Tuve la oportunidad de conocer a Su Santidad (aba), Mirza Masroor Ahmad, durante el Yalsa Salana del 2016, realizado en la campiña del sur londinense. La primera impresión que tuve -más allá del aura religiosa que le rodea- es de qué transmitía mucha serenidad y sabiduría.
En la segunda ocasión que pude acercarme al Jalifa (en Guatemala en 2018) pude comprobar a través de su discurso que es un hombre profundamente comprometido por la Paz, no solo por el mensaje de la Comunidad Ahmadía sino por su propia convicción. El tenor de sus palabras (qué rige para millones de ahmadíes en todo el mundo) siempre ha sido de una búsqueda permanente de la armonía entre todos los hombres, sea cual sea su credo, color o ideología.
Este es el mensaje que el Quinto Jalifa (aba) de la Comunidad Musulmana Ahmadía ha logrado transmitir y consolidar durante su misión. Me he sentido feliz de poder conocer a un altísimo dignatario y a un auténtico líder religioso, que guía y ama a los suyos pero que también respeta y ama a aquellos que no profesan ninguna religión. Este es el mayor sello de todo líder o autoridad religiosa: transmitir y guiar en el amor al prójimo.
