforma. Sienten que la institución del Jalifato los ha unido verdaderamente a todos.

Por lo tanto, no es correcto pensar que las cosas que se dicen son sólo para los de mentalidad pakistaní o para ciertas personas de Europa. De hecho, por las cartas que recibo, es evidente que en todos los rincones del mundo, en todos los países, encuentran ciertos aspectos relacionables en las narraciones, que les dan una oportunidad para su propia reforma. Estos días estoy hablando sobre la historia islámica, sobre la vida del Santo Profeta (sa), en la que hay muchos aspectos que nos sirven de guía, y la gente se beneficia significativamente de ellos. Además, están aprendiendo sobre la historia islámica, sobre los fundamentos del islam. En la misma línea, también han aprendido sobre la vida de los Compañeros, al tiempo que han conocido el excelente ejemplo del Santo Profeta (sa) en diversas circunstancias. Hay algunos aspectos que son beneficiosos para la reforma personal, y la gente están beneficiándose de ello; esto es algo que otros también han expresado.

Por lo tanto, el Jalifato es el medio creado por Dios Altísimo a través del cual se ha establecido la unidad dentro de la Comunidad Ahmadía. Todos los ahmadíes de 215 países del mundo están unidos como uno solo y apegados a esta institución y se esfuerzan por su reforma interna.

Dios Altísimo también ha ordenado el pago del Zakat, que es muy necesario para purificar la propia riqueza. Esto es necesario para que uno purifique su riqueza,. Esto incluye también otras formas de sacrificios financieros. Hoy vemos que este sistema financiero sólo existe a través de la Comunidad Ahmadia. Es en obediencia al Jalifa de la Época que, ofreciendo contribuciones financieras, se satisfacen las necesidades de los miembros de la Comunidad y de las comunidades en general. Si hay escasez en un país, la resuelve otro país. Aunque la gente de África ofrece muchos sacrificios, sus circunstancias son tales que sus gastos son mucho mayores que su recaudación. De ahí que se envíen a África fondos de países extranjeros que permiten el funcionamiento de escuelas, hospitales, casas de misión y mezquitas. La gente de allí está muy agradecida por cómo Dios Altísimo les ha permitido formar parte del sistema [de la Comunidad] y beneficiarse de ella.

Cuando los opositores llegan a estos paises, hay ocasiones en las que dicen que deberían renunciar al Qadianismo, al Mirzaismo o al Ahmadía, ya que los ahmadíes no siguen las enseñanzas del islam. Sin embargo, la gente responde a los no ahmadíes que se les acercan diciendo que aún no les han enseñado nada. Por el contrario, dicen que la Comunidad Ahmadía ha venido a nuestras aldeas, pueblos y ciudades y ha construido mezquitas. También han prestado atención a nuestra educación proporcionándonos con escuelas, construido hospitales para nosotros y nos han enseñado la fe. Nos enseñan el Sagrado Corán, nos enseñan la traducción del Sagrado Corán, mientras que ellos [los no ahmadíes] no han hecho nada, y sin embargo vienen detrás de ellos para que se opongan a los ahmadíes y los declaren no musulmanes. Si los ahmadíes no son musulmanes, entonces nadie en el mundo puede considerarse musulmán. Esta es la respuesta de los nuevos conversos. Así que, es a través de la institución iniciada del Jalifato de que Dios Altísimo ha establecido el espíritu de sacrificio financiero en los corazones de la gente. A través de la institución del Jalifato, las contribuciones financieras y el Zakat se utilizan de la manera más apropiada y verdadera, mientras que también se cuida de los pobres, se satisfacen las necesidades de los necesitados y se lleva a cabo la labor de difusión del islam.

En cualquier caso, como he dicho antes, hay ciertas regiones que se enfrentan a dificultades debido a sus circunstancias, como Bangladesh, ciertos países árabes y africanos, y también Pakistán. Todavía hay otros lugares como Palestina. Los pocos musulmanes ahmadíes que viven allí hoy en día también se enfrentan a tremendas dificultades. En general, toda la nación de Palestina está atrapada en un estado terrible. Se están perpetrando atrocidades verdaderamente inhumanas contra ellos. ¡Que Dios Altísimo conceda a los palestinos la liberación de estas continuas crueldades a las que están sometidos! La intención real de sus crueles agresores es aniquilar por completo al pueblo palestino, y lo están consiguiendo. Sólo Dios puede resolver esto con Su misericordia. Sin embargo, los musulmanes ahmadíes entre ellos, a pesar de ver todas estas dificultades, siguen expresando gratitud por tener la institución del Jalifato, que, dicen, nos reconforta y trata de satisfacer nuestras necesidades.

Observamos en el mundo actual, tal como había advertido el Mesías Prometido (as), que descenderán muchas calamidades. Algunas son catástrofes naturales, mientras que otras son consecuencia de las equivocaciones y el ego del propio hombre, debido a lo cual el mundo se ve envuelto en la corrupción y el desorden, lo que da lugar a guerras y conflictos generalizados. Si estas personas siguen sin volver ahora su atención hacia Dios Altísimo, está a punto de caer sobre el mundo una destrucción que el Mesías Prometido (as) profetizó en repetidas ocasiones.

Así que, es el deber de aquellos que están apegados a la institución del Jalifato que se den cuenta de que deben salvar al mundo de esta destrucción, y cuando hacemos el pacto de salvar al mundo de la calamidad entonces también haremos esfuerzos para ello, atrayendo a la humanidad hacia Dios Altísimo, incluyendo utilizar todos nuestros medios y habilidades para llevar el mensaje del islam al mundo, y permanecer siempre dispuestos a sacrificar nuestras vidas, riqueza y tiempo, y forjar personalmente una conexión tan poderosa con Dios Altísimo que una gracia especial de Dios se convierta en el sello distintivo de cada musulmán ahmadí. Y debido a esta gracia, nos acerquemos a Dios Altísimo mientras intentamos salvar al mundo de la ruina. Cuando un ahmadí consiga esto, sus propias generaciones futuras también estarán protegidas, y también se salvará a sí mismo de las dificultades. Como estas calamidades y aflicciones están adquiriendo proporciones tan peligrosas, no se sabe qué formas hasta ahora inimaginables adoptarán en el futuro.

Así que recuerden siempre que la salvación de la humanidad reside ahora en establecer un vínculo con el Jalifato Ahmadía y que este Jalifato es la continuación de aquella promesa que Dios Altísimo hizo al Santo Profeta Muhammad (sa), y que el Santo Profeta (sa) profetizó que surgiría tras el advenimiento del Mesías Prometido (as). Entonces, es a través de este vínculo con el Jalifato Ahmadía que somos conducidos hacia Dios Altísimo, y es una cadena para continuar este sistema. Todo musulmán ahmadí debe esforzarse por lograr esto, pues cuando lo hagamos, Dios nos hará herederos de Sus bendiciones. Y esas bendiciones serán tan grandes que no descenderán sobre nadie más en el mundo.

El Mesías Prometido (as) afirma en una cita suya que presentaré aquí al final:

“No penséis que Dios permitirá que os desperdiciéis. Vosotros sois la semilla que la Mano de Dios ha sembrado en la tierra. Dios dice que esta semilla crecerá y florecerá, sus ramas se extenderán en todas direcciones y se convertirá en un gran árbol. Así pues, bendito es quien cree en lo que Dios dice y no teme las pruebas que sufre en Su camino. Pues la llegada de las pruebas es esencial para que Dios os pruebe y vea quién es veraz en su declaración del Baiat (pacto de iniciación) y quién es falso. Quien flaquea ante una prueba no le hará ningún daño a Dios y la mala suerte solo lo llevará al Infierno. Si no hubiera nacido, habría sido mejor para él. Pero todos aquellos que se mantengan firmes hasta el final —serán sacudidos por terremotos de calamidades, azotados por tormentas de infortunio, ridiculizados y burlados por la gente, odiados y vilipendiados por el mundo— finalmente saldrán victoriosos. Y se les abrirán las puertas de las bendiciones. Dios se dirigió a mí y me dijo que informara a mi Yamaat (Comunidad) que quienes creen, y su creencia no está adulterada con consideraciones mundanas, está libre de hipocresía y cobardía, y no se encuentra falto de obediencia en ningún nivel, esas personas son los favoritos de Dios. Dios dice que, en verdad, estos son aquellos cuya posición es la de la verdad”.

De modo que, es pura gracia de Dios Altísimo —como ya he mencionado— que en cada rincón del mundo, en cada país, Dios Altísimo ha provisto a la Comunidad Musulmana Ahmadía, al Mesías Prometido (as) y a la institución del Jalifato Ahmadía con individuos que están en constante crecimiento en el nivel de sus sacrificios. Las promesas hechas por Dios Altísimo al Mesías Prometido (as) se están cumpliendo ante nuestros ojos. El Mesías Prometido (as) declaró que Dios Altísimo le había prometido que este mundo no llegaría a su fin hasta que se cumplieran todas esas promesas divinas: algunas durante su vida y otras después de su fallecimiento; es decir, algunas durante la vida del Mesías Prometido (as), y otras después. Nosotros las estamos presenciando hasta el día de hoy. Quienes permanecen apegados a la institución del Jalifato también están presenciando esto, y si Dios quiere, continuarán presenciándolo en el futuro.

Por tal motivo, nos corresponde a cada uno de nosotros esforzarnos por inculcar la grandeza de Dios en nuestros corazones para ser receptores de las buenas nuevas que el Mesías Prometido (as) nos transmitió mediante la revelación divina y beneficiarnos de la promesa de la gracia de Dios Altísimo. No solo establecer esta grandeza en nuestros propios corazones, sino también en los corazones de los demás y en los corazones de nuestra progenie. Demostremos con nuestros ejemplos prácticos la Unidad de Dios y mostremos verdadera compasión por la humanidad. Y purifiquemos nuestros corazones de la malicia y el rencor, quienes recorren cada camino de la virtud, que protejan su fe, que manifiesten perfecta obediencia y que se esfuerzen continuamente por progresar en ella, para que ante Dios Altísimo seamos considerados veraces y nos convirtamos en verdaderos receptores de Sus promesas divinas.

¡Que Dios Altísimo nos conceda la capacidad de hacerlo! ¡Que Dios Altísimo nos permita estar siempre dispuestos a ofrecer todo sacrificio para el establecimiento del Jalifato Ahmadí! ¡Que cumplamos el pacto que hacemos en diversas ocasiones, que también forma parte del juramento en las organizaciones auxiliares y cuyos miembros también lo recitan! ¡Que Dios Altísimo traiga una era en nuestra vida en la que presenciemos la bandera de la Unidad de Dios Altísimo en todo el mundo y la gente entre en masa en la servidumbre al Santo Profeta (sa) y nos esforcemos por estar entre aquellos que demuestran una obediencia perfecta! Solo entonces será un día de verdadera felicidad y bendiciones, en el que podremos proclamar que estamos cosechando los beneficios de las bendiciones prometidas por Dios Altísimo con respecto al Jalifato. Esos serán los días que salvarán al mundo de la destrucción. ¡Que Dios Altísimo nos permita reformar nuestras condiciones y nos conceda la capacidad de difundir su mensaje al mundo!

Después de la oración del viernes, dirigiré dos oraciones fúnebres (con cuerpo ausente)

La primera es la del respetado coronel Dr. Pir Muhammad Munir Sahib, quien anteriormente trabajó como administrador del Hospital Fazl-e-Omar en Rabwah. Ha fallecido recientemente a la edad de 85 años.

[Árabe] ¡En verdad a Al’lah pertenecemos y hacia Él volveremos!

Por la gracia de Dios Altísimo, era Musi [miembro de la institución de Al-Wasiyyat]. Aceptó el ahmadíat en 1963 mediante investigación personal y se unió formalmente al sistema del Wasiyyat en 1967. Observando su conducta piadosa, sus padres también aceptaron el ahmadíat en 1991.

Tras retirarse del servicio activo, el coronel Pir Muhammad Munir Sahib tuvo la oportunidad de servir como Naib Amir del Distrito de Multan. En 2004, se trasladó a Rabwah y se consagró tras su jubilación. Inicialmente trabajó como médico general en el Hospital Fazl-e-Omar y posteriormente fue nombrado su administrador. Ocupó este cargo durante 12 años con gran sinceridad y compasión, cumpliendo con sus responsabilidades. Debido al deterioro de su salud, fue relevado de sus funciones administrativas en 2017, pero continuó ejerciendo como médico en el departamento de otorrinolaringología. Sirvió a la Comunidad como persona consagrada durante 19 años.

Su esposa, Amatul Malik Sahiba, nieta de Hazrat Dr. Mir Muhammad Ismail Sahib, afirma:

“Era un padre profundamente cariñoso, un esposo bondadoso y trataba a todos sus familiares con amor y bondad. Tenía un gran vínculo con la Comunidad y el Jalifato. Se esforzaba por cumplir con su waqf con la mayor honestidad”. Ella dice: “Estuve casada con él durante 60 años. Era extremadamente amable y se preocupaba por todos, incluyendo a mis padres, a mis hermanos y a los suyos. Para él, la humanidad siempre era lo primero. Incluso cuando llegaba tarde a casa y yo preguntaba, decía: ‘Otros se encargan de los archivos, que pueden dejar de lado a su antojo, pero mi trabajo es con seres humanos, y es mi deber atender sus necesidades’”.

Ella recuerda: “Un día, regresó a casa muy tarde. Cuando le pregunté por qué llegó tarde, dijo: ‘Había un empleado de limpieza, que ni siquiera era del hospital, que necesitaba una cirugía y no tenía a nadie que lo atendiera. Así que me quedé a su lado para cuidarlo’”.

Era regular en la oración de Tahayyud, el ayuno, el Salat y otras oraciones voluntarias. Observaba el ayuno todos los jueves. Como se mencionó anteriormente, su conducta devota impulsó a sus padres a aceptar el ahmadíat en 1991.

Su madre solía decir: “Creíamos, Dios no lo quiera, que los ahmadíes no creen en el Santo Profeta (sa) y solo creen en Mirza Sahib. Eso no me gustaba. Pero cuando vi que mi hijo ofrecía Tahayyud (oración voluntaria nocturna) y era regular en sus oraciones, comprendí que los ahmadíes no podían estar equivocados”. Así, su propia conducta se convirtió en un medio para que sus padres aceptaran el ahmadíat.

Debido a que aceptó el ahmadíat tras su propia investigación, era un ahmadí profundamente practicante. Su amor y reverencia por el Jalifato eran inmensos. Siempre se mantuvo firmemente apegado al Jalifato y aconsejaba a sus hijos que hicieran lo mismo, especialmente en momentos difíciles, instándolos a escribir al Jalifa de la Época.

No ansiaba ningún cargo ni rango; más bien, una vez me escribió diciendo: “Desígneme donde crea conveniente. Estoy listo para cualquier servicio”. Le sobreviven su esposa, tres hijas y muchos nietos.

¡Que Dios Altísimo le conceda Su perdón y misericordia!

La segunda mención es la de la respetada Salima Zahid Sahiba, esposa de Samiul’lah Zahid Sahib, misionero que actualmente presta servicio en Canadá. Falleció recientemente.

[Árabe] ¡En verdad a Al’lah pertenecemos y a Él volveremos!

Era “musia” y le sobreviven su esposo, una hija y tres hijos. Uno de sus hijos, Ataul Momin Zahid Sahib, es misionero y profesor en Yamia Ahmadía UK.

Ataul Momin Zahid Sahib escribe que, sin exagerar, su madre enseñó el Sagrado Corán a aproximadamente sesenta o setenta niños. ¡No! Fue el padre de Momin Zahid quien escribió esto; es decir, sin exagerar, enseñó el Sagrado Corán a aproximadamente sesenta o setenta niños. Tras el fallecimiento de ella, él continuó esta noble labor y enseñó el Sagrado Corán. De hecho, muchas personas de Ahl-e-Hadiz y Ahl-e-Sunnah reconocieron abiertamente que fue ella quien enseñó el Sagrado Corán a sus hijos.

Escribe que ella era muy bendecida, de carácter sencillo, leal y sincera. Siempre sirvió a los demás y priorizó a los necesitados sobre sí misma. Su hijo, Ataul Momin Zahid, afirma que incluso en momentos difíciles, priorizó ayudar a los demás antes que gastar en sí misma.

¡Que Dios Altísimo le conceda Su perdón y misericordia!

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